ARENAS Revista Sinaloense de Ciencias Sociales Número 11 Publicación trimestral de la Maestría en Ciencias Sociales. Facultad de Ciencias Sociales. Universidad Autónoma de Sinaloa. Primavera del 2007, Mazatlán, Sinaloa, México.
MIGRACION: las fronteras de la vida, los sueños y la explotación Redes y circuitos: el mapa migratorio de Sinaloa Estudios de frontera y sobreexplotación de trabajadores Inmigración europea y estadounidense en Mazatlán La gesta de los indocumentados en Estados Unidos Especial: El estruendo de las balas y la literatura sinaloense
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ARENAS Revista Sinaloense de Ciencias Sociales DIRECTORIO M.C. Héctor Melesio Cuén Ojeda, Rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa. Dr. Jesús Madueña Molina, Secretario General. Mtro. Víctor Morales Parra, Director de la Facultad de Ciencias Sociales. Dr. Segundo Galicia, Coordinador de la Maestría en Ciencias Sociales. Consejo Académico de la Maestría: M.C. Pedro Brito Osuna. Dr. Arturo Lizárraga Hernández. Dr. Arturo Santamaría Gómez Consejo Editorial: M.C. Pedro Brito; Dr. José Luis Beraud Lozano; Dr. Nery Córdova Solís; Dr. Segundo Galicia Sánchez; Dr. Ernesto Hernández Norzagaray; C. Dr. René Jiménez Ayala; Dr. Arturo Lizárraga; M.C. Roxana Loubet Orozco; Dr. Rigoberto Ocampo A.; Dr. Arturo Santamaría; Dra. Lorena Schobert.
Dirección Editorial: Nery Córdova Subdirección: José Luis Franco Revisión, Edición y Diseño: Pedro Humberto Rioseco Gallegos Fotografías: Colecciones de José Luis Camacho, Octavio Ocampo y del Ing. José Luis Rice. Coordinador de Arenas 11 (Primavera del 2007): doctor Arturo Lizárraga Hernández. Arenas, número 11, publicación trimestral de la Maestría en Ciencias Sociales, Facultad de Ciencias Sociales, UAS, y de la cátedra UNESCO sobre “Transformaciones económicas y sociales relacionadas con el problema internacional de las drogas ilícitas”, del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM. Primavera del 2007. Tels: (669) 981–07–62 y 981–21–00.Mail: nerycor@yahoo.com.mx
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CONTENIDO Presentación…………………………………………………………...4 REDES Y CIRCUITOS: el mapa migratorio sinaloense Por Arturo Lizárraga Hernández………………………...8 TENDENCIAS HISTORICAS: lo local y lo regional Por Marcial Martínez del Villar……………………......19 MOVIMIENTOS MIGRATORIOS y desarrollo regional Por Pedro Brito Osuna……………………….…….….35 TRABAJO HORTICOLA y migración interna en Sinaloa Por Beatriz Eugenia Rodríguez Pérez………………....49 LOS ESTUDIOS DE FRONTERA Por Juan Manuel Mendoza…………………………...66 INMIGRANTES EUROPEOS en Mazatlán: Siglo XIX Por Luis Antonio Martínez Peña………………....…..78 INMIGRACION ESTADOUNIDENSE: jubilados en Mazatlán Por Omar Lizárraga Morales………….…….……...86 LA GESTA DE LOS INDOCUMENTADOS en Estados Unidos Por Arturo Santamaría Gómez………………….....97 ESPECIAL: EL ESTRUENDO DE LAS BALAS, las drogas y la literatura Por Gabriela Polit……………………………….…...121
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PRESENTACION La emigración internacional se ha instalado ya como una de las cuestiones que más llaman la atención en los foros de discusión académica. Se trata de un fenómeno que afecta a toda la población del planeta y genera transformaciones económicas y socioculturales tanto en las regiones de origen de los migrantes como en las zonas de destino. Es de tal magnitud la movilización de personas (más de 185 millones), y que se trafican a través de las fronteras políticas, que ha llamado la atención de los organismos internacionales, los cuales están realizando significativas inversiones para su investigación. La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), gobiernos de los países afectados --porque a ellos llegan o porque de ellos salen los forzados viajeros-- y fundaciones privadas internacionales están muy atentas a la evolución y los derroteros que implican, para los involucrados, los sueños de una mejor vida, entre los retos, los desafíos y, las más de las veces, la tragedia de la ruptura con la tierra que los vio nacer. En México, como en la mayoría de los países de todos los continentes, la emigración internacional ocupa, día a día, importantes espacios en los medios de comunicación. Y es que, según fuentes oficiales, para el año 2005 el monto de las personas nacidas en México que radican de forma permanente en algún otro país, alcanzó la cifra de 10. 6 millones de personas (Consejo Nacional de Población, CONAPO, 2006) y no faltan quienes, basándose en otras estimaciones, afirman que para el año 2006 la cifra llegó a 11.6 millones. En Sinaloa el panorama de la emigración también resulta revelador. los sinaloenses radicados en Estados Unidos superan la cifra de 168,000 personas. El monto debe ser mayor (hay estimaciones de más de 320,000), toda vez que los migrantes del estado se caracterizan, entre otros aspectos, porque en alto número cruzan la frontera sin documentos. Son, pues, en gran porcentaje, indocumentados. A pesar de la importancia creciente del fenómeno en Sinaloa, hasta hace muy poco su reconocimiento por parte de las autoridades del estado no se había hecho, quizá porque aún suelen confundirse los términos de migración y pobreza, pues se tiene la percepción de que los estados de emigrantes son aquellos en que la pobreza extrema merodea los campos y ciudades. O quizá no se reconocía el hecho debido a lo engañoso de algunos indicadores demográficos: en tanto que el índice de crecimiento de población en Sinaloa (1.5% anual) es más alto que la media nacional (1.3% anual), se ha asumido de manera incorrecta que la entidad es más bien una región que capta inmigrantes --en función de la riqueza de las zonas agrícolas de los grandes valles de Elota, Culiacán, Navolato, Ahome--, antes que reconocer que también existe la emigración. Debemos ser claros: la 4
entidad de los “Once Ríos” ocupa una posición media en la tabla de los estados expulsores de población hacia el extranjero. El medio académico es mucho más sensible que el político y en consecuencia está mucho más interesado en el fenómeno. En la Facultad de Ciencias Sociales de Mazatlán, desde hace años se está investigando la emigración internacional, y ya se han organizado dos foros al respecto: uno regional –en el año 2002, en Mazatlán- y otro internacional –en 2003 en California- y se han publicado resultados de investigación. No sólo eso: algunos académicos y estudiantes se han agrupado en un Cuerpo Académico, que lleva por nombre “Movimientos Migratorios y Desarrollo Regional”, que cuenta con un proyecto (“Procesos y Efectos de la Emigración al Extranjero”) financiado por los Fondos Mixtos del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) y el Gobierno del Estado (FOMIX). Con parte del financiamiento que se ha logrado de estas instituciones, este número de la Revista Arenas ha salido a la luz pública. Arenas (Primavera del 2007, número 11), aborda en extenso esta temática de la emigración internacional. El trabajo de Arturo Lizárraga, “El circuito migratorio sinaloense”, es un primer acercamiento al estudio y clasificación de los municipios que expulsan población, tanto en los ámbitos internos de Sinaloa, como a otros lugares y regiones de la República Mexicana y del extranjero, señalando, de este último destino, los escenarios principales hacia los que se dirigen los migrantes oriundos de la entidad. Luis Antonio Martínez Peña aborda de una manera clara los aspectos relacionados con los inmigrantes europeos en Mazatlán: en el siglo XIX en la región sur de Sinaloa y la importancia que jugó este puerto en el desarrollo de otras regiones. El texto “Tendencias: lo local y lo regional”, del economista Marcial Martínez del Villar, muestra un panorama económico y demográfico de los municipios de Sinaloa, agrupados en una regionalización planteada por el propio autor. A partir de ello pueden explicarse en buena medida diversos aspectos de la inmigración y la emigración. Como invitada, la doctora Beatriz Rodríguez, en el texto sobre la horticulta, explica la dinámica migratoria regional, y en particular sobre el impacto de los altos índices de crecimiento de población de los municipios del centro y noroeste del estado. Efectúa un minucioso acercamiento a las características laborales y de explotación de los inmigrantes (hombres, mujeres, niños) en la entidad. Juan Manuel Mendoza diserta en torno de una especial óptica de investigación: la perspectiva de las fronteras como un complejo y vital espacio donde los hombres asimilan las encrucijadas de las divisiones humanas y sociales, que trascienden las meras demarcaciones de la geografía política. Se trata de la vida desde la telaraña de significados que van dejando los diversos escenarios del mundo. Y Pedro Brito efectúa un recuento o una 5
exposición de las situaciones relevantes de la migración mexicana hacia el mundo que de algún modo sigue siendo de sueños, pero que en el trayecto tiene que ver en realidad con la fatalidad de la explotación internacional de la mano de obra latinoamericana. Omar Lizárraga Morales subraya un aspecto de la inmigración extranjera a México, y en particular a Mazatlán. Se trata de apuntes sobre los norteamericanos que, en cantidades crecientes, tienden a asentarse en el puerto mazatleco, como entreveramiento dinámico de la inmigración y la emigración. Se trata probablemente de un mundo visto al revés: del norte hacia el sur. Arturo Santamaría Gómez efectúa un amplio recuento de las gestas y las luchas de los inmigrantes mexicanos y latinoamericanos en los Estados Unidos, en donde se destaca la creciente importancia e influencia de éstos en la economía y la sociedad norteamericana. La fortaleza y el vigor de las organizaciones latinas han puesto en predicamento dentro de su propio territorio al país más poderoso del planeta. Un territorio que, no se olvida, en vastas extensiones otrora fue mexicano, y que es una suerte de nostalgia y acicate que genera cada vez mayores preocupaciones, las que rebasan la infamia de la construcción del muro fronterizo. Gabriela Polit es un caso muy especial. Es una investigadora latinoamericana, oriunda de Ecuador que trabaja en la Universidad Estatal de Nueva Cork, en las afueras de la gran manzana. Desde hace muchos años se ha involucrado, en la exégesis de los textos literarios y sociales, en la narrativa que aborda los asuntos del narcotráfico internacional. Forma parte de la red internacional UNESCO sobre tráfico de drogas. Desde su perspectiva, que es la de una mujer que otea sin prejuicios, el mundo de la violencia aún está lleno de sorpresas. Y en su visita a Sinaloa nos sorprendió a todos: vale la pena ver cómo las sociedades se untan de su propia idiosincrasia y se dirigen al caos increíble de la posmodernidad. Va pues esta nueva edición de Arenas, que ya ha trascendido las fronteras sinaloenses y mexicanas y que se edita gracias al apoyo de la dirección de la Facultad de Ciencias Sociales, encabezada por el maestro Víctor Morales Parra, y con el auspicio de PROMEP, CONACYT y el Fondo Mixto del Gobierno del Estado de Sinaloa.
