Sábado, 25.04.15 Número CCI
SOMBRA CIPRES LA
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Los libros vuelven con la primavera
Hasta el 3 de mayo la 48 Feria del Libro de Valladolid concentra autores y novedades editoriales bajo la Cúpula del Milenio [P2]
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Sábado 25.04.15 EL NORTE DE CASTILLA
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Los libros vuelven con la primavera y, apenas apagados los ecos del día ‘D’, regresan a la Cúpula del Milenio para invitarnos a todos a vivir entre sus páginas. Hacemos un recorrido por el programa de la Feria.
Juancho Armas Marcelo
Retrato moribundo de La Habana castrista ‘Réquiem habanero por Fidel’ se presenta el domingo 26 como ganador del Premio Umbral al Libro del Año CARLOS AGANZO
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A
ver, «¿qué era Cuba antes de la Revolución? Nada, sólo un burdel paradisíaco para los yanquis y los gánsteres del mundo que venían aquí a divertirse (...) ¿Y qué es ahora Cuba? Un país donde todo el mundo es libre, donde todo el mundo sabe leer, donde todo el mundo sabe escribir, donde todo el mundo tiene trabajo, donde todo el mundo come, donde todo el mundo vive dignamente. Pobres, pero dignos. Pobres, coño, de verdad pobres, pero honrados y revolucionarios». De este jaez, inasequible al desánimo, ajeno a la derrota, aferrado a los ideales caducos de un régimen que vive sus últimos estertores, son siempre las reflexiones, a lo largo de las 340 páginas que componen el libro, del ex coronel Walter Cepeda, ‘seguroso’ retirado de la policía estatal cubana, servidor fiel a las órdenes de Raúl Castro desde los viejos días de la Revolución... Sobre el delirante monólogo interior de este personaje, desatado por el bulo (uno más) de la muerte del hombre que ha marcado el destino de Cuba durante más de medio siglo, construye Juancho Armas Marcelo su última novela, ‘Réquiem habanero por Fidel’. Un título que se suma, en su última convocatoria, a ‘Las cuatro esquinas’, de Manuel Longares; ‘La cabeza en llamas’, de Luis Mateo Díez, y ‘En la orilla’, de Rafael Chirbes, como
Premio Francisco Umbral al Libro del Año. Una crónica sentimental, un retrato moribundo de esa Cuba que, precisamente en estos últimos meses, afronta el momento decisivo de su transición. Cuando escribió, a finales de los noventa, ‘Así en La Habana como en el cielo’, Armas Marcelo quiso colocar en el frontispicio del libro dos citas de idéntica resonancia. Una, la del gran Gastón Baquero, que dice refiriéndose a la capital cubana: «cuando mi piel te arde en la memoria, / cuando recuerdas, niegas, resucitas, pereces, / yo te amo, ciudad». Y otra, escrita por el Nobel antillano Derek Walcott, que reza: «Amar un horizonte / es insularidad». El mismo amor decepcionado y la misma conciencia de singularidad del carácter isleño laten en este nuevo libro, todavía más personal, más sonoro, más profético, más artístico que el anterior si cabe. De hecho, sobre la propia peripecia de la narración de los recuerdos, trufada por las incertidumbres del presente, podríamos decir que en esta obra es el lenguaje –la sintaxis, el léxico, el propio sonido de la lengua española en la voz de los cubanos– uno de los grandes protagonistas de la novela. Tal vez la mayor cualidad literaria de este nuevo libro de Armas Marcelo es su capacidad para hacernos entender, precisamente a través del lenguaje, no sólo la idiosincrasia del pueblo cubano, la fuerza mítica que le confiere su permanente estado de contradicción, sino también el propio sentido de los hechos de la historia a través de los hombres que los protagonizaron. «La Habana es muy habladora», dice Armas Marcelo, «habla de lado, como si no hablara». Y con esta jerga guasona, subversiva, metafórica... y profundamente musical, el novelista construye una obra llena de personajes extraordinarios, de situaciones sorpren-
RÉQUIEM HABANERO POR FIDEL Juancho Armas Marcelo. :: ALBERTO AJA
JJ Armas Marcelo. Alfaguara. Madrid, 2015.
«La Habana es muy habladora -dice Armas Marcelo-; habla de lado, como si no hablara» El novelista refleja una sociedad cubana atrapada entre sus sueños y sus decepciones
dentes, de reflejos de una sociedad abandonada de sí misma, corrompida y atrapada entre sus sueños y sus decepciones. La ficción y la realidad se cruzan y se entremezclan, se dan vida la una a la otra, y al final da lo mismo que aparezcan en la novela Fidel o Raúl Castro, el Ché Guevara o el poeta Heberto Padilla, o el propio Armas Marcelo convertido en un «isleño» que le confiesa a Manuel Vázquez Montalbán: «Manolo, yo me siento aquí en mi casa. No como en mi casa, ¿me oyes?, sino en mi casa. Y tú sabes que tengo tantos amigos dentro como fuera». Lo importante es, en todo caso, que todos juntos, conforman un espléndido retablo de la Cuba situada en el límite del régimen castrista. El amor del escritor hacia esta Cuba sólo es comparable al que sienten los propios cubanos por su patria. Un amor que no esconde, en absoluto, la crítica profunda. «A veces lo pensé –reflexiona Walter Cepeda–: habíamos sido demasiado flojos en los últimos años. ¿No habíamos metido en la cárcel a trescientos contrarrevolucionarios y subversivos, gente que se hacía pasar por periodistillas y que se aprovechaba de la tecnología para socavar la fuerza de la Revolución? (...) En los buenos tiempos de la Revolución cargábamos camiones enteros y nos los llevábamos por cientos y cientos a la UMAP»... Y frente al último nostálgico del castrismo, ejemplo vivo y palpitante de los disparates del régimen, toda la palpitante realidad que lo circunda, aguardando a veces con resignación, a veces, con rebeldía, a veces con auténtica esperanza, el espectáculo del derrumbamiento. Una verdadera crónica social y sentimental.
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David Trueba, en una imagen de finales de 2014. :: JAVIER CEBOLLADA-EFE
David Trueba
«Me gusta la épica cotidiana hecha de pequeñas historias» El escritor, guionista y cineasta presenta su última novela, ‘Blitz’, el lunes día 27
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nido de por vida a un apellido irremediablemente cinematográfico este madrileño de cuarenta y algunos peina canas en su diaria lucha por seguir siendo un niño y se labra un prestigio como escritor en parte apoyado en las patas de sus facetas de periodista, guionista y realizador. Un taburete sobre el que asienta cuatro novelas que incluyen un comienzo más que prometedor (‘Abierto toda la noche’, 1995), un éxito de ventas (‘Cuatro amigos’, 1999), un Premio Nacio-
nal de la Crítica (‘Saber perder’, 2008) y este ‘Blitz’ en cuya promoción se encuentra y por el que recorre España regalando su conversación reposada, su humor un punto irónico y su visión crítica y certera de la sociedad, pero casi siempre amable. –¿Sus dotes de observador son una de sus virtudes como autor? –Sí, yo creo que sí, que lo que la gente tiende a entender como inteligencia en realidad es observación. Para hacer cualquier análisis de un problema de la época en que
JAVIER AGUIAR
vives es más importante a veces la capacidad de observación, que te permite un paso atrás. –¿Qué ve en esta sociedad y en este mundo cuando los observa? –Es apasionante, yo no me desesperaría nunca. No soy una persona fatalista aunque el que observa obviamente se
amarga, porque observa el tremendo dolor, la injusticia y el discurso nada solidario con las personas que han quedado fuera, derrotadas por un sistema impuesto. Aún así, no debemos perder de vista momentos espléndidos del ser humano y tenemos que buscarlos y seguir celebrándolo. Estar vivos es un reto, es amargo y hay muchas bofetadas, pero es lo único que tenemos y hay que luchar por ello y hacer este mundo un poco más digno. –Esta semana se ha vuelto a emitir ‘La escopeta nacio-
nal’. Parece que España no ha cambiado tanto. –Hay elementos que es difícil rescatar de nuestra sociedad. Lo importante es que las instituciones nos protejan contra los corruptos y no las confundamos con las personas que las regentan. Creo que la democracia se basa en la vigilancia de las instituciones y en su independencia. Nos hemos olvidado de ese elemento y los que estaban al frente se han aprovechado, las han usado en su propio beneficio. Pero ha sido defecto de todos. Hay que ser crítico
las 24 horas del día. –¿Siempre parte de la realidad para construir sus historias? –Sí, por lo general no es tanto que yo la elija como punto de partida sino que me elige ella a mi. Hay algo que se cruza contigo, que te causa una cierta impresión y eso es lo que luego hace estallar todo el proceso. –¿Hasta qué punto esa realidad es también protagonista de sus obras? –La realidad me inspira, me parece apasionante. Ofrece todos los días
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elementos apasionantes para un escritor, para un cineasta. No mirar la realidad, no pararse a observar a la gente, es no entender cuál es nuestra misión. Es nuestro oficio. –¿Qué ingredientes tiene que tener una historia para que usted quiera hacerla suya? –Eso es interesante porque uno no lo controla. Si yo supiera lo que es lo iría buscando. Más bien lo que ocurre es que te sorprende. Yo me he encontrado muchas veces preguntándome a mí mismo por qué estaba escribiendo sobre algo que a lo mejor un año antes me había parecido más ajeno a mí. Pues precisamente porque te ha despertado algo que ni tú mismo conocías. No soy de psicoanalizarme cuando trabajo, de querer entender por qué sale de mí eso que estoy haciendo, pero lo descubro tres o cuatro años después. Hay un rasgo subconsciente en el escritor. Evidentemente no me atrae un tópico corriente o lo demasiado importante, sino más bien el detalle, lo aparentemente sin importancia que luego descubres que no lo es. –¿Por qué le da tanta importancia al detalle?
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–Porque suele contener la idea más ambiciosa y más difícil de contar. Nos fijamos en gestos, en pequeñas cosas que delatan a las personas y el poder que tiene ese detalle evita la palabrería. Y hace comprensibles ideas muy complejas. Es fundamental disimular las ideas que contiene lo que estás contando, que no aparezcan en primer término. –El sexo es uno de sus temas recurrentes. ¿Es la segunda cosa más importante del mundo, como decía Woody Allen? –Es claramente un motor vital, pone en movimiento muchísimas cosas. Ha destruido carreras, ha levantado ambiciones, ha hecho a la gente renunciar a todo, es decir, que hay que tenerle respeto a esa pulsión. Por lo tanto es importante contarlo bien. Yo siempre intento que el sexo tenga un valor a la hora de contar al personaje, que tenga todos los elementos enriquecedores y no sea un arquetipo. Donde mejor se delatan las personas es en la intimidad sexual porque ahí uno no puede esconderse. No haría una escala de valores pero desde luego es importante. –A él también le gustaban
«El desamor es el estado natural y el amor, una cura momentánea»
los perdedores, los antihéroes... –Sí, el perdedor inteligente, que es alguien que añora algo. ¿Qué narrativa hay en el hombre que ha logrado todo y es feliz? Es abotargante. A mí lo que me atrae es el perdedor constante vital, la persona que no está satisfecha del todo, que nunca ha encontrado la paz. No lo llamaría tanto perdedor como luchador. No es un héroe, me gusta la épica de las cosas cotidianas hecha de pequeñas historias. Las grandes quedan para otros escritores que les gustan las epopeyas. Yo no me acabo nunca de creer a los héroes. –¿Y el amor? En sus cuatro novelas hay al menos tres desengaños... –Sí claro, en ‘Blitz’ me interesaba mucho la diferente significación de la palabra amor vital, que no es lo mismo para todos. Una señora de 63 igual piensa en la compañía, un chico de 30 lo relaciona más con la actividad sexual. Es decir, el amor se va configurando a lo largo de nuestra vida. En las novelas he tratado de dejar constancia de la idea que tienen los personajes en ese momento vital, pero nunca como una idea común.
