6 minute read

Habilidades blandas: superpoderes báscios para el aula y el futuro

Rafa Molina. Departamento de Innovación Pedagógica de EC
Imaginemos por un momento a cualquiera de nuestros superhéroes favoritos. Pongamos por ejemplo a Superman, a Spiderman o la Capitana Marvel. Si pensamos en ellos lo primero que se nos viene a la mente son sus superpoderes de persona (casi) invencible, arácnidos o lanzar rayos por las manos. Lo que muchas veces nos ocurre es que olvidamos que esos superhéroes son mucho más que eso y que si no fuera por otras habilidades como el liderazgo, el trabajo en equipo, la actitud positiva o el pensamiento crítico y creativo, quizá no serían lo que hoy en día conocemos.

Lo mismo sucede en la vida real, especialmente en el ámbito educativo. Las habilidades blandas, también conocidas como competencias socioemocionales, son aquellas que no siempre aparecen en los currículos tradicionales, pero que son fundamentales para el desarrollo integral de cualquier estudiante. Comunicación efectiva, empatía, resiliencia, capacidad de resolver problemas, la creatividad y la adaptabilidad son solo algunas de las que componen esta lista. En un mundo cambiante, interconectado y lleno de retos, las habilidades blandas han dejado de ser un complemento para convertirse en una necesidad.

¿Por qué son esenciales las habilidades blandas?

La creciente automatización y digitalización del mundo laboral, no olvidemos la irrupción de la inteligencia artificial generativa, ha puesto de manifiesto que muchas de las tareas técnicas que antes realizaban las personas pueden ahora ser ejecutadas por máquinas. Sin embargo, las habilidades que nos hacen humanos como la creatividad, la empatía y la capacidad de conectar con otros o la adaptabilidad, son insustituibles. Esto no solo tiene un impacto en el futuro profesional de los estudiantes, sino también en su bienestar personal y su capacidad para construir relaciones significativas. No queremos superhéroes que funcionen como meros autómatas, necesitamos que además de ser poderosos sean humanos, buenos y comprometidos.

Estudios recientes demuestran que los jóvenes con habilidades blandas desarrolladas no solo tienen más probabilidades de acceder a empleos de calidad, sino que también son más resilientes frente a los desafíos de la vida diaria. De hecho, instituciones como UNESCO y la OCDE han insistido en la necesidad de trabajar estas habilidades blandas en los sistemas educativos como una forma de garantizar una educación integral y sostenible.

En España, esas habilidades blandas están trabajadas desde el propio curriculum de las áreas, materias y ámbitos. A través de los criterios de evaluación podemos observar cómo se resaltan expresiones como “valoración crítica”, “planificación”, “escucha activa”, “adaptación creativa”, “autonomía”, y otras muchas formas de alcanzar los objetivos mediante el trabajo de estas habilidades blandas. Sin embargo, no son los únicos espacios donde pueden trabajarse estas otras competencias sociales y emocionales.

En un mundo cambiante, interconectado y lleno de retos, las habilidades blandas han dejado de ser un complemento para convertirse en una necesidad

El papel de las tutorías en el desarrollo de habilidades blandas

Los espacios de tutoría, que muchas veces pueden ser percibidos como tiempo libre en el horario escolar, son en realidad uno de los entornos más valiosos para trabajar estas competencias. A diferencia de las áreas o materias ordinarias, donde también se integra el trabajo de estas habilidades blandas, las tutorías permiten un espacio de reflexión, diálogo y práctica activa donde los estudiantes pueden explorar estas habilidades en un entorno seguro y guiado.

Por ejemplo, actividades como el trabajo en grupo para resolver un desafío, la discusión abierta sobre temas de actualidad o el análisis de conflictos interpersonales dentro de la clase son escenarios ideales para fomentar la empatía, el pensamiento crítico y la resolución pacífica de problemas. La tutoría permite además un acompañamiento individualizado que ayuda a identificar las fortalezas y áreas de mejora de cada estudiante, personalizando las estrategias de aprendizaje socioemocional.

Estrategias prácticas desde la tutoría

Para potenciar las habilidades blandas desde los espacios de tutoría, es fundamental diseñar actividades intencionadas y estructuradas entre las que podríamos citar algunos ejemplos como:

  • Role-playing o simulación de conflictos. A través de la recreación de diversos escenarios y simulaciones de conflictos o retos, podemos ayudar al desarrollo de algunas de estas habilidades, como por ejemplo: resolución de conflictos, empatía, trabajo en equipo o habilidades de comunicación.

  • Dinámicas de equipo. Las dinámicas de equipo son grandes aliadas para desarrollar las habilidades blandas. En general, podemos encontrar dinámicas para trabajar prácticamente cualquier habilidad. Por eso es tan importante poder plantear objetivos y estructura clara en su desarrollo.

  • Diarios, diálogos y círculos reflexivos. Ya sea mirando hacia el interior, o en doálogo con uno o varios interlocutores, la mejor forma de desarrollar las habilidades de comunicación (escucha activa, asertividad, resolución de conflictos, etc.) es ponerlas en práctica en entornos guiados y donde el riesgo sea mínimo.

  • Proyectos sociales. Debemos ser capaces de implicar al alumnado en el entorno en que se desenvuelven. Hacer que despierte un espíritu crítico con el entorno y la realidad en que viven puede ser complicado en un mundo mediatizado por las pantallas, pero la realidad siempre sigue ahí fuera. Las tutorías pueden convertirse en un lugar privilegiado donde el alumnado proponga y se involucre en proyectos no solo del centro, sino del propio barrio o ciudad.

    El Plan de Acción Tutorial se convierte, por tanto, en uno de los documentos imprescindibles donde incluir el trabajo de las habilidades blandas. Aunque ya hemos visto que en muchas ocasiones vienen también referenciadas en los criterios de evaluación de la LOMLOE, es necesario que se sistematice también su desarrollo en el propio centro.

El rol del docente-tutor como guía

Pero los superhéroes también tienen mentores. En este proceso, el tutor juega un papel crucial. Más allá de ser un gestor administrativo de ausencias, boletines y medidas, se convierte en un facilitador, un modelo y un guía. Para ello, es vital que los docentes también reciban formación en las habilidades blandas, pues es extremadamente difícil enseñar lo que no practicamos. En su día a día el docente también debe ser ejemplo de buen hacer y servir de inspiración para que el alumnado pueda seguirle.

Héroes que marquen la diferencia

Al igual que nuestros superhéroes favoritos, los estudiantes necesitan más que conocimientos técnicos para enfrentar los retos del mundo actual. Las habilidades blandas son el motor que impulsa su desarrollo integral, y los espacios de tutoría son el lugar ideal para cultivarlas. Invertir en estos superpoderes humanos no solo beneficia a los individuos, sino que también construye sociedades más empáticas, resilientes y colaborativas. Porque al final, lo que define a un verdadero héroe no son sus poderes extraordinarios, sino su capacidad para marcar una diferencia en el mundo.

El docente también debe ser ejemplo de buen hacer y servir de inspiración para que el alumnado pueda seguirle
This article is from: