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JORGE TORRES SÁENZ (1968)

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WOLFGANG AMADEUS

WOLFGANG AMADEUS

La despedida

Compositor de oído refinado y atento, el mexicano Jorge Torres Sáenz comprende y asume cabalmente los retos de balance dinámico que surgen cuando se compone para voz con acompañamiento instrumental numeroso, en el entendido (un entendido que muchos no han comprendido ni comprenden) de que la prioridad es que se escuche con claridad la voz y lo que se canta. En ese espíritu, Torres Sáenz ha escrito su obra La despedida para mezzosoprano solista complementada por una discreta dotación de piano y cuerdas.

Escribe el compositor sobre La despedida:

‘Al comienzo de todo comienzo y al final de todo final’, nos dice Edmond Jabès ‘hay una palabra ineludible contra la que nos topamos: la palabra Adiós’.

Pero también ‘Eternidad, Infinito. Muerte, Nada [son términos] que permanecen siempre, para nosotros, como palabras ilegibles, inviolables’. En algún punto el enigma que deja la partida definitiva del amigo amado nos obliga a comparecer frente a un abismo tan insondable como la muerte misma. Después, la caída inevitable. Pero la música y la poesía, como el hilo palpitante de lo vivo [aún] nos sostienen e, incluso, con suerte, podrían traernos de vuelta a este lado de la existencia. La despedida es el canto que emana de ese comparecer. Para la pieza, traduje y adapté de forma libre un poema de Los soles ponientes, compuesto por Víctor Hugo en la primavera de 1829.

Fue realizada gracias a la amable comisión de la Coordinación Nacional de Música y Ópera del INBAL, y está dedicada a la memoria de tres entrañables amigos: Mario Lavista, Joaquín Gutiérrez Heras y Eugenio Toussaint.

Como referencia puntual, vale decir que la dedicatoria de la partitura dice, exactamente, A mis amados muertos, Mario, Joaquín, Eugenio. No está de más señalar que este trío de dolorosas ausencias representa, a la distancia y en el presente, el vacío físico que han dejado esos tres compositores mexicanos de importancia capital, un vacío que es llenado en buena medida por sus respectivos y notables legados musicales.

Cabe mencionar que Edmond Jabés (1912-1991), el personaje citado al inicio del texto de Jorge Torres Sáenz, fue un escritor franco-egipcio-judío, combinación cultural que definió de manera puntual y fascinante sus líneas de conducta creativa. También es pertinente señalar que Jorge Torres Sáenz es un compositor que siempre ha estado muy cercano a la poesía, a veces como fuente directa de sus obras vocales, a veces sólo como cimiento y referencia. De Víctor Hugo, en particular, he aquí la versión original de su poema:

Le soleil s’est couché ce soir dans les nuées; Demain viendra l’orage, et le soir, et la nuit;

Puis l’aube, et ses clartés de vapeurs obstruées;

Puis les nuits, puis les jours, pas du temps qui s’enfuit!

Tous ces jours passeront; ils passeront en foule

Sur la face des mers, sur la face des monts, Sur les fleuves d’argent, sur les forêts où roule Comme un hymne confus des morts que nous aimons.

Et la face des eaux, et le front des montagnes, Ridés et non vieillis, et les bois toujours verts S’iront rajeunissant; le fleuve des campagnes

Prendra sans cesse aux monts le flot qu’il donne aux mers.

Mais moi, sous chaque jour courbant plus bas ma tête, Je passe, et, refroidi sous ce soleil joyeux, Je m’en irai bientôt, au milieu de la fête, Sans que rien manque au monde immense et radieux!

De este original, Jorge Torres Sáenz ha realizado, más que una traducción directa, una versión libre, que es la materia textual de La despedida. Hela aquí:

Es tarde, se ha puesto el sol entre las nubes; más tarde habrá tormenta, y en la tarde y la noche; y la aurora de obstruidos vapores; luego las noches y luego los días, ¡pasos del tiempo que huye!

Esos días pasarán, y pasarán en tromba sobre la faz de los mares, sobre la faz de los montes, sobre los ríos de plata, sobre los bosques do rueda como un himno confuso de los muertos que amamos.

Y el rostro de las aguas, y el sereno perfil de las cumbres, y los bosques en su eterno verdor, ahora, sin falta rejuvenecerán; y el arroyo agreste al monte robará la onda que al mar entregue.

Pero yo, curvado por el peso de los días, yo pasaré con frío, bajo este cielo alegre, me marcharé muy pronto, sin que nada le falte al mundo, ¡inmenso y radiante!

La presencia de las palabras de Víctor Hugo en esta obra permite anotar que, en otras partituras suyas, Jorge Torres Sáenz ha abor- dado textos de Sor Juana Inés de la Cruz, Jaime Moreno Villarreal, Luis Ayllón, y una nana tradicional asturiana.

La escritura de Torres Sáenz en La despedida es austera, refinada y expresiva, y la pieza está marcada al inicio como tranquillissimo, denotando un estado de ánimo al que el compositor se mantiene fiel hasta el final, con apenas algunos cambios mínimos en el tempo.

La despedida le fue encargada a Torres Sáenz específicamente para el Foro Internacional de Música Nueva Manuel Enríquez. La partitura fue fechada por el compositor el 30 de mayo de 2022 en Villa del Carbón, México, y la obra recibió su estreno absoluto el 30 de octubre de 2022 en el Conservatorio Nacional de Música, con la mezzosoprano Gabriela Thierry y la Orquesta de Cámara de Bellas Artes dirigida por Ludwig Carrasco.

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