solvamos nuestro conflicto!Los tres hermanos modo de solucionar esta disputa podrían encontr propuso: —Estoy convencido de que los dioses es así. Sé que es así. Y he pensado una forma lo que digo esLos cierto,39 los dioses me concederán a n, incrédulos. —En caso de que eso ocurra, acept Radamantis siguió en silencio. Bajó la mirad escalones preguntó entonces Minos—. ¿Aceptas o no sin mirarlo. Los tres bajaron entonces hasta ofreció un sacrificio a Poseidón8. —¡Poseidón, d vencido John de que túBuchan y los demás dioses del Olimp maravillosa. Te pido entonces una señal, pa disputas entre nosotros por el trono que fue alabra de Minos, cada uno de sus gestos, con u uas, la prueba de que digo la verdad —exclamó sobre el que tú reinas, un toro. Una vez que dos los cretenses sean testigos del homenaje a as como si se avecinara una tormenta. El mis interior del torbellino que formaba la espum o blanco. Un animal magnífico, de una bell arena de la playa, fue caminando hasta Min tis como Sarpedón reconocieron la voluntad de orona de toda Creta. Así fue. Pero el día en dió conservar aquel toro espléndido, que podía ntonces ocultarlo en sus rebaños, y lo reempl o por la afrenta, Poseidón decidió vengarse. castigar a quienes cometen una falta contra ell oco después de su intento de engaño. ta. El mis interior del torbellino que formaba la espum o blanco. Un animal magnífico, de una bell arena de la playa, fue caminando hasta Min tis como Sarpedón reconocieron la voluntad de
solvamos nuestro conflicto!Los tres hermanos modo de solucionar esta disputa podrían encontr propuso: —Estoy convencido de que los dioses es así. Sé que es así. Y he pensado una forma lo que digo es cierto, los dioses me concederán a n, incrédulos. —En caso de que eso ocurra, acept Índice Radamantis siguió en silencio. Bajó la mirad preguntó entonces Minos—. ¿Aceptas o no sin mirarlo. Los tres bajaron entonces hasta ofreció un sacrificio a Poseidón8. —¡Poseidón, d vencido de que tú y los demás dioses del Olimp maravillosa. Te pido entonces una señal, pa disputas entre nosotros por el trono que fue alabra de Minos, cada uno de sus gestos, con u uas, la prueba de que digo la verdad —exclamó sobre el que tú reinas, un toro. Una vez que dos los cretenses sean testigos del homenaje a as como si se avecinara una tormenta. El mis interior del torbellino que formaba la espum o blanco. Un animal magnífico, de una bell arena de la playa, fue caminando hasta Min tis como Sarpedón reconocieron la voluntad de orona de toda Creta. Así fue. Pero el día en dió conservar aquel toro espléndido, que podía ntonces ocultarlo en sus rebaños, y lo reempl o por la afrenta, Poseidón decidió vengarse. castigar a quienes cometen una falta contra ell oco después de su intento de engaño. ta. El mis interior del torbellino que formaba la espum o blanco. Un animal magnífico, de una bell arena de la playa, fue caminando hasta Min tis como Sarpedón reconocieron la voluntad de Bienvenidos a la estación de John Buchan ............................... 6
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ir, los sobresaltó un espantoso estrépito provenie ras, se encontraron con que una antigua armadura de losa, y vieron al fantasma de Canterville sentad na expresión de agudo dolor en el rostro. Los mel proyectiles, con una puntería que solo pueden adquirir esor de caligrafía. Mientras tanto, el ministro de los ordenaba, de acuerdo con los usos de la etiqueta calif vantó con un salvaje alarido de furia y se escabulló de Washington Otis y dejándolos en una oscuridad t ó lanzar su célebre carcajada demoníaca, que en más cía que con ella había hecho encanecer la peluca de utrices francesas de lady Canterville renunciaran an sotada más horrible hasta que retumbó una y otr ezaban a extinguirse los escalofriantes ecos, se abri celeste y le dijo al fantasma: –Me temo que usted lla de la solución medicinal del Doctor Dobell. Si sma la miró enfurecido y de inmediato comenzó a pr hazaña que le había valido un merecido renombre, manente idiotez del tío de lord Canterville, el honora s que se acercaban lo hizo desistir de su propósito, d Bienvenidos a la estación de e desvaneció lanzando un profundo gemido sepulcral, zarlo.Cuando llegó a su cuarto, se derrumbó por com emelos y el grosero materialismo de la señora Otis lo que más lo perturbaba era no haber podido ncluso aquellos modernos estadounidenses se estreme otra razón que el respeto a su poeta nacional Long abía entretenido muchas veces mientras los Cante adura; la había vestido con gran éxito en el torneo por la Reina Virgen. Pero esta vez, cuando quiso pon orme coraza y del yelmo de acero, y cayó pesadamen los de la mano derecha. Durante varios días estuvo mantener la mancha de sangre en buen estado. Al r a cabo un tercer intento de asustar al ministro de osto para su aparición. Pasó la mayor parte de ese ran sombrero de ala flexible con una pluma roja, u da. Al atardecer estalló un violento temporal, y el vi antigua casa se sacudían y chirriaban. Ese era pr n era el siguiente: se abriría paso con sigilo hasta el pie de la cama y le clavaría tres puñaladas en hington un rencor especial, pues estaba perfectam
