A R E N A S Revista Sinaloense de Ciencias Sociales Número 26 Publicación trimestral de la Maestría en Ciencias Sociales. Facultad de Ciencias Sociales, Universidad Autónoma de Sinaloa. Nueva época. Invierno 2010.
DIRECTORIO Dr. Víctor Antonio Corrales Burgueño, Rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa. Dr. José Alfredo Leal Orduño, Secretario General. M.C. Giova Camacho Castro, Director de la Facultad de Ciencias Sociales. Dr. José Luis Beraud Lozano, Coordinador de Investigación y Posgrado de la Facultad de Ciencias Sociales. Consejo Editorial: Dr. Luis Astorga; Dr. José Luis Beraud; MC Pedro Brito; Dr. Nery Córdova; Dr. Segundo Galicia; MC Jenny Guerra González; Dr. Ernesto Hernández; C. A Dr. René Jiménez Ayala; Dr. Arturo Lizárraga; MC Roxana Loubet Orozco; Dr. Carlos Maciel; Dr. Rigoberto Ocampo; Dr. Arturo Santamaría; Dra. Lorena Schobert; Dr. Liberato Terán; Dr. José Manuel Valenzuela. Dirección Editorial: Nery Córdova Edición y Diseño Editorial Pedro Humberto Rioseco Gallegos Ilustraciones de ARENAS 26: Obra plástica del artista Leonel Maciel A R E N A S. Revista Sinaloense de Ciencias Sociales. Año 10, Nueva Época, número 26, publicación trimestral de la Universidad Autónoma de Sinaloa, editada por la Facultad de Ciencias Sociales y la Maestría en Ciencias Sociales con énfasis en estudios regionales. Domicilio: Ángel Flores s/n, Centro, Culiacán, Sinaloa, CP 80000. Domicilio en Mazatlán: Av. De los Deportes s/n, Ciudad Universitaria, CP 82127. email: nerycor@yahoo.com.mx http://faciso.maz.uasnet.mx/editorial Tel. (669)981-21-00 y 981-07-62. Certificado de Reserva SEP, No. 04-2010-091413591500-102. *No están prohibidos el uso y la reproducción de los textos citando autoría y publicación. *La UAS y la Facultad de Ciencias Sociales no necesariamente comparten las reflexiones y las opiniones expresadas por los autores.
CONTENIDO
Presentación …………………………………………… 7
HISTORIA, CONTEXTO, TEORÍA: LA FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES Humberto MACÍAS MÉNDEZ………………………… 10 EL PROGRAMA SECTORIAL 2007-2012: DESAFÍOS PARA LA EDUCACIÓN SUPERIOR Adela MORALES y Roxana LOUBET …………………..…. 43
USOS Y SIMBOLISMOS: LAS TECNOLOGÍAS DE INFORMACIÓN EN LOS UNIVERSITARIOS Por Humberto RIOSECO ……………………………… 65 SOCIALIZACIÓN POLÍTICA Y EDUCACIÓN MEDIA Luis Felipe BERNAL ……………………………….… 86 NOTAS: ESTADO, ADMINISTRACIÓN Y LA NUEVA GESTIÓN PÚBLICA Jorge FIGUEROA CANCINO ……………………….. 104 FIN DE GESTIÓN Y DEBER CUMPLIDO: UNA OBVIA REFLEXIÓN Giova CAMACHO …………………………………… 121
PRESENTACION En esta edición de ARENAS, número 26, frontera simbólica de una gestión administrativa institucional que termina un periodo y otra que deviene, el trabajo académico y universitario en general, sin embargo, debe proseguir. En consecuencia, en esta entrega predomina como temática central la cuestión de la educación. En especial se efectúa aquí una suerte de mirada histórica, y panorámica, respecto de una institución particular: nuestro centro educativo, la Facultad de Ciencias Sociales (FACISO) de la Universidad Autónoma de Sinaloa. Están presentes, además de una interiozación hacia los orígenes de una gesta de fundación, los derroteros y vicisitudes de más de 35 años de existencia, los significativos avances en cuanto a recursos humanos, técnicos y de infraestructura; también las limitaciones e insuficiencias en el presente; así como los atisbos en torno a los horizontes que se vislumbran en la actualidad para la educación superior. Así, uno de los promotores e iniciadores del proyecto educativo, personaje clave en la vida y el desarrollo de la institución, realiza una valiosa retrospección sobre aquello que empezó a gestarse justo en los inicios de la década de 1970. El maestro Humberto Macías Méndez, sociólogo y ex director de Ciencias Sociales, con experiencia y estudios de posgrado en instituciones de México, Chile y Europa, en especial de Polonia, luego de retirarse desde hace más de dos décadas de la UAS, no tuvo empacho en realizar un recorrido, con memoria, escritura, oficio y acaso hasta nostalgia (el pasado sigue pesando y pensando en el presente), hacia esos primeros años de esfuerzo colectivo, visión y lucha, de los que fue, reiteramos, activo protagonista, en torno a la fundación de lo que a la postre ha sido y devenido en un significativo y trascendente centro de educación superior de la UAS y de la región, como construcción necesaria del pensamiento, del conocimiento, la acción y la reflexión. Aquellos tiempos fueron, entre los gestores de Ciencias Sociales, de dinamismo y entusiasmo colectivo, en un contexto social y político enrarecido en el estado y el país. La aportación de Humberto Macías Méndez, que reside actualmente en Michoacán, forma parte de un proyecto más amplio, de colaboraciones diversas (entre fundadores, catedráticos, investigadores, egresados), sobre la fundación de nuestro centro de estudios, que fue coordinado por Hugo Roberto Domínguez Medina, profesor de la carrera de economía de la Facultad. Luego, en un trabajo a cuatro manos, las catedráticas e investigadoras Adela Morales y Roxana Loubet, abordan un tema de 7
actualidad en lo que concierne a la educación superior en el país: el programa sectorial 2007-2012 del Gobierno Federal, en lo que constituye un auténtico desafío para el conjunto de las universidades de la República Mexicana. De forma puntual, comentan, valoran y analizan con sentido crítico los pormenores, los objetivos y las metas que se ha propuesto la administración gubernamental de Felipe Calderón en materia educativa, particularmente en lo relativo a las instituciones de enseñanza superior. Por su lado, el maestro Pedro Humberto Ríoseco Gallegos, catedrático, investigador y editor y diseñador de ARENAS, se refiere aquí a la complejidad de una problemática de ingente presencia en el mundo actual; la que se relaciona con los usos, las simbologías, los riesgos, los abusos y las potencialidades educativas, de formación y enseñanza de las tecnologías de la información y la comunicación entre los universitarios. En una indagación como estudio de caso en marcha o desarrollo dentro de la propia Facultad de Ciencias Sociales, se analizan las prácticas y hábitos estudiantiles frente a la tecnología que tiene que ver con internet y el mundo de la comunicación y la cibernética. En su turno, el maestro en ciencias Luis Bernal, egresado de la FACISO, en un texto sobre la cuestión de la socialización política, nos introduce a través de un estudio de caso, en torno a la importancia que tiene la educación media en los procesos de formación de los jóvenes universitarios del bachillerato, antesala crucial tanto para la instrucción profesional, como para la formación cultural, política y cívica. Y luego, Ursula Viridiana Córdova, maestra en ciencias, nos conduce a los ámbitos de la ideología y la política, en particular a los rumbos de lo que se ha llegado a denominar como “nueva cultura política” del panismo en México; es decir, respecto de los fondos, las formas y los estilos peculiares de una de las importantes corrientes doctrinarias e ideológicas y ya históricas del Partido Acción Nacional, que en Mazatlán encabezan personajes como el expresidente municipal Humberto Rice, actual líder, por cierto, de la COPARMEX en el puerto. Jorge Figueroa Cancino, miembro del Cuerpo Académico de “Sociedad y Cultura”, a su vez, se refiere a un aspecto de una investigación más amplia, y que en este caso alude a la problemática del fenómeno administrativo del ejercicio del poder en el Estado y el gobierno, vía el oficio especializado de la gestión de lo público, en relación con los estudios de tipo organizacional, en el afán técnico que pone el acento en el orden como expresión de los resultados y de una suerte de eficacia, estudios que están adquiriendo auge en los más que visibles nuevos tiempos políticos del país. 8
Por último, el maestro Giova Camacho Castro, como corresponde a los plazos institucionales establecidos, presenta un último balance académico-administrativo, como memoria, testimonio, esfuerzo, resultados y obras de lo que fue su gestión al frente de la FACISO, durante los últimos tres años. Ha sido el fin de un lapso específico; es ya el principio de un período distinto en el histórico reloj de la Universidad: cambian los tiempos y los nombres, pero en la UAS la historia persiste. Como en ARENAS 24, en los números 25 y 26, de nuevo nos ha acompañado el pintor mexicano Leonel Maciel, oriundo de La Soledad de los Maciel, municipio de Petatlán, Guerrero, con densas y significativas imágenes de su vasta obra pictórica, expuesta en galerías y museos del país y del extranjero desde hace varias décadas. Artista pleno de compromiso con el arte, con conocimiento de causa y oficio y además talento, disfruta del privilegio que implica la creación, donde técnica, imaginación, observación y creatividad, se confabulan para arrancarle jirones de emoción y placer al supremo acto de estar vivo a través de la sensibilidad. Leonel, reconocido como uno de los valuartes de la pintura contemporánea de México, autor de unas 50 exposiciones individuales y otras tantas colectivas, estudió en La Esmeralda, del INBA, entre 1958 y 1962, y a partir de ahí su obra y él mismo, en óleo, acuarela, serigrafía, grabado, dibujo, han caminado por el sublime universo de un arte que trasciende y que retrata las honduras de la complejidad humana. Del pintor, que reside actualmente en Cuernavaca, Morelos, se ha escrito bastante, y hace unos 3 años, por ejemplo, Mario Monteforte Toledo se expresó así, a propósito de una de las fuertes colecciones de grabado del artista: “En estos tiempos de tránsfugas, rectificados y abjuradores de lo que son o deberían ser, un arte como el de Maciel reafirma sobre la tierra y revive la fe en los eternos valores del país, y no sólo los de la plástica sino los de la cultura en general. Porque (su) trabajo resulta, ante todo, una expresión global de cultura”. Sólo nos resta decir: amigo Leonel Maciel, gracias por la grandeza artística; por la estética de altos vuelos; por la sencilla poesía con los colores vigorosos y las tonalidades densas de los arcoiris de la vida, de la subconsciencia y hasta del inframundo; pero también gracias por el desenfado vital, la existencia franca e intensa, la bonhomía cotidiana y la humildad personal. Nery CORDOVA
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HISTORIA, CONTEXTO, TEORÍA: LA FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES•
Humberto MACÍAS MÉNDEZ∇
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Sociólogo. Exdirector de la Escuela de Ciencias Sociales de la UAS. Realizó estudios de posgrado y cursos especializados sobre educación, cultura y política en diversos países, como Chile y Polonia. 10
Introducción El propósito de estas líneas reside en el reconocimiento de los hechos más relevantes de este período de ya más de 7 lustros. Rememorarlos y ordenarlos ha sido la primera tarea. Inevitable: por el papel que me correspondió en el desencadenamiento de los acontecimientos, quedan latentes (y a veces manifiestos), valoraciones, asertos, análisis, interrogantes, surgidos al calor de la praxis; y las naturales controversias, los avatares de la implementación. Un capítulo central lo constituyen los estudiantes que acudieron a la primera convocatoria, el plan de estudios y otros elementos más, como los espacios físicos en donde habría de iniciar sus actividades la Escuela. Por lo demás, no es posible pasar por alto el contexto sociocultural de la universidad, y aún más, el momento político de la sociedad sinaloense, la cual nunca se ha mantenido ajena al devenir de su máxima casa de estudios. Es de lamentar la carencia de diversos materiales, documentos indispensables, los cuales vendrían a proveer soportes sustantivos a las ideas que se formulan. Tal vez la convergencia de percepciones y remembranzas de los actores involucrados en estos quehaceres, coadyuve a establecer con mayor atingencia fechas, momentos, plazos, los cuales configuraron el punto de arranque en la vida de una institución universitaria, como también al interior de escenario colectivo. Saint-Simon, uno de los más insignes precursores de la sociología, aseguraba que las disciplinas sociales no tienen sentido en sí mismas. En efecto, era dable esperar de los saberes sociológicos la producción de algún impacto positivo en las interacciones de los sujetos. Sin duda, la presencia de este organismo académico y de investigación ha derramado importantes productos cognoscitivos, técnicos y valóricos en beneficio del devenir y accionar de esta sociedad noroccidental del país. Desde luego, no resulta menos significativa la tarea formativa en pro de numerosas generaciones juveniles de la región, como también de entidades aledañas, a lo largo de un poco más de 35 años. Ojalá el reconocimiento de los hechos más determinantes en la creación de la Escuela-Facultad devenga en una revaloración y revitalización de sus funciones académicas, socioculturales, y no menos intelectuales y cognitivas. ----o---11
Sin duda, la conformación de una institución de nivel superior en un medio sociocultural del talante de Mazatlán implicaba una amplia convergencia multidireccional de acuerdos, decisiones, consideraciones, valoraciones. Tampoco fue obra del azar la determinación de instaurarla en el inicio del ciclo académico 1974-1975. Las autoridades de la UAS y un equipo de asesores, junto con los representantes más lúcidos y visionarios de la institución al más alto nivel en la toma de decisiones, habían emprendido un proyecto de expansión del quehacer universitario a lo largo y ancho de la entidad. Así, se consideraba imperativa la apertura de diferentes carreras y opciones alternas para las jóvenes generaciones, en particular en la zona sur del estado. Empero, igualmente, la búsqueda de saberes distintos, de las disciplinas modernas, como respuesta a las necesidades, inquietudes, situaciones que estaban planteando las peculiares condiciones sociales y culturales del país y la entidad. La propuesta inicial se expresaba en la apertura de las licenciaturas en sociología y periodismo. De entrada, no parecía desatinada. Sin embargo, desde el inicio argumentamos a favor de un concepto más acorde a los tiempos en puerta. Gracias a los sustantivos y sugerentes planteos de estudiosos como Armand Mattelart, Mabel Piccini, Mcluhan, se antojaba más pertinente, amplia y no restrictiva la categoría ciencias de la comunicación. A esas alturas, ya era perceptible la impetuosa arremetida de las modernísimas tecnologías de la información. Desde los primeros intercambios de opiniones sobre el proyecto académico con los promotores de la iniciativa, se planteó la cuestión epistemológica sobre la articulación del conocimiento social y sus interrelaciones. Así se postulaba la necesariedad de una disciplina axial, la economía política, en tanto piedra angular. De ahí la disposición para emprender una lucha posterior con el propósito de incorporar precisamente tal área del conocimiento. Paralelamente a estas reflexiones, las cuales no llegaron a constituir debates en torno a la visión global del curriculum y sus implicaciones, fue imponiéndose inaplazable atender las formalidades del caso: trámites en la SEP; la defensa del proyecto al interior del Consejo Universitario; la conformación de la planta docente, bajo cuya responsabilidad habrían de implementarse los programas y actividades en plazo perentorio. En esta modesta contribución, ante todo se pretende presentar, a trazos gruesos, una panorámica de la situación en la universidad y de las acciones y tareas, tan urgentes, como necesarias. Se trata de situar éstas, 12
más allá del entorno universitario, en el escenario local, nacional e internacional. Es decir, se pretende ubicar el surgimiento de la institución universitaria en las coordenadas socioculturales y políticas del mundo, al filo de la primera mitad de los setenta, a través de una descripción general, que nos permita situar este hecho en un marco más global. Posteriormente vale la pena echar una ojeada rápida a la presencia y devenir de las ciencias sociales en México y América Latina para cerrar con las cuestiones más específicas del plan de estudios al inicio del primero ciclo académico. El Contexto Internacional Dos hechos de relevancia en el marco internacional, sin duda, corresponden a situaciones generadas al interior de la primera potencia imperial de occidente. En efecto, tanto la guerra de Vietnam como el descubrimiento del espionaje magnetofónico en el propio cuartel del Partido Demócrata de Estados Unidos, orquestado desde la Casa Blanca, constituyen acontecimientos de innegable trascendencia. La guerra de Vietnam históricamente significó una ignominiosa catástrofe militar, política y sociocultural para la más gigantesca potencia hegemónica de todos los tiempos. El otro escenario muestra sólo el ápice de un ejercicio del poder más allá de toda ética en una democracia formal sumamente anquilosada, con marginales y casi nulos niveles de participación ciudadana, más allá del voto. El affaire Watergate devino en un ciclón arrasador. En sus ambages y maquillajes se dio lugar a baños de inocencia y desesperadas imploraciones de indulgencia. Al final tocó tierra y arrastró al presidente Nixon a la dimisión, ante la inminencia del impeachment o inculpamiento por el Congreso. De cualquier modo, no pasó nada. Unas pocas semanas después, el sucesor indulta al ex mandatario con la pretensión de lavar la institución presidencial y dejar impoluto al indiciado… Desde luego existen otros problemas, tanto o más graves en el entorno mundial. El conflicto árabe-israelí había tomado dimensiones tortuosas produciendo una espiral de violencia y terrorismo difícilmente reversible. Una vez más aparece la maltrecha figura del jenízaro petulante. Es ahí el momento y el sitio para una operación probatoria más en la eficacia destructora de los nuevos recursos deletéreos químicobacteriológicos, como el napalm. Así, mientras la antigua patria de los palestinos fue ocupada por Israel, ellos, expatriados de su propio 13
territorio, “se refugiaban” en precarias tiendas de campaña. Y tal vez, esta situación de provisoriedad estaría anticipando una disposición al abandono de la precariedad a través de acciones suicidas, las cuales han cercenado millares de vidas inocentes. Empero, la cuestión palestina constituye sólo un capítulo más de una problemática asaz compleja y muy deteriorada en los últimos tiempos por fuertes laceraciones. En todo caso, el Medio Oriente encarna las más riesgosas tensiones, que provocan severas angustias en los pueblos de la región y hasta dan lugar a poses y expresiones jactanciosas de los termocéfalos de ambas superpotencias. En sus cálculos, estaríase fraguando un conflicto mundial de magno alcance. Otro asunto grave que atraviesa la década, y va mucho más allá de la misma, es, sin duda, la crisis energética. Ante todo, ha sido instaurada una estructura industrial y tecnológica muy dependiente del petróleo, como fuente básica de energía, con todas sus implicaciones: el agotamiento inevitable, amén de un progresivo deterioro ambiental, por la frenética emisión de bióxido de carbono. A estos hechos se suman las cuestiones de producción, precios, mercados, especulación, las cuales tendrán impactos desastrosos en la economía internacional, afectando con severidad a los países pobres no-petroleros. En efecto, inició una potente espiral inflacionaria, mientras crecía el déficit en las balanzas de pagos. Con todo, el tema de los precios constituía sólo una arista del problema. De hecho, daba lugar a conflictos de seguridad mundial a los que las potencias y sus sistemas de alianzas eran muy sensibles. No está de más consignar el uso que los países árabes hicieron del petróleo. Un recurso tan estratégico fue utilizado como medio de presión en contra de los países filoisraelíes reduciendo la producción en un 30% y anunciando el embargo de las entregas de crudo hacia los mismos. De aquí derivó una aguda crisis cuya prolongación alcanzó el verano de 1975. Finalmente, la crisis energética termina beneficiando a los países industrializados más poderosos pues la astronómica suma de petrodólares que inundó las arcas de los países petroleros se gastaban a raudales haciendo prósperos los mercados de la industria armamentista, automotriz, agroalimentaria y electrodoméstica, entre otras. Un hecho particularmente crítico, que en años posteriores tendería a agudizarse, es la cuestión migratoria. Los flujos migratorios, desde luego, no son privativos del mundo actual. A lo largo de la historia podemos reconocerlos. Sin embargo en la época contemporánea desde mediados del siglo XX, gracias, entre otras cosas, a la facilidad de desplazamiento, 14
que los medios de transporte hacen posible, las corrientes migratorias han devenido en cosa de todos los días. Además, el problema no se circunscribe únicamente a ciertas zonas o regiones del planeta. Puede afirmarse que nos hallamos ante un asunto de vastos alcances, y en efecto, de carácter generalizado, universal. Quizás más ampliamente reconocible en la dirección sur-norte; mas igualmente observable en el sentido este-oeste, en flujos y contraflujos. En el fondo de esta problemática subyace, nada menos, el expediente del desempleo. Ni en los países altamente desarrollados, mucho menos en los países pobres y atrasados, se vislumbran salidas más o menos consistentes a una cuestión tan apremiante. Por el contrario, existen dos tendencias contrapuestas: por un lado, la población mundial sigue creciendo, mientras, por otro, las innovaciones tecnológicas desplazan a los numerosos contingentes de trabajadores. Si bien la tasa de incremento poblacional va bajando paulatinamente, cada año varios millones de personas tienen la perentoria necesidad de incorporarse a la población ocupada. En consecuencia, se va abriendo una brecha en crecimiento constante: muchas más personas; menos puestos de trabajo. Así, se vive una situación crónica y progresiva, sin solución posible en el contexto del neocapitalismo. Nos hallamos, pues, ante una problemática seria, la cual tiende a agudizarse en el mediano y largo plazo. Durante los últimos meses se había vivido una alarmante situación laboral en Inglaterra, en particular entre los mineros y trabajadores de líneas aéreas. Otro tanto ocurre en España, sobre todo en la zona vasco-navarra. Y se producen diversas movilizaciones de trabajadores: demandas de aumentos salariales, huelgas en Italia, Francia, Inglaterra, España y en muchos otros países de Europa y el noroeste de Africa (Marruecos, Túnez, Argelia). No menos revelador de la situación migratorio-laboral, privativa en la Europa de esa época es la situación en Suiza. Ahí, precisamente en 1974 se planteó la necesidad de llevar a cabo un referéndum sobre la expulsión de los trabajadores migrantes. El 66% de los suizos votaron en contra de tal medida. Mucho podríamos abonar sobre el tema, pero no corresponde su tratamiento en este sitio. Volviendo a situaciones de carácter internacional, es preciso no pasar por alto un fenómeno muy significativo, el cual estaría reflejando desconcierto, desorientación, y no menos, un descontento generacional entre los jóvenes. Se trata de la emergente presencia y acción de grupos radicales de ultraderecha, como también de ultraizquierda, los cuales 15
recurrieron, sin más, a métodos de lucha ilegales, violentos (atentados terroristas, acciones armadas, secuestros). En esos años proliferan organizaciones y grupos prácticamente en todos los continentes. Al interior de países de Europa aparecen en Alemania, Italia, Inglaterra, Francia, España. Entre los grupos más activos e intransigentes se cuentan el Ejército Republicano Irlandés (Irlanda); Las Brigadas Rojas (Italia); la Acción Revolucionaria Internacionalista (Francia); ETA (España) y varias más. De igual modo, en países desarrollados y estables como Japón y Estados Unidos surgen, respectivamente, el Ejército Rojo Japonés y el Ejército Simbiótico de Liberación. Larga sería la enumeración de los múltiples grupos de esta tendencia en América Latina y en el país. Baste señalar al Ejército Revolucionario del Pueblo y la Alianza Anticomunista Argentina, o Triple A, por su papel protagónico. Aquél como opositor a los militares y ésta como brazo paramilitar de los mismos, durante la dictadura militar y guerra sucia que inició en 1976 y se prolongó hasta 1983. En México encontramos también diversos grupos cuya presencia y actuación fue desigual, pero reconocida en la entidad. Como el caso de la Liga Comunista 23 de septiembre, el Movimiento de Acción Revolucionaria o Movimiento Armado Revolucionario, que desplegaron su actividad durante los setenta, y que en general fueron aniquilados. Dentro de este señalamiento a trazos gruesos, no es posible ignorar como fenómeno relevante, el feminismo. Sus acciones y movilizaciones tuvieron resonancia durante los años sesenta, prácticamente en toda Europa occidental, quizás con mayor fuerza y cohesión en Italia y Francia. En la siguiente década, se concretarían sus logros. En abril y noviembre de 1974, respectivamente, se legaliza el aborto en Alemania y Francia. Esta medida tenderá a generalizarse en los años subsecuentes. Habría que destacar otros hechos trascendentes en lo relativo al desarrollo de la ciencia y la tecnología, por un lado. Y, por otro, a la caída del régimen dictatorial de Salazar en Portugal, tras casi medio siglo de autoritarismo. La iniciativa correspondió a un grupo de jóvenes oficiales del Movimiento de las Fuerzas Armadas, quienes demandaban la democratización del Estado, en un país muy rezagado respecto a Europa. De igual modo, exigían el término de una prolongada guerra colonial en Angola y Mozambique. El movimiento fue conocido como la Revolución de los Claveles. Aparentemente se había trazado una línea de izquierda. Sin embargo, no pasó de una tibia socialdemocracia. Al lado de este 16
proceso, se viene gestando el agotamiento del franquismo español en medio de disturbios y atentados; pero también de movimientos huelguísticos y reclamos de muchos trabajadores, como ya quedó asentado. Vendrá más adelante la edificación de una socialdemocracia, cargada más hacia la derecha. Por lo pronto, y para los efectos de este ensayo, basta con los tópicos abordados. El Contexto Nacional Muchos analistas coinciden en que las décadas cincuenta y sesenta, en general, fueron de silencio. Sin duda, se dejaron oir reiterativas voces críticas, no únicamente juveniles. Pero amentablemente, las grandes mayorías permanecieron mudas, muy ajenas a toda participación, incluido el voto. Sobre todo, suficientemente controlados bajo la astucia de la razón mediática. Sin duda, el 68 constituye un trauma descomunal; una herida, la cual seguía viva y lacerante. Todavía más, a pesar del férreo control gubernamental de la información y la sistemática distorsión de los hechos, poco a poco fueron saliendo a la luz testimonios, documentales, datos irrefutables. La frustración dio lugar a que muchos jóvenes, fácilmente llegaran a la conclusión de que las vías legales y pacíficas se hallaban herméticamente cerradas. A partir de ahí, resultaba inevitable la búsqueda de otras vías, su preparación y ulterior implementación. Pocos años después, el golpe de Estado en Chile parecía confirmar la tesis sobre la inviabilidad de la lucha legal y pacífica. Numerosos grupos de jóvenes universitarios comentaban, debatían, cuestionaban, trataban de fundamentar sus percepciones. Se careció de una sólida organización de izquierda con ascendiente y prestigio social, capaz de encauzar esa energía juvenil hacia rutas cívicas y democráticas. Obvio, los costos fueron altísimos. Centenares de jóvenes brillantes, lúcidos, con sólida formación, muy comprometidos y consecuentes, si bien apremiados por una supuesta perentoriedad de la lucha y análisis simplistas en algunos sentidos, quedaron abatidos. Literalmente, de muchos nada se volvió a saber, ya que tiempo después ciertos oficiales confesaron la manera como desde helicópteros los arrojaban al mar: amarrados, luego de haberlos metido, desde los pies a las rodillas, en cemento ya fraguado. Atrocidades de tal magnitud quedaron impunes y la razón de Estado (autoritario y represivo) se impuso irrestricta. 17
En un marco tan negro y deprimente, cabe subrayar la capacidad omnímoda, ubicua, de un Estado totalitario, dispuesto a destruir a quienes consideraba sus enemigos. Tal se mostró en 68. Se trata de respuestas paradigmáticas, irrestrictamente respaldadas por las fuerzas sociales más retardatarias (empresarios; partidos políticos que coexistían con el status quo; eclesiásticos de diversas jerarquías; sectores medios urbanos; sindicatos corporativos, incondicionales del Estado; incluso algunos sectores populares). Estos jerarcas podían alardear y jactarse de que no pasaba nada. Juraban que la vida cotidiana, la dinámica de los fenómenos colectivos, se hallaba bajo absoluto control. Por lo demás, tales respuestas de un Estado totalitario ante las protestas y descontento social, de ninguna manera podían considerarse inéditas. Los movimientos precedentes de médicos, maestros, campesinos y estudiantes universitarios al interior del país a mediados de los sesenta, portaban idéntica impronta. Implacable, el Estado respondió siempre con la fuerza bruta de jenízaros y militares semianalfabetos, quienes en sus “hazañas” al interior de los campus universitarios, destruían laboratorios y equipos muy costosos, de tecnología avanzada, y a menudo únicos. Adicionalmente, se mostró en extremo sordo e insensible ante los reclamos de los inconformes. A pesar de todo, durante la década siguiente, el régimen cambia poco o nada. Observamos los desplantes populacheros con la intencionalidad de recuperación de un liderazgo, perdido mucho tiempo atrás. De hecho, el totalitarismo autoritario se consolidó. Muy probablemente surjan pensadores, analistas y ciudadanos, quienes discrepen de esta caracterización del Estado Mexicano como estado totalitario. Seguramente aducirán un régimen de partidos y elecciones en los tres órdenes de gobierno. Como se halla amplia y suficientemente documentado, no hubo una sola elección durante el siglo XX, la cual no hubiese estado viciada por el fraude y la manipulación antes, durante y después de la jornada electoral. Por el simple hecho de que el gobierno siempre, de jure y de facto, hasta la creación del IFE, actuó como juez y parte. Es claro: las elecciones podían ser cualquier cosa, menos libres y democráticas. Los estudiosos del fenómeno mexicano documentaron infinidad de mecanismos y procedimientos fraudulentos. Por lo que toca al régimen de partidos es posible argumentar: de los partidos existentes y legalmente reconocidos hasta 1978, y quizás con la sola excepción del PAN (que se conoció como “doctrinario” en esa época), no hubo uno solo en condiciones de ostentarse como un partido 18
independiente y ajeno al control gubernamental. Por el lado de las finanzas, entre otros, el Estado controlaba minuciosamente la vida de los partidos, los cuales devinieron satélites. Digámoslo claro: los corrompía y los llevaba a donde le interesara. Las pruebas pululan. Del partido del Estado, ni hablar. En tanto partido totalitario, cuya permanencia en el poder se fue prolongando indefinidamente, disponía de todos los recursos para servir y servirse del Estado. Finalmente, se tornó difícil deslindar el ámbito del partido, y al mismo del Estado. Quedaron confundidos y fundidos. No se veía en dónde iniciaba y terminaba uno, y dónde el otro. Era tal su compenetración que llegaron a ser una y la misma cosa. Por otro lado, a lo largo de un período de alrededor de cuatro lustros, el crecimiento económico parecía ser la expresión genuina de un aparato productivo sólido y en expansión, capaz de dar respuesta a las necesidades de los diversos sectores de la población. Los más optimistas y eufóricos no dudaron en proclamar un supuesto “milagro mexicano”. Por lo demás, frente a una situación caótica, casi anárquica de las economías en la región, con crisis recurrentes, altas tasas de inflación, desempleo, déficits en sus balanzas comerciales y endeudamiento creciente, la economía mexicana era presentada como un modelo a imitar. Empero, muy pronto la realidad puso en su lugar bonanzas e infortunios de una economía, la cual, paradójicamente, se vio obligada a imitar las prácticas y procedimientos de las economías centro y sudamericanas. Al término de la administración echeverrista, la situación financiera no dio más. Se procedió a devaluar el peso, luego de veintidós años. Empero, sería la primera de una cadena interminable, la cual ha llevado el peso desde aquellos memorables $12.50, a los actuales $13,000.oo, o $13.00, una vez suprimidos los tres ceros, desde el final del salinismo. Aquí cabe subrayar un hecho señalado por diversos especialistas: se trata de la improvisación de la política económica y el pragmatismo, el cual dio lugar a situaciones muy dañinas para las finanzas y la vida económica del país. Asimismo, a una dependencia creciente de medidas y decisiones, tomadas de modo unilateral por el vecino del norte, sin aviso previo, mucho menos tras un intercambio de opiniones. En fin, hoy estamos conscientes de la fragilidad del aparato productivo; de su atraso tecnológico; del proteccionismo gubernamental durante prolongadas épocas; de la dependencia respecto al poderoso aparato industrial norteamericano. Y de muchas otras debilidades que aquejan a nuestra economía, en un contexto de mundialización capitalista. En la década de los setenta se van gestando las políticas neoliberales. 19
Aunque los programas, medidas, mecanismos fuéronse implementando a partir de 1983, más allá de acciones y ejercicios voluntaristas coyunturales, que fueron como marginales y transitorios. Es, por cierto, el caso de las medidas de nacionalización de la banca por López Portillo, la que poco tiempo después fue revertida. Situados de nuevo en la mitad de los setenta, podemos enumerar algunas de las más acusadas deficiencias de la economía mexicana. El Estado Mexicano hacía un manejo absolutamente discrecional. Es decir, poco le importaban las reacciones de una opinión pública desinformada, inorgánica, contrarrestable a través de los medios electrónicos de difusión. Puede afirmarse enfáticamente, hacía lo que quería, o lo que le dejaban hacer los gigantes consorcios internacionales. En todo caso, disponían del aparato completo del Estado, toda vez que los legisladores actuaban como serviles vasallos, incondicionales al presidente de la república, y otro tanto ocurría con el poder judicial. Se hallaban seguros de mantener un control adecuado, “inteligente”, bien resguardados de las percepciones ciudadanas. Así pues, los rasgos centrales que caracterizan este período, pueden enunciarse así: ante todo, un manejo político de la información sobre la situación del país. Los voceros oficiales jamás podrían atreverse a señalar y tratar una situación problemática de relativa gravedad; mucho menos, algo más serio como una crisis estructural. Ellos siempre manejaron el lenguaje con habilidad: habían de declarar que todo estaba controlado; la eventualidad era transitoria y muy pronto quedaría superada. Había grandes perspectivas de crecimiento, y las bases se hallaban firmemente establecidas… Algunos funcionarios apelaban a las comparecencias del presidente en la ONU, y las propuestas ahí presentadas, como si de ellas fuesen a derivar soluciones mágicas y definitivas… Cabe poner de relieve la ausencia de las cuestiones y agenda para los grupos indígenas. Más allá de esporádicos encuentros por afanes mediáticos y de promoción, cuando el mandatario se tomaba fotos con ellos, sus asuntos, en general, quedaron relegados. Resulta claro, propiamente no se tomaban en cuenta los intereses de los ciudadanos. Los funcionarios y actores políticos se preocupaban fundamentalmente de proteger sus intereses, su futuro, su imagen, a fin de escalar dentro del aparato gubernamental. En consecuencia, había un monopolio cerrado en la toma de decisiones, cuya cabeza incuestionable era el presidente. Nadie en los medios oficiales hubiese osado poner en entredicho una sola palabra de los lineamientos y acuerdos provenientes de las esferas más altas. 20
En un marco tal, la corrupción campeaba. Bajo un concepto de posesión absoluta del Estado, en tanto dueños únicos, cada cual se servía hasta donde su capacidad y las condiciones le permitían. Así, recursos, prebendas, regalías, programas, etc. quedaban dentro de la clase política. Ello daba lugar a enfrentamientos entre los más cercanos al poder y los más alejados. Al final del sexenio, unos más, otros menos, habían saqueado las arcas de la nación. Todos quedaban felices siempre y cuando hubiesen logrado quedar ubicados en los equipos del nuevo sexenio. Desde luego, esta práctica era generalizada y operaba en todas las dependencias, departamentos y oficinas de la administración pública, federal, estatal o municipal. Para los ciudadanos esto llegaba a parecer “normal”, algo común a quienes habían accedido a las esferas públicas. En todo caso, aún cuando la rapiña hubiera rebasado los límites de “lo normal”, no pasaba nada mientras la adhesión y la lealtad incondicional fuesen el rasgo distintivo; más la habilidad para hacer creer a los ciudadanos que todo iba bien y tendía a mejorar. Lo demás pasaba a tercero o cuarto término. Otro problema serio, sobre el cual se había hecho cualquier cosa, casi nada, es la cuestión demográfica. Como la opinión pública sabe, México registró desde los años sesenta una de las tasas de crecimiento de la población más alta y sostenida en el mundo (3.53% anual), como si el objetivo nacional fuese tener cada vez más habitantes. De este modo, ya era previsible una población superior a los cien millones para el año dos mil, con múltiples implicaciones en cuanto a alimentos, vivienda, salud, educación, empleo y tantos otros servicios. Efectivamente, el Estado nunca diseñó una política de crecimiento demográfico que contemplara la provisión de satisfactores básicos. Incluso un alto funcionario, quien había fungido en varias administraciones en los puestos más altos, declaró que les había sorprendido el crecimiento explosivo de la población, y no se habían tomado las medidas pertinentes. Obviamente para un secretario de Estado, tal confesión constituía una aberración. No obstante, conociendo el estilo y la dinámica de operación, esta revelación no constituía sino una confirmación más del abandono de cuestiones sustantivas, las cuales siempre quedaban relegadas a último término, luego de haber asegurado el control omnímodo del poder. En épocas posteriores, ante la inminencia y magnitud del problema, se diseñaron políticas ad hoc, en orden a asegurar un control más puntual y prescindir del ultraliberalismo irracional, que nos estaba llevando a una duplicación de la población en 21
plazos cada vez más cortos (25 años), luego de una triplicación entre 1940 y 1975, período en el que se registró un crecimiento poblacional único, pasando de veinte a sesenta millones de habitantes. Tratando de agrupar algunos puntos temáticos, abordemos aquellos de mayor incidencia, sobre todo a mediados de los setenta: continuemos con aquellas políticas sociales que muestran claramente la polarización social. Se trata de la distribución del ingreso. Después de sexenios y décadas desde la promulgación de la Constitución en 1917, la distribución del ingreso es altamente inequitativa, consecuencia lógica del modelo de desarrollo adoptado en el país desde 1946. Mientras el decil de ingresos mayores (hogares) en 1968 participó en el ingreso total con un 48.30%, para mediados de los setenta alcanzó una participación en el ingreso de aproximadamente 40%. Si a este decil sumamos el 9, ambos en 1968 concentraban más del 65%; y, en los mismos años de la siguiente década, más del 57%. En contraste, los deciles de más baja participación (1, 2, 3 y 4) apenas alcanzaban en 1968 un precario 8.1%; y, a mediados de la década siguiente, poco más del 10%. Respecto a los sectores medios (deciles 5, 6, 7 y 8) es perceptible un incremento en la participación. En 1968 alcanzaban un 26.8%, el cual subió aproximadamente al 31% a mediados de los setenta (1). Es decir, en gran medida la Constitución ha sido letra muerta en lo relativo al mejoramiento de las condiciones de vida de los sectores populares urbanos y rurales, mientras un estrato reducido disponía de casi dos terceras partes de la riqueza nacional en 1968, y pocos años después, de casi tres quintas partes. Así podemos asegurar: el extremo lujo de unos pocos sobresale en un piélago de pobreza extrema, la que tiende a crecer. Y aquí no hay mucho espacio para la teoría. Está claro, campesinos, indígenas y subproletariado urbano portan el estandarte de la miseria, y no se vislumbraba alguna vía por medio de la cual se abriera la posibilidad de invertir estos términos. La cuestión es candente y a la vez alarmante. Si observamos los datos del Censo de 1970, la situación de miseria abismal es patética en Oaxaca, Chiapas, Hidalgo, Yucatán y Zacatecas, por citar únicamente los casos extremos. El porcentaje de familias con ingresos entre $1.00 y $499.00 son, respectivamente: 83; 79.9; 71.5; 71.4 y 71.4. A estas entidades habrían de sumarse Guerrero con 68.3; Puebla con 68.2; Tlaxcala con 67.9 y San Luis Potosí con 66.7; mientras Sinaloa tenía un 26.9 en este nivel de ingreso.
