Beatas de Belén

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Agradecimientos FotografĂ­as Erick Espinoza Agradecimiento especial Comunidad Beatas de BelĂŠn

Luigi Castillo Director Arte Jonathan Castillo Director Editorial inciensoyaserrin@gmail.com


editorial Es un gusto para nosotros encontrarnos en una nueva edición, que gracias a Dios ha sido posible su publicación. En esta oportunidad en honor a una devoción única en el mundo fomentada por la Beata Madre Encarnación Rosal. Hablar de la devoción de Los Dolores Internos del Sagrado Corazón de Jesús, es hablar de un acto de amor manifestado a la Beata Madre Encarnación en aquel lejano 1857, donde Jesús se aparece Resucitado y Vivo, y muestra su corazón doliente, un hecho que ha quedado en el olvido de los Guatemaltecos. Nos unimos a los festejos del CLVI aniversario de estas apariciones. Extendemos una felicitación a toda la Comunidad de Beatas de Belén y a Monseñor Marco Aurelio González Iriarte, por todo el esfuerzo en dar a conocer y conmemorar esta fiesta de los Dolores Internos del Sagrado Corazón de Jesús, además de permitirnos ayudar en fomentar esta devoción y de ser parte de estos festejos. Católico Guatemalteco asista el próximo domingo 25 de agosto al Beaterio de Belén, a la festividad de Los Dolores Internos del Sagrado Corazón de Jesús


Vida de la Beata Madre

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ara hablar un poco de la devoción de los Dolores Internos del Sagrado Corazón de Jesús, es necesario conocer quien fue una maravillosa mujer que siempre se distinguió por escuchar a Dios y por siempre tratar de cumplir lo que ella sentía que Dios quería para su vida. María Encarnación nació el 26 de octubre de 1820 en la ciudad de Quetzaltenango, Guatemala. Hija de Don Manuel Encarnación Rosal y de Doña Gertrudis Leocadia Vásquez. La niña fue bautizada al siguiente día 27 por el Padre Fray Manuel Carranza, bajo el nombre de María Vicenta, en conmemoración de San Vicente, Mártir de Ávila. María Vicenta recibió educación de parte de sus padres y de sus hermanos mayores, educación e instrucción que luego completo en la escuela del maestro Don Valentín Escobar. Se desconoce la fecha en la que recibió por primera el Pan de la Eucaristía, pero según testimonio de su prima Doña Gertrudis Ocaña, fue a muy temprana edad. Después de ese gran momento María Vicenta se sintió más atraída a la presencia de Cristo en la mesa del altar y en el Sagrario. Lo que se conoce de María Vicenta en sus primeros años se

debe a los testimonios de familiares y allegados, se cuenta que era piadosa, devota, alegre y se distinguía por pasar largos ratos en el templo, en ese silencio, en ese ambiente de paz propicia a la meditación y la plegaria. Corre el año de 1837 en la Ciudad de Quetzaltenango, llega una joven llamada Manuela Arbizu que sería importante en la vida de María Vicenta Rosal. Ella venia procedente de Honduras y para llegar a Quetzaltenango paso unos días en la Capital de Guatemala, en su paso por la misma al parecer estuvo de visita en el Beaterio de Belén, allí admiro las artesanías de las hermanas enclaustradas, y se llevó con ella unas bellas flores elaboradas por las monjas o “Beatas”. Manuela y María Vicenta hacen una buena amistad, lo que les llevo a lo siguiente: en esos días en el país se desató el llamado cólera morbus, enfermedad infecciosa y epidémica, lo que causaba muchas muertes. Manuela sugirió al Párroco Ugarte, celebrar una solemnidad en honor al Sagrado Corazón de Jesús, él obtendrá que el Eterno Padre aplaque su rigor con este pueblo, ya obtenido el permiso María Vicenta y Manuela se encargan de buscar a personas que

