solvamos nuestro conflicto!Los tres hermanos modo de solucionar esta disputa podrían encontr propuso: —Estoy convencido de que los dioses es así. Sé que es así. Y he pensado una forma lo que digo es cierto, los dioses me concederán a n, incrédulos. —En caso de que eso ocurra, acept Radamantis borrascosas siguió en silencio. Bajó la mirad preguntó entonces Minos—. ¿Aceptas o no sin mirarlo. Los tres bajaron entonces hasta ofreció un Emily sacrificio a Poseidón8. —¡Poseidón, d Brontë vencido de que tú y los demás dioses del Olimp maravillosa. Te pido entonces una señal, pa disputas entre nosotros por el trono que fue alabra de Minos, cada uno de sus gestos, con u uas, la prueba de que digo la verdad —exclamó sobre el que tú reinas, un toro. Una vez que dos los cretenses sean testigos del homenaje a as como si se avecinara una tormenta. El mis interior del torbellino que formaba la espum o blanco. Un animal magnífico, de una bell arena de la playa, fue caminando hasta Min tis como Sarpedón reconocieron la voluntad de orona de toda Creta. Así fue. Pero el día en dió conservar aquel toro espléndido, que podía ntonces ocultarlo en sus rebaños, y lo reempl o por la afrenta, Poseidón decidió vengarse. castigar a quienes cometen una falta contra ell oco después de su intento de engaño. ta. El mis interior del torbellino que formaba la espum o blanco. Un animal magnífico, de una bell arena de la playa, fue caminando hasta Min tis como Sarpedón reconocieron la voluntad de
Cumbres
solvamos nuestro conflicto!Los tres hermanos modo de solucionar esta disputa podrían encontr propuso: —Estoy convencido de que los dioses es así. Sé que es así. Y he pensado una forma lo que digo es cierto, los dioses me concederán a Índice n, incrédulos. —En caso de que eso ocurra, acept Radamantis siguió en silencio. Bajó la mirad preguntó entonces Minos—. ¿Aceptas o no sin mirarlo. Los tres bajaron entonces hasta ofreció un sacrificio a Poseidón8. —¡Poseidón, d vencido de que tú y los demás dioses del Olimp maravillosa. Te pido entonces una señal, pa disputas entre nosotros por el trono que fue alabra de Minos, cada uno de sus gestos, con u uas, la prueba de que digo la verdad —exclamó sobre el que tú reinas, un toro. Una vez que dos los cretenses sean testigos del homenaje a as como si se avecinara una tormenta. El mis interior del torbellino que formaba la espum o blanco. Un animal magnífico, de una bell arena de la playa, fue caminando hasta Min tis como Sarpedón reconocieron la voluntad de orona de toda Creta. Así fue. Pero el día en dió conservar aquel toro espléndido, que podía ntonces ocultarlo en sus rebaños, y lo reempl o por la afrenta, Poseidón decidió vengarse. castigar a quienes cometen una falta contra ell oco después de su intento de engaño. ta. El mis interior del torbellino que formaba la espum o blanco. Un animal magnífico, de una bell arena de la playa, fue caminando hasta Min tis como Sarpedón reconocieron la voluntad de Bienvenidos a la estación de Emily Brontë Cumbres borrascosas
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Trabajos en la estación
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Cuadro de movimientos literarios .............................. 156
ir, los sobresaltó un espantoso estrépito provenie ras, se encontraron con que una antigua armadura de losa, y vieron al fantasma de Canterville sentad na expresión de agudo dolor en el rostro. Los mel proyectiles, con una puntería que solo pueden adquirir esor de caligrafía. Mientras tanto, el ministro de los ordenaba, de acuerdo con los usos de la etiqueta calif vantó con un salvaje alarido de furia y se escabulló de Washington Otis y dejándolos en una oscuridad t ó lanzar su célebre carcajada demoníaca, que en más cía que con ella había hecho encanecer la peluca de utrices francesas de lady Canterville renunciaran an sotada más horrible hasta que retumbó una y otr ezaban a extinguirse los escalofriantes ecos, se abri celeste y le dijo al fantasma: –Me temo que usted lla de la solución medicinal del Doctor Dobell. Si sma la miró enfurecido y de inmediato comenzó a pr hazaña que le había valido un merecido renombre, manente idiotez del tío de lord Canterville, el honora s que se acercaban lo hizo desistir de su propósito, d Bienvenidos a la estación de e desvaneció lanzando un profundo gemido sepulcral, zarlo.Cuando llegó a su cuarto, se derrumbó por com emelos y el grosero materialismo de la señora Otis lo que más lo perturbaba era no haber podido ncluso aquellos modernos estadounidenses se estreme otra razón que el respeto a su poeta nacional Long abía entretenido muchas veces mientras los Cante adura; la había vestido con gran éxito en el torneo por la Reina Virgen. Pero esta vez, cuando quiso pon orme coraza y del yelmo de acero, y cayó pesadamen los de la mano derecha. Durante varios días estuvo mantener la mancha de sangre en buen estado. Al r a cabo un tercer intento de asustar al ministro de osto para su aparición. Pasó la mayor parte de ese ran sombrero de ala flexible con una pluma roja, u da. Al atardecer estalló un violento temporal, y el vi antigua casa se sacudían y chirriaban. Ese era pr n era el siguiente: se abriría paso con sigilo hasta el pie de la cama y le clavaría tres puñaladas en hington un rencor especial, pues estaba perfectam
