Escritores del teatro del XXI

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SOMBRA CIPRES

NÚMERO 331 Sábado, 02.03.19

LA

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Ana Torrent y Carmelo Gómez, en una escena de ‘Todas las noches y un día’, de Alberto Conejero.

Escritores del teatro del XXI Llegan al Calderón dos exponentes de la última dramaturgia española, Conejero y Mora

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2 LA SOMBRA DEL CIPRÉS

Sábado 2.03.19 EL NORTE DE CASTILLA

Dramaturgos de palabra

El Calderón programa este mes obras de José Manuel Mora y Alberto Conejero, exponentes de la última dramaturgia española ligados a la Escuela Profesional de Arte Dramático de Castilla y León

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os cuerpos perdidos’ es un texto gestado por un sevillano en el tránsito de Ámsterdam a Madrid pasando por México. Esa obra que llegará el 23 y 24 de este mes al escenario del Teatro Calderón está firmada por José Manuel Mora, (Sevilla, 1978), director de la Escuela Profesional de Arte Dramático de Castilla y León. El profesor era entonces un doctorando hastia-

do del arte conceptual y endogámico que bebió en Holanda y quiso volver al lenguaje. Se le cruzó la curiosidad y la información de los asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez y allá se fue. Mora es de idéntica quinta que su compañero Alberto Conejero, quien ocupará el mismo escenario este fin de semana. El jienense participa en el máster que la Escuela estrena este curso. Junto a

ellos, otra dramaturga, la burgalesa María Velasco, también docente en el mismo centro. Si se le pide a José Manuel Mora algún sesgo generacional reconoce en los tres «el trabajo con el lenguaje por encima de todo. Los tres tenemos algo de poetas, unos más prístinos, otros más turbios. Los tres somos hacedores del teatro, vamos más allá del escritor de gabinete. Nuestros referentes son textuales y vi-

suales». De sus mayores, –señala a Sanchis Sinisterra, Alonso de Santos o Juan Mayorga–, destaca que «son grandes conocedores del oficio, de ellos aprendimos las reglas tácitas». Personalmente, Mora admite que del magisterio de Mayorga le ha quedado «su indagación en territorios no solo teatrales: la intersección entre pensamiento y escena, su reflexión sobre la memoria. Su teatro tiene una precisión matemática». Por otra parte, ha tenido la visión internacional del mundo escénico desde Londres, Ámsterdam y Berlín. «Siendo muy crítico con ciertas manifestaciones contemporáneas, me he visto en diálogo, en confrontación con una zona de las artes más líquida, en la que la porción de subjetividad es mayor, donde las reglas básicas del teatro coli-

VICTORIA M. NIÑO

sionan. Me refiero al campo de la ‘performance’ y las artes visuales». Esa abstracción experimental le devolvió a la concreción del drama, en un contexto extremo, la violencia impune en México. ‘Los cuerpos perdidos’ se estrenó el 1 de noviembre en el Teatro Español, ahora está en Alcalá y después, en Valladolid, con la coproducción del Teatro Calderón. «Es muy compleja técnicamente, de una dimensión operística. No es un texto al uso, ni complaciente sino más bien duro». Coincidieron lec-

turas y pidió una beca para documentarse en México, y la logró. «Tenía contactos en D.F., había dado algún curso, pero durante el primer viaje entré en crisis. Me di cuenta de la dimensión antropológica, sociológica, económica, filosófica del problema. Leí la crónica ‘Huesos en el desierto’, de Sergio González-Rodríguez, tan bien hecha que pensé que el teatro ya no podía aportar nada. Accedí a la documentación de Amnistía Internacional, conocí a varias de sus colaboradoras. Un día en una taberna sonó la ranchera ‘Mátalas’ (Alejandro Fernández) y todos comenzaron cantar. Ahí vi la pista, bajo mi visión de turista aquello –frases como ‘Si quieres disfrutar de sus placeres/ Consíguete una pistola si es que quieres/ O cómprate una daga si prefieres/ Y vuélvete ase-


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José Manuel Mora, en la Escuela Profesional de Arte Dramático de Castilla y León. :: ALERBTO MINGUEZA

«El teatro sucede en el tiempo, es compartido y desaparece. El registro en la retina del espectador es la memoria emocional, lo único que queda» «Mi suerte es que no escribo bajo las restricciones de la escena. Otra persona lleva mi mundo literario al teatro» «María Velasco, Alberto y yo creemos en el teatro como un trabajo sobre el lenguaje»

sino de mujeres’– sonaba atroz. La extrañeza de quien no pertenece a ese mundo fue el punto de partida». Entonces inventó un personaje, ‘Yo’, un profesor universitario que visita Ciudad Juárez y se ve inmerso en una red criminal. «Fue una manera de jugar con la autoficción, un instrumento formal que me permitía contar sin huir de mi punto de vista. Una herramienta que me legitimaba a usar la vida y el sufrimiento de otras personas, aunque ¿no es esto lo que hace un escritor, alimentarse de otras vidas?». El texto recibió un premio de la SGAE, se hicieron unas lecturas dramatizadas pero nadie lo llevaba al escenario. «Gerardo Vera se interesó pero acababa su ciclo en el Centro Dramático Nacional. En 2018 lo leyó Carme Porta-

celli y lo incluyó en la programación del Español. Creo que es un montaje de gran belleza con momentos llenos de emoción». Habla un biólogo en ciernes que dejó los animales por el lenguaje de su especie, por el teatro. Mora comenzó a estudiar interpretación hasta que Miguel Narros le advirtió «si quieres dedicarte a esto debes ir al gimnasio, y tenía razón, era muy malo» y el aspirante se pasó a la escritura. Para el autor de ‘Esto no es la casa de Bernarda Alba’ y ‘La vida a palos’, en el teatro «hay algo de humanidad, de temblor, de belleza, de instantes inolvidables. Es como en la plaza de toros. Hay un momento en el que el torero se rompe, cuando comienza a irradiar y logra su máxima expresión y fragilidad. El que está ahí se muere un poco más. Te confronta con la finitud de la vida de un modo experiencial, no solo intelectual». Y es que el teatro tesis le «aburre. Nunca fui defensor de la escena como lugar desde donde lanzar ideas de forma unidireccional. El teatro va más allá». Dentro de la infección de «corrección política» que vive esta sociedad «el teatro es de los pocos sitios que no ha sucumbido, en el que se puede decir lo que se piensa sin ser juzgado. Todavía es un lugar de peligrosidad, donde un asesino puede ser el héroe, como Ricardo III; donde escuchar

esas voces es sano y necesario para la convivencia y la democracia. Es un espacio común para personas que piensan diferente sin la confrontación permanente que preside la política». Por otra parte, Mora, que se siente más determinado por la prosa que por la dramaturgia, asegura que «no encuentro otro medio más afín y concreto que pueda materializar mis sueños como el teatro. No solo sucede en el tiempo sino que es compartido y desaparece, algo comparable a las faenas taurinas. El registro en la retina del espectador es la memoria emocional de unos momentos fugaces. Todo el mundo recuerda un lance, una verónica, un pase de pecho. En el teatro pasa igual, es la memoria del espectador lo que queda. Así que soy un afortunado. Cada vez estoy más cómodo en el teatro y cada vez detesto más el mundo que lo rodea». Escritor afortunado que «nunca escribí bajo las restricciones de la escena», tiene en Carlota Ferrer su mano derecha, la directora de la mayor parte de sus obras. «Con Carlota encontré una interlocución vital que me permitía colocarme en un segundo plano y ser libre a la hora escribir». Mora confía plenamente en Ferrer, «esta mañana han comenzado los ensayos de la próxima obra que se estrena en abril, ‘El último rinoceronte blanco’ (basada en un texto de Ibsen) y no estaré. El director tiene que buscar su propia versión y los actores tienen que crear los personajes». Mora se ha ido haciendo cada vez más selectivo, frente al alumno que iba todos los días al teatro en Madrid, el profesional que encuentra «más difícil acceder a otro mundo en el teatro. Me pasa con Krystian Lupa, con Alex Rigola y alguno más. Pero actualmente encuentro mayor placer en la prosa, en los clásicos rusos. La íntima comunión con las ideas de un autor la tengo en la lectura». También su mirada se ha ido volviendo «más introspectiva». Su corcho está lleno de recortes de prensa, alguno da pistas de su siguiente trabajo. «Sobre la despoblación que me lleva a Thoreau y su ‘Walden’, y a Delibes y ‘Un mundo que agoniza’».

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 ’Los cuerpos perdidos’. Teatro Calderón, días 23 y 24 de marzo.

El escritor y director Alberto Conejero. :: JAVIER CARRIÓN

«En el teatro siempre estás en la casilla de partida» Alberto Conejero Escritor Carmelo Gómez y Ana Torrent representan su obra ‘Todas las noches en un día’ :: V. M. N. VALLADOLID. Fue profesor de la Escuela Profesional de Arte Dramático de Castilla y León, a la que vuelve este curso para impartir un seminario en su máster. Alberto Conejero (Jaén, 1978) es un reconocido dramaturgo que escribe dos comedias, una sobre la dramática cuestión del desahucio y otra, «experimental, que se llama ‘Atlántida’ y que no tiene trama, es un poema escénico». –Llega al Calderón ‘Todas las noches en un día’, estrenada en 2016. ¿Ya es una hija emancipada? –La aspiración de todo autor es que sus obras pertenezcan al público. Siento que Carmelo y Ana cuidan esta función nuestra con alegría y devoción. Si bien ‘Todas las noches de un día’ es muy distinta a ‘La geometría del trigo’, siento el mismo vínculo con las dos. –¿Cuáles son sus «fantasmas habituales»? –Los temas nos escogen, y cada autor varea cuatro o cinco en todas sus obras. Quizá en mi caso esté la necesidad de permanencia y de memoria, la idea del amor como potencia trascendente amenazada en estos tiempos líquidos y la potencia de las palabras para hacernos y deshacernos.

