Enrique D´Amico - Diseñador Industrial
Reflexión
Esta breve reflexión, invita a hacer una analogía entre algunos aspectos operativos y conceptuales presentes en práctica profesional de la medicina y su posible aporte a la práctica del diseñador industrial. No se busca generar una comparación exhaustiva, sino que se pretende tomar elementos del universo simbólico presente en aquellas disciplinas vinculadas a la salud, las cuales actúan con una sensibilidad diferente al resto de las disciplinas, en las cuales existe un contacto directo entre el profesional (en nuestro caso el diseñador industrial) y el actor que posee la problemática (en nuestro caso, el cliente, organización/empresa, usuario final). El objetivo es identificar dichas prácticas para adaptarlas al ejercicio. En el caso de la medicina, se abordan problemas que implican una sensibilidad particular para el paciente, ya que, no caben dudas, la salud es una condición básica para el bien estar de las personas con lo cual el médico y el paciente establecen un código comunicacional en el cual, ambos son responsables de solucionar el problema de fondo. Son estos elementos comunicacionales y operacionales los que se busca poner en evidencia para su uso en nuestra disciplina. A continuación se enumerarán: Intimidad – Confidencialidad – Confianza: El cliente como persona representa un sistema complejo de percepción al que debe decodificarse y leer entre líneas. La gente no hace lo que dice y no dice lo que hace. La forma en que el cliente describe sus problemas, además de darnos inputs para detectar la naturaleza del problema, debe darnos datos cualitativos de las motivaciones que llevaron a nuestro cliente u nuestra organización a llevar adelante la iniciativa estratégica o la necesidad de fondo del problema a resolver. Esto solo se logrará si generamos un clima de confianza y logramos un tono íntimo con nuestros clientes o usuarios en donde la principal virtud del diseñador debe ser saber escuchar. El diseñador será el encargado de ponerle límites a ese sistema complejo, será quien decide qué aspectos del relato del usuario son ¨puntas de ovillo ¨para resolver el problema y dará relevancia a los aspectos que posteriormente conformarán las soluciones de los mismos, en otras palabras un sistema es todo aquello que queramos ver como un sistema. Elaboración de Diagnósticos - Interpretación de Síntomas: ¨ Las cosas tienen una constante: estorbar, y una momentánea: servir. Quizás al conocimiento o la memoria le ocurre lo mismo. ¨ Macedonio Fernandez
La experiencia tiene una connotación positiva en el ejercicio de cualquier disciplina. Da por sentado el hecho de haber resuelto en el pasado un cúmulo de situaciones problemáticas, es decir cada diseñador va creando su ¨casoteca¨. Ahora bien, no deberíamos trasladar acríticamente conceptos y soluciones de problemas pasados a situaciones que se estén resolviendo actualmente. La similitud de los efectos, no implica la similitud de las causas que le dan origen, es decir, cada problema (al igual que cada paciente) es único, y tiene su propia biografía.
Historia Clínica del cliente / empresa/ usuario: Tener conocimiento del devenir histórico de la organización o el cliente con el que se va a trabajar es un eje fundamental para entender su manera de actuar. Poder entender el entramado cultural que hay detrás de ese sistema, conocer sus historias, sus logros, sus fracasos (lecciones aprendidas), sus estructuras de poder (quién hace que las cosas sucedan), sus habilidades, sus símbolos, lo que ve, lo que oye, lo que dice y lo que hace, etc, nos ayuda a enfocar la solución. En este sentido, resulta útil también conocer el devenir histórico del sector en el que está inmersa la problemática que nuestro cliente quiere resolver. Así cómo las personas crecen y envejecen, los mercados y las tecnologías también manifiestan diferentes grados de madurez y poder detectar este aspecto es de suma importancia a la hora de elaborar una estrategia. El método de ¨Las 5 fuerzas de Porter¨, resulta una herramienta de gran utilidad y vigencia para analizar este aspecto, ya que propone identificar: -
La posibilidad de amenaza ante nuevos competidores. El poder de la negociación de los diferentes proveedores. Tener la capacidad para negociar con los clientes Amenaza de ingresos por productos secundarios. La rivalidad entre los competidores.
Conocer el pasado de la organización y a sus miembros nos ayuda a entender porqué actúan como actúan en el presente y permite modelar escenarios posibles a futuro, y entender cómo estos factores afectan a la toma de decisiones. Por ejemplo, en sectores ligados a oficios tradicionales (carpintería, tornería, etc.) o rubros que han logrado una mayor madurez tecnológica como el agro industrial o el sector metalúrgico, industria de la construcción, entre otros, poseen una profunda impronta tradicionalista – familiar, heredada de generaciones pasadas, en donde las decisiones estratégicas de la empresa se ven afectadas muchas veces por dichos valores. Si bien el impacto de esta influencia puede ser positivo o negativo, el diseñador no puede desconocer esta variable cualitativa que muchas veces resulta determinante en la concreción de un proyecto. Derivar, saber decir no sé: La figura del médico clínico creo que es una analogía que representa la figura del diseñador industrial. Con un enfoque generalista pero que le permite interactuar con las diversas ramificaciones de la disciplina troncal para trabajar de manera articulada, El dominio de este lenguaje flexible es fundamental para definir la taxonomía del problema a resolver tanto en el ejercicio de nuestra profesión como así también en la enseñanza de la misma. Actualmente, al menos en Argentina, las consignas de los proyectos que se realizan en los ámbitos académicos contienen implícita la solución al problema. Es decir, definen de antemano la tipología del producto a realizar ( ej: Mobiliario Urbano, Auto eléctrico, food-trucks, etc ) , y aún más, dan por sentado que la solución a dicho problema es necesariamente un producto tridimensional. Es decir, se reproduce la idea moderna de que el diseñador se limita a diseñar objetos tangibles, y de manera seriada. Creo que el error radica en justificar dicha experiencia con el argumento de que se trata de un mero ¨ejercicio proyectual¨. ¿De qué nos sirve practicar algo que en el mundo profesional se presenta de otra manera? ¿Qué otros enfoques nos estaremos perdiendo para la solución a estos problemas de diseño?
