SOMBRA CIPRES LA
DEL
La Feria del Libro cumple sus primeros 50 años
NÚMERO 267 Sábado, 06.05.17
Desde aquel 26 de junio de 1968, el certamen ha sido siempre fiel a su cita, con El Norte como testigo del encuentro entre autores y lectores [P2A6]
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El Campo Grande estrenó en junio de 1968 la primera Feria del Libro de Valladolid, que seis años más tarde se instaló en la Plaza Mayor, donde regresó la pasada edición tras abandonar la controvertida Cúpula del Milenio
Medio siglo en honor al libro E
l día 7 de Octubre de todos los años se conmemorará la fecha del natalicio del Príncipe de las letras españolas Miguel de Cervantes Saavedra, celebrando una fiesta dedicada al libro español». Así rezaba el primer artículo del Real Decreto de 6 de febrero de 1926, punto de partida del ‘Día del Libro Español’ y antepasado remoto de la Feria del Libro que ayer inauguró Manuel Rivas con su pregón ‘¿Después del libro? ¡El libro!’. Ideada en realidad por el periodista, escritor y editor valenciano Vicente Andrés y Clavel, aquella primera edición vallisoletana se celebró en la Universidad con conferencias de un alumno, del bibliotecario Rivas y del decano de la Facultad de Historia, Andrés Torre Ruiz, acompañadas a su vez de una exposición de libros e incunables en el salón de claustros. Sin embargo, las dudas razonables en torno a la fecha exacta del nacimiento de Cervantes –hoy sabemos que no vino al mundo el 7 de octubre, sino el 29 de septiembre–, la coincidencia del Día del Libro con la apertura del curso universitario y con la ‘Fiesta de la Raza’ y la certidumbre de que el ‘Príncipe de las Letras’ falleció el 23 de abril motivaron un nuevo decreto, en septiembre de 1930, que trasladaba la fiesta a esa nueva fecha. La decisión fue un éxito. La primera Feria oficial del Libro se celebró en Madrid el 23 de abril de 1933, impulsada por Rafael Jiménez Siles siendo ministro de Instrucción Pública el socialista Fernando de los Ríos. La inauguró el presidente del Gobierno, Manuel Azaña, y se desarrolló en el Paseo de Recoletos. Contó con 20 casetas, los libreros recaudaron más de 43.000 pe-
ENRIQUE BERZAL
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DEL LIBRO
DE VALLADOLID
La primera Feria oficial del Libro se celebró en Madrid el 23 de abril de 1933 En Valladolid siguió celebrándose el Día del Libro, amenizado con concursos literarios
setas y triunfaron los clásicos y Pío Baroja, aunque la Biblia continúo siendo uno de los ejemplares más demandados. La Guerra Civil y el primer Franquismo introdujeron, sin embargo, cambios drásticos y de pésimo calado, al menos hasta bien entrados los años 60. Aunque se mantuvo la fecha del 23 de abril como ocasión para exaltar el libro, la feria se sometió a los estrechos principios del nacionalcatolicismo, esto es, a una férrea censura contra todo lo que contraviniera los principios fundamentales de la Dictadura o atentara, como se decía, contra la moralidad y rectas costumbres. Para muestra, las palabras que Francisco de Cossío dedicó desde El Norte a la fiesta del libro de 1939: «Es el primer año en que la Fiesta del Libro se dedicará al buen libro. La ola pornográfica y la ola comunista invadieron España en los años nefastos (…). Ahora vemos todo el mal que hicieron estos libros y la influencia nefasta que han ejercido en la vida nacional; ello prueba todo el bien que pueden hacer los buenos libros, y hasta qué punto es eficaz la propagación de las ideas por medio del libro. Es necesario que se lea mucho y que lo que se lea sea bueno, y al decir bueno no es atendiendo a la calidad literaria, sino a la intención ideológica y moral. Frente a una propaganda arrolladora de materialismo hay que oponer otra equivalente de espiritualismo». Y así se hizo: la censura actuó a destajo para cumplir a rajatabla los deseos de quienes, como el católico Diario Regional, animaban a «acotar, definitivamente, el libro antiespañol. Cerremos la puerta al ‘ensayista’ sospechoso, al novelista sensual, al escritor escéptico, y abra-
mos de par en par las ventanas de la conciencia nacional española para que por ellas penetre en nuestra inteligencia y en nuestro corazón, el amor, la bondad y la belleza de las plumas que sepan captar y cantar la vena inagotable de lo profundamente hispano». Así las cosas, el Instituto Nacional del Libro Español, creado oficialmente en mayo de 1939 y con reglamento en vigor desde 1941, retomó la Feria del Libro madrileña en 1944, ahora con el calificativo de «Nacional». En Valladolid siguió celebrándose el Día del Libro, amenizado con concursos literarios que organizaba la Delegación de Sindicatos, como el que otorga-
Caseta de Salvat en los 70. Arriba, a la derecha, la caseta de la histórica librería Villalar, fundada en 1972, desde la que se articuló el movimiento antifranquista y donde se presentó, ese mismo año, el poema ‘Los Comuneros’. :: EL NORTE
ba 3.000 pesetas al mejor poema y algo menos al ensayo de mayor calidad. El panorama comenzó a cambiar a mediados de la década de los sesenta, cuando la expansión económica, turística y cultural vino aparejada de una relajación de la censura de manos de la ‘Ley Fraga’ y de una inflación editorial que hizo las delicias de los expositores de
la Feria madrileña de 1967. Ya por entonces se habían celebrado Ferias en otras capitales de provincia, como Santiago de Compostela, San Sebastián y Granada. En Valladolid lo tenía todo preparado Antolín de Santiago-Juárez, delegado de Información y Turismo y futuro alcalde de la ciudad; a él, en efecto, se debe la puesta en marcha de la primera edición de la Feria del Libro vallisoletana.
Primera Feria Fue el mismo Antolín quien se encargó de presentarla a los medios el 26 de junio de 1968, en un acto en el que agradeció la colaboración prestada por Ayuntamiento, Diputación Provincial, Univer-
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CARLOS AGANZO
blogs.elnortedecastilla.es/elavisador/
El mejor libro del año
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sidad, Ateneo y demás instituciones locales (Caja de Ahorros Provincial, Caja de Ahorros de Salamanca, Cámara de Comercio, Real Academia de Bellas Artes de La Purísima Concepción y Banco Castellano). Acompañado del teniente alcalde y del representante del Sindicato de Papel, Prensa y Artes Gráficas, Delio Guerro, el delegado avanzó el programa del certamen hasta el día de su clausura, el 7 de julio de 1968. Ubicada en el Paseo del Príncipe del Campo Grande en horario de 11 a 13:30 y de 17:00 a 22:00 horas, incorporó 51 casetas que representaban a todas las librerías y editoriales de Valladolid, y a casi todas las editoriales nacionales.
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esde que nació, en el año 2011, el Premio al Mejor Libro del Año, otorgado por la Fundación Francisco Umbral y el Ayuntamiento de Majadahonda, ha sido un faro a la hora de señalar obras de verdadera referencia de autores no necesariamente en primera línea de fuego literario. Ése fue el caso, por ejemplo, de su primer ganador, Manuel Longares (‘Las cuatro esquinas’), o del malogrado Rafael Chirbes (‘En la orilla’, 2013), a quien precisamente el año pasado rindió homenaje la Feria del Libro de Valladolid. Tanto Chirbes como Longares pasaron en su año correspondiente por esta feria, invitados por la fundación, para presentar el libro señalado por el certamen. Lo mismo que hicieron en su momento el resto de los galardonados, Luis Mateo Díez (‘La cabeza en llamas’, 2012) y Juancho Armas Marcelo (‘Réquiem habanero por Fidel’, 2014), con la excepción de José Manuel Caballero Bonald (‘Desaprendizajes’, 2015), que no pudo estar en la cita de 2016 por problemas de salud. El ganador del premio al Mejor Libro del Año 2016, Fernando Aramburu, no es una excepción. Y si lo fuera, se debería únicamente a la repercusión absoluta que ha tenido su libro en todos los
ámbitos antes y después de obtener este premio, u otros tan relevantes como el nacional de la Crítica. ‘Patria’ ha sido, sin lugar a dudas, el libro del año 2016, y continúa siéndolo en 2017; en todos los territorios; en todos los sentidos. En la crónica de este éxito algo ha tenido que ver, sin lugar a dudas, el momento preciso que vivimos en España con respecto al País Vasco. Ese fin del fin de la banda terrorista ETA, con el que millones de españoles hemos soñado casi desde que teníamos conciencia, y que pone marco a la reflexión profunda sobre el conflicto que se articula a través de las páginas del libro. Pero el libro es más que un testimonio. Más que una crónica. Más que el relato de un tiempo de odio y de barbarie llevado al interior de las casas, de las familias, de los corazones de las personas. El libro, construido sobre la base de ese lenguaje vibrante, poderoso, sugestivo, que caracteriza todas y cada
La derrota común no tiene vencedores y vencidos, sino solo vencidos
una de las obras –en prosa y en verso– de Aramburu, tiene además en esta ocasión un doble atractivo: la capacidad de imbricar los mecanismos psicológicos y emocionales de los personajes en el andamiaje de la trama, dando solidez a todos y cada uno de los capítulos y unidad al conjunto, y, sobre todo, la habilidad para encontrar un estilo narrativo vivaz y absolutamente particular, donde los pensamientos, las acciones y los diálogos se engarzan con verdad cautivadora. ‘Patria’ es un libro de su tiempo. El tiempo en el que se hace necesario recordar cómo ha sido el conflicto vasco para que nada de lo que suceda a partir de este momento se realice sin conciencia o sin memoria. Pero también es un libro que, una vez más, obra ese milagro de la buena literatura de convertir en universales los hechos más locales: un libro que cuenta cómo la violencia, la incuria, la intransigencia, la incultura y la barbarie son capaces de destrozar los entornos más íntimos, las fibras más sensibles de los seres humanos. Eligiendo, en lugar de las declaraciones y los grandes titulares de los periódicos, la escena más íntima y familiar de aquellos a quienes la vida situó en un lado o en el otro. La derrota común no tiene vencedores ni vencidos, sino solo vencidos. Y a pesar de todo ello, sobre el telón de fondo de la historia más terrible de la España de nuestros días, el latido de la vida, la voz del hombre que se escucha contra todos los vientos y las mareas imaginables. Un libro que es necesario leer.
