SOMBRA CIPRES
NÚMERO 310 Sábado, 15.09.18
LA
DEL
El futuro de Europa, en el Hay La XIII edición del festival de Segovia concita a 200 intelectuales para debatir sobre la situación del viejo continente
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‘Dos hermanas (Trimandra y Helena)’, obra de la exposición ‘Eduardo Arroyo. Tríptico, arte, literatura y teatro’, en el Torreón de Lozoya (Segovia). :: ANTONIO TANARRO
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Sábado 15.09.18 EL NORTE DE CASTILLA
El XIII Hay Festival de Segovia convoca a 200 intelectuales para debatir sobre los valores democráticos y el futuro del viejo continente
En torno al quimérico ideal europeo M
árkaris desde Grecia, Wei Wei desde Berlín, Carrere desde Francia, Erri de Luca desde Italia, Vanessa Redgrave desde Gran Bretaña o Rafael Chirbes en España son algunas de las voces que han dedicado su arte a la crisis económica y humana que transe Europa. Ante la ‘boutade’ diaria de Trump, los ojos del mundo se vuelven hacia el viejo continente con la esperanza de encontrar el baluarte de los valores occidentales: democracia, libertades civiles y convivencia pacífica. Pero el Brexit, la crisis migratoria y el auge de los partidos xenófobos tildan de quimérico ese ideal. El XIII Hay Festival planteará dichas cuestiones en los diversos foros segovianos que ocupará del 20 al 23. Vendrán a hablar de sus libros pero también de cómo ven la realidad circundante escritores superventas como Ken Follet y Javier Sierra o plumas que eligieron su intimidad como vía del entendimiento del universo, es el caso de Manuel Vilas, Clara Usón o Antonio Muñoz Molina. De la ‘autoficción’ a novelar hechos reales como el último libro de Jorge Volpi (‘Una novela criminal’) o la eterna vocación de inventar, la de Sarah Hall y su aplaudida ‘La frontera del lobo’. La preemi-
VICTORIA M. NIÑO
nencia literaria del Hay se entrevera con las aportaciones de historiadores como Anthony Beevor, un experto en historia militar que repite en el Hay segoviano o Paul Preston, el discípulo de Hugh Thomas que lleva tres décadas investigando y escribiendo sobre la España del siglo XX y que acaba de revisar y actualizar su ‘Historia de la Guerra Civil española’. También historiador es otro de los convocados, Simon Schama (‘La historia de los judíos’) aunque el Caballero Británico haya dirigido más el foco de su disciplina hacia el arte. Y aunque periodista, Catherine Nixey viene como autora de ‘La edad de la penumbra’, ensayo histórico subtitulado ‘Cómo el cristianismo destruyó el mundo clásico’, tan divulgativo como discutido. El diálogo entre filosofía clásica y afanes contemporáneos recaerá en Anthony C. Grayling. También estará Fernando Savater, aunque será la pintura la materia que le siente en la misma mesa con Miguel Zugaza, director del Museo de Bellas Artes de Bil-
Anthony Clifford Grayling
bao, y Eduardo Arroyo, a partir de la exposición de este último en el Torreón de Lozoya. 25 de los casi 200 congregados en este Hay son artistas plásticos. Y si el hálito del Hay es fundamentalmente la palabra, en esta edición cobrará protagonismo el cine de la mano de Vanessa Redgrave y Stephen Frears. La actriz británica, que acaba de recibir el León de Oro a su carrera en la Mostra, debutó tras la cámara el año pasado con el documental ‘Sea Sorrow’. Redgrave, antibelicista militante, aprovechó la repercusión mediática de este último reconocimiento en Venecia para arremeter contra los gobiernos europeos por ignorar el drama de los refugiados. Redgrave, que ha trabajado con casi todos los directores ingleses, también estuvo a las órdenes de Stephen Frears (‘Ábrete de orejas’,
Stephen Frears, Vanessa Redgrave y Hanif Kureishi acompañan al documental ‘Sea Sorrow’
1987), que participará en el festival segoviano. Frears, cuyo interés por el cine fue despertado por los Monty Phyton, fue realizador independiente en cintas como ‘Mi hermosa lavandería’ o ‘Sammy y Rose se lo montan’, debutó en Hollywood con ‘Las amistades peligrosas’ y volvió a Gran Bretaña porque su idea del cine nada tenía que ver con la de los grandes estudios. Esas primeras producciones tuvieron como guionista al después novelista Hanif Kureishi, que también estará en Segovia el próximo fin de semana. Completa la troupe cinematográfica Isabel Coixet, otra española que ha sacado adelante buena parte de sus películas gracias a la coproducción. La ciencia tendrá en el genetista Miguel Pita, en el paleontólogo José Luis Arsuaga y en el psiquiatra Luis Rojas Marcos sus representantes. Pita, autor del ‘El ADN dictador’, nos pone ante lo que la genética decide por nosotros: Rojas Marcos es un corredor de fondo de la psiquiatría clínica y Arsuaga, el codirector de la excavación de Atapuerca. Además, habrá un homenaje musical a Ismael Peña, el cantautor y folclorista segoviano que marchó a París en los sesenta y comenzó a musicar versos de poetas españoles relegados.
que a Wittgenstein para explicar la realidad del siglo XXI, considera su deber tratar las preocupaciones del hombre de azote de Downing hoy con la persStreet desde sus arpectiva filosófica. Eso le ha llevado a tículos en ‘The Grayling. defender la neceGuardian’ y su presidad de retomar sencia en la televila educación cívica en las essión y radio de la BBC. Más allá de la coyuntura cuelas para que cada niño política, el pensador que lo asuma su compromiso con mismo recurre a Sócrates la sociedad.
El escritor galés Ken Follet. :: HUGO ORTUNO-EFE
Vanessa Redgrave. :: CLAUDIO ONORATI-EFE
El filósofo humanista :: V. M. N.
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scribió una ‘biblia atea’, ‘El buen libro’, y una destacable fracción de su pensamiento se ha dedicado a combatir las religiones con la receta de un hu-
manismo ético. Profesor de la Universidad de Londres, acabó fundando un College de Humanidades. Hasta ahí, un camino similar al de su colega francés Michel Onfray. Pero este inglés nacido en colonias se ha convertido en la era del Brexit en
Manuel Vilas. :: ROMÁN G. AGUILERA
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HAY FESTIVAL SEGOVIA
«La UE tiende a hacer lo fácil primero y a posponer los problemas» Miriam González abogada :: V. M. N.
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Stephen Frears. :: DOMENECH CASTELLÓ-EFE
Santiago Roncagliolo. :: G. C.
Clara Usón. :: E.P.
Hanif Kureishi. :: F. GÓMEZ
Isabel Coixet. :: P. PUENTE HOYOS
Paul Preston. :: MARTA PÉREZ
a pasado de ser ‘la mujer de Nick Clegg’ a la líder de la iniciativa cívica por la igualdad ‘Inspiring Girls’, que avanza por el mapamundi a buen paso. Y tanto antes como ahora, Miriam González (Olmedo, 1968) es una abogada que trabaja en Europa, desde Londres. –Hablará de ‘El futuro de europa’ con Enrique Barón y con Guillermo de la Dehesa. ¿Cómo ve ese futuro? –Es complicado, vivimos en el momento de máxima complejidad de los últimos años, en parte provocado por nosotros mismos. Debiéramos haber acometido reformas fiscales y de emigración a tiempo. Pero hay varias razones por las que no lo hemos hecho, por un lado por no ser fácil y por la tendencia de la UE a apartar los problemas hasta más tarde. También hay factores externos como la salida del Reino Unido de la Unión Europea, lo que provoca una tremenda fragilidad en la UE, por ser un miembro fundador tan importante. Además en el contexto general, está el posicionamiento del presidente de EE UU. Tenemos retos muy complicados aunque siempre hay lugar para la esperanza; hay líderes que al menos son conscientes de la gravedad de la situación y saben que requerirá mucha energía y tiempo junto a una gran determinación política. –Partidos radicales y xenófobos, inmigración, crisis económica ¿son los principales problemas? –No todo puede ser metido en el mismo saco. Por ejemplo la radicalización política no es causa sino efecto de no haber sabido gestionar la gran presión migratoria y de, en vez de permitir fotos todos los días de llegadas de inmigrantes por el Mediterráneo que quizá no sean tantos, debiera haber habido una reacción política. Todos los problemas son difíciles pero con respecto a la inmigración y a
Miriam González, en un acto público. :: P. NOBLE-REUTERS la reforma económica queda todo por hacer. Hay una tendencia en la UE a resolver antes lo fácil y hay que cambiar la situación. –¿Añade algún matiz vivirlo desde Reino Unido? –Lo veo como europea y como madre de niños europeos, desde un país en el que no sabemos quién gobernará en 2019. La situación política es muy inestable y no se tranquilizará a largo plazo. Creo que el Brexit afecta a las dos partes, hace más frágil a la UE y a UK, que tiene muy difícil una so-
«Tenemos pendientes una reforma económica y otra de la inmigración que no pueden aplazarse» «Sigue sin resolverse en el mundo la sociedad del cuidado. Recae en la mujer y merece una discusión»
lución a base de parcheos y les llevará años encontrar su hueco. Lo peor del momento es el cuestionamiento de los valores tradicionalmente europeos. –Ha elegido la acción social, en vez de la política. ¿Qué hace Inspiring Girls? –Acabar con los estereotipos de género para las generaciones venideras, apoyar las aspiraciones profesionales de las niñas del mundo. Tenemos una campaña abierta en nueve países y seguimos creciendo. Los últimos en incorporarse han sido Perú, Costa Rica y Singapur. Espero que se sumen a las Inspiring Girls gente de todo el mundo, acabamos de lanzar la plataforma online (www.inspiringgirls.com). No creo que en España se esté peor que otros países, con sus diferencias culturales. Lo que está pendiente en todos los países es el cuidado social: quién atiende a los niños, los ancianos y las casas. Sigue siendo una ocupación mayoritariamente femenina sin que se haya hablado antes. Creo que es una discusión que hay que tener. No puede darse por supuesto que esa tarea la asuma una parte de la sociedad por acuerdo tácito.
