Llegaremos el miércoles 7 de julio al medio las cortinas.” (Habla). Esta hecho. (Leyendo are la cena. Debe poner el guiso… un pedazo que no comemos pescado de mar, que compre u y cara, que la reemplace por un pedazo de car El viaje del odo está listo… Aquí están susseñor diarios, sus cart a mañana muy temprano vino un señor que a volver a pasar. (Se oye el timbre de la pue mano!…Jean. (Solo, terminando de limpiar que vuelve de su viaje el señor Perrichon, con Labiche“Grenoble, 5 señor… Aquí Eugène la tengo. (Leyendo). a. Jean limpiará el departamento y hará pon e dirá a Marguerite, la cocinera, que nos prep cha grasa… además, como hace mucho tiempo arbadita bien fresca… Si la barbada está m a la cacerola.” (Habla). El señor puede llega as, sus tarjetas de visita… ¡Ah!, por ejemp o conozco… Me dijo que se llamaba Comandan rta exterior). ¡Llaman!… es el señor… ¡recono un sillón). Las doce menos cuarto… Hoy es con la señora y la señorita… Ayer recibí u ble, 5 de julio. Llegaremos el miércoles 7 de ju ará poner las cortinas.” (Habla). Esta hec ue nos prepare la cena. Debe poner el guis mucho tiempo que no comemos pescado de m barbada está muy cara, que la reemplace p señor puede llegar… todo está listo… Aquí est Ah!, por ejemplo, esta mañana muy tempra amaba Comandante… Va a volver a pasar. ( es el señor… ¡reconozco su mano!… Jean. (So os cuarto… Hoy es el día en que vuelve de su vi Ayer recibí una carta del señor… Aquí la ten
Perrichon
solvamos nuestro conflicto!Los tres hermanos modo de solucionar esta disputa podrían encontr propuso: —Estoy convencido de que los dioses es así. Sé que es así. Y he pensado una forma lo que digo es cierto, los dioses me concederán a on, incrédulos. —En caso de que eso ocurra, acept Radamantis siguió en silencio. Bajó la mirada Índice preguntó entonces Minos—. ¿Aceptas o no sin mirarlo. Los tres bajaron entonces hasta ofreció un sacrificio a Poseidón8. —¡Poseidón, d vencido de que tú y los demás dioses del Olimp maravillosa. Te pido entonces una señal, pa disputas entre nosotros por el trono que fue alabra de Minos, cada uno de sus gestos, con u as, la prueba de que digo la verdad —exclamó sobre el que tú reinas, un toro. Una vez que odos los cretenses sean testigos del homenaje a as como si se avecinara una tormenta. El mis interior del torbellino que formaba la espum o blanco. Un animal magnífico, de una bell a arena de la playa, fue caminando hasta Min tis como Sarpedón reconocieron la voluntad de orona de toda Creta. Así fue. Pero el día en dió conservar aquel toro espléndido, que podía ntonces ocultarlo en sus rebaños, y lo reempl do por la afrenta, Poseidón decidió vengarse. castigar a quienes cometen una falta contra el co después de su intento de engaño. ta. El mis interior del torbellino que formaba la espum o blanco. Un animal magnífico, de una bell a arena de la playa, fue caminando hasta Min tis como Sarpedón reconocieron la voluntad de Bienvenidos a la estación de Eugène Labiche .................... 6 El viaje del señor Perrichon ......................... 22
Trabajos en la estación ......... 96
Cuadro de movimientos literarios ......................... 108
dormir, los sobresaltó un espantoso estrépito prov s escaleras, se encontraron con que una antigua arm ído al suelo de losa, y vieron al fantasma de Canter as rodillas con una expresión de agudo dolor en el spararon sobre él dos proyectiles, con una punte arga y pacientemente sobre su profesor de calig Unidosapuntaba al fantasma con su revólver y l liforniana, que pusiera las manos en alto. El fanta scabulló entre ellos, como una neblina, apagando a na oscuridad total. Al llegar a lo alto de la escaler moníaca, que en más de una ocasión le había resul echo encanecer la peluca de lord Raker en una sola n lady Canterville renunciaran antes del primer me orrible hasta que retumbó una y otra vez en el vie extinguirse los escalofriantes ecos, se abrió una pu leste y le dijo al fantasma: –Me temo que usted no botella de la solución medicinal del Doctor Dobell. S l fantasma la miró enfurecido y de inmediato come erro negro, una hazaña que le