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El acto inaugural se desarrolló en la Casa de Cervantes el 28 de junio de 1968, auspiciado por el periodista y poeta Nicomedes Sanz y Ruiz de la Peña, director del emblemático edificio. Habló Guillermo Díaz-Plaja, que desde 1966 dirigía el Instituto Nacional del Libro Español, para explicar que «la inapetencia española en la cultura exige todos los esfuerzos para que pueda ser superada», por lo que el Instituto actuaba «como una especie de buhonero de la cultura y le lleva a crear estas exposiciones», a las que calificó como «la medicina de urgencia de los libros, que aparecen, a través de ellas, catapultados sobre las masas». Ese mismo día se llevó a cabo, dentro de los actos de la Feria, uno de los gestos más emotivos del certamen: el homenaje al escritor, ensayista y profesor Narciso Alonso Cortés, académico de la Lengua, premio Fastenrath y Medalla de Oro de la ciudad. Con 93 años y una dilatada carrera literaria a sus espaldas, don Narciso recibió en su misma casa una placa de plata como homenaje y recuerdo de ese día. Aquella primera Feria incluyó también actuaciones literarias en la Pérgola del Campo Grande, concursos de dibujo infantil al aire libre, fes-
tivales musicales con grupos como Fórmula V y Los Yodis, el Día de la Provincia, la entrega del premio de novela corta ‘Ateneo de Valladolid’ y el VII Concurso de Cuentos organizado por la Caja de Ahorros de Salamanca. Firmaron obras los principales escritores del momento –el primero en hacerlo fue José Luis Martín Vigil– y se presentaron novedades como ‘Vivir al día’, de Miguel Delibes. Como adelantaron Díaz-Plaja y Antolín de Santiago en un almuerzo ofrecido a los periodistas en el Hotel Conde Ansúrez, desde entonces, la Feria del Libro vallisoletana se celebraría todos los años sin falta. Impulsada por el Instituto Nacional del Libro, hasta 1974 se celebró en el Campo Grande y vino acompañada de cifras alentadoras: el público que abarrotaba las 35 casetas incrementó el gasto diario desde las 5.900 pesetas de 1968 hasta las 10.000 de 1973. Al año siguiente, en plena vorágine de huelgas y conflictos, especialmente intensos en FASA, la Feria se trasladó a la Plaza Mayor. Eran tiempos de aguda politización, de transición democrática y de auge librero: con Emilio Salcedo como asiduo pregonero, la Feria incrementó el número de casetas hasta las 50 de
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1978, y homenajeó a figuras como Jorge Guillén, que en 1976 inauguró la nómina de los Premios Cervantes, Luis Calabia, Justo Alejo y Federico Sopeña. La década de los 80 se abrió con novedades como el Día Infantil, el de la Tercera Edad y el Día de la Región, el número de expositores se esta-
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bilizó en torno a los 40, y se fueron incorporando actividades como concursos de Pintura Rápida, el Día de la Provincia, actuaciones de teatro y de grupos folklóricos de laa región. Recibieron su merecido homenaje Julián Marías (1982) y Rosa Chacel (1983), n hubo momentos de tensión como el atentado contra la caseta editorial de Fuerza Nueva, en 1980, acudieron autores de la talla de Elena Santiago, Mercedes Salisachs y Ran món Carande, y no faltaron visitantes ilustres como el entonces ministro del Interior, José Barrionuevo (1984). n Sin embargo, cuando en 1988 la XXI edición rendíaa pleitesía a José Jiménez Lozano, cuya trayectoria glosaron Gustavo Martín Garzo y Amando Represa, la Feria yaa venía acusando un evidente languidecimiento. De hecho, si dos años antes la Asociación Provincial de Empresarios del Libro alzaba la voz contra la falta de apoyo institucional por parte de la Junta de Castilla y León, en 1992, con 37 expositores en la Plaza Mayor, volvieron a arreciar las quejas por la dejadez de la administración. En esos momentos, la Feria manejaba un presupuesto de dos millones de pesetas (12.000 euros de hoy). El Gremio de Libreros asu-
NOVEDADES Y LIBROS DE FONDO RECOMENDADOS POR LOS PROFESIONALES Librería Sandoval
Librería Oletvm
’Derecho natural’, de Ignacio Martínez Pisón, es la recomendación de Miguel Sánchez entre las novedades de narrativa. «Recomendamos estos libros para disfrutar de la lectura y a la vez asentamos las ideas del pasado, tanto de la transición española como del siglo XX». Esta novela de Martínez Pisón «refleja a través de la vida cotidiana de una familia de la transición de la dictadura a la democracia en España el paso de una sociedad tutelada a otra abierta y democrática, donde todos se sienten obligados a tomar las riendas de sus vidas en sus manos».
‘Volver a casa’. Estrella elige esta historia «de dos mujeres, dos hermanas por parte de madre que no se conocen y no se encuentran. La novela comienza a finales del XVIII y continúa por varios siglos. Una es vendida como esclava y enviada a América y la otra permanece en África. Cuenta el devenir de esas dos familias que transcurre paralelo en el tiempo y hay una pequeña convergencia sin que ellas se reconozcan».
’Historia del siglo XX’, de Eric Hobsbawn. «Este historiador británico es testigo y partícipe de los acontecimientos de este siglo como miembro del Partido Comunista inglés. Escrita desde la perspectiva de la caída del comunismo en la URSS y los primeros noventa, analiza a través de la historia global las consecuencias sociales, históricas y políticas del llamado ‘corto siglo XX’ y que entrevén el mundo desigual e inestable que estamos viviendo en el siglo XXI».
Miguel Jesús Sánchez, de Sandoval. :: HENAR SASTRE
DERECHO NATURAL Ignacio Martínez Pisón. Seix Barral. 448 páginas. 21 euros.
HISTORIA DEL SIGLO XX De Eric Hobsbwan. Crítica, 2012. 656 páginas. 27,90 euros.
’El maestro Juan Martínez que estaba allí’. El clásico de Chaves Nogales reeditado por Libros del Asteroide es destacado por la librera de Oletvm porque «me encanta cómo cuenta la Revolución Rusa desde otro punto de vista, del extranjero que la sufre con gran sentido del humor. Es una tragedia contada con mucha gracia. Chaves Nogales escribe tan bien, suma tanto el qué como el cómo. Y cuenta ese hecho histórico desde fuera, vivido por Juan Martínez en primera persona». ‘La agonía de Francia’, ‘Juan Belmonte’ o ‘A sangre y fuego’, del periodista sevillano han sido reeditados por el mismo sello.
Estrella García, en Oletvm. :: H. S.
VOLVER A CASA Yaa Gyasi. Traducción de Maia Figuero Evans. Editorial Salamandra. 384 páginas. 20euros.
EL MAESTRO JUAN MARTÍNEZ QUE ESTABA ALLÍ Chaves Nogales. Libros del Asteroide. 320 páginas y 17,95 euros.
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m la organización a partir mió d de la XXVI edición (1993), en p plena crisis económica y en ccolaboración con la Fundacción Municipal de Cultura; su o objetivo era relanzar el eventto a base de convertir la Plazza Mayor en biblioteca y fiestta. En aquel momento, la Ferria congregaba entre 35 y 40 ccasetas, movía cerca de 14 milllones de pesetas y representtaba a una quincena de librerrías vallisoletanas. Entre los aasistentes de aquella década ssobresalieron Antonio López C Campillo, que entonces pressentaba el programa de telev visión ‘La isla del tesoro’, y el cchileno Luis Sepúlveda, y enttre quienes firmaron ejemp plares destacaron Francisco P Pino, José Jiménez Lozano, M Miguel Casado y Gustavo M Martín Garzo.
Relanzamiento R E relanzamiento definitivo, El ssin embargo, llegaría en 1999, fecha repleta de novedades: fue entonces cuando el Ayuntamiento, presidido por Francisco Javier León de la Riva, asumió la organización directa del evento, que estrenó ubicación en el Paseo Central del Campo Grande y también el cartel de los pavos reales. «La Feria estaba cada vez más decaída. El Ayuntamiento ha querido asumir su organización directa para potenciar
En la página anterior, una información de Emilio Salcedo, de 1979. Arriba, el atentado contra la caseta de Fuerza Nueva, en 1980. A la derecha, El Lute firma libros en 1970.
Librería Margen
ria había comenzado a empeorar. Las críticas de los libreros por el excesivo peso institucional y la reducción progresiva de librerías no serían nada comparadas con las protestas de 2012, año en que la Feria fue trasladada a la Cúpula del Milenio para, en palabras del
La década de los 80 arrancó con novedades como el Día Infantil, el de la Tercera Edad y el de la Región En 2006 se alcanzaron las 80 casetas y al año siguiente Valladolid llegó al tercer puesto del ‘ranking’ de ferias
alcalde y la concejala de Cultura, conseguir un ahorro de 120.000 euros. Abandonada por los Gremios de editores y libreros, descontentos por la nueva ubicación, entre 2013 y 2015 contó con un presupuesto cercano a los 200.000 euros y sus 40 expositores de ese último año se repartieron entre 9 librerías, 17 editoriales y 14 instituciones. Aun así, la nómina de escritores no defraudó, pues a las firmas asiduas de Castilla y León se sumaron, entre otras, las de Alex Grijelmo, Soledad Puértolas, José Manuel Blecua, Juan José Millás, Rafael Chirbes, Juan Cruz, Alicia Giménez Bartlett y David Trueba. En junio de 2016, un año después de las elecciones que cambiaron el gobierno de la ciudad y dieron la alcaldía al socialista Óscar Puente, la Feria regresaba a la Plaza Mayor, cambiaba los pavos reales de su cartel por los pájaros lectores de Manolo Sierra, incrementaba su presupuesto hasta los 300.000 euros y ampliaba hasta 55 sus expositores, 27 de los cuales eran libreros. Los principales implicados respaldaron con entusiasmo el cambio de ubicación y calificaron de «positivo» el balance final de la 49 edición, preludio optimista de las bodas de oro que acaban de comenzar.
Librería En un bosque de hojas
‘Regreso a Berlín’. El decano de los libreros vallisoletanos opta por dos novelas históricas. «‘Regreso a Berlín’ es un libro publicado hace tiempo pero que no estaba traducido al español. Está narrado por una periodista norteamericana que conoce a una pareja inglesa con pasado alemán en un barco, durante la posguerra y el desarrollo de Alemania. Su gran virtud es que parece una trama de Le Carré, con más trasfondo psicológico y vital. Con el protagonista vamos de sorpresa en sorpresa a medida que él va deconstruyendo sus prejuicios y su mirada sobre ese pasado alemán que quiere obviar. Es una lectura apasionante gracias a su estructura narrativa». ‘Los hermanos Ashkenazi’. «Tras el éxito de ‘Los hermanos Karnowsky’, el hermano del premio Nobel, que es tan buen escritor como él (Isaac Bashevis Singer) escribió esta historia de trasfondo bíblico sobre dos hermanos que acaban siendo feroces enemigos. Transcurre en la ciudad polaca de Lotz entre la Revolución industrial, 1860, y la revolución rusa».
esta tradición de sacar los libros a la calle para acercarlos al lector», apuntaba el alcalde. El presupuesto inicial de 12 millones de pesetas (72.000 euros) se incrementaría hasta los 360.000 de 2008, reforzado sin duda por la participación de la Junta de Castilla y León, que desde 2002 asumía la mitad del coste. Junto a los grandes escritores de Valladolid y Castilla y León, el cambio de siglo y los años posteriores verían llegar a figuras nacionales como Lucía Etxebarría, Javier Cercas, Espido Freire, Almudena Grandes, José Manuel Caballero Bonald, Gonzalo Rojas, Luis García Montero, Ana María Matute, César Antonio Molina, Enrique Vila-Matas y el chileno Jorge Edwards. Se sucedieron pregoneros de la talla de Luis Mateo Díez, José Jiménez Lozano, Fernando Savater y Soledad Puértolas, la Feria se abrió a Portugal y a países y escritores latinoamericanos, el número de casetas alcanzó las 80 en 2006 y al año siguiente los organizadores esgrimían orgullosos el tercer puesto de Valladolid en las Ferias Nacionales. Sin embargo, el primer zarpazo de la crisis económica, en 2009, fue de 60.000 euros en el presupuesto, mientas las 53 casetas de ese año bajaban a 42 en 2011. La salud de la Fe-
Manuel Cambronero, de Margen. :: H. S.
REGRESO A BERLÍN Verna B. Carleton. Periférica y Errata Naturae. 408 páginas. 21,50 euros.
LOS HERMANOS ASHKENAZI Israel Yehoshua Singer. Acantilado. 680 páginas. 29 euros.
’El color del silencio’. Ana García, la voz de esta librería, es una voraz lectora de «libros de intriga y novelones, siempre alterno. Me gustan los ‘best-sellers’, los libros entretenidos, con muchos diálogos». Su novedad recomendada es de esta misma semana. ‘El color del silencio’, de Elia Barceló, es «una historia bien contada que engancha desde la primera página, tiene intriga en torno a una familia. Una pintora de sesenta y tantos años vuelve a España por la boda de su hija. Allí recibe una caja con escritos de su madre y a partir de ahí se liga la historia de su familia con una hermana muerta de por medio». ’La dama de los muertos’ es su recomendación de fondo. «Es un ‘thriller’ que desde la primera página te agarra y no puedes parar de leer. La protagonista trabaja en una funeraria y quiere vengar la muerte de su pareja. No puedo contar más», dice la responsable de una librería cuyos espectaculares escaparates concitan a curiosos y lectores y que atiende, especialmente, al público infantil y juvenil.