–Quizás el gran tema sea la soledad y todo lo que hacemos para huir de ella... –En un mundo donde lo colectivo está en desuso porque nos han fomentado la vertiente privada, de alguna manera porque venía bien a la sociedad de consumo, interesaba quitar ese dolor a la gente. Sin embargo, nuestra supervivencia la vamos a encontrar siempre en lo colectivo, en los demás. El temor a la soledad suele ser un temor natural, la gente se da cuenta de que para resolver los conflictos necesita el apoyo de otros y en esa búsqueda se incluye también el amor. Digamos que el desamor es el estado natural y el amor la cura momentánea. Creo que no hay que huir de ella, hay que entenderla y convivir con ella, pero también es cierto que todas las invenciones o las inversiones del hombre suelen tener que ver con paliar la soledad. –Su hermano Fernando ha dicho que la función del cine es entretener, ¿está de acuerdo?, ¿lo aplicaría a la novela? –La primera misión del que hace un trabajo es hacerlo bien, más allá del valor que le da y eso incluye ser exigente con todo, no aburrir, no ser pedante, trascendente o pre-
«Todos los inventos del hombre tienen que ver con paliar la soledad» «Cuando me sale una idea nace ya con su destino, ya es una película o una novela»
tencioso, no ser bobo y ponérselo un poco difícil al lector. –¿Qué perdemos con las nuevas tecnologías, las redes sociales y los móviles? –Perdemos y ganamos cosas, como comodidad. Fructifican porque también ofrecen ventajas. Lo que hay que cuidar es que las ventajas no nos roben las virtudes que teníamos. Creo que perdemos sentido de colectividad, con una falsa colectividad, una falsa sociedad y falsos amigos y relaciones. Perdemos la calle, observar la vida sin intermediarios. Los que nos dedicamos al cine sabemos que allá dónde pones la cámara estás manipulando la realidad y, por lo tan-
to, observar la vida solo a través de una pantalla es observar la vida de forma limitada. –Hace 20 años publicó su primera novela, ¿cómo ha evolucionado su literatura en todo este tiempo? –Siempre creí que debía ser muy fiel a la idea que tenía de lo que quería hacer en cada momento, que pudiera mirar los libros y las películas que hacía con la distancia esa que te da el tiempo, pero también como miras un álbum de fotos. Igual no te gusta la cara que tenías con 12 años pero era la tuya y no cambiarías esa foto por nada. Eso es exactamente lo que me pasa, me siento muy reconocido en cada cosa que he hecho en el momento que la he hecho. Mis novelas me definen tal y como era, cómo veía el mundo, la literatura, cómo aspiraba a ser un escritor... No es lo mismo como veo el mundo ahora que como lo veía hace 20 años, lo que trato es de ser fiel a cómo lo veo ahora. No he renegado de ninguna ni he necesitado reescribirlas. No me sentaría a leerlas y juzgarme a mí mismo pero, en la distancia, si la gente viene en alguna feria a que le firme una de esas novelas, me da una enorme alegría.
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Gregorio Morán
La virtud de inquietar El autor de ‘El cura y los mandarines’ presentará su exitoso y polémico ensayo la última jornada de la Feria, el día 3
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ay quien expurga cada libro de Gregorio Morán esperando no salir en él. ‘El cura y los mandarines’ ha sido el último. Había despertado tanto interés que algún avisado lo frenó en galeradas. Planeta renunció a publicarlo y le hizo la mejor campaña publicitaria. Nada como la prohibición para que un ensayo –género antipático para el lector español– de 800 páginas –solo el fantástico aguanta semejante grosor– sea reeditado apenas pasado un mes. Akal cogió
el rebote del grupo planetario y metió triple. Gregorio Morán (Oviedo, 1947) ha pasado una década indagando en la ‘Historia no oficial del Bosque de los Letrados. Cultura y política en España 1962-1996’. Dos subtítulos para este largo recorrido por la intelectualidad española que hurga en el frente político, en el académico, en el literario y en el periodístico con muchos eslabones que los entrelazan. La polémica le ayudó tanto que en el prólogo remite el propio autor al último
VICTORIA M. NIÑO
capítulo en un intento de procurar una lectura sosegada. Sacie su curiosidad sobre el enojo del señor García de la Concha y vuelva al comienzo, viene a decir Morán. Y es que siendo importante quien ha ocupado todos los cargos posibles relacionados con la Lengua, hay personajes
de más jugoso reflejo y más sangrante retrato. Para todo aquel que quiera levantar las faldas a la oficialidad de la cultura española, este es un viaje apasionante. Una pena que Morán no tenga corrector de estilo, aún así la cantidad de información bien merece la inmersión. A este ‘mandarín’, que no es otro que Jesús Aguirre, le preceden en la bibliografía de Morán otros títulos que dan cuenta de su capacidad analítica sobre ingentes cantidades de documentación. El firman-
Gregorio Morán con ejemplares de su libro. :: PALOMA UCHA
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–¿La tragicomedia es el mejor género para retratar este mundo? –La tragicomedia es el género en el que transcurre la vida. La vida no es ni ciencia ficción, ni cine policiaco, ni novela histórica, ni de amor, ni rosa… es una tragicomedia. –Rafael Azcona le recomendó no sentarse a escribir sin un título y un final, ¿es algo prosaico no? –Sí, era un consejo muy prosaico, por eso era bueno. Quiero decir, los consejos muy abstractos es imposible seguirlos, pertenecen a cada autor, a su cabeza, a su sensibilidad. Y como Azcona era una persona inteligentísima, nunca jamás daba consejos, entonces, en ese caso, como teníamos una confianza extrema, me dijo: ‘mira, lo que yo hago con los guiones es eso, porque me ayuda a terminarlos’. Es totalmente prosaico, es un consejo práctico. El otro que me dio fue ‘trabaja todos los días 4 horas y al final harás lo que tienes que hacer’. –Además de ese ¿qué otr0s métodos utiliza? –Casi ninguno más. Creo que para ponerse a escribir lo más difícil es ponerse a escribir, porque hay millones de excusas y de atracciones y de
tentaciones para no hacerlo. Y un espíritu crítico sobre ti mismo todo el rato. Lo mejor que puedes hacer es no perder nunca de vista que tú eres una gotita de agua en un mar, es decir, que no eres nada importante para la sociedad, que tú eres totalmente prescindible. Debes ser muy fiel a lo que quieres hacer porque lo que te hará imprescindible es ser tú. Ser otro, imitar a otro, seguramente te hará ser peor que tú mismo. –Cuando un tema le atrae ¿qué le inclina a verlo como una película o una novela? –Eso viene en su propia definición, nace ya con su destino. Cuando me sale la idea ya es una novela o una película, no se trasvasan de un lado a otro. Es algo muy natural. –A la hora de escribir ¿piensa en el lector? ¿Qué busca hacer con él? –Pienso en el lector, pero como no sé quién ni cómo es, me coloco yo en su papel. Yo soy muy lector y muy espectador, también el único que tengo a mano para consultarle es a mi yo lector. Y cuando ya no llegas empiezas a recurrir a los lectores que tienes más cerca, que confíes en su juicio y su criterio.
te de las ‘Sabatinas intempestivas’, cada sábado en ‘La Vanguardia’ desde hace un cuarto de siglo, dejó dos perlas una descatalogada y otra reeditada. Mantuvo una larga y estrecha relación con el Partido Comunista Español y acabó escribiendo su historia en ‘Miseria y grandeza del Partido Comunista de España 19391985’ (1986), título con el que revolvió la cabeza del aparato que, como todos, convierte en traición cualquier divergencia. Casi una década después, en 1998, volvió a zarandear la peana de otro intocable nacional, Ortega y Gasset. ‘El maestro en el erial. Ortega y Gasset
y la cultura del franquismo’ abordaba la figura de la luminaria española más importante del siglo XX, para unos, del brillante articulista pero falto de un pensamiento sistemático para otros, del filósofo ‘primero de España y quinto de Alemania’ según el chascarrillo, a su vuelta a la España gobernada por el Caudillo. Recientemente la Fundación que lleva su nombre encargó otra biografía. Quien fue periodista en Madrid, en Euskadi y ahora en Barcelona, ha alternado su interés por la espuma de la sociedad española, por las prebendas y los manejos en nombre del arte, de la literatura, y sus hilos políticos, con la biografía, el libro de viaje y la ficción. En la primera categoría se repite el nombre de Adolfo Suárez, a quien dedicó un libro en 1979 que ha revisado en 2009. ‘Nunca llegaré a Santiago’ es un paseo por el trillado camino a golpe de celebración jacobea, que le hace reparar en Castilla. ‘El viaje ruso de un vendedor de helados’ (2001) transcurre entre la realidad y su recreación literaria.
