Revista Católica Lumen - Edición #38

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ADORACIÓN AL NIÑO JESÚS Os adoro, amable Niño del pesebre, el más humilde y el más grande de los hijos de los hombres y el más pobre y el más rico, el más débil y el más poderoso. Os bendigo, porque os habéis dignado descender hasta mí, para ser mi modelo en la práctica de todas las virtudes, mi guía en las dificultades de la vida y mí, consuelo en los días de aflicción. Os amo, porque venís a mí con amor infinito; con amor generoso, al que no cansan mis ingratitudes; con amor obsequioso, que se anticipa a los tardíos impulsos de mi corazón; con amor paciente, que espera mi conversión para amarme más tiernamente aun. Por eso, con el corazón lleno de agradecimiento, de rodillas al pie de este lecho de paja, os adoro, bendigo y amo, con todo el fervor de mi alma, y me atrevo a levantar mis ojos hasta mi Dios, que se digna mirarme.

Oración

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Editorial

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Mensaje del Papa Francisco para Las familias en su visita a Irlanda 2018

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Los Santos / San Martín de Porres El Adviento Propósitos de Adviento Oraciones ante la Corona de Adviento La navidad y el perdón como regalo 75 años de la Coronación de la Virgen de Guadalupe en Col. Guadalupano

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Las JMJ y su marca indeleble en el peregrino

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María inmune de toda mancha de culpa original

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Editorial Nos encontramos situados, por gracia de Dios, en los últimos días del año 2018. Nuestra madre, la Iglesia, en la liturgia propone que nos preparemos a la celebración de la Navidad, viviendo a plenitud el tiempo del Adviento. En la presente edición, apreciado lector, colocamos ante usted los propósitos del Adviento, encontrando en ellos, el sentido espiritual, verdadero en estas fechas especiales. Y, a la vez, las oraciones ante la corona que marcará el paso de las semanas preparatorias ante tan grande acontecimiento como lo es la Navidad. La Navidad es un tiempo propicio para recibir la paz del cielo al contemplar al Hijo de Dios, nacido de María santísima en el portal de Belén, acontecimiento que trae gracia y paz a aquellos corazones que hacen suyo tan grande Misterio. Una de las gracias que podemos obtener al celebrar la Navidad es la reconciliación con aquellas personas con quienes tuvimos alguna situación difícil de solventar en el año que casi termina, encontrando así el sentido único y verdadero de estas fiestas navideñas. Otra bendición que Dios nos concede también, es la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud a realizarse en Panamá, el próximo año. Recordando, junto al Papa Francisco, la importancia y vitalidad que los jóvenes imprimen dentro de la vida y el quehacer de la Iglesia. Finalmente, amados hermanos en el Señor, meditamos en uno de los Dogmas de fe de la doctrina, tan enriquecedor para nuestra fe, como lo es la Inmaculada Concepción de María. Dicha verdad fue proclamada por el Papa Pío IX, el 08 de diciembre del año 1954, concediéndonos la gracia de conocer y creer que nuestra madre Santísima es libre de toda mancha de pecado original, es decir, desde el mismo momento de su concepción, como también de pecado personal cometido en su vida. Con nuestras oraciones al cielo por usted y los suyos, apreciado lector, reciba nuestros más sinceros deseos en este tiempo de Adviento y Navidad que Dios nos concede vivir, para que usted encuentre la paz que el Hijo de Dios nos trae cada año al recordar su nacimiento. Que la gracia y el amor de Cristo le asistan siempre.

Pbro. Luis Alvarado Asesor espiritual Lumen, El Salvador


El Papa Francisco dirigió un especial discurso a los miles de asistentes a la Fiesta de las Familias en el Croke Park en Dublín, Irlanda, en el marco del Encuentro Mundial de las Familias que se realizó del 25 al 26 de agosto del 2018. A continuación, un pequeño fragmento de su intervención:

Hermanos y hermanas, Gracias por vuestra cálida bienvenida. Qué bello es estar aquí. En cualquier celebración familiar se siente la presencia de todos: padres, madres, abuelos, nietos, tíos, tías, primos, de quien no pudo venir, y de quien vive demasiado lejos. Hoy en Dublín nos reunimos para una celebración familiar de acción de gracias a Dios por lo que somos: una sola familia en Cristo, extendida por toda la tierra. La Iglesia es la familia de los hijos de Dios. Una familia en la que nos alegramos con los que están alegres y lloramos con los que sufren o se sienten abatidos por la vida. Una familia en la que cuidamos de cada uno, porque Dios nuestro Padre nos ha hecho a todos hijos suyos en el bautismo. Vosotras, queridas familias, sois la gran mayoría del Pueblo de Dios. ¿Qué aspecto tendría la Iglesia sin vosotras? Una iglesia de estatuas. Escribí la Exhortación Amoris laetitia sobre la alegría del amor para ayudarnos a reconocer la belleza y la importancia de la familia, con sus luces y sus sombras, y he querido que el tema de este Encuentro Mundial de las Familias fuera «El Evangelio de la familia, alegría para el mundo». Dios quiere que cada familia sea un faro que irradie la alegría de su amor en el mundo. ¿Qué significa esto? Significa que una familia sea un faro que irradia la alegría. Significa que, después de haber encontrado el amor de Dios que salva, intentemos, con palabras o sin ellas, manifestarlo a través de pequeños gestos de bondad en la rutina cotidiana y en los momentos más sencillos del día.

El matrimonio cristiano y la vida familiar manifiestan toda su belleza y atractivo si están anclados en el amor de Dios, que nos creó a su imagen, para que podamos darle gloria como iconos de su amor y de su santidad en el mundo. Padres y madres, abuelos y abuelas, hijos y nietos: todos llamados a encontrar la plenitud del amor en la familia. La gracia de Dios nos ayuda todos los días a vivir con un solo corazón y una sola alma. ¡También las suegras y las nueras! Nadie dice que sea fácil. Ustedes lo saben mejor que yo. Es como preparar un té: es fácil hervir el agua, pero una buena taza de té requiere tiempo y paciencia; hay que dejarlo reposar. Así, día tras día, Jesús nos envuelve con su amor, asegurándose de que penetre todo nuestro ser. Del tesoro de su sagrado Corazón, derrama sobre nosotros la gracia que necesitamos para sanar nuestras enfermedades y abrir nuestra mente y corazón para escucharnos, entendernos y perdonarnos mutuamente. «Errar es humano, perdonar es divino». Y es verdad: el perdón es un regalo especial de Dios que cura nuestras heridas y nos acerca a los demás y a él. Gestos pequeños y sencillos de perdón, renovados cada día, son la base sobre la que se construye una sólida vida familiar cristiana. Nos obligan a superar el orgullo, el desapego y la vergüenza, y a hacer las paces. Muchas veces nos molestamos y queremos hacer las paces, pero no sabemos cómo hacerlo. No es difícil, es fácil, da una caricia y ya está la paz. Es cierto, me gusta decir que en las familias necesitamos aprender tres palabras: “perdón”, “por favor” y “gracias”. Cuando discutas en casa, asegúrate de pedir disculpas y decir que lo sientes antes de irte a la cama. Antes de que


Como enseñaba un buen sacerdote irlandés, «la familia que reza unida permanece unida» e irradia paz. Una familia así puede ser un apoyo especial para otras familias que no viven en paz. En Caná, Jesús cambió el agua en un vino nuevo y exquisito que permitió continuar magníficamente con la alegre celebración. (…) Lo mismo sucede con el amor conyugal. El vino nuevo comienza a fermentar durante el tiempo del noviazgo, necesario, aunque transitorio, y madura a lo largo de la vida matrimonial en una entrega mutua, que hace a los esposos capaces de convertirse, aun siendo dos, en «una sola carne». termine el día hagan las paces. ¿Saben por qué se debe hacer las paces antes de terminar el día? Porque si no se hace la paz la guerra fría del día siguiente es muy peligrosa. Estén atentos a la guerra fría. Incluso si tienes la tentación de irte a dormir a otra habitación, solo y aislado, simplemente llama a la puerta y di: “Por favor, ¿puedo pasar?”. Lo que se necesita es una mirada, un beso, una palabra afectuosa... y todo vuelve a ser como antes. Digo esto porque, cuando las familias lo hacen, sobreviven. No hay familia perfecta. Sin el hábito de perdonar, la familia se enferma y se desmorona gradualmente. Los niños aprenden a perdonar cuando ven que sus padres se perdonan recíprocamente. Si entendemos esto, podemos apreciar la grandeza de la enseñanza de Jesús sobre la fidelidad en el matrimonio. En lugar de ser una fría obligación legal, es sobre todo una poderosa promesa de la fidelidad de Dios mismo a su palabra y a su gracia sin límites. Cristo murió por nosotros para que nosotros, a su vez, podamos perdonarnos y reconciliarnos unos con otros. De esta manera, como personas y como familias, empezamos a comprender la verdad de las palabras de san Pablo: mientras todo pasa, «el amor no pasa nunca» (1 Co 13,8). Las familias pueden conectarse a través de Internet y beneficiarse de ello. Las redes sociales pueden ser beneficiosas si se usan con moderación y prudencia. Por ejemplo, vosotros, que participáis en este Encuentro Mundial de las Familias, formáis una “red” espiritual y de amistad, y las redes sociales os pueden ayudar a mantener este vínculo y extenderlo a otras familias en muchas partes del mundo. Es importante, sin embargo, que estos medios no se conviertan en una amenaza para la verdadera red de relaciones de carne y hueso, aprisionándonos en una realidad virtual y aislándonos de las relaciones auténticas que nos estimulan a dar lo mejor de nosotros mismos en comunión con los demás. En toda sociedad, las familias generan paz, porque enseñan el amor, la aceptación y el perdón, que son los mejores antídotos contra el odio, los prejuicios y la venganza que envenenan la vida de las personas y las comunidades.