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ente del vestíbulo. Luego de baja apresur adamente a se había desprendido de su soporte y había caíd do en una silla de respaldo alto, frotándose las rodi lizos, que traían sus cerbatanas, dispararon sobr r quienes han practicado larga y pacientemente sobr s Estados Unidosapuntaba al fantasma con su revó iforniana, que pusiera las manos en alto. El fantas ó entre ellos, como una neblina, apagando al pasar total. Al llegar a lo alto de la escalera, se recuper s de una ocasión le había resultado extremadamente lord Raker en una sola noche y había logrado que ntes del primer mes de trabajo. En consecuencia, la ra vez en el viejo techo abovedado; pero, cuando ape ió una puerta y apareció la señora Otis vestida con no está nada bien de salud, y por ello le he traído se trata de una indigestión, este remedio lo ayudará repararse para convertirse en un enorme perro ne y a la cual el médico de la familia había atribuid able Thomas Horton. Sin embargo, el sonido de u de modo que se limitó a volverse ligeramente fosforesc en le preciso instante en que los gemelos estaban mpleto, presa de una violenta agitación. La vulgarida s naturalmente le resultaban de lo más exasperan o colocarse la armadura. Había tenido la esperanz ecieran al ver al Espectro Acorazado, aunque no fu gfellow , con cuya delicada y atractiva poesía él mis erville estaban en la ciudad. Además, era su pro de Kenilworth, y había sido muy elogiada nada me nérsela, se vio completamente superado por el pes nte al suelo, raspándose las rodillas y lastimándose muy enfermo, y únicamente se movía de su habita l fin, luego de muchos cuidados logró reponerse y reso e los Estados Unidos y a su familia. Eligió el viernes día revisando el guardarropa, y finalmente se decidió un sudario fruncido en las muñecas y el cuello, y una iento era tan fuerte que todas las ventanas y las puer recisamente el tiempo que más le gustaba. Su plan el dormitorio de Washington Otis, le susurraría la garganta al son de una música lenta. Le guardab mente al tanto de que era él quien tenía la costumbr
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Un escocés multifacético John Buchan fue un importante escritor, periodista y político escocés. A los veinticinco años ya había publicado ocho libros y trabajaba para una de las revistas de actualidad más importantes de Gran Bretaña, The Spectator. También escribió para The Times y fue director de la agencia de noticias Reuters (que hasta hoy sigue siendo una de las más importantes del mundo). Su carrera política fue desde secretario del comisionado inglés en Sudáfrica, que en ese momento era una colonia británica, hasta Gobernador de Canadá. Buchan nació en Escocia en el año 1875, era hijo de un pastor calvinista y fue educado de una manera tradicional, respetando los valores familiares y nacionales.
de mi obra; y nas que le dieron igado pués de las dos o obra. raba, y al princido en sociedad, y an a
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John Buchan, fotografiado como soldado durante la Primera Guerra Mundial.
De joven se esforzó mucho en sus estudios y logró ingresar a la universidad de Glasgow (en Escocia) y a Oxford para estudiar abogacía. Allí tuvo un brillante desempeño y ganó dos premios literarios: uno por el mejor ensayo en 1897 y otro por la mejor poesía al año siguiente. Cuando se recibió, gracias a sus excelentes calificaciones y las recomendaciones de sus profesores, fue llamado para trabajar en el gobierno y obtuvo el cargo que lo llevó a vivir en África durante dos años. Sin embargo, siempre siguió escribiendo y publicando trabajos, y aprovechaba cualquier oportunidad que se le presentaba para absorber nuevas experiencias que después plasmaba en sus novelas. Por ejemplo, la forma de vida y los paisajes africanos le sirvieron para su novela Prester John, de 1910. También le gustaba escribir textos en que pudiera volcar sus ideas y documentar la realidad que veía a su alrededor. Él creía en los valores tradicionales, por lo que, en principio, era conservador; pero en política mantenía una postura intermedia, más cercana a veces al liberalismo, aunque sin llegar a extremos. Además era unionista, es decir, creía que Gran Bretaña tenía que estar toda unida, y no cada país (Irlanda, Inglaterra y Escocia) por su lado. Y ciertamente eran tiempos para estar unidos, ya que la época en que le tocó vivir se corresponde con una etapa crítica para Europa: la de las guerras mundiales.
Bienvenidos a la estación Tras su estancia en África, ya de vuelta en Londres, siguió ejerciendo como abogado y escribiendo: empezó a trabajar para una editorial y para el periódico The Spectator. En 1907 se casó con la que sería madre de sus cuatro hijos y vivió así algunos años; hasta que, dada la situación de inestabilidad política general previa a la Primera Guerra, fue enviado como corresponsal al extranjero. Hoy en día es muy común que los diarios compren las noticias mundiales a las grandes agencias, pero en esa época las vías de comunicación no eran tan ágiles y lo más usual era enviar periodistas al lugar de los hechos (corresponsales). Precisamente en 1914, año en que se
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desencadenó la guerra, cayó enfermo de gravedad y debió regresar, aunque no era un hombre de quedarse tranquilo en la cama, puesto que su mente estaba siempre activa. Entonces aprovechó esos meses para escribir su novela más famosa, Los 39 escalones. En cuanto estuvo recuperado, partió nuevamente, esta vez a combatir por su país. Al asumir el nuevo Primer Ministro británico, Lloyd George, Buchan ascendió a Director de Información y después Director de Inteligencia; aunque nunca habló de este período, se sabe que muchas de esas “informaciones” se obtenían mediante el espionaje, experiencia que le sirvió también para sus posteriores novelas.
