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Viernes 29.11.19 EL NORTE DE CASTILLA
CLARA LUQUERO DE NICOLÁS
CARLOS GARCÍA CARBAYO
ALCALDESA DE SEGOVIA
ALCALDE DE SALAMANCA
Prestigio, g rigor g y compromiso con el castellano, la libertad y la cultura
Periodismo fuerte y libre para p una sociedad fuerte y libre
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D
rimero conocí mi provincia, más tarde la amé y, finalmente, cuando la vi acosada por la mezquindad y la injusticia, intenté defenderla». Estas hermosas palabras de Miguel Delibes, uno de los más grandes escritores en castellano del siglo XX, Premio Cervantes, director durante muchos años de El Norte de Castilla y todavía referente moral de nuestra tierra, tal vez expliquen por qué la prensa local y regional mantiene una envidiable vitalidad y haya sabido hacer frente a la crisis de los medios con mayor fortaleza y mejores perspectivas de futuro que el resto. Efectivamente, los medios locales y regionales empiezan conociendo su entorno y su gente, luego, amándolos y, después, defendiéndolos, estando junto a ellos. Identificándose con la sociedad a la que acompañan día a día. Son 165 años al servicio de su comunidad los que ahora celebramos. 165 años de evolución permanente, de adaptación a los desafíos económicos, políticos, sociales y tecnológicos, que no han sido pocos desde el año remoto de 1854. El respeto que toda la profesión periodística profesa a El Norte de Castilla va más allá del hecho, muy significativo por otro lado, de que estemos hablando del periódico más veterano de nuestro país. Ser el decano de la prensa española es un título que implica orgullo pero también responsabilidad. Porque El Norte ha sido siempre un periódico de prestigio, de rigor, de calidad en la palabra y de compromiso con el castellano. Como recordaba otro de sus ilustres directores, el también Premio Cervantes José Jiménez Lozano, El Norte nació en ese tiempo en el que los periódicos «guardaban aún el sabor
ilustrado del nacimiento de la prensa». Ese sabor ilustrado todavía continúa en el compromiso del medio con la libertad y con la cultura, algo que no es secundario en una comunidad como la nuestra. Y especialmente en una ciudad con vocación cultural como Segovia. Lo resume muy bien Delibes cuando explica que intentó «reivindicar al campesino, a nuestro labrador, su orgullo, su dignidad, el sabio empleo de nuestro idioma». La comunidad moderna que Castilla y León es ahora sigue necesitando de esa memoria colectiva que simbolizan El Norte de Castilla y su historia. Por ello, este periódico, junto con el resto de medios autonómicos, son uno de los principales elementos de vertebración de esta comunidad autónoma. En este sentido, no puedo dejar de destacar la excelente labor que ha llevado a cabo El Norte en Segovia, desde su implantación con una edición local en diciembre de 1992. Una labor que ha tenido un valor extraordinario para consolidar lazos de conocimiento y de pertenencia entre Segovia y el resto de la comunidad. Los 165 años que celebramos son una garantía en tiempos en los que la información se confunde con el entretenimiento, en tiempos de ‘fake news’, de noticias falsas que amenazan el mismo ejercicio de la democracia, que solo puede ejercerse teniendo acceso a una información veraz. Si un medio es capaz de resistir tantos años con una vitalidad y un prestigio semejantes, solo puede ser gracias a la confianza de sus lectores, gracias a su credibilidad. Justamente esa credibilidad, en tiempos de incertidumbre, es el mejor patrimonio y el mejor legado que estos 165 años dejan en esta cabecera ilustre. ¡Feliz cumpleaños!
ecía Arthur Miller que «un buen periódico es una nación hablándose a sí misma». Y es que su vocación de servicio es la razón de ser del periodismo, por encima de cualquier otra virtud: su curiosidad, su imparcialidad, su objetividad. En este 165º aniversario del diario ‘El Norte de Castilla’ quisiera destacar el importante papel que desempeñan los medios de comunicación en el desarrollo de la sociedad, en la defensa de nuestra Democracia y en la esperanza de construir un mundo mejor, más justo y humano. Unos objetivos a los que deben servir también todos los gobiernos democráticos. Desde los comienzos de la prensa, el periodismo y la política han convivido hasta el punto de que, a día de hoy, es difícil entender uno sin el otro. La política actúa, impulsa proyectos, pone en marcha medidas y procura facilitar la vida de los ciudadanos. Por su parte, la prensa narra, se convierte en testigo de los acontecimientos, al tiempo que genera opinión pública. Sin embargo, políticos y periodistas, gobernantes y comunicadores nos regimos por el mismo principio vocacional y de servicio público, por el empeño de tratar de mejorar las cosas. Siempre el interés general y el rigor debe guiar cada decisión política, en un lado, y editorial en el otro. Si queremos una sociedad fuerte, libre y con empuje para cambiar todo aquello que debe ser cambiado, es necesario que el periodismo también lo sea. Un periodismo con altura de miras, con criterio, capaz de transformar nuestro presente y futuro. Para ello, los medios de comunicación deben ser críticos, pero también tienen que ser capaces de reconocer todo aquello que se hace bien, para involucrar a los ciudadanos, para que se sumen al cambio que desde la política se lleva a cabo pensando en el
bien común. Para avanzar, las instituciones, los empresarios, los medios de comunicación y los ciudadanos debemos remar todos en la misma dirección y el puerto de llegada es seguir creciendo como región y como ciudad. Los tiempos han cambiado. Las tecnologías abren nuevas posibilidades, tanto políticas como comunicativas. La transparencia y la inmediatez constituyen una exigencia de la sociedad, ávida por conocer lo que pasa no ya a su alrededor sino en la otra parte del mundo. Internet ha irrumpido con fuerza en nuestras vidas y las ha transformado por completo. Las redes sociales son una nueva vía de comunicación y una forma más de acercarse al ciudadano, no sólo para informarles, sino también para conocer sus inquietudes y propuestas. Hoy más que nunca los medios de comunicación trabajan a contrarreloj. La imagen y el sonido han sabido enriquecer la información sin sustituir la arquitectura de las palabras. Pero esa rapidez, ese miedo a la página en blanco no pueden imponerse a los principios éticos del «mejor oficio del mundo», como Gabriel García Márquez definió al periodismo. El rigor debe seguir siendo el marco rector de todo medio de comunicación. Solo así el periodismo logrará imponerse al desgobierno de las ‘fake news’, de la desinformación, de las mentiras disfrazadas de noticias. Debemos saber aprovechar las ventajas de las nuevas tecnologías sin caer en sus peligros. Quiero felicitar a El Norte de Castilla por este significativo aniversario y a todos los que han formado parte de su redacción durante estos 165 años. Os deseo otros tantos de publicaciones, noticias, reportajes y entrevistas bajo el paraguas de la profesionalidad y la búsqueda de la verdad. Que el entusiasmo y la vocación rija siempre vuestra labor como servicio público.