Presencia ancestral-Carlos Galeano (2009)

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Presencia ancestral Carlos Galeano Libro antiofĂ­dico



Presencia ancestral Carlos Galeano Libro antiofĂ­dico


CARLOS GALEANO

PRESENCIA ANCESTRAL NOVIEMBRE, 2009 © Carlos Galeano © Ediciones Madriguera 2009 Barrio Chimpire, calle Purureche entre calles Cristal y Chevrolet. Coro. Falcón - Venezuela. Correo: edicionesmadriguera@yahoo.es Sitio Web: http://www.madriguera.ya.st Elaboración: Jenifeer Gugliotta, Mariana Chirino y Ennio Tucci. Ilustraciones del Autor Hecho el Depósito de Ley Depósito legal: lf06820098004805

Nació en Bogotá-Colombia un 4 de octubre del siglo pasado. Estudió pintura y escultura en la Universidad Nacional de Colombia. Desarrolló trabajos de investigación sobre arte, cultura y costumbres de las tribus indígenas del Amazonas (Coreguajes) Yanomamis, Piaroas – Maticurú y Jetuchá y en las Sierras: los Arawacos, Tairoas y Arsanios. Ha dictado talleres de pintura y escultura y ha realizado exposiciones en varias ciudades de Venezuela, Colombia y otros países. Escribe por afición y pasión: poesía y cuento. Realizó talleres de escritura creativa y experimental con el poeta Juan Calzadilla. Pertenece al Grupo La Tinta Púrpura.


Presencia ancestral Carlos Galeano Libro antiofĂ­dico


Homenaje a las culturas aborígenes de diferentes regiones de este continente, ahora llamado América. Aún subsisten grupos étnicos, algunas tribus se mantienen; otras fueron absorbidas, la mayoría fueron exterminadas.

“Nuestro recuerdo será como la sombra de una nube cruzando la pradera.” Carta de la tierra. Jefe Indio Seatle


El poeta y la obra El polvo de los astros emergió entró en el laberinto del tiempo en el espiral del movimiento y la acción desató los vientos, viajó en el sonido siguiendo la senda en que va la expansión. Azar de la vida, juegos del destino desde la madre tierra proyectado hacia el infinito, esencia de sol – pequeña cosmogonía dejó su huella en sendas de guerreros y en la arena del desierto abrió caminos. Como todo lo existente es formado por fragmentos metales, tierra, minerales y el aliento, las selvas, las montañas, los desiertos. La fuerza de atracción, los elementos esculpidos, moldeados, atrapados en erisol. Creció el rumor y se volvió sonido música que emana, que emite, que llega, el lenguaje en su boca se hizo palabra expresión del sentir y del deseo también visiones y profundas reflexiones el querer subir a las estrellas para recorrer descalzo las constelaciones. Así nace esta obra de un torrente, vestigios aun vivos de la raza. a través del arte hallamos tesoros, lava, rocas, arena líquida, vapor de agua, carbón encendido, grafito y tinta y así quedó signado en el silencio la narración, el cuento, y la prosa. La poesía llegó de la mano de los niños.

-Qué pureza en el aire Yanomamis, Guaraos, Caquetíos, Ayaguas. A lo lejos los Taironas, los Aztecas, los Incas y los Mayas…


Janchiqá (Saludo coquí) Hermano Arsario de la América india ¿has visto mi rostro?… …entonces has visto mi pensamiento porque es claro, no esconde nada transparente como un manantial allá en la alta montaña. ¿Está sombrío? Entonces llueve sobre mi alma. ¿Está opaco? No hay viento en lontananza. ¿Está lejano? Como el águila vuela en el espacio. ¿Está oscuro? Cayeron extensas las sombras sobre la gran noche del mundo. ¿Está profundo? Descendió a las cuevas a extraer el oro, el ágata y el cuarzo. ¿Está radiante? Entonces el padre me tocó y me hizo hijo del sol. ¿Has visto mi rostro? Rostro de hombre, de agua, de lluvia, de águila, de sombra, de viento, de ágata, de cuarzo, de oro y de sol. Janchiqá hermano Arsario hermano de la América india.

