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El Papel Periódico — 003
Portada
ENERO DE 2022 EL PAPEL PERIÓDICO
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Analistas de los gremios, el Concejo, el Congreso, la academia y el periodismo reflexionan sobre los desafíos de Bogotá para este año que comienza. Seguridad, competitividad, movilidad e integración regional, las preocupaciones más recurrentes.
(Imágenes: Adobe Stock / Ilustración: El Papel Periódico)
Más de un reto
Jaime Castro
Exalcalde de Bogotá
En el caso de Bogotá, por sus características, no es posible decir cuál es su reto más importante en el 2022. Son varias las obligaciones que las autoridades y ciudadanía capitalinas deben afrontar y asumir para mejorar las condiciones de la ciudad.
Por su actualidad, aunque no se trata de un tema exclusivo del Distrito, es necesario que el Gobierno Nacional y la Alcaldía Mayor se empleen a fondo para combatir la alarmante inseguridad que de diferente manera afecta todos los barrios.
Conviene recordar que, según el artículo 296 de la Constitución Nacional, para la conservación del orden público los «actos y órdenes del Presidente de la República se aplicarán de manera inmediata y de preferencia sobre los de los gobernadores». Este texto lo desarrolla el Estatuto Orgánico de Bogotá, artículo 38, cuando dispone que en esa materia el Alcalde Mayor debe cumplir «las instrucciones que reciba del Presidente de la República».
La ciudadanía tiene que contribuir al mejoramiento de la seguridad suministrando la información que posea y presentando las denuncias a que hubiere lugar.
Lo que se acaba de anotar es igualmente válido para las decisiones y programas que adopten las autoridades nacionales y distritales para combatir el covid–19 y sus múltiples manifestaciones que requieren la acción conjunta de todo el poder público.
Otro reto importante es el de la movilidad que exige, básicamente, mejorar la infraestructura vial y asegurar que la primera línea del metro preste buen servicio. Téngase presente que los metros aéreos pasaron de moda. Ahora ninguna ciudad los construye y las que los tenían los están volviendo subterráneos.
También tenemos que organizar a Bogotá como la primera Ciudad Región del país que se creó con el nombre de Región Metropolitana (Acto Legislativo 02 de 2020) y que debe servir de ejemplo para otras ciudades colombianas. Tenemos más de 100 centros urbanos, cada uno de ellos con más de cien mil habitantes y algunos con varios millones.
Cada uno de estos retos o desafíos exige esfuerzos mayores de un año por parte de las autoridades y la ciudadanía por ello está bien que empecemos a asumirlos seriamente desde el 2022.
2022: manos a la obra
María Carolina Castillo Aguilar
Presidenta Ejecutiva de ProBogotá Región
Los bogotanos esperamos en el año 2022 recuperar la vida urbana, aprovechar las oportunidades de empleo y estudio que la capital nos ofrece a los colombianos y, después de dos años desafiantes, retomar los proyectos de vida que fueron retrasados por la pandemia del Covid 19 y las medidas de confinamiento.
Sin embargo al volver a ocupar las calles, los parques y las plazas, nos sorprendemos porque no reconocemos la ciudad que dejamos en marzo de 2020, hay un gran deterioro en el soporte de mantenimiento general, las calles y los andenes están en mal estado, y la ciudad se ha convertido en una gran estación de clasificación de residuos sólidos a cielo abierto. Al caminar por sus andenes, debemos estar alertas, porque a cada paso que avanzamos tenemos la sensación de que quienes se acercan a nosotros tienen interés en hacerse con nuestro teléfono celular.
Una de las tareas más urgentes para el 2022 es recuperar el control del territorio capitalino en su totalidad, para disminuir no sólo los riesgos sino la percepción que hoy enfrentan los bogotanos y que impide recuperar la confianza ciudadana hacia el entorno en que desarrolla sus principales actividades. Para esto es clave mejorar las condiciones del espacio público, teniendo en cuenta que el uso de la ciudad es uno de los elementos más importantes en la construcción de seguridad. La ciudad debe desarrollar un plan que dé lugar a un esfuerzo coordinado entre la Secretaría de Seguridad, Convivencia y Justicia, la Policía Metropolitana de Bogotá y la Policía Regional de la Sabana para la estructuración del mapa de la delincuencia y el crimen en la ciudad región, que sirva como hoja de ruta para revertir el proceso de estructuración criminal y la captura de territorios por parte de las estructuras al margen de la ley, ocurrida durante los últimos dos años.
