EL NORTE DE CASTILLA
Martes 08 de septiembre de 2020
LA VIRGEN DE SAN LORENZO 2020 Unas fiestas para la historia
Soluciones de Ingeniería Industrial, S.L. C/ Butano nº 10; 47012 Valladolid, España 983‐208‐746; estudios@siisl.es; www.siisl.es
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Feria y Fiestas de la Virgen de San Lorenzo 2020 | La hostelería
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VALLADOLID
Andrea Díez. Nació en septiembre del año 2000. Lucía el sol, más propio del verano, y el mercurio superaba los 30 grados. En la calles de la ciudad sonaban gaitas, timbales y guitarras y los hosteleros vestían el mandil y la pañoleta propios de la Feria. Fueron 90 establecimientos los que llenaron sus mostradores con jamón ibérico, gulas, pechuga de pichón a la plancha, queso con miel, jijas, sardinas asadas, pulpo y canutillos rellenos de sobrasada, entre otras especialidades y se lanzaron a una nueva aventura. Sin entrar a debatir cuánto hay de aconsejable en la frase, ‘si algo funciona. Cópialo’, porque por su puesto depende del contexto, lo cierto es que no hay por qué tener miedo a viajar, observar y buscar fórmulas que puedan aplicarse para mejorar un negocio o una ciudad. En agosto de ese mismo año, una expedición de hosteleros vallisoletanos visitó Málaga para tomar nota de la Feria de Día que allí se organizaba. La idea era revitalizar la zona centro y barrios de Valladolid con poca actividad durante las fiestas. Así que cuando se estrenaron las Fiestas de Nuestra Señora La Virgen de San Lorenzo, tras el adelanto de fechas, la idea, hasta entonces plasmada en papel, se convirtió en realidad. La iniciativa de un comedor al aire libre gustó y funcionó. La capacidad de disfrutar ar de los productos de la tierra en n forma de pinchos y tapas no es-tuvo reñida con la misión de lass casetas gastronómicas. Los va-llisoletanos supieron distinguirr las peculiaridades de cada una a y no renunciar a degustar en una a y otra las apetecibles propuesstas que se servían en ambas. Fue tal el éxito que al años siiguiente, las vecinas Palencia y Salamanca mostraron su inteerés por poner en marcha tammbién las suyas. La Feria de Día ía estaba ya tomando cuerpo, mararcaba un precio único de 2 euuros por tapa y bebida y más de ochocientas mil personas lo disisfrutaron durante los diez días que ue las barras permanecieron abierertas en su edición número cuatro tro en el año 2003.
Feria y crisis económica La crisis económica se coló en las conversaciones de barra en 2008. El sector hostelero desvelaba cierto temor ante la evolución de la situación y la gente miraba más el bolsillo. Las críticas sobre el precio aumentaban entre quienes no veían justificado que se cobrase más de 2,5 euros en algunas barras por tapa y bebida. Sin embargo, ese mismo año la Feria de Día cerró con un balance positivo. La confianza puesta en la siguiente edición trajo consigo la prolongación de las barras para que los vallisoletanos viviesen las fiestas de la Virgen de San Lorenzo fuera de los bares. 2010 llegó con buenas noticias: el precio de la consumición se mantenía un año más en las 130 casetas instaladas. Se estrenó una nue-
El mítico presidente de los hosteleros, Fernando Pérez, (izda.) presenta la Feria de Día de 2001.
VEINTE AÑOS DE LA FERIA DE DÍA. En el año del coronavirus, los hosteleros dan paso a una fórmula de bonos para el lucimiento de los productos estrella del tapeo vallisoletano
¡No dejes de tapear!
va zona en lla remodelada d l d plaza laza de San Miguel, se mantuvieron on las tres casetas en la cercana plaza aza de los Arces y se aumentó la presencia de barras en Vadillos y San Juan. Las casetas humeaban y los pinchos, cervezas, vinos y lorencitos acompañaban en el tour gastronómico callejero a locales y cada vez más visitantes, entre ellos hosteleros de otras ciudades que se interesaban por el modelo de Feria implantado en Valladolid. Y los datos avalaron el éxito de convocatoria en 2011 cuando se alcanzó la cifra de un millón de personas que pasaron por las casetas, según los datos del Ayuntamiento. Sin embargo, todo lo que sube baja en algún momento y ese descenso se produjo un año después con una caída del 20% en la recau-
dación según apuntaron desde la l Asociación de Hosteleros de Valladolid, a pesar de que se mantuvo el precio de 2,5 euros. No fue suficiente la habilitación de dos nuevos espacios, Vallsur y la Acera de Recoletos, para reavivar la Feria, la crisis económica hacía mella. En 2014, la Feria de Día calentaba motores con un optimismo contenido. Si bien es cierto que se estrenaba la nueva zona de Santa Cruz, la presencia de casetas quedo recortada en una veintena. Además, ese año llegaría con cierta polémica porque las bases aprobadas por el Ayuntamiento impidieron definitivamente que los bares de copas y nocturnos ofrecieran su pincho y tapa
como h habían haciendo desbí venido id h i d d de sus inicios. La decisión se justificó en la calidad del producto y que el objetivo de que la Feria era su posicionamiento como referente
Este año, la feria de Día se adapta a las circunstancias: 89 establecimientos se han adherido a la campaña con 20 tickets canjeables, al precio de 15 euros
gastronómico. Un año después, con la pañoleta anudada al cuello y una buena temperatura, los vallisoletanos volvieron a abarrotar las calles de la ciudad con las ganas de disfrutar una vez más de la Feria de Día. Y debía haber muchas ganas porque a pesar de que coleaba la crisis económica, los 2,80 euros por tapa y bebida, no encontraron oposición en los consumidores habituales. Lo que sí pareció costar y no resultó como se esperaba fue el uso del vaso reciclabe. Pero con la recuperación del primer viernes de fiestas (suprimido en 2013 y 2014) el público respondió con ganas de pasarlo bien y recorrer las 106 casetas y cumplir con el tapeo de interior con un centenar de establecimientos adheridos. Unas cifras que se mantuvieron el siguiente año, al igual que las buenas temperaturas que acompañaron durante los diez días de fiestas en los que la Feria de Día cumplió con el cometido de saciar el apetito y la sed de todos. Con cuarenta grados a mediodía en el primer domingo de fiestas las ganas de pasarlo bien le ganaron el pulso al mercurio. Un buen sabor de boca que se repitió en 2017, año en el que participaron 98 casetas, tres menos que el año anterior, pero que una vez más se dejaron sentir como motor de las fiestas de la Virgen de San Lorenzo. Además, cien establecimientos participaron de la ruta de tapeo interior por los barrios. Y ese año p por primera vez, los vallisoletanos pudieron votar a la l mejor caseta a través de inm ternet. t El trabajo de años anteriores r estaba dando sus frutos y Valladolid se asentaba como lugar de referencia gastronólu mica m con su decidida apuesta por pinchos y raciones. La cocina de innovación llegaba co a las elaboraciones en miniatura tu que convivían sin problema m con los clásicos que nunca pasan de moda. En 2019, los 97 hosteleros que qu participaron destacaron la calidad de la oferta. El clima ca acompañó y de nuevo las baaco rras rra tomaron las calles, la música en directo animó a más de uno a bailar y los pinchos morunos, las revolconas, paella o run el clásico bocadillo de calamac res, se colaban en lo alto de la lilista de d los mayor demandados con los que recuperar fuerzas para aguantar el ritmo de los diez días de fiesta. Hoy, veinte años después, la situación actual obliga a reinventarse,no a colgar el mandil. Así que la celebración se adapta con una campaña de bonos para consumir los pinchos y tapas de la ciudad por los locales que participen. Una promoción exclusiva para mayores de 18 años y que no incluye bebidas alcohólicas. Los talonarios han salido a la venta a un precio de 15 euros y los 20 tickets serán canjeables en los 89 establecimientos adheridos a la promoción durante el mes de septiembre.
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Feria y Fiestas de la Virgen de San Lorenzo 2020 | Nacimiento y evolución
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Acto de inauguración de las fiestas en la Plaza Mayor, en el año 1970. Archivo Municipal
LA CAPITAL Y SUS CELEBRACIONES FESTIVAS. Ligadas originariamente a las transacciones agrícolas y pecuarias, las fiestas patronales de septiembre también han marcado la evolución urbana de Valladolid a través de sus espacios de diversión
Avalancha de forasteros, alegría de agricultores VALLADOLID
Enrique Berzal. No diremos que cualquier parecido con la realidad actual es pura coincidencia, pero sí que aquellas fiestas de antaño, llamadas primero ‘de septiembre’ y solo a partir de mediados del siglo XX puestas bajo la advocación clara de San Mateo, poco tenían que ver con las que hemos disfrutado hasta el año pasado. En primer lugar, por su origen y finalidad, puesto que giraban en torno a las labores agrícolas y pecuarias y buscaban, ante todo, atraer a público foráneo para comercializar los productos del agro. No por casualidad, quienes han abordado la historia de las fiestas vallisoletanas suelen remontarse a la concesión real dada en 1156 por Alfonso VII, que otorgaba a la ciudad una feria mercantil el 16 de agosto, día de Santa María. Muy pronto se decidió que las ferias habrían de desarrollarse al
finalizar las labores agrícolas del verano y coincidiendo con el inicio de la vendimia. Hasta el siglo XVIII se celebraron en el mes de agosto, luego pasaron a septiembre e incluso al mes de octubre, ya fuera por coincidir con la festividad de San Miguel Arcángel (29 de septiembre), patrono de la ciudad hasta 1746, ya con la de San Francisco de Asís (4 de octubre). Fue el Consistorio de 1843 el que, en sesión celebrada el 17 de enero, fijó las fechas del 20 al 26 de septiembre para evitar el constante peligro de las lluvias. Como la principal finalidad era atraer forasteros para cerrar las transacciones comerciales de productos agropecuarios, la feria de ganado constituía el gran reclamo de la cita festiva, cuyo primer programa, como han demostrado Paz Altés y Rosa Calleja, data de 1877. Con el paso del tiempo, dichas transacciones comenzaron a compar-
«En su origen, las fiestas giraban en torno a las labores agrícolas y pecuarias y buscaban, ante todo, atraer a público foráneo para comercializar los productos del agro»
tir protagonismo con el mero ocio y regocijo popular, por lo que la feria de ganado y productos agropecuarios, celebrada en el Paseo Bajo de Las Moreras, fue compartiendo protagonismo con las corridas de toros, de obligado cumplimiento en cada cita festiva, no en vano el cartel taurino era también un reclamo de visitantes más que decisivo. Ya lo decía El Norte de Castilla en 1917: la «atracción de forasteros» era el objetivo primordial de los festejos, pues gracias a ellos «el comercio y la industria tienen unos días de copioso ingreso». Para ello, las Compañías de ferrocarriles rebajaban los precios de sus billetes durante el periodo festivo.
Carrozas y carruajes A ello se sumaban atracciones de tanto arraigo y popularidad, detalladas por José Miguel Ortega, como el madrugador disparo de cohetes
y bombas que anunciaba la feria, los fuegos artificiales en la Plaza Mayor y en el Campo Grande, ambos primorosamente iluminados, las dulzainas y músicas recorriendo las calles, destacando a este respecto la Banda del Regimiento de Isabel II, la Exposición Canina, celebrada en la Plazoleta del Cisne del Campo Grande, «El Coso blanco y rosa», que era un singular desfile de carrozas y carruajes engalanados con todo tipo de adornos que solía abarrotar la Plaza de Toros, los títeres, las cucañas, las figuras de cera, eventos solidarios como la Tómbola de la Caridad y la Fiesta de la Flor, cuya recaudación iba dirigida al Dispensario Antituberculoso, los eventos deportivos (carreras ciclista y pedestre), el Concurso Hípico, las barracas y los carruseles del Campo Grande, y las sesiones de cinematógrafo del Teatro Pradera. Hasta el año 1939 los ediles no se refieren a las ferias de septiembre llamándolas expresamente «de San Mateo», denominación que en los años siguientes se alterna con la más arraigada de «Ferias septembrinas». Veinte años después, concretamente en el pleno municipal del 29 de abril de 1959, se decidió que las ferias del año siguiente se celebrasen «durante unas fechas fijas en las que se incluya el día de San Mateo», decretando, además, su comienzo en el tercer do-
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Feria y Fiestas de la Virgen de San Lorenzo 2020 | Nacimiento y evolución
«Campo Grande, Filipinos, Plaza de Zorrilla, Paseo Alto de Las Moreras y La Rubia albergaron casetas y carruseles hasta el actual emplazamiento, junto al estadio Zorrilla»
«Con el paso del tiempo, la feria de ganado y productos agropecuarios, que se celebraba en el Paseo Bajo de Las Moreras, fue compartiendo protagonismo con las corridas de toros»
mingo del mes de septiembre. Y así se hizo hasta el año 2000, cuando todos los grupos políticos del Ayuntamiento decidieron adelantarlas 21 días y ponerlas, definitivamente, bajo la advocación de Nuestra Señora de San Lorenzo.