–¿Le influye el ruido medioambiental? –Estoy muy atento a lo que ocurre, me preocupa mucho lo que suele llamarse ‘política’. Mi teatro no es evasivo precisamente porque no responde al ruido del mundo con más ruido sino que emplea cierta materialidad poética como una fuerza subversiva. Ahora empiezo a escribir una comedia sobre un tema que me aterra: el desahucio (de una casa y de la memoria) y es comedia por el dolor que me provoca. –¿Tiene el teatro un fin más allá del entretenimiento? –El entretenimiento tiene también una función cívica: la risa, el gozo estético, el alivio de las fatigas cotidianas. Persigo un teatro que ahonde en nuestra humanidad, en esto de estar juntos del mejor modo. –Sus mayores coinciden en señalar el buen momento del teatro contemporáneo ¿Ve algún nexo generacional? –En la velocidad del presente, en el aluvión de información, acontecimientos, redes, etc. quizá se diluya la posibilidad de una gene-

«El entretenimiento tiene una función cívica: la risa, el gozo estético, el alivio de la fatigas cotidianas»

ración pero sí que creo que vivimos un momento de gran riqueza de nuestra dramaturgia. Admiro a compañeros cuyas poéticas están lejos de las mías y me alegra esa riqueza. –¿Cuándo decide dirigir? –Dirijo cuando siento un profundo deseo de hacerlo, la necesidad de acompañar mi último texto hasta los espectadores. Luque es el mejor director para ‘Todas las noches...’, pero en el caso de ‘La geometría del trigo’ creo no haberme equivocado siendo yo. –Se le quedó angosto el teatro y publicó su primer poemario. –Para mí no hay un deslinde tan claro entre teatro y poesía. La poesía dramática es y será mi albergue. Estoy terminando un segundo poemario. Ojalá algún día pueda ganarme el ser un poeta que escribe para la escena. –Le sale el acento andaluz en ‘La geometría del trigo’. –Digo siempre que soy un andaluz de Madrid. Y voy de incógnito, por lo del acento. –De las salas alternativas al Centro Dramático Nacional ¿Qué ha cambiado en el dramaturgo que ganó un Max? –Ojalá pueda seguir mucho en las salas alternativas. ‘Los días de la nieve’ estuvo en el Teatro del Barrio con gran éxito hace poco. En el teatro siempre estás en la casilla de partida y me merece el mismo amor y respeto el Teatro Español que la sala más pequeña.


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Cosas del teatro E

l teatro existe en Valladolid. Todos los fines de semana se representan todo tipo de obras. Desde los clásicos mundiales, estrenos nacionales y extranjeros, líneas comercial y alternativa. Con espectáculos diferentes, ballets, musicales, ópera… ¿Representa esta situación positiva un

síntoma más amplio? También existe una Escuela Autonómica de Arte Dramático y su paralela de Danza. Las Enseñanzas teatrales se remontan a la democracia cuando Pilar García, concejala de Cultura del Ayuntamiento de Valladolid, fundó la Escuela patrocinada por un consorcio con la Diputación de la que

han surgido grupos y actores de reconocimiento nacional. La semilla se había sembrado y los resultados fueron buenos. Ha sido profesor de la Escuela actual Alberto Conejero, uno de los autores de moda, con dos obras en cartel, ‘Todas las noches de un día’ que se representará en

Valladolid y la continuación de ‘Comedia sin título’, de Lorca, obra inconclusa con la que forma programa (un riesgo evidente) dirigido por Luis Pasqual. José Manuel Mora, actual director de la Escuela de Arte Dramático vuelve al Calderón después de su versión de ‘La Casa de Bernarda Alba’ con un texto de tema apasionante, los feminicidios de Ciudad Juárez, y un título prometedor, ‘Los cuerpos perdidos’. El INAEM, cumplidos los contratos de los directores de los teatros públicos, ha abierto el concurso para los nue-

FERNANDO HERRERO

vos nombramientos. Helena Pimenta, responsable de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, se despedirá de momento del público vallisoletano con ‘El castigo sin venganza’, una de las mejores obras de Lope de Vega. Desde estas circunstancias cabe un examen más profundo sobre el estado de las cosas, como he escrito anterior-

mente, las escuelas de arte dramático han formado buenos actores. Grupos interesantes y arriesgados han salido de ellas, pero la crisis no ha terminado, ni mucho menos. Las compañías radicadas en Castilla y León tienen grandes problemas económicos, las subvenciones escasean y los llamados bolos han terminado o casi terminado. Se ha ido para atrás. Solo el teatro para niños y jóvenes se ha salvado en parte y compañías como Rayuela realizan importantes trabajos con jóvenes en el Calderón y Felix Fradeja y Marta Ruiz de Vi-

Miembros del reparto de ‘Los cuerpos perdidos’, que componen Carlos Beluga, Julia de Castro, Conchi Espejo, Verónica Forqué, David Picazo, Paula Ruiz, Cristóbal Suárez, Jorge Suquet, e


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ñaspe con adultos. Son buenas iniciativas para salvar su existencia, pero hacer montajes nuevos, al menos en España, parece casi imposible. Hace falta estructurar la política teatral como se ha dicho múltiples veces. La nueva dramaturgia que preside Juan Mayorga tiene bastantes nombres, no todos conocidos en la región. El Calderón y el LAVA han acogido algunos como Alfredo Sanzol y el propio Mayorga, y estos días Conejero y Mora presentarán sus obras. Es un tipo de teatro íntimo, con pocos personajes generalmente, y bas-

entre otros.

tantes textos con solo dos. Temas de todo tipo y una derivación, en el caso de Conejero a la poética que surge del dolor, de la injusticia (el caso de Rodríguez Ragún que fue amante de Federico)… También suelen derivar en oposiciones dialécticas. Un teatro que tiene en cuenta las circunstancias económicas y que puede hacer giras fácilmente. En general el requisito previo se cumple: la buena escritura prevalece. Los espectáculos del CDN no giran. Es una flagrante contradicción. Ese teatro de gran formato llega en muy pocas ocasiones a lugares fuera de Madrid. Excepcionalmente la Compañía Nacional de Teatro Clásico cumple su misión y, por ejemplo, los espectadores de Valladolid podrán ver próximamente su último espectáculo. Ligereza y frescura en los montajes de Helena Pimenta hacen más fáciles las giras. Un detalle im-

portante y positivo. Por cierto, la aplicación del Código de buenas prácticas tiene su faz y su envés. En principio parece más justo, pero en algunas ocasiones disuena ¿Por qué cambiar si la labor ha sido buena y quedan algunos aspectos sin tocar? Lo realizado es un aval y puede presumirse algún avance, así que un concurso seria innecesario. A estos efectos el caso del Lliure y la bochornosa campaña contra Luis Pasqual es un ejemplo. Su sucesor, elegido por esa práctica, en sus primeras declaraciones, dicho sea con todo respeto, no ha dicho más que vaguedades. Un Lliure casi asambleario no puede funcionar. Muchos teatros institucionales van ligados al nombre de su director. Por ejemplo el Piccolo Teatro de Milán y Gioiorgio Strehler, no solo por sus espléndidos montajes, sino también por sus ideas sociales y su concepción del espectáculo para toda

Muchos teatros institucionales van ligados al nombre de su director El arte extraordinario del teatro no muere, comprende todo el mundo, e incluso en los espectáculos fallidos siempre existe algo de lo humano

clase de público. O Jean Vilar y el Festival de Avignon y el T.N.P. (Theatre Nationale Popular). Podíamos multiplicar los ejemplos. El arte del teatro tiene muchos caminos y más cuando, por ejemplo, los citados abren también sus puertas a otros nombres que serán sus sucesores. Strehler las había abierto para Patrice Chereau en el propio Piccolo. Los Premios de Teatro, los Max, se entregarán en Valladolid. Difícil tarea la de elegirlos dada la multiplicidad de propuestas, no todas visibles para los votantes. El optimista panorama (para algunos, yo pienso en los muchos problemas sin resolver) dará lugar a una fiesta. Actores veteranos como Carmen Maura, Carmelo Gómez, Ana Torrent, Gloria Muñoz, Aitana Sánchez Gijón, han estado y estarán actuando en Valladolid. Otra característica de estos tiempos que aúna todas

