Carmen Martín Gaite en el Boalo

Page 1

SOMBRA CIPRES LA

DEL

NÚMERO 259 Sábado, 25.02.17

Carmen Martín Gaite en El Boalo La casa familiar de la escritora en la sierra de Madrid se abre a las visitas de la mano de su Fundación [P2]

La escritora Carmen Martín Gaite. :: EFE


2 LA SOMBRA DEL CIPRÉS

Carmen Martín Gaite, recuerdo de su vida y obra en El Boalo La casa familiar de la escritora en la sierra de Madrid conserva su biblioteca, es la sede de la Fundación Centro de Estudios de los Años 50 y admite visitas guiadas

Sábado 25.02.17 EL NORTE DE CASTILLA

ANGÉLICA TANARRO

blogs.elnortedecastilla.es/calle58/ @angelicatanarro/twitter.com

E

l día es radiante. El sol luce espléndido sobre la sierra de Guadarrama, sobre la nieve de las últimas precipitaciones invernales, en este día de febrero que anuncia ya la primavera. El Pico de La Maliciosa es un imán que atrapa la mirada. Atrapa la mirada de


3

Sábado 25.02.17 EL NORTE DE CASTILLA

Biblioteca de la escritora en su residencia de El Boalo.

CARLOS AGANZO

blogs.elnortedecastilla.es/elavisador/

Canción truncada o la necesidad del poema

H

ace ahora sesenta años, en 1957, una joven escritora afincada en Madrid daba un paso definitivo en su carrera literaria. La segunda novela de Carmen Martín Gaite, ‘Entre visillos’, inspirada en sus experiencias en el instituto femenino de Salamanca, ganaba el Premio Nadal, e introducía su nombre para siempre en la literatura española de la segunda mitad del siglo XX. Carmen, Carmiña como siempre la llamaron los más allegados, tenía entonces 32 años. Se había casado cuatro años antes con Rafael Sánchez Ferlosio y había publicado una primera novela corta, ‘El balneario’ (1955), flamante ganadora del premio Café Gijón. Llegó a Madrid con 23 años, tras disfrutar de una beca, al final de su licenciatura en Filología Románica, en el Collège International de Cannes, y enseguida se introdujo, de la mano de Ignacio Aldecoa, con quien había estudiado en la Universidad de Salamanca, su ciudad natal, en el círculo de algunos de los autores de la Generación del 50, como Medardo Fraile, Jesús Fernández Santos, Alfonso Sastre, Carlos Edmundo de Ory o el propio Sánchez Ferlosio. A partir de ese momento, Car-

ella, sentada en un rincón de su casa de El Boalo, frente al ventanal en el que la vista de la montaña es el centro. Confiesa que esa vista, que la montaña y esa luz le dan toda la fuerza que necesita. Ella es Ana María Martín Gaite y está en la casa familiar, que es su casa, pero también la sede de la ‘Fundación Centro de Estudios de los años 50. Carmen Martín Gaite’, situada en la localidad madrileña de El Boalo. Es la casa que casi a regañadientes acabó siendo la casa familiar. Pues ni su madre, María Gaite Veloso, una gallega de pro, ni la propia Car-

men que, salvo el último periodo de su vida, pasaba en ella solo periodos cortos, se sintieron demasiado vinculadas a esa tierra que ahora las acoge. El Boalo es el lugar donde están enterradas Carmen, su hija y los padres de la escritora. Y como dijo la autora de ‘Caperucita en Manhattan’ la tierra donde están enterrados tus seres queridos es tu tierra. Su hermana Ana María es la que sigue dando vida a un lugar donde se encuentran los recuerdos familiares. Ella permanece ahí, contemplando La Maliciosa y mirando al futuro como siempre hicieron las dos hermanas para

Ana María, la hermana de la escritora, guarda su legado en una casa llena de recuerdos Las visitas guiadas a la casa de Martín Gaite en El Boalo se organizan a través del Ayuntamiento de la localidad

men Martín Gaite se convirtió en una novelista apreciada por su maravillosa sensibilidad, su uso vibrante de la lengua castellana y algunas características ciertamente reconocibles, como la reivindicación de ese mundo femenino más o menos celosamente guardado por las mujeres de su tiempo o cierta dulzura heredada de su afición –o algo más que eso– por lo galaico portugués. Un amor transmitido por herencia materna, en la finca familiar de los abuelos en Galicia y en la memoria de su tío abuelo, que había sido fundador del Ateneo de Orense y director del rotativo ‘El Orensano’. Un universo al que la escritora rendiría más tarde homenaje en obras como ‘Retahílas’ o ‘Las ataduras’. Una imparable carrera narrativa, sin embargo, que tuvo ciertos paréntesis, fundamentalmente dedicados a otra de sus grandes pasiones: la historia. En 1987 consiguió el Premio Anagrama de Ensayo por su obra ‘Usos amorosos de la postguerra española’. También hizo importantes incursiones en la literatura juvenil, con sus cuentos o con libros tan sorprendentes como ‘Caperucita en Manhattan’. Y es imposible hablar de ella sin hablar de sus diarios...

superar el dolor de las pérdidas. Y muy consciente de que en sus manos está depositada no solo la memoria de la escritora, autora fundamental en la literatura contemporánea española más allá de la generación del medio siglo a la que perteneció, sino también de la de su padre, el vallisoletano José Martín Lóepez, un notario ilustrado perteneciente a una generación que dio nombres destacados a la cultura española. La casa es un museo. La frase sería literal aunque no fuera, como lo es en la actualidad, la sede de la Fundación Carmen Martín Gaite, y aun-

Entre los años sesenta y ochenta, Carmen Martín Gaite se convirtió era una escritora prolífica y celebrada por un público fiel que seguía cada uno de sus lanzamientos literarios. Aunque se había separado –en 1970– de Rafael Sánchez Ferlosio, vivía con su hija Marta y apenas daba abasto para atender a las infinitas demandas que le surgían a cada paso. En 1978 obtendría el Premio Nacional de Literatura con ‘El cuarto de atrás’, sin duda una de sus obras más singulares. Una carrera de éxitos que se vería súbitamente truncada por la trágica desaparición de su hija Marta, en 1985, con sólo 29 años. Aunque ella siguió escribiendo hasta mucho tiempo después, cuando le fueron llegando los grandes recono-

Es imposible abordar la obra de Martín Gaite sin acercarse a su poesía, la escrita y la no escrita

que no estuviera, como lo está, abierta a las visitas en un día determinado del mes. Lo es ‘per se’ pues hasta aquí han llegado muebles, objetos, fotografías, cuadros procedentes de las distintas casas de la familia, objetos de los padres y los abuelos de las hermanas Martín Gaite, la biblioteca de la escritora en la planta alta de la casa –las hermanas vivieron juntas pero independientes, Ana María en la planta baja, Carmen en la superior– las figuritas de biscuit de la abuela materna... Llama la atención el despacho del padre con la impresionante biblioteca de madera que re-

cimientos, como el Príncipe de Asturias o el de las Letras. De entre todas sus pasiones, yo tuve la oportunidad de compartir al menos dos en el final de sus días: la de la música y la de la poesía. La de la música, a través de la grabación del disco firmado al alimón por el cantante Alberto Pérez y por su cuñado, Chicho Sánchez Ferlosio, con el que mantuvo siempre una gran amistad y una misma afición por los bailes de orquesta. Y la de la poesía, a partir también de la grabación de una antología de sus poemas con su propia voz. Una voz que trasluce el poso de los años y que deja el testimonio de lo que verdaderamente significó la poesía para ella. Ya lo había dicho en su primer libro de poemas, ‘A rachas’, publicado en el año 1973, cuando escribió: «Siempre que iba a cantar / algo se interponía / y a mí no me importaba, / ¡había tanto tiempo!». Y lo repitió después, una y otra vez a lo largo de sus libros: esa necesidad de escribir más poesía y esa insatisfacción, al mismo tiempo, por creer que no era capaz de llegar hasta el fondo de su verdadera potencialidad poética. «Siempre queda más agua / en mi pozo, y si me asomo al borde / es más hondo / y me asusta en su negrura. / (...) Y cuando muera, / mi pozo seguirá todavía lleno». También sin esta certeza de toda su poesía, escrita y no escrita, de toda esa poesía necesariamente vertida en su narrativa, sería imposible comprender la fuerza y la belleza de una obra como la de Carmen Martín Gaite.

produce un lateral del patio del salmantino palacio de Fonseca. Un homenaje no correspondido, por cierto. Ana María está dolida con la ciudad que la vio nacer a ella y a su hermana por lo que considera falta de interés de la ciudad por conservar el legado de la escritora y el recuerdo del paso de la familia, que vivió en la plaza de Los Bandos. «Salamanca es la ciudad del olvido» dice una y otra vez sin ocultar su decepción. Ahora su legado documental (manuscritos, diarios, cartas, fotografías...) lo custodia la Fundación Jorge Guillén y está deposi-

>


4 LA SOMBRA DEL CIPRÉS

Sábado 25.02.17 EL NORTE DE CASTILLA

tado y a disposición de los investigadores en la Biblioteca Pública de Valladolid. Pero en El Boalo están, entre otras cosas, los cuadros que ella veía nada más despertarse: dos enormes collages titulados ‘El Equilibrio y el Caos’, representados por Greta Garbo y James Dean, respectivamente. Están muchos de los cuadros que le fueron regalando los amigos y los retratos que le hicieron Álvaro Delgado, Alicia Iturrioz o Maria Antonia Dans, entre otros; hay dibujos del que fuera su marido, Rafael Sánchez Ferlosio, fotografías y dibujos de Marta, su hija, ‘La Torci’, como la llamaban en familia porque de bebé se torcía en la cuna. Y, sobre todo, sus libros, primeras ediciones dedicadas de sus compañeros de generación, los libros de autores que marcaron su trabajo, los libros que reseñó durante los años que ejerció la crítica literaria, la colección de novelas rosa de su madre, sobre las que investigó... Libros catalogados gracias al esfuerzo del profesor José Teruel, que dirige las obras completas de la escritora para Galaxia Gutenberg, y de Patricia Caprile, ambos miembros del Patronato de la Fundación

>

La biblioteca de la escritora contiene las primeras ediciones de sus compañeros de generación Dibujos de Sánchez Ferlosio, los retratos de amigas como Alicia Iturrioz o María Antonia Dans... se encuentran en las habitaciones Carmen Martín Gaite, con atuendo veraniego. :: ESTEBAN COBO-EFE

Carmen Martín Gaite que preside Ana María. Difundir tanto la obra de Martin Gaite como de los compañeros de su generación es uno de los objetivos fundacionales, así como la organización de congresos científicos como el encuentro internacional en torno a los epistolarios, memorias y diario en la cultura española del medio siglo que se celebró el año pasado en Madrid. También, la conservación del patrimonio de la casa que sirve de sede a la Fundación con vistas a que en un futuro la biblioteca esté a disposición de los investigadores. Y, más a largo plazo, la creación de un premio de investigación y ensayo en torno a la generación del medio siglo.