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ente del vestíbulo. Luego de baja apresur adamente a se había desprendido de su soporte y había caíd do en una silla de respaldo alto, frotándose las rodi lizos, que traían sus cerbatanas, dispararon sobr r quienes han practicado larga y pacientemente sobr s Estados Unidosapuntaba al fantasma con su revó iforniana, que pusiera las manos en alto. El fantas ó entre ellos, como una neblina, apagando al pasar total. Al llegar a lo alto de la escalera, se recuper s de una ocasión le había resultado extremadamente lord Raker en una sola noche y había logrado que ntes del primer mes de trabajo. En consecuencia, la ra vez en el viejo techo abovedado; pero, cuando ape ió una puerta y apareció la señora Otis vestida con no está nada bien de salud, y por ello le he traído se trata de una indigestión, este remedio lo ayudará repararse para convertirse en un enorme perro ne y a la cual el médico de la familia había atribuid able Thomas Horton. Sin embargo, el sonido de u de modo que se limitó a volverse ligeramente fosforesc en le preciso instante en que los gemelos estaban mpleto, presa de una violenta agitación. La vulgarida s naturalmente le resultaban de lo más exasperan o colocarse la armadura. Había tenido la esperanz ecieran al ver al Espectro Acorazado, aunque no fu gfellow , con cuya delicada y atractiva poesía él mis erville estaban en la ciudad. Además, era su pro de Kenilworth, y había sido muy elogiada nada me nérsela, se vio completamente superado por el pes nte al suelo, raspándose las rodillas y lastimándose muy enfermo, y únicamente se movía de su habita l fin, luego de muchos cuidados logró reponerse y reso e los Estados Unidos y a su familia. Eligió el viernes día revisando el guardarropa, y finalmente se decidió un sudario fruncido en las muñecas y el cuello, y una iento era tan fuerte que todas las ventanas y las puer recisamente el tiempo que más le gustaba. Su plan el dormitorio de Washington Otis, le susurraría la garganta al son de una música lenta. Le guardab mente al tanto de que era él quien tenía la costumbr
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En todas las épocas, las historias de amores contrariados han apasionado a lectores y espectadores.
Los amores imposibles En la mitología grecolatina, el dios del amor (Eros para los griegos y Cupido para los romanos) se representaba como un niño alado de ojos vendados, bello y ligero, que disparaba flechas al azar con un arco de plata. Las intensas pasiones originadas por el capricho de las flechas de Eros/Cupido nacían a contramano de todas las convenciones religiosas, sociales y familiares, y causaban grandes penas a los enamorados. Desde entonces, el amor imposible ha sido un motivo constante de inspiración. Los artistas de todos los tiempos no han cesado de imaginar jóvenes amantes y sufrientes. Está presente en la música, en la pintura, en la escultura, en la literatura, en el teatro y, en épocas más recientes, en la radio, el cine y la televisión. Este motivo se manifiesta tanto en Romeo y Julieta, los clásicos héroes
shakesperianos, como en Bella y su amado vampiro Edward, los contemporáneos protagonistas de la saga Crepúsculo. Numerosas e inolvidables son las parejas de enamorados ficcionales que la literatura nos ofrece. Imposible olvidar al feo Cyrano de Bergerac y a la bella Roxana, separados en el París del siglo xvii por las exigencias de belleza física y seducción verbal que la pasión amorosa requiere. Igualmente dignos de mención, en la Alemania de fines del siglo xviii, son el poeta Werther y la dulce y fiel Carlota, casada para siempre con otro hombre. Las historias de amor que terminan con la feliz unión de los enamorados han sido y siguen siendo sin duda muy populares y exitosas, tanto en los libros como en las pantallas. Pero son los amores imposibles y el trágico destino de sus jóvenes víctimas los que
Bienvenidos a la estación parecen dejar una huella más profunda en nuestra memoria. Cumbres borrascosas pertenece a esta clase. Es una historia en la que el amor va de la mano del dolor, la venganza y la muerte. Fue escrita en 1847 por Emily Brontë, una desconocida joven inglesa de menos de treinta años, y se ha convertido en uno de los grandes paradigmas del amor imposible de la literatura europea.