Universidad de Glasgow.
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Los paisajes de Sudáfrica acompañaron parte de su vida.
Después de la guerra, fue director de la agencia de noticias Reuters y desempeñó diversos cargos políticos, y finalmente en 1935 fue nombrado Gobernador de Canadá –que todavía formaba parte del Commonwealth o Comunidad Británica. Fue muy respetado en este trabajo, porque iba personalmente a conocer el territorio y visitaba los distintos poblados, interesándose por la gente y las posibilidades de mejorar sus condiciones de vida. Lamentablemente, duró solo cinco años en el cargo, porque una mañana mientras se afeitaba murió de una hemorragia cerebral, a poco tiempo de haber firmado la inclusión de Canadá en la Segunda Guerra Mundial, de parte de los Aliados. Teatro Criterion, en Londres: puesta en escena de Los 39 escalones.
Bienvenidos a la estación A lo largo de su vida, Buchan publicó más de cien trabajos, de los cuales aproximadamente cuarenta son textos literarios: novelas de aventuras, históricas, cuentos, thrillers, poemas. Los 39 escalones, su obra más conocida, se sigue editando aún hoy, fue llevada cuatro veces al cine y adaptada al teatro.
El mundo a principios del siglo xx John Buchan escribió Los 39 escalones en el año 1914, estando en cama. Era un período de gran excitación internacional y él se estaba perdiendo la acción,
algo como lo que le pasa a su personaje al comienzo de la novela. De alguna manera suplió con su imaginación toda esa aventura en que, debido a su estado, no podía participar; y de esa impotencia nació la obra que lo llevó a la fama. Aprovechó el contexto político mundial para despertar el interés de los lectores, que siguieron la historia primeramente a través de la revista Land and Water, el mismo año en que se inició la Primera Guerra Mundial o, como se la conocía entonces, la Gran Guerra. El motivo por el que se le dio este nombre es que fue el enfrentamiento más sangriento de la Historia hasta ese momento (tras la Segunda Guerra Mundial, quedaría Prisioneros rusos en Alemania, durante la Primera Guerra Mundial.
Soldados estadounidenses, durante la Primera Guerra Mundial.
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relegado al segundo puesto). En cuatro años se trenzaron en combate alrededor de 60 millones de hombres, 10 millones de los cuales perdieron la vida en la batalla. Lo que había comenzado como un conflicto entre Rusia y el Imperio Austro-Húngaro llegó a involucrar en poco tiempo a 32 países.
La situación europea
A fines del siglo xix la situación era bastante complicada en Europa; todos los países estaban moviendo sus piezas para ganar territorios, mercados, oportunidades. Inglaterra, por su parte, tenía una economía bastante consolidada; mientras que Francia sufría todavía las consecuencias de la Guerra Franco-Prusiana y acechaba cualquier oportunidad para recuperar los territorios perdidos. El Imperio Alemán crecía peligrosamente, EE.UU. y Rusia ganaban los nuevos mercados, y todos se disputaban las colonias en África y Asia. Turquía había perdido terreno en Europa, y los países que surgieron tras la descomposición del Imperio en la península balcánica (Grecia, Bulgaria, Rumania, Serbia, Montenegro y Albania) trataban de ganar territorio unos sobre otros, lo que dio origen a las Guerras Balcánicas. Esta oportunidad fue vista rápidamente por el Imperio Austro-Húngaro –presto a avanzar sobre el terreno– y el Imperio Ruso –que se decía defensor de los pueblos de los Balcanes.
Entonces se armaron dos alianzas: por un lado, Francia y Gran Bretaña apoyaron a Rusia, formando la Triple Entente. Por otro, Alemania e Italia conformaron con Austria-Hungría la Triple Alianza. Siguió entonces un período conocido como La Paz Armada, en que las potencias mantuvieron sus posturas sin hostilidades, aunque se sabía que cualquier incidente podía desatar el enfrentamiento. Y así sucedió. El 28 de junio de 1914, un joven serbio asesinó al archiduque Francisco Fernando –heredero de la corona de Austria. Los austríacos exigieron el esclarecimiento del crimen y pidieron llevar a cabo la investigación, a lo que Serbia se negó, previendo una extralimitación de poder. Por este motivo, el Imperio Austro-Húngaro le declaró la guerra, y en virtud de las alianzas antes citadas, Rusia, Alemania, Francia y Gran Bretaña se vieron involucradas. Lo que se esperaba fuera un enfrentamiento breve, empezó a prolongarse indefinidamente: en 1915 se incorporaron a la guerra Italia y Bulgaria; mientras tanto, los intentos de Suiza y el Vaticano por pacificar la situación eran infructuosos. Esta era la situación de Europa cuando Los 39 escalones salió a la luz, un mundo cruzado por una guerra capaz de hacer tambalear los cimientos del poder de Inglaterra. Buchan supo personificar en su protagonista la inquietud que sentían sus compatriotas. Inmediatamente el libro se transformó en un éxito de ventas.