(…) Una sociedad, escuchen bien esto, una sociedad que no valora a los abuelos es una sociedad sin futuro. Una Iglesia que no se preocupa por la alianza entre generaciones terminará careciendo de lo que realmente importa, el amor. Nuestros abuelos nos enseñan el significado del amor conyugal y parental. Ellos mismos crecieron en una familia y experimentaron el afecto de hijos e hijas, de hermanos y hermanas. Por eso son un tesoro de experiencia y sabiduría para las nuevas generaciones. Es un gran error no preguntarles a los ancianos sobre sus experiencias o pensar que hablar con ellos sea una pérdida de tiempo. Vosotras, familias, sois la esperanza de la Iglesia y del mundo. Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, crearon a la humanidad a su imagen para hacerla partícipe de su amor, para que fuera una familia de familias y gozará de esa paz que solo él puede dar. Que nuestra Madre, Reina de la familia y de la paz, os sostenga en el camino de la vida, del amor y de la felicidad.

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Santos Una de las mayores dudas que se crean con la figura de los santos es su capacidad de ser mediadores entre Dios y los hombres. Debido al pasaje bíblico de 1 Tim 2;5 muchos han hecho una interpretación errada. Ahí se dice: "porque hay un sólo Dios, y también un sólo mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús hombre". La primera interpretación nos diría que no cabe duda de que solo Jesús es el mediador entre Dios y los hombres, por lo tanto, afirmar que la intercesión de los santos es posible sería algo anti-bíblico, pero, la realidad es que no la contradice. El cristiano cuando reza por otro o a un santo, su oración es en Cristo, no pensando que Cristo no tiene nada que ver en la oración. Nuestra oración no excluye la mediación de Cristo, sino que es una mediación participada de su mediación. Así, en la Escritura se demuestra como muchas cualidades de Dios se nos atribuyen a nosotros. La mediación de los santos es real y verdaderamente fuerte ya que ellos viven la Gloria de estar con Cristo en los Cielos, y siguiendo de nuevo al apóstol Pablo cuando dice: "Exhorto, pues, ante todo que se hagan rogativas, oraciones, intercesiones y acciones de gracias por todos los hombres (1 Tim 2,1)", los cristianos tenemos la necesidad de orar para vivir el amor reconciliador que nos enseñó Jesús al abrirnos las puertas de la Casa del Padre. Compartimos una breve reseña de la vida de uno de los santos patronos de la próxima Jornada Mundial de la Juventud.

San Martín de Porres patrono de la JMJ 3 de noviembre Nació en Lima, Perú, hijo de un blanco español y de una negra africana. Por el color de su piel, su padre no lo quiso reconocer. Su infancia no fue demasiado feliz, pues por ser mulato era despreciado en la sociedad. Aprendió muy bien los oficios de peluquero y de enfermero, y aprovechaba sus dos profesiones para hacer muchos favores gratuitamente a los más pobres. A los 15 años pidió ser admitido en la comunidad de Padres Dominicos. Como a los mulatos les tenían mucha desconfianza, fue admitido solamente como "donado", o sea un servicial de la comunidad. Así vivió 9 años, practicando los oficios más humildes y siendo el último de todos.