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Emily Brontë: soledad y escritura La autora de Cumbres borrascosas nació en 1818 en un pueblo del condado de Yorkshire llamado Thornton, una zona rural y agreste al noreste de Inglaterra. Su padre, Patrick Brontë, era un sacerdote anglicano de origen irlandés; y su madre, María Branwel, era hija de un comerciante. El matrimonio Brontë tuvo seis hijos: María, Elizabeth, Charlotte, Branwel (el único varón), Emily y Anne. Paisaje del condado de Yorkshire, Inglaterra, en donde crecieron las hermanas Brontë. Cumbres borrascosas transcurre en este tipo de escenarios.
ily y Anne Charlotte, Em Las hermanas o por el único ad nt ro fue pi Brontë. El cuad well Brontë, n, Patrick Bran hermano varó del retrato. en ag rró su im quien luego bo
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Cuando la pequeña Emily tenía dos años, su familia se estableció para siempre en Haworth, un poblado cercano, porque su padre había obtenido un puesto como pastor en la parroquia del pueblo. Al año siguiente, al fallecer su esposa, Patrick envió a las niñas como pupilas al colegio de Clergy Daugthers, en Lancashire. Tres años después, las hermanas mayores de Emily, María y Elizabeth, contrajeron tuberculosis (una enfermedad mortal en la época), y perdieron la vida en 1825. Ante esta nueva tragedia, y debido a las pésimas condiciones del colegio, Patrick sacó a Charlotte y a Emily del internado, pero siempre se preocupó por brindarles a sus hijos una educación esmerada. Los niños Brontë crecieron solitarios
en un pequeño pueblo, en compañía de su padre y con la ayuda de una tía materna. Su austera vivienda estaba junto a la iglesia y al cementerio. El paisaje que los rodeaba era inhóspito: el frío páramo de Yorkshire, una extensa superficie semidesértica elevada, de suelo rocoso y escasa vegetación debido a los fuertes vientos que azotaban la región. Probablemente, el aislamiento y la soledad estimularon la imaginación de estos chicos que, durante su infancia, inventaron un mundo de ficción formado por tres países imaginarios (Angria, Gondal y Gaaldine) y jugaban a inventar historias ambientadas en ellos. Después de su muerte, fueron encontrados cantidades de cuadernos escritos, testimonios de estas creaciones infantiles.
La reina Victoria impuso en Inglaterra una forma de vida regida por principios rígidos y muy conservadores.
Retrato de Emily Brontë.
Bienvenidos a la estación Ser mujer en la era victoriana
La adolescencia no fue menos difícil para Emily y sus hermanas. El reverendo Brontë, según las costumbres de la época, invirtió sus escasos recursos en la educación de su hijo varón, Branwel. Al alcanzar las jovencitas la edad del matrimonio, se encontraron en una compleja situación. Las hermanas Brontë no podían casarse con campesinos o sencillos comerciantes, porque tenían más educación que ellos. Si bien no eran pobres, su padre no podía proporcionarles la dote (dinero o propiedades que la mujer debía aportar al matrimonio en aquellos tiempos). Ser educada y no tener dote
La escritora . Mary Shelley
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hacía que hubiera pocas posibilidades de contraer matrimonio. Por eso, Charlotte, Emily y Anne debieron trabajar como institutrices o maestras particulares de niños de familias ricas. Emily, en particular, siempre se resistió a este destino. Era bella y muy inteligente, pero poco sociable. No se adaptaba a las tareas docentes y con frecuencia comenzaba huelgas de hambre con el fin de poder regresar a su hogar en Haworth, donde en forma autodidacta aprendió a tocar el piano y a leer en alemán. En 1838 logró viajar a Bruselas (Bélgica), junto a su hermana Charlotte, para estudiar francés en un colegio privado hasta que la muerte de su tía la hizo regresar a Inglaterra. A partir de entonces, Emily se consagró, con la voluntad y la obstinación que la caracterizaban, a la administración de la casa familiar y al cuidado de su hermano Branwel, quien fracasaba sistemáticamente en todas las actividades que emprendía a causa de su adicción al alcohol y a las drogas. En estos años empezaba a consolidarse en Inglaterra lo que se conoce como “la era victoriana”: una época de gran prosperidad material para los sectores medios y altos, bajo el predominio de rígidos valores