Premios La Fundación cuenta con la complicidad del Ayuntamiento de El Boalo que pone a disposición de la Fundación la logística necesaria para muchas de sus actividades. Entre ellas, el premio de novela corta del que se ha celebrado una primera edición y el premio de relatos que lleva 14 ediciones, ambos con el nombre de la escritora. Un nombre definitivamente vinculado a este lugar de Naturaleza privilegiada. El Boalo deja de ser un nombre desconocido para todo aquel que se haya acercado a los célebres ‘Cuadernos de todo’ de la escritora. Como en esta entrada del verano de 1963: «Anoche pensaba en estas cosas mirando las estrellas, en el cielo amplio y limpísimo como una cobertura que solamente se redescubre de verano en verano. Me había tumbado en el prado que hay delante de la casa y las niñas (Marta y Chani) salieron en mi busca. Decían que eran brujas y que tenía que hacer sus bendiciones a la bruja reina, que era yo. Las veía mirando hacia atrás, al revés, subidas en las peñas y escuchaba sus poéticas invocaciones a la luna. Luego se pusieron a girar a mi alrededor y me frotaban con hierbas y pajitas. Supe una cosa cierta: que el verano es de los niños».


5

Sábado 25.02.17 EL NORTE DE CASTILLA

Arriba, parte de la biblioteca de Carmen Martín Gaite con el retrato que le hizo Alicia Iturrioz. A la derecha, su hermana Ana María. Al lado de estas líneas interior y exterior de la Casa de El Boalo. :: FUNDACIÓN CENTRO DE ESTUDIOS DE LOS AÑOS 50

Un paradigma de ‘mujer de letras’ L os intereses literarios de Carmen Martín Gaite fueron múltiples y se desplegaron en varias direcciones: desde los géneros literarios consabidos (cuento, novela, poesía, teatro, ensayo) a ese híbrido llamado ‘Cuaderno de todo’, desde la investigación histórica al periodismo, desde la traducción a las adaptaciones teatrales de los clásicos. Su trayectoria intelectual es un paradigma de lo que podríamos denominar «mujer de letras». Si en sus primeras narraciones sintió la extrañeza ante lo cotidiano y entendió que no se trataba solo de observar, sino que le era necesario además descubrir signos ocultos en lo que miraba, su experiencia como historiadora

le enseñó a no dejar cabos sueltos en sus historias y a tantear las perplejidades que acarrea el desfase entre el orden de los acontecimientos y su sucesión dentro de un relato. El taller de la escritora está presidido por el afán de indagar en cómo convertir el tiempo que se escapa en tiempo narrativo. Todo para ella era un cuento que tenía que estar bien contado: las lecturas, la política, el amor, la vida propia y ajena, la historia. El marco de referencia de su mundo literario se ordenó a través de una categoría cognitiva y retórica llamada experiencia. Hasta en sus trabajos de investigación histórica o de crítica literaria tuvo la necesidad de detallarnos las distintas fases de su particular

relación con el personaje retratado, con la época objeto de estudio o con el libro reseñado. Poniendo el acento en el modo, Martín Gaite encontró la sintonía, y buscando la manera de contarse con placer y sentido las cosas a sí misma, se tropezó simultáneamente con su oyente utópico. En ella se funden interlocución y método como dos caras de una misma búsqueda. Su poética es comunicativa y afectiva por la presencia del lector, a quien se pretende embarcar en el trayecto y, desde luego, interlocución y afectos eran términos con muy mala prensa entre los grandes iconos masculinos de su generación, ya fueran los rebeldes sociales o los estéticos. Hacer literatura era tam-

bién para ella un gesto afectivo, presuponía la presencia del otro, siempre había un destinatario. Entendió que la verdad artística es una representación compartida y que la literatura era todo lo contrario al discurso de los locos o los vanidosos. En el total de sus Obras completas yo repararía en la voz de la ensayista. Martín Gaite concibió el ensayo como una auténtica autobiografía espiritual. Su ensayismo adoptó un cauce narrativo y manifestó en múltiples ocasiones su aspiración a conseguir un parecido inalcanzable con el relato oral, donde «ni se lleva un programa previo ni están prohibidos los vericuetos», como leemos en El cuento de nunca acabar. El cuento como pretexto para la compañía, la defensa de la afición en la crítica literaria, los modelos literarios de la infancia, las historias de su grupo de amigos de 1950, el poder de la palabra femenina para roturar terrenos salvajes y la esencia fundamentalmente narrativa de nuestro proyecto existencial son algunos de

JOSÉ TERUEL

Profesor de Literatura en la UAM y director de las Obras Completas de Carmen Martín Gaite

Su experiencia como historiadora le enseñó a no dejar cabos sueltos en sus historias Martín Gaite concibió el ensayo como una auténtica autobiografía espiritual

los motivos recurrentes de sus grandes ensayos literarios, presididos por el afán de persuadir, pero también por el placer desinteresado de la divagación. El registro más portentoso de Martín Gaite como ensayista es su capacidad de hacer visible las abstracciones en letra mayúscula y carentes de narración, de transcribirlas en letra minúscula. Para alguien que no conoció la frontera entre vivir y representar, el descalabro vital se convirtió en una fuente moral de conocimiento. Martín Gaite solo se sintió cómoda en el refugio de su letra escrita, nunca se afianzó sobre la realidad, aunque supo explorarla y entender lo insoportable que le resultaba. La escritora no reconoce otra vida que la de la letra. Los Cuadernos son un ejemplo de escritura en vivo. Martín Gaite escribe como respira, oímos el sonido de una mano intentando simultanear lo que pasa con el acontecer que lo promueve. El término autobiografía queda corto para lo que sus Cuadernos efectivamente son, un autorretrato expandido.


6 LA SOMBRA DEL CIPRÉS

Yannis Kounellis

El sesgo metafísico y poético de una belleza nueva

P

asará desapercibido, para la gran mayoría, el fallecimiento del gran artista griego contemporáneo Yannis Kounellis (El Pireo, 1936Roma, 2017). Y, sin embargo, en nuestras indagaciones y contemplaciones, desde hace ya tiempo, en torno a los movimientos y artistas que han ido apareciendo desde el final de la Segunda Guerra Mundial, pocos creadores tan verdaderos e intensos como este griego, mediterráneo, que, en sus instalaciones, ha reflexionado, por una parte, sobre la sociedad contemporánea y la política, y, por otra y al tiempo, nos ha mostrado un sesgo poético y metafísico que no es posible alcanzar si no se posee el talento de un verdadero creador, como es el caso de Yannis Kounellis. Sí, es uno de los más destacados representantes de la corriente artística, nacida en Italia en los años sesenta, a partir de las propuestas del crítico Germano Celant, conocida como arte povera (arte pobre), que introdujo, entre otras, una propuesta que sigue siendo fértil y muy provechosa en la creación artística: como es la de que se puede hacer arte con los objetos y con los materiales que usamos y que están en contacto con nosotros en nuestra vida cotidiana; esos materiales, por ejemplo, que ahora reciclamos en bolsas separadas, para echarlos a los contenedores de la basura: envases, vidrios, plásticos, ropas usadas y desgastadas, papel... y otros muchos, con los que el arte povera ha trabajado en sus instalaciones y propuestas. Kounellis, que se formó en Italia, hizo de Roma su ciudad adoptiva y de ese país mediterráneo, tan cercano y emparentado cultural e históricamente con el suyo natal, su

Sábado 25.02.17 EL NORTE DE CASTILLA

país de creación. De hecho, su instalación, de 1969, en la galería L’Attico de Roma, titulada ’12 Cavalli’, en la que disponía en círculo doce caballos vivos, que causara no poco escándalo, hizo saltar su nombre más allá de los minoritarios círculos artísticos. Nosotros, en nuestro particular imaginario, recordamos aquellos sacos de arpillera, llenos de carbón, con la impronta oscura en la áspera textura, que vimos hace ya años en el Guggenheim de Bilbao; o –contemplada ya en algún periódico– aquella otra instalación, con objetos de vidrio ya usados (botellas, vasos, jarras y otros por el estilo), colocados en estanterías, a merced de la luz, provocando una sobrecogedora transparencia, que Kounellis realizara en estancias de un monasterio griego, de su país natal. Porque el arte povera y Kounellis utilizan –como Ángela Molina indica certeramente– «materiales vinculados a la economía rural y preindustrial, dándole a la obra una dimensión corporal y activista». Y, a partir de una materia, de unos materiales, que, a causa del uso y de su propia composición, pertenecen a un mundo –como la gran mayoría de los seres humanos en el mundo contemporáneo– a ras del suelo, un mundo despojado de cualquier aristocratismo, de cualquier nobleza (estatus de antiguo régimen, que, afortunadamente, el mundo contemporáneo, desde la revolución francesa, negó, para acceder a otro estatus, marcado por los nuevos valores democráticos, en el que quepamos todos. Ya lo dejó dicho Kounellis: «Para mí, los materiales no juegan ningún papel. Sirven para polarizar el espacio». A partir de esa polarización del espacio, tal como sabiamente realizara Jannis Kounellis en toda su obra, surge una belleza nueva, que, en su obra, adquiere siempre un sesgo metafísico y poético, que no es poco. Un sesgo que nos emociona y que nos conmueve, que nos humaniza y nos hace mejores.