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Miguel S. Wionczek (1919-1988), un intelectual de origen polaco, nacionalizado mexicano, muy serio, agudo y penetrante, quien estudió a fondo la situación económica, social y política de este período, a pesar de su parsimonia y cautela en aseveraciones terminantes, escribió subrayando aspectos que consideraba prioritarios. Ante todo, sostenía, no sabemos a dónde vamos. No se ha trazado un rumbo; no tenemos objetivos nacionales a largo plazo. Es decir, la marcha del país ahí va, a la deriva, al día, a veces bien, aunque más a menudo, mal. Se trataba de una cuestión toral. No sabiendo adónde vamos, llegaremos a cualquier lado; nos desviaremos; nos devolveremos, nos perderemos. Puede pasar cualquier cosa. Y quizás en gran medida, a esa carencia de objetivos y rumbo haya de atribuir los desatinos, errores y fragilidades, cuyo recuento hoy podemos hacer, y cuyo impacto ha provocado más altos niveles de pobreza y una persistente reducción del consumo en los sectores medios. Desde una institución tan prestigiada como El Colegio de México, Wionczek realizó importantes investigaciones, cuyos resultados (“pequeñas radiografías”) fue dosificando semanalmente, en la página editorial de aquel Excélsior. Dichas contribuciones hebdomadarias fueron compiladas en un libro, publicado en septiembre de 1981 (2). Resulta interesante una idea, planteada en el Prefacio. Sostiene: “Las principales causas de tal estado de cosas no son de orden económico, sino político y social; no son de origen externo sino interno. Destacan entre ellas las graves deficiencias de la organización social, la calcificación del sistema político, la deficiente preparación de los recursos humanos, y el atraso científico y tecnológico en general”. Y luego, “… setenta años después del inicio de la violenta rebelión popular contra ‘la insuficiencia, la ineficiencia y la incompetencia’ del Porfiriato, la escolaridad promedio del país no excede todavía de cuatro años”. Y enseguida apunta una cuestión en particular significativa: el segundo gran problema nacional “consiste en la falta de memoria respecto al pasado inmediato”. Aquí el pasado inmediato no existe. “…lo que oficialmente vale aquí no es la secuencia de los hechos en el tiempo sino los acontecimientos del sexenio en turno”: la desmemoria inmediata y la discontinuidad política, aún cuando en esos años todos los gobernantes y legisladores provenían, pertenecían a un mismo partido, casi exclusivamente al PRI. Por la falta de memoria de la historia inmediata, nadie recuerda planes y propuestas de reformas que en su momento salían a la luz: “sin embargo, aparecían por regla en los momentos cuando todo el mundo se ocupaba del futurismo y la ‘incertidumbre era el signo’”. 23
Por otro lado, señala un raquítico desarrollo tecnológico y científico en gran medida por la inexistencia de una política científica. Recién al inicio de los setenta se instituyó el CONACyT; éste, junto con la Nueva Política Científica y Tecnológica Mexicana tendrían la encomienda de conducir el desarrollo científico y tecnológico. No obstante, desde el inicio vienen padeciendo serias deficiencias. Por lo pronto, no han logrado erigirse en instituciones rectoras de la política científica del país. Entre los obstáculos más reconocibles pueden identificarse, ante todo, la falta de rumbo, es decir, de una política científica y tecnológica. De igual modo, las magras asignaciones a ciencia y tecnología; la falta de planes de mediano y largo plazo, constituidos a partir de consultas a expertos e investigadores del país, con la participación activa de todas las universidades públicas, como también de los pocos organismos empresariales que crean tecnología y llevan a cabo investigaciones científicas, constituyen limitantes muy fuertes. Ligado a este nudo complejo se halla la problemática industrial del país. Los años de un proteccionismo desmedido, trajeron como consecuencia una parálisis en la introducción de innovaciones al interior de las empresas. Estas no mostraron una disposición para invertir en nuevas tecnologías en tanto sus productos parecían tener aceptación en el mercado. Los equipos industriales se hicieron obsoletos, improductivos, defectuosos. En muchos casos, las tecnologías que se adquirían en los países productores no eran de las más avanzadas, por el contrario, tal vez de segunda mano. Así se fue dando un atraso progresivo, el cual parece cada vez como más difícil de superar, considerando sobre todo las limitantes del desarrollo científico y tecnológico. Por su parte, la minería padecía igualmente una situación de atonía y progresivo deterioro. En ese entonces, era prácticamente una mera prolongación de la minería colonial. Según los expertos, una rama de la economía, otrora boyante y próspera, había llegado a uno de sus peores momentos. A tal grado, que parecía convertirse de exportador en importador de minerales. Si en 1950, por cada mil kilogramos de productos mineros exportados, el país importaba 60 kilos de materias primas de este tipo, en 1970, por la misma cantidad de productos exportados, se importaban 600 kilos de tales insumos mineros. De igual modo, las exportaciones en los sesenta crecieron tan sólo en 3.2% anual promedio, la tasa más reducida en las ventas de México al exterior; además, con una marcada tendencia a la baja. Ello, debido en gran medida, a la explotación irracional de los recursos naturales, que 24
desembocó en su agotamiento, mientras se carecía de trabajos en la localización y exploración de nuevas fuentes para el aprovisionamiento de recursos mineros. Asimismo, en esta época, luego de aproximadamente diez años de la mexicanización de la minería, ya se advertía un proceso de concentración oligopolística en unas cuantas empresas. Entre sus debilidades más endémicas, de nuevo aparece la falta de cuadros técnicos calificados (ingenieros mineros y geólogos); un burocratismo asfixiante al que se hallaba sometida; bajas inversiones, como también una errática política de fomento. Wionczek apunta un hecho importante respecto al modus operandi de las corporaciones extranjeras, las cuales de muy buen grado vendieron sus compañías a empresarios locales: “Para todos los fines prácticos, las compañías extranjeras se retiraron de la minería exportadora y las nuevas compañías mixtas con participación mayoritaria del capital nacional se dedicaron a integrar la minería con el sector manufacturero, de tal suerte que ambos grupos, con un mínimo de inversión y al amparo de las exenciones fiscales para la minería y de la alta protección para la industria, pudieron obtener de estas operaciones utilidades más pingües que nunca”(3). Ya que tocamos el renglón de los recursos no renovables, está el tema hidrocarburos. A mediados de los setenta, gracias al hallazgo de enormes yacimientos en el sureste, el país iniciará una etapa de explotación-exportación de crudo. Actividades tan lucrativas de un recurso energético estratégico alentaron expectativas descomunales, y, desde luego, declaraciones grandilocuentes de los jerarcas (del tipo: “tenemos que prepararnos para administrar la abundancia”…) La bonanza, las expectativas y los delirios de grandeza se metamorfosearon, provocando muy severos daños a la planta productiva, a las finanzas, y en general a la economía nacional en conjunto. De hecho, el boom petrolero pareció un tenebroso torbellino que trastocaba y arrasaba un aparato productivo muy alejado de los requerimientos técnicos, organizativos y ecológicos cuya operación demandaban. De este modo, la actividad petrolera quedó desarticulada con respecto al aparato productivo. Así, no únicamente las exportaciones se petrolizaron. Más grave aún, la economía nacional recibió una impronta negativa. Tal como señala María Elena Cordero (4): “…las expectativas de la riqueza [petrolera, tienden a reforzar los esquemas de desigualdad y dependencia ya prevalecientes”. Más adelante, la misma investigadora 25
del IIS-UNAM, presenta datos que en su momento se difundieron. Por ejemplo, entre 1970 y 1978 las exportaciones de productos petroleros (excluidos los petroquímicos) pasaron de 370 a 40 mil millones de pesos. Es decir, se incrementaron en un 10,800% (sí, diez mil ochocientos por ciento). Paralelamente, el crecimiento de la producción petrolera significó un enorme crecimiento de la deuda externa de Pemex. Esta se elevó de 438 millones de dólares (mdd) en 1970, a 4,484 mdd en 1978; es decir, en más de mil por ciento. Las consecuencias se dejaron sentir de inmediato. El sector agropecuario se mostró cada vez más insuficiente en orden a proveer los recursos alimentarios para una población creciente. Ello obligó a depender más de los suministros externos, mientras hubo con qué pagarlos. Empero, una somera revisión de otras ramas y sectores de la actividad económica permitiría comprobar el desquiciamiento provocado por la fiebre del “oro negro” y las múltiples distorsiones de ahí derivadas. Entre las más adversas destacan la sobrexplotación del recurso o explotación irracional, incluyendo, sin duda, la dilapidación (quema) del gas asociado. Resultaba perentorio un plan inteligente y global, el cual contemplase factores y condiciones sustantivos en la extracción y exportación para el corto, mediano y largo plazo. Mas debía tener en cuenta la preservación del medio ambiente e incidir significativamente en el mejoramiento persistente de las condiciones de vida en los habitantes de las nuevas regiones petroleras. Asimismo, quizás se presentaba el momento preciso para emprender un proyecto de agregación de valor a una materia prima, la cual se hallaría sujeta a los vaivenes de un mercado bajo control de los grandes consumidores industriales. Baste apuntar el hecho de que, casi 40 años después, Pemex no se halla en condiciones de producir, para las necesidades internas, las gasolinas y productos terminados que la planta industrial y el transporte requieren. Por lo demás, en un contexto de sobreabundancia de petrodólares, sujetos a una erosión permanente, los impactos sobre las finanzas nacionales no tardarían en emerger. Tal desvalorización del dólar significó para la OPEP, entre enero de 1976 y abril de 1978, un deterioro de los términos reales de intercambio en un 18%, equivalentes, según el Fondo Monetario Internacional, a 15 mil mdd en pérdidas (5). Por cierto, uno de los subproductos de la petrolización es el incisivo endurecimiento de las presiones inflacionarias. De éstas derivarían secuelas varias, cuya expresión más conspicua haya sido, tal vez, la devaluación del peso, en agosto de 1976, luego de una relativa estabilidad cambiaria. 26
Para cerrar este breve apartado, no está de más registrar un estilo de conducta, muy típica de la época: cuando el régimen pregonaba estar más allá de toda geometría política y alardeaba de no estar ni en la derecha ni en la izquierda… sino todo lo contrario… Como siempre, los gobernantes, fieles a los dictados de Washington, no fijaron una posición clara respecto a la OPEP. La ambigüedad era el talante. Así, la diplomacia sexenal cuidó sobremanera cualquier referencia a ella, tratando siempre de no dar algún indicio de que México estuviese contra ella; pero, mucho menos, a favor. Jamás algún funcionario podía hacer un pronunciamiento, del cual fuese posible inferir el más leve interés por ingresar a la Organización. Aunado a esta problemática del boom petrolero, es preciso poner de relieve otro fenómeno muy engorroso: el endeudamiento externo. Precisamente, el período de crecimiento explosivo de la deuda externa o sobrendeudamiento va de 1973 a 1981, en medio del auge y colapso en los precios internacionales del petróleo. Cabe destacar: la venta al exterior de hidrocarburos en esos años representaban casi el 75% de las exportaciones totales. Rosario Green, quien se ha ocupado del tema durante un buen tiempo y ha publicado textos y ensayos sobre el mismo, destaca la existencia de un excedente de liquidez en los mercados internacionales de dinero, resultado de la crisis de los países industrializados, y del reciclaje de los petrodólares por la vía financiera. Explica cómo la decisión del gobierno mexicano de hacer frente a los desequilibrios de la economía, recurriendo al expediente de acceso fácil, rápido y en ese momento favorable al financiamiento del exterior, muy pronto generó un abultamiento desmesurado de la deuda externa: “Los bancos internacionales encargados de movilizar una abultada oferta de recursos alimentada por los dos booms petroleros que se registran en 1973 y 1979 respectivamente, van a desempeñar, lo largo de la década de los setenta, pero en particular a finales de la misma, un importante papel en la acelerada expansión de la deuda externa de México, tanto pública como privada. El crecimiento de la liquidez en el sistema financiero internacional después de ambos booms hizo que su canalización se convirtiera en una necesidad vital para los propios banqueros”(6).
De este modo, si en 1970 la deuda externa ascendía a 3,227 mdd, para 1974 había crecido a poco más de 8,074 mdd, y en 1976 ya se había situado arriba de los 15,547 mdd. La investigadora apunta, además, tendencias muy características del endeudamiento. En primer lugar, la 27
expansionista: mientras en el período 1970-73 la deuda externa total de México crece, como máximo, en un diez por ciento anual, entre 74 y 76 se incrementa en un 50 por ciento cada año, llegando a 20 mil millones de dólares del sector público, más otros 10 mil millones del sector privado. En segundo, la tendencia privatizadora. Es decir, los organismos oficiales (bilaterales o multilaterales) y los gobiernos de los países ricos cada vez representan un papel menos relevante como proveedores de crédito. Son ahora los banqueros privados, con un 83.1% de los montos crediticios, quienes se constituyen en acreedores o prestamistas. Y dado que las tasas de interés de estos acreedores suelen ser altas y flotantes, con plazos de amortización cada vez más cortos, la “privatización” de la deuda condujo a su encarecimiento, repercutiendo en la propia capacidad de pago del país. Como consecuencia, es preciso subrayar la predominancia de las instituciones financieras transnacionales, lo que conlleva el sometimiento a sus intereses, lineamientos y políticas. Casi como corolario, resulta evidente la “norteamericanización” de la deuda externa mexicana. Es el resultado del predominio de la banca estadounidense en el mundo, más nuestra vecindad y dependencia respecto a tan poderosa economía. Desde luego, la tendencia expansionista prosigue irrefrenable, de manera tal que para finales de la década bordeaba los 50 mil millones de dólares; y para diciembre de 1982 superaba los 83 mil millones. Esta situación se produjo debido a la caída de los precios del petróleo desde 1981. Bajo esa circunstancia, los recursos ya contemplados, que no ingresaron, fueron sustituidos con créditos externos, los cuales, amén de caros, debían ser rembolsados en el corto plazo. De aquí se generó, para algunos países atrasados como México, paradójicamente, la eventualidad de convertirse en exportadores netos de capital… pero, lamentablemente, por el pago del servicio de la deuda. En el caso particular de nuestro país el sobrendeudamiento significó un pago en intereses, cercano a los 50 mil millones de dólares. El estado de cosas se tornó asaz complicado, llegándose al filo de la catástrofe. En esa coyuntura se pronunciaron muchas voces en pro de la moratoria o suspensión de pagos, lo cual, para la tradicional gazmoñería de un gobierno con tan alto prestigio (?) internacional… resultaba inaceptable. La situación se había trocado de tal modo caótica y desordenada que aún los propios bancos del país recomendaban a los ahorradores sacaran sus capitales al exterior. De este modo se produjo una cuantiosa fuga de divisas. Los problemas del sector agropecuario, con una producción cada vez más insuficiente para las necesidades del país, provocó una espiral inflacionaria, la cual venía a complicar más un escenario ya de suyo maltrecho y desfigurado. Baste 28
registrar un dato de suyo elocuente: a principios de la década de los setenta se importaban unos 300 millones de pesos en alimentos cada año. En 1974, las importaciones se dispararon a 9,000 millones de pesos, es decir, un tres mil por ciento. En el contorno de este ensayo, no es posible abordar otras áreas cardinales de la realidad social, como la salud pública; la educación, y mucho más a fondo, la cuestión del poder político, directamente del Estado mexicano. Se trata de materias de la mayor trascendencia y significación para el análisis sociológico. Sólo para no dejar en el aire un señalamiento sobre el comportamiento de protagonistas sociales, tan decisivos como los empresarios, vaya este breve apunte, con el cual cerraríamos el apartado. Sobra referir la determinación, quizás no siempre explícita y categórica, en el sentido de asegurarse una representación permanente en los órganos del Estado. No obstante, pasadas las coyunturas menos favorables, por ejemplo, cuando se han enfrentado al poder ejecutivo, como en el sexenio cardenista, se plantean la viabilidad de su presencia en los propios escenarios del poder. Así, durante décadas, este sector poderoso ha contado con legisladores federales, y sin duda también han incrementado su representación en los congresos locales. En relación al ejecutivo y judicial, ellos diseñan estrategias para asegurar una interlocución adecuada y permanente frente a éstos, a fin de encontrar salidas a sus requerimientos, inquietudes y demandas. Durante la primera mitad de los setenta, las relaciones de los grupos patronales con el poder ejecutivo se habían deteriorado. Incomodaba sensiblemente a los patrones el discurso y el populismo del presidente en turno, atribuyéndole una caracterización de socializante y comunistoide (sic). Más aún, a fines del verano de 1973, uno de los grupos radicales había secuestrado y asesinado a un emblemático personaje del Grupo Monterrey, a la sazón, uno de los más influyentes. Así, las desavenencias habían llevado casi a la ruptura. Las cosas no pasaron a mayores. Unos y otros buscaron sacar partido de la circunstancia. Los patrones, desde entonces, se propusieron asumir un papel cada vez más activo y protagónico en la vida política de la nación. Y lo han logrado. Fueron tanteando el terreno, considerando era el momento oportuno para posicionarse, incrementar su poder e influir en la toma de decisiones, ya no a través de interpósita persona o terceros, sino directamente. Y lo han conseguido.
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En realidad, las desavenencias con el ejecutivo, en particular con Echevarría, no pasaron de malos ratos, momentos menos felices, pasajeros al fin. Y desde luego, no perder de vista el sinnúmero de acciones, manifestaciones y declaraciones adversas y beligerantes sobre políticas públicas específicas (fiscal, cambiaria). Pero, igualmente, sobre proyectos o iniciativas de ley cuya normatividad, en alguna medida, rozaba sus intereses. Tal fue el caso del Reglamento de Publicidad para Alimentos, Bebidas y Medicamentos, en diciembre de 1974. Dicho reglamento, a pesar de que abogados y representantes de la industria químico-farmacéutica habían participado y negociado en su elaboración, dio lugar a serias controversias ente el gobierno federal y las organizaciones patronales involucradas. Finalmente, una vez publicado, la línea fue una aplicación discrecional del mismo. ¡En México se puede todo, señores! ¡No hay problema! Las cosas cambiaron desde fines de 1976. En el sexenio siguiente, las relaciones parecían desplegarse en un clima terso, armonioso y cálido. No olvidar el enorme volumen de recursos públicos que llegaron a los empresarios gracias a obras y proyectos durante el auge de los préstamos foráneos y el boom petrolero. Sin embargo, al término del sexenio, pasada la bonanza y la luna de miel, de nuevo cundió la rebeldía patronal por la nacionalización de la banca. Más allá de altibajos, los patrones han ido ganando terreno, teniendo cada vez mayor presencia y fuerza. Sobremanera, el advenimiento del neoliberalismo desde la administración-De la Madrid, las múltiples medidas privatizadoras de empresas públicas y desregulatorias, dieron lugar a la más alta aceptación por parte de los sectores patronales. Desde luego, ello no significa que los empresarios en su conjunto hayan sido favorecidos con las medidas neoliberales. En efecto, ha habido muchos miles de empresas pequeñas y medianas, las cuales carecieron de la capacidad para competir contra los grandes consorcios transnacionales. Todos lo sabemos, las leyes del capitalismo son inexorables. Y, obvio, solamente los vencedores cantan las glorias del mercado. Por su parte, el estado, siempre asumiendo un comportamiento como protector y defensor de quienes no requieren defensa ni protección, fue cediendo a sus presiones, ambiciones y exigencias. No digamos cuando factores adversos o los propios errores agobiaban a las empresas, el estado, solícito e incondicional, acudía en su rescate, haciendo gala de una conducta: “Obras y buenas razones. Para ustedes, todo, sin límites”. El Conocimiento Social en América Latina 30
Durante buena parte del siglo XX, las instituciones de investigación y docencia en ciencias sociales padecieron la arbitrariedad y satrapía de gobernantes, en muchos casos, dictadorzuelos y gorilatos. De estos especímenes, ígnaros pero harto celosos de su relación y dependencia respecto a sus pares imperiales, jamás podía esperarse una predisposición, por lo menos tolerante, hacia estos centros académicos. Por el contrario, constituirían literalmente “focos rojos”, en el contexto del macarthismo anticomunista de esos años. En consecuencia, los estudiosos e investigadores, sociólogos, antropólogos, politólogos, economistas, comunicadores, eran acosados, perseguidos y hasta desaparecidos. Inumerables casos se presentaron en los nefastos operativos ilegales, conocidos como “guerra sucia” y ”Operación Cóndor” en el Cono sur (Chile, Argentina y Uruguay). No menos en otros países de la región (Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela, Brasil, Paraguay). Mención peculiar merece la condición de los comunicadores –periodistas, analistas y estudiosos de los medios- quienes padecieron severos trances, en ocasiones trágicos. La censura, el control, el “chayotaje”, junto a otros mecanismos opresivos cercenaban la libertad y ponían en flagrante riesgo su integridad física. Emitir juicios, opiniones y análisis sobre el poder y las instituciones conllevaba imprevisibles consecuencias. Tales conductas de gobernantes distaban de ser privativas de las dictaduras militares. Cuando el hegemónico PRI ejercía un poder omnímodo, multiplicáronse tales casos. El ejemplo emblemático por excelencia fue el golpe al influyente Excélsior, de don Julio Scherer García y su sólido equipo de intelectuales, en julio en 1976. Por lo demás, las estrategias diseñadas para las instituciones académicas, creadoras y difusoras del conocimiento social tuvieron variantes. No todas, no siempre, se vieron amenazadas con el burdo y bárbaro garrote de los vesánicos dictadores. Cuando la Revolución Cubana vivía un vigoroso proceso de consolidación, en paralelo, la “Alianza para el Progreso” había parado el progreso, es decir, había fracasado estrepitosamente, las agencias del imperio armaron el Proyecto Camelot. Michael T. Klare, un especialista en la vertiente de la contrainsurgencia (política, militar, intervencionista y expansionista del Pentágono), lo consignó gracias a una labor titánica, basado en una vastísima documentación (7). Vale la pena hacer referencia al contenido y alcances del proyecto. Desde la administración Kennedy-McNamara, el “mundo universitario” fue conceptuado como “Cuarto Ejército de 31
Estados Unidos” o “Ejército Civil de Investigación”. Su misión era estudiar y proyectar nuevas tácticas y sistemas de contrainsurrección. En particular, se hallaba interesada en atraer a especialistas en ciencias sociales, quienes recopilarían, interpretarían y analizarían datos, obtenidos in situ, en países considerados prioritarios, clave. De ahí derivarían conclusiones y formulaciones de estrategias de control social, contrainsurrección, guerra psicológica, acción cívica militar, guerra no convencional, operaciones psicológicas, adiestramiento en lenguajes, conocimiento de zonas, programas de ayuda militar, modelos analíticos de cambios sociales en países sudesarrollados, entre los más reconocidos. Los organismos y dependencias comprometidos en estos programas (Pentágono, Departamento de Defensa, Oficina de Investigación de Operaciones Especiales, Agencia Central de Inteligencia y otras) veían la imperativa exigencia de recurrir a las ciencias y científicos sociales a fin de que tanto los comandantes como las tropas a su mando fuesen capaces de “comprender las circunstancias sociales, políticas y económicas del entorno en que se hallan” (8). Específicamente, tal como propuso la Junta Científica de Defensa (DSB), el Proyecto Camelot “abarcaría tanto el aspecto de hallazgo y recopilación de datos como el de formulación de directrices políticas. En la primera mención pública del proyecto, SORO (Oficina de Investigación de Operaciones Especiales) explicó: “El proyecto Camelot es un estudio cuya finalidad estriba en determinar la posibilidad de desarrollar un modelo general de sistemas sociales que permita predecir y ejercer influencia en aspectos políticamente importantes de los cambios sociales en las naciones en desarrollo”(9).