Hebert Simon, en su libro La Ciencia de lo Artificial ( 1969) nos habla de que diseño como toda actividad que busca transformar una situación conocida en una situación deseada es decir ¨lo que es¨ en lo que ¨podría ser¨ dando los lineamientos principales que conforman el problem solving Por ende, poder definir la naturaleza del problema también debería ser competencia del diseñador y del estudiante de diseño. Poder determinar el sistema en el que está inmerso el problema y todo su entramado complejo, y actuar como sensor de estas situaciones para proponer soluciones que a su vez impliquen dialogar con otros campos epistemológicos. Sensibilidad – Empatía: Saber porque el otro está ahí, y saber porqué busca ayuda. Parece difícil de pensar, pero al igual que en el caso de un paciente, cuando un cliente se acerca a nosotros (más allá de los objetivos económicos obvios) , se acerca porque su situación actual no es la ideal. Es dolorosa, la padece y le quita el sueño. Ocurre muchas veces que ¨el día a día¨ es demandante para los dueños de una Pyme (por ejemplo) y destinan poco tiempo a la toma de decisiones con una orientación estratégica y a largo plazo. Esta situación es acumulativa, el cliente sabe que tiene que cambiar y no puede. El diseñador debe entender esa situación y ser preciso a la hora de elaborar un plan de cambio o la incorporación de nuevos productos. Aquí podría rescatarse esta idea de ¨métodos no invasivos¨ por parte del médico. Es acertada la visión de lograr cambios significativos sin que el usuario perciba el cambio, y que lo incorpore en su conducta y lo naturalice. De manera complementaria actúa la idea de ¨chequeo de rutina¨, es decir lograr un mecanismo de monitoreo y control que ayude a sostener ese cambio en el tiempo y persiga la mejora continua ( kaizen). Generar sentido de urgencia: El médico actúa bajo la premisa de prevenir. Cuánto antes se ataque el problema, mayor control se tendrá de la situación y logrará atenuar el impacto de la situación no deseada. Por otro lado, sabe jerarquizar los problemas, detectando aquellos que requieren una cura inmediata, y aquellos que pueden realizarse a largo plazo hasta convertirse en cambios conductuales del paciente. En nuestro caso, ocurre lo mismo con las organizaciones, las cuales muchas veces tienen resistencia al cambio y ya poseen una dinámica propia de funcionamiento que a pesar de no ser las óptimas forman parte de la esencia de las mismas. Experiencia personal como argumento de recomendación: ¿Cómo se promocionaban los productos antes de que exista la publicidad? ¿Qué factores hacían que una persona elija un médico u otro? La experiencia que una persona se lleva cuando se vincula con un profesional tiene una relevancia notable a la hora de recomendar (o no) a otra persona que necesita de su servicio. A nadie se le ocurriría ir a un médico acusado por mala praxis o que tiene comportamientos poco profesionales o en caso de atravesar esa experiencia el vínculo se interrumpirá en un futuro no muy lejano. Podemos observar que las nuevas metodologías de diseño como el design thinking, el diseño centrado en el usuario y algunas otras provenientes del diseño de interacciones ponen la idea de experiencia de usuario como eje troncal de dichos métodos. Las metodologías y en consecuencia los productos resultantes están atravesado por la que Reinaldo Leiro denomina una etapa de ¨domesticación del producto¨ (una relación humanizada, ¨ anti tecnológica¨ entre los objetos y la gente, la propuesta lúdica, la simplificación perceptiva, la significación icónica, y la ¨personalización seriada¨ . Es decir, se deja de lado el rol autoritario que tenía anteriormente el producto y se escucha más al usuario.
Este enfoque humanístico, busca llevar su aplicación más allá de las fronteras del diseño, y busca penetrar en ámbitos gubernamentales, organizacionales, sociales, etc. El diseñador debería capitalizar esta capacidad diferencial que define la base de su know-how, ya que desde su concepción el diseño surge para que las personas vivan mejor. En suma, no se busca mezclar estos campos disciplinares, sino aprender de una profesión en la cual el contacto humano es una de las claves para la resolución del problema. No se pretender justificar a la falta de soporte profesional del diseño solo por ser una ¨disciplina joven¨, sino tomar elementos de disciplinas con mayor grado de madurez y entender cuáles son los aspectos prácticos que nos puedan resultar útiles. Sin ir más lejos la ingeniería industrial al menos en Argentina, logró acaparar espacios que sin lugar a dudas podrían ser ocupados por diseñadores industriales, lo cual se debe en gran medida al imaginario que tienen asociados las carreras ligadas a la ingeniería. En fin, se busca pensar a cada actor influenciado en nuestros proyectos como un usuario final, reivindicar la palabra ¨personas¨ puede ser de gran utilidad para lograr que nuestros proyectos se materialicen. Otorgarle a cada uno su ¨entregable¨ y satisfacer de manera eficiente sus requisitos tangibles e intangibles.
Bibliografía. - Macedonio Fernández. Cuadernos de Todo y Nada. Ediciones Corregidor. - http://www.5fuerzasdeporter.com/ - Marcel Planellas, Anna Muni – Las Decisiones estratégicas - Reinaldo Leiro. Gestión Estratégica del Diseño