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Índice
Imaginario 1: Una Historia Nómada Imaginario 2: Utopía Brasilia Imaginario 3: Prisión Imperceptible Imaginario 4: Laberinto Imaginario 5: La Ciudad Anónima Imaginario 6: El Aleph Imaginario 7: Ciudad Ocurrente
Imaginario 01
-Una Historia N贸mada-
Sistemas Urbanos Arq. Pablo Renter铆a Berenice Ledezma-A00756472 Enya Escobedo-A00948231
Mwezi les sonreía desde el Kilimanjaro y los abrazaba con luz etérea, que alimenta las almas de los hombres. El viento musitaba en la voz del jefe Kalajari las historias de sus antepasados: los Suajilis. Shira y Kibo se sentaron en el regazo de su abuelo, ansiosos por escuchar las historias de sus antepasados, que cada noche les contaba el jefe alrededor de la fogata, mientras Mwezi, la luna, se reflejaba en el lago Turkana. Con un ademán, el jefe hizo callar a los niños para comenzar su historia: -“Abou era el mejor cazador de la tribu, todos hacían caso a sus órdenes sin dudarlo. Pero hubo una tarde, después de andar por los fríos alrededores sin encontrar alimento, que regresaron con las manos vacías. Abou estaba muy preocupado, porque desde hace días que tampoco las mujeres habían recolectado lo suficiente para poder sobrevivir el invierno. 1 Tomó una difícil decisión: a pesar de las escasas fuerzas, tenían que seguir buscando alimentos o no tendrían oportunidad, así que partieron al alba. Hambrientos y con frío, alcanzaron a divisar humo a las faldas del monte Meru. Era un campamento no más grande que el suyo, así que avanzaron esperanzados de encontrar una mano amiga y no una respuesta hostil. Llegaron al atardecer, y encontraron a las mujeres cuidando de los niños, mientras los hombres estaban cazando. La mayor de ellas se acercó y les ofreció algo de comida y agua, con lo que saciaron su hambre y sed de días, pero advirtió que si el jefe no los aceptaba tendrían que partir. Así que se quedaron esperando, angustiados por la reacción de los cazadores. Sin embargo, para Abou la espera fue menos larga, pues apreciaba de lejos a la más bella, quien también lo observaba con ojos curiosos y una tímida sonrisa. Colgando del cuello de la mujer pendía un enorme collar de colmillos, por lo que Abou dedujo era hija de un cazador importante. La anciana que antes había ofrecido alimento a los cazadores, vio el rubor en su nieta Nala y reconoció una chispa familiar, entonces agradeció a la diosa Madre. 2 Al caer el sol llegaron los cazadores, quienes no tomaron con mucha gracia la presencia de los forasteros. La anciana conocía que los deseos del jefe cazador eran que su hija contrajera matrimonio con alguno de sus cazadores, pero a ella éstos no le agradaban, así que le planteó un escenario favorable para todos: Nala y Abou contraerían matrimonio, y así tendrían más cazadores y mas manos para recolectar. Al jefe esto le pareció, siempre y cuando su hija aceptara, a lo que ella respondió con una ruborizada sonrisa. Celebraron por tres días seguidos. Jamás se imaginaron que la tierra tenía sus propios planes, y se prepararon para un invierno que nunca llegó. Parecía que el sol se acercaba cada día más, y sus gélidos valles pronto se convirtieron en el lago donde estamos ahora reunidos. Abou siendo ahora el jefe de la tribu, tenía que ir cada vez más lejos para encontrar los animales que les proveían de carne3, mientras las mujeres descubrieron que las semillas abundaban; y más aún, la diosa madre les confió el secreto de cómo multiplicarlas. Pronto se acostumbraron a trabajar la tierra y a sobrevivir de sus frutos.
Abou ya era viejo, y le preocupaba que su hijo Salif no aprendiera a cazar porque era incapaz de matar a los animales; Salif tendría que encargarse de la tribu una vez que Abou ya no estuviera más. Pero, aunque era incapaz de matar una mosca, era muy inteligente y le propuso a su padre aprovechar los frutos para alimentar a los animales y criarlos. De esta manera tendrían alimentos, pieles, huevos, y leche, y solo los sacrificarían cuando no hubiera más de que alimentarse.4 Así fue como Salif consolidó a la tribu Swajili a las orillas del lago Turkana, haciendo una aldea prospera y cada vez más grande.”-“¿Abuelo, porqué escogieron quedarse aquí?”- preguntó Kibo con extrañeza. -“La tierra era fértil, los animales abundaban y nos protegían las montañas. Aunque del otro lado del lago se formó otra tribu, de quienes las montañas no pudieron protegernos, los Turkana, quienes envidiaban nuestras tierras y mujeres.5 Mufasa, mi padre, defendió a los swajili hasta que llegaron a un acuerdo de paz. Pero a pesar de nuestros tratos cordiales, los espíritus de sus antepasados nos guardan rencor, y cuando el viento sopla como esta noche, vienen a molestar a los pequeños swajilis como ustedes. Así que creo que lo más prudente es que se vayan a dormir.”Los niños se despidieron alegres de su abuelo, y esa noche, Kibo y Shira soñaron con su grandes ancestros que ahora los miraban desde el cielo estrellado. ______________________________________________________________________ 1
Eran nómadas por la escasez de alimentos y por las condiciones climáticas. Su obsesión es la posesión de animales, su dieta era fundamentalmente carnívora. No podían depender de la recolección, (durante el periodo paleolítico) ya que los trayectos eran largos y escasos los frutos. 2
El hombre paleolítico rendía culto a la fertilidad. Las mujeres eran representadas con atributos sexuales prominentes, apenas sugeridos las extremidades y sin rasgos faciales. 3
Durante el período mesolítico, debido al cambio climático muchas especies no pudieron sobrevivir. El hombre se vio obligado a adoptar una dieta mucho más variada. 4
En el neolítico, con el descubrimiento del cultivo de la tierra y la crianza de animales, el hombre se volvió sedentario. 5
Con la sedentarización comenzaron a existir riñas por la posesión de las tierras más fértiles, se podría asumir que en el neolítico nació la guerra.