Nery Córdova
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MIGRACION: las fronteras de la vida, los sue帽os y la explotaci贸n
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REDES Y CIRCUITOS: el mapa migratorio sinaloense
Foto: Octavio Ocampo
Arturo LIZARRAGA HERNANDEZ∗
Introducción Los movimientos migratorios internacionales son un signo distintivo del mundo contemporáneo. Así lo indican las cifras: en el año 2002, la División de Población de las Naciones Unidas estimaba que 185 millones de personas habían vivido fuera de su país de nacimiento (Castles, S. y Millar, Mark, 2004: 15). Tal cifra, ligeramente superior al 2 por ciento de la población mundial, sin embargo, aumentaría si se tomara en cuenta a los migrantes de corta duración, toda vez que aquel organismo considera sólo a los que han dejado sus países al menos por 12 meses. Para el caso de México, el Consejo Nacional de Población (CONAPO) en el año 2000 calculaba en 8.8 millones las personas originarias de este país que radicaban de forma permanente en el extranjero, cantidad que, según la misma fuente, ascendió a 10.6 millones en 2005, que equivale a alrededor del 10% de la población nacional. En el país, es tan generalizada la ∗
Doctor en Ciencias Sociales por CIESAS-Jalisco. Coordinador del cuerpo académico de “Movimientos migratorios y desarrollo regional”, de la Facultad de Ciencias Sociales y coordinador de la presente edición de la revista Arenas 11. 8
emigración, que hoy 2,350 municipios (96 por ciento del total) registran algún vínculo con la emigración internacional, y sólo 93 de ellos están exentos (CONAPO, 2006). El estado de Sinaloa, por supuesto, también aporta su cuota de emigrantes al extranjero, e igual que el resto del país, aumenta su participación en números absolutos año con año. Según CONAPO, en 1990 la cifra de sinaloenses en el extranjero llegaba apenas a 83,135 personas, pero en el siguiente decenio, -en el 2000-, la cifra casi se duplicó, pues llegó a 161,370 y a 186,534 para el año 2003. No sólo eso: el ritmo de crecimiento de la emigración internacional es más alto que el de otros estados del país que se habían distinguido por su alta emigración. Mientras que la participación relativa del estado de Jalisco decrece año con año -del 16.8% del total nacional en el año 1990, al 14.3% para el 2000 y al 13.7% en el 2003- la de Sinaloa tiene incrementos porcentuales: del 1.5% en 1990 a 1.8% en el 2000 y 1.9% en el 2003. No todos los municipios sinaloenses participan con la misma intensidad en este fenómeno: hay algunos que más bien atraen población, y otros que son de fuerte expulsión de ella. ¿Cuáles son los municipios de donde emigra mayor cantidad de personas?, ¿cuáles de los que menos? y ¿hacia qué lugares se dirigen los sinaloenses? Aquí buscamos dar respuesta tentativa a tales preguntas; para dar sustento a las conjeturas, además de hacer una clasificación de los municipios según comportamiento demográfico, aplicamos una encuesta de paso1 en diciembre del 2004, misma que buscó captar los lugares de origen y destino de los migrantes internacionales en la visita que tradicionalmente hacen a sus respectivos terruños. Este primer acercamiento, que sometemos a la discusión académica, pretendemos convalidarlo –o falsarlo, en su casoen una investigación posterior de mayor amplitud (Fondos Mixtos del CONACYT–Gobierno del Estado de Sinaloa). Comportamiento demográfico municipal Convencionalmente hemos clasificado a los municipios de Sinaloa por su comportamiento poblacional durante las tres últimas décadas. Para ello, nos hemos valido de los Índices de Crecimiento de Población (ICP), los cuales, cuando son menores, iguales o mayores que la media estatal, nos muestran si son municipios expulsores, de equilibrio o que atraen población. Si bien es cierto que el ICP es un indicador bastante “grueso”, sí nos da un
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La encuesta de paso fue aplicada con el apoyo del Consejo Estatal Electoral del Estado de Sinaloa, en la caseta carretera de San Miguel Zapotitlán, de Ahome, en los límites con el estado de Sonora, los días 14 y 15 de diciembre. Esta encuesta consistió en una muestra aleatoria simple de 160 unidades. 9
panorama general, mismo que posteriormente se detallará con indicadores más precisos. a) Un primer agrupamiento de municipios lo componen los que históricamente han sido expulsores de habitantes y cuya tradición migratoria internacional se remonta a comienzos del siglo XX (o, inclusive, a fines del siglo XIX). Están ubicados en las zonas serranas y se caracterizan por ser de fuerte expulsión de población. Son en los que se inició la emigración masiva con el declive de la minería y que, por la presencia de otros factores en épocas más recientes -violencia, narcotráfico, falta de fuentes de trabajo-, aún ahora se distinguen por ello. El grupo está formada por Badiraguato, Cosalá, Choix, San Ignacio, Concordia, El Rosario, mismos que han tenido, en general, ICP muy por debajo de las medias estatal y nacional; inclusive, han tenido fuertes decrementos de población aún en números absolutos en algunos de los periodos. Ejemplos claros son Badiraguato, que presentó ICP con signo negativo en las décadas 1989-90 (-0.3% anual) y 1990-00 (-0.06% anual). Casos muy parecidos los encontramos en Mocorito, Chóix y Cosalá. b) Otro grupo es el de los que se habían distinguido por ser de Fuerte Atracción de Población, pero que en los años recientes se han sumado a los expulsores. Entre ellos están los que hasta la década 70-80, cuando la media estatal del ICP fue de 3.86%, presentaron ritmos de crecimiento hasta del 4.3% de crecimiento anual, como el caso de Angostura. Este grupo de municipios, en cambio, en la década de 1990-2000 tuvo ICP muy por debajo de la media estatal (1.49%); por ejemplo, el municipio de Salvador Alvarado creció en esta última década a un ritmo de 0.95%, El Fuerte a 0.39%, Angostura, incluso, tuvo crecimiento negativo del orden del -0.76% igual que Sinaloa de Leyva del -0.33%. c) El tercer grupo lo componen aquellos a los cuales, así como llegan personas de otras regiones, de la misma manera existen salidas, o que en algunos periodos atraen población y en otros han expulsado. Son municipios como Escuinapa y Mocorito, que habían alcanzado ritmos de crecimiento del 2% durante la década 1970-80, y que ahora, en cambio, apenas alcanzaron 0.94% y -0.11% de crecimiento anual respectivamente. d) Un cuarto grupo lo integran municipios que se ubican en los valles de intensa actividad económica -que atraen población-, por lo que tienen ICP por encima de la media estatal. Destacan Culiacán, Navolato2, Guasave, Ahome, y Elota; debido a las magnas extensiones de valles agrícolas que requieren gran cantidad de mano de obra; se han caracterizado, desde los años 40 hasta la fecha, por ser de Fuerte Atracción de Población. Estos municipios (Mazatlán incluido), aún en la década de 1990-2000, mantuvieron ICP hasta del 5.01%, como el caso de Elota; 2.17% en el de 2
El municipio de Navolato se desprendió del de Culiacán en los años 80, por lo que no es posible hacer comparativos antes de 1990. 10
Culiacán; 1.92% en el de Mazatlán y 1.66% en el de Ahome, siendo que la media estatal fue de 1.49%. En la década 1970-80 estos municipios alcanzaron: 4.5% Culiacán, 3.5% Elota, 4.1%, Mazatlán; 4.4% Ahome, cuando la media estatal fue del 3.86%. Ahora bien, para el caso de los municipios que atraen población, es conveniente hacer una consideración: aún en ellos, se observan cambios en los patrones migratorios; la emigración hacia Estados Unidos es también un elemento de su demografía. Para el caso que nos ocupa, esto es de gran importancia ya que son los que mayor población tienen en números absolutos3 y, por tanto, los que proveen el mayor número de migrantes al extranjero, aunque no lo refleje el indicador “grueso”. No sólo eso. Hay que agregar que se pueden encontrar localidades en las que la emigración hacia norteamérica es un elemento cada vez más notorio. Ejemplos: en el municipio de Elota están las localidades Benito Juárez y El Roble; en Guasave está Gabriel Leyva Solano; en Mazatlán, El Roble, La Noria, El Bajío; en Culiacán, Culiacancito y otras poblaciones rurales que se han visto afectadas por la pérdida de empleos agrícolas. En ellas más del 40% de las familias tiene, al menos, un integrante que está en el extranjero o ha estado allá en fechas muy recientes y en periodos que van desde los tres meses en adelante. Migración interna e internacional En Sinaloa, por muchos años se ha ocultado el hecho de que, al igual que otras entidades, es expulsora de población. Y es que, si nos atenemos a los Saldos Netos Migratorios, la emigración sinaloense queda oculta, porque la población de esta entidad se ha incrementado notoriamente en los últimos 70 años (de 395,618 en 1930 a 2,536,844 en 2000), y en algunos periodos lo ha hecho con ICP superiores a los de la media nacional. Tal aumento en el número de habitantes se debe a que a Sinaloa llega gente en busca de trabajo, provenientes de que otras regiones del país, lo que denota una fuerte inmigración. En 1980, Florencio Posadas calculaba en 180,000 trabajadores empleados en labores agrícolas en los valles sinaloenses; de ellos, alrededor de 55%, eran trabajadores inmigrantes, y de esos 101,000, el 75% conformaba una corriente migratoria ligada a los cultivos de hortalizas en el circuito Sinaloa-Sonora-Baja California-Estados Unidos (Posadas, 1980:43). Por su parte, en 1998, Teresa Guerra, con diferencias en el cálculo de los montos, estimaba que sólo en el valle de Culiacán-Navolato se empleaban de 100,000 a 180,000 jornaleros al año (Guerra, 1998:55). De 3
2000 Culiacán alcanzó la cifra de 745,537 habitantes; Ahome 359,146; Mazatlán 380,509. De hecho, son los tres municipios mencionados los que tienen mayor participación en el total de migrantes en Estados Unidos. 11
ellos, dice que "sólo 10% lo componen trabajadores establecidos y habitantes de las comunidades aledañas a los campos de cultivo" y que alrededor de 90% de estos trabajadores son migrantes. Del total de inmigrantes de los valles, el 70% pertenecen a la corriente de trabajadores que vienen de Oaxaca, Guerrero, Michoacán, Zacatecas, Guanajuato, Veracruz, Durango y Chihuahua, mientras que el 30% restante son del interior del estado, los que se trasladan desde las zonas altas de la sierra (Guerra, 1988:57). Es por demás decir que alguna cantidad de trabajadores con sus familias se quedan a vivir en estos valles, con lo que se acelera el ritmo de crecimiento. Eso explica el rápido incremento de población en los municipios clasificados en el cuarto grupo. Ahora bien, en lo que respecta a la emigración sinaloense, hay que anotar que no toda se dirige el extranjero; de hecho el flujo tiene diversos destinos. De acuerdo con nuestra investigación (Lizárraga, A., 2004), del total de personas que dejan sus lugares de origen, alrededor del 72.27% de los emigrantes se dirige a algún lugar dentro del mismo país, mientras que el resto (27.73%) se dirige hacia Estados Unidos. Algunos se dirigen exclusivamente hacia otros municipios, principalmente hacia los grandes campos agrícolas en tiempos de siembra y cosecha o hacia centros urbanos como Los Mochis, Mazatlán y Culiacán. Otros lugares que sobresalen como destino son Jalisco, Nayarit, Sonora y Baja California. La importancia de la migración que se dirige al interior del país reside en que, a través del tiempo, va conformando una suerte de red de ciudades y pueblos con sinaloenses, que facilita la partida de nuevas generaciones. Si consideramos esa red en su construcción hacia el norte, se va conformando un circuito migratorio que facilita el éxodo hacia Estados Unidos. Gran cantidad de sinaloenses tienen nexos -parientes, amigos, vecinos- además de las ciudades de Sinaloa, en las de Hermosillo y Ciudad Obregón, en Sonora; y en Tijuana y Mexicali, en Baja California, hacia donde se pueden dirigir para recibir ayuda en un viaje escalonado, si desean ir hasta las entrañas del país vecino. Participación de los municipios en la emigración internacional Es relevante conocer los niveles de participación de cada uno de los municipios, pues se corrobora día a día que los migrantes mantienen una permanente e intensa comunicación -vía telefónica, correo, internet- con sus familiares y amigos que siguen radicando en los lugares de origen. De esta manera, los familiares de los emigrantes, desde los lugares de expulsión, se constituyen en una fuente privilegiada de información acerca de lo que sucede en México y, en este caso, de las comunidades de Sinaloa. Y viceversa: los migrantes potenciales están al tanto de las eventuales oportunidades de empleo. 12
El análisis de diferentes fuentes confirma este panorama: de los 18 municipios de Sinaloa, todos muestran algún grado de actividad migratoria a Estados Unidos, si bien con diferentes niveles de magnitud. Sin embargo, la participación, y dado el tamaño de su población, es mucho más significativa en Ahome, Culiacán, Mazatlán y Salvador Alvarado, que concentran más del 80% de los migrantes sinaloenses que se encuentran radicando, en este momento, en territorio norteamericano (Cuadro 1).
Cuadro No. 1: Participación por municipio según familias radicadas en EU. Municipio
Porcentaje
Ahome:
28.68
Culiacán:
27.13
Mazatlán:
13.17
Salvador Alvarado:
12.40
Guasave:
7.75
Escuinapa:
1.55
Mocorito:
1.55
Navolato:
0.77
Rosario:
0.77
Sinaloa:
0.77
Elota:
0.77
San Ignacio:
0.77
Otros:
3.92
Fuente: Encuesta de paso, Dic. 2004.