asistieran a los rezos y conseguir ofrendas para los gastos del arreglo del altar. Una imagen del Sagrado Corazón de Jesús que se veneraba en casa de María Vicenta, fue puesta en el altar. En ese mismo momento por destino escucharía un nombre que más adelante marcaría su vida, Manuela recuerda que en su equipaje tenía un arreglo floral que era obra de las Beatas de Belén. Al otro día fue la solemnidad en honor del Sagrado Corazón de Jesús, todo el pueblo se reunió a orar y suplicar, Vicenta recuerda que en lo más fuerte de la peste, se notó como desde ese día ceso. Llego el día de partir, es la madrugada del 11 de diciembre de 1837, en Quetzaltenango. Una cabalgata con rumbo a Guatemala, en la que vienen Manuela Arbizu, María Vicenta, su Hermano Isidro González y su Padre Don Manuel Rosal. Días antes de las fiestas de navidad, el grupo procedente de Quetzaltenango ha llegado a la Ciudad Capital, así lo anuncia la Madre Priora a las hermanas del Beaterio de Belén, pasado unos días ya es primero de enero de 1838, Vicenta con tan solo 17 años, ingresa al Beaterio de Belén después de haber recibido la bendición de su padre y despidiéndose de su hermano y Manuela su amiga. Es de 16 de Julio de 1838, en el Beaterio de Belén se dice que las campanas de la Iglesia repican jubilosamente, están llamando a todo el barrio a la festividades de Nues-


tra Señora del Carmen y además iba a vestir el hábito de la Orden Bethlemita una joven de 18 años llamada María Vicenta. Las ceremonias rituales de ese entonces eran muy majestuosas, en la procesión de entrada viene la postulante que al llegar al coro bajo, se coloca frente a la reja y se hacen preguntas rituales, y en ese momento se bendice el hábito y luego la postulante se despoja de sus vestimentas y se va colocando su nueva vestidura. Para esa ocasión ha presidido la misa el Prior de Belén, Fray Martín de San José, quien entrega la correa y menciona “Recibe esta correa, en señal de continencia y castidad” y el rosario “Recibe este instrumento de oración para que meditando en los sagrados misterios de la vida, pasión y muerte de nuestro Redentor Jesucristo y en tus postrimerías, te olvides de todo terreno, aborreciendo el pecado y amando la virtud”. En esa misma ceremonia es en la que la religiosa debía cambiar su nombre de bautizo por otro nuevo, en antiguas comunidades el nombre venia impuesto por la autoridad o sacado a la suerte, siempre y cuando este nombre esté ligado al santoral o a los misterios de Cristo. El Padre y el hermano de María Vicenta le solicitaron a la Madre Mercedes Dardón que se le pusiera el nombre de Sor Encarnación. Y se sabe por declaración de otras Religiosas que Sor María Encarnación del Corazón de Jesús es el nombre con el que ella firmaba y con el que la conoce la Iglesia.

Sor María Encarnación del Corazón de Jesús

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Encarnación Rosal


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espués de un tiempo de estar en el Beaterio de Belén, insatisfecha de no encontrar lo que ella pensó y anhelo. Así que la noche del 4 de julio de 1840, se presentan en el Beaterio de Belén Monseñor José Barrutia, obispo auxiliar de Guatemala y el Padre Capellán del monasterio al que se conduciría Sor Encarnación, al de Santa Catalina. Comenta Sor Encarnación que aquellas monjas la recibieron con mucho cariño, y que en el Convento de Santa Catalina había, ya encontrado lo que tanto deseaba orden, paz y silencio. Luego de reflexionar y de sentir que tenía que regresar a su querido Beaterio de Belén, así lo hace. En 1843 la Priora le confía una tarea, ser Directora de la escuelita, prefecta de las colegialas. En ese mismo año es elegida cuarta definidora, es decir una de las consejeras y ayudantes directas de la Madre Priora. En 1846 es reelegida cuarta definidora. En 1847 funciona como secretaria, en 1849 es elegida Vicaria obteniendo 8 votos en la cuarta votación, y poco tiempo después se le otorga también el cargo de Maestra de Novicias. En 1852 es reelegida Vicaria con 11 votos. El 15 de octubre de 1855 es elegida Priora con 10 votos a favor de 15 hermanas, 11 antiguas y 5 jóvenes. La Madre Encarnación Rosal trata de reformar el Beaterio de Belén, pero al no lograrlo decide fundar otro donde se vivan las constituciones que ella había redactado y que habían sido aprobadas por el obispo. Lo logra en Quetzaltenango su tierra natal, allí mismo fundo