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conservadores, centrados linos (los nombres que en la patria, la familia y usaron fueron Currer la tradición. En este conBell, Ellis Bell y Acton texto, se hacía muy difícil Bell). El libro pasó que las mujeres pudieran inadvertido, solo se dedicarse a actividades vendieron dos ejemculturales, ya que estaban plares. Pero aun así fuertemente subordinadas no se desanimaron y a la tutela de sus padres o asumieron un nuevo La escritora esposos. desafío: cada una de ellas Jane Austen. Sin embargo, ya se habían escribiría una novela. dado en el campo literario algunas Los resultados de esa exnotables excepciones a estas rígidas periencia de escritura femenina y normas. Jane Austen (1775-1817) había fraternal fueron tres textos publicados, logrado, en 1813, que le publicaran bajo los mismos seudónimos, en 1847. con su propio nombre la novela Orgullo y prejuicio; y Mary Shelley, en 1818 (el año de nacimiento de Emily Brontë), con tan solo veinte años, había escrito Frankenstein, un texto fundacional de la narrativa de ciencia ficción. Pero las Brontë eran provincianas pobres en un entorno rural aún más conservador. En 1846, Charlotte descubrió por casualidad las magníficas poesías escritas por Emily, quien por entonces tenía veintiocho años. Las tres hermanas decidieron probar suerte y publicaron un libro de poesías conjunto. Seguras de no ser aceptadas por ser mujeres, las tres utilizaron seudónimos neutros que podían interpretarse como mascu-
Primera Revolución Industrial en Inglaterra.
ipio, munas se burta comedia; reidores la , y todo lo e pudieron ho de ella
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mente las razones de mi obra; y n todas las personas que le dieron para creerme obligado dia, me surgió después de las dos o sentaciones de mi obra. a donde me encontraba, y al pringenio es muy conocido en sociedad, y s receptivas que tan a enudo ntación de fenómenos íquicos.
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gauta combatió sin canso, hasta que nsiguió librarsdeaq 1 Un misántropo es una persona con conductas antisociales, que rechaza el trato con otros seres humanos. 2 La región a la que el narrador se refiere es Yorkshire del Norte (North Yorkshire), un aislado condado rural, situado al noreste de Inglaterra, donde la autora, Emily Brontë, vivió toda su vida. 3 Se llama desolación a un estado de aflicción o angustia extrema. 4 El tordo es un pájaro de cuerpo grueso, pico delgado y negro, lomo gris aceitunado y vientre blanco con manchas pardas. 5 Se denomina borrasca a la perturbación atmosférica caracterizada por fuertes vientos, abundantes precipitaciones y, a veces, fenómenos eléctricos. 6 En esta región de Inglaterra, el viento norte es un viento polar que trae nevadas y temperaturas heladas.
Capítulo I 1801
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cabo de visitar al dueño de mi casa, el único vecino que habré de padecer. Esta región es un paraíso para misántropos,1 no hay en toda Inglaterra un paraje tan alejado del mundanal ruido.2 El señor Heathcliff y yo… ¡qué pareja tan adecuada para combatir la desolación!3 ¡Excelente sujeto! Cuando me vio llegar a caballo, sus ojos negros, recelosos, se achicaron bajo las cejas. Toda su postura era de una desconfianza de lo más decidida. —¿El señor Heathcliff? —pregunté. Su respuesta fue inclinar apenas la cabeza. —Soy el señor Lockwood, su nuevo inquilino. Lo visito para expresarle mi pesar si lo molesté con mi insistencia en alquilar la Granja de los tordos,4 oí que usted tenía idea de… Interrumpió con energía mis palabras: —La granja es mi propiedad y si la alquilé es porque así lo decidí. No la alquilaría por insistencias de nadie. ¡Entre! Dijo “¡Entre!” como si hubiera dicho “¡Vete al diablo!”. De súbito, sentí interés por alguien que parecía ser menos sociable que yo, así que acepté su invitación. Mi caballo empujó la valla con el pecho y él tendió la mano para abrirla. Lo seguí hasta el patio. Allí, le gritó a un empleado: —¡José! Toma el caballo del señor Lockwood y trae vino. Comprendí que si un solo hombre debía hacer esas dos tareas tan disímiles, no sobraba allí el servicio doméstico. José era un hombre viejo entre los viejos, aunque vigoroso. Tomó mi caballo gruñendo, sin disimular su enojo, que sospeché permanente como una enfermedad crónica. Cumbres borrascosas5 es el nombre de la morada del señor Heathcliff. Describe muy bien la vulnerabilidad del lugar en tiempo de tormenta; es fácil imaginar el efecto aterrador del viento norte6 cuando sopla con energía por el borde
Emily Bronte de la sierra. Basta ver lo inclinados que se encuentran los escasos abetos7 al fondo de la casa y la fila de espinos8 que parecen pedir una limosna al sol. La casa está bien construida, con ventanas angostas empotradas en la pared y las esquinas protegidas por salientes de piedra. Antes de cruzar el umbral vi unas cuantas esculturas esparcidas en la fachada. Entre grifos9 ruinosos y querubines desnudos descubrí la fecha “1500” y el nombre “Hareton Earnshaw”. La curiosidad que me inspiró aquello fue interrumpida por la mala cara del propietario, quien parecía decirme que entrara enseguida o me fuera de una vez. Ya en el enorme salón vi, encima de la chimenea, un conjunto de escopetas viejas y feas y un par de pistolas. El suelo era liso, de piedra