EL CUELLO Y LAS TENSIONES. “Centro Laríngeo: expresión del intelecto”
Resumen del libro de Hugo Ardiles (La Vida en mis Cuerpos) Desde el punto de vista de la gimnasia de Centros de Energía que desarrolla el Dr. Hugo Ardiles, en el cuello se ubica el Centro Laríngeo, vinculado con la vida intelectual. Según su punto de vista, la tensión en el cuello es la expresión de una ansiedad por soportar lo que en realidad no nos satisface… Consideramos al Centro Laríngeo, como el representante físico de la vida intelectual. Este Centro abarca el cuello, la cara, las orejas y los ojos hasta las cejas. Tienen participación los músculos del cuello, de la laringe, de la cara y la lengua, del oído y los músculos que mueven los ojos. Comprende además los hombros y los dedos con sus músculos para movimientos independientes. Por lo tanto, este Centro abarca, por un lado, a todos los órganos de los sentidos (vista, oído, olfato, gusto y tacto), que son las puertas de entrada a la vida intelectual. Casi no hay nada en el intelecto que no haya pasado por ellos. Por otro lado, en el Centro Laríngeo están implicados también los medios de comunicación y expresión del intelecto: la voz (de la laringe), la palabra (de la boca, la lengua y los labios) y el movimiento de los dedos, con los que hacemos cosas, manifestaciones externas del pensamiento. En el Centro Laríngeo están pues, la puerta de entrada para el aprendizaje y la puerta de salida para el manejo de cualquier técnica. El intelecto es sin duda la gran adquisición del ser humano, que lo distingue de los demás seres de la naturaleza. Le ha dado al hombre la libertad del aprendizaje y el razonamiento. En Yoga, sin embargo, no se lo considera como el aspecto más importante del hombre, sino sólo como un instrumento mediante el cual éste conoce el mundo que lo rodea, puede conocerse a sí mismo, aprender lo que piensan y saben los demás, y tener la posibilidad de comunicarles lo que piensa y sabe él mismo. A menudo el intelecto se adueña de la persona y se convierte en un tirano, y sin que tengamos conciencia de ello aprendemos a movernos, a hablar, a seguir las reglas de comportamiento del medio social en el que vivimos y a tomar como nuestro lo que piensan nuestros padres y maestros.
Y finalmente termino creyendo que ese conjunto de elementos que me vino de afuera soy yo mismo. He aprendido a pensar como me enseñaron y hasta llego a creer que soy yo el que piensa. Me resulta difícil comprender que sólo pongo en marcha un mecanismo de pensar con pautas y circuitos impresos. Por eso nos cuesta tanto aceptar lo que contradice lo aprendido con anterioridad. Esto es una “coraza laríngea”: todo lo aprendido me rigidiza y me pone tiránicamente al servicio del grupo cultural que me ha formado. Y con esa coraza me defiendo de todo lo que no esté de acuerdo con ella. La “coraza laríngea” está relacionada con el aprendizaje, la cultura, el conocimiento y la técnica. Y mantiene así el control de todas nuestras actividades. Filtrando las energías que vienen de los centros bajos (instintos, emociones, afectos), para que no interfieran con lo que se debe hacer; y también las que vienen de los centros más altos (creatividad, intuición, inspiración) para que no pongan en peligro lo aprendido. Lo psíquico y lo físico son aspectos intrínsecamente ligados: no se puede expresar de verdad si uno conserva trabas en el cuerpo. Estas limitaciones son la manifestación de las “corazas” y pueden presentarse como enfermedades. La conducta de nuestro cuerpo es la expresión de nuestro carácter: psiquis y cuerpo son dos aspectos de una unidad, tal como vibración y sonido son sólo aspectos de una cuerda de violín que suena. La energía es la responsable de esta interrelación de los dos aspectos, y sobre ella podemos actuar de muchas maneras diferentes. Por ejemplo, corregir una “discopatía” mediante la gimnasia correctiva es influir directamente sobre la energía de la educación represora, grabada en el cuerpo mediante contracturas, tono muscular y postura. Por eso usamos la fórmula de “no se puede corregir sin expresar y no se puede expresar sin corregir”. El bloqueo o mala circulación de la energía está en toda la persona. Y así podemos hablar de: Coraza orgánica (enfermedad en órganos); Coraza energética (bloqueo de los músculos ya sea en contractura o actitud); Coraza emocional (emociones guardadas, repetición de emociones); Coraza afectiva (dificultades de relación, repetición de conductas); Coraza laríngea (persistencia de pensamientos, ideologías); Coraza mental (sin pensamientos propios, falta de creatividad).