En ese sentido, para la recuperación de la seguridad y la confianza, desde ProBogotá Región vemos necesario afianzar el desarrollo de mecanismos de planeación, coordinación y gestión de las expresiones de protesta o reivindicación de causas ciudadanas, en paralelo con un plan de inteligencia e investigación criminal que anticipe la organización de acciones vandálicas y desestabilización, así como el desmantelamiento de sus canales de coordinación y logística.
La ciudad necesita ponerse manos a la obra y ese es el gran reto que tiene la Alcaldía.
Otro aire
Samir Abisambra
Presidente del Concejo de Bogotá
Ser concejal y hoy presidente del cabildo distrital me ha permitido no sólo representar a los ciudadanos sino trabajar de manera articulada por esta capital que nos acoge siempre, que nos acoge a todos.
A esta ciudad le debemos un mayor esfuerzo para fortalecerla y proyectarla como la Bogotá de crecimiento y desarrollo que siempre ha sido.
En este 2022 Bogotá nos da una nueva oportunidad para continuar trabajando por las causas ciudadanas, pero nos da también una nueva oportunidad para unirnos como sociedad, sin importar las diferencias, generando un canal de comunicación y representación con los ciudadanos, que nos permita alcanzar con responsabilidad y compromiso los cambios que hoy necesitamos tanto.
Pensar en ciudad es representar de una manera legítima los intereses de los Bogotanos; por eso, uno de los principales retos de Bogotá para este año es el de propender por una capital que diseñe políticas de seguridad ciudadana, de movilidad, de atención social, de acceso a la educación superior y del acceso al empleo, que son las problemáticas que más se nos ha encomendado trabajar desde el Cabildo Distrital .
Es importante, también, que desde nosotros mismos eduquemos a Bogotá; territorialmente sostenible y sustentable, amigable con el ambiente, garante de la dignidad humana, educada y con proyección de crecimiento innovador y tecnológicamente avanzada.
Frente a este panorama, tengo claro como presidente del concejo de Bogotá que es urgente priorizar en este 2022 arduas jornadas de control a los temas que más aquejan a la ciudadanía, haciendo un ejercicio riguroso junto a los demás concejales y concejalas, tal y como lo ameritan nuestras funciones, lo que ayudará a que proyectemos esta ciudad como la capital de crecimiento que es.
Busquemos entre todos darle un nuevo aire a Bogotá.
Una ciudad que respete la vida
Katherine Miranda
Representante a la Cámara
Vivimos en una hermosa metrópoli de más de 8 millones de habitantes donde sus ciudadanos enfrentan día a día retos en movilidad, empleabilidad, búsqueda de oportunidades o ambientes naturalmente sanos o equilibrados. Sin embargo, hay un reto que no podemos ignorar para lograr la Bogotá Soñada y es la construcción de espacios seguros para su gente.
No me cansaré de repetirlo, la vida es sagrada y Bogotá necesita entender eso. La pandemia generó una mayor vulnerabilidad económica y social que nos alejó del ideal de preservar la vida y respetarla por encima de todo.
Bogotá es una ciudad insegura en la que no se respeta la vida. De acuerdo con el Observatorio de la Cámara de Comercio de Bogotá, la percepción de inseguridad aumento 16 % en el 2020, el nivel más alto en los últimos 5 años.
La violencia interpersonal se volvió pan de cada día y su tendencia local supera el promedio nacional con 344 casos por cada 100 mil habitantes. Los datos de la Cámara son impresionantes: 66.3% de los encuestados reporta que la inseguridad fue un factor limitante para crear empresa en la ciudad; el 42% fue testigo de un delito; el 26% ha afrontado una situación que afectó su convivencia y el 17% fue victima de intento de robo, agresión o algún otro crimen.
No debe extrañarnos que Bogotá haya cerrado con la cifra más alta de homicidios en el 2021 con 1.126 asesinatos, 88 casos más que en 2020, 74 más que en 2019 y 62 más que los ocurridos en 2018. A esto se sumó la violencia policial, que segó la vida de varios manifestantes jóvenes y que nos pusieron de luto durante el 2020 y el 2021. No olvidamos tampoco los 25 asesinatos a manifestantes con munición letal en el 2021.