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Tríptico ‘Granada’, con dos esculturas delante. :: ANTONIO TANARRO
Eduardo Arroyo, el pintor de las palabras El artista conversará con Miguel Zugaza y Fernando Savater el día 22, mientras que el Torreón de Lozoya acoge su exposición ‘Tríptico: Arte, literatura y teatro’ :: V. M. NIÑO
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l fiel se decantó por las artes plásticas, pero la vocación primigenia de Eduardo Arroyo (Madrid, 1937) era la literatura, camino que, en los cincuenta, se enfilaba desde los periódicos. Pero su primer viaje a París le demostró que eran más útiles las caricaturas que el título de Periodismo para comer cada día. Las palabras y los pinceles, el deporte y la ópera, Francia e Italia, han sido las pasiones de Arroyo. La exposición ‘Tríptico: Arte, literatura y teatro’ sintetiza en medio centenar de obras los últimos treinta años de este artista que sigue pintando. Comisariada por
HAY FESTIVAL SEGOVIA
Fabianne di Rocco, suma estampas, óleos, esculturas, libros, escenografías y un documental. Incluso antes que la pintura, en la biografía de Arroyo señoreó la oposición política. París era el exilio natural para quien languidecía en la dictadura franquista. Aunque después la revolución más im-
portante fuera oponerse a la abstracción. En 1963 su cuadro ‘Los cuatro dictadores’ (Hitler, Mussolini, Salazar y Franco) provoca tal revuelo que regresa a París como exiliado. Sus estancias en Francia y en Italia marcan su evolución artística, así como el mercado que acogió y compró su obra. A primera vista, sus cuadros se identifican con el popart, por el uso del color, por su manejo con técnicas publicitario de las imágenes, por su querencia por las ‘tópicos nacionales’: toreros, bailarinas, efigies de Felipe II. Sin embargo, Arroyo se desgañitó durante años definiéndose como ‘neofigurativo’. Ese escudo le identificaba, junto
‘Central Park Mosca’ y ‘La Colère blueu de Delacroix’. :: A. T. a sus amigos, en un París entregado a la abstracción. Quizá por eso, prefirió siempre a Velázquez frente a Goya. Sus referentes, que no maestros, por distintos aspec-
Fue jugador de baloncesto, pero en el ring y en el coso encontró la épica que le inspira
tos de su obra y de su vida son Picasso, De Chirico, Max Ernst y Picabia. Entre los colegas españoles reconoce debilidad por Antonio Saura, Millares y Barceló. A finales de los setenta, volvió a España a vivir. Hijo de una leonesa de Laciana, allí mantiene una casa-estudio grande que alterna con el de Madrid. Le rodean sus 4.000 libros de boxeo, pasión romántica que mantiene como la de los toros. Quien fue jugador del Real Madrid de baloncesto, encontró en el ring
una épica solo comparable a la del coso y llegó a escribir la biografía del boxeador panameño Al Brown (Alianza editorial). La ópera es otro de sus referentes estéticos, a la que ha dedicado un buen número de escenografías. La ironía y la crítica es la perspectiva desde la que Arroyo pinta y escribe. Biografías, ensayos, una obra de teatro, panfletos políticos y hasta una guía del Prado conforman su legado de escritor. Quizá este dandy quiera hablar de ello en Segovia.
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CARLOS AGANZO
blogs.elnortedecastilla.es/elavisador/
Los límites de la posverdad R
eputación en las redes, noticias falsas, periodismo veraz, industria de la información, gestión de la marca, política internacional, privacidad y libertad del individuo frente al sistema... el telón de fondo de la cultura de la posverdad. Éste será uno de los asuntos, de radical actualidad, que se abordarán la próxima semana en el Hay Festival de Segovia, en una nueva edición que combina especialmente la literatura con el pensamiento contemporáneo. La voz que en este caso traerá a Segovia (sábado 22, IE University, 22,20 horas) la experiencia de una de las grandes consultoras del mundo será la de Rurik Ingram, responsable del establecimiento en Europa e Iberoamérica de la británica Brunswick y experto en transacciones transfronterizas, fusiones y adquisiciones de grandes empresas en países como España, Japón, México o Portugal. Además de especialista en reputación corporativa, con numerosas acciones en algunas de las principales compañías españolas. Grandes operaciones económicas y financieras con el telón de fondo de una nueva cultura de comunicación, imprescindible en un mundo poderosamente influido por las redes sociales. Porque no se trata sólo de la inversión y los medios que los estados, las organizaciones y las grandes empresas dedican al universo de las redes, sino también del nuevo
Programa del Hay Festival 2018, en la plaza del Azoguejo de Segovia. paradigma cultural que estas mismas redes sociales han contribuido a establecer en las sociedades de todo el mundo. Bastaría hablar de la enorme incidencia del fenómeno de las ‘fake news’, los bulos o las noticias falsas en acontecimientos internacionales recientes como los disturbios de Nicaragua o la pre-
sidencia de Donald Trump en Estados Unidos. O, sin salir de España, de fenómeno del separatismo catalán, que ha tenido y sigue teniendo en las nuevas tecnologías algunas de sus claves más evidentes. Se trata también del propio posicionamiento de los medios de comunicación, que han de luchar más que
Byron, de nuevo
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ada vez que veo o leo algo de Lord Byron (1788-1824) me acuerdo de Jaime Gil de Biedma y de sus supuestas perezas… Jaime quiso traducir el ‘Don Juan’, acaso la obra mayor de Byron y una selección de sus cartas, que llegó a seleccionar pero no a traducir, lo hizo después de su muerte (como homenaje) Eduardo Mendoza. Ahora Galaxia Gutenberg –editorial nada abierta, que pocas veces se sale de una muy predecible línea estética– acaba de sacar
una selección de los ‘Diarios’ de Byron, en traducción de Lorenzo Luengo. A Byron –en Londres o en Venecia– le gustaba mucho ser una ‘estrella’ literaria (y lo fue, al modo en que aún lo entendemos hoy, al modo de Capote, digamos) pero también le interesó una fulgurante poesía de tinte coloquial, donde llega a ser un maestro. Seguido por turistas, curiosos y escándalos, casi siempre de matiz sexual, todo ello –y cierta chismografía epocal– sale en estos ‘Diarios’, lejos y cerca de unas ‘Memo-
rias’ que se dice escribió, pero desaparecieron, y del tono de su poesía mejor. Byron convulsionó Europa diciéndose rebelde lleno de deudas y amparo de marginados y oprimidos, desde su tono de disidente gran señor… Románticos no desdeñables como nuestro Espronceda (sobre todo en ‘El diablo mundo’) o el italiano Ugo Foscolo fueron seguidores de Byron. A Jaime Gil –salvas las distancias de tiempo– también le gustó y quiso una poesía de tono coloquial y enorme
El individuo frente a la maquinaria de las redes sociales es uno de los grandes temas de nuestro tiempo
cuidado técnico, que bordaba. Lean ‘No volveré a ser joven’, acaso lo que los ingleses llaman un ‘conversation poem’. Pero a Jaime le gustaba también el arte de la privacidad (escribió ‘Diarios’, singularmente el de 1956) y finalmente dijo, entrevistado, aquella frase feliz: «Yo he sido poeta, pero hubiera querido ser poema». Esto es, la estrella que resulta objeto de envidias y maledicencias. Ser literatura o poesía uno mismo, fue sin duda una aspiración byroniana, y de cuantos le han seguido. Nadie con más hondura y singularidad que el recordado Gil de Biedma. Como todas las verdaderas estrellas Byron quiso morir joven y lo logró, y además en
nunca contra un universo de informaciones no contrastadas, manipuladas y siempre interesadas. Lejos de la veracidad, la independencia y la objetividad que han constituido y han de seguir constituyendo uno de los grandes pilares de la libertad en las llamadas democracias occidentales.