¿Cómo trabajamos el Centro Laríngeo con la gimnasia? Tenemos dos modalidades diferentes: 1) Un modo consiste en hacer movimientos para aflojar el cuello, con lo cual abandonamos el control que desde allí se ejerce sobre el resto de los Centros. Comenzamos a relajar la exigencia en el movimiento. Desaparece la crítica propia y hacia los otros. De a poco vamos entrando en gran serenidad cuando otro Centro comienza a dirigir, de acuerdo a la música y a las emociones que se muevan.
2) El otro modo de trabajar el Centro Laríngeo consiste en movernos precisamente desde él mismo, pero flojo. Con un cuello ya relajado, sin rigidez, puedo recién colocarme en situación de conducir mi propio cuerpo buscando la perfección técnica. Es lo que enseñan, por ejemplo, las modernas escuelas musicales para tocar un instrumento: primero hay que relajarse. A la gimnasia hecha de esta manera la llamamos “correctiva”; permite ir ampliando los propios límites y mejorar los movimientos en busca de perfección, al servicio de los aspectos expresivos de la gimnasia. Y aquí aparece el difícil arte de la gimnasia: lograr la espontaneidad para la auténtica expresión de nuestro ser, y hacerlo con perfección técnica para lo que se quiera lograr.
En una oportunidad le preguntaron a Pablo Casals (el gran violoncelista) cuándo consideraba que una obra estaba suficientemente estudiada como para ser tocada frente al público. Sabemos que Casals era muy exigente desde el punto de vista técnico, consigo mismo y con sus alumnos. Por otro lado, sus interpretaciones eran intensamente expresivas y llenas de pasión. Ante esa pregunta el maestro contestó: “Una obra está suficientemente estudiada cuando puedo improvisarla frente al público…” Pero hay algunos movimientos que podemos hacer solos, en casa, ayudándonos a relajar los músculos del cuello y hasta darnos un auto-masaje, que llamamos “asana del cuello” (y que está al final de este punto). En todos los casos aflojemos el exceso de tensión soltando el peso que sentimos por tantas responsabilidades (muchas elegidas por nosotros mismos), o cuando estamos preocupados porque las cosas no van a salir bien si no intervenimos personalmente: creemos a veces que si no estamos presentes irán mal y no somos capaces de delegar en otra persona lo que podría hacer por nosotros. Nos falta confianza en los demás, y la mayor parte de las veces nos falta confianza en nosotros mismos al exigirnos mucho más de lo que deberíamos. No es la intensidad de la carga a soportar lo que hay que disminuir sino la actitud con la que la sostenemos, el argumento interno con el que enfrentamos a veces toda nuestra vida. La auto-observación nos puede ayudar a comprender que mejor que preocuparnos es "ocuparnos". La salud depende de pequeños cambios que producen enormes resultados. Un proverbio chino dice:
“Si el problema tiene solución, ¿por qué te preocupas? Y si no tiene solución, ¿por qué te preocupas?” Nuestra gimnasia es correctiva y expresiva, y por lo tanto es la más adecuada en estos casos: al ser correctiva moviliza las estructuras dañadas, aflojando la coraza ya formada. Y mediante la expresión liberamos las emociones y afectos contenidos en esas corazas. La gimnasia de la Terapia de Centros de Energía permite esa movilización doble, de energía y de emociones. El masaje contribuye a la disolución de las corazas y libera las emociones que las produjeron, aflojando las contracturas que conservan esas emociones guardadas en el cuerpo. Las emociones quedan grabadas en los músculos y en las articulaciones. La alegría y la felicidad a la que nos induce la gimnasia y el masaje se explica por la gran descarga de endorfinas que producen ambas.
“ASANA del CUELLO”: Si tenemos dolor en el cuello tendríamos que hacer este movimiento una vez por día:
-Sentado en el suelo con las piernas cruzadas, o en un sillón con la espalda apoyada. -Dejo caer la cabeza hacia delante. Con las manos con dedos entrecruzados me tomo de la coronilla y bajo la cabeza hacia delante, sin hacer fuerza, como si estuviera colgado de la rama de un árbol. Cuento 10 respiraciones tranquilas. Retiro las manos. -Con la mano derecha tomo la cabeza por detrás de la oreja izquierda y la inclino en diagonal hacia adelante a la derecha. 10 respiraciones. -Con la mano izquierda tomo ahora la cabeza por detrás de la oreja derecha y la inclino en diagonal hacia la izquierda. 10 respiraciones. -Tomo la cabeza con los dedos de la mano derecha por debajo de oreja izquierda y la llevo hacia el hombro derecho. 10 respiraciones. -Inclino la cabeza hacia el hombro izquierdo tomándola con los dedos de la mano izquierda por debajo de la oreja derecha. 10 respiraciones. -Echo la cabeza hacia atrás mirando hacia arriba y cuento 5 respiraciones. Descanso un rato con la cabeza inclinada hacia delante.