había valido un me abía atribuido la permanente idiotez del tíodede lo la estación mbargo,Bienvenidos el sonido de unos a pasos que se acercaban lo volverse ligeramente fosforescente y se desvaneció la nstante en que los gemelos estaban por alcanzarlo.C resa de una violenta agitación. La vulgaridad de los g aturalmente le resultaban de lo más exasperantes odido colocarse la armadura. Había tenido la esper e estremecieran al ver al Espectro Acorazado, aunqu acional Longfellow , con cuya delicada y atractiva p mientras los Canterville estaban en la ciudad. Adem ran éxito en el torneo de Kenilworth, y había sido ero esta vez, cuando quiso ponérsela, se vio comple del yelmo de acero, y cayó pesadamente al suelo, ra mano derecha. Durante varios días estuvo muy en mantener la mancha de sangre en buen estado. Al fi evar a cabo un tercer intento de asustar al ministro 7 de agosto para su aparición. Pasó la mayor parte cidió por un gran sombrero de ala flexible con un cuello, y una daga oxidada. Al atardecer estalló un v s ventanas y las puertas de la antigua casa se sacu ue más le gustaba. Su plan de acción era el siguient
Eugène Labiche
veniente del vestíbulo. Luego de baja apresur adamen madura se había desprendido de su soporte y hab rville sentado en una silla de respaldo alto, frotándos rostro. Los mel lizos, que traían sus cerbatana ería que solo pueden adquirir quienes han practica grafía. Mientras tanto, el ministro de los Estado le ordenaba, de acuerdo con los usos de la etiquet tasma se levantó con un salvaje alarido de furia y s al pasar la vela de Washington Otis y dejándolos e ra, se recuperó y decidió lanzar su célebre carcajad ltado extremadamente útil. Se decía que con ella hab noche y había logrado que tres institutrices francesa es de trabajo. En consecuencia, lanzó su risotada má ejo techo abovedado; pero, cuando apenas empezaba uerta y apareció la señora Otis vestida con una bat está nada bien de salud, y por ello le he traído un Si se trata de una indigestión, este remedio lo ayudar enzó a prepararse para convertirse en un enorm erecido renombre, y a la cual el médico de la famil ord Canterville, el honorable Thomas Horton. Si o hizo desistir de su propósito, de modo que se limi anzando un profundo gemido sepulcral, en le precis Cuando llegó a su cuarto, se derrumbó por complet gemelos y el grosero materialismo de la señora Ot s, pero lo que más lo perturbaba era no habe ranza de que incluso aquellos modernos estadounidense ue no fuera por otra razón que el respeto a su poet poesía él mismo se había entretenido muchas vec más, era su propia armadura; la había vestido co o muy elogiada nada menos que por la Reina Virge etamente superado por el peso de la enorme coraz aspándose las rodillas y lastimándose los nudillos nfermo, y únicamente se movía de su habitación par in, luego de muchos cuidados logró reponerse y resolv de los Estados Unidos y a su familia. Eligió el viern te de ese día revisando el guardarropa, y finalmente na pluma roja, un sudario fruncido en las muñecas violento temporal, y el viento era tan fuerte que toda udían y chirriaban. Ese era precisamente el tiemp nte: se abriría paso con sigilo hasta el dormitorio
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El viaje del señor Perrichon
La época del señor Perrichon A partir de 1852, cuando Napoleón III restablece el Segundo Imperio (18521870) en Francia, la burguesía participa activamente en el enriquecimiento que caracteriza a este período, aprueba el sistema autoritario que controla las masas obreras y favorece la prosperidad económica. Estos burgueses materialistas, a menudo acusados de conformistas, de falta de imaginación y de rendir culto al dinero, son los principales beneficiarios. Es el ingreso de oro californiano y l u e g o australiano el que hace posible este proceso. Gracias a una coyuntura favorable y
Napoleón III de Francia.
a un régimen político estable, hay un desarrollo importante de los negocios. La industria y el transporte se benefician y, a través de una política de grandes obras, se remodelan las ciudades, en especial, París.
