4 que significa ser maestro

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¿QUÉ SIGNIFICA SER MAESTRO? 4 – Octubre - 2012 Ser maestro, hoy en día es una profesión poco valorada, específicamente por personas que se especializan en juzgar a su antojo, debido a que la misión del profesor en mi grande, en ocasiones resulta difícil de alcanzar, y se convierte en la comidilla de estos individuos. Desde tiempo atrás se ha creído que la profesión docente en un profesión fácil, que cualquier persona puede ser docente, o bien, que el ser maestro es tan fácil, que a los hombre ya no les gusta y es por ello que le dejan éste trabajo a las mujeres. Y pensar que todas las personas que llegan a decir esto, para mí, están totalmente equivocadas; la docencia van más allá de sólo enseñar, de tratar de educar. La docencia es una profesión que se ha ido convirtiendo en un arte, en el arte de enseñar, de educar, pero también de aprender, el hecho de ser un profesor no quiere decir que me limitaré a enseñar y ahí me quedaré, por el contrario, se debe aprender todos los días las formas de progresar. Un maestro es un guía, un orientador, es un ejemplo (aunque no siempre resulta ser un buen ejemplo) es una mano ayuda, es un ser que inspira, que motiva a luchar por las ilusiones que se van forjando desde la infancia; es el refuerzo que requieren los padres en determinado tiempo para continuar con los valores forjados en casa. Un maestro no sólo se dedica a poner diez, o cinco, no sólo abre un libro en una página y comienza a dictar, un maestro no es aquel que se sienta en el escritorio, y deja que los alumnos divaguen, un maestro no aquel que descuida a sus estudiantes. Una maestra educadora, es aquella que se levanta temprano para ir a la escuela, aquella que en la puerta recibe sonriente a sus alumnos, es aquella que imparte una clase previamente planeada, con objetivos claros por alcanzar, es aquella que no pega, pero reprende si es necesario, es aquella que comunica avances o retrocesos en el aprendizaje que llevan los niños del jardín. Una educadora no es una segunda mamá, ni una tía, ni una


cenicienta. Una educadora en la que enseña con diversión, con gusto, con placer. Para mí, un maestro es más que una simple profesión mal pagada que cualquiera puede ejercer, para mí, un maestro es una persona entregada a su profesión, una persona dedicada, que tiene amor por lo que hace, que se preocupa por el aprendizaje adquirido de sus alumnos, que escucha las dudas y las aclara sin ningún inconveniente. Pero también, un maestro, es como cualquier otra persona, que ama, que siente, que vive, y que a pesar de que se convierte en una figura pública al paso de los años, prefiere ser un ejemplo, que buscar el libertinaje. Ser maestro, no es fácil, ser maestro no puede ser cualquiera, cualquiera puede parase frente a un grupo y alegar palabrerías, pero maestro, ser maestro va más allá de estas posibilidades, ser maestro es un profesión de orgullo, ya que cualquier otro profesionista requiere de un maestro para ser una persona de éxito, un maestro es más que un maestro.


¿A QUÉ SE LE LLAMA UN BUEN MAESTRO? Hoy en día se le puede llamar “buen maestro” a cualquier persona que pretenda pararse frente a un grupo a tratar de inculcar el conocimiento, aún sin tener los conocimientos necesarios; sin embargo no es como funciona en realidad. La docencia va más allá de sólo enseñar, de tratar de educar. La docencia es una profesión que se ha ido convirtiendo en un arte, el arte de enseñar, de educar, pero que también es el arte de aprender día a día, de estar dispuesto a estar a la vanguardia, a no dejar pasar la adquisición de nuevos conocimientos. Un buen maestro es aquel que desempeña su papel como el principal actor en el proceso de enseñanza-aprendizaje, es aquel que se preocupa por cumplir con los propósitos establecidos para una educación de calidad, es aquel que se relaciona abiertamente con su alumnos estando dispuesto a tener una buena relación con ellos, a escuchar sus conflictos, sus propuestas, sus preocupaciones; es un maestro que se relaciona de la mejor manera posible con los padres de familia, que los involucra en la educación que están recibiendo los niños, que comparte el programa educativo, que está abierto a propuestas y que notifica el avance de los alumnos. Un buen maestro lleva buena relación con el resto del cuerpo académico, no mezcla lo personal con lo laboral, distingue de lugares y situaciones. Un buen maestro no es aquel que sólo se dedica a poner dieces, o cincos, no es aquel que hace exámenes escritos para evaluar el conocimientos, un buen maestro es aquel que confía en el aprendizaje de sus alumnos, no es aquel que sobrecarga a sus alumnos de tarea en vacaciones, que los obliga a leer textos sin aclarar ideas, no es aquel que deja la investigación sólo a los alumnos, ni que lleva a cabo la clase a base de puras exposiciones. No es aquel que sólo se sienta en el escritorio a observar el salón. Una buena educadora, es aquella que elabora con tiempo sus planeaciones, que participa de las actualizaciones con gusto, que lleva a cabo lo aprendido durante su formación, que tiene fijo que día a día se aprende algo nuevo. Una buena educadora, es aquella que sin importar que tan duras puedan ser las exigencias, las cumple con gusto y amor a su profesión.


