Tinta negra 2. Policiales al límite - ¡Recorré el libro!

Page 1


solvamos nuestro conflicto!Los tres hermanos modo de solucionar esta disputa podrían encontr propuso: —Estoy convencido de que los dioses es así. Sé que es así. Y he pensado una forma lo que digo es cierto, los dioses me concederán a 2 acept n, incrédulos. —En caso de que eso ocurra, Radamantis siguió en silencio. Bajó la mirad preguntó entonces Minos—. ¿Aceptas o no Policiales al límite sin mirarlo. Los tres bajaron entonces hasta ofreció unConan sacrifi cio a Faulkner, Poseidón8.Brown, —¡Poseidón, d Doyle, vencido de que tú yFontanarrosa, los demás Sasturain, dioses del Olimp Gorodischer, maravillosa. Te pido entonces una señal, pa disputas entreBajarlía, nosotrosBattista. por el trono que fue alabra de Minos, cada uno de sus gestos, con u uas, la prueba de que digo la verdad —exclamó sobre el que tú reinas, un toro. Una vez que dos los cretenses sean testigos del homenaje a as como si se avecinara una tormenta. El mis interior del torbellino que formaba la espum o blanco. Un animal magnífico, de una bell arena de la playa, fue caminando hasta Min tis como Sarpedón reconocieron la voluntad de orona de toda Creta. Así fue. Pero el día en dió conservar aquel toro espléndido, que podía ntonces ocultarlo en sus rebaños, y lo reempl o por la afrenta, Poseidón decidió vengarse. castigar a quienes cometen una falta contra ell oco después de su intento de engaño. ta. El mis interior del torbellino que formaba la espum o blanco. Un animal magnífico, de una bell arena de la playa, fue caminando hasta Min tis como Sarpedón reconocieron la voluntad de

Tinta negra


solvamos nuestro conflicto!Los tres hermanos modo de solucionar esta disputa podrían encontr propuso: —Estoy convencido de que los dioses es así. Sé que es así. Y he pensado una forma lo que digo es cierto, los dioses me concederán a n, incrédulos. —En caso de que eso ocurra, acept Índice Radamantis siguió en silencio. Bajó la mirad preguntó entonces Minos—. ¿Aceptas o no sin mirarlo. Los tres bajaron entonces hasta ofreció un sacrificio a Poseidón8. —¡Poseidón, d vencido de que tú y los demás dioses del Olimp maravillosa. Te pido entonces una señal, pa disputas entre nosotros por el trono que fue alabra de Minos, cada uno de sus gestos, con u uas, la prueba de que digo la verdad —exclamó sobre el que tú reinas, un toro. Una vez que dos los cretenses sean testigos del homenaje a as como si se avecinara una tormenta. El mis interior del torbellino que formaba la espum o blanco. Un animal magnífico, de una bell arena de la playa, fue caminando hasta Min tis como Sarpedón reconocieron la voluntad de orona de toda Creta. Así fue. Pero el día en dió conservar aquel toro espléndido, que podía ntonces ocultarlo en sus rebaños, y lo reempl o por la afrenta, Poseidón decidió vengarse. castigar a quienes cometen una falta contra ell oco después de su intento de engaño. ta. El mis interior del torbellino que formaba la espum o blanco. Un animal magnífico, de una bell arena de la playa, fue caminando hasta Min tis como Sarpedón reconocieron la voluntad de Bienvenidos a la estación de Tinta negra 2 .............................. 6

El problema final .................. 24 El extraño caso de Lady Elwood .. 46 Cómo triunfar en la vida ...........50 La sombra del espía .................70 Estaba escrito ........................ 77 Con tinta sangre ....................80 Una rosa para Emily ................98 No mires para atrás ................ 112

Trabajos en la estación

...........

128

Cuadro de movimientos literarios ................................. 140


ir, los sobresaltó un espantoso estrépito provenie ras, se encontraron con que una antigua armadura de losa, y vieron al fantasma de Canterville sentad na expresión de agudo dolor en el rostro. Los mel proyectiles, con una puntería que solo pueden adquirir esor de caligrafía. Mientras tanto, el ministro de los ordenaba, de acuerdo con los usos de la etiqueta calif vantó con un salvaje alarido de estación furia y se escabulló Bienvenidos a la de de Washington Otis y dejándolos en una oscuridad t ó lanzar su célebre carcajada demoníaca, que en más cía que con ella había hecho encanecer la peluca de utrices francesas de lady Canterville renunciaran an sotada más horrible hasta que retumbó una y otr ezaban a extinguirse los escalofriantes ecos, se abri celeste y le dijo al fantasma: –Me temo que usted lla de la solución medicinal del Doctor Dobell. Si sma la miró enfurecido y de inmediato comenzó a pr hazaña que le había valido un merecido renombre, manente idiotez del tío de lord Canterville, el honora s que se acercaban lo hizo desistir de su propósito, d desvaneció lanzando un profundo gemido sepulcral, e zarlo.Cuando llegó a su cuarto, se derrumbó por com emelos y el grosero materialismo de la señora Otis lo que más lo perturbaba era no haber podido ncluso aquellos modernos estadounidenses se estreme otra razón que el respeto a su poeta nacional Long abía entretenido muchas veces mientras los Cante adura; la había vestido con gran éxito en el torneo por la Reina Virgen. Pero esta vez, cuando quiso pon orme coraza y del yelmo de acero, y cayó pesadamen los de la mano derecha. Durante varios días estuvo mantener la mancha de sangre en buen estado. Al r a cabo un tercer intento de asustar al ministro de osto para su aparición. Pasó la mayor parte de ese ran sombrero de ala flexible con una pluma roja, u da. Al atardecer estalló un violento temporal, y el vi antigua casa se sacudían y chirriaban. Ese era pr n era el siguiente: se abriría paso con sigilo hasta el pie de la cama y le clavaría tres puñaladas en hington un rencor especial, pues estaba perfectam