Por cuestiones diplomáticas, el proyecto fue formalmente cancelado por el gobierno estadounidense, dada la animadversión y antipatía que generó. Ello, empero, no significó la renuncia o abandono de los propósitos y objetivos del mismo. Tanto el Departamento de Defensa como el propio Pentágono y otras instituciones, desde entonces, han patrocinado investigaciones análogas a las de Camelot. Tal cancelación significó simplemente guardar las formas, deslindando estas operaciones de su política exterior. De un asunto, para nadie trivial ni anodino, el cual produjo un impacto arrollador, derivaron conclusiones torales: El imperio se percató y admitió la importancia de la ciencia social. De ahí resultaba perentorio, gracias a sus métodos y procedimientos, penetrar en culturas y estructuras de las sociedades en donde se producían movimientos insurreccionales. El conocimiento social resultaba fundamental; como los 32
funcionarios en las distintas instituciones del aparato militar norteamericano lo habían comprobado, la guerra de insurrección es de naturaleza esencialmente política. De este modo, la sola respuesta militar podía, incluso, tornarse contraproducente, como ocurrió en Vietnam. Ante una grave deficiencia en conocimientos y comprensión de los múltiples factores interactuantes en el orden cultural, económico y político, se tornaba inaplazable el concurso de los especialistas en ciencias sociales. Por cuanto el problema de los movimientos insurreccionales no quedaba circunscrito a ciertas regiones del mundo subdesarrollado, era preciso extender el alcance de estos programas a países de Asia, Africa y América Latina. Y los funcionarios, en ese afán inveterado de aparecer siempre impolutos, y más allá de cualquier sospecha, se curaban en salud. Desde las más altas esferas, como es el propio Departamento de Estado, proclamaban una presunta “inocuidad” de los proyectos de investigación en ciencias sociales respecto a su política exterior… Los científicos sociales, los honorables, muy concientes de las implicaciones que conllevaba involucrarse en semejantes aventuras, mantuvieron una línea clara, denunciando la intencionalidad y empeños de los propósitos imperiales. Los melífluos cantos de las sirenas, reforzados con ofertas de jugosas gratificaciones monetarias, no lograron seducir a la gran mayoría de investigadores y estudiosos de lo social en América Latina. Más bien, decidieron desmarcarse y quedar al margen de acciones y planes cuya dirección apuntaba al reforzamiento de los hechizos hegemónicos de la gran potencia. Aún cuando las condiciones de sobrevivencia y viabilidad, para las instituciones de investigación y docencia en estas disciplinas, siempre fueron difíciles, inseguras, amén de asaz precarias. Pero los investigadores mantuvieron la determinación de rechazo a las veleidades y ofrecimientos de las agencias imperiales. A partir de este cuadro, no resulta muy intrincado reconocer el perfil de las ciencias sociales en América Latina. Dos paradigmas u orientaciones primaron y hallábanse plenamente identificadas. Debido a las becas para estudios de posgrado (maestría y doctorado) en universidades norteamericanas, una buena cantidad de estudiosos de diversas carreras, ulteriormente docentes e investigadores, habían tomado cursos en esas instituciones. A la sazón, la teoría funcionalista, y no por casualidad, constituía el eje de la formación teórica y metodológica. Talcott Parsons y Robert Merton ejercieron vasta influencia sobre no 33
pocas generaciones de estudiosos, quienes a su vez socializaron a los docentes de nuestros países. Cuando muchos de nosotros ingresamos a la licenciatura en estas disciplinas, nos encontramos con tres tipos de profesores: aquéllos deslumbrados por las maravillas del sistema imperial y el formalismo académico, que acríticamente reproducían los postulados del funcionalismo. En segundo término, quienes habiendo recibido una formación estrictamente ortodoxa, de regreso en sus países se percataban del abismal desfase entre teoría y realidad. La mayoría de éstos, gracias a una conciencia analítica y cuestionadota, incorporó aspectos sustantivos de la teoría crítica. Una tercera categoría correspondía a quienes, habiendo sido formados en Europa o en la propia América Latina, habían asumido una postura impugnadora del status quo, y se hallaban comprometidos, de manera más o menos directa en su transformación. En esa época, la teoría marxista, el otro gran paradigma, no constituía un cuerpo de teoría acabada y unificada. Existían, por el contrario, diversas versiones y tendencias. Era muy reconocible la exégesis oficiosa del socialismo real, que ni siquiera tomaba en cuenta a China, y todo lo reducía al materialismo histórico y dialéctico, de acuerdo a su particular interpretación. Además, en Europa occidental surgieron igualmente varias corrientes. Por ejemplo, en Alemania, la Escuela de Frankfurt con pensadores tan reconocidos como Adorno, Horkheimer, Marcuse y algunos más. En Francia, Louis Althusser, Etienne Balibar, Nikos Poulantzas y muchos otros. En Italia, además de la escuela gramsciana, florecen grupos influyentes en diversos ámbitos, no sólo en universidades. A ellos es de agregar una pléyade significativa de pensadores de lo social e intelectuales latinoamericanos y de otras latitudes, aquejados por el subdesarrollo y el atraso colonial. Ellos desde nuestras propias formaciones sociales han examinado concienzudamente nuestros procesos históricos, los sistemas políticos aún frágiles e inestables; las instituciones sociales, sensiblemente incapaces de ofrecer elementales respuestas a las necesidades sociales. En fin, las múltiples facetas de la vida colectiva en nuestros espacios. Tal era, pues, el contexto en donde se desplegaba el conocimiento social, con base en investigaciones realizadas con un afán social y cognoscitivo; además, con muy magros recursos. El sociólogo brasileño L. A. Costa Pinto, exvicepresidente de la Asociación Internacional de Sociología y, en su momento, jefe de la Misión de Ciencias Sociales de la UNESCO en América Latina, dibuja un cuadro histórico, a la vez realista y optimista, sobre el desenvolvimiento de la sociología y las ciencias 34
sociales en nuestra región. Partiendo del análisis del desarrollo social y económico en el subcontinente, enfatiza ciertas características fundamentales. Ante todo, el desarrollo se produce en un marco de dualismo estructural. Es decir, en la coexistencia, de dos pautas, dos épocas, dos estilos, dos formas de organización social y económica; dos mundos: el tradicional, arcaico, de base agraria, legado del pasado colonial, junto al moderno y emergente, en construcción. Sus rasgos son: la multiplicidad, la complejidad, la profundidad, la interdependencia y simultaneidad, las cuales provienen de las transformaciones operantes en la actividad productiva; en la industria; en las estructuras agrarias; en las técnicas agropecuarias; en las modalidades del transporte y las comunicaciones; en la formación de los mercados internos; en el explosivo incremento demográfico; en el crecimiento del proletariado industrial urbano; en el posicionamiento de las clases medias; en la burocratización de la administración publica; en la adopción de técnicas para la planeación; en la secularización de la vida cotidiana; en la perturbación de valores, costumbres y tradiciones; en la virtual superación del analfabetismo y la generalización de la educación; etc. De aquí fueron surgiendo “nuevas hipótesis de trabajo, caracterizadas por su punto de mira netamente sociológico, que procuran realizar el análisis científico del proceso de desarrollo sin limitarse a la crónica superficial de aspectos pintorescos y accesorios de ese proceso…” (10). Antes de concluir este apartado, no está de más formular algunos alcances en torno al estado en que se hallaban las ciencias sociales en nuestro medio, durante esa época. Sin duda, la problemática de estas disciplinas no difiere mayormente de la experimentada en América Latina, fragmentariamente expuesta en algunos de sus rasgos. No obstante, habremos de observar con mayor precisión, la situación y condiciones en las cuales se desenvolvía. Ledda Arguedas y Aurora Loyo, investigadoras de la UNAM, afirman que el desarrollo de la sociología en el cuarto de siglo –de 1951 (año de creación de la Escuela Nacional de Ciencias Políticas y Sociales, y luego FCPS-UNAM) a 1975-- se caracteriza por la institucionalización. Este proceso tiene, como expresión primaria, una labor, presencia y continuidad en el Instituto de Investigaciones Sociales (IIS-UNAM). Erigido éste en medio de las turbulencias de 1930, con el objetivo de emprender “el estudio científico de asuntos y problemas sociales”, se vio obligado a enfrentar las dificultades de un organismo nuevo. En primera instancia, se carecía de sociólogos y politólogos; no dispuso de 35
una sólida base de sustento como habría sido una escuela o facultad; y tampoco de un presupuesto básico para las tareas de investigación. De hecho, a lo largo de esa primera época no se registran obras sociológicas de importancia. Diez años más tarde, el proceso de institucionalización se refuerza con la creación de El Colegio de México en 1940. Desde luego, la infraestructura se verá ampliada con la fundación de la ENCPS, ya citada. Según el sociólogo José Luis Reyna, de El Colmex, esta institución se convertiría “en el semillero más importante de científicos sociales en el país”(11), en tanto, paralelamente, la Universidad ofrecía las carreras de sociología, ciencia política, diplomacia y periodismo. El devenir de la sociología siguió su curso. Poco a poco va desprendiéndose del derecho y la antropología, disciplinas con las que marchó mucho tiempo de la mano. Sin embargo, en lo relativo a la investigación, muy limitados son los avances alcanzados. Las ciencias sociales, en particular, la sociología, se hallaban en un estado de atonía; al mismo tiempo, sus actores protagónicos, los investigadores, notoriamente desligados de sus pares en otras latitudes. Los estudiosos de este período sugieren una excesiva cautela de intelectuales, pensadores y analistas de los problemas nacionales. Ante el despliegue arrollador del autoritarismo gubernamental, refractario a la más leve crítica, muchos estudiosos optaron por el silencio, o “sigilo de opinión”, como lo expresa Reyna. “Es más, en una revisión hemerográfica de la década de los cincuentas se observará la inexistencia de comentario alguno contra el sistema. Ocultar las contradicciones parecía ser la consigna dominante”(12). Desde fines de los cincuenta y principios de los sesenta, inequívocamente, con el arribo del Dr. González Casanova a la dirección de la ENCPS, se produce en su interior un cambio determinante. Sus repercusiones en el quehacer de las disciplinas sociales no se hicieron esperar. El plan de estudios sufrió modificaciones fuertes, introduciendo asignaturas cuyo contenido apuntaba a un tratamiento más exhaustivo y sistemático de las cuestiones metodológicas –incluso epistemológicas- y las diversas técnicas de investigación empírica. Entre éstas, cobra central relevancia el trabajo de campo u observación in situ, como procedimiento insustituible en el conocimiento de la realidad social. Hechos tan importantes en América Latina como la caída de Jacobo Arbenz en Guatemala; el efímero gobierno de Goulart en el Brasil, y el triunfo de la Revolución Cubana aportaron buena dosis de oxígeno al letargo intelectual de los cientistas sociales en nuestro país. No era 36
suficiente el rechazo al matematicismo empirista de la sociología norteamericana. Se tornaba imperativo reiniciar una nueva etapa, justo cuando el régimen, luego de ininterrumpidas administraciones, pretendidamente herederas de la Revolución, en la práctica había abdicado de ella. Los resultados aparecían, patéticos, en un trabajo tan importante como La Democracia en México, de González Casanova, precisamente. Ahí se muestra cómo los niveles de vida de la población cada vez eran más precarios, mientras un sector minoritario acaparaba un cuantioso volumen de la riqueza social. Esta obra, además, resultó pionera en la adopción de una línea de investigación sociológica, donde el autor usa el análisis histórico y los datos secundarios (electorales) para detectar aspectos axiales del sistema de dominación, típico del régimen político. Gracias al manejo empírico de los datos y la reconstrucción histórica, se explica la dinámica de la sociedad en su conjunto. Paralelamente, los resultados de la investigación ponían en entredicho hipótesis de la sociología política tradicional. En efecto, en las zonas rurales más pobres, atrasadas y de más alto analfabetismo, se registraba un voto mayoritario hacia el partido oficial… De nuevo, los deplorables hechos de 1968, indicador irrefutable del autoritarismo salvaje, generan un vivo impacto y redundante resonancia. La mayoría de los intelectuales, máxime los estudiosos de lo social, asumieron una postura crítica y cuestionadota respecto al status quo. De aquí derivó una conciencia y una práctica sociológica más comprometida con la realidad, en un esfuerzo de búsqueda y explicación de la misma, aún cuando, en muchos casos, el intento no haya pasado de la denuncia. A ello habría de sumarse una clara disposición hacia reconstrucciones teórico-metodológicas más rigurosas. De igual modo, otros esfuerzos eurísticos, emprendidos en áreas adyacentes, tuvieron amplia repercusión en el quehacer de los sociólogos y en el devenir de su disciplina. El pensamiento cepalino, como también otros planteamientos teóricos de investigadores agrupados en torno a la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) en Santiago de Chile, dieron lugar a reflexiones valiosas, las cuales fueron retomadas en México. En este orden, resultó de gran interés el trabajo de Fernando Henrique Cardoso –quien años después sería presidente del Brasil- y Enzo Faletto, Dependencia y Desarrollo en América Latina. De ahí surgió una tendencia a enfocar la investigación por tres vertientes: desarrollo, dependencia y subdesarrollo. Asimismo, luego de las cruentas experiencias de 68 y 71, más todas aquellas que ocurrían en apartadas 37
zonas rurales e indígenas, muy poco difundidas, algunos estudiosos se ocuparon en la indagación del estado mexicano. De cualquier modo, y en medio de muchos óbices y dificultades, la investigación social va enriqueciendo y haciendo exuberantes las disciplinas sociales. Para principios de los años setenta, ya varias universidades públicas habían establecido la licenciatura en sociología, totalizando en ese entonces alrededor de una docena de instituciones en la geografía nacional. Precisamente, en 1974, mientras se realizaban múltiples gestiones encaminadas a constituir la Escuela de Ciencias Sociales en la UAS, la Universidad Juárez de Oaxaca acometía similares tareas. De tal manera, es posible constatar, para el fin de la década, la presencia y operación de una veintena de escuelas de esta índole. Leve comentario: el plan de estudios de Ciencias Sociales de la UAS en 1974 A fines de agosto, cuando prácticamente estaba por iniciar el ciclo lectivo 1974-75, los promotores de la iniciativa contactaron a ciertos profesores de la FCPS, a través de algunos estudiantes. Los primeros intercambios, más bien informales, centráronse en una descripción de la propuesta, los avances y la entrega de un material mimeografiado. En ese documento presentaban consideraciones y una exposición de motivos, fundamentando al mismo tiempo, la necesidad de creación de las licenciaturas en sociología y periodismo en Mazatlán, Sin. Finalmente fue el plan de estudios la cuestión medular, el asunto del mayor interés, el cual atrajo nuestra atención en esos primeros encuentros. De cualquier modo, quedaba muy estrecho margen de acción para modificaciones. Dicho plan tenía como referente, directo e inmediato, el entonces vigente en la FCPS. En términos generales se consideraba aceptable en tanto integrador de los fundamentos esenciales de carácter teórico, metodológico y técnico. Había, quizás, ciertas discrepancias en cuanto a la dosificación y al peso que considerábamos pertinente asignar a la temática del desarrollo, la dependencia y la historia social de América Latina. Empero, sobre todo, se percibía un desfase entre la formación académica y las prácticas o talleres de investigación. Estos aparecían marginales y casi meros agregados. Ante las premuras y cercanía de las fechas, fue preciso relegar las discusiones sobre el plan de estudios para una fase posterior. Por el momento, lo urgente y perentorio era preparar la argumentación y el 38
debate al interior del Consejo Universitario. La sesión se hallaba convocada para el 13 de septiembre, y todo parecía indicar que una fundamentación adecuada y convincente se traduciría en la aprobación del proyecto y su inmediata puesta en operación. Sinaloa y su Alma Mater a mediados de los setenta En realidad, las pretensiones de este apartado son muy modestas. Autorizados y reconocidos observadores del desenvolvimiento de la entidad noroccidental en esos años, han escrito vastas e ilustrativas crónicas, ensayos y memorias. Aquí lo relevante reside en mostrar cómo se inhalaba, y todo lo permeaba, una atmósfera social muy tórrida, sin cauces. Se percibía una burda e irracional disposición autoritaria del gobierno estatal. Este, incondicionalmente se hacía eco de las políticas federales, reproduciendo las medidas represivas en contra del pueblo y los estudiantes. Por su parte, éstos, desde 1966 venían luchando por la transformación de la universidad: exigiendo una nueva ley orgánica, la participación en la toma de decisiones y la eliminación de instancias obsoletas, como la Junta de Gobierno. Los acontecimientos de 1968, y múltiples acciones de protesta en la entidad, cohesionaron el movimiento estudiantil, consolidando su organización. Estas movilizaciones universitarias, de manera natural fuéronse vinculando a las luchas y reivindicaciones populares en las ciudades, como también de campesinos y trabajadores agrícolas en el campo. No está de más insistir en la línea de acción del gobierno priista: todo el apoyo y protección a latifundistas y caciques, quienes habían perpetrado despojos a campesinos e indígenas. Desde años atrás, habían quedado incumplidas resoluciones presidenciales que los campesinos exigían fuesen ejecutadas. Así, proliferaban las demandas campesinas por la tierra. Aún más, de manera incesante, inmediata y cotidiana, las alzas en los productos de primera necesidad, la falta de trabajo, los raquíticos jornales en el agro, y el abandono total de los ciudadanos por los gobiernos, constituían un embrollo de factores y motivos muy a modo para la protesta y la rebelión. Si a esto agregamos la presencia de grupos delincuenciales, dedicados al tráfico de armas y drogas, es fácil deducir un entorno altamente proclive a la violencia, la ilegalidad y la anarquía. En un escenario de tales características, el único espacio abierto, al cual tenían acceso los ciudadanos, los campesinos, los obreros, los residentes de los barrios populares, los trabajadores migrantes, era la 39
UAS. De este modo, particularmente en la zona norte del estado, los estudiantes –en muchos casos, hijos de los propios campesinos demandantes- participan en tomas de tierras; en defensa de colonos; en movilizaciones por salarios poco más altos, junto con jornaleros agrícolas. Llegaron, incluso a crear ciertas estructuras organizativas, como el Frente de Defensa Popular en 1969. Ante estas acciones de protesta, la respuesta del gobierno estatal fue siempre la represión, el uso de la fuerza bruta, y la aplicación de todos los recursos opresivos y coercitivos. Ni más ni menos, como si se tratara de una guerra. Tales movilizaciones fueron entretejiendo demandas de diversos núcleos y segmentos de la sociedad sinaloense con reclamos e impugnaciones de estudiantes por imposición de funcionarios (caso emblemático del rector Armienta Calderón). Así, la dinámica del descontento social, más el activismo y aventurerismo de algunos jóvenes estudiantes, fue gestando un radicalismo ingenuo, dogmático y unilineal. Por cierto, en esos tiempos operaban varias agrupaciones radicales en diversas regiones del país. Toda vez que la gran mayoría de ellas se hallaba integrada por exuniversitarios, tales instituciones constituyeron una fuente primaria de reclutamiento. En la UAS, el discurso incendiario, intransigente y beligerante, fue un talante distintivo durante la década de los setenta. Y todos los foros universitarios para ellos resultaban decisivos. Tal vez persuadidos por una respuesta más bien cauta y displicente de los estudiantes, decidieron incursionar en otros ámbitos. Por lo que respecta a la agenda de la Escuela, los quehaceres y tareas previstos, se fueron cumpliendo sin contratiempos. De esta manera, las labores académicas inician formalmente los primeros días de octubre con una treintena de estudiantes, aproximadamente. La composición del grupo en materia de género era: 60% femenino; el 40 restante, masculino. En cuanto a la edad, predominaban las personas adultas (de 25 a 30 años o un poco más), en general, trabajadores de diversas instituciones, como el IMSS. Por su parte, los jóvenes recién egresados del bachillerato representaban cerca de un 30%. Asimismo, se habían inscrito alrededor de 65% por ciento de estudiantes en sociología, por 35% en ciencias de la comunicación. Para dar inicio a las actividades académicas, la planta de docentes se hallaba conformada por dos profesores de tiempo completo, uno de los cuales cumplía funciones administrativas, y dos más de medio tiempo. Con esta plantilla, se llevaron a cabo las tareas académicas durante los dos primeros semestres. 40
Para concluir, no podríamos dejar de asomarnos y, al menos, hacer una leve referencia a las más importantes obras de literatura de la época, sobre todo, la poesía, la narrativa y el ensayo. Una vez expuestos los perfiles más connotados de la vida económica, la situación social y política, contemplar las creaciones literarias nos invita a no perder el juego estético. Nos induce a la inmersión en las tribulaciones, ansiedades, zozobras; igualmente, en los anhelos, presagios y utopías de los creadores de imágenes en esos tiempos. Estas obras son, necesariamente, un reflejo del momento histórico, político y cultural. Habría mucho por escribir sobre el particular. Por ahora baste un par de peregrinas menciones de la narrativa: Rosario Castellanos, Album de familia, 1971. Y Sergio Pitol con Infierno de todos, 1971. Por nuestra parte, siempre suscribimos el interés y búsqueda, que los científicos sociales habían mostrado en América Latina, particularmente desde los años sesenta: preocupación por la consistencia y fundamentación metodológicas de la sociología y las ciencias sociales, en general; el refinamiento en las técnicas de investigación y, sobre todo, la fecundidad y exuberancia de las teorías y recursos conceptuales. Así, “… las ciencias sociales en América Latina han encontrado en nuestro tiempo, en el estudio serio y sistemático de su proceso de desarrollo, un gran tema y una gran oportunidad de dedicarse al estudio científico de la sociedad, como instrumento supremo de su transformación, que constituye, aquí como en cualquier parte, ahora como siempre, su vocación suprema”(13). NOTAS (1) Julio Boltvinik y Enrique Hernández L. Pobreza y Distribución del Ingreso en México. Siglo XXI Editores, México, 1999. pp. 177, 185 y 187. (2) Miguel S. Wionczek. Una versión de los setenta. Miguel Angel Porrúa, S.A., México, 1981. pp. 5-9. (3) Ibíd. pp. 215-216. (4) María Elena Cordero, en Petróleo y Desarrollo en México y Venezuela. M. Kaplan, Coord. UNAM-Nueva Imagen. México, 1981, pp. 288-292. (5) Ibíd. p. 290. (6) Rosario Green. La deuda Externa de México: 1973-1987 De la abundancia a la escasez de créditos. Secretaría de Relaciones Exteriores-Ed. Nueva Imagen. México, 1988. p. 24. (7) Michael T. Klare. Guerra sin fin. Ed. Océano. Barcelona, 1982. pp. 86-112. (8) Ibíd. p. 96. (9) Ibíd. p. 98. (10) L. A. Costa Pinto. La sociología del cambio y el cambio de la sociología. EUDEBA, Buenos Aires, 1972. p. 123. 41
(11) L. Meyer, M. Camacho, J. L. Reyna y otros. Ciencias Sociales en México. Desarrollo y perspectiva. El Colegio de México, México, 1979. p. 55. (12) Ibíd. p. 66. (13) L. A. Costa Pinto. Ibíd. p. 146. BIBLIOGRAFIA --Gonzalo Arroyo. Regiones agrícolas de México: modernización agrícola, heterogeneidad estructural y autosuficiencia alimentaria. En: Balance y perspectivas de los estudios regionales en México, Carlos Martínez Assad (Coord.) CIIH-UNAM-Porrúa. México, 1990. pp. 147-222. --Dolores Juliano. “Los desafíos de la migración. Antropología, educación e interculturalidad”. En Anuario de Psicología, 2002. Facultad de Psicología-Universidad de Barcelona. Pp.487-498. María José Montón. “La educación del alumnado inmigrante. Un reto social y educativo”. Ibíd. Anuario de Psicología, pp. 499-519. Murano, 1974. Imágenes y Texto. Difusora Internacional Mexicana. México, 1975. 322 pp. Michel Pierre. 1970-1980 Años de crisis y democracia. Ediciones B. Barcelona, 2000. 160 pp. Virginia Pineda G. “Estudio comparativo de la alimentación en México con la de otros países”. En Anuario de Geografía. Facultad de Filosofía y LetrasUNAM. México, 1985. pp. 103-139
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EL PROGRAMA SECTORIAL 2007-2012: DESAFÍOS PARA LA EDUCACIÓN SUPERIOR
Adela MORALES PARRA∞ y Roxana LOUBET OROZCO• Introducción Los programas sectoriales son instrumentos de planeación que se aplican en el Plan Nacional de Desarrollo (PND). A través de éstos el gobierno va fijando los objetivos y las metas a cumplir para cada sector de la estructura social y productiva. En el sector educativo se diseñó para el sexenio el Programa Sectorial 2007-2012, dirigido por seis objetivos que se desprenden de las estrategias propuestas en el PND.
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Economista. Doctorada en Educación. Profesora e Investigadora de la Licenciatura en Comercio Internacional de la FACISO. • Socióloga. Maestra en Ciencias Sociales. Actualmente es Coordinadora de la Licenciatura en Sociología de la FACISO. Tiene estudios de Doctorado en Educación. 43
En el marco de la crisis económica y ante los requerimientos de la internacionalización que demandan de las instituciones de educación superior, una formación orientada por un lado al cumplimiento de parámetros de calidad para la acreditación y, por otro, para la transformación del ser humano y al entendimiento del paradigma de la complejidad, consideramos importante analizar lo que se propone en los objetivos del Programa Sectorial para este nivel educativo. Sin pretender realizar un análisis comparativo entre las políticas educativas de los últimos cuatro períodos presidenciales, es posible aseverar de inicio que se observa un lazo de continuidad con la política educativa de los últimos tres sexenios anteriores al del Presidente Calderón, dado el énfasis a la calidad educativa y a la evaluación como el instrumento eje para alcanzarla, así como en la preocupación por ampliar el acceso a la instrucción, garantizar la equidad y promover la pertinencia de la educación. El propósito, aquí, es plantear algunas reflexiones en torno a las barreras que se enfrentan en el cumplimiento de los fines para la educación superior. Para ello, describimos de manera sucinta los objetivos propuestos en el Programa; luego esbozamos brevemente el marco conceptual y contextual del que se desprenden; y por último, analizamos los desafíos del logro de dichos objetivos y el cumplimiento de metas en el contexto de la realidad nacional.
Los objetivos del Programa Sectorial 2007-2012 Para comprender lo que aquí planteamos en torno al Programa iniciamos con la descripción de cada uno de los objetivos que se propusieron, así como las metas proyectadas al 2012, relativas exclusivamente a la educación superior. Son seis los objetivos formulados en el Programa Sectorial 2007. Elevar la calidad de la educación es primer objetivo, teniendo como fin mejorar el nivel de logro educativo de los estudiantes y sus posibilidades de acceso a grados de mayor bienestar para que puedan contribuir al desarrollo nacional. Según lo expresado en el programa, los criterios de mejora de la calidad deben aplicarse tanto a la capacitación de profesores, a la actualización de programas de estudio y a sus contenidos, como a los enfoques pedagógicos, métodos de enseñanza y recursos didácticos, considerando también la modernización y mantenimiento de la infraestructura educativa. Se destaca a la evaluación como un instrumento fundamental en tres dimensiones: como ejercicio de rendición de cuentas, 44
como instrumento de difusión de resultados a padres de familia y como sustento del diseño de las políticas públicas. Como metas para la educación superior se proponer elevar la eficiencia terminal a un 70%, teniendo como indicador el porcentaje de egresados; aumentar a un 60%; la matrícula en programas de buena calidad, es decir, programas reconocidos como nivel 1 por los CIEES y acreditados por organismos de COPAES; y por último, incrementar el porcentaje de profesores de tiempo completo con posgrado a un 72%. El segundo objetivo plantea ampliar las oportunidades educativas para reducir desigualdades entre grupos sociales, cerrar brechas e impulsar la equidad de género, entre regiones y grupos sociales como indígenas, inmigrantes, emigrantes y personas con necesidades educativas especiales. Para lograr este objetivo se plantea la necesidad de ampliar la cobertura, el apoyo al ingreso y la permanencia de los estudiantes en la escuela, el combate al rezago educativo y mejoras sustanciales a la calidad y la pertinencia. Si bien esto supone orientar mayores esfuerzos hacia el nivel medio superior por las condiciones de la pirámide poblacional del país, para la educación superior las metas son aumentar a 400,000 por año el número de becas para jóvenes de escasos recursos; ampliar la cobertura a 30% en la matrícula en programas escolarizados, y aumentar, además, de 15 a 18 las entidades federativas que alcancen la cobertura de educación superior en al menos un 25%. En el tercer objetivo se expresa la relación entre el desarrollo y utilización de tecnologías de la información y la comunicación para la enseñanza y el aprendizaje, con el desarrollo de competencias favorables para insertarse en la sociedad del conocimiento. De acuerdo con el programa, se promoverán ampliamente la investigación, el desarrollo científico y tecnológico y la incorporación de las tecnologías en las aulas para apoyar el aprendizaje de los alumnos. De modo que “se fortalecerá la formación científica y tecnológica desde la educación básica, contribuyendo así a que México desarrolle actividades de investigación y producción en estos campos”. La meta que se diseñó para este objetivo es que el 100% de las instituciones públicas cuenten con bibliotecas con Internet, partiendo de que en el 2007 era del 85%. Según el programa, el cuarto objetivo atiende directamente al artículo tercero de la Constitución al promover “una educación laica, gratuita, participativa, orientada a la formación de ciudadanos libres, responsables, creativos y respetuosos de la diversidad cultural”. En este sentido, se plasma como propósito lograr una educación que integre valores ciudadanos, competencias y conocimientos, a través “de programas de estudio y modelos de gestión que equilibren la adquisición de conocimientos y el desarrollo de habilidades en las áreas científica, 45
humanista, de lenguaje y comunicación, cultural, artística y deportiva, con el desarrollo ético, la práctica de la tolerancia y los valores de la democracia”. Para el 2012, se pretende que el diseño curricular del 40% de los programas educativos de institutos y universidades, y de instituciones politécnicas, se basen en el enfoque por competencias. El desarrollo del sentido de responsabilidad social ligado a la productividad y competitividad en el mercado laboral está presente en el quinto objetivo. Se pretende una educación relevante y pertinente para el desarrollo sustentable, la productividad y el empleo, mediante “la actualización e integración de planes y programas de educación media superior y superior; el desarrollo de más y mejores opciones terminales que estén vinculadas con los mercados de trabajo y permitan que los estudiantes adquieran mayor experiencia y sean competitivos; el impulso de la investigación para el desarrollo humanístico, científico y tecnológico; el replanteamiento del servicio social, así como la creación de un ambicioso programa de educación para la vida y el trabajo”. Son principalmente dos las metas: una, el nuevo programa de becas de pasantía en el mercado laboral y otra, la instalación de consejos consultivos en las instituciones públicas de educación superior. Por último, el sexto objetivo se enmarca en el fomento a la gestión escolar e institucional con el fin de fortalecer la participación de los centros escolares en la toma de decisiones en corresponsabilidad con los diferentes actores sociales y educativos, además de promover la seguridad de alumnos y profesores, la transparencia y la rendición de cuentas. Esto implica, dice el programa, una “democratización plena del sistema educativo”. Se contempla que el 90% de las instituciones de educación superior participen en el Programa Integral de Fortalecimiento Institucional (PIFI).