SATURNALES LUIS ANTONIO DE VILLENA
A Byron –en Londres o en Venecia– le gustaba mucho ser una ‘estrella’ literaria
Un fenómeno, al fin, que contribuye poderosamente a la instauración de una nueva cultura global, que algunos teóricos ya han etiquetado como cultura de la posverdad, en la que las fronteras son cada día más débiles, y sus límites más difusos. Límites que se traspasan con demasiada facilidad en la reputación de compañías y de estados, pero también en la propia percepción del mundo y en la vida privada de las personas. Uno de los grandes debates de nuestro tiempo. Y frente a este universo inquietante, que tan poderosamente ha transformado el mundo en el que vivimos, también las primeras reacciones, precisamente para tratar de establecer ciertos cotos a un movimiento que se anunciaba imparable y sin retorno. En primer lugar, la necesidad de volver a encontrar lo cierto, lo fiable, lo reconocible, en la reputación de las grandes marcas y de los grandes profesionales. Incluso en muchos de los valores culturales que se creían traspasados, derribados y hasta condenados. En segundo término, el propio límite del crecimiento planetario de las redes sociales, eso que algunos analistas estadounidenses han empezado a llamar la «fatiga de las redes». Sumado todo ello a la intervención de los estados frente al monopolio internacional de las grandes compañías, en defensa de sus intereses y los de sus ciudadanos. Acción y reacción. Movimientos tecnológicos, políticos, sociales y culturales que se producen además a un ritmo vertiginoso, como nunca antes se había registrado. Un fenómeno sobre el que conviene detenerse al menos un momento a reflexionar... en una ciudad como Segovia.
Grecia (pero no en batalla) pareciendo que defendía a un pueblo oprimido por los turcos, aunque Turquía le gustó y los griegos de su tiempo quedaban harto lejos de Homero o de Platón. Creo que lo dijo el gran Cioran (que murió viejo): «Quien no muere joven, merece vivir.» En realidad es el signo más romántico de cualquier escritor, desear morir. Byron murió con 36 años y como quería, fuera de Inglaterra. Dedicó uno de sus últimos poemas a un chico. Y en realidad la frase medio rockera, que se atribuye a James Dean, es Byron puro: «Vive deprisa, muere joven y dejarás un hermoso cadáver». Todo está en la ‘estrella’.
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uan Antonio Estrada es profesor emérito de filosofía en la universidad de Granada, doctor en teología y autor de una obra amplísima, en general dedicada a la problemática de la teodicea y de la teología natural y filosófica, casi siempre dentro de la filosofía de la religión, como sucede en ‘Las muertes de Dios’ (Trotta, editorial en la que ha publicado una decena de sustanciosos títulos). En alguno de sus estudios, de suyo fraguados con rigor y calidad estilísticas, ya había abordado la racionalidad de la fe en Dios, así como los interrogantes que plantean el ateísmo y el agnosticismo. En concreto, en el volumen reciente analiza, a partir de la socorrida sentencia nietzschiana: «¡Dios ha muerto y nosotros somos los que lo hemos matado!», con una más que notable claridad de pensamiento, siempre ceñido con mucha propiedad a los argumentos decisivos, sin vanas digresiones, sintetizando e integrando la erudición precisa en el decurso de sus reflexiones intachables tanto desde la óptica religiosa como desde la ética, «la crisis de Dios en nuestras sociedades secularizadas», de la fe en Dios y de las religiones monoteístas, cabría matizar. Crisis debida a la deconstrucción del imaginario bíblico y del cristianismo salvador, al laicismo político-social, al todo vale posmoderno y a la dictadura programática de lo científico-tecnológico, todo ello aderezado últimamente por la globalización que allana y uniforma cuanto disiente. Estrada se remonta al origen del paradigma teológico y, al hilo del giro antropocéntrico, profundiza en los cambios ideológicos que han facilitado el estado de cosas actual, desde la tradición ilustrada, luego con Kant y Hegel a la cabeza, como arietes de la configuración de lo divino como mera proyección humana, hasta Feuerbach como ejecutor último, con Heidegger como réplica avanzada, del paso del teísmo a la antropología dominante. Ante el nihilismo ontológico en boga y asentado en nuestra sociedad, junto a la subjetividad de la moral y el escepticismo cognitivo, es evidente que Dios ha dejado de ser «el referente de la cultura». Ahora bien, si queremos eludir la angustia del absurdo de la existencia predicada por los popes de nuestra civilización y por la literatura desde Sartre a Beckett tras el «si Dios ha muerto, todo está permitido» de los demonios de Dovstoievski; si queremos superar o al menos sortear la negación de un sentido último de la vida, «la soledad humana en un universo sin significado» que anunciara Pascal, ¿cómo puede em-
DESTINO DE LO SAGRADO En ausencia de sentido
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:: MATIAS RECART
UN ÁNGULO ME BASTA FERMÍN HERRERO
LAS MUERTES DE DIOS
EXTRAÑOS EN SU PROPIA TIERRA
LA ESPECIE FABULADORA
LA SALVACIÓN POR LAS PALABRAS
José Antonio Estrada, Trotta, 216 pp., 19 €.
Arlie R. Hochschild, Capitán Swing, 444 pp., 23 €.
Nancy Huston, Galaxia Gutenberg, 160 pp., 17,90 €.
Iris Murdoch, Siruela, 148 pp., 17,95 €.