blanca; las sillas, muy anticuadas, con respaldos altos, pintadas de verde. Debajo de un aparador descansaba una perra enorme, de color pardo oscuro, rodeada de cachorros chillones; había otros perros por aquí y por allá. El señor Heathcliff formaba un extraño contraste con su casa y modo de vivir, ya que parecía un descendiente de gitanos10 por su piel cetrina11 y su cara, aunque por traje y maneras era un caballero, tanto como puede serlo un campesino dueño de sus campos. Su porte erguido y airoso, más bien adusto,12 y su total falta de calidez no me hicieron pensar mal de él. Intuí que su reserva procedía del rechazo a todo tipo de efusiones13 sentimentales. En ese aspecto, me identifiqué con él, pero quizá sus razones para ser tan poco sociable sean muy diferentes a las mías. Tal vez yo sea único. Mi madre solía decirme que nunca podría formar un hogar agradable. El verano pasado di muestras de que acaso ella tuviera razón. Ocurrió que yo estaba disfrutando de un mes de vacaciones en el mar. Había allí una muchacha rubia; estaba loco por ella y no hacía más que admirarla de soslayo…14 hasta que ella se
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7 Los abetos son árboles que alcanzan gran altura y cuya copa tiene forma cónica. 8 Los espinos son árboles de cuatro a seis metros de altura, con ramas espinosas. 9 Las esculturas que adornan la mansión tienen forma de grifos, (animales fabulosos, con la parte superior del cuerpo de águila y la inferior de león) y querubines (ángeles o espíritus celestes). 10 Los gitanos son un antiguo grupo étnico originario de la India y Paquistán, extendido por numerosos países. Por su espíritu nómade, su autonomía cultural y su resistencia a asimilarse a otras culturas han sufrido marginación, discriminación y hasta persecución en muchos países. 11 El color cetrino es amarillo verdoso. 12 Adusto es sinónimo de seco, severo o poco tratable. 13 Se llama efusiones a las expresiones intensas de afecto o alegría. 14 La expresión de soslayo significa oblicuamente o de costado.
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15 El adjetivo torvo se usa especialmente para una mirada amenazadora y terrible. 16 Flema es sinónimo de excesiva calma e impasibilidad.
dio cuenta y me devolvió mi atención con una mirada dulce. ¿Y qué hice? Vergonzosamente me encogí como un caracol, y a cada mirada me volvía más frío y distante. Pobrecita, la muchacha terminó por desconfiar de su percepción y, abrumada, levantó campamento con su madre. Por esta forma de ser tengo fama de insensible: solo yo sé que es inmerecida. Me senté a un lado de la chimenea; intenté acariciar a la perra, que me devolvió un gruñido gutural. Moría de ganas de darme una dentellada. Mi vecino le dio un puntapié para reprimir su furia y luego me dijo: —Déjela tranquila. No sabe de mimos, no la tenemos aquí para jugar. Luego fue hasta la puerta y gritó: —¡José! ¡El vino, José! José rezongó desde las profundidades del sótano, sin ánimo de subir. Su amo se sumergió en su busca y quedé rodeado de la perra y dos ovejeros torvos15 que vigilaban cada uno de mis movimientos, así que me mantuve quieto. De repente, la perra saltó sobre mis rodillas, la empujé y me protegí con la mesa, pero esto alborotó todo el conjunto y de pronto me vi atacado por perros de diferentes tamaños y edades, muchos de ellos surgían de guaridas recónditas. Me atacaron, sobre todo por los talones: los rechacé como pude hasta que me vi obligado a pedir socorro. Sin apresurarse un segundo, el señor Heathcliff y su criado subieron la escalera del sótano con flema16 irritante. La sala era una tempestad de aullidos. Por fortuna, una criada llegó con una gran sartén en sus manos y con su voz firme calmó a todos los cuadrúpedos en un instante. Cuando el amo entró a la sala, con la botella en la mano, gritó: —¿Qué diablos pasa? No pude soportarlo y le devolví el grito:
—Sí, ¡qué diablos! Estos animales tienen los peores espíritus que uno podría imaginar, están endemoniados. Más valdría dejar a un extraño entre una manada de tigres. —No se meten con personas que no tocan nada. Hacen bien en vigilar. ¿Un vaso de vino? —No, gracias. —¿Mordido? —Si lo hubieran hecho, vería usted la marca que yo le habría dejado al perro mordedor. La frase hizo que el hombre se ablandara un poco. Se disculpó e insistió en que tomara un poco de vino. Dijo que los huéspedes eran tan raros en la casa que ni él ni sus perros sabían recibirlos. Alzó su copa y brindó a mi salud. Me levanté y devolví el brindis. Menos brusco, me habló de las supuestas ventajas y desventajas del lugar. Antes de marcharme a casa me sentí tan alegre (tal vez por efecto del vino) que le prometí que al día siguiente lo visitaría otra vez. Estaba claro que él no lo deseaba, pero justamente eso me divertía: ver que había alguien menos sociable que yo.