HEBRAS DE TIEMPO JOSÉ LUIS PUERTO

Una de las obras de Jannis Counellis, referente del arte povera. :: E. COBO


7

Sábado 25.02.17 EL NORTE DE CASTILLA

Antonio Hernández

GALERÍAS

La poesía total

JOSÉ MARÍA MUÑOZ QUIRÓS

El poeta Antonio Hernández. :: ESTEBAN COBO

1

Cada libro de Antonio Hernández es el eslabón de un camino recorrido a través de la poesía, paso a paso, con la seguridad del creador que se ejercita en el difícil y arriesgado arte de la palabra en su estado más intenso y de mayor intensidad. Ahora nos llega ‘Viento variable’, que se encierra en un lenguaje desde donde la participación con el mundo se sumerge en un arriesgado pasar sin ser notado, lentamente, sobre la vida que de una manera cotidiana y estrictamente íntima se nos aparece en su más intenso fluir, casi en un conocimiento esencial de lo que se posa en la mirada atenta y lúcida del poeta. El magisterio que se nos muestra en este libro es una introspectiva revitalización de lo que la materia poética puede brotar en todo texto que, a su vez, es un matiz de un más alto universo, de un concepto superior que forma la unión y reunión de todos los que conforman el poemario. Esta dualidad, la de lo individual y lo colectivo, constituye la construcción de la poeticidad de una suma de

versos en un conjunto de poemas, que a su vez construyen una única línea vivencial del hecho estético, una totalidad en lo transcendente. La poesía total, como el propio autor la define.

2

«Pido asilo a los sueños/acostumbrado a su riqueza pido/ se me apruebe su facultad/de esconderme en mi infancia…» Los primeros hilos conductores del itinerario poético de Antonio Hernández, la primera escala existencial y vital, el primer aviso que nos advierte de los territorios de los sueños y de la infancia, pertenecen a la sagrada materia de la memoria, al espacio profundo del conocimiento. Son los pilares de la existencia como creador y como observador que habita en un espacio fecundado por la mirada poética. Algunos de los textos se refieren, abiertamente a estos espacios, se mueven en el reconocimiento de personas, lugares, anécdotas y sugerencias muy íntimas, como en un estado confesional que forma parte de la retórica y a semántica de todo el libro. Hay

una voz que nos va relatando, como un viento que retorna permanentemente, y que nos envuelve en su atmósfera sutil y aparentemente sencilla. Si profundizamos, esa primera capa de lectura muestra un interior meditativo, hondo, que participa con el lector en la búsqueda de lo más trascendido, lo más necesario y lo más poético, el escenario de la infancia (paraíso siempre perdido).

3

«Si fuera yo, que lo soy o seré, /¿malgastaría el Tiempo, esa especie/ de paréntesis intruso en la Nada?...» La temporalidad, aunque no se presenta de forma obsesiva, es reconocible en mu-

En su palabra poética siempre se escucha un sentir reivindicativo sin caer en estereotipos

chos de los poemas como si encerrasen en ese dominio sus misterios y sus dudas. Porque este viento que pasa y vuelve no es otro que el cotidiano existir, la verdad más inmensa de ser hombre. Y aquí radica la grandeza de estos poemas, el intenso perfume que su voz sugeridora nos ofrece cuando vamos avanzando en su lectura, recorriendo ese sendero por el que se precipita la palabra, la memoria activa del poeta acercándonos sus historias peculiares, sus retazos de vida. Un tiempo de experiencia y de memoria (dos firmes pilares) que acompasan la urgencia del decir que estos poemas nos ofrecen: paisajes y lugares de su infancia, de Madrid, de la luz de Andalucía, de lo efímero y discreto de cada instante, de la soledad en los parques del otoño o en los jardines del alma. La muerte y sus designios de cristal. La poesía, labor casi metaliteraria, como orden salvador y profundo. Todo ello, conformando una pensada organización de sensaciones y de relaciones que se acumulan en los versos como reflejos que se encadenan a los sentidos, per-

pleja sensualidad de un quehacer poético y ético en un abrazo diáfano, en una simbiosis perfecta.

4

«Nunca fabricaron nada. /No inventaron nunca nada./Nunca descubrieron nada/ salvo el ala de la nada./ Y dio un paso atrás la muerte/.» En la palabra poética de Antonio Hernández siempre se escucha un sentir reivindicativo que entronca con una clara preocupación social, sin caer en el estereotipo de esta dialéctica, sin repetir esquemas: un claro sentir le hermana con los más necesitados, con los marginados de la vida, con el dolor y con la injusticia. El viento sopla entonces desde latitudes profundas y arrastra la necesidad de dar la voz a los más necesitados. Es el lado humanitario de su poesía, esa línea que permanece inalterable en sus libros y que asoma enseñando el color cetrino del hombre, su falta de lealtad con su tiempo. Uno de los textos más deslumbrantes del libro, casi un retrato de la intimidad, ‘Versión del incendiario’, nos presenta el lado autocrítico, nos desvela al irónico y burlesco personaje que efectúa un intenso ejercicio de incendio progresivo de la intensidad del poeta frente al hombre, no en lucha, sino en dialéctica progresiva con la verdad que él mismo va construyéndose. El poeta ha conseguido un libro enteramente vital, severo pero con muchos y hermosos guiños a los lectores: un gran libro, sin duda, una voz absolutamente encendida, una labor poética de primer orden. Creo que estamos ante una obra singular, distinta, ejemplar en el terreno de la creación, reflejo del hacer maduro, estamos ante un reto estético ganado con total brillantez, de un libro inmensamente original, que se sitúa en la poesía de hoy con letras de honor, dejándonos un magisterio que es indiscutible, colocando a su autor entre los maestros de la poesía contemporánea en lengua española. «Cuando todo sea definitivo,/¿habrá un lugar para la Poesía?/…Pero hoy vuelven /eternamente/ las golondrinas». Esta creencia nos sitúa la mirada en las alturas de la gran literatura (que tan bien conoce el autor) y nos regala el viento de la palabra como la única forma de supervivencia. Volverán las golondrinas, y volverán los poemas con el mismo eterno sentido del retorno que este viento variable nos ha infundido en el silencio interior de cada texto. La creación poética tiene, muy de cuando en cuando, aciertos y horizontes como este libro de Antonio Hernández.


8 LA SOMBRA DEL CIPRÉS

Sábado 25.02.17 EL NORTE DE CASTILLA

La invención de la invención: Almada Negreiros PABLO JAVIER PÉREZ LÓPEZ

A

lmada Negreiros (São Tomé, 1893Lisboa, 1970) fue un artista portugués que cultivó múltiples disciplinas, especialmente las artes plásticas y la escritura, aunque también la danza, el teatro, el ensayo, las conferencias y las artes decorativas. Se trata de una de las figuras más relevantes del modernismo portugués y del llamado Grupo de Orpheu donde tuvo entre otros muchos compañeros a Mário de Sá Carneiro y Fernando Pessoa quien como en muchos otros casos le robó y le sigue robando protagonismo especialmente fuera del país. Comenzó siendo dibujante humorístico y más tarde se centró en la pintura y la escritura con influencias del futurismo y el cubismo en una etapa inicial de su vida. Su obra y su figura se han convertido en una presencia esencial en el panorama artístico portugués y sus reflexiones sobre el individuo, la colectividad y la esencia del arte continúan resonando entre las generaciones actuales. Prueba de ello es la exposición inaugurada hace unos días en Lisboa, comisariada por Mariana Pinto dos Santos y titulada: ‘Almada Negreiros: Una manera de ser moderno’, que acoge la Fundacação Calouste Gulbenkian hasta el próximo mes de junio. Almada sabe que la realidad es invención y que ser moderno es saber contemplar, volver, venir de nuevo a ver, que es exactamente lo que significa la palabra ‘invención’. Pero es un ver que parte del recogimiento y del mirar desde los ojos de cada uno. Ojos particulares que reclaman lo universal (¡«Miren bien mis ojos, no son míos, son los ojos de nuestro siglo! Los ojos que atraviesan hacia la parte de atrás de todo» escribió) y que en Almada tienen un significado especial y se repiten en todos sus retratos como un teatro inacabable donde van a reflejar-

se las cosas y los seres, pues tal como escribe el propio Almada en uno de sus ‘Frisos’: «Las palabras bailan en los ojos de las personas según el escenario de los ojos de cada uno». Almada cuya seducción esencial fue lo teatral, buscó perpetuamente el escenario nuevo donde las palabras, los símbolos, los colores, las proporciones bailasen de una manera nueva, tal como él mismo hizo en su etapa de joven bailarín. Él mismo escribió «Somos del siglo de inventar otra vez las palabras que ya fueron inventadas». Quizá esa es la esencia del tan discutido modernismo en literatura y en todas las artes. Ofrecer un nuevo escenario para las obsesiones perpetuas y hacer despertar a los hombres. Cuando leemos a Almada y cuando vemos en conjunto gran parte de todos sus cuadros y dibujos, como ocurre ahora en Lisboa, comprendemos bien que la Modernidad está más allá de toda discusión académica, la manera de ser del verdadero artista es saber inventar la invención, es decir, saber ver de nuevo y de forma esencial e inocente y trasmitir ese espectáculo, un reflejo de lo nuevo para curarnos la ceguera esencial de ser hombres, para intentar curarnos lo incurable puesto que tal como escribió Cioran «Ser moderno es improvisar en lo incurable». Ensayar en la condición humana nuevas miradas. Ramón Gómez de la Serna que fue uno de sus grandes amigos españoles y con el colaboró en muchas ocasiones, al hablar de Almada escribió: «Galgo de su arte, camina con la cabeza fuera, buscando lo que es tan difícil encontrar en la vida […] dando noble aire de blasón a cada cosa y soplándolas hacia el ideal como si fuesen carabelas». Y es esa precisamente la función del artista moderno o modernista, o simplemente del artista, buscar fuera del tiempo y de la historia («Lo propio del Arte es ir por delante de lo que sucederá» escribió Almada) algo que pueda darnos otra vida y otra identidad, inventar otro mundo en el mundo, otro espíritu, la personalidad que necesitamos.