Bibliografía Historia Universal, Jose Manuel Cuenca Toribio, Oceano, España 1990. Historia del Arte, Longman.
Imaginario_02:
Utopía Brasilia
Enya Escobedo·A00948231 Berenice Ledezma·A00756472
Si una persona contrata a un arquitecto para que le construya una casa, ¿porqué una sociedad no contrataría un arquitecto para que le construya una ciudad? _________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
La capital de Brasil nació en un siglo y en una época donde se vivía en medio de una enorme transición de mentalidad. Pero la construcción de la ciudad de Brasilia no se dio por entusiasmo popular, ni tampoco fue un intento por alardear de la voluntad de los arquitectos, sino que, como en muchos otros casos, fue el fruto de intereses políticos que trataban de resolver las problemáticas económicas y sociales del país. Brasilia es el paradigma de los conceptos urbanísticos del movimiento moderno. Es un ejemplo de pasar de un modelo teórico completamente utópico hacia un ejercicio proyecto real, cosa que no se puede apreciar comúnmente de manera directa, lo que convirtió al proyecto en una especie de laboratorio de ideas habitado en tiempo real, aplicando ideas especificas y adaptándolas posteriormente a la realidad brasileña de 1960. Realidad que en ese entonces planteaba a la capital del país como símbolo de un futuro desarrollo dentro del sistema capitalista. Por lo tanto, no sería algo equívoco criticar a Brasilia por tener todos los problemas sociales, económicos y cultuales que una metrópolis espontánea se supone que debía superar. Pero hay que recalcar que estos problemas son característicos de un modo de producción, y evidentemente no basta con el diseño urbano para superarlos. Después de todo, ¿cómo podría Brasilia superar su condición de ciudad brasileña? Una ciudad como Brasilia, es un ejemplo claro de la representación de la sociedad como un eslabón más de una cadena de producción y consumo; la gente vive en una ciudad diseñada para el automóvil, no para ellos. En un principio se restringió de tal manera la construcción de edificios de apartamentos requeridas por el plan maestro de la ciudad, que se produjo una grave crisis por escasez de vivienda. Llego a un punto en el que a la mitad de los habitantes se les consideró “sin residencia” En primer lugar, el modelo habitacional de la ciudad, las llamadas “super cuadras” o “super manzanas” son conjuntos residenciales que se diseñaron con la idea de propiciar la interacción social sin distinción de clases, y para que satisfacer las necesidades de los residentes. Como si se estuviera viviendo dentro de una película de ficción, todos los edificios son iguales solo con referencias alfanuméricas como direcciones. Por si fuera poco, Brasilia es una ciudad sin referencias precisas para la ubicación, y con una falta gravísima de historia, ya que todo lo que está construido en ella tiene menos de 50 años de antigüedad, todo construido con los materiales y técnicas constructivas de nuestra época. Le hace falta un discurso que la unifique y le de identidad (aunque viéndolo por otro lado, al mismo tiempo tiene una gran ventaja, ya que es como un lienzo en blanco, donde se puede comenzar desde cero y escribir una historia propia). A pesar de las buenas intenciones de interacción e integración social, Brasilia es una de las ciudades más estratificadas del mundo. Debido a que siguió habiendo retraso en el ritmo de las construcciones, solamente los altos funcionarios tenían suficiente influencia para llegar a las supermanzanas de altísimos edificios de apartamentos. La ciudad fue originalmente planeada para unas 500,000 personas, siendo que actualmente residen 600,000, mientras que alrededor de 1,400,000 campesinos que se habían visto atraídos por el poder económico que esta nueva ciudad representaba, terminaron viviendo en las llamadas “ciudades satélite” a las afueras de la ciudad. Además de las grandes distancias que se deben recorrer, los comercios no se encuentran cercanos a las zonas residenciales, ya que existen áreas prediseñadas que regulan la
ubicación de los locales comerciales, lo que propicia a que la escala de la ciudad sea enorme e inaccesible, una terrible reacción en cadena, ya que se genera una muy baja densidad poblacional y un indice altísimo de autos per capita debido a la poca infraestructura en transporte público. Y ahora que estamos comenzando con este siglo con verdes intenciones, en donde todas las grandes ciudades, en particular las capitales, cada vez más se están volcando a los transportes públicos alternativos y promoviendo el uso de la bicicleta como principal medio de transporte, en Brasilia resulta imposible vivir sin un auto. Entonces, ¿se le puede llamar a Brasilia una ciudad moderna? No hay que dejar de lado que fue precisamente con este concepto que se concibió la ciudad: la presmisa de desarrollo que guío la construcción de Brasilia fue justamente la de transmitir la modernidad del país por medio del desarrollo arquitectura. Vemos pues de esta manera que a pesar de sus buenas intenciones proyectuales, la ciudad ideal que visualizaron los grandes Lucio Costa y Óscar Niemeyer encarna una visión muy personal y única de lo que suponía esa tarea. Y el conocer este caso de crueldad-utopía urbana nos lleva a preguntarnos cuál será el destino de Brasilia. Opiniones las hay de las más diversas, y como siempre hay a quien no le gusta y a quien sí. A pesar de las quejas de que Brasilia es una “ciudad sin alma”, cada vez a más gente le ha atraído su ritmo calmado de vida, su excelente clima y sus buenas condiciones laborales. Tal vez parezca distante, pero la adaptabilidad humana no conoce límites, y aunque tal vez el proceso tome su tiempo, Brasilia parece estar destinada a convertirse en una ciudad en todos los sentidos de la palabra. No cabe duda que éxito o fracaso, el caso Brasilia ha marcado un importante capítulo dentro de la historia de la arquitectura mundial, y nosotros como futuros arquitectos y urbanistas, somos responsables de conocer, interpretar, recoger lo valioso y aprender de los errores. Ya no es posible pensar en edificios como meras composiciones arquitectónicas, sino como elementos de disposición social y urbana. No podemos seguir concibiendo al urbanismo como simplemente zonificación, sino como un importante sistema urbano.