Los clásicos y las redes sociales: en los albores de la comunicación de masas

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l tópico, extendido hoy en ciertos ámbitos, que entiende el teatro clásico como una forma de entretenimiento anacrónica y carente de valor resulta no solo culturalmente nocivo, sino también erróneo. Tanto en su faceta de forma de ocio como en la de medio de difusión de ideas, el teatro áureo guarda no pocas semejanzas con nuestras actuales maneras de comunicar(nos), particularmente a través de las redes sociales. El legado de los clásicos se aprecia, por tanto, no solo en la belleza de las piezas teatrales que hoy conservamos o en lo universal de muchas de las composiciones que permite que, aun cientos de años después, los teatros sigan llenándose con motivo de las representaciones de las obras de Lope, Calderón o Tirso: también en la forma de comunicar tienen vigencia algunos códigos y prácticas que se gestaron en los corrales de comedias. Además, las representaciones y las fiestas teatrales tenían una importante dimensión social: los corrales de comedias constituían un lugar de encuentro para amigos, familiares y vecinos que

se juntaban para asistir al espectáculo de la época por excelencia, de modo muy similar a como los modernos medios de comunicación mantienen la conexión entre individuos con intereses y gustos por formas de entretenimiento comunes. Asimismo, en el teatro del siglo XVII es posible rastrear el que puede ser considerado el germen del actual ‘feedback’ de las redes sociales a través del cual los individuos expresan sus diversas reacciones ante un contenido determinado. En los corrales de comedias, era común que el público, a través de vítores o abucheos, comunicase a los actores si les gustaba o no lo que veían sobre las tablas. Un ejemplo se encuentra en el gusto de la audiencia por las jácaras, composiciones de carácter popular, a menudo satíricas, que los representantes escenificaban en los entreactos de la actuación principal. El hábito de los asistentes de pedir estas breves piezas a viva voz llegó a ser tal que en muchas de ellas hacían referencia directa a esta costumbre. También en el sentido contrario sabía hacerse oír el público: ante un cambio inesperado en la cartele-

RAQUEL SÁNCHEZ JIMÉNEZ

Investigadora en la preparación de una tesis sobre el dramaturgo del del Siglo de Oro Luis Vélez de Guevara

ra teatral o una representación concreta que no fuese de su gusto, podía llegar a ser tal el nivel de la protesta que los asistentes llegasen a generar destrozos en el local, arrancando asientos o generando daños diversos, según atestiguan algunos testimonios que hoy conservamos. Actualmente, la intensidad

Los sistemas de comunicación en torno a la actividad teatral áurea constituyen la semilla de los complejos modelos comunicativos actuales

de las reacciones ante un contenido determinado resulta evidentemente menor; pero es posible apreciar cómo en ambos procesos comunicativos se encuentran presentes los mismos elementos, así como una retroalimentación que transforma ambas formas en modos de comunicación con una cierta bidireccionalidad. En ambos casos, la expresión del parecer de los públicos ante los correspondientes estímulos es capaz de generar cambios en la sucesiva presentación de estos: al igual que los locales teatrales tenían motivos más que razonables para atender a los gustos de sus públicos y acoger las representaciones preferidas por ellos, los usuarios de las diversas redes sociales, cuando su intención es llegar al mayor número posible de receptores, generan contenidos similares a aquellos que cosecharon más y mejores reacciones. Otro punto de convergencia es la estrategia comunicativa de insertar elementos que, gracias a su amplio conocimiento y difusión entre el público, permiten crear un campo de referencia específico en el cual insertar los motivos presentados. El

las generaciones. La aparición de las obras completas de teatro de José Sanchís Sinisterra y Adolfo Marsillach permite conocer la dramaturgia de autores significativos de dos épocas anteriores. Era necesario, ahora deberían publicarse los textos más interesantes de la producción contemporánea. Llevamos demasiado tiempo sin conocer adecuadamente lo que se hace en el mundo. Este arte extraordinario no muere, este arte doble de la realidad comprende todo el mundo, e incluso en espectáculos fallidos siempre existe algo de lo humano. El dramaturgo director del Festival de Avignon, director de escena y actor, Olivier Py, ha escrito un precioso libro que lo proclama, ‘Les mille et une definitions du theatre’. Un esfuerzo de imaginación que merecía ser traducido y que define toda la inmensidad de este arte de la escena.

teatro clásico recurría con frecuencia al Romancero con este propósito: gracias a la gran popularidad y transmisión de los romances, las referencias a los mismos en las comedias no solo era un elemento muy del gusto de la audiencia barroca, sino que además permitía generar referentes a personajes y situaciones concretas que un espectador que carezca de un adecuado conocimiento de estas composiciones no podrá percibir. Este es un procedimiento que guarda cierta similitud con la estrella de la actual comunicación a través de las redes sociales: el meme. A través de la presentación de un elemento conocido gracias a su difusión masiva, el meme permite establecer una relación entre este y una situación, evento o personaje específicos a los cuales alude, frecuentemente en tono satírico o jocoso. Configura así un campo de referencia manejado por un amplísimo número de usuarios que quedan conectados por el conocimiento común de la relación entre elelemento presentado por el meme y el personaje o realidad a los cuales remite. En definitiva, los sistemas de comunicación en torno a la actividad teatral áurea constituyen la semilla de los complejos modelos comunicativos actuales. Las semejanzas, que no acaban aquí, no deben sorprendernos: al fin y al cabo, el Barroco surgía como la primera cultura moderna y de masas, y la evolución de sus distintos elementos nos ha traído hasta donde nos encontramos hoy.


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Las editoriales dedicadas al público infantil y juvenil multiplican los títulos que quieren impulsar la igualdad de cara al 8 de marzo

Del rincón rosa a los retos de género :: VICTORIA M. NIÑO

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ualquier editorial que ambiciona conquistar al público infantil sabe que hay una edad temprana en la que las niñas prefieren hadas, bailarinas, mariposas y varitas mágicas. Ese universo que las atrapa aproximadamente entre los cuatro y los siete años tiene su nombre en las librerías: el rincón rosa. A la vuelta de otro calendario, muchas de esas niñas rechazan dicho color. Por cierto, una de las autoras más exitosas de literatura juvenil, Ana Alcolea, tiene una novela titulada ‘Odio el rosa’ (Oxford University). Hace ya unos años que las editoriales publican álbumes y biografías de mujeres ilustres. Pero la tormenta del ‘meetoo’ es ya lluvia fina que empapa todo y el mundo del libro no es ajeno a ese filón. No hay sello que se sustraiga a lanzar su título en pro de la

igualdad. Dominan los perfiles o biografías ejemplares. Hay nombres propios que se repiten: Frida Kahlo, Marie Curie y Amelia Earhart, entre las internacionales, y Teresa de Jesús, Clara Campoamor y María Moliner, entre las españolas. Colección Miranda es una apuesta de Edelvives ya rodada. Miranda es una niña que presenta las vidas de «mujeres valientes» como Marie Curie, Jane Goodall, Emily Brönte o Hedy Lamarr. Eso sí, los tonos pastel de los libros en atractivo formato pequeño delatan el intento de ‘empoderar’ a las niñas y el riesgo de granjearse el rechazo de los niños. Es inspiradora la cita de Tácito en sus intenciones: «La ley de la Historia consiste en no decir nada falso, ni omitir nada verdadero». Bruño presenta el próximo viernes el libro que firman dos veteranos, Jordi Sierra i Fabra a la prosa y Violeta

Monreal a la ilustración: ‘16 mujeres muy, muy importantes’. Abren el foco de la historia y comienzan con Cleopatra para terminar con la astronauta Valentina Tereshkova, en medio Juana de Arco, Isabel la Católica o Maria Callas. Anaya abarca a todas las edades en su lista de novedades para el 8 de marzo. Su libro más vistoso es ‘Pioneras. Mujeres que abrieron camino’, escrito por Espido Freire e ilustrado por Helena Pérez,

La tormenta del ‘MeToo’ es ya lluvia fina que empapa todo y el mundo del libro no es ajeno a ese filón comercial

Mujeres que sembraron lectores :: V. M. N.

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ornelia Funke o J. K. Rowling son el último eslabón de una cadena de escritoras que desde el siglo XIX han sembrado el gusto lector de generaciones de niños. Heidi, Pippi Calzaslargas, el Pequeño Lord o Celia son algunos de los personajes salidos de plumas femeninas presentes en millones de infan-

cias. El ensayo ‘Inolvidables. Grandes autoras que escriben para los pequeños’ (Maeva), de la alemana Luise BergEhlers, ayudada en su versión española por Isabel Ocaña. La identificación de la literatura infantil y juvenil con escritoras desde tiempos decimonónicos viene dada por su condición de madres, institutrices y maestras. Sus limitados derechos sociales eran inversamente propor-

cionales a su implicación en la crianza y formación de los niños. Lo primero marcará la lucha de muchas de estas autoras por ensanchar sus libertades y lo segundo supondrá las primeras posibilidades de emancipación económica. El anonimato o el uso de siglas en su nombre fue la solución que proponían los editores para que esos libros no se identificaran exclusivamente con el público feme-

(a partir de 10 años, 15,00 euros, 48 páginas). En el prólogo Freire apunta que es un libro «que habla de mujeres que rompieron un límite» y que «no es casualidad que muchas fueran maestras y que casi todas necesitaran el dominio de las palabra». La escritora bilbaína recupera biografías excepcionales no tan conocidas como la de Beatriz Galindo (Salamanca, 1465), brillante latinista a la que llamaban La Latina y a quien reclutó Isabel la Católica como profesora. Isabel Barreto (Pontevedra, 1567) «primera almirante española» que en plena expedición tomó el mando de su navío porque su marido enfermó y, tras descubrir las Marquesas, logró llegar a Manila. Martina Castells (Lérida, 1852) fue primera médica que se doctoró. Trabajó en el Hospital Militar de Reus y murió tempranamente, a los 31 años por complicaciones en su embarazo.

