Especial Marisa.

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ESPECIAL MARISA

HASTA SIEMPRE

MARISA


ESPECIAL MARISA

Equus Zebra es una ONGD sin ánimo de lucro, aconfesional y apartidista, creada en Galicia en el año 2000. Trabajamos por la integración de las personas inmigradas y de las personas en especial desventaja social a través de acciones de sensibilización, acogida, formación, orientación laboral, asesoramiento jurídico y atención psicológica. También contribuimos al desarrollo económico y social de países empobrecidos mediante proyectos de cooperación internacional. Todo ello de manera cercana, flexible y comprometida con los valores de interculturalidad, justicia y solidaridad, a través de aportaciones públicas y privadas y gracias a la colaboración de personas voluntarias.

· Acogida e integración extracomunitaria. · Servicio de asesoramiento para inmigrantes, emigrantes, minorías étnicas y colectivos en riesgo de exclusión social. · Trámites administrativos. · Asesoramiento jurídico. · Gabinete psicológico. · Orientación laboral. · Mediación laboral. · Bolsa de empleo. · Asistencia sanitaria. · Cursos de castellano, gallego, inglés e informática. · Cursos de formación profesional. · Apoyo escolar a niños inmigrantes. · Actividades culturales y de ocio. · Proyectos de sensibilización y educación en valores. · Proyectos de cooperación al desarrollo en países con escasez de recursos.

Economato social: donde repartimos diariamente bolsas de comida para 150 familias aproximadamente. Tienda de ropa y muebles: donde vendemos ropa y muebles de segunda mano a precios muy accesibles. Equus Services: Realizamos pequeñas reformas, limpieza de pisos...


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Organigrama: Presidente: Victor Omgbá Vicepresidente: Jacques Songo’o Secretaria-Tesorera : María L.Pollán Área financiera: José Díaz

SUMARIO

Proyectos: Noelia Núñez Coordinador de las delegaciones: Hamidou Sanfo Sensibilización: Verónica Verdía Resp. de Formación: María L. Pollán Comunicación: Anxo Cabana Acogida: Verónica Verdía Economato social: Antonio Sánchez Acompañamientos: Moïse Bala. Área Jurídica: Marta Recalde Psicóloga: María Piensos.

JESÚS GARCÍA, PROFESOR DE NUESTRAS CLASES DE ALFABETIZACIÓN.

MARÍSA POLLÁN, SECRETARIA GENERAL DE EQUUS ZEBRA.

MOISÉS Y G. TOMY, ALUMNOS DE MARISA.

HELENA, FAMILIAR DE MARISA.


ESPECIAL MARISA

MARISA, UNA MISIONERA EN LA CORUÑA Por Jesús García.

Marisa, con algunos de los muchos alumnos a los que dio clase.

Siempre se ha relacionado el “realizar misiones” con ir a algún lugar de África, Iberoamérica, Indonesia, Polinesia, Micronesia…Pero no es necesario ir tan lejos. Marisa encontró aquí su Molokai y fue misionera en la ciudad “en la que nadie es forastero”, como reza el eslogan. Mª Luisa García de Dios, Marisa para todos, vio la luz en una casa situada en el conocido Cantón Grande de La Coruña, pero pronto se trasladaron a residir a la entrañable y conocida Ciudad Vieja, concretamente a la ca-

lle de Tabernas. Desde entonces sigue siendo la residencia familiar. Era la segunda de una notable familia numerosa: 19 hermanos. Su padre, D. Joaquín, tuvo que hacerse cargo de la dirección del Colegio de la Compañía de María al instaurarse la 2ª República, en el año 1931, y con él se llevó a la pequeña Marisa, que contaba con tres años de edad. De esta manera tuvo la oportunidad de corretear por los pasillos, las aulas y tal vez mancharse sus delicados dedos con las tizas, que como juguete, le servirían

de entretenimiento en aquel entorno y como consecuencia de todo ello tal vez despertase en ella ese camino de entrega a los demás que no me cabe la menor duda ha sido su trayectoria en la vida. Estudió el Bachillerato en el Honorable Colegio de la Compañía de María de La Coruña y más tarde, en Octubre del año 1.947, ingresó en el noviciado de la Congregación Religiosa de la Compañía de María. Ejerció su vocación en los Colegios de la Compañía de Ferrol, Lugo, Cangas y La Co-

Jesús y Marisa, en la fiesta de navidad 2009.