La historia del PCE y la relación de Ortega y Gasset con la cultura del franquismo le ocuparon durante décadas
Belén Gopegui. :: R. OTAZO
Alicia Giménez Bartlett. :: MARTA CALVO
Belén Gopegui y Alicia Giménez Bartlett
Dos novelistas de (y con) ideas propias
Gopegui aporta a la Feria su última novela, ‘El comité de la noche’, mientras Giménez Bartlett vuelve a Petra Delicado
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mbas de gesto apacible, presumiblemente a gusto consigo mismas pero poco amigas de hablar de ellas bajo los focos mediáticos. A una, Belén Gopegui (Madrid, 1963), el marxismo y el ecofeminismo le parecen «imprescindibles» en el mundo actual. El último, resulta básico como herramienta para romper las estructuras patriarcales que aún en el siglo XXI niegan a las mujeres ciertas conquistas. La otra, Alicia Giménez Bartlett (Almansa, Albacete, 1951), se define como «postfeminista». «Mujer del 68», corrió delante de los grises pero ahora, con la edad, el tiempo ha decantado sus afectos y apaciguado el ánimo combativo. Deja el testigo de esa lucha en la calle a la siguiente generación pero la perpetúa de otra forma, en la figura de la nada convencional inspectora Petra Delicado, protagonista de una saga policiaca a la que ha sumado a principios de este año la décima entrega, ‘Crímenes que no olvidaré’ (Destino). Su aportación desde la literatura a todo lo que queda por hacer hasta lograr la plena igualdad entre sexos es solo uno de las conexiones entre las escritoras. Ellas no consideran la literatura ‘para’ mujeres ni quieren inscribirse en la órbita de la literatura escri-
VIRGINIA T. FERNÁNDEZ
ta ‘por’ mujeres. En su lugar, reivindican sencillamente la inteligencia («una cualidad escasa, es una facultad general, pero muere por falta de uso», ha dicho la escritora y guionista madrileña), por encima de etiquetas de género. No siempre se entiende bien que un escritor se posicione ética y políticamente a través de sus obras. A Belén Gopegui se la ha acusado de pergeñar novelas ideológicas, cuando lo correcto sería decir que es así con un matiz, porque en realidad escribe novelas de ideas y sobre (sus) ideas, algo que en ningún caso debería formularse como un demérito, según la autora. Con ‘El comité de la noche’ (Random House, 2014), su último libro, afianza Gopegui su militancia en el convencimiento de que la literatura puede servir para cambiar lo que no funciona de la realidad. Partiendo de una noticia real de 2012 que contaba que una farmacéutica planteaba pagar setenta euros semanales a los parados que donaran sangre, la madrileña mezcla en las pá-
ginas de ‘El comité de la noche’ el intimismo lírico en la definición de los personajes propio de sus comienzos (‘La escala de los mapas’, 1993), una dosis moderada de intriga y una porción muy notable de compromiso social, una dimensión ya patente en ‘Lo real’ (2001) o en ‘El padre de Blancanieves’ (2007). La fuerza de la colectividad o el cuestionamiento del poder establecido son elementos importantes en la literatura de Gopegui. Son cuestiones que siempre le preocuparon. Antes de la crisis, la tachaban de utópica y nostálgica, ha reconocido. Ahora, sin embargo, su narrativa reverdece. Giménez Bartlett, por su parte, «quería un personaje que fuera mujer y que tuviera protagonismo. La mujer en la novela negra o es la víctima, que aparece muerta en la primera página, o es la ayudante de alguien», dice sobre la liberal Petra Delicado, un modo de vengarse de un «género machista a morir», ha declarado la escritora manchega afincada en Barcelona. Traducida a varios idiomas, Giménez Bartlett es autora superventas en Italia, donde se desarrolla parte de la trama de su penúltima novela, ‘Nadie quiere saber’. Allí ha vendido un millón de ejemplares de sus libros. Su faceta de Agatha Christie española
ha sido reconocida con el Premio Pepe Carvalho de novela negra. El éxito editorial, no obstante, ha ensombrecido el otro mundo paralelo en que se mueve la manchega, esa literatura no tan claramente asociada al entretenimiento cuya senda comenzó a transitar antes de embarcarse en el territorio negro. Doctora en Literatura Española por la Universidad de Barcelona, obtuvo su primer galardón literario, el Premio Femenino Singular (Lumen), con ‘Una habitación ajena’ (1997), una recreación de las tensiones entre Virginia Woolf y su criada Nelly. Contrapuso en aquella obra feminismo y clasismo social en el pesamiento de la escritora inglesa. «La Woolf era muy contradictoria en esos temas», ha manifestado. El Premio Nadal en 2011 por la novela ‘Donde nadie te encuentre’ arrojó luz a esa otra vertiente literaria suya menos conocida. Estudió entonces la historia de los maquis y la vida de la guerrillera hermafrodita Teresa Pla Meseguer (‘La Pastora’), presuntamente violada por guardias civiles en el contexto de la postguerra española. No extraña, por tanto, que diga Giménez Bartlett que la escritura de sus novelas policiacas coinciden con momentos de liberación tras etapas creativas más exigentes.
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«Las casas cueva de ‘Las ratas’ sirven al escritor para retratar pueblos donde la ruina camina a la par que la despoblación»
Palomar de Gotarrendura, en Ávila. :: GABRIEL VILLAMIL
Día de Delibes
Arquitectura rural con resonancia literaria Ignacio Javier Gil Crespo analizará las construciones tradicionales desde la obra del narrador vallisoletano
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dobes, pueblos abandonados y tiempos pretéritos retratados en las novelas de Miguel Delibes. En paralelo, el discurso de sostenibilidad y eficiencia energética de la mano de la arquitectura que reivindica el valor actualizado de materiales antaño asociados a ambientes de pobreza y miseria. En esta perspectiva se mueve Javier Gil Crespo, profesor de Arquitectura en la Universidad Politéc-
JESÚS N BOMBÍN
nica de Madrid, que impartirá el 29 de abril la conferencia ‘La arquitectura tradicional castellana desde la obra literaria de Miguel Delibes’. Será en una jornada programada en el Auditorio de la Feria del Libro para recordar los
40 años del ingreso del escritor vallisoletano en la Real Academia Española. Gil Crespo es especialista en fortificaciones en la provincia de Soria y autor del libro ‘Patología constructiva de la arquitectura en tierra’, entre otras publicaciones vinculadas a los modos de edificar tradicionales. «No soy experto en literatura, ni siquiera en la obra de Delibes, aunque de pequeño leí y releí sus libros; me marcó su especial sensibilidad para des-
Ignacio Javier Gil Crespo.
cribir los paisajes, lo que me llevaba a subrayar pasajes en los que describía aspectos de la arquitectura tradicional de Castilla», cuenta Gil Crespo, recordando que «primero lo hacía como divertimento y luego por interés con mis estudios». El pasado mes de marzo viajó a La Habana, donde impartió una conferencia el mismo día en que se conmemoraba el quinto aniversario del fallecimiento de Miguel Delibes. «Fue en la biblioteca Rubén Martínez Villena, restaurada hace años bajo los auspicios de la Junta de Castilla y León y con una de sus salas dedicada a Miguel Delibes, donde ví que tenían colgada una fotografía suya, junto a toda su obra reunida, en fin, fue un cúmulo de casualidades». Lanza un lamento por el olvido en el que se hallan los modos constructivos tradicionales en los planes de estudio de Arquitectura, donde apenas se toca esta cuestión más allá de que algún profesor sensible a este tema lo aborde en clase. Donde va encontrando cada vez más acomodo el discurso de la construcción bioclimática y sostenible es en la opinión pública. El adobe, el tapial y los entramados de ma-
dera que con frecuencia aparecen en descripciones de novelas de Miguel Delibes gozan como materiales de gran predicamento en las tendencias sociales vinculadas al ahorro energético. «La arquitectura tradicional es la que el escritor vallisoletano llama la de la Castilla maltratada, la de la gente pobre que, como expresa en ‘El hereje’, ‘habita en tabucos de adobe’». Esta consideración no impide que Gil Crespo reivindique los materiales tradicionales como «aptos para responder perfectamente a todos los condicionantes naturales, climáticos y sociales». Sostiene que las casas cueva que aparecen en ‘Las ratas’ o las construcciones de adobe de ‘Viejas historias de Castilla la Vieja’ sirven al discurso narrativo de Delibes para retratar pueblos donde la ruina camina a la par que la despoblación, con el abandono progresivo de construcciones auxiliares relacionadas con los animales como son los corrales, palomares y establos. El arquitecto reclama un cambio de concepto respecto a estos materiales. «La arquitectura de tierra no es pobre, España está llena de conventos, castillos e iglesias levantados con tierra, tapia y adobe; es una construcción sostenible, con un funcionamiento constructivo y energético fabuloso, aunque con ese sambenito de materiales vinculados a la miseria», explica. Con todo, esta idea está cambiando de la mano de grupos de investigación que desde varias universidades como la cátedra Juan de Villanueva, de la Universidad de Valladolid, organiza congresos sobre arquitectura en tierra. El lamento de Gil Crespo se redobla al recordar que la pérdida de esta tradición constructiva se ha llevado por delante el saber de quienes la practicaban. «Apenas quedan albañiles que sepan trabajar bien el adobe, aunque el empleo de este material se está revalorizando a través de quienes levantan sus propias casas; un freno que ralentiza su desarrollo es la normativa, enfrentada a este tipo de arquitectura».
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Escritores de Castilla y León
Los nuestros, imprescindibles en la Cúpula
Rubén Abella. :: G. VILLAMIL
Rubén Abella, Gustavo Martín Garzo, Julio Llamazares o Luis Mateo Díez son algunos de los autores que no fallarán en esta edición de la Feria del Libro vallisoletana :: V. T. FERNÁNDEZ
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os escritores de la tierra, quienes se prodigan a lo largo del año en las numerosas citas que animan la agenda literaria de la ciudad cada semana, también desfilarán, como de costumbre, por los espacios de esta edición de la Feria del Libro de Valladolid. Uno de los que presenta trabajo más reciente es Rubén Abella. En su última novela, ‘California’ (Menoscuarto), ahonda en las constantes propias de su palpitar narrativo. La memoria, la felicidad y la identidad son algunos de los temas que aborda en una trama urdida a través de un clásico en su literatura, las relaciones familiares: «La familia es y ha sido siempre fuente inagotable de felicidad y de desdicha», dijo hace poco el vallisoletano en una entrevista en El Norte. Al lector le resultarán conocidos ciertos escenarios en los que Abella sitúa a sus personajes, ya que el argumento se desarrolla entre el valle de Napa de California, Madrid y Valladolid. Gustavo Martín Garzo estrenó el año con nueva novela. Acompañado por el poeta riosecano Luis Ángel Lobato, Garzo presentará en la feria ‘Donde no estás’ (Destino), una historia de fantasmas y de secretos familiares que tiene lugar en Villalba de los Al-
cores. Tierra de Campos es el territorio mítico que «vuelve a mí casi sin pretenderlo. Es una zona que se me impone, no es que yo la elija», confesaba hace pocas semanas en la presentación del libro en la librería Oletvm. Tras la muerte de su madre, Ana vuelve a la casa familiar donde convive con el fantasma de su abuela fallecida. Esos entornos cerrados donde se fusionan pa-
Llamazares vuelve a sus orígenes literarios y vitales en ‘Distintas formas de mirar el agua’ César Pérez Gellida será uno de los escritores más solicitados durante la feria
sado y presente, donde no todo es alcanzable a la vista, fascinan al Premio Nacional de Narrativa. «Quizá los muertos no tengan nada que decirnos, pero los vivos los necesitamos más que nunca para que nuestra vida sea más plena y verdadera», sostiene Garzo. A juicio del autor de ‘El lenguaje de las fuentes’, el mundo actual ha desdeñado la sustancia conformadora del ser humano que es la memoria y desprecia lo que puede aportarnos el misterio, que en la novela queda materializado en una habitación cerrada que se presenta a ojos de la niña protagonista como un universo por explorar. Impresionados dejó Julio Llamazares a los lectores que se acercaron a ‘La lluvia amarilla’. Prosa poética conmovedora para narrar la romántica tozudez del último habitante de un pueblo en el Pirineo Aragonés. Vuelve el leonés a sus orígenes literarios y vitales, a esa nostalgia por el abandono del mundo rural. En la novela ‘Distintas formas de mirar el agua’ (Alfaguara) se inspira en la condición de exiliados sufrida por él mismo y los habitantes de su pueblo, Vegamián, al verse la pequeña localidad sumergida por la construcción de un pantano. Ese «destierro es el más cruel que existe, un exilio definitivo, de no poder volver nunca más», decía recientemente. Las miles de personas que
Gustavo Martín Garzo. :: G. VILLAMIL
Julio Llamazares. :: FERNANDO GÓMEZ
Luis Mateo Díez. :: AIDA RODRÍGUEZ
pasaron por esa experiencia son «los judíos del siglo XX», añadía. «Esta novela es como una pequeña odisea, nacemos en un lugar, partimos de él y siempre queremos regresar a él como Ulises a Ítaca, solo que en mi obra el territorio de Ítaca ya no existe», lamentaba. El académico de la Lengua Luis Mateo Díez estará por partida doble en la feria. Acompañará al editor Agustín García Simón en el homenaje que la feria otorga a quien fuera su director entre 2001 y 2005, y en la misma jornada, la última (domingo 3 de mayo), Mateo Díez hablará de ‘La soledad de los perdidos’ (Alfaguara). «La situación en la que vivimos me ha empezado a llenar de sensaciones contradictorias que me han hecho dueño de una realidad que no controlo, que se me va de las manos, llena como de trampas, desengaños, emociones contradictorias, confusas... incomodidad», contaba a El Norte a finales del año pasado. Plagada de simbolismos, como acostumbra a hacer en sus libros el autor de ‘La fuente de la edad’, la nueva fábula del de Villablino sitúa en un ambiente desasosegante, en la Ciudad de Sombra, a «los perdidos», que hoy «somos quienes no entendemos la realidad porque sentimos que nos han estafado», espetaba. César Pérez Gellida será con seguridad uno de los escritores vallisoletanos más solicitados durante la feria. Tras la existosa trilogía ‘Versos, canciones y trocitos de carne’, en marzo vio la luz ‘Khimera’, «un ‘thriller’ con mucha carga de acción, en el que el elemento principal es la intriga, que tiene como gran diferencia respecto a trabajos anteriores el hecho de estar ambientada en un futuro cercano, muy tangible, entre 2037 y 2054», en palabras del autor. Más rostros conocidos para los castellanos y leoneses pasarán por la Cúpula del Milenio. Entre otros, el burgalés Óscar Esquivias, que participa en uno de los actos de ‘Cuando la feria duerme’ y ha sido el encargado de abrir la narración colectiva del concurso participativo Redlato, y los vallisoletanos Alberto Curiel, quien debuta en la ficción con ‘El caso Galenus’ (Algaida Editores), y el autor multidisciplinar Liam Darg, pseudónimo de David Rodríguez Gómez.