Ana García, en la caseta de la Feria. :: RICARDO OTAZO
EL COLOR DEL SILENCIO
LA DAMA DE LOS MUERTOS
Elia Barceló. Roca. 480 páginas. 19,90 euros.
Bernhard Aichner. Maeva. 304 páginas. 19.90 euros.
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Libros y libreros repiten en la Plaza Mayor LUIS M. DE PABLOS
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o gustó a los libreros el emplazamiento en la Cúpula para ejercer de anfitriones en su cita anual con el libro, y después de recuperar la normalidad, la feria repite por segundo año consecutivo en la Plaza Mayor. El escenario por antonomasia vuelve a convertirse, por lo tanto, en protagonista de la Feria del Libro coincidiendo con sus Bodas de Oro, y una programación encabezada por nombres tan conocidos como Fernando Aramburu, la última ganadora del Premio Nadal, Care Santos, Luz Gabás, el hispanista Ian Gibson, Carmen Posadas o los vallisoletanos César Pé-
rez Gellida y Daniel Monedero. En esta edición se volverá contar con unas 50 casetas, que es el número máximo que puede acoger la Plaza Mayor, y con un presupuesto similar al del pasado año, próximo a los 250.000 euros. La cita rinde homenaje este año a la figura de Gloria Fuertes de cuyo nacimiento se cumplen 100 años en 2017, reservando un acto la participación de la presidenta de la Fundación que lleva su nombre, Paloma Portetta, y la ilustradora del libro ‘Geografía Humana’, Noemí Villamuza, además de la proyección de un documental. Será el hispanista Ian Gibson el encargado de romper el fuego hoy en conversación con José Ramón González sobre su último libro, ‘Aventuras ibéricas’, en una primera jornada que celebrará un encuentro con Care Santos, Premi Nadal 2017 por ‘Media
La feria regresó ya a la Plaza Mayor el año pasado. :: H. S.
vida’, y que hará su primer guiño a la poesía con la presencia de Víctor Díez, Eloísa Otero y Susana Barragués. Poesía que estará también bien presente en la jornada del domingo 7 con la presentación editorial de ‘Cultura y trabajo’, editado por la Fundación Ateneo Cultural Jesús Pereda con la colaboración de 83 artistas. Además, esta segunda jornada dará protagonismo a la literatura juvenil con la presencia de Irene X, que hablará sobre el fenómeno en las redes sociales con María Sotomayor. El lunes día 8 estará protagonizado por los autores Eloy Tizón y el vallisoletano Daniel Monedero; mientras que otro autor local, aunque residente en Argentina desde hace año y medio, César Pérez Gellida, presentará su último libro, ‘A grandes males’, con el que cierra su segunda trilogía de novela negra. El martes 9, la feria propone una mesa redonda el martes 9 bajo el título ‘Un mundo que se despuebla’, moderado por el jefe de Cultura de El Norte de Castilla Chema Cillero, y con la participación de Sergio del Molino (‘La España vacía’), Luis Díaz Viana y Fernando Manero. Además, en esta jornada se ha programado el encuentro de los clubes de lectura, que contará
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DE VALLADOLID con la novelista Carmen Posadas y su atractiva historia sobre la adopción de la duquesa de Alba de una niña negra, en ‘La hija de Cayetana’. Entre los debates propuestos este año también se llevará uno a cabo sobre igualdad bajo el título ‘Por qué ser feminista hoy’, con la escritora y periodista Nuria Varela, la artista Yolanda Domínguez y Teresa Alario (UVA). Uno de los puntos álgidos llegará el miércoles 10 con la presencia de Fernando Aramburu, cuya obra ‘Patria’ ha recibido el título de Mejor libro del año 2017. Conversará con el director de El Norte de Castilla, Carlos Aganzo, y la viuda de Umbral, María España. Las citas con Luz Gabás, Gustavo Martín Garzo, David Trueba, Blue Jeans y Cristina Morató pondrán la guinda a la programación.
RECOMENDACIONES PARA LOS DÍAS DE LA FERIA
SÁBADO 6
DOMINGO 7
LUNES 8
Care Santos, el perdón, y los efectos de la posguerra en la mujer
Irene X, la bloguera que ha calado entre los lectores más jóvenes
La novela negra se cita con César Pérez Gellida y Jorge Cabezas
La ganadora del Premio Nadal 2017 por ‘Media vida’ es una de las protagonistas de la jornada inaugural dela feria, a través de una conversación con Ignacio Sanz en la que aparecerán argumentos como la educación, mentalidad y la libertad de las mujeres en la época de la posguerra, temas que acompañan al perdón en su libro ‘Media vida’.
Desde bien joven ha subido a sus redes sociales todo tipo de textos, fotografías, canciones e incluso vídeos, y su pasión por el mundo de las letras se ha visto plasmado también al papel con la publicación de ‘El sexo de la risa’, ‘Grecia’, ‘No me llores’ y ‘Fe ciega’. Irene X dialogará en el Teatro Zorrilla sobre este fenómeno con María Sotomayor.
Considerado como un bestseller dentro del género de la novela negra, el vallisoletano Pérez Gellida hablará sobre este campo que tan bien conoce con Jorge Cabezas, periodista, escritor y especialista en temas de investigación que ha escrito libros como ‘Yo maté a un etarra’, ‘Crónica negra de España’ y ‘Asuntos internos’.
Care Santos.
Irene X.
MARTES 9
MIÉRCOLES 10
JUEVES 11
Carmen Posadas desvela los entresijos de ‘La hija de Cayetana’
Fernando Aramburu acerca los secretos del fenómeno del año
Luz Gabás, de las ‘Palmeras en la nieve’ al hielo de Benasque
La escritora uruguaya mantendrá un encuentro con los clubes de lectura de Valladolid en compañía de Victoria Soto, concejala de Educación, y de Ignacio Martín Verona para desgranar todos los detalles de su último libro, en el que recorre uno de los episodios más apasionantes de la duquesa de Alba, la adopción de María de la Luz, la niña negra.
Licenciado en Filología Española por la Universidad de Zaragoza, Aramburu (San Sebastián, 1959) se ha convertido en el escritor del año gracias a ‘Patria’, el libro en el que repasa de forma meticulosa los 50 años de violencia de ETA. En su encuentro con los lectores estará acompañado por Carlos Aganzo, director de El Norte, y Fernando R. Lafuente.
El valle de Benasque está bien presente en sus trabajos, primero en el deslumbrante ‘Palmeras en la nieve’ (2012) llevado con éxito a la gran pantalla, poco después en ‘Regreso a tu piel’ (2014), y ahora en ‘Como fuego en el hielo’, libro sobre el que conversará en la feria con la periodista Beatriz Hernández.
C. Posadas.
Aramburu.
VIERNES 12
SÁBADO 13
DOMINGO 14
Blue Jeans cierra trilogía con ‘Algo tan sencillo como estar contigo’
David Trueba vuelve a los orígenes con ‘Tierra de Campos’
El premio Ateneo presenta ‘Las mujeres de la calle Luna’
Han pasado ya siete años desde que publicara ‘Canciones para Paula’, la primera de sus novelas con las que se convirtió en todo un referente para el público juvenil, Francisco de Paula sigue estando en lo más alto del ránking de ventas tras cerrar su trilogía iniciada con ‘Algo tan sencillo como tuitear te quiero’ y ‘Algo tan sencillo como darte un beso’.
El cineasta y escritor lanza una nueva reflexión y reivindica los valores del mundo rural en su última publicación, ‘Tierra de Campos’. Su protagonista es un cantante de éxito que para afrontar la muerte de su padre, decide rendirle homenaje trasladando su cuerpo al pueblo donde nació. Sobre ésta y otras reflexiones hablará con Francisco Alcántara (RNE).
El escritor afincado en Asturias, Javier Lasheras, acerca a la feria los argumentos en los que se apoyó para escribir el libro que mereció el Premio Ateneo Ciudad de Valladolid. Temas tan cotidianos como el terrorismo, la emigración o el fútbol que en el libro conviven con la música, la pintura o el universo de los haikus.
De Paula.
David Trueba.
Pérez Gellida.
Luz Gabás.
Lasheras.