Prisión Imperceptible
Imaginario_03:
Enya Escobedo·A00948231 Berenice Ledezma·A00756472
El propio espejo puede ser una heterotopía... ________________________________________________________________________ ! El filósofo Michel Foucault en la conferencia del Círculo de Estudios Arquitectónicos de París de 1967 describió a la heterotopía como una distopía complejamente opuesta a la utopía. Es decir, un lugar real y tangible, pero donde ocurren procesos que de manera lógica son opuestos. Esto vá más allá de simple comportamiento humano. Abarca desde como se planifican los espaciosn, no meramente la zonificación, sino realmente visualizar a las personas en su comportamiento humano respondiendo a los espacios. Y es que, como miembros de una sociedad atribuimos etiquetas o valores a los lugares y a las personas, etiquetas que provocan segregación, ya sea por estatus social, género, edad o etnia. Y más aún, actualmente en esta época del “yo ante todo”, la ociosidad forma también una desviación importante, un aislamiento voluntario. Formamos una especie de zonificación, una división impuesta por el valor atribuido a los espacios y resultamos siendo producto de la enajenación, terminamos siendo extranjeros de nuestras propias ciudades. Nos auto-excluímos haciendo de la ciudad un laberinto de barreras imaginarias no planificadas, no intencionales, no formaron parte de ningún planteamiento, y sin embargo, están ahí. Foucault tenía probablemente una idea muy clara de esto ya que se sabe que el era homosexual, y probablemente experimentó esta segregación/discriminación social vivencialmente. ! Éstas heterotopías, donde ni estás adentro ni afuera, donde ocurre lo menos previsto, lo más improbable, son espacios que desafían el orden natural de las cosas, aún cuando son necesarios para que éste propio exista. Según el filósofo, las heterotopías pueden surgir de incontables maneras, en lugares donde ocurre una especie de negación, donde el ser humano se olvida de que forma parte de un todo, un asilo de ancianos, un cementerio, un burdel... Finalmente, es sólo un espacio de transición, uno donde se está pero no perteneces, que no es lógico, por su relación con de la ciudad. ! Un caso clásico es Las Vegas, una ciudad conocida como la ciudad del pecado, que se ha convertido en un oasis en medio del desierto, donde la Torre Eiffel está al lado de la Estatua de la Libertad y de Venecia. Tanto así que la gente busca ir ahí para desconectarse del mundo, olvidar sus problemas y ser quien quiera ser aunque sea por poco tiempo. Esto hace de la ciudad un circo, da la impresión de que no tiene cabida para los niños, o los enfermos; es surreal y aún así, ciudad. ! Al estar dentro de una heterotopía ocurre una especie de negación indirecta. Por ejemplo, al estar en un fraccionamiento de estatus alto, vemos lugares con mucha vegetación (mayormente no endémica), mientras el resto del estado está en sequía, casas sin rejas mientras la inseguridad azota a la población, jardines privados del tamaño de una casa de interés social, mínimo 3 autos por cochera y todos de una
antigüedad no mayor a 10 años; caso contrario pero de manera similar, cuando vamos a un sector de la periferia, la pesadilla pareciera no tener fin. ! Se podría decir que nuestro desplazamiento dentro de la ciudad es en base a arquetipos, no todas las personas transitan por los mismos lugares debido a prejuicios; la mayoría de las veces esto ocurre inconscientemente, en otras ocasiones, nosotros lo provocamos, por ejemplo quien trabaja en atención telefónica debe permanecer en un cubículo de dimensiones mínimas, con la mirada perdida, hablando todo el día sin tener realmente conciencia de lo que está diciendo, y durante ese lapso de tiempo, el mundo pareciera hacer pausa. ! Los contraespacios, por otro lado, son lugares opuestos que surgen sin ser planeados o por producto de la irresponsabilidad, la ilegalidad, espacios de transición que se sienten como vacíos, los no lugares. Como una cantina frente a una escuela; en ambos lugares suceden cosas contrarias, el niño, en el salón de clases puede llegar a olvidarse del divorcio de sus padres, mientras el padre, ebrio en la acera de enfrente, olvida que tiene un hijo y es hora de ir a recogerlo. ! Las heterotopías surge por el miedo o el aburrimiento, el miedo a la peligrosidad de los que son diferentes, o el aburrimiento de los jóvenes ensimismados; de esta manera, se crean manicomios, centros comerciales, centros nocturnos, clubes “exclusivos” y todas esas esferas especiales, donde el usuario vive (momentáneamente) como si no hubiera nada más, todo y todo es irrelevante, la vida se vuelve efervescente. La heterotopía es peligrosa y asusta, porque amenaza secretamente el orden, porque asocia elementos que incompatibles, porque está junto a lo que está, sin otra justificación más que el que es posible. ! Desde que la ciudad pretende ser homogénea se vuelve más evidente el caos por el que se rige. No necesitamos ir muy lejos, nuestra ciudad, es un ejemplo ideal: casas con albercas cuando tenemos que traer el agua de regiones lejanas, fraccionamientos privados junto a colonias miserables en la periferia, cada vez más infestados de planchas de concreto, mal llamadas plazas públicas, sin un solo árbol; en una ciudad donde el sol es inclemente y las temperaturas llegan a niveles exorbitantes, escuelas frente a los antros y antros enseguida de los hospitales, ríos de concreto, con aguas nauseabundas que además marcan una gran diferencia social al transitar de un lado a otro. ! Las heterotopías son sin duda, consecuencia de una condición humana compleja. Bien visualizaron Huxley y Orwell en un Un Mundo Feliz y 1984 respectivamente, aunque de manera diametralmente opuesta, dos distopías que hoy en día, ambas conjugadas parecieran una realidad: uno temía que la verdad se escondiera de la humanidad, y otro temía que viviéramos en un mar de irrelevancia. Y aunque es cada vez más evidente, no hacemos gran cosa al respecto.Pero sería un error no cuestionar cual es nuestra responsabilidad dentro de ello al proyectar los espacios en donde se provocan esta heterotópica realidad.