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DEL CIPRÉS
La importancia del Amanecer Rifaat Atfé compone sus diarios, de los que ofrecemos una muestra, entre el espanto de la guerra y su fe en la vida
Diarios de un sirio que todavía no ha muerto RIFAAT ATFÉ Cinco y media de la mañana No había ningún movimiento en la casa, ni en la calle. Ni pájaros, ni gatos, ni perros: Solo. He salido al jardín. Todo en calma, esperando al sol para que ponga al descubierto su belleza. Se me ha ocurrido echar a andar, por llevar la contraria a lo que ocurre a nuestro alrededor. ¿Qué dirección tomo? Nadie en la calle, a esta hora soy su dueño. A menos de veinte metros, un ángulo recto se movía. Me ha entrado un escalofrío, pero me he acercado: ¡Dios mío! ¡Era nuestra vecina de siglo pasado Um Gandi, la que teje bandejas de paja! No me imaginaba que aún vivía, pues el menor de sus hijos tiene mi edad. ¿Qué hacía, tan temprano, subiendo el monte? Le he dado los buenos días. Ha vuelto la cabeza desde su cuerpoángulo recto y me ha respondido: Dios te ilumine con las luces del Profeta, hijo. Um Gandi iba a la jungla de arrayanes a traer algunos ramos para adornar la tumba de su marido y de sus hijos. He sentido alivio, porque Abu Gandi, su marido, había muerto desde hace más de cincuenta años y Um Gandi aún visita su tumba y la adorna. Y he sentido también terror: porque ¿cuántos de miles de sirios mueren todos los días y nadie adorna sus tumbas siquiera con una flor? Misyaf, a 7 de noviembre de 2012
Va a llegar un día Parece que va a llegar un día en que no durmamos. Me acordé de lo que me dijo Paula, la hija de Reinaldo Atfé en Argentina: «Mi padre no duerme. Desde que os conoció está
pegado a la pantalla de su ordenador, buscando ansioso noticias de Siria». Empieza sus mañanas saludándonos: «Buenos días, familia, buenos días amigo». No abro el ordenador al despertarme. Quiero otorgar un poco de espacio a mis ojos, un poco de silencio a mis oídos. A estas horas los sirios están en sus camas o en vastos despoblados, buscando seguridad, algo que comer, un sorbo de agua.. Esta mañana me he despertado más temprano que ayer. ¿Qué haré después de asearme, tomar la medicina y asomarme a la ventana? No me he permitido dudar. He cogido la llave y he abierto la puerta. Mi amigo Abu Bisan había empezado un proyecto en la falda de la montaña, desde donde se divisa una vista que abarca desde Homs hasta la llanura del Orontes (… ) Subí al techo recién hecho. ¡Qué vasto es el mundo y qué estrechas las miras del hombre¡ (… ) ¡Qué bello es el mundo y qué feos son los dictadores! Si me hubiera muerto en ese momento habría sido muy feliz, o así lo he imaginado al oír los estallidos de las explosiones en el este. El amanecer ha empezado a brotar. (… ) Y yo he cerrado mis oídos tras el canto del gallo, antes de que se mezclara con el estallido de los cañones. (… ) Misyaf, a 8de noviembre de 2012
En este día En este día en que el mundo va celebrando la natividad de Jesús, vamos a pasar, nosotros los Sirios, cristianos y musulmanes, dolor, frío y muertes. Sin embargo que sea vuestro día buen día, queridos amigos. Misyaf, a 24 de diciembre de 2012
Esta mañana me desperté a dos ritmos Esta mañana me desperté a dos ritmos. Al ritmo de la naturaleza con su sol primaveral, sus pájaros y sus árboles florecidos que Dios bendice. Y al ritmo de la muerte que tiñe de sangre, muerte y destrucción el mapa de Siria. Al ritmo de explosiones lejanas que hacían temblar la casa donde estoy. Me desperté a un ritmo que me pertenece, en la vastedad donde caben la luz y todos los seres. Y a otro ritmo ajeno a mí, que temíamos desde la explosión del movimiento social al que los responsables hicieron oídos sordos. En Siria hoy no hay tiempo para la reflexión, ni la razón. Todos destruyen y matan en nombre de algo que queremos. Nadie hace caso a lo que nos enseñó la historia y la sabiduría: que nadie triunfa en una guerra entre hermanos. Ya no es hora de preguntar cuál fue la causa. Es tiempo de poner fin a esta matanza gratuita y loca. Misyaf, a 22 de febrero de 2013
Despertarme He bajado al jardín en un intento de alejarme un poco de las noticias. (…) La madreselva y el limonero mezclan sus fragancias. ¡Dios mío, que bella es la naturaleza! ¡Cuánto la deformamos y nos dejamos llevar por ideas insignificantes, prefabricadas, por la sangre derramada y no por ella! Un pájaro ha pasado dejando su excremento en mi hombro. Lo he considerado como una condecoración. Lo he dejado. (…) Pasa un hombre llevando el arado en burro y entonando una canción o una cosa ambigua. En su camino al traba-
Imagen desde el castillo de Misyaf, en el valle del Orontes (Siria). :: R. A.
RAMÓN MAYRATA
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uién puede luchar contra dioses convertidos en vampiros?» –se pregunta el poeta y traductor sirio Rifaat Atffee en medio de los quebrantos y horrores de la guerra. Tal vez alguien como él, que posea la sabia sensibilidad de los viejos levantinos, para percibir en la naturaleza, en su calor y sensualidad, que todo cuanto existe es luminosa felicidad. Para Rifaat
el mal solo existe negativamente. Comparte con Camus esa intuición mediterránea, convertida en rareza, en un mundo dominado por visiones siniestras. La voluntad de exterminación le llena de horror. Este hombre voluptuoso y delicado, gozador y místico, nada oculta del espanto de la guerra que relata tal como la sufre, junto a su familia, sus amigos y su patria. Pero cada día se niega a ser derrotado por el pavor. La felicidad nunca es el fruto de una situación propicia. Tras los terrores nocturnos que aviva la noche, la felicidad es un sentimiento que aguza los sentidos para captar las señales
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de la vida que amanece también en su interior. Los diarios de guerra se leen con más emoción que asombro, porque la compasión convierte su voz en un yo colectivo. Como en el coro griego, su voz es la del hombre genérico enfrentado de manera irreconciliable a un mundo sin sentido. Pues el sentido únicamente está en sí mismo, en la capacidad de experimentar algo más que el infierno en el infierno en que se ha transformado su mundo. Una capacidad que hace de cada día el mejor de los días posibles. Tal como Rifaat desea cada mañana a quien quiera escucharle.