ente del vestíbulo. Luego de baja apresur adamente a se había desprendido de su soporte y había caíd do en una silla de respaldo alto, frotándose las rodi lizos, que traían sus cerbatanas, dispararon sobr r quienes han practicado larga y pacientemente sobr s Estados Unidosapuntaba al fantasma con su revó iforniana, que pusiera las manos en alto. El fantas ó entre ellos, como una neblina, apagando al pasar total. Al llegar a lo alto de la escalera, se recuper s de una ocasión le había resultado extremadamente lord Raker en una sola noche y había logrado que ntes del primer mes de trabajo. En consecuencia, la ra vez en el viejo techo abovedado; pero, cuando ape ió una puerta y apareció la señora Otis vestida con no está nada bien de salud, y por ello le he traído se trata de una indigestión, este remedio lo ayudará repararse para convertirse en un enorme perro ne y a la cual el médico de la familia había atribuid able Thomas Horton. Sin embargo, el sonido de u de modo que se limitó a volverse ligeramente fosforesc en le preciso instante en que los gemelos estaban mpleto, presa de una violenta agitación. La vulgarida s naturalmente le resultaban de lo más exasperan o colocarse la armadura. Había tenido la esperanz ecieran al ver al Espectro Acorazado, aunque no fu gfellow , con cuya delicada y atractiva poesía él mis erville estaban en la ciudad. Además, era su pro de Kenilworth, y había sido muy elogiada nada me nérsela, se vio completamente superado por el pes nte al suelo, raspándose las rodillas y lastimándose muy enfermo, y únicamente se movía de su habita l fin, luego de muchos cuidados logró reponerse y reso e los Estados Unidos y a su familia. Eligió el viernes día revisando el guardarropa, y finalmente se decidió un sudario fruncido en las muñecas y el cuello, y una iento era tan fuerte que todas las ventanas y las puer recisamente el tiempo que más le gustaba. Su plan el dormitorio de Washington Otis, le susurraría la garganta al son de una música lenta. Le guardab mente al tanto de que era él quien tenía la costumbr


8

Tinta Negra 2

De los orígenes del género a la muerte de Holmes Si se preguntara a cualquier lector (e inclusive a un no lector) el nombre de un detective famoso y su acompañante, seguramente la respuesta sería: “Sherlock Holmes y el doctor Watson”. Populares y emblemáticos, estos personajes de ficción inventados por Sir Arthur Conan Doyle son símbolos del relato policial clásico, desarrollado en Inglaterra en la segunda mitad del siglo xix. En verdad, quien había sentado las bases del género poco tiempo antes en los Estados Unidos había sido Edgar Allan Poe, el creador de Auguste Dupin, un detective sagaz y excéntrico que develó el enigma que envolvía el extraño crimen de la calle Morgue, encontró una carta robada que estaba a la vista de todos pero nadie veía, y resolvió a puro ingenio algún otro misterio inquietante. Después fueron los detectives ingleses quienes llevaron el género a su apogeo: los escritores Conan Doyle con su Sherlock Holmes, Gilbert Chesterton con su Padre Brown y Agatha Christie con su Hércules Poirot satisficieron a un ávido público lector que devoraba cuentos y novelas policiales a medida que la población se multiplicaba y la ciudad crecía. Ya nadie conocía a todos sus vecinos, la gente se volvía anóni-

Sherlock Holmes, el más famoso detective de la literatura policial.


Bienvenidos a la estación

9

Agatha Christie.

Gilbert Keith Chesterton.

ma entre la multitud, aumentaban la pobreza, el delito y la marginalidad y en los nuevos diarios sensacionalistas el crimen y la presencia del “mal” eran moneda corriente. A su vez, en esta época, la victoriana, se producía un gran desarrollo de la ciencia y la tecnología, y se pensaba que la inteligencia humana y la razón eran capaces de resolver cualquier misterio. En este escenario la literatura crea el relato policial clásico en el que un detective perspicaz es el encargado de revelar la verdad y restablecer el orden en un mundo que se encuentra amenazado por intrigas y enigmas sin aparente explicación. Las reglas del juego indican que en todo policial de este tipo un investigador inteligente, protagonista del relato, debe resolver un misterio con la sola fuerza de su razonamiento. Se ha cometido

Edgar Allan Poe.

un delito misterioso que él debe esclarecer. No sale a las calles a enfrentar el mal, puede desentrañar lo inexplicable sentado en su biblioteca o en un cuarto cerrado, observando e interpretando indicios que otros pasan por alto. No recibe remuneración alguna por su trabajo, es un personaje desinteresado, aristocrático, culto y excéntrico, aficionado a develar misterios por deducción lógica. Es el que resuelve el caso que se ha presentado como un desafío a su inteligencia, quien descifra el enigma y encuentra al asesino, estafador o criminal. Está siempre acompañado por un ayudante que carece de su brillantez lógica y suele ser el encargado de contar sus aventuras. En Tinta negra 1 pueden leer varios relatos de estas características. En “El problema final”, cuento que abre esta nueva antología y que fue publicado