ipio, munas se burta comedia; reidores la , y todo lo e pudieron ho de ella
lla no evitó que haya tenido un éxito del que es a publicación, algún prefacio que responda a ; y sin duda estoy bastante en deuda con todas ara creerme obligado a defender su opinión con s cosas que tendría para decir sobre este tema ma de diálogo, y con la cual todavía no sé qué h ueña comedia, me surgió después de las dos o t oche la comenté en la casa donde me encontrab es muy conocido en sociedad, y que me hace el ho u agrado, no sólo para pedirme que me abocar quedé muy sorprendido cuando, dos días más ta erdad, de una manera mucho más galante y mu o en la cual muchas cosas me parecían demas ntaba esa obra en nuestro teatro me acusaran n ella. Así que eso me impidió, por considerac nta gente me presiona todos los días para qu mbre es la causa de que no incluya en este pref cida a hacerla aparecer. Si llegara a ser así, vu ico del delicado malhumor de algunas personas vengado gracias al éxito de mi comedia, y deseo por ellos como esta, con tal de que el resto siga d nas se burlaron de esta comedia; pero los reido r dicho de ella no evitó que haya tenido un éxito , en esta publicación, algún prefacio que respo obra; y sin duda estoy bastante en deuda con t para creerme obligado a defender su opinión con s cosas que tendría para decir sobre este tema ma de diálogo, y con la cual todavía no sé qué h ueña comedia, me surgió después de las dos o t noche la comenté en la casa donde me encontra o es muy conocido en sociedad, y que hace el ho su agrado, no sólo para pedirme qe me abocar
a Thomas Arthur Nelson1 (Lothian and Border Horse) Mi querido Tommy: Tú y yo siempre hemos sentido un aprecio por esa forma elemental de historia que los estadounidenses llaman “novela de diez centavos” y que nosotros conocemos como “novela sensacionalista” –donde los acontecimientos desafían las probabilidades y rayan los límites de lo posible. Durante una enfermedad el invierno pasado agoté la reserva de dichas novelas, que sirven de ayuda al buen humor, lo que me llevó a escribir una para mí mismo. Este pequeño volumen es el resultado, y quisiera escribir tu nombre en él en memoria de nuestra larga amistad, en este tiempo en el que los hechos superan a las ficciones más salvajes.
1 Se trata de un jugador de rugby escocés, amigo de Buchan, que peleó en la Primera Guerra Mundial, en el regimiento conocido como Lothian and Border Horse. Murió en combate tres años después de publicado el libro.
responda a los censores y funda sin duda estoy bastante en deuda c su aprobación como de una disertación, hecha e come tres primeras repre Una noche la comenté en la cas
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Capítulo uno
El hombre que murió
E 2 El viejo país era una forma común de referirse a Inglaterra. 3 Melancólico significa triste, nostálgico. Londres se caracteriza por tener un clima muy húmedo, con muchos días nublados y bastantes lluvias. 4 Bulawayo es la segunda ciudad más importante de Zimbabwe, en África. 5 Al comparar Inglaterra con Las mil y una noches, quiere mostrar la fascinación que sentía por ese país “extraño”, lleno de cosas nuevas e interesantes.
sa tarde de mayo regresaba de la ciudad alrededor de las tres, bastante disgustado con la vida. Hacía tres meses que estaba en el Viejo País 2 y ya me sentía harto. Si un año atrás cualquiera me hubiera dicho que me sentiría así, me habría reído; pero esos eran los hechos. El clima me ponía melancólico,3 la conversación cotidiana con cualquier inglés me enfermaba, no podía hacer suficiente ejercicio y las diversiones de Londres parecían tan insulsas como una gaseosa que ha estado al sol. “Richard Hannay”, me decía a mí mismo, “estás en el lugar equivocado, amigo mío, y es mejor que te vayas”. Me mordía los labios cuando pensaba en los planes que había estado forjando durante aquellos últimos años en Bulawayo.4 Tenía mi fortuna –no muy grande, pero suficiente para mí– y había calculado toda clase de formas para disfrutarla. Mi padre me había sacado de Escocia a los seis años, y desde ese entonces nunca volví a casa; por eso Inglaterra era para mí como Las mil y una noches,5 y esperaba permanecer allí el resto de mis días. Pero me decepcioné desde el primer momento. Alrededor de la primera semana ya estaba cansado de visitar los lugares turísticos, y en menos de un mes había tenido suficiente de restaurantes y teatros y reuniones aquí y allá. No tenía un compañero con quien salir, lo que probablemente explica las cosas. Mucha gente me invitaba a sus casas, pero no parecían muy interesados en mí. Me hacían una o dos preguntas sobre Sudáfrica, y luego seguían con sus propios asuntos. Gran cantidad de damas imperialistas me ofrecían ir a tomar el té para conocer a profesores de Nueva Zelanda y editores de Vancouver; esto era lo más deprimente de todo. Aquí estaba yo, con treinta y siete años, buena salud y con suficiente dinero como para vivir bien, muriéndome de