Capítulo II
A
yer almorcé entre las doce y la una, como todos los días; ya que la matrona 17 que me prepara el almuerzo, la señora Dean, no pudo o no quiso comprender mi pedido de que me sirviera el almuezo a las cinco. La tarde estaba neblinosa y fría, y sentí pereza de ir a Cumbres borrascosas; pero en mi cuarto había una criada de rodillas, rodeada de escobas y cubos de carbón, levantando un polvo infernal. Este espectáculo me hizo tomar el sombrero; y tras una marcha por un páramo18 barroso de cuatro millas llegué a la entrada del jardín, justo cuando comenzó a nevar.
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Junto a ella estaba acostado un joven hermoso, de cabellos tan dorado que a la luz de la lámpara refulgíncomo rayos de sol. La pel parecía hcha del
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17 Se consideraba una matrona a una mujer que tenía muchos hijos, gran experiencia doméstica y conocimientos para asistir a las parturientas. 18 El páramo, un árido campo de tierra infértil, era una zona inhabitada entre Cumbres borrascosas y la Granja de los Tordos. Se trataba de un extenso pastizal, sin árboles, a causa de los fuertes vientos que rodaban a través de las colinas. En caso de tormentas o nevadas era muy riesgoso atravesarlo.
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19 Se llama grosella al fruto del grosellero, de color rojo, blanco o negro, jugosa y de sabor agridulce muy grato. Su jugo es medicinal, y suele usarse en bebidas y en jalea. 20 Una aldaba es una pieza de hierro o bronce que se pone a las puertas para llamar golpeando con ella. 21 Se llama colación al conjunto de dulces, pastas y a veces fiambres, con que se obsequia a un huésped o se celebra algún suceso.
Salté la verja y corrí por un camino bordeado de matas de grosella;19 golpeé la puerta en vano. Los perros ladraban. Fastidiado por la inhospitalidad, resuelto, empuñé la aldaba20 y la sacudí con fuerza. José, con su cara avinagrada, asomó la cabeza desde una ventana redonda del granero: —¿Qué quiere usted? El amo está abajo, en el corral. Dé la vuelta por el establo, si quiere hablar con él. —¿Y adentro no hay nadie para abrir la puerta? —grité. —Solo la señora, y ella no la abrirá aunque usted haga ruido toda la noche. —¿Y por qué? ¿Usted no puede decirle quién soy, José? —¿Yo? Jamás me metería en eso —murmuró antes de retirarse de la ventana. Iba a llamar de nuevo cuando un joven apareció en el patio del fondo y me gritó que lo siguiera. Después de atravesar un lavadero y un espacio enlosado donde se hallaban la carbonera, la bomba y el palomar, llegamos a la vasta sala en que me habían recibido la primera vez. La sala estaba bien caldeada y alegre. Cerca de la mesa, preparada para una abundante colación,21 estaba la “señora”, una persona cuya existencia jamás había sospechado antes. Saludé y esperé, pero ni me saludó, ni me invitó a tomar asiento. Se reclinó en la silla y me miró, inmóvil. Incómodo, hablé del mal tiempo y de la sordera de los criados. —Señora, me temo que la puerta pagará las consecuencias… ¡Buen trabajo tuve para hacerme oír! El resultado fue… que ella no despegó los labios una sola vez. Me miró de un modo frío e indiferente. —Siéntese, pronto vendrá —invitó el joven con un tono tosco. Obedecí, carraspeé y me puse a hablar de la perra, que esta vez se dignó mover la cola en señal de reconocimiento. —¡Hermoso animal! ¿Piensa deshacerse de los cachorros? —No son míos —respondió la dueña de casa, de un modo tan antipático que superaba al mismo señor Heathcliff.
