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El Papel Periódico — 003

OPINIÓN

Bogotá y Bogota, hermanas en la distancia

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No entiendo cómo se pasa de Bacatá a Bogotá, ni de Bogert a Bogota, pero así fue y por ahora así se llaman.

Por Olgahelena Fernández

Son un par de hermanas, y por eso tienen cosas en común. Ambas fueron fundadas por conquistadores extranjeros, en terrenos habitados por nativos. La de acá, la nuestra, era de los muiscas; la de allá, la gringa, era de los lenape.

Hace casi 500 años, el 6 de agosto de 1538, un español fundó Santa Fe de Bogotá, en Colombia. El 14 de noviembre de 1894, 356 años después y tras un referéndum, fue bautizada oficialmente como Bogota una ciudad del estado de New Jersey en Estados Unidos.

Conocer los orígenes de Santa Fe de Bogotá es muy fácil, pues fue fundada un día exacto por un señor específico. Saber por qué se llama así no es complicado. La primera parte del nombre lo pusieron en honor a Santa Fe de Granada (España) lugar de nacimiento de Jiménez de Quesada. Bogotá es en teoría la forma «española» de pronunciar Bacatá, el nombre indígena con que se conocía la zona donde está localizada la capital colombiana.

La actual Bogota de New Jersey, se llamaba originalmente Winckeman.

Este nombre sobrevivió a la conquista por parte de los holandeses, que llegaron a colonizar la zona en 1.600. Se apoderaron del lugar que les daba de comer gracias a la gran pesca que producían los indígenas lenape. El nombre también sobrevivió al periodo colonial inglés que fue de 1664 hasta 1783.

Años después, una familia de Manhattan, de apellido Bogert, compró todas esas tierras y la zona de Winckeman comenzó a ser llamada coloquialmente Bogota en honor a ellos, pues dieron mucho empleo y casi todo el pueblo trabajaba para los Bogert. No obstante, en la pronunciación sí hay una diferencia bastante marcada, pues la Bogota de allá es una palabra grave, con el acento en la segunda sílaba. Eso sí, yo todavía no entiendo cómo se pasa de Bacatá a Bogotá, ni de Bogert a Bogota, pero así fue y por ahora así se llaman.

No obstante, aparte de sus orígenes, este par de hermanas no tienen mucho más en común. La colombiana es gigantesca, con 9 millones de habitantes, mientras la gringa solo tiene ocho mil personas. La de acá es tan grande y caótica que ni siquiera está definida su extensión; la de allá sólo tiene dos kilómetros cuadrados. La de acá es fría y lluviosa, la de allá tiene estaciones.

Tanto allá como acá, la edad promedio está en los 30 años. Allá es de 38.5 años, acá de 33. Aunque en Estados Unidos cada vez se hablan más idiomas, en la Bogotá gringa el 78% de sus habitantes habla inglés. Acá, obviamente, hablamos español.

Nosotros vivimos a 2.600 metros sobre el nivel de mar; ellos, a sólo 13 metros.

En fin, es curioso que dos ciudades tan disímiles y diferentes compartan nombre, pero es lindo saber que un nombre tan bonito, también lo lleva otra ciudad.

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