El escritor sirio Rifaat Atfé. A la derecha, el jardín de su casa en Siria. :: EL NORTE
jo intenta embellecer su bella mañana. Al pasar, me dice: «Dios bendiga tu mañana, hermano». Le he contestado deseándole la mejor mañana del mundo. Hoy he recibido dos condecoraciones, la del pájaro sobre mi hombro y la del labrador, que he contemplado hasta que desapareció. Misyaf, a 13 de mayo de 2013
¡Qué pena! Anoche, estando en la biblioteca, tocó la puerta y apareció un amigo. Viene de noche, por caminos que ya no son seguros. No es fácil. Vino porque temía no podernos ver más, ya que el país de la Estatua de la Libertad había declarado la guerra contra Siria. Su aparición en la puerta fue como si me hubieran comunicado que Siria ya está a salvo (…) Se quedó estupefacto, porque me quedé mirándolo como atontado. ¡Claro! Es lógico. Pero una vez recuperado, me levanté y lo abracé, como no se abraza a nadie. Necesitaba que un amigo estuviera a mi lado en esas horas de impotencia, de espera, y de no saber qué hacer. Misyaf a 5 de septiembre 2013
Entre yo y los buques Entre yo y los buques que vi en la televisión acechando en el Mediterráneo sólo hay la distancia de un proyectil. Y entre el mar y yo sólo hay cien metros. (…) Ante este horizonte abierto no comprendo. Pero sí advierto que hay quien me acecha, te acecha, nos acecha, acecha a Siria. Está allí, tras el horizonte (…) un cohete, una gran bomba, que me llevará a mí y a mucha gente, como si no fueran suficientes las dos muertes aniquiladoras que tenemos, y fuera necesaria una tercera para que sea una muerte tridimensional. No me quedaré esperando ante el azul, me adentraré en él, para convertirme en parte de él (…) pero no lo contaminaré, como lo estamos haciendo todos, ¿O, acaso, lo contaminaré? ¿Quién me librará de
esta angustia, que me presiona sobre el pecho al entrar en la majestad de su agua? No seré más que el agua. Su frescura, el movimiento de mis manos y pies, me están liberando de mi memoria para disolverme en la memoria del agua. (…) Me asomo al día, al pulso de un nuevo génesis para deciros buenos días, amigos esparcidos a lo largo y ancho de la tierra firme, que parece que ya está harta de nosotros, que ya no puede soportarnos. Tartus, a 8 de septiembre de 2013
La amistad lo puede todo Esta mañana, me desperté triste por lo que está pasando en Siria, por el incendio que devoró ayer uno de los bosques más hermoso de Misyaf, porque los sirios no supieron todavía ponerse de acuerdo para poner fin a esta guerra sucia. Y de repente suena facebook, y me llega un «buenos días» desde Madrid, de casa de la querida Sonsoles, que me pide permiso para hacer un café. Le pido que haga dos. Efectivamente ha hecho dos y los tomamos juntos. En realidad yo aquí con mi mate y un cigarrillo. Y ella allá, tomando el café turco. ¡Qué bien sabe! No sólo a café con cardamomo, también a amistad, a hermandad (…) Buenos días des-
«No me quedaré esperando ante el azul, me adentraré en él para convertirme en parte de él»
de Misyaf y Madrid, querida Sonsoles, queridos amigos.. Ya me recuperé de la tristeza, pues la hermandad lo puede todo. Lo cura todo. Misyaf-Madrid, a 15 de septiembre de 2013
Hoy me dormiré… Hoy me dormiré con una nueva muerte, nuevo funeral, el funeral de mi querida familia de Jaled Atfe, funeral de los padres y sus dos ángeles asesinados salvajemente. Por ello no diré nada, nada diré. Sólo quiero dormir, sólo quiero dormir, si el sueño me permite este privilegio. Misyaf, a 13 de octubre de 2013
La noche de ayer No pude dormir hasta después de las cuatro de la madrugada. Fue la última vez que miré la hora. Me he despertado a las seis y media. No he bajado al jardín. Después del terrorífico asesinato de la pacífica familia Jaled Atfé, me da vergüenza relajarme y huir. No me lavé la cara, sólo los dientes y las manos. Me he sentado detrás de mi ordenador a leer noticias. Nada va bien en el mundo. En Siria todo va de mal en peor. La cabeza casi se me explota. Me duelen los ojos. Me duelo a mí mismo. Abro la ventana. El silencio de una tumba. Querría escuchar cualquier cosa. El algarrobo, siempre verde, está triste. Lo veo así. Porque no puede estarlo. Menos ahora que junto a sus frutos ya maduros y deliciosos, van brotando lo que, no sé si llamarlas, flores, aunque sí deben serlo, de un verde tan suave que parece único. Me desahogo. De repente, mientras estoy mirando fijamente a estas flores, llegan docenas de bandas de pájaros cantando. Algunos se posan en las rejas de la ventana. En mis ojos brotan dos lágrimas del tamaño de la tristeza y de la alegría o del agradecimiento, haciéndome ver el mundo de nuevo. Gracias pájaros, muchas gracias, ya me estoy recuperando. Misyaf a 22 de octubre de 2013
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DEL CIPRÉS
Quizás, mañana
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:: EL NORTE
o necesito la inspiración porque hoy no voy a escribir. No puedo traer el profundo misterio de la existencia (tan profundo además). Como mucho arrastraría mi río que llevara la risa de años ya lejanos y tantas palabras dichas sin miedo. Era un paisaje que resultaba ser nuestra propia realidad, y guardaba el eco de nuestros nombres llamando cada anochecer. Abrazábamos el tronco del chopo y (sin sandalias) pateábamos su reflejo insólito al fondo del agua, deformándola. Cuando yo escriba un día cualquiera, podré explicar un descanso en las praderas de las meriendas de la alegría y el murmullo del agua, saltando alguna rana (con mal tipo y vestimenta rara para la moda del verano). Aquello, era casi una felicidad si no nos rozaran los espinos de rosas silvestres y alteraran la piel las ortigas, sin compasión. Buscaré las personas que me cruzan en nuestras calles y dejan una sonrisa detenida. También, Antonina, cargando sus 90 años y su saludo de que vaya con Dios. No voy a preguntarle dónde se encuentra. Dios, digo. Contesta que supone ella que estará con su padre Tomás que habitaba una bondad tan dulce que arrancaba lágrimas. Quizá una tarde mientras
Los libros de los vivos
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a última palabra de un escritor cuando muere, más si éste ocupó un lugar destacado en el mundo literario, no es la que pudiéramos pensar: la que, bien manuscrita, bien mecanografiada, fue la postrera de las cientos de miles que, siendo su autor, la precedieron. Dicha palabra puede, efectivamente, ser la última que escribiera, pero no la última que de él conozcamos. Pronto los estudiosos de la obra del fallecido, quizá los herederos, sacarán a la luz un texto, un poema, que, posiblemente porque el autor estimase que su valor era ínfimo, dormía el sueño de los justos en un cajón; texto, poema, que, divulgado, será ob-
jeto de discusión motivada por si la resurrección es oportuna. Unos sostendrán que, además de no aportar nada a su bibliografía, contraría la voluntad del escritor; otros que, todo lo que firmó la gran figura de las letras, ayuda a comprender el núcleo creativo en el que se concibieron tan magníficos frutos. Ejemplos que vendrán en ayuda de ambas facciones, a cientos. Hemos tenido recientemente dos casos de obras que pasaron de inéditas a publicadas cuando los gigantes literarios que las habían escrito moraban ya en el cauteloso reino de los cipreses. En el primero –el eco de su voz casi aún no se había apagado– el de Ana María Matute que, ex-
cepción confirmadora de lo referido en el párrafo anterior, sí pudieran ser sus últimas palabras, las de ‘Demonios familiares’. En el segundo, que es el de Francisco Umbral, nos retrotraemos hasta los años finales de la década de los cincuenta para hallar lo ahora descubierto: todavía era un desconocido que hacía literatura empleando el incorpóreo papel de las ondas hertzianas. Más de medio siglo después se materializa en el volumen ‘Diario de un noctámbulo’. Una visión simple de ‘Demonios familiares’ nos haría afirmar que es un proyecto que pudo ser pero no fue, un libro que está por hacer, una gestación interrumpida al que
le faltan las extremidades para echar a andar. Si recurrimos a la definición canónica de novela, carecería de sentido su publicación. Pero le acompaña al título el nombre de una de las más grandes. A algunos no nos importa la brusca suspensión del discurso narrativo en los compases iniciales del undécimo capítulo porque damos por bueno escuchar a Ana María Matute quien, de por sí, cuenta más allá de lo que cuenta: siempre fue la adolescente que describía el mundo que le era propio con una veracidad conmovedora. El cómo, en Ana María Matute, fue argumento definitivo. Además de esto, la barcelonesa regala aquí, a todos los
DONDE HABITO ELENA SANTIAGO
desvelo palabras y escribo contaré que subí muchas escaleras para defender ciertas formas y situaciones. Proteger a la mujer relegada respecto al hombre, en lugar secundario. Un mundo que la lleva excesivamente escondida y al hombre pasando a primera fila. Una cuestión que contemplará el respeto. Años han pasado suavizado, aunque falta mucho más. Pensar a dónde llega ahora en el año presente, para ajustar los caminos o los senderos que concedan sus pasos. La mujer
LOS TRIGALES AZULES ROBERTO RODRÍGUEZ
lectores, el don del que se sentía más orgullosa: la capacidad de fabular, de imaginar; de crear. ¿Acaso la paralización en el desarrollo de ‘Demonios familiares’ no abre la puerta a la imaginación del lector para que continúe la trama; para que él sea escritor? Y qué decir de Umbral. Si Orson Wells al ver a Dolores del Río exclamó que el dedo meñique de su mano izquier-
ha de andar decidida a ir entrando en más mundo y respirar dentro de él. Va ya en procesiones y rezos que deja al sacerdote menos agobiado. El día que yo escriba, digo y repito, querré contar que en la iglesia de san Juan, es un sacerdote, bello señor antiguo, con casi 100 años y su costumbre de arreglar su poco pelo de la cabeza que recoge sorprendentemente con un imperdible. Piensa que como es muy alto, no se le ve. El gran momento fue cuando pidió vuelto hacia el publico dentro de la iglesia y rogó: ¡¡Dos chicos a tocar las campanas¡¡ Mi hermana y yo, unas pequeñas con inolvidables risas y aventuras, corrimos a la escalera de piedra que subía hasta las campanas; sin una duda. Nunca solicitaban chicas. Nos impusimos en una decisión de poder y volteamos el ruido como pudimos llamando a los habitantes del pueblo. Todos fueron llegando y miraban a lo alto a ver quién tocaba o cascaba con vigor, mucho ánimo y entusiasmo. Habíamos abierto la puerta de colaborar también las mujeres en asuntos que deberían también estar ellas. Y yo me dije que escribiría en alguna ocasión el buen hacer y con soltura de igualar a las niñas con los chicos. Lo contaré, quizás mañana.
da irradiaba más sensualidad que la mayoría de las mujeres utilizando todas las armas otorgadas por la diosa Naturaleza, muchos pensamos que ciertos párrafos de Francisco Umbral contienen más literatura que celebrados tochos cantados y laureados. No es de extrañar: él en sí mismo era literatura. Y ya en ese primer Umbral, en el que adultera la razón de ser de la radio para engrandecerla como vehículo para poetizar lo poetizable y lo que, supuestamente, no es poetizable, observamos a un joven que derrama a chorros poesía; que todo lo que toca lo inocula de poesía. Y es que la gran literatura, hoy, sólo tiene ese nombre, poesía, aunque se encarne en múltiples formas, en múltiples géneros. Aunque bien es verdad que mucha poesía, fraudulenta y afectada, sólo de ella tiene el nombre. ¿Libros de muertos? ¿Pero quién dice que Ana María Matute y Francisco Umbral han muerto?
LECTURAS
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Periodismo de acero Renacimiento recupera ‘Los españoles de París’, colección de artículos de Luis Bonafoux
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ublicó muchos libros, y en su tiempo mejor (lo que hoy llamamos entresiglos) fue una de las plumas periodísticas mejores de la literatura española. También de las más temidas, por agudeza y porque no era fácil que callara sus opiniones. Luis Bonafoux (18551918) fue un periodista radical y de muy buena y ágil pluma que, ciertamente, merece el rescate. Había nacido en Puerto Rico –aún colonia española– hijo de padre francés y de madre criolla venezolana. Estudió leyes en Salamanca y luego anduvo por La Habana y Madrid, ya escribiendo y fundando periódicos de efímera vida, hasta que en 1898 (el mismo año del ‘desastre’ y cómo sintió él lo terrible de esa crisis nacional) se marchó a París como corresponsal primero de ‘El Heraldo de Madrid’, aunque terminó teniendo una amplia gama de colaboraciones. Como solía repetir no vivía en París, aunque allí fincaba su manantial, sino en un pueblecito cercano, al que iba en tren de cercanías, llamado Asnières. Lo hacía por economía, sin duda, pues si nunca careció, Bonafoux tampoco
LUIS ANTONIO DE VILLENA
LOS ESPAÑOLES EN PARÍS Luis Bonafoux. Prólogo de Alfredo Valenzuela. Renacimiento. Sevilla, 2015. 246 págs.