dos colegios ya que ella impulso la educación de la niñez y de la juventud. En enero de 1862 aprovechando un salón la Madre ordeno abrir una escuela para niñas pobres, ya para agosto se iniciaba el Colegio de los Sagrados Corazones de Jesús y de María con 150 alumnas. Y queda decir que en Quetzaltenango retoña la comunidad Bethlemita. La obra de la Madre Encarnación Rosal fue interrumpida al iniciarse la persecución del gobernante Justo Rufino Barrios, ella misma lo hace saber entre agosto y septiembre de 1871, el epistolario de la Madre registra amenazas, molestias y agresiones que la comunidad está padeciendo de parte de los revolucionarios. Con


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el fin de continuar su labor evangelizadora, la reformadora de la orden Bethlemita llegó a Costa Rica en 1877. En este país fundo el primer colegio para mujeres en Cartago, que se sitúa a 23 kilómetros de la capital. En 1866 fundó un orfelinato-asilo en San José, pero otra vez perseguida debió abandonar el país en 1884 cuando un gobierno expulsó a las órdenes religiosas. Ahora se instala en Colombia y en la Ciudad de Pasto fundó otro hogar para niñas pobres y desamparadas. La Madre Encarnación es considerada como una de las impulsadoras de la formación integral de la mujer en el continente latinoamericano. Luego estableció posteriormente la Orden Bethlemita en Ecuador en Tulcán y Otavalo

Una triste noticia, es 24 de agosto de 1886, la Madre de 66 años en Tulcán Ecuador, había dejado este mundo para regresar a la casa del Padre. Se da la triste noticia en Pasto a las Bethlemitas el Padre Gonzales, es el encargado de comunicarlo y se los dice con lágrimas en los ojos, pero aceptando la voluntad divina. Los funerales se dan en Tulcán, ya que las hermanas Bethlemitas de Pasto pidieron el cadáver de la Madre Encarnación pero el traslado tenía mucha dificultad y además en Tulcán se quería conservar el cuerpo de la Madre. Las hermanas arreglaron un salón que serviría para la fiesta de los Dolores Internos Del Sagrado Corazón de Jesús, para las honras fúnebres. Allí quedo colocado el cadáver de

la Madre Encarnación Rosal, vestida con su hábito de Bethlemita, tendida en el suelo, descalzos los pies, como ordenaba la regla. Luego de la Misa de cuerpo presente las hermanas colocaron el cadáver sobre una tarima adornada de rosas y lirios. Al día siguiente a las ocho de la noche, era la hora en la que se acostumbraba cubrir el Santísimo, fue puesto el cadáver en el ataúd y sepultado en la misma Iglesia, llamada San Miguel, el cuerpo fue sepultado detrás del altar mayor, cerca del Sagrario, cerca de Jesús Sacramentado de quien ella estuvo muy enamorada


Cuerpo incorrupto y Beatificación de Mad

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l cuerpo de la Madre Encarnación fue trasladado a Pasto, el cual se conserva incorrupto. En 1978, cuando vino de Roma el postulador de la causa para corroborar este hecho, con esta visita fue nuevamente abierto su sepulcro y todos los allí presentes fueron testigos de que el cuerpo de la Madre Encarnación permanecía incorrupto. En la fiesta de su beatificación, los periodistas le dieron el nombre de la “Monja Durmiente”, ya que su cuerpo no se ha descompuesto, no ha perdido consistencia muscular y su piel está adherida al cuerpo. Para su beatificación le fue cambiado el hábito con el que fue enterrada, el cual es conservado como tela para reliquia.en la actualidad el cuerpo de la Beata Madre Encarnación Rosal se encuentra en una urna de cristal en la Capilla del Sagrado Corazón La causa de la beatificación fue introducida el 23 de abril de 1976. El Decreto de aprobación del Milagro fue firmado por el Papa Juan Pablo II el 17 de diciembre de 1996, y fue beatificada el 4 de mayo de 1997 en el vaticano por el ahora Beato Papa Juan Pablo II. Homilía del Beato Papa Juan Pablo II en la misa de Beatificación de la Madre