La creación de bancos
El oro obtenido en California, Estados Unidos, ingresa a Europa a partir de 1848. De 1852 a 1871, el stock de oro mundial se duplica. Este flujo de dinero favorece la creación de entidades bancarias. Los grandes capitalistas aprovechan para fundar un nuevo tipo de banco que solicita fondos privados para financiar diversas empresas. Los particulares eligen este tipo de inversión que les permite obtener dividendos, es decir una participación en las ganancias de la empresa en la que invirtieron. Es el caso de Majorin en la obra. También crece la Bolsa (el número de valores cotizados se triplica en veinte años) al mismo tiempo que surgen numerosos bancos para servir de intermediarios entre el público general y el mundo del comercio o la industria. Una de estas instituciones bancarias, el Crédit Mobilier, va a desempeñar un papel importante en el financiamiento del ferrocarril y en reunir las empresas privadas que se ocuparían de la construcción. Mientras que en 1850 Francia contaba con 3.000 kilómetros de vías férreas, en 1870 cuenta con 18.000.
Eugène Labiche Gracias a la red de ferrocarril, los pasajeros y las mercaderías viajan mejor: nace el turismo al estilo Perrichon, aumenta el consumo y desaparecen las crisis alimentarias. Francia se transforma por completo: la creación de grandes fábricas requiere una importante mano de obra que abandona el campo para instalarse en la ciudad, con frecuencia de manera precaria e indigente. El éxodo rural y lo que Marx llamaría el “empobrecimiento” de los obreros acompaña el auge industrial.
El desarrollo del ferrocarril en Francia
La Compañía de París a Lyon y al Mediterráneo es fundada en l857 y la red se extiende en varias direcciones, por ejemplo, hacia Ginebra por Lyon. Las locomotoras alcanzan la velocidad de 60 kilómetros por hora; los vagones de todas las clases tienen techo y vidrios. En primera, los pasajeros tienen alfombras sobre las que, en invierno, funcionan radiadores de agua caliente. La decoración es lujosa y complicada. Sin embargo, al no haber pasillos, los pasajeros están encerrados en sus compartimientos y no hay ni restaurante ni instalaciones sanitarias, lo cual obliga a las compañías a prever numerosas y prolongadas paradas. El tren expreso que tomaron los Perrichon tardaba aproximadamente once horas de París a Lyon, y contando
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El surgimiento de numerosos bancos evidenció el desarrollo económico.
el trayecto Lyon-Ginebra, pasaban en total unas treinta y seis horas de viaje. Unos años antes hubieran tardado más de una semana en realizar el mismo recorrido.
El ferrocarril facilitó el viaje de placer.
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El teatro a mediados del siglo XIX en Francia
Durante la década de 1860 se abren varias salas de teatro, sobre todo en París, que atraen la atención de un público cada vez más numeroso y asiduo. El debate sobre el drama romántico, que rechaza las reglas clásicas, da como resultado que los autores puedan ubicar la acción de sus obras en diferentes espacios y tiempos. El cambio de decorado cada vez que es necesario se hace posible gracias a la prosperidad financiera de las salas y a innovaciones en la puesta en escena, tales como escenarios más anchos y profundos, cortinados de fondo que dan impresión de tener relieve, iluminación a gas más intensa y más fácil de regular, que permite el efecto de aurora o crepúsculo, así como también la colocación de vidrios de colores, mientras que muebles y accesorios verdaderos sustituyen a los que antes se pintaban en las telas. Los decoradores y vestuaristas reproducen con exactitud tanto las hojas de los árboles como los trajes de época. Una gran cantidad de autores y actores, cantantes y bailarines de ambos sexos se transforman en personajes importantes de la vida parisina e internacional. Deben el éxito a su verdadero talento, prestancia física y habilidad para satisfacer los deseos del público. La moda de la época reclama obras ligeras que apuntan más bien a satisfacer a
Alexandre Dumas (hijo).
un público burgués, que solo quiere entretenerse. Las funciones son diarias y dirigidas a un público mundano. El drama romántico desaparece y dejan de interesar los países exóticos y el pasado lejano. La sociedad, orgullosa de sí misma y de su tiempo, vive en el presente y consiente en aceptar algunas obras que pongan el acento en el ridículo o en los defectos. El repertorio se limita a los géneros siguientes: • Géneros musicales: ópera, opereta y ópera cómica. Hay que señalar que numerosas innovaciones en los decorados, iluminación y recursos escénicos provienen de estos géneros. Por otra parte, Labiche toma de la opereta las coplas cantadas y los desfiles burlescos que introduce en muchas de sus obras. • La comedia seria de tesis, desarrollada
Eugène Labiche sobre todo por Emile Augier (1820-1889) y Alexandre Dumas hijo (1824-1895), plantea de una manera que va de lo patético a lo simpático, problemas familiares y sociales característicos de las clases dirigentes que, por ejemplo, ocasionan rupturas amorosas, desuniones matrimoniales y reflejan el mundo de los negocios. Estas obras, técnicamente muy bien hechas, envejecen a medida que pasan de moda las cuestiones que tratan. En su momento, fueron bien recibidas y discutidas con pasión. En algunos casos, Labiche sigue estos modelos y temas. • La comedia alegre, creada para el mismo tipo de público pero orientada hacia la caricatura de los personajes y hacia las intrigas o enredos, presenta un ritmo más ágil y ameno.