pastarse, rellenarse mal que bien, el vacío axiológico subsiguiente? Para redimirlo en parte, Estrada propone «dar razones del porqué y del para qué de la vida y establecer un proyecto de sentido, tanto a nivel personal como sociocultural», toda vez que «la referencia teísta europea ha dejado de existir» y es necesario, ante un horizonte nihilista de progreso y cerrazón técnico-racional, «buscar sustitutos que ocupen el lugar que antes tenía la deidad cuya muerte se anuncia». Estrada los encuentra en una actualización purificada y depurada de la fe cristiana y en un cristianismo más ético que religioso, Nancy Huston, políglota, de la escuela de Tzvetan Todorov, creo, sostiene en ‘La especie fabuladora’ (Galaxia Gutenberg, que también editó otro texto ensayístico suyo, ‘Reflejos en el ojo de un hombre’) que lo que nos salva, lo que nos hace soportable el vacío existencial, es la capacidad innata del hombre para contar historias, nuestra memoria, «es decir, las ficciones». En diez capítulos tan breves como densos, generalmente encabezados por citas muy ilustrativas de Romain Gary, mediante parágrafos armados con frases conceptistas, a modo de pildorazos un tanto a lo ByungChul-Han, las reflexiones de Huston son tanto más interesantes cuanto más se despega de sí misma y de su ámbito familiar, mientras que su pensar mengua si parte de su ‘caso’, que diría Lázaro de Tormes, o bien de otras experiencias narradas. Pero, «¿para qué sirve inventar historias cuando la realidad es tan increíble?». Esta pregunta inquietante de una presa preventiva del club de lectura del centro de detención de la cárcel de FleuryMérogis sirve de acicate y punto de partida a esta autora canadiense de lengua inglesa que sin embargo escribe en francés, dramaturga y novelista. En realidad, ‘La especie fabuladora’ pretende dar respuesta desde todos los ángulos y puntos de vista a una cuestión tan incisiva, tan tremenda en función de quién se la formuló y de ahí que se vuelva a ella para cerrar el libro. A pesar de que Huston con-
sidera que, a diferencia de los primates y de los demás animales, los humanos «necesitan algo que vaya más allá de la realidad, un además o un afuera, un por encima o un por debajo, el Sentido», al que incluso denomina «nuestra droga dura», afirma taxativamente, en relación directa con lo expresado por Estrada sobre nuestro tiempo hegeliano, que «no somos creación de Dios, Dios es creación nuestra» y aunque más adelante puntualiza que Dios «sólo puede ‘existir’ en nuestras historias», defiende en consecuencia que «el universo como tal no tiene Sentido. Es silencio. Nadie ha introducido el Sentido en el mundo. Sólo nosotros». Hete aquí una de las claves del asunto del artículo de hoy: el sentido depende del ser humano y éste depende del sentido, que es lo que otorga significado y dirección a nuestro paso por la tierra. Y según Huston, que orienta su escritura a lo esencial, mediante atajos, sin circunloquios, depende de la tendencia de nuestro cerebro «a la narratividad», factor básico, fruto del inconsciente colectivo, para la supervivencia, siempre y cuando los relatos y las ficciones sean «interesantes». En cualquier caso, como señala Iris Murdoch en ‘La salvación por las palabras’ (Siruela), seis ensayos soberbios, la mayoría publicados en revistas especializadas salvo una comunicación para un simposio y otra con motivo de la ceremonia anual de la Academia Estadounidense de las Artes y las Letras, la especie fabuladora ha creado verdaderas obras de arte y «somos todos contadores de historias y las historias que contamos son sobre la gente y se las contamos a la gente, pero también a nosotros mismos». Murdoch se mide, y sale airosa, con T. S. Eliot, Sartre o Pascal. Sus razonamientos, por lo común deductivos, eluden lo dogmático en beneficio de lo juicioso, suelen orientarse a lo que llama mínimo común denominador. Tamaña mesura no es óbice para su contundencia y crítica radical, pues creo que es poco amiga de blandenguerías posmodernas o del refugio feble del consenso ambiental. Si bien, pese a que se autoacuse de es-
trechez de miras, cuando alguien como George Steiner indica con rotundidad que «Murdoch posee el don de la dramatización, la capacidad de hacer figurativo el acto del pensamiento», todo comentario nuestro al respecto es pura filfa. El trasfondo del libro, una defensa en toda regla, entusiasta, de la literatura, aunque en última instancia haya que recurrir a la atmósfera moral o religiosa de los relatos, a la bondad o al utilitarismo, figura en el subtítulo: «¿Puede la literatura curarnos de los males de la filosofía?», pregunta que afecta de lleno al tema que nos ocupa. Murdoh suele recurrir a la confrontación de contrarios. Parte, por caso, de su admirado Tolstói, al que tiene en un pedestal, para enfrentarlo a los postulados estéticos de Kant en torno a sus categorías ya clásicas de lo bello y lo sublime, a los que regresa más adelante, con Shakespeare como juez y vara de medir. Luego coteja la preponderante «novela existencialista» como secuela del empirismo con la «novela mística» y nuestra desnudez metafísica o la narrativa decimonónica, tan segura de sí y con tantas agarraderas, con la del siglo anterior, en el aire, desconfiada, propensa a la angustia ante el mentado vacío. Así que tornamos al vacío vital, pero, ¿qué está pasando
en este sentido en las entrañas, las tripas del imperio? La reputada socióloga de Berkeley Arlie R. Hochschild se interna en el revelador ‘Extraños en su propia tierra’ (Capitán Swing) en el sureño estado de Luisiana, donde se pasó de la plantación agrícola a la de crudo, y relata el encuentro, ella lo califica como exploración, con la realidad de la «basura blanca», los estoicos cowboys «comebiblias», los «catetos chalaos», «cogotes rojos» del Sur rural imbuidos, con la iglesia como único universo emotivo y moral, por el cada vez más arduo y anquilosado sueño americano, la mayor parte «cajunes católicos y conservadores», simpatizantes del Tea Party, al que juzga «no tanto un grupo político oficial como una cultura, una forma de ver y de sentir un lugar y sus gentes». La brecha de su mentalidad con la otra América es tan grande que la autora acaba propugnando como posible salida un acercamiento entre republicanos y demócratas en aras del bien nacional. El resultado –un trabajo de campo estajanovista: cinco años conversando con lugareños escogidos, cerca de cuarenta entrevistas a razón de unas cinco mil páginas en total– es un extenso y demoledor reportaje, tan exhaustivo como elocuente, a través del que conocemos a fondo los sentires, emociones y pensares de la América profunda, la del Medio Oeste, terra incognita para un europeo medio: otro de los méritos indudables del libro es que explica a la perfección, por añadidura, el incomprensible, visto desde fuera, triunfo del provocador Trump, llevado en volandas por el resentimiento de décadas del blanco de mediana edad apartado y superado. En definitiva «un viaje al corazón de la derecha estadounidense», que piensa que «el Gobierno es un problema más que una solución» y se opone a que ayude a las familias trabajadoras o a los sin techo o a que se aumente la protección medioambiental, aun sufriendo en sus propias carnes los desmanes criminales de la industria petroquímica o de la fractura hidráulica. Una paradoja de tantas del sinsentido en que nos encontramos, sumidos y desorientados.
Estrada propone «buscar sustitutos que ocupen el lugar que antes tenía la deidad cuya muerte se anuncia» Nancy Houston sostiene que lo que nos salva es la capacidad innata del hombre para contar historias
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LECTURAS
UNA IDEA FELIZ Castrillón viste de antología su reflexión sobre la tradición plural de la poesía contemporánea JOSÉ LUIS GARCÍA MARTÍN
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osé María Castrillón, poeta y profesor, ha querido ofrecernos en un libro abierto –el epílogo vale como anuncio de una continuación– varios libros. El título procede de Jovellanos, un poeta que podía haber sido nuestro Wordsworth si no le hubieran distraído otras muchas beneméritas dedicaciones: «Conócete a ti mismo, y de otros entes / sube al origen». Al origen de la modernidad poética ha querido subir José María Castrillón con esta antología que es algo más que una antología. Es, en primer lugar, una didáctica reflexión sobre la tradición plural que está en la base de la mejor poesía contemporánea. Tiene el acierto de dirigirse a toda clase de lectores, no solo a los especialistas. Es el libro de un profesor de literatura que fuera además un gran lector de literatura, y no solo de la que entra en el programa que debe explicar, algo no de-
masiado frecuente. Los poetas antologados son de lengua inglesa (Wordsworth, Keats, Whitman, Dickinson, Yeats, Eliot, Stevens), alemana (Novalis, Rilke, Benn), francesa (Baudelaire, Verlaine, Rimbaud, Mallarmé, Apollinaire, SaintJohn Perse, Éluard), italiana (Leopardi, Montale), griega (Cavafis), portuguesa (Pessoa) y rusa (Anna Ajmátova). Solo la enumeración de esta veintena larga de nombres bastaría para recomendar el volumen. Habría que añadir que bastantes de las traducciones que se nos ofrecen son inéditas y por lo general a cargo de traductores que también son poetas, como Jordi Doce o Tomás Sánchez Santiago. Las presentaciones de los poetas constituyen algo más que la habitual síntesis biobibliográfica. José María Castrillón nos ofrece una creativa estampa que podría leerse con independencia de los poemas que prologa. Constituyen el germen de otro libro. Como una novela romántica comienza la primera de las viñetas: «El joven viajero se ha bajado de la diligencia mientras esta asciende penosamente uno de los empinados tramos característicos de Cumberland, la región de los lagos, al noroeste de Inglaterra». Para presentar a Keats se reproducen fragmentos de sus cartas, como si de una novela epistolar se tratara, y se copia su epitafio. La vida de
SUBIR AL ORIGEN Antología comentada de poesía occidental no hispánica (1800-1941) José María Castrillón. Trea. Gijón, 2018.