Canto de Ayuramí, Surtidor de Mayaurí, Prodigio de Maleygua. -Caquetío-


La huella del Caquetío Sonido denso y agudo canto de Ayuramí, lecho de blancos esteros por los senderos del indio; surtidor de Mayaurí. Tosca y agreste cañada de pisar, de pies descalzos, prodigio de Maleygua. Por los senderos del indio; entre serpientes y cardos. Todariquiba es la puerta al calor del mediodía, o en el cenit deslumbrante por los senderos del indio; sobre los maderos, camina la vida. Pisa piache, en el pantano emerge un rostro brillante, la aurora en el remanso por los senderos del indio; lleva su paso adelante. Reposa zuhé, surca la lancha el ocaso en la sombra de las palmeras; por lo senderos del indio quedó la huella del paso.

La bocora ocuí o cumare… El agua de la nube se secó Bocuu patte chuiseme – apaciquó con la caida del agua se apaciguó la catarata. -Caquetío-


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La leyenda (Caquetio)

Diao Manaure

Tomé el pulso del espacio muy despacio paseaba la leyenda vibrante el ondulante universo en pinceladas de azul celeste de oscuro gris y diamante. Conocí tus senos madre Benkela Palpé de tu linaje la altivez Están muriendo lentamente y a la vez las razas indígenas de América.

Sones de lucha estremecieron la tierra repicaron de la guerra los tambores, se llenaron las arenas de rencores se afilaron las lanzas en la sierra.

Una lágrima silenciosa asomó a tus ojos Majayara, sal del dolor presurosa no llores bella yanara.

Audacia, osadía, incertidumbre, cruzaron por la mente de Manaure, prefirió el paso agotador sobre la cumbre a vivir la vorágine barbarie del combate.

Sonríe la creación saliendo del laberinto con corazas vinotinto murallas de protección. Germinó la altiva semilla en el silencio profundo, brotó tal cual maravilla de los confines del mundo.

Repitiose el éxodo, episodio sublime en los anales de esta nuestra historia, el pueblo altivo, erguido, indomable, llenó su nombre de loas y de gloria.

Repasemos esa lección correspondencias de prenda, rememoremos la tradición y narremos para el mundo, la leyenda.

El clamor se elevó con voz de trueno ¿Padre? Indagó tenso el aborigen, El Diao levantó el rostro sereno Llegar hasta el final desde el comienzo.

Marchó adelante sin gritos, sin lamentos, ¡Diao! Esta fue tu hazaña temeraria, se internaron en la selva milenaria espesa y así escribieron la leyenda de los tiempos. Sobre el áureo suelo medanal lleno de orgullo, plexo de señorío, señor de tan extenso litoral padre del vasto imperio caquetío. Caudillo, hoy viviendo en imagen de piedra, con gesto grave, ingenuo y ancestral, honesto sobre el plato proyectado firme, férreo, seguro, universal.

En la cumbre… Machu-pichuCaída imponente. Churum-merúAgreste. Tequendama. Maravilloso. Iguazú.


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Canto aborigen Sonríe entre el sol y la lluvia, que la alegría del arco iris dejó el gris plomo derritiéndose; fundiéndose con él en la vasta inmensidad. La bocora ocuí o cumare montó ñaqui ocu chanú. El agua de la nube se secó. Toca el tambor el padre cielo, apaciguó la catarata. Bocú-bocuu Patte cap chuiseme el padre del cielo nos perdonó. Inmensa como un rayo de sol, serena como un rayo de luz, como el cóndor en las alturas, como el paují en las praderas, como la guacamaya en la jungla, como una flor en la espesura, como sonrisa de mujer, como pestañas de amada. Baila, canta, vuela, toca el tambor que el gris plomo se derrite ante flechas de colores, mítico, lejano, temerario viajero del firmamento. Toca el tambor aborigen y guerrero, que estamos viendo en el espacio de colores la fuerza y altivez de su linaje.

¡Oh pacha mama! ¡Oh chia, oh mara! ¡oh ternura! Yanara, Benkela, Majayara… y tú.


