EL MUNDO NÚMERO 265 / MARTES 7 DE OCTUBRE DE 2014
B@LEÓPOLIS EL SUPLEMENTO DE LA INNOVACIÓN EN LAS ISLAS
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>Oceanografía / Investigación
Descubren en el Mar Balear larvas de un crustáceo de gran profundidad PÁGINA 3
El enigma de las migraciones > Ecología / El seguimiento de 92 ejemplares de milano negro de diferentes edades con transmisores satelitales ha comprobado que la habilidad de esta rapaz para migrar mejora progresivamente con la edad. Elena Soto Hubo un tiempo en el que se creía que cuando ciertas aves desaparecían de un territorio durante la estación fría hibernaban, se ocultaban bajo el agua o, incluso, que se transformaban en otras especies, para reaparecer de nuevo cuando las condiciones eran favorables. Estas ideas, que hoy en día pueden parecernos absurdas estuvieron vigentes durante muchos siglos y fueron la mejor manera que encontró el ser humano de explicar la aparición y desaparición de muchos animales en épocas concretas del año. Actualmente sabemos que las aves no se transmutan, sino que viajan a veces miles de kilómetros buscando los lugares que les ofrezcan las condiciones más favorables para poder sobrevivir. Sabemos, también, que estos movimientos periódicos no son exclusivos de las aves, afectan, con multitud de variantes, a todo tipo de seres vivos, desde los cetáceos a los microorganismos que viven en el plancton y, a pesar de que la ciencia y la tecnología nos han desvelado en los últimos años muchos de los misterios de algunas migraciones, se trata de un fenómeno muy complejo en el que muchos aspectos todavía son desconocidos. Un estudio internacional sobre el milano negro (Milvus migrans) publicado en la revista Nature, contribuye a profundizar en el conocimiento de la biología migratoria de esta especie. En este trabajo, liderado por Fabrizio Sergio, investigador de la Estación Biológica de Doñana, en el que participa también Giacomo Tavecchia del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (CSIC-UIB), se han seguido de cerca los desplazamientos (364 viajes migratorios) de esta rapaz entre el Parque Nacional, situado en el suroeste de España, una de las áreas en la que cría esta especie en primavera y verano, hasta la zona del
Sahel (Mali, Senegal y el sur de Mauritania), a la que se mueve para pasar el invierno. El motivo principal de su viaje es el alimento y realizan largas travesías para llegar a los lugares que le son más favorables para obtenerlo, pero ¿cómo influyen estos procesos migratorios en la vida de los animales? ¿Existe un distinto comportamiento migrador entre los individuos dependiendo de la edad? ¿Aprenden y se vuelven más expertos a medida que incrementan sus horas de vuelo? «Se sabe que los animales de distintas edades migran de manera diferente y que estas travesías son un filtro de selección para los más jóvenes y los que están en peores condiciones físicas», explica Tavecchia, «recorrer estas distancias es muy duro, pero la gran pregunta es si un animal aprende a migrar de una manera más eficaz, optimizando la energía, o si estas travesías son un filtro que, desde el principio, va eliminando progresivamente por selección natural a los que no las saben hacer». «La importancia de este artículo estriba en que se creía que era uno u otro proceso y este estudio muestra que influyen ambos», añade. «Se dan los dos procesos, uno de selección de los mal adaptados y otro de aprendizaje, que permite que aquellos individuos que no lo están haciendo bien mejoren con la edad. Los jóvenes van cogiendo experiencia, aprenden a utilizar las condiciones meteorológicas favorables». Saber la importancia de uno u otro proceso y comprobar si la variación en su habilidad es gradual y a qué puede deberse es muy difícil de averiguar porque deben seguirse a los animales a lo largo de varios años y, además, a ejemplares representativos de los diferentes grupos de edades. SIGUE EN PÁGINA 2
Ejemplares de milano negro, a la izquierda en vuelo; a la derecha en reposo. / FABRICIO SERGIO / CSIC.
B@LEÓPOLIS ?
