CUBILE 18

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Revista

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Año 3 / Número 18 / Mayo - Junio 2010

y literaria

cu n ó par a la promoci

SEGUIMOS DANDO LA PELEA: capital humanidad vs. capital dinero


Cubile-cubilis: Sustantivo neutro. Lecho, cama; dormitorio; morada; nido; guarida, madriguera.

Año 3, nº 18 Mayo - Junio 2010 Depósito legal: pp200702FA2591 © Ediciones Madriguera http://www.madriguera.ya.st edicionesmadriguera@yahoo.es edicionesmadriguera@gmail.com Barrio Chimpire, calle Purureche entre calles Cristal y Chevrolet #87. Coro. Editores: - Ennio Tucci. - Mariana Chirino. - Jenifeer Gugliotta.

- Editorial SEGUIMOS DANDO LA PELEA: Capital humanidad Vs. Capital dinero.

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- Nota literaria

Hugo y el caballo de Ibrahím. Víctor Guanipa

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- Aforismos El sagitario. R.J. Petit Castellano

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- Cuentos

El puente. Jairo Prieto

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Dos en la ciudad. Vanessa Pereira

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50 años y este olor a óleo que se queda en los huesos. Colaboradores: - Anthony Alvarado. - Emilis González. - Camilo Morón. - Jhon González. - Ana Cristina Chávez. Portada: - Obreros con aplanadora.

República Bolivariana de Venezuela HECHO EL DEPÓSITO DE LEY

Milagros Escobar

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El mendigo. Natasha Moraes

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- Poemas

Daniel Ángel Paz Joan Camargo Miguel Antonio Guevara César Seco Antonio Robles Vielsi Arias

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- Cine Fantasmas y secretos. Alejandro García

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Editorial

SEGUIMOS DANDO LA PELEA:

Capital humanidad vs. Capital dinero

“Cada uno es culpable ante todos, por todos y por todo”. F. Dostoievski

Desde hace unos años nos dimos a la tarea de construir una propuesta cultural alternativa que presentara una cara artesanal y autogestionaria, no con el fin de contradecir, atacar o descalificar las maneras tradicionales de lograr una publicación, con la misma dificultad pero con el patrocinio del Estado o la empresa privada. En cambio construir una propuesta que pudiera encontrar su propia forma de existir. Así llegamos al Grupo Musaraña que se nos hizo familia y unas Ediciones Madriguera que de ser casa también nos permiten aprender (crecer). En un sentido más orgánico Esta propuesta está cimentada en la posibilidad de confiar en el otro, transitando por los momentos más difíciles y alegres de quienes lo oxigenamos. Es por esto que nos llena de gozo reconocer una parte de uno impreso en el otro, conviviendo en una conexión orgánica que nos lleva a conocernos y reconocernos constantemente para vislumbrar el paso siguiente y avanzar. Aunque no nos veamos sabemos que estamos ahí.

Capacidad creativa La complejidad de nuestra existencia como editorial alternativa nos lleva a emprender un viraje constante en nuestras propuestas, tanto estéticas como sistémicas que nos lleven a la consolidación de una forma propia, una personalidad sincera y tan contradictoria como nosotros mismos. Por esto nos hemos mantenido trabajando sin miedo. Porque el miedo coarta la creatividad y la posibilidad de experimentar nuevas formas de llevar esas palabras hacia nuestros semejantes; la posibilidad de seguir llenando de vida este proyecto. Sin importar lo que pase en lo sucesivo, hemos y seguiremos dando la pelea con nuestra humanidad contra la dependencia del dinero. A esta revista hemos aprendido a llenarle la barriga con nuestra propia carne, nuestras verduras, fluidos y cereales, para que no se muera atada a una lata, a una bolsa plástica, en una vitrina.

Los editores


Nota Literaria

A la memoria del gran Hugo Fernández Oviol

Víctor Guanipa Navegando en las hojas de una Antología, me tope con Hugo... Él me mostró un caballo, un caballo cósmico que se llevó a un amigo suyo llamado Ibrahím. Me dijo que Ibrahím era uno de esos magos que están llenos de ciencia, de sueños y de amor a la vida pero que un día le ganó el cansancio, recogió sus sueños en una maleta, se montó en su caballo cósmico y se fue a vivir a otra galaxia... desde ese entonces, Hugo tuvo la seguridad que el galáctico caballo estaba suelto por el aire y que

en algún momento vendría por él. No sé por qué pero yo sí creo que Hugo se fue en ese caballo al igual que su amigo Ibrahím porque un ser como Hugo Fernández Oviol no podría dejar de existir así como así y mucho menos sepultarse debajo de la espesura del silencio porque Hugo representa la alegría; porque su mirada y esa hermosa cascada blanca que surge de su sonrisa siempre seguirá fluyendo mientras que nosotros, Los Mortales, sigamos escuchando su poesía.