John Buchan aburrimiento todo el día. Ya casi había decidido dejar todo y volver a la llanura de Sudáfrica, porque me había convertido en el hombre más hastiado6 del Reino Unido. Esa tarde había estado molestando a mis agentes con respecto a algunas inversiones solo para que mi mente tuviera de qué ocuparse, y de regreso a casa decidí pasar por el club –mejor dicho, taberna– que aceptaba a miembros de las colonias.7 Pedí un trago y leí los diarios vespertinos. Estaban repletos del asunto del Cercano Oriente, y había un artículo sobre Karolides, el primer ministro de Grecia. Me agradaba el tipo. Según decían todos, él era el gran hombre en escena; además jugaba limpio, lo que era más de lo que se podía decir de muchos de ellos. Deduje que en Berlín y en Viena le tenían un odio atroz, pero que aun así no lo íbamos a aban donar, y un diario decía que él era la única barrera entre Europa y el fin del mundo. Recuerdo que me preguntaba si podría conseguir trabajo en esos lugares. Me daba la impresión de que Albania era uno de esos sitios que no podrían aburrir a un hombre. Alrededor de las seis me fui a casa, me vestí, cené en el Café Royal y luego fui a un teatro de variedades. Era un espectáculo absurdo, mujeres haciendo cabriolas8 y hombres con cara de mono; no me quedé mucho tiempo. La noche estaba tranquila y clara, y decidí volver caminando hacia el departamento que alquilaba cerca de Portland Place. La gente pasaba en tropel9 por la vereda, ocupada y conversando; los envidiaba porque tenían algo que hacer. Vendedoras, empleados, dandis10 y policías, todos tenían algún interés por la vida y eso los hacía continuar. Le di media corona a un mendigo porque lo vi bostezar; seguramente entendía mi sufrimiento. Cuando llegué a Oxford Circus miré hacia el cielo de primavera e hice una promesa. Le daría al Viejo País un día más como para acomodarme en algo; si no pasaba nada, tomaría el próximo barco hacia el Cabo Cod.11 Mi departamento estaba en el primer piso, en una nueva cuadra detrás de Langhan Place. Había una escalera común,
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6 Hastiado quiere decir harto y, en este contexto, aburrido. 7 En algunos locales se aceptaban solamente ciudadanos “de primera”, es decir, ingleses nacidos en el país. Él prefirió ir a uno donde se aceptara a todos por igual. 8 Las cabriolas son piruetas. Los teatros de variedades incluían diversos números de canto, baile, magia, muchas veces burlescos. Aún hoy son muy populares en diversas ciudades de Europa, como Berlín o París. 9 Un tropel es un grupo desordenado que se mueve en forma enérgica y ruidosa. La palabra deriva de tropa. 10 Un dandi es un caballero refinado y elegante, particularmente cuidadoso de su vocabulario y vestimenta; los dandis son característicos de la Inglaterra victoriana. 11 Cape Cod es una península en el noreste de Estados Unidos, en Massachusetts. Fue uno de los primeros lugares en ser colonizados.
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con un portero y un ascensorista en la entrada, pero no había comedor o algo parecido, y cada departamento estaba bastante aislado de los otros. Odiaba a los sirvientes en las casas, por lo que tenía un compañero para cuidarme que venía durante el día. Todas las mañanas llegaba antes de las ocho y solía irse a las siete, puesto que yo nunca cenaba en casa. Recién estaba por meter la llave en la cerradura cuando noté que había un hombre a mi costado. No lo había visto acercarse y su presencia tan repentina hizo que me asustara. Era un hombre delgado, de barba corta y castaña, con unos pequeños y penetrantes ojos celestes. Me di cuenta de que era el ocupante de un departamento del piso superior con quien me había cruzado en la escalera. —¿Puedo hablar con usted? —dijo—. ¿Puedo entrar un minuto? Estaba manteniendo la voz con esfuerzo y su mano me sujetaba el brazo. Abrí la puerta y le indiqué que entrara. Ni bien estuvo debajo del umbral corrió hacia el cuarto de atrás, donde yo solía fumar y escribir mis cartas. Luego se volvió precipitadamente. —¿La puerta está con llave? —dijo inquieto, y ajustó la cadena con sus propias manos—. Lo siento mucho —agregó con humildad—. Me estoy tomando mucha libertad, pero parece ser el tipo de hombre que me podría entender. He pensado en usted toda la semana cuando las cosas comenzaron a complicarse. Dígame, ¿me haría un favor? —Lo escucharé —dije—. Eso es todo lo que puedo prometerle. Ya me estaban preocupando las payasadas de este hombrecito inquieto. Había una bandeja de bebidas sobre la mesa que estaba a su lado, de la cual se sirvió un vaso de whisky bastante fuerte con soda. Lo vació en tres tragos y lo apoyó con tanta fuerza sobre la mesa que el vidrio se rajó. —Perdón —dijo—. Hoy estoy un poco aturdido. Verá,
