Lugar de encuentro literario Santa Ana de Coro, Octubre de 2.006 – Año 1 – Nº 07 – Edición mensual - Depósito Legal PP200603FA452
HECHO EL DEPÓSITO DE LEY ————————— ¡Estamos en algo!
SUEÑOS DE REALIDAD Anoche sentí la calidez de tus brazos, sentí el calor que produce un abrazo, eras tú, todavía cuidando mis pasos, hasta darme cuenta que solo era un sueño que me hizo pedazos. Eras tú acercándote y abrazándome con fuerza, eras tú diciéndome “aquí estaré cuando quieras”, eras tú esperándome siempre con tus manos abiertas, eras tú con un: “Te quiero mucho” dándome fortaleza. Vi tus ojos que me dieron resistencia, vi tu sonrisa darme, haciéndome sentir firmeza, vi tus pasos seguir una luz con potencia, te vi a ti allí transmitiéndome fortaleza. Y ahora escucho tu voz en mi pensamiento, cierro mis ojos y te veo en mis sueños, estás aquí siempre como un guardián eterno librándome de tormento, y seguirás cuidándome hasta con el pasar de los tiempos. Marina Lugo
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¡SI ALGO LE PARECE EXTRAÑO, HAGALO SABER! Lo que se guarda para sí, lo terminará escupiendo unas cuantas reuniones más allá.
1ª RAZÓN
-Escritores: - JennyGugli - M. Victoria - Marina Lugo -Imágenes: - M. Victoria - E. T. - Internet ——-——–————– Se agradece la reproducción total de esta obra por fotocopia, al igual que su difusión total o parcial por cualquier medio, mientras no se violen los derechos de autor.
DISFRUTAMOS EL ARTE DE VERTE VOLTEAR LA HOJA. ¡He aquí donde resucitas!
Director: Ennio Tucci Editora: Jenifeer Gugliotta
El insomnio recorre la casa alberga tristeza, depresión. Le abro la puerta y sale al jardín, juega con los perros, las aves. Se posa en el árbol y me observa. Aún estoy en la entrada con la puerta abierta de par en par, esperando a que se vaya ¿O deseo que vuelva? - Me sonríe ¿Acaso sabe qué estoy pensando? Retira su mirada y me señala algo. ¡Es un niño! ¿Pero qué hace en el jardín? - Está arrancando la tierra Los perros labran ¡me despierto! Siento algo frío en los pies, es Zéus tocándome con su nariz. Observo el árbol y sutilmente se mece en el aire, el viento me empuja hacia la casa… La puerta se cierra… ¿Estaré sola? Jenny Gugli
————————— DIRECTORIO
Ernesto Sábato
PARA MI, TU RECUERDO Para mi, tu recuerdo es hoy como la sombra del fantasma; yo fui buena contigo. Tu desdén no me asombra, pues no me debes nada ni te reprocho nada. Yo fui buena contigo como la flor. Un día de jardín en que solo soñaba, me arrancaste; di todo el perfume de mi melancolía y como quien no hiciera ningún mal, me dejaste. No te reprocho nada, o, a lo más, mi tristeza, esta tristeza enorme que me quita la vida, que me asemeja a una pobre moribunda que reza a la virgen pidiéndole que le cure la herida. Patry Gamero
Ennio Tucci
El cabello mojado de morderme la oreja, los dedos tatuados en pezones sin pena, y un suspiro caliente justo arriba de un vientre que vibra en silencio suplicando tenerte. Si deslizo la mano donde empiezan tus piernas solo puedo sentir que en silencio tu tiemblas sosteniendo mis hombros sin querer que me mueva simplemente besando donde mueren mis penas. Si el sudor se midiera en un balde profundo entre tanto sudor se ahogaría este mundo y el calor de estos cuerpos quemarían la tierra; no te digo palabras porque todo está dicho si algo a mí me faltaba, pues Dios hoy lo hizo, con tu cuerpo y el mío devorando la tierra pidiéndole al mundo que este día no muera. M.Victoria
EDITORIAL: Hablando de ellas podríamos llenar páginas enteras, libros, paredes llenaremos de graffitis y nos quedaríamos siempre tan cortos, que nunca más seríamos tomados en serio. ¡He ahí el peligro de hablar o escribir sobre ellas! Pero nos atrevemos y descubrimos que nuestras lenguas hirientes no son para sus oídos celestiales, nuestras palabras poco pueden brindar consuelo a sus dolores o paz a sus corazones. Tan básicos hemos sido, que seguimos creyendo que una salida al cine o un chocolate puede resolver su depresión o la discusión que sostuvimos con ella la noche anterior o el lunes por la mañana. Quizás allí está lo difícil de escribir esto, precisamente en el hecho de no poder decir nada de la más tangible de las representaciones celestiales aquí en la tierra. ¿Dónde encontrar el cielo sino en sus ojos o en su sonrisa? ¿a quién no se le hace un huequito en el pecho cuando se ríen? Quiénes, sino ellas, que nos llevan al paseo del Edén. De sus manos (o por causa de estas) caminamos sobre las nubes o pescamos palabras en el cosmos. A ellas, dedicamos esta edición.
“Estamos tan desorientados que creemos que gozar es ir de compras.”