Emile Augier.
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El ascenso de la burguesía
Todas estas obras de teatro se escriben en función de la burguesía, ya sea porque los miembros de esta clase tienen en ellas el papel principal o porque las otras clases sociales, sobre todo la nobleza, son descriptas desde el punto de vista burgués. En el siglo xviii, Diderot1, ante el progreso de la burguesía, había concebido la idea de un “drama burgués”, gracias al cual estos nuevos espectadores verían representados en el escenario los decorados y los personajes que les eran familiares y escucharían hablar de los problemas “serios” de su vida cotidiana. Sin embargo, este tipo de obras no tuvo éxito: los burgueses recientemente enriquecidos todavía tenían algunas veleidades de transformarse en aristócratas y preferían ir al teatro a soñar con la ascensión social que tanto deseaban. En cambio, en el siglo xix los burgueses enriquecidos de la Restauración y de la Monarquía de Julio tienen otras ideas. Los documentos de la época y las novelas de Balzac nos muestran a personas que compran bienes materiales y que, después de una vida de privación para ellos y los suyos, llegan a tener una propiedad o suceden a su patrón –a menudo casándose con su hija– o bien llegan a ser alcaldes o diputados, fundan empresas 1. Denis Diderot (1713-1784) escritor y filósofo francés, importante figura de la Ilustración, editor de la primera enciclopedia.
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que prosperan y pueden incluso llegar a ser ministros. Sus hijos son más refinados que ellos, se casan con gran pompa y eligen a menudo carreras liberales. Este rápido ascenso de la burguesía tiene, como contrapartida, los dramas sociales que Balzac tan bien muestra: la ruina de los que no saben adaptarse, nobles de provincia o antiguos oficiales del Segundo Imperio, pero también propietarios, comerciantes e industriales de la vieja escuela. Aun entre los burgueses, algunos se quedan en el camino, se van a la quiebra o mueren en la ruina. Sin embargo, en 1860 este tipo de obras son, sobre todo, obras del pasado. En esta época se presentan problemas menos trágicos, como los de la adaptación a una nueva sociedad. ¿En qué deben creer? ¿En qué
deben pensar? ¿Cómo deben vivir? ¿Cuáles serán sus relaciones con las otras clases sociales, sobre todo la nobleza y las clases populares? A esta pregunta, responden las comedias de tesis sobre las que hemos hablado. Pero aún les falta a estos burgueses adaptarse a un nuevo estilo de vida cotidiana, a nuevas costumbres, modales, al uso del tiempo de ocio que permite en ciertos casos el hecho de poder vivir sin trabajar a una cierta edad. Hay que tener en cuenta las costumbres de los familiares más cercanos, por ejemplo, una esposa que ante el cambio de hábitos se vuelve más susceptible e intolerante; o los hijos, más refinados y exigentes, pero que no han trabajado para ganar el dinero del que disponen y, por ello, son más dispendiosos.
Honoré Denis Diderot.
de Balzac.