Almada Negreiros.

Quizá esa es la esencia del discutido Modernismo, ofrecer un nuevo escenario para las obsesiones perpetuas

Suele pensarse en el modernista como un mero renovador del lenguaje, como sujeto de una simple renovación estética y sin embargo para el verdadero modernista la renovación debe ser constante y perpetua y comenzar por el espíritu. «El hombre moderno no fija nunca su posición, ni antes, ni durante, ni después de su personalidad» escribió Almada. Es precisamente esto lo que parece manifestar Almada en una conferencia que dicta en Madrid, en 1927 titulada ‘El Dibujo’, y en la que afirma: «Esto de ser moderno es como ser elegante: no es una manera de vestir sino una manera de ser. Ser moderno no es hacer una caligrafía moderna, es ser el legítimo descubridor de la novedad.» Esta afirmación funciona como el epígrafe inicial de toda la exposición recientemente inaugurada y nos ayuda a comprender mejor el sentido de lo moderno en Almada. La auténtica renovación no es la de la forma sino la del espíritu y toda la obra

artística de Almada es una obra de espíritu, de deseo, pues tal como afirmó en innumerables ocasiones el arte está hecho de necesidad y de deseo y por ello el arte presenta esta dimensión temporal y el verdadero artista está siempre en la vanguardia, en la búsqueda de lo nuevo que se esconde tras los símbolos viejos. Renovación del símbolo y descubrimiento de su novedad parece haber sido el camino perenne del artista portugués incluso si también atendemos a una etapa avanzada de su biografía cuando confiesa haber gastado todos los símbolos y estar seducido por los números y las proporciones que protagonizan parte de sus obras. La delicadeza, la ausencia de figuración precisa, la geométrica poética de las obras de Almada nos deja un matiz de invención con la sombra y con la línea que nos impregna de novedad perpetua. Es como si las obras siguiesen vivas en una novedad inacabable, un instante vivo que es precisa-

Arriba, ‘Las bañistas’ y sobre estas líneas, ‘Autorretrato en grupo’, ambos de 1925.


9

Sábado 25.02.17 EL NORTE DE CASTILLA

mente la obsesión del poeta y del artista moderno. Las obras de Almada tienen una inocencia y un simbolismo que atraviesa las pieles más gruesas. Almada es un artista que se centra en dar vida con la forma. Hay algo de icónico en los retratos de las grandes figuras del modernismo portugués que realiza Almada. Algo así como si el pintor fuese el sacerdote de una religión teatralizada que tiene por objetivo capturar con «ingenuidad voluntaria» almas con imágenes, con palabras, o con las representaciones teatrales de sus famosas conferencias que en mucho nos recuerdan a aquellas que parecen las únicas imágenes en movimiento de Ramón Gómez de la Serna donde este nos habla de su monóculo sin cristal y de su mano convincente. Almada también fue un orador y un pintor teatral y un azote del tradicionalismo y de las viejas maneras de narrar y de entendernos como individuos y como colectivo. Esta exposición no sirve apenas para contemplar un arte almático donde lo importante no es la técnica, que existe y es de gran calidad sino para recordar también las innumerables colaboraciones de Almada con artistas españoles especialmente durante su estancia en Madrid entre 1927 y 1932 donde gracias a Ramón Gómez de la Serna trabaja para diferentes y conocidas revistas y periódicos, entre esos trabajos destacamos las ‘Marginalias’ del propio Ramón que Almada ilustra o el decorado de su inolvidable obra de tea-

Obras de Almada Negreiros en la exposición. A la derecha, el retrato de Fernando Pessoa.

tro ‘Los Medios Seres’ pero también los murales del cine Barceló, del Teatro Muñoz Seca y del Cine San Carlos, la colaboración diversa con escenógrafos y músicos o su presencia en las tertulias de Pombo y del Café la Granja junto a, entre otros, Valle-Inclán, Unamuno y Lorca, con quien tuvo trato y a quien dedicó uno de sus ensayos sobre el Teatro. En una de las fotografías exhibida en la exposición, una fotografía de grupo de los asistentes a un homenaje al escultor chileno Lorenzo Domínguez, en Madrid, en 1930, Almada aparece de perfil, casi como el egipcio que fue, dos lugares por encima de Valle Inclán y no lejos de Manuel Azaña. Al ver esta fotografía recuerdo unas palabras de Almada en su ‘Revista Sudoeste’ que quizá son las más atinadas sobre la cuestión ibérica, siempre tan manida y comentada: «La dualidad Portugal-España es, en fin, el secreto de la vitalidad de la península ibérica y de su civilización. Portugal y España son dos opuestos y no dos rivales. Los opuestos son complementos iguales de un todo». Almada fue uno de los protagonistas de la Modernidad literaria ibérica que más frecuentó España y su estancia en Madrid fue fundamental para su destino artístico como prueba que alguna de sus obras como ‘El Uno. Tragedia documental de la collectividad y el individuo’ o el poema ‘El cazador’ estén escritas en castellano. Que el alma de Almada sirva para volver a ver y a vernos, para inventarnos juntos otra vez.


10 LA SOMBRA DEL CIPRÉS

Sábado 25.02.17 EL NORTE DE CASTILLA

‘El grito’. Edvard Munch, 1893.

DONDE HABITO ELENA SANTIAGO

¿Escribo hoy? H

oy escribir con calma es cada vez más difícil que caminar una vida o soñarla, más difícil dirigirla, llevarla de la mano. Se imponen, los revueltos caminos, afuera los mundos y sus habitantes, caminan sin descanso en tragedias. Complicada es esta espera. Que brille y dé calor el sol sobre la paz. El frío apresa la sugerencia y el sentimiento lo vuela. La memoria abierta en cien escaleras para subir y bajar, acercando alguna asombrosa pre-

sencia. En ocasiones, es un fácil desvelo hasta alcanzar los pasos necesarios para escribir lo intenso. Como regalaba Juan de la Cruz en sus libros. Nos escondemos ante el temor o la nostalgia arrastrando el pasado y rogando lo coherente, precisa la inteligencia y el corazón. Escribir mundo adelante cuando en la actualidad ocurre la vida tropezándose y cambiando los colores. «El mundo me ha hechizado», señala Quevedo. Y así era. ¡Y es! Aunque se ha abierto la locu-

ra. Verdadero miedo ante tanto destrozo; hasta quitar el aliento. ¿Lo escribo hoy? Quizás ya no. La literatura se desmorona. Y aunque en el presente queda la belleza, la música, la dulzura y el entendimiento: pero están asustados. En otro plano. Bohumil Hrabal, pronunció respecto a escribir: «Sé que hay que quemarse con lo que no puedo apagar». Es cierto. En este caso, de esta manera, habría que escribir cada día, de emociones y una inevitable intención

creativa. O un misterio insufrible. Alta la necesidad despierta, una noticia tras otra, hambrienta de ser escrita; y se escribe. Pero la actualidad se impone. Cuanto ocurre. Mucha piedra que crece rompiendo la serenidad. Un ruido continuado hacia el miedo. Deshumanizar, surge sin cansancio. El respeto o la sensibilidad, están de espalda, negándose a la historia de cada hora torcida. En este presente caótico podríamos decirlo. En cualquier camino, entre unos y otros, llenos de mentiras. La comunicación y el entendimiento, se han perdido. La familia, el amor y el trabajo; son demasiadas veces, extraños. La mujer, con demasiados, continuados rincones siniestros en la vida que engaña, que martiriza. Existe una inmensa montaña de crímenes,

donde el mal es libre horrorosamente sin detenerse en estos actos abiertos a lo más terrorífico. Abriendo lo más doloroso sin compasión. Incomprensible. Con las mujeres. Con los niños, maltratados y devastados hasta destruirlos, en tantos casos. En mentes condenadas del hombre (sin alma, en la miseria y la bestialidad), la mujer casi a diario encuentra la muerte en sus manos. Los detalles están en las noticias, acercándose a ser algo diariamente. Imposible poder tanta muerte, tanto mundo calcinado, llorado, sufrido. Al fin, se alzan formas que acaban siendo exactas a la salvación. La hora de detener hondamente un caso más. En movimiento una capacidad que detenga tanta desgracia. ¿Qué podemos todos hacer? Los sucesos, gritan. Y la sociedad es un revuelto perdiéndose de tantas historias confusas y subidas de tono o muy bajo en la comprensión. Existe el arte, la emoción, la riqueza de la amistad, el tender las manos; ¿o se ha perdido? Hasta los bosques se nos queman. La salvación que es el mejor arte, es injusta. Guerras y niños perdidos. Tantos peligros sin descanso. La naturaleza, la gran amiga, sin tiempo a reponerse tras la violencia. También con poder peligroso actúa. Hasta la confusión queda herida. Entre lágrimas. Vivir sin color y en el maltrato. Palabra que alcanza al ser humano de cualquier edad y cualquier camino. Nada de sordos o apáticos. Las medidas de adelantarse a tanto dolor, ha de buscarse el más hondo freno, alentando aquellas posibilidades donde se encuentre la calma, la verdad, con un arreglo para lo urgente. Sin dejar pasar un día más sin templar el vivir.


