LUIS FUENTES RODRÍGUEZ
Presidente de las Cortes de Castilla y León
Las tradiciones y los valores del movimiento comunero, pilar de nuestro rico patrimonio inmaterial
L
a ingente riqueza patrimonial que Castilla y León atesora en cientos de espacios puede hacer gala de conservar, gracias a la importancia que en nuestra cultura han tenido y tienen la tradición y el apego a la tierra, un relevante legado inmaterial construido en torno a la figura de los comuneros y de la trascendencia de los hechos que protagonizaron en el siglo XVI. Ese «conjunto de bienes» acumulado a lo largo del tiempo que es nuestro patrimonio, que más allá de custodiar historia y recuerdos es parte esencial de nuestra identidad porque nos define ante el mundo, cobra especial importancia con motivo de la conmemoración del V Centenario del Movimiento Comunero, que celebramos con la vista y el corazón puestos en los castillos, palacios, monasterios, calles y plazas de muchas de las ciudades y pueblos de nuestra Comunidad donde la revuelta escribió los principales capítulos de su historia. La localidad vallisoletana de Villalar, escenario de la derrota del ejército de Padilla, Bravo y Maldonado frente a las tropas reales, custodia no solo un episodio imprescindible de la historia de España, sino un relato social ininterrumpido de las conmemoraciones que desde 1976, en plena Transición, se han celebrado en torno al 23 de abril. Y ha sido en este municipio, en sus calles y en su campa, donde cientos de personas aprendieron algunos de los versos del Romance que el leonés Luis López Álvarez escribió en 1972 y cuya musicalización, firmada por el Nuevo Mester de Juglaría, lo ha posicionado en la cúspide del imaginario colectivo de Castilla y León. El teatro, de mano de Ana Diosdado, o el séptimo arte, con distintos títulos rodados a lo largo del siglo XX, detuvieron
también sus miradas en el movimiento de las Comunidades, que no obstante ha permanecido en algunas de las muchas tradiciones que preservan y enriquecen nuestros pueblos. Es el caso de Torrelobatón, en cuyo castillo, del que salieron las tropas lideradas por Padilla, Bravo y Maldonado hacia Toro poco antes de la batalla de Villalar, se ubica el Centro de Interpretación. La localidad, parada indispensable para todo amante de la historia y de ese momento en particular, mantiene vivo su relevante papel en este proceso histórico con la recreación de la última cena de los líderes de la revuelta y su salida de la fortaleza con destino a la localidad zamorana. Otro de los castillos que pintan el paisaje de nuestra tierra, el de Trigueros del Valle, ha sido durante años escenario de la
«Las tradiciones y el patrimonio inmaterial atesoran nuestro acervo cultural e identitario, que se sustenta inevitablemente en nuestra historia»
representación del histórico asalto protagonizado por los habitantes del pueblo que, aprovechando el paso del ejército de Padilla y el obispo Acuña por la localidad, sometieron a su señor, Gutierre de Robles, a quien la derrota de Villalar sirvió para hacerles pagar por lo acontecido. A las recreaciones históricas y demostraciones de artes y oficios de la época, enraizadas ya en la vida de muchos de nuestros pueblos, se suman los numerosos grupos de teatro y entidades culturales, además de institutos, centros de salud y calles que, portando en su nombre la palabra “comuneros”, aseguran la vigencia de su recuerdo y lo hacen pervivir no solo en los rincones en los que las Comunidades cobraron un especial protagonismo, sino en todo el territorio español. Las tradiciones y el patrimonio inmaterial atesoran nuestro acervo cultural e identitario, que se sustenta inevitablemente en nuestra historia, en lo que fuimos. Y en Castilla y León debemos de presumir y hacer gala de los valores que aquellos hombres y mujeres valientes brindaron al mundo en el siglo XVI: la búsqueda de la participación de los ciudadanos en las instituciones que regían sus vidas, la exigencia de gobernantes presentes en el día a día, la necesidad de buscar el bien común. En definitiva, la intervención en los asuntos políticos y la consideración de todos los ciudadanos, unidos entonces bajo el término ‘comunidad’. Ese legado es, cinco siglos después, un pilar indispensable de nuestra sociedad y una de las más grandes y hermosas herencias que el movimiento comunero nos ha dejado. Trabajemos juntos para mantenerlo vivo, para enriquecerlo. Unámonos para, de mano de nuestro patrimonio inmaterial, seguir haciendo presente el pasado.
| El Patrimonio Inmaterial de Castilla y León | 2021 EL NORTE DE CASTILLA | 3