Imaginario_04:
Laberinto
Enya Escobedo·A00948231 Berenice Ledezma·A00756472
‘Laberinto’ por la RAE: Lugar formado artificiosamente por calles y encrucijadas, para confundir a quien se adentre en él, de modo que no pueda acertar con la salida. _________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
En analogía de Borges, un desierto es el laberinto perfecto al no tener salida. El poder de seducción del laberinto es hipnótico, al encerrar el juego de vida y muerte. La invención de Dédalo es cárcel y tumba. El laberinto posee muchas connotaciones simbólicas: en algunas culturas era usado como símbolo de superación de alguna prueba, en otras como trampa para malos espíritus o como “patrón” para ciertas danzas; en la edad media simbolizaba el camino a seguir para encontrar a Dios. En el Renacimiento, la persona era el centro de los laberintos, una clara reflexión humanista. Podría decirse que surge en la mitología griega, el que Dédalo construyó para esconder al minotauro de Creta, del cual era imposible salir. Incluso el propio Dédalo, al perder el favor del rey fue encerrado en su propia prisión junto con su hijo. Teseo entró al laberinto para matar al Minotauro y sólo pudo salir ayudado por Ariadna, guiado con un hilo para encontrar el camino de regreso. Este tipo de laberinto es más metafórico; no nos podemos perder en un camino que va hacia un solo lugar, con la sola opción de si caminar hacia adelante o atrás, a menos que no sepamos hacia donde es adelante y hacia donde es atrás. ¿En dónde está el bien y el mal? Esta parece una figura más reflexiva formando un aprendizaje. El otro tipo de laberinto, al estilo inglés, surge como jardines con el propósito de desorientar y confundir, sólo hay un camino correcto y la idea es encontrarlo lo más pronto posible; lo más efectivo sería un recorrido en línea recta, reflejando nuestra manera de pensar, donde el progreso es una línea recta del punto A al punto B. También la ciudad islámica se caracterizó por ser llamada la ciudad “secreta”; las calles en formas irregulares e intrincadas parecen ocultar la ciudad al visitante, pero sobretodo, al invasor. Murallas y barreras dificultaban conocer y sitiar la ciudad, dando tiempo al habitante de esconderse, escapar o defenderse. Un laberinto invita a estar dentro y a recorrerlo, ya que no es tal si se está fuera, un recorrido que implica un transcurso de tiempo y espacio, y por lo tanto, implica también una narrativa. Si nos enfrentamos a un laberinto real, como primera impresión es un muro, puesto el laberinto no puede ser contemplado totalmente desde su base; lo que hace a un laberinto es el muro que delimita lo externo de lo interno. Pero pensar en un laberinto no es solo un muro, lo imaginamos visto a vuelo de pájaro, indicativo de que pensamos en su totalidad desde fuera, lo cual es natural si queremos resolver el acertijo del mismo, puesto que la mejor posición para hacerlo es a través de la contemplación del todo. El trazo de un laberinto parece indicar el camino e invita a su recorrido: un espacio narrativo, una secuencia. Para Koolhas la arquitectura es espacio negativo: la vida transcurre en sus ausencias, en ellas se espera que algo pase; el espacio no construido significa y da valor a lo arquitectónico. Entonces se puede decir que el valor de un laberinto existe al recorrerlo. El laberinto no es la forma sino el todo, los muros delimitan su forma, pero el espacio que tiene sentido para nosotros es el que podemos recorrer, y vendría siendo el mismo que interesa a la arquitectura. Y desde luego, es un concepto que va más allá de lo físico, pudiendo ser visto como una forma de pensar, y hasta como Paz, como una realidad-pesadilla de la cual no hay salida. Si nos desviamos del camino y observamos que el progreso no está marcado por líneas rectas, somos testigos de la circularidad de los procesos biológicos o filosóficos, formamos una realidad diferente a esta que vivimos. Es probable que nuestra incapacidad para entender otras culturas se de por esta diferencia entre un laberinto y otro, estas diferentes concepciones del mundo. Y es en estas maneras de pensar que la arquitectura se basa para formar espacios. La ciudad representa nuestras vivencias cotidinas y maneras de pensar, siendo también laberinto, un espacio negativo que podemos analizar con vista de pájaro, pero que se experimenta recorriendo sus calles, no vemos más que muros y la conocemos porque en ella vivimos, pero para comprenderla hay que
