Luigi Castillo Director Arte Jonathan Castillo Director Editorial inciensoyaserrin@gmail.com
Meditemos en sus Dolores I Dolor, Consagrada Imagen de la Santísima Virgen de Dolores, Templo de la Recolección. II Dolor, Venerada Imagen de la Santísima Virgen de Dolores, Santuario Arquidiocesano del Señor San José. III Dolor, Venerada Imagen de la Santísima Virgen de Dolores, Parroquia de la Santa Cruz “Parroquia Vieja”. IV Dolor, Venerada Imagen de Nuestra Señora de los Dolores, Beaterio de Belén. V Dolor, Venerada Imagen de la Santísima Virgen de Dolores, Parroquia Nuestra Señora de Candelaria. VI Dolor, Consagrada Imagen de Nuestra Señora del Manchén, Parroquia Rectoral San Sebastián. VII Dolor, Consagrada Imagen de Nuestra Señora de Soledad, Templo Santo Domingo.
editorial Una Nueva edición en la que nos encontramos, agradecemos a Dios por la oportunidad de llegar a ustedes nuestros lectores, esta ocasión la hemos dedicado a los siete dolores de Nuestra Madre, La Santísima Virgen María. Ella desea que meditemos en sus dolores y que nosotros podamos experimentar esos sufrimientos que se han quedado en lo más profundo de su corazón, meditar sobre esos dolores que nos acercan también a nuestro Señor Jesucristo. La Santísima Virgen ha manifestado a Santa Brígida que concedía siente gracias a quienes le honrasen considerando sus dolores y meditando junto con ella, estas gracias las encontraremos en cada meditación. Esperamos que sea de su agrado encontrar las fotografías de algunas de las imágenes de Nuestra Señora de los Dolores, de diferentes templos del Centro Histórico, agradecemos a quienes han proporcionado sus fotografías para la publicación de esta nueva edición.
I Dolor “La profecía de Simeón en la prese
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l viejo sacerdote Simeón sostuvo al bebe Jesús en sus brazos, mientras el Espíritu Santo inundaba su corazón. Simeón reconoció a Jesús como el Salvador prometido y lo levanto hacia el cielo, dando gracias a Dios, por concederle haber vivido lo suficiente para contemplar al Mesías.Ahora tu siervo puede morir en paz, mi Señor, dijo. Simeón los bendijo, y dijo a su madre María: He aquí, este niño ha sido puesto para la caída y el levantamiento de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción, y una espada traspasará aun tu propia alma.
Virgen María: por el dolor que sentiste cuando Simeón te anunció que una espada de dolor atravesaría tu alma, por los sufrimientos de Jesús, y ya en cierto modo te manifestó que tu participación en nuestra redención como corredentora sería a base de dolor, te acompañamos en este dolor. Y, por los méritos del mismo, haz que seamos dignos hijos tuyos y sepamos imitar tus virtudes. Primera gracia concedida, Pondré paz en sus familias s
Fotografía: Erick Espinoza
Fotografía: Carlos Menocal
Fotografía: Carlos Menocal
Fotografía: Erick Espinoza
ENTRE INCIENSO Y ASERRIN
entación del Niño Jesús “
II Dolor “La huida a Egipto con Jesús y Jos
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uando José le revelo las palabras del ángel, María sintió un vuelco en su corazón y gran consternación, debían levantarse rápido y huir a Egipto porque Herodes quería matar a Jesús. La Virgen apenas tuvo tiempo para decidir que dejar y que llevarse; tomo al niño en sus brazos y dejo atrás todo lo demás, precipitándose ante José para apresurarse según los deseo de Dios. Luego dijo: “A pesar de que Dios tiene poder sobre todas las cosas, El desea que huyamos a Egipto con Jesús, Su Hijo.
Virgen María: por el dolor que sentiste cuando tuviste que huir precipitadamente tan lejos, pasando grandes penalidades, sobre todo al ser tu Hijo tan pequeño; al poco de nacer, ya era perseguido de muerte el que precisamente había venido a traernos vida eterna, te acompañamos en este dolor. Y, por los méritos del mismo, haz que sepamos huir siempre de las tentaciones del demonio. Segunda gracia, concedida Serán, iluminados en los Divinos Misterios.
Fotografía: Erick Espinoza
Fotografía: Erick Espinoza
ENTRE INCIENSO Y ASERRIN
sé “
III Dolor “Jesús perdido en el Templo “
Fotografía: Erick Espinoza
ENTRE INCIENSO Y ASERRIN
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u a n d o María perdió a Jesús, mientras r eg r es aba de Jerusalén, el mundo se convirtió en algo tan grande y solitario que creyó que no podría seguir viviendo sin él, tan grande era su dolor. e culpo a sí misma, preguntándose por que no lo había cuidado mejor. Cuando sus padres le vieron, se quedaron maravillados y su madre le dijo: Hijo, ¿por qué nos has tratado de esta manera? Mira, tu padre y yo te hemos estado buscando llenos de angustia. Entonces él les dijo: ¿Por qué me bus-
cabais? ¿Acaso no sabíais que me era necesario estar en la casa de mi Padre? Virgen María: por las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al perder a tu Hijo; tres días buscándolo angustiada; pensarías qué le habría podido ocurrir en una edad en que todavía dependía de tu cuidado y de San José, te acompañamos en este dolor. Y, por los méritos del mismo, haz que los jóvenes no se pierdan por malos caminos. Tercera gracia , Los consolaré en sus penas y acompañaré en sus trabajos.