EL MUNDO / AÑO XXII / MARTES 7 DE OCTUBRE DE 2014
VIENE DE PORTADA «Se trata de un estudio realizado con muchos animales, concretamente se pusieron transmisores satelitales miniaturizados a 92 ejemplares de milano negro», informa Tavecchia, «y en este sentido se trata de una investigación única, ya que hasta ahora se marcaban una docena de ejemplares como mucho. Otro punto a destacar es que en este estudio están representadas todas las edades, desde los pequeños (nacidos el mismo año) hasta los más viejos (27 años), un factor clave para conocer cómo se van produciendo los cambios, ya que el milano negro es una rapaz longeva». La importancia de la tecnología en este tipo de trabajos es indudable, el seguimiento de animales con emisores satélite y GPS (Argos/GPS-PTT) permite llevar a cabo estudios muy fiables porque estos dispositivos van indicando en todo momento la posición del animal, situando espacialmente los datos, pero en el caso de esta investigación la perseverancia desempeña un papel clave. «En Doñana la población de milano negro se ha estudiado intensamente desde finales de los 70», destaca Tavecchia, «gracias al esfuerzo de muchas personas desde entonces se han marcado más de 4.000 ejemplares, de modo que se sabe quiénes son, cuándo han nacido y este trabajo a largo plazo es lo que ha permitido realizar esta investigación cubriendo todas las edades. Muchas aves viven más de lo que pensamos, un flamenco puede alcanzar los 50 años, hay pardelas de 25 criando aquí, en Baleares, por ejemplo,y lo sabemos porque están anilladas en esa época, pero con mucha probabilidad hay individuos mas viejos». El desarrollo del comportamiento migratorio tiene una trayectoria consistente, que está promovida tanto por las mejoras individuales como por la mortalidad selectiva, que operan sobre todo en los primeros estadios de la vida y durante la migración primaveral. Los in-
LAS AUTOPISTAS DEL CIELO
Travesías. En la imagen superior ejemplar de milano negro marcado con un emisor. A la derecha mapa de las rutas migratorias de los milanos negros nacidos en el Parque Nacional Doñana entre esta zona y la del Sahel; el color rojo muestra las pistas de precría (migración de primavera) y el amarillo las postreproductoras (migración de otoño). / FABRIZIO SERGIO / CSIC
Polluelo de milano negro de 7 días con su madre.
Giacomo Tavecchia, investigador del IMEDEA (CSIC-UIB).
dividuos de diferentes edades usan tácticas de viaje diferentes y varían su habilidad para aprovechar vientos de cola o hacer frente a la deriva del viento. «Los que están entre tres y siete años van muy rápido intentan llegar lo antes posible a los lugares de nidificación para encontrar un territorio donde reproducirse. Los que están entre 11 y 20 salen del área de hibernada muy pronto, pero van más lentamente porque saben utilizar mucho mejor el viento y esforzándose menos ahorran energía». A modo de anécdota, este investigador comenta que uno de los años en los que se realizó el seguimiento hubo un fuerte viento en contra y que los animales jóvenes tuvieron que pararse con frecuencia a descansar, mientras que los más experimentados supieron sortearlo mejor y no necesitaron detenerse mucho tiempo durante la travesía. «En un principio el fenómeno de las migraciones era algo desconocido, los animales se iban y no sabíamos lo que pasaría. Poco a poco gracias a la tecnología conocemos dónde van, cuándo vuelven, pero hay aspectos finos y más al detalle, como si un animal aprende a migrar mejor o si estos viajes son un filtro de selección que elimina a los menos aptos, de los que apenas se sabía nada. Este estudio ha llenado un vacío en el conocimiento de la emigración porque se ha realizado con todas las clases de edades, mostrando dónde se produce la parte de aprendizaje y la de selección. La parte de aprendizaje más grande es el primer y segundo año, pero también existe un proceso de selección», concluye Tavecchia. Este conocimiento puede ser muy útil en un cambio de escenario. Comprender, por ejemplo, cómo el cambio climático y la acción humana pueden afectar la migración de los ejemplares más jóvenes podría ser la clave para pronosticar futuros impactos sobre muchas especies migratorias amenazadas.
>PROYECTOS CON FUTURO
Dos alumnos de la UIB reciben la beca de movilidad Max Planck Por E. S. Los alumnos de doctorado de la UIB Juan Calderón y Francisco Jiménez han obtenido la beca de movilidad Max Planck –premio Príncipe de Asturias 2013–, gracias a la que podrán realizar dos estancias en el Instituto Max Planck de Física Gravitacional, en Alemania. La investigación de Francisco Jiménez tiene como objetivo contribuir a la modelización de fuentes emisoras de ondas gravitacio-
nales en ambientes estelares densos como por ejemplo cúmulos estelares o núcleos galácticos y así estimar la frecuencia de coalescencia de objetos binarios compactos (estrellas de neutrones y agujeros negros) de masa estelar. Estos tipos de eventos serán previsiblemente la primera evidencia directa de ondas gravitacionales observadas por los detectores terrestres aLIGO y aVirgo, que entrarán en funciona-
Francisco Jiménez y Juan Calderón, alumnos de la UIB. / UIB
miento durante el 2015. Por su parte, Juan Calderón centra su investigación en el estudio de la eficiencia de los algoritmos de búsquedas de los futuros detectores de ondas gravitacionales a la hora de captar señales provenientes del colapso de sistemas binarios que no estén totalmente modelados. Esta investigación es la continuación de un estudio por el que Juan Calderón fue galardonado con el LIGO Studen Poster Prize en septiembre de 2013. Juan Calderón y Francisco Jiménez están realizando el doctorado en el Grupo de Relatividad y Gravitación de la UIB, bajo la dirección de Sascha Husa y Alícia Sintes.