Propuestas en un mundo cambiante

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Sábado, 01.11.14 Número CLXXXI

SOMBRA CIPRES LA

DEL

A L E D A O R R U T O L IF CU GOS R U B

Propuestas en un mundo cambiante ¿Puede la cultura ayudar a resolver o siquiera sobrellevar los retos sociales de nuestro tiempo? Varios expertos responden [P2]


2 LA SOMBRA

DEL CIPRÉS

HABLANDO DE CULTURA

Sábado 1.11.14 EL NORTE DE CASTILLA

El conocimiento, ¿adorno o refugio?

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a en el siglo III, en tiempos de Alejandro Severo, el gran doxógrafo griego Diógenes Laercio aseguraba que «la cultura es un adorno en la prosperidad y un refugio en la adversidad». Nada más cierto. En el torbellino de pérdidas que sufre la sociedad de nuestro tiempo, la europea en general y la española en particular, todavía nos cuesta identificar cuáles son las más dolorosas. Pensamos

CARLOS AGANZO

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siempre en primer término en la pérdida económica. Inmediatamente después nos damos cuenta de que esta pérdida económica en lo que realmente incide es en la amenaza de nuestro estado del bienestar. Incluso llegamos a ser conscientes del retroceso que sufren nuestros derechos civiles, ganados con tanto esfuerzo y tesón a lo largo de las generaciones, a causa de este mismo proceso destructor. Pero no terminamos de dar-

nos cuenta de que lo que verdaderamente está en peligro es nuestra cultura, nuestro modo de vida, nuestra civilización. En los tiempos de prosperidad nos enseñaron a concebir la cultura no como una necesidad, no como la aspiración mayor del ser humano en su vida personal y en su modo de relacionarse con los otros, sino meramente como un adorno, como un entretenimiento, como un elemento

superfluo en un sistema marcado por otros parámetros más materialistas. Y así nos ha ido. Sin embargo, ahora que vivimos plenamente instalados en la decadencia, empezamos a darnos cuenta de que ya no es posible seguir confundiendo el medio con el fin. Y el fin para el que trabajamos, para el que nos esforzamos, para el que vivimos, en definitiva, no es en ningún caso el de generar industrias y riquezas por sí mismas, sino más bien para mantener un modo de vida, unas costumbres, un grado de desarrollo intelectual, artístico y científico acorde con nuestras aspiraciones y con nuestro tiempo. Porque cultura significan tanto los poemas, las películas, las obras de teatro, las exposiciones de artes plásticas o la música que suena en nuestros oídos y conforta nuestros corazones, como los diseños de los automóviles y los edificios de nuestras ciudades, las nuevas

tecnologías o las grandes investigaciones que nos permiten estar con mayor dignidad sobre la tierra. Esa lucha eterna del hombre por superar la intemperie, por «defendernos» de la parte más cruel de la naturaleza, como decía Sigmund Freud. Todo esto explica que en estos momentos de quiebra económica, intelectual y espiritual la cultura deje de ser un ornato, un aditamento, para convertirse en un refugio; en la verdadera sustancia de la resistencia. De todas estas cosas se hablará, de la mano de algunas de figuras extraordinariamente relevantes, en el Foro de la Cultura de Burgos. Un foro que, curiosamente, prácticamente coincide con unas magníficas jornadas sobre la crisis de la cultura en el seno de la Universidad de Valladolid. Nunca con mayor urgencia ni necesidad. ¿Tiene futuro nuestra cul-

Un paisaje a contraluz Alrededor de la palabra cultura se agolpan las contradicciones. El Foro de Burgos planteará preguntas y buscará respuestas ANGÉLICA TANARRO

blogs.elnortedecastilla.es/calle58/ @angelicatanarro/twitter.com

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e qué hablamos cuando hablamos de Cultura? Los grandes avances científicos y técnicos ¿han dado como resultado una sociedad más culta? ¿Cómo puede contribuir la cultura entendida en su acepción tradicional como el gusto por las bellas artes a los grandes retos que en esos campos y otros como los desequilibrios y las injusticias sociales tiene planteada la sociedad? ¿Mayor

transmisión de datos a mayor velocidad es sinónimo de mayor información? ¿Qué porcentaje de toda esa información se puede considerar relevante desde el punto de vista cultural? ¿La ausencia de fronteras contribuye a elevar el conocimiento o por el contrario la mayor homogeneización derivada de un mundo global está contribuyendo la pérdida de la diversidad cultural? ¿Cuáles son los parámetros de la rentabilidad de


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tura? O, mejor dicho: ¿cuál es el futuro de nuestra cultura? Tal vez, ante lo vertiginoso de los cambios, de nuevo los apocalípticos se han apresurado a hablar no ya de quiebra o de ruptura, sino directamente de destrucción de un modo de vida que, con mayores o menores transformaciones, habíamos conseguido mantener desde la Antigüedad hasta nuestros días. Los más integradores, sin embargo, admiten que muchos de nuestros principios, muchas de las bases de la civilización que conocieron nuestros padres y abuelos ya nunca volverán a ser los mismos, si bien la parte sustancial de nuestro conocimiento, de nuestra cultura, no sólo se mantiene, sino que lo que en realidad está haciendo es depurarse, liberarse de todo ese carácter accesorio con el que lo velaron los excesos de nuestro estado del

lo que llamamos cultura? En medio de la velocidad a la que se producen hoy en día los acontecimientos, sobre los que es muy difícil pararse a reflexionar, el I Foro de la Cultura de Burgos propone precisamente eso: una parada para la reflexión, el intercambio de ideas y el debate de los posibles caminos de futuro. Y ello con vistas a encontrar las posibles respuestas a estos y otros interrogantes. Vivimos épocas de grandes contradicciones. Veamos algunos ejemplos del día a día en la acepción más cercana del término. Se dice casi hasta el tópico que las actuales generaciones de jóvenes son las más preparadas de la historia de España y puede que, como todo tópico, tenga una parte de verdad. Pero todo aquel que se ha enfrentado en un aula universitaria a esos jóvenes que en poco tiempo serán médicos, ingenieros, periodistas o arquitectos, eso sí, casi en la práctica totalidad (y afortunadamente) bilingües o trilingües, habrá constatado el cada vez más escaso bagaje cultural que les asiste y que sí asistía a generaciones anteriores como la base indispensable para enfrentarse a los retos cada vez más complejos de la sociedad. Estrechamente ligado a lo anterior, está el hecho del abandono de las Humanidades en los planes de estudio y la pérdida de prestigio social de carreras universitarias consideradas poco rentables

de cara al futuro, con la consiguiente reducción del alumnado en las facultades antiguamente llamadas ‘de letras’. En otro orden de cosas, y pese a las campañas de promoción institucionales, el índice nacional de lectura es todavía inferior al de la media europea y eso en un país donde, por contra, se edita mucho. Aunque si siguen leyendo unas páginas más adelante en este mismo suplemento se encontrarán con la queja del pensador francés Alain Finkelkraut sobre la bajada del número de lectores en Francia.

Las contradicciones transitan por paisajes en los que la palabra cultura conserva aún cierto prestigio

bienestar. En cualquiera de los dos casos, para definir un orden nuevo o para salvaguardar lo mejor de una herencia labrada a través de muchos siglos, lo que parece evidente es que la única actitud posible es la de la educación, la reflexión, la creatividad y la generosidad. El bien que buscaba Platón y que no ha dejado de buscar ninguna de las culturas que se han desarrollado sobre el viejo planeta Tierra. Como refugio y como resistencia; como camino personal y como actitud colectiva; como integración del pasado, superación del presente y compromiso con el futuro, la cultura tiene hoy más importancia que nunca. Así ocurrió en todas las grandes inflexiones de la historia (y ésta sin duda lo es para nuestra civilización), y así seguirá siendo, al menos mientras el ser humano siga teniéndose a sí mismo por tal.

Las salas de proyecciones tienen que apurar la imaginación para llevar espectadores al cine. La fiesta del cine,es decir, la promoción de entradas a mitad de precio que en su última edición en Castilla y León ha contabilizado 105.000 espectadores, sirve para equilibrar la balanza del año, y la desolación habitual de las salas, salvo cuando un producto bien colocado en el mercado con una ‘agresiva’ y certera campaña de publicidad lo convierte en ‘tendencia’. Mientras, el arte contemporáneo sigue siendo un lenguaje prácticamente incomprensible para un amplio sector del público y la arquitectura más vanguardista mantiene con él una relación de amor odio.

Público y públicos Recientemente, el mundo de la cultura ha pasado por la decepción de saber que la tan ansiada Ley de Mecenazgo, a la que desde muchos sectores ahogados por la crisis económica se miraba como única tabla de salvación, seguirá siendo un deseo incumplido. Mientras, uno de nuestros creadores más prestigiosos a nivel internacional tomó la decisión de renunciar al premio Nacional de Música, en desacuerdo por la desafección que a su juicio muestra el Gobierno (y no solo el actual) por la cultura en general y por la música en particular. Su posición con un indudable matiz ético, además de estético, es un oasis en tiempos de ‘sálvese el que pueda’.

Son algunas caras del poliedro. Pero no se trata de pintar solo un panorama sombrío. Las contradicciones a las que antes me refería transitan por paisajes en los que la palabra cultura aún conserva un cierto prestigio, o un cierto ‘glamour’. Nada más que ver el interés con el que nuestros políticos al frente de las instituciones públicas dejan clara su preocupación por el asunto, aunque siempre acabe manifestándose en espectáculos pretendidamente de masas en detrimento de otras manifestaciones de más calado que en otros tiempos sí formaban parte del programa institucional. Quizá

porque, como asegura Zygmun Bauman en su libro sobre ‘La cultura en la modernidad líquida’, «la cultura ya no busca iluminar al pueblo sino seducir al público». Público (y públicos), un concepto talismán en las nuevas concepciones culturales siempre, desde la oficialidad, pendientes de las cifras, de la cuenta de resultados. Una corriente que los medios de comunicación se han apresurado a hacer suya, primando en más ocasiones de las necesarias la cantidad sobre la cali-

dad de los planteamientos. Por todo ello, hay que dar la bienvenida a una iniciativa que desde múltiples perspectivas, disciplinas y visiones de la realidad pretende poner sobre la mesa el presente y el futuro del papel de la cultura en la sociedad. Y hacerlo desde la reflexión, sin planteamientos estridentes, sino como una invitación al fructífero intercambio de posiciones. La cita es en Burgos a partir del jueves próximo. Y todo indica que algo bueno puede salir de la experiencia.


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HABLANDO DE CULTURA

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La arquitectura de la colaboración

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ecientemente, Frank Gehry, conocido arquitecto autor del Museo Guggenheim de Bilbao, vino a Oviedo para recibir el Premio Príncipe de Asturias de manos de los Reyes. Reconocer con ese prestigioso galardón la labor compleja, importante y muchas veces muy difícil de los arquitectos es una fuente de satisfacción para muchos que trabajamos en torno a la arquitectura. Se trata de una profesión que conlleva mucha responsabilidad, ya que un edificio puede afectar a la vida cotidiana de muchas personas durante décadas. En una entrevista con la prensa antes de la ceremonia de entrega, Frank Gehry respondió a la pregunta de un periodista en torno a la «arquitectura de espectáculo» sin mediar palabra alguna, pero con el gesto de la ‘peineta’. Esa respuesta silenciosa daba un mensaje más fuerte que muchas palabras, sumamente desafortunado a mi

modo de ver. Para muchos tenía un significado de arrogancia, poca elegancia y, una vez más, señalaba la incomunicación que a menudo existe entre arquitectos y sociedad. Un arquitecto que debía reflejar calidad, creatividad y excelencia en cada obra construida y contribución a la sociedad –por eso recibía el Premio– recalcó por su gesto, una vez más, la distancia que muchas veces separa a los arquitectos de los demás. ¿Por qué la confusión sobre el papel de los arquitectos y el papel de la arquitectura en la sociedad? La obra arquitectónica siempre ha tenido múltiples objetivos. A veces se prima la faceta artística, donde el arquitecto se expresa a sí mismo. Otras veces, se justifica una construcción exclusivamente por su funcionalidad, sin exigir un componente más transcendental, cultural o de buen diseño. No cabe duda de que