ipio, munas se burta comedia; reidores la , y todo lo e pudieron ho de ella
lla no evitó que haya tenido un éxito del que es a publicación, algún prefacio que responda a ; y sin duda estoy bastante en deuda con todas ara creerme obligado a defender su opinión con s cosas que tendría para decir sobre este tema ma de diálogo, y con la cual todavía no sé qué h ueña comedia, me surgió después de las dos o t oche la comenté en la casa donde me encontrab es muy conocido en sociedad, y que me hace el ho u agrado, no sólo para pedirme que me abocar quedé muy sorprendido cuando, dos días más ta erdad, de una manera mucho más galante y mu o en la cual muchas cosas me parecían demas ntaba esa obra en nuestro teatro me acusaran n ella. Así que eso me impidió, por considerac nta gente me presiona todos los días para qu mbre es la causa de que no incluya en este pref cida a hacerla aparecer. Si llegara a ser así, vu ico del delicado malhumor de algunas personas vengado gracias al éxito de mi comedia, y deseo por ellos como esta, con tal de que el resto siga d nas se burlaron de esta comedia; pero los reido r dicho de ella no evitó que haya tenido un éxito , en esta publicación, algún prefacio que respo obra; y sin duda estoy bastante en deuda con t para creerme obligado a defender su opinión con s cosas que tendría para decir sobre este tema ma de diálogo, y con la cual todavía no sé qué h ueña comedia, me surgió después de las dos o t noche la comenté en la casa donde me encontra o es muy conocido en sociedad, y que hace el ho su agrado, no sólo para pedirme qe me abocar
mente las razones de mi obra; y n todas las personas que le dieron para creerme obligado dia, me surgió después de las dos o sentaciones de mi obra. a donde me encontraba, y al pringenio es muy conocido en sociedad, y s receptivas que tan a enudo ntación de fenómenos íquicos.
El viaje del seĂąor
Perrichon
Personajes Perrichon El Comandante Mathieu Majorin Armand Desroches Daniel Savary Joseph, sirviente del Comandante Jean, sirviente de Perrichon La seĂąora Perrichon Henriette, su hija Un Posadero Un GuĂa Un Empleado del ferrocarril Viajeros Mandaderos
Eugène Labiche
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Comedia en cuatro actos. Representada por primera vez en París, en el teatro del Gymnase, el 10 de septiembre de 1860.
PRIMER ACTO Una estación. Ferrocarril de Lyon, en París. Al fondo, una barrera que da a las salas de espera. Al fondo a la derecha, ventanilla para comprar los pasajes. Al fondo a la izquierda, bancos. A la derecha, vendedora de tortas; a la izquierda, vendedora de libros.
ESCENA I Majorin, Un Empleado del ferrocarril, Viajeros, Mandaderos Majorin. (Paseándose con impaciencia). ¡Este Perrichon que no llega! Ya hace una hora que lo espero. Sin embargo, era hoy que partía rumbo a Suiza con su mujer y su hija… (Con amargura) ¡Carroceros1 que viajan a Suiza! ¡Carroceros que tienen cuarenta mil libras de renta!2 ¡Carroceros que tienen coche! ¡Qué siglo! Mientras que yo gano dos mil cuatrocientos francos…3 un empleado trabajador, inteligente, siempre inclinado sobre su escritorio… Hoy, pedí el día libre… dije que estaba de guardia…4 Es absolutamente necesario que vea a Perrichon antes de que se vaya… Quiero pedirle que me adelante el trimestre… ¡seiscientos francos! ¡Él va a adoptar su actitud protectora y a hacerse el importante!… ¡un carrocero! ¡Dan ganas de llorar! ¡Y no llega! ¡Pareciera que lo hace a propósito! (Dirigiéndose a un factor5 que pasa seguido por viajeros). Señor… ¿a qué hora sale el tren directo a Lyon?… El factor. (Bruscamente). Pregúntele al empleado. (Sale por la izquierda).
1 Los carroceros eran fabricantes de coches tirados por caballos. 2 Cuarenta mil libras de renta era una suma enorme para la época, equivalente al salario de un ministro. 3 Dos mil cuatrocientos francos era un salario medio anual para la época. 4 De guardia, en este caso, se refiere a la guardia nacional, para la cual los ciudadanos debían trabajar algunos días en el año. 5 Un factor es un empleado de ferrocarril encargado del transporte de equipaje.
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El viaje del señor Perrichon
Majorin. Gracias… ¡plebeyo!6 (Dirigiéndose al empleado que está cerca de la ventanilla). Señor, ¿a qué hora sale el tren directo a Lyon? El Empleado. (Bruscamente). ¡Eso no es asunto mío! Vea el cartel. (Señala un cartel en el bastidor de la izquierda). Majorin. Gracias… (Aparte). ¡Son muy amables en estas oficinas! ¡Si alguna vez vienes a mi despacho!… Veamos el cartel…
ESCENA II El Empleado, Perrichon, La señora Perrichon, Henriette Entran desde la derecha.
6 Plebeyo, en este caso, tiene el sentido de mal educado. 7 Panamá es el nombre que se le da a un sombrero de ala ancha, tejido con paja muy fina, fabricado en América central. 8 Simón designaba a un coche de alquiler que tenía un punto fijo de parada en plaza o calle. Se pagaba por trayecto o por hora.