Encarnación Rosal y cuatro nuevos Beatos. “La liturgia de este sexto domingo de Pascua nos invita a reflexionar en el gran mandamiento del amor, a la luz del misterio pascual. Precisamente la meditación del nuevo mandamiento, corazón y síntesis de la enseñanza moral de Cristo, nos introduce en esta celebración, particularmente solemne y sugestiva por la proclamación de cinco nuevos beatos.” La madre María Encarnación Rosal, primera guatemalteca beatificada, fue elegida para continuar el carisma del beato Pedro de San José Betancourt, fundador de la Orden Bethlemita, la primera latinoamericana. Hoy su fruto perdura en las Hermanas Bethle-

mitas que, junto con todos los miembros de la gran familia de la Asociación de laicos, trabajan en poner en práctica su carisma evangelizador al servicio de la Iglesia Mujer constante, tenaz y animada sobre todo por la caridad, su vida es fidelidad a Cristo, su confidente asiduo a través de la oración, y a la espiritualidad de Belén. Ello le acarreó múltiples sacrificios y sinsabores, teniendo que peregrinar de un lugar a otro para poder afianzar su Obra. No le importó renunciar a muchas cosas con tal de salvar lo esencial, afirmando: «Que se pierda todo, menos la caridad». Desde lo aprendido en la escuela de Belén, es decir, el amor, la humildad, la pobreza, la entrega

generosa y la austeridad. Vivió una espléndida síntesis de contemplación y acción, uniendo a las obras educativas el espíritu de penitencia, adoración y reparación al Corazón de Jesús. Que su ejemplo perdure entre sus hijas, y que su intercesión acompañe la vida eclesial del Continente americano, que se dispone con esperanza a cruzar el umbral del tercer milenio de la era cristiana. La santidad es una llamada que Dios dirige a todos, pero sin forzar a nadie. Dios pide y espera la libre adhesión del hombre. En el ámbito de esta vocación universal a la santidad, Cristo elige para cada uno una tarea específica y, si encuentra correspondencia, él

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dre Encarnación Rosal

mismo provee a llevar a cumplimiento la obra iniciada, haciendo que el fruto permanezca”.


Apariciones de Jesús a Beata Madre Enca

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uatemala 1857, la Beata Madre Encarnación Rosal se ha entregado a Cristo con amor y servicio, para ese entonces era Priora del Beaterio. Ella misma relata que desde que entro de superiora se dio más a la oración y a la penitencia. Es Semana Santa unos días en los que el Cristiano contempla y revive las manifestaciones supremas de amor de Cristo, en esos días la Madre Encarnación va a recibir luces, confidencias y encomiendas que comprometieron de ahí en adelante todo su corazón y su vida. Jueves Santo 9 de abril de 1857, la ciudad de Guatemala está tranquila, en la huerta del Beaterio los grillos cantan. La Madre Encarnación Rosal atraviesa los amplios corredores del convento que la llevan al Coro Bajo, según su costumbre quiere acompañar