MARTHA THORNE

Vicedecana de IE School of Architecture and Design y directora ejecutiva de los Premios Pritzker

hay muchos arquitectos en España que logran un equilibro en las múltiples exigencias de una obra para producir un resultado bien construido, funcional, bello, útil, sensible a su entorno, sostenible y que es, a su vez, una expresión de la cultura y del tiempo actual. Sin embargo, lo que es preocupante son las exigencias, muchas veces por parte de los que encargan las obras, para valores no intrínsecos a la arquitectura. Es decir, la demanda para un edificio espectáculo por encima de todo, o un edificio como símbolo de poder, o un edificio por su valor mediático, o un edificio especulativo por su capacidad de generar ingresos. Cuántas veces se han inaugurado edificios pensando en plazos cortos, por ejemplo en elecciones o en un acontecimiento puntual, como una exposición internacional, olvidándose de su uso, de su mantenimiento y

su sostenibilidad a largo plazo. Cuando esas exigencias –que yo llamo secundarias– ocupan un primer lugar sin tener en cuenta ni la complejidad de la arquitectura, ni su potencial para contribuir a la calidad de vida de las personas que viven y experimentan ese edificio, entonces estamos menospreciando la arquitectura y confundiendo su verdadero papel y potencial. La profesión de arquitecto está evolucionando y el concepto de ‘colaboración’ es un aspecto positivo de ese cambio. Hoy en día, se habla mucho del trabajo en equipo, reconociendo los distintos papeles de todos los miembros del equipo, papel en contras-

17:00 a 18:30 Centro Cultural Cordón. ActivaCciones Bloque I. INNOVACIÓN PARA UN CAMBIO SOCIAL: Goteo, Mmodulus, Trafi cantes de Sueños. 18:30 Fórum Evolución. Mesa de debate. CULTURAS PARA LA INFORMACIÓN: LA CULTURA Y SU TRATAMIENTO INFORMATIVO EN LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN. Modera: Samuel Martín, director de Cultura y Sociedad de RTVE. Intervienen: Borja Hermoso, jefe de Cultura de ‘El País’; Laura Revuelta, redactora jefe de ‘Abc Cultural’; Angélica Tanarro, jefa de Culturas de El Norte de Cas-

tilla; Tomás Fernando Flores, director de Radio 3 y César Combarros, redactor de Cultura de la Agencia Ical. 19:00 a 20:30 Centro Cultural Cordón. ActivaCciones. Bloque I. INNOVACIÓN PARA UN CAMBIO SOCIAL: Attac, Ciudadanía 2.0, VIC [Vivero de Iniciativas Ciudadanas]. 20:30 Teatro Principal. Concierto: THE VEGETABLE ORCHESTRA.

A veces son preocupantes las exigencias de los que encargan las obras, la demanda de edificios espectáculo

te con la arquitectura de autor. Nuevas tecnologías y técnicas significan que los arquitectos están más estrechamente unidos a los colaboradores: ingenieros, constructores, arquitectos técnicos, historiadores, artistas, entre otros. Donde reside la esperanza más potente, a modo de entender la situación actual, es en la colaboración real y estrecha entre cliente, arquitecto y sociedad. Cuando entendemos que la relación entre el equipo profesional, cliente (sea público o privado) y la sociedad (o ‘stakeholders’) comienza antes de dibujar ninguna raya y continúa hasta después de inaugurar edificio, entonces creo que podemos esperar una arquitectura de mayor calidad, utilidad y aprecio. El dialogo, desde un principio, y un proceso abierto pueden, sin duda, enriquecer el proyecto de una forma real (en contraste con las opiniones, a veces superficiales, de ‘me gusta’ o ‘no me gusta’). De la misma forma, pueden contribuir a un mayor aprecio hacia el complejo trabajo de los arquitectos, recalcando a su vez la responsabilidad del cliente y la sociedad en exigir el buen diseño para todas las obras y su compromiso a largo plazo de cuidar y valorar el medioambiente construido.

PROGRAMACIÓN I FORO DE LA CULTURA Jueves 6

10:00 Teatro Principal de Burgos. Acto inaugural. 10:30 Teatro Principal de Burgos. Concierto: ORQUESTA IN CRESCENDO. 11:00 Teatro Principal de Burgos. Conferencia inaugural. 12:30 Teatro Principal de Burgos. Mesa de debate. ‘EL VALOR DE LA CULTURA COMO INSTRUMENTO DE COHESIÓN Y DESARROLLO SOCIAL’. Modera: Tomás Fernando Flores, director de Radio 3. Intervienen: José Guirao, Director General Fundación Caja Madrid; Antonio Garrigues Walker, jurista; Ángel Gabilondo, catedrático de Me-

tafísica de la Universidad Autónoma Madrid; Miguel Zugaza, director del Museo del Prado. 12:30 a 14:00 Centro Cultural Cordón. ActivaCciones. Bloque I. INNOVACIÓN PARA UN CAMBIO SOCIAL: Smart Citizen, Arteklab, Vizzuality. 13:30 Teatro Principal de Burgos. Presentación de In Crescendo. 16:30 a 19:30 Sala de Congresos del Fórum Evolución. Sección INQUIETOS. Modera: Belén Delgado, redactora jefe de Diario de Burgos. Intervienen: Carlota Álvarez Basso, directora de Matadero Madrid; Hugh Forrest, director del

South by Southwest Interactive Festival; Anupama Kundoo, arquitecta; François Viguié, productor de ‘Playing For Change’; María Acaso, experta en educación disruptiva e innovación educativa. 17:00 Fórum Evolución. Mesa de debate. PALABRAS PARA TRANSFORMAR EL MUNDO. Modera: Carlos Aganzo, director de El Norte de Castilla. Intervienen: El Chojín, intérprete y compositor de Rap; Berna González Harbour, escritora y editora del suplemento Babelia; Helena Pimenta, directora de la Compañía Nacional de Teatro Clásico.

Viernes 7

10:00 Centro Cultural Cordón. Mesa de debate. CULTURA, ARTE Y DISEÑO: INDUSTRIA, FUNCIÓN Y

ESTÉTICA. Modera: Raúl Briongos, director de Diario de Burgos. Intervienen: Lorenzo Meazza, director de interiorismo de Ikea Ibérica; Manuel Estrada, diseñador gráfico; Carmelo di Bartolo, director de Studio Design Innovation de Milán. 10:00 a 11:30 Centro Cultural Cordón. ActivaCciones. Bloque II. NUEVOS MODELOS DE GESTIÓN CULTURAL: Cristina Riera, Inteligencias Colectivas, Todo por la Praxis. 11:00 Aula Romeros de la Universidad de Burgos. Conferencia del antropólogo MARC AUGÉ.


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El PIB de la cultura en España

H

ace ahora cinco años el entonces presidente del gobierno español, interpelado por un invitado al programa de televisión ‘Tengo una pregunta para Ud’, nos ofreció un dato relevante sobre el peso de la cultura en la economía española. El Presidente cuantificó con una inédita exactitud que la cultura, por aquel entonces también, significaba el 4% de PIB. Personalmente me sorprendieron dos cosas de su anuncio: la primera, que alguien se hubiera tomado la molestia de calcularlo; la segunda, que el presidente, preocupado ya por entonces también por la perturbadora crisis económica que todavía nos abate, se refiriese a la cultura ya no solo por su valor simbólico, sino como un sector productivo más de nuestro país y nada despreciable, por cierto. Se han hecho muchas definiciones de la cultura des-

de puntos de vista y disciplinas diversas del ámbito del conocimiento o las creencias y, sin duda alguna, se harán más. Es uno de los conceptos más elásticos de nuestra forma de civilización. Lo que resulta más novedoso en estos últimos años es que su aura inmaterial haya caído, sin otra justificación que la perentoria situación de crisis que sufrimos, al terreno de la realidad, de la objetividad sociológica y del cálculo de la economía. La cultura se cuela inopinadamente en nuestra realidad en ‘prime time’ y empezamos a pensar si ésta no va a ser una de las soluciones para la maltrecha situación de nuestro país. ¡Toda una sorpresa! El patrimonio histórico-artístico y la creación contemporánea en vez de ser una inversión a ‘saco roto’ resulta que puede ser un activo decisivo, todo un estímulo para la economía y el empleo, y más en un país como el nuestro en el que go-

12:00 Centro Cultural Cordón. Mesa de debate. CREADORES DE UNIVERSOS POSIBLES. Modera: Pablo Lago, director de El Mundo de Castilla y León. Intervienen: Mariano Fernández Enguita, Catedrático de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid; Leonardo Martins, Central Unica das Favelas; Jaime Rosales, director de cine; Joan Antoni Melé, subdirector general de Triodos Bank y vicepresidente de la Fundación Triodos; Pedro Sarmiento, coordinador de LÓVA. 12:00 a 14:00 Centro Cultural Cordón. ActivaCciones. Bloque II. NUEVOS MODELOS DE GESTIÓN CULTURAL: Zemos98,

Pedagogías Invisibles, ZZZinc, In-Crescendo. 16:00 Centro Cultural Cordón. Mesa de debate. TERRITORIOS REFUGIOS, ESPACIOS CON IDENTIDAD. Modera: René Payo, secretario de la Fundación Silos. Intervienen: Marc Augé, antropólogo; Ariadna Cantis, arquitecta, autora, crítica y comisaria independiente de arquitectura; Bernardo Atxaga, escritor; Andrés Lima, director de teatro. 16:00 a 17:30 Centro Cultural Cordón. ActivaCciones. Bloque II. NUEVOS MODELOS DE GESTIÓN CULTURAL: Fundación Cerezales, Campo Adentro, Colaborabora.

MIGUEL ZUGAZA

Director del Museo Nacional del Prado

La inversión hay que hacerla hacia dentro: convenciendo a la sociedad del papel productivo e integrador de la cultura

17:45 Centro Cultural Cordón. Presentación del programa PICE DE ACCIÓN CULTURAL ESPAÑOLA (AC/E). Jorge Sobredo. 18:00 Centro Cultural Cordón. LA NATURALEZA COMO MISTERIO: CULTURA, ARTE Y SOSTENIBILIDAD. Modera: Ricardo García Ureta, director de El Correo de Burgos. Intervienen: José María Parreño, comisario de exposiciones y ex director del Museo Esteban Vicente; Eva Lootz, artista plástica (Premio Nacional de las Artes 1994); Fernando García Dory, Director de Campo Adentro. 18:00 Escuela de Arte y Superior de Diseño. Conferencia

zamos de esa riqueza excepcional en extensión y en calidad. Ahora que nos disponemos a reflexionar durante unos días sobre el papel de la cultura en la sociedad del bienestar, no está de más que observemos ese fenómeno de deslizamiento de la cultura hacia la razón del rendimiento social y la productividad económica, con sus luces y sus sombras. Para empezar, éste no es un fenómeno español sino global y tiene una singular problemática en Europa, donde la cultura es fundamentalmente una responsabilidad del dominio de lo público. Incluso la más radical e innovadora apuesta por relacionar la cultura y la economía celebrada en Europa en las últimas décadas, como ha sido el Guggenheim Bilbao, no se sostiene sin la decisiva participación de las administracio-

del fotógrafo JOAN FONTCUBERTA. 18:00 a 19:30 h. Centro Cultural Cordón. ActivaCciones. Bloque II. NUEVOS MODELOS DE GESTIÓN CULTURAL: Biblioteca Digital Uninorte, Museo Burgos, Intermediae. 20:30 Fórum Evolución Burgos. CONCIERTO: ORQUESTA SINFÓNICA DE CASTILLA Y LEÓN.

Sábado 8

11:00 Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH). Diálogos: DEL BIFAZ AL DIGITAL. Modera: Antonio Mencía, director de La 8 Burgos RTVCyL. Intervienen:

nes públicas. Siguiendo la estela de este exitoso proyecto, el Louvre, el padre de todos los museos, abrirá en breve una sede en Abu Dhabi, en mitad del desierto, secundando un ambicioso plan urbanístico y turístico en la región emiratí. Me pregunto si esta decisión de ‘diplomacia cultural’ del museo francés muestra la fortaleza de la vieja Europa o más bien es un signo más de su decadencia. Sobre decadencia, los españoles podemos dar lecciones al mundo. Nuestra posición hegemónica en el orbe declinó hace ya varias centurias. Mientras las potencias europeas modernas colonizaban el mundo, nuestro país perdía sus últimas posesiones ultramarinas. Perdido el poder, lo que nos ha quedado es algo más que una hermosa ruina, nada más y nada menos que uno de los más diversos y ricos patrimonios históricos y artísticos que conserva cualquier nación del mundo. El poder político, convertida España en una potencia

Remedios Zafra, profesora de Arte, Innovación y Cultura Digital; Pierre Gonnord, fotógrafo; Eduald Carbonell, codirector de Atapuerca. 12:30 Sala Valentín Palencia de la Catedral de Burgos. Diálogos: EL ARTE TRASCENDIDO. Modera: Mara Torres, periodista. Intervienen: Carlos Amigo, cardenal y arzobispo emérito de Sevilla; Antonio López, pintor; Rafael Moneo, arquitecto. 17:30 Salón Rojo del Teatro Principal. Diálogos: EL DEPORTE, MÁS QUE PALABRAS. Óscar Campillo, director de Marca; Santiago Segurola, periodista; Manuel Martínez, campeón del

cultural, es ahora una gran responsabilidad y al mismo tiempo toda una oportunidad. La cultura, la lengua y todas las manifestaciones artísticas, conforman sin duda la ‘imagen de España’, esa sombra más o menos alargada que nos persigue históricamente y que ahora los profesionales del marketing y la comunicación llaman marca país. Pero es un error considerar que simplemente paseando nuestro orgulloso pasado y nuestro innato talento creativo vamos a convencer al mundo de la bondad de nuestra realidad actual y menos a golpe de campaña promocional. La inversión más bien hay que hacerla hacia dentro, convenciendo a la sociedad y ésta a sus administradores del papel productivo e integrador de la cultura. Que cuando salgamos de la actual crisis, la creación cultural y la gestión del patrimonio hayan salido apreciadas y fortalecidas. En fin, que cuando al jefe del Gobierno entonces le pregunten sobre su salud y vitalidad pueda proclamar que la cultura significa algo más de un 4% de nuestro PIB.

mundo de lanzamiento de peso. 19:00 Centro de Arte CAB. Diálogos: SUEÑOS DIGITALES. Modera: Pau Alsina, profesor de Arte de la UOC. Intervienen: Joan Fontcuberta, fotógrafo; María Blasco, científica. 20:30 Fórum Evolución Burgos. Concierto: MIGUEL POVEDA.

