11 viaje ivan santibañez

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Viaje y Proyecto Talinay

Taller Ejercitación Arquitectura

Iván Santibáñez Flores


Contenido 1. El viaje desde el recuerdo a. 12 Im谩genes b. Cuento c. Imagen d. LAX e. Modelo f. Objetos Evocativos g. Forma h. Proceso 2. El viaje desde la experiencia a. Lugar b. Un relato c. Emplazamiento 3. Proyecto a. Memoria b. Plantas c. Emplazamiento d. Cortes e. Elevaci贸n f. Vistas

El viaje desde el recuerdo


12 Imágenes

Cueva Supelegor-Itxina España

Ruinas Mina Salitrera Lota, Chile

Puente Rio Claro Terremoto 2010 Chile

Aula Neumática Sala Globo Valparaiso, Chile

Tarp Tunnel USA

Ruinas Mina Salitrera Lota, Chile

Maestranza San Bernardo Chile

Vedute di Roma Piranesi

OtiraTunnel Nueva Zelanda

Muro de Concreto Abandonado Máncora, Perú

Invernadero Parque Quinta Normal Chile

Ruinas Mina Salitrera Lota


Cuento Antes de formar parte del Parque Metropolitano de Santiago, el Cerro San Cristóbal solía ser una cantera. Sus entrañas rocosas que alguna vez se esparcieron por las calles de la vieja capital en forma de adoquines, un tiempo después se asentaron en su superficie, en los bordes de los caminos, en las plazas y piscinas, capillas y torreones, camuflándose con la piedra en bruto. Nunca conocí el cerro seco y árido. Tampoco era consciente del cambio brutal que había sufrido. Para mí siempre fue una masa colorida que se veía desde mi ventana, siempre cambiante dependiendo de la estación y la hora del día, una selva y un bosque, un jardín de infinitas posibilidades para mí y mis hermanas. Aunque no lo sabía, algo del antiguo cerro permanecía a la vista, organizando laberínticamente nuevos espacios de juego, lugares que alimentaban mi imaginación como ningún otro. Una vez con mis papás subimos en auto hasta un parque. Luego de jugar un buen rato, apuntaron hacia unos árboles que había cerca, me dijeron que me esperarían un poco más abajo, que yo podía ir por ahí y nos encontrábamos después. Al acercarme noté que bajo esos árboles se encontraba una especie de túnel, definido por las altas y frondosas ramas y por innumerables escaleras hechas de piedra. El camino parecía teñirse de la luz que lograba pasar entre las hojas. Recuerdo correr por esas escaleras divirtiéndome al pensar que no tenían fin. Era como recorrer el interior de una serpiente luminosa, que al avanzar retorcía su cuerpo y hacían del paseo una constante sorpresa. En la tenue pendiente mi cuerpo flotaba. Y en la cola de la serpiente, una luz, y luego el auto de mis papás que me estaba esperando. Mientras estuve dentro de ese túnel el tiempo dejó de ser relevante. Una vez en el asiento trasero del auto, mirando por la ventana me di cuenta que todo ese recorrido en realidad no había durado más que un instante. La mayoría de la vegetación del cerro, sino toda, fue plantada por boy scouts. Antes de eso la roca era el paisaje predominante. Un gigante áspero al cual se le talló la piel para formar espacios que reciben día a día cientos de personas. Muros de contención que parecen ser las murallas de una fortaleza antiquísima. Bajo la espesa flora que vemos hoy se encuentra una roca que aunque moldeada por nuestro ingenio, nunca se movió de su lugar de origen. Hoy creo que fue la conservación del material la que hizo de mi experiencia del cerro una tan única. A pesar de las transformaciones que ha resistido siento que su esencia sigue intacta.


Imagen Bajo una espesa neblina, recorriendo una llanura donde aparentemente no hay nada más que la tierra desértica, nos encontramos con lo que parecen ser dos accidentes geográficos. Mirando más de cerca podemos notar que se trata de un muro en ruinas y el cadáver de un bovino. Ambas entidades nos muestran solo una parte de su totalidad, la otra ha desaparecido, y por tanto son objetos que reposan en el punto medio, generando una tensión entre lo conocido y lo desconocido. El muro y el cadáver son ruinas. Están condenados a envejecer, y a menos que su valor lo acredite, a desaparecer del mundo de lo tangible. Verlos es presenciar un objeto que alojó vidas y situaciones. Es ver la línea que une a la vida y a la muerte, lo que genera un respeto fúnebre, como el que se siente al entrar a un cementerio. La ruina está asociada a un sentimiento básico y necesario de pertenencia, que le permite a su observador situarse espacial y temporalmente en la historia, así como sentir que sus tradiciones están arraigadas en un pasado inexorable y digno de recordar. La neblina, que un principio nos dificultaba diferenciar estos objetos del paisaje, es fugaz y temporal. Cuando hay neblina no es mucho lo que podemos hacer más que dejar que pase. Esa paciencia es necesaria para poder reconocer todo lo que la ruina tiene que ofrecer, para disfrutar de la arquitectura.