fue rico. Tuvo muchos amigos pero más enemigos (no es raro) y estos le pusieron el apodo de ‘la víbora de Asnières’, justamente por su aguijón y valentía. Después de más de dieciséis años en París, su pacifismo al estallar la Primera Guerra Mundial hizo que los exaltados nacionalistas franceses lo expulsaran del país. Bonafoux optó por Londres, donde moriría. Casi todos saben (bueno es recordarlo) que si respecto al puritanismo moral, Londres era una ciudad mucho más cerrada y pacata que París, al revés era mucho más liberal y abierta en la aceptación pacífica muy plural de cualquier tipo de actitudes ideológicas. Entre una plétora de artículos brillantes, luego recogidos en libro (‘Bombos y palos’, ‘Bilis’ o ‘Clericanalla’, entre otros) Bonafoux se había hecho célebre por sus polémicas, empezando por la que le enfrentó con Leopoldo Alas, ‘Clarín’, al que seriamente acusó de haber plagiado a Flaubert. El opúsculo de 1888 –reeditado no ha mucho– se titula ‘Yo y el plagiario Clarín’. ‘Los españoles en París’ (1912) es también un libro de artículos, donde aunque se menciona
Luis Bonafoux. :: EL NORTE a muchos españoles célebres que pasan por París entre fines del XIX y 1910 –más o menos– el valor de estos artículos es que hablan de tipos anónimos o casi que eran la nutrida colonia española en el París del momento: Están Blasco Ibáñez, Zuloaga –pintor de gran éxito– Rubén Darío o Colombine. Pero sobre todo está la cutrez y plebeyez de tantos compatriotas que viven la miseria de su país derruido y en hon-
da crisis, recurriendo desde el sablazo a las traducciones (apenas chapurreando francés) o incluso –es una de las
Se hizo célebre por sus polémicas, empezando por la que le enfrentó a Clarín, al que acusó de plagiar a Flaubert
mejores denuncias de Bonafoux– llegando hasta lisiar niños, con infinita crueldad, para que pidan más verosímilmente limosna. El conjunto es atractivo, bueno y desolador. Regeneracionista de corazón, buen español herido, Bonafoux quiere que su patria recobre el sitio y esplendor que son suyos, pero mayoritariamente halla lacerío y desvergüenza. ¿No suena algo? El libro de una triste época.
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DEL CIPRÉS
LECTURAS
CELSO ALMUIÑA
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resentar a Umberto Eco no tiene mucho sentido, puesto que es uno de los intelectuales, profesor y novelista, de sobra conocido tanto en Italia como en España. Autor, entre otras muchas novelas de éxito como ‘El nombre de la rosa’ o ‘El péndulo de Foucault’, nos ofrece ahora, bajo el título de ‘El Número Cero’, la supuesta historia de un non nato periódico, que teóricamente debiera aparecer bajo la cabecera de ‘Domani’. Sin duda el planteamiento es ingenioso con el fin de poner al descubierto cómo se manipula la información ya desde la misma selección de posibles hechos noticiables («no son las noticias las que hacen el periódico sino el periódico el que hace las noticias»), la presentación de las mismas por parte de las redacciones, la composición de éstas, la utilización del periódico, aun sin salir a la calle, por parte del propietario incluso para chantajear. En conclusión, la manipulación de la opinión pública por parte de los medios de comunicación. Además de todo ello, que aparentemente es el meollo de la novela, Eco, tremendamente preocupado por la deriva de la reciente de historia de Italia, se aventura a ofrecernos una especial interpretación de la misma. La novela, marca de la casa, tiene varios niveles de lectura. El primero, que podríamos denominar para estudiantes de periodismo, trata de poner
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e hablado algunas veces de ciudades literarias, esas que uno solo puede encontrar en los libros. Pero abundan más las ciudades que parecen coexistir tanto en las ficciones noveladas como en nuestro mundo físico. Digo parecen por la sencilla razón de que la ciudad mundana, la que podemos caminar con nuestros pies, nunca coincide del todo con las ciudades de ese mismo nombre, incluso de muy similar apariencia, a las que nos llevan las novelas, poemas, ensayos e incluso libros de viajes. Y estas, las ciudades escritas, guardan también diferencias y similitudes entre sí. Praga, ciudad que estaré mirando cuando lean ustedes estás líneas, es sólo uno de los muchos ejemplos. En mi memoria coexisten varias Pragas:
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la imagen que nos ofrece de la redacción no deja de ser caricaturesca. Personas sin trabajo fijo que se avienen a desempeñar el oficio para poder sobrevivir. De una redacción así –este viene a ser el men-
saje subliminal– poco se puede esperar. Por detrás –cuarto plano– el decisivo papel del propietario que maneja todo el tinglado en provecho propio, utilizando la supuesta aparición de un nuevo periódico para turbios negocios. No queremos pensar lo que realmente podría haber ocurrido si se llegase a publicar, viene a ser el corolario. Pero hay además un cuarto plano, que ha pasado casi desapercibido. Me refiero a la preocupación de Umberto Eco, manifestada en muchos de sus escritos, por tratar de desentrañar las claves de la reciente historia de Italia tras la maquiavélica herencia dejada por el fascismo aún presente durante la denominada guerra fría. Eco se esconde tras un paranoico periodista, buceador de la intrahistoria, que ve conspiraciones por todas partes, que se empeña en buscar la verdad frente a las versiones oficiales a partir de la derrota de Mussolini (1945), el cual –según esta interpretación– no se le llegaría a colgar (Loreto) sino que se trataría de un doble. Por el contrario, Mussolini viviría muchos años, con el visto bueno de Estados Unidos, para utilizarlo como bandera ante sus nostálgicos seguidores frente a la amenaza del comunismo; especialmente potente en Italia. Así nacería la organización Gladio –secreta durante muchos años– en la cual participarían, aparte de la CIA, los Servicios secretos, el Vaticano (Curia, IOR), la Mafia y personajes tan destacados como Fanfani, Cossiga o Aldo Moro, etcétera. Moro oficialmente asesinado por las Brigadas Rojas, pero de facto por la CIA ante los intentos de este de-
den ubicarse en cualquier lugar. Pero una ley que parece una entidad viva, caprichosa, cuyos mecanismos y regulaciones nadie conoce con certeza –todo son especulaciones–, y menos aún aquel que se vuelve objeto de sus atenciones. Tan informe y temible como el espectro del Golem. Está también la Praga de ‘La insoportable levedad del ser’, esa historia de amor que prometía conducirse y finalizar de modos más audaces, pero que, finalmente, va cayendo en los tópicos de la mitología del amor más extendida y aceptada. O la Praga doble de la larga novela en cuatro partes, ‘De otra manera’, de John Crowley. La del cuarto libro, ‘Cosas eternas’, moderna. Y la que aparece en ‘Daemomanía’, el tercer libro, es la Praga de la corte del emperador
Rodolfo, hombre melancólico que se negaba hablar otro idioma que no fuera el castellano. Una ciudad, convertida en corte del imperio, dónde los intrigantes conviven con artistas y filósofos, donde era bienvenido cada alquimista y mago, además de uno de los lugares dónde empezaría a consolidarse la moderna concepción del universo. En ella encontramos a un perplejo John Dee, tratando de entender las misteriosas sugerencias que los ángeles le hacen a través de un cristal, a Jordano Bruno, en busca de quien entienda sus ideas y, eventualmente, lo proteja de los censores; a Thyco Brahe y a Kepler, mentor y protegido que no obstante discuten sobre las órbitas planetarias. Esta Praga, por tanto, se hermana en cierta manera con la que nos muestra Banville en su novela, llamada, precisamen-
Radiografía crítica de los medios de comunicación Umberto Eco intercala realidad y paranoia en su última novela que gira en torno al periodismo
El escritor y filósofo italiano Umberto Eco, en Madrid. :: EFE de manifiesto cómo se puede manipular desde la selección de los hechos a la presentación teóricamente objetiva de los mismos. Interesante el apunte que hace sobre la supuesta objetividad de la pren-
La Praga de ‘El Golem’, de Gustav Meyrink –esa novela de fantasmas que enfrenta las pasiones de la carne a las del espíritu–, que apenas parece existir más allá del barrio judío. Y de este se nos muestra, sobre todo, lo que el protagonista, Pernath, ve por sus ventanas: La tienda de un cambalachero, abigarrada, llena de recovecos, como el barrio mismo. Unas calles empedradas, lodosas, a una de las cuales da una casa sin puerta, con una sola ventana junto al tejado, y la taberna, donde una adolescente pelirroja fascina tanto a personajes como a lectores, son los escenarios restantes de la judería. Fuera de esta, la nave de la catedral y una cárcel. Es una Praga hecha de una oscuridad laberíntica, sin identidad definida, un lugar que puede ser, donde puede surgir, cualquier cosa. Mas fascinante que te-
sa inglesa. No debemos olvidar que Umberto Eco ha sido reconocido catedrático de la materia en la universidad de Bolonia. En cuanto a los sujetos emisores (redacción y propiedad),
Praga EL TALISMÁN DE LA COSTURERA CIRO GARCÍA
rrible, de una belleza difusa. Diferente es la Praga de ‘El proceso’, de Kafka. Una ciudad burguesa y de clase media, de comerciantes y banqueros, regida por la ley. Una ley tan presente en la ciudad que las cortes de justicia pue-
NÚMERO CERO Umberto Eco: Lumen, 2015. 220 páginas; 24 euros.
mocratacristiano por pactar con los comunistas. Por el número de páginas y por el mismo final de la novela podemos afirmar que esta última parte es la que realmente más le preocupa a Umberto Eco. Esta interpretación, si así la podemos llamar, plantea dos problemas para el lector español: Primero, hay que conocer, aunque sea mínimamente, la historia de Italia para entender qué va; segundo, no deja de ser una interpretación sui generis –conspirativa y hasta paranoica– pero que Eco, burla burlando, la deja ahí; lo cual, a buen aparte del público, especialmente italiano, seguro que le resulta sugestiva puesto que entra en juego la CIA, aparatos secretos, Mafia, Vaticano, asesinatos (Geli) y un largo etcétera. En resumen, novela fácil de leer, por la extensión y por cómo está narrada, que aporta interesante información acerca de las entrañas de los medios de comunicación, que Eco tan bien conoce. Sin duda, el libro tiene evidente atractivo para el lector, por lo que se refiere al submundo del periodismo, adobada la trama con esa interpretación conspirativa de la intrahistoria italiana.
te, ‘Kepler’. Aunque no menos que con la Praga misteriosa, fragmentada, de ‘De noche, bajo el puente de piedra’, de Leo Perutz, o con la que aparece en otra novela del ya mencionado Meyrink ‘El ángel de la ventana de occidente’. Todas similares, pero cada una con sus matices únicos. Como también es única la Praga de Patrick Leigh Fermor, en ‘El tiempo de los regalos’, una ciudad cimentada en los ojos llenos de asombro arquitectónico, artístico e histórico del viajero y prosista inglés. Y hay más, muchas más. Cientos de Pragas. Más o menos reales, todas imaginarias, modernas, antiguas, futuras seguramente. Pasa lo mismo con Nueva York, o París, o Roma, cualquier ciudad que aparece en un libro. Diferentes todas según quien las escriba.