Durante el Foro

EXPOSICIÓN DE AFICHES DE MICHEL BOUVET. Escuela de Arte de Burgos. Entrada gratuita. EXPOSICIÓN ARQUITECTURA DE VORARLBERG. Del 6 de noviembre al 11 de diciembre. Colegio de Arquitectos de Burgos. Entrada gratuita.


HABLANDO DE CULTURA

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Desbaratar el imaginario

5 De la disciplina académica

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DEL CIPRÉS

Cinco ideas para emigrar desde la Educación Artística hasta el artEducación

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n el momento presente, el cambio de paradigma, la revolución educativa o como yo me empeño en llamarlo, la rEDUvolution, es ya un lugar común. Son ya múltiples las voces que claman el cambio y es ya absolutamente evidente que el cambio de metodologías en un mundo como en el que vivimos es un imparable. Pero hay precisamente un área de estudio que se encuentra atrapada en un callejón sin salida. Es una realidad palpable que en los museos, en las escuelas, en los hospitales… la Educación Artística se encuentra anclada en un paradigma que no le pertenece, ligada a un modelo obsoleto cuya columna vertebral es la creación de lo denominado como manualidades. Hoy es el día en el que debemos de reivindicar la necesidad de ejecutar un cambio

y emigrar de la Educación Artística al artEducación, una disciplina construida sobre cinco ideas clave.

1 De los opuestos irreconciliables a la ausencia de fronteras. La primera idea clave en esta disciplina que debemos de construir, es precisamente la disolución de fronteras entre el Arte y la Educación, adoptando el concepto de liquididad de Bauman. En el imaginario de la Educación Artística más tradicional, hay una separación tácita entre lo que es el Arte y lo que es la Educación, que se prolonga a la bipolaridad entre los agentes que ejecutan las prácticas en las que los opuestos irreconciliables juegan un papel base: artista/educadora, masculino/femenino, creación/reproducción, genio/cuidadora. En total oposición a la figura del Profesor de Arte

MARÍA ACASO

Especialista en educación disruptiva y educación artística

está específicamente destinada a la infancia: es un área de conocimiento cuyas prácticas operan para individuos de cualquier edad y que, en el siglo XXI (y al igual que el resto de prácticas educativas) debe estar orientada hacia la intergeneracionalidad. ducación expandida. Una de las imágenes más potentes en el imaginario de la Educación Artística tradicional es su vinculación con dos contextos físicos de trabajo muy concretos: la escuela en el ámbito formal y los atteliers de artistas en la educación no formal. El artEducación reivindica que el aprendizaje visual suceda, para empezar, en cualquier momento y en cualquier lugar, idea ya manejada por Dewey (Art and experiencie) y Kaprow (La educación del desartista).

objetos cuestionadores. Quizás uno de los fantasmas que habitan de manera más intensa en el imaginario de la Educación Artística tradicional es que nuestra disciplina se basa en la producción de ‘cosas bonitas’. El papel de las artes visuales como proveedoras de objetos formalmente bellos se prolonga hasta nuestro campo de estudio y lo inunda de elementos pequeños, fácilmente transportables, que acaban expuestos con un imán en la puerta de la nevera. Pero la realidad es que si nos adentramos en la complejidad visual en la que las sociedades van a tener que desarrollarse en el futuro, nos veremos obligados a reivindicar el trabajo en torno a la visualidad como una de las competencias básicas de cualquier ciudadano o ciudadana.

deza de ánimo y responsabilidad seria y auténtica. Hay que tratar a la cultura como un producto de primera y prioritaria necesidad a todos los efectos, incluyendo desde luego el IVA. Hay que dar por seguro que las llamadas industrias culturales van

a aumentar nuestra conv ivencialidad, nuestra sensibilidad social y nuestro desarrollo económico. Hay un auténtico apetito cultural que no debe limitarse con obstáculos de ningún tipo, ya sean fiscales, administrativos o de cualquier otro género. Hay, en mi opinión, dos áreas en las que trabajar con especial inteligencia y finura. Una es la relativa a las nuevas culturas que el desarrollo tecnológico y científico están generando, un tema fascinante que se ignora por completo en nuestro país y otro es la potenciación de las industrias culturales que ya son y van a ser cada vez más rentables. El efecto Guggenheim sobre la ciudad de Bilbao, o el de la Ciudad de las Artes sobre Valencia, son dos ejemplos válidos contemporáneos. Pero hay que rentabilizar al máximo toda nuestra riqueza y creatividad cultural. El Camino de Santiago o las Semanas Santas –por poner sólo dos ejemplos– admiten más imaginación y más acciones paralelas. No se trata de mercantilizar la cultura –cosa por otra parte natural– sino de

3 Del jardín de infancia al artEtradicional completamente separada de la figura del artista, debemos crear la figura del arteducador, un intelectual que trabaja en la intersección entre lo artístico y lo educativo y donde ambas esferas se diluyen hasta borrar las fronteras de su definición.

2 De los niños pintando al 0/99 . Otra transformación importante va a consistir en comunicar que la Educación Artística no son «niños pintando». Nuestra disciplina no

El tiempo de los filósofos ANTONIO GARRIGUES WALKER

Político y jurista. Presidente del despacho de abogados Garrugues

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n el curso de la Segunda Guerra Mundial, le comunicaron a Winston Churchill la necesidad de reducir drásticamente los apoyos a la cultura y las organizaciones culturales. El respondió con firmeza: «¿y entonces para qué luchamos?». El menosprecio de la importancia de la cultura en una sociedad sigue siendo un fenómeno frecuente en casi todos los países, pero especialmente en los países latinos que son justamente los más necesitados de esta fuente de riqueza no solo en un sentido intelectual sino también a efectos económicos. La cultura es además un dato decisivo en la calidad democráti-

ca de los países. Los países cultos afrontan sus problemas con mucho más rigor, con mucha más objetividad y con mucha más templanza. Vivimos una época que se caracteriza por sus altos niveles de volatilidad, incertidumbre, complejidad y aceleración, y en el seno de una crisis económica demasiado larga, demasiado profunda, demasiado dolorosa y dañina que todavía no ofrece signos claros de que pueda dar paso, en tiempo breve, a un nuevo periodo de crecimiento. Se nos habla incluso de una tercera recesión que alargaría peligrosamente la situación actual. Es este justamente el tiempo de los filósofos, de los poe-

tas, de los dramaturgos, de los pensadores para alimentar nuestra conciencia de buenos espíritus, de buenas palabras, de buenas luces y de buenos sentidos y para exigir cambios, compromisos, solidaridades, esfuerzos válidos, gran-

4 De las cosas bonitas a los

a la realidad mestiza. Y, para terminar, debemos salir de nosotros mismos y mezclarnos con otras áreas de conocimiento, precisamente con las áreas que en estos momentos están innovando en materia de educación y que, casualmente, no es la universidad. La innovación pedagógica actual está desarrollándose en los estudios de arquitectura que repiensan el mobiliario como el de Rosan Bosch, los estudios de diseño estratégico que abordan la creación de escuelas de manera integral como IDEO o los colectivos de artistas que como Nubol o Yuta Nakajima abordan lo educativo desde procesos contemporáneos.

Desbaratemos el imaginario y desbaratémoslo ya. Emigremos hacia un lugar que puede llamarse artEducación donde trabajemos sobre conocimiento emancipador desarrollado a través de un proceso complejo y cuyo principal modo de trabajo sea la remezcla creativa. Esto es lo que necesitamos hoy. Dejemos para ayer los ratones hechos con envases de yogur.

La cultura es un dato decisivo en la calidad democrática de los países

competir con los demás países europeos – el máximo ejemplo es Italia– que hacen considerablemente más y mejores cosas en este terreno. Hay comunidades en España –entre ellas las dos Castillas– que tienen un margen de mejora espectacular. La cultura merece en todo caso un debate permanente en nuestro país, un debate abierto y comprometido. Con nuestro idioma como base y nuestra capacidad internacional, podemos generar una nueva idea de España y un nuevo nivel de exigencia y de curiosidad intelectual que nos devuelva la confianza en nosotros mismos.


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¿Sabe tu madre que te dieron el Nobel? 9 de octubre El Premio Nobel de este año es para el escritor francés Patrick Modiano. Una sonrisa de satisfacción se abre en mi cara, y eso que ni lo conozco. Pero soy un lector constante de sus libros y la lectura crea con los escritores un raro vínculo de proximidad o pertenencia. Además, casi todos los libros de Modiano giran sobre algo que me es cercano y obsesivo: la identidad ficticia. La que él busca se basa en una recreación de la memoria, o eso nos hace creer a los lectores, memoria que puede ser verdadera o falsa, no importa, porque lo que importa, en literatura, es construir pasados que no existen, o existieron de otro modo. Gracias a la ficción, esos pasados cobran vida en una identidad nueva, cautivadora y verosímil. La otra protagonista de sus novelas es, sin duda alguna, París, el marco de la mayoría de ellas. Aparece como una ciudad que siempre se reinventa, que nunca se agota y que conserva centenares de preguntas por responder. Las novelas de Modiano son un repertorio de esas preguntas, hechas en retrospectiva para completar una historia que quedó olvidada. Así hace cómplice al lector de las mismas búsquedas que el narrador. Y siempre en una atmósfera de intriga, de misterio, de descubrimiento inesperado. También Modiano ha contribuido mucho a la denuncia de los colaboradores del nazismo en la Francia ocupada. Su famosa novela ‘El lugar de la estrella’ ya inicia el camino de otras obras en las que sacó los trapos sucios de la Francia de Vichy. En este sentido, fue demoledor en su día el estreno de la película de Louis Malle ‘Lacombe Lucien’ (1974), de la que Modiano fue guionista, crudo retrato de esa Francia fascista, colaboradora y criminal. Como una noria que da vueltas, las

novelas de Modiano –y tiene muchas– vuelven sobre las mismas cosas, pero en cada una de ellas surgen personajes inesperados y extraños, sombras del pasado con vidas incompletas e inconclusas. Pese a aparentar similitud, todas ofrecen piezas diferentes de un gran puzle que Modiano está creando con la suma de sus libros. Para mí, Modiano es una especie de Balzac contemporáneo, el creador de un fresco parisino, privado y universal a la vez. Y también lo tengo por un escritor tan titánico como Victor Hugo, a la hora de crear personajes en claroscuro, oblicuos, de los que no deja de apiadarse o asombrarse con una sutileza inocente. Le han dado el Nobel a un francotirador de las letras, a un gran narrador que recrea los recovecos del pasado con melancólica vitalidad. Forma parte de esos lobos solitarios que no van por caminos fáciles, de esos escritores que son en sí mismos su origen y su destino. Si alguna vez valió la pena decir que todo escritor tiene en sí mis-

OTRA GALAXIA ADOLFO GARCÍA ORTEGA

mo a su propio padre, en Modiano esto es absolutamente ejemplar. Ocupa un lugar propio en la literatura contemporánea europea, y eso es lo más difícil de lograr, en general, en la literatura de cualquier país. En España no es un desconocido, pero durante años solo cierta élite literaria lo leía con regularidad; desde hace unos años, quizá desde esa maravillosa novela de no-ficción que es ‘Dora Bruder’, pasó a ser conocido por un público más amplio y a tener un gran reconocimiento. Su obra es un canto a la vida, a la nostalgia y los seres extraviados, fronterizos y esquivos que piden una segunda oportunidad.

