El mar se ahoga

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EL MUNDO NÚMERO 118 / MARTES 12 DE JULIO DE 2011

www.elmundo.es/baleares

B@LEÓPOLIS EL SUPLEMENTO DE LA INNOVACIÓN EN LAS ISLAS >Entrevista/ Raúl Márquez

«Baleares es un espacio ideal para las energías renovables» PÁGINA 3

El mar se ahoga, sufre hipoxia >Ecología/ El estudio de Raquel Vaquer

analiza los cambios en la concentración de oxígeno disuelto en el agua del mar producido por la acción humana. Elena Soto La historia de nuestra vida en la Tierra está relacionada con la aparición del oxígeno libre, un extraordinario gas que convirtió los océanos y la atmósfera en los espacios habitables que hoy conocemos. Pero si hace millones años el incremento de los niveles de oxígeno significó el fin para la mayoría de microorganismos anaerobios y la oportunidad de desarrollo para los nuevos seres, los aerobios, en la actualidad, se disparan las alarmas porque este elemento está disminuyendo en diferentes áreas de nuestro planeta, como las zonas costeras. Su reducción puede tener consecuencias dramáticas para los ecosistemas, y acabar transformando muchos lugares en inhabitables y aptos solamente para algunos tipos de bacterias. El mar se ahoga. La hipoxia (falta de oxígeno) en las zonas marítimas costeras ha aumentado a nivel global debido a los efectos de la actividad humana. Los vertidos de aguas residuales urbanas cargadas de nutrientes y los agrícolas, ricos en fertilizantes como nitratos y fosfatos, favorecen el crecimiento de algas, fenómeno conocido como eutrofización. Al caer al fondo y descomponerse toda esta materia orgánica produce la disminución del oxígeno disuelto, y en ciertos casos su carencia total (anoxia), lo que puede llevar a la muerte a muchas especies, sobre todo aquellas con dificultades para desplazarse. Por lo general la hipoxia marina

no es constante, suele ser un fenómeno estacional que coincide con el aumento de temperatura y que ocurre sobre todo en áreas donde no existe una suficiente renovación de las aguas, como mares interiores, bahías o zonas alejadas de las corrientes suboceánicas. Pero si no se toman medidas, lo más probable es que lo que comenzó siendo eventual acabe convirtiéndose en permanente, y recuperar un ecosistema no es tarea fácil, puede llevar más de una década revertir el proceso y, cuando se logra, rara vez vuelve a su estado original, porque muchas de las especies ya han quedado afectadas. ¿Pero de qué concentraciones de oxígeno estamos hablando cuando decimos que una zona es hipóxica? «La medida convencional fue considerar problemáticas aquellas que registraban niveles inferiores a los dos miligramos de oxígeno por litro (mg O2/l), –explica Raquel Vaquer, investigadora de IMEDEA y que acaba de publicar su tesis sobre este tema,- pero este umbral se instauró en los años 80 sin una base científica sólida, cuando se empezaron a detectar fallos en la pesca de arrastre». En su tesis Vaquer ha estudiado durante cinco años cómo afecta la actividad humana a las comunidades costeras y a las dinámicas del oxígeno a nivel global. Y ha tenido en cuenta los efectos combinados de la eutrofización y el calentamiento global. SIGUE EN PÁGINA 2

Raquel Vaquer mide las concentraciones de oxígeno en una muestra de agua. / IMEDEA


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