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La ausencia de 6 municipios en los datos anteriores no significa que no presenten alguna participación en la migración. Por ejemplo, en Cosalá, que si bien su participación no fue representada en la encuesta, si consideramos la participación de integrantes de las familias en el fenómeno, observaremos que es bastante significativa: más del 43.5% de las familias tienen, al menos, un integrante que en este momento está o estuvo en los Estados Unidos (Lizárraga, A., 2004), cifra equiparable a la de municipios en los que la migración internacional (Zacatecas, Jalisco) es de larga data. La ausencia se explica por la cantidad total de habitantes, los cuales representan apenas el 0.68% del total estatal. Otro tanto sucede con el municipio sureño de Concordia, cuyo número de habitantes significa el 1.09% del total estatal. Aquí, a pesar de que el inicio del proceso migratorio está mucho más cercano a nuestros días que en otros municipios, el ritmo con el que se ha desarrollado ha llevado a una proporción de familias con migrantes al extranjero del 42%. Esto, considerando sólo a las familias que, por permanecer en el lugar de nacimiento ofrecen la información, pues otras se fueron íntegras a vivir de forma definitiva a Estados Unidos. Algo parecido sucede con los municipios de Choix y Badiraguato. Principales destinos de los migrantes sinaloenses Los migrantes internacionales permanentes de México tienen como destino principal a los Estados Unidos, en un porcentaje muy superior al de cualquier otro país del mundo. Tan es así que al país del norte se dirigen en más del 97% del total, lo cual es explicado, además de la ubicación geográfica, por la fuerte atracción que ejerce dadas las enormes diferencias en las ofertas de trabajo y los diferenciales en los salarios. Si bien se puede afirmar que la población mexicana y de origen mexicano se distribuye a lo largo y ancho del territorio estadounidense, históricamente se han dirigido a cuatro estados en mayores proporciones: California, Texas, Arizona, Illinois y Colorado. En el caso de Sinaloa los patrones de concentración y dispersión de los migrantes, si bien tienen similitudes a los del resto del país, éstos presentan sus peculiaridades, explicables por su posición geográfica y su historia. Se estima que cerca del 91.8% de los mexicanos nacidos en Sinaloa, se ubican en 3 entidades federales: California concentra al 68.3% de los sinaloenses4 en Estados Unidos; Arizona al 19.6%; seguidos, con un porcentaje bajo, por el estado de Colorado, con apenas el 3.9% (Cuadro No. 2). 4
Tan altos porcentajes del total de viajes hacia California como lugar de destino no es ninguna casualidad: se debe a que históricamente ha existido una relación entre Sinaloa y California, además de que las rutas ferroviarias, carreteras y marítimas interconectan a ambas entidades. 14
Cuadro No. 2: Concentración Sinaloenses en la Unión Americana. Estado
Porcentaje
Arizona
19.36
California
67.44
Carolina del Norte
0.78
Colorado
3.87
Montana
0.78
Oklahoma
2.32
Oregon
1.55
Texas
0.78
New York
0.78
Utah
0.78
Washington
0.78
Wisconsin
0.78
Total
100.00
de
los
Fuente: Encuesta de paso, Dic., 2004. Ahora bien, un dato importe es que más de la mitad de los sinaloenses se concentra en 6 condados ubicados en esos tres estados. En California son los condados de Los Angeles, San Francisco y San Diego; en Arizona, Phoenix; en Colorado en el condado de Denver. Así, la información que pudimos obtener es en el sentido de que la mayoría de los condados que concentran a la mayor parte de la población de origen sinaloense están en las grandes zonas metropolitanas de los Estados Unidos. Principales destinos según municipio Así, como todas las corrientes migratorias del mundo, la sinaloense se distingue porque mayormente se dirige a determinados sitios. Esto tiene qué ver con las tradiciones y redes migratorias que se van creando a través de los años: cuando un primer habitante se ha establecido en un lugar o, por lo menos, ha logrado algunos contactos para la consecución de algún empleo, los emigrantes posteriores se dirigen al lugar aprovechando el capital creado: se invita a hermanos, a primos, a paisanos (Douglas, M., et al, 1991) para 15
que se dirijan ahí mismo, con lo que se crea un circuito migratorio con el correr de los años. El caso de los migrantes de los diferentes municipios de Sinaloa, sigue ese mismo patrón. En general, cada localidad tiene sus lugares predilectos, si bien en su mayoría se van al suroeste de Estados Unidos, en especial a California y Arizona. Pero existen algunas diferencias porcentuales. Mientras los de Ahome se dirigen al estado de Arizona en un 32.43%, los de Culiacán se dirigen ahí en apenas un 14.7%; mientras, hay migrantes en Colorado procedentes de Guasave y Guamúchil en cantidades de hasta 11.11% y 12.5%, y es poco significativa la presencia ahí de migrantes procedentes de otras municipalidades. En California existen lugares muy específicos a donde llegan los migrantes. Los de Cosalá se dirigen de preferencia hacia Los Ángeles, Early Mar y Bakersfield. Los migrantes de San Ignacio se dirigen en primer lugar a Los Ángeles, San Francisco y Stockton. El caso que llama la atención es El Verde, pues sus migrantes se van principalmente a Paramount en una incidencia mayor, incluso, que a Los Ángeles. Los mismos verdeños dicen, medio en broma medio en serio, que "hay más gente de El Verde en Paramount que en el propio El Verde". En esa concentración de los migrantes en lugares específicos hay otro elemento de interés que ha llamado la atención de los investigadores del tema. Este elemento es el que ahí se reproducen las tradiciones y costumbres de las propias comunidades. Por esa razón se les ha llamado comunidades dependientes (Massey, et al, 1991). Son una suerte de clonaciones de las comunidades de origen de la población migrante. Desempeñan una función de imprtante en el proceso migratorio, pues a ellas es a donde se dirigen las personas para mitigar los riesgos y los efectos shock que conlleva el viajar a lugares en los que se habla una lengua extraña y se tienen costumbres diferentes. De no ser por su existencia, una gran cantidad de los migrantes o desistirían de realizar el viaje o, al menos, una vez realizado se verían presionados emocionalmente para regresar a sus comunidades de origen. El caso de Paramount, para los migrantes de El Verde, es un claro ejemplo de esta función social. En este suburbio, los verdeños intercambian bienes materiales y simbólicos de la tierra natal, información, solidaridad y establecen relaciones de parentesco y compadrazgo, tal como era antes de que emigraran. Es común que se visiten entre sí los fines de semana, en los cumpleaños y en cualquier festejo. Además, en Paramount se organizan para conmemorar a Santa Cecilia -patrona del pueblo- o el 5 de mayo, cuando se realiza la fiesta más importante de El Verde. Ese sentido de pertenencia que proporcionan las comunidades dependientes es importante para el que emigra, máxime cuando cruza la frontera sin documentos legales para ello, como es el caso de los nacidos en Sinaloa: más del 86.03% lo hace sin los documentos legales para ello (Lizárraga, A., 2004). 16
Tendencia hacia la diversificación Un aspecto a considerar para futuras investigaciones, es que se debe reconocer que en los últimos años se han diversificado los destinos de la migración sinaloense. Y es que, según parecen indicar los datos, una vez establecidas las comunidades dependientes en una ciudad o estado, los migrantes las utilizan como "bases" para buscar nuevos horizontes. Así, la localización de los nuevos centros de atracción de la mano de obra mexicana en los Estados Unidos, debe ser objeto de estudios más precisos toda vez que hoy puñados de sinaloenses se dirigen a estados y condados que hasta hace poco tiempo eran impensables5. En los casos de nuestro estudio, los estados de destino hacia donde se está diversificando la emigración internacional sinaloense, algunos con rapidez, son Nevada, Idaho, Carolina del Norte, Illinois, Washington y, más al norte, en el lejano como frío territorio de Alaska. De esta manera, las redes migratorias están viviendo una gran expansión y, con ello, el mapa migratorio sinaloense se va haciendo más extenso y más complejo. Bibliografía Douglas, Massey et al, 1991, Los Ausentes, Grijalva-CONACULTA, Méx. Favela G., Margarita y Delgado Wise, Raúl, 2004, Nuevas tendencias y desafíos de la migración Internacional México Estados Unidos, UAZPorrúa, 2004. Guerra Ochoa María Teresa, 1998, Los trabajadores de la horticultura sinaloense, Universidad Autónoma de Sinaloa / Comisión Estatal de Derechos Humanos Sinaloa, Culiacán, Sin. Guerra, Carmen Aída y Rocha, Rubén, 1988, Tomate amargo, U.A.S., Culiacán, Sin. INEGI (2003), Mujeres y hombres en México, 2003. Séptima Edición. México, DF. INEGI, 2005, Conteo General de Población. 5
Habría que reflexionar en que medida, esto se debe a que empresas norteamericanas recurren a la mano de obra especializada de determinados lugares no solo de Sinaloa- en los que existe una tradición en explotar productos muy específicos. Por ejemplo, en Gabriel Leyva Solano, del municipio de Guasave, Sin., es común que los oriundos se vayan a Carolina del Norte a la explotación de la pulpa de jaiba, contratados mediante la forma HO2 de visa norteamericana -por seis meses-. Aunque esta forma es para trabajo temporal, su importancia radica en que, a pesar de todas las restricciones, se va formando una tradición para emigrar aún fuera de aquella forma de contratación. 17
Lizárraga H., Arturo, 2004, Nos llevó la ventolera, Escuela de Estudios Internacionales y Políticas Públicas, UAS, Culiacán, Sin. Montoya, Ericka, UAS, 2005, Exportando trabajo. Importando progreso, DIFOCUR-Escuela de Estudios Internacionales y Políticas Públicas, UAS, Culiacán, Sin. Posadas Segura, Florencio, "Registro cronológico de las luchas de los obreros agrícolas migratorios en Sinaloa", en Ciencia y Universidad, No. 13. UAS, 1980. Stephen, Castles y Mark, JO. Millar, La era de la migración. Movimientos de Internacionales de Población en el mundo entero, UAZ-Porrúa, 2004. Tépach, Reyes, E. 2006, El flujo migratorio internacional de México hacia los Estados Unidos y la importancia de las remesas familiares en la economía mexicana, 1990-2005, Centro de Documentación, Información y Análisis de la Cámara de Diputados, XIX Legislatura, http://www.diputados.gob.mx/cedia/sia/se/SE-ISS-02-06.pdf, consultada el 9 de febrero de 2007. Berumen B., Miguel, 2003, La migración, puntal de la economía mexicana, http://www.eumed.net/cursecon/ecolat/mx/mebb-migra.htm, el 8 de febrero de 2007. http://www.conapo.gob.mx/publicaciones/migra2006_01/01.pdf, consultada el 8 de febrero de 2007. http://www.conapo.gob.mx/micros/prontuario/Prontuario04.xls, consultada el 9 de febrero de 2007.
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TENDENCIAS HISTORICAS: Lo local y lo regional
Foto: Octavio Ocampo
Marcial MARTINEZ DEL VILLAR1
En un siglo, Sinaloa modificó su modelo de crecimiento económico y con ello cambió también la estructura de la población y su distribución. El censo de 1900 registró a 296,701 habitantes, de los cuales el 85.72 por ciento vivía en poblados rurales incomunicados y dispersos, el restante 14.28 por ciento se concentraba en menos de diez localidades urbanas. Para el 2000 la relación se ha invertido porque ahora, con una población de 2,536,844 1
Economista con estudios de Maestría en Desarrollo Regional. Profesor de la Licenciatura en Comercio Internacional y miembro del Cuerpo Académico “Estudios sobre globalización e integración económica.” De la Facultad de Ciencias Sociales.