nino. Así L. M. Montgomery era Lucy May, la autora de ‘Ana de las tejas verdes’, A. Sewell escondía a Anna, que escribió ‘Belleza negra’, o P. L. Travers, a Pamela Lyndon creadora de ‘Mary Poppins’. Louise May Alcott firmó sus ‘Mujercitas’ (1868) como Louise M. Alcott. Este gran éxito mundial gira en torno a cuatro hermanas, cuatro tipos de mujer, que se las arreglan con su madre para sacar su casa adelante en ausencia del padre. Alcott, que no se casó, defendió el derecho al voto de la mujer –se inscribió en el censo aunque no podía votar– y se manifestó contra la esclavitud. Durante la guerra civil, ayudó en los hospitales estadounidenses donde contrajo el tifus, que acabó prematuramente con su

La identificación de literatura juvenil con las escritoras viene dada por su condición de madres y maestras A Lindgren, como a Rowling, le rechazaron su ‘Pipi Calzaslargas’ por la mala educación de la protagonista

vida sin poder gozar de su fortuna. Jean Webster se quedó pronto huérfana y tuvo un protector que la envió a la Universidad. Jean le llamaría ‘Papaíto piernas largas’, protagonista de su ‘best-seller’ de 1912. La vida en los internados comenzaba a aparecer en la literatura juvenil como fuente de aventuras dentro de una comunidad exclusivamente de adolescentes. Un año después la alemana Elsa Ury publica ‘La benjamina’, protagonizada por una niña que quiere estudiar medicina y practica amputaciones en su muñeca. Ury, de familia judía, murió en Auschwitz en 1943. En Suiza nació ‘Heidi’, el canto de libertad escrito por Johanna Spyri, esposa del secretario


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A la izquierda, ilustración de Gamon para el cuento de Ana Alcolea en ‘Como tú. A la derecha, ilustraciones de Helena Pérez para ‘Pioneras’.

Elena Maseras (Tarrrago-na, 1853), primera universi-taria española, tuvo que su-plicarle al rey Amadeo de Sa-boya que autorizara su pre-sencia en el aula para lo quee se emitió una Real Orden.. Fue recibida con aplausos porr sus compañeros pero cuando o viajó a Madrid para obtenerr el título de licenciada se lo de-negaron. La costó pleitear tress años. Carmen de Burgos (Alme-ría, 1867) fue la primera pe-riodista profesional. Esta his-toria la desarrolla más exten-samente Rosa Huertas en ell libro que referiremos des-pués. La chilena Gabrielaa Mistral recibió el primer Pre-mio Nobel para una escritora en español. Entre otras pioneras, Clara Campoamor y Federica Montseny que llegaron al parlamento, Carmen Conde a la RAE, y Anita Carmona, al fútbol. Rosa Huertas, reconocida pluma en la literatura juvenil, ha escrito ‘Mujeres de la cultura’, ilustrado por Eugenia Ábalos (Anaya, 144 páginas, 12 euros, a partir de 12 años). Huertas plantea cada historia en un estilo diferente; a la actriz María Guerrero la entrevista en su casa sobre el Teatro de la Princesa de Madrid, sala que hoy lleva su nombre. A la pintora María Blanchard (Santander, 1881París, 1932) la descubrimos en una exposición que sirve para recorrer las penurias económicas de su vida parisina y a la vez el gran descubrimiento de las vanguardias, el intento de enseñar en Salamanca y el rechazo de un público

Tácito: «La ley de la Historia consiste en no decir nada falso, ni omitir nada verdadero»

que no entendía en 1915 el nuevo lenguaje plástico, y la vuelta al París de sus amigos, Diego de Ribera y Juan Gris. Tuvo que mantener a su hermana y sus hijos, enfermó y murió diciendo «voy a pintar muchas flores». También elige a Carmen de Burgos, ahondando en la defensa de los derechos de la mujer que propugnó en sus debates semanales, en la historia de amor de De la Serna,

en su astucia para escribir dee adecoración en los diarios nao, cionales y, bajo ese manto, n propugnar la emancipación o femenina. Trabajó como corresponsal en Marruecos, escribió libros y fue traicionada por su hija y por su joven protegido, el citado Ramón. Elena Fortún, la ‘madre’ de Celia, muy leída en los años treinta, resucitó en los noventa gracias a la serie de Borau. Mujeres que trascendieron a su circunstancia, a menudo en matrimonios infelices, escribiendo como fue el caso de María Teresa León, que se casó en segunda nupcias con Alberti, o Concha Méndez, que terminó separándose de Manuel Altolaguirre. Fruto de los encargos para la ocasión es el libro ‘Como tú’ en el que Anaya ha convocado a 20 escritores y 20 ilustradores que escriben otros tantos cuentos «por la igualdad». La primera ‘lectora del

Desde la izquierda, Louise May Alcott, seguida de Pamela Lyndon Travers y Jean Webster. Debajo, Ana María Matute y la portada del libro.

cielo’ en África, África una estudianestudian te invisible en un instituto madrileño o un poema hablan de mujeres interpretadas por Raquel Lanseros, Mónica Rodríguez, Fernando Marías o David Lozano. Entre los ilustradores, la vallisoletana Raquel Aparicio. Un álbum más ligero para primeros lectores es ‘Grandes mujeres que cambiaron el mundo’, de Kate Pankhurst (Anaya, 32 páginas, 12,95 euros). Mujeres que se «atrevieron a ser distintas» fueron la escritora Jane Austen o la nadadora Gertrude Ederle –que se empeñó en 1926 cruzar a nado el Canal de la Mancha y la olímpica deportista lo logró al segundo intento. Tardó 14 horas y 30 minutos en recorrer los 56 km, dos horas menos –. La diseñadora Coco

del Ayuntamiento de Zurich, en 1880. Elena Fortún tampoco fue feliz en su matrimonio y lograba evadirse de todo con su personaje ‘Celia’, que empezó a publicar en ‘Gente menuda’, suplemento infantil de la revista ‘Blanco y negro’ en 1929. Escribió relatos para sobrevivir en América la británica Frances Hodgson Burnett y accedió a escribir historias para sus hijos. De ahí surge ‘El jardín secreto’ y ‘El Pequeño Lord’. A Astrid Lindgren, como a J. K. Rowling, le rechazaron su ‘Pippi Calzaslargas’ por la mala educación de la protagonista. No supo barruntar que se convertiría en un clásico, refrendado por la televisión. Judith Kerr escribió ‘Cuando Hitler robó el conejo rosa’ (1971) para explicar

Chanel o la paleontóloga Mary Anning son otros ejemplos. SM opta por recomendar títulos de su catálogo apropiados para defender la no discriminación por sexo del día 8. Los lectores infantiles tienen a su alcance ‘La princesa valiente’, de Begoña Ibarrola, y ‘La princesa aburrida’, de Ana María Romer Yebra. En Primaria, prescriben ‘La Cenicienta rebelde’, de Ann Jungman, y ‘Pandilla rivales’, de Javier Malpica. A los estudiantes de la ESO, se les sugiere ‘De chico a chica’, de Terence Blacker, y ‘Donde los árboles cantan’, de Laura Gallego. Y para los bachilleres, ‘Desnuda’, de Jordi Sierra i Fabra, y ‘La reina negra’, de Llanos Campos Martínez.

la historia de su familia judía a sus hijos. Erika Mann, Enid Blyton, Beatrix Potter, Selma Lagerlöf, muchas han sido las escritoras que han hecho historia con personajes que el mercado ha ido situando en la estantería juvenil. Ana María Matute es un exponente de ese encasillamiento no siempre riguroso. Aunque también la escritora catalana utilizó sus cuentos para comunicarse con su hijo cuando, separada de su marido sin que la posibilidad del divorcio, el niño vivió con su padre. La Premio Cervantes junto con la celebrada Gloria Fuertes son las dos firmas señeras de la literatura infantil y juvenil española escrita por mujeres. El índice de autoras es largo y recordarlas leyéndolas no está de más.