Mal tiempo Y es que la espada de Damocles de las Ferias y Fiestas de San Mateo era el mal tiempo. Ya lo avisaron los comerciantes que en 1910 propusieron al alcalde celebrarlas del 8 al 15 de septiembre, basándose en estudios que demostraban que nunca llovía en Valladolid en esas fechas, y así se hizo en 1957 y 1958, acordando su celebración del 7 al 22 de dicho mes al ponerlas bajo la doble advocación de San Mateo y la Virgen de San Lorenzo. Este último experimento, sin embargo, no dio resultado: al elevado gasto que suponía para las arcas municipales se unía la competencia de las ferias de Salamanca y Palencia, que restaron concurrencia a las vallisoletanas. A lo largo de todos estos años, la ubicación de las principales atracciones ha venido condicionada por el avance económico, urbanístico y demográfico de la ciudad. Hasta 1914 desbordaban los paseos laterales y centrales del Campo Grande, para seguir por Filipinos e incluso bordear algún tramo de la Plaza de Zorrilla. El crecimiento de la ciudad y de su ensanche, unido al incremento del tráfico, obligaron a buscar un lugar más amplio uy apropiado. Se optó entonces por el Paseo Alto de las Moreras, donde se celebró por primera vez en 1948. Pre-
Arriba, los carruseles y las casetas en La Rubia. Debajo, obras para el nuevo Real de la Feria, en 1990. Sobre estas líneas, una noria en los 70 y desfile de carrozas . Archivo Municipal y Henar Sastre
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viamente, en el Ayuntamiento se adjudicaban los terrenos para instalar las casetas, las barracas, el circo etc., mediante subasta al mayor postor y con precios que no bajaban de las 25-30 pesetas el metro cuadrado. Una vez más, la falta de espacio, la necesidad de embellecer dicho paseo y el desarrollismo económico con su derivada urbanística (sobre todo la construcción de la Huerta del Rey) obligaron a cambiar la ubicación: las fiestas de San Mateo de 1969 se celebraron ya en la Cañada de Puente Duero, en La Rubia, donde permanecerían hasta 1990. Algunos años antes, el Ayuntamiento, haciendo caso a quienes se quejaban por la falta de espacio para aparcar los coches, las deficientes instalaciones sanitarias y eléctricas, la escasez de terreno y la «fuerte agresión contra la calidad de vida de los vecinos del entorno», comenzó a buscar otra solución. Ésta llegó, nuevamente, a lomos del desarrollo urbanístico y de las necesidades creadas por las obras de prolongación del Paseo de Zorrilla: en 1990, las atracciones se trasladaban a su paraje actual, llamado de Caño Hondo, junto al Nuevo Estadio de fútbol ‘José Zorrilla’. El discurrir de las fiestas vallisoletanas ha llevado aparejados hitos, personajes y lugares que para muchos siguen siendo inolvidables. La Plaza Mayor y sus conciertos, a menudo con artistas de primera línea en el panorama nacional, pero también con sus pregones y sus majorettes, incluso con funambulistas como los Bordini, todo un hallazgo en los años 70; los gigantes y cabezudos, presentes ya en el último cuarto del siglo XIX; el ‘Tío Tragadalbas’, inaugurado en septiembre de 1946 a imagen y semejanza del bilbaíno ‘Gargantúa’, y acompañado de la Tía Melitona desde 1992. También, la elección de la reina de las fiestas, organizada con toda pompa y boato por los Ayuntamientos predemocráticos; el desfile de carrozas, engalanadas y patrocinadas por empresas como Fasa, Sava, Simago, Galerías Preciados, Gis, Padova, Sena y Vespa Club, que constituyeron todo un hito en las décadas de los 50 a los 70 e influyeron, a decir de algunos entendidos, en la famosa Paradance (luego Partydance), que recorrió las calles céntricas entre los años 2001 y 2012; el grupo de música tradicional Candeal, encargado de cerrar las fiestas en 20 ocasiones; o la Feria del Folklore y la Gastronomía, inaugurada en 1982 con cinco casetas regionales en la Plaza del Poniente (Segovia, Asturias, Galicia, Andalucía y Navarra), instalada luego en el Campo Grande, trasladada al Antiguo Real de la Feria de La Rubia en 1992 y fijada seis años después, ya con 21 casetas, en su actual ubicación, junto al Nuevo Estadio de fútbol. En los años 90 llegarían también las Peñas (1992) y la Feria de Día (1999), mientras la Feria de Muestras, inaugurada en 1965 con un formato similar al que hoy conocemos, luchaba por adaptarse a los nuevos tiempos.
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SUCESO. Un reparto de salchichas y vino en la Plaza Mayor acabó con una niña fallecida por atropello de un camión en el epílogo festivo
Aquella trágica madrugada de los San Mateo de 1975 VALLADOLID
E. Berzal. Ocurrió a pocas horas de la clausura de las Ferias y Fiestas de 1975. El Ayuntamiento acababa de estrenar la «Madrugada de San Mateo», un reparto gratuito de salchichas y vino en la Plaza Mayor, cuando sucedió lo peor. Lo inesperado. El público iba abarrotando la Plaza mientras actuaban los conjuntos musicales ‘Los Chimberos’, «Los Pomposos’, ‘Los Peruanos’ y ‘Los Cinco de Bilbao’. Hasta 20.000 jóvenes contabilizó este periódico poco antes de la tragedia. El contexto político del final de la dictadura franquista explica que a los gritos de júbilo se unieran imprecaciones a determinados ediles y consignas de lucha. Era poco después de la una y media cuando hizo aparición el camión encargado del reparto de vino, que
Entierro de la pequeña atropellada.
había sido contratado en Cubillas de Santa Marta. Nada más llegar a las calles aledañas, fue asaltado por grupos de muchachos que se encaramaron a la cisterna. Lo peor ocurrió en la calle de la Manzana, donde el camión inició su
lenta andadura «entre falsas maniobras provocadas por la barrera humana que tenía delante. Es posible que una de estas maniobras en precario fuese la causa de que una muchacha resultara alcanzada por el vehículo», señalaba este periódico.
Atropello y apaleamiento
«Una multitud enfurecida dirigió su ira contra las autoridades que asistían al espectáculo desde el balcón»
Actuaban ‘Los Pomposos’ cuando el conductor, sin darse cuenta, arrolló a una joven de 21 años. Se llamaba María Belén Paunero e ingresó cadáver en el Hospital Provincial. Miles de jóvenes, agrupados alrededor del vehículo, abrieron con violencia las puertas y se abalanzaron sobre el conductor, al que apalearon provocándole varias cortaduras y contusiones en la cara, de las que hubo de ser atendido en el interior del edificio consistorial.
El camión cisterna de reparto.
Acto seguido, la multitud enfurecida dirigió su ira contra las autoridades que asistían al espectáculo desde el balcón. Eran las dos menos veinte de la madrugada cuando comenzaron a arreciar los gritos: «¡Menos fiestas y una niña muerta!», «¡Asesinos!», «¡Una explicación!».
Una lluvia de palos y botellas comenzó a caer sobre la fachada del Ayuntamiento. Ardieron contenedores, volaron vallas y hasta quemaron una bandera de España. Las fuerzas de orden público desalojaron la Plaza a las tres y media de la madrugada.
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Feria y Fiestas de la Virgen de San Lorenzo 2020 |Gastronomía
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IDENTIDAD CULINARIA. El inconfundible sabor del Lorencito y el pastel de la Virgen forman parte de la celebración gastronómica de unas Ferias que este año se viven en la intimidad
El alma de las fiestas de Valladolid se come y se bebe VALLADOLID
Andrea Díez. La casualidad es un término con especial relevancia en el mundo de la gastronomía. Fue una casualidad el invento de las tapas. Fue casualidad que un camarero pusiera una loncha de jamón en la copa de Alfonso XIII para evitar que el viento llenara de arena su bebida o quizá que Alfonso X ‘El Sabio’, también por casualidad, decidiera acompañar el vino con comida para evitar que se subiera rápidamente a la cabeza. Valladolid escribe también su propia historia de las casualidades y lo hace con la que es hoy en día la bebida por excelencia de las Fiestas de la Virgen de San Lorenzo, el ‘Lorencito’. Se trata de una una bebida refrescante que contiene una mezcla de vino blanco de Rueda con un refresco gaseoso de lima e hielos. Una bebida con poco alcohol que facilita la ruta de tapas y raciones que se degustan en la Feria de Día y en la Feria de Folclore y Gastronomía. Para generar interés y curiosidad por esta peculiar bebida se definió en el año 2000 como ‘el trago de fiestas’ «una bebida suave, una limonada o un cóctel que no tenga demasiado alcohol», decía por entonces Fernando Pérez, presidente de la asociación hostelera. El consolidado, hoy en día, Lorencito tuvo un compañero de batallas en sus inicios. Hace dos décadas, Pucelita, un cóctel a base de licor de mora, tequila, una bebida gaseosa y hielo también se sumaba a las fiestas vallisoletanas. Quizá una combinación más arriesgada para aguantar la ruta por los mostradores dispuestos por varias zonas de la ciudad. Así pues, Locuti estis verbum, el pueblo ha hablado y se decantó por Lorencito. Los vallisoletanos lo tuvieron claro y poco a poco Pucelita desapareció y quedó en el recuerdo de quienes lo probaron. Lorencito ‘made in Valladolid’ se ha hecho un hueco sin problema entre los locales que lo reconocen como la bebida de las fiestas.
Y llegó la Tarta Y si este año la celebración de las fiestas patronales se quedan en la intimidad de los hogares, no significa que se renuncie a ponerle un punto dulce, que para eso Valladolid presume de postre oficial. Efectivamente, ¡la Tarta de San Lorenzo! Se cumplen veinte años desde que varios artesanos miembros de la Asociación Provincial de Empresarios de Confitería decidieran in-
no cruje», aclara el presidente de la Asociación de Confiteros de Valladolid, Rafael Mesoneros. Para marcar la diferencia con otras cremas pasteleras y teniendo en cuenta que la parte superior era un bizcocho de chocolate, «la crema de naranja le iba perfectamente». Para finalizar, un poco de azúcar glass, canela, un gajo de naranja azucarado y el distintivo, una chocolatina en la que se puede leer ‘Postre de nuestra señora la Virgen de San Lorenzo’.
Desde 2006
Último reparto popular de la Tarta de San Lorenzo, el del pasado año. Ramón Gómez
Tarta de la Virgen de San Lorenzo de Confitería y Pastelería El Bombón. H. Sastre
ventar un pastel especial que luce en los escaparates de los establecimientos asociados. Su popularidad despuntó en el año 2006 con la organización de un reparto popular que este 2020 se cancela. Pero no hay que llevarse las manos a la cabeza porque gracias a las nuevas tecnologías y con un poco de imaginación acercar la esencia del momento se puede conseguir. Hasta el 6 de Septiembre, se realizarán sorteos diarios de la Tarta de Nuestra Señora de San Lorenzo a través de los perfiles de redes sociales de la asociación de confiteros. En total, se sortearán 38 tartas de ocho raciones, dos tartas por cada una de los diecinueve establecimientos que participan. En el diseño y la composición de la tarta de San Lorenzo, no se dejó
nada a la improvisación. Porque hablando se entienden los pasteleros, el entonces presidente de la Asociación de Confiteros de Valladolid, Paco Hernández, de pastelerías Bombón, propuso una encuesta para saber qué ingredientes debería llevar este postre homenaje. No en vano, el patrón San Pedro Regalado ya tiene el suyo, ‘Corona de San Pedro Regalado’, un roscón de hojaldre con mantequilla relleno con cabello de ángel, bañado en mermelada de albaricoque con azúcar, empanado y salpicado con almedras. La Virgen no iba a ser menos, así que en el primer sondeo, entre 22 pasteleros obradores con tienda propia, para valorar la opinión de los maestros y la de vendedores, se determinó que llevaría hojaldre, crema y bizcocho de choco-
late. A partir de ahí se definieron los detalles. «El hojaldre se decidió caramelizarlo porque la crema pastelera genera humedad por lo tanto el hojaldre se humedece y después
La Tarta de San Lorenzo se puede adquirir hasta el 15 de septiembre en las confiterías asociadas
La primera gran degustación popular se llevó a cabo en 2006 con 4.000 porciones. La idea funcionó, los vallisoletanos participaron y desde entonces no han fallado a esta cita gastronómica. El pasado año se llegaron a repartir entre los miles de asistentes 7.000 raciones y a lo largo de los últimos catorce años se han distribuido cerca de 100.000 porciones de la Tarta de San Lorenzo. Como novedad, en 2019, la tarta se pudo también degustar en las casetas de la Feria de Día tras el acuerdo con la asociación de hosteleros. Quedan para la memoria las grandes aglomeraciones y la larga espera, que no era tanta, cuando el ambiente festivo se vivía en cada rincón, las charangas sonaban en la acera Recoletos, y el ansiado pastelito arrancaba una sonrisa en el primer bocado. Sin miedo a chuparse los dedos para apurar hasta la última miguita. La propuesta de adelantar el reparto popular fuera de los días de fiesta también fue bien acogido por los miles de asistentes que acudieron dispuestos a llevarse a la boca este dulce. Este año, las cosas serán diferentes pero siguiendo con la iniciativa que comenzó hace seis años, la Asociación de Confiteros mantiene la colaboración con la Asociación de Sordociegos de Castilla y León. Se les hará entrega de las correspondientes raciones de la tarta para que este colectivo pueda saborear las fiestas. Cumpliendo con la tradición, la Tarta de San Lorenzo se podrá adquirir desde el arranque de las fiestas hasta el 15 de septiembre en las confiterías asociadas. Los escaparates lucen el apetecible postre durante estos días dispuesto a ser compartido, pero en esta ocasión en un ambiente más íntimo. No importa si estas a dieta o no te gusta mucho el dulce porque se venden porciones o tartas completas. De esta forma, el postre de San Lorenzo se colará seguro en los hogares vallisoletanos. Un pastel para todos porque desde 2008 se prepara también una versión apta para celiacos, «no tiene el mismo repunte que la común, pero poco a poco se mete en el mercado. Está teniendo bastante aceptación y cubrimos una demanda de parte de la población», explica Rafael Mesonero. Así que goloso o no, este año bien merecido será rendir un pequeño homenaje a la Virgen de San Lorenzo, origen de los festejos, con un dulce dedicado.