Fotografía: Erick Espinoza
Fotografía: Omar Pineda
Fotografía: Erick Espinoza
IV Dolor “María encuentra a Jesús con la
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irgen María: por las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al ver a tu Hijo cargado con la cruz, como cargado con nuestras culpas, llevando el instrumento de su propio suplicio de muerte, Él, que era creador de la vida, aceptó por nosotros sufrir este desprecio tan grande de ser condenado a muerte y precisamente muerte de cruz, después de haber sido azotado como si fuera un malhechor y, siendo, coronado de espinas; ni la mejor corona del mundo hubiera sido suficiente para honrarle y ceñírsela en su frente; en cambio, le dieron lo peor del mun-
do clavándole las espinas en la frente y, aunque le ocasionarían un gran dolor físico, aún mayor sería el dolor espiritual por ser una burla y una humillación tan grande, sufrió y se humilló para levantarnos a nosotros del pecado, te acompañamos en este dolor. Y, por los méritos del mismo, haz que seamos dignos vasallos de tan gran Rey. Cuarta gracia, Les daré cuanto me pidan, con tal que no se oponga a la voluntad adorable de mi Divino Hijo y a la santificación de sus almas.
Fotografía: Erick Espinoza
Fotografía: Erick Espinoza
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irgen María: por las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al ver a tu Hijo cargado con la cruz, como cargado con nuestras culpas, llevando el instrumento de su propio suplicio de muerte, Él, que era creador de la vida, aceptó por nosotros sufrir este desprecio tan grande de ser condenado a muerte y precisamente muerte de cruz, después de haber sido azotado como si fuera un malhechor y, siendo, coronado de espinas; ni la mejor corona del mundo hubiera sido suficiente para honrarle y ceñírsela en su frente; en cambio, le dieron lo peor del mundo clavándole las espinas en la frente y, aunque le ocasionarían un gran dolor físico, aún mayor sería el dolor espiritual por ser una burla y una humillación tan grande, sufrió y se humilló para levantarnos a nosotros del pecado, te acompañamos en este dolor. Y, por los méritos del mismo, haz que seamos dignos vasa-
llos de tan gran Rey. u a r t a gracia, Les daré cuanto me pidan, con tal que no se oponga a la voluntad adorable de mi Divino Hijo y a la santificación de sus almas.
C Fotografía: José Carlos Flores
ENTRE INCIENSO Y ASERRIN
a cruz a cuestas camino al calvario “
V Dolor “La crucifixión y la agonía de Jes
Fotografía: Erick Espinoza
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a Santa Virgen María continúo ascendiendo a el calvario, siguiendo a Jesús con fatiga y con dolor, no obstante, sufria en silencio. Maria sintio profundamente el dolor y la humillacion de su Hijo, en particular cuando los que lo atormentaban lo obligaron a quitarse sus sus vestiduras. La Virgen sintio su Corazon enfermo a ver como esos tiranos crucificaban a su Hijo. Virgen María: por el dolor que sentiste al ver la crueldad de clavar los clavos en las manos y pies de tu Hijo, y luego al verle agonizando en la cruz; para darnos
ENTRE INCIENSO Y ASERRIN
sús “
vida a nosotros, llevó su pasión hasta la muerte, y éste era el momento cumbre de su pasión, Tú misma también te sentirías morir de dolor en aquel momento; te acompañamos en este dolor. Y, por los méritos del mismo, no permitas que jamás muramos por el pecado y haz que podamos recibir los frutos de la redención. Quinta gracia , Los defenderé en los combates espirituales con el enemigo infernal, y protegeré en todos los instantes de su vida.
Fotografía: Erick Espinoza
Fotografía: Erick Espinoza
Fotografía: Erick Espinoza
VI Dolor “La lanzada y el recibir en brazo
Fotografía: Julio Trujillo
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irgen María: por las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al ver la lanzada que dieron en el corazón de tu Hijo; sentirías como si la hubieran dado en tu propio corazón; el Corazón Divino, símbolo del gran amor que Jesús tuvo ya no solamente a Ti como Madre, sino también a nosotros por quienes dio la vida, y Tú, que habías tenido en tus brazos a tu Hijo sonriente y lleno de bondad, ahora te lo devolvían muerto, víctima de la maldad
de algunos hombres y también víctima de nuestros pecados; te acompañamos en este dolor. Y, por los méritos del mismo, haz que sepamos amar a Jesús como él nos amó.
Sexta gracia concedida ,Los asistiré visiblemente en el momento de su muerte; verán el rostro de su Madre.
Fotografía: Julio Trujillo
ENTRE INCIENSO Y ASERRIN
os a Jesús ya muerto “
VII Dolor “Sepultura de Jesús y la soleda
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irgen María: por las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al enterrar a tu Hijo, llevó su humillación hasta el último momento; y aunque Tú supieras que al tercer día resucitaría, el trance de la muerte era real; te quitaron a Jesús por la muerte más injusta que se haya podido dar en todo el mundo en todos los siglos; siendo la suprema inocencia y la bondad infinita, fue torturado y muerto con la muerte más ignominiosa; tan caro pagó nuestro rescate por nuestros pecados; y Tú, Madre nuestra adoptiva y corredentora, le acompañaste en todos sus sufrimientos:
y ahora te quedaste sola, llena de aflicción; te acompañamos en este dolor .Y, por los méritos del mismo, concédenos a cada uno de nosotros la gracia particular que te pedimos. Séptima gracia, He conseguido de mi Divino Hijo que las almas que propaguen esta devoción a mis lágrimas y dolores sean trasladadas de esta vida terrenal a la felicidad eterna directamente, pues serán borrados todos sus pecados, y mi Hijo y Yo seremos su consolación y alegría.
Fotografía: José Carlos Flores
Fotografía: José Carlos Flores
Fotografía: José Carlos Flores
ad de María “
Fotografía: José Carlos Flores