Perrichon. ¡Por aquí!… ¡No nos separemos! No podríamos volver a encontrarnos… ¿Dónde está nuestro equipaje?… (Mirando a la derecha, al foro). ¡Ah! ¡Muy bien! ¿Quién tiene los paraguas?… Henriette. Yo, papá. Perrichon. ¿Y el neceser?… ¿los abrigos?… La señora Perrichon. ¡Aquí están! Perrichon. ¿Y mi panamá?…7 ¡Quedó en el simón!8 (Haciendo un movimiento para salir y deteniéndose). ¡Ah! ¡No! ¡Lo tengo en la mano!… ¡Por Dios! ¡Qué calor que tengo! La señora Perrichon. ¡Es tu culpa!… ¡Nos apuras, nos empujas!… ¡No me gusta salir de viaje de esta forma! Perrichon. Es la partida lo que da trabajo… ¡Una vez que estemos lejos!… Quédate aquí, voy a buscar los pasajes… (Dándole su sombrero a Henriette). Toma, sostenme el panamá… (En la ventanilla). Tres pasajes en primera para Lyon… El Empleado. (Bruscamente). ¡No está abierto! ¡Dentro de quince minutos! Perrichon. (Al empleado). ¡Ah! ¡Perdón! Es la primera vez que viajo… (Volviendo con su mujer). Estamos adelantados.
Eugène Labiche La señora Perrichon. ¡Ves!, cuando te decía que teníamos tiempo… ¡No nos dejaste desayunar! Perrichon. ¡Es mejor llegar un poco antes!… ¡Así miramos un poco la estación! (A Henriette). ¿Y bien, hijita, estás contenta?… ¡Aquí estamos, yéndonos!… ¡Unos minutos más y, rápidos como la flecha de Guillermo Tell,9 saldremos lanzados hacia los Alpes! (A su mujer). ¿Agarraste el largavista? La señora Perrichon. ¡Pero, sí! Henriette. (A su padre). No es un reproche, pero ya hace dos años que nos prometes este viaje. Perrichon. Hija mía, antes tenía que vender mi fondo de comercio… Un comerciante no se retira tan fácilmente de los negocios como una muchacha de su internado… Por otra parte, esperaba que tu educación estuviera terminada para completarla haciendo brillar ante tus ojos el gran espectáculo de la naturaleza. La señora Perrichon. ¡Ah, bueno! ¿Van a seguir mucho tiempo más así?… Perrichon. ¿Por qué?… La señora Perrichon. ¡Están haciendo discursos en una estación! Perrichon. Yo no hago discursos… elevo la inteligencia de mi hija. (Sacando de su bolsillo un cuadernito). Toma, hija, aquí tienes un cuaderno que compré para ti. Henriette. ¿Para hacer qué?… Perrichon. Para escribir de un lado los gastos y del otro las impresiones. Henriette. ¿Qué impresiones? Perrichon. ¡Nuestras impresiones de viaje! Tú vas a escribir y yo voy a dictar. La señora Perrichon. ¡Cómo! ¿Ahora se va a hacer el escritor? Perrichon. No se trata de hacerme el escritor… ¡pero me parece que un hombre de mundo puede tener pensamientos y acuñarlos en un cuaderno! La señora Perrichon. ¡Eso sí que va a ser lindo!
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9 Guillermo Tell fue un héroe suizo de fines del siglo xiii que fue condenado a atravesar con una ballesta una manzana colocada en la cabeza de su hijo.
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El viaje del señor Perrichon
Perrichon. (Aparte). ¡Se pone así cada vez que no toma su café! El factor. (Empujando un carrito cargado con valijas). Señor, aquí está su equipaje. ¿Quiere hacer que lo registren?… Perrichon. ¡Seguro! Pero antes voy a contar los bultos… ya que, cuando uno sabe su cuenta… Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, mi mujer, siete, mi hija, ocho, y yo, nueve. Somos nueve. El factor. ¡Llévenselos! Perrichon. (Corriendo hacia el fondo). ¡Apurémonos! El factor. Por ahí no, ¡es por aquí! (Señala a la izquierda). Perrichon. ¡Ah! ¡Muy bien! (A las mujeres). ¡Espérenme aquí!… ¡No nos perdamos! (Sale corriendo atrás del factor).