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Mensajes de apoyo a los vallisoletanos Miguel Manzano
Ignacio Quintanilla
Desarrollo de Negocio de Carretillas Mayor
Director-Gerente Leche Gaza
Es un año para guardar fuerzas y descansar con el objetivo de volver más fuertes y aprovechar cada momento.
La complicidad entre Gaza y Valladolid está patente durante todo el año, compartiendo los momentos más especiales de la ciudad como lo son sus fiestas, sus tradiciones, el deporte, la internacional Seminci o nuestra querida Cabalgaza, porque Gaza está más cerca que nunca.
Hugo Rodriguez del Valle Gerente de ACOVALL
Este año no podremos celebrar nuestras fiestas como nos gustaría, pues la vida nos ha retado a una dura batalla que debemos ganar entre todos. El año que viene seguro que son unas fiestas todavía más especiales y las disfrutaremos con más ganas.
María Sánchez
Pablo Pérez Tejedor
Iván Sanz
Concejala de Medio Ambiente y presidenta del Consejo de Administración de Aquavall
Gerente de Vallsur
Director Gerente de Bodega Dehesa de los Canónigos
Todas las personas que formamos parte de Aquavall trabajamos a diario para garantizar que toda la ciudadanía puedan disfrutar de agua del grifo de calidad, sana y segura, con los máximos estándares de seguridad y de sostenibilidad.
Llega una etapa de nuevos propósitos. El esfuerzo y la responsabilidad serán claves para, unidos, hacer frente a esta situación. Desde Vallsur, seguimos trabajando en este nuevo comienzo para que los vallisoletanos se sientan seguros.
Desde Dehesa de los Canónigos queremos felicitar a todos los vallisoletanos por el gran esfuerzo que están haciendo para combatir la propagación de la COVID-19. Os animamos a seguir unidos y a brindar por un futuro mejor.
Ximo Reig Gerente de Media Markt Valladolid
Desde Media Markt Valladolid queremos mandar un mensaje de ánimo a toda la ciudad vallisoletana. Para cuando podamos celebrar nuestras queridas fiestas y volver a abrazarnos lo hagamos con más fuerza.
Artemio Domínguez González Presidente de AECC Valladolid
En el confinamiento, los balcones se convirtieron en espacios de comunicación. Los próximos días se convertirán en espacios de solidaridad con el mensaje #SeguimosContigo. La recaudación se destinará íntegramente para la investigación oncológica.
Manuel Rubio
Jose Iñigo Vega
Julio Rubio
Cipriano García
Director Territorial de Unicaja Banco en Valladolid
Gerente Regional de Castilla y León y La Rioja de Lupa
Resp. de Calidad y Producción de Fuentes de Lebanza
Director General de CajaRural de Zamora
Unicaja Banco continúa intensificando sus servicios a las familias, las empresas, autónomos e instituciones de Valladolid, contribuyendo a la reactivación de la economía y la vida social en esta etapa marcada por la crisis del coronavirus.
Gerardo Conrado Marcos Dirección de SII Grupo
Como todos, estamos deseando pasar este mal trago y volver a la normalidad. Por nuestra parte, seguimos manteniendo el compromiso con todas las industrias de Valladolid, en general, de ayudarles a mejorar su rentabilidad con la instalación de placas solares fotovoltaicas para autoconsumo o venta a red.
En Lupa Supermercados estamos con los vallisoletanos en estas fiestas tan atípicas. Nuestro equipo os espera para ofreceros la mejor sonrisa con todas las medidas de seguridad, para que el año que viene podamos celebrar las fiestas de la Virgen de San Lorenzo por todo lo alto. ¡Viva la Virgen de San Lorenzo!
Momentos especialmente difíciles requieren que las empresas incrementen sus esfuerzos por dar lo mejor a la sociedad y clientes. Les debemos el estar al cien por cien, contribuyendo a la mejora de la situación desde nuestro trabajo.
Javier Gómez
Francisco Herrera
Gerente Comercial Ulsa
Director Gerente Extealde
Este año no disfrutaremos de nuestras fiestas pero el próximo seguro que si, es momento de disfrutar del recuerdo y de ser prudente para disfrutar también del futuro.
Volveremos a disfrutar de estos días; volveremos a ir de casetas; volveremos a encontrarnos en los bares y restaurantes; volveremos a abrazarnos, a reírnos y a no tener miedo. ¡Ánimo, vallisoletanos, llevemos las fiestas en nuestro interior!
Porque Valladolid está llena de cultura, de arte, de luz e ideas innovadoras, este año, aunque no podamos celebrar nuestras fiestas, podemos continuar compartiendo una historia común que seguro nos hará más fuertes en el futuro social y económico de nuestra tierra.
José María ValentínGamazo García Gerente de Avenet
En este San Lorenzo tan atípico, Avenet os anima a celebrar estos días cumpliendo la distancia social. Seguimos a tu lado, prestando nuestros servicios como especialistas TI, también durante las fiestas.
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Feria y Fiestas de la Virgen de San Lorenzo 2020 | Los carruseles de antaño
Un grupo de pequeños disfruta, a principios de los 70 del siglo XX, en los carruseles. VALLADOLID
Francisco Cantalapiedra. Aunque algunos lectores se queden boquiabiertos con lo que voy a decir, otros recordarán perfectamente aquellos primeros televisores que tenían el tamaño de un armario ropero de tres puertas y en los que, con suerte, solo podían verse dos canales: el VHF y el UHF. Todo ello, naturalmente, en blanco y negro con interrupciones frecuentes y sin mando a distancia, lo que obligaba a levantarse de la mesa camilla para cambiar ‘La Santa Misa’ por ‘Crónicas de un pueblo’, la carta de ajuste o ‘El Tiempo’ con Mariano Medina. Hoy, quien más quien menos, tiene acceso a una oferta televisiva tan mareante que consigue el efecto contrario: que nos vayamos a la piltra sin haber terminado de ver nada completo. Esta saturación es posible gracias a la multitud de programas, series, musicales, cine, cocina para manitas y casi cualquier necesidad que se nos antoje, y a pesar de que algunas de estas posibilidades son de pago, hay múltiples herramientas para piratear cualquier espectáculo o estreno sin necesidad de soltar un chavo. Sin embargo, tal cosa era imposible en las ferias de mi infancia, tal y como les contaré a partir de esta línea. Recuerdo vivamente una caseta instalada en el Real del Paseo de Las Moreras que ofreció durante su estancia en Valladolid el espectáculo más rompedor que imaginarse pueda: un televisor que transmitía imágenes en directo de algunas atracciones. El milagro debió producirse muy a finales de la década de los cincuenta, y fue la novedad más importante de un certamen donde lo típico eran las churrerías, las casetas de tiro, los caballitos Ortega y las viejas tómbolas que repartían ‘cachavones’ de dos metros de caramelo de azúcar
«Las imágenes, por las que había que pagar, eran emitidas de una caseta a otra, en blanco y negro, sin sonido y con muy baja calidad»
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Niños, montados en ‘ponies’, en las ferias de Valladolid en los años 70 del pasado siglo.
LAS TECNOLOGÍAS FERIALES. A mediados del siglo XX, una caseta ofreció televisión en directo de lo que ocurría en los carruseles
Antes del pirateo para desconsuelo de los padres y alegría de los dentistas. La instalación no podía ser más sencilla: un espacio cerrado con techo y lonas laterales y una caseta de cobro en la puerta. Tras abonar la entrada, los afortunados se sentaban alrededor de la verdadera reina de aquellas ferias: una tele enorme situada en medio de la sala difundiendo imágenes del Real en riguroso directo. No hace falta aclarar que las mismas eran en blanco y negro, sin sonido y de escasa calidad, pero los espectadores ponían mucho de su parte para reconocer lo que se estaba emitien-
do en ese momento. Para que el espectáculo fuera posible, a menos de cien metros una cámara fija tomaba escenas generales de una de las atracciones que, si la memoria no me falla, solía ser La Ola, aunque no descarto que la cambiaran de sitio de vez en cuando, pero no podría asegurarlo. Pandillas enteras de chavales se dividían en dos grupos: los que posaban en aquella atracción y los que pagaban por verlos dentro de la caseta de la tele. No hace falta decir que el posado era más bien chorra: tres o cuatro zánganos dando saltitos o agitando las manos
cuando se encendía el piloto de la cámara para ser vistos por sus colegas, que se gastaban la propina por gozar de tal privilegio. Terminado el espectáculo, que no duraba más de tres o cuatro minutos, los protagonistas se encontraban alborozados en medio del paseo gritando «¡te he visto en una caja con una pantalla de cristal iluminada!». Cuando el aludido dudaba de que tal cosa fuera posible, la réplica era inapelable: «¡Te juro por mi madre que estabas moviendo los brazos al lado del Susga y del Toñín». El negocio era bastante seguro porque lo razonable
es que los grupos quisieran probar las dos cosas, posar y ver la tele. Y aunque los primeros no pagaban por saludar desde el tiovivo, la tómbola, la puerta de entrada al Circo Krone o los autos de choque, tenían que apoquinar si querían ver a sus amigos haciendo las mismas gansadas. Aunque ignoro cómo les fue el negocio a aquellos precursores del televisor, recuerdo las colas de ciudadanos deseosos de ver a los suyos por aquella pantalla, pionera de la televisión en blanco y negro que vendría después para adueñarse de nuestras vidas ocupando un lugar de privilegio en las casas de cualquiera. No sé si los inventores del espectáculo hicieron ‘perras’ con el diabólico invento, pero de una cosa estoy seguro: de que nadie fue capaz de piratear aquella señal. Si querías ver a tus amigos zanganeando para podérselo contar después, tenías que pasar por caja, y no como ahora que el pirateo de señales televisivas está tan extendido como el coronavirus por el mundo…
Uno de los feriantes coloca los muñecos en su tómbola cuando los carruseles se instalaban en La Rubia. Fotografías de Cacho
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sible salir ileso de aquel estropicio. Es cierto que la víctima no sangraba, pero yo veía, una y otra vez, cómo la troceaban y luego, antes de retirarse a su caravana, saludaba, sin daño aparente, al distinguido público.
Mellizas a tutiplén
El Real de la Feria, en 1969, en La Rubia. Archivo Municipal
EN TORNO A LAS FERIAS. El acarreo de agua era un servicio que algunos pequeños voluntarios prestaban hace más de medio siglo a los feriantes a cambio de entradas gratuitas a los espectáculos
¡Agua va! VALLADOLID
Francisco Cantalapiedra. Aunque la vida nómada de los feriantes me sigue pareciendo bastante sacrificada, la de hoy es muy distinta a la que sufrían hace unas décadas. Por fortuna, actualmente la gran mayoría de familias que se dedican a este negocio duermen en casa si son de Valladolid, o pasan las ferias viviendo en medianas y grandes caravanas que tienen de todo: desde cocina bilbaína con paila y grifo de agua caliente y fría, hasta un salón comedor con TDT y un par de dormitorios con baño completo. No obstante, entonces y ahora su existencia sigue lastrada por diversos avatares, como la climatología o esta pandemia, que los va a dejar a ellos en casita y a nosotros sin pasear por el recinto, comer churros, beber unos chatos de cariñena con canutillo y (los muy arriesgados) utilizar cualquiera de esas atracciones controladas por más tecnología que la que utiliza la NASA en Cabo Cañaveral.
Pero hubo un tiempo en que, aquí donde me ven, formaba parte de la troupe ferial que se instalaba en Las Moreras haciendo lo que mejor se me daba: subir agua de la fuente pública a las casetas y caravanas que lo demandaban, y cuyo mayor lujo asiático eran una mesa camilla y un orinal. El transporte se hacía sobre todo en calderos (más conocidos como herradas) que transportábamos desde una fuente que había cerca de lo que en su día fueron las piscinas Samoa y la Deportiva, a pocos metros y a algunas escaleras de distancia. Mi esfuerzo y el de otros colegas permitía a los feriantes lavarse en la jofaina o preparar algún guiso, y a nosotros tener libre acceso a sus atracciones, una de las cuales era la de una señora que el dueño cortaba en dos mitades varias veces al día. El espectáculo estaba bastante logrado, y por lo general los asistentes que habían pagado su entrada se preguntaban cómo era po-
Un momento de la subasta de los carruseles, hace más de 40 años.
Feriantes de San Mateo, atentos a la subasta de puestos.