Afor����� ismos

R. J. Petit Castellano -Los políticos: tara social crónicas, sofismas, inverecunda, dialéctica barata y retórica manida, cultura ligera y superficial. -La democracia no admite adjetivos. La democracia es o no es. -La justicia es ciega… Pero el hombre no lo es. -Érase una vez, un país semibárbaro donde los alumnos se sublevaban si los exhortaban a leer diccionarios y obras literarias. -La enseñanza en el aula debería

regirse por estas sentencias bíblicas: “No arrojéis perlas a los cerdos” (Mateo); “Hablé una vez, no volveré a hacerlo; dos veces no añadiré nada” (Job). -El vulgo desdeña el discurso ficcional pero es adicto a las telenovelas. -Toda sociedad instaura un modelo de corrección lingüística, una norma culta. Aún es la cultura tolteca prehispánica existió una clara conciencia del idioma, un respeto y cultivo de las formas consagradas


Aforismos

como correctas. Tal como en el imperio romano existió la dicotomía latín culto-latín vulgar, en la sociedad tolteca hubo también una división análoga: tecpillatolli, la lengua literaria y de los discursos morales y pedagógicos; y macehualtolli, la lengua familiar, de uso cotidiano o informal… Ahora, intelectuales-políticos de última hora pretenden hacernos creer que la norma culta es un artificio coercitivo de academias ultraderechistas.

aquello), a traficar droga, amedrentar con armas y agredir docentes, esos proletarios. -“Más que en ninguna otra parte, la vida del poeta en Venezuela es doble: el poeta que a duras penas sobrevive y el que va muriendo en sus sueños cada día” (Alejandro Oliveros). Esto lo niegan solamente aquellos “poetas” que vegetan en el aparato burocrático del país, que gozan de prebendas y devengan emolumentos que cuadruplican el salario de un funcionario público cualquiera.

-A bordo de su carro de último modelo, despotrica contra el capitalismo y el calentamiento global.

-La historia, para quienes detentan el poder político, es un medio de justificación del statu quo, un medio para apuntalar ese mismo poder. -Intuyo que los reaccionarios son los más apresurados por autodenominarse “revolucionarios”, “izquierdistas”, “contestatarios”, entre otros calificativos que poco me dicen. -El sistema educativo no ha logrado que los ruines, vándalos y hampones cambien; ¡son éstos los que han hecho que el sistema educativo cambie! -Si Aristóteles viviese, miraría consternado la decadencia en que ha caído su Liceo. -Ahora muchos alumnos asisten a las instituciones no a escuchar cátedra sino musiquitas, a hacer felaciones y sodomías (y a filmar todo

-Es un “poeta” de esos que se dicen “izquierdistas” “revolucionarios”; que adhieren, en fin, a la corriente política en boga. Ha llegado a ocupar un alto cargo en el aparato burocrático-cultural del país… Es un potentado con tufo a whisky… Y el ideal de este “poeta revolucionario” es, ahora, comprarse un novísimo carro. -A bordo de su carro de último modelo, despotrica contra el capitalismo y el calentamiento global. -Hyundai Motors patrocina documentales televisivos contra la polución y el calentamiento mundial. -“El mito de la revolución” (Juan Liscano).


Aforismos -“Cultura” es un concepto superior que no se cobija bajo ninguna bandera partidista. -Juventud: ignorancia, bullicio, necedad, gregarismo, insolencias, esnobismo… -No os preocupéis, juventud, “divino tesoro”, por vuestra estulticia, que ya en su momento Erasmo de Rotterdam señalaba ésta como un rasgo característico de la humana especie. Iros alborozados, pues, con vuestra estolidez. -El feminismo, como el machismo, es un sexismo. Los feministas son sexistas. -El discurso feminista es contradictorio: habla de una ignota lucha de la mujer por abrirse paso en una sociedad que, supuestamente, le veda posibilidades de ascenso, cuando la realidad demuestra que la mujer ha ocupado desde hace tiempo espacios que eran privativos del

varón. Las mujeres asisten a las universidades, ejercen la abogacía, la medicina, las diversas ingenierías, la docencia; escriben libros, dirigen o ejecutar investigaciones, militan en partidos, se enrolan en la milicia, ejercen el periodismo, publican en prensa, se dedican al arte, al comercio, al deporte; llegan a hacer directoras de instituciones, rectoras de universidades, alcaldesas, gobernadoras, presidentas… ¿Qué demonios quieren, pues, los sectores feministas? ¿Qué buscan? ¿De qué exclusión hablan? ¿Qué pretenden con sus cacareos repetitivos y fastidiosos? ¿Creen que “la conquista feminista” débese únicamente a la mujer, como si no fuera un logro SOCIAL?... Conclusión: el discurso feminista es falso (“La contradicción es la señal de la falsedad” advertía Lautrémont). -Círculos literarios: petulancia y poses. -“Veintiún siglos después, esta sociedad sigue prefiriendo a Barrabás” (Frank Blanco).