ESCENA III La señora Perrichon, Henriette, después Daniel
10 El distrito octavo era uno de los distritos preferidos por la alta burguesía ya que allí se concentraban numerosos comercios y hoteles de lujo. En 1860, fecha de publicación de la obra, se llevó a cabo la división de París en 20 distritos o barrios.
Henriette. ¡Pobre papá, cuánto trabajo tiene! La señora Perrichon. ¡Anda como atolondrado! Daniel. (Entra seguido por un mandadero que lleva su valija). ¡Espere, que todavía no sé adónde voy! (Al ver a Henriette). ¡Es ella! ¡No me equivoqué! (Saluda a Henriette, que le devuelve el saludo). La señora Perrichon. (A su hija). ¿Quién es ese señor?… Henriette. Es un joven que me sacó a bailar la semana pasada, en el baile del distrito octavo.10 La señora Perrichon. (Enérgicamente). ¡Un bailarín! (Saluda a Daniel). Daniel. ¡Señora!… ¡Señorita!… Bendita sea la suerte… ¿Las señoras se van de viaje?… La señora Perrichon. Sí, señor. Daniel. ¿Las señoras van a Marsella, sin duda?… La señora Perrichon. No, señor. Daniel. ¿A Niza, quizás?…
Eugène Labiche La señora Perrichon. ¡No, señor! Daniel. Perdón, señora… yo creía… si mis servicios… El factor. (A Daniel). ¡Burgués! Apenas le queda tiempo para despachar su equipaje. Daniel. ¡Justo! ¡Vamos! (Aparte). Me habría gustado saber adónde viajan… antes de comprar mi pasaje… (Saludando). Señora… Señorita… (Aparte). ¡Viajan, eso es lo principal! (Sale por la izquierda).
ESCENA IV La señora Perrichon, Henriette, después Armand La señora Perrichon. ¡Está muy bien ese joven! Armand. (Sosteniendo un neceser). Lleve mi valija con el equipaje… ¡Yo lo alcanzo! (Al ver a Henriette). ¡Es ella! La señora Perrichon. ¿Quién es ese señor?… Henriette. Ese es otro joven que me sacó a bailar en el baile del octavo distrito. La señora Perrichon. ¡Ah! ¿Entonces, se dieron cita todos aquí?… No importa, ¡es un bailarín! (Saludándolo). Señor. Armand. Señora… Señorita… Bendita sea la suerte… ¿Las señoras se van de viaje? La señora Perrichon. Sí, señor. Armand. ¿Las señoras van a Marsella, sin duda?… La señora Perrichon. No, señor. Armand. ¿A Niza, quizás?… La señora Perrichon. (Aparte). ¡Ahí está, como el otro! (En voz alta). No, señor. Armand. Perdón, señora… yo creía… si mis servicios… La señora Perrichon. (Aparte). ¡Otra vez! Son los dos del mismo distrito. Armand. (Aparte). Ya no estoy adelantado… voy a despachar mi valija… ¡Volveré! (Saludando). Señora… Señorita…
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uelve de su viaje el señor Perrichon, con la se eñor… Aquí la tengo. (Leyendo). “Grenoble, 5 mediodía. Jean limpiará el departamento y ha Leyendo). “Le dirá a Marguerite, la cocinera, qu n pedazo sin mucha grasa… además, como hace ue compre una barbadita bien fresca… Si la n pedazo de carne a la cacerola.” (Habla). El us diarios, sus cartas, sus tarjetas de visita… ¡A ino un señor que no conozco… Me dijo que se ll ye el timbre de la puerta exterior). ¡Llaman!… rminando de limpiar un sillón). Las doce m iaje el señor Perrichon, con la señora y la señ a tengo. (Leyendo). “Grenoble, 5 de julio. Llegar mpiará el departamento y hará poner las c rá a Marguerite, la cocinera, que nos prepar mucha grasa… además, como hace mucho tiemp na barbadita bien fresca… Si la barbada está arne a la cacerola.” (Habla). El señor puede us cartas, sus tarjetas de visita… ¡Ah!, por eñor que no conozco… Me dijo que se llamaba mbre de la puerta exterior). ¡Llaman!… es rminando de limpiar un sillón). Las doce m iaje el señor Perrichon, con la señora y la señ a tengo. (Leyendo). “Grenoble, 5 de julio. Llegar mpiará el departamento y hará poner las c rá a Marguerite, la cocinera, que nos prepar mucha grasa… además, como hace mucho tiemp na barbadita bien fresca… Si la barbada está arne a la cacerola.” (Habla). El señor puede us cartas, sus tarjetas de visita… ¡Ah!, por eñor que no conozco… Me dijo que se llamaba mbre de la puerta exterior). ¡Llaman!… es