John Buchan sucede que en este momento estoy muerto. Me senté en el sillón y encendí mi pipa. —¿Qué se siente? —le pregunté. Estaba absolutamente seguro de que tenía que lidiar con un loco. Pude distinguir una sonrisa en su rostro demacrado.12 —No estoy loco, todavía. Lo he estado observando y creo que usted es un hombre tranquilo. Confío en que es también honesto, y no tiene miedo de realizar una jugada atrevida. Necesito de mucha ayuda, más de la que cualquier hombre necesitó alguna vez, y quiero saber si puedo contar con usted. —Continúe con su historia y le diré. Pareció que se preparaba para realizar un gran esfuerzo y luego comenzó a pronunciar un conjunto de extrañas palabras casi sin sentido. Al principio no entendí nada, por lo que tuve que interrumpirlo para hacerle algunas preguntas. Pero aquí está lo más esencial de todo: Era estadounidense, oriundo de Kentucky, y luego de terminar la universidad comenzó a viajar por el mundo ya que contaba con los medios para hacerlo. Escribió un poco, actuó como corresponsal de guerra para un periódico de Chicago, y pasó uno o dos años en el sudeste europeo.13 Deduje que era un muy buen lingüista y debía conocer bastante bien a la sociedad de aquellos lugares. Pronunciaba de manera familiar muchos nombres que yo recordaba haber visto en los diarios. Se había inmiscuido14 en cuestiones de política, al principio porque le interesaban y luego porque ya no podía evitarlo. Supuse que era una persona inquieta y aguda, que siempre quería llegar al fondo de las cosas. Había llegado un poco más allá de lo que realmente quería. Les estoy contando lo que él me dijo de la manera en que pude entenderlo. Detrás de todos los gobiernos y los ejércitos estaba funcionando un gran movimiento subterráneo, tramado por gente muy peligrosa. Lo había descubierto por accidente;
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12 Demacrado significa delgado o de mal aspecto; se emplea mayormente cuando es consecuencia de una enfermedad (física o mental). 13 Es precisamente en el sudeste europeo donde se desata la Primera Guerra Mundial. 14 Inmiscuirse significa entrometerse.
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15 La Guerra de los Balcanes es un antecedente directo de la Primera Guerra Mundial, como se cuenta en la Introducción. 16 Palabra rusa que denota un ataque contra los judíos (n. d. t.)
al principio lo fascinó y quiso saber más de él hasta que lo atraparon. Deduje que gran cantidad de esa gente era del tipo de anarquistas educados que hacían revoluciones, pero que detrás de ellos había financistas que estaban jugando por dinero. Un hombre astuto puede sacar gran provecho de un mercado en quiebra, y ambas clases se beneficiarían si Europa entraba en conflicto. Me dijo algunas cosas extrañas que trataban de explicar lo que en realidad yo no entendía; hechos que sucedieron en la Guerra de los Balcanes,15 cómo un Estado de repente se encontraba en la cima, por qué se producían y se rompían las alianzas, por qué determinados hombres desaparecían, y de dónde provenían los que manejaban la guerra. El objetivo de toda la conspiración era hacer que Rusia y Alemania se enfrentaran. Cuando pregunté por qué, me dijo que el grupo de anarquistas pensaba que eso les daría una posibilidad. Todo se transformaría y ellos podrían ver cómo emergía un nuevo mundo. Los capitalistas podrían amasar fortunas comprando ruinas. El capital, dijo, no tiene conciencia ni patria. Además, los judíos estaban detrás de todo esto y ellos odiaban a Rusia más que al infierno. —¿Acaso lo duda usted? —gritó—. Durante trescientos años han sido perseguidos, y esta es la revancha por los pogroms.16 Los judíos están en todas partes, pero tienes que llegar muy abajo para encontrarlos. Tomemos cualquier asunto sobre el comercio alemán. Si tienes negocios con ese país, el primer hombre que conoces es un príncipe de la aristocracia, un joven elegante que habla un inglés aprendido en los colegios Eton y Harrow, pero que no tiene ninguna importancia. Si tu negocio es grande, pasas por encima de él y encuentras a un alemán con grandes mandíbulas, frente ancha y los modales de un cerdo. Es el hombre de negocios alemán que le dará una sacudida a tus documentos ingleses. Pero si realmente estás metido en uno de los negocios más grandes y estás obligado a
John Buchan llegar hasta el verdadero jefe, diez a uno a que te llevan hasta un pequeño judío pálido en silla de ruedas y con los ojos de una serpiente. Sí señor, él es el hombre que está gobernando al mundo justo ahora y tiene su cuchillo empuñado hacia el Imperio del Zar, porque su tía fue ultrajada y su padre flagelado en un lugar insignificante cerca del Volga. No pude evitar decir que esos judíos anarquistas de los que hablaba parecían haberse quedado un poco atrás. —Sí y no —dijo—. Ganaron hasta cierto punto, pero ellos persiguen algo más que el dinero, algo que no puede
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17 Mors janua vitae es una frase en latín que quiere decir: “La muerte es la puerta de la vida”. El sentido original de la frase es que, tras la muerte, se nos abre la puerta a la vida eterna; el personaje lo usa con el fin de dar a entender que, para seguir vivo, necesita que lo crean muerto.