a Jesús Sacramentado. Entre dos y tres de la madrugada, entrando al coro como de costumbre, al hincarse sintió que le halaban el velo que la cubría, no hizo caso de ello. Escuchó el sonar de una campanilla como de oro o metal muy fino porque su voz (o tañido) era muy suave y delgada, tampoco hizo caso de ello y comenzó su oración, tomando la traición de Judas y lo que el corazón de Jesús sentiría al ver esa traición. Estando en su oración tan profunda y nuestro Padre complacido de tanto amor y cariño, en ese momento escuchó una voz interior que le dice “No celebran los Dolores de mi Corazón”, la Madre seguro guardo esas palabras en lo más profundo de su ser. Pasando unos días Jesús Hostia se hace presente, la Madre acabando de comulgar, nuevamente escucha esa misma voz interior que le dice “No celebran los Dolores de mi Corazón”, ella responde Señor yo no soy digna, hay religiosas mejores que yo, Capuchinas, Teresas, yo soy pecadora. la misma voz le dijo “Porque no hay otra más baja que tú”, ella se estremeció en un dulce llanto sin saber qué hacer. Se lo comunica a su confesor y director pero no le prestan la debida atención. En aquel año el país era azotado por una epidemia de cólera, en el Beaterio esa epidemia ya había cobrado vidas y otras hermanas gravemente enfermas. La Madre una de esas noches sentía amargura de corazón, y pensó en promover celebrar los Dolores Internos

del Corazón de Jesús, se lo ofrece al Señor y a ella regreso la tranquilidad. Esto mismo le sucede dos noches siguientes y ella ofrece al Señor pasar por cualquier vergüenza, contradicción, dificultad y trabajo para promover esta devoción.Ella lo comunica a su confesor y director. Monseñor Piñol le da la autorización, el Padre Toboada le dice que haga lo que su confesor le permita y el Padre Miguel muñoz le responde que comience, ya que si ello es de Dios, todo ira caminando parabien La Madre Encarnación ya respaldada comenzó a pedir limosnas para organizar la festividad en honor de Los Dolores Internos del Corazón de Jesús el próximo 25 de


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arnación Rosal agosto. Ella solicitó licencia del Señor Arzobispo, que primerio la dio de palabra y luego por escrito y la amplió para los días 25 de cada mes. Desde ese mismo 25 de agosto los azotes de la peste fueron disminuyendo, y en el Beaterio solo murió una hermana después que había varias gravemente enfermas. Ya organizada la devoción para los días 25, la Madre recuerda que el principal fin es pedir por la conversión de los pecadores y que hay que pedir al Eterno Padre, por Los Dolores del Corazón de su hijo y que se apiade de nosotros. El Señor inspira a la Madre Encarnación Rosal y le da luces para determinar cómo debe ser la imagen de Jesús, con un corazón transverberado por diez dardos, siete alrededor y tres al fondo. Ella misma consulta al Señor el significado de los diez dardos, por lo que comprendía según se le alumbraba. -Los Diez Mandamien-

tos quebrantados -Diez Particulares dolores que sentía el amante Corazón de Jesús. La Madre Encarnación enseguida manda a pintar una imagen del Sagrado Corazón, tal y como a ella lo había visto, y la mostró al ilustrísimo Monseñor Piñol, su confesor y al Padre Muñoz que da el visto bueno y mandó a esculpir

una imagen conforme a la pintura. Y el ilustre Canónigo Manuel Espinosa, mandó a esculpir una imagen de mayor tamaño, la que fue colocada en la Capilla del Beaterio de Belén y al parecer es la que se venera hoy en Beatas de Belén en la Ciudad Capital.


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n el mundo existe una amplia devoción al Corazón de Jesús, y es en Guatemala donde surge la devoción a Los Dolores Internos del Sagrado Corazón de Jesús impulsado por la Beata Madre Encarnación Rosal. En Beatas de Belén en la ciudad de Guatemala es donde se venera una imagen única en el mundo, que representa la manifestación que tuvo la Beata Madre Encarnación Rosal. Jueves Santo 9 de abril de 1857, la ciudad de Guatemala está tranquila, en la huerta del Beaterio los grillos cantan. La Madre Encarnación Rosal atraviesa los amplios corredores del convento que la llevan al Coro Bajo, según su costumbre quiere acompañar a Jesús Sacramentado. Entre dos y tres de la madrugada, entrando al coro como de costumbre, al hincarse sintió que