Es urgente sacar adelante una reforma estructural a nuestra Policía Nacional en la que se modifique su composición, formación, régimen disciplinario y ascenso. Esta reforma debe tener un énfasis en los derechos humanos, fortaleciendo el carácter civil de la entidad, que permita fomentar con su ejemplo la convivencia, la recuperación de la seguridad y que brinde garantías a la protesta social.
Dichas medidas deben complementarse con la creación de una política pública de cultura ciudadana y legalidad, iniciativa que ya he propuesto como representante a la Cámara por Bogotá. Necesitamos establecer un marco para que el Estado sea el principal promotor de toda una cultura de apego a la ley, respeto y convivencia, donde todos los ciudadanos tengan pleno conocimiento de las normas y las cumplan. Necesitamos que se reconozca su importancia y que en esa medida nos comprometamos como individuos responsables con nuestro entorno y nuestra sociedad.
De la mano de la Región
Nicolás Uribe
Presidente de la Cámara de Comercio de Bogotá
El futuro de Bogotá presenta un panorama en el que no se puede, ni se debe, separar a la región.
Los municipios aledaños a la capital se nutren de su actividad y al mismo tiempo alimentan su desarrollo productivo, una relación que puede ser cada vez más provechosa pero que necesita mayores garantías.
El sector empresarial en la región ha probado su fortaleza durante los tiempos de pandemia. Muestra de ello es que, en cifras generales, los 59 municipios en los que la Cámara de Comercio de Bogotá tiene jurisdicción alcanzaron un comportamiento más positivo que el de la capital en 2021 en cuanto a la continuidad de su dinámica empresarial.
Estos municipios, que concentran el 13% de las empresas activas en el tejido empresarial de Bogotá- Región, generaron un aumento de 10% (14.778 unidades) en el número de empresas creadas en 2021 frente a 2019, el último año comparable. La capital, entre tanto, tuvo una disminución de 10% en el número de nuevas empresas en el mismo periodo.
Las cifras alegran y dan cuenta de la resiliencia de los empresarios que son quienes generan el valor económico de nuestra sociedad. Sin embargo, nos enfrentan al reto de mantener el crecimiento en la creación y sostenimiento de las empresas, determinado por diferentes tipos de garantías que permitan continuar con su operación sin interrupción, manteniendo las reglas de cuidado frente a la pandemia y resguardándolas de bloqueos; mejorar la seguridad en la ciudad y municipios, tema que preocupa a los empresarios en nuestros últimos sondeos; establecer reglas de juego claras y estables, sin tasar nuevos impuestos que trasladen la carga a costos de operación; y blindar al sector empresarial en su buena reputación.
En Bogotá y la Región aún tenemos que recuperar cerca de 90.000 empleos para estar al día en los registros prepandémicos y las empresas de las regiones han puesto su parte tras los duros tiempos. Si revisamos el indicador de empresas que renovaron su matrícula mercantil, vemos que al comparar el comportamiento de 2021 con el de 2019 se encuentra un aumento de 2% en los 59 municipios en los que la CCB tiene jurisdicción. Esta cifra podría verse corta, sin embargo, es todavía mejor que la alcanzada por solo Bogotá que aún tiene un rezago de 7% para el mismo periodo.
El número de empresas activas en los municipios de la Región también nos da un indicador de confianza en el tesón de los empresarios. Mientras en Bogotá la cantidad de empresas activas disminuyó 8% en 2021 en comparación con el 2019, los municipios de la Región marcan un repunte de 4% con 2.381 empresas más.
Los empresarios en la Región están cumpliendo con sus grandes apuestas por la productividad en un momento en el que el empleo, la recuperación económica y la calidad de vida los necesitan. Ahora corresponde que, desde la institucional de los sectores público y privado, así como las políticas públicas, se les blinde.
El futuro de Bogotá y la Región dependerá en gran parte de la habilidad que tengamos actualmente para capitalizar y sostener la reactivación. El talento, ubicación geográfica y oportunidades de hacer negocios son temas claves para la atracción de inversión, pero también lo son en un gran nivel la posibilidad de tener costos menores de operación, una menor carga impositiva y la seguridad. La contienda por la competitividad regional no es solo internacional sino local y el capital llegará a donde encuentre mejores condiciones y oportunidades.
Adenda.— Los empresarios fueron los protagonistas en el año de la recuperación económica. En varias de las recientes encuestas a la opinión ciudadana, se ha registrado una buena sensación sobre las empresas que finalmente son las llamadas a generar empleo y las posibilidades para que la ciudadanía pueda gozar de buenos ingresos que redunden en mejorar la calidad de vida. No le hacen bien al país los discursos que equivocadamente gradúan de enemigo al sector productivo, siendo el gran aliado de las posibilidades de los colombianos.