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LECTURAS

TOROS DEL RASO, TOREROS DE CASTILLA Olmedo Cantalapiedra y Cañamero glosan semblanzas del mundo del toreo castellano GONZALO SANTONJA

N

ací en La Pedraja del Portillo, en pleno Raso del Portillo», empieza Julio César Olmedo Cantalapiedra, que en sus «primeros años jugaba rodeado de antiguas casas y viejos corralones» por cuyos moradores pretéritos y sus viejas historias se preguntó siempre, «pero nadie lo sabía». Y así, espoleado por la curiosidad, andados los años se aventuró por archivos, desempolvó viejos legajos, repasó testamentarias, consultó a sus mayores y poco a poco fue desentrañando la urdimbre de su propia historia familiar, que es la de las míticas ganaderías de bravo del Raso del Portillo, antaño y hasta hace relativamente poco tiempo extendidas entre el Duero y el Cega por los términos de Portillo, Boecillo, Aldeamayor de San Martín, Aldeamayor de San Miguel y La Pedraja de Portillo y de las que en la actualidad solo subsisten los santacolomas y los dómecq (ramas llevadas por separado) de la familia Gamazo, saga ganade-

ra con cerca de ciento cuarenta años de historia ininterrumpida y cuyos astados, disputados en las plazas de Francia, increíblemente resultan ninguneados aquí. Olmedo Cantalapiedra ha desvelado una historia que se remonta a finales del siglo XVI, con familias como la suya, los Monroy, los Manzano, los Prado, los Arévalo, los Valdés, los Presencio o los Baquerin, que se casaban entre sí, criando astados de prestigio durante un par de siglos. Trabajo memorable, el autor, novel en lides librescas, ha reconstruido minuciosamente unos árboles genealógicos fundamentales y ha rescatado multitud de anécdotas sabrosas: por ejemplo, la de aquel ‘Aldeano’ de los Presencio, anunciado como «el asombro de cuantos lo han visto», que el 7 de octubre de 1906 se adueñó del ruedo vallisoletano, derribando jinetes y desbordando a los diestros, de modo que los aficionados, impresionados por su bravura, impondrían su retorno a la dehesa. O la revuelta desencadenada a mediados de agosto de 1924 en Aldeamayor de San Martín cuando el alcalde, pecando de imprudente al suspender un festejo de vacas bravas, provocó el amotinamiento de los vecinos, tumulto cuyo apaciguamiento requirió la intervención de todo un destacamento de la Guardia Civil. Pero además de la peripecia de aquellas ganaderías, el autor recupera la intrahistoria de la vida cotidiana en El Raso del Portillo desde el si-

Santiago Martín ‘El Viti’. glo XVIII hasta principios del XX a partir de la información extraída del catastro de Ensenada, el diccionario de Madoz y fuentes orales; repasa

el proceso de desecación de lagunas como las del Compás o el Raso, humedales salitrosos en los que crecía una hierba muy nutritiva; se de-

HISTORIA INCLUSO HUMANO ENTIENDE Shaun Tan (‘El árbol rojo’, ‘Emigrantes’, ‘Cuentos de la periferia’) nos tiene acostumbrados (si es que la metáfora y el pensamiento profundo pueden convertirse en costumbre) a potentes creaciones en las que la lírica hace de puerta a planteamientos sociales críticos e inquietan-

tes. En ellos, relatos sencillos, casi minimalistas, se convierten en suerte de iceberg para seguir comprendiendo. Este es, una vez más, el caso de ‘Cigarra’ (imposible no acordarse de Gregorio Samsa al enfrentarse al sinsentido de la alienación en el edificio de la multinacional de turno), en el que el

LA HERENCIA PERDIDA. EL RASO DEL PORTILLO Julio César Olmedo Cantalapiedra, Valladolid, 2018. 246 pp., 15 euros.

Galería de toreros

LITERATURA INFANTIL Y JUVENIL

:: SUSANA GÓMEZ

tiene en el cultivo de la rubia, componente esencial del tinte rojizo durante tiempo usado por los pañeros; y examina las particularidades de la desamortización. En definitiva, Olmedo traza un panorama global sumamente atractivo, informado, curioso y ágil con el que, dando respuesta a aquellas preguntas que poblaron de misterio su infancia, recupera la historia de una herencia perdida de interés general.

australiano afronta (y, de paso, nos hace afrontar) una poderosa reflexión sobre el mundo empresarial, la resiliencia, la posibilidad de transformación –metamorfosis, diríamos aquí–, la vida en fin. Todo ello desde un texto en el que se suprimen artículos y otros determinantes, como si el tac-tac que lo

acompaña (a él y a la vida de Cigarra) incidiera en la intencionada frialdad de esta «Historia buena. Historia simple. Historia incluso humano entiende. ¡Tac, tac, tac!». Y así, entre la grisura, la explotación, la cosificación del empleado que es Cigarra, las palabras adquieren un ritmo extraño por hipnótico, una

Al contrario que el novel Olmedo, Cañamero es un periodista y escritor taurino de referencia, autor de biografías imprescindibles de diestros de leyenda, como El Viti o Julio Robles, de estampas hondas del campo charro, de crónicas, reseñas y críticas solventes (a veces demasiado en puntas), muy apreciado por los aficionados y no tanto por algunos de los que mueven los hilos de lo hemos dado en llamar «el sistema», quienes posiblemente quisieran saber menos leída su página web (’Glorieta digital’), a través de la cual revela tejemanejes, expone análisis y expresa opiniones nada acomodaticias. En esta obra Cañamero traza cincuenta semblanzas, encabezadas por las del bejarano Julián Casas del Guijo ‘el Salamanquino’, estudiante de Humanidades y Medicina que enseguida dejaría los libros para ponerse el mundo literalmente por montera, triunfar en los ruedos (españoles y peruanos) y terminar sus días como ganadero; y Pacomio Peribáñez, muy querido en su Valladolid natal, que vio morir a su lado, vestido de plata, a su hermano Tomás y que sufrió varios percances de gravedad, hasta el extremo que a resulta de uno de ellos (en Madrid, con los terribles astados de Olea) llegaría a ser tenido por muer-

TAUROMAQUIAS DE CASTILLA. GRANDES TOREROS DE CASTILLA Y LEÓN EN EL SIGLO XX Paco Cañamero, Valladolid, 2018. 246 pág, 15 euros. Prólogo de José Luis Lera. Salamanca, Kadmos, 2018. 286 pp., 20 euros.

to. Ellos y los Amorós fijan unos primeros tiempos cuyo cenit marcó el sepulvedano Victoriano de la Serna, amigo de pintores como Ignacio Zuloaga o Carlos Ruano e inventor de pases como «el de las flores», al decir de Belmonte maestro de maestros y espejo en el que se miraría el infortunado Víctor Barrio. Y si estos son los primeros, los últimos resultan Manolo Sánchez, con tardes memorables en su haber, Óscar Roberto ‘el Millonario’, que incluso probó fortuna en las corridas sin muerte de California y en Tokio, José Ignacio Ramos, Andrés Sánchez y José Ignacio Sánchez, diestros que, retirados hace poco de los ruedos, siguen en activo en calidad de apoderados, veedores o directores de escuelas taurinas y aún como ganaderos, porque José Ignacio Sánchez tiene en sus ma-


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nos las riendas de Pedraza de Yeltes. Y en fin, ahí está David Luguillano, el último eslabón por ahora de la saga inaugurada por su tío Santiago Castro. Así pues, galería de semblanzas entre las que se encuentra de todo, desde promesas contenidas y diestros llenos de posibilidades que no llegaron a cuajar hasta toreros en figura, cual Roberto Domínguez y en especial el trío de leyenda del campo charro: Julio Robles, cuya carrera de gloria terminó desdichadamente en Beziers cuando ‘Timador’ le causó daños medulares irreversibles; Pedro Gutiérrez Moya ‘el Niño de la Capea’, que rompió el cerco de la pobreza y rescató a su familia de la miseria para conquistar la cabeza del escalafón en todo el planeta taurino; y Santiago Martín, el legendario Viti, sin exageraciones uno de los hitos intemporales del arte de los temblores, casi dos décadas al frente del escalafón y para siempre en la cúspide de la historia de la Tauromaquia, que en Barcelona se vistió de luces nada menos que ciento veinticuatro tardes y en Palma de Mallorca se ganó el sobrenombre de ‘el Torero de la isla’. Cañamero escribe sin concesiones a la retórica ni a los circunloquios, centrando con sentido trayectoria del medio centenar de toreros castellanos fundamentales del siglo XX. Cargado de razón, Ortega y Gasset sostenía que no se puede comprender bien la historia de España, desde 1650 hasta hoy, sin conocer y entender las corridas de toros. Pues bien, ese conocimiento y esa explicación, en las partes que corresponden, se encuentran en este libro.

CIGARRA Shaun Tan. Barabara Fiore Editorial. 32 págs. 18 euros. Edad recomendada: a partir de 12 años.

belleza metálica por dura y fría, entre imágenes al óleo grises como la geografía laboral que retratan. Y es que, como declara el propio Tan,

DE LA LITERATURA CATALANA ESCRITA EN CASTELLANO Sergio Vila-Sanjuán repasa seis siglos de cultura en su obra ‘Otra Cataluña’ ANGÉLICA TANARRO

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n estos años, se ha hablado en ocasiones, menos de las necesarias, de que en el proceso independentista catalán ha faltado el relato de la otra parte, de la que podría poner de relieve la historia común. En ese relato tiene una importancia decisiva la cultura, y Sergio Vila-Sanjuán, uno de los periodistas culturales de referencia en el país, responsable del suplemento Culturas de ‘La Vanguardia’, que combina esta labor con la escritura de novelas y ensayos, viene a cubrir en parte ese vacío con su último libro, ‘Otra Cataluña’, en el que repasa seis siglos de cultura catalana en castellano, la que la mirada interesada del nacionalismo miope ha intentado minimizar, cuando no ocultar por completo. Vila-Sanjuan traza el mapa cronológico de la historia de la literatura catalana en castellano que comienza con Enrique de Villena (1384-1434), «último superviviente por línea directa masculina y legítima de los primeros condes de Barcelona» y su ‘Arte de trovar’ y concluye con una serie de autores contemporáneos desde Eduardo Mendoza a Salvador Pániker, en un