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habitantes, 67 de cada 100 viven en zonas urbanas. Más aun, 47 de cada 100 residen en tan solo cinco ciudades. La descomposición del régimen cañedista, y sus secuelas de represión y violencia, así como las devastadoras epidemias de cólera y tifus, provocaron que el crecimiento de la población estatal estuviera por abajo del promedio nacional. La tasa de mortalidad era tan elevada (en promedio morían 23 personas por cada mil habitantes), que los 30 nacimientos por cada mil habitantes apenas permitían un precario equilibrio demográfico. La mayor incidencia se presentaba entre los niños, quienes antes de cumplir el primer año de vida caían abatidos por influenza, neumonía, bronquitis, enfermedades diarréicas o desnutrición. Los que lograban superar esta barrera tenían, en promedio, una esperanza de vida cercana a los 30 años. La Revolución Mexicana tuvo fuertes costos económicos y humanos para el país, sin embargo, los efectos esta lucha armada no fueron igual de traumáticos en la entidad. Los datos censales revelan que entre 1910 y 1921 se perdieron, con las revueltas y la migración internacional, casi un millón de habitantes. En Sinaloa, por el contrario, se observó un incremento demográfico cercano a las 18 mil personas. A pesar de ello, durante los primeros veinte años del siglo la tasa de crecimiento de la población fue inferior al uno por ciento anual. Al concluir la revolución, y hasta 1940, el país y la entidad entraron a una etapa de cambios institucionales que impactaron favorablemente al crecimiento demográfico: la reforma agraria, el crecimiento de la economía y el desarrollo de la ciencia médica, fueron algunos de los condicionantes que permitieron reducir la mortalidad al mismo tiempo que se elevaba la esperanza de vida al nacimiento. En este periodo, las tasas de crecimiento anual de la población en el estado fueron superiores a las registradas nacionalmente. Después de 1940, y con un entorno internacional favorable, se diseñaron nuevos proyectos políticos y económicos que serían determinantes para configurar al México actual: altas tasas de crecimiento de la economía, proceso de industrialización por sustitución de importaciones, uso intensivo de mano de obra barata, fuerte intervención del estado en la economía y definición de una política de atención a las demandas de servicios básicos en las zonas urbanas, fueron algunos ejemplos. Los efectos demográficos fueron notables: en treinta años el número de residentes en el país creció 1.5 veces, la esperanza de vida al nacimiento se incrementó en más de veinte años; de 39.69 que se tenían en 1940 hasta los 61.05 años en 1970. En ese periodo, la tasa bruta de mortalidad cayó de 22 a 10 defunciones por cada mil habitantes, mientras que la tasa de natalidad se mantuvo por arriba de los 45 nacidos vivos por cada mil. En Sinaloa ocurrió algo similar: el número de sinaloenses aumentó 1.5 veces, la esperanza de vida pasó de 49.8 años, en 1940, a 66.4 años en 1970. 20
La tasa de mortalidad cayó de 17 a 7 defunciones por cada mil habitantes mientras que la de natalidad pasó de 40 a 53 nacidos vivos por cada mil habitantes. Además, el estado se convirtió en una región receptora de inmigrantes que vinieron a integrarse a la agricultura, la pesca y la construcción, principalmente.2 De cara a 1980 se pone fin a una política de población expansionista. En treinta años el perfil demográfico se había distorsionado. La base de la pirámide de edades reflejó que México estaba convertido en un país de niños y adolescentes. Los primeros efectos de esta nueva situación se percibieron cuando la demanda de educación y servicios médicos fue superior a la oferta gubernamental, luego vendría la necesidad de empleos y viviendas. En esos años ya se estimaba que el gran problema demográfico, del segundo cuarto de siglo XXI, será el de atender a una enorme población de jubilados y pensionados que habrán salido del mercado laboral. La recesión en que entró el país a principios de los ochenta, el peso de la deuda externa, el desempleo, la inflación y la política económica contraccionista fueron el marco para una nueva política poblacional enfocada a reducir, por todos los medios, legal y moralmente aceptados, el aumento de la población. Después de 1980 fue más evidente que la población crecía con mayor rapidez que la economía y los servicios. Por ello, el gobierno federal tomó medidas urgentes para reducir el crecimiento demográfico hasta el uno por ciento en el año 2000. Adrián Lajous, quien era entonces Presidente de la Fundación Mexicana para la Planificación familiar, declaró que "el desequilibrio entre la oferta y la demanda de servicios educativos, de salud, de vivienda, de alimentación y de empleos entre otros, obliga a contemplar el suceso con la dimensión prioritaria en el desarrollo general"3 Al plan de choque económico le acompañó también un plan de choque demográfico que fue definido en el Programa Nacional de Población 1983-1988. En el diagnóstico se afirma que las campañas de educación enfocadas a reducir la fecundidad han tenido mayor éxito en las localidades urbanas, mientras que en las comunidades rurales, especialmente en zonas habitadas por indígenas, la tasa de natalidad sigue siendo elevada. Por ello, las primeras acciones de control natal se desarrollaron en estados donde predominaba la población rural, principalmente se dirigieron hacia las mujeres indígenas que en su mayoría eran analfabetas y cuyas edades fluctuaban entre los 18 y 44 años de edad. Las operaciones eran ambulantes, es decir en hospitales que se instalaban temporalmente (preferentemente los sábados) en las comunidades y con un equipo quirúrgico propiedad del 2
Los datos sobre indicadores demográficos fueron tomados de CONAPO (1985), Sinaloa Demográfico. Breviario 1985, México. 3 Tomado de Excélsior, 23 de julio de 1984, Primera plana. 21
IMSS-Coplamar. En un boletín de la SSA aparecido el 12 de enero de 1984 el entonces secretario del ramo, Guillermo Soberón, declaraba que "según los planes gubernamentales se planea tener en control natal a 7.6 millones de mujeres para 1988 y de ellas el 38 por ciento por medios quirúrgicos.”4 Los efectos de este programa pudieron corroborarse en el censo de 1990. Para este año, la población creció a menos del dos por ciento anual y la base de la pirámide, formada por el grupo de edad que va de los cero a los cuatro años, ya no es la más ancha. Otro elemento importante es que entre 1970 y 1980 el número de habitantes aumentó en 18.6 millones mientras que en la década siguiente lo hizo en 14.5 millones. Después de 1980, Sinaloa presenta también una significativa caída en el incremento poblacional que está, incluso, por abajo del promedio del país. En 1900, el estado representaba el 2.18 por ciento de la población nacional y en 1980 llegó a su máximo nivel al alcanzar un 2.76. A partir de esa fecha se registra un descenso en su participación relativa. El explosivo incremento demográfico ocurrido entre los años sesenta y setenta fue sostenido por una economía cuyo crecimiento era tres veces mayor al de la población. Pero era un crecimiento basado en la demanda del mercado interno, que solamente necesitaba unos cuantos mercados predominantes y que, como consecuencia, dio lugar a un sistema urbano excesivamente concentrado. En ese periodo los flujos de migración ruralurbana tuvieron como destino preferente a la capital del país y, en segundo lugar, a Monterrey y Guadalajara. En los estados de la república, con mayor o menor fuerza y con algunos años de diferencia, el fenómeno también se repitió. Sinaloa inició el siglo con 42,357 personas que vivían en localidades urbanas, éstas representaban apenas el 14.28 por ciento del total. Su participación porcentual continuó creciendo hasta llegar al 22.91 por ciento en el año de 1930. En estos primeros años del siglo la población total creció un 33 por ciento mientras que la urbana lo hizo en un 114 por ciento. Diez años después se registra un leve descenso de la población urbana motivado por la inmigración de campesinos que, provenientes del centro del país y bajo el amparo del General Lázaro Cárdenas, llegaron a Sinaloa para asentarse en varias colonias agrícolas. Durante la segunda mitad del siglo se consolidó la tendencia hacia la urbanización de la entidad. Entre 1950 y 2000 se registraron tres fenómenos que por ahora solo tocaremos superficialmente: primero, mientras que la población total creció un 300 por ciento, la población urbana lo hizo en casi un 960 por ciento; si tomamos al primer dato como crecimiento natural, podríamos inferir entonces que dos terceras partes del crecimiento urbano fueron el resultado de la permanente inmigración rural hacia las ciudades. Es 4
Tomado de la revista Proceso, 6 de agosto de 1984, No. 405, p. 25. 22
conveniente resaltar que parte de esta migración no se trasladó totalmente hacia las localidades urbanas tradicionales (Culiacán, Mazatlán o Los Mochis); la apertura de grandes extensiones de tierra de riego y la generación de empleos permitió que la población se desplazara, desde los municipios o estados más pobres, hacia donde se estaba experimentando un proceso de modernización agrícola que ponía énfasis en los cultivos de exportación. Esto fue lo que ocurrió en algunas Guasave, Culiacán y Salvador Alvarado. Hasta 1930 estaban registradas 2,838 localidades rurales que representaban el 99.65 por ciento de los asentamientos y en ellas habitaba el 77 por ciento de la población. En contraste, sólo existían 10 localidades urbanas ocupadas por el 23 por ciento de los sinaloenses; para el 2000 el número de localidades urbanas ha crecido hasta 86 y en ellas habitan casi dos de cada tres sinaloenses. En segundo término observamos que para 1990 la población rural descendió también en términos absolutos, aunque se recuperó ligeramente en el año 2000. Efectivamente, desde principios de siglo inició una tendencia hacia la caída en la proporción que representaban los habitantes del campo respecto al total. Esta tendencia fue revertida brevemente en 1940, según Unikel esto "puede atribuirse en parte al efecto de retención que sobre la población rural tuvieron las medidas tomadas durante el régimen cardenista, relacionadas con el extenso programa de reforma agraria y la mayor repartición de tierras a campesinos, a la construcción de las primeras obras de irrigación que incrementaron la generación de fuentes de trabajo en determinadas zonas agrícolas del norte del país y mayor apego a la tierra por parte de los campesinos."5 Entre 1950 y 1980 los residentes en localidades rurales aumentaron en 342,175 personas; este incremento fue 1.7 veces mayor que el observado durante los 50 años anteriores. Pero en 1990 ya hubo un descenso absoluto de 8,709 habitantes. Esto es comprensible si se toma en cuenta que después de 1982 el país ha vivido una enorme transformación, donde "la contracción del mercado interno, la creciente orientación de la producción hacia los mercados externos y la escasa productividad frente a las importaciones, entre otros factores, modificaron la organización sectorial de la producción, así como su distribución en el territorio. Como resultado, el panorama del desarrollo regional, así como dentro de las regiones, es ahora diferente y las ciudades, al ser el espacio natural de la producción industrial y de los servicios, son los elementos centrales del proceso."6 En este contexto se presenta la redistribución de la población hacia ciudades que concentran las 5
Unikel, Luis (1976), El desarrollo urbano de México, el Colegio de México, México. 6 Rodríguez Hernández, Francisco (1995), “Crecimiento urbano y condiciones de vida en México: cambios en 1970-1990”, Comercio exterior, núm. 10. 23
actividades más dinámicas: turismo, servicios financieros, pesca, agricultura de exportación y manufacturas. El tercer aspecto se refiere a la consolidación de sólo cinco centros urbanos que concentran casi el 50 por ciento de la población total del estado. Este patrón de urbanización obedeció a la localización selecta de ciertas actividades económicas de alta productividad, que en lo general se especializaron en servir a la demanda de los mercados nacionales e internacionales, y que marginalmente se dedican a atender las necesidades de consumo de la población que reside en su área de influencia. Este fue el caso del turismo y la pesca que predominan en Mazatlán y las actividades agropecuarias de exportación que se han desarrollado en el corredor que va desde Culiacán hasta Los Mochis. Hasta hoy, esta concentración es sólo una aglomeración ineficiente de personas en un espacio reducido, cuyo único resultado ha sido el incremento de las desigualdades regionales. Sus características generales son: primero, hubo una desproporción entre el crecimiento del empleo urbano y la inmigración, que convirtió a la desocupación rural en subempleo y empleo disfrazado en las ciudades; segundo, no ha existido un enlace entre las actividades agropecuarias y las industriales y, por tanto, hay una escasa incorporación de valor agregado en las exportaciones que limita la transferencia de recursos, y de efectos multiplicadores, hacia los sectores menos dinámicos; tercero, los permanentes flujos migratorios hacia la ciudad no elevaron substancialmente los niveles de bienestar de los inmigrantes ni de quienes se quedaron en sus lugares de origen. La tendencia a la concentración demográfica y económica se mantiene y es posible que no pueda ser revertida en muchos años. El panorama futuro seguirá marcado por un Sinaloa medianamente desarrollado y una amplia zona rural marginada de los avances tecnológicos, del mercado y de los niveles mínimos de bienestar. Estructura de las regiones Al igual que otros estados, en Sinaloa existe una marcada desproporción distributiva de la población sobre el espacio. Después de 1970 son pocas las localidades que concentran a más del 50 por ciento de la población y existen también miles de poblados con menos de 100 personas. La estructura de las regiones en el estado ha variado, incluso a lo largo del tiempo se han elaborado diversas regionalizaciones que con el paso de los años se convierten en obsoletas y dejan de tener validez. Esto es resultado de los constantes cambios económicos y sociales que van marcando la geografía. Los primeros intentos de regionalización fueron realizados por Bassols, posteriormente el CEPES-PRI elaboró una nueva regionalización y el Gobierno de Labastida hizo otros intentos. 24