Una Bogotá que compita con el mundo
Bruce Mac Master
Presidente de la Andi
Las ciudades son una de las más fascinantes creaciones humanas. Espacios geográficos en los cuales, miles, millones de personas deciden vivir comunitariamente para poder desarrollar sus mejores alternativas de vida. Inicialmente, para defenderse de animales y otros grupos humanos; luego, para defenderse de invasores y de otras culturas, y hoy en día, para lograr construir virtuosas alternativas económicas, culturales y sociales.
Su gran valor reside en poder contar con innumerables personas, con sus experiencias, y conocimientos, sus aspiraciones y sus anhelos. Estas mismas razones hacen que se trate de organizaciones muy complejas y de difícil organización.
Ahora, si uno pudiera definirles dos objetivos principales a las ciudades, yo me atrevería a decir que son el bienestar de los ciudadanos y la competitividad frente al mundo. El primer concepto es amplio, aunque bien definido por muchos. El segundo, en el caso de Bogotá, es la definición de una estrategia para que esta gran unidad productiva tenga la capacidad, precisamente, de ofrecer servicios y bienes, que permitan generar oportunidades de trabajo y, por lo tanto, contribuya a la creación de riqueza para muchas personas, sobre todo para sus habitantes.
No es una idea muy extendida en América Latina la de considerar a las ciudades como unidades productivas. No son muchos los gobernantes y autoridades que sienten que una de sus más trascendentales responsabilidades es la de lograr que sus ciudades sean muy productivas, muy competitivas.
Por lo amplio del concepto, este abarca una gran cantidad de dimensiones. La movilidad, la calidad de la mano de obra, la calidad de los servicios públicos, los impuestos, la seguridad, la conectividad con el mundo, todos son factores que impactan la productividad y la competitividad de las ciudades. Lograr que Bogotá se vea a sí misma y se proyecte estratégicamente como una ciudad que quiere llegar a estándares mundiales de competitividad, sería en sí mismo un gran avance. Lograr que nos la creamos y que sintamos que podemos competir con el mundo sería un paso inmenso hacia adelante.
La ciudad de la gestión del corto plazo
Jaime Alberto Cabal
Presidente de Fenalco
Las dificultades que sortean los empresarios en Bogotá no son diferentes de las que enfrentan los ciudadanos día a día; especialmente en variables como movilidad, seguridad, infraestructura y, como consecuencia de la pandemia, reactivación económica.
Primero, debemos destacar que Bogotá ocupa puestos de vanguardia en materia de recuperación de empleo, de inflación más moderada y de cobertura educativa. Así mismo, cuenta con ventajas competitivas en bancarización, ciencia, tecnología y capital humano, frente a la mayoría de ciudades colombianas.
No se debe desconocer tampoco el esfuerzo que han hecho los diferentes gobiernos locales, en los últimos años, trabajado en la elaboración de planes y proyectos que responden, en teoría, a los múltiples retos que enfrenta la ciudad. Pero quizás el mayor desafío que no se ha logrado superar fácilmente es la ejecución y entrega de estos proyectos en el mediano plazo.
Por alguna razón que puede ser técnica, política, burocrática o una mezcla de las tres, la mayoría de proyectos tardan en empezar su ejecución, lo que definitivamente incide en el funcionamiento de una ciudad de esta magnitud. No se les pueden seguir dando largas a todos los planes que vienen represados de años anteriores.
En Bogotá ya deberíamos haber superado el tema del transporte masivo, de la seguridad ciudadana y la mejora de la infraestructura, y estar planeando temas de largo alcance.
Por ejemplo, en muchas ciudades de talla mundial los vecindarios han visto un resurgimiento de su atractivo con la etiqueta de «la ciudad de 15 minutos». El ideal es poder vivir, trabajar, comprar, cenar, educarse y entretenerse en lugares que ofrecen la mayor cantidad de actividades posibles a poca distancia entre sí, y todo esto bajo la posibilidad de que sea durante las 24 horas.
El atractivo de vivir en el vecindario no es nuevo, pero la pandemia le ha dado impulso. Ahora es oportuno construir sobre este panorama, mediante una combinación de intervenciones de diseño y de política de zonificación. Sin embargo, determinaciones como aprobar el POT por decreto, pueden dejar por fuera estos temas de visión de futuro.