Lax Sobre la casa de las arañas, en el cerro San Cristóbal, se encuentran los restos del Casino Cumbre. Ambas son obras del arquitecto chileno Luciano Kulczewski, ambas están en ruinas.

Las baldosas blancas y negras colonizadas por la naturaleza que las deteriora hacen evidente el paso del tiempo en un lugar que cada vez es más parte del cerro que del proyecto original de Kulczewski.

Como en este cementerio de Valle del Elqui, que con cada año que pasa, se va mesclando más con el paisaje. Los colores se van destiñendo y las piedras que se desprenden quedan asentadas en el lugar donde cayeron.

Donde cada tumba es un rastro de la historia de ese lugar, que inevitablemente se deformara en el tiempo, pudiendo convertirse en otra cosa o quizás desaparecer en el desértico paisaje.

En el invernadero del parque Quinta Normal también se puede ver el paso de los años. La decadencia en su esplendor. Los vidrios rotos no solo dejan pasar mejor la luz y el ruido, también nos muestran una parte de lo que alguna vez fue éste lugar. Vemos la obra pero no en su totalidad, sino fragmentos que nos ayudan a comprenderla y a vivirla.

Una vez, con amigos, nos detuvimos bajo un puente camino a Isla de Maipo. En el lugar había dos puentes más, en desuso. Por alguna razón el habiente estaba cargado de cierta solemnidad, como si estuviéramos en presencia de dos cadáveres gigantes.

El mal estado de la vieja Maestranza de San Bernardo nos habla de un edificio que vivió. Los grandes bloques de concreto que amenazan con caer se balancean orgullosos sabiendo que pertenecieron a algo más grande.

Cuando visité los restos del Chiflón del Diablo en Lota, también sentí el poder de la historia que allí había transcurrido. Esos muros a medio derrumbar habían visto el ocaso de la minería del carbón en Chile.

los secretos que guardaban esos muros, especialmente lo que ocurría bajo tierra, un mundo desconocido para quien no fuese minero.

Así como los túneles mineros son una conexión entre el mundo subterráneo y la superficie, las ruinas son una conexión con el pasado. Con lo preexistente.

En la imagen anterior se puede apreciar la Villa Savoye en ruinas. Podemos recordar como Bernard Tschumi en ‘Arquitectura y Transgresión’ la critica fuertemente.

En el libro Subterra de Baldomero Lillo podemos comprender mejor algunos de

En realidad critica a todo el movimiento moderno por encontrar la belleza de la arquitectura en la pureza, en el color blanco, en la represión de la muerte y la decadencia. Negando la ‘putrefacción’ o el paso del tiempo sobre las obras. Resguardándose en el concepto.

Y defiende la postura de que el momento de la arquitectura es aquel momento cuando la arquitectura es vida y muerte al mismo tiempo, cuando la experiencia del espacio se vuelve su propio concepto.

Es la putrefacción metafórica donde reside la arquitectura. La putrefacción nos habla acerca de la relación paradójica entre la arquitectura como un producto del pensamiento,


como una disciplina conceptual e inmaterial, y la arquitectura como la experiencia sensual del espacio y como práctica espacial. Une el placer sensorial con la razón.

Este es un mural que pinté una vez en la Vieja Maestranza de San Bernardo. Sin saberlo estaba contribuyendo a la putrefacción de ese lugar. Un lugar que solía albergar trenes y que hoy es una galería, el hogar de varios vagabundos, un skate park y una sala de música. Un lugar al que su paso está prohibido por daños estructurales. Un lugar que ya no existe, y que es todo lo que queramos que sea.

El terremoto del 2010 nos forzó a enfrentar el hecho de que las intervenciones humanas en la tierra son terriblemente efímeras.

En realidad, la arquitectura, como cualquier ente orgánico, está destinada a sufrir el paso del tiempo. Como este cadáver de un bobino, que poco a poco vuelve a la tierra, dejando sus huesos como rastro de algo que existió.

Esta pintura de Vasily Vereshchagin, ‘Apoteosis de la Guerra’ ejemplifica mi punto de vista. Las calaveras de cientos de soldados retratan el rastro que deja el ser humano en la tierra, adosándose al paisaje preexistente, pero a la vez creando uno nuevo, coherente con el anterior.