verla de arriba. La ciudad es cada calle, plaza y jardín que recorremos. Al mismo tiempo, se conjugan ambos tipos de laberinto: vamos del punto A al B, pero cambiamos de destino constantemente, lo que deriva en que nunca llegamos a la salida. Según Borges, si supiéramos que la vida es un laberinto, todo sería más fácil, porque sabríamos que existe un camino correcto que nos lleva a la felicidad, tendríamos la esperanza de avanzar en la dirección correcta y si no, podríamos regresar y retomar el camino. Por el contrario, Woody Allen en Match Point afirma que tememos pensar que tenemos el control de las cosas, que nuestra vida depende mucho del azar. Pensemos pues en una ciudad regida por la suerte, donde quien la vive enfrenta sus propios ángeles o demonios, el laberinto de su imaginación. La ciudad laberinto es ilógica, producto de la imaginación colectiva, del miedo, la aventura y la pasión. Sus calles, estrechos callejones saturados de puertas que te conducen a sitios diferentes o a ningún lugar, a esos lugares que solo se conocen en sueños. El recorrido por la ciudad laberinto es romántico si se va acompañado de alguien especial, o terrorífico si la conciencia tiene miedo, divertido según si la compañía son amigos o el profesor de aritmética, puede provocar ansiedad, euforia, pánico, asco, tedio. Un laberinto de emociones, un lugar propicio para la locura. Después de todo, la genialidad tiene mucho de locura, ¿no?
Imaginario_05:
La Ciudad Anónima
Enya Escobedo·A00948231 Berenice Ledezma·A00756472
La civilización consiste en dar a algo un nombre que no le compete, y después soñar con el resultado. ________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
La identidad, algo en que solemos enfatizar, es algo que hemos estado destruyendo por nuestra tendencia a romantizar el pasado, y creer que nada de lo que hacemos actualmente forma parte de ella. La ciudad genérica desarrollada por Koolhaas representa la muerte del planeamiento urbano, simplemente porque no hace ninguna diferencia, no es necesario porque la ciudad contemporánea es como un aeropuerto, todos parecen iguales, por lo que uno ha de despojarse de su identidad, sólo así es posible converger. ¿Y qué queda después de deshacerse de la identidad? Lo genérico. Le dejamos el pasado a los que ya no están, a quienes le pertenece, y nos adaptamos al futuro que llegó para quedarse: la globalización. La ciudad genérica es aburrida, los edificios, si bien no son iguales, se parecen, que no es lo mismo pero es igual; ya nada se distingue del resto, ni siquiera las mujeres se diferencian entre ellas con sus manías. La monotonía caracteriza a la sociedad, la pasividad hace que nada sea nuevo, ya nada nos sorprende. La sociedad es anónima, a nadie le interesa el nombre de quien atiende la tienda departamental ni se preocupa del autor del edificio que habita. Estas ciudades se han liberado de la camisa de fuerza que era la identidad, solo es un espejo de la realidad actual, una ciudad sin historia. Envejecen muy rápido, y por lo tanto, al envejecer se auto-destruye, así que no necesita mantenimiento. Una ciudad sobre otra, una y otra vez. Por eso, la ciudad genérica puede ser como una prueba sociológica de laboratorio, cualquier hipótesis puede ser probada y luego borrada, y la redundancia es lo valioso y cierto. La superficialidad es ya prácticamente un estilo de vida. ¿Y qué fue del urbanismo? El mito del eterno retorno, materializado. Es tan no-original, tan no arraigada a su espacio, que se puede exportar a cualquier lado del mundo. Y a veces, las ciudades bellas y viejas como Barcelona, tan llena de historia, se vuelven genéricas por tener una identidad tan simple, son transparentes, los hitos se convierten en logos. Una repetición sin fin, copias en serie, sin límites, siendo así un alucinógeno de lo normal, una ilusión de calma y pureza. Si ahora nos aqueja que las ciudades son para los automóviles y no para la humanidad, en las ciudades genéricas esto se vuelve en un cánon, hemos de evacuar la esfera pública y limitarnos a movernos sólo lo necesario, evidentemente en autos, ya que la densidad aislada es obligada. Y tal como la calle, el arte también ha muerto. Pero esto ya no representa un problema, porque la vivienda puede -o no- ser resuelta por la verticalidad, y si no, simplemente ya no importa. O consumimos el cielo o terminamos de acabarnos el suelo. Terminaremos pagando por algo que siempre ha sido gratis: el aire. Y no es todo. En la ciudad genérica, el atractivo es el principal defecto de la sociedad, la anomia: las reglas sociales degradadas ya no son respetadas por los integrantes de la comunidad, las cosas ya no pueden ser llamadas por su nombre. Ya no es comunidad y ciudad, es una evolución quizás pero, ¿una versión mejorada? Improbable. Las instituciones y esquemas sociales no logran aportar a algunos individuos las herramientas para alcanzar sus objetivos. ¿Y si
