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ADN
ALIMENTACIÓN Y SALUD MENTAL, UNA RELACIÓN BIUNÍVOCA
DR. CARLOS RONCERO JEFE DE SERVICIO DE PSIQUIATRÍA. COMPLEJO ASISTENCIAL UNIVERSITARIO DE SALAMANCA.
L
os alimentos pueden influir en nuestro estado mental y por otra parte nuestra situación anímica influye en cómo y qué comemos. Por ello, una buena alimentación, sana y variada, es fundamental para tener un equilibrio psicológico. Aunque se debe ser prudente y no interpretar esta afirmación como que una determinada comida o alimento nos cambiará nuestro estado mental, sí es cierto que algunos alimentos pueden modular o incluso cambiar nuestras percepciones, emociones y sentimientos. También se debe considerar que algunos cambios fisiológicos como son el embarazo o la lactancia, modifican tanto los estados anímicos como los hábitos y las necesidades alimenticias. Los alimentos influyen en nuestro estado de alerta. Esto es bien conocido en algunos casos como es el café o el té, donde los efectos estimulantes son transitorios y se utilizan ampliamente con este objetivo y cuando se consumen en exceso pueden producir problemas de ansiedad. En otros casos, el efecto es más sutil y se necesitan consumos mantenidos de alimentos que contengan sustancias estimulantes, como es el aminoácido taurina. En el sentido contrario, otros alimentos podrían tener un efecto relajante o mejorar el estado de ánimo. Un ejemplo pueden ser los ácidos grasos omega tres, que pueden tener un cierto efecto ansiolítico o influir en el estado anímico o la concentración. Por otra parte, los lácteos, como la leche o algunos quesos, han
«Sí es cierto que algunos alimentos pueden modular o incluso cambiar nuestras percepciones, emociones y sentimientos» demostrado cierta capacidad en reducir la ansiedad en estudios experimentales con animales y, por lo tanto, podemos deducir que el efecto en humanos puede ser similar. También se sabe que nuestras emociones influyen en qué comemos. Por ejemplo, algunas personas toman chocolate a lo largo del día para modular su estado anímico. Igualmente se ha comprobado que, en situaciones
de más estrés social, como son las guerras, catástrofes etc, se consume más chocolate. La explicación a estos fenómenos es que uno de los componentes del chocolate es el triptófano, que es un aminoácido precursor del neurotransmisor serotonina. Las alteraciones de ese neurotransmisor pueden producir cambios anímicos e incluso depresión y cuando sus niveles se regulan esos síntomas mejoran. A pesar de la importancia de una buena alimentación y de que se debe conocer que esto influirá en nuestro estado mental, en los casos en los que exista, o se sospeche una enfermedad mental, se debe ser consciente que exclusivamente mediante la alimentación no se resolverá la situación clínica y se debe consultar con un profesional de la salud.