eñora y la señorita… Ayer recibí una carta d 5 de julio. Llegaremos el miércoles 7 de julio a ará poner las cortinas.” (Habla). Esta hech ue nos prepare la cena. Debe poner el guiso mucho tiempo que no comemos pescado de mar barbada está muy cara, que la reemplace po señor puede llegar… todo está listo… Aquí está Ah!, por ejemplo, esta mañana muy tempran lamaba Comandante… Va a volver a pasar. (S … es el señor… ¡reconozco su mano!…Jean. (Sol menos cuarto… Hoy es el día en que vuelve de s ñorita… Ayer recibí una carta del señor… Aqu remos el miércoles 7 de julio al mediodía. Jea cortinas.” (Habla). Esta hecho. (Leyendo). “L re la cena. Debe poner el guiso… un pedazo si po que no comemos pescado de mar, que compr á muy cara, que la reemplace por un pedazo llegar… todo está listo… Aquí están sus diarios ejemplo, esta mañana muy temprano vino u a Comandante… Va a volver a pasar. (Se oye s el Trabajos señor… ¡reconozco su mano!… Jean. (Sol en la estación menos cuarto… Hoy es el día en que vuelve de s ñorita… Ayer recibí una carta del señor… Aqu remos el miércoles 7 de julio al mediodía. Jea cortinas.” (Habla). Esta hecho. (Leyendo). “L re la cena. Debe poner el guiso… un pedazo si po que no comemos pescado de mar, que compr á muy cara, que la reemplace por un pedazo llegar… todo está listo… Aquí están sus diarios ejemplo, esta mañana muy temprano vino u a Comandante… Va a volver a pasar. (Se oye s el señor… ¡reconozco su mano!… Jean. (Sol
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El viaje del señor Perrichon
Actividades para revisar la lectura 1
Primer acto: respondan a las siguientes preguntas:
a. ¿Qué personaje inicia la obra? ¿Por qué creen que lo habrá elegido el autor? b. ¿Cómo es la primera impresión que tiene el lector del señor Perrichon? c.
¿En qué consiste la comicidad de las escenas III y IV?
d.
¿Cuál es la actitud de la señora Perrichon?
e. Elijan las actitudes que caracterizan al señor Perrichon en este acto y justifiquen el porqué de su elección: ✸ amable ✸ ansioso ✸ avaro ✸ cuidadoso ✸ curioso ✸ impertinente ✸ expectante ✸ celoso f. Algunos personajes asumen actitudes de turistas, ¿quiénes y por qué? 2
Segundo acto: respondan a las siguientes preguntas:
a.
¿A qué se dedican Armand y Daniel?
b. Relacionen sus respectivas actividades laborales con lo que se desarrolla en la introducción, en el punto Ascenso de la burguesía burguesía? c. ¿Qué actitudes diferentes se pueden observar entre los rivales Daniel y Armand?
Eugène Labiche d. ¿Cómo se manifiesta la ingratitud del señor Perrichon hacia Armand y a qué se debe? e. ¿De qué manera Daniel logra atraer el interés y la aprobación de Perrichon? f. Elijan las actitudes que caracterizan al señor Perrichon en este acto y justifiquen el porqué de su elección:
✸ astuto ✸ ingenuo ✸ generoso
✸ honesto ✸ vanidoso ✸ humilde
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Tercer acto: respondan a las siguientes preguntas:
a.
¿Qué le comunica Jean al Sr. Perrichon a su llegada?
b. ¿Cómo es la actitud de Jean al enterarse de que el señor Perrichon ha salvado a un hombre? c.
¿Cómo es la relación entre Majorin y el Sr. Perrichon?
d. ¿Cómo reacciona el Sr. Perrichon ante la lectura del artículo dedicado a su hazaña? e. ¿En qué consiste la segunda intervención de Armand en defensa de Perrichon? f. Elijan las actitudes que caracterizan al Sr. Perrichon en este acto y justifiquen el porqué de su elección:
✸ ingenuo ✸ testarudo ✸ vanidoso
✸ codicioso ✸ comprensivo ✸ humilde
El viaje del señor
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