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El poder de la música trasciende el tiempo

Reencuentros

Las Caribelles se han juntado en varias ocasiones para deleitar a sus fanáticos con sus éxitos.

De izquierda a derecha: Emily Krasinski, Deborah “Debbie” Arús, Norma Krasinski y Frances Jirau.

Fotos: Rosario Fernández para BrandStudio

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Por Renia Rosa Especial para Puerto Rico Saludable

¿Recuerdas los espectáculos de variedades y musicales tan populares en la década de los setenta en Puerto Rico o el apogeo de las presentaciones artísticas en los hoteles? Entonces, te acordarás de la enérgica y potente presencia de cuatro mujeres que arrasaban con su armonía vocal y sus coreografías. Se trata de Las Caribelles.

Quienes nacimos luego de que el cuarteto se despidiera de los escenarios, posiblemente, escuchamos de ellas por las historias musicales que se compartían en casa o los discos de vinilo en la estantería de la sala familiar. Crema batida, Ding Dong y Tú volverás son algunas de las canciones de su repertorio. Y es que Las Caribelles fue el sueño de Norma Krasinski, que se manifestó gracias a la compañía y el arte de Emily Krasinski, Frances Jirau y Mary Lynne Murillo, y que alcanzó un espacio destacado en la época, conservando su sitial en la historia musical de nuestro archipiélago.

Han tenido varios reencuentros desde que cada una tomó otros rumbos y, al cierre de esta edición, se preparaban para su espectáculo [el 30 de abril] en el Moneró Café Teatro & Bar, junto con el reconocido pianista y compositor José Negroni, con quien grabaron temas musicales durante la pandemia.

“Ellas son irrepetibles e insustituibles en la búsqueda de la excelencia. Gozamos un montón”, afirmó Deborah “Debbie” Arús, quien cantará con Emily, Frances y Norma en el Moneró Café Teatro & Bar. “Yo no soy de las [integrantes] originales; así que me disfruto cada momento”, dijo.

A pocos días del esperado encuentro, quisimos conocer qué les ha brindado la música en su día a día. Con jovialidad y entusiasmo evidentes, también compartieron qué hacen para mantenerse activas.

“No puedo creer que en esta etapa de nuestras vidas estemos cantando otra vez. Es una oportunidad que no podemos dejar pasar”, expresó Emily sobre su pasión. Igualmente, mencionó el efecto trascendental de la música y cómo contribuye a mantener un cerebro ágil.

De otra parte, para Debbie, la música ha sido una gran compañía cuando se ha enfrentado a experiencias dolorosas.

“Hace cuatro años, enviudé. La música me rescató. Las artes son una medicina”, sostuvo y atribuyó al canto y al baile su bienestar.

Además del vínculo escénico, la música les ha unido a un nivel personal muy profundo y espiritual. Así, Frances resaltó, no solo la satisfacción que le ha brindado el arte, sino también la amistad sólida y cercana de las integrantes del cuarteto que ha permanecido con los años.

“Emily es el cerebro, Frances es el alma y Debbie [es] el motor”, manifestó Norma, que recordamos, igualmente, por su conocido personaje infantil Chícola.

En cuanto a algunas de sus prácticas cotidianas para una vida sana, Debbie mencionó cuán importante es la actividad física en su rutina. “El deporte es parte de mi vida. Juego tenis”.

Ahora bien, de igual forma, asoció el bienestar con la manera en la que nos relacionamos con los demás. “Lo principal es hacer el bien como ser humano”, aseveró.

Por su parte, Frances realiza yoga y taichí, conocido popularmente como meditación en movimiento. Esta disciplina antigua originada en China consiste en movimientos suaves y fluidos, y el control de la respiración. Tanto el yoga como el taichí son prácticas recomendadas por sus múltiples beneficios para la salud.

En su caso, Emily reconoce que, en ocasiones, puede ser difícil mantener una rutina de ejercicios. Sin embargo, durante la pandemia, encontró una actividad que ha captado su atención: saltar en un trampolín. Aseguró que, a través de esa experiencia diaria, conecta cuerpo y espíritu porque también se convierte en un momento íntimo para el agradecimiento.

Para Norma, caminar se ha vuelto un hábito que disfruta a todos los niveles del ser, luego que leyó sobre senderismo en Puerto Rico y se unió a un grupo de caminantes.

En definitiva, Las Caribelles experimentan diversas maneras para procurar su bienestar; eso sí, con el arte como su base y sostén.

“¡Qué viva la música, qué vivan Las Caribelles!”, exclamó Debbie y, con ella, aclamamos: ¡Queda Caribelles para rato!