¿Qué clase de Maestra quiero Ser? 11 – Octubre – 2012. ¿Existen diferentes clases de maestro?, ¿los buenos y los malos?; en realidad no, sólo existen los maestros con vocación y los que no la tienen, los que la tienen, suele ser los que se entregan día a día a su labor docente, en cambio, los maestros sin vocación se convierten en crueles verdugos para los estudiantes. Yo, reconozco que no tengo vocación, no he sentido ese llamado tan fuerte como otras personas; sin embargo tengo toda la intención y las ganas de crear en mí esa vocación de servicio, de amor por la enseñanza. Quiero ser aquella maestra que desde que se levanta tiene prisa por llegar a la escuela a ver a sus alumnos, quiero ser esa maestra que se empeña día con día para aprender a enseñar con claridad, y ayudar a los padres a fortalecer esos valores y principios aprendidos en casa; quiero fomentar la educación sólida en los pequeños que están aprendiendo a conocer el mundo, quiero enseñar que con educación se puede lograr un mejor futuro para ésta putrefacta sociedad. Quiero ser esa maestra que llega a su trabajo con una sonrisa, y no de malas; quiero estar en la puerta del salón y recibir a mis alumnos de a uno en uno, quiero elaborar mi planeación, pensar, imaginar, conocer, la manera más efectiva de inculcar en conocimiento en los niños, quiero que los niños disfruten su estancia en la escuela, que gocen las horas compartidas conmigo, quiero que su estancia en la escuela sea el momento más agradable del día. Quiero ser esa maestra de tiempo completo, no sólo ser maestra de escuela, sino ser aquella a la que le gritan en la calle: ¡MAESTRA! Y saludar con gusto y alegría a los niños que me reconocieron, quiero ser la maestra que lleva una buena relación con los padres de familia.


No quiero ser esa maestra que impaciente ve la hora, para que llegue la hora de salida, esa maestra que es incapaz de trabajar en equipo, a la que no le gusta que la critiquen. Quiero ser una maestra abierta a los puntos de vista buenos y malos de quienes puedan decirme algo, quiero convivir con mis compañeras futuras educadoras, quiero ser un apoyo y tener comisiones, impartir talleres, disfrutar mi trabajo, disfrutar la escuela, disfrutar el oficio de la enseñanza. No es específicamente una clase de maestra, las clases o tipos, no existen, son imaginarios más que nos formados al conocer la pesada misión de un docente, o bien, se nos hace tan fácil ésta misma, que nos imaginamos que enseñar resulta demasiado fácil, y es aquí en donde nos convertimos, en trabajadores mediocres que sólo desean ganar un sueldo, un mal sueldo. “Yo hago como que trabajo, y tú haces como que me pagas”, un dicho, muy sonado y conocido entre los trabajadores de la educación, gracias al bajo sueldo que reciben, esto se llega a escuchar entre los pasillos de la escuela. Yo no quiero ser una maestra así, quiero ser una maestra que trabaje por vocación y convicción, quiero estar en el aula con niños, defendiendo mi trabajo, defendiendo mi oficio y lo que seré. Quiero ser una maestra capaz de defender su profesión por la efectividad de su trabajo, una maestra capaz de defender la educación de los niños con hechos, con actos, y por supuesto, quiero ser una maestra que enseñe el amor a aprender, el amor al conocimiento, enseñar todas la infinidad de puertas que abrimos gracias a la educación y al conocimiento.


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