En sus grabados Piranesi nos muestra la ruina como objetos

incompletos. Como elementos a los que el tiempo les quito partes importantes que los componían. Pero en realidad, a pesar de que les falta una parte de lo que fueron originalmente, junto con el lugar que los rodea se pueden leer como un solo elemento. En definitiva el espacio es el protagonista.

En su libro Saber ver la Arquitectura, Bruno Zevi profundiza en el tema del espacio como protagonista.

Por ejemplo, esta pintura de Juan gris, que nos puede sugerir una tercera e incluso una cuarta dimensión, en rigor solo trabaja con dos dimensiones.

Esta escultura futurista de Umberto Boccioni, Forme uniche di continuità nello spazio, actúa en tres dimensiones, pero el hombre permanece al exterior, separado, mirando desde afuera.

La arquitectura, por el contrario, es como una gran escultura excavada, en cuyo interior el hombre penetra y camina. En la imagen Zevi presenta una propuesta de representación en planta del espacio interior de la Basílica de San Pedro de Roma de Miguel Ángel.

¨La arquitectura no deriva de una suma de longitudes, anchura y altura de los elementos constructivos que envuelven el espacio, sino dimana propiamente del vacío, del espacio envuelto, del espacio interior, en el cual los hombre viven y se mueven.¨

imaginamos que la cúpula de esa sala en algún momento se podría derrumbar, dejando un espacio abierto, una ruina.

La Gruta de Tiberio, una cueva natural excavada por el agua del mar en Italia, confirma esta premisa. Un vacío natural hecho arquitectónico por la inclusión de dos piscinas, una circular y otra rectangular.

Peter Zumthor, con el simple gesto de enmarcar una cierta luz con una sabia elección de materiales, determina un interior místico e íntimo que invita a la reflexión. En la Capilla de Campo Bruder Klaus, tanto la luz solar como el aire o la lluvia penetran por la abertura y crean un ambiente o experiencia muy específica según la hora del día y la época del año.

El llamado Templo de Mercurio también es un contenedor del espacio, aunque más artificial que el ejemplo anterior, igual podría leerse como natural, si es que


En el proyecto Vulcania de Hans Hollein, como en la arquitectura de Zumthor, existe un carácter unitario del espacio. Se configura un espacio continuo, la separación se realiza a través de volúmenes con funciones específicas, con otra escala.

Ambos proponen una relación entre la masa y el vacío, entre el mundo natural y el artificial.

Una relación que se encuentra latente en todos los lugares donde quedan rastros de obras arquitectónicas, rastros del paso del hombre en la tierra. Ruinas; como este muro abandonado de hormigón que encontré una vez en una playa de Perú.

En la naturaleza podemos encontrar también este nexo entre masa y vacío, casi confundiéndola con naturaleza. Como sucede en los acantilados en la isla Inis Meain en Irlanda. La erosión actúa con la precisión del hombre constructor.

Al igual que en la Calzada del Gigante, también en Irlanda, donde unas formaciones basálticas escalonadas, producto del enfriamiento rápido de la lava quedaron con forma de columnas prismáticas, que fácilmente pudieron haber sido talladas por la mano humana.

A través de la película Metrópolis, Fritz Lang pretende demostrar que entre la cabeza y las manos debe existir una conexión, la cual como se revela más adelante es el corazón.

Creo que la conexión entre naturaleza y arquitectura es la ruina. Es el punto en que ambas se complementan en equilibrio. Pero el corazón de esta relación está en aprender de la ruina. No podemos construir ruinas porque estas las hace el tiempo, sin embargo se pueden aplicar algunas de sus cualidades a las obras.

Akihisa Hirata, por ejemplo, en este proyecto que diseñó para ocho al cubo se adosa a la forma preexistente del lugar. Como las ruinas, su proyecto se encuentra fragmentado y repartido en el terreno, pero aun así se puede entender como un todo.

El proyecto de Junga Ishigami, también para ocho al cubo, es aún más radical en esta idea de la conexión entre arquitectura y naturaleza al posicionarse sobre dos rocas e imitar las formas imperfectas del paisaje.

relación con la naturaleza, propia de la ruina que poco a poco vuelve a la tierra, utilizando el terreno de emplazamiento como molde para dar una fachada que parece pertenecer al lugar.

Al omitir el uso de la línea recta Friedensreich Hundertwasser pretende hacer una arquitectura en armonía con lo natural. Ésta es la maqueta de una escuela en Frankfurt que nunca se construyó, uno de mis proyectos favoritos.