«las cigarras pasan hasta diecisiete años en el subsuelo antes de salir a la superficie para avasallar a sus depredadores, reproducirse y morir en un glorioso y breve periodo de tiempo». Después… después queda a la reflexión del lector un final abierto en interpretaciones y supervivencia (la cigarra no necesita de las ‘redes de suicidio’ con que algunas multinacionales circundan sus rascacielos impolutos) y (bienvenida sea) la refrescante vocación de profundidad que lanza al centro de estos tiempos de pensamiento fugaz y más que liviano.

capítulo en el que hace una selección necesariamente restringida, como él mismo advierte, de algunos de los escritores con más prestigio y en la que figuran nombres incontestables como, además de los citados, Enrique Vila Matas, Eugenio Trías o Esther Tusquets. Como si de una crónica periodística se tratara (el propio autor ha calificado el libro como ‘crónica introductoria’ y en ese sentido son importantes las citas bibliográficas situadas al final de cada capítulo que invitan a profundizar en este viaje) Vila-Sanjuán expone y documenta los ‘hechos’, en este caso la rica producción literaria de autores catalanes en castellano a lo largo de seis siglos y desmiente la afirmación tantas veces repetida por el nacionalismo de que el uso literario del castellano en Cataluña fue siempre una imposición externa, (sin dejar de reconocer lo obvio, la represión que sufrió la lengua catalana durante el franquismo) como no lo fue tampoco desde el punto de vista de la edición. En el capítulo ‘Barcelona, capital editorial’ el autor se pregunta de dónde arranca el hecho de que la ciudad sea «la capital editorial de los países de habla hispana», una vocación que toma forma en el siglo XVI, y cita al historiador Manuel Peña Díaz, autor de una ‘Historia cultural de la Barcelona del Quinientos’ que afirma que «La castellanización de la cultura catalana en el siglo XVI no fue impuesta desde el exterior. Fue fruto de los intereses crematísticos de los impresores y libreros barcelone-

Sergio Vila-Sanjuán. :: HENAR SASTRE ses que imprimían y distribuían libros en castellano para poder competir en el mercado español». Al mundo editorial volverá en el siglo XX para referirse a las distintas ‘galaxias’ que pusieron a Barcelona en el centro de la edición en español (las editoriales Destino, Planeta, Barral, Bruguera…) y a sus autores de referencia.

OTRA CATALUÑA Sergio Vila-Sanjuán. Historia de España. Destino. 368 páginas. 19.90€

El mero relato de los acontecimientos sirve para iluminar el pretendido lado oculto de la luna, oculto no por falta de relevancia sino por intereses políticos ejemplificados en unas declaraciones de un director general de uno de los gobiernos de Pujol acerca de que la cultura catalana en castellano «es fruto de una anormalidad y una excepcionalidad que no se deberían consolidar». Para contradecirlo están a lo largo de la historia las obras de figuras señeras y de tan distinta condición como Juan Boscán, Jaime Balmes, Federica Montseny, Eduardo Marquina o Ignacio Agustí, junto a otros menos conocidos y lejanos en el tiempo como Estefanía de Requesens o más recientes como Piferrer autor del primer volumen de la célebre obra ‘Recuerdos y bellezas de España’. Ya en nues-

TANTAS COSAS POR CONTAR Y SER… TANTAS HISTORIAS :: S. G. Anita inventa barcos en cajas de cartón y castillos con sábanas y almohadas. Anita ha sido una niña en el fondo del mar; un niño criado por los lobos; el héroe de todas los cuentos de hadas; una Anita en el País de las Maravillas. Anita tiene conversaciones con los pájaros en el alto de los árboles y viaja

volando a donde y cuando quiera. Anita ha aprendido a no hacer ruido si juega muy de mañana, a que las aventuras son muchas, a que hay amigos que viven en la calle y otros… en los libros. Por eso los días son tan cortos y las alas tan altas. Por eso hay tantas cosas que vivir, que hacer y que leer… Porque la imaginación es

ESTA ES ANITA Sara O’Leary y Julie Morstard. Editorial Blackie Books. 32 págs. 15,90 euros. Edad recomendada: de 4 a 6 años.

tros días, nombres como Carmen Laforet, Ana María Matute, Jaime Gil de Biedma, los Goytisolo o Juan Marsé ejemplifican a esos autores que por el hecho de escribir en castellano no pueden considerarse menos catalanes (¿lo serían paradójicamente los integrantes de la llamada Escuela de Barcelona y su brillante lugar en la poesía reciente española?), y que coexisten con otras figuras incontestables de nuestras letras como Manuel Vázquez Montalbán o Pere Gimferrer que han desarrollado su obra indistintamente en catalán y castellano. Vila-Sanjuán no solo se ocupa en este viaje de los géneros ‘clásicos’ de la literatura, sino que amplía necesariamente el foco hacia las escrituras del yo, los ensayos históricos o los tratados filosóficos y morales. Tampoco olvida algunos fenómenos literarios que han tenido mucho peso en la cultura española y que, de alguna manera, se relacionan con Cataluña, desde los capítulos barceloneses de El Quijote al ‘boom’ de la literatura hispanoamericana, con muchos de sus autores afincados en Barcelona, pasando por un hecho menos conocido como la iluminación de Ignacio de Loyola en Manresa y su retiro cerca de Montserrat, donde comienza a escribir sus ‘Ejercicios espirituales’. Estamos ante una obra que aúna erudición y divulgación, que calificaría de necesaria si no fuera un adjetivo demasiado manido últimamente. El libro se estructura en torno a breves capítulos que arrojan luz sobre los hitos principales de las distintas etapas de la literatura catalana en castellano y que hacen aún más amena la lectura, junto a las ya citadas reseñas bibliográficas que son una invitación a seguir profundizando en un conocimiento sin duda apasionante para letraheridos.

grande y ancha como una habitación y un cielo de relatos infinitos, y los colores sobre fondo blanco se despliegan en las páginas que habita con la delicadeza de la magia, la aventura de lo literario. Y porque en la historia de Anita, contada a trazos breves y delicadas imágenes, la cotidianidad de una niña (tan parecida a la de sus lectores) convive con los sueños, los juegos, las palabras y otros misterios, en un universo sencillo y dúctil en el que caben todas las (buenas, inacabables, fascinantes…) historias por contar y ser.


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LOS LIBROS MÁS VENDIDOS FICCIÓN ‘Toda la verdad de mis mentiras’. Elisabet Benavent. Suma de Letras ‘Una prueba de amor’. Megan Maxwell. Planeta ‘Yo, Julia’. Santiago Posteguillo. Planeta ‘El zorro’. Frederick Forsyth. Plaza & Janés ‘Serotonina’. Michel Houellebecq. Anagrama

USO Y NORMAS DEL CASTELLANO MARÍA ÁNGELES SASTRE PROFESORA DE LENGUA ESPAÑOLA EN LA UVA

PALABRAS PARA UNA CAMPAÑA tados’», «una fuerte ‘división’ entre los partidos de izquierda y de derecha». Se trata de ‘romper’ los dos bloques, el ‘eje izquierdaderecha’. Para ‘romperlo’, nada mejor que «un ‘combate’ en el que uno parte como favorito». La precampaña ya ha empezado en estos términos: «llevar el debate al ‘combate’ contra el independentismo» aunque «el eje de la campaña es la ‘discusión’ izquierdaderecha». La derecha pondrá el foco en el «‘combate’ contra el secesionismo». El líder de Ciudadanos «ve claro que su verdadera ‘batalla’ es por ganar al PP». «Casado, en su ‘pelea’ por frenar la ‘sangría’ hacia VOX». Los líderes territoriales «se volcarán en el ‘cierre de filas’ con la convocatoria del 28 de abril». Casado planteó las elecciones

como una ‘batalla’ entre dos ‘frentes’, «como una pugna entre liberales y conservadores» donde importante es lo que sumen ‘los bloques’. Puigdemont y el PDe CAT «‘afrontan’ ‘en pie de guerra’ la convocatoria electoral». El PSOE confía en ‘morder’ al partido de Rivera. En la campaña, dado que se ha consegui-

Los expertos en comunicación política lo saben, lo mejor es la radicalización de los respectivos electorados

do «‘tumbar’ al Gobierno de Sánchez», provocando una «‘traumática’ salida del poder», «todas las ‘baterías’ ‘apuntarán’ a Pedro Sánchez» y ‘saltarán por los aires’ adjetivos para ‘descalificar’ al ‘enemigo’ político (‘felón’ es un buen ejemplo); harán uso de expresiones dignas de las mejores ‘guerras’ y todo se convertirá en un ‘ataque frontal’ y personal al considerado como enemigo político. La ‘batalla’ ha empezado y será durísima. Parece que todo el mundo está de acuerdo en que los dos ‘bloques’ están ya prefijados; al menos con ello trabajan. Así que ahora la clave está en ‘movilizar’ a los votantes porque es una cita tan ‘fragmentada’ que cada voto contará. Por eso apelan «a la ‘movilización’ de toda la ciudadanía» mediante «una colérica llamada a rebato ‘contra el enemigo’». «Necesitamos una ‘movilización’ para frenar lo ocurrido en Andalucía», dicen unos. Y otros: «El 28 de abril habrá una ‘movilización’ histórica». Pero este escenario tan ‘fragmentado’ (votan todos los españoles) «hará mucho más difícil ‘la contienda’». Duro, ¿eh? Y mucho más que tengo anotado. Los expertos en comunicación política saben que lo más efectivo es crear estados de ánimo. Cuantas más guerras, mejor; lo mejor es la radicalización de los respectivos electorados. ¿El fin? El acceso al poder como un fin en sí mismo (la codicia del poder). O conservarlo, claro. ¿Cómo? Con la derrota del contrario (lo único que importa es que ganen los nuestros) ¿Con qué armas dialécticas? Con la descalificación y el insulto. Cuánto belicismo. Con tanta ‘discrepancia’ y ‘confrontación’ he echado de menos palabras como ‘diversidad’, ‘consenso’ u ‘opciones alternativas’.