11 de octubre En el año 2003, tuve ocasión de pasar unos días con otro Premio Nobel cuya obra también he admirado con devoción: el japonés Kenzaburo Oé. Oé es una persona discreta, amabilísima y con un gran sentido del humor. Recuerdo cómo nos relató a Elena Ramírez, su editora en Seix Barral, y a mí una anécdota del día en que le notificaron a su madre que acababan de darle el Premio Nobel a su hijo. Al parecer, él no pudo contactar con ella, ya que vivía en una zona más bien aislada; además, por otra parte, no debía decirle nada a su madre, ya que todo ganador, desde que es avisado unas horas antes por la Academia sueca, ha de mantener unos plazos muy estrictos para comunicárselo a sus allegados. Cuando saltó la noticia del premio, unos cuantos periodistas corrieron a buscar a la madre de Oé allí donde estuviera, con objeto de captar sus primeras declaraciones. Por fin dieron con su dirección y se personaron en la casa de la anciana mujer. Eran periodistas y fotógrafos de un buen puñado de medios, más radios y televisiones. Llamaron a la puerta y al poco sa-

El novelista francés Patrick Modiano. :: GALLIMARD PUBLISHING HOUSE-EFE

Kenzaburo Oé. :: GONZALO CRUZ

lió la madre de Oé, que no sabía nada de la concesión del gran galardón mundial a su hijo. En cuanto se enteró, llevada por un impulso de espontaneidad, dijo: «¿A mi hijo? No puede ser, es imposible, con lo mal que escribe. El Nobel es para los grandes escritores como Tanizaki o Kawabata, eso son grandes escritores, pero mi hijo no, así que déjense de bromas y díganme qué ha pasado con él. ¿Le han vuelto a detener o algo así?». Los periodistas no daban crédito. Más tarde, ese mismo día, y siempre según la versión del propio Kenzaburo, él mismo telefoneó a su madre para darle la noticia que ya le habían adelantado los medios, y su madre, lejos de felicitarlo por el Nobel, lo estuvo riñendo como si hubiera hecho algo malo, y le decía: «¡No te hagas ilusiones, comparado con Miyazawa o Abe no tienes nada que hacer! ¡Esos son premios Nobel! Pero, ¿tú? Ay, hijo, no te hagas ilusiones, tú no».


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La cortina de hierro Las dos Alemanias, las dos Chinas

CONFLUENCIAS

FAMILIA

Varios autores. Alpha Decay, 356 páginas, 21,90 euros.

Ba Jin. Libros del Asteroide, 376 páginas, 19,95 euros.

CRÓNICA DE UN VENDEDOR DE SANGRE

AL OTRO LADO DEL MURO (La RDA en sus escritores)

Yu Hua. Seix Barral, 302 páginas, 19 euros.

U

na ventisca glacial se abalanza sobre la ciudad al comienzo de ‘Familia’ (Libros del Asteroide), novela por entregas, con un punto folletinesco, de raíz autobiográfica tal y como se deduce de dos prefacios a sendas ediciones que cierran el libro, primera parte de la trilogía de Ba Jin ‘Corrientes turbulentas’. Mediante un realismo minucioso, como galdosiano, ya que, además, los personajes basculan entre lo íntimo y lo público, que van de suyo entrelazados, este escritor de referencia, cuya longeva vida recorrió todo el s.XX, por lo que tuvo desde una infancia burguesa y una juventud cosmopolita, con estancia parisina incluida, hasta la experiencia del ostracismo y los trabajos forzados durante la

Varios autores. Errata Naturae, 264 páginas, 19,5 euros.

siniestra Revolución Cultural, enfrenta, dentro de una saga familiar, a la China conservadora y respetable, pero también intransigente y represora, aferrada a sus ritos y tradiciones –a quienes reniegan de ir en palanquín, por caso, se les tilda de ‘humanistas’– y a la juventud rebelde, harta de «los estragos del feudalismo» imperante durante siglos: matrimonios concertados, clanes patriarcales…, que en plena efervescencia cultural se abre paso, contra viento y marea, con ganas de salir de la jaula doméstica, transformar las ideas anticuadas y eliminar cuanto consideran antiguallas. La novela, que cuando se eleva sobre el tono inicial de comedia costumbrista, ahondando en las entrañas de los personajes, aun con el riesgo

El actor Ulrich Muehe en un fotograma de ‘La vida de los otros’, del director Florian Henckel von Donnersmarck.

UN ÁNGULO ME BASTA FERMÍN HERRERO

de forzar la carga romántica hacia la que deriva la desgraciada historia, consigue sus mejores logros y tal vez por eso sea tenida como clásica, constituye, pues, el retrato de una nueva generación, de su empuje, de su desasosiego ante el incierto futuro y ante la desorientación que provoca el dolor, y a la vez de una sensibilidad que, junto al legado moral de los padres, desapareció. Un mundo antiguo está a punto de derrumbarse, pero nadie imaginaba el horror que iba a adueñarse de sus ruinas ni adónde irían a parar las ideas avanzadas, a veces tan intrascendentes como el corte de pelo de las muchachas, las revueltas estudiantiles de mentirijillas o los levantamientos militares que ya traían pánico y muerte. Nada comparado con el es-

panto que atraviesa ‘Crónica de un vendedor de sangre’ (Seix Barral) de su compatriota Yu Hua, novelista nato, de quien comentamos en estas páginas su exitosa ‘¡Vivir!’, como ésta, narración de una oralidad repetitiva muy ajustada. Excepto por la misma fe encarnizada en la vida –que en ‘Familia’ en ocasiones muta en tendencia a la depresión o el suicidio– por encima de amores, odios, alegrías y penas, por encima de todo, de la tozudez y el tesón, en suma, tan chinos, y de la certeza de que como recuerda, a partir de un dicho tradicional, Ba Jin, «más fácil es desviar el curso de un río o mover una montaña que cambiar el carácter de una persona», no hay más parangón entre ambas novelas. En la de Yu Hua, que admira mucho a Ba Jin, de quien

dice que es el narrador que más le ha influido, no hay en absoluto esperanza en la juventud rompedora y entusiasta, en una China moderna. No hay de hecho ningún resquicio de esperanza desde la primera a la última página, ancladas en la China profunda, sacudida por todos los desastres del siglo anterior. La historia gira en torno a un inocente con «buen corazón», repartidor de capullos de gusano de seda empleado en una fábrica textil, luego fundidor en uno de los delirantes planes industriales maoístas. Una especie de pícaro que, como en la novelística hispánica del XVI y del XVII acude a increíbles tretas para distraer al hambre y cree de manera ingenua haber alcanzado su buena fortuna al final del texto. Pero su vida


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miserable transcurre, sin luz alguna de redención, entre penalidades varias, fatigas, riadas y hambrunas, sobre todo hambrunas. Un mundo oscuro donde no existe el olvido y las venganzas se rumian sin descanso, de una pobreza ancestral que no hace sino incrementarse con las Comunas Populares, el Gran Salto Adelante, la gran Producción de Acero o la Gran Revolución Cultural de los terroríficos dazibaos, programas eufemísticos del maoísmo, cada vez más sanguinarios, para mantener y aumentar la carestía de los de siempre: «El Estado viene a ser como los terratenientes de antes», sentencia el protagonista, obsesionado con que el cuerpo es la única fuente de rendimiento y subsistencia y, por tanto, con desprenderse de su

sangre como manera de entregar su fuerza y su vida en cada extracción para salvar a los suyos. No se sabe bien qué ha pasado, qué está pasando en China, si la cortina de hierro ha caído o simplemente se ha alzado y depende dónde y cómo; en cambio, en Alemania el telón de acero cayó, con mucho estrépito en 1989. Antes, en la RDA, debido al férreo control estatal en todos los órdenes, los libros eran el único espacio público donde en contadas ocasiones podían dirimirse diferencias de opinión. De ahí la inusitada importancia que suscitaron los textos literarios, de un modo difícilmente imaginable en el Oeste. De este valor da buena cuenta ‘Al otro lado del muro’ (Errata Naturae), una selección de textos, sobre todo

«No se sabe bien qué ha pasado, qué está pasando en China, si la cortina de hierro ha caído o simplemente se ha alzado y depende de dónde y cómo» «En cambio, en Alemania el telón de acero cayó, con mucho estrépito, en 1989»

autobiográficos y ensayísticos, por su imbricación con la realidad sociopolítica, de lo más granado de la escritura en la Alemania Oriental. En esos años plomizos la única rendija por la que podía colarse alguna claridad era la literatura. Es más, el antólogo plantea, en relación con el franquismo o la Cuba actual –no sé si valdría para la china maoísta-, la paradoja de que quizá la censura, en cierto modo, sea un acicate para la creatividad. Desde luego, los escritos que aparecen aquí son, además de heterogéneos, de una altísima calidad. No sabría bien con qué quedarme: si con el ingenio desolado, irónico y escéptico, de Günter Kunert, la mordacidad de su amigo Erich Loest, represaliado y encarcelado, o el realismo comprometido del

disidente oficial Stefan Heym, que nos acerca a los terribles ingenieros del alma, con aparición final de Brecht. Si con el clasicismo del antifascista Stephan Hermlin, partidario desde el principio y hasta su muerte de lo que consideraba ‘la Alemania mejor’ o el humor crítico de Jurek Becker, también judío, nacido en el gueto de Lódz. Si el arrebatado desencanto de la indomable Brigitte Reimann en sus enardecidos diarios o la brillante parodia de tintes picarescos del artero colaboracionista Hermann Kant. Si la brava defensa, apoyándose en Anne Seghers, de la utilidad y el disfrute de la literatura del escribiente funcionario Hedmut Sadowski o su contrapartida: la denuncia, de gran coraje ético y autocrítico, de Franz Fühmann. No

hay ni uno solo de entre la quincena de escritores de esta peculiar historia de la literatura alemana en prosa bajo el régimen comunista que ha seleccionado Ibon Zubiaur, autor además de un prólogo ajustado y harto esclarecedor –y no conocía a ninguno, pues el prologuista ha descartado adrede a Christa Wolf– que desentone. Una muestra del Estado de los obreros y campesinos, en suma, estupenda, que me ha devuelto al clima de la inolvidable ‘Los otros’, que hace poco han repuesto en la tele, a tal punto que he pensado que tal vez el antagonista salvado por el oscuro agente de la Stasi sea trasunto real de uno de estos magníficos prosistas, fervorosos de su idioma, tal vez la verdadera patria. O no, como sostiene la polémica Herta Müller, merecidísima Nobel, en el libro que abordamos a continuación. El último texto del libro se titula ‘La reunificación de la literatura alemana’. En él se ven venir los desastres de la ley de la oferta y la demanda y de la superficialidad imperante. Como una especie de respuesta a esta conferencia, en ‘Confluencias’ (Alpha Decay) se reúnen, por orden cronológico, una veintena de escritores del s. XXI, justamente lo más significativo de la narrativa en alemán, multiculturalista, tras la caída del Muro, con textos no traducidos hasta ahora al español. En este caso la recopiladora, que subraya en el prefacio aspectos parecidos a los que denuncia la conferencia, no puede ser más indicada, Cecilia Dreymüller, baste citar su previo ‘Incisiones. Panorama crítico de la narrativa en lengua alemana desde 1945’ (Galaxia Gutenberg). El muestrario se abre con tres relatos breves de ‘Una vez más por Tucídides’, libro de Peter Handke –aún tengo el sabor maravilloso de sus anotaciones ‘Ayer, de camino’– que por sí mismos salvarían cualquier libro. Luego viene un capítulo de ‘Si fuéramos animales’, ejemplo de la poética de lo insignificante de Wilhelm Genazino; el cuento ‘Habitar’ del sutil y exquisito Botho Strauss…hasta el realismo sucio, directo al hígado, de Clemens Meyer, genuino alemán del Este, de quien ya comentamos ‘La noche, las luces’ (Menoscuarto), o la caída en el absurdo del más joven de los antologados: el vienés Xaver Bayer. C. Dreymüller lo resume a la perfección: «amplitud de miras, pluralidad de acentos, profundidad de análisis y reflexiones […] crisol de temas, estilos y sensibilidad», todo ello inusual en nuestros días. Una gozada en todos los órdenes. Pasen y vean. O espiguen. Cualquiera de las prosas elegidas es de mucho, muchísimo provecho.