11

Sábado 25.02.17 EL NORTE DE CASTILLA

LECTURAS

ELIZABETH BISHOP, FRUTO Y FLOR La poesía de singular capacidad descriptiva de la autora norteamericana sigue vigente JORGE DE ARCO

L

a poesía femenina norteamericana de la década de los sesenta intensificó su condición más radical de la mano de autoras como Adrienne Rich, Marianne Moore y Margaret Randall. En los ámbitos sociopolíticos, y, por ende, cuturales, fue surgiendo una etapa reivindicadora y de autoafirmación por parte de las mujeres. Cercana a este círculo y a este ambiente de extremos posicionamientos, emergería con fuerza la figura de Elizabeth Bishop (Massachussets, 1911–Boston, 1979). En 2002, la editorial Igitur dio a la luz el primer poemario publicado por la autora estadounidense en 1946, ‘Norte y Sur’, y ya entonces descubrí una poesía marcada por un acentuado subjetivismo que se sustentaba en un lenguaje transgresor y una imaginería verbal y visual que dotaba a su quehacer de una personalísima identidad. Seis años después, el

mismo sello editaba su ‘Obra Poética’ con versiones al castellano de Sam Abrams y Joan Margarit. Ahora, la editorial Vaso Roto, ofrece al lector su obra poética completa, en un primoroso volumen que cuenta con las certeras traducciones de Jeannette I. Clariond, la cual firma, a su vez, un detallado estudio previo. En él, se examinan con precisión los acontecimientos vitales más destacados de la poetisa norteamericana así como su principales claves creadoras. El presente volumen recoge ‘Norte y Sur’ (1946), ‘Una fría primavera’ (1955), Cuestiones de viaje (1965), ‘Obra nueva e inédita’ (1969), ‘Geografía III’ (1976), ‘Poemas nuevos e inéditos’ (1978 -1979), ‘Poemas inéditos’ (1933 -1969) y ‘Apéndice’, en el que se incluyen sus manuscritos. En el citado análisis previo, Jeannette I. Clariond afirma que la intención lírica de Bishop es «que viajemos con ella para observar detenidamente una grieta, una mancha, el pico de un ave. Quiere que asimilemos mancha, pico y grieta como universos poéticos –no simbolos ni metáforas– por sí mismos». Y añade: «Elizabeth Bishop tenía mucho que decir, pero le llevó años expresar tal riqueza. Cuidó cada edición, y se esmeró en publicar poco». En este volumen, pueden hallarse poemas muy personales, humanos, próximos, solidarios con los otros y con el entorno, pero a la

Elisabeth Bishop. :: CORTESÍA DE VASO ROTO

POESÍA COMPLETA Elisabeth Bishop. Poesía completa. Edición bilingüe. Traducción de Jeannette I. Clariond. Vaso Roto. Madrid, 2016.560 páginas. 29€.

vez la autora ejerce un sutil sentido de la reserva, de la reticencia. La detenida lectura –y recomendable relectura– de sus poemas, nos ofrecen, en efecto, el perfil de una mujer preocupada por su tiempo, por la cotidiana existencia, por el amor candente, por las afiladas

garras del tiempo, por el espejo quebradizo de su alma... De salud delicada a causa del asma y el alcohol, con una infancia marcada por los problemas mentales de su madre y la muerte de su padre –cuando ella contaba sólo ocho meses– debió forjarse una dura coraza con la que

afrontar la falta de atención y de cariño de su complicada niñez. Viajera incansable, enamoradiza y dotada de una vitalidad soprendente a pesar de sus problemas físicos y anímicos, supo modelar una obra que, si bien encontró un reconocimiento tardío, está –en opinión de algunos de sus estudiosos–, entre las más grandes de la literatura del pasado siglo. Aunó su singular capacidad descriptiva con su pasión por la naturaleza, su rica expresión verbal con una temática conciliadora, y fraguó con sus versos una singular complicidad lectora que esconde su esmerada estatura lírica: «La enorme jaula de la luz se ha roto en el aire,/ liberando, creo, alrededor de un millón de pájaros/ cuyas salvajes sombras ascendentes no volverán/ y todos los cables terminarán por caer./ No hay jaula, no hay pájaros aterradores: la lluvia/ amaina ahora. La pálida cara/ que intentaba resolver el acertijo de su prisión/ lo consiguió con un beso inesperado,/ que encendió las insospechadas manos pecosas». Exhaustivo y oportuno, pues, resulta este profuso acercamiento a la obra de la escritora americana, cuya vigencia sigue intacta y cuyo decir permanecerá ahora aún más cerca de todo aquel que se aproxime hasta el aroma de su cántico: «¿Fruto o flor?/ Es un rostro./ Sí, un rostro./ En ese inhóspito y oscuro lugar/ cada semilla se convierte en un rostro».


12 LA SOMBRA DEL CIPRÉS

Sábado 25.02.17 EL NORTE DE CASTILLA

LECTURAS

MUTACIONES DEL TOTALITARISMO José luis Pardo recorre en su ensayo las vicisitudes del comunismo desde el siglo XX hasta el momento actual SANTIAGO RODRÍGUEZ GUERREROSTRACHAN

E

l siglo XX ha sido el siglo del comunismo. En política como en cultura gran parte del mundo estuvo dominado por las ideas que propagaba el Partido Comunista de la Unión Soviética (o simplemente el Partido). Entre 1917 y 1989 casi la mitad

de Europa estuvo bajo la férula de la llamada dictadura del proletariado (que nunca fue otra cosa más que Capitalismo de Estado). A ellos hay que añadir China, Cuba y algunos otros países del Sudeste asiático. En 1989 se produjo el colapso de los regímenes europeos debido a las contradicciones internas, que no es sino una clemente circunlocución para evitar terminar aceptando que todo régimen desprovisto de libertades termina por colapsar. Puesto que para el comunismo lo válido es la acción directa y esta durante ese siglo breve dio escuálidos frutos, los intelectuales comunistas se vieron en la necesidad de distinguir entre comunistas empíricos –aquellos dedicados a la acción directa– y los teóricos – enfrascados en teorías de la acción directa y

averiguación de las contradicciones internas del capitalismo cual augures romanos. En el campo de la cultura pocos fueron los intelectuales que no fueron marxistas. Raymond Aron, Isaiah Berlin, Hannah Arendt y algunos más fueron honrosísimas excepciones en un ambiente en el que lo normal era seguir las directrices del Partido y callar cuando este se equivocaba para no dar munición al enemigo. Como arma de combate contaron desde los inicios con la inestimable ayuda de las vanguardias artísticas cuyo indisimulado propósito era derribar primero el estamento artístico para luego seguir con las demás instituciones sociales. Las vanguardias eran un atentado –en su más precisa acepción– contra el arte como institución autónoma.

EL TALISMÁN DE LA COSTURERA

REEDICIÓN

H

ace poco vi en un escaparate una reedición de ‘La estación de la calle Perdido’, la novela que, al menos en ciertos círculos, dio fama, merecida, al británico China Mielville. De hecho esta novela bien puede ser considerada un imprescindible dentro de las nuevas corrientes que soplan desde hace unas dos décadas den-

tro de la literatura fantástica; un exponente claro, pero no de los más osados, de esa rama que llaman el ‘new weird’. El ‘new weird’, en realidad, no es tan nuevo. Creo haber comentado en alguna ocasión que en casi todos los aspectos, el boom del cómic de los setenta y ochenta fue rico en piezas más osadas e innovadoras, realmente extrañas, pero deliciosas, que

CIRO GARCÍA

anticipan, y a veces superan, esta tendencia. De hecho ‘La estación de la calle Perdido’, y sus secuelas, también recomendables, ‘La cicatriz’ y ‘El consejo de hierro’, beben de estos comics con sed. Especialmente de ‘La feria de los inmortales’ de Enki Bilal. Por ejemplo, dos de las razas humanoides que aparecen en las novelas, las Kephri y los Guaruda están inspirados, so-

El arte era propaganda y acción directa, venían a decirnos, sin darse cuenta de que la vanguardias no estaban solo en las filas comunistas, también había vanguardias reaccionarias dedicadas a la propaganda del fascismo. Esa fue una de las paradojas que se dio en la primera mitad del siglo XX, que a la politización del Arte le acompañó la estetización de la política, algo que

Max Horkheimer vio con claridad cuando le aconsejó a Walter Benjamin que no distinguiera entre estados fascistas y comunistas pues eran simplemente totalitarios. Pardo recorre las vicisitudes del comunismo desde los inicios del siglo XX hasta el momento actual. Es cierto que con la caída del muro de Berlín, el comunismo desapareció durante un tiempo y que ahora reaparece en forma de populismo, aunque deberíamos hacer en este caso la misma salvedad que Horkheimer le hizo a Benjamin. El populismo no es una mutación del comunismo sino una variante del totalitarismo. De ahí que Hugo Chávez, Marie Le Pen, Pablo Iglesias, Cristina Fernández Kirchner y Donald Trump sean populistas. Pardo realiza un extraordinario análisis de la génesis del Estado liberal (entendido como tal el Estado que surge de las revoluciones británica, americana y francesa) tomando como punto de partida las teorías políticas de Thomas Hobbes. Este Estado liberal es un contrato entre los ciudadanos que ceden parte de su

bre todo las primeras, en la interpretación grafica que Bilal hace de los dioses egipcios Horus y Ra. No en los dioses en sí mismos, si no en la forma en que Bilal los dibuja. Nueva Crobuzón, la ciudad donde se desarrolla la historia, tiene no poco de la ciudad estado de París, en el futuro, llena de deterioro, y suciedades y elementos más o menos extraños –de hecho, como todas las ciudades de las ficciones de Bilal: siempre al punto de la desintegración por vetustez o deterioro, salpicadas de elementos futuristas, o sorprendentes, que tampoco se libran de óxido y carcoma– donde se de-

sarrolla esa historia de ciencia ficción política que es ‘La feria de los inmortales’. El elemento político está también muy presente en casi toda la obra de Mielville, a quien la excusa argumental de una historia de terror –pues sí, es una historia de terror, y bastante buena–, le sirve también para mostrarnos los entresijos del poder, y de la resistencia al poder, y de cómo, uno y otra, se relacionan con el elemento criminal. Barrocamente fantástica en las formas, en la creación de espacios y paisajes inmersivos, apabullantes, minuciosos –Mielville, lo he dicho en alguna otra ocasión,