Al fin fue admitido como hermano religioso en la comunidad y le dieron el oficio de peluquero y de enfermero. Y entonces sí que empezó a hacer obras de caridad a manos llenas. Los frailes se quejaban de que Fray Martín quería hacer del convento un hospital, porque a todo enfermo que encontraba lo socorría y hasta llevaba a algunos más graves y pestilentes a recostarlos en su propia cama cuando no tenía más donde se los recibieran. Con la ayuda de varios ricos de la ciudad fundó el Asilo de Santa Cruz para reunir a todos los vagos, huérfanos y limosneros y ayudarles a salir de su penosa situación. Pasaba la mitad de la noche rezando. A un crucifijo grande que había en su convento iba y le contaba sus penas y sus problemas, y ante el Santísimo Sacramento y arrodillado ante la imagen de la Virgen María pasaba largos tiempos rezando con fervor. Sin moverse de Lima, fue visto en China y en Japón animando a los misioneros que estaban desanimados. Sin que saliera del convento lo veían llegar junto a la cama de ciertos moribundos a consolarlos. En una misma cacerola hacía comer al mismo tiempo a un gato, un perro y varios ratones. Llegaron los enemigos a su habitación a hacerle daño y él pidió a Dios que lo volviera invisible y los otros no lo vieron. Recogía limosnas en cantidades asombrosas y repartía todo lo que recogía. Miles de menesterosos llegaban a pedirle ayuda. A los 60 años, después de haber pasado 45 años en la comunidad, mientras le rezaban el Credo y besando un crucifijo, murió el 3 de noviembre de 1639. Toda la ciudad acudió a su entierro y los milagros empezaron a obtenerse a montones por su intercesión.


El A

o t n dvie

MARÍA: Es la figura clave del adviento. En ella En el tiempo de Adviento la Iglesia nos presenta 3 grandes testigos que anuncian la venida del Salvador del Mundo, ellos nos invitan a preparar nuestro corazón para su llegada, conozcamos más sobre ellos:

ISAÍAS: Anuncia cómo será el Mesías que vendrá.

culmina la espera de Israel. Es la más fiel acogedora de la palabra hecha carne. La recibe en su seno y en su corazón. Ella le prestó su vida y su sangre. María es Jesús comenzado. Ella hizo posible la primera navidad y es modelo y cauce para todas las venidas de Dios a los hombres.

Sacude la conciencia del pueblo para crear en él actitud de espera. Exige pureza de corazón.

LAS ACTITUDES FUNDAMENTALES DEL ADVIENTO:

JUAN EL BAUTISTA: Señala quién es el Mesías,

Las figuras del adviento nos han revelado la venida del Señor, ahora presentamos algunas actitudes que, cómo cristianos, podemos seguir para recibir a Jesús:

que ya ha venido. Él mismo es modelo de austeridad y de ardiente espera.

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Actitud de espera.

El mundo necesita de Dios. La humanidad está desencantada y desamparada. Las aspiraciones modernas de paz y de dicha, de unidad, de comunidad, son terreno preparado para la buena nueva. El adviento nos ayuda a comprender mejor el corazón del hombre y su tendencia insaciable de felicidad.

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La conversión.

Con Cristo, el reino está cerca dentro de nosotros. La voz del Bautista es el clamor del adviento: «Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos; elévense los valles, desciendan los montes y colinas; que lo torcido se enderece, lo escabroso se iguale. Y todos verán la salvación de Dios ... » (Is 40,3-5). El adviento nos enseña a hacernos presentes en la historia de la salvación de los ambientes, a entender el amor como salida de nosotros mismos y la solidaridad plena con los que sufren.

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Gozo y alegría.

El reino de Cristo no es sólo algo social y externo, sino interior y profundo. La venida del Mesías constituye el anuncio del gran gozo para el pueblo, de una alegría que conmueve hasta los mismos cielos cuando el pecador se arrepiente. El adviento nos enseña a conocer que Cristo, y su pascua, es la fiesta segura y definitiva de la nueva humanidad.