Para el la línea recta es insana en el sentido más básico y orgánico de la palabra, es completamente ajena a la humanidad, a la vida y a toda la creación.

The Truffle del Estudio Ensamble, un poco más literalmente acentúa esta

En la naturaleza, como en las ruinas, es difícil encontrar líneas rectas. La línea recta compite contra los elementos naturales del entorno, a veces triunfando y a veces sucumbiendo, como en el Templo de Diana en Roma.

Los muros caídos de las obras dónde el tiempo implacable ha pasado, son una ventana para que entren los elementos naturales a ser parte del proyecto arquitectónico.

Me gusta pensar que la Mano del Desierto es una invitación de Mario Irarrázabal para el paisaje. Una invitación del hombre a la naturaleza para existir en unidad y consonancia.


Según Aires Mateus la arquitectura es el arte de soporte. Un soporte para la vida humana, una estructura que la enmarca, que la hace más posible y apetecible. Sus edificaciones generalmente tienen circuitos sutiles que giran en torno a volúmenes o espacios abiertos. Como se ve en la casa de Monsaraz.

El Chichu Art Museum de Tadao Ando en Kagawa, Japón también funciona programáticamente en torno a volúmenes y vacíos, pero estos están empotrados en el terreno. No interrumpen las formas preexistentes del paisaje, o mejor dicho se fusionan.

Las ruinas de Empúries en Cataluña son tanto un interior como un exterior. Originalmente y probablemente no lo fue, pero hoy forma parte de un espacio único y continuo que permite ver más allá de su delimitación física.

hidroterapia rodeado de un grupo de 36 piedras deja ver la áspera erosión del viento. Lo interesante es que en esta muestra pueden participar los visitantes, compartiendo la experiencia de bañarse en este paisaje.

Parecido a lo que hace Tadao Ando en el Chichu Art Museum, Anne Holtrop excava en el terreno para construir el Fort Vechten.

Como la SGAE Central Office en Santiago de Compostela, del Estudio Ensamble, que más que encerrar un espacio, delimita los bordes de este, respetando su permeabilidad.

El Cultural Melting Bath del artista chino Cai GuoQiang, un jacuzzi con

El conjunto, más que un nuevo edificio, se presenta como una manipulación del paisaje existente. La forma plástica, los cortes transversales, las nuevas configuraciones geométricas se moldean en negativo, por debajo de la línea del horizonte.

apuntaba principalmente a una comprensión más pura del espacio.

Otro aspecto importante que tiene la ruina es el impacto emocional que logra establecer respecto al territorio, como la Capilla de Santa María de los Ángeles en Monte Tamaro de Mario Botta.

La obra se destaca de la montaña, pero transforma la intervención arquitectónica en un recorrido continuo, que ofrece puntos de vista inéditos para la montaña misma.

El mundo de lo imaginario, de las emociones y de las ideas tan presente en la ruinas, se vuelve a actualizar con gran eficacia en el mundo real y simple en proyectos como el Batara Pub de Anne Holtrop.

La idea detrás del Museo de Arte de Teshima es crear un espacio arquitectónicamente potente en sintonía con las formas onduladas del paisaje que lo rodea. Una delgada capa de hormigón alberga un espacio interior organico y de grandes proporciones.

Los materiales utilizados en el Cerro San Cristóbal para hacer las escaleras, los muros de contención y parte del equipamiento público salieron del propio cerro. Al recorrer estos espacios construidos por el hombre, se puede sentir la afinidad con lo natural.

Al hacer en ciertas zonas el techo más bajo que el de las cáscaras de hormigón, la arquitectura parece ser parte del paisaje exterior, como si se tratase de una colina o pendiente. Se afirma y se traspasa el límite entre arquitectura y naturaleza.

Me recuerda a las formas de hormigón que trabajaba Heinz Isler. Livianas y afines con la naturaleza. Su curiosidad experimental

Espacios fragmentados, cerrados y abiertos a la vez, únicos y continuos, circuitos sutiles y en muchos casos poco evidentes, y por sobre todo en sintonía con el entorno. Como las ruinas.


Modelo Ésta es la idea del diseño de la escuela en Frankfurt de Friedensreich Hundertwasser. Él está en contra de la línea recta y cree en una vida en armonía con la naturaleza. Este modelo en particular me llamo la atención por la forma en que nace de la tierra y vuelve a ella en un movimiento ligero y orgánico. Como la ruina, este proyecto pareciera desaparecer en el paisaje, mostrándonos solo una parte de él, dejando el resto para nuestro descubrimiento. En cierto sentido la ruina es la reconciliación de los humanos con la naturaleza.