José Luis Pardo. :: AMAXKAR

LITERATURA INFANTIL Y JUVENIL

LA ALEGRÍA ORIGINAL :: SUSANA GÓMEZ Libros del Zorro Rojo, en su colección Libros de Cordel propone un nuevo nombre al listado de escritores que vuelven la mirada al universo infantil. En esta ocasión es la pluma de Gioconda Belli la que se suma a las de Cortázar, Neruda, Galeano, Benedetti, Skármeta o Saramago, en una obra de gran belle-

za visual y textual en la que las ilustraciones corren esta vez a cargo de la artista Alicia Baladan. Fértil y tierroso como la autora nicaragüense, exquisito y generoso como la ilustradora uruagaya, el álbum se inunda de selva y orígenes, en la misma línea de los relatos y poemas de una escritora acostumbrada al pálpito de las raíces, el mestiza-

je y la subversión del imaginario. En ellos, donde confluye la mitología cristiana con la indígena como transgresión animista y profundamente vital, una cartografía en femenino (en el menos restrictivo sentido del término) fecunda la palabra y la obra con la mixtura propia de Belli. Mestiza, poética y seminal, la narración se abre a

n los sonidos de un edén encarnado en la natura-leza y el principio de loss tiempos, paraíso desnu-do de artificio en el quee la prosa lírica se pone all o servicio de lo legendario en su sentido salvaje y primordial. Y el mito,, que siempre trata de ex-plicar la esencia sagradaa de la existencia, es ell

ESTUDIOS DEL MALESTAR. POLÍTICAS DE LA AUTENTICIDAD EN LAS SOCIEDADES CONTEMPORÁNEAS José Luis Pardo. Barcelona: Anagrama, 2016. 291 págs.

autonomía para lograr una concordia pero creando una serie de controles y contrapesos para evitar que el Estado pueda reducir o eliminar la libertad de los ciudadanos. La importancia de las instituciones, frente a la acción directa populista, reside en esa capacidad que tienen para limitar la acción del gobernante cuando este actúa en contra de los ciudadanos que lo han elegido, característica que, desde luego, está ausente en toda propuesta política populista cuyo principal interés reside

es un constructor de ciudades, al punto de que sus ciudades son un protagonista más–, la novela también extrapola, con la lente de aumento de la extrañeza, la complejidad de las relaciones entre clases y comunidades, el racismo y la integración, la contraposición entre ley y justicia que crean una sociedad –como lo nuestra, aunque no nos sea más difícil percibirlo– en una tensión perpetua, siempre cercana al punto de ruptura, aunque nunca llegue a alcanzarlo del todo. ‘La estación de la calle Perdido’ es una novela rica hasta la extenuación. Una novela que intenta abarcar mu-


13

Sábado 25.02.17 EL NORTE DE CASTILLA

en que el jefe máximo, irreemplazable por definición, no ha de tener ninguna cortapisa en su ejecutoria política. El ensayo, que se lee bien, y está escrito con agilidad y distancia irónica, tenía como objetivo analizar el populismo de izquierdas que se ha extendido en Latinoamérica y en Europa en las últimas décadas. Sin embargo, ese estudio de la génesis y los fundamentos del Estado liberal le dan una mayor apertura política. Sirve también para que los fascinados por la figura de Donald Trump entiendan lo mucho que hay de antiliberal en las políticas del presidente norteamericano. El liberalismo no es un sistema de no intervención estatal donde algunos pueden hacer dinero fácilmente. Es un sistema político que se basa en el respeto a la libertad de las personas, de ahí que ponga límites a la acción del Estado para que así cada uno pueda buscar, en afortunada frase de Thomas Jefferson, la felicidad propia.

chas cosas –incluso el problema de la inteligencia artificial–, y que consigue integrarlas con coherencia, pero también, y en esto está la gracia de la novela, creando una cierta de sensación de dispersión de pesadilla. Lo cual es un acierto, porque los malos sueños son el ingrediente principal de la trama principal. Es Nova, de ediciones B, quien se encarga de la reedición, lo cual no es justo para la novela, ya que sus ediciones tienden a lo chapucero. Aun así la novela merece la pena, y mucho.

CUANDO FLORECIÓ LA RISA Gioconda Belli. Ilustradora: Alicia Baladan. Editorial Libros del Zorro Rojo. 24 págs. 13,90 euros. Edad recomendada: a partir de 5 años.

marco de esta preciosa y precisa búsqueda: la de la alegría original. Inclinada a los argumentos fundacionales desde su particular relectura, la autora construye una

EL ORIENTALISTA BURTON La polémica le persiguió en el mundo anglosajón por sus reflexiones sobre la sexualidad

LA ZONA SOTÁDICA Sir Richard F. Burton. Edición Carlos Sanrune. Amistades Particulares, Madrid, 2017. 112 págs.

LUIS ANTONIO DE VILLENA

E

n el mundo anglosajón, Richard F. Burton (1821-1890) es bien conocido como viajero investigador, como estudioso orientalista y esencialmente como traductor de una muy reputada versión de ‘Las mil y una noches’. Asimismo (y porque el aventurero Burton, que estuvo en Medina y La Meca, se preciaba de erudito) son muy tenidas en cuentas las muchas y muy amplias notas que redactó para su traducción, sobre costumbres y usos del mundo islámico. El presente libro es el ensayo final que sobre la pederastia –tan frecuente en los aludidos cuentos– preparó Burton, acumulando datos sabios y mezclando una teoría geográfica sobre la homosexualidad (si no del todo errónea, hoy al menos superada) con la descripción de los usos pederásticos u otros –al modo del amor/amistad de la Grecia antigua–que se dan en esa llamada por él «zona sotádica», una amplia franja del mundo desde el sur del Mediterráneo hasta amplias regiones de la América latina, donde el trato homosexual entre hombres (con frecuen-

leyenda sobre el nacimiento de la risa. En ella encontramos a Enea y Alia, el primer hombre y la primera mujer, de cuyo mutuo aprendizaje se hará flor la risa como fruto milagroso y terrenal. Porque será a partir del juego entre hombre y mujer, la alegría que da el conocimiento mutuo y sin prejuicios, de donde la selva, ánima atenta que da y es dada a luz, hará brotar la carcajada. La naturaleza, que nunca había oído nada semejante a la risa humana, soñará esa noche una felicidad fragante y liviana… Será así como el primer árbol florecerá a carcajadas.

Burton disfrazado como el persa Mirza Abdullah the Bushri (1849–50). cia uno mayor que el otro, sin violencia ninguna) se habría visto como algo natural y normal hasta la colonización europea… Este ensayo descriptivo y lleno de referencias sabias, siempre resultó muy polémico por su tema –y más en la Inglaterra victoriana– y porque sobre el propio y muy viril Burton (al que interesaban

mucho los temas sexuales, tradujo asimismo al inglés ‘El jardín perfumado’, un clásico de la erotología árabe) habían recaído sospechas de su oculto gusto homoerótico. Todo procedería de su tiempo juvenil con el ejército británico en la India, cuando se le encargó un informe –que debía haber sido secreto– sobre los burde-

les de muchachos y eunucos maquillados en la ciudad de Karachi. Burton hizo ese informe ‘delicado’, al parecer sin ponerse anteojeras de ningún tipo… Pero las malas –o buenas– lenguas tienen su propio universo. De hecho, al morir Burton, su muy puritana esposa Isabel (un modelo de ‘viuda terrible’) quemó sus

notas inéditas y sus diarios íntimos, donde –al parecer de algunos amigos– era mucho más explícito sobre todos estos temas. ‘La zona sotádica’, si bien para algunos sobreabunda en erudición, no deja que el lector olvide el lado personal que a Burton se le cuela entre lo libresco, porque así fue su vida. Naturalmente cuando habla de homosexualismo en todos sus frentes, el escritor (tributo a su tiempo) no puede sino adjetivar con desdén o condena, bien que en el relato percibamos inmediatamente, que Burton no juzga sino que describe como una casi forma de asentimiento. Así desde el inicio: «Fue por casualidad que tuve conocimiento, en una época ya lejana de mi vida, (se refiere al episodio de Karachi) de la existencia de la execrabilis familia pathicorum» la execrable familia de los páticos –latinismo por homosexuales, o más exactamente homosexuales pasivos…–. El librito (aún con alguna incorrección leve en el original y en la traducción) se lee con delicia y ciencia. Ya tuvo Burton alguna moda entre nosotros en los pasados 80, cuando tradujo algo suyo Alberto Cardín y Juan Goytisolo le dedicó un largo artículo recogido en el tomo ‘Crónicas sarracinas’. Burton bien merece este muy curioso viaje al ‘vicio’.

DE LA VIGILIA Y MORFEO NACE… UNA SAGA :: S. G. Saga con vocación de despliegue imaginativo y aventura, ‘Mundo sueño’ nace con la intención de atrapar esa franja de edad a caballo entre la infancia y la adolescencia, y en la que la desorientación hace mella en muchos lectores que experimentan por vez primera el paso al libro voluminoso. Cargada de referencias míticas y fantásticas, esta primera entrega presenta a los personajes que protagonizarán una historia de universos paralelos: el sue-

ño y la vigilia; la fertilidad de la magia y el mapa de cemento de los sinsueño; dos realidades un día unidas y hoy en riesgo de separarse por siempre que polarizarán el bien y el mal, en una lucha encarnizada en la que el ser humano se juega su capacidad de soñar. Será así como el lector se familiarizará con Rebeca y su abuelo el profesor Balvatin; Nicolás y su madre la bruja Guilmaril; Nuk Pescalunas; Abel el Marcado; Morfeo, el Señor del Sueño; el medio rey Adael; el hada Me-

MUNDO SUEÑO.

I La oniromarca secreta. Autora: Pilar Pascual. Editorial Edebé. 360 págs. 15,90 euros. Edad recomendada: de 10 a 14 años.

lissande; el pirata Delom; la contramaestre Miyith… habitantes de un universo po-

blado de hadas, elfos, gnomos y magos que conviven con mitos como la Gorgona, el Kraken, Cerbero, la Esfinge y otros seres creados por la fértil imaginación de la autora. Unidos por un topos común, el de pertenecer a una realidad onírica y libresca, todos ellos tendrán como meta salvaguardar la fantasía frente al poder de los sinsueño, obsesionados por el poder y el cálculo, por inocular el miedo, llenar el planeta de hormigón y anular la voluntad de soñar.


