Igual que el año anterior, partimos el año 2016 con turbulencias políticas y económicas. Dentro de la frustración normal que produce escuchar y ver malas noticias todo el día, el mundo de la bicicleta se ha transformado en un escape. Porque cuando uno pedalea por la ciudad mira sus construcciones y personas con otros ojos. Cuando uno recorre cerros o participa de una carrera en la montaña se conecta con la naturaleza, si quieres descender a máxima velocidad te focalizas y el resto lo hace la adrenalina. Por que si pedaleas con amigos lo disfrutas a concho. Por eso y por muchas cosas más, pase lo que pase, escuches lo que escuches y veas lo que veas, no pares de pedalear.