10

Tinta Negra 2

en 1893, Conan Doyle decide ponerle punto final a su famoso personaje: en este relato, Watson narra la muerte de Holmes. La relación de Doyle con su sagaz detective siempre estuvo marcada por el amor y el odio. El escritor valoraba más sus otros trabajos literarios, sus novelas históricas y sus poemas, a los que consideraba de mayor calidad. Sin embargo, fueron los relatos policiales los que lo convirtieron en un escritor famoso y le permitieron vivir de su escritura. Cansado de su personaje, intentó matarlo a manos de su enemigo, el profesor Moriarty. Pero los lectores de su momento se pusieron furiosos y lograron con cartas y reclamos que el escritor “resucitara” a su héroe poco después, en 1903, en el cuento “La casa vacía”. A pesar de que Holmes finalmente volvió a sus aventuras, nos interesa, de un modo un poco simbólico, partir del relato en el que muere, para preguntarnos qué pasó con el género una vez desaparecido el detective emblemático de los policiales de enigma. ¿Cómo continuaría la literatura detectivesca después de la muerte de su máximo exponente?

Después de Holmes En el siglo xx, hacia la década del 30, después de la caída de la bolsa de Wall Street, el policial encontró una nueva vertiente en los Estados Unidos, con los relatos duros o de la serie negra. En estas historias desaparecen el enigma y el juego lógico para dar lugar a narraciones más realistas: el detective sale a las calles, es parte de una sociedad en crisis y se enfrenta a la violencia. Los dos escritores paradigmáticos de los policiales duros son Dashiell Hammet y Raymond Chandler, creadores de los detectives Sam Spade y Philip Marlowe respectivamente. Otros escritores representativos de esta corriente del policial son Horace McCoy, Ross Macdonald, James Ellroy. Chandler dice en su ensayo “El simple arte de matar” que el escritor de este tipo de relatos “escribe sobre un mundo en el que los maleantes y matones pueden gobernar naciones y adueñarse de ciudades; en que los hoteles, departamentos y restaurantes son propiedad de hombres que hicieron su dinero regenteando burdeles; en que un astro cinematográfico puede ser el jefe de una pandilla y ese hombre simpático que vive en la casa de al lado es el jefe de una banda de levantadores de apuestas”. Un mundo de gángsters y de jueces corruptos que solo aparentan ser los guardianes del orden, “porque la ley y el orden son cosas sobre


Bienvenidos a la estación

11

La crisis de los años 30 provocó el cierre de bancos en EE.UU. y la protesta masiva de los depositantes.

las cuales hablamos pero nos abstenemos de practicar”. El escenario ha cambiado y el detective también muta en los policiales negros: ahora ya no es un aristócrata aficionado a descifrar misterios, sino un trabajador que vive modestamente de lo que gana como investigador privado; ya no resolverá un enigma, sino que pondrá en evidencia los oscuros móviles (siempre económicos) del crimen y el delito, la degradación de la sociedad en la que vive. En palabras de Chandler, el detective de una historia de estas “es el protagonista, el héroe, todo. Debe ser un hombre completo, un hombre común y al mismo tiempo extraordinario. Debe

ser, para usar una frase remanida, un hombre de honor… el mejor hombre del mundo y lo suficientemente bueno para cualquier mundo. (…) No acepta dinero de nadie sin haberlo ganado honradamente ni la insolencia de nadie sin la correspondiente y desapasionada venganza”. Este detective, entonces, redime y tranquiliza: no todos están perdidos en ese mundo hostil y corrupto, alguien que no tiene miedo sigue develando una verdad que se pretende ocultar, y esa es la aventura que cuenta el policial duro, la que protagoniza este hombre incorruptible que se constituye en héroe de la serie negra.


a los censores y fundamente las razones de mi obra; y sin duda estoy basta una disertación, hecha e comedia, me surgió después de las dos o tres primer ipio una persona elevada, cuyo ingenio es muy conocido en sociedad, y que me de o tres primeras representaciones de mi obra. Una noche la comenté en la ca n deuda con todas las personas que le dieron su aprobación como para creerm


Tinta negra 2

ante en deuda con todas las personas que le dieron su aprobación como para c ras representaciones de mi obra. Una noche la comenté en la casa donde me e expectativas receptivas que tan a menudo preceden la presentación de fenóme asa responda a los censores y fundamente las razones de mi obra; y sin duda me obligado de una disertación, hecha e comedia, me surgió después de las dos