Existen dos formas generales de clasificar regiones: la primera se limita a las características homogéneas determinadas por los recursos naturales, estructura geofísica, climas, actividades económicas, niveles de bienestar, etc. La segunda, toma en cuenta los indicadores anteriores y adiciona las fronteras municipales o estatales. Desde una perspectiva geográfica Sinaloa se divide en dos grandes regiones: al este encontramos la parte alta formada por la Sierra Madre Occidental, donde los núcleos de población, pequeños y dispersos por toda la sierra, sobreviven a través del cultivo de tierras en la temporada de lluvias, la cría de ganado y corte de madera. Todas estas son apenas actividades de autosubsistencia que en muchos lugares son desplazadas por el cultivo de estupefacientes. Al oeste, por los valles, se ubican los centros de población más grandes, la capital y las principales ciudades del estado. En esta región se practica la agricultura intensiva, altamente tecnificada; la actividad industrial, donde se procesan materias primas de origen agropecuario; la pesca, el turismo y el comercio organizado. En una mayor aproximación pueden detectarse cuatro regiones caracterizadas por la homogeneidad de sus recursos y actividades económicas o por estar integradas a un polo de crecimiento: al noroeste, el eje agroindustrial formado por Ahome, Guasave, El Fuerte, Angostura y Salvador Alvarado; al noreste los municipios serranos, Badiraguato, Choix, Mocorito y Sinaloa; en el centro de la entidad se encuentra Culiacán con su área de influencia que alcanza a Cosalá, Elota y Navolato; finalmente, en el sur el polo integrador de Mazatlán y su periferia compuesta por Concordia, Escuinapa, Rosario y San Ignacio. Según los resultados del censo de población, levantado en 1930, encontramos un cierto equilibrio demográfico entre las regiones del estado. Este se mantuvo hasta 1950. Empero, después de 1960 es evidente el descenso observado en la región noreste y en menor medida en el sur. En contrapartida, se incrementa de manera significativa la concentración demográfica de las otras dos regiones. A partir de 1970 el estado va definiéndose como mayoritariamente urbano y con ello se fortalecen las regiones noroeste y centro; ambas ubicadas en la zona de los valles agrícolas más ricos de Sinaloa. Asimismo, la región noreste, que se encuentra ubicada en plena Sierra Madre Occidental, entra en un proceso de estancamiento que trae como resultado una caída en su participación demográfica. La zona sur prácticamente dejó de crecer debido a que las ciudades de Mazatlán y Escuinapa son los únicos centros urbanos de importancia. La región noroeste Por su tamaño, los cinco municipios que integran la zona noroeste abarcan un total de un millón 429 mil 545 hectáreas cuadradas, lo cual 25
representa el 24.61 por ciento de la superficie estatal. Se ubican en el llamado Valle del Fuerte; una de las regiones agrícolas más ricas del estado. Está irrigada por los ríos Fuerte, Sinaloa y Mocorito y las presas Miguel Hidalgo, Huites, Josefa Ortiz de Domínguez, y Eustaquio Buelna. Esta infraestructura hidráulica forma parte de los distritos de riego 133, 134, 135 y 136. Los principales cultivos son la caña de azúcar, con el 90 por ciento de la producción estatal; aquí se produce el 50 por ciento de las hortalizas de exportación; el 80 por ciento del trigo; el 60 por ciento del maíz y el 64 por ciento del frijol. El principal mercado, para todos estos productos, está orientado hacia la exportación. El total de tierras abiertas al cultivo suman 553800 hectáreas, de ellas el 82 por ciento son de riego y solamente el 18 por ciento son de temporal. Es importante destacar que el 55 por ciento de la superficie de riego registrada para el ciclo agrícola 2000, está ubicada en esta región. Mientras que participa con apenas el 14 por ciento de la tierra de temporal.7 Se practica una ganadería de tipo extensivo, en cerca de 280 mil hectáreas, en la que destacan las especies bovina, porcina y caprina; además es sumamente importante la cría de pollos de engorda, guajolotes y patos; también se practica la apicultura en colmenas modernas, lo que ha permitido la exportación de miel y cera. Sus recursos forestales no son muy significativos en términos comerciales, pero se corta madera delgada para utilizarla como sostenes en los plantíos de tomate. Aunado a su potencial agrícola, la región cuenta con 250 kilómetros de litorales y una gran cantidad de lagunas donde se practica la pesca de especies comerciales, entre ellas se encuentra el camarón, sardina, anchoveta, pargo, lisa, almeja y callo de hacha. En aguas continentales se capturan ranas, tortuga y tilapia. El tráfico marítimo se realiza a través del puerto de Topolobampo, en Ahome. Según los resultados de los censos económicos, hasta 1989 la región producía el 34.14 por ciento de los ingresos estatales generados por el sector pesquero; el 48.92 por ciento de los ingresos de las manufacturas; en materia de comercio aportó el 30.86 por ciento; en servicios, participó con el 18.99 por ciento y; finalmente, no se registran ingresos significativos en el sector minería. En total, contribuyó con el 32.32 por ciento de los ingresos estatales. De acuerdo con su importancia económica, medida en términos de los ingresos generados, destacan los municipios de Ahome y Guasave ya que juntos aportaron casi el 75 por ciento de los ingresos del grupo. En ambos, destacan las actividades manufactureras y comerciales. Es importante 7
Todos los datos relacionados con la extensión territorial, cultivos, usos del suelo y producción agropecuaria se obtuvieron de Millán Lizárraga, Juán (2000), Segundo informe de Gobierno, Culiacán, Sinaloa 26
resaltar al municipio de Salvador Alvarado ya que a pesar de ser uno de los menos poblados, y el más pequeño en extensión territorial, producía más del 10 por ciento de los ingresos de la región. Para 1994 la región tuvo un pequeño cambio al incrementar en dos puntos porcentuales su participación en los ingresos estatales. Aunque se observa un significativo descenso relativo en las actividades manufactureras, cuya representatividad porcentual cayó un 16 por ciento, la actividad comercial tuvo un repunte y se ubicó casi cuatro unidades por arriba de lo registrado cinco años antes, lo mismo ocurrió con la participación del sector servicios que creció en casi siete unidades y la minería que aporta ya el 9 por ciento de los ingresos estatales. Para 1994 la región tuvo un pequeño cambio al incrementar en dos puntos porcentuales su participación en los ingresos estatales. Aunque se observa un significativo descenso relativo en las actividades manufactureras, cuya representatividad porcentual cayó un 16 por ciento, la actividad comercial tuvo un repunte y se ubicó casi cuatro unidades por arriba de lo registrado cinco años antes, lo mismo ocurrió con la participación del sector servicios que creció en casi siete unidades y la minería que aporta ya el 9 por ciento de los ingresos estatales. Sin lugar a dudas esta es una de las regiones más ricas del estado porque su potencial no está limitado a la agricultura moderna, también ocupa un lugar importante en actividades ligadas a las manufacturas, el comercio y los servicios. Ahome es el centro económico porque concentraba el 55.71 por ciento de los ingresos totales del grupo en 1989 y pasó al 57.25 por ciento en 1994; luego sigue Guasave con el 21.74 por ciento, en el primer año y el 22.17 en el segundo; en seguida aparece Salvador Alvarado con un 10.55 por ciento y el 12.99 por ciento respectivamente. El resto de los ingresos los aportan Angostura y El Fuerte. Según los Censos Económicos de 2003 esta región aporta el 27 por ciento de la producción bruta estatal y están registradas el 35 por ciento de las empresas que emplean a 120 mil personas En términos demográficos puede ser considerada como una de las zonas más dinámicas y mejor integradas. Ahome es el tercer municipio más poblado del estado, Guasave es el cuarto, El Fuerte es séptimo, seguido por Salvador Alvarado y finalmente en el lugar número once de la jerarquía municipal está Angostura. La tendencia demográfica indica que esta región se mantendrá como la segunda más poblada y a partir del año 2010 podría estar en equilibrio con la región del centro del estado. En 1930 agrupaba al 23.33 por ciento de los sinaloenses y, a partir de 1970, su participación ha fluctuado en alrededor del 34 por ciento. Sus principales centros de crecimiento demográfico se ubican en Ahome, que para el año 2000 contaba una población de 360 mil 27
habitantes; Guasave superó los 277 mil y en Salvador Alvarado se registraron alrededor de 73 mil habitantes.8 La región noreste Esta integrada por los municipios de Badiraguato, Choix, Sinaloa y Mocorito. Los cuatro están ubicados en plena Sierra Madre Occidental y los tres primeros tienen frontera con Chihuahua. La región abarca una superficie de un millón 912 mil 959 hectáreas que representan el 32.93 por ciento de la superficie estatal. A pesar de su extensión, está habitada por no más de 202 mil personas que significan el 7.9 por ciento de los sinaloenses. Esta población se distribuye en cerca de 1500 localidades y registra una densidad de 10 personas por kilómetro cuadrado. Según los censos de población, levantados en 1930, esta era una de las regiones más importantes del estado y en ella se concentraban casi el 24 por ciento de los habitantes. Con el desarrollo de los valles agrícolas se presentó una permanente emigración que provocó un lento crecimiento demográfico en la región. Al mismo tiempo, las actividades ligadas a la minería, que daban fortaleza económica a estas localidades, dejaron de tener relevancia económica porque fueron desplazadas por la agricultura moderna, la industria, el comercio y los servicios. A partir de 1950 la región se ha caracterizado por ser expulsora de población. Los flujos migratorios se orientan principalmente hacia Culiacán, Guasave y Guamúchil. Entre 1980 y 1990 se observó un descenso en el número de habitantes. Esta tendencia se mantuvo para el año 2000, por lo cual la región continua perdiendo población tanto en términos relativos como absolutos. Los municipios que se ven más afectados por la expulsión de habitantes son Badiraguato y Choix, que están ubicados en la parte más alta de la Sierra Madre Occidental y limitan con una zona particularmente pobre del estado de Chihuahua. En materia económica se puede decir que esta región es el polo opuesto a la anterior. A pesar de contar con casi un tercio de la superficie estatal, sólo alcanza el 8 por ciento de la tierra agrícola de riego y el 35 por ciento de temporal. La agricultura no es precisamente uno de sus fuertes. Por estar ubicada en plena sierra madre, cuenta con el 30 por ciento de la superficie forestal aunque la explotación del recurso es magra y no representa un ingreso significativo. El 29 por ciento de la superficie estatal sin un uso específico se encuentra en este territorio. Lo intrincado de la sierra y el difícil acceso a las localidades impide que se desarrolle cualquier actividad económica. Por ello, muchos pueblos están incomunicados la mayor parte del año. Los únicos medios de transporte son las avionetas o las camionetas 8
Toda la información referente a la población fueron tomados de los Censos Nacionales de Población y Vivienda elaborados por INEGI. 28
y bestias que pueden transitar por los lechos de los arroyos en tiempos de secas. Estas dificultades orográficas le han asignado un uso agrícola y comercial muy específico: el cultivo de estupefacientes. Efectivamente, según fuentes oficiales, los mayores plantíos y aseguramientos de droga se han localizado en los municipios de esta región, principalmente en cañadas y laderas. A pesar de que en esta zona se construyeron las presas Adolfo López Matéos, Miguel Hidalgo, Gustavo Díaz Ordaz y Guillermo Blake, no pueden usar el líquido almacenado porque éstas se encuentran al pie de la sierra y sirven para regar las tierras de los valles. La región capta recursos hidráulicos en una cuenca de captación de aproximadamente 40 mil hectáreas. Y, contradictoriamente, tiene que cubrir la demanda de tierras, animales y habitantes a través de pozos profundos y manantiales. Esta es una de las razones por las cuales la agricultura no es una actividad importante. Como puede verse, cuenta con apenas el 8 por ciento de la superficie de riego, la cual se concentra en Mocorito y Sinaloa de Leyva, mientras que Badiraguato y Choix carecen de ella. Aunque cuenta con el 37.6 por ciento de la superficie estatal asignada a usos pecuarios y el 30 por ciento de la superficie apta para la explotación forestal, la verdad es que ninguna de las dos actividades tiene relevancia. La ganadería es una actividad con escasa tecnología y sigue limitada a los pastizales naturales. Las unidades de producción tienen, en promedio, un hato ganadero inferior a las cincuenta cabezas. La pesca, el turismo y la agricultura han sido las actividades más importantes del estado. Sin embargo, en esta porción del territorio ninguna de ellas tiene mayor relevancia económica. La primera actividad se practica en las presas y ríos pero el producto carece de valor comercial y se destina al autoconsumo. La segunda es impracticable debido a la escasa infraestructura y a la inseguridad que prevalece en la sierra. La minería, que durante algún tiempo fue puntal de la acumulación y del crecimiento, tampoco ha coadyuvado a elevar los índices económicos de la región; hacia 1989, los censos indicaban que esta actividad contribuía apenas con el 4.44 por ciento de los ingresos estatales generados por el sector. Pese a ello, está muy por encima del comercio, la industria y los servicios que no llegan siquiera al uno por ciento. En conjunto, para 1989 la región noreste aportó apenas el 0.64 por ciento de los ingresos estatales, de ellos el 0.73 correspondió a productos clasificados en el sector pesquero; un 0.28 por ciento eran bienes manufacturados; en comercio solamente alcanzó el 0.71 por ciento y en servicios difícilmente alcanzo a rebasar la media unidad. Todo ello es muy poco si tomamos en cuenta que tiene casi un tercio de la superficie estatal y una décima parte de la población. 29