Cuento

El puente

Por Jairo Prieto

Para Neirlay Andrade, como prometido. Para descolgarlo, tuvieron que desmontar varios tubos oxidados. Fue necesaria una maquinaria de última tecnología y veinte hombres corpulentos. El cielo se extendía frenético. Las nubes se incrementaban al costado de las altas montañas, que serpentean al borde de la ciudad. Los ruidos de las casas cercanas se incrementaban a medida que las horas del reloj de la iglesia avanzaban incesantes: una tras otra, unas tras otras, como destinadas al infinito. No hacía brisa. Bandadas de tordos sobrevolaban hambrientos... El aire era espeso. Los hombres comenzaron a armar sus plataformas para descol-

garlo rápidamente. Tubo a tubo iban desmontando. Al sitio lo sumergieron maquinarias de diversos tamaños y funciones; necesarias para desmontar lo que había que descolgar. Abajo, las casuchas de zinc se mantenían alerta de los movimientos del puente; su pesado cuerpo que se explayaba en un arco flojo por el tiempo. Es domingo. Las casas están siendo aseadas. Se escucha música: vallenato, salsa, y uno que otro reggaeton. Los andamios se forjaron a lo largo del puente. -Diciembre es así, un puro acomodo. -Así es Clementina, así mismito es. Ojos con rostros ocultos fisgan a


Cuento los obreros. Al costado de las casas, pasa el río que atraviesa la ciudad. Algunos niños del barrio, que viven a las orillas de la cloaca, compiten con barquitos de papel; mientras los hombres se mantienen arriba de los andamios golpeando con furor a los tubos mal armados del puente; derribando el asfalto con esa aflicción que tienen los apurados. Los ecos de los martillazos y los camiones, se confundían con Héctor Lavoe. Todo tiene su final nada dura para siempre… El tiempo había hecho de las suyas al inmóvil cuerpo de metal, año tras año fue despellejándolo hasta sus últimas consecuencias: volverlo inservible y peligroso. Los barquitos bajan el río zigzagueando, los niños descamisados, boquiabiertos, observan cómo se deslizan por el caudal sus barquitos destinados a naufragar en las turbulentas aguas de la inmensa cloaca. Ratas escamotean las orillas alimentándose, corriendo de un lugar a otro, como huyéndole de las miradas de los niños que se encuentran a sus cercanías. Hace calor. Los hombres que desgastan el puente, advierten a los niños del peligro de estar debajo del viejo cadáver. El cielo se pinta de un blanco pálido. En el acueducto las cuerdas se atraviesan entre sí; se tambalea a pesar de la telaraña de cuerdas que lo sostiene. De la tierra brota calor, a pesar de eso, sopla un viento apocalíptico. Seco. Todo seco, como si estuvieran envueltos en llamas. Al

fondo se escucha el gloria al bravo pueblo. Las maquinarias se paran. Uno a uno abandonan su puesto de trabajo. Se descamisan y se zumban en cualquier esquina donde el sol no les pegue en la cara. - ¡Hora de comer! - gritan a los que aún andan montados en los andamios. Otros hombres echan un líquido azul sobre el río, tiñéndolo por completo. Después que las mujeres preguntaron varias veces para qué echaban eso al agua, (preocupadas por sus hijos que juegan a sus orillas) un obrero respondió que era para descontaminarlo. Sólo se escuchaba el ruido de las máquinas, que además, no era muy fuerte porque los camiones estaban recién comprados; casi sin uso, se notaba por la carrocería y el plástico que aún tienen los muebles. - Esto es calor de lluvia. Los obreros estaban uniformados, haciéndole propaganda al candidato político. Otras personas entregaban volantes mientras detrás del viejo cadáver, levantaban una valla gigante con el rostro perfumado y maquillado, con la mano en la mejilla, como un pensador, al mejor estilo de Rodin, del aspirante al cargo burocrático. Iban rebajando la anchura del asfalto de la larga calle, talando algunos árboles para rehacerla más ancha. Por la manera que aquellos hombres devoraban el esqueleto construido en 1956 se les notaba una magna experiencia. Arriba, los postes de luz tambaleaban por causa de la pesada ma-