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Una pareja se besa en un parque de Rentería, en 2002. :: PABLO SÁNCHEZ-REUTERS
La pugna por el relato sobre el País Vasco L
a novela más vendida en 2016, y también en los primeros meses de 2017, ‘Patria’, de Fernando Aramburu, será dentro de poco serie de televisión. En este empeño, casi inevitable en la cadena del éxito, trabaja el guionista Aitor Gabilondo, que cuenta con un acicate extra para su adaptación: «Me contó un profesor de euskera que les había hablado de ETA a sus alumnos de 11 años y que ellos no sabían lo que era, no les sonaba. Habían pasado solo 5 años desde que ETA había anunciado el final de la violencia y no sabían qué era ETA. Bueno, pues tenemos que contar esto a los niños», declaraba hace unas semanas a ‘El País’. ETA comienza a ser historia cerrada, clausurada. En estos cinco años su presencia ha ido disminuyendo en los medios de comunicación, y el repunte ocasionado por su desarme no ha hecho sino confirmar su pertenencia a lo ya sucedido, salvo algunos flecos
por cerrar: presos, asesinatos sin aclarar, disolución. Sin vaivenes de actualidad parece llegado el momento del juicio y la valoración, de extender los hechos ante los ojos colectivos y contarlo. ¿Absorberlo en un relato? En un artículo reciente, ‘Un pacto sobre el pasado’, Javier Cercas reclamaba la necesidad de un acuerdo mínimo y colectivo sobre el pasado, con vértice en el hecho capital de la Guerra Civil. Tras ochenta años del golpe militar no encuentra el autor una raíz común para un árbol que necesariamente crecerá ramificado. «Quien no sabe de dónde viene no sabe adónde va», sentencia, y tras esa convicción ha entregado varios libros con los que ahonda en el pasado en busca de ese conocimiento que aspira a ser reconocimiento. Cuando Jean-François Lyotard bautizaba a nuestra época de posmoderna, señalaba como una de sus marcas específicas la ausencia de ‘grandes relatos’ a los que agarrar-
JORGE PRAGA
se. En menor escala ese es el fenómeno que se reproduce sobre el pasado de nuestro país: cuál es el relato concordante de la Guerra Civil; y ahora, en la urgencia de los problemas que acechan, cuál es el relato sobre el nacionalismo vasco y la violencia que engendró en todo el Estado. El relato vasco. Por ahora, unos relatos: enfrentados, contrarios, calientes. Arnaldo Otegi respondía a John Carlin al día siguiente de la entrega de armas por ETA: «El Gobierno puede presentar esto como una gran victoria, ¿no? Sí, puede sostener ese relato. Nosotros podemos sostener otro, que es que tenemos la impresión de que no hay Gobierno en el Estado español que sea capaz de alcanzar un acuerdo de la naturaleza que nosotros
planteábamos. Nuestras soluciones son sus tragedias». En su reciente visita a Valladolid Fernando Aramburu no dejó de subrayar la importancia de esa indagación. Anotaba Samuel Regueira de sus declaraciones a este diario: «Un relato ayuda más a empatizar que un dato. Actualmente hay una lucha por el relato, porque en el lenguaje empleado descansa una visión de la realidad». ‘Patria’ se alza por el momento con el triunfo de los números, de la difusión, del impacto. Se concibió en el momento oportuno, cuando varios años de calma guerrera permitían una mirada pausa-
Javier Cercas reclamaba la necesidad de un acuerdo mínimo y colectivo sobre el pasado
da, siempre con las enormes reservas de las heridas aun por curar, más que cicatrizar. Acierta desde luego en la elección de su universo: dos familias vecinas y amigas en un pequeño pueblo, que van reflejando en su vida cotidiana las tragedias mayores de la comunidad, hasta acabar golpeadas y enfrentadas por asesinatos y encarcelamientos. Por las páginas finales se cuela un escritor, posible émulo de Aramburu, que declara: «Escribí en contra del sufrimiento inferido por unos hombres a otros, procurando mostrar en qué consiste dicho sufrimiento y, por descontado, quién lo genera y qué consecuencias físicas y psíquicas acarrea a las víctimas supervivientes». Víctimas que temen el olvido, que los hechos se diluyan sin dejar rastros ni lecciones: «Algún día no muy lejano pocos recordarán lo que pasó», le dice el hijo de El Txato, asesinado por ETA, a su hermana. El libro de Aramburu se esfuerza en dirección contraria con un torrente narrativo de gran habilidad y maestría, armado con audaces balanceos sobre la cronología, y con un juego de personas gramaticales que abre la subjetividad sin lastrar el brío ni la transparencia. Acierta además en el sabor triste de derrota generalizada que ensombre-
ce a todos, sin dar pie al juego de triunfadores y vencidos por el que pugnan los actores de la política. El mismo Otegi se sorprendía con fatuidad de que la supuesta derrota de ETA no fuera objeto de celebración: «Salen enfadados, eso es lo curioso. Si a mí me dicen mañana que la Guardia Civil va a abandonar mi país, que se va a declarar la independencia y que van a entregar las armas, yo monto una fiesta y, vamos, se me va a notar en la cara que estoy encantado». Otras novelas disputan la cima que ahora ostenta ‘Patria’. La crítica ha señalado con insistencia ‘Martutene’, de Ramón Saizarbitoria, publicada inicialmente en euskera en 2012. Más recientemente Edurne Portela ha mezclado ensayo y reflexión personal en ‘El eco de los disparos’. Y Kirmen Uribe ha publicado, con menos apoyo crítico, ‘La hora de despertarnos juntos’. Ahora ha vuelto a la actualidad una obra en cierta manera antitética de la de Aramburu, ‘Intxaurrondo. La sombra del nogal’. La inesperada muerte de su autor Ion Arretxe, en marzo de 2017, ha propiciado su relectura. Un relato en el que el autor refleja su experiencia juvenil de treinta años atrás, cuando fue detenido en 1985 por la Guardia Civil y trasladado al cuartel de Intxaurrondo. La misma operación que hizo tristemente famoso a Mikel Zabalza, desaparecido en el río Bidasoa la noche de su detención, lo que provocó uno de los mayores escándalos en los primeros años del gobierno de Felipe González. Ion Arretxe encuentra, tras décadas de cocerlo en su interior, la fórmula para contar su experiencia de tortura y degradación, entre vetas de humor y excursiones mentales lejos del cuartel. Es otra cara del relato, la de una Rentería juvenil traspasada por el discurso abertzale y carcomida por la heroína que circulaba con sospechosa facilidad. Ion, que fue liberado sin cargos a los diez días, no intenta elevar su experiencia más allá de sus límites de edad y territorio. La ciñe a una prosa poética indomable y la envuelve de músicas y aspiraciones artísticas que luego cumplirá. Como señalaba David Trueba en el artículo que le dedicó, fue capaz de volar lejos de su condición de mártir superviviente y desarrollar una notable carrera de director artístico en el cine, con cumbres como ‘La soledad’, de Jaime Rosales. Precisamente para este director asumió el papel protagonista de ‘Tiro en la cabeza’, la película más insólita rodada sobre el mundo de ETA. Y cuando tuvo fuerzas, y calma, reunió las palabras de su relato, que se cierra entre la sabia frontera de la afirmación y la duda: «Ojalá estas palabras sirvan para algo. O para nada».
8 LA SOMBRA DEL CIPRÉS
Sábado 6.05.17 EL NORTE DE CASTILLA
La exposición que conmemora el octavo centenario de la Universidad de Salamanca permite un acercamiento singular a la obra del artista mallorquín
Una lectura en profundidad de Miquel Barceló E
l elefante blanco que se sostiene boca abajo, unido al suelo (al pedestal) en equilibro sobre su trompa es la parte de espectáculo que toda manifestación de arte contemporáneo que se precie parece requerir en los últimos tiempos. La plaza Mayor de Salamanca repleta de gente a cualquier hora del día y casi de la noche, visita obligada de los miles de turistas que acuden a la ciudad en cualquier época del año, tiene en esta imponente escultura de uno de los artistas más importantes que ha dado España en las últimas décadas del siglo XX un nuevo reclamo. Cuántos de los visitantes que se acercan curiosos al animal que, sin duda en un gesto humorístico de su creador emite un humo blanco coincidiendo con las campanadas del reloj de la plaza, que se fotografían con él, se acercan después a cualquiera de las sedes en las que se muestra la exposición es de momento una incógnita, pero harían bien en aprovechar la ocasión magnífica que la celebración del VIII centenario de la fundación de la Universidad salmantina ofrece para conocer en profundidad la obra de Miquel Barceló. La exposición abre la recta final de los actos conmemorativos de la efemérides y es una ocasión única para ver al enorme creador que hay detrás de un nombre cuyos proyectos artísticos (como por ejemplo el trabajo que hizo para la cúpula de la sala XX del palacio de las Naciones Unidas en Ginebra) van unidos en ocasiones a la polémica. Algo también habitual, y pocas veces justificado, alrededor de muchos destacados artistas contemporáneos. La oportunidad de ver de cerca los distintos ‘barcelós’ que pueden salir del taller del artista, su incansable sed de investigar en lenguajes y materiales, su capacidad de trabajo es única. Hacía más de una década que no exponía en España y menos con esta amplitud. La exposición, comisariada por Enrique Juncosa, quien vie-
ne trabajando desde hace años estrechamente con Barceló, permite contemplar la importancia que para el artista tienen los distintos materiales. Desde la fluidez transparente de la acuarela (se muestran las ilustraciones que hizo para la ‘Divina Comedia’) a la opacidad y primitivismo del barro pasando por la contundencia del bronce, nada falta en este recorrido que permite además contemplar sus obras en constante diálogo con
nuestro pasado artístico. El diálogo con la tradición también es un punto fuerte en su trayectoria que se manifiesta de muy distintas formas y que encargos como el mural cerámico que hizo para la capilla de San Pedro de la catedral de Palma lo ejemplifican de forma contundente. En esta ocasión, distintos recintos de la histórica universidad se abren a la radical contemporaneidad barceloniana. Y más allá de la oportunidad de
‘El arca de Noé’, pintura que da título a la exposición salmantina. :: MANUEL ÁNGEL LAYA
Para Barceló los procesos químicos y físicos en la construcción de sus obras han sido muy importantes
ver sus lienzos y cerámicas en los espacios de la capilla del Colegio Fonseca, por poner un ejemplo, la contemplación del ‘bosque’ de sus ‘14 cerillas’ en el ambiente plateresco del Patio de las Escuelas Menores explica una vez más que en el arte, como en la vida, nada surge porque sí si es auténtico, y menos en un artista lector incansable e investigador del pasado. Las piezas de bronce que simbolizan el paso del tiempo, las formas
retorcidas, la fuerza de su expresión se encuentran en la historia del arte misma. Decía Barceló en la rueda de prensa de la presentación de la muestra salmantina que la suya es una trayectoria hacia atrás. Se refería a ese primitivismo que aflora en muchos de sus trabajos. En ese volver a la tierra, no solo como material escultórico o como lienzo sobre el que pintar sino como parte de nuestra propia esencia. «El barro se convier-
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abstracciones privadas
ANGÉLICA TANARRO
te en pintura, y por consiguiente otra vez en carne», ha escrito Barceló como recuerda Juncosa en el texto del catálogo que acompaña a la muestra. Sus bodegones y naturalezas muertas son, por otra parte, una constante indagación en las relaciones entre los reinos animal, vegetal y mineral. ‘El arca de Noé’, el imponente lienzo de 4 x 6 metros que da título a la muestra y que sale por primera vez de su
Una de las acuarelas de la serie ‘La divina comedia’. A la izquierda, el artista mallorquín posa con sus cerámicas, y debajo, durante la ‘performance’ que tuvo lugar en la inauguración. En la imagen inferior, las ‘14 cerillas’ instaladas en las Escuelas Menores. :: MANUEL ÁNGEL LAYA estudio de Farrutx, en su Mallorca natal, ejemplifica bien lo que ha sido del arte de Barceló en estos últimos años (y cuyo germen ha estado ahí desde siempre). Sobre un mar ‘terráqueo’, y no será esta la única paradoja que podamos encontrar en sus obras, se disponen en parejas los frutos de la tierra y del mar (una suerte de ‘panes’ y peces que acompañan la referencia bíblica del título), pero en ese fondo verde azulado que también puede simbolizar el cielo y sus constelaciones, aparecen, insinuados casi, leves trazos de otras figuras animales y vegetales que ponen de manifiesto el gran dibujante que es, que siempre está presente y que alcanza momentos excelentes en sus diarios de viaje, como en los ‘Cuadernos del Himalaya’ que editó Galaxia Gutenberg en 2012 tras los viajes que Barceló realizó en los veranos de 2009 y 2010. Indispensable también para profundizar en su trabajo la visita a las obras que se muestran en la Hospedería Fonseca y que ilustran su trabajo de los últimos cinco años. Es difícil destacar unas obras sobre otras, pero me detendría en la serie de los lienzos blancos. ‘17 olas’, ‘5 olas’, ‘Sombra/sol’ pintados entre 2012 y 2014 son cuadros de gran formato que fácilmente se pueden poner en relación con el minimalismo o la abstracción lírica pero que en Barceló tienen un componente añadido, la indagación sobre el funcionamiento del material sobre el lienzo, el proceso mismo de la pintura, cómo influye en el resultado final el tiempo de secado o la densidad del óleo aplicado sobre la superficie del cuadro aportan un elemento más a la simple contemplación de la obra. Para Barceló los procesos químicos y físicos que intervienen en la ‘construcción’ de sus obras han sido muy importantes desde el principio hasta convertirse en ocasiones en el tema mismo de su arte. Algo presente también en sus acciones y performances como la que brindó en la inauguración de la exposición
salmantina. ‘La imagen fantasma’ surge del hallazgo por parte del artista de un material que al contacto con el agua la convierte en ‘pintura’ negra que, al secarse, desaparece. Sobre un panel de quince metros realizado con dicho
material, Barceló ‘dibujó’ con grandes rodillos, cepillos o incluso un balón, escenas taurinas que al secarse fueron desapareciendo, un proceso no solo visual, ya que la música de Pascal Comelade acompaña la acción de pintar y el pro-
ceso de esfumado de las imágenes (¿una alegoría de la desaparición de la fiesta taurina tan presente en la obra de este artista?) algunos de cuyos rasgos recuerdan inevitablemente a Picasso. La acción de Barceló fue además una ocasión
para comprobar en vivo y en directo que detrás de estas ochenta obras diseminadas por el casco histórico de Salamanca, detrás de sus cientos de obras, de sus investigaciones y de toda una vida de trabajo hay un artista total.