El problema

final final

lla estaba acostado un joven hermoso, de cabellos tan do uz de la lámpara refulgían como rayos de sol. La piel p del más precioso mármol, aunque con la suavidad de los r. De su espalda brotaban dos alas, que se encontraba undo reposo. Psique reconoció dios.Fascinada, dejó caer ral gr afía biog B a besar el cuerpo de Eros sin adespertarlo. Al pie del l arco y las flechas. Psique tomó una, y sin quererlo se Conan Doyle sentido por su es Horacio Quiroga dedo. Al instante, elArthur amor que había (1878 †† 1930) 1937) manera extraordinaria. Se (1859 acercó para besarle los labios vimiento una gota del aceite de la lámpara se derramó so en Escocia. recibió de médico y trabajó como tal Horacio Quiroga nació en 1878 Se encon Salto, Uruguay. Estudió ende Montevideo o de Eros, Nació que seEdimburgo, incorporó un salto dolor. Junto en la campaña del Sudán (1898) guerra dey los Boers (1899-1902) en que a la y, siendo muy joven, se interesó lalaliteratura el tan periodismo. En 1901, stado un joven hermoso, deyporencabellos dorados el británico. El Aires, gobierno de Inglaterra distinguió con el título de yaejército instalado en Buenos Los arrecifes coral y, posteriormente, Elhecha del ra refulgían como rayos depublicó sol. La lodepiel parecía caballero encon 1902. Sus pasos en producto lade literatura estuvieron crimen del otro (1904) yla Losprimeros perseguidos (1905), de un viaje conmarcados Leopoldo mármol, aunque suavidad los pétalos de una flor por lados decepción y el fracaso, que en 1887 publicó escarlata, Lugones por alas, la selva misionera, la frontera conEstudio Brasil.enen En 1909, brotaban quehasta sehasta encontraban el selamás pro primera novela que aparecieron los personajes dese Sherlock y radicó precisamente en la provincia de Misiones, donde desempeñó Psique reconoció alen ladios.Fascinada, dejó caerHolmes lacomodaga y com el doctor Watson. Su producción literaria incluye ensayos, de paz en San Ignacio. Allí, alternaba sus Al funciones con eldel cultivo de l cuerpo desujuezcompañero, Eros sin despertarlo. pie lecho estab novelas históricas, cuentos de terror, ciencia ficción, obraspresente de teatro y gran poeyerba mate ytomó naranjas. Su contacto la naturaleza está flechas. Psique una, y consin quererlo se enpinchó un d Su personaje Sherlock Holmes aparece otras novelas como signo partehabía de la obra que nos legó, muchas veces forma terrible como l amor quemas. sentido por sudeen una esposo se yElavivó de ma de los cuatrodel (1890) o Elbesarle sabueso de los Baskeville y en cuentospero reunidos en enemiga ser humano. aria. Se acercó para los(1902) labios, con el mo colecciones, como de Holmes (1891) o Las regreso en Buenos Aires, trabajó enSherlock el consulado de Uruguay y hombro dio a el aceite dediferentes laDe lámpara seLas aventuras derramó sobre elmemorias de (1892). prensa sus obras más de amor, de y de muerte (1917), rporó condela Sherlock un Holmes salto de meritorias: dolor. Cuentos Junto alocura ella estaba acostad Murió Sussex, Inglaterra, víctima dedesterrados unaaenfermedad Cuentos de en la selva (1918), Anaconda (1921), Los Secardíaca. desempeñó moso, de cabellos tan dorados que la(1926).luz de la lámpara rayos de sol. La piel parecía hecha del más precioso m la suavidad de los pétalos de una flor. De su espalda b alas, que se encontraban en el más profundo reposo. P l dios.Fascinada, dejó caer la daga y comenzó a besar el


25

C

on un gran pesar, tomo mi lapicera para escribir estas últimas palabras, por medio de las cuales registraré los singulares dones de mi amigo, el Sr. Sherlock Holmes. De una manera incoherente y totalmente inadecuada, como así lo siento, me he esforzado por dar cuenta de mis extrañas experiencias junto a él, desde el primer momento en tiempos del Estudio en escarlata1 hasta el momento en que se involucró en el caso del “tratado naval”,2 intervención que tuvo el innegable efecto de prevenir una seria complicación internacional. Era mi intención detenerme allí y no decir nada de aquel acontecimiento que ha creado un vacío en mí que ni el lapso de dos años ha podido llenar. Sin embargo, me veo forzado por las recientes cartas en las que el Coronel James Moriarty defiende la memoria de su hermano, por lo que no tengo más remedio que presentar los hechos tal cual ocurrieron. Tan solo yo conozco la pura verdad del asunto y estoy contento de que haya pasado el tiempo y llegue el momento en que callarse sea bueno. Hasta donde yo sé, ha habido tan solo tres acontecimientos en la prensa: el que apareció en el periódico de Ginebra el 6 de mayo de 1891, el del despacho de noticias Reuter en el diario británico el 7 de mayo y por último, la carta a la cual hago referencia. De todos estos, el primero y el segundo eran realmente concisos, mientras que el último es una tergiversación3 de los hechos. Depende de mí contar por primera vez lo que realmente ocurrió entre el profesor Moriarty4 y el señor Sherlock Holmes. Debe recordarse que luego de mi matrimonio y mis comienzos en la práctica privada de la medicina, la relación íntima que existía con Holmes se modificó de alguna manera. Cada tanto solía venir a buscarme cuando necesitaba de mí para sus investigaciones, pero estos momentos se volvieron cada vez más esporádicos hasta que me di cuenta, en el año 1890, de que solo recordaba tres de ellos. Durante el invierno de

1 Estudio en escarlata (1887), de Arthur Conan Doyle, es la primera novela de la saga de Sherlock Holmes, allí se conocen por primera vez el detective y su fiel amigo, el doctor Watson. 2 “El tratado naval” es otro cuento que tiene como protagonista al detective creado por Doyle y aparece en el libro Las memorias de Sherlock Holmes. 3 Una tergiversación es una interpretación errónea o forzada de un hecho. 4 El profesor Moriarty aparece por primera vez en este cuento, y solamente una vez más como personaje en la novela El valle del terror, cuya historia es anterior a la de “El problema final”, pero fue publicada posteriormente. Moriarty también es mencionado en otros cuentos como “El constructor de Norwood”, “Los desaparecidos de tres cuartos”, “El cliente ilustre” y “Su arco pasado”. Este criminal es tan sagaz e inteligente como Holmes y funciona como su antagonista del mundo criminal.