quinaria, que iba y venía con un apuro prodigioso. Bastó medio día para que el carapacho metálico estuviera totalmente en el suelo. Sin dinamita, sin mucha bulla, el viejo cuerpo ya estaba en pedacitos sobre los camiones que iban y venían, una y otra vez. Desde las orillas, los niños miran la deconstrucción del puente. Ven entre los barrotes colocados por los obreros alrededor del cadáver (por seguridad de los chismosos), cómo los lomos de las maquinas se mueven quitando tubos y concreto. La tarde era seca y nublada. A los barquitos se los tragó el agua sucia. La carretera asfaltada que serpentea al pie de la baranda del puente y el borde de los acantilados, donde comienzan a palparse los techos de los ranchos, se escucha el rumor del río, las regaderas de los bañitos roñosos, el sonido de la televisión, la radio, los gritos de los bebés y Héctor Lavoe que se repite y repite… la construcción del nuevo puente no es motivo de alegría en el lugar, la gente se pregunta cuál será el precio a pagar… el humo que brota de los camiones no es espeso, se puede distinguir a lo lejos a un tumulto de gente tomando cerveza para regular el calor, riendo, observando la manera que aquellos obreros montaban el nuevo puente, que desde muchos años atrás le habían prometido reconstruir. El sitio es puro smog. El puente ahora es más ancho, cómodo para los peatones del barrio La Línea, penetrado por la sole-

Cuento dad desde 1956 que construyeron el puente, desde ahí no se le veía al gobierno ejecutando nada, afirmaban los más ancianos del pueblo. - Sí son desgraciados, no Clementina. Cómo se ve que necesitan votos. - Sí Jacinta, así es, nos necesitan, así es. Comiendo y hablando, comiendo y hablando y señalando. Las dos viejas sentadas a la orilla de la calle, en sus mecedoras de madera carcomida. En el río los niños siguen compitiendo con objetos flotables, y, al otro extremo, cerrando la orilla invisible de la cloaca, el inclinarse de las columnas de otros ranchos, donde los uniformados hacen listas para los posibles beneficiarios de becas para sus hijos, neveras, lavadoras, o algún material de construcción. El puente está rodeado por una barriada inmensa, un montón de barrios dentro del barrio. Para los aspirantes a las gobernaciones se han hecho un sitio adecuado para sus campañas electorales. La población en los últimos años se ha incrementado prodigiosamente, sin titubeos. Al esconderse el sol, ya el puente estaba listo para el uso. Su inauguración repentina sorprendió a los habitantes del sector. Fueron años de buenos puentes por todos lados. Puentes con nombres de ellos mismos. Puentes con afiches del presidente, fotos políticas por todas partes. - Esa es la mejor manera de hacer política Clementina, esa es. - Así parece, un puro prometer.


Cuento - Agradecer lo que hacen, hay que ser agradecido - Ni que fueran buenas gentes, ese es su deber ¿entonces para qué se ponen de candidatos? Al puro robar… Caminando de aquí para allá Caminando es lo que voy… Los años pasaron, y los ranchos se extendieron talando los contados árboles del barrio; rodeando el puente reconstruido. A sus orillas nacieron llantén, escoba amarga, patitos que cubrieron las aguas sucias llenas de sapitos. Monte y monte creció iluminando de verde, blanco y amarillo las orillas de la cloaca. El olor fétido se incrementaba con el invierno. La agresividad de las lluvias y del sol, dilataron el esqueleto que yacía a la intemperie. Se descolorió (¿decoloró?), su cuerpo comenzó a aflojarse. “Las estructuras las fabrican pero no las mantienen”, decían algunos vecinos del sector. Sapitos y libélulas se incrementaban. Hacían sonidos abusivos en la temporada de aparearse. Las lluvias se deslizaban sólo de noche, “la pesada manía del cielo en hacernos la vida de cuadritos”, murmuraba un anciano tirado al borde de la acera. Algunos vecinos, producto de los baches del puente, no podían cruzarlo. El Ministerio abrió una comisión para la reconstrucción de los puentes. Descolgaron los del oeste que se balanceaban. Descolgaron los que se tenían que descolgar. Al pasar los años, el puente, de nuevo con el asfalto agrietado, tenía baches que podrían atascar las ruedas de un ca-