nuestro objetivo es no desear ya nada? La ciudad genérica es subversiva, la mediocridad es ya algo “deseable” porque se malinterpreta como un estado mental más alto el no desear nada. El no poder descifrar a la ciudad no significa que ésta sea indescifrable, sino que estamos cegados por un nuevo analfabetismo, pertenecer a la época de la información y ser más ignorantes que nunca. La falta de planificación urbana no significa que no haya expansión, al contrario, somos testigos de cómo los burócratas y las inmobiliarias forman una gran mafia de crecimiento desmedido en las periferias. Arquitectura construida a una velocidad increíble, y concebida a un ritmo aun más increíble, recuerda al caso Brasilia, una ciudad que nació como utopía y rápidamente demostró que un ideal personal no funciona para toda una comunidad. ¿Cómo se podría saber que algo es bello si no se conoce la fealdad? Toda obra tiende a ser imperfecta (…) no hay poniente tan bello, que no pudiera serlo más, o brisa leve que nos de sueño, que no pudiera darnos un sueño todavía más tranquilo (…) La belleza ahora se establece, no en el observador, sino en el discurso político. Lo que más asusta es que la “innovación” de las ciudades genéricas es algo que ya hemos propuesto muchos de nosotros: desechar lo que no funciona y comenzar de cero. Son todas estas contradicciones lo que forman la riqueza de la ciudad genérica, la prueba de su originalidad es su falta de. Es algo que descartamos desde un principio, pero es su única verdad. Pero la historia no es desechable, no podemos negar una parte importante de quienes somos, no somos la primera edición de la sociedad, sino venimos de una larga serie. Y es así, en serie, como las ciudades parecen reproducirse unas a otras, a costa de que los habitantes perdamos una parte de nosotros mismos, nos vamos volviendo poco a poco anónimos, como nuestras ciudades, sin originalidad ni autoría. La imagen urbana es definida en las elites del poder, reflejo del capricho y los complejos de quien alguna vez no fue aceptado. Nuestro destino en manos de alguien que no forma parte de nosotros. La ciudad se llama a sí misma democrática, cuando las decisiones no son tomadas en la colectividad, se llama así misma libre pero nadie tiene más opción que la que puede pagar, se llama a si misma Chihuahua, pero bien podría ser Anónima, y nadie notaría la diferencia.
LA CIUDAD ANÓNIMA
Lloré porque mis ojos habían visto ese objeto secreto y conjetural, cuyo nombre usurpan los hombres, pero que ningún hombre ha mirado: el inconcebible universo.
Un punto donde se concentra todo, donde se puede ver la totalidad desde todos los ángulos, un viaje onírico y cosmogónico de infinita veneración e infinita tristeza; donde se revela toda la existencia, todo el bien y todo el mal, la belleza y la fealdad, luz y obscuridad conjugados, todos los días y todas las noches al mismo tiempo, demasiado conocimiento para la comprensión humana, el todo en la nada, concentrado en un punto a través del tiempo y el espacio, un portal a la última dimensión. ¿Y si encontráramos un Aleph? ¿En qué nos convertiría ese descubrimiento del todo? ¿Qué haríamos si ya no existieran más preguntas? ¿Seríamos más racionales o más desquiciados? ¿Y si ya lo encontramos y no lo recordamos, porque un punto semejante sólo puede existir dentro de nuestros sueños más irracionales? ¿Cómo podríamos encontrar un espacio terrenal donde podamos ver todas las perspectivas de todo el conocimiento? El conocimiento viene en forma de respuesta, pero cuando ya no hay dudas, entonces, ¿dónde está el aprendizaje? En la búsqueda de la sabiduría, (hoy en día) el primer lugar al que acude una persona promedio es al internet, quedaron atrás aquellos tiempos, los de nuestros padres y abuelos, cuando consultaban los pesados y costosos volúmenes de enciclopedias comprados a crédito a un hombre que iba de casa en casa con su polvoso traje y su gastado maletín; gracioso pensar que la enciclopedia era parte del patrimonio familiar. Al día de hoy tenemos una biblioteca al alcance de un click, gráficas, estadísticas, libros, imágenes y videos al alcance de cualquier sujeto con un Smartphone, un universo interminable de conocimiento a nuestra disposición; pero, al igual que el Aleph, podemos tenerlo frente a nuestros ojos y aun así no darnos cuenta. ¿Cuánto se tarda una página de internet en redirigirte a otra? ¿Cuántas páginas abres en un minuto? El Aleph está ahí, detrás de la pantalla de la computadora, encerrado dentro de un teléfono inteligente, en los bolsillos de cada uno, en nuestras mochilas ¡Si Borges estuviera vivo!, probablemente volvería a morir, pero de coraje, por estos hombres tan tontos que ocuparon su lugar. Por desgracia, ahora que sabemos dónde está, debemos actuar, ¿Qué vamos a hacer con éste Aleph? Siempre podemos pensar que es falso, y no hacer nada ¿Y qué de los otros infinitos que no entran en él? Porque a pesar de toda esa información, seguimos sin poder ver el alma de las personas, sus