26

Tinta negra 2

El problema final

rmoso, de cabellos tan ían como rayos de sol. mármol, aunque con la su espalda brotaban más profundo reposo. r la daga y comenzó a Al pie del lecho esuna, y sin quererlo se mor que había sentido traordinaria. Se acercó ovimiento una gota del

aquel año y el comienzo de la primavera de 1891 vi en los diarios que se había involucrado con el gobierno francés en un asunto de gran importancia y recibí dos mensajes de él provenientes de Narbona y Nimes, de los que deduje que su estadía en Francia iba a ser larga. Para mi sorpresa, el 24 de abril lo vi entrar a mi consultorio, y me chocó verlo algo pálido y más delgado de lo usual. —Es verdad, no me he estado cuidando últimamente —me dijo, respondiendo a mi mirada más que a mis palabras—, he estado muy ocupado. ¿Le importaría que cierre los postigos? La única luz en la habitación provenía de la lámpara sobre la mesa que utilizaba para leer. Holmes, caminando junto a la pared, cerró las ventanas. —¿Tiene miedo de algo? —pregunté. —Sí. Tengo miedo. —¿De qué? —De las pistolas de aire comprimido. —Querido Holmes, ¿qué me quiere decir? —Creo que me conoce lo suficiente, Watson, para entender que de ninguna manera soy un hombre nervioso. Al mismo tiempo, es más estupidez que valor el no reconocer el peligro cuando está muy cerca de uno. ¿Me podría dar un fósforo? —sacó su cigarrera como si agradeciera el relajante efecto del tabaco—. Debo disculparme por presentarme tan tarde —me dijo— y le suplico además sea poco convencional y me permita salir de su casa trepando por la pared de su patio. —Pero ¿qué significa todo esto? —pregunté. Tendió la mano y pude ver bajo la luz que nos iluminaba que los nudillos de ambas manos estaban quemados y sangrando. —Puede ver que no es algo sin importancia —dijo sonriendo—, por el contrario, es algo sumamente importante para que un hombre deje sus manos en ello. ¿Se encuentra la señora Watson?


27

—Está fuera de la ciudad. —¡Perfecto! ¿Se encuentra solo? —Casi. —Entonces me es más fácil proponerle venir conmigo una semana al continente. —¿Adónde? —¡Ah! A cualquier lado. Es lo mismo para mí. Había algo muy extraño en todo esto. No era común en Holmes tomarse vacaciones porque sí, y algo sobre su palidez y el cansancio en su rostro me decía que sus nervios estaban por estallar. Vio la pregunta en mis ojos y, juntando sus manos y colocando sus codos sobre las rodillas, me explicó lo que sucedía. —¿Usted nunca ha oído sobre el profesor Moriarty? —preguntó. —Nunca. —Ahí está lo maravilloso del asunto —dijo—. Su maldad invade Londres y nadie ha oído de él. Eso es lo que lo sitúa en la cima de los mejores delincuentes. De verdad le digo, Watson, que si pudiera derribarlo, si pudiera librar a la sociedad de él, yo podría sentir que mi propia carrera ha llegado a su máximo esplendor y podría prepararme para una vida más placentera. Entre nosotros, los recientes casos para los cuales he ayudado a la familia real de Escandinavia y a la República de Francia me han puesto en tal posición que podría seguir viviendo tranquilamente y así poder poner atención a mis investigaciones químicas. Pero no podría descansar, Watson, no me podría sentar tranquilo pensando que un hombre como el profesor Moriarty se encuentra caminando libremente por las calles de Londres. —¿Qué ha hecho? —Su vida ha sido extraordinaria. Es un hombre de buena familia y excelente educación, dotado de una facultad matemática espectacular. A los veintiún años escribió un tratado sobre el Teorema del Binomio que ha sido muy famoso en Europa. Basándose en esto, ganó una cátedra


28

Tinta negra 2

5 Con la frase “el Napoleón del crimen” se refiere a que es el criminal más astuto y sagaz, el más hábil e importante de todos.

El problema final

de matemática en una de nuestras pequeñas universidades y tenía frente a él una brillante carrera. Pero este mismo hombre heredaba tendencias de las más diabólicas. Llevaba en la sangre un instinto criminal el cual, en lugar de modificarse, se incrementó y se volvió más peligroso gracias a sus poderes mentales. Alrededor de la universidad comenzaron a escucharse extraños rumores sobre él, y por ende tuvo que renunciar a su cátedra y volver a Londres, donde fue convocado como entrenador del ejército. Mucho se sabe de esto, pero lo que le estoy diciendo es lo que yo mismo he descubierto. ”Como sabe, Watson, no existe alguien en Londres que conozca tan bien al mundo criminal como yo. Durante años he sido consciente de cierto poder detrás del bandido, de cierto profundo poder de organización que siempre prevalece sin salirse de la ley y que siempre ampara al delincuente. Una y otra vez, inmerso en casos muy variados, como falsificaciones, robos o crímenes, he sentido la presencia de esta fuerza y he deducido su accionar en muchos de los crímenes no descubiertos en los que no he sido consultado. Por años he intentado atravesar el velo que lo envuelve y finalmente llega el momento en donde lo alcanzo y sigo hasta que me lleva al ex profesor Moriarty, celebridad matemática. ”Watson, él es el Napoleón del crimen.5 Él es el organizador de la mitad de los hechos despiadados y de casi todos los que pasan inadvertidos en esta gran ciudad. Él es un genio, un filósofo, un pensador abstracto. Tiene un gran cerebro. Permanece sentado como una araña en el centro de su red, pero esa misma red es la que posee miles de hilos, y él conoce cada vibración que estos poseen. Él mismo hace poco. Él solamente planifica, pero sus agentes son muchos y muy bien organizados. ¿Hay algún delito que cometer, un documento que hacer desaparecer, un hombre que quitar del medio? Bien, se le comenta al profesor y el asunto es organizado y llevado a cabo. El agente