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Una vez, en Galicia U
na vez más en Galicia, gloriosamente. Abriendo tiempos inmemoriales. La casa de la abuela sigue en su sitio y todo ya es paisaje que llena los recuerdos. La presencia de la galería blanca y el sol allí dormido. Si llovía cambiaba y era gris sensible. La memoria se abría plena y sabido era que la casa sostenía, aún pasados tantos años, música de violín. El abuelo. El encantamiento entre un amor y sonidos delicados, fuese fiesta o cualquier motivo, abriendo un estremecimiento amoroso. ¿Llorábamos ahora? No. Había que saber sostenerlo como misterio y emoción y saber estar y cambiar imágenes, ya que el abuelo estaba demasiado lejos. En una muerte inacabable. Sin él, nos contarían mucho más tarde, había sido aquello un naufragio. Ya que con su ida dejó vacío lo que ya estaba colmado y sostenía lo singular. Tanto, que hasta temblaba la música, especialmente a quienes enseñó a hacer sonar cada uno con su instrumento, pasando a grupo elegido. En conocimiento de su mundo, en lo creado, la verdad no cesaba de llegar. De completar actos o fiestas con entrega y voluntad. Desdoblaban el tiempo (a un lado de su trabajo) donde se respiraba lo insaciable: aquella música que se alzaba o susurraba dando pasos en una conformidad de
DONDE HABITO ELENA SANTIAGO
belleza. Algo así, como una Galicia bendecida, con buenos conocimientos practicaba en la voz del abuelo: respiraba mejor, sentía y hacía amigos. Difusor de la música clásica. Autor de numerosas obras musicales para orquesta, banda y canto. Todo ello sin abandonar sus horas de farmacia, en Villa de Cruces. Su historia se admira, tan hecha y necesitada un largo tiempo de resurrección musical. Sus conocimientos y su manera de estar y ser abriendo, de par en par lo creativo; y crecía el pueblo. Se mantuvo sin fecha de cansancios y sí vida alejando el olvido. Consiguiendo lo bueno y genial. Aquel último día del abuelo se rompería su voz, pero no su pasado. El calor de sus palabras. Su transmisión. Acercamiento a cuanto merecie-
ra la pena sacarle brillo. También a su hija (mi madre), violín. Más tarde ella continuaría clases en Santiago de Compostela. Y surgieron poemas que llovían sin descanso sobre aquella historia: «Un ser y saber Oh buen padre de sabidurías. Suspiraba, según día, hasta su mirada. Y se escondió en la sencillez con veneración. Como alma amando su tierra. Música y su nombre abrirían caminos y puertas y sonarían sus cánticos o murmullos conmovidos… Hasta el cielo». Abrían suspiros, pero ya no estaban ni los que nunca le olvidaron. Contemplando una necesidad honda y querida, corazones y emociones tendidos. Acercando aquel hechizo que alzaba pueblos y tanta vida abierta. Sin duda, existen seres que no debieran desaparecer. Pero, ni decirlo. Hoy, en día y noche, son otros los caminos, aunque se sostengan pasadas vidas que respetar y alegrarse con admiración. «Y siempre, puntuales, ternuras por sus calles. Galicia, íntegra y bendecida. Como el mejor sueño. Manteniendo su hondura sin fatiga».
La palabra capturada
C
uántas veces hemos escuchado afirmar aquello de que una imagen vale más que mil palabras. Y en cuántas ocasiones, muchos, como usted y como yo, impenitentes letraheridos, hemos predicado en el desierto para negar la mayor, ya que toda imagen no origina sino pensamientos formados por palabras; es decir, la imagen no es sino estimulante de éstas. O nos hemos callado, y no por prudencia sino por estimar que caería en el vacío la máxima de que la trascendencia de un hecho es computable por el número de libros que origina. Y los libros qué son sino cofres de palabras. Sí, es cierto. No todos los li-
bros guardan sólo palabras. También guardan imágenes. Y entre éstos, recientemente, dos volúmenes concilian esta discusión, que algunos creemos innecesaria pues es absurdo un combate dialéctico cuando es incontrovertible una de las dos teorías: la supremacía de la palabra como transmisora de ideas, sensaciones o hechos. Dos libros que ubican a la imagen y a la palabra en el sitio exacto que les corresponde. La imagen como extraordinario fogonazo emotivo, conmovedor. La palabra como mágico instrumento capaz de concebir mundos completos; de levantar paraninfos de sabiduría; de componer artilugios que nos llevan de acá para allá en apenas un segun-
do. Y, todo, mientras nuestro cuerpo se halla en un espacio físico tangible, que no por ello más verdadero que el espacio incorpóreo por el que vaga nuestra mente. Durante más de cincuenta años, André Kertész fotografió a lectores de los cinco continentes. En expresivo blanco y negro, inmortalizó instantes en los que niños, adultos y ancianos leían en las situaciones más diferentes que puedan imaginarse, mas, siempre, impregnadas de lirismo: una cabaretera que, entre bambalinas, aprovecha el descanso del espectáculo en el que actúa para, quizá, proseguir con las andanzas de un personaje fascinante; un crío que ha elegido una pági-
Típico hórreo gallego en Baiona. :: EL NORTE
na de un periódico descosido y cuyas hojas, desmembradas, le rodean, hasta ser él tierna isla carnal abrazada por un mar de papel; o tres chavales descalzos y desharrapados cuyas miradas confluyen en el ejemplar que, sostenido por uno de ellos, los salva de un infortunado presente. La labor de André Kertész como cazador pacífico de lectores, y que le llevó medio siglo, no sólo fue aplaudida; alcanzó la privilegiada categoría de tema sugerente, legendario, para otros muchos fotógrafos. Uno de ellos es Steve McCurry, fotógrafo cuya enorme popularidad la obtuvo con la portada del ‘National Geographic’ en la que aparecía la, entonces, niña afgana de imposibles ojos verdes. Las fotografías de Steve McCurry tienen algo de regreso a los escenarios en los que estuvo André Kertész como taxidermista de la luz. De acuerdo, ni el lugar ni sus protagonistas son los mismos. No
LOS TRIGALES AZULES ROBERTO RODRÍGUEZ
obstante, el niño con los pies desnudos que, tumbado bocabajo, en la acera de una calle desmantelada por el tiempo; el joven que, cual Mowgli cultivado, se entrega a la lectura, apoyada su espalda en un elefante tendido; o el vendedor ambulante, pintor de
reproducciones que cuelgan de su Mini, quien, hasta la llegada del próximo comprador, se entretiene, seguramente, con las peripecias de un valiente aventurero; todos ellos –como los demás que, ahora en color, Steve McCurry fotografía mientras leen–, digo, quiero decir, parecen ser los mismos que fotografió André Kertész, quizá porque ese universo íntimo y silencioso que media entre la palabra impresa y los ojos del lector es invencible y eterno. Estos dos trabajos toman forma en sendos libros bellísimos, el de André Kertész, ‘Leer’, publicado, con tardanza incomprensible, ahora en España –vio por primera vez la luz en Estados Unidos en 1971–, con prólogo de Alberto Manguel; y el de Steve McCurry, ‘Sobre la lectura’, éste prologado por Paul Theroux, que demuestran que la imagen no vale más que mil palabras, pero sí puede contener un millón de ellas.
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La crisis como forma L
a cuestión del poeta y del escritor –su naturaleza, posición y relaciones recíprocas– es un tema actual que se ha debatido con frecuencia en conversaciones literarias», escribía en 1930 Gottfried Benn, el gran poeta alemán, que añadía: «Y casi siempre en el sentido de que al poeta le ha llegado su final y otro fenómeno ha ocupado su lugar»; citaba también a un crítico de la época: «Ya no se cumplen las condiciones sociales para desempeñar el oficio de poeta, cada día goza de menos credibilidad». No importa que la comparación, en el caso de Benn, fuera con la novela, y después lo haya venido siendo con tantas otras cosas; lo cierto es que, parafraseando a Paul de Man, la poesía existe desde hace siglo y medio «en la modalidad de la crisis», en el filo de su negación. Y de su poder para integrar ese límite proceden sus mejores virtudes. Pocas obras lo asumen con tanta consecuencia como la de Víctor M. Díez (León, 1968); sigo sus poemas desde hace treinta años, cuando él era muy joven y aún no había publicado, y mis libros preferidos entre los suyos son siempre los últimos, ahora ‘Discurso privado’ y ‘Todo lo zurdo’, donde su capacidad de hacer de la crisis una ‘forma’ alcanza la plenitud. En contacto directo con el mundo –«salgo un momento y todo son roturas. / La discontinuidad de lo urbano, la respiración / entrecortada»– la textura de los poemas evoca el «montón de imágenes rotas» nombrado en ‘La tierra baldía’, imágenes crecidas des-
Víctor M. Díez, en la Fundación Segundo y Santiago Montes. :: HENAR SASTRE de residuos, de un desgaste o de una falla previa, material de desecho. Ciudades con agujeros, casas, calles, personajes, agrietados. Lo que puede sencillamente verse y nadie percibe, una extrema precariedad, espacio que ‘casca’ en su coagulación de tiempo. Es arriesgada la poesía de Víctor M. Díez, expuesta a la intemperie. Espesa una atmosfera enrarecida y se da, a la vez, con transparencia peculiar. Su mirada parece animista y en ella todo vive, se hace animal, pero sin generar ningún vitalismo: como si todo tuviera vida, sí, pero vida parásita, hecha de lo que se sustrae de aquí
y allá, vida como proliferación. Marcada por este signo bullente, se ve como en la placa del microscopio, con el cristal de la ironía, el reactivo del humor negro. Y se alejan, en ese pulular orgánico, tanto un posible espacio común como uno personal, perdiéndose los dos en un gesto sincronizado: «Se hacen borrosos los otros / mientras tú te apartas». El fondo de este mundo caído es una violencia existencial, interiorizada: «Un desierto físico. / Se agujerea el espacio hasta desangrar la identidad». Así, el hilo común de estas dos imágenes que recojo: una nace de una fría soledad: «A veces me
recorto con tijeras, / recorro toda la silueta con delicadeza. / Me despego para hablarme. / Y le echo palabras a ese hueco que dejo de mí misma»; la otra dice un ahogo: «Abrimos ojos con puñales en el cartón / de la noche; casi no deja respirar / esta careta azul oscuro». Papel o cartón trabajado con el corte de tijera o cuchillo, formas de autorretrato y a la vez de agresión, manualidades infantiles para hacer venir esta herida desde el origen. Palabras arrojadas a ese hueco, los versos de Víctor M. Díez se tienen en el fiel de la conexión entre realidad y poesía. Y entienden que esto no de-
pende solo de las imágenes, sino de que el lugar de la voz pueda él mismo ser el mundo. Pues, igual que el espacio o el sujeto, se agujerea el texto: «El poema, abierto por debajo, va dejando / un reguero sin sentido». Escritura en la modalidad de la crisis. «Las palabras son ese alambre de espino enrollado que hiere las manos al intentar desliarlo». Va Víctor M. Díez recorriendo los accidentes que obturan lo poético. La repetición: refugio en la costumbre, amenaza que uno mismo fabrica. El ruido incesante en uno mismo y en torno, como vía de esa repetición: «Tú en el callejón / un mosaico de diminutos ruidos / que no sabes cómo interpretar». Ese no saber: «Lleno de huecos / por la ignorancia: nidos y nidos de nada». Pero precisamente es el no saber, con su ansiedad y su requerimiento también repetidos, lo que invierte la energía; permite que de la precariedad y la carencia se haga la escritura. Lo muestran dos momentos cruciales de ‘Todo lo zurdo’: la parte inicial, titulada ‘Roto’, y los fragmentos en prosa y verso de un diario imaginario de Denardo Coleman, hijo y batería de Ornette Coleman, quien bautizó el ‘free jazz’ y a cuya memoria se dedica el libro: biografía y autobiografía, notas para discutir de estética, desdoblamiento de la discusión del poeta consigo mismo que compone la obra última de Víctor M. Díez. El no saber y la conciencia del no saber son el alma de la escritura, que la mantiene viva, siempre preguntando, sin reconocerse en alguna clase de fijeza o logro. Es la herida, esa fuga en el fondo del poema, lo que aguza la percepción, lo que mueve a decir la extrañeza, a tomar los días como haz de diferencias, a buscar el tacto, el sonido, la fluidez y viscosidad, el brillo opaco de las cosas-palabras. Si Díez dijo que quizá su poesía es un cine verbal,
TIENDA DE FIELTRO MIGUEL CASADO
ahora sabemos que no solo, que imprime una cualidad táctil y sonora en el mudo papel, como si en él quedara activa la conexión con las memorables ‘performances’ en que dice sus poemas. Se oye la textura al leer, se diría, aplicando un juicio atribuido a Coleman: «Aprender a discernir los sonidos que merecen la pena, para eso hay que zambullirse en el ruido». De esta materia es el «balbuceo de lo común», la conversación informe de quienes no alcanzan voz, y el ‘discurso privado’ que constituye al poeta ha de generarse ahí, perfilarse con la mínima luz del instante; o, de nuevo en la voz de Coleman: «Cosí cien botones en la chaqueta de la noche / Ninguno era igual, todos significaban algo». Mientras escribo, escucho a Nick Cave; recuerdo cuando lo descubrimos, tocando en una vieja nave, al fondo de la multitud, en una secuencia de ‘Cielo sobre Berlín’. Y, en una especie de azar objetivo, me acuerdo también de Juan Larrea: «Era posible retroceder hasta el borde del sonido para hacerse dolor».