mión. Era el día a día de los vecinos. Los habitantes, estaban a la buena de Dios y el puente a las colaboraciones de los vecinos. Lo pintaban, le tapaban los baches con tierra, y, cuando se podía se le colocaba cemento. Era diciembre, el mes de pintura, de armonía con el ambiente, de hacer lo que el gobierno no hacía. - Este diciembre cumple mi hijo ya cinco años de muerto. - Ya han pasado cinco y ese maldito todavía sigue matando por ahí. - Somos pobres Jacinta, a los pobres no nos escucha ni Dios. - No blasfemes Clementina, no seas pecadora. Dios te puede castigar. - Más… El aire se humedece al transcurrir las horas. La gente resignada esperaba las elecciones, esperaban con sus consignas desgastadas por las generaciones anteriores, consignas que años tras años el odio era mayor. Se decían unos a otros que no valía la pena exigir tanto, pero algunos, los más frágiles, promulgaban un estallido. - Hay que conformarse doña, hay que conformase con lo que hay. Tendremos que esperar otras elecciones para que vuelvan acomodar el puente. - No mijo, ya basta de esperar; hay que agarrar lo que es nuestro… En la madrugada llovió intensamente. La calle que atravesaba el puente estaba vacía y muda. Esa noche llovió hasta el amanecer.


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Cuando desperté, aun estaba allí. Eran más o menos las 6 de la mañana. Unos pequeños rayos de sol atravesaban la cortina y alumbraban su cara; pero él no despertaba, estaba agotado. Los vasos de whisky, las líneas de coca; los vicios necesarios para soportar la verdad estaban tirados en el suelo; así el orgullo, los deseos, y las ganas. Fuera de la casa, se empezaba a escuchar el caos de la ciudad. En silencio yo lo observaba. Detallaba su nariz perfilada, la que quería que nuestros futuros hijos heredaran, me detenía en su cabello largo, en su barba de limosnero que mi

Cuento

piel disfrutaba tanto; su boca grande y libertina me hacia recordar las veces de risas escandalosas, de música de los 70, de besos enamorados, de momentos en que corazoncitos rojos se dibujaban sobre nuestras cabezas como comiquita de Disney. ¡Qué cursi! ¡Qué idiota! No dejaba de pensar en qué pudimos fallar. La discusión de la noche anterior fue larga y sincera. Su distancia, su desinterés por la realidad; mis exigencias, lo aburrida que me había vuelto gracias al trabajo fueron sólo algunos de los motivos que ambos vomitamos cuando el tedio,


Cuento

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Dos en la ciudad

Por Vanessa Pereira

la hipocresía y la indiferencia se hicieron insoportables e inevitables. Cuando él despertó, yo seguía allí. Seguro miró mi cuerpo. Estoy segura de que me deseó completamente en ese momento. Luchó consigo mismo para no tocarme, para no hacer lo que siempre hacía después de cada pelea. Esta vez era diferente. Esta vez era necesario levantarse de la cama e irse sin beso de despedida. Esta vez él sentía que era para siempre. Mientras recogía sus cosas, encontró la carta de amor que una vez le escribí. En la que le pedía que aprendiera a bailar salsa, en

la que celebraba su espíritu libre y le prometía risas y música por lo que me quedaba de vida. Se llevó también mi foto, en la que aparezco desnuda y que él mismo tomó mientras dormía. Recordó aquella vez que llegamos tarde de “Pachamama”. “Una noche rocanrolera” como le gustaba llamar los jueves en la noche. Ese jueves repetido en el que nos demostramos amor en una cama vieja y el voyeurismo se hizo foto. Escucho Love Street y pienso en él. Son casi las 10am y él ya no está.


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Cuento

50 años y este olor a óleo que se queda en los huesos (Breve relato introspectivo) Por Milagros Escobar El olor a trementina, a óleo, invade todo. Ella sentada en silencio, sola, en su oficina; en la zona reservada para las pinturas que van a ser exhibidas luego, rememora tantas diversas formas, colores, texturas. Formas compañeras, a través de los días, del tiempo vivido. Ojos alados, se pasean por las imágenes. 50 años, la vida pasada inevitablemente se hace presente, la reflexión que no cesa, se agudiza, pronto llegará su próximo cumpleaños. Tantos mundos recreados, en un contexto social materialista, que parece preferir la finitud de una transacción monetaria a la eternidad de

la metáfora expresada; necesario instrumento para la sobrevivencia del alma. A ella le sorprenden todavía, esos valientes a contracorriente, que se van quedando pedazo a pedazo en esas formas, en la luz, en las sombras, en las obras. La vida es como esos lienzos, esos dibujos, se dice a sí misma. Jajaja! Se ríe. ¡Vaya! ¡Qué frase manida! ¡Qué lugar común! ¡Qué palabras gastadas!...y levantándose, cesa la carcajada y calla. Qué verdaderas se sienten esas frases. La verdad es tan inevitable como los recuerdos. ¿Cada pincelada, será un amor?