Emily Bronte Decidido a ser amable, se me ocurrió halagar a unos gatos que parecían dormitar sobre un almohadón, en un rincón oscuro. —¿Gatos? Son conejos muertos —dijo ella con un desdén22 insuperable. Carraspeé otra vez, me acerqué al hogar, volví a hablar de la inclemencia23 de la tarde. —No debió usted haber salido —afirmó la señora. Se levantó y trató de tomar dos cajas pintadas que adornaban la repisa de la chimenea. Entonces pude verla bien: era delgada, muy joven, con una cara tan primorosa como nunca había visto una igual. Bucles dorados, ojos que, de tener expresión, serían inolvidables. Por fortuna para mi corazón, esos ojos solo transmitían una suerte de desprecio y de lóbrega24 desesperación. Como las cajas estaban fuera de su alcance, intenté ayudarla, pero ella se ofendió: —No necesito su ayuda. Las puedo tomar yo misma. Y dígame… ¿está usted invitado para el té? —Con gusto aceptaré una taza. —¿Está usted invitado? —repitió. —No —dije medio sonriendo—. Usted es la persona indicada para invitarme. Sin más palabras, tornó a su silla. El joven se puso un sobretodo raído y me miró con hostilidad y altanería.25 A pesar de sus manos de labriego,26 empecé a dudar de si era o no un criado. Cuando llegó el señor Heathcliff, casi me alivié. Fingí alegría: —¡Ya ve que aquí estoy, tal como lo prometí ayer! Temo que el tiempo me obligará a permanecer media hora en su casa. El hombre sacudió los copos blancos de su ropa y dijo: —¿Media hora? La nevada está fuerte y hay ciénagas27 alrededor, trampas mortales bajo la nieve. —¿Alguno de sus mozos no podrá oficiarme de guía?
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22 Desdén es sinónimo de menosprecio. 23 Se denomina inclemencia al mal tiempo, especialmente cuando es muy frío. 24 Lóbrega significa oscura y tenebrosa, pero también triste y melancólica. 25 Altanería significa altivez o soberbia. 26 Un labriego es un hombre que trabaja o labra madera u otros materiales con las manos. 27 Las ciénagas son zonas pantanosas.
saltó un espantoso estrépito proveniente del vestíb on con que una antigua armadura se había despr fantasma de Canterville sentado en una silla de resp r en el rostro. Los mel lizos, que traían sus cerb que solo pueden adquirir quienes han practicado la tanto, el ministro de los Estados Unidosapuntaba os de la etiqueta californiana, que pusiera las manos se escabulló entre ellos, como una neblina, apaga curidad total. Al llegar a lo alto de la escalera, se r ás de una ocasión le había resultado extremadamen lord Raker en una sola noche y había logrado que tr primer mes de trabajo. En consecuencia, lanzó su viejo techo abovedado; pero, cuando apenas empeza apareció la señora Otis vestida con una bata celes de salud, y por ello le he traído una botella de la stión, este remedio lo ayudará. El fantasma la miró e en un enorme perro negro, una hazaña que le hab ilia había atribuido la permanente idiotez del tío d el sonido de unos pasos que se acercaban lo hizo des te fosforescente y se desvaneció lanzando un profun staban por alcanzarlo.Cuando llegó a su cuarto, se de idad de los gemelos y el grosero materialismo de l ntes, pero lo que más lo perturbaba era no h a de que incluso aquellos modernos estadounidenses s por otra razón que el respeto a su poeta naciona había entretenido muchas veces mientras los Can ; la había vestido con gran éxito en el torneo de K Reina Virgen. Pero esta vez, cuando quiso ponérsel raza y del yelmo de acero, y cayó pesadamente al su o derecha. Durante varios días estuvo muy enfermo, a de sangre en buen estado. Al fin, luego de mucho ento de asustar al ministro de los Estados Unidos Pasó la mayor parte de ese día revisando el guarda ible con una pluma roja, un sudario fruncido en la violento temporal, y el viento era tan fuerte que chirriaban. Ese era precisamente el tiempo que paso con sigilo hasta el dormitorio de Washington res puñaladas en la garganta al son de una música ba perfectamente al tanto de que era él quien tenía l ville con su el detergente “Inigualable” de Pinkerton.