Según las cifras de los censos económicos de 1994, la situación no ha variado mucho aunque se observan leves incrementos en las todas las actividades. En el caso de la minería se participa ahora con el 7.6 por ciento, derivado de una reactivación de la actividad en Mocorito; la contribución relativa de la producción manufacturera continuó igual; el comercio casi llega al uno por ciento y el sector servicios ahora incrementó su importancia en 23 centésimas con respecto a 1989. En términos generales, la región participó con el 0.84 por ciento de los ingresos globales registrados en los Censos económicos de 1994, mientras que para el 2003 su participación en la producción bruta estatal llegó al dos por ciento. Esto sigue siendo muy poco y no garantiza un ingreso o un empleo remunerado en las actividades formales de la economía. Las peores condiciones las tenemos en Badiraguato donde se han generado condiciones de pobreza y marginalidad que sólo pueden reducirse con el esfuerzo y el peligro que significa el cultivo de drogas. Sobre este punto, en el diagnóstico del Programa Nacional para el Control de Drogas 1995-2000, se afirma que existe un triángulo formado por los municipios de Guadalupe y Calvo, en Durango; Tamazula, en Chihuahua y; Badiraguato, en Sinaloa, donde se concentra la mayor producción de amapola y marihuana del país. Según reportes de la Procuraduría General de la República en esta parte se erradicó, entre 1992 y 1994, el 35.9 por ciento de los enervantes. La región centro La región del centro está ubicada en el llamado Valle de Culiacán. Se integra por los municipios de Cosalá, Culiacán, Elota y Navolato. Tiene una extensión territorial de un millón 127 mil 717 hectáreas que equivalen al 19.32 por ciento de la superficie estatal. Es una de las regiones con mayor infraestructura hidráulica. El agua utilizada proviene de las presas Sanalona, López Mateos y Aurelio Benassini. Además cuenta con los ríos Tamazula, Humaya, Culiacán, San Lorenzo y Elota. Culiacán es la capital del estado y muchas actividades comerciales y de servicios giran alrededor de ella. Esta es, sin duda, una de las partes más ricas en cuanto a producción agroindustrial de exportación. Los antecedentes más inmediatos del desarrollo los encontramos en los años cincuenta, con la introducción de infraestructura para riego. Desde principios del siglo existían ya los ingenios azucareros de Navolato, Costa Rica y El Dorado, a los cuales se les habrían de sumar las nuevas plantas arroceras, aceiteras, harineras y otras plantas agroindustriales. Culiacán es sede de la Confederación de Asociaciones Agrícolas del Estado de Sinaloa (CAADES), con 25 mil socios activos; la Asociación de Agricultores del Río Culiacán (AARC), con 5,400 socios; la Asociación de Agricultores del Río San Lorenzo y del Río Elota con 850 y 1300 socios respectivamente. Las asociaciones de agricultores sinaloenses participan en 30
el cultivo de 67 diferentes productos, con un volumen de producción de 8 millones de toneladas anuales. En síntesis, el 22 por ciento de las exportaciones de hortalizas, granos, oleaginosas, frutas y cultivos industriales salen de Sinaloa. A pesar de contar con menos de la quinta parte del territorio estatal, la región concentra más de un tercio de la superficie de riego y temporal. La mayoría de las tierras de riego están ubicadas en los municipios de Culiacán y Navolato, donde predomina el cultivo de tomate de exportación, pepino y calabaza; mientras, en Elota se han abierto más de 53 mil hectáreas de tierra de temporal donde se cultiva maíz, frijol y sorgo. El municipio con menos recursos agrícolas es Cosalá. En el sector pecuario destaca la cría de ganado bovino y porcino en Culiacán y Elota, así como la reproducción de aves de engorda y la producción de huevo y miel. Cosalá, aunque cuenta con reservas territoriales muy extensas, tiene poca actividad forestal y pecuaria porque su terreno es muy accidentado. Las vías de comunicación se limitan a una carretera de acceso a la cabecera municipal, mientras que el resto de localidades se encuentran dispersas. Los caminos y brechas son los únicos enlaces entre cientos de localidades que colindan con Durango. En 1989, los Censos Económicos indicaban que en esta región se generaron el 12.88 por ciento de los ingresos provenientes de la pesca, la mayor parte de ellos fueron aportados por el municipio de Navolato y Culiacán. En la minería, Cosalá y Elota fueron determinantes para llegar al 47.26 por ciento de los ingresos estatales; mientras que en manufacturas, comercio y servicios quedaron prácticamente concentrados en la capital del estado. En términos globales, la región aportó el 42 del total de los ingresos estatales, aunque solamente Culiacán contribuyó con el 38.65 por ciento del total y el 91 por ciento de los ingresos del grupo. Elota y Cosalá sólo tuvieron una contribución marginal en el total aunque, entre ambos municipios, concentran el 40 por ciento de la actividad minera. Hacia 1994, podría parecer que la importancia económica de la región se ha consolidado: continúa aportando un tercio de los recursos mineros; más del cuarenta por ciento de los ingresos manufactureros y de servicios y casi la mitad de los ingresos derivados del comercio. Para el año 2003 es esta región el 48 por ciento de la producción bruta estatal y se registraron el 39 por ciento de las unidades económicos. Sin embargo, lo cierto es que la desigualdad económica al interior de esta región se ha profundizado: en 1989 Culiacán aportó el 91 por ciento de los ingresos del grupo, para 1994 concentró el 94 por ciento y en 2003 ya acumulaba el 95 por ciento. En contrapartida, el municipio de Elota dejó de tener relevancia en el sector minero. Por su parte Cosalá, tal y como estuvo 31
hace varias décadas, sigue atado a la extracción de minerales metálicos como una de las pocas posibilidades de ingresos. Las disparidades económicas de esta región también se manifiestan en el desarrollo demográfico. Cosalá, que es uno de los municipios más pobres, es también el que experimenta mayores pérdidas de población. En 1970 contaba con una población casi similar a la de 1930 y, después de recuperarse levemente en 1980, tuvo una nueva caída en 1990. Para el año 2000 todavía registra una población inferior a la de veinte años atrás. En el caso de Culiacán ocurre lo contrario, su crecimiento ha sido sostenido y se espera que para el año 2015 este cercano al millón de habitantes. Entre 1980 y 1990 tuvo un crecimiento muy ligero debido a que en una parte de su territorio se creó el nuevo municipio de Navolato; de no haber ocurrido esto el municipio contaría con más del 93 por ciento de los habitantes de la región. Respecto al municipio de Elota, se puede comentar que tuvo un crecimiento demográfico importante entre 1930 y 2000. En este periodo se multiplicó por ocho al pasar de casi 6 mil a 49 mil habitantes. El desarrollo de las actividades agrícolas, y una incipiente actividad comercial ligada a la venta de alimentos para consumo humano y animal, hacen que Elota mantenga su categoría como municipio de atracción demográfica moderada. Navolato, que es el municipio más joven del estado, se creó en una parte de los ricos valles agrícolas que pertenecían a Culiacán. Tiene un comportamiento demográfico caracterizado por la atracción de inmigrantes que se incorporan a las labores agrícolas. Para el año dos mil se ha convertido en el quinto municipio más poblado del estado. La zona sur En el sur se integran los municipios de San Ignacio, Concordia, Rosario y Mazatlán. Por su ubicación geográfica, y la diversidad de sus actividades económicas, éste último puede ser considerado como una región central que tiene bajo su área de influencia al resto de los municipios. En conjunto, cuenta con una extensión de un millón 360 mil 029 hectáreas que representan el 23.42 por ciento de la superficie estatal. La agricultura no es uno de los fuertes en la región ya que solamente cuenta con el 2.9 por ciento de la superficie agrícola de riego y el 23 por ciento de temporal. Los principales cultivos en la zona son los frutales, entre los que destacan el mango de exportación, con el 59 por ciento de la producción estatal; en ciruela y coco, más del 99 por ciento; y también es importante la producción de melón, sandía y aguacate. Para la actividad pecuaria la región cuenta con el 32 por ciento de la superficie estatal. La ganadería aporta el 20 por ciento de los ingresos estatales y entre ellos destaca la producción de bovinos y porcinos. También 32
se obtienen 27 mil 438 litros de leche que representan el 48 por ciento del total. Según datos de los censos económicos de 1989, las pesquerías en la región sur son las fundamentales del estado, en producción de altamar, esteros y acuacultura. Las principales especies son atún, camarón y sardina. En minería destacan El Rosario y San Ignacio, mientras que las manufacturas, comercio y servicios se concentran en Mazatlán. Al igual que en el resto de las regiones, se observa la concentración de los ingresos en un solo municipio. En este caso, en Mazatlán se generan más del 93 por ciento de los ingresos totales del grupo mientras que San Ignacio y Concordia ni siquiera aportan el uno por ciento. Para 1994 los censos no registran al sector de la pesca; tal vez por ello la región perdió importancia relativa ya que pasó del 24.9 por ciento al 21.35 de los ingresos estatales. Las bajas más sensibles se tuvieron en comercio y servicios. En contraste, tuvo incrementos en minería y manufacturas. La concentración de los ingresos sigue ubicada en Mazatlán con un 92.37 por ciento del total, mientras que Concordia sigue sin hacer aportaciones significativas a los ingresos porque la manufactura y comercio de muebles coloniales, que es su principal actividad, ha entrado en crisis. El municipio de Escuinapa, aunque está lejos de alcanzar a Mazatlán, se colocó en segundo lugar en generación de ingresos, debido a un incremento significativo de la actividad manufacturera ligada a los empaques de camarón, mango y hortalizas de exportación. Para el 2003 generó el 24 por ciento de la producción bruta estatal y registró el 23 por ciento de las unidades económicas. Hasta 1950, cerca del 49 por ciento de la población del sur de Sinaloa habitaba en el municipio de Mazatlán. Según los Censos Nacionales de Población y Vivienda levantados en 2000, aquí se concentró ya el 71 por ciento de los habitantes de la región y se estima que dentro de quince años la proporción estará cercana al 75 por ciento. Aunque en términos absolutos el municipio de Escuinapa tenga una población menor a la de Mazatlán, es conveniente destacar que ha mantenido su participación en la distribución porcentual del conjunto de los municipios de la zona sur. El caso contrario se ha presentado en el resto de los municipios que componen el grupo. Durante los últimos cuarenta años la población del municipio de Mazatlán se quintuplicó: pasó de 76,866 habitantes, en el año de 1950, a 380,509 en el año 2000. En los primeros veinte años de ese periodo la tasa de crecimiento demográfico promedió el 4 por ciento anual, mientras que en los últimos veinte se mantuvo cercana al 3 por ciento. En ambos periodos estuvo por encima de las tasas de crecimiento nacional y estatal. En el mismo periodo, la población de Escuinapa creció tres veces pues al iniciar la década de los cincuenta contaba con 14,949 habitantes, mientras 33
que en el dos mil llegó a 50,438 personas. De mantenerse esta tendencia, dentro de quince años la población se acercará a los setenta mil habitantes; un 80 por ciento de ellos en la cabecera municipal. El Rosario ha tenido un crecimiento moderado, mientras que San Ignacio y Concordia evolucionan muy lentamente y en algunos años llegan a tener saldos netos migratorios negativos. Si los programas de control demográfico implementados por el Gobierno Federal y Estatal, a través del CONAPO y CONEPOSIN, tienen los resultados programados, la tasa de crecimiento poblacional deberá reducirse a menos del dos por ciento anual. Con ello, el Municipio de Mazatlán alcanzará, para el año dos mil diez, una población cercana a los 400 mil habitantes y diez años después estará cerca del medio millón. Por su parte, Escuinapa y El Rosario mantendrán su tendencia y se ubicarán entre las primeras doce localidades urbanas de la entidad. Concordia y San Ignacio no crecerán de forma significativa; incluso existe la posibilidad de que inicien un severo proceso de pérdida de población, sobre todo en el segundo.
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Movimientos migratorios y desarrollo regional
Foto: Colección del Ing. José Luis Rice
Pedro Brito∗ En este texto se aborda la relación que existe entre los movimientos migratorios y el desarrollo regional. Se trata de una aproximación en torno de los vínculos más importantes que intervienen en la interacción de estos fenómenos sociales. Buscamos discutir la temática y proponer un marco de referencia básico que sirva al propósito de realizar investigación social concreta sobre este campo de estudio. La dinámica de las sociedades modernas incluye desplazamientos geográficos de una parte de la población que se mueve por distintas causas en el espacio social. La migración se genera por distintas como la búsqueda de trabajo, los estudios, el afán de progreso, el acceso a determinados tipos de bienes y servicios materiales y culturales que no se ofrecen en la región de origen, etc. En este contexto, la más importante razón por la que salen las personas de sus comunidades de origen es la causa socioeconómica, la búsqueda de empleos mejor remunerados y en general la aspiración a una vida con mayor progreso social. Es la razón más relevante.