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Cien años de ‘Niebla’, de Unamuno (1) El juego narrativo CÉSAR AUGUSTO AYUSO

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l 29 de setiembre –festividad de san Miguel– de 1864 nacía don Miguel de Unamuno en Bilbao. Sin duda, uno de los grandes escritores españoles de siempre. Como tal, su obra, tan variada en géneros y tan sugestiva, no deja de ser un venero inagotable de pensamiento y emoción, que ayuda al que se acerca a ella a reflexionar y a sentir y le incita con sus planteamientos siempre profundos y actuales a no acomodarse en la laxitud del simple vivir. Ciento cincuenta años de su nacimiento y cien justos de la aparición de su novela ‘Niebla’ en la editorial Renacimiento en 1914. La coruñesa Ediciones del Viento aprovecha la efemérides para reeditarla con ilustraciones. Hacía la número tres de su autoría y, vuelta hoy a leer, no solo conserva íntegro todo su encanto de juego novelesco y todo el vigor y el desasosiego de su transfondo filosófico, sino que la solera del tiempo transcurrido le hace incluso ganar. Es una novela sumamente actual, digno fruto de un tiempo en que la narrativa europea encaraba su renovación radical de técnicas y temas tras el agotamiento de la fórmula realista decimonónica, que tan grandes autores habían llevado a la cumbre. Proust y Kafka inaugurarían en la segunda década del XX la nueva narrativa, que, iniciada la tercera, habría de coronar Joyce con el imprevisible ‘Ulises’. Si bien parecería menos ambiciosa y arriesgada, más juego sutil, ‘Niebla’ no desmerece en el intento de hacer escombros de la banalidad del cuento y desnudar las conciencias para hacerlas permeables a otra mentalidad que exigirá una apuesta más radical ante un tiempo de cambio y convulsiones de guerra. Si, como escribió Azorín, gracias a las novelas de Galdós

va a existir por primera vez la realidad para los españoles, bien se podría decir que es gracias a Unamuno como la conciencia y la rotundidad del yo, de la propia vida, se imponen por vez primera en la literatura española y se hacen personaje «de carne y hueso». La honda reflexión humana ensayada en ‘Del sentimiento trágico de la vida’, aparecido como libro un año antes, se hace, burla burlando, historia humana en esta novela, la más asombrosa de Unamuno. Es verdad que la crisis de la conciencia personal aparece, comenzado el siglo, en nuestro país en otras novelas anteriores como ‘La voluntad’ de Azorín y ‘Camino de perfección’ de Baroja, ambas del año 1902, o ‘El árbol de la ciencia’, obra señera del mismo Baroja publicada en 1911. Sin embargo, la inequívoca intención de estas de enmarcar las tan anodinas como interiormente problemáticas vidas de sus protagonistas en las circunstancias de la decaída España de la Restauración, la de la crisis finisecular noventayochista, está ausente en Unamuno, que se ciñe a la estricta conciencia individual de su precariedad existencial como ser humano –la de su protagonista, Augusto Pérez–, al pairo de las tristes vicisitudes de la patria. Unamuno tiene la pericia –y el acierto– de hacer de la historia que tan hábilmente va entretejiendo, una aventura tragicómica, un enredo entre disparatado y anhelante que hacia el final desvela toda la profundidad de su alcance con el sesgo metafísico que toma. En realidad, no hace sino servirse de unos moldes genéricos, narrativos, distorsionándolos para que la urgencia de sus ideas, la exposición de la problemática, que es lo único que le interesa, esplenda ante el lector. A este le distrae de la forma convencional y consabida de la novela, parodiando sus rigideces y fórmulas usuales, para arrojarle en la idea. Una idea a la que no puede sentirse ajeno, sino que le obliga a acogerla como suya propia, puesto que Augusto Pérez no sería otro que

‘Miguel de Unamuno’. Retrato realizado por Juan Echevarría.

NIEBLA (1914-2014) Miguel de Unamuno. Editorial: Ediciones del Viento, La Coruña, 2014

él. Le pone al lector ante el dilema de sentirse también otro «ente de ficción». Ante la precariedad y la inconsistencia de la propia vida. El uso paródico que hace del marco narrativo ya desde su inicio y en todo su desarrollo, le convierten al rector salmantino en inusitado francotirador de los cánones novelísticos de su tiempo, a la vez que logra llevar la historia a unos supuestos hasta entonces insospechados. Al mismo terreno de la filosofía, de la refle-

xión más aguda y comprometida, como es la del propio destino, a la que ha de enfrentarse el lector de su historia. Precisamente, la reivindicación del papel activo del lector es una de sus innovaciones narratológicas. Frente a las novelas que con sus historias peregrinas le distraen a aquel de su propio ser, de su concreto existir, lo que él pretende con sus novelas dialécticas, que se van enmadejando (o desenmadejando) en los diálogos, las reflexiones y el acontecer

de sus personajes, es que el lector se tenga en cuenta como un personaje más, que dude con ellos y se vaya mirando y dando sentido desde dentro –avanzando en la ‘niebla’– como ser palpitante y azaroso cuya existencia le pertenece. Quiere poner en un brete al lector: que piense, que se piense, porque pensarse es «devorarse». El capítulo XVII refleja magníficamente la concepción que tiene de la novela el autor, cómo conscientemente se enfrenta a los moldes canónicos de la novela tradicional para hacer de ella cauce de su pensamiento. Sin argumento previo, solo con el diálogo y el monólogo como fuente de ideas que van brotando y entrecruzándose, hasta la coronación. Son novelas ensayo, novelas intelectuales –fecundadas por su pensamiento– que se aligeran en su discurrir espontáneo, ingenioso y salpicado de paradojas. Con el mismo sentido del humor, anticipándose a los detractores, las llamó, por su arrogante heterodoxia, ‘nivolas’. Fue ya en la anterior, ‘Amor y pedagogía’ (1902), donde se iniciaron estas tentativas de ruptura y de confrontación paródica de los preceptos narrativos. Empezando por el prólogo y acabando por el epílogo, pone al descubierto cuanto de artificioso hay en el uso de los materiales novelescos por parte de los autores, así como de interesado y caprichoso en las estipulaciones y exigencias de los editores, y de fatuo en los lectores que compran el libro como una mercancía, por su porte externo, y no por el provecho espiritual que debiera aportarles. Ello continúa y se hace todavía más intencionado y explícito en ‘Niebla’, más complejo, con esa especular y triple autoría o superposición de planos –ficticio (los personajes), real (Unamuno) y metafísico (Dios)– en los que la vida del hombre queda suspendida y atrapada en una prodigiosa y única trama, cual Teseo en su laberinto. Este alarde metafictivo solo es comparable al que Cervantes realizó tres siglos antes al escribir ‘El Quijote’. Si esta inmortal obra puede ser entendida como un juego genial de su autor –como ha demostrado Torrente Ballester–, sin por ello perder toda su carga testimonial, también Unamuno ha logrado con ‘Niebla’ un divertimiento que le encumbra como singular ‘ironista’ o ‘paradojista’. Un humor que aprende en Cervantes –al que considera el único humorista que ha tenido España– y que llega a confundir al lector, según su prologuista y alter ego Víctor Goti, porque desemboca en lo trágico. No otro es su fin sino ponerle a ese lector ante la esfinge que le devorará: la conciencia de la muerte incesante.


LECTURAS

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Burroughs: la transgresión LUIS ANTONIO DE VILLENA

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acido en una familia pudiente de Missouri, William Burroughs (1914-1997) ha sido –acaso junto a Paul Bowles y Tennessee Williams– uno de los escritores norteamericanos de la centuria pasada, más ajeno a los convencionalismos de cualquier sociedad puritana o conservadora y sin embargo es cierto que

este gran defensor de la libertad individual (que desde luego es la base) pareció tener habitualmente poca conciencia social. Burroughs es para muchos un ‘beat’, –por amigo de Kerouac o de Ginsberg– y no estuvo lejos. Pero él lo negaba. Le gustaba más (aparte de su aire frío de drogadicto superviviente a todo) que lo consideraran un escritor afecto a los experimentos con la prosa, especialmente el célebre «cortar y pegar» que le hizo un santón de los experimentales años 60, con novelas como ‘Nova Express’ o ‘El ticket que explotó’. Sin em-

bargo con alguna excepción como ‘Los muchachos salvajes’ de 1971, yo creo que lo mejor y más transgresor de Burroghs está en sus tres primeras novelas o relatos que se reeditan juntos ahora. Un tomo que vale la pena. ‘Yonqui’ (1952) fue el primer libro publicado por Burroughs con el pseudónimo de William Lee que es, a la vez, el nombre del muy autobiográfico protagonista. El libro se editó en una colección popular de novelas chillonas, porque se juzgaba muy atrevido ese relato frío, exacto, nuevo, preciso en su cálida gelidez, de las andanzas de

Todos somos Cervantes

William Burroughs. :: AFP un yonqui en Ciudad de México, a fines de los 40, buscando sus papelinas, sus chutes y tratando con todo el submundo marginal. Algo eficaz y distinto. Burroughs decía que cuando el yonqui tiene droga pierde la sexualidad, que le vuelve en estados de abstinencia aunque sea forzada. El segundo rela-

LOS TRIGALES AZULES ROBERTO RODRÍGUEZ

Q

uién puede decir que, en puridad, es escritor? La pregunta, a simple vista fácil de responder –escritor es el que escribe–, no es tan sencilla. Porque hablamos, claro está, del escritor literario. ¿Qué merecimientos debe señalar quien así se presenta? ¿El que vive de ello, de escribir? Entonces digan conmigo que, en España, son Pérez-Reverte y tres más. Esto a todas luces es erróneo. Aunque si ampliamos el

club sin poner coto, corremos el riesgo de aquellos que, ¡oh, musas!, escribieron un par de poemitas, un cuentecillo o tres cartas al director del periódico local –hecho que les enorgullece tanto que les anima a tratar de tú a tú al más ilustre poeta, narrador o ensayista– también sean acreedores de pertenecer al mismo gremio, con lo que la cosa queda muy impropia y aún más exagerada. (Venga aquí una digresión en forma de cuestionario. ¿Por qué estos animosos aficiona-

dos son proclives a sentirse colegas de aquellos que la escritura no es un mero pasatiempo? ¿Acaso una ostentación de un derecho semejante acontece en otras manifestaciones humanas tales como la escultura o la música? ¿No podrían decir lo mismo, a este respecto, quien en las horas ociosas talla con una navajita un pedazo de madera hasta sacar una aristada canoa o reproduce machaconamente, empleando el instrumento de sus labios, el fuelle de sus pulmones, una

no menos machacante melodía de una sudorífera canción veraniega? Pregunto.) Retomemos el camino. Y recurramos a los libros publicados como piedra de toque para saber quién, realmente, es es-

to no largo de Burroughs fue ‘Queer’ –traducida a veces como ‘Marica’– que estaba lista en 1953, pero que no se publicó o por falta de un final adecuado o porque se temía más atrevimiento. De hecho ‘Queer’ sólo se editó en 1985 con prólogo explicativo del autor (recogido ahora en apéndice) aunque es una diferente continuación de ‘Yonqui’. Buscando muchachos atractivos –y obsesionado con uno llamado Allerton– seguimos las andanzas de borrachera y sexo gay de Lee por México (ciudad que ama y detesta) y sus viajes con el chico Allerton por Panamá y Ecuador, buscando una droga especial, la ayahuasca. Con fragmentos y saltos nunca faltos de narratividad, estamos ante un Burroughs que comienza a mezclar lo real y algo lo visionario. Todo es marginal. Después, el entonces errante y trasterrado Burroughs se va a Tánger (en su nueva novela ‘Interzona’) y vive el fin de la libérrima ciu-

critor. No obstante, la abundancia o exigüidad de títulos unidos a un nombre quizá no sean datos definitivos para nuestro propósito. Por una regla de tres podríamos designar como paradigma de escritor al que no posee mayor logro que el de hacer de la matraca un nuevo y terrorífico género literario. Vale, sí, no he dicho nada, que para gustos hay colores y lo que para uno es matraca para otro es inconfundible y prolífico sello. Lo que estaremos todos de acuerdo, en lo concerniente a las producciones raquíticas, es que veces hay que no quitan un ápice a los méritos. ¿Acaso algún valiente afirmaría que Juan Rulfo no era escritor? A lo mejor la respuesta la tengan aquellos que, ante el

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YONQUI, EL ALMUERZO DESNUDO, QUEER William Burroughs. Varios traductores. Anagrama Compendium, Barcelona, 2014. 540 páginas.

dad internacional. Allí escribe su primera y revolucionaria novela propiamente tal, ‘El almuerzo desnudo’, editada en inglés pero en París en 1958. Con un estilo lírico, quebrado pero legible, se nos muestra el panorama de una ciudad donde todo es posible, de las drogas a todo tipo de homosexualidad, logrando un texto bello y novedoso. Sin estos tres títulos (digámoslo breve) Burroughs no sería él. Ni existiría su creativa fama transgresora que lo aureoló de por vida. Un clásico distinto.

lamento de algunos de que hoy apenas se lee, aseguran que, apariencias engañan, se lee, y se escribe, más que nunca. Vamos, que El Tostado era un aprendiz en lo de poner una palabra detrás de otra. Porque estos que nos quieren sacar de nuestra mayúscula y pesimista equivocación proclaman que Internet es la Biblioteca de Alejandría, el Maracaná de los scriptoria. Millones de capítulos, de ciento cuarenta caracteres cada uno, que conforman un almacén inagotable de imaginación y sabiduría. En fin, que para no marear la perdiz, café para todos que ancha es Castilla y ahí tiene la puerta el que pretenda aguarnos la gran fiesta virtual de la cultura y el intelecto. ¡No te fa!