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LECTURAS
LUIS MAGRINYÀ Y LAS DISTORSIONES DEL ALMA Talento narrativo y exigencia verbal se conjugan en este libro con una penetrante inteligencia para describir psicologías complejas YOLANDA IZARD
C
on un excelente y esclarecedor prólogo de Gonzalo Torné, que escribe sobre el mismo alto listón que marca Luis Magrinyà (Palma de Mallorca, 1960), damos la bienvenida a la reedición de este libro de libros que ya en
su primera publicación no pasaron desapercibidos y que ahora podemos disfrutar con la sensación de haber recuperado una escritura imprescindible. La edición conjunta de la novela ‘Intrusos y huéspedes’ y de la colección de cuatro largos relatos reunidos bajo el título de ‘Habitación doble’ no constituye un hecho casual. Algunas redes evidentes y otras solo insinuadas los cohesionan, pero quizá, entre las primeras haya que destacar la escritura de Magrinyà como un fundamental elemento conformador de conexiones, porque su estilo, la calidad de su prosa y el dominio formal, el rigor y precisión léxicos y la inteligencia verbal que constituyen su seña de identidad, no decaen en ningún momento a lo largo de sus casi seiscien-
tas páginas. Tampoco su capacidad rupturista con respecto a los géneros (el último de los relatos roza el ensayo, por ejemplo), ni la libertad con que convoca todo tipo de digresiones, que llegan en ocasiones a profundas elipsis o hiatos argumentales. Después, ilaciones temáticas que relacionan todos y cada uno de los textos, entre las que es obligado referirse a las drogas, tanto las legalizadas (como las recetadas por los profesionales de la psiquiatría o el alcohol) como las ilegales. Y este último, por cierto, no es un asunto baladí, pues con su estilo controlado, fuertemente cognitivo, y por tanto algo distanciado, de lo que en realidad habla Magrinyà es de esto: de cómo el ser humano, abandonado a la intemperie de la vida, busca
consuelo y ayuda en los estupefacientes, directamente cayendo en las garras de la adicción o indirectamente, poseído por ciertos trastornos psiquiátricos. Hay que señalar que no es casual la disposición de los relatos en el libro, pues estas adicciones comienzan siendo tangenciales pero parecen ir in crescendo hasta el ensayo final, que es la explosión del mal. Eso sí, Magrinyà no engaña al lector: sin fuegos de artificio, sin trucos, sin apelaciones a la empatía del lector, de una manera desapegada… y, sin embargo, cuánta ración de inteligente reflexión, de muestras de verdad humana, de humor y de insólitas perspectivas para describir con fino análisis a «esas personas atosigadas por el individuo que llevan dentro».
EL TALISMÁN DE LA COSTURERA
EMIGRANTES
H
ace quince años, puede que catorce, leí por primera vez la novela de Neil Gaiman ‘American Gods’. Por aquella época, y durante algún tiempo más, seguía todo lo que salía de Gaiman. La culpa fue, claro, de su cómic ‘The sandman’, del que ya he hablado en alguna ocasión, y que sigue pareciéndome una de las principales y más interesantes
obras de la fantasía moderna. Luego llegó a mis manos ‘Neverwhere’, novelización de una serie que escribió para la BBC, o ‘Humo y espejos’ una de las colecciones de relatos que más me han divertido. Aunque si de diversión se trata, nada mejor que su colaboración con Terry Pratchet en la comedia apocalíptica ‘Buenos presagios’, que tardé más de lo normal en acabarme porque no podía
CIRO GARCÍA
parar de reír. Confieso que ese entusiasmo gruppie se ha enfriado un poco, que quizás haya un par de obras de Gaiman que esperan desde hace meses, una, años la otra, a que les llegue el turno. Y a pesar de eso, decidí hace poco reencontrarme con Gaiman, el Gaiman novelista, no leyendo ninguna de estas obras en espera, sino volviendo a leer ‘American Gods’. Esto se debe a que dentro de nada va
a estrenarse una serie televisiva basada en la novela. Aunque creía recordarla bastante bien, quería tenerla fresca. Por comparar, ya saben. Aunque uno es consciente de todo eso de que los lenguajes literarios de una historia escrita o filmada son diferentes, y se lo cree a veces –me lo creo por ejemplo con el ‘Dune’ de Lynch, que me gusta de un modo diferente que la novela original, por por-
INTRUSOS Y HUÉSPEDES & HABITACIÓN DOBLE Luis Magrinyà. Prólogo de Gonzalo Torné. Anagrama, 207. 552 páginas. 22,90 euros.
En cuanto a las conexiones implícitas, facilitadas por ambos títulos, están las relaciones a dos de los personajes de sus historias, como, en ‘Intrusos y héroes’, entre el narrador y su hijo adolescente (con la intrusa presencia sustituta de los excéntricos amigos de este), una historia a la que Magrinyà da una audaz vuelta de tuerca, pues el problemático e inmaduro, el que navega a la deriva, es el
progenitor. Este tipo de personaje que ya ha sobrepasado la juventud, inmaduro, desdichado pero sin rasgos sentimentaloides, puebla algunos de los textos, y acaban conformando un universo de seres desposeídos de sentido vital, que en general tantean salidas tan inhóspitas como su vida, salvo en ‘Diez minutos después’ o en ‘Luxor’, o incluso en ‘Una modestia algo infame’, tan instalados en un desapegado humor. No es que este libro sea antisentimental, como se pregona con frecuencia, es que su autor sabe cómo delimi-
que es diferente a la novela, ni mejor ni peor, aunque la primera vez que lo vi lo odiara por comparación–. De cualquier manera comparar el original y el derivado es una manía de la que no es fácil librarse. Con Gaiman, además, se da el caso de que es un escritor todoterreno, que se siente cómodo en todos los barrizales, ya sea en el cine, en el cómic o en la novela, y que, en ocasiones, de una forma tan sutil como difícil de explicar para este que escribe, da la impresión de cruzar esas barreras o fusionar esos lenguajes dispares. De trucarlos, por así decirlo, de modo que, en cierta manera, uno está leyendo una novela y al tiem tiem-
po, le parece estar viendo una película. Esta sensación es especialmente fuerte en ‘Buenos presagios’. Aunque ahora que sé que también va a ser traducida al mundo de la imagen en movimiento, no logro ver cómo se las van a arreglar para transportar los imprescindibles pies de página. Con ‘American Gods’, la sensación es similar pero menos fuerte. Es quizás más novela. Pero una novela con sombra de película. Y con esto, entiéndase, no estoy diciendo que cuando Gaiman escribe una novela lo haga pensando en la película. Sino más bien que es un escritor completo, que ha asimilado bien todos los modos e in-
Luis Magrinyà. :: B. DÍAZ
LITERATURA INFANTIL Y JUVENIL
VIENTO SUR :: SUSANA GÓMEZ Kosonen saluda con un gruñido mientras mata los días como puede, entre cafés solos sin azúcar, escaleras mecánicas y un malestar perpetuo que le impide sonreír abiertamente. En la plaza de Hakaniemi le recibe el viento gélido del otoño de Finlandia; y arriba, una bandada de gansos
silvestres regresa al sur. Grrr… rezonga con gesto hosco. Pero algunas veces, el torvo conductor de tranvías intuye algo distinto en el cielo del paladar, un extraño anhelo, la casi certeza de que en algún lugar aguarda algo mejor; no sabe el qué… Tampoco, claro está, puede adivinar cómo acabará ese día, la jornada en que los
gansos se engancharon al limpiaparabrisas, describieron su parábola con el cuello erguido, y fijaron la mirada en los ojos y el enfado de Kosonen… Con un estilo impecable y ell pulso de los narradores de calidad, José Antonio Ruiz construye un relato a caballo entre el realismo y lo metafórin co, donde lo cotidiano da un
LOS GANSOS José Antonio Ruiz. Ilustraciones: David Pintor. Editorial La Guarida. 72 págs. 17,90 euros. Edad recomendada: a partir de 12 años.
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tar el sentimiento, dónde parar para que no se pierda la sensación de verdad; tiene bien sujetas las riendas emocionales. Magrinyà ofrece los sentimientos como una dádiva al lector para que sea él quien los convoque a partir de sus perspicaces reflexiones y sugerencias. Y no hay que ir muy lejos para constatarlo, pues tenemos en sus páginas casi una poética de sus escritos: «Yo me he esforzado en dejarlos en lo que tienen de verdad, despojándolos del sentimentalismo añadido, de la mitificación del recuerdo, de su condición de certeza instaurada». Habría que añadir, para tener una imagen cabal de la calidad estética de este libro, que pocas veces se leen páginas con tanta audacia cognitiva, con una precisión tan impactante. Además, su autor nos recuerda que la literatura seria no está ahí para facilitarnos la vida, sino para complicárnosla, como dijo W. Gombrowicz.
fluencias narrativas, y sabe bien cómo emplearlas e intercalarlas. De cualquier modo me alegro de haber releído la novela. Al fin y a la postre, no la recordaba tan bien como creía. Ha envejecido bien, quizás porque las mitologías no envejecen. Quizás, también, porque el momento la ha actualizado. ‘American Gods’ es una novela sobre mitos y lo que son los mitos –rescata para esto algunas ideas de ‘The sandman’– pero también sobre la inmigración. Sobre lo que es un país hecho por inmigrantes. La serie no puede llegar en momento más adecuado.
giro de 180 grados para echar a volar sin cortapisas. Es entonces cuando esa pátina plomiza que inunda los días de Kosonen se transforma, para dar a luz a una certeza: esa que le habita en el cielo del paladar, la que espera en alguna parte donde saben los gansos… A medio camino entre el álbum y el cómic, las ilustraciones de David Pintor se imbrican a la perfección en forma y fondo de este relato, cuya alegoría de libertad alza el vuelo (evasión, intuición o certidumbre), en el cielo del paladar, las alas de los gansos, el viento sur…
LECTURAS VIGORIZANTES PARA ENTENDER EL MUNDO NUEVAS LECTURAS COMPULSIVAS
Félix de Azúa repasa sus referentes literarios y su resonancia contemporánea
Félix de Azúa. Madrid: Círculo de tiza, 2017. 384 págs.