29

tal vez sea atrapado. En ese caso, se encuentra el dinero necesario para pagar su fianza o defensa, pero el poder central que el agente utiliza nunca se atrapa, nunca pasa de la sospecha. Watson, esta es la organización que deduje y a la cual dediqué toda mi energía para poder sacarla a la luz y terminar con ella. ”Pero el profesor estaba rodeado de guardias que tan bien lo cuidaban que, hiciera lo que fuera, parecía imposible conseguir evidencia alguna que pudiera declararlo culpable frente a un tribunal. Conoce de mis facultades, querido Watson, y sin embargo, luego de tres meses tuve que confesar haber conocido a un antagonista que intelectualmente era igual que yo. Mi horror a raíz de sus crímenes se perdió en medio de mi admiración por su habilidad. Pero finalmente tuvo un desliz, un pequeño desliz, pero más de lo que podía permitirse al estar tan cerca de él. Tuve mi oportunidad y, entorno a ello, he tejido mi red alrededor de él hasta este momento en el que se está por cerrar todo. En tres días, es decir, el próximo lunes, el asunto estará cocinado y el profesor, junto a todos los miembros de su banda, acabará en manos de la policía. Luego llegará el juicio del siglo, el esclarecimiento de más de cuarenta misterios y la horca para todos ellos. Pero si nos movemos con antelación, usted entiende, podrían escaparse de entre nuestras manos en el último momento. ”Ahora bien, si hubiera hecho esto sin el consentimiento del profesor Moriarty, todo habría salido bien. Pero fue muy astuto para eso; se dio cuenta de cada paso que tomé al momento de tender mis redes sobre él. Una y otra vez intentó escaparse de ellas, pero yo siempre conseguí mi cometido. Le aseguro, mi amigo, que si se pudiera escribir un informe detallado de aquella silenciosa competencia ocuparía su lugar como el momento más brillante de la caza y la captura en toda la historia. Nunca he llegado tan alto y nunca he sido tan seguido de cerca por un adversario. Él hilaba fino, sin embargo yo lo hacía aún más.


30

Tinta negra 2

El problema final

Esta mañana di el último paso y solo necesitaba tres días para finalizar este asunto. Me encontraba sentado en mi habitación dándole vueltas al asunto cuando la puerta se abrió y frente a mí apareció el profesor Moriarty. ”Mis nervios son a prueba de todo, Watson; pero debo confesarle que al verlo frente a mí me sobresalté. Su apariencia me resultaba familiar. Él es muy alto y delgado, su frente sobresale en una blanca curva y sus ojos están profundamente hundidos. Se lo veía bien afeitado, pálido, con una apariencia casi sobria, conservando algo del profesor que fue. Su postura es encorvada por tanto estudio y su rostro va hacia adelante, oscilando lentamente de un lado a otro de un modo curioso. Me echó un vistazo con gran curiosidad en medio de sus ojos fruncidos. ”—Tiene menos desarrollo frontal de lo que esperaba —finalmente me dijo—. Es una costumbre peligrosa la de tener el dedo en el gatillo de un arma cargada metida en el bolsillo de la bata. ”El hecho es que desde el momento en que entró me di cuenta casi instantáneamente del gran peligro en el que me encontraba. El único escape que él podía concebir era taparme la boca. Me tomó un instante agarrar el revólver del cajón y colocarlo en mi bolsillo. Al darse cuenta saqué el arma y la coloqué sobre la mesa. Todavía seguía sonriendo y pestañando, pero había algo en sus ojos que me hacía sentir bien al tener el arma conmigo. ”—Evidentemente no me conoce —me dijo. ”—Todo lo contrario —le respondí—, creo que lo conozco muy bien. Por favor, tome esta silla. Tengo cinco minutos si tiene algo que decir. ”—Todo lo que tengo para decirle ya ha cruzado por mi cabeza —me dijo. ”—Entonces posiblemente mi respuesta ha cruzado también por su cabeza —le respondí. ”—¿Se mantiene firme? ”—Definitivamente.