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DEL CIPRÉS

LECTURAS

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El campo de la incertidumbre Alain Finkielkraut reflexiona sobre ‘la identidad desdichada’ de Francia y del nexo europeo JOSÉ GIMÉNEZ CORBATÓN

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n Mayo del 68 la palabra llenaba el espacio. Sobrevino poco después el giro antiautoritario en las conciencias políticas, los disidentes de la Europa del Este, y aquellos jóvenes que llenaron las calles de París de consignas pasaron de llamarse camaradas a reconocerse como ciudadanos, creyeron en el sufragio universal y en la defensa de los derechos humanos. Como si Goethe, de repente, les hubiera recordado que «las ideas generales y los grandes conceptos siempre están destinados a provocarnos grandes infortunios». La era Mitterrand, la caída del Muro, el derrumbe de las Torres Gemelas llenaron dos décadas en que el ‘bobo’ hizo su aparición; a saber, una suerte de burgués bohemio que quiere estar «al plato y a la tajada: ser plenamente adulto y prolongar la adolescencia hasta el infinito». Internet y la publicidad acaban de dibujar el Sistema. El último acto, por el momento, lo juegan los ‘indignados’: el gran cambio al que aspiraba aquel lejano Mayo ha desapa-

recido del programa. Hay que conservar el estado del bienestar; ya no se trata de alcanzar lo imposible. Nos olvidamos de Kant y su ‘sapere aude’; de la Ilustración, que nos exigía valernos en exclusiva de nuestro propio entendimiento. De la laicidad que representaban los viejos maestros republicanos: lo mejor de la palabra humana, la autoridad que enseña a afirmarnos en el pensamiento; frente al cura, ante cuya palabra revelada el pensamiento se postra. Laicidad según la cual, en el respeto de las leyes, vivimos la existencia según nuestro más íntimo parecer, «a la luz de nuestras propias elecciones en conciencia». En este nuevo contexto, pero apelando aún a aquella premisa laica y republicana, se inscribe la prohibición de los signos religiosos en la escuela, o en los lugares públicos; en la norma se incluye el velo de la mujer musulmana. Se trata de reclamar el derecho inherente de todo ser humano a la libertad, a la autonomía de pensamiento, de juicio y de actuación por sí mismo. Pero la ley ha sido atacada desde muchos frentes: el multiculturalismo, la diversidad religiosa que hoy llena Europa, los siempre citados y quizá ya banalizados derechos humanos. Como si uno de ellos,

Qué lugares

C

ada día que pasa crece más mi convicción de que los bares pueden hacer, y hacen, más por la literatura, por la cultura en general, que cualquier concejalía, consejería, ministerio, obra cultural, o fundación oportunista. Mucho más, desde luego, que las grandes superficies librarías, o editoriales monstruosas, cuyo objetivo, antes que la expansión de la cultura, es llenarse la bolsa. También, sospecho, intentar pudrir el cerebro de la gente con su pro-

moción superflua de textos de la peor catadura estética. Textos que, además, tienen la cualidad de mantener los sentidos estético, crítico, incluso moral, adormecidos en unos parámetros adecuados. Un funcionamiento mental adecuado, que dice el anuncio de cierto medicamento, un anuncio animado que da mucha grima y le hace a uno preguntarse muchas cosas. –No sé si lo habrán visto: un hombrecito trajeado que va prodigando a setos, perros y farolas, una de esas sonrisas idiotas que despiertan ins-

el más fundamental, consistiera en cerrar «el campo de la incertidumbre». Llegados a este punto, conviene recordar la sutil enseñanza del antropólogo Claude Lévi-Strauss. Por supuesto que hay que hacer sitio a la alteridad, pero «¿no somos nosotros mismos el otro del Otro? ¿Y no tiene también derecho ese otro a ser y a perseverar en su ser?» Cada propuesta de identidad, así, debe ser conservada firmemente y transmitida sin vergüenza. Las otras, y la nuestra. Pero desde el ámbito de la libertad, no de la imposición de las raíces, la costumbre o la dominación del yo. No cabe duda de que hay que hacerle sitio al multiculturalismo, «pero no quizá todo el sitio». Alain Finkielkraut, en este ensayo titulado ‘La identidad

LA IDENTIDAD DESDICHADA Alain Finkielkraut. Traducción de Elena M. Cano e Iñigo SánchezPaños, Madrid, Alianza Editorial, 2014, 203 páginas, 16 euros.

tintos poco benévolos. Puede que esta afirmación de que los bares sean el reducto más vivo de la cultura, de las artes, de la literatura, de la poesía en especial, les parezca a algunos tiste. A mí no. A mí me parecen más tristes, intimidantes, los auditorios. De hecho, los auditorios, son para creyentes convencidos, como los mítines, como las iglesias. Ahí todo el mundo sabe a lo que va, y no cabe sorprenderse. Uno se adecenta un poco, y se sienta muy recto y serio, pide, con gran dignidad, silencio y respeto para el artista, y aplaude cuando corresponde. La cosa acaba y cada cual se va a lo suyo, muchas veces de bares. Al recital de Bar, por su-

El pensador Alain Finkielkraut. :: HANNAH ASSOULINE desdichada’, y que ha creado una amplia y muy diversa controversia en Francia, concluye que, «si ponemos finalmente nuestros relojes en hora, si elegimos hacer frente y si no abandonamos, sin lucha alguna, la idea y la práctica de la democracia en manos del proceso que lleva ese mismo nombre», aún estamos a tiempo de atajar ciertos errores, de jugar todas las cartas. Aunque ese tiempo apremie. ¿Es permisible, desde la defensa del multiculturalismo, que un alumno se niegue a estudiar a Rousseau porque hacerlo es contrario a su religión, o a leer ‘Madame Bovary’ porque es «peligrosamente favorable a la libertad de la mujer»? Finkielkraut, de origen judío y polaco él mismo, nos recuerda un pensamiento rabínico que reza así: «Sin temor no hay sa-

EL TALISMÁN DE LA COSTURERA CIRO GARCÍA

puesto, también van creyentes, o van, sobre todo, creyentes. Pero se respira otro aire. No hace falta endomingarse, o si se hace, es porque a uno, a la taberna, siempre le ha gustado ir de domingo. Y nadie te va a mirar mal si, además de a los versos, atiendes a una caña o a un refresco. Esto, sin duda, te hace más receptivo. Unido al hecho de poder levantarse y sentarse las veces que a uno le vengan

biduría». Ni cultura, añade el filósofo. Sin temor al conformismo ideológico que emana de las nuevas tecnologías, propagando «la parataxis de la actualidad perpetua», o «la delicia del texto por el frenesí del mensaje». Porque la realidad nos dice que en Francia disminuye el número de lectores de libros, y los que aún persisten son cada vez más viejos. Lo más grave es que incluso la escuela nacional, a su juicio, ha entregado las armas: en nombre del respeto a la democracia en el aula, le hace el juego a esas tecnologías en las que navega la ‘generación Internet’ y que enseñan a «hablarnos sin oírnos». Finkielkraut no escatima las referencias de uno y otro signo para obtener el efecto deseado: alertar. Ni los ejemplos: como la decisión del go-

bierno francés, en 2008, de suprimir los exámenes de cultura general en las oposiciones administrativas para no desfavorecer a los aspirantes que no dispusieran de los códigos a menudo heredados del medio familiar. Se trataba, pues, de acabar con una «discriminación invisible». Aún más lejos fue cierto periodista, quien propuso que no se eliminaran dichos exámenes, sino que se les imprimieran «toques de juventud», es decir, videojuegos y cultura de barrios. Nadie crea que ‘La identidad desdichada’ expone dudas e interrogantes que conciernen sólo a franceses. Como el propio filósofo afirma, «Europa ya no es un lugar, sino un nexo, se eleva por encima de todos los particularismos». Nosotros también somos un elemento de ese nexo.

en gana, evita los ataques de culo inquieto, casi inevitables en los tramos finales de un recital. Ningún aplauso aquí es a destiempo. Está, por otro lado, la ventaja de que en el Bar habrá gente no convencida. Gente que si bien al principio piensa en protestar –mozo, hay tropo en mi birra–, puede que, finalmente, le encuentre el gusto a esto de la poesía. Muy dormida tendría que estar la estética, incluso el sentido el humor, de quien, hace justo dos semanas, entrara en el bar Beluga y no disfrutara con el recital a tres bandas que ofrecieron Roberto Ruiz Antunez, Manuel González y Chapu Valderrama. Muy atrofiado en criterio para no haberle encontra-

do el gusto. Porque fue un recital dinámico, y muy divertido –la mirada lúdica, crítica, de Chapu al mundo y a sí mismo, en versos redondos, descarnados, certeros–, intimista en ocasiones –aquí la voz de Manuel, de quien ya hablé extensamente–, y, en su otro tercio, una invitación a la cordura por el procedimiento de poner las ideas patas arriba, las poderosas imágenes pop, la rima ausente, el potente ritmo de Roberto. En fin una conjunción de tres poetas colosales, que ya quisiera para sí cualquier parnaso. Tres nombres, que de tener gusto, o estética, deberían oírse en todas partes, fuera y dentro de los bares, en el mundo – si hay tal – de la literatura.


13

Sábado 1.11.14 EL NORTE DE CASTILLA

De la extrañeza del mundo La obra de Patrizia de Racheviltz, como se aprecia en ‘Mi Taishan’, no es ajena a la de su abuelo Ezra Pound

SANTIAGO RODRÍGUEZ GUERREROSTRACHAN

P

atrizia de Rachewiltz es nieta de Ezra Pound, una de las voces mayores de la poesía norteamericana del siglo XX, quien, curiosamente, tuvo en España una acogida calurosa ya des-

de los tiempos en que Juan Ramón Jiménez se carteó con él, pero sobre todo en la época de los Novísimos, allá por la década de los setenta. «Mármol en la Dogana, como observaba Pound», escribía Pere Gimferrer en uno de sus poemas. Vino la poesía culturalista y luego se fue. Quedaron algunos restos en los escenarios vacíos. Pound quedó como pieza de museo, como una curiosidad, alguien de quien se podía utilizar la

enorme erudición que condensaban sus poemas para asombrar a jóvenes poetas incautos. Poco queda, sin embargo, del expatriado, el hombre que vivió la mayor parte de su vida fuera de su país, del hombre que, con ese mismo sentimiento de exilio, se fijó en la poesía trovadoresca y en la poesía china, el americano algo loco que vivía en Italia. La vida de Patrizia de Rachewiltz no es ajena a la pe-

ripecia de su abuelo, al igual que no lo es su obra poética. Uno, cuando lee ‘Mi Taishan’, encuentra poemas densos y poemas ligeros; celebratorios, algunos, otros tratan de la extrañeza del mundo. No encuentra, sin embargo, eso que hoy en día la gente celebra como suprema virtud y no deja de ser baldón: lo local. Nada fascina más a los lectores que la identificación localista de una obra literaria. No ocurre así con Rachewiltz, por fortuna para ella y para quienes nos aburre la evocación de lo provinciano. Su poesía no es americana si entendemos por tal la que se inserta en una determinada tradición que trascurre por Walt Whitman, Wallace Stevens, Robert Lowell o John Ashbery. Ello no quiere decir que no reconozcamos en ella la voz de escritores tan fuertes como Emily Dickinson, Ezra Pound o algunas similitudes con el mismo Lowell. Hay mucho, y muy bien asimilado, de Dickinson, esa otra poeta solitaria y ajena a su tiempo y su gen-

MI TAISHAN Patrizia de Rachewiltz. Orense: Linteo, 2014. 167 págs.

te. Hay veces, también, en que la voz de Rachewiltz suena como la de una niña asombrada ante el mundo: «Tú y yo, una revelación,/ sin desear otra cosa que lo que/ somos.”» En un ensayo sobre los expresionistas abstractos americanos que llevaban viviendo ya varias décadas en París, Ashbery advertía que no solo les separaba una distancia física sino que la falta de contacto con otros americanos había conducido a estos pintores a una suerte de manierismo en su obra. Algo así parece haber sucedido a Rachewiltz.