14 LA SOMBRA DEL CIPRÉS

Sábado 25.02.17 EL NORTE DE CASTILLA

E

l sábado 7 de enero de este año comenzaron oficialmente las rebajas en El Corte Inglés con el lema ‘Quiéreteme’ al ritmo de una pegadiza canción creada especialmente para esta campaña de rebajas. Según leí en la prensa, el lema elegido para esta campaña pretendía transmitir valores como el amor, el cariño y la diversión; ofrecer a las personas que se habían pasado la Navidad comprando regalos para otros la recompensa que ahora se merecen. Recompensa que consiste (parece) en dejar de pensar en qué regalar a los demás y hacernos regalos a nosotros mismos. Hay que reconocer que la palabra ‘Quiéreteme’, creada para atraer y animar a comprar a sus clientes, es impactante y que, con independencia de la lectura que alguien pueda hacer en relación con la adecuación del contenido a lo políticamente correcto (para nosotros –los generosos y los que nos ocupamos de los demás– las sobras; o quiérete para mí; o ponte guapa para mí; o quiérete para que yo pueda quererte), el mensajito no tiene desperdicio desde el punto de vista lingüístico. La ‘palabrita’ está compuesta por una forma verbal en imperativo y dos pronombres personales átonos adosados a ella. Hasta aquí nada extraño porque es una construcción habitual en español: ‘dímelo’, ‘cuéntaselo’, ‘póntelo’, ‘ábresela’, ‘préstanoslo’, ‘léetela’, ‘resolvéoslo’, ‘coméoslas’, etcétera. La forma verbal en imperativo exige que los pronombres personales átonos aparezcan pospuestos formando una sola palabra, como también lo exigen las formas no personales del verbo (infinitivo y gerundio en este caso):

USO Y NORMAS DEL CASTELLANO MARÍA ÁNGELES SASTRE PROFESORA DE LENGUA ESPAÑOLA EN LA UVA

‘QUIÉRETEME’

‘contárselo’, ‘leyéndomelas’. El resto de las formas verbales exigen la anteposición de los pronombres: ‘me lo dices’, ‘se lo cuentas’, ‘te lo pones’, ‘se la abres’, ‘nos lo prestas’, ‘te la lees’, ‘os lo resolvéis’, ‘os las coméis’, etcétera. Habrán notado que en los ejemplos anteriores uno de los pronombres personales átonos es siempre de tercera persona, en singular (lo, la) o en plural (la, las) y que siempre aparece en segundo lugar, tanto cuando aparecen antepuestos al verbo como cuando van pospuestos. Así es como funciona esta construcción en español actual. Cuando se trata de dos

Ya sé que los publicistas se arrogan el derecho a hacer los que les dé la real gana con la lengua...

pronombres personales antepuestos o pospuestos a una forma verbal, no hay libertad en el uso porque uno de ellos tiene que hacer referencia –obligatoriamente– a la tercera persona. Por lo tanto la expresión ‘quiéreteme’ no está bien formada en español. Interpretaciones libres aparte (del tipo ‘quiérete y quiéreme’, ‘quiero que te quieras’, ‘hazlo por mí’, etcétera, que apuntan los publicistas), la expresión no se ajusta a la manera de formar enunciados con una forma verbal y dos pronombres personales átonos. Por eso el significado no es unánime y se hace necesario el recurso a la connotación, al significado asociado. Ya sé que los publicistas tienen abierta la veda para hacer lo que les dé la real gana con la lengua. Nadie les ha dado permiso, que yo sepa, pero se arrogan ese derecho y campan por sus respetos en aras de la originalidad y la genialidad. Claro que se puede jugar con la lengua (piensen en las adivinanzas o en esos chistes que algunos llaman ‘lingüísticos’; o en los mensajes de doble sentido), pero no a toda costa y a cualquier precio. Sinceramente, no veo en este lema de las rebajas de los grandes almacenes ningún juego de palabras. De hecho, si hay que explicar un chiste, no es buen chiste. No hay que olvidar que uno de los lemas de estos grandes almacenes fue durante muchos años ‘Especialistas en tí’. Sí, con la tilde innecesaria que se negaban a quitar (para realzar y dar énfasis, decían). No me imagino a ningún arquitecto que en su deseo de diseñar algo novedoso e impactante pase por alto la normativa arquitectónica vigente. Y menos que se lo den de paso. Pues eso.

LOS LIBROS MÁS VENDIDOS EL CORTE INGLÉS VALLADOLID

OLETVM VALLADOLID

HYDRIA SALAMANCA

MARGEN VALLADOLID

FICCIÓN

FICCIÓN

FICCIÓN

FICCIÓN

Patria. Fernando Aramburu (Tusquets)

Patria. Fernando Aramburu (Tusquets)

La vida negociable. Luis Landero (Tusquets)

Patria. Fernando Aramburu (Tusquets)

Tres veces tú. Federico Moccia (Planeta)

No hay amor en la muerte G. Martín Garzo (Destino)

Patria. Fernando Aramburu (Tusquets)

Media Vida. Care Santos (Destino)

Todo esto te daré. Dolores Redondo (Planeta)

La vida negociable. Luis Landero (Tusquets)

Media Vida. Care Santos (Destino)

Lo último que verán ... I. San Sebastián (Plaza & Janés)

El laberinto de los espíritus. C. Ruiz Zafón (Planeta)

Como fuego en el hielo. Luz Gabás (Planeta)

El monarca de las sombras. J. Cercas (Ramdom house)

En tiempos del papa sirio. Sánchez Adalid (Ediciones B)

Como fuego en el hielo. Luz Gabás (Planeta)

El monarca de las sombras. Javier Cercas (Mondadori)

Diccionario estrafalario. Gloria Fuertes (Susaeta)

Una librería en Berlín. Françoise Frenkel (Seix Barral)

NO FICCIÓN

NO FICCIÓN

NO FICCIÓN

NO FICCIÓN

El poder del ahora. Eckhart Tolle (Gaia)

Años salvajes. William Finnegan (Asteroide)

Sabias. La cara oculta de la ... A. Muñoz Páez (Debate)

Homo deus. Yuval Noah Harari (Debate)

La magia del orden. Marie Kondo (Aguilar)

Abejas. Piotr Socha (Maeva Ediciones)

Una temporada en Tinker ... A. Dillard (Errata Naturae)

Los secretos que jamás te ... A. Espinosa (Grijalbo)

Eres una madre maravillosa. Lucia Galán (Planeta)

Sapiens. De animales a dioses. Y. Noah Harari (Debate)

Continuará. Sagas ... J. Sánchez / A. Martín (Alreves)

Cultura. Terry Eagleton (Taurus)

Ser feliz en Alaska. Rafael Santandreu (Grijalbo)

La españa vacía. Sergio del Molino (Turner)

La guerra de los ... David Abulafia (Pasado y presente)

Sabias. Adela Muñoz Páez (Debate)

Los secretos que jamás te ... A. Espinosa (Mondadori)

Memorias de una depresión. J. Díaz (La huerta grande)

Tranquilos y atentos como una rana. E. Snel (Kairos)

10 hábitos para iluminar ... Bayona (Ed. Irreverentes)

SANDOVAL VALLADOLID

LIBRERÍA DEL BURGO PALENCIA

SEMURET ZAMORA

PUNTO Y LÍNEA SEGOVIA

FICCIÓN

FICCIÓN

FICCIÓN

FICCIÓN

No hay amor en la muerte. Martín Garzo (Destino)

Patria. Fernando Aramburu (Tusquets)

El laberinto de los espíritus. C. Ruiz Zafón (Planeta)

Patria. Fernando Aramburu (Tusquets)

La vida negociable. Landero (Tusquets)

La vida negociable. Luis Landero (Tusquets)

Patria. Fernando Aramburu (Tusquets)

Todo esto te daré . Dolores Redondo (Planeta)

Musa décima. Merino (Alfaguara)

Todo esto te daré. Dolores Redondo (Planeta)

Todo esto te daré. Dolores Redondo (Planeta)

La hija de Cayetana. Carmen Posadas (Planeta)

Frida Kahlo. Una biografía. Hessey (Lumen)

Como fuego en el hielo. Luz Gabás (Planeta)

Falcó. Arturo Pérez Reverte (Alfaguara)

Media vida. Care Santos (Planeta)

La casa de los veinte mil libros. Abramsky (Periférica)

Tres veces tú. Federico Moccia (Planeta)

Tormenta de nieve y aroma.. Lackberg (Maeva)

Miel del desierto. Edith Pearlman (Alianza)

NO FICCIÓN

NO FICCIÓN

NO FICCIÓN

NO FICCIÓN

Imperiofobia y la leyenda negra. Roca Barea (Siruela)

El cacique de Grijota abraza el fascismo. VVAA (Región) SPQR. Mary Beard (Crítica)

Los últimos. Paco Cerdá (Pepitas de Calabaza)

El siglo de la revolución. Fontana (Crítica)

Palencia. Guía turística. Celada / Hdez. (Dip. de Palencia) Tratado de filosofía zoom. J. Antonio Marina (Ariel)

El siglo de la revolución. Joseph Fontana (Crítica)

Cambiar las gafas para ... VVAA (Ecologistas en Acción)

Guía del arte molecular en ... Lavado (Dip. de Palencia)

Homo Deus. Noah Harari (Debate)

Sapiens. De animales a dioses. Y. Noah Harari (Debate)

La ocasión la pintan calva. Juan Gil (Espasa)

Toca el piano. James Rhodes (Blackie Books)

La tira de años. Peridis (Espasa)

Isabel: la Reina Guerrera. Kristin Downey (Espasa)

Los últimos. Cerdá (Pepitas de Calabaza)

La España vacía. Sergio del Molino (Turner)