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LITERATURA INFANTIL Y JUVENIL
Un mirador al mundo
El gobierno de tu cuerpo :: V. M. NIÑO
Uriarte publica sus últimos ‘diarios’, suma de desahogo íntimo, crónica social y análisis literario SANTIAGO RODRÍGUEZ GUERREROSTRACHAN
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scribir es una cuestión de saber dónde se sitúa uno. Algunos otorgan a la técnica literaria un gran valor, que sin duda tiene, como bien nos advirtió Julio Cortázar. Otros piensan que la literatura es una efusión sentimental y una confesión de sus vacuas experiencias. Hay quien, sin querer ser un escritor profesional, se pone a escribir para dejar constancia de su mundo y, aún más importante, desde el lugar que mira el mundo. Iñaki Uriarte es de estos últimos. ¿Por qué un señor que ha cruzado ya la sesentena decide publicar sus diarios? ¿Egolatría o narcisismo?, ¿unos ingresos extras? No lo parece pues tampoco ha ido vender su trabajo a una gran editorial sino que ha preferido una editorial que según dice de sí misma tiene menos proyección que un cinexín pero, y esto lo digo yo, tiene un catálogo muy interesante en el que conviven obras de buenos periodistas con otras de eternos anarquistas. Uriarte ha escrito durante muchos años, ha ido asentando lo que le ocurría, lo que veía a su alrededor –como se ven en sus anteriores volúmenes de sus diarios– ha forjado una manera de enfrentarse al mundo, con lucidez y con pasión atemperada por cierto descreimiento irónico. Entre sus maestros se encuentra Michel de Montaigne, el primer ensayista según parece, aunque no sean ensayos los escritos de Uriarte. Demasiado breves para ello aunque tampoco sean máximas ni sentencias, ni tampoco pretendan caer en el chiste o en la profundidad, siempre dejan al lector con un aleteo en torno, nunca con una pesadumbre. En una sociedad y en un momento en que hay quien espera obtener réditos hablando de emergencias sociales y abusando de la sinéc-
Es discreto, ligero, misterioso y, sin embargo, definitivo. El cerebro, ese órgano que apenas pesa 1,2 kilos y que vive protegido por el cráneo, inaccesible a menos que se violentara hasta el siglo XX, es la fuente de nuestras percepciones y sentimientos, de nuestros dolores y goces. Dos divulgadores de ciencia como Sara Capogrossi y Simone Macrí escriben a modo de diálogo clásico un tratado ameno sobre ese centro de poder desde el que se gobierna el cuerpo, inspirados por el ejemplo de la neuróloga italiana, premio Nobel, Rita Levi Montalcini. Si las preguntas representan a cualquier lego en la materia, las respuestas son tan rigurosas como amenas, creando adición en el lector. Comienzan los autores por la historia, cuando los dolores de cabeza se ‘investigaban’ trepanándola. Increíblemente había supervivientes de las rudimentarias intervenciones con piedras afiladas, conchas y berbiquíes. De la craneotomía al TAC (to-
mografía axial computerizada) el hombre ha ido descubriendo las zonas del cerebro y sus funciones, la transmisión de la información sensorial o la motora, la importancia del lenguaje, la velocidad a la que trabajan las sinapsis o a la que se crecen las neuronas. En ese diálogo van saliendo las aportaciones de los científicos, algunos de esos nombres forman parte del lenguaje común. Es el caso de John Dalton, un químico que porfió por el color de un geranio, descubriendo que
¿QUÉ PASA EN TU CABEZA? Sara Capogrossi y Simone Macrí. Editorial Siruela, colección Nos gusta saber. 174 páginas. 17,95 euros. A partir de 12 años
no lo percibía como los demás porque carecía de fotorreceptores sensibles a ciertas tonalidades. O como la de Harry Harlow, un psicólogo que estudió el comportamiento de los monos e intentó explicar científicamente el fenómeno del amor. La expresión ‘locamente enamorado’ no es sino reflejo de que el nivel de serotonina, medido en otras dolencias mentales, está bajo. Memoria a largo y corto plazo están relacionadas con la plasticidad del sistema nervioso. Este fenómeno fue estudiado por Montalcini y ha permitido investigar por qué y cómo retenemos la información. La definición y medición de la inteligencia sigue vinculada al coeficiente intelectual, «relación entre la edad mental y la edad biológica de una persona». Pero advierten los autores de ‘¿Qué pasa en tu cabeza?’, «poseer una gran inteligencia no se traduce necesariamente en la capacidad de comportarse de manera inteligente».
Iñaki Uriarte. :: PEDRO MARTINEZ doque, Uriarte solo pretende ser un testigo apacible pero con la suficiente carga de ironía para desautomatizar muchos de nuestros prejuicios compartidos, todo lo contrario de los anteriores que buscan perpetuar y asentar con aún mayor firmeza viejas monomanías vestidas de limpio. Uriarte es una persona que ha viajado y que nos cuenta sus viajes, sus asombros por su comportamiento en Nueva York, que también nos desvela –a redropelo– lo hermoso de la vida. También nos dice que disfruta con la comida: en sus diarios aparecen restaurantes que ahora llamamos tradicionales y que son los que conocimos en nuestra infancia. También habla, mucho y muy bien, de literatura. Aquí se nota el importante peso
DIARIOS (TERCER VOLUMEN: 2008-2010) Iñaki Uriarte. Logroño: Pepitas de calabaza ed., 2015.123 págs.
en su educación de la francesa. Marcel Proust, el citado Montaigne, Benjamin Constant, incluso Émil Cioran, de quien podríamos decir que casi es un escritor francés. También habla de lo que es escribir de forma clara, de la importancia de la lectura para todo aquel que se considere escritor. Un diario no tiene por qué ser literatura, puede que ni siquiera su autor pensara en ello. Entre el desahogo íntimo y la crónica social secreta, el diario, si interesa, ha de ser una atalaya desde la que observar el mundo y ser compasivo con él pero sin caer en la gazmoñería de dar todo por bueno. Algunos perduran en el tiempo, otros se desvanecen. Los buenos, al menos, tienen la virtud de hacernos pasar las horas sin tener que sumergirnos en un universo ficcional. Quizás en esta época en que lo real tiene una presencia hipertrofiada en lo artístico, los diarios sean el recreo necesario para aliviarnos de tanta realidad, aunque los mismos diarios tengan su fundamento en dicha realidad. Los de Uriarte, en cualquier caso, se leen como si un amigo estuviera conversando contigo en el salón acristalado cualquier mañana de la primavera temprana.
Paisajes para soñar un año :: V. M. N. ‘El viaje de Pipo’ fue premiado en Bolonia, garantía de álbum espectacular desde el punto de vista estético. Lo firma Statoe Tone (Tokio, 1980), que trabaja a partir de una rana que ha dejado de soñar. Calma su angustia con el viejo recurso de contar ovejas y con una de ella recorrerá paisajes para soñar en cada mes del año. Ese es el pretexto para que Tone exponga su paleta de colores con preciosismo oriental. El mundo vegetal es el me-
EL VIAJE DE PIPO Satoe Tone. SM. Premio Internacional de Bolonia. 40 páginas. 14,95 euros. A partir de ocho años.
jor calendario. Las amapolas rojas en mayo dejan paso a un estanque verde en que flotan lentejas de agua azules, ya es junio. Campanillas multicolores, medusas que quieren bailar con las estrellas en un mar azul cielo nocturno, el bosque anaranjado de otoño, la lluvia de noviembre, la blanca nieve y así hasta cerrar el ciclo anual. En esas dobles páginas de color se mueven la rana y la oveja, que se pierden y reencuentran. Tone firma un canto a la amistad en un precioso viaje onírico.
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Sábado 25.04.15 EL NORTE DE CASTILLA
DEL CIPRÉS
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oy me ocuparé de un aspecto ortográfico que suele traer de cabeza a mucha gente, hablantes cultos de español incluidos, y que los procesadores de textos no corrigen en todos los casos (lo que pone en aprietos a quienes fían las cuestiones ortográficas a estas aplicaciones, ignorando que en ocasiones juegan malas pasadas). Me refiero concretamente a las formas ‘adonde’ (escrito junto y sin tilde), ‘a donde’ (separado y sin tilde), ‘adónde’ (junto y con tilde) y ‘a dónde’ (separado y con tilde). Por suerte para algunos, la ‘Ortografía de la lengua española’ de la RAE (publicada en 2010) ha simplificado el uso de estas formas (capítulo V, § 2.4.2.1.1). ¿En qué consiste esta simplificación? En que tanto las formas tónicas (las que se escriben con tilde) como las átonas (las que se escriben sin ella) pueden escribirse, indistintamente, en una palabra o en dos palabras. Como consecuencia de ello, la oposición hoy es un asunto de tilde diacrítica. ‘Adonde’ es un adverbio relativo que denota la dirección de un movimiento. Se usa en oraciones de relativo con antecedente expreso (Hay un lugar adonde siempre quiero volver) o sin él (Siempre van adonde sugiere ella). En este caso nunca lleva tilde y, como acabo de señalar, puede escribirse en una palabra o en dos (Hay un lugar a donde siempre quiero volver; Siempre van a donde sugiere ella). Tradicionalmente la forma ‘adonde’ (escrita en una sola palabra) se reservaba para las oraciones de relativo con antecedente expreso –y así lo he recomendado yo en esta sección bastante antes de la publicación de la última ortografía académica–, mientras que en las oraciones de relativo sin antecedente se admitía el uso de ambas formas (en una palabra y en dos palabras). Esta distinción, que implicaba el conocimiento de la sintaxis del español por parte de los hablantes, algo que no ocurre a menudo,
USO Y NORMAS DEL CASTELLANO MARÍA ÁNGELES SASTRE PROFESORA DE LENGUA ESPAÑOLA EN LA UVA
ADONDE, A DONDE, ADÓNDE Y A DÓNDE
Más normas y recomendaciones para el uso correcto del castellano. Envíe sus consultas a: elcastellano. elnortedecastilla.es
no se llevó a efecto en el uso real de la lengua y la institución académica simplificó estos usos. Con respecto a esta forma, ha de evitarse su uso para expresar situación (con el significado de ‘en donde’). En su lugar debe usarse ‘donde’ o ‘en donde’. Hay que decir ‘Estoy donde quiero estar’ o ‘Estoy en donde quiero estar’ y no ‘Estoy adonde quiero estar’. También hay que evitar su uso precedido de una preposición: hay que decir ‘Llegaremos hasta donde podamos’ y no ‘Llegaremos hasta adonde podamos’. La forma tónica ‘adónde’ es un adverbio in-
terrogativo o exclamativo. Se usa en construcciones exclamativas (¡Mira adónde nos ha traído tu GPS!) e interrogativas, tanto directas (¿Adónde quieres ir a parar con este asunto?; ¿Adónde los llevan?) como indirectas (No se adónde queréis ir a parar con este asunto; Sí que sé adónde los llevan). Obviamente, como he indicado al principio, la forma ‘adónde’ también puede escribirse en dos palabras, por lo que son también aceptables los ejemplos ‘¡Mira a dónde nos ha traído tu GPS!; ¿A dónde quieres ir a parar con este asunto?; ¿A dónde los llevan?; No se a dónde queréis ir a parar con este asunto; Sí que sé a dónde los llevan. Como en el caso de la forma átona, debe evitarse su uso para evitar situación. Hay que decir ‘¡Mira dónde estamos por tu mala ca- La última edición beza!’ y no ¡Mira de la Ortografía adónde estamos por de la RAE ha tu mala cabeza!, ‘¿Dónde te has queda- simplificado el uso do? o ‘¿En dónde te de estas formas has quedado?’ y no ‘¿Adónde te has quedado?’, ‘Dice que dónde estamos’ o ‘Dice que en dónde estamos’ y no ‘Dice que adónde estamos’. Igualmente se considera incorrecto su uso precedido de una preposición (hay que decir ¡Mira hasta dónde hemos llegado! y no ¡Mira hasta adónde hemos llegado!, ‘No sé desde dónde me llamas’ y no ‘No sé desde adónde me llamas), ‘Sabe perfectamente hasta dónde llegan los límites de su finca’ y no ‘Sabe perfectamente hasta adónde llegan los límites de su finca’, a no ser, claro está, que la preposición venga exigida por el verbo de la oración subordinada en una construcción interrogativa indirecta, como en ‘No tengo ni idea de adónde nos llevan’.