comprarse, el antiguo y elemental instinto de lucha del ser humano. Cuando sabes que te están por matar, te inventas una bandera y un país por el cual luchar, y si sobrevives, realmente llegas a amarlo. Aquellos soldados han encontrado algo que cuidar y esto ha alterado el plan organizado en Viena y Berlín. Pero mis amigos aún no han jugado su última carta. Ellos tienen un as bajo la manga, y si no puedo mantenerme con vida por un mes, lo van a utilizar y van a ganar. —Pero pensé que usted ya estaba muerto —agregué. —Mors janua vitae17 —sonrió. Reconocí la cita: era casi todo el latín que conocía—. Ya estoy llegando a ese punto pero antes tengo que explicarle muchas cosas. Si lee los diarios, supongo que sabrá quién es Constantine Karolides. Ese comentario me llamó la atención puesto que había estado leyendo sobre él esa misma tarde. —Él es el hombre que ha arruinado todos sus planes. Es el gran cerebro de todo el asunto, y además es un hombre honesto. Por este motivo, en estos últimos doce meses ha sido rebajado. Yo lo descubrí; no quiero decir que fuera difícil pues cualquier tonto podría haberlo adivinado. Pero descubrí la manera en la que iban a atraparlo y ese conocimiento fue mortal. Ese es el motivo por el cual he tenido que morir. Bebió otro trago y me serví uno para mí, pues me estaba interesando en el pobre hombre. —No pueden tocarlo en su propia tierra porque tiene un guardaespaldas de Epirota que despellejaría a sus abuelas. Pero el 15 de junio va a venir a esta ciudad. El Ministerio de Relaciones Exteriores de Gran Bretaña ha organizado distintas reuniones internacionales y la más grande de todas se llevará a cabo en esa fecha. Ellos esperan que Karolides sea el principal invitado, y si mis amigos se salen con la suya, él nunca volverá con sus admirados compatriotas. —De todas maneras es muy sencillo —dije—. Puede advertirle y hacer que se quede en su país. —¿Y seguir su juego? —preguntó de manera cortante—.
ipio, munas se burta comedia; reidores la , y todo lo e pudieron ho de ella
lla no evitó que haya tenido un éxito del que es a publicación, algún prefacio que responda a ; y sin duda estoy bastante en deuda con todas ara creerme obligado a defender su opinión con s cosas que tendría para decir sobre este tema ma de diálogo, y con la cual todavía no sé qué h ueña comedia, me surgió después de las dos o t oche la comenté en la casa donde me encontrab es muy conocido en sociedad, y que me hace el ho u agrado, no sólo para pedirme que me abocar quedé muy sorprendido cuando, dos días más ta erdad, de una manera mucho más galante y mu o en la cual muchas cosas me parecían demas ntaba esa obra en nuestro teatro me acusaran n ella. Así que eso me impidió, por considerac nta gente me presiona todos los días para qu mbre es la causa de que no incluya en este pref cida a hacerla aparecer. Si llegara a ser así, vu ico del delicado malhumor de algunas personas vengado gracias al éxito de mi comedia, y deseo por ellos como esta, con tal de que el resto siga d nas se burlaron de esta comedia; pero los reido r dicho de ella no evitó que haya tenido un éxito , en esta publicación, algún prefacio que respo obra; y sin duda estoy bastante en deuda con t para creerme obligado a defender su opinión con s cosas que tendría para decir sobre este tema ma de diálogo, y con la cual todavía no sé qué h ueña comedia, me surgió después de las dos o t noche la comenté en la casa donde me encontra o es muy conocido en sociedad, y que hace el ho su agrado, no sólo para pedirme qe me abocar
saltó un espantoso estrépito proveniente del vestíb on con que una antigua armadura se había despr fantasma de Canterville sentado en una silla de resp r en el rostro. Los mel lizos, que traían sus cerb que solo pueden adquirir quienes han practicado la tanto, el ministro de los Estados Unidosapuntaba os de la etiqueta californiana, que pusiera las manos se escabulló entre ellos, como una neblina, apaga curidad total. Al llegar a lo alto de la escalera, se r ás de una ocasión le había resultado extremadamen lord Raker en una sola noche y había logrado que tr primer mes de trabajo. En consecuencia, lanzó su viejo techo abovedado; pero, cuando apenas empeza apareció la señora Otis vestida con una bata celes de salud, y por ello le he traído una botella de la stión, este remedio lo ayudará. El fantasma la miró e en un enorme perro negro, una hazaña que le hab ilia había atribuido la permanente idiotez del tío d el sonido de unos pasos que se acercaban lo hizo des te fosforescente y se desvaneció lanzando un profun staban por alcanzarlo.Cuando llegó a su cuarto, se de idad de los gemelos y el grosero materialismo de l ntes, pero lo que más lo perturbaba era no h a de que incluso aquellos modernos estadounidenses s por otra razón que el respeto a su poeta naciona había entretenido muchas veces mientras los Can ; la había vestido con gran éxito en el torneo de K Reina Virgen. Pero esta vez, cuando quiso ponérsel raza y del yelmo de acero, y cayó pesadamente al su o derecha. Durante varios días estuvo muy enfermo, a de sangre en buen estado. Al fin, luego de mucho ento de asustar al ministro de los Estados Unidos Pasó la mayor parte de ese día revisando el guarda ible con una pluma roja, un sudario fruncido en la violento temporal, y el viento era tan fuerte que chirriaban. Ese era precisamente el tiempo que paso con sigilo hasta el dormitorio de Washington res puñaladas en la garganta al son de una música ba perfectamente al tanto de que era él quien tenía l ville con su el detergente “Inigualable” de Pinkerton.
