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16 de mayo de 2022
Legislación obsoleta
La ley y reglamentos antiguos sobre alquileres mantienen enfrentados a propietarios e inquilinos por décadas, sobre todo por conflictos que surgen entre ambas partes derivados de acuerdos que luego se vuelven complejos.
Limber Ramírez Díaz
lramire@editorabavaro.com
LA ROMANA. Es frecuente ver y escuchar sobre enfrentamientos entre propietarios o administradores de inmuebles y arrendatarios, mejor conocidos como inquilinos. Las confrontaciones se producen por múltiples causas y la principal de ellas es la carencia de una ley clara y actualizada sobre alquileres de bienes inmuebles, que regule efectivamente las partes envueltas en un contrato. La actual legislación que rige esta modalidad es la Ley 4314 que regula la prestación y aplicación de los valores en el inquilinato, del 22 de octubre del año 1955, la cual presenta leves
modificaciones, como el Decreto 4807 sobre desalojos y aumento del alquiler, la Ley 38 de 1969 sobre una tarifa para los aumentos basada en el costo de la vivienda o local comercial, otra modificación es la 17-88 que versa sobre los depósitos que deben aportar los inquilinos y que luego el propietario tiene que depositarlo en el Banco Agrícola. La más reciente modificación es del mes de septiembre del año 2019, cuando la Cámara de Diputados aprobó un proyecto de ley con algunos cambios. Estos incluían un tope del 7% para aumento anual, el pago del 10% a los dueños de propiedades que no depositan el dinero del ‘depósito’ en el Banco Agrícola, el aviso de no
renovación del contrato por parte del propietario con 6 meses de anticipación, si es comercial y tres para viviendas, los cuales están en espera de su aprobación en el Senado y luego pasaría a manos del Poder Ejecutivo para su promulgación. Según expertos estos cambios no ayudan a la solución del problema. Han pasado muchos años desde que se promulgó esa ley y desde que se le hicieron modificaciones. Las reformas a esta ley y reglamentos resultan insuficientes para regir el área inmobiliaria en el país, de hacerse los cambios adecuados esto evitaría constantes conflictos entre propietarios e inquilinos, que en ocasiones estos desacuerdos han terminados en casos trágicos.