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Viernes 29.11.19 EL NORTE DE CASTILLA
ÓSCAR PUENTE
MARIO SIMÓN
ALCALDE DE VALLADOLID
ALCALDE DE PALENCIA
El Norte de Castilla, Delibes y Valladolid
Profesionalidad e imparcialidad
H
ace ya 165 años, se dice pronto, El Norte de Castilla iniciaba su cita diaria con los lectores, encuentro al que el decano de la prensa española se ha mantenido fiel desde entonces. Mucho ha cambiado el periódico a lo largo de estas dieciséis décadas y media, al igual que lo ha hecho Valladolid; pero lo que no se ha alterado en todo ese tiempo es la estrecha comunión que, desde el principio, se estableció entre El Norte y a la sociedad vallisoletana. Es más, ese fuerte vínculo se ha ido fortaleciendo hasta llegar a nuestros días, en los que el diario se puede considerar como una de las enseñas principales de la ciudad, como si de la iglesia de La Antigua o del Campo Grande se tratara. La larga y fecunda trayectoria de El Norte de Castilla da a pie a recordar, con ocasión de este celebrado aniversario, a muchas personas valiosas y acontecimientos singulares ligados íntimamente a la historia de este periódico, y sobre las que se podría poner el foco con todo merecimiento. Entre tantas posibilidades que se me ofrecen, aprovechando que el Pisuerga pasa por aquí cerca, y metidos en conmemoraciones, quiero destacar en estas líneas a un gran hombre, al que siempre he admirado, que desde su puesto de director del diario contribuyó, en tiempos grises, nada fáciles, a aumentar, con su compromiso y profesionalidad, la grandeza del rotativo vallisoletano. Si este año El Norte de Castilla cumple su 165 aniversario, en unos meses vamos a evocar otra fecha importante para Valladolid, cual es el centenario del natalicio de nuestro ilustre paisano Miguel Delibes, que tan vinculado estuvo al periódico. Y es precisamente esa faceta suya de periodista la que quiero resaltar. El compromiso de Delibes con El Norte fue intenso y duradero, siendo esta vinculación un ejemplo de que la fidelidad era un rasgo de su personalidad. En este sentido, él mismo reconocía: «He sido fiel a un periódico, a una novia, a unos amigos…, a todo en lo que me he metido».
Sus comienzos en el periódico fueron como dibujante, faceta en la que se inició en 1941; si bien al año siguiente ya publicó su primer artículo y en 1944 fue contratado como redactor. Empezaba así la brillante carrera periodística de Miguel Delibes, que pronto le llevó a alcanzar puestos de responsabilidad. En efecto, en 1952 fue nombrado subdirector y entre 1958 y 1966 ocupó los cargos de director, primero interino y luego titular, y delegado del Consejo de Redacción. En esos años, bajo la batuta de Delibes, El Norte vivió una de las épocas doradas, en cuyas páginas escribían periodistas de la talla, por citar solo a algunos, de José Jiménez Lozano, Manuel Leguineche, José Luis Martín Descalzo, Javier Pérez Pellón, César Alonso de los Ríos, Francisco Umbral… Pero fueron esos también tiempos duros para Delibes, en los que sufrió reiteradamente las consecuencias de la censura que imponía el régimen franquista. Por ello, hacen justicia al gran escritor las palabras de Carlos Aganzo, que también fuera director del periódico, cuando dice que la historia de Delibes como director de El Norte de Castilla «es la historia de la lucha de la palabra contra la censura», o las de César Alonso de los Ríos, que alababa «su empeño por estar a la altura de una sociedad que comenzaba a querer desembarazarse del corsé autoritario». Los enfrentamientos de Delibes con la censura –son legendarios sus problemas con el entonces ministro de Información, Manuel Fraga– tuvieron sus consecuencias para el autor de ‘Las Ratas’, hasta el punto de que, en 1966 tuvo que dejar definitivamente la dirección de El Norte, si bien siguió vinculado al diario como miembro de su Consejo de Administración. Ahora, cuando se cumplen los 165 años de El Norte, no está de más que recordemos a una de las personas que los vallisoletanos identificamos con ese periódico tan nuestro. Miguel Delibes, un ejemplo de dignidad personal y de compromiso con su profesión y de defensa de la libertad mediante el ejercicio del periodismo.