Uno tiene la sensación de que la ausencia de un suelo firme ha impedido que desarrollara una voz con mayores matices. Esto en modo alguno es una crítica, pues el mismísimo Whitman se presentó desde el primer momento con una voz ya madura que no varió a lo largo de los años; algo similar le sucedió a Dickinson, extraordinaria poeta, cuya reclusión le impidió tener una visión crítica ajena de su obra. El libro va precedido de una introducción extraordinaria por la información que proporciona sobre la vida y la obra de Rachewiltz y por la amenidad con que la expone, firmada por Viorica Patea, autora de otras introducciones igualmente valiosas, entre ellas a ‘La tierra baldía’ de T.S. Eliot. Traduce, con inteligencia y libertad, los poemas Antonio Colinas, poeta ya forjado en estas lides con Giacomo Leopardi entre otros, y autor de ‘Encuentro con Ezra Pound’, probablemente el mejor homenaje al poeta americano.

LITERATURA INFANTIL Y JUVENIL

Vida y enigmas de un dragón de origami LA EXTRAÑA ORQUESTA Pablo Albo y Esther Burgueño. Editorial Edebé. 32 páginas. 7,70 euros. Edad recomendada: a partir de 4 años

De ritmos, humores y amores :: SUSANA GÓMEZ Hace unas semanas reseñábamos en estas mismas páginas otro texto de Pablo Albo (’Todo patas arriba’, de Guarida Ediciones) para hacernos eco de esa combinación de ritmo, ternura y buen humor de la que su autor hace gala en sus propuestas. Hoy, cuando rescatamos de la estantería de los libros por recomendar ‘La extraña orquesta’, nos topamos de nuevo con el sabor de los afectos y el tono dulcemente burlón que le caracteriza: la historia contada por un niño que, tras afirmar que lo que más miedo le da es su abuelo, irá explicando que en realidad lo que le aterra es algo que hace: cantar. Porque ese se-

ñor calvo y con gafas que cada mañana clama al sol desde la ventana para invitarle con sus gorgoritos a que salga (su nieto está con-

vencido de que lo hace porque está demasiado lejos para oírlos) es una de las personas que peor canta en el mundo. Aunque todavía (ya

se verá) hay quien lo hace aún con menos tino... Hilvanado por reiteraciones y acumulaciones, el cuento realiza un recorrido por ritmos y onomatopeyas que, aderezados con toques de humor rimado, van construyendo un discurso muy del gusto del público infantil: un relato que suma guiños y retahílas, a la vez que presenta peculiares personajes e instrumentos musicales (desde un tractor a botes de lentejas pasando por un montón de chatarra). Apuntalado por las ilustraciones de Esther Burgueño, cuyo desenfado y trazos distorsionados acompañan con acierto el tono del texto, el álbum es una apuesta por el amor desinteresado. Los misterios a desentrañar: ¿quién canta peor que el abuelo? y sobre todo... ¿quién será el vocal de tan extraña orquesta?

‘Rasabadú’ se desliza por entre la fantasía y lo inevitable como quien pronuncia un hechizo imposible de deshacer. Edificado sobre el lirismo y la cadencia de las frases cocidas a fuego lento, el texto saborea palabras y emociones como un conjuro del lenguaje, mientras los miedos, las preguntas y la imposibilidad de escapar a nuestro destino se abren paso con la contundencia de lo ineludible. O no... Porque el final abierto de este cuento de pequeño formato e ilustraciones en ocres y grises (geometrías con vocación de modestia que se lanzan a la aventura de la metáfora) apuesta por que la respuesta (si es que la hay) la imagine el lector. El pequeño dragón de origami no quiere estornudar porque no sabe si de su boca saldrá fuego o confeti. Y él, que ha visto cómo la radio se ha quemado por un cortocircuito, se enfrenta a su naturaleza entre dudas y pesadillas, con el dedo muy cerca

RASABADÚ Égar Omar Avilés y Cristina Sitja Rubio. Editorial A buen paso. 32 páginas. 14 euros. Edad recomendada: a partir de 8 años

de la nariz no vaya a ser que el constipado le haga estornudar y queme la bodega que comparte con moscas, tarántula y ratones. Bajo la silla donde malduerme sus nostalgias, Rasabadú va olvidando las noticias que anunciaba sin saber por qué (esas cuyos titulares lucen como tatuajes en su cuerpo de papel), en tanto que sus vecinos se preguntan si su condición centáurica (fuego o celulosa, lanzallamas o confeti) acabará por destruirlos o llenarlos de papeles de colores.


14 LA SOMBRA

Sábado 1.11.14 EL NORTE DE CASTILLA

DEL CIPRÉS

L

a semana pasada decía en esta sección que las onomatopeyas representan sonidos producidos por personas (voluntaria o involuntariamente), sonidos característicos de los animales, sonidos producidos por cosas o por fenómenos naturales, y sonidos que son el resultado de acciones repentinas o violentas. También les hablaba de que su representación escrita, como signos lingüísticos que son, es convencional y arbitraria y varía según los idiomas. En plan chistoso exponía la onomatopeya que representa el sonido del canto del gallo en español (quiquiriquí), en inglés (cock a doodle doo), en alemán (kikeriki), en francés (cocoricó) y en japonés (kokekokko). Las onomayopeyas responden en cada lengua a convenciones que tienen que ver tanto con aspectos lingüísticos como culturales. Los sonidos que representan son universales, pero la interpretación de dichos sonidos por hablantes de distintas lenguas tiene que ver con los hábitos fonéticos de cada lengua y con la tradición cultural de cada comunidad lingüística. Si nos centramos en los sonidos de los animales, en español la vaca dice ‘mu’, el gato ‘miau’, el perro ‘guau’, la oveja, ‘be’ y el pollito, ‘pío pío’. Así lo aprenden los niños desde muy pequeños (en el mercado existen juegos para niños de sonidos de animales incluso para bebés) y por eso no es de extrañar que la percepción de esos sonidos por los hablantes esté mediatizada por ese ‘aprendizaje’. ¿Cómo representar por escrito las onomatopeyas? No hay una manera única, es decir, no hay fijación idiomática. Algunas, como ‘guau’, ‘mu’, ‘be’ o ‘miau’ están bastante fijadas en la lengua, incluso aparecen registradas en los diccionarios, pero otras no tanto y se producen vacilaciones a la hora de escribirlas. Incluso algunas son resultado de la

USO Y NORMAS DEL CASTELLANO MARÍA ÁNGELES SASTRE PROFESORA DE LENGUA ESPAÑOLA EN LA UVA

ASPECTOS LINGÜÍSTICOS Y CULTURALES

Más normas y recomendaciones para el uso correcto del castellano. Envíe sus consultas a: elcastellano. elnortedecastilla.es

creatividad de quien escribe. Además, muchas aparecen reduplicadas, como ‘bla-bla-bla’, ‘blablablá’ o ‘bla bla bla’ para imitar el ruido de la conversación ininterrumpida e insustancial; ‘cricrí’ para imitar el canto del grillo; ‘frufrú’ para imitar el ruido que produce el roce de la seda o de otra tela semejante; o ‘gluglú’ para representar el ruido del agua al sumirse o dejar escapar el aire. Otras se forman duplicando la misma sílaba con vocales diferentes, como ‘ris ras’, ‘plis plas’, ‘pim pam’, ‘tris tras’, ‘ding dong’, ‘zis zas’. En otros casos la onomatopeya reduplicada imita una cosa y sin reduplicar otra, como ‘ja, ja, ja’, que representa el sonido de la risa, y «’ja’, para expresar incredulidad o desacuerdo.

El «Diccionario de la lengua española» de la RAE registra apenas una treintena de onomatopeyas. ¿Hay algún repertorio de onomatopeyas? ¿A qué se puede recurrir para representar por escrito los sonidos característicos de animales, personas o cosas en español? Yo les recomiendo el ‘Manual de estilo de la lengua española’, de José Martínez de Sousa, en su 4ª edición (MELE-4: 2012). No conozco otra referencia más completa en este sentido. Bajo la entrada ‘onomatopeyas’ aparece un cuadro que recoge las onomatopeyas españolas en dos direcciones: a) de la palabra a la onomatopeya; y b) de la onomatopeya a la palabra. Si quien escribe quiere representar el sonido del golpe contra el agua, puede usar ‘paf’ o ‘zas’; si el de la lluvia suave, ‘plic, plic’; si el de una corneta, ‘tururú’; si el del llanto de un bebé, ‘muá, muá’; si el de un beso, ‘chuic’ o ‘mua’; si el del hipo, ‘hip’; si el de los aplausos, ‘plas, plas’; si el de una rasgadura, ‘ris, ras’; si el de un timbre, ‘rin rin’»; si el del teléfono, ‘riiin, riiin’; si el que recuerda algo apetitoso, ‘ñam, ñam, ñam’; si el de la risa socarrona, ‘jo, jo’; si el de la risa astuta, ‘je, je’; si el de una carcajada, ‘ji, ji, ji’, etcétera. Sería bueno, en aras de la fijación de las onomatopeyas, que la RAE, bien en el ‘Diccionario de la lengua española’ (habrá que esperar, me temo, dado que acaba de salir la 23ª edición) o bien en el ‘Diccionario panhispánico de dudas’, se ocupara de elaborar un repertorio que incluyera por lo menos las más frecuentes y donde que aparecieran las formas recomendadas para representar tal o cual sonido, para que quien quiera usarlas en la escritura no tenga dudas sobre cómo escribirlas. Y si además ofreciera pautas para integrarlas en el texto, a quien escribe le vendrían como anillo al dedo.

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El umbral de la eternidad. Ken Follet (Plaza&Janés)

La pirámide inmortal. Javier Sierra (Planeta)

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Así empieza lo malo. Javier Marías (Alfaguara)

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No culpes al Karma. Laura Norton (Espasa)

Mala suerte. J. Kinney (Molino)

La pirámide inmortal. Javier Sierra (Planeta)

Demonios familiares. Ana María Matute (Destino)

La herencia JJhon Grisham (Plaza&Janés)

El balcón en invierno. L. Landero (Tusquets)

La mujer del diplomático. San Sebastián (Plaza&Janés)

No culpes al karma... Laura Norton (Espasa)

Morir bajo tu cielo. Juan Manuel De Prada (Espasa)

Así empieza lo malo. Javier Marías (Alfaguara)

Demonios familiares. Luis Landero (Tusquets)

Los bienes de este mundo. I. Nemirovsky (Salamandra)

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Las gafas de la felicidad. Rafael Santandreu (Grijalbo)

Open. Mi historia. André Agassi (Duomo)

Las gafas de la felicidad. Rafael Santandreu (Grijalbo)

Canta Irlanda. Javier Reverte (Plaza &janes)

Diccionario de la Lengua ... Real Academia (Espasa)

La vida sin armadura. A. Silliote (Impedimenta)

El libro Troll. Rubius (Temas de hoy)

Minecraft. Guía básica. AAVV (Montena)

Los 10 mitos del nacionalismo... J. Leguina (T. de Hoy)

Yo fui a EGB. J. Díaz-J. Ikaz (Plaza&Janés)

Herr Pep. Martí Perarnau (Corner)

Ser feliz depende de ti. Ramón Campayo (Planeta)

Gente tóxica. B. Stamateas (B de bolsillo)

Donde tus sueños te lleven. I. Narvaiza (Onio)

La enzima prodigiosa 2. P. J. Ramírez (Aguilar)

El cooltureta. Moderna de pueblo (Lumen)

Los 88 peldaños del éxito. A. Pérez (Alienta)

Tesoros del silencio. Javier Burrieza (Ayto. Valladolid)

Ansiedad. Scott Stossel (Espasa)

Los 88 peldaños del éxito. Anxo Pérez (Alienta)

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Así empieza lo malo. Javier Marías (Alfaguara)

Así empieza lo malo. Javier Marías (Alfaguara)

Pacto de lealtad. Gonzalo Giner (Planeta)

El umbral de la eternidad. Ken Follet (Plaza&Janés)

Alabardas. Saramago (Alfaguara)

Esperando al rey. Peridis (Espasa)

Adulterio. Paulo Coelho (Planeta)

Adulterio. Paulo Coelho (Planeta)

El comité de la noche. Gopegui (Random House)

Trilogía de la ocupación. Patrick Modiano (Anagrama)

Muchachas. Pancol (La Esfera)

Leal. Verónica Roth (Molino)

Los huérfanos. Carrión (Galaxia)

Underground. Haruki Murakami (Tusquets)

Nos vemos allá arriba. Pierre Lemaitre (Salamandra)

