Prólogo Rogelio Acevedo Oquendo1
La filosofía moderna se resiste a ser una reliquia del pensamiento, siendo su lectura actual mucho más que la respuesta a un sentimiento nostálgico. Su vigencia radica en que los problemas que en su tiempo deseaba resolver, siguen sin una respuesta satisfactoria: desde cuestiones teológicas, hasta epistemológicas, pasando por preocupaciones éticas y estéticas, las bases que los filósofos modernos plantaron siguen firmes, a pesar de las limitaciones importantes que estos no lograron superar, ya porque no eran conscientes de las mismas ya porque elementos ideológicos lo impedían. Una de estas limitaciones es el sesgo eurocéntrico, inherente a la cultura que le sirvió de seno. Otra limitación consiste en la idea de lo humano restringido al individuo, suprimiendo o relegando a papel secundario de la dimensión comunitaria. Ahora bien, la filosofía contemporánea tiene mucho de moderna, ya sea porque se basa en ella o pretenda superarla.
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Rogelio Acevedo Oquendo. Filósofo de la Universidad nacional de Colombia. Magister en Filosofía Latinoamericana. Docente e investigador de la Universidad La Gran Colombia. Agradecemos los aportes dados por el profesor César Patiño T. 9
Prólogo
Con Renato Descartes se comienza para la Europa moderna, un camino hacia la fundamentación de lo real, que como todo lo novedoso, está lleno de incertidumbres y tal vez, por la situación geopolítica de esta región, haya despertado en muchos intelectuales y hombres poderosos una obsesión por la certeza. Tal obsesión hunde sus raíces en las tradiciones judeocristianas, tan importantes para la creación de dichas filosofías. La certeza llegó a ser sinónimo de verdad y ésta no pudo ser concebida fuera del modelo lógico-matemático que garantizaba la coherencia y la ausencia de contradicciones. Sin embargo, puede asegurarse que la producción filosófica de este periodo no se limitó