Cuando contaba estas experiencias a otros vecinos que se morían de envidia por no acarrear agua a cambio de gozar de los espectáculos, uno de ellos, Luis el Cagueta, también estaba convencido de que la chica fallecía porque según él no se puede vivir con el tronco por un lado y la cabeza por el otro. El misterio de que fuera aparentemente la misma moza la que moría una y otra vez lo resolvía asegurando que los responsables de la atracción eran una familia con muchas mellizas que mataban todos los días, a razón de unas doce por jornada. Servidor, que tenía mejor acceso a los protagonistas del drama que cualquier otro podía ver pagando cuatro o cinco pesetas, una vez preguntó al dueño cómo era posible resucitar después de que te hubieran hecho tantísimo daño, y la única respuesta que obtuve todavía bulle en mi cabeza: «Chaval, aquí no muere nadie porque esto es magia». Como el acarreo de agua era un servicio que los azacanes voluntarios prestábamos a distintos feriantes, ellos, en vez de pagarnos, nos daban acceso a ese espectáculo y a otros, como un barco de tamaño mediano lleno de marineros de juguete y que era un rollazo impresionante; autos de choque que parecían carros de combate, y una atracción que daba canguelo porque escenificaba la ejecución de Caryl Chessman, un bandido americano que fue ajusticiado en la cámara de gas. En este caso, como en el de la señora partida en dos, le daban matarile varias veces al día, tras lo cual desaparecía delante de los espectadores envuelto en una nube de humo blanquecino. A veces, como los no-asalariados éramos de confianza, nos dejaban ver el truco, cuyo misterio estaba en que el artista caía con silla y todo debajo del escenario. O sea: matarse no se mataba, pero las culadas tenían que ser de campeonato. Otro cliente de los aguadores oficiales explotaba una caseta un poco cutre donde un señor alto y muy serio se tragaba varias espadas, pero mis colegas descubrieron que no eran de verdad sino de plexiglás, lo que eliminaba cualquier emoción. Sin embargo, lo de la mujer cortada sigue siendo un misterio, y desde que me aficioné a las series televisivas de forenses, de vez en cuando recorro esa zona de Las Moreras donde actuaba aquel artista que cortaba chicas en dos trozos. Aunque hasta ahora mis pesquisas no han dado resultado, estoy seguro de que acabaré encontrando, bien enterrados, los restos de las víctimas de aquel malandrín.
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Feria y Fiestas de la Virgen de San Lorenzo 2020 | La imagen promocional por excelencia
Detalle ll d dell cartell d de 1871.
Cartel de 1886.
Cartel de 1900.
Cartel de 1904.
Archivo Municipal
El Norte
El Norte
El Norte
EL CARTEL DE LAS FERIAS. Pasó de incluir la programación a un simple diseño, más representativo a veces y otras, como en varias de sus últimas ediciones, más imaginativo
Así ha evolucionado la cartelería de las Fiestas de Valladolid VALLADOLID
Jesús Domínguez. Una historia de Instagram, un post de Facebook o un simple tuit sirven en la actualidad como herramientas de comunicación a veces poderosa, a pesar de la perversión que puede esconder si el mensaje no es veraz o no se controla. Reforzada por la modernidad y por las redes sociales, la vigencia de la cartelería no se ha perdido, mantiene la fuerza que le dan el marketing digital y campa-
ñas de transmisión masiva de un mensaje, que es, en definitiva, para lo que nacieron. En el caso de Valladolid y de sus fiestas, al menos que haya constancia en el Archivo Municipal, los ha habido desde 1871. Constaba de cuatro grandes pliegos, con letras negras sobre un fondo en verde, y en tres de los pliegos aparecía la programación desde el 20 de septiembre hasta el 29.. Estos casi 150 años de iconografía permiten valorar los cam-
Detalle del cartel de 1935. Archivo Municipal
bios propios de la sociedad moderna, el primero, la instalación definitiva de la Estatua a Colón, en 1905. El cartel de aquel año otorgó la importancia debida a la inauguración del monumento sobre un diseño innovador, mucho más vivo, que simulaba un marco con un documento apergaminado. En este, en diferentes colores, se veía el anuncio de eventos tan variopintos como las «magníficas corridas de toros» o como la entrega de li-
Detalle del cartel de 1939. Archivo Municipal
mosnas para los pobres. Precisamente los toros han ocupado una parte importante a lo largo de la historia, siendo un acontecimiento en sí mismos con su particular cartelería, que no ha estado al margen de cambios y de la búsqueda de una mayor estética. Los elementos generales anunciadores fueron nota predominante durante muchos años a pesar de los diseños cambiantes. Así, por ejemplo, el cartel de 1923 tiene a
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una mujer ataviada con un vestido típico de los años 20, con el Ayuntamiento al fondo y, debajo, los anuncios de los actos a celebrarse. A partir de los años 30, cobró protagonismo lo autóctono, a través de la aparición de personajes ataviados con trajes regionales, a veces, como en el 39, acompañados de motivos franquistas como la bandera o el lema que aparecía de «Año de la Victoria». Para entonces, la transmisión del mensaje se había simplificado: a partir de 1935, la ilustración escogida había pasado a ser lo predominante, desapareciendo la programación como acompañamiento, siendo ya en adelante esto lo habitual. Elementos de la tradición castellana como los trajes o los dulzaineros se mezclaron con motivos aún hoy vigentes como el tío Tragaldabas o los gigantes y los cabezudos, presentes en los años 45, 49, 53 o 54. Autores como Gregorio Hortelano, Carlos Balmori, Sebastián Rey Padilla o Luis González Armero se encargaron de esbozar la imagen de
Detalle del cartel de 1940. Archivo Municipal
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Cartel de 2202. Archivo Municipal.
las Fiestas de San Mateo, que durante la década de los 50 introdujeron otros elementos festivos más genéricos, como unos globos, un molinillo o un carrusel. Todo hasta que en 1969, gracias a la mejora de las técnicas de impresión, se apostó por primera vez por una fotografía a color. Esta novedad supuso una ruptura con la estética conocida, ya que poco a poco se abandonaron los elementos regionales en pos
de d diseños más artísticos y abstractos. Así, en 1973, solamente el nombre de s la l ciudad permitía situar geográficamente el cartel, g como sucedió en 1981. c Antes, en 1975, solo el esA cudo de Valladolid –sin la c Laureada de San FernanL do– d lo situaba en la Feria y Fiestas de San Mateo, que q en la década de los 80 se s abriría al diseño aficionado a través de un conn curso que empezó a incluir c un u premio en metálico y que q llegó a alejarse de la ciudad, puesto que no c siempre incorporó elemens tos t representativos de Valladolid, más allá del enunl ciado de las propias fiesc tas t y el nombre, hasta que en e 1997 se hiciera obligatorio el uso del escudo. t En el 2000, Francisco Javier León de la Riva decide adelantar las fiestas, pasando de San Mateo a honrar a la patrona, la Virgen de San Lorenzo, cuyo primer cartel representa elementos festivos como los fuegos artificiales. Desde entonces, sin embargo, no siempre ha habido motivos claramente de diferenciación de las fiestas de Valladolid, más allá del uso del Ayuntamiento como fondo varias veces, de un dibujo del tío Tragaldabas en 2013 o de los de los pavos reales de 2017 o 2019.
Con las nuevas fechas, la modernidad Las primeras Fiestas de la Virgen de San Lorenzo se celebraron entre el 7 y el 17 de septiembre. Auspiciada por la participación popular, puede que no se haya distinguido su cartelería por tener demasiados rasgos diferenciadores de Valladolid, pero con lo que indudablemente ha a contado es con modernismo en sus diseños, comenzando por las figuras redondeadas de e ese 2000 o por el perfil por el que se apostó en 2001. Un semblante riendo, con los ojos cerrados, fue la apuesta a entonces, mientras que e en 2002 y 2003 siguieron on los personajes anónimos: os: uno subido en unos zan-cos y el dibujo de una cara ara ganaron antes del juego o de luces de 2004, repreesentado por una infinidad ad de raya, y cuando las tipografías incluso fueron on también más modernas. s. Las ocurrencias y este tipo de motivos continuaron n con la identificación de Valla-
dolid con la luna, sus tapas y toros (2005). Más clara fue la alusión en 2008 del centenario de la inauguración de la Casa Consistorial, representado con motivos de la época. También miró al pasado la elección de un año más tarde, una ‘actualización’ del orgullo regional
Detalle del cartel de 2007. Archivo Municipal
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con la presentación de un hombre vestido con el traje típico. Este reencuentro con lo autóctono siguió en 2011 con un dibujo del pañuelo típico de las peñas, mientras que en ediciones posteriores, como las de 2012, 2014 o 2015, hubo un giro hacia diseños más imaginativos. imag Los últimos carteles retornaron, cada uno a reto su manera, a la temática m más pucelana. En 2016 y en 2018, el Ayuntamien2 to volvió a ser protagov nista; nist con un degradado un año y con un dibujo más má simplista en el segundo. Las fiestas del seg 17 y del 19 se reservaron para el Campo Grande y a sus pavos, Gr en verde y burdeos y en azul az celeste, buscando llamar la atención en lla unos un tiempos en los que qu la iconografía es bien bi distinta a la de un siglo atrás. Si entonsi ces ce la sobriedad era nota predominante, n por p la tecnología distinta y por la neced sidad de comunicar, s en e estos tiempos de redes sociales lo r visual y lo llamativo v tienen un peso mayor t sobre la transmisión del mentr saje.
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Feria y Fiestas de la Virgen de San Lorenzo 2020 | El escaparate de la economía
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La Feria de Muestras, en plenas obras a finales de los años 60 del siglo XX.
Fachada principal de la Feria de Muestras, en 1982.
El ministro Royo Villanova y las autoridades locales, durante la visita a las instalaciones de la I Feria
INDUSTRIA Y COMERCIO. Hace siglo y medio que Valladolid ya celebraba exposiciones y certámenes coincidiendo con las fiestas de septiembre
Aquellas otras ferias que fueron el germen de la Feria de Muestras VALLADOLID
José Miguel Ortega. La Feria de Muestras que se inauguró, con instalaciones propias y estables al otro lado del río, en 1965, no fue, ni mucho menos, algo tan novedoso como los vallisoletanos creyeron entonces. La ciudad venía celebrando con mayor o menor regularidad exposiciones, certámenes y ferias desde que en 1850 organizó una de carácter agrícola sin demasiadas pretensiones, pero que sentaron las bases para la Exposición de Agricultura, Ganadería, Industria y Bellas Artes de Castilla la Vieja, que tuvo lugar en 1859, en los terrenos de la antigua huerta del los Capuchinos, que poco después ocuparían buena parte de la estación de los Ferrocarriles del Norte de España. Aquello era otra cosa, con una gran nave poligonal donde se exhibían productos representativos del enunciado del certamen, que no solo atrajo a numerosos exposito-
Público espera a la puerta de la Feria para acceder a los stands a finales de los 70 del pasado siglo.
res, sino que fue visitada por el “todo Valladolid” y un buen número de forasteros del resto de la región. En 1871 se dio un paso más en esa vocación de la ciudad por estar al día con la novedades en el ámbito de su actividad, tanto en el medio rural como en el de las industrias de la capital, organizando una Exposición Mercantil, Industrial y Científica que aportaba un interesante carácter internacional, pues contaba con la participación de Francia, Bélgica e Inglaterra, además de España. Fue un éxito rotundo, pues la visitaron más de 6.000 personas y encontró un notable eco en la prensa de los países participantes y en los del otro lado del océano, pues La Ilustración Española y Americana dedicó un número especial al acontecimiento. Poco después, en 1879, se celebró una Feria Regional de Ganadería, en el vivero de la Puerta del Príncipe, en el Campo Grande, mientras que en 1897, El Norte de Castilla y el Círculo de Labradores impulsaron la Exposición Agrícola Castellana, contando además con la valiosa colaboración del Ayuntamiento, la Diputación, el Ministerio de Fomento y la Casa Real. El escenario, siempre cercano a la estación de trenes para facilitar el acceso a los forasteros, fue el de la antigua fábrica de hilaturas del señor Semprún, en el Callejón de los Toros, profusamente adornado con flores, arbustos, jardines y una espectacular fuente, diseñados por el señor Sabadell, jefe municipal de
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Grabado de ‘La Ilustración Española y Americana’, publicado junto al reportaje que este importante medio dedicó a la Exposición Industrial, Agrícola y Científica de 1971.
de Muestras de Valladolid, celebrada en 1935, en los jardines del Campo Grande.
El empresario Vicente Garrido o Capa, en el centro, cuando presidió la Feria, en un certame certamen.
«García Quintana, el sucesor del alcalde que impulsó la primera edición, llevaba ya muy adelantada la II Feria de Muestras, en 1936, cuando pasó lo que pasó... Llegó la guerra» Parques y Jardines. Una de las cosas que más llamó la atención de los visitantes fueron las gradas articuladas presentadas por la Academia de Caballería.