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2. Ampliar las oportunidades educativas para reducir desigualdades entre grupos sociales, cerrar brechas e impulsar la equidad.
400,000
30%
Becas educativas en Número de becas 161.787 educación superior para anuales jóvenes cuyo ingreso familiar se ubica en los 4 deciles de ingreso más bajos Cobertura educativa
24.3%
60%
Porcentaje de matrícula en Porcentaje de 38.3% programas de educación matrícula en superior de calidad programas de educación superior de buena calidad
Matrícula (escolarizada)
70%
Porcentaje egresados
Eficiencia terminal
72%
Meta 2012
de 62.9%
Porcentaje de 56.4% profesores de tiempo completo con posgrado
Porcentaje de profesores de tiempo completo de educación superior que tomaron cursos de actualización y/o capacitación
1. Elevar la calidad de la educación para que estudiantes mejoren su nivel de logro educativo, cuenten con medios para tener acceso a un mayor bienestar y contribuyan al desarrollo nacional.
de Situación en 2006
Unidad medida
Indicador
Objetivo
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Programas educativos orientados al desarrollo de competencias profesionales en los institutos tecnológicos, universidades tecnológicas y universidades politécnicas
4. Ofrecer una educación integral que equilibre la formación en valores ciudadanos, el desarrollo de competencias y la adquisición de conocimientos, a través de actividades regulares del aula, la práctica docente y el ambiente institucional, para fortalecer la convivencia democrática e intercultural.
Porcentaje de 6% programas educativos con enfoque de competencias
40%
100%
Porcentaje de Porcentaje instituciones públicas de instituciones educación superior con conectividad conectividad a Internet en bibliotecas
3. Impulsar el desarrollo y utilización de tecnologías de la información y la comunicación en el sistema educativo para apoyar el aprendizaje de los estudiantes, ampliar sus competencias para la vida y favorecer su inserción en la sociedad del conocimiento.
de 85% con
18
Número de entidades Número de entidades 15 federativas con cobertura federativas de educación superior de al menos 25%
48
Porcentaje de instituciones de educación superior públicas con consejos de vinculación Porcentaje de instituciones de educación superior cuyas comunidades participan en la elaboración del Programa de Fortalecimiento Institucional
Porcentaje instituciones
de 49%
Becas de pasantía en el Número de becas Nuevo mercado laboral otorgadas program anualmente a 75%
5,000
49
Porcentaje de 51% 90% 6. Fomentar una gestión escolar e instituciones de institucional que fortalezca la educación superior participación de los centros cuyas comunidades escolares en la toma de participan en la decisiones, corresponsabilice a los elaboración del diferentes actores sociales y Programa de educativos, y promueva la Fortalecimiento seguridad de alumnos y Tabla 1. Institucional profesores, la transparencia y la Indicad rendición de cuentas. ores y metas del Programa Sectorial de la Educación 2007-2012 relacionados con la educación superior, por objetivo Fuente: Programa Sectorial de Educación 2007-2012
5. Ofrecer servicios educativos de calidad para formar personas con alto sentido de responsabilidad social, que participen de manera productiva y competitiva en el mercado laboral.
En síntesis, en los objetivos del programa sectorial destacan: elevar la calidad, ampliar la cobertura y la equidad, aprovechar las tecnologías de la información y la comunicación para la enseñanza y el aprendizaje, educar en valores y con competencias para la vida ciudadana democrática e intercultural, en programas educativos que aumenten la competitividad en el mercado laboral con responsabilidad social. 2. Consideraciones contextuales de los objetivos del PSE 2007-2012 En busca de la calidad educativa La inquietud por la calidad educativa es una expresión de los procesos de globalización y de la transnacionalización de la cultura (Orozco, Olaya y Villate, 2009), de ahí que no es de extrañar la influencia de organismos internacionales en la creación de políticas educativas orientadas a tal fin. Elevar la calidad educativa alcanzando la meta de 60% de matrícula en programas educativos de calidad implica el seguimiento del primer objetivo y de los dos últimos, en tanto que, de acuerdo con Bueno (2009), entre los indicadores recurrentes en la evaluación para certificación y acreditación de los programas educativos de educación superior, consistentes con la UNESCO y la OMC, se encuentran la pertinencia de los programas en relación con su entorno, capacidad académica, vinculación entre docencia e investigación, eficiencia terminal, participación de alumnos en investigación, infraestructura, normatividad, gestión, participación en redes de conocimiento, intercambio con el sector productivo y social, así como el seguimiento de egresados y su colocación en el mercado laboral. En México y en América Latina el concepto de calidad se hace presente como eje articulador en los planes educativos de gobierno, sobre todo a partir de la década de los años 80, ante la crisis educativa que se percibía y por la presión de organismos internacionales como el Banco Mundial y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Sin embargo, para algunos investigadores las políticas orientadas a incrementar la calidad de la educación surgen del proyecto modernizador desde el sexenio echeverrista (1970-1976), hasta redefinirse en el gobierno de Salinas de Gortari agudizando algunos de sus rasgos (Mendoza, 2002:19; Valenti y Del Castillo, 1997). En este proyecto modernizador también se hablaba ya del sentido de cobertura y equidad. Se partía del principio de justicia social debido a su carácter distributivo, pero la eficiencia con que se atendió a la educación dejó mucho qué desear. Y ahora ya no está centrado en el postulado de justicia social, sino en el de justicia atributiva, basada en la competitividad. 50
Dado su carácter polisémico y como constructo social, el concepto de calidad en la educación resulta difícil de definir teórica y operacionalmente; implica un juicio de valor que depende del contexto socio-histórico y político y del tipo de educación que se quiere lograr, lo que dificulta la existencia de un paradigma dominante que guíe la mayoría de los programas de investigación sobre la calidad educativa. No obstante, es claro que el concepto se ha extrapolado de la filosofía de la calidad en el ámbito de la empresa, teniendo como sus principales precursores a J.M. Juran, Deming, Kaoru Ishikawa y Phillip B. Crosby. De acuerdo a la filosofía de la calidad, lo que se busca en la empresa es implementar procesos productivos que impliquen una relación inversa entre costo y beneficio, es decir, menores costos y mayor rentabilidad. La influencia empresarial es evidente cuando se habla de calidad en relación a la eficacia o evaluación de los resultados de un sistema y al poner como foco de atención al estudiante como el “destinatario” y “beneficiario” del quehacer educativo, sustituyendo al cliente en el ámbito de la empresa (Seilbold, 2000). Actualmente estos conceptos emanados de la empresa y de la economía están siendo aplicados a la educación y hoy forman parte del lenguaje académico. En este sentido se han elaborado criterios estandarizados para definir lo que es aceptado como calidad en el sistema educativo. La calidad de la educación será entendida bajo esos indicadores y esos parámetros. Las recomendaciones de los organismos internacionales han girado principalmente en torno al logro de la calidad, la ampliación de cobertura –principalmente en educación básica y en la capacitación para el trabajo-, así como en una mayor vinculación de los programas educativos de educación superior con los sectores productivos y sociales. Así, el ofrecimiento de los servicios educativos con calidad se refiere a instituciones certificadas que cumplan con las demandas laborales. Esta oferta de servicios de calidad está ligada a la racionalidad económica del Banco Mundial y de la OCDE, por ejemplo. La misma UNESCO que hoy impulsa una educación humanística a nivel mundial, también emitió recomendaciones a nuestro país para que se contara con mecanismos de evaluación y de gestión efectivos para alcanzar la calidad educativa, misma que entiende en términos de equidad, relevancia, pertinencia, eficacia y eficiencia (OREALC/UNESCO, 2007). De manera específica, entre las propuestas que hizo el Centro Regional para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (CRESALC), destaca la de efectividad y pertinencia social, en el sentido de formar sujetos que puedan responder a las demandas y exigencias laborales y no en función de las necesidades de la sociedad civil. 51
Las recomendaciones reflejan una visión economicista, sustentada en la teoría del capital humano y cuyas premisas se basan en que la educación contribuye en forma directa al crecimiento del ingreso nacional, pues mejora las habilidades y capacidades productivas de la fuerza laboral (Zogaib, 1997:107); desde esta postura se expresa la necesidad de invertir en educación con el fin de promover la expansión y equidad del sistema educativo en los niveles básicos, así como en la capacitación tecnológica y pertinencia de los programas educativos, lo que implica mayor proporción de mano de obra cualificada e incremento en la productividad y en el ingreso. Para la filosofía de la calidad la evaluación es fundamental. En México, se convirtió en un componente integral de los procesos de planeación y cambio a partir de 1988 (Braslavsky, 2006). De ahí que como parte de las políticas educativas para alcanzar la calidad se hayan implementado acciones para la evaluación de los programas educativos y de las instituciones. Tal como se expresa en el programa sectorial 20072012, la evaluación es el instrumento fundamental para alcanzar las metas propuestas. Coherente con una perspectiva administrativa y economicista, el enfoque que se desprende de las políticas relacionadas con la evaluación de la calidad en nuestro país, ha sido el de medición de insumos y resultados. En el análisis que hace De Vries (2000) del Plan de Desarrollo Educativo del gobierno de Ernesto Zedillo, observa que las metas se refieren en exclusiva a los insumos requeridos por el sistema. Y en este sentido se propone obtener más instituciones, más programas, más profesores, más académicos con posgrado, más profesores de tiempo completo, mejores remuneraciones, más infraestructura. En el programa del gobierno de Calderón se observa una tendencia de evaluación basada en la medición de insumos, pero también de resultados, según se puede observar en las metas propuestas (Tabla 1). Por un lado, para la educación superior se plasman indicadores-insumo tales como mayores porcentajes de programas educativos, de profesores con posgrado o de becas para estudiantes y, por otro lado, se proponen lo que podría considerarse como productos de los procesos educativos: los porcentajes de eficiencia terminal, de programas y matrícula de calidad. La percepción acerca de la importancia de la evaluación y los mandatos internacionales, provocaron que a partir de la década de los 80 se crearan en México comisiones, programas e instituciones para este fin, como la Comisión Nacional para Evaluación de la Educación Superior (CONAEVA), los Comités Interinstitucionales para la Evaluación de la Educación Superior (CIEES) y el Consejo para la Acreditación de la Educación Superior (COPAES). El COPAES integra, hasta diciembre de 52
2008, a 26 asociaciones de pares reconocidas como organismos acreditadores de programas educativos; y si bien existen diferencias en los formatos de evaluación y en la acentuación de los atributos a evaluar, en general los organismos acreditadores han determinado parámetros o indicadores que se constituyen como los rangos en donde se deberán de mover las instituciones para cumplir con los mínimos requeridos. Así, en el primer año, del 2001 al 2002, fueron acreditados 156 programas educativos; mientras que para diciembre de 2008 la cifra se incrementó a 1,704 programas acreditados (COPAES, 2009). En síntesis, el enfoque de la calidad educativa se deriva de los preceptos empresariales y se ha convertido en una directriz, en la cual convergen los organismos internacionales que influyen en la toma de decisiones de nuestro país; y añaden en sus recomendaciones la importancia de invertir en programas para ampliar las cobertura y la equidad, así como en contar con programas pertinentes; esto, en tanto que favorece la gobernabilidad e incide en la participación cualificada en el ámbito laboral. Además, se advierte la incidencia de una cultura de la planeación y rendición de cuentas como uno de los criterios de calidad y de condicionamiento de recursos para las universidades. Con la calidad educativa se viene instaurando una cultura de la evaluación y sobre todo de la recopilación de evidencias, en la competencia por obtener el reconocimiento de los organismos evaluadores, ahora nacionales y en un futuro, se prevé, internacionales. Uso de las tecnologías de la información y la comunicación El aprovechamiento de las tecnologías es una estrategia determinante en el Programa Sectorial y en las reformas educativas que se han llevado a cabo desde el nivel básico hasta la educación superior; es una directriz que se manifiesta en el tercer objetivo, a fin de aprovechar las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) para la enseñanza y el aprendizaje; y en el segundo objetivo se visualizan como una estrategia de apoyo para ampliar la cobertura y aumentar la equidad con programas o recursos tecnológicos que promuevan la educación a distancia. Además, el manejo de las TIC se percibe como indispensable para insertarse en el escenario productivo de un mundo globalizado; su dominio forma parte de las competencias que se requieren en la sociedad del conocimiento, donde la información y la comunicación se han convertido en pilares fundamentales. La utilización de las TIC en el ámbito educativo del país tiene antecedentes en los planes de desarrollo de los dos gobiernos anteriores; sin embargo, su uso se puede remontar hasta mediados de los sesenta con 53
la utilización de la televisión al servicio de la alfabetización y para subsanar el rezago de educación secundaria en comunidades rurales e indígenas y en zonas urbanas marginadas (Calixto y Rebollar, 2008); y en los setenta con el fomento de lo que se llamó la tecnología educativa, consistente en el desarrollo y el uso de recursos técnicos y materiales para la enseñanza (además de la televisión, los proyectores de acetatos, de diapositivas, de cuerpos opacos, rotafolios o el franelógrafo, entre los más usados) aunado a la programación y planeación por objetivos desde una perspectiva conductista. El boom reciente de las tecnologías informáticas en la educación va acompañado de las nuevas propuestas pedagógicas, que reclamaron la necesidad de un cambio sustantivo, partiendo de la necesidad de contar con alumnos activos, constructores de su propio conocimiento y con docentes como facilitadores del aprendizaje. En las dos últimas décadas se han realizado en casi todo el planeta infinidad de estudios que abordan las posibilidades del uso de las TIC en la educación; han mostrando muchas de ellas su potencialidad para mejorar rendimiento académico, desarrollar destrezas informacionales, fomentar la colaboración y la creatividad, mejora de las actitudes y aumento de la motivación hacia el aprendizaje o como medio de aprendizaje intercultural (Loubet, 2009). El aprovechamiento de las TIC en la educación no implica sólo la computadora, sino contar con la tecnología que permita ampliar los canales de interacción entre los miembros de la comunidad y de ésta con su entorno local, nacional e internacional. Su mayor potencialidad radica en las posibilidades de comunicación, en el rompimiento de muros y fronteras con el desarrollo de internet y en la mayor posibilidad de gestión del saber del estudiante, al dejar de ser el profesor y la escuela los únicos depositarios del saber. Además, la capacitación informática se presenta como una de las competencias básicas para desarrollarse en la sociedad del conocimiento y ser competitivo a nivel internacional. Cada vez más, las prácticas laborales de nivel técnico y profesional exigen habilidades computacionales e informacionales, es decir, el manejo, procesamiento y evaluación de información. Como parte de las estrategias del aprovechamiento de las TIC para ampliar la educación con mayor equidad, se promueve la educación a distancia. El desarrollo moderno de la educación a distancia se relaciona con el desarrollo industrial, cuyos cambios en las condiciones tecnológicas, vocacionales y sociales no pudieron ser enfrentados de manera inmediata por las instituciones educativas convencionales; es así que la educación a distancia surge en el siglo XIX, en el mundo, como una alternativa para solucionar necesidades educativas de alfabetización e 54
incorporación temprana al mundo laboral y para la población aislada o imposibilitada para acceder a la educación convencional (Peters, 2002). Los primeros esfuerzos en esta modalidad que se registran formalmente en México están relacionados con la formación bancaria en las primeras décadas del siglo XX y en el marco de la educación privada. En 1932 se crea el Instituto de Enseñanza Abierta (IDEA) de la Escuela Bancaria y Comercial para la formación de empleados en las áreas bancaria, contable y administrativa (EBC, 2004; Hernández Gallardo, 2003). En el nivel básico se puso en marcha el programa de Telesecundaria en 1966, y fue fortalecido en 1995 con la red satelital EDUSAT, que cumple con un servicio educativo a un amplio núcleo de población en situación de vulnerabilidad, aunque no sin deficiencias y desventajas, situándose por debajo de la secundaria general y de la secundaria técnica. Esta modalidad aplicada en estudios superiores sólo fue posible hasta fines de los años 60, en el marco del desarrollo de tecnología de teleconferencia y de la enseñanza, programada a través de programas computacionales interactivos (Peters, 2002). En el Reino Unido se crea en 1969 la Open University, considerada la primera universidad a distancia, mientras que en México esta experiencia se da hasta fines de la los años 70, con sistemas alternativos que formaban parte de instituciones establecidas de manera tradicional. Se distingue a la Universidad Pedagógica Nacional como la primera en incursionar en esta modalidad,1 cuando, en 1979, seis meses después de abrir sus puertas bajo el régimen escolarizado, inician las funciones del Sistema de Educación Abierta y a Distancia, con el propósito de ofrecer educación superior al magisterio en servicio (ver Amador Bautista, 2002; González Velasco, 1999). Entre las universidades públicas mexicanas que se distinguen por sus programas y cursos en la modalidad a distancia, correspondiente a un modelo de integración de medios de comunicación informáticos y teleconferencia, se destacan, entre las privadas, el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM) y el Instituto Tecnológico 1
Hay que decir que, si bien en México se observan con anterioridad sistemas de educación abierta en el ámbito de la educación superior, éstos no eran modalidades a distancia. Es el caso de Instituto Politécnico Nacional (IPN) y la UNAM. La UNAM inicia el Sistema de Universidad Abierta desde 1973, pero hasta 1994 incorpora la educación a distancia (Hernández, 2001); por otro lado, el IPN inaugura en 1974 el Sistema Abierto de Enseñanza, pero es hasta 1996 cuando se crea la Coordinación de Educación Continua y a Distancia (ver Amador Bautista, 2001). 55
Autónomo de México (ITAM) y, entre las públicas, la UNAM y la Universidad de Guadalajara (U de G). La educación integral En el cuarto objetivo se expone el interés por una educación que integre valores, competencias y conocimientos encaminados a fortalecer la convivencia democrática e intercultural. Las líneas de acción se orientan al fomento de la cultura, el arte y el deporte, y al desarrollo de competencias para la vida. En los planes de desarrollo de Fox y de Zedillo se habla también en general de valores; valores nacionales, ambientales, informacionales, laborales y para la vida cívica. La educación en valores se ha trabajado sobre todo en la educación básica, incluyéndola en los planes de estudio, mientras que en las universidades públicas esta orientación ha estado más bien ausente. La escuela en general es el espacio más propicio para formar una ciudadanía, un ser humano con un pensamiento multicultural, incluyente, porque en tanto espacio público, permite la confluencia de diversos sectores sociales que deben aprender a dialogar, a conversar para hacer acuerdos de convivencia. Para Bolívar (2005), educar para la ciudadanía significa educar para participar en la amplia esfera de lo público; reflexionar en torno a cómo la educación puede contribuir a desarrollar capital cívico; para ello, se requiere –agrega- que el centro escolar se configure como un grupo que comparte normas y valores y, en este sentido, que se relacione como comunidad. Tampoco es novedad el concepto de competencias en la política educativa. Apareció en el PND 1995-2000, en relación a la capacitación técnica y la formación de los trabajadores, y en 1995 se instaló el Consejo de Normalización y Certificación de Competencia Laboral (CONOCER), a través del cual se propusieron los elementos para el desarrollo de competencias, en busca de una fuerza de trabajo más capacitada, y que respondiera a las normas técnicas que demandaba el aparato productivo del país (Zedillo, 1998). Igualmente en el sexenio de Vicente Fox, las competencias están enfocadas a la capacitación para el trabajo, incluyéndola como parte esencial para el desarrollo y el mejoramiento de la nación y no sólo para el desarrollo del aparato productivo. Lo nuevo que se desprende de la política educativa de Calderón es el desarrollo de competencias en el nivel superior; y aunque la meta propuesta se restringe a las universidades tecnológicas y politécnicas, se está dando un movimiento en las instituciones en general, en torno a la inclusión de las competencias en sus programas educativos. 56
Las competencias profesionales se han articulado con el del concepto de calidad y competitividad, mediante la determinación de estándares y expectativas para los programas. Las competencias se refieren a la cualificación de un trabajador para desempeñar un puesto laboral; de acuerdo con Bunk (cit. en Mora, 2004), “una persona tiene competencia ocupacional si posee los conocimientos, las destrezas y las aptitudes que necesita para desenvolverse en una ocupación, si es capaz de resolver tareas independiente y flexiblemente, y si tiene la voluntad y la capacidad de desarrollar su esfera de trabajo dentro de la estructura organizativa en la que está inmerso” La educación por competencias es producto también del fenómeno de la globalización, cuyo contexto obliga a que en la educación superior se desarrollen conocimientos, pero también se formen individuos en un amplio conjunto de competencias que, además de los conocimientos, también incluya las actividades y las actitudes que son requeridas en el puesto de trabajo (Mora, 2004). Otro concepto que se destaca en el objetivo cuarto pero también en relación a la equidad, mencionada en el segundo objetivo, es el de la convivencia intercultural. Como ya se ha señalado en otro documento, en nuestro país se reconoce el uso oficial del concepto ligado a las culturas indígenas; con Fox se habla de una educación intercultural para todos los mexicanos, además del impulso del desarrollo de enfoques pedagógicos para el reconocimiento de la diversidad cultural y lingüística, mientras que en el PND 2007-20012 se plantea la importancia de considerar la educación intercultural en las zonas no indígenas (Loubet, 2008). La educación intercultural tiene como fin la formación de conocimientos y destrezas, para que ciudadanos de diversos orígenes puedan participar en una sociedad democrática y plural. Pero, por otro lado, la competencia intercultural tiene que ver con la formación para ser capaz de competir e integrarse en el mercado laboral internacional, así como para la internacionalización de las universidades. La educación integral, en el sentido del objetivo del programa sectorial, se dirige a la formación de ciudadanos competentes, democráticos y preparados para la interacción con otras culturas, pero también para competir en el marco laboral y en la formación profesional. 3. Desafíos Los desafíos de la educación superior en México, no residen en el cumplimiento de las metas del Programa Sectorial de Educación 20072012, sino en las posibilidades de su transformación hacia una educación del futuro –como le han bautizado investigadores como Morín y la propia UNESCO-, que busque formar sujetos pensantes, reflexivos, 57
capaces de enfrentarse a la incertidumbre y de ofrecer respuestas a un mundo complejo y cambiante. En este sentido la educación del futuro no debe estar circunscrita al cumplimiento de un conjunto de indicadores y parámetros, porque los problemas sociales están estructurados por factores a los que hay qué entender en su totalidad. El paradigma reduccionista del tecnicismo educativo ha dado respuestas parciales a problemas globales; por ello la búsqueda de variadas explicaciones ha hecho que surjan nuevas propuestas teóricas sobre el tipo de educación y de individuo que se necesitan, para que se inserte en el complejo de las realidades múltiples, pero que conforman una realidad global. Si entendemos entonces que la calidad educativa no es sólo el cumplimiento de unos indicadores que se reducen a insumos y resultados, proyectando efectivamente resolver problemas y competir en el marco internacional, estimamos que elevar la calidad de la educación en el país, es un objetivo cuyo logro resulta difícil de consumar, al menos en el corto plazo. Si bien es cierto que los indicadores establecidos y su medición son importantes, no debe dejarse de lado la existencia de otros factores involucrados en este proceso de calidad. Entre estos factores se encuentran la inequidad económica y social. De acuerdo a la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), durante 2008 se incrementó la pobreza en nuestro país, abarcando a un 34.8% de la población total. Según datos del INEGI, alrededor del 81% de la población se ubica entre 1 y 5 salarios mínimos. Y en datos publicados en La Jornada durante el año del 2006, el 35.3% del PIB se lo llevaban solamente 10 empresarios2. Estos datos revelan que en tanto no se establezcan políticas públicas destinadas a la mejora de estos indicadores, la mayor parte de la población no estará en condiciones sociales ni económicas para competir por una educación con calidad. Otro elemento que impacta en la calidad es la distribución que se hace sobre el gasto en educación. Recientes investigaciones3 apuntan que la baja calidad educativa no estriba en los porcentajes que nuestro país destina a la educación, sino en la asignación del presupuesto. Los gastos operativos de las instituciones educativas son financiados con el rubro de gasto corriente y las investigaciones y desarrollo tecnológico están en el rubro de capital. El gasto corriente es una erogación que se lleva a cabo por parte del sector público y que constituye un acto de consumo, sin esperar ninguna contraprestación o generación de activos. El gasto en 2
Ver datos la Jornada publicado 15 mayo del 2006. www.lajornada.com Ver reportaje de Otto Granados Roldan en www.crónica.com.mx/nota.php. 3
http:// 58
capital son cantidades asignadas para la conservación o adquisición de bienes de capital o intelectual. Para el 2009, del total del presupuesto destinado a la educación se destinó a gasto corriente el 96.31% y para el capital 3.69%. Para educación superior fue el 13.98% gasto corriente y a capital el 1.34%. Y para el 2010 se estima un presupuesto a la educación de un 96.88% al gasto corriente y el 3.12 al gasto de capital. En educación superior la aportación estimada es del 13.83% destinado a gasto corriente y 1.22% a gasto de capital. Se registra una variación porcentual del -1.12% en gasto corriente y en capital del -9.49 del programa para educación 2010 con respecto al 2009. El impacto negativo más fuerte se observa en el gasto destinado al capital en dónde se inscribe la investigación y el desarrollo tecnológico. Sin embargo todo parece apuntar que el proceso de investigación y desarrollo tecnológico se irá transfiriendo al posgrado, ya que se observa un incremento del 112.34% al gasto de capital4 y una disminución del gasto corriente del -0.93. Sin embargo aquí también se deben observar con cuidado estos aumentos, porque las aportaciones que se destinan a las empresas para investigación son muy fuertes y la mayoría de las veces están financiando proyectos que las benefician directamente y no al desarrollo productivo del país. Las implicaciones de esta distribución es que a pesar de que se mantenga o se incremente el porcentaje destinado a la educación, el presupuesto está muy cargado hacia el gasto operativo, quedando poco margen a las inversiones de capital; obviamente, se requiere voluntad política para realizar una redistribución del gasto o bien incrementar lo destinado al capital, para que se generen los activos en investigación, innovación y aplicación del conocimiento; esto es lo que se demanda de manera urgente para el desarrollo económico y social del país. La calidad educativa es propuesta como una vía por parte del Estado para obtener un mayor bienestar, pero la calidad por sí misma no es una fórmula que ofrezca lo que el propio Estado no está en condiciones de generar: una mejor distribución de la riqueza y un incremento en la demanda laboral. El gasto en inversión pública debe de orientarse a incrementar el bienestar social, que se pueden observar en indicadores como disminución del desempleo, cobertura educativa, distribución de la riqueza, entre otros. Los porcentajes destinados a la inversión no corresponden a las expectativas de los objetivos que se han fijado. 4