Oraciones ante la

Corona de Adviento Para que puedas rezar la corona de adviento en familia. Invita a todos los miembros de tu familia a que sean parte de la corona y que dejen sus propias peticiones personales. Todos: Al principio Hacen la Señal de la Cruz. Y al final se reza 1 Padrenuestro y 1 Avemaría. Bendición de la corona (solo el primer domingo): “Señor, te pedimos que derrames tu bendición sobre esta corona, para que nos recuerde domingo a domingo que debemos estar despiertos esperando a Cristo que nos trae la salvación. No dejes que los males que nos rodean nos impidan comprometernos con la realidad para cambiarla. Te lo pedimos por Cristo Nuestro Señor. Amén.” Primer Domingo Oración frente a la corona: (algún integrante de la familia enciende la primera vela morada). “Encendemos Señor esta luz, como aquel que enciende su lámpara para salir en la noche al encuentro del amigo que ya viene. En esta primera semana de Adviento queremos levantarnos para esperarte preparados, para recibirte con alegría. Muchas sombras nos envuelven. Muchos halagos nos adormecen. Queremos estar despiertos y vigilantes, porque tú nos traes la luz más clara, la paz más profunda y la alegría más verdadera. ¡Ven, Señor Jesús. Ven, Señor Jesús!” Lectura del Evangelio: Lucas 21,25-36. Guía: Palabra de Dios Todos: Te alabamos, Señor Peticiones: A cada petición respondemos: ¡Ven, Señor, te esperamos! -Para que tu luz nos haga salir de la oscuridad. -Para que tu presencia nos quite los temores. -Para que tus enseñanzas orienten nuestra vida. Se pueden agregar otras peticiones/intenciones de la familia. Oración final: “Querida Madre, se te ha encomendado la misión de estar siempre despierta para atender a todas nuestras

necesidades, particularmente cuando el peso de las responsabilidades nos agobian. Camina junto a nosotros en este Adviento. Amén”. Segundo Domingo Oración frente a la corona: (algún integrante de la familia enciende la segunda vela morada, además de la semana anterior). “Los profetas mantenían encendida la esperanza de Israel. Nosotros, como un símbolo, encendemos estas dos velas. El viejo tronco está rebrotando, florece el desierto. La humildad entera se estremece porque Dios se ha sembrado en nuestra carne. Que cada uno de nosotros, Señor, te abra su vida para que brotes, para que florezcas, para que nazcas y mantengas en nuestro corazón encendida la esperanza. ¡Ven pronto, Señor. Ven, Salvador!” Lectura del Evangelio: Lucas 3,1-6. Guía: Palabra de Dios Todos: Te alabamos, Señor Peticiones: A cada petición respondemos: ¡Señor, cambia nuestro corazón! -Porque somos egoístas y orgullosos. -Porque nos cuesta perdonar las ofensas. -Porque somos envidiosos y celosos. Se pueden agregar otras peticiones /intenciones de la familia. Oración final: “Querida Virgen María, Tú sabes que nuestro camino al corazón está lleno de piedras, que no dejan que tu Hijo Jesús pueda venir a nosotros. Te pedimos tu ayuda para sacar estos obstáculos del camino y permitir que El pueda nacer en nosotros esta Navidad. Amén”. Tercer Domingo Oración frente a la corona: (algún integrante de la familia enciende la vela rosa, además de las que ya se encendieron los otros dos domingos). “En las tinieblas se encendió una luz, en el desierto clamó una voz. Se anuncia la buena noticia: el Señor va a llegar. Preparad sus caminos, porque ya se acerca. Adornad vuestra alma como una novia se engalana el día de su boda. Ya llega el mensajero. Juan Bautista no es la luz, sino el que nos anuncia la luz. Cuando encendemos estas tres velas cada uno de nosotros quiere ser antorcha tuya para que brilles, llama para que calientes. ¡Ven, Señor, a salvarnos, envuélvenos en tu luz, caliéntanos en tu amor”.