intenciones, sus miedos, sus pecados ¿Es realmente posible que se acaben las preguntas, que lleguemos al límite del conocimiento? ¿Se puede saber todo? La lógica, o quizá el romanticismo de la idea misma, nos indica que la sabiduría es infinita como infinitas son las preguntas, entre más aprendemos, más nos damos cuenta que no sabemos nada y más dudas, más preguntas nos llevarán a aprender más y a saber menos, una contradicción que abre la puerta a tantas cosas […] el Aleph, al igual que la estupidez humana, no tiene límite, es inacabable. El Aleph es virtualidad, porque la presencia dentro de él, no es física, porque estar en un punto físico te excluye del resto de los puntos, y para experimentar un Aleph hay que estar si estar, algo como estar dormido en una habitación, pero en el sueño estar en cualquier otra parte, vivir la experiencia, es como estar en medio de un caleidoscopio, proyectado en varios puntos a la vez, estar en todos, pero en realidad no estar en ninguno, todos son puntos tangibles e intangibles a la vez. Pero ¿Cuando la realidad es intangible, es realidad? La realidad varía, porque es personal, inalienable, cada quien tiene su propio infinito, cada quien vive su propio tormento. Si viviéramos en Aleph, la ciudad fantástica donde cada puerta encierra una realidad distinta; una puerta lleva a otra y está a otra, en un recorrido infinito. Un lugar donde el alfabeto no tiene principio ni final, donde no hay nada, puede ser un espacio infinito de color blanco, amarillo o verde, aparentemente vacío, pero de pronto, ahí está todo; sin ninguna lógica, sin que las leyes de la física intervengan, todos los climas, todos los estados de la materia conjugados, con tanto “del todo”, las cosas se neutralizan, y de pronto vuelves al inicio y no tienes nada. Eres omnipresente, porque estas en todos lados al mismo tiempo; quizá seas dios, quizá no; pero aparece la duda, estar en todos los lugares a la vez, ¿acaso no te lleva a ningún lado? Aleph es un espejismo, un oasis en medio del desierto, un sueño profundo después de haber bebido mucho, es la respuesta a tus deseos más íntimos, todos tus temores y todas tus alegrías conjugadas en una misma realidad. Cada uno de los habitantes de Aleph tiene su propia realidad, su propia ciudad; en estas realidades independientes, en que no necesariamente son reales (o existen) las realidades de los demás habitantes, las verdades nos son absolutas, tampoco las mentiras. Es una ciudad en constante cambio, es un trance, es un lugar que existe momentáneamente. Entonces la arquitectura no existe como tal, es inmaterial, indescriptible porque las palabras son insustanciales, su descripción está contaminada de literatura, de falsedad. Es la ciudad de la locura, porque la realidad no es la realidad. Las imágenes se multiplican infinitamente, hasta el punto donde ya no vez nada. BIBLIOGRAFÍA. http://elmundodekovalski.blogspot.mx/2011/07/el-aleph-el-cuento-de-borges.html Borges, Jorge Luis, México, Debolsillo, 2011. Imagen original: Boceto de Richard Buckminster Fuller
Aleph Ciudad Caleidosc贸pica.
Imaginario_07:
Ciudad Ocurrente
Enya Escobedo·A00948231 Berenice Ledezma·A00756472
¿Evolución+o+retroceso?+ ¿Qué+ tal+si+después+de+ tantos+ intentos+ fracasados+ de+ progreso+ que+la+respuesta+es+regresar+a+lo+básico? ________________________________________________________________________ El$monólogo$de$Molly$Bloom$pone$de$manifiesto$claramente$aquél$famoso$refrán:$cada$ mente$es$un$mundo.$Molly$se$dice$a $sí$misma$lo$que$no$ es$capaz$de$decir$en$voz$ alta,$ ejemplifica$como$se$da$la$línea$de$pensamiento$a$nivel$personal,$cuando$no$hay$filtros,$ cuando$no$se$externa$a$nadie,$sin$inhibiciones,$una $mente$obsesiva$y$eróFca,$insegura$y$ ordinaria.$Cuando$nuestro$pensamiento$se$desenvuelve$libremente$las$ideas$se$generan$ en$ espiral,$ sin$ pretensiones$ni$ secuencia$lógica,$ somos$ tan$ ocurrentes$como$ nuestro$ subconsciente$ nos$ permite.$ ¿Cómo$ sería$ entonces $ una$ ciudad$ tan$ ocurrente$ como$ nuestra$ imaginación?$ ¿Cómo$ sería$ una $ ciudad$ tan$ temperamental$ como$ el$ ego$ inconsciente?$¿Cómo$sería$una$auténFca$ciudad? La $mayor$ ocurrencia$de$ la$humanidad,$ una$estructura$social$clasista$en$que$los$seres$ humanos$se$dejan$llevar$ por$ anhelos$superficiales,$ donde$unos$valen$más$que$otros$e$ incluso$ aquellos$ que$ valen$ más,$ pueden$ poseer$ de$ alguna$ manera$ a$ los$ que$ valen$ menos.