 LO VAS A LEER

l presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, haciendo uso de una prerrogativa que le corresponde en exclusiva, anunció el pasado 15 de febrero su intención de disolver las Cámaras el próximo 5 de marzo y convocar elecciones el 28 de abril. Las reacciones a esta noticia no se hicieron esperar: los medios de comunicación aumentaron automáticamente el espacio informativo y de opinión dedicado a la política nacional. Yo pensaba –ilusa de mí– que estos espacios informativos pondrían el foco en la consecuencia más inmediata del anuncio del presidente del Gobierno: que los ciudadanos tendrán ocasión de decidir sobre la renovación de la gran mayoría de las instancias de poder político en España. Nada más lejos de ello. Lo que me encontré fue un ‘escenario’ bélico en toda regla. Estamos en guerra. Pasen y vean (el resalte entre una comilla es mío): La convocatoria de elecciones generales fue anunciada por el presidente «dos días después de la ‘derrota’ de su proyecto de Presupuestos en el Congreso», favorecida por una ‘rotura de alianzas’, entre ellas la «‘ruptura’ con los secesionistas catalanes». La causa de la ‘contienda’ es la ‘fragmentación’. En un titular leemos que «Sánchez abre la ‘pugna’ electoral más incierta y ‘fragmentada’»; y en el cuerpo de la noticia se habla de «una precampaña electoral de resultado incierto y marcado por la ‘fragmentación’ del mapa político». «España nunca votó con un espacio electoral tan ‘fragmentado’», «un panorama más ‘fragmentado’ que nunca». En las urnas «‘se enfrentarán’ ese día ‘dos bloques muy definidos’». «España, ‘enfrentada en dos bloques’», «‘dos bloques enfren-

‘Los asquerosos’. Santiago Lorenzo. Blackie Books

NO FICCIÓN ‘Manual de resistencia’. Pedro Sánchez. Península ‘Cómo hacer que te pasen...’. M. Rojas. Espasa ‘Diccionario de las cosas que no...’. Risto Mejide. Espasa

#EL MISTERIO DE ARDLAMONT

‘Sapiens. De animales a dioses’. Y. Noah Harari. Debate

Daniel Smith. Larrad Ediciones. 320 páginas. 21,50 euros.

‘El cerebro que cura’. Álvaro Pascual-Leone. Álvaro Fernández Ibáñez y David Bartrés-Faz. Plataforma Editorial ‘Maestros de la costura’. Varios autores. Espasa ‘Los secretos de Youtube’. TheGreft. Martínez Roca

INFANTIL Y JUVENIL A doctor for my doll. Graciela Castellanos, Alejandra Viacava. Almadraba Todas las mamás molan... ¡pero la mía más! Carmen Dolz. Edebe Mi superabuela. Marta Cunill. Beascoa El Club de las Zapatillas Rojas 13: Hoy por ti, ¡tomorrow también! Ana Punset. Montena

Bell y Littlejohn son dos médicos forenses que en 1893 tienen que hacer frente a la investigación de una misteriosa muerte. El cadáver de un joven ha sido hallado en una campiña escocesa, después de sufrir un tiro. La conclusión oficial dice que se ha suicidado. Las dudas planean sobre las personas que lo acompaña-

ban en la cacería, con jugosos réditos de un seguro de vida de por medio, e incluso líos familiares y amorosos. ¿Se pegó un tiro la víctima? ¿Fue asesinado? El libro es un ensayo sobre la reconstrucción de este caso real, con la investigación llevada a cabo por los forenses que servieron de inspiración a Conan Doyle para dibujar a su personaje Sherlock Holmes y sus técnicas deductivas. Un texto sobre los orígenes de la criminalística aplicada a un caso concreto.

#OCEANOGRAFÍA DEL TEDIO Eugenio D’Ors. Editorial Polibea. 10 euros.

Lo mejor es saltarse el prólogo (tan redicho) y lanzarse de lleno al cogollo de esta ‘Oceanografía del tedio’, una colección de glosas, de textos casi poéticos, escritos en 1915 y publicados tres años después. Aquí hay una selección de ellos, depurados para conformar na experiencia potente. El autor se convierte en paciente

Más reseñas en el Instagram @lovasaleer

de un curioso tratamiento: descansar, reposar, tumbarse al solete y allí pasar las horas remolonas. Eso es lo que cuenta. Y el lector se contagia de la parsimonia. Cuando no hay nada que hacer, lo sentidos se agudizan: el olor a tierra, el zumbido de una mosca, las formas de las nubes. Esa sensación de que no pasa nada y pasa todo. Hasta que ocurre algo y la mirada del narrador se cruza con la de una mujer. Y entonces... Un libro breve e iluminador.

VÍCTOR M. VELA


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CARLOS AGANZO

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Delicia de las horas de Carvajal

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elicia de la hora / que, mínima, se ofrece, / a los ojos y asoma / entre los chopos leves…». Así brinda con Jorge Guillén el poeta de Granada Antonio Carvajal. Y lo hace desde el apartado ‘Los misterios gozosos’, incluido en su libro ‘De un capricho celeste’. Delicia de la hora compartida por Carvajal con Guillén, pero también con Juan Ramón, con Aleixandre, con Lorca, con Cernuda, con Alberti, con Miguel Hernández. Los críticos le incluyen en la Generación del 70, o del 68 si nos dejamos seducir por el mayo francés. En ese grupo generoso que envuelve a los novísimos y que pasa por encima de la pírrica selección de Castellet con nombres como los de Juan Luis Pane-

ro, Justo Jorge Padrón, José Miguel Ullán, Antonio Colinas o Jenaro Talens. Pero a mí siempre me ha parecido que Carvajal, en la ética y en la estética, está más cerca del 27 que del 70. Que tanto su trabajo en la Universidad de Granada como su propia poesía son un puente entre dos generaciones tan distantes. Por eso parece que le cae bien a Carvajal publicar ahora su poesía recopilada con el sello de la Fundación Jorge Guillén. Recopilada, que no completa (eso que en el mundo anglosajón se conoce como ‘collected poems’). Recopilada y revisada antes que crítica, como enseguida nos hace ver José Luis López Bretones, el editor de los dos volúmenes que constituyen ‘Extravagante jerarquía (1968-

2017)’. Para que los poemas hablen por sí mismos. En realidad, una ampliación hasta nuestros días de aquella ‘Extravagante jerarquía’ que Hiperión dedicó al poeta granadino en 1983. En esta ocasión desde esos lejanos ‘Tigres en el jardín’, de 1968, hasta prácticamente sus últimos poemas, incluidos los que conforman ‘Un girasol flotante’, con el que Carvajal consiguió el Premio Nacional de Literatura y el de la Crítica de Andalucía en 2012. Vista así, en su conjunto, la obra de Antonio Carvajal es apabullante. Apabullante en su personalidad y en su acento propio, pero también en la riqueza compartida con todas aquellas manifestaciones artísticas con las que se ha ido rozando su vida a lo largo de

Antonio Carvajal. :: I. FDEZ. los años. Lecturas de otros poetas, por supuesto, pero también música y artes plásticas. Y naturaleza, y personas, y jardines interiores. Una poesía en permanente estado de vibración ante la belleza. Ante las bellezas. Un estado constante de excepción poética

Delmira Agustini o el ardor

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o había llegado todavía esa novela de Vladimir Nabokov, ‘Ada o el ardor’, que tanto le gustaba a Umbral. La uruguaya Delmira Agustini (1886-1914) fue una gran poeta modernista, llena de ardor y pasión, lo que todavía no se veía bien en el sexo femenino, pese a poetisas anteriores como nuestra Carolina Coronado. Delmira (que tuvo pasión por la poesía de Rubén Darío, que escribió un pórtico para el mejor de los libros que Delmira edi-

tó en vida, ‘Los cálices vacíos’ de 1913) es una mujer culta, enormemente sensible, y enormemente entregada a su pasión por los hombres. Es curioso que pasaran por cursis o por excesivas, mujeres que al expresar el deseo carnal –como Delmira– se adelantaban a su tiempo. Muchas denostaron –creo que injustamente– la voz ‘poetisa’, precisamente por estas mujeres que se atrevieron. Junto a su lírica dominada por Eros, y que casi pone brillante punto final al sonoro batintín mo-

dernista, a Delmira Agustini se le suponían muchas aventuras sentimentales y un cierto desarreglo emocional, por ese visceral erotismo sonoro y simbolista: «Tu amor, esclavo, es como un sol muy fuerte:/ Jardinero de oro de la vida…» Delmira –con todo esto y su valor de poeta– se casó en 1913 con un hombre, Enrique Reyes, al que amaba. Pero acaso enamorada de nuevo, abandonó a su marido tres meses largos después del matrimonio. En una escena que sue-

na cerca, algo después (Delmira tenía 27 años) su exesposo la apuñaló, dándole muerte y él se suicidó después. «Nihil novum». La vida apasionada de Delmira ocultó un poco a esta gran poeta cuya obra recupera hoy Visor , ‘Poesía completa. (19021924)’ en edición y prólogo de Mirta Fernández dos Santos. Se incluye un libro póstumo –editado diez años después de su asesinato– titulado ‘Los astros del abismo’. Creo que, en términos amplios, lo mejor de Delmira si-

que le ha llevado a frecuentar con inmensa naturalidad las cimas del barroco, tratando de utilizar todos los recursos a su alcance (los heredados más los creados por él mismo) a la hora de expresar la magnitud del encendimiento. Es decir, la belleza como proyección vital. La belleza como revolución. Una moral de lucha «por una vida más bella, más justa, siempre sagrada». El acervo riquísimo de la lengua castellana puesto al día en la hora deliciosa del presente. Todo ello con una fórmula muy particular, donde el poeta integra lo más alto de la creatividad de los hombres y lo más duro de su condición; el humor delgado y la ternura extraña; la finura contenida del gesto frente a la sacudida espiritual.