Cuento

¿Cada color, Amarillo Jazmín? ¿Rojo Milagritos? Las hijas. ¿Cada sombra, cada luminosidad, algún momento? Frente al caballete, sentados, todos estamos cada día, reinventándonos por el puro placer de hacerlo, por la pura necesidad de soñar. Piensa ella. Algunos le tienen miedo al lienzo vacío, se apresuran. Algunos saben esperar la madurez de la fruta; fruta venenosa a veces, fruta dulce, a veces. Unos somos “Barrocos”; nuestra vida está adornada por arabescos profusos e intrincados, imposibles de leer con los códigos conoci-

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dos, otros somos como el “Minimal Art” pretendemos resumirlo todo en pocos elementos, imposible ser definidos sólo por ellos. 50 años, convocan a la conjetura, a las hipótesis, a los prolegómenos, a los epitafios, a las mil y unas noches, tal vez de eso se traten todos los cumpleaños. Regresando al escritorio, se sienta. Abruptamente, entra su jefe, avisándole que están llegando las obras para la próxima exposición, juntos se van a recibirlas, y así, se inicia el círculo de nuevo.


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Cuento

El mendigo Por Natasha Moraes Tiene pierna y media. La mitad que le falta la suple con un palo de escoba amarrado con un muñón de trapos y se equilibra precariamente con la ayuda de una muleta pre-histórica. Siempre está sucio y drogado, y tiene hambre, se le nota. Brincotea entre los primeros carros de la cola en un semáforo concurrido. Hoy estaba yo ahí, de primera en la hora pico, y oí unos golpes autoritarios en la ventana del copiloto. Era

él, exigiendo con el compás de la muleta, el pago del peaje a su mala estrella. Nos miramos a los ojos. Desplegó una sonrisa-mueca llena de vacíos. Automáticamente miré al lado contrario mientras sentía el rubor en mis mejillas encendido por las brasas de su mirada. Arranqué mi auto lo más rápido que pude, secándome la humedad que la vergüenza trajo a mis ojos. Perdóname Dios mío, porque he pecado…


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Poesía

Poema de Daniel Ángel Paz Ríos Décima al bicentenario I El diecinueve de abril de mil ochocientos diez sufre el imperio un revés fue conminado en su atril. El anhelado regir del mantuano detentor se vuelca contra el pretor Capitán Vicente Emparan. La libertad se declara consolidarla es honor. II Entendiendo el escenario que nos presenta la historia, celebremos con euforia el año bicentenario. Dos siglos, que planetarios son setenta y tres mil días defendiendo la utopía el sueño de libertad es la única heredad que Bolívar legaría.

IV Que reivindique la historia a todos los que han caído milicias y pueblo unidos en la lucha por la gloria. Y se detenga la noria nefasta del despotismo, alejando el egoísmo de obtusos obnubilados que al imperio se han plegado enfermos de consumismo.

III Conmemorar en presente las empresas del pasado reinterpretando el legado de ancestros irreverentes. Es refrescar nuestras mentes en decoro y dignidad para que la libertad se haga firme y verdadera y no sea una quimera de doscientos años más.

V La fecha no se limita a la conmemoración es materialización de independencia infinita. Otro verso se recita verso de idea y de acción con más participación de las voces desoídas Bicentenario, sentidas vivas en revolución.


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Poesía

Poema de Joan Camargo PERO NO VEO LA SANGRE, MENOS MAL VEO A UN IMPERIO TEMBLANDO DE TERROR VEO A UN PUEBLO LEVANTÁNDOSE CON VALOR NACEN HOY LOS SUEÑOS SIN PENSAR Veo una gran batalla librar a mi pueblo bravo si señor veo los aceros de la razón blandear contra el odio y el temor escucho un caballo blanco galopar la batalla por la vida crece en furor PERO NO VEO LA SANGRE MENOS MAL Se levantan aquellos que un día fueron tierra, fueron hambre y sol se levanta con orgullo y razón conociendo el valor de sus vidas veo al rico gritar de horror VEO A UN IMPERIO TEMBLANDO DE TERROR Como ríos corren al mar corren a las plazas los calores de las manos, y los corazones corren a la esquina los peones se levanta un pueblo que dormido olvida lo que es vivir sin dolor VEO A UN PUEBLO LEVANTÁNDOSE CON VALOR Nace hoy la esperanza, el día no hay sangre en las plazas pero hay vida, hay mar , hay cielo hay tranquilidad y consuelo nacen los sueños de tierra y casa de tener hijos y de amar NACEN LOS SUEÑOS SIN PENSAR..