Lectura del Evangelio: Lucas 3,10-18. Guía: Palabra de Dios Todos: Te alabamos, Señor Peticiones: A cada petición respondemos: ¡Señor, que no perdamos la alegría! -Cuando el dolor nos golpea y nos cuesta levantarnos. -Cuando sentimos que somos despreciados y maltratados. -Cuando nos falta el trabajo y el pan de cada día. Oración final: “Querida Madre de Dios, que viviste con alegría los nueve meses de tu Adviento llevando al Niño Dios en tu seno, ayúdanos con tu oración para que no se borre nunca de nuestro corazón la alegría que nos trae Jesús. Amén”. Cuarto Domingo Oración frente a la corona: (algún integrante de la familia enciende las cuatro velas de la corona tomando luz de la vela que está delante de la Virgen).“Al encender estas cuatro velas, en el último domingo de Adviento, pensamos en ella, la Virgen, tu madre y nuestra madre. Nadie te esperó con más ansia, con más ternura, con más amor. Nadie te recibió con más alegría. Te sembraste en ella como el grano de trigo se siembra en el surco. En sus brazos encontraste la cuna más hermosa. También nosotros queremos prepararnos así: en la fe, en el amor y en el trabajo de cada día. ¡Ven pronto, Señor. Ven a salvarnos!” Lectura del Evangelio: Lucas 1,39-45. Guía: Palabra de Dios Todos: Te alabamos, Señor Peticiones: A cada petición respondemos: ¡Virgen María, danos a Jesús! -En este momento de dolor y angustia que vive nuestra patria. -En esta Navidad que hemos venido preparando en familia. -En los momentos en que sentimos la tentación de abandonar todo. Se pueden agregar otras peticiones/intenciones de la familia. Oración final: “Querida Madre de Dios, te pedimos que nos hagas sentir aquella misma alegría y gozo que sentiste al dar la vida humana a Jesús. Nuestra familia quiere llevar esta felicidad a todas las personas que más sufren. Amén”.


Propósitos de Adviento

La mejor manera de prepararnos para la Navidad no es con luces, dulces y regalos. Debemos aprovechar el tiempo de Adviento que nos ofrece la Iglesia para que el Niño Jesús, Dios hecho hombre entre nosotros, nazca de verdad en nuestro corazón. Aquí ofrecemos algunos propósitos para prepararnos a su venida. Ir a misa entre semana (además del domingo)

¿Te duchas? Permite también que se duche tu alma, confiésate en esta semana

Reza en familia por la paz del mundo

Lee Y MEDITA, cada día, un versículo del Nuevo Testamento

repite durante el día esta frase: ¡Ven, Señor Jesús!

oFRECE a la Virgen el rezo de un rosario para que prepare tu corazón?

Da una limosna de acuerdo al dinero que tengas en el día

ahorrar. ahorra hablar mal de alguien y ahorra decir malas Expresiones

Haz una visita a un Sagrario y reza a Jesús por los jóvenes

Visita a algún anciano o enfermo para llevarle un poco de alegría

Lleva algo de comer a alguien que tú sepas que tiene necesidad

Haz por las noches un examen de conciencia y mira qué puedes corregir

RETO DE ADVIENTO: -¿Tienes facebook? Comparte este mensaje: ¡Atención a la gran noticia que se avecina! Preparémonos para el nacimiento del Niño Dios, confiésate. #LumenElSalvador


“Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete”. Mateo 18,21-22 “¿Recuerdas cuando… ?” Esas palabras se oyen a menudo durante la Navidad. Entre familia o con amigos traemos a la memoria recuerdos agradables de navidades pasadas. Pero también nos vienen a la memoria experiencias que no quisiéramos recordar: el dolor de algo que pasó, el aguijón de las críticas negativas, la decepción de alguna promesa incumplida, el rechazo, las aflicciones. ¿Qué hemos de hacer con esa clase de recuerdo? ¿Hemos de arrastrarlos por el resto de nuestra vida, junto con el resto de nuestras carga? No tiene que ser así, podemos deshacernos de esos recuerdos; es más, tenemos que deshacernos de ellos. Pero hay solo una forma de hacerlo: por medio del perdón. Perdonar a otros parece algo fácil de hacer, sin embargo, muy pocos lo hacemos. Miramos el perdón como si fuera una alternativa que tenemos en la vida, como algo que podemos aceptar o descartar. Pero la verdad es que el perdón es un requisito fundamental en la vida del creyente. Desde el punto de vista de Dios, el rencor – o la falta de perdón – es una maldad. En Mateo 18, Jesús relata una parábola que ilustra las consecuencias del rencor. La parábola habla de un siervo que debía a su señor una deuda equivalente a millones de dólares. Cuando llegó el día en que debía pagarla, el siervo dijo a su amo: “Señor, ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo”. El amo se conmovió tanto que le perdonó toda la deuda. Poco después, ese siervo buscó a un amigo que le debía el