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Consagrada Imagen de Los Dolores Internos del Sagrado Corazón de Jesús, le halaban el velo que la cubría, no hizo caso de ello. Escuchó el sonar de una campanilla como de oro o metal muy fino porque su voz (o tañido) era muy suave y delgada, tampoco hizo caso de ello y comenzó su oración, tomando la traición de Judas y lo que el corazón de Jesús sentiría al ver esa traición. Estando en su oración tan profunda y nuestro Padre complacido de tanto amor y cariño, en ese momento escuchó una voz interior que le dice “No celebran los Dolores de mi Corazón”, la Madre seguro guardo esas palabras en lo más profundo de su ser. La Imagen de Los Dolores Internos, muestran a Jesús resucitado con las llagas de su crucifixión en manos y pies. Sobre el pecho está el corazón flameante con la quinta llaga coronada de espinas y diez dardos que lo atraviesan, siete a su alrededor y tres al centro, que revelan el

quebrantamiento de los diez mandamientos. La Imagen venerada en las Beatas de Belén es de mediados del siglo XIX de autor desconocido Está tallada en madera presumiblemente de cedro, tiene 1.75 de alto. Su encarnado fue aplicado con pigmentos, aceites y secantes, trabajada con la técnica del vejigado, esta es una tradición muy antigua y elaborada que esfuma las pinceladas y funde los colores de la carnación con las sombras y frescores o zonas sonrosadas por medio del frote de una vejiga de origen animal. El color de su piel es morena

clara, sus mejillas más intensas y labios tímidamente rosados. Se yergue con la cabeza suavemente girada, exalta su majestad, pero al mismo tiempo transmite su dulzura, mientras que el movimiento otorgado por los goznes de hombros y codos que le permite adaptarse a las posiciones requeridas por sus vestidores. El rostro muestra un semblante sereno, con ojos avellanados intencionalmente grandes y casi desproporcionados, que conjugados con sus cejas arqueadas resaltan la mirada profunda y el semblante pacifico. Su nariz es refinada, recta y bien


definida, con quiebre del entrecejo poco pronunciado, detalle también propio del orden clásico, y con las fosas pequeñas pero alargadas, mientras que la punta es suavemente redondeada y de color más rosado. El bigote es de líneas con suaves curvas y se separada de la barba. Crea así dos elementos, recurso que recuerda las esculturas trabajadas en Europa del siglo XV-XVI. La barba es ensortijada pero no tan tupida, se parte muy poco en la punta, rasgo que estaba bien definido en el barroco. La cabellera es menos abigarrada que las de las épocas anteriores, los bucles se dividen a los lados para formar las patillas que dejan ver apenas una porción de los lóbulos orejas. El resto son rizos aún bien marcados, aunque más suavizados. Las manos y los pies muestran las llagas de la crucifixión. Sus pies están descalzos y sus manos se mueven delicadamente, donde sobresalen el trabajo de la talla en los nudillos, definición de los dedos y detalle de las uñas. La mano izquierda intenta sujetar su corazón para mostrarlo y la derecha con la reminiscencia de la mano que bendice con el índice y el medio un poco más levantado. El corazón de esta imagen es de la misma época, es una pieza hecha por aparte, que se ensambla en el pecho, del mismo emergen una serie de flamas con apariencia de moverse con el viento y sobresale una pequeña cruz en plata sobredorada. Una delicada corona de espinas y los dardos que atraviesan el corazón.

Su vestimenta característica es una túnica blanca que simboliza la pureza de su naturaleza y la santidad de su vida, y un manto de

color rojo, el color de la sangre en relación con su flamante corazón, símbolo de su amor.


Colegio Sagrado Corazón de Jesús, Bethlemitas Palmira. (s.f.). Recuperado el 2 de agosto de 2013, de http://bethlemitaspalmira.edu.co/Nuestros-Fundadores.php Comunidad Beatas de Belén. (2012 Año de la Fe). Encarnación Rosal Una vida, un compromiso. Nueva Guatemala de la Asunción. Muñoz, L. (2010). La Imagen de Los Dolores Internos del Sagrado Corazón de Jesús . Revista Resucitado y Vivo, p. 20-25.

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bibliografia



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