LOS LIBROS MÁS VENDIDOS EL CORTE INGLÉS VALLADOLID
OLETVM VALLADOLID
CERVANTES SALAMANCA
MARGEN VALLADOLID
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La templanza. María Dueñas (Planeta)
La templanza. María Dueñas (Planeta)
Hombres buenos. A. Pérez Reverte (Alfaguara)
La templanza. María Dueñas (Planeta)
Hombres buenos A. Pérez-Reverte (Alfaguara)
Hombres buenos A. Pérez-Reverte (Alfaguara)
La templanza. María Dueñas (Planeta)
Distintas formas de mirar... J. Llamazares (Alfaguara)
Un filo de luz Andrea Camilleri (Salamandra)
California. Rubén Abella (Menoscuartoa)
El juego sigue sin mí. Martín Casariego (Siruela)
Hombres buenos. A. Pérez Reverte (Alfaguara)
Misterioso asesinato....Eslava Galán (Espasa)
Número Cero. Umberto Eco (Lumen)
El mundo azul... Albert Espinosa (Grijalbo)
Número Cero. Umberto Eco (Lumen)
La ley de los justos. Chufo Llorens (Grijalbo)
Charlotte David Foenkinos (Alfaguara)
Guardián invisible Dolores Redondo (Destino)
A la sombra del árbol Kauri. S. Lark (Ediciones B)
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Genio y figura. Pilar Cernudao (La Esfera de los Libros)
El pequeño dictador ... J. Urra (La Esfera de los Libros)
El francotirador. Kyle/Defelice (Crítica)
Mortadelo y Filemón. El tesorero. F. Ibáñez (Ediciones B)
Destroza este diario. Keri Smith (Pasidós)
Diario de un ministro. José Bono (Planeta)
Pactos y señales... J. J.Benítez (Ediciones B)
El peatón de París. Léon Paul Fargue (Errata Naturae)
Pactos y señales. J. J. Benítez (Planeta)
Valladolid Universal R.Alonso (Elefantus Books)
Diario de un ministro. José Bono (Planeta)
La cata Roald Dalh (Nórdicaa)
Final de partida. Ana Romeroa (La Esfera de los Libros)
Como tocar sin dolor. T. Martín López (Piles Editorial)
En familia. Karlos Arguiñano (Planeta)
Wigetta Vegeta 777 (Temas de Hoy)
El fango. Baltasar Garzón (Debate)
Inexplicable Pérez Caballero (Poe Books)
La economía, una historia.... Niño Becerra (Libros del Lince)
Disciplina sin lágrimas Siegel/Bryson (Ediciones B)
SANDOVAL VALLADOLID
LIBRERÍA DEL BURGO PALENCIA
SEMURET ZAMORA
PUNTO Y LÍNEA SEGOVIA
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Hombres buenos Arturo Pérez Reverte (Alfaguara)
La templanza. María Dueñas (Planeta)
Cabaret Biarritz. José C. Valdés (Destino)
La templanza. María Dueñas (Planeta)
Número Cero. Umberto Eco (Lumen)
El tesorero. F. Ibáñez (Ediciones B)
Esperando al rey. Peridis (Espasa)
También esto pasará. Milena Busquets (Alfaguara)
También esto pasará. Milena Busquets (Alfaguara)
Hombres buenos. Arturo Pérez-Reverte (Alfaguara)
Ofrenda a la tormenta. Dolores Redondo (Destino)
Blitz. David Trueba (Anagrama)
La libélula. Amelia Roselli (Sexto Piso)
Así empieza lo malo. Javier Marías (Alfaguarao)
Distintas formas de mirar... J. Llamazares (Alfaguara)
El peso del corazón. Rosa Montero (Seix Barral
Diarios de la Revolución M. Tsvietáieva (Acantilado)
El arquitecto del universo. Elif Shfak (Grijalbo)
Crímenes que no olvidaré. Bartlett (Destino)
Hombres buenos. Arturo Pérez Reverte (Alfaguara)
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Mis chistes, mi filosofía S. Zizek (Anagrama)
Emocionario VV. AA. (Palabras aladas)
Palabrotalogía. Ortega. (Crítica)
Mis chistes, mi filosofía. S. Zizek (Anagrama)
Una historia natural de la curiosidad A. Manguel (Alianza)
Yo fui a EGB. Ikaz/ Díaz (Pplaza y Janéss)
Pactos y señales. J. J. Benítez (Planeta)
El cambio que viene. Amando de Miguel (Stella Maris)
El desmoronamiento. George Packer (Debate)
Mis chistes, mi filosofía S. Zizek (Anagrama)
El capitán en el siglo XXI. T. Piketty (FCE)
Diario de un ministro. Jose Bono (Planeta)
La música de la memoria. Güell (Galaxia G) 40 años con Franco. J. Casanova (Crítica)
Tiempo después. José Luis Cuerda (Pepitas de calabaza)
El cura y los mandarines. Gregorio Morán (Akal)
La II Guerra Mundial... J. Eslava Galán (Planeta)
Usurpadores. Susan George (Icaria)
Perros e hijos de perra. A. Pérez-Reverte (Alfaguara)
Pactos y señales. J. J. Benítez (Planeta)
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Sábado 25.04.15 EL NORTE DE CASTILLA
QUINCE MINUTOS DE FAMA
Berta Delicado Carrero
ÁNGEL MARCOS
Arenas de San Pedro, mi pueblo, marca de Castilla. Gredos, pinos, castaños... donde viví mi infancia. Quise salir y en Salamanca estudié. El destino, el trabajo, me trajo a Castilla. Tierra de campos, amapolas. ¡Qué contraste! En Valladolid, adulta, vivo y quiero estar; mis amigos, mi vida, están aquí. Las raíces, como dicen, tiran, de Arenas son. Vuelvo, cada vez, pero ahora, con José, tengo así, todo lo que más quiero. Y en un rincón de mi infancia, mi Nancy.
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LA SOMBRA DEL CIPRÉS
Sábado 25.04.15 EL NORTE DE CASTILLA
Director: Carlos Aganzo Coordinadora: Angélica Tanarro
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a mujer de la carretera es un mito que circula por el mundo y que se nutre incesantemente con nuevas historias. No lo incluyo en el apartado ‘leyendas urbanas’, porque la mujer de la carretera suele manifestarse en carreteras solitarias y campestres más que en las autopistas y las avenidas, y porque detesto el concepto ‘leyenda urbana’, pues no veo que haya ninguna diferencia estructural entre una leyenda presuntamente urbana y una rural. Hablemos de leyendas sin más y hablemos de mitos, porque con toda evidencia la mujer de la carretera es un mito, es decir: un relato breve y condensado sobre una mujer fantasmal que se aparece a veces en las carreteras, siempre a altas horas de la noche, cuando no en plena madrugada, a esa hora en que la luz se torna dudosa y el alma aborda sus horas más solitarias. No conozco ningún país del mundo por el que no circule el mito de la mujer de la carretera. En Grecia, que fue durante una época algo así como mi segunda patria, oí más de diez versiones diferentes del mito, una de ellas me la refirió un taxista bastante suicida cuando me dirigía desde Atenas a Delfos, con la intención de detenerme por tercera vez ante la fuente de Castalia y las escalinatas del santuario que los griegos consideraban el ombligo del mundo. Pues bien, ya estábamos cerca del ombligo del mundo cuando el taxista al que me refiero me contó que un mes atrás se le había aparecido, en una de las curvas de la endiablada carretera que conduce a Delfos, una mujer con una túnica blanca y mirada ausente, y cuya fúnebre belleza había estado a punto de hacerle perder el control del vehículo. –Cerca estuvo de matarme la muy diabólica, pero yo sé quien es... Se llama Electra y vivía en Delfos. Sus padres tenían y tienen un hotel. Electra iba en bicicleta la noche en que la mató una furgoneta de reparto. Electra fue expelida barranco abajo, y ahora es ella la que intenta engañar a los conductores para que se maten –acabó diciéndome el taxista cuando ya estábamos en Delfos. Un mes antes, en Rodas, había escuchado a un camionero una historia parecida si bien con una diferencia muy notable. El camionero de Rodas se había topado con un fantasma benigno, que según él le había salvado la vida. Se trataba una vez más de una mujer vestida de blanco como una novia.
«La mujer de la carretera más célebre desde hace años es Teresa Fidalgo, una adolescente portuguesa»
:: ILUSTRACIÓN IRENE GRACIA
MITOLOGÍAS JESÚS FERRERO
La mujer de la carretera
En los últimos tiempos, esta leyenda que conozco desde niño, se ha expandido considerablemente, gracias a los vídeos trucados de youtube y a la difusión que este tipo de historias suelen tener en la red. La mujer de la carretera más célebre desde hace años es Teresa Fidalgo, una adolescente portuguesa que falleció cerca de Sintra y que al parecer provocó un accidente mortal a tres personas bastante tiempo después. Desde antiguo se sabe que hay horas propicias para el delirio y la alucinación. Para los antiguos ascetas la peor hora del alma era el mediodía, en cambio para Fitzgerald el abismo empezaba a las tres de la mañana. Yo estoy más de acuerdo con Fitzgerald que con los antiguos ascetas, y no me extraña que las tres de la mañana suela ser la hora en la que aparece el fantasma de la carretera, un mito que hunde sus raíces en leyendas griegas de la época homérica, y no en vano tanto en los poemas homéricos como en la Eneida abundan las apariciones más o menos sobrenaturales, a menudo en los caminos, como es en un camino donde la esfinge se aparece a Edipo. Los griegos aseguraban que los caminos eran lugares idóneos para toda clase de apariciones, y sobre todo de noche. Los griegos de la época arcaica aconsejaban que si una figura espectral te salía al paso en un camino y de noche, no intentases tocarla, porque podía ser un fantasma, sin carne y sin consistencia física alguna, y te podías llevar un susto de muerte. Dicho en otras palabras: la inmaterialidad de los fantasmas te podía matar. Un sujeto muy habituado a tratar con fantasmas en el camino fue sin duda don Quijote, al que se le aparecen ejércitos enteros. Y si ya es inquietante enfrentarse a un fantasma solitario, lo debe ser mucho más cuando los fantasmas forman masas que avanzan hacia ti decididas a reducirte a la nada. Supongo que hay que tener el valor de don Quijote para poder enfrentarse a situaciones tan complicadas.