Las variaciones porcentuales están en función del Presupuesto de egresos aprobado por la Cámara y el propuesto por el Ejecutivo Federal. Estos datos pueden consultarse en http://www.diputados.gob.mx 59
Contar con una educación de calidad es determinante para el desarrollo y crecimiento de los países. Sin embargo también se requiere una atención inmediata a indicadores como el desempleo; la mayoría de los egresados de las instituciones de educación superior no logran insertarse en el mercado laboral y acceder a un empleo se vuelve cada vez más difícil. No es casual que México sea uno de los países que cuenten con gran porcentaje de autoempleo. Según datos de la OCDE, el 34.3% de los mexicanos están autoempleados, en empresas pequeñas que tienen un periodo de vida relativamente corto. Para acercarse un poco a lo planteado por el primer objetivo de elevar la calidad el gobierno ha establecido programas para habilitar a los profesores, así como el otorgamiento de becas, plazas para profesores con perfil deseable, consolidación de los cuerpos académicos entre otros. Sin embargo la propuesta de presupuesto para este rubro de gasto aplicado a PROMEP fue menor por parte del ejecutivo: 498.33 millones de pesos con respecto a la aprobada por el congreso de la unión, que fue de 698.24 millones de pesos. Para el 2010 la propuesta del ejecutivo fue de 498.10. Existiendo una variación negativa entre lo presupuestado por el ejecutivo para el 2010 y lo asignado en el 2009 de un -28.65. Con estos presupuestos se deberá de trabajar para mantener las acreditaciones que las instituciones de educación superior han obtenido. Pero esta manutención requiere fuertes dosis de capital, ya que la calidad está determinada por el cumplimiento de parámetros e indicadores que van determinando a educación en nuestro país. La competitividad en la llamada era del conocimiento, implica que el egresado de las universidades cuente con competencias y conocimientos que le permitan insertarse en los requerimientos del sector productivo y esté preparado para los constantes cambios. Bajo estas orientaciones no es de extrañar que se jerarquicen en primer orden los problemas económicos, para dejar de lado los principios filosóficos y humanísticos -esos que se requieren para que la educación tenga un carácter integral-, fomentando el sentido de la competitividad que va demarcando el propio mercado (Morales, 2007). Si bien se argumenta la necesidad de una educación en valores ciudadanos y en competencias para la vida democrática e intercultural, las condiciones de pobreza también dificultan el desarrollo de una conciencia para la ciudadanía. Cubrir las necesidades básicas se convierte en lo primordial y el aprovecharse de esas necesidades es una práctica que se conjuga con la corrupción y la impunidad. Por otro lado, a pesar de las buenas voluntades de quienes elaboran los planes sectoriales, la ampliación de las oportunidades es una meta difícil de cumplir, debido a la inequidad social. Y de plano, un solo 60
aspecto puede definir a la instrucción educativa nacional: no todos los niños tienen la posibilidad de acceder ni siquiera a la educación primaria. Una de los instrumentos para disminuir las desigualdades es el otorgamiento de becas a los estudiantes de bajos recursos económicos, pero éstas no se otorgan tan fácilmente. No todos los estudiantes por el hecho de ser pobres tienen la beca de forma automática; hay un sesgo de discriminación, ya que el presupuesto no es suficiente para cubrir toda la demanda de los sectores más desprotegidos, por lo que las exigencias son cada vez mayores y esto hace que se conviertan también en mecanismos de inequidad. En este sentido, el impulso de la equidad a través de la utilización de estos instrumentos se convierte en una vía cuya ruta va hacia la elevación de los indicadores, pero no hacía la solución del problema real. La calidad educativa no es un problema aislado, es decir, no le atañe sólo al sector educativo, sino que tiene sus raíces en lo social, económico y político. Incrementar los niveles educativos sin modificar el entorno es una tarea compleja, pero además es un trabajo que lejos de disminuir las desigualdades las va acrecentando dentro de los mismos grupos sociales; y es que no todos corren con la suerte de concursar por una beca PRONABE o a un beneficio convocado por el Estado como los créditos educativos. Otro de los desafíos es la integración curricular de las TIC en los programas educativos y su utilización como estrategia para ampliar las oportunidades. Utilizar la tecnología en la educación tiene que ver con mejorar los procesos de enseñanza y aprendizaje, así como cubrir necesidades de grupos vulnerables y mayores posibilidades de interacción; sin embargo, no es suficiente con adquirir la tecnología. Se requiere de nuevas concepciones para la educación, y específicamente, del proceso de aprendizaje en el nivel superior; de todos los involucrados en la interacción educativa, desde directivos y administrativos, como investigadores, profesores y estudiantes. Es imprescindible invertir en la formación pedagógica para el uso de las TIC, desde una visión constructivista, para facilitar y promover el aprendizaje de los contenidos y desarrollar competencias y no sólo como instrumentos de apoyo para la exposición del profesor, bajo los esquemas de los viejos métodos. En la educación a distancia, aún se trabaja desde perspectivas tradicionales en tanto que los sistemas administrativos que los rigen y la capacitación de los facilitadores impiden a los participantes aprender a su ritmo y acorde a sus estilos de aprendizaje. En los entornos donde prevalece la pobreza, la educación pasa a un segundo plano en tanto que la prioridad es sobrevivir. Para que este recurso dé frutos en el futuro se tiene que trabajar con estos grupos, en especial con las comunidades indígenas e incorporar las tecnologías a sus formas culturales, tradiciones 61
y costumbres; es decir, mirar la tecnología y su aplicación pero pensando en sus formas de vivir, así como en sus procesos productivos. La aplicabilidad de estas herramientas no sólo debe ser en el sentido técnico, sino en una perspectiva de complementariedad, integrada al currículum y a los procesos educativos; para que el estudiante desarrolle su autonomía y construya por sí mismo sus conocimientos. La tecnología al servicio de la lógica y del raciocinio, en donde la información se obtiene con el apoyo de la tecnología y para que pueda ser analizada, procesada y aplicada en la solución de problemas sociales. Pero la tecnología por sí misma no va a darle a nadie estas capacidades. El uso de las tecnologías también requiere de un estudiante que se haya formado con un pensamiento vasto, denso y complejo. Conclusiones La reflexión sobre cada uno de estos objetivos nos permite ver que existen factores determinantes que inciden en su cumplimiento, los cuales no están siendo atendidos en la dimensión requerida. La pobreza y la marginación forman parte de esos factores y bajo esas condiciones la educación es difícil de concretar. Los instrumentos que han sido seleccionados para el logro de los objetivos probablemente sean los correctos, pero están siendo dirigidos desde cimientos endebles; cualquier movimiento los puede convertir en inadecuados. Ahora bien, puede ser que en el sentido cuantitativo los datos reflejen incrementos en los parámetros a evaluar, pero las mediciones bajo esta visión suele ser engañosa. Se requiere de complementar los datos bajo una perspectiva holística y, sobre todo, no dejar de lado los factores que hacen que los avances [en el cumplimiento real y no nominal] se vean reflejados solamente en las minorías sociales. La historia educativa de nuestro país revela que los problemas educativos no están centrados en ese ámbito, sino que la educación es un elemento más del conjunto social; y en tanto existan disfuncionalidades en todos los factores que inciden en este problema, no existirán instrumentos ni programas que puedan hacer concretar lo contemplado en los planes sectoriales, sexenales o como se les ocurra bautizarlos, de acuerdo a los momentos requeridos. Es cierto que en las intenciones que se dibujan en los objetivos para el 2012 se advierten conceptos clave que pudieran contribuir a la transformación de la realidad educativa del país y de las instituciones de educación superior, permitiendo una participación con ventaja competitiva y desarrollo social en el marco de la sociedad del conocimiento y de los procesos de internacionalización. No obstante, las metas propuestas en el programa sectorial, tienden a simplificar los retos 62
reflejando la magnitud del valor dado a la cuantificación y eficiencia, en contraste con la escasa o nula importancia al estudio y comprensión de los procesos y la solución de problemas de fondo. Abogamos por un necesario reconocimiento de la complejidad del fenómeno educativo; de la importancia de la acción y voluntad política, aunada a la inyección real de apoyos financieros, en especial en el contexto de una sociedad donde imperan la pobreza y la desigualdad social. La educación es un pilar para el desarrollo económico y social de México, tal y como se plantea en Programa Sectorial, pero ésta requiere de estrategias que estén en ese nivel de importancia, que se desprende del discurso y de que su entorno también se transforme; la relación no es lineal ni en un sólo sentido; es recursiva y retroactiva. En tanto no se contemplen políticas que impacten efectivamente en la calidad de vida de la población mexicana y nos fortalezca como país, las propuestas educativas seguirán siendo buenas intenciones y continuaremos en condiciones de rezago. __________________ Referencias Amador Bautista, Rocío (2001), Educación y formación a distancia en México. Crónica de una historia no escrita. Rocío Amador Bautista (coordinadora), Educación y formación a distancia. Prácticas, propuestas y reflexiones, Universidad de Guadalajara, México, pp. 15-49. Braslavsky, Cecilia y Felicitas Acosta (2006), La formación en competencias para la gestión y la política educativa: un desafío para la educación superior en América Latina. REICE, Vol. 4, Núm. 2e. Bueno Castellanos, Carmen (2009). Las universidades mexicanas en la globalización. René Pedroza Flores y Carlos E. Massé Narváez (coordinadores). Educación y Universidad desde la complejidad en la globalización. UAEM-Porrúa, México, pp. 253-276. Calixto Flores, Raúl y Angélica María Rebollar Albarrán (2008). La telesecundaria, ante la sociedad del conocimiento. Revista Iberoamericana de Educación, Núm. 44, Vol. 7, OEI. COPAES (2009). Programas educativos de licenciatura y Técnico Superior Universitario reconocidos por su calidad. COPAES, México. De Vries, Wietse (2000, abril-junio), Silencios y ruidos: las políticas para la educación superior en México. Revista de la Educación Superior en Línea, Num. 114, ANUIES, México, http://www.anuies.mx/anuies/revsup/ EBC (2004), Educación a distancia. Una nueva y flexible IDEA para ti, Escuela Bancaria y Comercial, México, http://www.ebc.mx/EBC_HTML/index.html 63
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USOS Y SIMBOLISMOS: LAS TECNOLOGIAS DE INFORMACION EN LOS UNIVERSITARIOS
Por Pedro Humberto RIOSECO GALLEGOS• Introducción A partir de la segunda mitad de los años noventa asistimos a la emergencia de un sinfín de innovaciones tecnológicas que modificarían radicalmente la forma de crear, compartir y difundir información y •
Maestro en Ciencias en Tecnologías de Redes e Informática. Es profesor e investigador de tiempo completo y titular de las asignaturas de Tecnologías de la Información y la Comunicación en la Facultad de Ciencias Sociales. Es editor de la revista “ARENAS” de la UAS. 65
conocimiento. Especialistas en educación, comunicación, tecnólogos y otros veían en la computadora, internet, el disco compacto y la televisión por cable, herramientas que posibilitarían reducir la brecha entre países ricos y pobres, masificar de una vez y para siempre la educación superior, ciudadanizar la cultura y democratizar la información. Surgieron paradigmas como los de la sociedad de la información , sociedad del conocimiento2, economía del conocimiento3, economía para la convergencia digital, que pretendían explicar los cambios surgidos durante este proceso de incorporación de lo tecnológico -antes asociado sólo a los procesos de industrialización y manufactura de mercancías-, en lo público y lo privado.
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Las nuevas tecnologías fueron en un principio valoradas exclusivamente en su sentido material. Pero de forma paulatina investigadores de las ciencias sociales y las humanidades empezaron a ahondar en su dimensión simbólica, anclada en la pertenencia social de sus usuarios, el contexto de su empleo y las características propias de estos medios, como el hardware y el software palpables en los sistemas 1
El concepto de sociedad de la información se ha formulado en el marco de la globalización, que ha acelerado un mercado mundial abierto y “autoregulado”. Raúl Trejo Delarbre la conceptualiza como un espacio con abundancia de datos, la inmediatez con que se transmiten, la capacidad para aprehenderlos casi desde cualquier sitio y la posibilidad para que cada quien instale sus propios contenidos y tiene como columna vertebral a Internet. Tecnólogos y especialistas han coincidido en que la sociedad de la información es precursora de la sociedad del conocimiento. Véase: Paola Janette R. Ríos en “Vinculación de la Sociedad de la Información y del Conocimiento en las Universidades Mexicanas”. http://www.bibliociencias.cu/gsdl/collect/eventos/index/assoc/HASH015e/da55e 441.dir/doc.pdf 2 La noción de sociedad del conocimiento emergió hacia finales de los noventa. La OEA la define como sociedad necesaria para competir con éxito frente a los cambios económicos y políticos del mundo. Se refiere a ésta como una sociedad bien educada, y que se basa en el conocimiento de los ciudadanos para impulsar la innovación, el espíritu empresarial y el dinamismo de su economía. Cfr: http://www.oas.org/es/temas/sociedad_conocimiento.asp 3 La economía del conocimiento es el proceso histórico de integración o internacionalización económica que tiene sus bases en la revolución electrónicoinformática y en el consiguiente desarrollo de las fuerzas productivas, sobre todo en el ámbito de las TICs. Es decir, debemos entender a la Economía de Conocimiento como una etapa más en la evolución histórica de la producción capitalista. http://es.wikipedia.org/wiki/Econom%C3%ADa_del_conocimiento 66
de telecomunicaciones, por ejemplo radio y televisión, así como en los sistemas de redes e interconexiones entre ellas. TIC´s y Jóvenes: Breve revisión empírica y teórica sobre los estudios tecnoculturales Las Tecnologías de la Información y del Conocimiento (TIC´s) se definen como las que permiten transmitir, procesar y difundir la información de manera instantánea, y constituyen por tanto, la base sobre la cual se construye la sociedad de la información.4 Éstas son el resultado de una cultura tecnológica mediatizada y artificial que representa una “realidad virtual” y una digitalización ilimitada. Las tecnologías de la información y la comunicación han logrado trascender en los últimos diez años a casi todos los niveles de la sociedad mexicana, y han empezado a transformar significativamente las formas de comunicación y por ende, nuestras prácticas culturales. La relevancia de las TIC´s consiste en que éstas construyen nuevos espacios de tiempo, en donde se constituyen nuevas formas de relación social y de mecanismos institucionales, nuevas categorías de aprehensión de la experiencia personal y social, así como nuevas dimensiones de la cultura. Los jóvenes ponen de manifiesto con más intensidad y diversidad que otras generaciones los cambios culturales, y es en los escenarios de la cultura, antes que el de la política o el de la economía, donde se evidencian las nuevas modalidades que asume la juventud actual. Sensibles a las tecnologías y al predominio de la imagen y los íconos, los jóvenes encuentran un ámbito propicio para capturar y expresar la variedad cultural de nuestro tiempo y donde orientan, más en el nivel de los signos que en las realidades concretas de la vida y del accionar sobre el mundo, su necesidad de identidad y de auto manifestarse. No obstante la preeminencia de los jóvenes como grupo social interrelacionado directamente con las TIC´s debemos de considerar a los niños como individuos cuya cotidianeidad está marcada por el aspecto tecnológico, de tal forma que autores como Marc Prensky han establecido una nueva categoría para abordar a estos usuarios en particular, la de nativos digitales. Los nativos digitales serían así, los individuos que 4
Referencia electrónica: http://portal.unesco.org/ci/en/ev.phpURL_ID=1263&URL_DO=DO_TOPIC&URL_SECTION=201.html 67
nacen, crecen y se desarrollan en el medio tecnológico y que pueden lograr combinar las características cognitivas de esta era5. En contraposición, Prensky emplea el término inmigrantes tecnológicos para designar a las personas que de jóvenes o adultos adquieren las nuevas tecnologías, las aprenden pero no tienen las capacidades cognitivas para el uso de todas a la vez. La importancia de la distinción es que como inmigrantes digitales los individuos aprenden o aprendemos -algunos más que otros- a adaptarnos al ambiente, conservamos siempre una cierta conexión (Prensky la llama “acento”; haciendo alusión a que sostenemos un pie en el pasado). El acento del “inmigrante digital” se puede considerar en cosas tales como navegar en internet, en primer lugar, y para obtener información en segundo término, o leer manuales de un programa para utilizarlo después. Las personas de mayor edad “socializan” de manera diferente que sus hijos: ahora están en el proceso de aprender una nueva lengua. Y una lengua aprendida en la vida, dicen los científicos, entra a diversas partes del cerebro; eso ocurre con el uso de la tecnología. Es de destacarse la alta influencia que tiene el uso de las TIC´s en los jóvenes. De esos que forman parte de una primera generación que a temprana edad han conocido y/o experimentado un mundo mediático diverso; el uso de Ipod, DVD, reproductores MP3, teléfonos celulares, videojuegos e Internet y todas sus aplicaciones (Web 2.0) 6. Las relaciones que se tienen entre sí y las combinaciones que se dan como complemento y suplemento entre todas estas tecnologías dan como resultado un uso intensivo y tecnificado de las habilidades particulares. En ese mismo sentido, se reconoce un cambio en la capacidad de adquirir esas habilidades que en lo general implican una transformación radical en el campo de la experiencia. Citamos el ejemplo de los jóvenes en la práctica de la lectura; ésta se ha modificado por la suma de factores económicos (derivados de la globalización) y culturales (desatados por el cambio tecnológico y la convergencia digital) como la interacción y socialización a través de plataformas colaborativas y redes sociales.
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Prensky. Marc. Nativos e inmigrantes digitales. Disponible en: http://www.nobosti.com/spip.php?article44 6 La Web 2.0 permite crear contenidos dinámicos en Internet que se pueden modificar de inmediato en tiempo real y de manera colectiva o personal 68
Los lectores jóvenes dejan atrás los libros de celulosa y tinta, los cómics impresos y las revistas, sustituyéndolos por el hipertexto en la computadora. La estructura de internet reformula el proceso de lectura y de la comprensión. Este cambio parte de la inclusión, a la par que leemos, de imágenes, ya sean estáticas o dinámicas y de audio: sonidos, música, texto oral, etc. Esto complejiza la lectura y a su vez la redimensiona. Refuerza el argumento del texto escrito y su comprensión, llevando muchas veces a la eliminación de lo leído atendiendo en exclusiva al aspecto multimedia. Deja de existir la linealidad y secuencialidad del texto, liberando al lector del molde para permitirle una navegación a la carta, mediada por tres factores: 1) la función de sus conocimientos sobre el tema leído, 2) su manejo de las TIC´s y 3) su interés por lo leído. El hipertexto permite una “lectura a saltos”, es decir, ya no existe una hoja detrás de otra, un párrafo detrás del anterior, siguiendo una línea argumentativa, sino que aunque el texto en sí mantenga esa estructura, es el lector, convertido en “internauta”, quien determina dónde puede acabar de recibir su información, saltar de un párrafo al siguiente o comenzar la lectura por el final e incluso iniciar en un texto, terminando en otro o en diez textos distintos, según se fuese dirigiendo la búsqueda y la ampliación de la información a través de los hipervínculos7. Usos de las Tecnologías de la Información Según un estudio del INEGI, Disponibilidad y Uso de las Tecnologías de la Información en los Hogares 2009, al menos uno de cada cinco mexicanos tiene acceso a una computadora8. Otros estudios, como el de la Asociación Mexicana de Internet y su estudio sobre los hábitos de los internautas en México 20099, dice que el 37% de los hogares en México (área urbana) tienen una computadora y 7 de cada 10 7
Guerra González, Jenny (2009). Videoespectadores e Internautas: Los Jóvenes y las Nuevas Prácticas de Lectura en la Sociedad del Conocimiento. Disponible: http://api.ning.com/files/evsJvJ3dTa2FRdxoIcOMQUDU5t7CPGMDM2eP*XR GE9O0TFPenTb7mQDMyW8Qpz0Sp0s*SLi1xRBkatrEG1UyOJkVtP7Wvib/PONENCI ADELECTORES1.pdf 8 Las cifras son mucho mejores que las de hace un lustro, pero siguen por debajo de la media latinoamericana de uno por cada cuatro. 9 Asociación Mexicana de Internet. Estudio sobre los hábitos de los internautas en México 2009. Disponible en: http://www.amipci.org.mx/estudios/ 69
de ellos se conectan a Internet. No obstante, la intención de éstos y otros estudios (Encuesta Nacional de Prácticas y Consumos Culturales (2003) y Estudio 2009 de Hábitos y Percepciones de los Mexicanos sobre Internet y Diversas Tecnologías) e internacionales (Internet en los Barrios Populares de Cochabamba, Bolivia y Las TIC´s, ¿Nuevos medios o medios conocidos para los jóvenes? Murcia, España) que ahondan en el tema del acceso de las TIC´s desde lo estrictamente cuantitativo, son de carácter unidireccional pues sólo contemplan a las computadoras y a Internet como Tecnologías de la Información, desconociéndose el acceso del resto de ellas por parte de los ciudadanos. Esta imposibilidad de acceder a datos duros sobre las demás TIC´s condiciona, de antemano, el conocimiento sobre sus usos en el hogar, la escuela, el trabajo y otros espacios públicos y privados. Los estudiosos del tema se han abocado a analizar el uso de Internet en el ámbito escolar, relegando el hecho de que los alumnos, sobre todo aquellos de nivel licenciatura, “trasladan” el proceso de enseñanza-aprendizaje a otras esferas en las que se relacionan. De ahí que este proceso se vea condicionado y a veces relegado por el empleo que de las TIC´s también hace el usuario al socializar (Chat, redes sociales), buscar entretenimiento (páginas web o blogs de música, videos, juegos y apuestas) o informarse sobre otros temas de su interés; disponiendo o compartiendo el tiempo asignado a las actividades escolares o de formación profesional. En su doble perfil de artefactos de carácter material y simbólico, las TIC´s, a partir del usuario como protagonista consciente o inconsciente, muestran relaciones que trascienden el aspecto mecánicotécnico, que se ubican en dimensiones culturales; en términos concretos se trata de las apropiaciones simbólicas. En tanto categoría proveniente de la sociología de la cultura, se emplea para definir al conjunto de comportamientos, acciones y gestos colectivos e individuales que los sujetos efectúan al relacionarse con componentes culturales tangibles e intangibles. Sobre este tópico, a diferencia de los de accesos y usos, las investigaciones relacionadas con nuevas tecnologías son escasas. Si consideramos que el empleo de las TIC´s para la obtención de información y conocimiento es una herramienta para la creación de un capital cultural10 en los jóvenes, profundizar en este aspecto no sólo 10
El capital cultural es, según Pierre Bourdieu, el que se adquiere en el seno de una familia, o de una circunstancia concreta (una institución prestigiosa); como capital cultural objetivado, que es el visible en la acumulación de objetos 70
sentaría un precedente en las investigaciones teóricas sobre el tema, sino que presentaría una nueva perspectiva sobre la reproducción de imaginarios sociales entre los universitarios. Tomando en cuenta estos antecedentes de índole disciplinaria es que estamos llevando a cabo el proyecto intitulado “Acceso, usos y apropiaciones simbólicas de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC´s)” por parte de estudiantes de la Facultad de Ciencias Sociales en Mazatlán de la UAS”. El proyecto se ha desarrollado desde mayo de 2010 a la fecha, en el marco del Programa de Fomento y Apoyo de Proyectos de Investigación 2010 de la Universidad Autónoma de Sinaloa. De momento este artículo posee el carácter de itinerario, toda vez que funge como un mapa de rutas o pasos, a la par que puede servir como una guía para los interesados en el desarrollo de proyectos de similar envergadura. Como puede observarse, la enunciación del proyecto: “Chatear”, “zippear”, “videojugar” y “textear”: Un Itinerario sobre el Acceso, los Usos y las Apropiaciones Simbólicas de las TIC´s por Estudiantes Universitarios en Mazatlán, Sinaloa, con esos cuatro términos de índole neológica, sintetizan las acciones que los jóvenes llevan a cabo cotidianamente con estas tecnologías, sean o no universitarios. De esta forma se chatea, (dialoga, platica, en el Messenger o en las salas virtuales de conversación); se zippea (cambia rápidamente de un canal de televisión a otro sin decidirse por un programa); se videojuega en la consola del Wii, Playstation o Xbox, en donde las peleas que anteriormente se desarrollaban en el patio de la escuela o la calle, cobran ahora tercera dimensión y nuevas dosis de violencia. El deporte llega con sus cuotas de adrenalina y aventura hasta el sofá de la sala de estar para invitar al movimiento y al acondicionamiento físico. Ponerse en forma se transforma en una consigna ligada al entretenimiento vía avatares y efectos especiales. Textear por otro lado, es llevar a otro nivel la cultura escrita y su ejercicio. Si consideramos que los nuevos dispositivos de soporte de información y comunicación son cada vez más pequeños, entonces nuestra forma de expresarnos se hace más sucinta, recurriendo para ello a los denominados emoticones o los íconos gestuales. En suma, prácticas sociales comunes se trasladan del espacio físico al virtual y con ello se generan nuevas formas de reproducción cultural que van de lo simbólico a lo virtual. extraordinarios, obras de arte que muestran el gusto distinguido del agente y como capital cultural institucionalizado, cuya forma más evidente la constituyen los títulos y diplomas. 71
Describir y aseverar: Una nueva propuesta metodológica. Este trabajo se ha desarrollado hasta la fecha en las instalaciones de la citada Facultad de Ciencias Sociales, con alumnos de los cuatro programas de Licenciatura (Comercio Internacional, Ciencias de la Comunicación, Economía, Sociología), previamente seleccionados mediante una muestra de la población estudiantil. Como se ha señalado, el estudio se enfoca hacia el proceso de interacción entre las TIC´s y los jóvenes de la FACISO, la cual se ubica en un contexto sociocultural con características muy particulares, entre las que se destacan: a.) Está circunscrita a una Institución de Educación Superior fuera de las grandes urbes de México b.) Sinaloa –sede de la UAS- es un estado mexicano con una cultura regional que transita entre lo rural, lo urbano y lo fronterizo. c.) Mazatlán –sede de la FACISO- es un municipio con una CiudadPuerto de aproximadamente 450 mil habitantes, abierta al turismo nacional e internacional. Esta suma de factores condicionó la división del proyecto en tres momentos o fases. En la primera de ellas, los esfuerzos se enfocan a cuantificar el acceso que a cuatro Tecnologías de la Información y la Comunicación (computadora con acceso a Internet, televisión por cable y/o satelital, telefonía celular y consolas de videojuegos) tienen los alumnos de esta unidad educativa, para posteriormente ahondar –segunda fase- en los usos que les dan y que según estudios nacionales e internacionales pueden ser de: 1) socialización, 2) entretenimiento, 3) elaboración de tareas escolares y 4) información de tópicos varios. El tercer momento del estudio, el más relevante, se concentra en el abordaje de la categoría sociocultural apropiaciones simbólicas que los estudiantes llevan a cabo al acceder y usar estas cuatro TIC´s. La hipótesis guía del proyecto consiste en corroborar que: “Existe desigualdad en el acceso, usos y apropiaciones simbólicas de las TIC´s entre los estudiantes de la Facultad de Ciencias Sociales, lo cual incide en su desarrollo profesional, cívico y cultural. El acceso es determinado por el ingreso económico, mientras que los usos se circunscriben al ámbito o espacios en los que se desenvuelve el estudiante (escolar, laboral, familiar) de forma única o simultánea. Las 72
apropiaciones simbólicas (reproducción y renovación de estereotipos de género, creación de redes de colaboración o solidaridad, difusión y reproducción de valores de la cultura regional y reproducción de una identidad institucional universitaria) se fundamentan y/o reproducen, en mayor o menor medida, según el acceso y uso que hagan de las Tecnologías de la Información y la Comunicación los universitarios, quienes son más propensos a vislumbrar y aceptar el cambio tecnológico por su rango de edad, que oscila entre los 18 y los 35 años”.