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Serie del amor indio (Arhuaco) El guerrero alzó su vista de águila, atisbó el horizonte, las montañas, el infinito. Recostado sobre el tapete del musgo, percibió su torrente sanguíneo; como el cauce del gran río, golpeando las rocas. Su corazón retumbó con el eco del trueno. Oyó con el oído acostumbrado a los mil sonidos al bosque, a la selva y la montaña. Su olfato no dejaba escapar ni el aroma de la más pequeña de las flores. Los músculos tensos como jirones de piedra y de metal, el cabello indomable, como su frente de sol, los brazos como ramas de árbol corpulento gigante entre los gigantes de la tribu. Y sonrió con la ternura de un niño cuando el viento le trajo el olor de la amada, la vio aparecer entre los árboles; hermosa, como una constelación, reflejada sobre un lago. Hermosa con su cabello negro como cascada de azabache y de coral, y ese brillo como todas las estrellas juntas en la noche de sus ojos. La vio como a todas las frutas de la tierra, bañadas con las gotas de rocío. Fue un abrazo de torrentes, de volcanes de infinitas tempestades. Música de fuentes de cascadas de quenas, de flautas, de ocarinas y tambores.

Y ese brillo como todas las estrellas juntas, en la noche de sus ojos.

Hermosa como una constelación reflejada sobre un lago. Con su cabello negro como cascada de azabache y de coral.


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Serankua Padre indio tú que conoces la tierra y también todo lo que hay sobre ella. ¿Quién y cómo es Serankua? Todo idioma lengua o dialecto que sale de la boca de los hombres y los sonidos que emiten las especies, cantos, trinos, rugidos portentosos; en todo vive Serankua. Todo lo que el ojo humano ve el aquí, el allá y el más allá, la luz, el resplandor y la noche profunda, en las formas y razones en todo vive Serankua. Cuando se atraen y fusionan los elementos dispersos, polvareda de átomos viajando despacio creadores de universos compactos y aquí vive Serankua. Por eso mi querido pequeño hijo indio que vives junto a mí sobre esta tierra en tus ojos de niños, en tu boca de niño, en tu corazón de niño. Serankua está sonriendo ahora como tú.

El sonido profundo de la guarura instrumento hecho de caracol marino, al igual que la ocarina, lleva consigo la música del fondo del mar…


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El poblado indígena (ayaman) Se recuerda dormitando sobre los brazos poderosos de la cordillera que en los pliegues de su piel deja hacer las talas y las siembras y recibe con gozo la lluvia temporal, peina sus bosques con el viento huracanado, con un beso eterno de rocío y vendaval. El fuego apasionado cubre de caricias el barro que modela las vasijas, en susurros de amantes y en neblinas de amaneceres traza en sus cuerpos tonos rubíes mientras los vapores de las aguas se alejan corriendo tras el viento. Tizones sonrojados de escarlata, la ceniza entre los grises palidece con cantos y sonidos de la noche, el fuego sigue ardiendo en la churuata afuera un tambor recio grita enamorado de la quema. La madre india serena bronceada del canto del grillo surge atareada, amasa el casabe vigila el alimento y en las tardes bajo el cielo macilento la tribu lentamente en el poblado se adormece. En el cantar de las ranas y de grillos como eco de creación se encrespa la melena del astro en el horizonte y llega la noche sobre el caserío como una canción.

Amalivacá vió las tierras pobladas Ina-Uiki, mi padre me envía a vosotros con un regalo muy especial. Dijo… - La palma de Moriche- Guarao.


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Canto tribal

Buscando raíces

Cumanaco se adornaba con orgullo con plumajes blancos y plateados, azules, bronces y dorados rayos. En el comienzo la selva, la tribu, el silencio.

Que pureza del aire allá en Canaima Yanomamis, Guaraos, Caquetios, Ayaguas, allá arriba los Taironas, los Aztecas, los Incas y los Mayas, aun retumba el grito en las montañas en los valles, en el llano y en las playas, como el golpe de todos los tambores en todas las gargantas de mi raza.

Fogón de leña atizado por el viento ceñido al pecho el cóndor al vuelo, ollas de barro, casabe y cuentos remolinos de leyendas en el rio alejándose más abajo en el torrente. Lana cardada. Hilo de algodón. Nube llevada por el brazo del tiempo lianas y nubes para hacer la urdimbre para copiar los ornamentos estelares cuando se pintan de corales y granates. Cumanaco fijaba sobre su frente rejos, tintas de colores y diamantes, el pecho henchido como coraza de guerrero y en su mano la lanza y la cerbatana. Se dejó ver una tarde en medio del fragor de un combate colosal, llevando un escudo de valor indomable pero estaba marcado en el azar del destino que siguió implacable la destrucción total. Loas a ti Cumanaco ejemplo de libertad.