Felicitación El ministro de Hacienda, Germán Gamazo, felicitó efusivamente a los organizadores animándoles a mantener la exposición, aunque la próxima se celebró en 1906, en el Campo Grande y en la parte habitable del nuevo edificio del Ayuntamiento, bajo el enunciado de Exposición de Agricultura, Industria y Artes con numerosísima presencia del comercio y la industria de la ciudad y una asistencia estimada en 50.000 visitantes. Especialmente novedosa resultó la Feria del Automóvil de Ocasión, organizada por el Ayuntamiento y el Círculo Mercantil, y celebrada en 1925, en el Paseo de Filipinos, con 164 stands donde se mostraban las principales marcas de
La maquinaria agrícola fue en su día el gran reclamo de la Feria.
automóviles, motocicletas, camiones, e incluso tractores. Fue tal el éxito alcanzado que el Ayuntamiento de Zaragoza se dirigió al de Valladolid pidiendo información para realizar otra similar en la capital del Ebro. Pero el auténtico bombazo en esta carrera por mostrar las últimas novedades, fue el de la I Feria de Muestras de Valladolid, celebrada del 15 al 30 de septiembre de 1935 en un amplio espacio del Campo Grande, que iba desde la Plaza de Zorrilla hasta el Pa-
seo de Filipinos, por el Paseo del Príncipe y aledaños, como la fuente del Cisne, que estrenó entonces la pérgola que todos conocemos. La inauguración oficial corrió a cargo del ministro de Marina, Antonio Royo Villanova, estrenándose un himno conmemorativo del acontecimiento en el que tomaron parte 73 expositores de toda España, entre ellos la Compañía Telefónica, que ofrecía gratis las diez primeras conferencias que diariamente se pusieran desde la Feria. Antonio García Quintana, el su-
cesor del alcalde Ángel Chamorro que impulsó la primera edición, llevaba ya muy adelantados los preparativos de la II Feria de Muestras de Valladolid, en 1936, cuando pasó lo que pasó, con tres años de cruel guerra fratricida y muchos más de hambrienta posguerra, hasta que el viejo sueño volvió a cobrar vida gracias al común esfuerzo del Ayuntamiento, Diputación, Cámara de Comercio y Caja de Aho-
rros Provincial, que fructificó en la I Feria Regional de Muestras de Valladolid, celebrada del 7 al 26 de septiembre de 1965. Desde entonces, sin faltar a su cita, la Feria de Muestras ha ido creciendo en sus ámbitos nacional e internacional, hasta convertirse en referente y motivo de orgullo de los vallisoletanos, especialmente visible durante las fiestas septembrinas.
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Feria y Fiestas de la Virgen de San Lorenzo 2020 | La feria taurina
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LOS TOROS. Multas y arrestros de las grandes figuras por infracciones al Reglamento o faltas de respeto al público
De ‘Cúchares’ a Rafael de Paula: escándalos taurinos en la Feria vallisoletana Franscisco Arjona ‘Cúchares’, legendaria figura del toreo que fue el primero en ser detenido y multado en la desaparecida plaza de Fabionelli. Colección privada
VALLADOLID
José Miguel Ortega. Mucho antes de que ‘Chiquito de la Calzada’ la incluyera en su repertorio, esta frase era de uso común en la jerga taurina. «Una mala tarde la tiene cualquiera», se decía para justificar actuaciones desafortunadas de las que a lo largo de toda una carrera profesional nadie se sustraía, ni siquiera las grandes figuras. En la historia de las corridas de toros de la feria vallisoletana hay bastantes ejemplos de esos escándalos de orden público que, por muy diversas causas, originaban en el ruedo los toreros de luces, primeros espadas que se metían mucho dinero a cambio de algo más que lucir palmito y exhibir su nombre en los carteles. ‘Cúchares’ –Francisco Arjona– fue la primera gran figura del toreo que pisó en ferias la plaza octogonal de Fabionelli. En las de 1859, ya con 41 años sobre las espaldas, trató de repetir algo que ya había hecho anteriormente en éste y otros ruedos españoles: ceder la muleta y la espada a uno de sus subalternos para que matase al toro. Una gracia que a veces se le reía y otras, como ocurrió aquel año, no. El presidente de la corrida le dijo que nones, que el matador era ‘Cúchares’ y ‘Cúchares’ debía concluir la faena, que para eso cobraba lo que cobraba, 68.000 reales junto a su yerno, ‘El Tato’, por torear las cuatro corridas del ciclo festivo vallisoletano. Pero don Francisco, que era muy suyo, le contestó que estaba fatigado y que, o lo mataba el banderillero, o el toro se iba vivo a los corrales. Y en medio de un escándalo mayúsculo, el maestro fue detenido por la Fuerza Pública, pasando la noche en los calabozos de Chancillería, para salir al día siguiente tras haber pagado la multa correspondiente.
Al Paseo de Zorrilla El 24 de septiembre de 1894, ya en la plaza nueva que había construido la Sociedad Taurina en el Paseo de Zorrilla, toreaban Rafael Guerra, ‘Guerrita’, y Antonio Reverte, las dos grandes figuras de la época, toreros geniales que trascendían más allá del ámbito taurino. Se llenó, como no podía ser de otra forma, la plaza porque, además, los toros del Duque de Veragua constituían otro aliciente añadido a los muchos que entrañaba aquella tarde de paseos en coches de caballos, pamelas, sombreros y aroma de puros habanos. Transcurrida la mitad de la corrida, al salir el cuarto toro comenzó a llover
de un leve esguince de muñeca que, según el parte médico «no le impedía continuar la lidia», le comunicó al presidente que no estaba apto para torear y que se iba al hotel, siendo detenido y multado por «desconsideración con el público y faltar a las más elementales normas del decoro profesional al abandonar la plaza antes de concluir el espectáculo». Hubo otros muchos escándalos, protestas y lanzamiento de almohadillas que afectaron a primeras figuras, como ‘El Cordobés’, Paco Camino, Curro Romero, Ortega Cano y otros muchos, pero sin consecuencias represivas por parte de la autoridad competente, porque sus desafortunadas actuaciones no infringían el Reglamento.
Rafael de Paula
como cuando Noé fletó su arca, dejando el ruedo totalmente encharcado. Entendiendo que allí no se podía torear, los dos matadores y sus correspondientes cuadrillas decidieron abandonar la plaza y regresar a su hotel, olvidándose del pequeño detalle de habérselo consultado al presidente quien, al enterarse de la situación, ordenó a la Guardia Civil de a caballo que trajesen de vuelta a ‘Guerrita’ y Reverte por las buenas o por las malas. Y fue por las malas, ya vestidos de paisano y manteniendo el criterio de que allí no se podía concluir el festejo. A todo esto, parte del público ya se había marchado y además empezaba a anochecer, por lo que la corrida se dio por terminada y los dos ases del escalafón taurino fueron arrestados y multados, según convenía el Reglamento. A finales de los años veinte torearon varias veces en Valladolid Rafael ‘El Gallo’ y ‘Cagancho’, etiquetados por los revisteros taurinos como toreros de inspiración, artistas de valor limitado con muchos detractores y algunos fieles seguidores, que esperaban el milagro de una faena
Rafael de Paula responde al periodista José Miguel Ortega, autor de este reportaje, en la feria taurina de 1985. Colección privada.
para el recuerdo. Al ‘Gallo’ le acompañaron sonoras broncas y hasta un tomatazo en la cabeza, mientras que ‘Cagancho’, en la feria de 1929, provocó tal escándalo que fue trasladado a la cárcel de Chancillería, donde pasó la noche. Como aquella era una historia que se repetía con harta frecuencia, el dibujante de ABC
publicó un chiste que se hizo viral, aunque este término no existiera. Uno de los ratones del calabozo le decía al otro: «Qué raro, son ya las nueve de la noche y ‘Cagancho’ sin venir…». En las ferias de 1960, el torero madrileño Luis Segura fue protagonista de otro altercado porque, tras ser atendido en la enfermería
Otra cosa bien distinta es lo que hizo en 1975 Rafael de Paula, toreo de duende que aquella tarde estuvo mal con el primer toro y falto de vergüenza torera en el segundo, al que ni siquiera dio un pase alegando que tenía un defecto en la vista. Pese a las advertencias de la autoridad, el jerezano se cerró en banda, no salió del burladero y dejó que sonaran los tres avisos, en medio de la ruidosa protesta de los tendidos. Pasó la noche detenido, quedando libre al día siguiente, previo pago de la correspondiente sanción gubernativa. Diez años después, también en ferias, se repitió la historia y Rafael de Paula, ya muy mermado de facultades, apenas salió al ruedo, pero la multa que le fue impuesta la pagó, creo recordar, su amigo Gonzalo Gonzalo, presidente del Forum de baloncesto. Aquella tarde viví una anécdota que no me resisto a compartir con los lectores. Mi amigo Fernando Fernández Román transmitía las corridas para Radiocadena Española y me pidió que le echara una mano, entrevistando a los toreros. Y cuando el segundo toro del jerezano ya estaba en el ruedo, aproveché para decirle a Rafael, que estaba a mi lado en el callejón: «Vamos maestro, que el toro tiene faena…», a lo que, sin dudarlo, me contestó: «Pues toma el capote y sal tú». Cacho inmortalizó el momento con la foto que ilustra este artículo.
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Feria y Fiestas de la Virgen de San Lorenzo 2020 | Espectáculos taurinos
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Hoy no queda más que el recuerdo de aquellos espectáculos cómicotaurinos-musicales que divirtieron al público de bolsillos modestos El creador de la nueva versión cómica del toreo fue el valenciano Rafael Dutrús, apodado ‘Llapisera’ porque se presentó en el ruedo vestido con frac y sombrero de copa, totalmente de negro
Cuadrilla del Bombero Torero y sus enanitos, junto a ‘Charlot’, otra figura del toreo bufo que encarnó Paco Arévalo. Colección privada.
LA CHARLOTADA, diversión taurina de los pobres
Llapisera, ‘Charlot’ y El Botones actuaron por primera vez en Valladolid en 1916 VALLADOLID
José Miguel Ortega. La feria taurina llevaba ya muchos años consolidada en Valladolid, siendo el acontecimiento esencial de las fiestas septembrinas a las que acudían numerosos forasteros de las provincias limítrofes e incluso de Madrid, aprovechando que los Ferrocarriles del Norte facilitaban el traslado con trenes especiales. Esos visitantes tiraban la casa por la ventana y no se privaban de acudir al teatro, al circo, a los carruseles y, sobre todo, a los toros. Pero ver a las grandes figuras costaba más de lo que mucha gente podía ganar en un mes, de modo que las corridas en la Plaza de Fabionelli, primero, y en la del Paseo de Zorrilla, después, constituían una diversión prohibitiva para buena parte de los vallisoletanos… hasta que sur-
gió el llamado espectáculo cómico-taurino-musical, al alcance de cualquier bolsillo. El también conocido como toreo bufo surgió en el litoral mediterráneo, en Cataluña y Valencia, y enseguida encontró una triunfal acogida en las plazas de toros del resto de España, de Hispanoamérica e incluso del norte de África. El creador de esta nueva versión cómica del toreo fue el valenciano Rafael Dutrús, apodado ‘Llapisera’ porque se presentó en el ruedo vestido con frac y sombrero de copa, totalmente de negro. Como era un tipo alto y delgado, dijeron que parecía un lapicero, cuya traducción al valenciano le iba a convertir en un personaje enormemente popular. Su éxito sirvió para que afloraran imitadores, como el catalán
Carmelo Tusquellas, apodado ‘Charlot’ por la desternillante versión taurina de la gran estrella del cine mudo, o Jaime Colomer, caracterizado como ‘El Botones’. Pronto se unieron los tres en un espectáculo de enorme éxito, novedoso, divertido y barato, sobre todo barato, que iba a hacerse un hueco en los carteles de feria. Valladolid fue una de las primeras ciudades españolas que contrató sus servicios, en 1916, pues el entonces empresario del coso vallisoletano, Sr. Argomaniz, hizo un hueco para ofrecer al público aquel espectáculo que triunfaba en Barcelona, Valencia y Madrid. Además de ‘Llapisera’, ‘Charlot’ y ‘El Botones’, el programa incluía una parte de toreo serio a cargo de ‘Torquito’, que mató dos toros de tres años. Los precios, 6 reales los tendidos de
sombra y una peseta los de la solanera, contribuyeron al lleno de la plaza y a que, a partir de entonces, la ‘charlotada’ encontrase acomodo en los carteles de la feria vallisoletana. En la de 1920, incluso hubo ración doble, pues los días 25 y 26 de septiembre actuaron ‘Charlot’, ‘El Botones’ y ‘Chispa’, personaje nuevo en el lugar de ‘Llapisera’, que tenía su propia compañía con la divertidísima actuación de la banda de ‘El Empastre’, formada en la localidad valenciana de Catarroja, justificando al añadido de musical al espectáculo cómico-taurino.
