LA INMIGRACIÓN, UN PROBLEMA SIN SOLUCIÓN

inmigrantes contribuyen a despojar a los nativos de sus trabajos. Hay quienes sostienen que los inmigrantes vienen a ser una carga económica al país porque muchos de ellos vienen a vivir de los beneficios económicos que el gobierno ofrece a la clase pobre a pesar de que los inmigrantes indocumentados no cualifican para estos programas. También no faltan quienes atribuyen a los inmigrantes el negocio de las drogas y específicamente del llamado fentanilo, y también, que su presencia ha contribuido al aumento del crimen.

Estas entre otras falsas percepciones dominan los debates en torno a las soluciones a tomar para enfrentar la inmigración. Las bases de las discusiones no descansan en hechos reales y son tantas que hacen imposible los acuerdos para buscar una solución. En ese sentido, se han establecido tantas soluciones políticas que ningunas funcionan trayendo como consecuencia un caos a todos los niveles.

Por otro lad o, todas las administraciones sin excepción han concebido que las raíces del proble- ma inmigratorio están en la frontera y por eso, las soluciones solo se enfocan a ese lugar echando a un lado y desconociendo otros factores importantes que están más allá de la frontera. Como esa es la visión que ha prevalecido en las diversas administraciones las respuestas se han concentrado en el uso de la fuerza militar como elemento de contención de la inmigración en la frontera. Un ejemplo de esta política fue la reciente orden del presidente Biden de enviar 1,500 tropas adicionales hacia la frontera, hecho que no ha contribuido a detener el flujo inmigratorio.

Debido a que la visión que más se toma en cuenta es la del uso de la fuerza ha traído como consecuencia la prevalencia de abusos contra los inmigrantes dando lugar a constantes violaciones a principios fundamentales de los derechos humanos de los que la nación es signataria. A esto hay que añadir, que las víctimas de los abusos son personas desprovistas de toda capacidad para reaccionar ante los maltratos tanto de las autoridades como de los que se aprovechan de la situación para hacer negocios, conocidos como coyotes.

Aparte de las razones antes anotadas, el factor que más ha contribuido para que no se haya logrado una solución al problema inmigratorio son las posiciones contradictorias entre los dos partidos, el Republicano y el Demócrata, sobre el camino a seguir. Son tantas las contradicciones creadas hasta el momento que no hay posibilidad de que se produzca un acuerdo saludable tanto para la nación como para los miles de sufridos inmigrantes que se lanzan a la aventura buscando una mejor vida. Esperar una solución es el sueño de lo imposible.

Bueno señores, los que dejaron de fumar lo están volviendo a hacer, y los que nunca han fumado, lo están haciendo por primera vez. Todo, a consecuencia de los incendios forestales en Canadá. Grand Rapids y Detroit parecen zona de guerra. Pero si aquí nos quejamos ¿Qué de los que viven en estados más calientes? Allá, además del humo tienen una temperatura de 120 grados. Tienen dos venenos ¡Que el Señor los encuentre confesados!

Según las autoridades en Canadá hay actualmente más de 500 fuegos forestales activos de los cuales cerca de 265 están fuera de control.

Bueno, si la cosa sigue como va los canadienses van a terminar como chicharrón y nosotros como jamón ahumado. ¡Oremos….!

Para nadie es ya un secreto que lo está ocurriendo es consecuencia del calentamiento global, el cual Donald Trump consideraba “cuento chino”. Si los países industrializados no ponen de su parte para reducir la emisión de gases a la atmósfera, terminaremos en masa tocando las puertas de San Pedro.

La administración de Biden había prometido llevar a Estados Unidos hacia un ambiente de producción de energía limpia, pero parece que eso sí fue “cuento chino”. Desde que comenzó la guerra de Ucrania, Biden autorizó el aumento de producción de petróleo lo mismo que de muchos otros productos energéticos con el fin de no importar de Rusia y China. O sea, que la esperanza del planeta verde, se la comió un burro.

Hablando de burro, el secretario de estado Anthony Blinken se ganó el premio al que mejor rebuzna. Una reportera de la cadena CNN le preguntó sobre las consecuencias de los pronunciamientos de Biden de que el presidente chino “es un dictador”, luego de que él (Blinken) regresara de ese país con la misión de mejorar las relaciones. El hombre dijo que eso no cambiaría nada. Se le preguntó entonces si él está de acuerdo con que Xi Jinping es un dictador y respondió “el presidente habló claro”.

¡¿Entonces para qué fue a China?!

Bueno y se le alborotó el gallinero a Vladimir Putin en Rusia. El loco de remate que tenía peleando en Ucrania por poco se devuelve y le tira a él. Eso le pasa por estar contratando ejércitos privados que en realidad no son más que mercenarios. Claro, excepto los de Estados Unidos. A esos se les llaman “Contratistas militares”. Putín se salvó por su amigo Alexander Lukashenko de Bielorrusia que convenció al loco a que se retirara.

Aunque Putín haya logrado sofocar la rebelión, la llama sigue ardiendo. El pueblo ruso no está de acuerdo con la guerra, lo mismo que el ucraniano, pero de eso poco nos enteramos, pues los medios convencionales, al igual que Biden, apuestan a que no se detenga la guerra.

Esa guerra le está engordando los bolsillos a muchos millonarios, tanto de Rusia como de occidente.

Por otro lado, una de las cosas que los medios de comunicación no han tocado es el envío de más de mil efectivos militares norteamericanos a Perú. ¿Para qué? Para entrenar al ejército de ese país a sofocar protestas y mantener en el poder a los actuales dictadores. ¿Y no que defendemos la democracia?

A eso se le llama “doble moral”. Como diría Porfirio Díaz, “¡Pobre América Latina, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos!”

Nos vemos en los próximos jalapos si el humo lo permite.