ESPECIAL MARISA ruña, pero no me cabe la menor duda de que, quizás, le hubiese gustado ir a África o alguno de los otros países que se han mencionado, pero uno de las características que componían su fuerte personalidad era su OBEDIENCIA y por eso ella fue allá donde se le ordenó. Conocí a Marisa hace apenas dos años, cuando se entregó a

regalar su experiencia, su tiempo y conocimientos a la ONGD Equus Zebra. Su carácter amable, cordial y sus muy fuertes convicciones humanitarias fueron determinantes y se ganó la confianza y el cariño de sus hijos “los africanos”. No dejó de asistir a sus clases de los Martes y Jueves de 10 á 12. Las molestias de su pié no se lo impidieron jamás,

Marisa, con varios de los profesores voluntarios.

Amó a los inmigrantes y en especial a los más desprotegidos y estoy convencido de que ellos jamás la olvidarán.

como tampoco dejó de asistir a la clase organizada por Equus en una conocida plaza coruñesa el día 9 de Septiembre de 2009: “Alfabetización en la calle”. Allí una vez más demostró su calidad humana cuando, por ejemplo, le preguntó a Ousman, uno de sus queridos africanos, el motivo por el cual no tenía trabajo. Al enterarse de que tampoco tenía papeles, me in-

En una de las aulas donde imparte clase.

sienten tristeza, nostalgia, desconfianza de los blancos e incluso temor (algunos conocen la cruel Historia) y en algunos casos la depresión que sufren puede ser barrera que impida el avance para alcanzar la herramienta imprescindible y necesaria que les permita poder comunicarse. Por todo ello, se requiere tener una sólida vocación y entrega. La

paciencia también es necesaria y los diferentes idiomas (árabe, wolof, francés, inglés, ruso, chino, rumano, portugués, etc.), no supusieron un obstáculo para Marisa. Amó a los inmigrantes y en especial a los más desprotegidos y estoy convencido de que ellos jamás la olvidarán. Marisa ha sido un ejemplo y su paso ha

dejado, sin duda, una profunda huella. Solamente deseo agradecer que me haya permitido conocerla y aunque brevemente, gozar de su compañía. Nunca me han gustado las despedidas, por ello no le diré “adiós”, tan sólo “ hasta la vista” porque, si es cierto que existe Dios, espero y deseo, Marisa, que en algún lugar nos volvamos a encontrar.

crepó: “Jesús, ¿cómo es posible que no tenga papeles?” Como ésta podría contar otras muchas y variadas anécdotas que servirían para definir parte de su personalidad. Esa fuerte personalidad que empleaba en defensa de los derechos de los más desprotegidos. Impartía clase de alfabetización, la más delicada por motivos obvios: acaban de llegar,

Durante la fiesta de navidad 2009.


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AMIGA Por Marisa Pollán.

A las afuera de la sede de Equus Zebra, durante la celebración del Día contra el Racismo.

Cada martes y jueves, desde hace meses, me convertía en taxista de Marisa, cuando la recogía, y en su bastón, su bastón izquierdo, cuando la llevaba. En el camino de ida conversábamos sobre su pie y las molestias que le causaba “pero no importa, otros tienen cosas peores”; sobre sus hermanos, a los que esperaba ilusionada y que estaban a punto de llegar “como quieren llevarme con ellos a todas partes no podré venir a clase durante una semana”. Una semana, ese es el tiempo que pedía, no quería dejar a sus alumnos. En el camino de vuelta la conversación versaba sobre lo ocurrido en

la clase, “hoy he tenido siete y cada uno de un nivel, pero estoy contenta porque algo hemos avanzado”, o bien “hoy voy muy contenta, como sólo he tenido dos, hemos avanzado mucho”. Siempre quería enseñar más, que aprendieran más. Siempre salía contenta. Siempre agradecía a Moisés y a Gedeón su ayuda. Siempre me esperaba pacientemente y me decía que no tenía prisa que cuando yo pudiera. Marisa estaba tan implicada, y tan directamente, en la labor que llevaba a cabo, la alfabetización de inmigrantes, que, de manera indirecta, implicó a toda la comunidad religiosa ya que, los mar-

tes y jueves, la eximían de algunas tareas que asumían otras hermanas, por eso hay que agradecerles también su colaboración. Voy a echar de menos ser tu taxista y tu bastón, Marisa. Gracias.

Marisa disfrutaba de los eventos que realizábamos en la calle

Marisa recibió la medalla a nuestra voluntaria más veterana en la fiesta de navidad 2009.