De este supuesto teórico se derivan tres objetivos generales y cuatro específicos. Objetivos Generales 1.- Conocer el nivel de acceso (bajo, medio y alto) a las diferentes TIC´s y los lugares en que ocurre por parte de los estudiantes de la Facultad de Ciencias Sociales, tomando en cuenta los parámetros que se manejan para México según el Informe sobre el Desarrollo Mundial de las Telecomunicaciones 2003 y el estudio del INEGI sobre Disponibilidad y Uso de las Tecnologías de la Información en los Hogares 2009. 2.- Investigar los usos (socialización, entretenimiento, elaboración de tareas escolares e información de tópicos varios) que los sujetos de estudio hacen de las TIC´s, de acuerdo al acceso que tengan a las mismas. 3.- Analizar las apropiaciones simbólicas que los estudiantes de la Facultad de Ciencias Sociales efectúan con respecto a las diferentes TIC´s consideradas. Objetivos Específicos 1.- Implementar una metodología de análisis mixta (cuanticualitativa) que contemple la medición de tópicos tales como acceso, uso y apropiaciones simbólicas de las TIC´s en estudiantes de nivel superior y posgrado. 2.- Desarrollar instrumentos de recolección de datos que permitan la obtención de información fidedigna sobre el acceso y uso de 73
TIC´s en una institución de educación superior, inserta en un contexto regional: el Noroeste de México. 3.- Generar productos académicos originales (artículos y ensayos teóricos y de investigación, ponencias y un libro) que den cuenta de los avances y alcances del trabajo. 4.- Fomentar la participación de los investigadores del Cuerpo Académico “Sociedad y Cultura” de la Facultad de Ciencias Sociales y ampliar el horizonte de estudios de la Línea de Generación y Aplicación del Conocimiento (LGAC) “Cultura, Ciencia y Educación” hacia la investigación en Tecnologías de la Información y la Comunicación, y Prácticas Socioculturales derivadas del acceso y uso por jóvenes estudiantes de la Facultad. La investigación como iniciativa para el fortalecimiento académico Esta iniciativa académica pretende además de ampliar el horizonte de estudio sobre las TIC en estudiantes universitarios, contribuir –directamente- a la reforma del Plan de Estudios de la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación de la UAS, con miras a que éste contemple una formación holística y cumpla a detalle con seis de las competencias fundamentales de la Educación Superior en nuestros días: 1) Manejo de computadoras y programas de informática, 2) La información (competencias específicas para desempeñar un trabajo); 3) Obtención de cultura general y conocimiento de la realidad profesional desde una perspectiva regional, nacional y mundial, 4) Capacidad de aprender permanentemente, 5.) Capacidad de investigación, 6.) Capacidad de buscar, procesar y analizar información de fuentes diversas (competencias genéricas para América Latina). La suma de estos factores permitirá preparar mejores egresados que se incorporen al mercado de trabajo o prosigan estudios a nivel posgrado. Paralelamente se fortalecerán los contenidos de las Unidades de Aprendizaje relacionadas con los tópicos de investigación de las cuatro licenciaturas que se imparten en la Facultad en Ciencias Sociales de la UAS. De igual manera, se contribuirá al fortalecimiento del Cuerpo Académico “Sociedad y Cultura”, en consolidación (Reconocido por PROMEP) y de la Línea de Generación y Aplicación del Conocimiento Cultura, Educación y Ciencia de la FACISO, profundizando para ello en el trabajo multidisciplinario de los temas de interés general con impacto 74
regional, institucional y educativo, que tengan relación directa con la agenda de este proyecto. Metodología propuesta e instrumentos de recolección de datos Para la ejecución de un proyecto de esta naturaleza se han empleado dos métodos: el histórico, para conocer los aspectos significativos y trascendentes y cómo se han desarrollado las TIC a tomar en cuenta, y el llamado método científico que permite observar y analizar hechos y ejemplos concretos para formular o explicitar las normas y las leyes que los regulan11. El método histórico está ligado a la revisión de fuentes de información documental y cualitativa, mientras que el científico se concreta en una metodología social de tipo mixto, y prioriza los datos duros, visibles y medibles. En el enfoque mixto, empero, se recolectan, analizan y vinculan datos cuantitativos y cualitativos en un mismo estudio o una serie de investigaciones para responder a un planteamiento. Con el procedimiento se logra una perspectiva más precisa del fenómeno, e incrementa la confianza en que los resultados son una representación clara, tangible y cuantificable de lo que ocurre con el problema estudiado, y coadyuva para esclarecer el planteamiento del problema. Al combinar métodos se aumenta no sólo la posibilidad de ampliar las dimensiones de nuestra investigación, sino que el entendimiento es mayor y más rápido12. Los datos cualitativos se han estado ibteniendo a partir de un subtipo metodológico, el “método del estudio de casos”, aplicable en innumerables campos donde se trate de combinar la teoría y la práctica, como ocurre ya, de hecho, en nuestro trabajo. El método de estudio de casos implica el “examen intensivo y en profundidad de diversos aspectos de un mismo fenómeno”.13 Es decir, es un examen de un fenómeno específico, como un programa, un evento, una persona, un proceso, una institución o un grupo social. Como asevera Gloria Pérez Serrano: “un
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Russell, Bertrand (2000). La Perspectiva Científica. Barcelona: Ariel. Pp. 8993. 12 Hernández Sampieri, R. y Fernández Collado, C. (2006). Metodología de la Investigación. México: McGraw-Hill. Pp. 756-768. 13 Pérez Serrano, Gloria (2001). Investigación cualitativa. Retos e interrogantes. Madrid: Editorial Muralla. Pp. 79-80. 75
caso puede seleccionarse por ser intrínsecamente interesante y lo estudiamos para obtener la máxima comprensión del fenómeno”. Concretamente el estudio de casos es un proceso que intenta describir y analizar no pocas veces alguna entidad a medida que se desarrolla a lo largo de un tiempo en términos cualitativos, complejos y compresivos, que para nuestro caso particular, es el de las TIC como mecanismos de acceso a la información y el conocimiento capaces de retratar y reproducir imaginarios sociales, que los usuarios pueden apropiar simbólicamente, con respecto a sus pares y su realidad sociocultural inmediata. Tomando en consideración que este método es particularista, descriptivo e interpretativo, el proyecto de investigación desemboca en una descripción a profundidad del problema específico. La descripción de índole cualitativa, en vez de clasificar los hallazgos en datos numéricos, se inscribe en una técnica narrativa y anecdótica (focus group) para describir, producir imágenes y analizar situaciones. Y la interpretación retoma los indicadores descriptivos para desarrollar categorías conceptuales o para ilustrar, defender o desafiar la hipótesis de inicial. Los cuestionarios electrónico e impreso, al final, permitirán conocer el acceso y los usos que de las TIC llevan a cabo los sujetos de estudio, ya que se necesitan indicadores duros capaces de contrastarse con estudios y parámetros nacionales e internacionales que trabajan con estos estándares. Mientras que los grupos focales profundizan en las apropiaciones simbólicas que devienen del acceso y uso de las mismas. El cuestionario consta de un aproximado de 33 preguntas de opción múltiple en tanto que para los grupos focales es más bien una guía de tópicos, administrada por un moderador durante su realización en una Cámara de Gesell. Los resultados de los cuestionarios y de los focus group serán compilados en una base electrónica que incluirá tabulaciones, gráficas y la interpretación de los datos o de la información –como en el caso del segundo instrumento-. Para determinar el número de los cuestionarios a aplicar se tomará una muestra del total de la población de la Facultad del 30% aleatorio estratificado por carrera. De esa población se hará un segundo muestro (por cuotas) para la realización de los focus group. En los focus group se desarrollan una serie de tópicos particulares atendiendo al tipo de apropiación simbólica que se desea describir (Véase 76
el cuadro 1.1 Apropiaciones simbólicas y tópicos del estudio). Hay un moderador, como coordinador del grupo, dirigiendo temas de discusión entre los participantes, y concediendo además tiempo individual para brindar una opinión sobre el aspecto central de discusión. La duración de los grupos focales es de 90 minutos. Cuadro 1.1 Apropiaciones simbólicas y tópicos del estudio Apropiación simbólica Reproducción y renovación de estereotipos de género
Tópicos que la definen ¿Qué retrato hace la televisión de los hombres y las mujeres, cómo los personifica a través de las series de televisión extranjeras y de los programas de televisión nacionales? ¿Consideras que esos estereotipos son un fiel retrato de la realidad? ¿Utilizas tu celular para comunicarte en mayor medida con tu pareja o tu círculo de amigos? ¿Crees que la comunicación constante por mensajes de texto hace que hombres y mujeres tengan igual participación en la relación de pareja? ¿Cómo es la visión que reproducen las redes sociales como Facebook, Hi5 o Twitter de hombres (varoniles, machistas, proveedores, participativos, justos) y mujeres (románticas, comprensivas, sumisas, trabajadoras, independientes)? ¿Además de las redes sociales en qué otros sitios de Internet (se reproducen en mayor medida estereotipos de género (ideas de cómo deben ser los hombres y las mujeres)? ¿Crees que los videojuegos explotan la violencia física hacia los débiles y el atractivo sexual de las mujeres? ¿Has aceptado un reto para jugar videojuegos entre hombres y mujeres? 77
¿Qué es lo interesante del juego entre ambos géneros? Creación de redes de colaboración o solidaridad
Has colaborado con alguna causa social que se anuncie en televisión (apoyo a fundaciones, programas de asistencia social, desastres naturales)? ¿Colaboraste porque la causa te pareció interesante, por qué se refería a un fenómeno que ocurría en México o en Sinaloa o bien porque te pareció llamativo el mensaje televisivo? ¿Utilizas tu celular para hacer donaciones o compartir información sobre problemas sociales, desastres naturales o formas de asistir a tu comunidad? ¿Te han invitado compañeros de la escuela, del trabajo, amigos o familiares a incorporarte como voluntario en algún programa de asistencia social o de apoyo a desastres naturales a través de mensajes de texto o llamadas a tu celular? ¿Te has unido a grupos de apoyo a diferentes causas sociales en Facebook, Twitter o Hi5? ¿Qué te motivó a hacerlo? ¿Has creado grupos de apoyo, foros de discusión, páginas de Internet o blogs con diferentes causas sociales que tengan que ver con el país, tu comunidad o temas que te interesen? ¿Crees que los videojuegos pueden, a través de sus contenidos, crear conciencia sobre temas de interés público o permitir que las comunidades o los diferentes grupos sociales se apoyen entre sí?
Difusión y reproducción de valores de
Cuando quieres informarte sobre 78
la cultura regional
costumbres, tradiciones o algunos otros aspectos de la cultura de Sinaloa/Mazatlán, ¿a qué Tecnología de la Información y Comunicación recurres con más frecuencia (televisión por cable y/o satelital, radio, Internet, noticias o información vía telefonía celular)? ¿Recuerdas algún programa o canal de televisión que trate aspectos de la cultura sinaloense (familia tradicional, afición por el béisbol, música de banda, aspectos rurales, aspectos del narcotráfico) y de Mazatlán (familias monoparentales, hospitalidad hacia el turista, apología de la belleza femenina)? ¿En qué difieren las representaciones que hace la televisión de lo que ocurre en la vida cotidiana de los sinaloenses/mazatlecos? ¿Con qué frecuencia empleas el celular para tratar temas relacionados con la cultura de Sinaloa o Mazatlán? Con qué frecuencia empleas el internet y las redes sociales para tratar temas relacionados con la cultura de Sinaloa o Mazatlán? ¿Tu forma de expresarte (regionalismos, localismos, neologismos) a través de mensajes de texto y llamadas en celular es idéntica o difiere a la que empleas en otros medios y/o en las conversaciones frente a frente? Tu forma de expresarte (regionalismos, localismos, neologismos) a través del uso del Internet y redes sociales es idéntica o difiere a la que empleas en otros medios y/o en las conversaciones frente a frente? De los distintos valores o situaciones 79
(fraternidad, triunfo, violencia derrota, trabajo en equipo, reto) que se presentan en los videojuegos, ¿cuáles te recuerdan las costumbres, tradiciones y/o creencias de los sinaloenses/mazatlecos? Reproducción de una identidad institucional universitaria
Cuando quieres informarte sobre costumbres, tradiciones o algunos otros aspectos de la cultura de Sinaloa/Mazatlán, ¿a qué Tecnología de la Información y Comunicación recurres con más frecuencia (televisión por cable y/o satelital, radio, Internet, noticias o información vía telefonía celular)? ¿Recuerdas algún programa o canal de televisión que trate aspectos de la cultura sinaloense (familia tradicional, afición por el béisbol, música de banda, aspectos rurales, aspectos del narcotráfico) y de Mazatlán (familias monoparentales, hospitalidad hacia el turista, apología de la belleza femenina)? ¿En qué difieren las representaciones que hace la televisión de lo que ocurre en la vida cotidiana de los sinaloenses/mazatlecos? ¿Con qué frecuencia empleas el celular para tratar temas relacionados con la cultura de Sinaloa o Mazatlán? Con qué frecuencia empleas el internet y las redes sociales para tratar temas relacionados con la cultura de Sinaloa o Mazatlán? ¿Tu forma de expresarte (regionalismos, localismos, neologismos) a través de mensajes de texto y llamadas en celular es idéntica o difiere a la que empleas en otros medios y/o en las conversaciones frente a 80
frente? Tu forma de expresarte (regionalismos, localismos, neologismos) a través del uso del Internet y redes sociales es idéntica o difiere a la que empleas en otros medios y/o en las conversaciones frente a frente? De los distintos valores o situaciones (fraternidad, triunfo, violencia derrota, trabajo en equipo, reto) que se presentan en los videojuegos, ¿cuáles te recuerdan las costumbres, tradiciones y/o creencias de los sinaloenses/mazatlecos?
Población y muestreo Previamente se mencionó que la determinación de la muestra será por muestreo estratificado con el 30% de la población por carrera. Este método consiste en clasificar primero los elementos de la población similares y se determina un grupo, para este caso, se hará por programa educativo (PE). A los distintos grupos se les llama estratos14. A cada grupo o PE se le aplica una muestra simple al azar (aleatorio) tomando los elementos necesarios para representar a dicho grupo (30%). A este proceso se le conoce con el nombre de estratificación. Para que ésta cumpla con los requisitos deberá acatar la condición de que las medias de los distintos estratos sean lo más diferente posible. Ejemplo: En la Licenciatura de Ciencias de la Comunicación, la población está compuesta por 563 alumnos; Comercio Internacional consta de 303 estudiantes; Economía 126; y Sociología 72 alumnos. Estos datos nos permiten inferir que sus medias cumplen con el requisito. La codificación de los datos cuantitativos coincide con la realización de los focus group con la intención de economizar tiempo y recursos. La interpretación de la información cuantitativa (acceso y uso de las TIC) tiene que ver en un primer momento con respecto a las características internas del fenómeno y posteriormente se contrastará con indicadores nacionales e internacionales. 14
Documento UANL, 1975 81
Cabe señalar que si se recurre a un segundo instrumento de índole cualitativa, es porque los cuestionarios no permiten profundizar en los imaginarios sociales y las apropiaciones simbólicas que producen y reproducen los universitarios de la FACISO de la UAS con respecto a las TIC´s; valores que aunque anteriormente determinados son en sentido estricto subjetivos. Aunque los focus group ayudan a adentrarnos en este tópico, ilustrando con testimonios vivenciales de los sujetos-usuarios, los cuatro tipos de apropiaciones que hemos considerado. Aunque los grupos focales son una herramienta de tipo cualitativo, la información obtenida tiene que codificarse con las especificidades que competen a este tipo de instrumento, ya que estos datos también han de integrarse a la base electrónica del proyecto. El análisis de los resultados se hará primero por cada tipo de instrumento y posteriormente se correlacionarán, lo que permitirá tener una mayor perspectiva del fenómeno en particular y como problema modelo a comparar con otros de similares características, que sean externos al contexto en donde éste se presenta. Los resultados tendrán un beneficio directo para la Facultad de Ciencias Sociales de la UAS. La Licenciatura en Ciencias de la Comunicación, cuyo nuevo Plan de Estudios entró en vigor en agosto de 2007 será impactada en lo referente a los contenidos y la didáctica de las Unidades de Aprendizaje: Desarrollo Sociocultural de los Medios de Comunicación I (usos sociales de los nuevos medios y su apropiación en contextos culturales específicos), Tecnologías de la Información y la Comunicación II (entornos virtuales de aprendizaje), Teoría de la Comunicación III (las TIC´s como nuevos mediadores sociales). Todo ello considerando el hecho de que el Plan de Estudios se encuentra en proceso de revisión y retroalimentación para ser reformado una vez egrese la generación 2007-2011. Los resultados del proyecto producirán material referencial que justifique ampliamente la nueva reforma, a través de insumos que permitan valorar la viabilidad con la cual se incorporan las TIC como herramientas de enseñanza-aprendizaje o bien, objetos de estudio de las Unidades de Aprendizaje mencionadas. Con respecto a los planes de estudio de los tres restantes PE, existen en éstos, Unidades de Aprendizaje relacionadas con el uso de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, las expresiones culturales, los procesos de enseñanza-aprendizaje y el contexto regional. 82
A ese respecto, los resultados se pondrán a disposición de los coordinadores de dichas carreras, investigadores y docentes para que sean tomados en cuenta en la reforma de los programas, el enriquecimiento del proceso de enseñanza-aprendizaje por competencias, el fortalecimiento de una identidad institucional y el estudio de valores y expresiones culturales. Paralelamente el estudio podría ser de utilidad a instituciones educativas que tengan especial interés en la interacción entre los jóvenes y/o universitarios a partir del uso de las TIC, lo cual les puede ser de utilidad al momento de generar estrategias de participación ciudadana, inclusión social, desempeño escolar (hábitos de estudio, lectura), inducción al mercado laboral, etc., dirigidas a este grupo en particular. La trascendencia académica de este trabajo se liga a la contribución que de el pueda efectuarse en los estudios sociales sobre las TIC´s, prácticas culturales, estudios regionales y de juventud en México. Además representa una importante contribución al Área de las Ciencias Sociales en la UAS, porque se inscribe en el Plan de Desarrollo Institucional Visión 2013, que señala entre sus lineamientos que deben de aprovecharse los beneficios de las Tecnologías de la Información y la Comunicación en el diseño de planes de estudio, como mayores componentes de flexibilidad, sistemas de apoyo académico e innovadores enfoques de enseñanza y aprendizaje15; situaciones que se fortalecerán con los resultados que devengan del conocimiento sobre el acceso, los usos y las apropiaciones simbólicas que tienen los estudiantes de la FACISO con respecto a las TIC. La importancia social, por otra parte, recaería en potenciar las capacidades de autoaprendizaje de los futuros egresados, quienes no sólo se están formando como profesionales de una disciplina del conocimiento, sino que van adquiriendo en el proceso una identidad ciudadana. Las TIC fomentan estas capacidades al facilitar al usuario, acceso a la información, el conocimiento y a la cultura, no sólo como receptores pasivos sino como creadores y emisores de mensajes, directrices fundamentales de la sociedad del conocimiento, ideal de las economías avanzadas y emergentes. Conclusiones preliminares 15
Plan de Desarrollo Institucional Visión 2013. Disponible en: www.uasnet.mx/cpp/sintesispdiVACB.pdf 83
El estudio y la investigación de los accesos y usos de las TIC por parte de los estudiantes reflejarán los indicadores y parámetros en el aprovechamiento y penetración de estas herramientas en la formación profesional. Entendida ésta como aquellos estudios y aprendizajes encaminados a la inserción, reinserción y su actualización laboral, cuyo objetivo principal debe ser aumentar y adecuar el conocimiento y habilidades de los actuales y futuros trabajadores.16 La idea de que esos conocimientos perduren a lo largo de la vida profesional debe ser el objetivo fundamental de toda enseñanza-aprendizaje. El problema es, como se dijo al inicio de este trabajo, que en México no se cuentan con estudios que nos permitan medir el impacto que han tenido las TIC´s en las Universidades. La introducción e impartición de las tecnologías de la información y la comunicación en nuestro país responde más a intereses de política educativa (PIFI17, PROMEP18, etc) que a intereses académicos planeados, por lo que muchas veces esa tecnología no es aprovechada por personal capacitado y termina siendo rebasada por el tiempo y volviéndose obsoleta. Con respecto a las apropiaciones simbólicas que los estudiantes adquieren ante el uso de las TIC, es importante identificar cuáles estereotipos de género y de actitud ante las diferentes circunstancias de la vida social y de qué manera se han insertado en ella, cuáles han sido sus redes de colaboración y de qué manera han asumido su labor de participación, reflejada ella en sus costumbres y modo de vida. La importancia de la proyección de los valores de la cultura y cómo han sido desarrollados ante su entorno local y regional. Aspecto axial, además de esas apropiaciones simbólicas y que involucra al medio universitario y su imagen en la sociedad, es la interpretación que habrá de darse al estudio, y que tiene que ver con la reproducción de los valores e identidades que se crean por parte de los estudiantes de la Facultad y el uso de las TIC´s.
Bibliografía
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Programa Integral de Fortalecimiento Institucional, opera a partir de la aplicación de los recursos que provienen de los fondos del Gobierno Mexicano. 18 Programa de Mejoramiento del Profesorado, es un programa estratégico de la SEP, creado para elevar el nivel de habilitación del profesorado. 84
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SOCIALIZACIÓN POLÍTICA Y EDUCACION MEDIA
Luis Felipe BERNAL HERNÁNDEZ♦
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Comunicólogo. Maestro en Ciencias Sociales, egresado de la UAS. Es Director del Centro Municipal de las Artes en Mazatlán, Sinaloa. 86
Introducción Con los tipos de campañas políticas de los últimos procesos electorales en México, se ha dado a conocer una nueva actitud política de los electores; ya que con el afán de favorecer con su voto a alguna formación o partido se observa un talante impulsivo; votantes desesperados ejercen su poder ciudadano sin aparente análisis político. Los electores han sido atacados invariablemente por innumerables imágenes televisivas, producidas por los diversos partidos políticos, lo que ha conducido a sufrir una violencia simbólica. Para los nuevos políticos, ahora es posible ganar popularidad gracias a la “publicidad política”, al llamado marketing político. Razones como éstas son las principales motivaciones que tiene el ciudadano a la hora de emitir su voto. En muchos no hay una verdadera convicción, ni razonamiento, sino más bien un simple sufragio insatisfecho, dudoso, e impulsado por la popularidad de la imagen de los candidatos (Duverger, 1975). La población es quien debe ser capaz de analizar bajo sus propios juicios y elegir a sus gobernantes. La sociedad se constituye a través de lazos que unen y atan a los diferentes individuos y grupos sociales unos con otros, los cuales producen un determinado orden social. Siendo así, se necesita de una sociedad que participe, solidaria, pero también tolerante, una sociedad democrática. Pero a su vez, no puede haber democracia sin conciencia de pertenencia a una colectividad. Y se asienta en la responsabilidad de los ciudadanos de un país. Si éstos no se sienten responsables de su gobierno porque éste ejerce su poder en un conjunto territorial que les parece artificial o ajeno, no puede haber ni representatividad de los dirigentes ni libre elección de éstos por los dirigidos. La democracia no existe más que al combinar principios diversos y en parte opuestos, a causa de que no es el sol que ilumina a toda la sociedad sino una mediación entre el Estado y la sociedad civil. Si se inclina demasiado hacia un lado, lo fortalece peligrosamente a expensas del otro (Touraine, 1995). La existencia de una solidaridad racional, a esa unión que sufre el individuo con los miembros de una sociedad, a los que Durkheim llama 87
sociedad tolerante y democrática, dependerá de la internalización que se tenga de ella (Durkheim, 1993:78). De ahí pues la importancia de una socialización política racional. Aquí podría surgir la interrogante, ¿por qué una socialización dirigida a los jóvenes de educación media superior?, la respuesta es llana, no es otra cosa más que por su proximidad a ser parte de la ciudadanía de una nación, una nación con necesidad de ciudadanos con un sentido de identidad, de entrega y responsabilidad hacia los asuntos del Estado. Lo que pudiera ser un claro señalamiento de que la socialización política de los individuos en su edad temprana, es más importante que las propagandas, ahora mejor conocidas como “publicidad política” dirigidas a los adultos, lo podemos encontrar en el supuesto de Herbert H. Hyman, quien señala que: “los individuos aprenden las actitudes políticas de su vida y de una manera completa y persistente después de manifestarla” (Duverger, 1975:144, cursivas nuestras). En los jóvenes, al llegar a ser ciudadanos y ejercer su poder y derecho de voto, salvo excepciones, los comportamientos políticos difícilmente podrían ser cambiados. Si esta aseveración de Hyman es cierta, sería entonces de gran importancia que las instituciones, entre ellas la educativa, sean las fundamentales en el empeño constante de una socialización ciudadana; es la educación secular la que está fundamentada por la transformación de las relaciones sociales, las cuales se fincan en las relaciones de intercambio que vienen a quedar revestidas por las relaciones políticas. La socialización política juega un rol vital al mantener la continuidad de la vida política en una sociedad y sus instituciones. El proceso de socialización, de hecho, lubrica los mecanismos y las ruedas de la maquinaria política. Manheim, respecto de la relación estrecha entre la socialización y la política, señalaba:
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“Sólo cuando sus requerimientos sociológicos son transferidos exitosamente a integrantes recién llegados, puede mantenerse el orden político” (Manheim, 2001:83, cursiva nuestra). Si la socialización política juega un rol “tan crítico” en la vida de todas las sociedades, no es menos vital para los individuos que constituyen esas sociedades, porque la socialización política ayuda a cada individuo a comprender a ajustarse a las realidades políticas de su entorno social; así también esta socialización trabaja para integrar cada nueva generación de novicios ciudadanos al caudal principal de la política. De ahí que se parta del supuesto que la socialización política en los jóvenes de Educación Media Superior, pueda contribuir a una formación de mayor análisis político de futuros ciudadanos; así, la socialización política de los estudiantes de Educación Media Superior dentro de las escuelas, fortalece la participación. La Socialización Política Tal como la reproducción de las sociedades depende de la transmisión de una serie de valores, normas y reglas generales, la convivencia política de cada sociedad requiere de igual forma de la transmisión e inculcación de valores, normas y roles específicamente políticos. Este último proceso es lo que llamaremos socialización política: “constituye, por excelencia, el instrumento de inculcación del consenso” (Cot y Mounier, 1978:281). La construcción de los consensos de la comunidad con los valores y la estructura de la democracia ocurre a través de su internalización. Esta se genera a través de los procesos de socialización con base a la experiencia individual y las influencias de la edad adulta. La socialización política, el proceso de enseñanza y aprendizaje, hace crecer las actitudes políticas individuales. A través de este proceso el individuo adquiere valores y creencias de la cultura política, aquello que el individuo continuamente aprende para interpretar o reinterpretar sus encuentros personales con la realidad. La capacidad y limitaciones de cada individuo para entender la realidad política, están en función de su propia historia política personal 89
(Manheim, 2001:84). Sin embargo, ese aprendizaje no sólo es individual, también es producto de la interacción del individuo con su sociedad. Cualquiera que sea su tarea o rol en el sistema político, cada individuo debe de alguna manera saber lo que se espera de él y cómo responder al estímulo político particular. Cada individuo, de alguna forma, debe adquirir la información y las orientaciones de su propio rol en la vida política de su sociedad. Ese lazo entre individuo y sistema, constituye la esencia de la socialización (Langton, 1969:14). La socialización política indica y orienta al individuo a hacer, y a tomar actitudes frente al sistema político. Dawson y Prewitt explica: “…la socialización política tiene que orientar a la gente con explicaciones de acontecimientos políticos. Es un concepto que dirige la atención hacia el conocimiento, los valores, y la creencia del ciudadano medio”. “…la teoría política de la socialización, también asume que las varias actitudes que los ciudadanos tienen hacia la vida política, afectan la manera de la cual el estado funciona. Plantea la cuestión de cómo las calidades de una gente se relacionan con las formas y las prácticas políticas”. (Dawson y Prewitt, 1969:4, cursivas y traducción nuestra). Para Dawson y Prewitt, la socialización política: “…es el nombre dado a los procesos con los cuales un ciudadano adquieran su propia opinión del mundo político” (Ibíd:6). Por este medio los individuos se educan para plantear demandas ante los líderes políticos, o tal vez aprenden a no hacer tales demandas. Es por medio de ese proceso donde el ciudadano comprende que es su deber y derecho ofrecer apoyo al sistema político o tal vez a no dar ese apoyo, a esperar ciertas concesiones del sistema político o a no esperar nada. En otras palabras, las creencias y expectativas que guían a cada encuentro con la política deben ser adquiridas; las actitudes y percepciones que guían cada acción política deben ser aprendidas.
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Autores como Herbert H. Hyman (1959) entre otros, han afirmado en sus diversos estudios que: “…los individuos aprenden las actitudes políticas en la época temprana de su vida y de una manera completa, y persisten después de manifestarlas” (Citado por Duverger, 1975:143-144, cursivas nuestras). La socialización primaria se adquiere durante la infancia; se obtienen las categorías fundamentales de evaluación y juicio, se constituyen las actitudes y se forman las creencias. En ese sentido prestan especial atención a los mecanismos iniciales de la socialización. De esta manera, salvo excepciones, los comportamientos políticos de los adultos no podrían ya ser cambiados. Y si esta hipótesis fuera exacta, significa que la socialización política de los niños es más importante que la propaganda dirigida a los adultos y que ésta no puede obtener más que resultados limitados a pesar de los esfuerzos desplegados en ella por gobiernos, partidos, grupos de presión, etc. (Duverger, 1975: 143-148). Sin embargo, a pesar de estos estudios, Almond y Verba sostienen que las experiencias de la edad adulta son potencialmente más significativas que la socialización de los niños al aprender la cultura política; reconocen que las experiencias aprendidas durante la niñez repercuten en las actitudes del individuo al llegar a ser adulto, pero las prácticas políticas tienen relación más directa entre el ciudadano y el gobierno, lo cual se da en la edad adulta (Almond y Verba, 1989:270). Para otros estudiosos de la socialización política, tal como Jacques Lagroye, la socialización política es adquirida en la infancia y adolescencia, pero no cesa en la edad adulta. Los grupos de afiliación, la enseñanza superior, la empresa, los medios de comunicación - por citar sólo algunos factores - envían al individuo un flujo de mensajes que refuerzan o perturban sus creencias y actitudes, lo obligan a efectuar un ajuste permanente y constante, un verdadero bricolaje de las representaciones diferentes, incluso contradictorias, de la vida social que se le presentan (Lagroye, 1994:385 - 386). La socialización política es un proceso interactivo que continúa desde la niñez hasta que el individuo pierde contacto con la vida pública, 91
sea por muerte, senilidad, aislamiento social o informativo; o bien, por alguna otra forma igualmente completa de enajenación de la sociedad. No existe un punto final e identificable, ningún estado de ser socializado completamente1. La socialización política representa para el individuo un continuo aprendizaje en la vida política. Los agentes de socialización política Posterior al proceso de socialización, encontramos acciones sociales2 que inducen al individuo, causados por otros agentes socializadores como escuela, barrios, medios de comunicación, asociaciones y todo aquello que de alguna forma otorgue un nuevo aprendizaje al individuo ya incipiente socializado a nuevos sectores del mundo objetivo de su sociedad. Estos agentes son quienes, no sólo transmite las normas que el individuo debe internalizar, sino que obligan al individuo a aceptarlas, asumirlas y convertirlas en una parte consustancial de su naturaleza. La socialización en un sentido más general es, “la adquisición de disposiciones hacia el comportamiento que son valuadas de manera positiva por un grupo, y la eliminación de disposiciones hacia un comportamiento que es valuado negativamente por el mismo grupo” (Robert Levine, citado por Geertz, Clifford en Segovia, 2001:141). Como indica Himmelweit, el concepto de socialización política se refiere tanto a las influencias que se ejercen en la infancia mediante la familia, la escuela, el vecindario, y los compañeros de juego, como a las que se dan en la vida adulta por medio de la educación y de la capacitación posterior, el matrimonio, el trabajo, el estatus y la movilidad 1
El término socialización algunas veces es usado exclusivamente para los procesos y experiencias que toman lugar durante la infancia. La asunción subyacente de este concepto es que termina en el uno mismo social, no solamente convertirse en la edad temprana de la niñez pero, una vez hecha la socialización temprana se efectúa su "desarrollo social", formándose a si mismo social. Para este propósito, esta asunción es engañosa, aunque es útil acentuar el período de la niñez. 2 “…La acción social es una acción en donde el sentido mentado por su sujeto o sujetos está referido a la conducta de otros, orientándose por ésta en su desarrollo” Max Weber (Weber 1999:5). 92
social, afiliación política o la pertenencia a algún grupo profesional (Citado por Vega, op.cit:4). De esa forma durante su crecimiento, el individuo logra; a través de los diversos agentes de socialización; llegar a formarse en ciudadano. Ciudadano que desarrollará su actitud política de forma participativa, súbdita o parroquial, o bien, alguna combinación de estas. Para Rafael Segovia el ciudadano se forma mediante su desarrollo e interacción con sus otros socializadores: “Los ciudadanos se forman; ni nacen hechos ni se hacen solos” (Segovia, op.cit:141) La familia Este agente de socialización política, es quien transmite las primeras experiencias de aprendizaje político en la infancia, que con el tiempo se vuelven políticamente relevantes. La familia está considerada como la más importante fuente de aprendizaje social. La familia afecta fuertemente las orientaciones políticas básicas. Es un agente dominante a través del cual la cultura política se transmite de una generación a la siguiente. Los padres tienen un enorme peso en la formación del niño. Si un niño adquiere un sentido de restricción que opera en su comportamiento, esa restricción se percibe al ser situación-específica, y su relevancia en forma más generalizada de comportamiento político se percibirá sólo después y más gradualmente (Easton y Dennis, 1969:40 – 43). La influencia de la familia en la socialización política varía de acuerdo con el número y la eficacia de otras agencias socializadoras, así como la minuciosidad con la cual las unidades de la familia realizan el proceso de la socialización. Generalmente, la familia tendrá influencia menor cuando otras instituciones primarias y secundarias participen en la socialización (Dawson y Prewitt, op.cit.:99-110).