‘Nono de Villalpando’ Aunque ‘Llapisera’ y ‘Charlot’ seguían siendo la referencia del toreo bufo español, no tardaron en aparecer otros personajes de
gran acogida popular, como Pablo Celis, ‘El Bombero Torero’, creación que perduraría en el tiempo con la interpretación de su nieto, Rafael Celis, hasta su retirada hace un par de años. El dueño de la plaza del Paseo de Zorrilla, Eduardo Pagés, íntimo amigo de Carmelo Tusquellas ‘Charlot’, siempre buscó acomodo en la feria de San Mateo a la “charlotada”, que solía celebrarse el miércoles, con el consabido lleno en las gradas. Ya en la posguerra, Pagés quiso dar un barniz de mayor prestigio y calidad anunciándolo como ‘Galas de Arte’, con novilleros que después serían grandes figuras del toreo, en la parte seria. Andrés Vázquez, anunciado como el ‘Nono de Villalpando’, se fogueó entre otras en la plaza de Valladolid antes de empezar a torear con caballos y tomar la alternativa. Mientras los pioneros iban desapareciendo de los carteles o su personaje lo encarnaban otros, aparecían nuevos reclamos para el público, como ‘Cantinflas’, bajo cuyo disfraz estaba Paco Arévalo, padre del popular artista cómico del cine y la televisión quien, por cierto, también intervino en sus principios en este tipo de espectáculos. ‘El Bombero’ amplió su oferta al incluir en su cuadrilla a los llamados ‘Enanitos Toreros’, que en Valladolid como en el resto de las plazas donde actuaron, alcanzaron un enorme éxito popular, pese a ser un espectáculo muy poco edificante, por la utilización de la acondroplasia como diversión del “respetable”. Aunque con el tiempo surgieron otros personajes como ‘Don Canuto’, ‘Ramper torero’ y ‘El Indio Sioux’, poco a poco fueron desapareciendo las ‘charlotadas’ de los programas taurinos de las ferias y hoy no queda más que el recuerdo de aquellos espectáculos cómico-taurinos-musicales que divirtieron al público de bolsillos modestos y llenaron de billetes los de los empresarios.
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EL NORTE DE CASTILLA 08.09.20
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Feria y Fiestas de la Virgen de San Lorenzo 2020 | El deporte
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FÚTBOL. Hasta el empate de 2019, los blanquivioletas encadenaron once victorias en fiestas
La tradición de ver al Real Valladolid ganar en Ferias VALLADOLID
Jesús Domínguez. Cuando el verano va tocando a su fin, se produce anualmente un eclipse en Valladolid. Ferias y fútbol confluyen, funden (o fundían; maldito coronavirus) los ánimos en risas y abrazos, a veces de gol; otras, solo de júbilo. De hecho, ambos conceptos son difíciles de disociar, casi imposible, para cualquier aficionado del Real Valladolid. Y cuando ese día no lo fija la competición, se inventa, concediéndole la catalogación de trofeo y el apelativo de Ciudad de Valladolid, jugado en otros momentos en los últimos tiempos. No en vano, desde 2013 no ha habido dicha coincidencia; las ediciones posteriores se jugaron bien antes o bien después de las Ferias y Fiestas de la ciudad. Cuenta la tradición que antiguamente, cuando los goles blanqui-
violetas se festejaban en el Viejo Zorrilla y cuando las fiestas eran en homenaje a San Mateo, para el Real Valladolid jugar durante las Ferias era poco menos que un suplicio. Igual que suele decirse de los grandes que sufren el llamado ‘virus FIFA’, aquel que les ataca a la vuelta de los parones de selecciones, había un gafe que se cernía sobre el Pucela cuando había fiestas. Esta tendencia cambió cuando el José Zorrilla pasó a situarse donde se encuentra ahora, en la antes conocida como Avenida Mundial 82, con motivo de aquel Mundial de España que tuvo a la ciudad como una de sus sedes. El cambio se acrecentó a partir del 2000, cuando Javier León de la Riva decidió adelantar unos días las fiestas para que giraran en torno a la patrona, la Virgen de San Lorenzo, y buscando unas condiciones climatológi-
Equipo del Real Valladolid que ganó el trofeo de la ciudad en vísperas de la Virgen el año 1994. El Norte
cas algo más favorables. Como si la Virgen intercediera más que el Santo por los de blanco y violeta, las derrotas cada vez han sido menos y cada vez han sido más los motivos para celebrar. Este no fue el caso el año pasado, por culpa del postrero gol de Osasuna en el minuto 81, que evitó que el cuadro de Sergio González se quedara con tres puntos (que
bien merecidos habrían sido). Tampoco el de 2018, cuando directamente no se jugó en esas fechas – tampoco se disputó el Trofeo Ciudad de Valladolid, debido a que el Lille francés dio plantón, aunque para entonces ya era noviembre– . El último festejo de un triunfo ‘de Ferias’ corresponde a 2017, cuando el equipo entonces de Luis César Sampedro batió al Tenerife por
2-0. Arrancó el choque a las 20:30 horas, lo que propició que, pese a ser domingo, luego la afición pudiera quedarse en las casetas regionales y Ferias siguiendo lo que ya es una tradición: lo que pase en el campo se queda en el campo, tal y como suelen decir los principales actores. No en vano, las alegrías se llevan mejor que las tristezas, pero al rato ambas se ol-
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vidan. Escuchado el silbatazo final, se trata de disfrutar con familia o amigos. Y se disfruta; vaya si se hace, con independencia de lo que haya acontecido a escasos metros. Normalmente ataviados con camisetas y bufandas, o bien, en el menor de los casos, tratando de conseguir alguna de estas últimas en alguna de las caseta de tiro, que varias hay en las que poder obtener dicho botín preciado. Sin lugar a dudas, hay horarios mejores que el mencionado, como por ejemplo el del año pasado. El pitido inicial sonó en el remozado Zorrilla a las 18:30 horas, lo que hizo que dos horas después la gente estuviera fuera, comentando lo bien que había quedado el estadio sin el dichoso foso o la rabia que le daba el postrero tanto osasunista. Se mezclaron al caer la noche los domingueros –dicho en el mejor de los sentidos– con parejas de adolescentes, familias ajenas al balompié y con futboleros, circunstancia que frecuentemente acostumbra a atestar las casetas regionales de comensales hambrientos metiendo codos con el mismo sigilo con el que lo hacen los defensas italianos cuando el reloj atraviesa el minuto 90. Cuando eso pasa, de poco sirve ese tópico tan de Valladolid de que «yo tengo un amigo trabajando en ponga usted aquí la provincia o región que corresponda». Se palpa la misma tensión que si en el estadio el Pucela hubiera ido ganando a un gran-
de hasta el final jugando con dos futbolistas menos. Pero, ¿y lo bien que saben el pulpo, las rabas o el queso al cabrales cuando por fin llegas a la barra para ser atendido? En contextos así no se arruga nadie más que las papas canarias; la gula y el paladar son lo primero.
Racha triunfal La adrenalina se libera como si en vez de chocar coches lo hicieran trenes si antes se ha visto un triunfo. En partido oficial, Rober Ibáñez acabó con una senda triunfal, que a los supersticiosos (bueno; y también a los que no lo son tanto) les llevaba a desear que siempre fueran Minguela, alzando el Trofeo Fiestas, ya que hasta once Ciudad de Valladolid hace 30 años. victorias encadenó recientemente el Real Valladolid en el ‘partido de Ferias’. Se inició Copa del Rey), el Getafe (en 2013, esta racha contra el Atlético de Ma- en Primera), el Real Racing Club drid, en 2008, en las primeras jor- (en 2014, en Primera), el Bilbao nada de la Primera División, y la fi- Athletic (en 2015, en Segunda) y nalizó el envite mencionado con- el Girona (en 2016, en Segunda). tra el CD Tenerife, en 2017, en los Se da la circunstancia de que en albores de la temporada que culmi- todos esos partidos solo repitienaría con el último ascenso. Entre- ron dos entrenadores, Antonio Gómedias, sucumbieron el Recreati- mez y Miroslav Djukic, cuya suervo de Huelva (2010, en Segunda), te como técnicos fue dispar. El priel Huesca (2010, en Copa del Rey), mero, de hecho, viviría en 2010 su el Córdoba (2011, en Segunda), el propia semana grande con tres Nàstic de Tarragona (en 2011, en triunfos; ni el torero en el coso del
Paseo Zorrilla. Aunque apenas llegó a dirigir al Real Valladolid en 18 encuentros, sus comienzos fueron prometedores, con cinco victorias seguidas, cuatro de ellas como local. Se estrenó a finales de agosto contra el filial del Villarreal (0-1) fuera de casa y, como local, con el 5-3 a la UD Las Palmas en eliminatoria copera, en vísperas de Ferias. Aquel choque lo disputaron dos vallisoletanos, el guardameta Jacobo Sanz y Javier Baraja, hoy entrenador del Promesas, en el lateral derecho. Ambos fueron otra vez protagonistas en la tercera ronda, que tuvo ocasión una semana después, y en la que un solitario gol de Jorge Alonso dio cuenta de la SD Huesca. Un doblete de Calle y otro de Javi Guerra sirvieron para golear días más tarde al Recreativo de Huelva en el día que despedía las fiestas. Miroslav Djukic, por su parte, ganó en 2011 al Córdoba, gracias a un doblete de Alberto Bueno (2-0) y vio cómo Nauzet Alemán arrasaba al Nàstic en Copa del Rey: el canario hizo cuatro de los seis goles en el ‘set’ (6-0) endosado a los catalanes. Al contrario que para su homólogo, lo suyo fue el preludio de un curso que culminó con un ascenso irrepetible. El ‘póker’ de Nauzet Alemán fue festejado por todo lo alto, aunque,
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en honor a la verdad, hubo más algarabía otras veces, con goles de otros. Así, Zorrilla festejó en partidos de Ferias goles de algunos de sus últimos ídolos, como el mencionado par de Javi Guerra, un tanto de Jaime Mata, por entonces todavía recién aterrizado (en 2016) o, anteriormente, uno de Llorente a Las Palmas en 2006. Asimismo, también hubo momentos de gloria para canteranos recientemente ilustres, como Javi Baraja, que materializó un penalti contra el Atleti en 2008, o como Óscar, que marcó gol al Racing de Santander en 2014. Alberto Marcos, el futbolista con más entorchados con la zamarra del Real Valladolid, vivió varios ‘vacíos’ propiciados por parones de selecciones y porque en los primeros 2000 el Trofeo Ciudad de Valladolid se disputó en agosto, normalmente alrededor del 20. Pese a ello, el histórico ‘3’ acabó jugando seis veces en Ferias después del cambio de fecha. Hasta el 99, jugó cinco, y no se le dio mal: en el 97 ganó al Barcelona… del presidente Ronaldo. Aquel partido se lo perdió Torres Gómez, pero no César Sánchez, a quien Ronaldo marcó. Tampoco Juan Carlos, titular, igual que Benjamín o Marcos. Peor suerte que ellos corrió por San Mateo el Pucela de los colombianos, que en el 91 perdió contra el Logroñés (1-2), con Maturana en el banco, Higuita en la portería y Valderrama, como Fonseca, Onésimo o Minguela, también en el campo.
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Feria y Fiestas de la Virgen de San Lorenzo 2020 | El experto
08.09.20 EL NORTE DE CASTILLA
JOSÉ DELFÍN VAL. Cronista oficial de Valladolid
«Echaremos en falta estos días la libertad de poder disfrutar de nuestras fiestas, que ya tienen una tradición de siglos» VALLADOLID
Rebeca Adalia. Hace casi dos años que cogió el testigo de la mano del catedrático e historiador Téofanes Egido como Cronista Oficial de la ciudad de Valladolid. Aunque es salmantino de nacimiento, el escritor y periodista Jose Delfín Val se ha convertido en el narrador más ilustre de la capital del Pisuerga. Su experiencia, bagaje y conocimiento dan respuestas, en este momento y en esta etapa del año, a lo que fueron, son y serán las fiestas patronales en honor al santo o la santa que determine el momento de la historia de una ciudad –en la actualidad, la Virge de San Lorenzo; antes, San mateo– que hoy suspende la celebración que en sus orígenes marcaba el fin de la labranza y el inicio de la época de vendimia. –Como cronista oficial d ela ciudad de Valladolid, ¿en qué se diferenciará este año su análisis de los acontecimientos? –En el deseo de que toda esta tormenta y batalla que libramos contra un elemento desconocido, que no sabemos dónde está, encuentre su antivirus. Echaremos en falta en estos días la libertad de poder disfrutar de nuestras fiestas que ya acumulan una tradición de siglos. –¿Cómo cree que recogerán los medios de comunicación la no celebración de las fiestas patronales de Valladolid este año? –Tendrán que aguantar el chaparrón y esperar que pase la tormenta. Es muy difícil hablar o contar algo que no va a suceder. Esta situación nos la han impuesto y tenemos que aceptarla. –Históricamente, la ciudad de Valladolid ha modificado tanto las fechas como los santos a los que rendir homenaje en varias ocasiones. ¿Qué ha supuesto esta circunstancia? –Antes celebrábamos las fiestas en honor a San Mateo y ahora se festejan en honor a su patrona, la Virgen de San Lorenzo. Las fiestas de antes marcaban el final de las cosechas y las vendimias, que dejaban una economía boyante para su población. Ahora se celebran
en otro espacio y tiempo determinado no depende de esas circunstancias. –¿En qué han cambiado las fiestas patronales de Valladolid con el paso del tiempo? –Yo llegué de Salamanca a Valladolid en el año 1960. Antes, las fiestas estaban marcadas por los festejos taurinos, tanto en Castilla y León como en España, y no solo en las fiestas patronales si no en los matrimonios, nombramientos de reyes o nacimientos de monarcas. Ahora, a la tauromaquia le han cogido ojeriza y no entiendo el porqué, es una tradición que nos diferencia de otras culturas. –Desde su punto de vista, ¿qué culturas populares se han perdido en las fiestas patronales? –Se han reducido el número de corridas de toros y el concurso de dulzaineros se ha afinado. Hemos pasado de la música de las dulzainas, que amenizaban los bailes populares de las ferias y fiestas patronales, a la instalación de grandes escenarios en la Plaza Mayor con la actuación de artistas de primera fila y sonido magnífico.