”Metió la mano en su bolsillo y yo levanté el revólver de la mesa, pero él simplemente sacó un anotador en el cual tenía algunas fechas agendadas. ”—Usted se cruzó por mi camino el 4 de enero —comenzó—, el 23 me molestó, a mediados de febrero estuve bastante incómodo por su causa, a finales de marzo obstaculizó mis planes por completo y ahora que abril termina me encuentro en tal posición, perseguido continuamente por usted, que siento que mi libertad peligra. Esto se está volviendo imposible. ”—¿Tiene alguna sugerencia? —pregunté. ”—Debe detenerse, Sr. Holmes —dijo moviendo su cabeza de un lado para el otro—. Tiene que hacerlo. ”—Después del lunes —le dije. ”—Venga —me dijo—. Estoy seguro de que un hombre como usted, de tal inteligencia, puede darse cuenta de que existe una sola salida en este asunto. Es necesario que se haga a un lado. Usted ha manejado la situación de tal manera que solo tenemos una salida. Ha sido un lujo poder ver la manera en que ha lidiado con este asunto, y puedo decir sinceramente que hubiera sido una pena para mí verme forzado a tomar medidas extremas. Sonría, pero le aseguro que es así. ”—El peligro es parte de mi trabajo —le comenté. ”—Eso no es peligro —me dijo—. Se llama destrucción inevitable. Usted se encuentra en el camino no de un simple individuo, sino de una gran organización de cuyo alcance no podría darse cuenta. Debe mantenerse alejado, Sr. Holmes, si no quiere ser pisado. ”—Lo siento —le dije levantándome—, pero esta buena conversación me ha hecho olvidar un asunto importante que espera por mí. ”Él también se levantó y me miró con tristeza sin decir palabra, negando de alguna manera con la cabeza. ”—Bien —comentó finalmente—. Es una lástima, pero hice lo que pude. Sé de su juego. No puede hacer nada antes

o a ella estaba acostado un joven hermoso, de cabellos tan os que a la luz de la lámpara refulgían como rayos de sol. iel parecía hecha del más precioso mármol, aunque con la dad de los pétalos de una flor. De su espalda brotaban las, que se encontraban en el más profundo reposo. e reconoció al dios.Fascinada, dejó caer la daga y comenzó a r el cuerpo de Eros sin despertarlo. Al pie del lecho esn el arco y las flechas. Psique tomó una, y sin quererlo se ó un dedo. Al instante, el amor que había sentido

31


32

Tinta negra 2

El problema final

6 Oxford, Bentick con Welbeck, Marylebone Lane y Vere son calles de la ciudad de Londres (Inglaterra). 7 Pall Mall es otra calle de Londres.

del lunes. Ha sido un duelo entre usted, Sr. Holmes, y yo. Esperaba verme en el banquillo de los acusados y le aseguro que nunca me verá allí. Esperaba vencerme y puedo asegurarle que nunca lo hará. Si es lo suficientemente inteligente para destruirme, esté seguro de que yo haré lo mío. ”—Me ha hecho varios cumplidos, Sr. Moriarty —le dije—. Déjeme devolverle uno cuando digo que si estuviera seguro de lo primero, estaría encantado de aceptar lo segundo. ”—Puedo prometerle uno de los dos —me dijo gruñendo, se volvió y dejó la habitación. ”Esa fue mi eventual entrevista con el profesor Moriarty. Confieso que me ha dejado un efecto para nada placentero. Su suave y precisa manera de hablar deja una especie de sinceridad que ni un matón podría generar. Por supuesto que uno diría ¿por qué no tomar precauciones contra él? La razón es que estoy convencido de que sus agentes darán el golpe. Tengo las pruebas para saber que pasará. —¿Ha sido atacado ya alguna vez? —Mi querido Watson, el profesor Moriarty no es un hombre que deja crecer el pasto bajo sus pies. Salí un día a realizar algunos trámites en la calle Oxford y mientras pasaba por la esquina que une Bentick con Welbeck vi pasar una camioneta que pasó muy rápido delante de mí. Pude correrme a tiempo y salvarme de ser atropellado por dicho vehículo. La camioneta dobló por Marylebone Lane6 y al instante desapareció. Luego de ese episodio me quedé en la vereda, Watson, pero mientras caminaba por la calle Vere un ladrillo cayó desde el tejado de una de las casas y se deshizo íntegramente a mis pies. Llamé a la policía y allanaron el lugar. ”Había pilas de ladrillos sobre el techo que parecían ser para alguna construcción, por lo que llegué a creer que el viento había hecho caer aquel sobre mí. Por supuesto que sabía más, pero no tenía pruebas. Luego tomé un taxi y fui a lo de mi hermano en Pall Mall,7 en donde pasé el día. Ahora que lo vengo a ver a usted, soy atacado por un grandote armado con un palo. Le pegué y la policía se lo