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Poesía

Poema de Miguel Antonio Guevara Hay un ruido que se escurre por debajo de las puertas Para avanzar, giro sobre mí mismo ciclón por lo inmóvil habitado. Jean Tardieu. Hay un ruido que se escurre por debajo de las puertas, se diluye en la actividad nocturna de los objetos, en la casa. En la cocina, más bien en su atmósfera reposa un olor a frutas maduras. Ya en el estudio corretea y hace gárgaras la incertidumbre, la llama de una vela cómplice con el viento escurridizo del ventanal que resiste apagarse. En la mesa un compás que rechaza hacer círculos imperfectos, el sillón principal muestra la forma de una espalda, que insiste a diario en inmortalizarse. Hay un ruido que se escurre por debajo de las puertas…


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Poesía

Poema de César Seco La muerte viaja en bicicleta Tal vez sea porque camino a la escuela salió de una esquina y acabó con mi distracción. Tal vez sea porque nunca pude montarla, indomable potro; geometría de hierro. En alguna calle nos vimos luego. Yo era niño aún y ella me llevaba por el medio sonreído hasta que salió la pared. Era sólo un sueño. Pero el sol desnuda la angustia cuando la luna calla. La vi pasar sola y al rato estaba de vuelta con un esqueleto. Se había detenido en mis ojos como un jarrón, como una pelota, pero no era ni un jarrón ni una pelota. Era sólo ella. Tal vez sea llanto por verla partir en los pies de mi hermano Israel pedaleando y yo sin poder hacerlo. Tal vez por ese otro llanto al rodarla unos metros luego y caer sucesivamente cuantas veces quise subir sin poder arrancarla de ese no poder. Ella está aquí, sola, sin ese nadie que fui y sigo siendo. A la vuelta de sus ruedas estaba mi vida y no lo sabía, al ritmo de sus pedales iba mi soledad a la que un cigarro a escondidas le bastaba para volar. Se había detenido en mis ojos como una casa, como un árbol, pero no era una casa ni un árbol. Era sólo ella. Tal vez sea porque quise montar a mi novia y también la derribó en la esquina sin darse la vuelta. Tal vez porque su timón endurecido me enfrío las manos. Porque mi amigo solía llevarme a ver a mi novia y me daba el timón mientras él pedaleaba. -Volverá por esta calle o por aquella otra- me decía. Pero no volvía y se hacía tarde y yo me iba envuelto en su


Poesía

ausencia, y un día la vi venir sola sin mi amigo y no se detuvo, siguió de largo y fue engullida por las nubes. Se había detenido en mis ojos como una calle, como una luna, pero no era una calle ni una luna. Era sólo ella. Tal vez porque nunca fue mía siéndolo del todo. Tal vez porque ese todo era la velocidad que sigilosa pasaba dejándome siempre detrás, con estos ojos viajando a esos parajes donde algún día ella podía detenerse de verdad. Porque no hay razón para que siga viva en mi recuerdo siendo ese algo como si no existiera, pero ella aguarda siempre al otro lado del arcoíris. Se había detenido frente a mí como un sol de dos caras, como la geometría invisible de mi recorrido, y no supe qué decirle antes que partiera. Tal vez sea por esto que llueve sobre ella.

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Poesía

Poema de Antonio Robles Chamán de los muertos vivientes Yo me río y me burlo de los exitosos. Soy el chamán de los muertos vivientes de mi ciudad y de todas las ciudades del mundo. En mis signos vitales hay una espesa sombra que me hace fantasma en los últimos rincones de la tierra. Yo me río y me burlo de los escritores. Soy el vocero de los muertos vivientes. Por eso he caminado incinerando magnolias en las avenidas de la muerte. Y diseño ritos esquimales en las tumbas secretas. Y penetro en los siglos y resucito plegarias y personajes legendarios enterrados. Fraternizo y soy parte de los muertos vivientes y ellos me dan sus palabras. Yo me río y me burlo de los poetas burócratas y catedráticos universitariosexitosos sociales con sus rostros pálidos por el efecto del aire acondicionado. Yo me río de la ley del rebaño y siento frenéticas ganas de huir-escapar. Con los exitosos no hay vida ¿y para qué coño la poesía? Y deliro en las sombras y escribo en paisajes polares huyendo de las convenciones de cuervos electrónicos. Soy el chamán de los muertos vivientes. Dirijo los salmos en los jardines de piedra. Y me alegro de caminar en la lluvia púrpura hacia el paraje Antártico y glaciar de los olvidados. Y me asaltan sueños malvados y terribles entre ventiscas y arrebatos antisociales. En los años 80 y comienzo de los 90 yo pasaba las noches en una oscura plaza en tertulias de malandros (muertos sociales) y ahí me encontré con la poesía. Y ahí descubrí a Kool and the Gang. Yo expreso oraciones grises en las ceremonias de los muertos vivientes. Los exitosos tienen su status quo. ¿Y para qué coño la poesía?