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o es la primera vez que hablo de ‘Cegador’, la hipernovela central de Cartarescu. Ya lo hice cuando la editó Funambulista, en un tomo pesado y azul pálido. Entonces ya les conté lo mucho que me había gustado. Y sin embargo debo de reconocer que en aquella ocasión se me hizo algo pesada. Deslumbrante pero pesada, cosa que nunca me había ocurrido con lo que había leído del autor rumano. Dos veces
he intentado la relectura, quedándome en ambas –por no dejar de lado otra muchas otras lecturas– en más o menos el mismo punto, una de mis partes favoritas de la novela, la del éxodo de un pueblo que huye de una año de maravillas que casi acarrean su destrucción. Es de mis favoritas, pero no mi favorita. A esa no he vuelto a llegar hasta que he emprendido una tercera relectura, esta vez en la nueva edición de Impedimenta. Edición nueva, traducción
ejemplo– con otras selecciones más novedosas e incluso arriesgadas. Al final de cada selección, como propina, nos ofrece un ‘Homenaje en la poesía hispánica’. Se trata de la parte menos desarrollada del volumen y la más discutible. Los poemas que reproduce son de muy desigual calidad, desentonan muchos de ellos en el conjunto. ¿A qué viene poner un poema de Viktor Gómez junto a los versos de Ana Ajmátova? Lo copio entero
pañol. Sin temor a errar mucho podemos decir, y así me lo aseguran amigos rumanos, que Mariam Ochoa, ha encontrado el modo de replicar todo el repertorio de timbres y matices y giros y manías de la voz de Cartarescu en nuestra lengua, hasta el punto de convertirse en esa voz. Bajo su interpretación, la prosa de ‘Ala izquierda, Cegador I’, alcanza una fluidez y una riqueza de matices que la versión anterior intentaba alcanzar sin conseguirlo. Al libro se entra por el conocido versículo paulino, Corintios 13, 9-12, del que forma la parte la frase: «… Ahora vemos en un espejo, en enigma. Entonces veremos cara a cara». El versículo, podría, en cierto modo, resumir la comparación entre las tra-
ducciones de Lobo y Ochoa. Es la de Ochoa la que nos permite, hasta el punto en que es posible –porque una traducción no deja de ser un velo– ver cara a cara. Y este versículo, que es extrañamente Gnóstico para Pablo, que dio a luz una iglesia antignóstica, también define perfectamente ‘Ala izquierda’. Y toda la obra de Cartarescu, que, como he afirmado alguna vez, es una gnosis literaria, como pudo serlo la obra de Durrell, o gran parte de la de Sábato, por poner dos ejemplos entre muchos De hecho, tras esta última lectura, diría que ‘Cegador’, al menos este ‘Ala izquierda’, podría considerarse como una réplica a ‘Informe sobre ciegos’, de Sábato. Porque no hay
duda de que Cartarescu toma como inspiración las alucinaciones horribles de la novelita de Sábato para refinarlas en las suyas propias, tan horribles o más, pero más intrincadas, y mezcladas con abrumadoras bellezas y esplendores. En ambas hay sectas: la de Sábato, compuesta de ciegos, se dedica a la dominación y el ocultamiento. La de Cartarescu, los conocedores –es decir, los gnósticos– es ecuménica, al punto de que todos, lo sepamos o no, somos miembros, y busca la liberación. Donde Sábato habla de un mal triunfante, de una cárcel infranqueable, Cartarescu, creando un laberinto de palabras precisas, imágenes prodigiosas, variadas, busca una salida.
José María Castrillón. :: PATRICIA BREGÓN Verlaine se condensa en dos imágenes: una fotografía que lo presenta envejecido y beodo en la mesa de un café; el cuadro de Fantin-Latour en el que aparece, cuando aún no ha cumplido los treinta años, sentado en el rincón de una mesa junto al adolescente Rimbaud. La semblanza de Yeats nos lleva a octubre del 36 y al poeta en un automóvil que se dirige a los estudios radiofónicos de la BBC. Apollinaire se nos presenta con una carta de amor ficticia,
EL TALISMÁN DE LA COSTURERA
CARA A CARA
pero rigurosamente verdadera. «¿Dónde está Paul? –leemos al comienzo de otra entradilla– En los círculos artísticos de París se pregunta por Éluard. Su esposa Gala desconoce el paradero. En meses, ni una noticia». Tras la presentación creativa, los poemas seleccionados de cada autor acompañados de un breve comentario. Alterna Castrillón los poemas bien conocidos –‘Tabacaría’ o ‘El poeta es un fingidor’, de Fernando Pessoa, por
dada su brevedad: «vagones grises / lentos se van oscuros / mugre el índice / numerados patanes / del cero al olvido». ¿No podría haber encontrado algo mejor en Benjamín Prado, por citar solo un ejemplo? El epílogo se titula ‘Otra antología’ y en él se comentan brevemente veintidós poetas, de Hölderlin a Marina Svietáieva, que podrían haber sido incluidos en la antología. Y que sin duda lo serán en un nuevo tomo, tan valioso como este, o más, si el autor trabaja un poco más la parte dedicada a seguir la huella de esos poetas en la literatura de lengua española, y el editor corrige algunos descuidos, como el desganado índice (había que indicar los títulos de los poemas seleccionados), la imprecisa manera de señalar el autor de los poemas de ‘homenaje’ (aparece escondido en el comentario) o el poco relieve que se da al nombre de los traductores. Una idea feliz la de esta «antología comentada de poesía occidental no hispánica», mejorable sin duda (son los riesgos de un empeño tan ambicioso), pero no por eso menos imprescindible para el buen lector de poesía.
CIRO GARCÍA
nueva. Y es importante hacer hincapié en esto. No voy a negar el buen trabajo de Manuel Lobo en aquella primera edición, que es más que digno. Quizás el mayor hándicap sea que es, hasta donde sé, la traducción de una traducción. Pero si el trabajo de Mariam Ochoa le supera, y es ciertamente superior, se debe tanto a que su versión procede de la obra original, como que a que ella se ha convertido, si no en el alter ego, si en la alter voz de Cartarescu en es-
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Sábado 15.09.18 EL NORTE DE CASTILLA
UN HOTEL QUE ES UNA SOCIEDAD :: ELENA SIERRA Esta novela fue aclamada como la del año en Turquía en 1973. Dura, terrible, violenta y asfixiante, corta pero intensa, esa es la historia que Yusuf Atilgan cuenta en ‘Hotel Madrepatria’ y aquí esta lectora no puede evitar acordarse de ‘Escupiré sobre vuestra tumba’, la de Boris Vian de mediados de los años cuarenta. El hotel puede ser un pueblo, una ciudad o un país entero, un modelo de sociedad. Es ese lugar en el que uno está de alguna manera a salvo en sus rutinas, en el no tener que tomar decisiones, en saber que mañana será exactamente como hoy y que tie-
ne su papel –heredado, la sangre pesa–. Es, por todo eso, al mismo tiempo ese lugar en el que uno está atrapado, sometido, atado a las normas y
HOTEL MADREPATRIA Autor: Yusuf Atilgan. Novela. Editorial: Gallo Nero. 160 páginas. Precio: 18 euros
las costumbres, disimulando lo que de verdad es y desea, y basta un último detalle para que todo estalle en mil pedazos. Para Zebercet, el tipo que gestiona este hotel, ese detonante es el paso por una de las habitaciones de una mujer que le resulta atractiva. No puede quitársela de la cabeza, está obsesionado. Que la suya sea una sociedad sexualmente reprimida no ayuda. No puede no repensar su propia historia, su insignificancia. Y así, lo que siempre ha sido ya no vale, lo que hasta ahora ha sido su vida ya no tiene sentido y mientras espera a que la mujer vuelva, va destrozando su rutina. Tiene sus víctimas, y no son solo la moral y las buenas costumbres (aunque sean solo de boquilla): la mujer de la limpieza –la limpieza incluye, claro, que puede abusar de ella cuando quiere– vale menos que él aún.
LUZ, MISTERIO Y SILENCIO :: J. I. FOCES
Hay dos formas de enfrentarse a un asunto complicado y comprometido. Una, centrarse en describir lo que sucede. Otra, describir lo que sucede a través de los personajes que lo protagonizan. La primera permite desgranar detalles. La segunda, además, regalar al lector un sinfín de matices. Esto es lo que hace el periodista y escritor Luis Miguel de Dios (Guarrate, Zamora, 1954) en ‘Tierra herida’, su segundo libro de ficción. En ‘Tierra herida’, el escritor Luis Miguel de Dios, privilegiado integrante y alumno aventajado de la escuela Delibes y de la escuela Leguineche, se deja acompañar por el periodista que lleva dentro para desglosar, con una pluma tan efectiva como fantástica, tan pegada al terreno como llena de imaginación, la realidad del mundo rural, que se le está yendo a la actual generación a velocidad de crucero. ‘Tierra herida’ es un regalo para el lector. Por el lenguaje, por el vocabulario, por la presentación, por el desarrollo (sucesión de relatos), por la intención (resguardar el tesoro que fue el tiempo pasado en los pueblos) y por la pretensión, bucear en una realidad tan cercana, tan actual, tan intrínsecamente enraizada en el seno de la práctica totalidad de las familias de Castilla y León y de una parte muy amplia de España, y hacerlo para no olvidar, para saber de dónde venimos y que el lector de-
LITERATURA INFANTIL Y JUVENIL
DETECTIVES EN EL MUSEO :: V. M. NIÑO En la multiplicación constante de ideas que despliegan las editoriales de literatura juvenil para enganchar a los chavales, SM propone una colección de ‘Lectura fácil’. Ana Alonso, autora laureada en este campo, se mide ahora como narradora de una historia adecuada al público de 10 años no muy aficionado a leer. La visita escolar a un museo procura a la escritora leonesa el lugar del delito, el robo del diamante del sultán de Malabar. Los protagonistas son Rebeca y Antón, ella una inquieta niña a la que le gusta bailar, y él, un tranquilo estudiante que padece asma. Distintos, casi antagónicos, y sin embargo, grandes amigos. La aventura será la prueba de su amistad. Unas extrañas coincidencias devienen en una acusación de robo. Para salir del entuerto,
Rebeca y Antón tendrán que irse ganando el favor de los mayores, empezando por la profesora Susana, para demostrar su inocencia. La necesidad de defenderse les convierte en improvisados detectives. Alonso maneja bien el hilo conductor de la acción, el gancho para el lector, alternándolo con la evolución de
EL ROBO DEL SIGLO Texto de Ana Alonso. Ilustraciones Anna Aparicio Català. SM. Colección Lectura fácil. A partir de 8 años.
