En la Escuela Infantil Monstruitos, no sólo trabajamos por proyectos, sino que en nuestra metodología se encuentran también los rincones. En este folleto descubrirás por qué los utilizamos, además de cómo y de qué manera evaluamos el trabajo que se realiza en los rincones.
Lo primero es… ¿por qué rincones? En esta manera de trabajar, se establecen espacios delimitados de la clase, de manera que los niños y las niñas, de manera individual
o
en
pequeños
grupos,
llevan
a
cabo
simultáneamente diferentes actividades de aprendizaje, por lo que su planteamiento responde a la necesidad de establecer estrategias organizativas en la que el niño y la niña sea el referente principal del proceso de aprendizaje, para dar respuesta a las diferencias, intereses y ritmos de aprendizaje de cada niño o niña, es decir, que, como el trabajo por proyectos, favorece individualización de la enseñanza, puesto que respeta el ritmo de aprendizaje de cada uno y permite aprender
tanto
de
como
con
los
demás.
Se
trata,
en
definitiva, de una forma, estimulante, flexible y dinámica, de organizar el trabajo personalizado. Creemos que el trabajo por rincones favorece la autonomía y la iniciativa del niño/a, que aprende a organizarse, a planificar su trabajo, puesto que en muchas ocasiones deberá
decidir qué quiere hacer, por qué, y de qué debe hacer para conseguirlo;
también
potencian
su
sentido
de
la
responsabilidad, y le exige y crea la necesidad de un orden. También desarrolla el gusto por la investigación y favorece la utilización de distintas técnicas y estrategias de aprendizaje cuando hay que dar respuesta a un problema. Los rincones permiten una cierta flexibilidad en el trabajo, abren paso a la creatividad y a la imaginación del niño/a y, algo mucho más importante de lo que parece, le dejan espacio y tiempo para pensar y reflexionar. Además, los rincones hacen posible una interacción entre los niños y las niñas y su entorno, y eso hará que su aprendizaje se fundamente en la experiencia. Organizados en grupos reducidos, los niños y niñas aprenderán a trabajar en equipo, a colaborar y a compartir conocimientos. Por último, pero no menos importante, los rincones nos permiten introducir el juego como una parte fundamental del currículo y no como premio para unos pocos, como se tiende a hacer casi de manera natural.
Pero ¿qué rincones son esos? Entre nuestros rincones encontraremos dos tipos principales: los permanentes y los temporales, aunque se ha de tener en
cuenta que incluso los llamados “permanentes”, no son estables para todo el curso, sino que aunque permanezcan en el aula durante más tiempo, se irán modificado en función de las necesidades y los intereses de los niños/as, así como por temas de espacio y disponibilidad de material (no tenemos tanto espacio como para poner todos los talleres que nos gustaría, además de que estamos siempre abiertos a nuevas propuestas, así que los turnamos y los vamos intercambiando cada cierto tiempo). Los rincones temporales tendrán una vida más efímera porque estarán vinculados a aprendizajes más concretos, o a actividades o talleres que tengan relación con el proyecto que se esté desarrollando en ese momento. De la misma manera, como decimos, de entre los rincones “permanentes”, ciertos rincones
estarán
presentes
durante
todo
el
curso,
y
prácticamente no variarán en cuanto a material, propuestas o intervenciones de los/las docentes, mientras que otros, aunque
se
mantendrán
a
lo
largo
del
curso,
podrán
experimentar importantes modificaciones. De entre la temática, aunque también creemos necesarios e importantes otro tipo de rincones, apostamos por los de juego simbólico como “la estrella” de los rincones, puesto que se trata del tipo de juego más importante en estas edades. Gracias a la estimulación
de
este
tipo
de
juego,
los
niños
y
niñas
desarrollan la empatía para empezar a ver el mundo desde
el punto de vista de otra persona, sintonizando con sus emociones y pensamientos, y aprendiendo a respetarlas y tomarlas
en
consideración;
exteriorizan
sus
propios
sentimientos, experiencias, sensaciones y vivencias, crean relaciones
de
amistad,
enriquecen
el
lenguaje
y
la
comunicación, algo que contribuye en gran medida a su desarrollo cognitivo; y además se van acostumbrando a la idea de que las cosas no son siempre como parecen ser. El rincón de la biblioteca será también de suma importancia en el aula. Su organización e importancia las justificaremos en el punto de animación a la lectura.
Y ¿cómo podemos evaluarlos? El trabajo que se realiza en los rincones también se evalúa, puesto que se pueden detectar dificultades o reticencias a pasar por
determinados rincones,
podemos observar
a
quiénes
escogen libremente como compañeros en el desarrollo de los mismos, cómo organizan el espacio y el tiempo, si conocen las normas y las utilizan adecuadamente…
¡Son tan útiles!