Hermanos invencibles en el tiempo, plantados en el suelo que aun rebosa; con raíces más profundas que los surcos de la amada, con las ramas extendidas como historias no contadas. El cincel que golpeó la roca esculpió colosales monumentos, en las piedras fue tatuado el cielo dejando marcado el suelo de la América. Mi gran tierra, alta, baja y llana madre amorosa y de ternura infinita, yo indio corría y saltaba sobre tu extensión; oh pacha mama de la lengua quechua, oh chia, o mujer, oh mara, oh ternura de mi vida. Leche que emana de tus dos cerezos allá en las cumbres de Churun Merú Machu Pichu, Tequendama e Iguasú. Encontré raíces y ramas y hasta aves anidadas.

Pocco Charac – que hace madurar. Huilca-Huarac – Amanecer el sol. Cancho Huarac – que hace aparecer el resplandor. Quechua.


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Guexica (Anciano chibcha)

Chibehacum

Conoces el mundo y lo que hay sobre él, también de qué están hechas sus columnas; agarró fuertemente el aire de sus cuatro costados y corrió con él sobre la llanura infinita en espiral subiendo y bajando, como un gigante que juguetea sobre montañas imaginarias hasta que alcanzó el ritmo de las esferas entonces soltó los cuatro extremos, el equilibrio estaba realizado.

Amigo del equilibrio sostén de los raudales se levantó en vilo en claros y apacibles manantiales en la estrella resplandeciente que brilla de oriente a occidente

Agarró entre sus dedos millones de chispas que brotaron del roce con las estrellas cuando en su carrera inaudita posada junto a ellas, las tomó fuerte apretándolas con sus puños que brillaban como torrentes de luz; corrió entonces por los valles y la gran llanura del infinito, esparciendo cocuyos y vibraciones de átomos luz que se fueron fundiendo, aleando con la amplia gama de los elementos formadores de las cosas existentes. Retornó a agarrar partículas elementales y moléculas que desprendidas en el vacío, chocaban entre sí, produciendo miles y miles de puntitos maleables, que al aumentar con gran precipitación, tornáronse en gotas elemento vital, naciendo para la conservación de los mundos. Entre las poderosas manos de Guexica el tiempo moldeó, paso a paso, lentamente, la gran montaña, donde se enredan las raíces de todas las especies, de la flora escalan para la gran familia de la fauna; Guexica percibió con respeto el palpitar del corazón de las especies y vio claramente el ritmo, la armonía y el equilibrio en todo, miró sus manos y sonrió; entonces, comenzaba a amanecer.

qué rumbo tomó nuestro pueblo se alejó hacia un punto lejano para evitar ser talado como lo fueron los samanes y los cedros. Amigo Chibehacum del equilibrio hermano de torrentes y raudales, como el cometa en el aire traía consigo las tormentas cabalgó también en el lomo de las bestias Que nombres borraron de la tierra hijos de hombres hechos hombres, fuerza colosal, razón, temores, hijo también de la tierra hecha mujer. El árbol fue cortado, quemado, raído, la tierra cubrió nuestro silencio, las piedras tornaron a hallanar el camino vuelve el todo a ser del todo y luego nada.

Cuando la selva se despojó de su manto oscuro y abrió los ojos; de las elevadas cumbres descendió un rayo de sol, y posó sus labios sobre los pétalos rojos de Itzuayaurí, que se tornaron dorados bajo el fuego de centellas, de libélulas, de rocas derretidas… de arenas, de leyendas sin fin.


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Rebeldía –CaribePunta de lanza, arco, flechas, cerbatana, desatemos el nudo de la guerra, ahí pende la mochila del curare ya amolamos el ímpetu y las hachas ya marchan los guerreros al combate. Se avizora escondida con espanto y saña entre la selva esperando la guadaña. Atentos, guerreros… ¡oíd! Retumban los tambores llamando a la batalla. Punta de lanza amolada con bravura levantada con fiereza hecha de hueso, de coraje. Cayó el predador sobre la presa y la lucha es letal en la espesura. Atentos, guerreros, redoblan los tambores. El día no sale de su asombro la noche en su tristeza se despierta el valor, la audacia, la nobleza. Se grabaron con honor en la leyenda Atentos, guerreros, Escuchad. Titanes, el eco se extiende en el valle de la historia; suena un relicario entre las ruinas.