la relación entre los protagonistass, el proceso de maduración de sus emociones. La presentación tipográfica, texto en bandera, cuerpo grande y claro, subrayadas las intervenciones de cada personaje en los diálogos, son concesiones evidentes a la esa ‘fácil lectura’. El texto de Alonso está profusamente ilustrado por Anna Aparicio Català, con una propuesta muy cercana al cómic, a la narración lineal visual. Cualquier alfombra extendida para ganar nuevos lectores son bienvenidas, aunque cuesta considerar una apuesta así de sencilla para niños de más de diez años. No es de extrañar que la adolescencia de nuestros púberes se prolongue algunos lustros, si hay que trillar tanto el campo literario a los chavales que están al borde de la ESO.
COCINAR ANTES QUE COMER :: V. M. N.
Luis Miguel de Dios. :: RODRIGO JIMENEZ duzca hacia dónde va el ser humano. Y como telón de fondo, el drama de la despoblación. Eso sí, el escritor y periodista Luis Miguel de Dios, lejos de dejarse atrapar por las garras del pesimismo, ofrece una sucesión de relatos inmersos en luz, misterio y silencio, como concluye el capítulo ‘Cervantes resucita en Toro’. Porque la obra va de la luz del pasado, al silencio en el que empie-
TIERRA HERIDA Luis Miguel de Dios. Ed. Agilice Digital SL, 2018.
za a yacer, a modo de moribundo solitario, el medio rural español. Y todo ello envuelto en el misterio que siempre representa no saber por qué se ha llegado aquí ni quién es el culpable. En el relato titulado ‘Istein, fabricante de recuerdos’, el pequeño Modes le pregunta a su abuelo Plácido el Cabal: «¿Los recuerdos se pueden fabricar?». Y el abuelo, termina su respuesta así: «...No se dan bien así como así; hay que cuidarlos». Eso hace en ‘Tierra herida’ el escritor Luis Miguel de Dios, acompañado por el periodista que lleva dentro: cuidar recuerdos de un pasado rural, sin el que es imposible entender el presente urbano, y reflexionar sobre el futuro vital al que se enfrenta un país que no sabe cómo afrontar la muerte de sus pueblos. Un asunto complicado y comprometido, al que se enfrenta ‘Tierra herida’.
Todo el pueblo está expectante. El señor Kuchen, una celebridad, ha comprado la vieja pastelería para reabrirla. Los vecinos siguen las obras salivando ante el inu minente espectáculo de su escaparate que se retrasa. Haa o llegado el maestro pastelero pero solo escribe. Los niñoss o juegan dentro, pero ni rastro de sus afamados dulces. Y aquí comienza la mora-leja del cuento. Los adultoss amanejan la lógica de la eficaecia, de la consecución de heechos, mientras que el pasteilero, elige la de los niños, din. vertirse sin más pretensión. Los peligros que acechan al s. establecimiento son muchos. go Acaba sucumbiendo al fuego os que sanciona el parecer de los in mayores: inversión fallida, sin in sentido, sin productividad. Sin io embargo, Kuchen, cual sabio da oriental, les muestra que nada ue le importaba esa empresa que mellos imaginaron, que su amon bición se había cumplido con creces. Los niños del pueblo se habían acercado a la cocina para jugar, para aprender, para hacer algo juntos. Así que para ellos es el cuaderno que estuvo escribiendo todo ese tiempo. El libro de las recetas que asegura la cadena de saber, por encima de salones de té y de expectativas cumplidas.
LA PASTELERÍA Texto de Ricardo Gómez, ilustración de Tesa González. Edelvives. 56 páginas. 17,50 euros. A partir de 8 años.
10 LA SOMBRA DEL CIPRÉS
Sábado 15.09.18 EL NORTE DE CASTILLA
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n la década de los sesenta del siglo pasado el escritor y premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa publicó tres novelas: ‘La ciudad y los perros’ (1962), ‘La casa verde’ (1965) y ‘Conversación en La Catedral’ (1969). Me basaré en estos títulos para hablar de un uso muy concreto de la mayúscula inicial: el de los nombres de establecimientos comerciales, culturales y recreativos. Pero antes debo advertirles de que me veo obligada a entrecomillar los títulos de estas novelas por exigencias del grupo Vocento, al que pertenece este periódico. Los periódicos de este grupo de comunicación no utilizan la letra cursiva como resalte tipográfico, aunque sí lo hacen sus revistas periódicas, como ‘XL Semanal’. Una decisión que no juzgo pero que no va a juego con las convenciones comúnmente aceptadas, que son poner en cursiva los títulos de los libros cuando se escribe a máquina y subrayarlos cuando se escribe a mano; y nunca entrecomillarlos, aunque haya profesores que así se lo sugieran a sus estudiantes. Y sí, han leído bien: nombres de establecimientos comerciales, culturales y recreativos. Se preguntarán qué tienen que ver estos títulos con ello. Sin ánimo de destriparles o de reventarles la última novela (ahora se dice más ‘hacer spoiler’, sobre todo para hacer referencia a contar el final), la ‘conversación’ no tiene lugar en ninguna iglesia principal de ninguna diócesis ni en ninguna sede arzobispal sino en un barucho conocido como ‘La Catedral’ en alusión a la altura de su techo y a la forma de portón de iglesia que tenía su entrada. Por eso en el título el nombre del establecimiento aparece escrito con mayúscula inicial. Si, pongamos por caso, la ‘conversación’ se desarrollara en una catedral, el uso de mayúscula inicial no estaría justificado.