saltó un espantoso estrépito proveniente del vestíb on con que una antigua armadura se había despr fantasma de Canterville sentado en una silla de resp r en el rostro. Los mel lizos, que traían sus cerb que solo pueden adquirir quienes han practicado la tanto, el ministro de los Estados Unidosapuntaba os de la etiqueta californiana, que pusiera las manos se escabulló entre ellos, como una neblina, apaga curidad total. Al llegar a lo alto de la escalera, se r ás de una ocasión le había resultado extremadamen lord Raker en una sola noche y había logrado que tr primer mes de trabajo. En consecuencia, lanzó su viejo techo abovedado; pero, cuando apenas empeza apareció la señora Otis vestida con una bata celes de salud, y por ello le he traído una botella de la stión, este remedio lo ayudará. El fantasma la miró e en un enorme perro negro, una hazaña que le hab ilia había atribuido la permanente idiotez del tío d el sonido de unos pasos que se acercaban lo hizo des te fosforescente y se desvaneció lanzando un profun staban por alcanzarlo.Cuando llegó a su cuarto, se de idad de los gemelos y el grosero materialismo de l ntes, pero lo que más lo perturbaba era no h a de que incluso aquellos modernos estadounidenses s por otra razón que el respeto a su poeta naciona había entretenido muchas veces mientras los Can ; la había vestido con gran éxito en el torneo de K Reina Virgen. Pero esta vez, cuando quiso ponérsel raza y del yelmo de acero, y cayó pesadamente al su o derecha. Durante varios días estuvo muy enfermo, a de sangre en buen estado. Al fin, luego de mucho ento de asustar al ministro de los Estados Unidos Pasó la mayor parte de ese día revisando el guarda ible con una pluma roja, un sudario fruncido en la violento temporal, y el viento era tan fuerte que chirriaban. Ese era precisamente el tiempo que paso con sigilo hasta el dormitorio de Washington res puñaladas en la garganta al son de una música ba perfectamente al tanto de que era él quien tenía l ville con su el detergente “Inigualable” de Pinkerton.


bulo. Luego de baja apresur adamente las escaleras rendido de su soporte y había caído al suelo de los paldo alto, frotándose las rodillas con una expresió batanas, dispararon sobre él dos proyectiles, con arga y pacientemente sobre su profesor de caligr al fantasma con su revólver y le ordenaba, de acu s en alto. El fantasma se levantó con un salvaje ala ando al pasar la vela de Washington Otis y dejánd recuperó y decidió lanzar su célebre carcajada demoní nte útil. Se decía que con ella había hecho encanecer res institutrices francesas de lady Canterville renuncia risotada más horrible hasta que retumbó una y aban a extinguirse los escalofriantes ecos, se abrió ste y le dijo al fantasma: –Me temo que usted no a solución medicinal del Doctor Dobell. Si se trat ó enfurecido y de inmediato comenzó a prepararse p bía valido un merecido renombre, y a la cual el m de lord Canterville, el honorable Thomas Horton. sistir de su propósito, de modo que se limitó a volv ndo gemido sepulcral, en le preciso instante en que errumbó por completo, presa de una violenta agita la señora Otis naturalmente le resultaban de lo m haber podido colocarse la armadura. Había tenido se estremecieran al ver al Espectro Acorazado, aun al Longfellow , con cuya delicada y atractiva poesí nterville estaban en la ciudad. Además, era su pro Kenilworth, y había sidoestación muy elogiada nada menos Trabajos en la la, se vio completamente superado por el peso d uelo, raspándose las rodillas y lastimándose los nudi y únicamente se movía de su habitación para mante os cuidados logró reponerse y resolvió llevar a cabo y a su familia. Eligió el viernes 17 de agosto para arropa, y finalmente se decidió por un gran sombr as muñecas y el cuello, y una daga oxidada. Al atard todas las ventanas y las puertas de la antigua casa más le gustaba. Su plan de acción era el siguiente n Otis, le susurraría algo desde el pie de la cama a lenta. Le guardaba a Washington un rencor espe la costumbre de eliminar la famosa mancha de san . Después de reducir al imprudente y temerario jo


130

Tinta negra 2

Para revisar la lectura “El problema final”, de Arthur Conan Doyle 1

¿Por qué el narrador decide contar su historia?

2 Marquen en el texto la descripción que se hace del profesor Moriarty. ¿Por qué Holmes siente admiración y temor por él? 3 Señalen la respuesta correcta. Holmes se enfrenta a Moriarty porque: Desea detener una futura estafa millonaria. Desea detener el avance de la criminalidad y el mal. Quiere comprobar su vinculación con el sindicato más importante del crimen.

“El extraño caso de Lady Elwood”, de Roberto Fontanarrosa

4 ¿Quién es el inspector Havilland? Subrayen en el texto toda la información que se da sobre su profesión y su persona. 5 Completen el siguiente cuadro con la información del texto.

Personaje

Relación con Lady Elwood

Forma en que muere

Lugar donde se encuentra

Lady Elwood Sobrino Tiro en la frente Debajo de la cama 6 ¿Qué momentos, situaciones o partes del cuento les resultan humorísticos? ¿Por qué?


Trabajos en la estación

“Cómo triunfar en la vida”, de Angélica Gorodischer

7 Marquen en el cuento los fragmentos en los que se describe lo que piensan Quelita, el narrador y Marta sobre Chuchi. Luego completen el siguiente cuadro con adjetivos y frases del texto.

Según Quelita

Según Marta

Según el narrador

8 Al final del texto, el narrador se hace una serie de preguntas. Respóndanlas oralmente. “¿Por qué había aguantado tanto la Chuchi? ¿Por qué había permitido que le dijeran Chuchi que es un ridículo nombre casi de perro cuando ella tenía su precioso nombre, Natividad o incluso Nati?” 9 Para discutir: ¿en qué consistiría, según lo que narra el cuento, la fórmula para triunfar en la vida? ¿A quiénes se puede considerar triunfadores? ¿Por qué?

“La sombra de un espía”, de Juan Jacobo Bajarlía

10 ¿A qué se dedica el personaje principal y cuál es la misión que debe cumplir? 11 Marquen en el texto los lugares y espacios por los que deambula el personaje. Den algunos adjetivos para caracterizarlos. 12 Discutan en la clase qué posibles interpretaciones se desprenden del final del cuento.

131



Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.