SANTIAGO RODRÍGUEZ GUERREROSTRACHAN
F
élix de Azúa ha practicado varios de los géneros literarios comunes de nuestra época. Así, ha sido poeta, novelista, ensayista y memorialista. Sus últimos libros, autobiografías en las que explicaba su evolución literaria e ideológica, acababan con un tono más bien sombrío y, sobre todo, desesperanzado. Al fin y al cabo, lo que traslucía en ellos y en otros ensayos anteriores es la idea de que el mundo tal como lo conocemos – y por mundo Azúa se refiere muy en concreto al mundo cultural formado por la literatura, el arte y la filosofía – está desapareciendo, o transformándose de tal modo que en breve resultará irreconocible. Son ideas que muchos otros compartimos, quizás sea el signo de los tiempos, ¡quién sabe! En ‘Nuevas lecturas compulsivas’, sin embargo, Azúa tiene otro tono: el propio de un lector apasionado. Los escritos que reúne en el libro tienen intenciones y procedencias diversas, lo que da
Félix de Azúa, en la Libreria Ateneo de Palencia. :: ANTONIO QUINTERO como resultado que algunos escritores o libros estén tratados con mucha más profundidad que otros, de los que ofrece semblanzas que dejan con ganas de más. El libro comienza con Friedrich Hölderlin, un poeta central en el desarrollo poético de la modernidad europea y acaba con contemporáneos como Jon Juaristi, Fernando Savater o Eugenio Trías. Entre medias los artífices de la
gran literatura europea: Victor Hugo, Henry James, Thomas Mann, T.S. Eliot, Octavio Paz, Miguel de Cervantes, Giacomo Casanova, Ernst Jünger, André Malraux, … Una de las cosas importantes del libro es su perspectiva. Acostumbrados como estamos a estudiar la literatura – y todas las Humanidades– en sentido nacional, Azúa sorprende a los no iniciados en algo tan simple y
SINFONÍA DE VERANO :: S. G. De ser un poema diríamoss un haiku. De esbozar unaa composición musical, unaa o sinfonía. De tener un kigo correspondería al verano. Dee contar un día… narraría ell perfecto. A golpe de caden-m cia y latido vital, este álbum minimalista retrata imáge-nes y sonidos de la natura-leza, en una apuesta que se entretiene en cantos de pájaros, croar de ranas, sisear de serpientes, piar de pájaros, aullar de zorros, soni-
de sentido común: la literatura – también podríamos decir la pintura o el cine – no es algo nacional. La literatura, cuando es buena, traspasa las fronteras estrechas de lo nacional, tanto porque llega a un público que no es el estrictamente nacional como porque el escritor elige modelos más allá de sus fronteras geográficas y lingüísticas. Toda literatura que no cumpla estas dos condiciones no
dos de tormenta. Sobrio, contenido, delicado, el álbum se hilvana de onomatopeyas y esce escenas de campo, con la clara intención de invitar a mirar y oír desde el detenimiento y la serenidad de las cosas que nos rodean. Hecho, así, para ser contado y escuchado con los sonidos de planttas y animales, el álbum sse desliza con tempos differentes entre los acordes e instrumentos de una natturaleza en estado pleno, een tanto que propone una iincursión por el paso del ttiempo: un día que com mienza con total tranquili lidad, continúa la música
merece la pena, aunque sobreviva al olvido del tiempo. La literatura es una cuestión lingüística, nos advierte el autor en la introducción en un esbozo de ensayo. El lenguaje, nos dice, es una potencia con la que las personas construimos el mundo, y solo el mundo construido lingüísticamente existe. El lenguaje, ahora que se lleva tanto la idea del procomún, es lo que compartimos, es «el puro compartir». El lenguaje es lo común, lo que nos une y nos humaniza. Por eso, cada vez que alguien pretende separar las personas y pone el lenguaje como excusa demuestra su grandísima ignorancia de lo que el lenguaje es y de cómo funciona. Ocurre, pues, que una literatura escrita en una lengua concreta tiene en sus raíces otras muchas lenguas en las que otros escritores, ya muertos, escribieron sus obras, que aún resuenan (aunque cada vez el eco sea más inaudible). En la última sección, Azúa vuelve a la resignación desesperanzada de que nuestro mundo se acaba. Quizás la mejor manera de combatirla sea la lectura de ese vigorizante libro y, de entre todos los ensayos, “Siempre en Babel”. Al fin y al cabo, fue ese un momento de confusión que los judíos superaron para lograr una de las más importantes culturas que ha habido.
UN DÍA PERFECTO Jennifer Yerkes. Editorial A buen paso. 38 págs. 12 euros. Edad recomendada: de 0 a 5 años.
todo el día, retumba el tambor de la tormenta, hace resonar los platillos, las maracas, la lluvia… es la sinfonía de un perfecto día de verano.
14 LA SOMBRA DEL CIPRÉS
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ntre los significados del adjetivo ‘clamoroso’ se encuentra el de ‘muy grande, extraordinario’. Por eso puedo hablar con precisión de ‘clamorosa sequía’ ante la ausencia de lluvias en Castilla y León este mes de abril. Esta falta de lluvias, además, ha restringido los caudales de agua disponibles para regadío y, naturalmente, ha sido noticia en los medios de comunicación: se ha hablado de agua y se ha escrito sobre el agua, con resultados distintos en cada caso. En los periódicos, «preocupación por el escaso volumen de agua embalsada», «los regantes que se aprovechan del agua embalsada», «No hay agua embalsada y tampoco mucha nieve que permita garantizar aportaciones con el deshielo», «mientras los agricultores que buscan un respiro para su cereal ya han procedido al sorteo de los turnos de riego del agua leonesa», «tienen el mismo caudal y agua embalsada que en años anteriores», «si hay poca agua embalsada, el precio (de la luz) sube», «unida a la escasa agua disponible para los cultivos», pivots que echan «el agua exacta», etcétera. En la radio y en la televisión se ha hablado mayoritariamente del agua como si fuera un sustantivo masculino: «todo el agua embalsado es poco», «los embalses de la comunidad disponen de poco agua», «no hay mucho agua embalsado», «el agua caído esta primavera», «este agua embalsado podría salvar los cultivos», «el uso racional de nuestro agua», etcétera. Aunque estos usos no son exclusivos de la oralidad, como he podido comprobar recientemente en un periódico, que habla de que los hermanos Roca están destilando aroma de tierra mojada: «Ese agua cargada de aromas minerales y humus pasará luego a unas cámaras de refrigeración» o «Ese agua de tierra subenfria-
USO Y NORMAS DEL CASTELLANO MARÍA ÁNGELES SASTRE PROFESORA DE LENGUA ESPAÑOLA EN LA UVA
A VUELTAS CON EL AGUA. CONSEJOS PARA ‘USARLA’ BIEN da cambiará de estado cuando choque con el plato» ¿Por qué en la lengua hablada a los profesionales de los medios de comunicación se les olvida que ‘agua’ es de género femenino y se les ‘escapa’ la concordancia hacia el masculino? Pues porque ‘agua’ es un nombre femenino que comienza por ‘a’ tónica y este tipo de nombres, en singular, seleccionan la forma masculina del artículo cuando este lo precede inmediatamente. Decimos ‘el agua’ o ‘un agua’, pero hasta ahí, no más. Con el resto de los determinantes y con los adjetivos (vayan antepuestos o pospuestos) la concordancia se establece en femenino. Y
en plural también concordancia en femenino. Aunque hay que advertir que es correcta también la forma ‘una agua’, menos usada, eso sí. Por tanto, lo que hacen muchos hablantes es asimilar la concordancia obligatoria en masculino con el artículo al resto de las clases de palabras. O, dicho muy coloquialmente, pasarse de frenada: una restricción de concordancia con una sola clase de palabras la extienden al resto de las clases de palabras con las que se combina. Si usted dice «De este agua no beberé», sepa que es construcción incorrecta y que hay que decir «De esta agua no beberé». Revise los determinantes que pueden prece-
der a este sustantivo (demostrativos, posesivos, indefinidos, adjetivos calificativos...), los pronombres que hacen referencia a él y los adjetivos pospuestos y establezca siempre la concordancia en femenino: ‘Esta agua no hay quien la beba’; ‘Tendrán que pagar toda el agua que consuman’; ‘Ha caído mucha menos agua de la que cayó el año pasado’; ‘infinita agua embalsada’; ‘El agua sale más fría en verano’; ‘Nuestra agua es la mejor de la zona’; ‘la mejor agua mineral’; ‘un/una agua muy pura’; ‘Esa agua es potable pero no está fresca’; ‘Yo el agua la bebo templada por la mañana’. Aunque le suenen Decimos ‘el agua’ mal, son las o ‘un agua’, construcciones no más; con correctas. Reserve la concor- el resto de los dancia en masdeterminantes culino solo para y los adjetivos el artículo. Y no se olvila concordancia de de que en se establece plural la concordancia se es- en femenino tablece en femenino, artículo incluido: ‘Las aguas vuelven a su cauce’; ‘estas aguas saborizadas’; ‘las aguas cristalinas’; ‘Las aguas caídas en los últimos inviernos’; ‘Los salmones surcan las aguas saladas de los océanos y cuando han madurado vuelven a las aguas dulces de los ríos’. ¿Cuántos sustantivos de este tipo hay en español? Unos pocos, entre ellos ‘aula’, ‘área’, ‘águila’, ‘alma’, ‘hacha’, ‘haya’, ‘hambre’, ‘habla’, ‘ansia’, ‘hada’, etcétera. De ellos y de alguna excepción hablaré otro día.
