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CUMPLIR SUEÑOS: UN DÍA EN EL GANGES

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California Star

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Viajar a India había estado en mi lista desde hace años. Mi amiga Shanti Kohli, de Amber Tours, diseña experiencias únicas en la región y me organizó un recorrido de sueño en noviembre pasado. Avi Kohli, papá de Shanti, fue el primero en descubrir la posibilidad de hacer rafting en el río Ganges en los años 80 y fundó la Indian Rafting Company. Desde entonces, la ciudad de Rishikesh, que ya era la capital del yoga, empezó a convertirse en una zona relevante para el turismo de aventura.

Rishikesh está en el Himalaya. Para llegar se vuela a Dehradun y se maneja una hora, pero yo iba más arriba, a un spa que se llama Ananda in the Himalayas, donde se utiliza el conocimiento ayurveda para crear experiencias que mezclan espiritualidad y sanación. Es una propiedad de unas 40 hectáreas y pocas habitaciones en donde los huéspedes se visten de blanco con pijamas kurta. Árboles frondosos, clima frío, pavorreales en los jardines y algunos changos entre las ramas. Dicen que también hay elefantes más alto en la montaña. El primer tratamiento de spa en Ananda inicia con una bendición que cantan dos terapeutas que tienen una voz preciosa. Después, un masaje a cuatro manos con aceites que mejora la circulación y relaja profundamente. A dormir, porque al siguiente día toca descubrir el Ganges.

La carretera en la montaña tiene curvas muy apretadas y, entre las motos y las vacas, es complicado avanzar. De repente, aparece Mother Ganga, como llaman al río. Es muy ancho, transparente e imponente. Me está esperando la balsa con un guía y un kayak con un experto que va dirigiendo la ruta. No soy muy intrépida, pero me gusta ponerme retos, aunque tenga siempre un poquito de miedo.

Voy contemplando la naturaleza desde el agua. De repente, el cauce se acelera. El camino del Ganges entre las montañas varía: hay tramos muy tranquilos y momentos en que los rápidos pueden ser categoría tres, que es intermedia. Cada rápido tiene un nombre según sus características. En el que se llama Three Blind Mice, salgo volando y termino en el agua. Después del chapuzón, aprendo que la atención plena es necesaria: no se puede ir distraído en momentos clave del trayecto (ni de la vida). Dicen que quien se sumerge en el Ganges tiene muchas bendiciones, así que me siento honrada.

Recorrimos 12 kilómetros en la balsa y llegamos a un campamento para secarnos y continuar el trayecto a Rishikesh. Para llegar hay que cruzar por un puente colgante. Visitamos el famoso ashram (centro de meditación y enseñanza hinduista) en el que vivieron los Beatles, donde compusieron algunas de sus canciones. Recorrimos varios templos en los que la gente les lleva ofrendas de flores a los diferentes dioses. Algunas personas solo entran a rezar un ratito y otras deciden estar horas en meditación.

Al atardecer, la gente se acerca al río para realizar una ceremonia que se llama Arti, en la que hay rezos y cantos, se encienden velas y se dan ofrendas de flores al río. Es una celebración colorida y llena de misticismo que se hace día con día para agradecer a este río sagrado que le da vida a India. Para mí, esta ceremonia es el cierre de un día que voy a atesorar siempre. Gracias, Mother Ganga, por dejarme conocerte.

Luz Arredondo es viajera de tiempo completo. Durante dos décadas ha sido creadora de proyectos editoriales premiados y ha construido una red de contactos sólida en la industria de viajes.

Ilustración | istock

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