Por Adriana Maldonado Raimundí Especial para Puerto Rico Saludable

Es cierto que las plataformas digitales son útiles para crear un sentido de comunidad, y obtener y difundir información, entre otras cosas, pero, una vez comienzan a ser causa para la pérdida de sueño, baja autoestima, cansancio, irritabilidad y estrés, es momento de disminuir el tiempo de su uso, indicó el psicólogo social Alexis Rodríguez Ramos. No obstante, esta recomendación, aunque simple en teoría, puede resultar difícil de implementar en una sociedad en la que revisar las redes sociales es una parte indispensable del día a día. Entonces, ¿cómo se evita usarlas por tiempos prolongados?

Identifica el problema

El usuario debe precisar por cuánto tiempo durante el día está usando los medios sociales, destacó el también profesor en el Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Cayey.

Esta información es sencilla de obtener, a través del dispositivo móvil, que es por donde el 99 % de los usuarios activos en redes sociales en Puerto Rico acceden a las distintas plataformas, según el informe Digital 2021 de la agencia creativa We Are Social.

El doctor explicó que, en la parte de las configuraciones de los celulares, hay una opción para ver en detalle el tiempo que la persona está invirtiendo en cada una de sus aplicaciones de redes sociales.

“Buscar estos datos es útil para saber si uno, realmente, tiene un problema con relación al uso excesivo de las plataformas como Facebook, Instagram, etcétera”, añadió.

La cantidad de tiempo adecuado dependerá de la edad del usuario. “En el caso de una persona mayor, una o dos horas podrían hacer un buen horario para participar de las redes [sociales] de manera ociosa. Sin embargo, si es un menor, una hora como límite es lo más apropiado”, abundó Rodríguez Ramos.

Una vez que el usuario identifique que está desarrollando tendencias problemáticas en torno al uso de las plataformas, será más fácil parar de usarlas excesivamente, enfatizó.

Mantén las aplicaciones en tu celular Aunque parezca contraproducente, se recomienda mantener las aplicaciones de las redes sociales disponibles en el dispositivo móvil.

“Lo ideal es que uno pueda manejar el uso y evitar el elemento de la prohibición”, puntualizó Rodríguez Ramos.

Borrar las aplicaciones por completo puede ser una medida muy drástica y podría generar una amplificación del deseo de revisar las redes sociales. Además, eventualmente, el usuario tendría la oportunidad de descargarlas nuevamente y retomar el uso desmedido de ellas.

Por el contrario, si se mantienen en el celular, se puede desarrollar un control en torno a las redes que, a la larga, sería más beneficioso, planteó el educador.

Apaga las notificaciones

Las notificaciones de las redes sociales son esas alertas que aparecen en la pantalla para indicar que alguien ha interactuado de alguna manera con el contenido del perfil del usuario. En ocasiones, estos avisos, incluso, aparecen cuando uno de los amigos del usuario ha publicado algún contenido nuevo.

Por tanto, estas alertas pueden ser una gran distracción, afirmó el doctor. Es algo así como un anzuelo con carnada.

“Si la notificación sale en tu teléfono, te va a motivar a ver qué pasó. Una vez entres [a la plataforma digital], es probable que te quedes más rato viendo [publicaciones nuevas]”, dijo.

Crea distanciamiento físico entre tu persona y tu dispositivo La oportunidad perfecta para comenzar a separarse del celular es cuando se hace ejercicio, se lee o se hace cualquier otra actividad en la que no es necesario utilizar el teléfono móvil, especificó el doctor.

“La idea es poner [el dispositivo] en un lugar que uno sepa que está ahí, pero, entonces, hacer algo separado del celular. No tiene que ser por largos períodos porque, obviamente, si nos llaman por una emergencia, pues uno tiene que estar cerca. La meta es, poco a poco, ir creando una distancia en ciertos momentos para ir rompiendo con ese vínculo tan estrecho que tiene uno con el dispositivo”, expresó Rodríguez Ramos.

Divide tu tiempo

Por su parte, el terapeuta de adicciones Humberto Valenzuela Morales destacó la importancia de dividir el tiempo de manera consciente.

Similar a cómo se determina la hora para desayunar, almorzar y cenar, “se pueden establecer unas horas específicas para entrar a las distintas plataformas sociales y dedicarle un tiempo premeditado”, continuó.

De esta forma, el usuario comienza a tomar el control y es más improbable que pase horas en las redes sociales, agregó Valenzuela Morales.

La disciplina es clave

Para cumplir con todo lo mencionado anteriormente se requiere disciplina y para desarrollar disciplina se necesita tiempo, recalcó Valenzuela Morales.

“No hay varitas mágicas ni píldoras milagrosas”, resaltó. Aunque es retante al comienzo, disminuir el tiempo que se invierte en las redes sociales podría ser sumamente beneficioso, pues, según Rodríguez Ramos, habrá más oportunidad para que el individuo pueda desarrollar relaciones interpersonales, desarrollar destrezas y, en general, mejorar su estado mental y emocional.

La autora es periodista colaboradora de Puerto Rico Saludable.

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