ESPECIAL MARISA

EL RECUERDO DE...SUS ALUMNOS ¿Qué voy hacer ahora que no estás? - Sigue adelante sin miedo y buena fe - me contestaría con ese tono lleno de sabiduría y alegría. Marisa era una buena persona, aprendí mucho. Con ella, recibí una educación al llegar aquí en busca de una nueva oportunidad. Al viajar ilegalmente hacia Europa, nosotros los inmigrantes, tomamos una decisión poco responsable. Ir a un lugar donde ni te esperan ni te conocen es una locura. Yo tuve la suerte de encontrar una familia y, dentro de ésta, una madre “humana”, una persona que llevaba siempre una sonrisa, un abrazo, una escuela, un corazón lleno de amor en donde, y esto es lo más impresionante, cabía todo el mundo. Sin exagerar. Ella nos quería. A todos. Ahora puedo leer, escribir y conversar con gente autóctona en castellano gracias a la base fundamental que me dio Marisa. El lunes pasado, al enterarme de su desaparición, me quedé sin dirección, lleno de preguntas: “¿Cómo?”, “¿Cuándo?”, “¿Por qué?” ¡NO! No es posible partir así, sin despedida, sobre todo a sus alumnos y colegas. Gracias a ella, ahora para mí lo más importante es seguir haciendo este trabajo humanitario, y hacerlo sobre todo como voluntario. Marisa, siempre te recordaremos.

Moisés Bala

Marisa con Moisés (a la derecha) y otros alumnos.

Con nuestro presidente, Víctor Omgbá.

Con pocas palabras quisiera decirte “gracias” por todo. Siempre me has animado, has llevado mis primeros pasos en este aprendizaje del español. En un mundo donde el amor al prójimo es una cosa tan rara, tú me tenías un afecto particular. Otra vez, muchísimas gracias. Jamás te olvidaré. Marisa durante el evento de “Alfabetización en la calle”.

G. Tomy


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IJZÍS Por Helena Domínguez.

Marisa, con Helena, en el economato de Equus Zebra.

Hace algún tiempo me hablaron que venía trasladada de Cangas a La Coruña Marisa García de Dios. Siempre, y no sé por qué, preguntas cómo es esa persona a la que yo iba a conocer pronto. Me dijeron: espontánea, ingenua, inocente, discreta, pacífica, humilde, buena, sencilla... y muchos más adjetivos que podría citar hasta llegar, en esta línea, a agotarlos. Un maravilloso día entró a formar parte del grupo Ijzís, nuestro grupo, que nació hace años en Fonseca, como un grupo que analiza, comentando, intercambiando ideas sobre las lecturas de los domingos, enriqueciendo así las Eucaristías. Marisa

no solo encajó con nosotros, Marisa llegó a ser una pieza necesaria en él para nosotros y nosotros para ella. Efectivamente, la niña que llevabas dentro se manifestaba con esa candidez, dulzura y naturalidad propias del amor que te invadía muy lleno de fragilidad y espíritu. Se hizo necesaria en él porque se entregó en cuerpo y alma. Marisa era así: “entrega amorosa”. Viví en el grupo con ella pero me acompañó en otra misión que yo ya había comenzado: integrar a través de la lengua a gente africana. ¿Recuerdas, Marisiña? Cogíamos el bus número 7 en la Plaza de Maestro Mateo y nos íbamos hasta una

parada de la Ronda de Outeiro. Allí bajábamos y, enganchetada de mi brazo, caminábamos hasta la ONG Equus Zebra; era tu bastón, ¿verdad? Puntuales, entusiastas y animosas empezábamos a organizar las clases. A veces en la misma aula, a veces separadas. ¡Cómo te hacías entender con rusos, senegaleses, cameruneses…! Tus gestos eran palabras que transmitías y ¡qué bien te entendían! A veces, ¿recuerdas?, tantos niveles diferentes y tú, como multiplicada, llegabas a todos. Era un don, una entrega y un saber hacer que, a veces, me dejabas perpleja. Volvíamos, conversando y no olvidaré la angustia que

te embargaba cuando disminuía el alumnado y temías quedarte sin africanos. ¡Cuánto te querían! ¡Cuánto los querías! Marisa, estabas en todo, comprando diccionarios para los apuros de vocabulario, asistiendo a todas las actividades que se llevaban a cabo… ¡Cómo te mereciste aquella medalla y aquel diploma! Parecías una niña con zapatos nuevos. Eras, eres genial. También recuerdo cuando hacía viento tu ansia infinita para encontrar resguardo, no fuera a ser que te llevase la cabeza. Marisa, es tanto y tanto lo que compartimos, tanto el enriquecimiento y ejemplo que me diste y que nos diste, que fuiste y eres

una bendición. Estás con y en tu Compañía de María, estás con y en tu grupo Ijzís, estás con y en el corazón de tus queridos africanos. Simplemente decirte que personas como tú mejoran a los demás, porque el amor verdadero, ese amor que tenías al Señor Jesús y ese amor que Él te tenía, se nos manifestaba en todo tu ser. Gracias, muchas gracias por haberte conocido. Sé que te nos fuiste a ese viaje maravilloso para encontrar ese lugar de ensueño en el que eres feliz. También nosotros lo vamos a hacer. Nos esperas, ¿verdad? No nos olvides. Nosotros no te olvidamos.


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