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Manejo eficiente de baterías, favorecen salud y medio ambiente

Manejo eficiente de baterías comerciales e industriales, un paso a favor de la salud y el medio ambiente

Por todo el país hay depósitos de baterías, especializados en el manejo eficiente y ecológico de este tipo de desechos.

Por / By: Antonio Sandoval

El reciclaje de pilas así como sus pasos previos consistemtes en una fabricación más ecológica, es determinante para el medio ambiente de México y el mundo.

Estos elementos son muy contaminantes y sucede que a menudo no se reciclan de forma correcta.

Pila y baterìa son dos nonres que tienen un solo origen; proviene de la manera original de fabricación de este invento, en el cual ponían celdillas eléctricas “apiladas” o “en batería”.

Las baterías, pilas, acumuladores eléctricos o simplemente acumuladores, son el dispositivo que almacenan energía eléctrica usando procedimientos electroquímicos y que posteriormente devuelven casi en su totalidad.

Es regla general que las pilas son una fuente de energía finita, ya que se agota y no es recargable. Por el contrario, las baterías sí pueden recargarse.

Estas pilas o baterías contienen metales pesados y compuestos químicos, muchos de ellos perjudiciales para el medio ambiente.

Por eso es muy importante no tirarlas a la basura y llevarlas a un centro de reciclado. Actualmente, la mayoría de los proveedores y tiendas especializadas también se hacen cargo de las baterías gastadas.

Algunas de las sustancias nocivas para el medio ambiente dependen del tipo de pila utilizada.

Por ejemplo, las pilas secas, salinas o de zinc-carbón, contienen muy poco mercurio (0.01%), lo que representa un grado de toxicidad muy bajo.

Las pilas alcalinas tienen un contenido en mercurio del 0.5% con un grado de toxicidad medio, es decir son tóxicas.

Por su parte las pilas recargables contienen cadmio y no mercurio, también son tóxicas.

Las pilas de botón contienen hasta un 30% de mercurio y por lo tanto su grado de toxicidad es muy alto.

Las llamadas pilas “verdes” carecen de cadmio y mercurio, aunque se desconocen parte de sus componentes. El grado de toxicidad es hasta ahora desconocido o poco evaluado.

Sin embargo el proceso de destrucción de las pilas suele ser muy similar. Una vez utilizadas, las pilas se convierten en un residuo tóxico. En muchos países lamentablemente siguen los caminos habituales de la basura común.

Con ello causan enormes problemas ambientales, por ejemplo, una sola pila botón puede contaminar más de 600,000 litros de agua. El mercurio y el cadmio, junto a otros metales, no se destruyen con la incineración y se emiten a la atmósfera.

El proceso de reciclaje es complejo pero indispensable para mejorar el ambiente; inicia con el depósito de las pilas en los contenedores especiales, después de llevan a una planta de reciclaje donde el mercurio se separa de otros metales, y el resto de materiales que constituyen las pilas usadas pueden ser recuperados.

Baterías de carros e industriales.

En la actualidad, la responsabilidad del impacto ambiental que generan los vehículos es responsabilidad no solo de los fabricantes, sino también de los usuarios de los automóviles, operarios de plantas y todo aquel relacionado con el sector energético que use fuentes de energía.

Las baterías tienen materiales que son nocivos para la salud y que pueden ser fuentes de contaminación.

De acuerdo con los datos disponibles, una vez finalizada su vida útil, de entre 3 y 4 años en promedio para vehículos particulares, se abandona en sitios incorrectos o se entrega a personas que no saben hacer el reciclaje de este elemento.

Entre los elementos más dañinos para la salud del ser humano y el ambiente, están: el ácido sulfúrico y el plomo, como elementos químcos que pueden generar contaminación en el agua o el suelo, y al que pueden estar expuestas las personas en caso de un daño prematuro de la cubierta de las baterías.

La mejor forma de cerrar el ciclo de la batería usada o dañada es llevarla hasta un centro confiable de servicio o reciclaje.

Las baterías viejas se convierten en materia prima para la fabricación de las nuevas, lo que de paso genera otro beneficio ambiental al reducir la utilización de materiales ‘vírgenes’ en el proceso productivo así como la generación de desechos tóxicos, y la energía adicional que se consume durante el proceso de fabricación.

Actualmente se puede reciclar hasta un 99% de los materiales de una batería vieja, los cuales se componen principalmente de plásticos, plomo y electrolitos líquidos o en gel, que se extraen y aprovechan por completo.

Para separar estos elementos, las baterías viejas pasan por un proceso de triturado, donde se realiza la separación de los materiales principales y se les reutiilza en la fabricación, generación de energía o se desechan de manera responsable.

El plomo, por ejemplo, es fundido en hornos rotatorios a gas natural, que entregan al final del proceso un plomo con hasta un 98% de pureza.

Como sabemos, el ácido de la batería tiene además de su acidez, un alto contenido de plomo.

Dicho material es corrosivo y afecta la piel y los ojos al contacto. En el suelo o el agua le cambia el PH a estos elementos lo que reduce la capacidad para crecer tanto de la vegetación como de la fauna acuática.

El plomo es altamente tóxico para los seres humanos y su ingreso al cuerpo se da por ingestión o inhalación. Este pasa al torrente sanguíneo y por lo general se instala en los huesos.

Puede provocar anemia severa, daño en los riñones y colapso del sistema nervioso central. En el medio ambiente permanece en plantas y el suelo, e impacta de manera similar la salud de los animales.

La recolección de baterías de automóviles, caseras o industriales, se realiza en casi todo el país a través de los puntos autorizados.

Una vez recolectados, se llevan en un transporte especial exclusivo para estos productos, con todos los protocolos de seguridad.

Estos procesos garantizan el correcto manejo de las baterías, el menor impacto sobre el medio ambiente de los sitios donde se manejan y distribuyen, así como menor costo para las empresas y también para la sociedad en general toda vez que se disminuyen los gastos de los gobiernos en problemas de salud púboica derivados de un manejo inadecuado de estos desechos o de una fabricación defectuosa.

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