L
a celebración de cualquier aniversario siempre es un buen motivo de alegría, y más en esta ocasión en la que se conmemora y celebran los 165 años de uno de los periódicos con más vida e historia de la prensa española: El Norte de Castilla. En este periodo de tiempo tan amplio –más de siglo y medio de vida– El Norte de Castilla, como periódico diario de información general, tiene un lugar destacado en la historia del periodismo español. Y a esa amplia historia creo que también hemos contribuido un poco los palentinos y formamos parte de la misma. La relación entre Palencia y El Norte de Castilla bien puede decirse que es tan antigua como antigua es la vida de esta publicación diaria. Bien porque nació en la ciudad neurálgica de nuestra comunidad, bien por su proximidad a Palencia, lo cierto es que quien se adentre en la hemeroteca de este periódico podrá encontrar y leer noticias relacionadas con nuestra ciudad y sus vecinos desde los primeros años de existencia de El Norte de Castilla. Y cuando me refiero a un ejercicio de rebusca en las páginas de El Norte, no solo me estoy refiriendo a noticias palentinas acaecidas en el siglo pasado, sino al siglo anterior al pasado, porque la vida y existencia de este rotativo ya ha transcurrido en tres siglos distintos. Cuando hace más de tres décadas los entonces propietarios de El Norte de Castilla tomaron la iniciativa de poner en manos de los palentinos una edición propia para esta provincia creo que fue todo un acierto. No tan solo porque El Norte de Castilla vino a ampliar la oferta informativa de mis paisanos, sino porque aquella edición suponía un paso más hacia adelante en la buena relación que el entonces ya centenario El Norte de Castilla y Palencia venían manteniendo desde hacía muchos años. La historia del periódico es, también, la historia y el recuerdo de todos los periodistas que durante tan largo periodo de
tiempo hicieron posible la presencia de Palencia en las páginas de El Norte. Siendo imposible recordar y citar el nombre de todos los corresponsales que a lo largo de más de siglo y medio suministraron a El Norte de Castilla de noticias acontecidas en Palencia, sí deseo recordar especialmente al escritor Teófilo Ortega, al poeta Eusterio Buey, y al periodista Mariano del Mazo; sin olvidarme de Conrado Sabugo, José Pérez Llorente y Javier García Escudero. También es obligado recordar a todos los profesionales que durante años han trabajado en la edición de Palencia de El Norte de Castilla. Desde los que empezaron en la delegación ubicada en la calle de José Zorrilla (por cierto, gran vallisoletano -¡qué casualidad!- pero con ascendencia y raíces palentinas) hasta la plantilla de los profesionales que hoy hacen posible que cada mañana El Norte de Castilla saque a la calle su edición palentina. Debo dar las gracias a todos los que trabajan y han trabajado en esta edición. Y debo darles las gracias por varios motivos, fundamentalmente dos: por su profesionalidad y su imparcialidad. Porque la redacción de El Norte de Castilla en Palencia nunca ha dejado de tener presente que, como auténticos y buenos periodistas, se deben a la verdad y al servicio que prestan a la vecindad que cada mañana acude a ver y leer lo que El Norte nos cuenta en sus páginas. Los años han pasado y los tiempos han cambiado. Hoy, al igual que ayer, y con la rivalidad que el papel tiene frente a internet y las redes, los profesionales de El Norte de Castilla en su redacción de Palencia, continúan haciendo un periodismo de calidad, adaptado a los nuevos soportes. Y aunque el periódico sigue siendo un producto que se elabora hoy para ser consumido mañana, la hemeroteca siempre nos permitirá retroceder en el tiempo para ver y leer lo que ocurrió, lo que fue noticia y lo que ya es historia; como historia son los 165 años de El Norte de Castilla.