La España vacía. Sergio del Molino (Turner)

Una historia erótica de Versalles. M. Verge (Siruela)


15

Sábado 25.02.17 EL NORTE DE CASTILLA

Caminar de la mano ORTIGAS A MANOS LLENAS SARA MESA

C

on la edad, me he vuelto más protestona. Más crítica. Menos condescendiente, incluso. No sé si siempre es bueno. Sé, eso sí, que a veces el enfado puede transformarse en algo más productivo y luminoso. Que decir en voz alta lo que está mal sirve también para que, por contraste, tome relieve lo que está bien. Es lo que me propongo hoy al escribir sobre lo que me sucedió con un libro que me regalé a mí misma en las pasadas Navidades: el volumen de la poesía completa de Anne Sexton, que había estado en mi punto de mira desde que la editorial Linteo lo publicó en 2013. Pero fue empezar a leer y… mi entusiasmo se desinfló por completo. Envié un e-mail a la editorial en el que explicaba las razones, las cuales transcribo aquí literalmente: «Este correo es en realidad una firme protesta y una manifestación de mi profunda decepción (pues poco más puedo hacer) por la muy deficiente traducción de esta obra. Hablo de decepción porque conozco algunas traducciones de José Luis Reina Palazón (por ejemplo la de la

poesía de Nelly Sachs), así como su reconocida trayectoria y, en parte, compré el libro de Anne Sexton por su nombre. Sin embargo, la traducción en este caso no es que sea deficiente o presente errores... es simplemente un descalabro de principio a fin, desde el prólogo de Maxine Kumin hasta cada uno de los poemas. Me ahorraré los ejemplos por vergüenza, pero si lo desean puedo darles algunos. No puedo evitar sentirme timada, sobre todo teniendo en cuenta que el libro cuesta 39 euros, un dinero que pagué gustosamente pero no por un producto que considero (y espero que perdonen mi rudeza) como un insulto, no sólo hacia el lector, sino sobre todo hacia la obra y la memoria de la poeta traducida». No obtuve respuesta. Si les parece que actúo impulsivamente publicando esto aquí, se equivocan: lo he meditado mucho. También he barajado las posibles críticas: qué sabes tú de traducir poesía, José Luis Reina Palazón es Premio Nacional de Traducción, cómo puedes ser tan tajante. Bien, esto no es un ataque a la labor de Reina Palazón en general –como dije en el e-mail, lo he admirado por otras traducciones–, sino a la falta de profesionalidad de toda una cadena editorial que lleva a cobrar no pocos euros por un libro en el que ‘suggestion’ se traduce por ‘sugestión’, se abusa de pronombres personales innecesarios en español o dentro de un mismo poema rimado se opta por conservar la rima en algunos versos y en otros no. Me siento además apoyada por la denuncia similar que hizo el poeta y crítico Eduardo Moga en ‘Letras Libres’, el único, que yo sepa, que fue capaz de señalar al emperador desnudo calificando esta traducción de «abominable». Porque, como bien decía la profesora y también traductora Yolanda Morató, «una buena obra mal traducida deja de serlo para un sector importante de lectores». Pero basta. Si me cabrea

Anne Sexton, escribiendo en su estudio. :: LINTEO tanto todo esto es, precisamente, porque cada día valoro más la labor de los traductores literarios, a través de los cuales he llegado a autores que me son no sólo queridos, sino en muchos casos imprescindibles. Por ello, si tuviera que resumir en una palabra el sentimiento que me sobreviene cuando leo una obra bien traducida elegiría ‘gratitud’. Y si se me permite, usaré un adjetivo: ‘infinita gratitud’. Hablo, cómo no, de grandes como Miguel Sáenz (a través del cual llegué a Thomas Bernhard, a Günter Grass o a W. G. Sebald) o Antonio Rivero Taravillo (polivalente traductor de nada menos que Shakespeare, John Keats o Richard Graves, entre otros

muchos), pero también de una nueva hornada de jóvenes talentosos –y generosos– como Mariano Peyrou (Mark Twain, William Gaddis, Elizabeth Bishop), Marta Rebón (Vasili Grossman, Fiódor Dos-

«Mi mayor aspiración habría sido llegar al grado de intimidad al que llegan muchos traductores con los autores que traducen»

toievski, Mijaíl Bulgákov), Eugenia Vázquez (Cynthia Ozick, Alice Munro, Lucia Berlin), la mencionada Yolanda Morató (Fitzgerald, Georges Perec, Zadie Smith), Ben Clark (George Saunders y la propia Anne Sexton), Inga Pellisa (Robert Stone, Ishmael Reed) o Regina López Muñoz (Edna O’Brien, Jean Genet). A todos ellos, y a tantos otros, les debo horas y horas de gozosas lecturas, gracias a un trabajo a la sombra, perspicaz, meticuloso y tremendamente creativo, aunque también, por desgracia, no siempre bien pagado ni socialmente reconocido. Alguna vez se ha dicho que el traductor habla a través de la voz de otro porque carece

de voz propia, como si quien traduce no fuese más que un escritor frustrado, afirmación fácilmente desmontable a través del conocido ejemplo de autores tan geniales como Borges, traductor de William Faulkner, o Cortázar, de Edgar Allan Poe. Pero yo, incluso, voy a darle la vuelta a esa falsedad y confesaré que si me he hecho escritora es más bien porque siempre fui una completa inútil para los idiomas. Mi mayor aspiración, en realidad, habría sido llegar al grado de intimidad al que llegan muchos traductores con los autores a los que traducen. A mí sólo me queda leerlos o tratar de imitarlos, pero los que de verdad caminan de la mano son ellos.


16 LA SOMBRA DEL CIPRÉS

Sábado 25.02.17 EL NORTE DE CASTILLA

Director: Carlos Aganzo Coordinadora: Angélica Tanarro

La última puerta

1 La última puerta es todo un mito, además de un símbolo. La última puerta tiene siempre una connotación fatal, de fin de un ciclo, de fin de un universo, de fin de un recorrido, de fin de una vida. Aparece en novelas, en poemas, en películas, en dramas, en refranes y frases hechas de toda índole. Si vamos por la calle y oímos a un viandante decir: «No me obligues a cruzar la última puerta», enseguida pensamos que quien lo dice o bien se va a suicidar o bien va a matar a alguien, o bien se está acercando al lugar más definitivo de su vida, tras el cual ya no quedan muchas esperanzas. Cuando era niño, vivía en una casa lóbrega (la de mi abuela) llena de puertas en la que había siempre una última puerta que tenía prohibido cruzar. Una tarde que me hallaba solo en casa decidí cruzarla y ¿qué encontré? Las escopetas de mi tío cazador y un montón de cartuchos. Ni siquiera me atreví a tocar el arma, pero el lector convendrá que también aquella puerta estaba vinculada a la muerte o a algo que la puede provocar. La última puerta es siempre fatal, pero a veces puede parecer la del paraíso, que en términos bien explícitos era la última para los benditos que ya han cruzado la línea de la vida, según las religiones del libro y según otras muchas religiones. Situémonos en Nueva York, hace algunas décadas, cuando la mafia rusa había comenzado a ubicarse en la ciudad que hasta ahora mismo ha sido considerada la capital del mundo, y hablemos una vez más de la última puerta.

Eran las doce de la noche y la luz de la luna iluminaba vagamente la estancia...

:: ILUSTRACIÓN IRENE GRACIA

MITOLOGÍAS JESÚS FERRERO

2 Olenka Urkalov era la hija del ruso más poderoso de Brooklyn. Todos los negocios de los bajos fondos de Brighton Beach pasaban por su padre y por ella, que revisaba los pagos y las deudas por cobrar. Era a su manera la reina de la oscuridad. En la primavera de 1991, se enamoró de Dimitri, un hombre de la organización, guapo y de cabellos muy pegados al cráneo, que sin embargo no tenía poder. Ella se

lo dio. Fue un amor sexual, pero también de otra naturaleza más evanescente y espiritual. La presencia de Dimitri la tornaba más soñadora y la sacaba de la realidad fangosa en la que se movía a diario. Olenka pensaba (o si no lo pensaba era algo que flotaba de algún modo en su cabeza) que al ser Dimitri un hombre ubicado en un escalón mucho más bajo que el de ella, sabría comportarse como un caballero y optaría por la más absoluta fidelidad. Una tarde, cuando recorría Brooklyn en su coche de cris-

tales ahumados, descubrió a su amado abrazando a una mujer de aspecto italiano. Se bajó del coche y vigiló a la pareja desde muy cerca. Tras los abrazos, Dimitri subió la falda de la mujer y copuló con ella en un callejón entre dos casas de madera. La visión envenenó su corazón y su cerebro, y huyendo de allí, pasó la tarde sumida en la rabia y el estupor. Su orgullo le impedía asimilar que un hijo de la calle la estuviese sustituyendo por una italiana de baja estofa y cabellos más negros que su desazón. Esa noche, Olen-

ka habló con su padre, que mientras miraba la televisión le dijo: –Compórtate con él como una Urkalov. Esa misma noche Olenka citó a su enamorado en su dormitorio. La voz de Dimitri a través del hilo telefónico le pareció natural y afectuosa. Ver que su cinismo no tenía fondo la animó a seguir con su plan y lo aguardó sentada en la cama con una pistola en la mano. Nunca había experimentado tanta soledad, y notaba en su espalda el inmenso peso de la vida. Eran las doce de la noche y la luz de la luna iluminaba vagamente la estancia. Olenka oyó un chirrido procedente de la planta baja. La sirvienta acababa de abrir y recibía a Dimitri. Imaginó su sonrisa fácil y sus amables palabras. Oyó el ruido de sus pasos, distinto al ruido de todos los demás pasos. Notó que se detenía en mitad de la escalera, como si tuviera dudas, como si vacilara. Luego volvió a escuchar sus pasos, cada vez más cerca. Olenka sentía un poder absoluto que niquelaba su ser y le daba más firmeza a su odio. De un momento a otro, Dimitri abriría la última puerta.


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.