SATURNALES LUIS ANTONIO DE VILLENA

gue siendo ‘Los cálices vacíos’, un adiós a su vida y en cierto modo un adiós a la poética modernista, que muy poco después (Darío muere en 1916) comienza a moverse en distintos rumbos de cambio y vanguardia. Desde ‘El libro blanco (Frágil)’ de 1907, la joven Delmira Agustini ya es alguien en el rico sonar –y solar– modernista. Pero crece-

Y siempre al hilo, al filo del compás. Es decir, del pulso. Porque nada ha dicho Carvajal como profesor de Métrica en la universidad que no se haya aplicado a sí mismo: «Una poesía carente de ‘melos’ ha sufrido una amputación traumática en su propia esencia». Así su ‘métrica expresiva’, frente a ‘métrica mecánica’ del puro conteo silábico, inunda de contenido las viejas y las nuevas formas, las transforma en vehículo de la palabra como signo mayor del hombre. Del hombre como animal cadencioso. Tanto que, cuando el poeta ha trabajado con músicos como Antón García Abril, como Gustavo Yepes o como José García Román, uno siempre ha tenido la tentación de preguntarse: ¿quién pone la música a quién? Volvemos a Guillén para hablar, quizás, del mismo empeño de Antonio Carvajal: «El mundo tiene cándida / profundidad de espejo. / Las más claras distancias / sueñan lo verdadero».

rá mucho. No es culpa suya –lo pagó muy caro– el hecho de que su expresión rica de pasión y ardor, y el anecdotario de su vida, hayan ocultado no pocas veces a una estupenda poeta siempre joven, que justamente retorna ahora. Delmira no es el tono (por lógica) de otras uruguayas célebres como Idea Vilariño o la hoy anciana Ida Vitale. Es otra cosa. La pasión de una mujer. Pero ¿no habría de ser eso precisamente un gesto muy nuevo, en una poesía donde nunca falla la calidad? Darío lo escribió: «De todas cuantas mujeres hoy escriben en verso ninguna ha impresionado mi ánimo como Delmira Agustini.» Sabía lo que decía.


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Director: Ángel Ortiz Coordinador: Chema Cillero

PANTEÓN DE PLATA

‘LA HORA DEL LOBO’ (‘VARGTIMMEN’) INGMAR BERGMAN, 1968

Espiral de locura EDUARDO ROLDÁN

Fotogramas de ‘La hora del lobo’ con Max von Sydow y Liv Ullmann.

C

onsiderado el único film de terror que hizo Bergman –afirmación discutible: he ahí el terror sociológico de ‘El huevo de la serpiente’, o el metafísico de ‘El séptimo sello’–, no espere el espectador encontrar en ‘La hora del lobo’ goznes que chirrían, colmillos que gotean ni fantasmas ululantes. Se trata de un terror mucho más visceral, por anclarse en el ámbito íntimo y nutrirse de fantasmas comunes: el drenaje del amor, la zozobra existencial, la posible pérdida del juicio. Ya desde el título se hace referencia a estas zonas oscuras: la hora del lobo, según el propio protagonista, el pintor Johan Borg (Max von Sydow), explica a su esposa Alma (Liv Ullmann), es la hora límite entre la noche y el día, justo antes del amanecer, cuando el sueño es más

profundo y las pesadillas más reales, cuando más gente muere y –también– más niños nacen. (Nota: Alma está embarazada). La hora del lobo es pues el revés del rayo verde de Rohmer: ninguna templanza, ningún confort satisfecho por haber cumplido con la jornada. Pero para que se materialice el lobo, antes hay que descender a los infiernos. El descenso es la narración de Alma, basada en las notas del diario de Johan y en sus propios recuerdos, de un verano que la pareja pasa en una isla sin otros habitantes que un grupo de aristócratas que viven en una mansión en la otra punta. Ya en el arranque aparece el primer hallazgo formal: Alma, para su relato, quiebra la cuarta pared al posicionarse frontal a la cámara (al espectador que mira), subrayando de este modo

Bergman el tono confesional y así incrementando la veracidad de los hechos que a continuación se expondrán. Es una pareja feliz: «Quiero hacerte un retrato», dice Johan con voz de joven tonto enamorado; la puesta en escena subraya el estado apacible: ella le da un masaje cariñoso, la fotografía –del indispensable Sven Nykvist– rehúye la saturación, los encuadres son amables, como pinturas naturalistas en blanco y negro. Pero bajo la superficie laten aguas turbulentas. Johan atraviesa una crisis creativa que pronto desborda el marco de sus lienzos y desata los rincones más recónditos de su psique. En lugar del retrato marital, comienza a abocetar los de extrañas figuras con las que se ha topado mientras pintaba en la playa; el insomnio lo domina por las noches y el alcohol lo domina por el día; un

El asesinato del niño es la escena más original y poderosa de la cinta, y no por lo que muestra, que no se ve, sino por el recurso utilizado

muro de silencio más y más espeso lo cierra a los intentos de aproximación de Alma. Quien tampoco está libre de apariciones; es la de una vieja mujer envuelta en blanco la que le habla del diario que Johan esconde, e impele a Alma a leerlo. Y Alma lo lee. Desde este momento, el relato se despliega en dos esferas: los encuentros que Johan tiene sin que esté presente Alma se muestran tal y como el diario los registra (o con mayor precisión, como Alma dice que el diario los registra); los encuentros que tiene la pareja, como la memoria de Alma los recuerda, pero tampoco de esta, y mucho menos dada la atmósfera que envuelve a esos encuentros, podemos fiarnos con completa seguridad. Dos son los encuentros de Johan que marcan los puntos de inflexión de su locura. El

primero con una mujer y el segundo con un niño. Baste decir que desnuda y toma a la mujer y mata al niño. El primero se repetirá, sellando el descenso de Johan al infierno, como espejo oscuro: el aire libre transmuta en sótano o pieza opresiva, la intimidad en espectáculo para la diversión burlesca de un público cruel (los citados aristócratas). El naturalismo ha cedido paso al expresionismo más excesivo: sofocantes primeros planos, ojos del tamaño de pelotas golf, maquillaje grotesco en lugar de piel bañada por el sol; una realidad dislocada, fragmentada, cubista, que recrea la descomposición mental de Johan. El asesinato del niño (recordemos: Alma está embarazada) es la escena más original y poderosa de la cinta, y no por lo que muestra, que no se ve, sino por el recurso utilizado. Nykvist filma el suceso en negativo, con unos blancos saturados que enceguecen, casi repelen, y que a la vez confieren pureza, adanismo, alumbrando el conjunto una suerte de infierno celestial, valga la contradicción. Pero lo más terrible no es la acción de Johan. Lo más terrible, el verdadero horror de ‘La hora del lobo’, es la respuesta de Alma: acepta la muerte del niño casi como un accidente cotidiano, preocupada solo por la manera en que puede afectar a la estabilidad de su marido. Un horror tanto más terrible porque no es aislado. Más tarde, tras un suceso análogo que pone en peligro su propia vida, ella lo toma con una naturalidad desarmante, justificando a Johan que no es Johan sino Johan alucinado, angustiada por el destino: ¿qué será de él? ¿Seré yo la culpable de su condición? El personaje de Alma, en la superficie el sostén, el eje sereno de una tribu en la que cada cual es marioneta de sus propios demonios, tiene el trastorno más hondo e incurable: el de la entrega absoluta e incondicional al ser amado. Johan es la obsesión de Alma, una obsesión tanto más peligrosa por cuanto que la ha internalizado de tal forma que no puede percibirla, una obsesión por la que daría la vida sin dudarlo, pero sin dudarlo porque ni siquiera se plantearía no darla. Al final, de nuevo cara a cara con el espectador, se pregunta si habría protegido mejor a Johan si no le hubiera amado tanto. Parece, pues, que hay catarsis, un reconocimiento de su condición, pero este no es completo: pese a las palabras, su rostro dice que de aparecer Johan en ese momento ella se levantaría de inmediato y volvería con él. Por la turbación y fascinación que produce, este filme anticipa a David Lynch en treinta años.


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