LOS LIBROS MÁS VENDIDOS FICCIÓN La desaparición de Stephanie Mailer. Joël Dicker (Alfaguara) Las hijas del Capitán. María Dueñas. (Planeta) El cuento de la criada. Margaret Atwood. (Salamandra) Patria. Fernando Aramburu. (Tusquets) Ordesa. Manuel Vilas (Alfaguara)
NO FICCIÓN 21 lecciones para el siglo XXI. Yuval Noah Harari. (Debate) Fariña. Nacho Carretero. (Libros del KO) Sapiens. Yuval Noah Harari. (Debate) El amor de tu vida. Rut Nieves. (Planeta) La voz de tu alma. Luis García Calvo. (Autoeditado)
INFANTIL Y JUVENIL El día que el mundo amaneció al revés. Eva Moreno Villalba, Cristina Picazo. 7-10 años. (B de Blok) El cuerpo humano. Carron Brown, Raquel Saunders. 4-7 años. (Astronave) Malina Pies Fríos. David Fernández, Alicia Borges. 3-6 años. (Pastel de Luna) Yasumi +4. Taro Gomi. 4-6 años. (Blackie Little) Todas las mamás molan... ¡pero la mía más! Carme Dolz, Esther Mendez. 3-6 años. (edebé)
USO Y NORMAS DEL CASTELLANO MARÍA ÁNGELES SASTRE PROFESORA DE LENGUA ESPAÑOLA EN LA UVA
MAYÚSCULA Y MINÚSCULA EN NOMBRES DE ESTABLECIMIENTOS COMERCIALES, CULTURALES Y RECREATIVOS En la última ‘Ortografía’ académica (2010) leemos que «además de la primera, se escriben con mayúscula inicial todas las palabras significativas que forman parte del nombre de establecimientos comerciales, culturales o recreativos, como bares, restaurantes, cafeterías, hoteles, cines, teatros, etcétera» (Ortografía de la lengua española, § 4.2.4.7.5). Sirvan como ejemplos ‘El Corte Inglés’ (establecimiento comercial), ‘El Pájaro Amarillo’ (chiringuito playero), ‘La Buena Moza’ (restaurante), ‘La Española Cuando Besa’ (bar de copas), ‘El Buen Yantar’ (restaurante), ‘La Casa de las
Brujas’ (hotel), ‘En la Espero te Esquina’ (bar), ‘El Dedal de Castilla’ (cosetodo), ‘Contigo Pan y Cebolla’ (restaurante), ‘El Alboroque’ (restaurante), ‘Como en Casa’ (comida preparada), etcétera. Como acaban de comprobar, el nombre de un establecimiento puede estar constituido tanto por una expresión nominal (el modelo más tradicional) como por una estructura oracional o preposicional (un modelo más reciente y de gran productividad en los últimos tiempos). Se salvan de aparecer con mayúscula inicial los artículos, las preposiciones sin carga significativa y las
conjunciones coordinantes siempre que vayan en posición interior. El resto de los elementos significativos de la expresión denominativa se escriben con mayúscula inicial. Pero hay que añadir un detalle en mi opinión peliagudo: ¿qué ocurre cuando el nombre del establecimiento incluye el sustantivo común genérico en su denominación? Pienso en ‘Teatro Real’, ‘Teatro Apolo’, ‘Hotel Palace’, ‘Gran Hotel Puente Colgante’, ‘Marisquería Paco’ o ‘Bar Carmi’. La solución no está tan clara porque no siempre conocemos cómo ha sido oficialmente registrado el establecimiento, es decir, no sabemos si el genérico forma parte o no de la denominación. Podría ayudar el letrero, pero no siempre es de fiar. Por eso la RAE en la ‘Ortografía La pauta general de la lengua es- recomienda pañola’ ofrece escribir el genérico como pauta general escribir el en minúscula genérico en mi- cuando cumple un núscula cuando papel meramente consideramos clasificador que cumple un papel meramente clasificador y con mayúscula inicial cuando lo consideramos como parte integrante de la denominación. A tenor de estas pautas, me inclino por escribir ‘Teatro Real’, ‘teatro Apolo’, ‘hotel Palace’, ‘Gran Hotel Puente Colgante’, ‘Marisquería Paco’ y ‘Bar Carmi’, aunque me asaltan las dudas en los dos últimos ejemplos porque desconozco la denominación que consta en el registro oficial de estos establecimientos. Pero seguro que ustedes, aplicando las mismas pautas, no llegan a la misma conclusión. Les advertí que era un asunto peliagudo.
Premonitorio arranque de la novela ‘El camino’
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ste verano, el sábado 18 de agosto para ser precisos, un prestigioso suplemento cultural madrileño publicó un reportaje de cabecera titulado «Érase una vez el ‘érase una vez’», y un sustancioso artículo de Alberto Mánguel –‘Primeras palabras’– en el que discurría sobre el inicio o arranque de ciertos famosos libros, arranques no pocos de ellos pegadizos e inolvidables e incluso lapidarios. Citaba y glosaba el inicio de ‘La metamorfosis’ de Kafka (Al despertar Gregorio Samsa una mañana, encontróse convertido en un monstruoso insecto); el de ‘Moby- Dick’ de H. Melville (Llamadme Ismael...); el de ‘Cien años de soledad’, de García Márquez (Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo); o incluso, cómo no, el arranque inmortal del inmortal Quijote (En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre...)
RAMÓN GARCÍA DOMÍNGUEZ
Las reflexiones de Mánguel me trajeron a la memoria, y ahora a la pluma, el inicio o introito de un relato de Miguel Delibes, del que pronto se cumplirán setenta años de su publicación. Me estoy refiriendo a ‘El camino’, tercera y popularísima novela del escritor castellano. Hablé no pocas veces del arranque de dicha narración con el novelista: «Las cosas podían haber sucedido de cualquier otra manera y, sin embargo, sucedieron así». Siempre le dije a Delibes, entre bromas y veras, que tal inicio narrativo era propiciatorio. Él se reía socarronamente: ¿Propiciatorio? –preguntaba. –Sí, eso pienso. El arranque de tu novela ‘El camino’ propicia y augura, desde esas primeras palabras, el desarrollo na-
rrativo más esperanzador. O dicho de otra manera: Con semejante punto de partida, parece que todo lo demás debe o puede venir rodado. Algo parecido a lo que le sucediera a Cervantes con su mítico «En un lugar de la Mancha». Son arranques que propician o llevan implícitos desarrollos más que exitosos e inolvidables. Pero quiero contar ahora, a este respecto –y sólo como divertimento veraniego– una curiosa anécdota o sucedido que viví de primera mano en relación al arranque de la novela que nos ocupa. Cuando en 1999 publicó Delibes una selección de sus novelas, bajo el epígrafe ‘Mis libros preferidos’, agrupándolos por temáticas o contenidos, ocurrió lo siguiente: En el primer volumen de esta antología, que reunía ‘El camino’, ‘La mortaja’ y ‘La hoja roja’, al revisar los textos para su publicación, Delibes decidió cambiar el arranque de ‘El camino’ al que nos venimos refiriendo, sustituyendo el verbo «suce-
der» por el verbo «acaecer» en la primer línea del párrafo. De modo que quedó y se publicó de esta manera: «Las cosas podían haber acaecido de cualquier otra manera y, sin embargo, sucedieron así». –Es para no repetir gratuitamente el verbo –me comentó en alguno de nuestros paseos por el Campo Grande. Pero no quedó el novelista convencido ni satisfecho con tal decisión. Y prueba de ello es que, cuando volvió a publicar ‘El camino’ en sus Obras Completas, a partir de 2007, edición que yo dirigí para Círculo de Lectores, Miguel Delibes volvió a revisar los textos –siempre lo hacía– y volvió a restablecer el texto primigenio, tal como se había publicado por primera vez en 1950 y como se había venido publicando siempre, en numerosas y numerosas ediciones de la novela, tanto en español como en las principales lenguas del mundo. «Las cosas podían haber sucedido de cualquier otra manera y, sin embargo, sucedieron así». Este, y no otro, era, es y será, a mi modo de ver, el arranque premonitorio, propiciatorio y hasta me atrevo a decir mágico, de una de las novelas más hermosas del siglo XX, publicada justamente a mitad de la centuria, en 1950, como un hito señero de la narrativa española.