En este sentido, a nuestra capital le ha venido faltando una visión, planeación y ejecución de carácter colectivo enfocada en un escenario de mediano y largo plazo y no en la gestión del momento, que cada alcalde que llega quiere implementar borrando lo hecho por sus antecesores. Podríamos decir que es la gestión del hoy y de la improvisación, contrario a lo que sucede en las grandes capitales mundiales.
Reformas que no dan espera
Gabriel Santos García
Representante a la Cámara
Bogotá necesita reformar sus estatutos para tener una administración más ágil, eficiente, transparente y duradera. Tenemos que ponerles obstáculos a los intereses electorales que carcomen a los alcaldes y concejales, y que nos tienen con una ciudad mal planeada, estancada y además insegura.
En primer lugar, tenemos que restructurar el gobierno corporativo del IDU, Transmilenio y la Empresa Metro de Bogotá, que son los entes gestores que tienen a su cargo los principales proyectos de movilidad de la ciudad. Sus juntas directivas tienen que incluir miembros independientes que velen por los intereses de los ciudadanos y no tengan la preocupación de ser removidos por el Alcalde o sus secretarios.
Los alcaldes deben responsabilizarse de las decisiones que toman. Si no quieren asumir el costo político que conlleva elevar las tarifas del servicio de transporte, deben asumir el costo fiscal en su presupuesto. Los políticos que llegan a la alcaldía no pueden utilizar los impuestos de los bogotanos como una herramienta para que el nuevo faraón haga su propia pirámide, ni como bandera electoral.
El procedimiento de trámite del POT debe ser modificado. Debemos sacar adelante una ley orgánica que le de a Bogotá la capacidad de solucionar políticamente, a instancias del Concejo, las diferencias relacionadas con la ejecución de megaproyectos de infraestructura. No es posible que una decisión como la construcción de la ALO la defina la Alcaldesa de un plumazo, sin siquiera debatirlo, y luego de 20 años de estudios e inversiones.
El POT tiene que ser en todo caso de obligatorio cumplimiento. Una vez adoptado, todos los alcaldes tienen que tener la obligación legal de ejecutarlo. De lo contrario, ¿para qué tenemos un POT?
Propondré ampliar la inhabilidad que tienen los concejales y los alcaldes de forma que no puedan participar en elecciones nacionales. No es justo con los bogotanos que los eligen que renuncien antes de que culmine su periodo, para buscar lo que ellos consideran un ascenso, cuando deberían sentirse honrados por la confianza que los bogotanos depositaron en ellos para tomar las decisiones más trascendentales de la ciudad.
El futuro de la movilidad
Diana C. Martínez
Consultora en Gestión de Transporte.
La forma de movernos en la ciudad está cambiando y está siendo determinada por una serie de condiciones exasperantes que nos impactan aldesplazarnos en el entorno urbano, para realizar nuestras actividades económicas y sociales.
Uno de los desafíos más difíciles de Bogotá ha sido la gestión de la movilidad que garantice un entorno sostenible ambiental y socialmente. Los problemas de congestión, la cuestionable calidad del transporte público, la inseguridad y el nivel elevado de emisiones contaminantes, han empezado a cobrar factura y a contribuir a las grandes desigualdades en el acceso a oportunidades socioeconómicas de Bogotá. Por tanto, esta situación ha generado la necesidad de replantearse la estrategia con una perspectiva, a largo plazo, que se centre en la sostenibilidad como factor decisivo en el futuro de la movilidad.
La administración distrital ha venido avanzando en acciones y medidas rigurosas de movilidad, que le apuestan a la disminución de la congestión y la contaminación, así como a opciones de movilidad más sostenibles.
Algunos ejemplos son la puesta en operación de casi 500 buses eléctricos en la flota de transporte público, la apuesta hacia el transporte férreo con el metro y Regiotram, la implementación del sistema de bicicletas compartidas que tendrá alrededor de 3,300 bicicletas y más de 300 estaciones, la implementación de la medida de pico y placa con una restricción de movilidad de todo el día, entre otros.
Aun cuando se viene trabajando, el desafío de la movilidad futura para Bogotá implicará considerar:
Medios de movilidad alternativos, y con esto la necesidad que urge de encontrar mecanismos para democratizar el acceso a las tecnologías limpias de movilidad.
Estrictos esquemas de seguridad distritales como medida que permita la libertad y la confianza para moverse de manera alternativa por Bogotá.