$¿Acaso$sería $una$verdadera$ocurrencia$eliminar$este$sistema?$Tener$una $ciudad$ sin$ este$ sistema$ de$ clases$ sociales,$ conlleva$ a$ suprimir$ una$ zonificación$ urbana$ estructurada$ en$ el$ nivel$ socioMeconómico,$ que$ con$ su$ Fpología$ segregaba$ a$ los$ eslabones$bajos$de$la$pirámide;$sin$este$ordenamiento,$se$crea$una $ciudad$del$caos,$y$en$ un$lugar$así,$no$hay$necesidad$de$un$gobierno,$porque$este$representa$la$concentración$ del$poder$y$éste$es$el$que$genera$las$diferencias$entre$habitantes;$$nos$han$hecho$pensar$ que$hay$quienes $son$más$que$otros,$que$unos$somos $“esos”$que$Fenen$ideas$corrientes$ pasando$ por$ la $ cabeza,$ mientras$ que$ a$ unos$ les$ preocupan$ cosas$ verdaderamente$ importantes,$como$ la$economía$mundial,$las$posibles$guerras,$el$calentamiento$ global,$ los$comunes$y$corrientes$se$preocupan$por$el$amor,$el$sexo,$el$dinero,$la$renta,$la$vejez,$ la $soledad.$Son$estas$las $cosas$que$aunque$muchos$lo$nieguen,$en$verdad$nos$afectan,$ nos $ hacen$ ser$ humanos$ y$ nos$ hacen$ ser$ iguales.$ No$ hay$ necesidad$ de$ un$ gobierno$ centralizado$ porque$representa$la $concentración$del$poder,$y$ en$una$ciudad$ que$ será$ tan$ temperamental$ como$ sus$habitantes,$ el$ poder$ es$ personal.$ Y$ de$igual$manera,$ la$ línea$entre$el$bien$ y$el$mal$es$difusa,$ porque$cada$quien$decide$sus$propios$límites,$ la$ conciencia$no$es$en$blanco$o$en$negro. Para$poder$dar$rienda$suelta$a$nuestras$angusFas$más$mundanas,$necesitamos $vivir$en$ un$lugar$ igual,$ que$sea$el$ reflejo$ de$nuestro$ temperamento;$ que$sea,$ al$ igual$que$los$ pensamientos$de$Molly$y$los$de$cualquier$otra$persona,$sin$consideraciones$ortográficas$ ni$puntuación,$el$caos$es$la$norma,$la$ciudad$se$rige$por$su$temperamento,$haciendo$de$ su$recorrido$una$experiencia$necesariamente$eclécFca$y$completamente$situacionalista,$ pues$los$habitantes$son$caprichosos$y$en$un$minuto$pasan$de$querer$estar$en$aislados $en$ silencio,$soledad$ y$ oscuridad$ a$querer$ salir,$ conocer$ gente$nueva$ y$ codearse$ con$ sus$ vecinos.$ El$ programa$de$ la$ ciudad$ pareciera$ estar$ desorganizado$ ante$ los$ ojos$ de$ un$ hombre$ “civilizado”$ pues$ se$ define$ como$ ilógico,$ vulgar,$ una$ atrocidad$ sin$ embargo,$ es$ aquí$ donde$el$hombre$por$fin$es$capaz$de$recuperar$sus$impulsos$más$salvajes,$aquellos$que$ el$ anFguo$ régimen$ social$ le$ había$ robado$ y$ lo$ había$ converFdo$ en$ un$ ser$ frívolo$ y$ superficial,$los$senFmientos$se$exteriorizan$y$son$llevados $al$extremo,$produciendo$una$ sociedad$que$puede$estar$eufórica$o$profundamente$triste$espontáneamente,$de$vuelta$ al$seno$de$la$Ferra$que$lo$acoge$con$su$calor$maternal.
Y$ dentro$ de$una$sociedad$quasi$bipolar,$las$ riendas$ las$ serían$ llevadas$por$ quienes$ la$ palabra$voluble$ forma$parte$de$ su$misma$definición,$quienes$llevan$los$senFmientos$a$ flor$ de$ piel:$ las$ mujeres.$ ¿Quién$ sino$ ellas$ viven$ del$ recuerdo,$ siendo$ capaces $ de$ experimentar$ senFmientos$completamente$ contradictorios$a$ la$vez?$ ¿Quién$ sino$ellas$ son$capaces$de$llevar$al$extremo$los$senFmientos?$ $Y$siendo$tesFgos$de$un$mundo$que$ gobernado$por$hombres$$está$a$un$paso$de$caer$por$el$precipicio,$tal$vez$la$mujer$podría$ conducir$a$un$lugar$diferente...$ Los$ senFmientos$ al$ ser$ más$ auténFcos$ y$ verdaderos$ se$ expresan$ puros,$ generan$ un$ compromiso$ mas$ real,$ y$ a$ la$ vez,$ individual,$ pues$ ya$ no$ es$ necesario$ probarle$ a$ la$ sociedad$la$valía$personal,$ya$no$hay$que$pretender$ser$sino$que$la $gente$realmente$viva$ el$ momento,$ experimentando$ cada $una$ de$ las$sensaciones$ que$ recorran$ su$ piel,$ sin$ temores,$ sin$ remordimientos.$ El$ propósito$ de$ la$ ciudad$ es$ llevar$ a$ que$ la$ gente$ realmente$ viva$ el$ momento,$ sin$ preocuparse$ por$ un$ mañana$ que$ no$ es$seguro$ que$ llegue,$y$apreciando$lo$realmente$$valioso$del$pasado.$ Por$lo$tanto,$el$lenguaje$de$la$ciudad$es$una$declaración$inconsciente$de$los$deseos$más$ sublimes,$ un$ susurro$ secreto$ y$ personal,$ que$traslada$al$pasado$ dentro$ del$ presente,$ despertando$ memorias$ en$ una$ secuencia$ onírica,$ un$ trance$ que$ conduce$ a$ estar$ en$ varios$lugares$a$la$vez,$y$la$ciudad$se$convierte$en$un$escenario$colecFvo$en$donde$cada$ quien$proyecta$su$propia$historia. $La$regla$$número$uno$que$no$hay$más$reglas,$y$precisamente$por$eso,$la $arquitectura$es$ irracional$y$eYmera,$donde$una$pregunta$lleva$a$otra$pregunta $en$un$ciclo$interminable$ de$incerFdumbre,$y$ es$la$propia$incerFdumbre$la$que$agudiza$los$senFdos$al$máximo,$ que$ te$ hace$ mirar$ de$ un$ lado$ a$ otro$ buscando$ respuestas,$ y$ después$ de$ tantas$ conjeturas,$terminar$regresando$a$la$misma$pregunta$que$se$hizo$en$un$principio.$