Objetos Evocativos Soporte de Completo. Concavidad como excavación, como contenedor de un vacío o un espacio. Mortero de Piedra. El valor del material con que se construye es muy alto. El material determinará el tipo de ruina en que la obra se convertirá. Visor de Fotografías Guarda lo que muestra con disimulo. Obliga a asomarse. Para comprender el proyecto es necesario recorrerlo, este no se muestra en su totalidad desde el principio. Peso de Pesca. El peso de los elementos involucrados en el proyecto guía el movimiento de quienes lo visitan.


Forma Tomando en cuenta los conceptos extraídos de los objetos evocativos, Concavidad, Peso, Materialidad y Disimulo se llega a una primera aproximación de la forma en una maqueta hecha de papel. La forma consiste en un anillo que se adecua a la pendiente de un paisaje imaginario (parque Talinay). Por un lado se encuentra excavado generando un espacio cuya concavidad puede guarecer a quienes lo habiten del viento, del ruido he incluso del paisaje. Es un lugar de resguardo donde importa poco lo que se encuentre en el exterior, puesto que otorga un refugio. El lado opuesto se encuentra descubierto casi en toda su totalidad. Está en altura y concede una gran vista del parque. Para llegar allí es necesario recorrer el proyecto, los lados ocultos y expuestos no pueden existir simultáneamente. En el centro quedan restos del cerro cuyo peso ordena el recorrido. La materialidad debe ser una que no compita con el paisaje y que envejezca bien, como piedra por ejemplo. Las variaciones de la forma responden a cambios en los conceptos rescatados de los objetos evocativos. Por ejemplo el diámetro de las figuras crece paralelamente al crecimiento de la concavidad central, pero es inversamente proporcional a la altura de los bordes. Del mismo modo el círculo perfecto se va perdiendo a medida que los bordes se desvanecen.


Proceso





El viaje desde la experiencia


Lugar


Un relato En la carretera, detrás de los cerros de pronto aparecen los campos eólicos. Parecen ser un lugar ficticio, fuera de este mundo. Estructuras gigantes en constante movimiento enfrentándose a la energía del viento. A pesar de lo brutal que una intervención de esta escala significa en el paisaje, se puede apreciar la armonía. Hombre y naturaleza conviven naturalmente. El sonido de las hélices se camufla con el sonido del viento. Una vez en el lugar, personas, cabras y ovejas parecen cactus en movimiento. El espacio es inmenso. Aun así los lugares donde uno se puede guarecer del viento y al mismo tiempo aprovechar la vista son pocos. Primero recorremos en auto hasta el punto más alto de uno de los tres caminos principales del parque. El del medio. Allí nos separamos y emprendemos nuestros respectivos viajes a pie, por donde nos lleven nuestras corazonadas.


Emplazamiento


Proyecto


Memoria

Plantas

La intervención en el Parque eólico de Talinay se proyecta como una conexión entre el mundo subterráneo y la superficie, entre el pasado y el presente, entre naturaleza y arquitectura. Teniendo siempre al espacio como protagonista, un espacio único y continuo. Se ubica al final del segundo camino, en el punto más alto, a los pies de una de las turbinas eólicas. La meseta natural del cerro se enlaza al inicio de un recorrido continuo que ofrece puntos de vista inéditos para el parque mismo. El proyecto se compone de dos partes, un anillo exterior y un túnel que lo cruza. En el anillo encontramos tres momentos notables, el descenso al interior del cerro, enmarcado por dos muros; la relación con el paisaje inmediato cuando los muros, siguiendo las formas onduladas del paisaje, bajan; y la relación con la totalidad del parque, cuando el recorrido se separa del cerro dejando a los usuarios completamente al descubierto. Por otro lado el túnel permite ver el cerro por dentro, reconociendo los elementos del parque que no podemos ver en la superficie y que también son anteriores a este. Más que un nuevo edificio el proyecto se presenta como una manipulación del paisaje existente. Manteniendo una relación con la naturaleza propia de una ruina que poco a poco vuelve a la tierra, utilizando el terreno de emplazamiento como molde para dar una fachada que parece pertenecer al lugar.

Planta 1:600

La omisión del uso de la línea recta, como la elección de materiales que envejezcan bien son una búsqueda por enaltecer el paso del tiempo en la obra y la sintonía con su contexto, logrando establecer un impacto emocional con respecto al territorio.

Planta 1:600


Emplazamiento

Planta 1:5000


Cortes

AA’

BB’

CC’

C’

A

B

B’

A’

C

Cortes 1:600


Elevaci贸n


Vistas

Vistas

Vistas


Vistas

Vistas


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