equivalente a $15 dólares. Al enterarse de que el amigo no podía pagarle, hizo que lo echaran en la cárcel y no le importó los ruegos que este le hizo. Cuando el amo del siervo oyó lo que pasó, se indignó y dijo que era un siervo malvado, y lo entregó a los verdugos hasta que pagara todo lo que debía. Note el monto de la deuda que no fue perdonada: quince dólares. Las deudas pequeñas son las que por lo general nos causan más problemas: los resentimientos insignificantes entre conyuges o entre hermanos, los rencores que no parecen importantes como para afrontarlos. Tenga cuidado, esa es la clase de deudas de las que Satanás se vale para atormentarnos. Jesucristo pagó una montaña de deudas por usted. Sin duda, usted puede ser generoso con las deudas de centavos que otros le deben. Busque al Espíritu Santo y pídale que le muestre cualquier rencor que usted esté albergando. Luego, arrepiéntase y deshágase de ese rencor. Haga de esta Navidad no solo un tiempo para recordar, sino también para perdonar y olvidar.


Prof. Enrique Ernesto Weil Nuila. Coordinador de Pastoral Educativa Colegio Guadalupano - San Salvador y Secretario de FEDEC y Delegado para la Comisión Episcopal de Juventud de El Salvador

oro donde están los originales de las cartas de felicitación, las fotografías originales de la Procesión, Solemne Coronación y posterior regreso triunfal al Colegio, Revista Ecos Guadalupanos que dan la relación de los acontecimientos.

El Colegio Guadalupano celebra la Coronación de la Virhen de Guadalupe conozcamos más sobre la historia: Base Histórica de la Coronación de La Virgen del Colegio Guadalupano en 1943:

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Fundación de la Congregación Guadalupana, tiene como fin la evangelización a través de la pedagogía de Santa María de Guadalupe, fundadas por El Siervo de Dios José Antonio Plancarte y Labastida, nombrado Abad de la Colegiata de Guadalupe en la Ciudad de México del 08 de septiembre de 1895 hasta su muerte. El Glorioso momento de la Coronación Pontificia de Nuestra Señora de Guadalupe, en la Insigne Basílica del Tepeyac Ciudad de México; por el Excelentísimo siervo de Dios José Antonio Plancarte y Labastida, el 12 de octubre de 1895. A principios de 1943 la Religiosa Local, Madre María Guadalupe Guerrero (QDDG), solicita la autorización a la Madre General, Reverenda Adela Dávila de la Fuente (QDDG) viendo el fervor de la sociedad salvadoreña a la Virgen de Guadalupe y que las ex alumnas daban muestra de piedad, solicitó al Arzobispo Mons. Luis Chávez y González, (QDDG) la Coronación de la Imagen quedando fijada la fecha para el 12 de octubre de ese mismo año. Existe la Coronada Imagen de Nuestra Señora Guadalupe, la Corona de Imagen custodiada en la Comunidad, El Libro de

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La revista del Colegio Guadalupano que era publicación de un tiraje considerable en aquel entonces hace una relación muy detallada en un número especial de octubre de 1943, así como en los anteriores va preparando las celebraciones. El hecho es único en la historia de los Colegios Católicos de El Salvador y solemnemente para un Colegio de la Congregación según se constata en las crónicas de la Congregación, el Tomo III págs. 340 – 345.

Como hecho fundamental se ha solicitado una copia del Decreto Arzobispal del 12 de octubre de 1943.


Oscar Mauricio Bello Quezada.

Asistir a una Jornada Mundial de la Juventud es toda una experiencia de fe y por lo tanto también es una experiencia de vida.