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Cuando las unidades familiares fallan al inculcar sus orientaciones subjetivas3 y otras instituciones son más eficaces, estas últimas son probablemente las que proporcionen mayor influencia. En sociedades sin instituciones secundarias es probable que la familia ejerza un monopolio sobre la socialización política. Aún que, siempre hay variaciones en la influencia relativa sin embargo, la familia es quien generalmente determina el grado y la dirección del aprendizaje político (Dawson y Prewitt, op.cit.:124-126). La influencia de la familia en los procesos de socialización se corresponde también con una variedad de relaciones y de estructuras internas al grupo. McClosky y Dahlgren indican que: “La familia es un grupo dominante que transmite, adoctrina, y sostiene las lealtades políticas de sus miembros” (Citados por Dawson y Prewitt, op.cit.: 116, cursivas nuestras). De hecho el apoyo que la familia brinda al individuo y el que él da a sus padres, hermanos y tal vez a otros familiares, provee una fuerte fuente de influencia; ya que la familia es su principal punto de contacto, no sólo con el medio social, sino con sus necesidades físicas. El individuo tiene en gran estima a los miembros de su familia y actuará de acuerdo a modelos de conducta que ellos le impongan. Es a eso a lo que Durkheim llamaría solidaridad (Durkheim, 1993: 73). Los grupos de pares Los “grupos de pares”, juegan un papel diferente como agentes de socialización, en las diferentes etapas de la vida. Al principio, cuando el individuo cruza el umbral social por primera vez, la relación de sus pares complementa la relación familiar, ensanchando el espacio de su entendimiento y ayudándolo a identificar a su familia como parte de una matriz social emergente. Es a través del desarrollo de la “interacción de los peer-groups, que el individuo empieza por primera vez a perder su 3
Almond y Verba dicen: que Cultura Política, es el conjunto de orientaciones subjetivas cognitivas, afectivas y evaluativas), que los individuos tienen hacia el sistema político. The Civic Cultura, pp.1-44. Sin embargo, ya antes Weber había diseñado los tipos de orientaciones subjetivas categorizándolas como racionales con arreglo a valores, con arreglo a fines, afectivas, valorativas y tradicional. 94
noción pre-Copérnica sobre la dependencia central de toda su vida respecto a su familia y a sentir la total extensión de su medio ambiente social” (Manheim, 2001:97 - 98). Es durante los primeros años de educación formal donde los grupos de pares se vuelven importantes. En la adolescencia y la edad adulta, se acentúa más las afectaciones de los grupos de pares y se vuelven los más influyentes en el aprendizaje político. La socialización política producida por los grupos de pares, puede darse de dos maneras: una es cuando los pares pueden ser familiares, estos hacen casual el aprendizaje político, de una forma no deliberada, y en gran parte descentralizado; el aprendizaje político en estos casos es transmitido por consecuencias secundarias de otras como, la solidaridad entre consanguíneos. La otra forma de socialización política ocasionada por los grupos de pares, es a través de los pequeños y cerrados grupos de amigos, donde ellos discuten temas diversos durante sus reuniones o actividades sobre política. La influencia de los grupos de pares es muy similar a la de la familia; sin embargo, se diferencia de ésta última porque la influencia de los pares es generalmente libre de todo control centralizado, ya que discuten y cada uno de los pares aporta parte de sus conocimientos y valores sobre el sistema político o uno de sus componentes. De esa manera, es como aprenden entre ellos e intercambian ideas y posturas políticas (Dawson y Prewitt, op. cit.:140 - 141). Durante la influencia ejercida por parte de los grupos de pares, el individuo puede ampliar las percepciones sociales sobre la realidad política que adquirió con la familia, o bien, puede cuestionarlas. De esa forma el individuo puede encontrar alternativas que le permitan orientarse con respecto al sistema social y político. Aprende a identificarse a sí mismo, observando el comportamiento de sus pares. Los medios masivos de comunicación Un agente más de socialización política, que se ha extendido en los últimos tiempos, son los medios masivos de comunicación, en especial la televisión, a la que habremos también de dedicar mucha atención. Los medios masivos de comunicación proporcionan al individuo, varias formas de información políticamente relevantes en cada 95
etapa del ciclo de vida. Son pocas las cuestiones que, al encontrarse con los medios de comunicación, no tengan un significativo impacto sobre la percepción de la realidad política de sociedades tecnológicamente avanzadas. Estos medios facilitan las formas vitales de intercambio político y social de tales sociedades, pero sobre todo porque confían en ellos como fuentes de información. Actualmente el medio masivo per excellence es la televisión. Todos son relevantes y tienen relación con la democracia, la cual supone un demos relativamente informado, por lo tanto, un país sin medios masivos de comunicación, con un público totalmente a oscuras, en un vacío de noticias – información – políticas, parece casi inconcebible. Así entonces, todos los medios participan en el proceso de comunicar y por tanto, en la formación de la opinión pública. Empero, en las últimas décadas la televisión se ha convertido en el medio decisivo y sigue sin ser desplazado por Internet (Sartori, 2003:38). De esa manera cuando se es formado, bajo el bombardeo de la exposición constante a la televisión, es casi inevitablemente que nuestra comprensión y manejo de los conceptos puedan no ser los más idóneos: “Ésta es la formación de individuo, la paidea de la televisión” (Sartori, 2000:41, cursivas nuestras). De todos los medios masivos de comunicación, la televisión es la más extensa agencia socializadora de estos tiempos, a pesar de que varios autores han destacado los efectos negativos de este fenómeno, no se puede soslayar su contribución a la unificación simbólica, a diferencia de la radio y los periódicos, ya que tiene las características de realismo e informalidad que facilitan la comprensión. La televisión se ha convertido en una de las principales fuentes de información acerca de política (Flores y Meyenberg, op.cit.:21). Los procesos de unificación lingüística propiciados por la televisión han erosionado barreras, atenuado antiguos aislamientos, impuesto modelos, estilos de vida y comportamientos políticos urbanos, en situaciones marginales y rurales, aunque, por otra parte, no han producido una elevación de los niveles culturales o una nivelación del conocimiento generalizado (Ibíd.:21).
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Los procesos de socialización política comienzan a cambiar, su sentido es menos vertical y más flexible. Las instituciones socializadoras tradicionales como la familia y la iglesia pierden importancia, mientras que se acrecienta la influencia de la escuela y, sobre todo, de los medios de comunicación masiva (Ibíd.: 21). Aunque los medios de comunicación son, potencialmente poderosos agentes de socialización política, existen sin embargo, diferencias entre éstos y otros agentes de socialización que, podrían servir para limitar la efectividad última de los primeros. Al respecto Giovanni Sartori señala que: “La viedeopolítica, la videoeducación y la videopaideia están aquí para quedarse, son inevitables: la tecnología nutre el proceso. No existe forma de retroceder”. “Sin embargo las videoelecciones no deben convertirse en mercadotecnia y espectáculo. Los padres y las escuelas deben rediseñar su camino” (Sartori, op.cit:57, cursivas nuestras). El contenido político que se transmite por los medios masivos electrónicos y que, por lo tanto, permite así la socialización política del público, está determinada por la confluencia de tres fuerzas distintas, esto es que la información política que los medios de comunicación transmiten, dependerá del resultado de la interacción de las presiones tecnológicas, económicas y políticas. La Escuela La forma de aprender y aprehender la política, se encuentra de manera indiscutible dentro del proceso de educación formal en la escuela. Desde hace tiempo la educación ha sido un campo de batalla político y sigue siéndolo en nuestros días. El término escuela tiene sus orígenes en una palabra griega que significa ocio o esparcimiento. En el proceso de industrialización y la expansión de las ciudades, sirvieron para incrementar las demandas de escolarización especializada sin embargo, uno de los escritores más polémicos sobre teoría educativa, Ivan Illich sostiene que la misma idea de escolarización obligatoria, ahora aceptada en todo el mundo, debería ponerse en cuestión, ya que en las escuelas se han desarrollado para hacerse cargo de cuatro tareas básicas: ser lugares 97
de custodia, distribuir a las personas en funciones ocupacionales, enseñar los valores dominantes y facilitar la adquisición de capacidades y conocimientos socialmente aprobados (Illich, cit. en Giddens, 2000:69). En la escuela se aprenden muchas cosas que no tienen nada que ver con el contenido formal de las lecciones. La escuela, por la naturaleza de la disciplina y la estricta reglamentación que implica, tiende a inculcar lo que Illich denominó consumo pasivo, que es una aceptación acrítica del orden social existente. Estas lecciones no se enseñan de forma consciente; están implícitas en los procedimientos y en la organización de la escuela. El plan de estudio oculto enseña al estudiante que su papel en la vida es saber cuál es su sitio y mantenerse quieto en él. Los estudiantes pasan tanto tiempo en la escuela que es allí donde aprenden mucho más que el contenido de las lecciones que les enseñan; experimentando pronto cómo va a ser el mundo laboral. La educación se debe enfocar a la formación esencial y a inculcar los valores fundamentales que garanticen la realización personal y familiar; para que así el sistema educativo certifique el desarrollo de valores democráticos de respeto a las diferencias y a los derechos humanos, de comunidades comprometidas por la paz, de una civilización más justa y comprometida. Cuanto más instruida está la población de un país, más posibilidades hay para la democracia, de tal manera que cuanto más elevada es la instrucción, la probabilidad de poder crear valores democráticos y que se apoyen prácticas democráticas, son mucho mayores (Lipset, 1992: 122-123). De ahí que para Lipset, la educación amplía la perspectiva de los individuos, pues los capacita para comprender las necesidades de normas de tolerancia, limita su adhesión a doctrinas extremistas y aumenta su capacidad para realizar elecciones racionales (Ibid.: 121-122). La vinculación entre la socialización política y la escuela permite entrever un futuro con mayores posibilidades de democracia, dado que las generaciones más jóvenes serán cada vez mejor preparadas que sus antecesoras. Este fenómeno influye sobre el pleno cognitivo, subrayando el mejor nivel cultural y conocimiento de los más jóvenes. No obstante, no se ha señalado adecuadamente su impacto en el pleno de las formas y 98
de los mecanismos de socialización y transmisión de los valores (Flores y Meyenberg, op.cit:20). El hecho de permanecer varios años en la escuela no indica que se posea una mayor capacidad cognitiva, sino que la experiencia de formas de interacción y de sociabilidad de tipo horizontal en las que prevalecen las relaciones entre pares pueden, en condiciones históricas particulares, constituir una base para una relación o un nexo generacional y la formación de una cultura juvenil relativamente autónoma (Ibíd: 20). Los elementos del aprendizaje en las escuelas pueden incluir competencia, cooperación, autoayuda, autosacrificio, disciplina, libertad de expresión, participación, obediencia, justicia, independencia, lealtad, veracidad, o lo contrario de alguno de estos adjetivos, o bien, una larga lista de otras características. Lo cierto es que, si esas normas se enfatizan en la clase, probablemente se aprenderán con efectividad. Porque son aprendidos de un profesor, un símbolo y un agente de gran autoridad, sus enseñanzas tienen consecuencias políticas muy directas (Manheim, 2001:101 – 102). Charles E. Merriam en su libro titulado “The Making of Education” escribió lo siguiente: “La escuela emerge como el corazón de la educación civil de la comunidad política” (Citado por Dawson y Prewitt, op.cit.: 148, cursivas y traducción nuestra). Hay por lo menos tres aspectos importantes en las escuelas como agente de socialización política, a saber: el currículum, los rituales y los maestros. El currículo explícito u oficial aparece claramente reflejado en las intenciones que, de manera directa, indican tanto las normas legales, los contenidos mínimos obligatorios o los programas oficiales, como los proyectos educativos de centro y las actividades que cada docente desarrolla en el aula. Por otro lado hay lo que se conoce como el currículo oculto, el cual hace referencia a todos aquellos conocimientos, destrezas, actitudes y valores que se adquieren mediante la participación en procesos de enseñanza y aprendizaje y, en general, en las interacciones que se suceden día a día en las aulas y centros de enseñanza. 99
El currículum oculto acostumbra a incidir en un reforzamiento de los conocimientos, procedimientos, valores y expectativas más acordes con las necesidades e intereses de la ideología hegemónica de ese momento sociohistórico. Sin embargo, no siempre el desarrollo de currículo oculto trabaja en dirección de una consolidación de los intereses de los grupos sociales dominantes y de las estructuras de producción y distribución vigentes (Torres, 2003: 198). Tal vez el profesor sea una de las primeras figuras extrafamiliares con la que la mayoría de los individuos tienen contacto. El profesor, a los ojos de los estudiantes es el portavoz de la sociedad, un símbolo.. En esencia el profesor crea en la clase una cultura de aprendizaje, un sistema de reglas y valores, a los que se espera el estudiante aspire. Por su parte, el pupilo usa esas reglas y valores para ayudarse a definir e interpretar la mayor parte de la cultura política (Dawson y Prewitt, op.cit.:162 - 163). El profesor, y a través de él, el Estado, usa una variedad de instrumentos para transmitir valores a los alumnos. Los principales entre ellos, son: el ritual de la clase y, por supuesto, el plan de estudios mismo. Los rituales de clase son numerosos y generalmente abiertos en sus intentos de adoctrinamiento político. Los saludos a la bandera, recitar los votos patrios de fidelidad, cantar el himno nacional y otras canciones patrióticas, honrar a los “héroes nacionales” y hechos históricos con actividades especiales, festividades escolares alusivas a la historia, exposición de pinturas y citas de grandes figuras nacionales, son todas acciones comunes en las clases escolares de toda nación. El propio sentido de nación, se identifica con cada uno de estos rituales, y su participación en éstos. Muchas veces se ha dicho que cuanto más instruida esté la población de un país, más posibilidades hay para la democracia. No se puede decir que un alto nivel educativo constituye una condición suficiente para la democracia, pero sí, está cerca de constituir una condición necesaria (Lipset, 1992:124). La educación formal de los individuos, en y para una sociedad democrática es necesario llevarla a cabo en el marco de instituciones en las que sus estructuras democráticas permitan la planificación y desarrollo de experiencias de enseñanza y aprendizaje dirigidas a 100
promover y ejercitar la capacidad de tomar decisiones de modo reflexivo y de comprometerse en la realización de conductas responsables y efectivas, dentro de una filosofía de respeto y apoyo de valores y procesos democráticos. Una educación crítica para una sociedad democrática implica que los alumnos lleguen a cuestionarse las interpretaciones de la realidad excesivamente homogéneas con las que se trabaja en el desarrollo de su formación. Pero estos procesos requieren de una condición indispensable; el desarrollo de una cultura política. Conclusión La cultura política ya sea parroquial, súbdita, participativa o cualquier combinación que pudiera surgir de éstas, es aprendida a través de procesos de socialización. La internalización de los patrones y aspectos que conforman la actitud del individuo, es aprendida mediante socializaciones primarias y secundarias. La socialización primaria es una de las partes fundamentales del desarrollo del individuo; empero una segunda socialización recibida a través de los amigos, escuela, grupos de pares, medios masivos de comunicación, entre otros, son los que permiten una adquisición de conocimientos que, junto con los obtenidos a través de la familia, moldean el carácter y la posición individual frente a la vida. De la misma forma, los individuos de una sociedad, heredan primero y adoptan posteriormente, sus culturas políticas, de acuerdo a los diferentes conocimientos aprendidos durante su socialización. De esa manera, a la transmisión e internalización de las experiencias políticas latentes o manifiestas, mediante las agencias socializadoras, se le conoce como socialización política. Por lo tanto, la socialización es vital para mantener la continuidad de la vida política en una sociedad. Las enseñanzas y los procesos políticos, que se transmiten a los individuos, grupos, organizaciones o sociedades, son esenciales para aprender los valores, actitudes y normas por parte de una sociedad, permitiendo así mantener informados a los individuos, para asegura la continuidad del sistema político y la formación de ciudadanos. 101
El aprendizaje político se da mediante los procesos no intencionados, como los deliberados. Sin embargo, si la socialización política es tan vital para la vida del sistema político de todas las sociedades, no es ciertamente vital para los individuos que constituyen esas sociedades, porque la socialización política ayuda a los individuos a entender a regularse frente a las realidades políticas de su entorno social. La socialización política refiere entonces, a la influencia que se ejerce en la infancia como en la adultez, pasando por la adolescencia; donde la mayor parte de las veces los individuos logran encontrar su identidad e individualidad; por medio de la familia, las escuelas, los vecindarios, los medios de comunicación masiva y otros agentes más que permiten ese aprendizaje y finalmente forman a los ciudadanos. Por ellos, los agentes de socialización política juegan roles importantes dentro de las competencias y toma de decisiones de los individuos frente al objeto político; esto muy a pesar de las diferencias existentes entre los agentes socializadores. Bibliografía Almond, Gabriel y Verba, Sydney (1989): The Civil Culture, Sage publications, 1ª Impresión, USA. Berger, Peter L. y Luckmann, Thomas (2001): La Construcción Social de la Realidad, Amorrortu Editores, 17ª reimpresión, Buenos Aires. Cot, J. Pierre y Mounier, J. Pierre (1978): Sociología política, Editorial Blume, 2ª edición, Barcelona. Durkheim, Emilié (1993): La División del Trabajo social, Colofón, Traducido por Carlos G. Posada, México. Duverger, Mauricie (1975): Sociología de la Política, Editorial Ariel, impreso en Barcelona. Easton, David y Dennis, J. (1969): Children in the Political system: Origiens of Political Legitimacy, Mc Graw Hill, New York. Flores, Julia y Meyenberg, Yolanda (2000): Ciudadanos y cultura de la Democracia: reglas, instituciones y valores de la democracia, Instituto Federal Electoral, México. Giddens, Anthony. (2000): Sociología, Editorial Alianza, 3ª edición revisada, Madrid. Lagroye, Jacques. (1994): Sociología Política, Fondo de Cultura Económica, Traducción de Daniel Zadunaisky, Buenos Aires. Langton, Kenneth P. (1969): Political Socialization, Oxford University Press, New York. 102
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NOTAS: ESTADO, ADMINISTRACIÓN Y NUEVA GESTIÓN PÚBLICA
Jorge FIGUEROA CANCINO --El contexto La Nueva Gestión Pública (NGP),1 y disciplinas relacionadas como gerencia pública y estudio de organizaciones, y conceptos como 1
Omar Guerrero cita a Michel Messenet su obra La Nueva Gestión Pública: por un Estado sin Burocracia (1975), como el probable autor de la exposición 104
eficiencia, medición de desempeño, competitividad, calidad en servicios, concesión de servicios a particulares o privatización, servicios con enfoque al cliente/ciudadano, descentralización de procesos, y otros, aparecen o se reinventan en el contexto de las reformas del paradigma de Estado, diseñado por los países desarrollados en la postguerra. Este paradigma, también conocido como “Estado benefactor” promovió una era de prosperidad en el capitalismo, llamada por teóricos como Hobsbawm “la edad de oro del capitalismo”2; la misma, empero, entró en crisis en la década de 1970. En un primer momento, la alternativa a tal crisis fue la implantación del modelo de economía neoliberal, orientado hacia la disminución del papel del Estado y la implantación de políticas de apertura comercial y libre mercado. Para enfrentar la situación crítica, prolongada hacia los primeros años de los ochentas, con manifestaciones de estancamiento económico, inflación, endeudamiento, proteccionismo, los centros de poder económico mundial, con sede en Washington, impusieron los diseños neoliberales y promovieron reformas a la estructura y organización del Estado; esta orientación de las economías fue asumida en el Consenso de Washington,3 adoptado a principios de la década de los ochenta por las grandes economías industriales del mundo. Gran parte del contenido de esas reformas, tiene sustento ideológico o filosófico en el mundo de la empresa privada y en las aportaciones teóricas de la administración general. Y se empezaron a introducir, paulatinamente adaptadas, a los ámbitos del sector público en las naciones. Las orientaciones económicas y planteamientos de reestructuración de la organización del Estado, se implantaron tanto en el original de la Nueva Gestión Pública. Esta obra plantea el carácter "nuevo" de la gestión pública y el término “management”, alternado con el vocablo gestión, toda vez que se proclama un sentimiento anti-burocrático como asunto central de su ideario (Guerrero, Omar, Nuevos Modelos de Gestión Pública, http://www.revista.unam.mx, consulta en línea, 1 de marzo de 2006). 2 Hobsbawm, Eric, Historia del Siglo XX, 1994-1991, 6ta. edición, Editorial Crítica, Barcelona, España, 2003. 3 El nombre de Consenso de Washington fue utilizado por el economista inglés John Williamson en la década de los ochenta, y se refiere a los temas de ajuste estructural que formaron parte de los programas del Banco Mundial y del Banco Interamericano de Desarrollo, entre otras instituciones, en la época del reenfoque económico durante la crisis de la deuda desatada en agosto de 1982, para mayor información véase a Max Larraín, en http://members.tripod.com/~propolco/4sem/washington.htm, consulta marzo de 2005. 105
ámbito internacional, y como fue obvio, también en nuestro país. Tal reorganización tendió a restablecer el equilibrio fiscal deteriorado por políticas populistas erróneas; fomentó la disminución del aparato gubernamental, la privatización de empresas gubernamentales, el equilibrio de la balanza de pagos, el ajuste y disminución en el impacto de programas sociales y otras medidas económicas y sociales, que contrario a lo que se buscaba, sim embargo, generaron mayor concentración de riqueza y extensión de la pobreza en los países subdesarrollados. En tanto, las reformas significaron una intensa apertura del mercado, el fomento de la competitividad, la disminución del proteccionismo y otras medidas, hasta alcanzar su redimensionamiento y actual predominio. Lo cierto es que los últimos balances de la implantación de esas políticas con menor injerencia del Estado, dejaron un saldo desfavorable en el combate mundial a la pobreza y la marginación, y a tal nivel que ahora se plantea su revisión. En ese contexto de cambios de la economía y del estado, se desarrolla una nueva cultura organizacional, y se hacen cada vez más usuales conceptos como motivación, desempeño, calidad, eficiencia, competitividad. Ha sido producto de una larga evolución de la teoría y práctica de la administración, que se remonta a finales del siglo XIX e inicios del XX, desde la administración científica de Taylor; la Teoría Clásica de la Administración con Henry Fayol; o las aportaciones de Weber sobre la burocracia, sólo para citar algunas escuelas relevantes. La teoría organizacional se nutre de aportaciones multidisciplinarias: sociología, economía, psicología, ingeniería, matemáticas, etc., en un enfoque integrador a favor del desarrollo teórico y práctico de las organizaciones.4 En México la transición del Estado interventor y protector de la economía hacia la apertura comercial y la privatización empezó a 4
Véase Barba, Antonio y Solís Pérez, Pedro, Cultura de las Organizaciones. Enfoques y Metáforas de los Estudios Organizacionales, Ed. Vertiente, México, 1997; Chiavenato, Idalberto, Comportamiento Organizacional, Ed. Thompson, México, 2005; Montaño Hirose Luis, El Estudio de las Organizaciones en México, Una Perspectiva Social, material del Seminario de Teoría Organizacional del Dr. Javier Jasso, Universidad Autónoma de Durango, México, octubre de 2005; Solís Pérez, Pedro C, “Los Retos de las Ciencias Administrativas y de la Organización en el Siglo XXI” en La Dimensión Institucional en el Análisis Organizacional, Rev. Iztapalapa No. 56, año, 25, enero a julio de 2004, México DF, 2004; Uvalle Berrones, Ricardo “Condiciones, procesos y horizontes en las transformación institucional y organizacional del Estado contemporáneo”, en Revista Iztapalapa No. 56, año, 25, enero a julio de 2004, México DF.
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operarse desde el gobierno de De la Madrid (1982-1988). En el terreno de la administración, la NGP devino en una transformación gradual del gobierno, tendiente al desmantelando paulatino de estructuras tradicionales, poderosas, clientelares, burocráticas, antidemocráticas y centralistas que habían sobrevivido por más de medio siglo; éstas empezaron a ceder a favor de un lento proceso de descentralización de la vida nacional, que aún no concluye. El viejo modelo burocrático de administración pública empezó a orientarse hacia la NGP, promotora de una administración más descentralizada, eficiente, eficaz, en busca de la calidad y la centralidad de los ciudadanos en las políticas públicas, con mayor transparencia y rendición de cuentas. Roberto Ávalos (2005) plantea que el sector público ha sufrido una serie de transformaciones, como resultado de los debates en torno al grado de participación del Estado en las economías. Señala que el perfil de la administración pública tiene un matiz peculiar desde la década de los 80. Y agrega que el cambio y la innovación de las prácticas en el aparato público, son los ejes rectores de la nueva visión de la administración pública. Y que ésta va más allá de la propia estructura organizacional, abarcando el proceso y resultado de las políticas públicas.5 Los ajustes estructurales de la economía conllevaron la reestructuración de la administración pública en México en los ochenta, y se adoptaron como mecanismos para hacer más funcional el mercado. Esa reestructuración se expresó en tres aspectos: apertura comercial, saneamiento de las finanzas públicas y reestructuración del sector paraestatal. En el caso de la apertura comercial, el país pasó en pocos años de ser una economía altamente protegida por los gobiernos, sobre todo de Luis Echeverría Álvarez (1970-1976) y José López Portillo (1976-1982), a una economía de las más abiertas del mundo, hecho observado con nitidez en la etapa de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994). Este proceso se manifestó con toda fuerza con la firma del Tratado de Libre Comercio (TLCAN) en 1994 con Estados Unidos y Canadá. La apertura obligó a las instituciones públicas a readecuar mecanismos, como la autonomía
5
En Lahera Eugenio (1994), Nuevas Orientaciones para la Gestión Pública, en Revista de la CEPAL No. 52, abril, pp. 33-47, Santiago de Chile, citado por Roberto Avalos Aguilar, Consulta en Internet, 10 de marzo de 2005, pág. www.azc.uam.m. 107
del Banco de México respecto del Estado. En el caso del comercio están las adecuaciones a la legislación en materia de inversión extranjera. 6 Como parte de las adecuaciones hubo un “saneamiento de las finanzas públicas”, cuando desde 1986 se anunció la disminución del gasto corriente en un 4%. La administración fiscal logró aumentar la base gravable, adecuar las tasas impositivas y ajustar el precio de las tarifas de los servicios públicos, que ocasionó una disminución gradual de los subsidios, generando un ahorro en el erario público, aunque afectando los ingresos familiares. 7 Los ajustes provocaron que a la década de los ochenta se le haya conocido como la “década perdida”, por sus efectos negativos en el crecimiento económico y el incremento de la pobreza extrema. Esos efectos se mantuvieron en buena parte de la década de los noventas, aunque se intentaron nuevos enfoques para su combate, desde las presidencias de Salinas de Gortari (1998-1994), Ernesto Zedillo (1994-200) y Vicente Fox (2000-2006); en sus mandatos se instrumentaron nuevas políticas públicas de combate a la pobreza, con menos sentido asistencialista y paternalista; y más centradas en la generación de capacidades para el trabajo, creación de riqueza productiva y capital social. El tercer aspecto fue la reestructuración del sector paraestatal. Se expresó en un enorme proceso de desincorporación y privatización de empresas estatales. Roberto Avalos resume cuatro medidas a través de las cuales el gobierno mexicano operó este proceso: transferencia, liquidación, fusión y venta; y proporciona un dato que habla de la dimensión en el desmantelamiento del Estado surgido de la Revolución Mexicana: de 1,155 empresas existentes en 1982 en el sector estatal, en 1992 sólo quedaban 217. 8 A cambio, el Estado se había convertido en una gigantesca maquinaria burocrática de secretarías, subsecretarías, direcciones, fideicomisos, comisiones, fondos, oficinas, delegaciones, comités. Con resultados muy costosos para el erario público, refugio de empleo para amigos, incondicionales, compañeros de partido; con ineficiencia, servicios centralizados, lentos y con poco interés de servicio al cliente o al ciudadano. Este escenario de administración burocrática, y el nuevo entorno internacional globalizado, competitivo y con democratización 6
Ávalos Aguilar, Roberto, La Gestión Pública: Análisis y Perspectiva, consulta en línea, 10 de marzo de 2005, pág. http://www.azc.uam.mx 7 Ávalos Aguilar, Roberto, op. cit. p. 25 8 Ibíd. 108
creciente, llevaría necesariamente a que el gobierno federal, los gobiernos de los estados y los municipios del país, empezaran a implementar políticas innovadores en la gestión pública. La NGP fue la alternativa más viable. --Un acercamiento a la gestión pública en México En el ámbito gubernamental, una nueva cultura organizacional, proveniente de la empresa privada y de la evolución de las teorías administrativas y organizacionales, han sido introducidas y adaptadas a la administración pública bajo las nociones de la gerencia pública y la noción de Nueva Gestión Pública (NGP). La NGP cobra importancia a partir de los ochenta desde los círculos académicos y gubernamentales. Proviene de países como Australia, Nueva Zelanda, Canadá, Estados Unidos, Noruega y Reino Unidos. Está orientada para transformar la organización y funcionamiento de las instituciones administrativas para hacerlas adaptativas, innovadoras, funcionales, productivas y eficaces. Se invoca como el nuevo paradigma que los estados deben seguir para recuperar la confianza de los ciudadanos.9 En México, Luis F. Aguilar Villanueva10, ha hecho una amplia labor de reflexión teórica y metodológica, que ha servido para la divulgación del concepto, ligado con el de la nueva gestión pública. Si en el viejo paradigma de administración pública regía (en buena medida mucha de esta cultura persiste) un exceso de reglas y leyes; abrumadora jerarquía; centralidad en las decisiones; ineficiencia; secrecía en las decisiones y en el manejo de asuntos públicos; y una actitud de los empleados de atender al jefe en lugar de priorizar la calidad y la atención los ciudadanos; clientelismo; corporativismo; uso personal del patrimonio público; contratación vía influyentísimo; régimen de partido único; existencia de súbditos sin derechos; etc. En la NGP se buscarán acelerar los procesos de innovación para hacer más productiva la burocracia; así como priorizar la atención al ciudadano y calidad en los servicios públicos; mayor competitividad de las instituciones en un entorno cada 9
Uvalle Berrones, Ricardo, op. cit. p. 32 Una mayor información sobre políticas públicas se encuentra en las obras de Luis F. Aguilar Villanueva (coordinador) El Estudio de las Políticas Públicas, T. I, 2da. ed., Ed. Porrúa, México, 1996; Aguilar Villanueva Luis F. (coordinador) La Hechura de las Políticas Públicas, T. I, 2da. ed., Ed. Porrúa, México, 1996; Aguilar Villanueva, Luis F. (coord.) Problemas Públicos y Agenda de Gobierno T. I, 2da. ed., Ed. Porrúa, México, 1996; 109 10
vez más competitivo; cultura de transparencia; rendición de cuentas; y ciudadanización de los procesos. Las 3 E´s (Luis F. Villanueva): eficiencia, eficacia y economía, serán lo principal para la conducción de la administración pública en este nuevo enfoque (Ver cuadro 1). Ricardo Uvalle (2004), investigador de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, captura los aspectos esenciales de la NGP y propone diez elementos para diseñar su perfil: 1) distinción entre órganos de decisión e implementación; 2) libertad de administración a gerentes; 3) controlar la influencia política de la burocracia; 4) instaurar los contratos por desempeño; 5) crear agencias autónomas frente a los ministerios y otros organismos; 6) adoptar la filosofía de los valores empresariales; 7) disminuir los sistemas centralizados; 8) favorecer la devolución de facultades a los gerentes; 9) adoptar técnicas como la calidad total, benchmarketing, reingeniería de procesos y redes intranet, fomentar el outsorcing y el i-government; y 10) adoptar la gestión de calidad total. A esas diez propuestas habría que agregar un aspecto sustancial de la NGP: la importancia del cliente o del ciudadano, que en la concepción de Chiavenato, constituye un socio o asociado de la organización; se trata de una noción moderna e incluyente (stakeholders) en sustitución de la visión antigua y restringida de los accionistas (sharenholders). 11 Retomamos el concepto de cultura de las organizaciones, de Antonio Barba y Pedro C. Solís (1997), como una variable externa o independiente, respecto a las transformaciones en la administración pública. Es decir, muchos aspectos de cambio ya referidos que se están generando en la estructura del Estado, se inscriben en un proceso de adaptación al nuevo mundo global y por tanto se insertan en la promoción de una nueva cultura organizacional. Barba y C. Solís analizan los modelos posmodernos, donde se inscribirían las características de la NGP, pues parten del supuesto que la mayoría de las organizaciones tienen rasgos del modelo dominante que es el taylorista. Y aludiendo a Stewar Clegg mencionan que en Teoría de la Organización se crea una tipificación moderna, donde se encuentran características de organizaciones líderes; luego se fundamentan en estudiosos como Alvín Tofler (1986) para quien el cambio significa la llegada de una nueva civilización: el superindustrialismo, caracterizado por procesos de desestandarización. Así, el modelo burocrático sería sustituido por un “modelo adhocrático” basado en procesos bilaterales, de 11
Chiavenato, Idalberto, op. cit. 110
acciones recíprocas y trabajo variado con innovación y creatividad. Los autores recuerdan a Heydebrand (1989), quien habla de un capitalismo postindustrial orientado a los servicios, basado en tecnologías de información computarizada, con emergencia de formas posburocráticas: tamaño de la fuerza de trabajo, en escala más pequeña que facilite dinamismo empresarial y alto grado de innovación, flexibilidad e informalismo; objeto del trabajo orientado a producción de servicios y menos a mercancías, con distribución de tecnología intelectual; medios de producción postindustriales determinados por la cibernética; control numérico y robotización; división del trabajo polivalente y participativo y eliminación gradual de la división del trabajo; control de trabajo descentralizado; y propiedad y control con retorno a pequeñas empresas identificadas con clanes familiares y neopatrimoniales y entidades descentralizadas12.