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Economista. Miembro del Consejo Académico de la Maestría en Ciencias Sociales. Integrante del cuerpo académico “Movimientos migratorios y desarrollo regional” de la Facultad de Ciencias Sociales. 35
Migración interna e internacional Ocurren dentro de los territorios de los estados naciones desplazamientos de personas y cambios de residencia que constituyen un importante flujo social al que se le denomina migración interna. La fuerza social que tiene este movimiento es tan grande que desborda los límites nacionales, las fronteras del país no pueden contener la presión de las personas que quieren salir. Este movimiento se conforma con grandes flujos de emigrantes que se dirigen a países de mayor desarrollo económico; las personas cruzan las líneas fronterizas de la geografía nacional y se arriesgan a sortear los peligros de su acción y a enfrentar los castigos de otros Estados, su salida puede ser temporal o permanente sobre todo en las personas que emigran para buscar trabajo por ser la parte mayoritaria del amplio grupo social de los emigrantes internacionales. Para Cristina Blanco el significado de las palabras “extranjeros” e “inmigrantes” es distinto. Y reflejan cierta carga de prejuicios ligados a diferencias que existen en el orden social: “Los "extranjeros" son considerados dentro de la categoría que se utiliza para denominar a las personas que se desplazan desde los países desarrollados, mientras que se utiliza la palabra "inmigrantes" para distinguir a las personas que se desplazan desde los países pobres (Blanco; 2000:15) Esta autora recoge la precisión conceptual que propone Jacson (1986) cuando afirma que un traslado puede convertirse en migración si ocurren las siguientes circunstancias: a) espacial: "el movimiento ha de producirse entre dos delimitaciones geográficas significativas (municipios, provincias, regiones, países) b) temporal: "el movimiento ha de ser duradero, no esporádico", c) social: "el traslado debe suponer un cambio significativo de entorno, tanto físico como social" (Citado por Blanco, 2000: 16). En esta perspectiva se incluye la importancia del espacio, el tiempo y la dimensión social como factores determinantes de un proceso migratorio. La autora propone la siguiente síntesis: "Serán consideradas migraciones los movimientos que supongan para el sujeto un cambio de entorno político-administrativo, social y/o cultural relativamente duradero; o, de otro modo cualquier cambio permanente de residencia que implique la interrupción de actividades en un lugar y su reorganización en otro" (Blanco; 2000 17). Desglosa los movimientos migratorios con las siguientes precisiones: La emigración es: "el abandono por parte de una persona o grupo, del lugar de origen por un período de tiempo prolongado o indefinido".La inmigración: "es el asentamiento de población foránea en el seno de una comunidad dada". Los migrantes potenciales y sus familias estudian de forma práctica su región de origen, el mercado de trabajo, la generación de empleos, la duración de estos, el nivel de los salarios. Cuando la calificación resulta 36
negativa y se cuenta con redes sociales de apoyo se abre la opción de emigrar hacia otras ciudades con condiciones más adecuadas para realizar sus proyectos de vida, ya sea en otras regiones del país o en el extranjero. Un investigador del desarrollo regional afirma que: “Desde el punto de vista microeconómico, hay un creciente reconocimiento del hecho simple, pero poderoso, de que la realización del proyecto de vida individual para cualquier persona depende, en una medida significativa, del comportamiento del entorno físico o territorial en el cual se habita. La evaluación periódica y muchas veces negativa de esta relación se encuentra parcialmente, detrás de muchas decisiones de migración” (Boisier; 1999: 34). A este respecto resulta interesante la explicación que sostiene el investigador Francisco Alba: “Los individuos son impulsados a emigrar por factores que se agrupan en dos categorías: de atracción o demanda y de expulsión o de oferta. En general las corrientes migratorias comienzan debido a factores de atracción vinculados con la demanda de trabajadores de parte de los países de destino que en ocasiones incluso organizan programas de reclutamiento. Una vez iniciado un flujo, los factores de rechazo, como los bajos salarios o escasez y precariedad de empleos en las naciones de salida, tienden a alimentar de manera sostenida estas corrientes con emigrantes dispuestos a sufrir lo indecible con tal de mejorar su suerte, ya que a menudo el desplazamiento es irregular o ilegal” (Alba; 2001: 15). “La dependencia estructural de mano de obra inmigrante ha sido significativa en muchos países. Durante los años setenta, los países de Europa occidental descubrieron que no podían prescindir de los migrantes, a pesar del alto nivel del desempleo, porque los trabajadores migrantes se concentraban en empleos que los locales no podían o no querían hacer. El sector agrícola estadounidense necesita a los trabajadores mexicanos indocumentados para mantener bajos costos de producción” (Castles; 2006: p. 42-43). La migración interna Un factor del desarrollo que explica el movimiento migratorio de la población dentro de un país es el que se refiere a los desplazamientos de personas del campo a la ciudad, tales cambios espaciales se explican por la crisis de la economía rural, la modernización de la agricultura por la caída en la contratación de fuerza de trabajo debido al uso de tecnologías, y la atracción que representa la vida urbana. En esas circunstancias muchos trabajadores del campo no encuentran alternativas de empleo u ocupación en su localidad, por lo que se abre la opción de emigrar a las ciudades para buscar nuevas oportunidades en los mercados de trabajo urbanos. La dirección rural-urbana es una de las rutas que asumen los movimientos migratorios al ligarse con los procesos de urbanización e industrialización de las ciudades. Es un tipo de migración interna 37
caracterizada por un movimiento de cortas distancias que va del pueblo de origen a la población urbana receptora ya sea en ciudades pequeñas o medianas en proceso de crecimiento. La migración interna incluye diversos tipos de movimiento como la migración rural-urbana y la migración urbana-urbana; en esta los flujos de migrantes van de las ciudades pequeñas a las ciudades más grandes dentro del mismo país. Una de las causas que empujan la migración interna es el proceso de desarrollo regional, desigual y polarizado que se registra en los territorios de los países, las brechas económicas entre las regiones de un país provocan la formación de sistemas urbano-regionales con grandes desequilibrios entre sí. El crecimiento demográfico, la reproducción natural de la población y el crecimiento de la inmigración permiten el crecimiento urbano desmesurado no sólo en las capitales de los países sino también en otras zonas urbanas. Así se forman megalópolis de diverso rango como se observa en la ciudad de México y su zona metropolitana, que conecta a su vez con otras metrópolis regionales como Guadalajara y Monterrey; de suerte que conforman redes de articulación de extensas áreas urbanas que y que coordinan sus respectivos sistemas urbano-regionales. Están también las ciudades medias conectadas a las metrópolis regionales como las ubicadas en las capitales estatales como Hermosillo y Culiacán, sólo para citar dos ejemplos cercanos de ciudades del noroeste de México, además de otros centros urbanos que, a pesar de no ser capitales, concentran gran cantidad de población, como ocurre en las ciudades fronterizas de Tijuana o Ciudad Juárez; y hasta ciudades pequeñas y pueblos de diverso tamaño que se conectan alrededor de una ciudad intermedia, como ocurre con el caso de Mazatlán, que es un centro urbano que coordina un grupo de pequeñas ciudades y pueblos localizados en el sur de Sinaloa. Los sistemas de distribución de población en las ciudades y pueblos son el producto urbano resultante de los movimientos de población que ocurren en los países como consecuencia de su dinámica socioeconómica. La estructura urbana regional es el efecto en el espacio social de la lógica del sistema económico y el modelo de regulación correspondiente, es resultado de los procesos de urbanización, industrialización, crecimiento y desarrollo, tanto en lo que se refiere a los factores regionales y nacionales como lo que implica la incidencia de lo global, es la expresión concreta de procesos contradictorios marcados por el crecimiento polarizado de las regiones. "La globalización de la economía no conduce a la dispersión espacial de las funciones, ni tampoco a la concentración exclusiva de las funciones direccionales en pocas áreas metropolitanas; la globalización necesita de todo un flexible y complejo sistema urbano global, en el que las ciudades son los nodos articuladores de dicho sistema” (Rozga: 2001: p. 93) 38
La emigración y la violencia Hay factores sociales que explican algunos movimientos migratorios. La gente emigra porque busca territorios seguros como ocurre cuando las personas abandonan regiones en guerra, o salen de regiones violentas, van a otros lugares de su país o del extranjero a buscar espacios que les garanticen la vida y la seguridad. Esta emigración que no tiene propiamente una causa laboral sino política, puede incidir en la formación de grupos de refugiados o exiliados políticos en los países receptores. Sin embargo, en parte, estas migraciones se conectan también con el tema laboral al prolongarse las situaciones de guerra, de violencia e inseguridad en sus regiones y países de origen. Arturo Lizárraga sostiene que existe interrelación entre migración rural, violencia y narcotráfico. Afirma que en el caso de los municipios serranos de Sinaloa, cuando la represión del Estado se incrementa contra los habitantes de la montaña, tanto los que siembran amapola y mariguana como los que se dedican a cultivos legales, se ven obligados a abandonar sus poblados; así, aumenta la emigración de los campesinos a las ciudades de la costa y los valles, así como a Estados Unidos (Lizárraga, 2004). La migración internacional La emigración internacional es un flujo social creciente, la dirección va de sur a norte; emerge de los países pobres para arribar a los países ricos. El movimiento migratorio internacional es una de las claves para explicar el desarrollo de muchos países. Europa jugó en el pasado un papel notable en la expansión de sus formas de desarrollo por la emigración de europeos hacia las colonias establecidas en el resto del mundo. La etapa de la industrialización fue otro momento destacado en el crecimiento de las migraciones primero en el interior de Europa hacia los polos urbanoindustriales y después hacia nuevos emplazamientos industriales ubicados en los países independientes. En la época actual se observa la tendencia hacia la búsqueda de opciones laborales de parte de los trabajadores de los países pobres que emigran en busca de los mercados de trabajo de los países ricos. Los estados naciones son incapaces de contener los flujos migratorios internacionales, las fronteras son cruzadas por los trabajadores que salen de su país en busca de trabajo. Los gobiernos de los países pobres no son capaces de ofertar empleos suficientes y bien remunerados para enfrentar la demanda de su población lo que propicia que una parte de sus ciudadanos opte por irse de su país, “al otro lado” de la frontera, “al norte”, "a brincar el muro", "irse de mojados", "cruzar el río", "atravesar el desierto", son otras tantas expresiones que indican el cambio de país, el paso de una nación a otra, el cambio en su condición legal de ciudadanos nacionales a indocumentados, por el tránsito de un estado nacional a otro, de un sistema 39
de regulación legal a otro, de un marco jurídico a otro, de una cultura nacional a otra, de una lengua dominante a otra. Castells afirma que los estados contemporáneos son impotentes para enfrentar los nuevos retos que presenta la globalización. Explica: "…el estado-nación cada vez es más impotente para controlar la política monetaria, decidir su presupuesto, organizar la producción y el comercio, recabar los impuestos sobre sociedades y cumplir sus compromisos para proporcionar prestaciones sociales. En suma, ha perdido la mayor parte de su poder económico, si bien aún cuenta con cierta capacidad regulatoria y un control relativo sobre sus súbditos." (Castells; 1999: 282) La migración internacional es uno de los más importantes movimientos contemporáneos que afectan al mundo entero y que implica flujos de población que van a los países desarrollados en busca de oportunidades de vida. “Con los avances registrados en materia de viajes y tecnología de comunicación, las migraciones se han acelerado y alcanzado niveles que no se veían desde finales del siglo XIX. A comienzos del siglo XXI, aproximadamente 175 millones de personas viven fuera de sus países de nacimiento o ciudadanía.” (Hollifield; 2006: 75) Muchos de los trabajadores que no encuentran ocupación en su país abrigan la esperanza de mejorar sus condiciones de vida si emigran hacia un país rico, quieren acceder al mercado de trabajo aunque aumenten la oferta de trabajadores indocumentados que obtienen los salarios más bajos, aunque parezcan altos si se comparan con los vigentes en su país. Los migrantes de América Latina En los últimos años se ha incrementado de forma notable las migraciones internacionales de pobladores de América Latina. Al revisar los datos que pública la CEPAL se afirma que en el año 2000 se registraron 21 millones de latinoamericanos fuera de sus países de origen. En el año de 2005 el número de latinoamericanos emigrantes aumentó a 25 millones lo que representa el 13% del flujo migratorio mundial. Los países principales hacia donde emigran los trabajadores latinoamericanos son Estados Unidos y España. También se reconoce una migración internacional dentro de la región de unos 3 millones de personas. Los países de América Latina que más captan migrantes de la región son Argentina, Costa Rica y Venezuela (Noroeste, Mazatlán, 03-11-2006). Dentro de la emigración internacional de América Latina es importante la emigración centroamericana. Un caso destacado es el de Guatemala. El presidente de ese país Oscar Berger afirmó que: “en 2006 el monto de las remesas será superior a 3 mil millones de dólares, es un porcentaje muy alto del PIB de Guatemala. El grueso de las remesas van a sectores del área rural en donde se están promoviendo inversiones productivas. El monto de las 40