Del frondoso árbol Caribe brotó la rama de la familia Ye’kuana. En la espesa selva de la Gran Sabana “la gente de la curiara” le dio su nombre. Surcamos ríos, de rápidos y torrentes Yujuruña llamamos sus cabeceras donde los ancianos conservan tradiciones verdaderas. Makiritare nos llaman las gentes.


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El gigante - Caribe-

Xie – Padre río –Jirajara-

El gigante enterró sus pies lenta y profundamente, extendió sus brazos que apuntaron hacia el horizonte, permitió así mimo gustoso y resignado, que en su raigambre durmiesen; las bestias de la tierra.

Serpiente de agua viva soporte y vía natural, oscuro color de tierra diluida cúmulo de extensos arenales.

Alegres anidaban cientos de aves, las abejas zumbaban atareadas, escuchaba por sus oídos de hojas y del piso tapiado brillaba la semilla. Su melena es constantemente batida por el viento huracán, los reptiles trepan misteriosos. Los sueños, los genios y las hadas armaron sus cuevas, sus nidos y castillos. Abrió su nido el pico largo carpintero. Corrieron las familias de todas las ardillas. Incansables orugas barrieron sus arrugas, así dio frutos su ofrenda de dádiva que es su aporte su razón su vida. El gigante hizo todo eso, lo enseñó a sus hijos y a los hijos de sus hijos.

Sierpe de piel transparente remanso de conuco sembrado, reflejo de sol en la llanura, mensajero silente… remolino cantor. Barbas de musgo, tormentoso, lascivo, profundo, sereno, ingenio, prodigioso, loco; sabio anciano, salvaje, pastor, visionario de lo ignoto. Sierpe mecida entre lianas, por ella se desliza la chalana impulsada rauda y firme curiara, y se frena en la arena la piragua. Sierpe consigo lleva piedras, raíces y semillas musgo, sales y marrón oscuro legendario, arrogante viajero renovando las venas de la vida llevando consigo las especies. Sierpe de agua. Xie-Padre río.

La alfarería – cultura y tradición. Desde el más antiguo, el estilo Hokomo y Kusú hay también Tocuyano y Betijoque El estilo llamado tierra de los indios, Dabajuro, Mirinday y Bachaquero.


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Mensaje a los 4 elementos – AchaguasIndómito elemento fugaz aire, luminoso indolente voraz fuego, recia fluida vital agua. Estrado de todo lo creado Arado en el cielo Pecho Tierra, llegado a la luz y amamantado. Mensaje de la luz, la esencia; para el quinto elemento la conciencia. Desde la raíz asciende la sabia del fondo de cada uno, formamos la senda americana. Transparencia de amanecer la luz se dispersa desnuda, mensajera del prisma irradiante se retira la sombra sibila regresando hacia su laberinto.

Hacedores Pensantes habitantes del planeta con cuerpos de hombres humanos, conscientes hijos del astro sol herederos del saber de los antepasados, formados en milenarias culturas hacedores de la obra de la tierra; y resultado de la creación de los mundos. Escultores en rocas vivas a golpe de cincel y de martillo cincelados con el viento bravío. Pulido el carácter limado libertad trazada la senda del alma en marcha hacia el conocimiento. El pasado está mirando hacia el presente cercado está por las leyes naturales. Energía que mueve la acción y reacción; principios fundamentales de la creación, compartimos con el que lo mueve todo; esfuerzo, movimiento y acción adelante, al frente nos espera el infinito.

Jornada de mensajes del corazón comedias, reflejos de escenas; las ondas corren divertidas, el caos está perdido de la razón. Mensaje de la luz, la esencia, para V elemento la conciencia me vine descalzo para llegar a tiempo.

Las familias de las diferentes tribus, elaboraban sus objetos de uso cotidiano con arcilla de la región que ocupaban; Timotes, Mucuchíes, Miguries, Kuicas, Escuques, Tirandaes, Niquitaos, el oro escaseaba chaguales de Guariki – kiu -kas - hermano-.


Este libro se imprimi贸 durante el mes de Noviembre de 2009, en el taller de ediciones MADRIGUERA. Son 100 ejemplares. Coro - estado Falc贸n Venezuela




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