12
Barba, Antonio y Solís Pérez, Pedro C, op. cit. 111
Desregulación de procesos ante la economía y agilización en trámites Organizaciones más horizontales
Centralidad en el ciudadano
Transparencia de lo público Libertad política de agremiados en sindicatos y organizaciones públicas Rendición de cuentas a la sociedad
Eficiencia, Eficacia y Economía
Exceso de reglas, leyes y trámites en servicios
Excesiva jerarquía burocrática
Centralización de decisiones
Secrecía en las decisiones públicas
Corporativismo y clientelismo
Uso personal del patrimonio público
Ineficiencia, ineficacia y derroche de recursos
Burocratismo en servicios públicos y desprecio al Mejora constante de calidad en servicio usuario-ciudadano
NUEVA GESTION PÚBLICA
MODELO TRADICIONAL BUROCRÁTICO
112
Sociedad Civil emergente y autónoma
Sociedad civil sometida al Estado
y promoción por
113
Sobre el contenido de ambos esquemas, no significa que sea excluyente; el modelo tradicional no ha desaparecido del escenario y mucho de él sigue vigente en gobiernos de distinto signo partidista o ideológico. La Nueva Gestión Pública es un modelo relativamente reciente en México; incluso muchos gobiernos locales desconocen las nuevas tendencias.
Fuente: elaboración propia con base en autores y obras analizadas.
Cuadro 1. Comparativo sobre el cambio de paradigmas en la administración pública en México
Gobierno electrónico (e-gobernment)
Tramitación lenta y en ventanilla
por Contratos por concurso vía meritocracia desempeño.
Pluralismo y alternancia
Partido casi único y hegemónico
Contratación de servidores públicos influyentismo o pertenencia partidista
Gobierno competitivo, flexible y abierto
Economía proteccionista y gobierno incompetente
--Gerencia pública y gestión municipal Desde los años sesenta se empieza a ampliar la idea de gerencia pública bajo el término de “public management” en EU y Europa, sobre todo en las instituciones universitarias y en la práctica profesional de la administración.1 En el país, aspectos como el tránsito de una economía protegida por el Estado, a un estado regulador y coordinador; el paso de una política corporativa y clientelar del estado hacia la participación de la sociedad en el diseño y ejecución de políticas públicas, entre otros procesos, hicieron posible la introducción gradual del enfoque y la metodología de gerencia pública, que sin embargo aún no se arraiga del todo en los distintos niveles de gobierno. En el ámbito local, en particular en el municipio, constituye el espacio sociopolítico, geográfico y cultural donde acaso se observa con más contundencia el proceso de cambio de paradigmas organizacionales, la cual transita hacia una economía y una sociedad más abierta y competitiva. La toma de decisiones en los municipios y sus gobiernos es cada vez más compleja, dinámica y cambiante, y se hace imposible enfrentar con las estructuras y esquemas tradicionales de gobierno heredados del siglo XX, basados en una administración centralista, ineficiente discrecional en sus decisiones y con una ciudadanía pasiva. Cabrero (2000), director del Centro de Investigación y Docencia Económica, es de los investigadores municipalistas se ha referido a ese cambio organizacional. Señala que esa corriente de la administración pública, se desarrolló en un contexto de modernización económica y consecuentes presiones de la sociedad para elevar la eficiencia en la gestión pública; en un ambiente de tránsito de una política gubernamental monolítica hacia la diversificación, especialización y focalización de las acciones y programas del gobierno; y finalmente, se desenvolvió en un contexto de creciente necesidad por incorporar nuevos agentes no gubernamentales (ciudadanización) a las decisiones de política pública, con visos de mayor credibilidad y confianza social. 2 Esas tendencias, puntualiza, dieron origen a la gerencia pública, asociadas a tres grandes crisis que han cuestionado a la administración pública: la ineficiencia de las agencias gubernamentales; la ineficacia en 1
Cabrero Mendoza, Enrique y Nava Campos, Gabriela, (Coordinadores), Gerencia Pública Municipal. Conceptos Básicos y Estudios de Caso, Ed. CIDEPorrúa, México, 2000, p. 19. 2 Cabrero Mendoza, Enrique y Nava Campos, Gabriela, op. cit. pp. 20-21. 114
las acciones gubernamentales y la ilegitimidad del gobierno. De ello se han derivado recetas simples frente a una realidad compleja: frente a la crisis de la eficiencia se arguye la idea de la privatización; ante la crisis de la eficacia se ha optado por la supresión de organismos y programas, y ante la crisis de legitimidad, se han cedido espacios a grupos de interés o de la propia sociedad. Ante resultados insatisfactorios, ahora se reclaman nuevas opciones frente a soluciones complejas y es ahí donde la gerencia pública se presenta como una opción adecuada a la realidad.3 Conceptualización de Gerencia Pública En este contexto es donde la gerencia pública puede ser un instrumento fundamental para los gobiernos municipales. Cabrero se encamina en esa dirección cuando afirma que se trata de transitar de un modelo tradicional de gobierno de tareas rígidas y repetitivas a un modelo de decisiones cambiantes y complejas. Y precisa una definición de gerencia pública: primero, no debe ser entendida como una técnica específica traída de la empresa privada; segundo, dice que se trata de un método de toma de decisiones más que una técnica aislada; es un método que conjunta técnicas administrativas como planeación estratégica, sistemas de control de gestión, procesos de reingeniería; y otras, propias del sector específico de actividad, como evaluación del sistema de trasporte, recolección y tratamiento de desechos, monitoreo del medio ambiente; y de carácter político: intensidad de conflictos, frecuencia de movilizaciones, grado de aceptación de la ciudadanía, etc.4 Subraya que lo más importante es tener presente que la gerencia pública propone un método para la toma de decisiones en condiciones que se caracterizan por la restricción de recursos y por la alta complejidad.5 Visualizando así el problema, se concluye que la gerencia pública es un modelo de adecuado para los gobiernos municipales en un contexto de sociedad y economía abierta, competitiva, cambiante, dinámica y con escasez de recursos económicos. La gerencia pública aporta tres ejes o dimensiones a los procesos de toma de decisión en los gobiernos municipales: eficiencia, eficacia y legitimidad. La primera permite operar los programas gubernamentales con menos costo posible; la eficacia consigue el logro de objetivos buscados y adecuada valoración de su impacto social; y la legitimidad garantiza una adecuada búsqueda
3
Cabrero Mendoza, Enrique y Nava Campos, Gabriela, op. cit. pp. 20-21 Ibídem 5 Ibíd 4
115
de consensos entre los actores involucrados y promueve la participación ciudadana que legitima las acciones públicas.6 La gerencia pública, así, no debe ser entendida como un recetario, sino como un conjunto de métodos de análisis y decisión. Dice Cabrero: “surge como una herramienta para reconceptualizar la acción gubernamental, y generar nuevas alternativas ante la complejidad de los problemas”. Y esta orientación en la administración pública acepta la privatización, siempre que las condiciones de competencia entre agencias generen la eficiencia requerida; las mismas agencias de gobierno pueden ser parte del nuevo arreglo institucional sin necesidad de suprimirse.7 Es decir, en la corriente administrativa de la gerencia pública pueden coexistir las empresas propiedad de gobierno y las privatizadas. En todo momento, o en teoría se buscará que sobre todo las primeras, operen con eficiencia, eficacia y legitimidad; y por otro lado, en determinadas circunstancias el gobierno podrá ceder empresas a favor de iniciativa privada. En todo caso, esos tres ejes deberán operar en completa armonía, evitando que uno sobredimensione la acción del otro. En síntesis y retomando las ideas expuestas, la gerencia pública debe verse como una herramienta en el desplazamiento de un Estado menos operador e interventor, hacia uno más regulador y coordinador. Y reiteramos que los tres ejes constituyen métodos fundamentales relacionados: eficiencia, que tiene que ver con la relación insumoproducto y el uso intensivo de los recursos; lleva al ahorro público de recursos materiales, humanos, técnicos y financieros; eficacia, como valoración clara de logros, objetivos o metas, así como del impacto de acciones y programas gubernamentales; y legitimidad, entendida como marco de referencia de las acciones gubernamentales y mecanismo de interacción con la ciudadanía, traducida en consulta, opinión o participación social, necesaria para realizar los ajustes en las metas de gobierno y asunto vital para la gobernabilidad.
6 7
Ibídem Ib 116
Marco de análisis trimensional de la gerencia pública
Eficacia: busca
Eficiencia:
el logro de metas y
pretende
objetivos, y valorar
optimizar los
su impacto
recursos públicos
Legitimidad: busca interacción de la ciudadanía en decisiones públicas
Fuente: reelaboración propia del esquema con apoyo de notas de Enrique Cabrero Mendoza y Gabriela Nava Campos, en Gerencia Pública Municipal. Conceptos Básicos, Ed. CIDE y Miguel Ángel Porrúa, México 2000
Gestión pública y gestión municipal Hablar de gestión pública en el ámbito público gubernamental es referirse a toda acción dirigida a lograr un fin determinado, tendiente a la protección y uso racional del patrimonio público. Anaya (1997) dice que de ella se desprende una actividad interna (en la administración pública) de índole económica, ética y política, antes de manifestarse como la respuesta gubernamental a demandas sociales o procesos administrativos internos. En ese sentido la equipara con la función pública8.
8
Anaya Cadena, Vicente, Política, Gobierno y Administración Pública Municipal. Diccionario, Ed. Gobierno del Estado de Tlaxcala y Colegio Nacional de Ciencias Políticas y Administración Pública, AC, México, 1997, pp. 188-189. 117
En su caso, la gestión municipal es percibida como un conjunto de funciones y atribuciones de un ayuntamiento divididas generalmente en administrativas y de gestión. Las primeras son funciones adjetivas: planeación, hacienda, administración de personal y de recursos materiales. Las funciones o atribuciones sustantivas son la razón de ser fundamental del gobierno municipal: los servicios públicos, desarrollo económico y social, desarrollo urbano, trabajo comunitario y las relaciones del gobierno con la comunidad.9 Por su parte, Montaño (2005) analiza la relación entre administración pública y modernidad organizacional y apoyándose en Cabrero, destaca la concepción en la organización municipal, cercana a la visión empresarial, caracterizada por el énfasis en eficiencia y calidad y con abierta orientación al cliente. Tal visión está inscrita en la New Public Management, que asume técnicas del sector privado que pueden trasladarse con probabilidades de éxito hacia el sector público. Toma como referente el municipio de León, Guanajuato, y resalta la instrumentación de una política basada en el desarrollo organizacional, la planeación estratégica y amplio interés en la participaón ciudadana. 10 A manera de síntesis La Nueva Gestión Pública, la gerencia pública y los estudios organizacionales en México, se desarrollan asociadas a las reformas del paradigma de Estado diseñado por los países desarrollados en la postguerra. Dieron como resultado la reducción del Estado y la llamada modernización; el retiro de muchas funciones vinculadas al bienestar y la apertura de la economía al libre mercado. Las reformas a la organización estatal provienen en buena medida de la empresa privada y de la administración general, introduciéndose de manera gradual al sector público. De modo que se ha hecho más común una nueva cultura organizacional, replanteando conceptos como productividad, desempeño, calidad en el servicio, centralidad del cliente, indicadores de medición, eficiencia, competitividad y otros, que se usan de manera creciente en el sector público en México. Los paradigmas de gobierno y administración pública (modelo tradicional burocrático vs. modelo de nueva gestión pública), en teoría y 9
Anaya Cadena, Vicente, op. cit. Montaño Hirose Luis, El Estudio de las Organizaciones en México, Una Perspectiva Social, material fotocopiado del Seminario de Teoría Organizacional del Dr. Javier Jasso, Universidad Autónoma de Durango, México, octubre de 2005 118
10
como se expuso de manera esquemática, se contraponen; sin embargo, en ambos esquemas, su contenido no significa exclusión mutua en la práctica de la gestión; el modelo tradicional burocrático no ha desaparecido del escenario y muchas de sus rasgos expuestos, aún siguen vigentes en gobiernos de distinto signo partidista o ideológico. Respecto a la Nueva Gestión Pública, como modelo aún reciente en México, no se consolida en los tres niveles de gobierno, y muchos de los gobiernos locales apenas conocen las nuevas tendencias en la gestión pública en el ámbito municipal. BIBLIOGRAFÍA Anaya Cadena, Vicente, Política, Gobierno y Administración Pública Municipal. Diccionario, Ed. Gobierno del Estado de Tlaxcala y Colegio Nacional de Ciencias Políticas y Administración Pública, AC, México, 1997. Ávalos Aguilar, Roberto, La Gestión Pública: Análisis y Perspectiva, consulta en línea, 10 de marzo de 2005, pág. http://www.azc.uam.mx. Aguilar Villanueva, Luis F. (coord.), El Estudio de las Políticas Públicas, T. I, Porrúa, México, 1996. ___________________(coord.) La hechura de las políticas públicas, T. I, Porrúa, México, 1996. ___________________ (coord.) Problemas Públicos y Agenda de Gobierno, T. I, Porrúa, México, 1996. Barba, Antonio y Solís Pérez, Pedro C., Cultura de las Organizaciones. Enfoques y Metáforas de los Estudios Organizacionales, Ed. Vertiente, México, 1997. Cabrero Mendoza, Enrique y Nava Campos, Gabriela, (Coords), Gerencia Pública Municipal. Conceptos Básicos y Estudios de Caso, Ed. CIDE y Miguel Ángel Porrúa, México, 2000. Cabrero Mendoza, Enrique, y Orihuela Jurado, Isela, Finanzas de municipios urbanos de México. Un análisis de los nuevos retos en la gestión de las haciendas locales, (1978-1998), Centro de Investigación y Docencia Económicas, México, 2002. Chiavenato, Idalberto, Comportamiento Organizacional, Ed Thompson, México, 2005; Montaño Hirose Luis, El Estudio de las 119
Organizaciones en México, Una Perspectiva Social, material fotocopiado del Seminario de Teoría Organizacional del Dr. Javier Jasso, Universidad Autónoma de Durango, México, octubre de 2005. Hobsbawm, Eric, Historia del Siglo XX, 1994-1991, 6ta. edición, Editorial Crítica, Barcelona, España, 2003, 261. Solís Pérez, Pedro C, “Los Retos de las Ciencias Administrativas y de la Organización en el Siglo XXI” en La Dimensión Institucional en el Análisis Organizacional, Revista Iztapalapa No. 56, año, 25, enero a julio de 2004, México DF, 2004. Lahera, Eugenio (1994), Nuevas Orientaciones para la Gestión Pública, en Revista de la CEPAL No. 52, abril, pp. 33-47, Santiago de Chile, citado por Roberto Avalos Aguilar, Consulta en Internet, 10 de marzo de 2005, pág. www.azc.uam.m. Uvalle Berrones, Ricardo “Condiciones, procesos y horizontes en las transformación institucional y organizacional del Estado contemporáneo”, en La Dimensión Institucional en el Análisis Organizacional, Revista Iztapalapa No. 56, año, 25, enero a julio de 2004, México DF, 2004.
120
FIN DE GESTIÓN Y DEBER CUMPLIDO: UNA OBVIA REFLEXIÓN
Giova CAMACHO CASTRO♠ ♠
Economista y maestro en Ciencias Sociales por la UAS. Director de la Facultad de Ciencias Sociales (2008-2010). 121
Al término de tres años al frente de la Facultad de Ciencias Sociales de la UAS, entre el balance de la gestión y el deber cumplido, deviene la necesidad de realizar una breve reflexión. Sin más aspiración que manifestar nuestra gratitud a los estudiantes, los académicos, los trabajadores y a la institución. El período que concluyó en 2010 fue pleno de realizaciones, pero los fines en el vasto universo de la educación prosiguen, pues mucho falta aún por edificar en el terreno de las ideas, el pensamiento, la educación y la cultura. Cuando asumimos la Dirección tuvimos siempre en claro que la búsqueda y el anhelo de la excelencia académica y profesional --en el contexto de las necesidades de vinculación y de nuestros compromisos con la sociedad y con la población mayoritaria del país, que son nuestros fundamentos indeclinables, y que hacen posible también la vida misma de las instituciones públicas--, debía pasar por una reorganización institucional y por una urgente transformación académica. Justo en los tiempos actuales de alta movilidad, dinamismo y competitividad en el mundo, nuestra visión y nuestra misión siguen en la ruta, la aspiración y el reto de hacer posible y factible incidir de forma sustantiva y real en nuestro entorno. Requeríamos, por ello, de esfuerzo y trabajo. Asumimos con firmeza, conocimiento de causa y altura de miras los compromisos. Entonces gestamos, con los aportes diversos de académicos y administrativos y con el apoyo entusiasta del sector estudiantil, la participación colectiva, sin exclusiones, en aras de conducir y replantear de forma adecuada, sistemática y pertinente los procesos de la enseñanza y el aprendizaje. Tres años después, algunos resultados son más que visibles y tangibles; las adecuaciones y las transformaciones de contenidos, curriculares, de organización, de hábitos y prácticas sustantivas e institucionales, sobre todo en un centro de estudios como el nuestro que como emblema pareciera llevar y ondear de forma inherente un obligado sentido crítico --no pueden concebirse ni pensarse a las ciencias sociales de otra manera--, están tocando o tejiendo las fibras estructurales, y hasta las llagas internas, para alcanzar los fines que se requieren en la sociedad de la globalización actual: la instrucción y generación de profesionales responsables y capacitados; vigorosos en el bagaje teórico y científico; seguros entre los magnos acervos sociales y las ramificaciones contextuales; y hábiles en la implementación e instrumentación de los conocimientos adquiridos, con el propósito de que los egresados convivan y se inserten en una sociedad cada vez más compleja, para enfrentar las dificultades del mundo y de la propia vida; y al mismo tiempo para que la formación universitaria, a la que hemos tenido acceso 122
y que constituye un enorme privilegio, sea sentida y vista como una básica retribución hacia la sociedad mexicana y su generosa población, a las que nos debemos --que no se nos olvide nunca-- como miembros de una colectividad y que, insistimos, hacen posible la realización de los proyectos sociales y educativos y nuestra propia existencia universitaria. A esa población nos debemos los universitarios. Hechos, trabajo, concreciones, obras, han sido desde siempre las miras que nos trazamos al asumir el compromiso de conducir en este período a nuestra Facultad, de la cual nos sentimos orgullosos de haber egresado, tanto de la licenciatura en Economía como de la Maestría en Ciencias Sociales. Y con el mismo espíritu esencial del ser universitario y que es de suyo un honor, así hemos trabajado hasta la fecha, invitando a todos los integrantes de la institución, sin distingos ni exclusiones, pensando en que las diferencias y las divergencias conceptuales e ideológicas son connaturales a la universalidad y al vuelo perenne de la reflexión y del pensamiento, que definen y que deben definir como normas, reglas y valores supremos, al quehacer de toda verdadera universidad. Las grandes universidades del mundo existen, y lo son, en virtud de tal vocación: la tolerancia en la diversidad y el respeto al otro y a los otros. Los únicos requisitos a los que apelamos, que por supuesto no son menores, han sido la probidad, la calidad y la capacidad cognoscitiva, la responsabilidad social y el interés público. Nunca hemos tenido la pretensión de usar a la institución con fines ajenos a su esencia, y menos para beneficios personales. Lo que nos ha impulsado ha tenido que ver sencillamente con la educación y con el desarrollo de la Facultad, con su trascendencia, sus efectos sociales, su simbolismo intelectual y su significación cultural, aspectos que se untan y se irradian, con orgullo, en el trabajo y en nuestras actividades. Por ello nos permitimos, enseguida, una síntesis de los logros obtenidos, que contribuyen a la consolidación de nuestra institución, convirtiéndola en la más destacada de la Unidad Regional Sur y una de las mejores de toda la UAS. Y es que la Facultad ha sido grande por su historia, y por la de los grandes y brillantes académicos del país y del extranjero que han formado parte, en otros tiempos y en la actualidad, de su crecimiento, transformación y evolución. Estos logros1 que presentamos se obtuvieron gracias, por supuesto, al personal académico y administrativo de la Facultad, a la 1
Estos logros no han sido obra de un solo hombre. Se ha tratado de un esfuerzo colectivo, al que tuvimos la responsabilidad de conducir. Agradecemos a maestros, estudiantes, trabajadores administrativos y autoridades institucionales su confianza y apoyo. Hoy nuestra Facultad es una de las mejores y más 123
Administración Central de la UAS, y en el plano organizativoadministrativo al eficiente uso de los ingresos propios de la Facultad y por fuentes alternas de financiamiento (Vía PIFI, PROMEP y CONACYT) LOGROS ACADEMICOS 1. Acreditación de 3 programas educativos de Licenciatura: Economía, Sociología y Ciencias de la Comunicación. Además, la acreditación del programa educativo del posgrado: Maestría en Ciencias Sociales con Énfasis en Estudios Regionales.
PE acreditados Economía Sociología Ciencias de la Comunicación Maestría en Ciencias Sociales con énfasis en Estudios Regionales
Organismo acreditador CONACE
Año de acreditación 2009
ACCECISO
2009
CONAIC
2009
CONACYT
2010
Toda la Matrícula estudiantil ha sido acreditada de Calidad. 2. La Licenciatura en Economía forma parte de ANIDIE (Asociación Nacional de Instituciones de Docencia e Investigación Económica) y la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación a CONEICC (Consejo Nacional para la Enseñanza y la Investigación de la Ciencia de la Comunicación. 3. Tenemos un Cuerpo Académico Consolidado: “Movimientos Migratorios y Desarrollo Regional”; y uno en Consolidación: “Sociedad y Cultura”. Se trata de un doble Reconocimiento, otorgado por PROMEP-SEP, a los profesores de Tiempo sobresalientes de toda la Universidad y con ello enaltecemos a los fundadores de nuestra institución, de tener un centro de estudios con calidad educativa y estabilidad administrativa y laboral; es decir, un espacio significativo y trascendente donde se hace academia, se reflexiona y se realiza investigación. Aquí cohabitan la tolerancia, la diversidad y la pluralidad de ideas, refrendando con ello nuestro compromiso social, de formar profesionistas de calidad con espíritu siempre crítico y siempre propositivo. 124
Completo que hacen trabajo colegiado de docencia e investigación. 4. Reforma de 2 planes de estudio de Licenciatura: Comunicación y Sociología; y uno de Posgrado: Maestría en Ciencias Sociales con Énfasis en Estudios Regionales. 5. Contamos con 21 académicos de perfil PROMEP, máximo reconocimiento que otorga la SEP a los académicos que imparten clases, realizan investigación, publican, brindan asesorías y tutorías, etc. 6. Contamos con 7 profesores de Tiempo Completo que son miembros del Sistema Nacional de Investigadores, máximo reconocimiento que en el país otorga CONACYT. 7. El 50% del total de profesores de la Facultad tiene título de posgrado; y el 75.3% del total tiene estudios de posgrado. De los 30 profesores de Tiempo Completo de nuestra institución, el 73.33% tiene título de posgrado y el 99.66% tiene estudios de posgrado. 8. En nuestro período, se publicaron 15 libros de nuestros investigadores y 14 números de la Revista Arenas, como parte de la producción y la generación de conocimiento de la Maestría en Ciencias Sociales. Arenas está por convertirse en la primera publicación oficial de la UAS en obtener el ISSN por parte de la SEP. Es importante resaltar que en ella 18 investigadores y autores extranjeros publicaron sus ensayos y artículos especializados en tal período. 9. Se apoyaron a 8 profesores para que realizaran Movilidad Nacional en alguna Universidad del país y a 14 para Movilidad Internacional. Y se titularon 6 profesores de Doctorado y 6 de Maestría. 10. Somos la mejor Facultad en Movilidad Estudiantil de la Unidad Sur: enviamos a 40 alumnos a cursar un semestre a otras universidades del país y recibimos 10; respecto a los veranos de Investigación Científica, donde los alumnos pasan una estancia de dos meses con un investigador nacional de otra Universidad, enviamos a 41 y recibimos a 31. En Movilidad Internacional enviamos a 3 alumnos: 1 a Estados Unidos y 2 a Honduras; y recibimos a 1 de EU. 125
11. La Facultad tiene un índice de Eficiencia Terminal del 70 % y un índice de Titulación del 40% en la Licenciatura en el 2010. Asimismo, en la Maestría es del 100 % su Eficiencia Terminal y del 75 % el índice de Titulación. 12. Además, en síntesis, realizamos más de 200 eventos académicos, además de 11 culturales y 11 deportivos. LOGROS ADMINISTRATIVOS 1. Se entregaron certificados de estudios a los alumnos de los 5 programas educativos en las ceremonias de graduación 2. Implementamos el sistema de control escolar automatizado. Y el 98 % de los alumnos cuenta con seguro social. 3. Reconocimiento por parte de Recursos Humanos y Contraloría académica de la UAS, por entrega en tiempo y forma de las cargas académicas de los profesores de Tiempo Completo y de Asignatura de la Facultad. 4. Reconocimiento por parte de Auditoría Interna de la UAS, por comprobación de gastos y depósito de ingresos propios. Todos los servicios que brindamos a los estudiantes se hacen con recibos oficiales de la UAS. 5. Aumentamos en un 30 % el acervo bibliográfico y hemerográfico de la Biblioteca de nuestra institución, y fundamos la Biblioteca de la Maestría en Ciencias Sociales. 6. Aumentamos en un 102 % el equipo de cómputo. Todas las aulas de la Facultad cuentan con computadora y videoproyector. 7. Transformamos a la Facultad en lo referente a Infraestructura. Contamos con aulas dignas y equipadas, plazoletas de recreación y descanso, accesos para discapacitados y áreas verdes. Y no hay un espacio en la Facultad sin pavimentar. 8. Solucionamos el problema de insuficiencia de agua, el cual tenía más de 9 años. 9. Tres trabajadores del arte, egresados de la Facultad, pintaron 2 murales en paredes externas de los edificios de la Dirección y de la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación, donde uno 126
representa la historia tradicional y moderna de nuestro país, y el otro la cultura prehispánica y turística de Mazatlán. LOGROS DE GESTIÓN 1. Cumplimos con el 95 % de las metas de nuestro plan de desarrollo y al 100 % las metas del PIFI. 2. Somos la más aplicada Facultad de la UAS en la obtención de recursos alternos de financiamiento vía PIFI-SEP. 3. Hay estabilidad laboral y administrativa en la Facultad. 4. Hay un intenso trabajo colegiado de las Academias de los 5 programas educativos. 5. El Sindicato participa y gestiona colegiadamente con la administración en asuntos sobre los derechos de los trabajadores. 6. Se formalizaron 4 convenios con Universidades del extranjero (Arizona, Pennsylvania y Texas, y la “Rey Juan Carlos I” de España); 3 con universidades nacionales, entre ellas la UNAM; así como con 20 empresas del sector productivo y 5 del sector público. COLOFON Consideramos haber cumplido de forma eficiente con los planes de trabajo trazados. De manera por supuesto coordinada con la administración central de la UAS, hemos avanzado en varias esferas y dimensiones; los resultados han sido valiosos y significativos tanto en los ámbitos académicos, como en los administrativos y de gestión y gobierno, trabajando en las funciones y misiones esenciales del quehacer cotidiano de nuestra alma mater: la productividad en la docencia, la investigación y la extensión y la difusión de la cultura. Ahora sí podemos decir que somos un centro de estudios de primer nivel, vasto y diverso y contamos, con nuestros académicos, investigadores y alumnos, con su creatividad, su prestigio y su calidad como divisa y recurso fundamental. En suma, queremos referirnos a la sencillez y humildad de estas palabras: “Obras son amores y no (las) buenas razones”. Siendo consecuentes con tal filosofía, que es un modo y un estilo vital de existencia, redoblamos esfuerzos apostándole a las densidades del conocimiento, a las miradas de la inteligencia y a la extensión de la 127
participación colectiva, para que el camino nos enfile siempre, bajo el signo y el lema de nuestra casa de estudios, “Hacia la cúspide”. Agradecemos muy sincera y profundamente a la Facultad y a la UAS por haberme formado profesionalmente, y de coadyuvar tanto en la instrucción como en la consciencia y el intelecto, aspectos que forman parte de nuestra condición de ser humano. Como nos gusta la sinceridad, reiteramos lo siguiente: siempre quise ser Director y me preparé para ello: Soy un adicto al trabajo para servir, atender y resolver. Por eso asumimos la responsabilidad institucional. Y es que el destino se va trazando precisamente con trabajo. Somos, como equipo y generación, en parte, la esperanza de muchos y la némesis de pocos. Y ahora sí, terminamos: Gracias a todos, porque “Todos somos la Facultad”
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A R E N A S Revista Sinaloense de Ciencias Sociales Número 26 Se terminó de imprimir en los talleres Gráficos Once Ríos Editores, Rio Usumacinta No. 821 Col. Industrial Bravo Culiacán, Sinaloa Tel. 667-7122950