LOS LIBROS MÁS VENDIDOS EL CORTE INGLÉS VALLADOLID
OLETVM VALLADOLID
HYDRIA SALAMANCA
MARGEN VALLADOLID
FICCIÓN
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Patria. Fernando Aramburu (Tusquets)
Patria. Fernando Aramburu (Tusquets)
Teatro reunido. Eduardo Mendoza (Seix Barral)
Patria. Fernando Aramburu (Tusquets)
Lo que te diré cunado te ... A. Espinosa (Grijalbo)
Tierra de Campos. David Trueba (Anagrama)
Domingo. Iréne Némirovsky (Salamandra)
Todo eso te daré. Dolores Redondo (Planeta)
No soy un monstruo. Came Chaparro (Espasa)
Bangladesh, tal vez. Eric Nepomuceno (Ambulantes)
Derecho Natural. I. Martínez de Pisón (Seix Barral)
El monarca de las sombras. J. Cercas (Random House)
Restos mortales. Donna León (Seix Barral)
Los ritos del agua. Eva Gª Sáenz de Urturi (Planeta)
Tierra de Campos. David Trueba (Anagrama)
A menos de cinco centímetros. Marta Roble (Espasa)
Todo esto te daré. Dolores Redondo (Planeta)
A grandes males. Refranes, ... C. Pérez Gellida (Suma)
Diario de Greg 11. ¡A por todas! Jeff Kinney (RBA)
Mac y su contratiempo. E. Vila-Matas (Seix Barral)
NO FICCIÓN
NO FICCIÓN
NO FICCIÓN
NO FICCIÓN
1936 fraude y violencia ... M. Álvarez / R. Villa (Espasa)
Ser feliz en Alaska. Rafael Santandreu (Grijalbo)
La democracia sentimental. Maldonado (Pág. Indómita)
El libro tibetano de la vida ... Sogyal Rinpoche (Urano)
Adelgaza para siempre. Angela Quintas (Planeta)
El libro de Gloria Fuertes. Gloria Fuertes (Blackie Books)
Tengo tengo tengo. Los ritmos de ...J. A. Millán (Ariel)
Sapiens de animales a dioses. Y. Noah Harari (Debate)
La conquista del cerebro. D. Tammet (Blackie Books)
Instrumental. James Rhodes (Blackie Books)
Utopías para realistas. Rutger Bregman (Salamandra)
Vengo sin cita. F. Fabiani / L.Santolaya (El País Aguilar)
Imperofobia y leyenda negra. Mª Elvira Roca (Siruela)
El libro de la madera. Lars Mytting (Alfaguara)
La venganza de los siervos. Rusia 1917 (Crítica)
Las pequeñas revoluciones. Elsa Punset (Destino)
Tenía que sobrevivir. R. Canessa / P. Vierci (Alreves)
1936 fraude y violencia ... M. Álvarez / R. Villa (Espasa)
La mujer que mira a los ... S. Hustvedt (Seix Barral)
Imperofobia y leyenda negra. Mª Elvira Roca (Siruela)
SANDOVAL VALLADOLID
LIBRERÍA DEL BURGO PALENCIA
SEMURET ZAMORA
PUNTO Y LÍNEA SEGOVIA
FICCIÓN
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FICCIÓN
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Tierra de Campos. David Trueba (Anagrama)
Patria. Fernando Aramburu (Tusquets)
Patria. Fernando Aramburu (Tusquets)
Patria. Fernando Aramburu (Tusquets)
Patria. Fernando Aramburu (Tusquets)
Todo eso te daré. Dolores Redondo (Planeta)
Tierra de Campos. David Trueba (Anagrama)
Todo eso te daré. Dolores Redondo (Planeta)
Clarissa. Zweig Stefan (Acantilado)
El monarca de las sombras. J. Cercas (Random House)
Todo eso te daré. Dolores Redondo (Planeta)
La hija de Cayetana. Carmen Posadas (Planeta)
El monarca de las sombras. J. Cercas (Random House)
La vida negociable. Luis Landero (Tusquets)
Los ritos del agua. Eva Gª Sáenz de Urturi (Planeta)
Media vida. Care Santos (Planeta)
Canción Dulce. Leila Slimani (Cabaret Voltaire)
Como fuego en el hielo. Luz Gabás (Planeta)
Derecho natural. Ignacio Martínez de Pisón (Seix Barral)
Miel del desierto. Edith Pearlman (Alianza)
NO FICCIÓN
NO FICCIÓN
NO FICCIÓN
NO FICCIÓN
Imperofobia y leyenda negra. Mª Elvira Roca (Siruela)
Guía de arte molecular en ... Lavado (Dip de Palencia)
La España vacía. Sergio del Molino(Turner)
Los últimos. Paco Cerdà (Pepitas de Calabaza)
El ingenio de los pájaros. Jennifer Ackerman (Ariel)
El cacique de Grijota abraza el ... VVAA (Religión)
Imperofobia y leyenda negra. Mª Elvira Roca (Siruela)
El siglo de la revolución. Josep Fontana (Crítica)
Desmontando los mitos ... E. Garzón (Península)
Toca el piano. James Rhodes (Blackie Books)
Me crece la barba. Gloria Fuertes (Reservoir
Sapiens de animales a dioses. Y. Noah Harari (Debate)
Las barbas del profeta. Eduardo Mendoza (F.C.E)
Palencia. Guía turística.. Celada / Hdez. (Dip. Palencia)
Lo que te diré cunado te ... A. Espinosa (Grijalbo))
Isabel: la Reina Guerrera. Kirstin Downey (Espasa)
¿Quién domina el mundo?. N. Chomsky (Ediciones B)
La España vacía. Sergio del Molino(Turner)
Los últimos. Paco Cerdà (Pepitas de Calabaza)
Una historia erótica de Versalles. M. Verge (Siruela)
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Sábado 6.05.17 EL NORTE DE CASTILLA
La domesticación de las ideas
OVEJAS NEGRAS RAFAEL VEGA
E
‘Invasores del espacio’. Técnica mixta sobre lienzo, obra de Gonzalo Sáez Díaz-Merry. :: EL NORTE
n una de sus más populares obras de divulgación, el desenfadado historiador y ensayista Yuval Noah Harari propone un cambio brillante en el punto de vista de nuestro progreso como ‘homo sapiens’. Apoyado sobre el principio biológico de que el éxito objetivo de cualquier especie pasa indiscutiblemente por su proliferación y multiplicación, Noah Harari plantea la revolución neolítica desde el propósito vital de algunas hierbas silvestres que a lo largo de varios milenios han sido capaces de domesticar a una especie emparentada con el chimpancé para que trabaje en pro de su fortalecimiento, su extensión y su hegemonía sobre vastas extensiones de terreno protegido, fertilizado y vedado a otras que pudieran competir con ellas por los nutrientes minerales de la tierra, el sol y el agua; una especie ‘homo’ dispuesta a dedicar un sinfín de jornadas de trabajo, ímprobo y agotador, para eliminar las piedras del terreno, para regarlo cuanto sea necesario y para protegerlo con la vida, si tal extremo fuera preciso. El ‘homo sapiens’ ha llamado a esa esforzada actividad agricultura. Y no sólo le ha supuesto un sacrificio durante cientos de generaciones hasta conseguir convertirla en la base de su alimentación sino que ha propiciado el origen de conceptos determinantes como la economía, el trabajo o la propiedad que han provocado, a su vez, una inmensa miríada de cambios en su modo de pensar y de relacionarse, hasta configurar durante varios milenios ese caprichoso y apasionante relato, siempre cambiante, que llamamos historia. Pero la propuesta de Yuval
Noah Harari acaso pudiera extrapolarse a otros aspectos del devenir humano. Si la explosión numérica de especies vegetales domesticadas por el hombre a cambio de directos beneficios para su subsistencia puede considerarse, a su vez y a escala geobiológica, un sometimiento a la contra, es decir: una domesticación de la especie humana, que se ha visto impelida a trabajar de este modo a cambio de sustento, también pudiéramos considerar que la inabarcable explosión de estímulos conceptuales brotados de la mente de nuestra especie, sobre todo, tras el desarrollo del lenguaje –y, por tanto, del pensamiento–, de la escritura, de las artes y, desde hace apenas unas centurias, gracias a su transmisión e intercambio por ingenios tan eficaces como la imprenta y, por último, por la imparable revolución tecnológica, quizás no fuera descabellado pensar que la voluntad del ‘homo sapiens’, una vez más, ha sido sometida, esta vez por su propio pensamiento. En este sentido, algunas de las obras de Gonzalo Sáiz Díaz-Merry, como perfecto representante de un arte pop empeñado en realizar la crónica precisa de su tiempo y a configurar ese paisaje mental que nos acompaña, resultan paradigmáticas para establecer la caótica convivencia que tiene lugar en el insondable universo de nuestras mentes, ese mundo virtual que al fin ha sabido salir de ellas para cultivarse, a veces por sí mismo, en vastas extensiones de memoria ram que crecen a diario de manera imparable. El inclasificable universo de iconos contemporáneos que Díaz-Merry yuxtapone en un aparente pero meditado desorden y que resume perfectamente, no sólo el entorno social de nuestras biografías sino los ingredientes que utilizamos para configurar recuerdos, nos produce a bote pronto una simpatía nostálgica que es, sin embargo, el síntoma inquietante de que acaso una nueva rendición se avecine. Estamos, por ello, tan cerca de lo que muchos consideran una nueva revolución humana equiparable, precisamente, a la neolítica; una en la que, a la postre, la inteligencia artificial acabe siendo más digna de confianza que nuestra voluntad; más equitativa, más lógica, más serena, más inhumana.
Algunas obras de Gonzalo Sáiz Díaz-Merry realizan la crónica precisa de su tiempo
16 LA SOMBRA DEL CIPRÉS
Sábado 6.05.17 EL NORTE DE CASTILLA
Director: Carlos Aganzo Coordinador: Chema Cillero
:: ILUSTRACIÓN IRENE GRACIA
El enviado de Venus E
n una película de Lars von Trier un planeta errante llamado Melancolía se dirige a la Tierra. Cuando la colisión es ya inminente uno de los personajes dice: «No debemos lamentar lo que va a suceder: la Tierra es un planeta cruel». Y lo es, por eso algunos científicos creen que la vida no se originó en la Tierra, y que su aparición fue debida a la llegada de un cometa con materia orgánica. Siguiendo esa suposición, la vida se fue abriendo camino en circunstancias difíciles y en un planeta hostil. Pues bien, si la Tierra es un planeta cruel y hostil, ¿qué pensar de Venus? La temperatura en su superficie se acerca a los quinientos grados, y su presión atmosférica es noventa veces superior a la de la Tierra. Según la ciencia, la vida en Venus solo sería posible en las capas más elevadas de su
atmósfera. Pero todas estas circunstancias tan definitivas como aplastantes importan poco cuando nos movemos en el territorio de la mitología, que tiene la virtud de sobrevolar todas las contradicciones e hilvanar narraciones más allá de las leyes de la razón, que es una diosa muy severa. En los años cincuenta del siglo pasado la teoría de que la vida en Venus era muy improbable estaba ya asentada, pero esa circunstancia no impidió que fuera entonces cuando surgió el mito de Valiant Thor, el enviado del planeta Venus que llegó a nosotros con la intención de cambiar nuestra tendencia belicista y convertirnos en seres más apacibles. La primera vez que me topé con esta leyenda no pude menos que asombrarme ante el nombre del protagonista, que parece el de un héroe del cómic: Valiente Thor. Sí, de
acuerdo, pero ¿cómo olvidar que Thor es el dios del trueno en la mitología nórdica, además de un dios guerrero, capaz de abrirse camino a martillazos entre ejércitos de gigantes? Todo lo cual para decir que Valiant Thor no es el nombre más apropiado para
MITOLOGÍAS JESÚS FERRERO
alguien que viene en son de paz, teniendo en cuenta que la mitología nórdica es la más violenta de Europa y que sus imágenes vinculadas al último crepúsculo (o crepúsculo de los dioses) son de una crueldad escalofriante. Pero ya hemos dicho que los mitos se nutren de contradicciones, a menudo disparatadas, y que en su amplio universo son bienvenidas todas las paradojas. El mito de Valiant Thor tiene muchas variantes, la más difundida sitúa su aparición hacia el año 1951, cuando llegó a la Tierra en una nave procedente de Venus que albergaba doscientos tripulantes y de la que Thor era el comandante. El iluminado Frank E. Stranges, autor del libro ‘Un extraño en el Pentágono’, asegura que conoció a Valiant Thor en 1959. El extraterrestre medía 1,82 metros, tenía el pelo y los ojos castaños, y
pesaba 84 kilos, lo que indica que era un alienígena bastante estilizado. Según Stranges, Thor se entrevistó con el presidente Eisenhower y el vicepresidente Nixon en 1957, tras haber burlado la vigilancia de la Casa Blanca, y aseguró a los dos mandatarios estadounidenses que procedía del planeta que la Biblia llama estrella de la mañana. Cuenta Stranges que en aquel encuentro Nixon dio muestras de sentir miedo, a diferencia del presidente, que acogió a Thor con su característica sonrisa, mitad amable, mitad burlona. Thor ofreció sus servicios a Eisenhower para librar a la humanidad de la enfermedad y la miseria, tras indicar que si los hombres no deponían su actitud beligerante el futuro sería cada vez más sombrío y catastrófico. Por lo visto los señores de la Casa Blanca ignoraron su oferta, temiendo que un mundo sin problemas arruinaría la economía del planeta. Según Stranges, Thor también estuvo en el Pentágono, donde le hicieron menos caso que en Washington. Desalentado y dolido por la incapacidad humana para modificar su destino, Thor regresó a Venus
La leyenda de Thor ha servido sobre todo para alimentar la narrativa vinculada a los extraterrestres
el 16 de marzo de 1960. Desde entonces nadie ha vuelto a saber nada de él. La leyenda de Thor es un ejemplo más de la figura arquetípica del enviado, ya presente en muchos mitos de la antigüedad, y ha servido sobre todo para alimentar la narrativa vinculada a los extraterrestres, cada vez más vasta y envolvente. Antes de abandonar nuestro planeta, Thor confesó que residían en la Tierra setenta y siete infiltrados de Venus, que intentaban influir en las altas esferas con su mensaje de paz. Nadie pensaría que una esfera tan volcánica y maldita como Venus pudiese generar almas tan pacíficas y dolientes. Milagros de la mitología.