bulo. Luego de baja apresur adamente las escaleras rendido de su soporte y había caído al suelo de los paldo alto, frotándose las rodillas con una expresió batanas, dispararon sobre él dos proyectiles, con arga y pacientemente sobre su profesor de caligr al fantasma con su revólver y le ordenaba, de acu s en alto. El fantasma se levantó con un salvaje ala ando al pasar la vela de Washington Otis y dejánd recuperó y decidió lanzar su célebre carcajada demoní nte útil. Se decía que con ella había hecho encanecer res institutrices francesas de lady Canterville renuncia risotada más horrible hasta que retumbó una y aban a extinguirse los escalofriantes ecos, se abrió ste y le dijo al fantasma: –Me temo que usted no a solución medicinal del Doctor Dobell. Si se trat ó enfurecido y de inmediato comenzó a prepararse p bía valido un merecido renombre, y a la cual el m de lord Canterville, el honorable Thomas Horton. sistir de su propósito, de modo que se limitó a volv ndo gemido sepulcral, en le preciso instante en que errumbó por completo, presa de una violenta agita la señora Otis naturalmente le resultaban de lo m haber podido colocarse la armadura. Había tenido se estremecieran al ver al Espectro Acorazado, aun al Longfellow , con cuya delicada y atractiva poesí nterville estaban en la ciudad. Además, era su pro Kenilworth, y había sidoestación muy elogiada nada menos Trabajos en la la, se vio completamente superado por el peso d uelo, raspándose las rodillas y lastimándose los nudi y únicamente se movía de su habitación para mante os cuidados logró reponerse y resolvió llevar a cabo y a su familia. Eligió el viernes 17 de agosto para arropa, y finalmente se decidió por un gran sombr as muñecas y el cuello, y una daga oxidada. Al atard todas las ventanas y las puertas de la antigua casa más le gustaba. Su plan de acción era el siguiente n Otis, le susurraría algo desde el pie de la cama a lenta. Le guardaba a Washington un rencor espe la costumbre de eliminar la famosa mancha de san . Después de reducir al imprudente y temerario jo
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Cumbres borrascosas
Asuntos de familia Emily Brontë imaginó una compleja genealogía familiar para su novela Cumbres borrascosas, una red de matrimonios entre los Earnshaw y los Linton que destaca la no pertenencia de Heathcliff a la familia. 1 Para comprender mejor las relaciones de parentesco que aparecen en el libro, completen el siguiente árbol genealógico.
Señor Earnshaw
Señora Earnshaw
Señor Linton
Earnshaw
Linton Catalina Earnshaw
Hareton
Señora Linton
Heathcliff
Linton
Heathcliff
2 Lean las siguientes reflexiones del narrador Lockwood y respondan las preguntas que aparecen a continuación.
A la luz de la vela vi muchas inscripciones rayadas en el barniz; un nombre que se repetía muchas veces: “Catalina Earnshaw, Catalina Heathcliff, Catalina Linton”. Cerré los ojos, extenuado, pero a los cinco minutos el aire rebosaba de
Trabajos en la estación Catalinas: en la oscuridad percibí un resplandor de letras blancas que indicaban aquel nombre. […] Desvelado, tomé el volumen chamuscado y lo abrí. Era una Biblia. Una hoja en blanco llevaba la inscripción: “Catalina Earnshaw, su libro”. Y una fecha de veinticinco años atrás. Hojeé todos los tomos: una pequeña y selecta biblioteca. Su estado demostraba que los libros habían sido muy usados. Aunque este uso, en parte, se debía a que la muchacha escribía en las partes blancas de las hojas. Vi infinidad de comentarios manuscritos. (página 34) a. ¿Por qué al narrador le sorprende la presencia de estas inscripciones en la cama de la habitación donde se hospeda cuando pasa la noche en la antigua mansión de los Earnshaw? b. ¿A quién se refieren los nombres de las “tres Catalinas” mencionadas en las inscripciones? c. ¿Qué importancia tienen los textos escritos por Catalina Earnshaw para la reconstrucción de la historia familiar? ¿Qué información les aportan a Lockwood y al lector?
Para revisar los amores de Catalina y Heathcliff 3 Relean el capítulo I y redacten un retrato del inquilino de la Granja de los tordos, el señor Lockwood. 4
Revisen los capítulos iv a viii y respondan.
a. Según la señora Dean, ¿qué hechos causan la degradación de Heathcliff? ¿Cómo y cuándo nace su deseo de venganza hacia los Linton? b. ¿Por qué la señora Dean confiesa: “Yo no tuve corazón para abandonar a Hareton”?
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