Estrategias de gestión de demanda para determinar gestión de horarios de actividades productivas y teletrabajo, como medida a la reducción de emisiones y congestión.
Estrategias formales de movilidad compartida con uso de tecnologías inteligentes.
Información en tiempo real sobre la gestión del tráfico para mantener la productividad y la reactivación económica, frente al plan de obras previsto para los siguientes años.
La apuesta para convertir Bogotá en una ciudad que permita a sus ciudadanos moverse de una manera sostenible, implica detenerse en el concepto y entender que esta acción se traduce en no afectar nuestro entorno, el medio ambiente, ni el territorio que habitamos. La forma más eficiente de avanzar y enfrentarse al nuevo desafío de movilidad requiere que todas las partes interesadas trabajen juntas para lograrlo, empezando por el compromiso de la administración distrital, el sector privado y, especialmente la ciudadanía, lo que nos permitiría tener una ciudad más igualitaria, limpia y segura.
Nuestro reto: el liderazgo colectivo
Mauricio Rodríguez
Periodista; profesor de liderazgo, Universidad Externado
Bogotá tiene grandes desafíos: mejorar de manera significativa la seguridad, la movilidad y la provisión de bienes públicos (colegios, hospitales, parques, vías, el avance del Metro, la calidad del aire, etc.). Pero no voy a hablar de las soluciones que se deben aplicar porque no soy experto en esos temas. Y porque creo que hay un asunto que tiene que ver con todo eso, y más, sobre el cual sí tengo conocimientos : el liderazgo (soy profesor de esa materia en el Externado desde hace varios años).
Comienzo por definir en qué consiste el liderazgo. Liderar es servir, es hacer un aporte al progreso de la sociedad. Puede y debe hacerse desde múltiples plataformas : la política, el ámbito empresarial, la cultura, la academia, los medios de comunicación, la ciencia, el deporte, los gremios y demás actividades de las personas. Sin embargo, noto que esos liderazgos – en mayor o menor grado – están de capa caída en la capital. Qué se debe hacer para que florezca el liderazgo en todas sus dimensiones, el liderazgo colectivo?
Estas son mis recomendaciones, para que todos los que lideran empiecen a ponerlas en práctica este 2022:
Anteponer el interés colectivo a los beneficios individuales. Como bien lo afirmó Hernando Gómez Buendía en su «Hipótesis del Almendrón», uno de los problemas más graves de Colombia ( en especial de Bogotá en este momento, pienso yo) es que no existe un propósito común y cada quien tira para su lado.
Dejar de echarles la culpa a los demás. La alcaldesa López no es la única que debe parar de hacer eso, pero sí es la principal protagonista : todo lo malo que sucede es –según ella– culpa de Peñalosa, de la policía, del presidente Duque, de Petro, etc., etc.
Practicar la empatía y la compasión activa (según el profesor Paul Bloom, es hacer algo para remediar el dolor de los que sufren). A pesar de la severidad con la que la pandemia ha castigado a los capitalinos de menores ingresos, la solidaridad ha sido en mi opinión muy inferior a la deseable y necesaria. Los gobiernos distrital y nacional, los empresarios, los ciudadanos más pudientes y los medios de comunicación han sido inferiores a su obligación social y moral.
Trabajar en equipo. No existe una alineación de objetivos ni un trabajo coordinado para alcanzarlos. Hay muchas ruedas sueltas, esfuerzos duplicados, vacíos. No se está llevando a cabo un diálogo constructivo entre los diversos actores claves de la comunidad. Es más, lo que se presenta hoy en día es una discusión interminable y muchas veces irrespetuosa.
Revivir el orgullo capitalino. A pesar de las serias dolencias que la aquejan en la actualidad, esta ciudad ha tenido un enorme progreso en los pasados 25 años. Y tiene un inmenso potencial de avance en las siguientes décadas – si se desarrolla el liderazgo colectivo que propongo.
Bogotá cuenta con una larga lista de ventajas y atractivos: su clima, su vida cultural, la calidad de sus universidades, la competitividad de sus empresas, la belleza de su naturaleza y su oferta gastronómica, por ejemplo. Me siento muy orgulloso de haber nacido acá y feliz de haber vivido prácticamente toda mi vida en este interesante lugar. Es la capital no solo política de Colombia, sino la ciudad capital de las oportunidades. Si remamos todos en la misma dirección, podemos llegar muy lejos.