bulo. Luego de baja apresur adamente las escaleras rendido de su soporte y había caído al suelo de los paldo alto, frotándose las rodillas con una expresió batanas, dispararon sobre él dos proyectiles, con arga y pacientemente sobre su profesor de caligr al fantasma con su revólver y le ordenaba, de acu s en alto. El fantasma se levantó con un salvaje ala ando al pasar la vela de Washington Otis y dejánd recuperó y decidió lanzar su célebre carcajada demoní nte útil. Se decía que con ella había hecho encanecer res institutrices francesas de lady Canterville renuncia risotada más horrible hasta que retumbó una y aban a extinguirse los escalofriantes ecos, se abrió ste y le dijo al fantasma: –Me temo que usted no a solución medicinal del Doctor Dobell. Si se trat ó enfurecido y de inmediato comenzó a prepararse p bía valido un merecido renombre, y a la cual el m de lord Canterville, el honorable Thomas Horton. sistir de su propósito, de modo que se limitó a volv ndo gemido sepulcral, en le preciso instante en que errumbó por completo, presa de una violenta agita la señora Otis naturalmente le resultaban de lo m haber podido colocarse la armadura. Había tenido se estremecieran al ver al Espectro Acorazado, aun al Longfellow , con cuya delicada y atractiva poesí nterville estaban en la ciudad. Además, era su pro Kenilworth, y había sidoestación muy elogiada nada menos Trabajos en la la, se vio completamente superado por el peso d uelo, raspándose las rodillas y lastimándose los nudi y únicamente se movía de su habitación para mante os cuidados logró reponerse y resolvió llevar a cabo y a su familia. Eligió el viernes 17 de agosto para arropa, y finalmente se decidió por un gran sombr as muñecas y el cuello, y una daga oxidada. Al atard todas las ventanas y las puertas de la antigua casa más le gustaba. Su plan de acción era el siguiente n Otis, le susurraría algo desde el pie de la cama a lenta. Le guardaba a Washington un rencor espe la costumbre de eliminar la famosa mancha de san . Después de reducir al imprudente y temerario jo
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Para revisar la lectura La estructura narrativa
En toda novela tenemos un eje central (la historia que va de principio a fin) y una serie de episodios, cada uno con su marco y su suceso particular. 1
¿Cuántos capítulos tiene la novela?
a. Distingan aquellos que presentan una situación inicial, una complicación y una resolución. b. Completen en sus carpetas, para cada uno de ellos, una ficha como la siguiente:
Capítulo: • Situación inicial marco: personajes: situación: • Complicación desencadenante: conflicto: peripecias: • Resolución resolución: situación final:
responda a los censores y fundamente las razones de mi obra; y sin duda estoy bastante en deuda con todas las personas que le dieron su aprobación como para creerme obligado de una disertación, hecha e comedia, me surgió después de las dos o tres primeras representaciones de mi obra. Una noche la comenté en la casa donde me encontraba, y al principio una persona elevada, cuyo ingenio es muy conocido en sociedad, y
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El retrato
Un retrato es una descripción de un sujeto, ya sea real o ficticio. Como todo texto descriptivo, tiene como finalidad presentar las características salientes del mismo, en los diferentes planos: aspecto físico, personalidad, forma de pensar y comportamiento. Son muy importantes los adjetivos calificativos y recursos tales como las imágenes sensoriales o las comparaciones. 2 Hagan una búsqueda detallada, en el libro, de las características sobresalientes de Richard Hannay.
a. Con los datos obtenidos, describan en forma precisa al protagonista. Recuerden ordenar su texto e incluir primeramente información sobre el aspecto físico, luego sobre la personalidad y finalmente su comportamiento. 3 Hagan una descripción de La Piedra Negra, contando quiénes son sus tres miembros, dedicándole un párrafo a cada uno.
Para analizar 4 ¿Por qué les parece que Buchan tituló a su obra Los 39 escalones? Elijan otros tres títulos que podría haber llevado y justifiquen su elección. 5 ¿Qué ventajas tienen los enemigos sobre Hannay al comienzo? ¿Les parece que esta situación se mantiene al final? 6 Tras escuchar el relato de Scudder, Hannay dice: “Era una historia de las más salvajes, pero en mis tiempos yo había oído muchas de esas historias que habían terminado por ser ciertas, y había desarrollado la capacidad de juzgar al narrador más que a lo narrado”. ¿Qué quiere decir con estas palabras? ¿Cómo se aplican a la novela?
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Trabajos en la estación