Muchas veces me pidieron definir qué es la Jornada Mundial de la Juventud y la mejor manera que encontré para hacerlo es decir que una JMJ es el mayor encuentro de católicos, reunidos en torno al Papa para encontrar a Jesús en la oración, en la adoración y en los demás. La vivencia de una JMJ comienza mucho antes de cuando se da el banderillazo oficial en el país anfitrión, comienza cuando ese deseo de asistir aparece en el peregrino. Es ahí donde ha comenzado una JMJ. La preparación para una JMJ lleva muchos factores, económico, familiar, social, pero sobre todo un factor de fe y espiritual. Si el peregrino cree que estará presente en la JMJ, lo más seguro es que ésta ya comenzó en su corazón y seguramente estará presente en la celebración. La marca comienza a aparecer desde estos momentos. Rebuscarse para recaudar fondos, convencer a los demás que lo acompañen en este sueño, convencer a la familia, buscar los permisos de estudio o trabajo, interiorizar la fe y fortalecer la espiritualidad. Todo esto va formando el carácter y alimentando el espíritu. Una vez se llega a los eventos centrales de las JMJ, toda la preparación anterior tendrá que surtir efecto. Se vive con otras familias o en centros de acogida, se dejan atrás las comodidades, los gustos de alimentación, el transporte y la forma de vida a lo que uno está acostumbrado y comienza a vivir una “aventura cristiana” que marca al peregrino de por vida. Como siempre les he dicho a los peregrinos que me ha tocado preparar, uno de los mejores amigos del peregrino es el suelo: se come en el suelo, se duerme en el suelo, se descansa en el suelo, se viven las catequesis, la vigilia y la misa en el suelo, pero es desde el suelo que nos levanta Jesús para que caminemos con El. Al terminar una JMJ, el peregrino regresa queriendo contar sus experiencias, su testimonio, cuenta donde durmió, a quien conoció, los lugares que conoció, pero es bien difícil contar su experiencia de fe y experiencia espiritual, porque es tan íntima que no se encuentran las palabras para describirla, solamente queda vivirla para ser testimonio de fe, y es ahí donde queda marcado el signo indeleble en cada peregrino. Quien asiste a una JMJ y la vive como debe de ser, lo más seguro es que quedará con muchas ganas de asistir a la siguiente y así sucesivamente, porque esa marca te invita a vivir y repetir la experiencia las veces que se pueda. En mi caso este signo indeleble trascendió lo personal y me permitió conocer a mis grandes amigos, y sobre todo a la persona que Dios tenía destinada para mí, conocí a mi esposa Eunice con quien vivimos y compartimos varias JMJ y hemos creído en este proyecto de la Iglesia y siempre que podamos haremos lo posible para que otros jóvenes experimenten la alegría y la fe que se vive en una JMJ.


María

INMUNE DE TODA MANCHA DE CULPA ORIGINAL

Es un dogma de fe que el pecado original se transmite a todos los hombres por generación natural, de tal modo que todos son concebidos en pecado. María fue inmune de tal culpa al ser concebida sin pecado, es decir, no tuvo las consecuencias de esa falta.

Esto significa: - Llena de gracia santificante. El alma de María estuvo llena de la gracia santificante, desde el primer instante de su ser, al tiempo que poseía las virtudes infusas y los dones que acompañan ese estado de santidad desde su concepción; - Ausencia de la inclinación al mal. El pecado, que provoca la inclinación al mal no se dio en María porque nunca tuvo pecado alguno.

ESCRITURA ENC EN LA SAGRADA

ONTRAMOS:

scendencia, El te scendencia y su de de tu tre en , er uj entre ti y la m ablezco enemistad st “E : emistad 15 3, sis ne Gé s el calcañar”. n el diablo. Esta en rá co ha , re ec ac ad M le su tú y ía , ar bién M aplastará la cabeza ad de Cristo y de Cristo y, con Él, tam ist de e em rt en pa la a de l es ta pr to ex al con el triunfo El libro del Génesis bre el pecado. va a concluir al fin e qu lla ta ba ctoria absoluta so a vi a un un luego, Ella, vo tu ob n, dará lugar a surrecció ada Concepción y, Re ul y ac e m rt In ue su M a su n do con María debi María. Cristo, co el pecado . dimidos empieza re s lo de o nf e los hombres por iu br tr so io in Pero el m do el diablo que tiene na de gracia. por Cristo, vence al gracia”. ntidad, al estar lle de sa na de lle d e, itu lv en sa pl te s la y ía y defecto Lucas 1,28: “Dio en el alma de Mar , amada mía, no ha do es ca er a pe os de rm ia he nc a se ifiestan en: “Tod Esto expresa la au e celestial se man dr Pa l de as ci en ac Las compl vientre”. t. 4.7). Dios sobre ndito el fruto de tu be alguno en tí” (Can y es er uj e la bendición de m s qu la en tre er gi en su tú o, ta nt di r el Espíritu Sa Lucas 1,42: “Ben a Isabel, movida po nt Sa r po as ch di epción. Palabras do desde su conc ca pe do to de ró María la lib


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