Pacto de lealtad. Gonzalo Giner (Planeta)

Demonios familiares. Matute (Destino)

Un balcón en invierno. Luis Landero (Tusquets)

La pirámide inmortal. Javier Sierra (Planeta)

La pirámide inmortal. J. Sierra (Planeta)

NO FICCIÓN

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NO FICCIÓN

De animales a dioses. Harari (Debate)

Diccionario. RAE (Espasa)

Un paso al frente. Segura (Tropo)

El Arte de no amargarse... R. Santandreu (Oniro)

Disputar la democracia. Iglesias (Akal)

La enzima prodigiosa 2. P. J. Ramírez (Aguilar)

Palabralogía. Ortega (Crítica)

Isabel la católica... Tarticio de Azcona (La Esfera)

La sociedad de coste marginal cero. Rifkin (Paidós)

Guía del cielo 2015. Procivel

España y Cataluña. Kiron (La Esfera)

Open. Memorias. Andre Agassi (Duomo)

Psicopolítica. Han (Herder)

200 tapas de España. Alberto Acosta (LID)

Podemos. Destruyendo a Pablo... Múller (Deusto)

España y Cataluña. Henry Kamen (La Esfera)

Acontecimiento. Zizek (Sexto Piso)

Mañana lo dejo. Pedro García Aguado (Amat)

La vida es suero. García (Enfermera Saturada)

La enzima prodigiosa 2. P. J. Ramírez (Aguilar)


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Sábado 1.11.14 EL NORTE DE CASTILLA

El calentamiento global A

quienes hayan seguido esta Partitura a lo largo de los últimos años no les sorprenderá que vuelva a escribir sobre mi abuelo Joaquín. Aprendí muchas cosas de él, y tal vez a la observación de su comportamiento y reacciones deba algunas de las virtudes y defectos que puedan caracterizarme ahora. En alguna ocasión expliqué su curiosa costumbre de abrir de cuando en cuando el reloj de pared que adornaba el comedor de su casa para limpiarlo de las horas perdidas que, según él, quedaban amontonadas junto al polvo, inertes e improductivas, en los rincones de la caja. La paciencia y buen carácter que yo percibí en su proceder, sin embargo, no tenían nada que ver con el humor endemoniado que le achacaban los que le conocieron de mozo cuando, por menos de nada, tiraba escaleras abajo a algún pretendiente de mi abuela que quisiera aproximarse demasiado o entablar con ella algún tipo de relación aunque sólo fuese verbal. El tiempo –acaso esas horas perdidas que iba restando de su vida– suavizó poco a poco su temperamento hasta el extremo de convertir a una persona violenta en un dulce predicador. Incluso en eso creo que me parezco, al menos en lo de la vejez sosegada y benevolente, si bien debo confesar que en mi juventud fui un pacifista activo que luchó con todas las armas a su alcance –paradojas de la vida– contra la violencia generalizada. Eran los años de la guerra de Vietnam –hubiese dado lo mismo si hubiese sido otra, porque todas eran y son inútilmente parecidas–, pero a mí me tocó aquella, en apariencia tan lejana y sin embargo de consecuencias tan próximas y fatales para nuestra generación. También he protestado alguna vez por la violencia gratuita de los dibujos animados que tuvimos que soportar, supuestamente infantiles, que trataban de inyectarnos por los ojos la ira o la brutalidad acostumbrándonos así a lo que luego ratificarían los telediarios hasta el extremo de no permitirnos distinguir la realidad de la ficción. Reconozco que todas esas circunstancias, y otras que me ahorro por mor de la brevedad exigida en este suplemento que tan generosamente acoge mis reflexiones, nos convirtieron más a menudo de lo que probablemente deseába-

El dios Marte. :: EL NORTE mos en súbditos de Marte. Nos manifestábamos contra la injusticia y contra la falta de libertad, si bien es cierto que variaban las formas y yo prefería unirme a los que imitaban la revolución romana de los plebeyos –aquella forma de protesta que estudié en mi breve paso por las aulas de la Facultad de Derecho– que llevó a la plebe a marcharse de la ciudad de Roma para obligar a los patricios a aprobar una ley que les permitiese equipararse en derechos. En vez de enfrentarse con los tribunos y cónsules a mamporros eligieron el camino de la huelga pacífica, retirándose a las afueras de la urbe y dejando que los nobles se cocieran en la salsa de su propia basura, sin servicios y sin servidores, hasta que no pudieron más y cedieron. Nosotros, es decir quienes defendíamos esa forma de protesta silenciosa y pasiva, hemos ido perdiendo fuste y entidad para ser avasallados y sustituidos por unos manifestantes activos que con pancartas, gritos, pitos, bocinas y consignas llenan las calles y plazas de lo que antaño se llamó ‘ciuitas’ o sea el lugar donde los individuos preten-

LA PARTITURA JOAQUÍN DÍAZ

dían echar las raíces. Los grandes temas o los altos principios han sido relevados por las circunstancias más cotidianas y elementales, de modo que hoy una persona puede encontrarse cuando menos se lo espere con una manifestación reivindicativa, sea por la calle o por el pasillo de su casa, pues desde el niño hasta el anciano tienen derecho a expresar su opinión y todos podemos ser sujeto y objeto de protesta. Suele suceder, sin embargo, que los asuntos elementales a que antes me refería y que motivan esa misma protesta terminan siendo la excusa para sacar afuera las frustraciones, odios, enemistades, antipatías, resentimientos e inquinas que se pueda imaginar que albergan el corazón y las entrañas humanas en grado superlativo. Las últimas décadas, pero en particular los últimos años, han desatado a los demonios que todos llevamos dentro y que nunca duermen, como nos decían en los sermones de antaño. Los errores económicos y políticos han envenenado la convivencia, han desviado nuestra atención de las cosas verdaderamente importantes de la vida hasta

«A mí me tocó la guerra de Vietnam, en apariencia tan lejana pero de consecuencias tan próximas y fatales» «Los últimos años han desatado a los demonios que todos llevamos dentro y que nunca duermen»

puntos inimaginables hace poco y todo eso ha sido montado y urdido por una mano negra con la precisión del armero que, en vez de hacer balas de plomo, se dedica a fabricar dum-dum para hacer más daño sin necesidad de implicarse él, que al final no es el autor del disparo. El calentamiento del planeta se está produciendo, sí, pero más por el enardecimiento de los espíritus y por el caldeamiento progresivo e ininterrumpido de los cuerpos y las mentes, que por el aumento de temperatura de la atmósfera. La temperatura no nos viene de fuera: para calentarnos ya nos bastamos y sobramos nosotros. El problema es que la termorregulación, es decir la capacidad que antaño teníamos para producir calor y eliminarlo, se ha desestabilizado, dejándonos a cambio una termogénesis hormonal difícil de controlar. El tráfico, las malas noticias (que son casi todas), el trabajo (que suele ser excesivo y mal remunerado salvo en los casos cada vez más frecuentes que encienden el ánimo y avivan la hoguera), la incompetencia o la ineptitud o la impericia de los otros (no nos gusta mucho reconocer la nuestra, claro), la envidia funesta, el rencor antiguo, las fronteras mentales y físicas, los miedos incontrolados, etc., etc., nos arrojan a un fuego que no llega a ser eterno sólo porque nos cabrearía también que durase tanto. El calentamiento global significa que el quemador del aerostato que somos y que pretendemos dirigir está acabando con todo el aire supuestamente más ligero y nos está abocando a convertirnos en un globo cautivo de nuestras propias pasiones con escasas posibilidades de elevarse y aun de sostenernos en la troposfera. Los problemas diarios y nuestra progresiva incapacidad para asimilarlos (inútil pretensión de negar la realidad) se están convirtiendo en el ozono malo, que hace buenas las vidas de nuestros antepasados, hasta ahora ridiculizadas y denostadas por el progreso y por la ambición de bien-estar a cualquier precio. No en vano la palabra ‘cabreo’ se usaba en la Edad Media para medir los resultados de una actitud apremiante y abusiva. Actitud que se perpetúa hoy en las exigencias excesivas e injustas con que la sociedad –señora feudal e inexorable– nos grava y nos abruma.


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LA SOMBRA DEL CIPRÉS

Sábado 1.11.14 EL NORTE DE CASTILLA

Director: Carlos Aganzo Coordinadora: Angélica Tanarro

El Che C

omo muchos líderes revolucionarios, El Che no procedía de las clases trabajadoras, pertenecía a la clase alta. Basta con saber que su tatarabuelo había sido considerado el hombre más rico de todo el continente sudamericano, y que su padre era un poderoso terrateniente. Es todo un síntoma que cada vez que se habla de revoluciones se tienda a omitir el hecho de que sus dirigentes casi nunca pertenecen a las clases bajas: el caso de El Che es uno de los más relevantes, ya que procedía de lo que bien se podría considerar «la aristocracia argentina». Digámoslo con claridad: era un señorito que cursó estudios de Medicina, y los señoritos argentinos, como los españoles, solían ser bastante arrogantes. Su gloria empieza a gestarse en la revolución cubana, cuando llegó a formar una pareja estable con Castro. Todos

MITOLOGÍAS JESÚS FERRERO

«Bajo el pretexto de una nueva guerrilla que le devolviera al tiempo de la juventud, cuando aún no se había manchado, El Che buscó la muerte en Bolivia»

los que vivieron junto a ellos la época de la guerrilla decían que había entre Guevara y Castro algo muy parecido al amor. Castro lo adoraba, y Ernesto se dejaba adorar. Algo muy habitual en muchas relaciones amorosas. Cuando triunfó la revolución, El Che alcanzó altas cotas de poder, firmó penas de muerte y llegó a ser ministro de Industria, si bien su verdadera pasión era la Medicina, e impulsó su desarrollo en Cuba. En parte gracias a él la medicina cubana se hizo célebre en todo el mundo. Su foto más definitiva (en la que se basa nuestro dibujo), la que lo convertiría en un ídolo de masas y en toda una figura de la cultura pop, la sacó el fotógrafo Alberto Korda en 1960, y su autor le puso el título de ‘El guerrillero heroico’. El Instituto de Arte de Maryland la consideró el icono más divulgado y relevante del siglo XX, y no se equivocó, pues es difícil encontrar en el siglo pasado una foto más emblemática: ni siquiera la de Mao llegó tan lejos. Si uno analiza la imagen semánticamente, enseguida empieza a ver un trasfondo religioso, y de hecho en ella El Che guarda cierta relación con el Corazón de Jesús. Las imágenes no triunfan por casualidad, han de tocar de forma bastante directa la conciencia y el inconsciente colectivo. El campo semántico de la religión envolvió completamente la figura de El Che y en más de una canción cubana recibió el atributo de santo: San Ernesto Che Guevara. En 14 de junio de 1959, El Che pasó un día en España, cuando se dirigía a El Cairo para asistir a la Cumbre de Países No Alineados, y se interesó sobre todo por la Facultad de Medicina de la Complutense, que le sorprendió muy positivamente. El escritor chileno Jorge Edwards coincidió con él en alguna de esas reuniones internacionales y me confesó que a menudo El Che se comportaba con demasiada arrogancia, dinamitando relaciones que podían haber sido muy positivas para Cuba. Es sabido que El Che aspi-

:: ILUSTRACIÓN IRENE GRACIA

raba a convertir el mundo en una gran guerrilla, y que tras haber combatido en Cuba y en el Congo, se dirigió a Bolivia. ¿Por qué? Yo tiendo a ver su problema como un caso de narcisismo herido. Bajo el pretexto de una nueva guerrilla, que le devolviera al tiempo fulgurante de la juventud, cuando aun no se había manchado, El Che buscó la muerte en Bolivia.

Su vida había estado regida por la estética de la revolución y no solo por su ética. No se gustaba a sí mismo en Cuba, ya no. Echó mano de los recuerdos y comprobó que en cambio como guerrillero sí que se seguía gustando. Quería interpretar de nuevo ese papel en el gran teatro del mundo, e interpretarlo bien. Por eso El Che dijo al individuo que iba a acabar con él:

–Dispare con acierto, que va a matar a un hombre. Se trataba de decir adiós a la vida con una de esas sentencias que luego salen en las antologías de frases célebres. No me río: El Che le quería decir a su verdugo que no iba a matar a un burro o a un caballo: iba a quitarle la vida a una conciencia despierta y decidida. Era una actuación más para

el gran teatro del mundo: la culminación de un destino y de la pasión fundamental que lo guiaba, y que como siempre estaba poderosamente vinculada al narcisismo, convertido ya en una ética: la moral de hacer papeles en los que te gustas y en los que sientes que la vida puede hermanarse con una cierta idea de la belleza y de la dignidad ante la muerte.


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