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Sábado 15.09.18 EL NORTE DE CASTILLA
Jesús Torbado, el escritor precoz y olvidado V
oy por derecho: Jesús Torbado fue un grandísimo escritor, un fenómeno de las letras insuficientemente reconocido y valorado, no sólo en España, sino en su propia tierra, en León y, por supuesto, en Castilla y León. Nada extraño en lugares secos, distantes y distintos, que pocas veces reconocen a los suyos si estos no tienen una ligazón con la política o están en la ortodoxia. Y Jesús Torbado era un rebelde con causa, un heterodoxo, una novedad, un intruso. Con la novela Las Corrupciones pasó de la nada al reconocimiento del mundo literario en la España de los sesenta del siglo pasado. ¿Quién este que habla de idealismo, de existencialismo, de libertad, de caminos abiertos, que se atreve a andar por el mundo, por Europa, como si esto no fuera la España franquista? Alcanzó así Jesús Torbado a ser valorado por la intelectualidad literaria como un escritor a tener en cuenta. Tenía 22 años, lo que significaba ser muy precoz y, por tanto, suponer una referencia de futuro. Pasó a ser un avanzado, un descubrimiento en medio de aquella España pacata de los años sesenta-setenta del siglo pasado. Las corrupciones fue una guía literario-espiritual de muchas mentes inquietas. El Premio Alfaguara de novela se
ANIANO GAGO
lo mereció con todas la letras. Yo tardé en saber quién era, y eso que sólo me sacaba diez años. Lo descubrí con otro libro, Tierra mal bautizada. Fue en Esparraguera, Barcelona, donde yo vivía. Un buen día me invitaron a comer una paella en esta población que está a los pies de la montaña de Montserrat. En media de la tertulia le dije al anfitrión que yo era natural de Tierra de Campos, en la provincia de Zamora. Me sorprendió que un catalán, al que le costaba hablar en castellano, conociera mi comarca. «Durante la Guerra Civil estuve en esa zona, y por eso siempre me interesó. Un buen día descubrí este libro y lo he leído con entusiasmo.», me dijo. Le mostré mi sorpresa y le espeté que no sabía de qué se trababa. Me lo recriminó. «¡Cómo es posible que no conozcas este libro siendo de donde eres!». Él no sabía que yo era, como ahora, un analfabeto literario. No sabía ni de qué iba ni siquiera quién era Jesús Torbado. Cuando me enseñó el libro me encantó la edición. Posiblemente la primera. Lo leí en los días siguientes con fruición; me emocionó,
una de las primeras claves que debe generar toda obra literaria. Se trataba de un viaje por Tierra de Campos, esa comarca universal que junta a Zamora, León, Palencia y Valladolid. Por si fuera poco, en ese libro Jesús Torbado nombra a mi pueblo terracamapino, Cañizo de Campos. No lo llena de elogios precisamente, por tener la sensación de abandono y ser una muestra más de la desidia y la adustez, un ejemplo más del desastre general de los pueblos de la comarca. Por eso lo trata con desdén. Es Jesús Torbado el primero que diseña las fronteras de esta tierra, hasta el punto de que su mapa, hecho al paso, ha terminado siendo un referente de estos pagos vacceos. A Jesús Torbado, años después, cuando lo conocí y con el que mantuve una buena relación, le comenté estas y otras impresiones de su libro. Le argüí que no desmerecía de ‘Viaje a la Alcarria’ de Camilo J. Cela, que incluso me entusiasmaba más. Él me dijo: «A Camilo no le gustó que yo escribiera un libro así…vine a ser un elemento extraño en los libros de viajes; al principio le parecía un tipo interesante, pero después de ‘Tierra mal bautizada’ me hizo el vacío». Jesús Torbado, nació en la calle Zapatería del barrio Húmedo de León, y su padre, Cecilio, era terracampino de San
El escritor leonés Jesús Torbado, en la Feria del Libro de Valladolid de 2004. :: HENAR SASTRE Pedro de las Dueñas, según me ha contado el escritor que mejor le conoció, Ernesto Escapa; su madre era maragata. Jesús, en todo caso, llevó siempre en la sangre Tierra de Campos, y además de haber tenido alguna novia de la zona y vivir con intensidad los hechos del entorno, le sirvió de imaginario y sustrato para sus personajes novelescos. El idealismo y el existencialismo de Jesús Torbado no se quedó ahí. Se enfrentó a otros campos, incluso a la ucronía de En el día de hoy, una reconstrucción de la historia sobre
datos hipotéticos, o sea, el resultado al revés de la Guerra Civil. Fue Premio Planeta de 1976, cuando contaba con 33 años. O sea, Jesús siempre fue un primigenio literario. Escribió antes Moira estuvo aquí y más tarde Los topos, una serie de relatos de personas que se escondieron años y años durante la Guerra Civil, y después, para salir con vida de las matanzas alevosas de criminales sin escrúpulos amparados en la impunidad de aquel tiempo. Gran libro y de enorme repercusión. Le conté a Jesús la historia de mi tío Anice-
to, que siendo alcalde de Cañizo estuvo trece años ‘escondido’ en la chimenea de lo que hoy es mi casa en el pueblo para evitar su muerte, y sintió no haberla conocido a tiempo y dejarla plasmada en su libro escrito junto con Manu Leguineche. En su día también le conté la misma historia a Leguineche, quien lamentó su desconocimiento del hecho. Jesús escribió también ‘El Camino de plata’, ‘Yo, Pablo de Tarso’, ‘El Inspector de vírgenes’, ‘Héroes apócrifos’, ‘El peregrino’, (Premio Ateneo de Sevilla) ‘El Imperio de arena, Viajeros intrépidos’ y ‘La ballena’, obras todas que llevan una pluma ágil, limpia, abierta y llena de matices de un castellano perfecto. Siempre seguí su literatura desde la admiración. Y también sus reportajes en múltiples revistas, entre ellas ‘Turismo de Castilla y León’, medio en el que los dos colaboramos. Coincidí con él en algunos viajes, como uno en el que nos citó el gran Andrés Alonso para conocer en más profundidad Cantabria. Siempre recuerdo su análisis crítico, preciso, sin medias tintas. Un día me dijo: «Aniano, dejé de escribir en los periódicos de política porque los políticos, de todos los signos y partidos, se enfadaban conmigo. Ninguno aceptaba la crítica, por más justa que fuera. Por eso me pasé al mundo del turismo, donde todo es amable y se tiende a escribir desde la bondad.» Hace tiempo que la enfermedad le apartó de los caminos rutinarios. Una pena. Lo que no es excusa para que su actividad literaria debiera haber sido más ser reconocida en su tierra. Ni siquiera fue Premio Castilla y León de las Letras. He repasado la lista de los premiados y en esa lista creo que mereció estar, mucho más que otros, Jesús Torbado. A él no le extrañó nunca: «Somos así, Aniano, somos así, no importa».
12 LA SOMBRA DEL CIPRÉS
Sábado 15.09.18 EL NORTE DE CASTILLA
Director: Ángel Ortiz Coordinador: Chema Cillero
Obra de 2005 titulada ‘World Gone Wrong’, de Marcel Dzama. :: CORTESÍA DE DAVID ZWIRNER
Donde viven los monstruos de Goya P
ARA el popular físico de mecánica de fluidos Jean Pierre Malet, su teoría del desdoblamiento del tiempo ha de cimentar, al menos, el aserto de que no hay en el universo nada más mágico y paranormal que la naturaleza exacta de las cosas. Sus aproximaciones a la física cuántica, ese territorio inhóspito donde los gatos acostumbran a estar vivos y muertos simultáneamente, donde los haces de luz que brotan de las linternas pueden golpearnos y rebotar como perdigones o ser cabalgados fácilmente con una tabla subatómica de surf, le han animado a afirmar no solo que el tiempo es una invención de los observadores, sino que (como tales que somos todos),
inevitablemente, permanecemos atrapados en un instante lógico que permite ordenar la posición y trayectoria de cuanto nos rodea, ubicar nuestras percepciones y elucubraciones en el pasado o en el futuro; recordar o imaginar que es, a fin de cuentas, lo único que creíamos hacer mentalmente. Pero Malet va más allá y atribuye al conjunto de materia y energía con que nos identificamos un ‘yo’ cuántico, gemelo, paralelo, que recorre toda esa realidad concebida como pasado y futuro, es decir, materialmente inexistente; un ‘yo’ cuántico capaz de moverse por ese intangible marasmo multidimensional que nos rodea, donde ha de brotar la realidad que concibamos. Nuestros anhelos y
temores, nuestras bendiciones y maldiciones, nuestra generosidad y nuestra inquina habrán de materializarse tarde o temprano solo por el hecho de haber sido pensadas. Nos otorga, pues, la capacidad creadora de alumbrar milagros y desgracias, crímenes y salvaciones. Jean-Pierre Malet asegura que es posible comunicarse con el ‘yo’ cuántico por la noche, justo antes de dormir. In-
Marcel Dzama aborda su delicada creación artística con una admirable naturalidad infantil
siste en que hay que indicarle nuestra ubicación espacio temporal y nuestros planes o deseos de modo que el ‘yo’ cuántico sabrá indicarnos el camino a seguir para llegar a esa realidad imaginada y potencial, (imaginada y posible). Y puede que el científico, finalmente, no haya sino abundado en esa costumbre atávica de consultar las decisiones con la almohada, o de pedirle beneficios al ángel de la guarda justo antes de dormir, o de zambullirse en los sueños con la esperanza de hallar mensajes crípticos y asistenciales. Lo cierto es que la duermevela es un estado de gracia al que algunos, los más despiertos del barrio, como el artista Marcel Dzama, acuden con la libreta dispuesta en la mesilla de noche,
OVEJAS NEGRAS RAFAEL VEGA
lista para recibir esas ocurrencias que acaso lleguen de la mano del ‘yo’ cuántico descrito por Malet. Explicaría muchas de sus relaciones imposibles, la combinación de estéticas, corrientes, temáticas y técnicas. Marcel Dzama aborda su delicada creación artística con una indisimulada y admirable naturalidad infantil: añade influencias, inquietudes e inspiraciones en una cocina plástica capaz de sintetizar los latidos de un siglo hiperestimulado e hiperanalítico que tarde o temprano habrá de quebrar si nadie lo remedia. No es de extrañar que la impronta de Dzama maride con la de artistas inmediatos, como Pettibon, o encabalgados cuánticos, como Jonze, que respetan con igual intensidad la identidad humana que brota gracias a una inteligencia artificial o el miedo de la infancia a la monstruosidad más desconocida. La obra de Dzama es la supuración de un ser que evita la ordenación temporal de la estética, capaz de unir el miniaturismo medieval, la angustia goyesca y la Guerra del Golfo en un indicio sencillo, multidimensional, que se nos ofrece como el susurro de un ‘yo’ cuántico dispuesto a advertirnos del desastre.