José Delfín Val, el 11 de octubre de 2018, cuando fue nombrado cronista oficial de Valladolid. H. Sastre
La cultura popular –¿Cuáles cree que se perderán en un futuro? –Creo que no debemos perder ninguna cultura popular, incluida la cultura de los toros. Me confieso un gran taurófilo e incluso he escrito un libro, aún por editar, con más de 400 páginas y 200 ilustraciones sobre Valladolid en la historia taurina desde el siglo XII. No debe desaparecer nada, es importante conservar las actividades de la Feria de Muestras, el teatro, la cultura, el Tío Tragaldabas, los eventos en los barrios... Perder siempre es malo y ganar, bueno. –¿Cuál es la esencia de las fiestas de Valladolid? –La gastronomía en la ciudad es muy importante. A la gente durante las fiestas le interesa comer y beber muy bien y aquí se puede hacer y muy barato. –La estética ha sido uno de los factores que más ha evolucionado. ¿Hemos dejado a un lado las com-
«Antes, las fiestas estaban marcadas por los festejos taurinos. Ahora, a la tauromaquia le han cogido ojeriza y no entiendo el porqué, es una tradición que nos diferencia de otras culturas» «A la gente durante las fiestas le interesa comer y beber muy bien y aquí se puede hacer y muy barato»
parsas y la decoración de las calles a cambio de los atuendos de las peñas y la Feria de Día? –El concepto de las peñas es muy bonito en los pueblos, creo que para divertirse en grupo no es necesario tener espectáculos específicos para las peñas, como su desfile. No deberíamos promocionar las peñas porque no aporta al devenir de las fiestas, exceptuando esas comidas de hermandad o fraternidad en las que se divierten sanamente y sin molestar al resto de los ciudadanos. En cuanto a la Feria de Día, no soy muy partidario pero creo que en estos momento sería muy bueno. –Ya han pasado más de dos años desde que aceptó el encargo de ser el cronista de la ciudad del Pisuerga, ¿qué balance hace de su experiencia en el cargo? –Es un cargo que se otorga a una persona que conoce la historia de Valladolid y tiene una condición como la mía, de periodista y autor. Es un cargo no remunerado, ni pien-
so cobrar nunca nada. Me satisface formar parte de un grupo de vallisoletanos amantes de la ciudad y de su historia, motivo por el que yo me quedé en esta ciudad. Por ejemplo, es un orgullo en este momento poder crear un libro, acompañado de ilustraciones, con las vivencias del encierro domiciliario de la primera fase de la pandemia contando mis reflexiones a través de la ventana de mi casa. Como cronista oficial de Valladolid puedo decir que he visto la vida de la ciudad en una situación amarga. –Por último, ¿cómo va a vivir estas ‘no fiestas’? –Aunque tendremos bastantes limitaciones, miraré la programación y disfrutaré de las actividades defendiendomé del ‘bicho’. Nos piden que tengamos paciencia y resignación y debemos creer que quienes nos gobiernan obran con buena voluntad, hecho que en muchas ocasiones tenemos argumentos suficientes para ponerlo en duda.
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Feria y Fiestas de la Virgen de San Lorenzo 2020 | Gastronomía
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«Del Poniente al Campo Grande, de la Cañada de Puente Duero a los aledaños del Zorrilla, las casetas regionales forman parte del paisaje festivo»
Las casetas regionales captan cada año la atención y el interés de los vallisoletanos, algo que permanece desde hace 38 años.
CASI CUATRO DÉCADAS DE UNA CITA CULINARIA INDISPENSABLE. La Feria del Folklore y la Gastronomía ‘descansa’ por primera vez desde que se estrenara en 1982 en la Plaza de Poniente
Babel de sabores regionales VALLADOLID
Andrea Díez. El Recinto Ferial ubicado junto al Estadio José Zorrilla se quedará este año desnudo. Las casetas y centros regionales que desde hace treinta y siete años acuden puntualmente a la celebración de las fiestas de Nuestra Señora la Virgen de San Lorenzo se toman un obligado descanso. La popular frase de uno de los éxitos de Mecano, ‘Unos entran otros van saliendo y entre el barullo yo me cuelo dentro’, podría ser la banda sonora de cualquiera de los bulliciosos días en los que el aparcamiento del Estadio se llenaba en apenas una hora. La multitudinaria cita se ha asentado, con el paso de los años, como el lugar de encuentro y degustación de lo mejor de la gastronomía de cada región. Una forma de viajar por las cocinas de media España sin moverse en unos metros cuadrados. El secreto de su éxito, la apuesta por elaboraciones con productos de la tierra, cocinados caseros y tradicionales. La creciente tendencia del turismo gastronómico que invita a conocer ciudades y pueblos a través de sus recetas y platos más tradicionales encuentra en inciativas como esta una sugerente propuesta. En las casetas regionales se aúnan los dos activos de cualquier fiesta, la comida y la música. Este año no se
ganizara algo con productos regionales y nos ubicamos en la Plaza de Poniente, donde repetimos un segundo año después de la buena acogida». A partir de ahí, la feria comenzó a tomar forma, se fueron sumando más participantes y el Ayuntamiento apostó por desarrollar la actividad ofreciendo un nuevo espacio dotado con mejores instalaciones, Campo Grande. Aquí en el año 1984 se dispusieron módulos para las casas, se amplió el horario y se conviertió en uno de los imprescindibles de las fiestas de San Mateo, que se celebraban el tercer domingo de septiembre. Las temperaturas agradables de la tarde se tornaban frías en la noche por lo que las casas regionales optaban por ofrecer platos calientes, entre los de mayor aceptación, las sopas de ajo y el marmitako. El salto hacia un nuevo emplazamiento, la Cañada de Puente Duero, no tardó en llegar, «allí montamos hasta 23 casetas. Aparte de esto y los toros no había mucho más», reconoce Bellido. Y es que las fiestas de San Mateo pivotaban sobre tres patas, la Feria de Gastronomía, los toros y los conciertos. Para aguantar con buen humor y fuerza los días de ocio mejor con el estómago lleno. El desfile de gente que recorría la Cañada, la mezcla de aromas y los sabores quedarán para la memoria gastronómica de muchos que hoy continúan con la tradición acercándose hasta la última de sus ubicaciones. El traslado de las casetas regionales al Real de la Feria, en los aledaños del estadio de fútbol José Zorrilla en 1998 fue un nuevo paso hacia delante para atender la creciente demanda de la actividad.
El mismo lenguaje
Peñistas celebran una actividad en la Feria del Folklore y la Gastronomía en 1998.
encenderán los fogones en el Ferial. Tampoco sonará la gaita que el año pasado daba la bienvenida en la casa de Asturias, donde los platos con bollos preñaos circulaban de un lado a otro de la barra acompañados de una buena sidra. Precisamente Asturias, junto a Galicia, Navarra y Segovia fueron las primeras en participar, en 1982, en esta feria de gastronomía y folclore, donde los acordes y bai-
les tradicionales se convirtieron en otro punto fuerte.
Los orígenes El presidente de la Federación de Casas Regionales y Provinciales en Castilla y León, José Luis Bellido recuerda cómo surgió la idea hablando con el por entonces alcalde de Valladolid, Tomás Rodríguez Bolaños. «Me sugirió que or-
«De una conversación con el entonces alcalde, Tomás Rodríguez Bolaños, surgió la idea de crear esta feria»
En esta torre de Babel gastronómica sí se comparte un mismo lenguaje, el del buen yantar. Un templo que se extiende a lo largo y no lo alto, en el que las discusiones se centran en si repetir las patatas revolconas de la Casa de Ávila, el cocido de Madrid, los embutidos de Extremadura, los alubiones de Segovia o el jamón de Teruel, entre otros muchos. En cuanto a las bebidas, el fino de Andalucía y la sidra de Asturias consiguen paliar la sed de tanta charla. Sin desmerecer los vinos de la tierra y la bebida oficial, Lorencito, que gracias a un acuerdo con la Asociación de Hosteleros llega también hasta el reciento ferial. El principal ‘enemigo’ de la Feria del Folklore y Gastronomía desde su inauguración, más que el viento y la marea, fue el viento y el
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agua. La climatología adversa propia de la época del año fue protagonista en más de una ocasión, «con las lluvias de últimos de septiembre lo pasábamos peor sobre todo cuando la celebración era en San Mateo y caía del 20 al 27, era muy tarde. Allí arriba las carpas tenían que aguantar vientos superiores a 100 kilómetros por hora», recuerda el presidente de la Federación de Casas Regionales y Provinciales en Castilla y León. Pero no hay problema que no tenga solución. La decisión de adelantar la celebración de las fiestas de la ciudad a primeros de mes supuso un alivio para el sector hostelero en general y también para la Feria de Gastronomía. Así que en el año 2000 los vallisoletanos dieron la bienvenida a la Virgen de San Lorenzo como patrona de las fiestas locales. Además, ese mismo año se puso en marcha la Feria de Día, que completaba la oferta gastronómica de la ciudad mientras las casetas regionales siguieron deleitando a todos los vallisoletanos con sus mejores productos y platos típicos.
Del viento al sol Pero ahí no acaban las andaduras de la Feria de Gastronomía y Folclore porque poco se podían imaginar que ahora el problema iba a ser el sol. De nuevo el tiempo dirige la orquesta de la fiesta. Cuando en las horas principales
Durante muchos años fue el único reclamo gastronómico en fiestas.
del día ‘lorenzo’ aprieta ,encontrar un hueco de sombra en la que disfrutar de la tapa y la bebida era una verdadera batalla. Así que en las fiestas de 2004, el Ayuntamiento de Valladolid y la organización de la feria alcanzaron un acuerdo para modernizar las instalaciones de forma paulatina y aumentar la zona de sombra con toldos. Dicho y hecho, cambios notables en la edición de 2006, cada una de las casetas contó con tres metros más de mostrador y se colocaron unas mesas para sustituir a los barriles que hasta entonces servían para que los clientes depositaran sus comidas y bebidas. El suelo dejaba de ‘estar de moda’ para poder disfrutar apoyados en una mesa, tranquilamente de la ruta por las casetas que alcazaban la veintena. Los vallisoletanos que acudieron a la cita en 2011 con las recetas tradicionales de la geografía española agradecieron la instalación de una carpa de 2.000 metros cuadrados para protegerse del sol y del agua. Pasear por las veinte casetas distribuidas en los 8.000 metros cuadrados de superficie de la Feria y que además estrenaba un sistema de videovigilancia con doce cámaras, supuso que ahora sí, definitivamente, se convirtiese en verdadero placer para el ocio y el paladar. Pero después llegaría el azote económico, el de la crisis, que se dejó sentir en la ciudad con un notable descenso de visi-
«Ocio y paladar se combinan a la perfección de la mano de las Casas Regionales» tas en los años siguientes. Y también llegaron las consecuencias del cambio climático, las altas temperaturas alcanzadas hace cuatro años mermaron las visitas a las casetas regionales que notaron la mayor afluencia de público en las últimas horas de la tarde. Pero también el paso de los años trajo mejoras tecnológicas como el diseño y puesta en funcionamiento de una app de las Fiestas que permite consultar las casetas regionales instaladas en un mapa geolocalizado para que los visitantes puedan calcular y organizar su ruta. El dinero recaudado durante la celebración de las casetas sirve para financiar la actividad cotidiana de los diferentes centros provinciales y regionales en Valladolid. «Es la primera vez que no estaremos. Esta edición nos dejará un recuerdo doloroso pero confiamos que en todas las casas puedan aguantar y regresar el próximo año, si la situación lo permite», apunta con resignación José Luis Bellido. Este ‘pequeño’ rincón de sabores de España se mantiene latente a la espera de tiempos mejores.