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Poesía

Poemas de Vielsi Arias Encontré a mis parientes sentados en el patio Vicente Gerbasi Ellos hacían caminos, movían distancias. Subían y bajaban cargamentos. Limpiaban conucos, desnudaban cerros para sembrar. La tarde los reunía a la mesa y el calor del fogón acercaba los brazos. Ese brillo que cosía los sabores llenaba el silencio. La casa, plena en olores, los veía llegar y despedirse.

Voy detrás de mí, por ese caserío… Nuestras llaves siempre fueron las mismas. Nadie quería mudarse, pero el río creció y nos fuimos.


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El séptimo cielo - cine

Fantasmas y secretos Alejandro García elseptimocielo74@gmail.com EL SECRETO DE SUS OJOS, Argentina, 2009 Dirección: Juan José Campanella Guión: Juan José Campanella, Eduardo Sacheri Música: Federico Jusid, Emilio Kauderer Fotografía: Félix Monti Elenco: Ricardo Darin, Soledad Villamil, Guillermo Francella, Pablo Rago, Javier Godino, otros. Benjamin Esposito (Ricardo Darin) acaba de jubilarse después de trabajar por treinta años como secretario en un juzgado de instrucciones en Buenos Aires. El tiempo no le ha hecho olvidar un horrendo crimen cometido contra una joven y hermosa mujer a la cual él ayudó a resolver el caso, tampoco puede olvidar a Irene (Soledad Villamil) su jefa inmediata de la que aún se encuentra enamorado en secreto. Benjamin comienza a escribir una novela basada en el

homicidio de la joven, reviviendo fantasmas del pasado, develando secretos ocultos, abriendo una nueva página en una historia que permaneció inconclusa por largos años. La película argentina El Secreto de sus Ojos, ganadora este año del Oscar de la academia como mejor película extranjera, es sin exageración alguna extraordinaria desde cualquier punto de vista que se le mire, su director Juan José Campanella demuestra poseer un


El séptimo cielo - cine sublime y excelso conocimiento de lo que es el complejo arte de hacer buen cine. Campanella junto a Eduardo Sacheri, este último autor de la novela “La Pregunta de sus ojos” de la cual se basa la película, logran edificar un guión sólido, correctamente hilvanado por las líneas temporales en que se encuentra narrado el relato, con cierto aire de melancolía, de tiempo olvidado, como quien observa con nostalgia una vieja fotografía. La química entre sus protagonistas es inmediata y presenciamos maravillados la metamorfosis entre el personaje de la historia y el actor que lo representa con una naturalidad increíble, Ricardo Darin conmueve con una actuación soberbia, demoledora, un hombre común que se debate entre sus propias limitaciones laborales y un hondo deseo de hacer justicia en una sociedad

23 delimitada en rancias castas sociales, de donde proviene la soberbia y juvenil Irene Menéndez-Hasting, interpretada a sus anchas por la actriz Soledad Villamil, todo un manojo de temple, belleza, inteligencia y sentimientos encontrados en una sola mujer. El comediante Guillermo Francella le da vida a Pablo Sandoval, el ayudante apasionado de las copas de Benjamin, que sabe más de la vida de lo que aparenta, Francella alejándose completamente de su típica faceta de cómico logra un personaje memorable. Pero no todo es belleza en el filme, bajo el aterciopelado esteticismo de El Secreto de sus Ojos se esconde un sombrío thriller de impunidad, complicidad e injusticia social todo enmarcado en los años mas terribles del país austral, un Tour de Force entre un cine del más alto nivel y las pasiones mas bajas del ser humano.


MILAGRO SON ELLOS,

MILAGRO ES QUE

LOS HOMBRES NO RENUNCIEN A SUS VALORES CUANDO EL

SUELDO NO LES ALCANZA PARA DAR DE COMER A SU FAMILIA,MILAGROES

QUE EL AMOR PREVALEZCA Y QUE TODAVÍA CORRAN

LOS RÍOS CUANDO HEMOS TALADO LOS

ÁRBOLESDELATIERRA.

ERNESTO SÁBATO


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