NUEVA APERTURA
DÍA 11 Peces Reciclados DÍA 12 Globoflexia DÍA 14 Un Paseo por Europa DÍA 15 Desfile de Moda con Reciclado DÍA 16 Collar de Material Reciclado
11 SEPTIEMBRE A LAS 17:00 H
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DÍA 17 Instrumentos de Reciclaje DÍA 18 Juegos DÍA 19 Globoflexia DÍA 21 Sopa de Letras: Animales DÍA 23 Máscara de Animales DÍA 24 Papiroflexia
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Feria y Fiestas de la Virgen de San Lorenzo 2020 | La advocación religiosa
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FESTIVIDAD. Por qué Valladolid ha festejado en septiembre a un santo que no era su patrón y ahora celebra a la Virgen
Patronos, protectores y demás santos en torno a la Feria y Fiestas VALLADOLID
Javier Burrieza. Las ciudades y los pueblos cuentan con sus patronos; sus habitantes con sus ciclos de trabajo y de celebración; y la vida cotidiana se rompe con determinados sucesos extraordinarios. Todo ello explica la evolución de dos conceptos que hoy los unimos en Valladolid, la existencia de una feria y unas fiestas en septiembre, aunque en el calendario litúrgico, la fiesta propia del patrono de la ciudad, San Pedro Regalado, se sitúa en mayo. Mucho más cercana es la de la patrona, la Virgen de San Lorenzo, el 8 de septiembre, cuando el calendario cristiano celebra la Natividad de la Virgen María. Para complicar más el contexto, desde el 21 de septiembre de 1561, el evangelista san Mateo ha estado incluido en el panorama de las devociones y, posteriormente, de las percepciones festivas de la ciudad, recordando un incendio que cambió dramáticamente la cotidianidad de sus habitantes y favoreció el nuevo urbanismo de Valladolid en su reconstrucción. La Feria, de origen medieval, fue concedida a la entonces villa medieval del Esgueva por quién podía hacerlo, en este caso Alfonso VII, llamado ‘El Emperador’. Y lo hizo en 1152. La podía celebrar franca en el entorno temporal de Santa María de Agosto, prolongándose por espacio de ocho días. Fue una de las primeras ferias-mercado de los reinos cristianos del norte, adquiriendo una extraordinaria pujanza ya en ese mismo siglo XII. A la confirmación de Alfonso X en 1263 se unía el seguro de paso de todos aquellos que acudiesen a ella. Esta concesión reforzaba la vinculación y el carácter de realengo de la villa de Valladolid. El mencionado Rey ‘Sabio’ amplió la Feria a dos ciclos diferentes de quince días, en el inicio de la Cuaresma y en las últimas semanas del mes septiembre que nos ha de ocupar. Valladolid se integraba en el circuito ferial del Duero aunque a finales del siglo XIV perdió importancia en detrimento del triángulo bien favorecido de Medina del Campo, Medina de Rioseco y Villalón. La de Valladolid se mantuvo hasta el siglo XIX aunque con cambios de fechas, con la importancia de la fiesta del arcángel San Miguel (29 de septiembre), muy popular en el continente y que, ante la ausencia de un vallisoletano canonizado, (y eso no se solucionó hasta 1746 con la de san Pedro Regalado) se convirtió en el protector y patrono de la ciudad que había sido Cor-
Mosaico en la Diputación sobre el incendio de Valladolid. A la izquierda, la antigua Iglesia de San Lorenzo.
te. Eso sí, cuando hubo que festejar la subida a los altares del fraile vallisoletano franciscano, la Ciudad se endeudó sobremanera, además de elegir por plebiscito público a su nuevo patrono. Sus fiestas del siglo XVIII, las del Regalado, siendo únicas, se convirtieron en un hito en la trayectoria vallisoletana, aunque nunca se consolidaron en el tiempo en el día de su fiesta litúrgica (13 de mayo), ni siquiera en un pequeño formato. Pesaba más, en una sociedad agrícola, tras la recolección de las cosechas, el mantenimiento de su feria aunque aparecían las inclemencias otoñales.
Aquel terrible incendio Por eso, el Ayuntamiento pidió al Gobierno de la Nación, pues la Feria había sido concedida por un monarca, que ésta regresase hasta el 20 de septiembre y no se prolongase por octubre. Eran los días de la regencia del duque de la Victoria, el general Espartero (1840-
1843). Y así ocurrió entre el 20 y el 26 de septiembre. Por vez primera se vincularon con el santo evangelista aunque todavía no era la ‘Feria de San Mateo’. Como dijimos, este último venía ocupando un espacio devocional en la ciudad desde la superación del terrible incendio de 1561, coincidente con su fiesta litúrgica (21 septiembre). Y aunque se produjo una trascendental destrucción material de parte de la entonces villa, apenas hubo pérdidas humanas. No era una ocasión de fiesta lo que sucedió con San Mateo pero sí un voto de agradecimiento, por parte del poder municipal con la participación del Cabildo de la Catedral. La Feria de Septiembre no se movió del intervalo mencionado salvo en 1885 en que la epidemia de cólera la retrasó un mes. Así cuando los trabajos agrarios concluían, se podía producir el parón, con influencia y atracción sobre los pueblos cercanos, habitantes que acudían para la provisión de lo que se mostraba. La moderna Feria anual de ganados y utillaje agrícola la creó el alcalde Miguel Iscar pero en junio, donde también había una fecha muy característica a tener en cuenta, la de San Juan. La actual Feria Interna-
| Feria y Fiestas de la Virgen de San Lorenzo 2020
EL NORTE DE CASTILLA 08.09.20
cional de Muestras encuentra sus antepasados en las periódicas exposiciones públicas. La de 1871, por ejemplo, estuvo organizada por la Sociedad Filantrópica y Artística de Valladolid y fue llamada Exposición Pública Universal, con escenario en la Acera Recoletos con más de 600 expositores nacionales y extranjeros. Se fue vinculando el recinto ferial y el ocio y la diversión, con carruseles, espectáculos y fuegos de artificios que tardaron en pasar la barrera de seguridad que proporcionaba el Pisuerga. En 1924 ya hablamos del ‘Real de la Feria’ que fue buscando escenarios urbanos cambiantes. Llegaron también los desfiles de carrozas, las sucesivas novedades del cinematógrafo, la iluminación de la luz eléctrica del recinto, la inauguración de algunas estatuas monumentales y la música al aire libre. Y mientras en la fiesta del Antiguo Régimen, los toros no estaban sujetos a un ciclo o feria determinada sino a las ocasiones numerosas que los requiriesen; ahora, en la ‘nueva Feria’ ya festiva, además de ser un elemento de atracción para forasteros, se construía un recinto específico para su celebración, el Coso del Paseo Zorrilla, inaugurado el 20 de septiembre de 1890, alejado del centro de la ciudad. El tiempo de la Feria y fiestas concentradas en un ciclo (las propias de una sociedad burguesa primero y contemporánea e industrial después) era también el de la intensificación de la competición deportiva y su exhibicionismo. En este panorama festivo concreto de Valladolid, la Virgen de San Lorenzo no ocupaba un especial lugar de privilegio. La vinculación entre esta antigua advocación mariana y el 8 de septiembre no había que buscarla en un decreto episcopal ni en una decisión eclesial sino en la devoción y decisión de los que gobernaban la Ciudad. Fue conformándose como su patrona y protectora, al igual que la principal institución de la Iglesia local, el Cabildo de la Catedral, tenía la suya en la Virgen del Sagrario. Todo ello provocó conflictos serios en el siglo XVIII, con alianza ocasional del obispo con los regidores frente a los canónigos, saliendo ‘victoriosa’ la Virgen de San Lorenzo. Los ojos de los ciudadanos hacia su Virgen no se reducía al 8 de septiembre, se prolongaba todo el año con las continuadas rogativas. A pesar de la asociación de la Feria con las proximidades de la festividad de San Mateo, la vinculación entre ambos no se oficializó hasta que en 1939 el programa de festejos se denominó ‘Tradicionales Ferias de San Mateo’. Con todo, el santo evangelista no adquirió un protagonismo procesional, ni existía un lugar determinado para rendirle culto, a pesar de la nueva sacralización del nacionalcatolicismo. Las primeras iniciativas para asociar la Feria a la Virgen de San Lorenzo se remontan a 1910 de la mano de comerciantes e industriales, con
«La Feria, de origen medieval, fue concedida a la entonces villa del Esgueva por Alfonso VII, llamado ‘El Emperador’. Lo hizo en 1152»
un argumentario también climatológico. A finales de los cincuenta, los programas de festejos los titulaban de ‘Nuestra Señora de San Lorenzo y San Mateo’ pero el cambio definitivo en favor de la patrona se produjo por consenso de los tres grupos políticos que componían la Corporación Municipal a finales de 1999. Consideraban los regidores que se trataba de un nuevo capítulo –me gus-
«En 1885, la feria de septiembre, ya vinculada al evangelista San Mateo, aunque aún no con tal denominación, se retrasó un mes por la epidemia de cólera»
La Virgen de San Lorenzo, durante su nombramiento como alcaldesa honoraria perpetua de Valladolid.
La imagen de la patrona, entre la tradición y los documentos El que no tiene nada que ver en toda esta trayectoria festera es san Lorenzo, diácono hispano al que se encuentra titulada una antigua parroquia en la entonces villa de Valladolid. Es solo el ‘genitivo’ de una advocación mariana: la Virgen de San Lorenzo significa la Virgen que está en la iglesia de San Lorenzo, en un templo que reconstruyó el regidor y merino mayor Pedro Niño desde finales del siglo XV, en los días de la reina Isabel La Católica, quizás por requerimiento suyo. Por tanto, desde días muy tempranos era la imagen mariana por antonomasia de esa iglesia, lo que no quiere decir que no hubiese ninguna más ¿Fue realizada para el templo o procedía de algún otro lugar? Para los historiadores, siguiendo la autoridad de Clementina Julia Ara Gil en su tesis doctoral desde 1977, la historia documentada de esta imagen comenzaba en el siglo XIV. Esto no lo sabían los vallisoletanos del bajomedievo, ni los que vivieron en la Corte de Margarita de Austria, ni tampo-
Antonio Vaquero, trabajando con el antiguo aspecto de la Virgen de San Lorenzo, la habría de convertir en una imagen de bulto redondo.
co los del barroco. No se llevaba, entonces, la definición de los rasgos estilísticos que situaban una obra devota en una centuria determinada. Primaba la devoción con su tradición y leyenda y ésta, para ser efectiva, dentro de unas coordenadas que se repetían, debía remontarse lo más posible. Tradición que respondía a distintas preguntas: ¿Quién la
había realizado? ¿Cómo había llegado hasta aquí? ¿Su invención, es decir, la aparición, había respondido a coordenadas extraordinarias? ¿Cómo se había propagado su devoción entre los ciudadanos? ¿Se habían producido milagros? Estas son preguntas que se debían responder desde las percepciones y mentalidades de una sociedad sacralizada, no desde un estudio científico. Y así, en el caso de la Virgen de San Lorenzo, escribieron que quizás había sido tallada por alguien que la había conocido; que su lugar originario había sido, en la España visigoda, la localidad de Consuegra; que un sacerdote nacido en Valladolid la había traído a ocultar a orillas del Pisuerga en el tiempo de la invasión musulmana; que se había dado a conocer a un pastor y que, tras un paréntesis, en una puerta de la cerca de la villa por donde pasaban los aguadores, hacia el Pisuerga, había venido a parar a una pequeña iglesia dedicada a san Llorente donde obró extraordinarios milagros en el entorno familiar de un hombre de la política del tiempo de los Trastámara, Pedro Niño. ¿Quién contribuyó en distintos momentos a elaborar esta tradición? Dos son los autores que me atrevo a apuntar: un hombre del gobierno municipal que
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taría decir que el definitivo– en el «proceso de redefinición de las ferias y fiestas de la ciudad». Ya no estábamos hablando de ciclos agrarios sino más bien de una ciudad de servicios que después del verano, y antes de recobrar la normalidad, fijaba sus fiestas. Parecía que los ‘Sanmateos’ estaban asociados a la inestabilidad atmosférica mientras que la patrona estaba favorecida de los últimos calores. A mí me parece más adecuado pensar en razones históricas en torno a una patrona que también se tuvo que hacer visible gracias al apoyo del entonces nuevo arzobispo, Braulio Rodríguez. El prelado apoyó la salida procesional desde el 8 de septiembre de 2003, produciéndose también la reconstrucción, por repoblación, de la antigua Real Hermandad de Nuestra Señora de San Lorenzo. Si antes la patrona oficiosa salía cada vez que era menester, desde entonces no han faltado las salidas extraordinarias, más por motivos festivos que por necesidades, pues como podemos comprobar en materia de salud pública las rogativas han sido desterradas. Sin embargo, la procesión titular de la Virgen de San Lorenzo, camino de la Catedral cada 8 de septiembre, es una bella estampa festiva del secular Valladolid procesional. Quizás alguna vez empuje al patrono franciscano a hacer lo mismo en mayo, donde también se sitúa un pequeño ciclo festivo de la primavera. escribió la primera síntesis de la historia de Valladolid, Juan Antolínez de Burgos en el siglo XVII y, más tarde, con materiales que pudieron llegar hasta él, un jesuita que publicó en 1726 un manual de las advocaciones marianas de España, Juan de Villafañe. Quizás ellos pusieron negro sobre blanco algo que es cuestionable aplicando los criterios de la historiografía moderna. Imagen que cambió en sus características cuando el párroco David Sánchez del Caño, en los años cincuenta del siglo XX, se atrevió a desnudarla de sus mantos, no sin escándalo de la devoción. Fue entonces cuando, por la acción del escultor Antonio Vaquero, se convirtió en una escultura de bulto redondo. Para entonces, ya oficialmente había sido nombrada patrona de la ciudad, coronada canónicamente en medio del esplendor ciudadano en 1917, después de que durante siglos había estado presente en casi todos los acontecimientos, pesares, necesidades, incluido en aquel incendio de 1561 que destruyó el Valladolid mercantil para construir uno nuevo. En ese momento, no se llamó a San Mateo sino a la Virgen que estaba en San Lorenzo, para que saliese a la calle, ante el avance imparable de las llamas.
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Feria y Fiestas de la Virgen de San Lorenzo 2020
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08.09.20 EL NORTE DE CASTILLA