remesas que llegan a Guatemala es superior a todas las exportaciones del país juntas. Las ciudades donde se ubican los guatemaltecos en EU son Los Ángeles, Chicago, Nueva Jersey, Nueva York y Florida (Entrevista a Oscar Berger, El Sol de Mazatlán, 13-11-06) El caso de El Salvador también puede destacarse. El presidente de ese país Elías Antonio Saca afirma que en Estados Unidos viven 2.5 millones de salvadoreños. La mayoría de ellos son inmigrantes legales aproximadamente 2 millones. 250 000 están bajo la modalidad migratoria de “TPS” estatus temporal que ha sido prorrogado varias veces por el presidente de Estados Unidos, además de 250 000 salvadoreños indocumentados. El monto de las remesas que envían a El Salvador es de 3 000 millones de dólares anuales. Espera 3.1 millones para el 2006 ( Luis Antonio Saca, presidente de El Salvador, El Sol de Mazatlán el 15-11-06). El caso de la migración hondureña a Estados Unidos también es importante. El presidente de Honduras José Manuel Zelaya Rosales señala sin precisar el dato que el número de hondureños que radica en Estados Unidos es de casi un millón de personas. Respecto al monto de las remesas que envían a su país, señaló que para el año de 2006 sumarán 2,300 millones de dólares (Entrevista a Zelaya Rosales, El Sol de Mazatlán, 22-11-06). La emigración de México a Estados Unidos La migración que se da entre México y Estados Unidos es una de las más importantes del mundo. Hay un flujo migratorio histórico de trabajadores mexicanos que cruzan la línea con el propósito de internarse en Estados Unidos para acceder a un empleo y a un estilo de vida. Es obvio que esto supone una relación social que impacta a ambos países. Jorge Bustamante, estudioso de la migración, afirma: “El fenómeno de la migración internacional no empieza en el cruce de la frontera, sino en el proceso de decisión de desplazarse desde la residencia habitual en México con el propósito de obtener trabajo en Estados Unidos”. (Bustamante; 1997: 321) La lógica en la que se basa Bustamante para explicar la relación social que explica la migración es la siguiente: La migración de México a Estados Unidos implica: A) en su relación más elemental, la existencia de dos actores cuya identidad respectiva se deriva del sentido laboral de la relación entre ellos; éstos son el migrante mexicano que ofrece su fuerza de trabajo y el patrón estadounidense que le paga por ella. B) En su representación estructural, derivada de los patrones de recurrencia y de multiplicación masiva de esta relación, implica la existencia de un mercado de fuerza de trabajo de carácter internacional, puesto que el migrante que ofrece su fuerza de trabajo procede de un país diferente de donde se cristaliza la relación a partir de que es contratado con un sentido laboral por un patrón en los Estados Unidos. C) Existe un 41
mercado imperfecto de trabajo que involucra a inmigrantes mexicanos y a patrones norteamericanos, esto se manifiesta en una asimetría de poder entre los actores centrales de la relación.1 (Bustamante; 1997: 322) Con tales elementos precedentes Bustamante dice: “La migración internacional de carácter laboral de mexicanos hacia los Estados Unidos es una relación social que ocurre en el contexto de facto de un mercado (“imperfecto”) internacional de mano de obra en que hay una interacción entre una oferta (migrantes de un país) tan real como una demanda (patrones de otro país) de fuerza de trabajo que opera desde los Estados Unidos. Esta interacción implica: a) la existencia de una noción cultural de mercado compartida en términos básicos por quienes representan la oferta y quienes representan la demanda; b) una asimetría de poder entre ambos, y c) un desplazamiento colectivo de personas que salen de su residencia habitual por rutas recurrentes y con motivaciones semejantes de encontrar trabajo en los Estados Unidos, por lo que orientan su conducta migratoria hacia quienes tienen interés en corresponder al sentido de esa orientación ofreciéndoles trabajo en dicho país. Esto quiere decir que no es preciso que la figura del patrón tenga nombre y apellido cuando el migrante sale en su busca. Sólo tiene que haber internalizado culturalmente la existencia de esa figura para que la orientación de sentido de su conducta migratoria pueda cristalizar en una relación social con quien comparte culturalmente esa orientación de sentido en los Estados Unidos” (Bustamante; 1997:323). Respecto al volumen de la migración, según registro del Departamento del Trabajo de Estados Unidos que hasta septiembre de 2006 se tienen contabilizados a 12.5 millones de trabajadores de origen mexicano, de los cuales se estima que la mayoría, unos 8 millones son inmigrantes, y el resto son descendientes que nacieron en Estados Unidos. La razón del crecimiento migratorio de mexicanos a Estados Unidos es el crecimiento de la demanda de fuerza de trabajo en aquel país. Se reconoce por el Departamento del Trabajo de Estados Unidos que de 2001 a 2006 (en el tercer trimestre de ambos años) la población ocupada de ese país aumentó en 8.3 millones de plazas, de los cuales 2.1 millones, equivalentes a una cuarta parte, estuvo constituida por trabajadores mexicanos. Para Deborah Meyers, del Instituto de Política Migratoria que tiene su sede en Washington, la creciente contratación de mexicanos se explica porque los patrones demandan trabajadores y contratan a los que encuentran. Afirma que en los últimos cinco años el 60% del crecimiento de la población 1
El concepto de mercado de trabajo imperfecto lo toma J. Bustamante de Max Weber. En este mercado el precio de la fuerza de trabajo no es fijado por la interacción de fuerzas con tendencia al equilibrio de una oferta y una demanda, sino por una asimetría de poder entre los actores de la relación laboral. (Bustamante, 1997: 323) 42
ocupada en Estados Unidos está compuesto por extranjeros, de los cuales el grupo de mexicanos es el más importante. Esta demanda tiene que ver con el hecho de que cubren puestos de trabajos que otros grupos no demandan, además de que obtienen baja remuneración, debido a su baja formación académica y su condición de indocumentados (Noroeste, Mazatlán, 06-112006: p 11A). Las tareas que realizan los trabajadores mexicanos los liga a la industria de la construcción, actividades de extracción, mantenimiento de edificios y los servicios en general. Cambios en el modelo migratorio En los últimos años se registró un conjunto de cambios sociales respecto en el modelo migratorio de México a Estados Unidos. Durand y Massey (2003: 5) afirman que el viejo modelo de la emigración mexicana, el que prevaleció en la década de los setenta y ochenta del siglo XX se podía sintetizar estableciendo un perfil sociológico que se adaptaba al emigrante mexicano. Se trataba de un trabajador migrante temporal, masculino e indocumentado. Los cambios dados en la sociedad mexicana en las últimas décadas han modificado también el tipo social de los migrantes: “Las regiones y localidades de origen se han diversificado; ha aumentado considerablemente la migración urbana; las mujeres se han sumado a la corriente migratoria, al igual que los indígenas; el migrante ha prolongado su estancia; se han verificado notables cambios en los índices de naturalización; finalmente, hubo un cambio radical en cuanto a la situación legal de los que fueron migrantes indocumentados” (Durand y Massey, 2003: p. 5). La pura diferencia de salarios es insuficiente para explicar la emigración, se requieren de otros factores sociales que ayuden a entender como funciona el proceso migratorio. Una de esos factores radica en el papel que juegan las redes sociales que ayudan a que la migración sea exitosa. “Las redes migratorias son conjuntos de lazos interpersonales que conectan a los migrantes con otros migrantes que los precedieron y con no migrantes en las zonas de origen y destino mediante nexos de parentesco, amistad, paisanaje. Estos nexos incrementan la posibilidad de movimiento internacional porque bajan los costos y los riesgos del desplazamiento y aumentan los ingresos netos de la migración. Las conexiones dentro de la red constituyen una forma de capital social del que las personas pueden beneficiarse para acceder a diversas formas de capital financiero: empleo en el extranjero, pago de coyotes, salarios más altos y la posibilidad de hacer ahorros y enviar remesas”. (Durand y Massey, 2003: 31)
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El envío de remesas Uno de los efectos de la migración internacional es el creciente envío de remesas de los trabajadores en los países desarrollados que envían recursos económicos a sus familiares radicados en sus países de origen. El monto de las remesas crecen año con año, para muchos analistas el envío de divisas permite a los países mejorar notablemente su balanza de pagos. El destino de las remesas puede tener varios usos, el más importante es el que se destina al consumo, es decir, las remesas que sirven para la manutención de las familias de los migrantes en sus lugares de origen. Otro uso de las remesas es el ahorro, esto en la perspectiva del posible retorno del migrante que prepara su regreso a partir de generar ahorro en su lugar de origen para comprar bienes de consumo duradero como casas o terrenos, o para preparar las condiciones para iniciar un negocio cuando se de su retorno. Un uso alternativo de las remesas es el que se dedica a generar proyectos empresariales de los familiares de los migrantes. Es decir, en lugar de dedicar al consumo los recursos de las remesas se dedican a invertir pequeños capitales para generar ingresos propios para sus familias. El crecimiento de las remesas que envían los mexicanos inmigrantes en Estados Unidos hacia México va en aumento. Según cifras del Banco de México en 2005 se enviaron a nuestro país la cantidad de 18 279 millones de dólares, mientras que en 2006 el aumentó llegó a 23 000. Sin embargo otra fuente indica que ese mismo año las remesas ascendieron a 25 000 millones de dólares según un estudio del Fondo Multilateral de Inversiones del Banco Interamericano de Desarrollo que incluye envíos por medios no electrónicos como el correo normal y las remesas entregadas de persona a persona. (Nota de Erika Hernández, 02/02/2007 Periódico Reforma) La dependencia de las remesas en las regiones de origen es significativa. En una entrevista realizada a la gobernadora de Zacatecas, Amalia García afirma que su estado cuenta con la mitad de los zacatecanos en su territorio en México y la otra mitad vive en EU. Señala que las familias de esa entidad reciben anualmente 5 000 millones de dólares; es decir, las remesas que se envían son esenciales para el consumo de las familias zacatecanas (El sol de Mazatlán, 27 de octubre de 2006). Otro estado que tiene gran dependencia hacia las remesas es Michoacán, cuyo gobernador Lázaro Cárdenas afirmó que “Michoacán tiene cuatro millones de habitantes residiendo en el estado (se refiere a su territorio en México) y tiene, tal vez, más de tres millones en Estados Unidos y no solo en lugares tradicionales para los michoacanos como California, Illinois, Washington, Nevada, Arizona, Texas, Oregon; ahora hay una colonia michoacana muy importante en el estado de Alaska.” En lo que se refiere a las remesas que envían los migrantes a sus familias en el estado, Cárdenas afirma que: “Michoacán recibe más de 2 500 millones de dólares 44
anuales en forma de remesas que, por supuesto, son un alivio a la economía estatal, pero no nos es nada grato presumir este hecho, es una realidad”. (El Sol de Mazatlán, entrevista a Lázaro Cárdenas Batel, 8-11-2006). La inmigración de los ricos Un segmento especial de inmigrantes de nuevo cuño en algunas ciudades es el conformado por personas que mantienen altos ingresos, se ubican en la tercera edad, finalizaron su período de trabajo productivo y gozan de pensiones y jubilaciones que les permiten libertad de movimiento que les permite seleccionar el espacio de vida para establecer sus lugares de residencia de acuerdo con una visión subraya el disfrute personal por buen clima, bellos paisajes, tranquilidad, práctica de su deporte favorito, acceso a servicios de salud, cuidado del ambiente y otros atributos relacionados con sus concepciones del mundo, sus ideales de bienestar social y su criterio de calidad de vida. Algunos de estos desplazamientos de personas tienen que ver con el disfrute, una parte de los residentes de países desarrollados de la tercera edad pueden optar por determinadas residencias temporales de carácter cíclico, no turísticas, en regiones de países en desarrollo con clima favorable a sus preferencias corporales. Puede ser que en este modelo migratorio de cambio de residencia para el goce hedónico se observe el desplazamiento de personas de las zonas urbanas densamente pobladas a las zonas rurales con clima y paisaje apropiados, esto puede ocurrir por la compra de la segunda residencia para las familias económicamente consolidadas que pretenden descansar de la agitada vida urbana y adaptar una casa de campo para tal propósito. La red y la libertad de residencia El avance de las nuevas tecnologías de la comunicación y la informática así como la conformación de la red de conexiones electrónicas en el espacio virtual está determinando la formación de procesos de migración internacional de un tipo distinto, porque aquí los trabajadores laboran por medio de una conexión electrónica ya sea como empleados de empresas o como trabajadores bajo contrato temporal. En estos casos los trabajadores pueden establecer sus espacios de vida cotidiana de acuerdo a sus intereses estéticos o humanos, en lugares de su preferencia debido a que se liberan de la constricción del antiguo espacio de trabajo y de la obligatoria estancia en una oficina ubicada en el país sede de la empresa para la que laboran. No se puede afirmar a que las regiones de un país tengan tendencia hacia la homogeneidad de su desarrollo, -aunque podría señalarse que existen países que han cuidado, a través de mejores políticas públicas, sus niveles de desigualdad regional a efecto de evitar la excesiva polarización 45
entre sus regiones-. Se sostiene que la tendencia más persistente en los países subdesarrollados es a mantener los rezagos de unas regiones frente al progreso de otras. Es decir, que el desarrollo regional no se presenta de forma homogénea en su territorio. De la misma manera, se afirma que a nivel internacional se sigue abriendo la brecha económica entre los países, como se observa en los indicadores socioeconómicos de los países desarrollados respecto al resto, lo que hace que las brechas se mantengan y se amplíen. Así entonces, de acuerdo con la tesis del desarrollo polarizado, se puede sostener que el proceso de desarrollo no es un fenómeno homogéneo, el crecimiento económico no se presenta con la misma velocidad en el espacio y el dinamismo del desarrollo no es igual en todas las regiones de un país o en todos los países de un continente. La falta de empleo Otra de las razones que explican el fenómeno es el alto nivel de desempleo en el país de origen respecto a la creciente demanda de empleos que requiere su población. En este contexto, no tanto por el diferencial de salarios sino por la falta de oportunidades es la razón por la cual los trabajadores de un país deciden emigrar a otro. Aquí no sólo se habla de emigración de trabajadores con escaso nivel educativo y poca capacitación para el trabajo sino también de profesionistas egresados de diversas universidades y centros profesionales que ante la imposibilidad de encontrar un empleo en el ámbito de su región o país de origen deciden emigrar para trabajar en empleos diversos, la mayor parte de las veces sin que estos tengan que ver con sus estudios. La necesidad los obliga tomar, en el lugar de destino, los empleos mas simples, los que no requieren su nivel de estudios, obligados por las circunstancias y estimulados por la visión de que es “una manera de empezar”, que es pertinente ir paso a paso, “desde abajo” para conocer y poder escalar en el nuevo mercado de trabajo que apenas se empieza a conocer. De la migración internacional se desprenden infinidad de posibilidades de estudio. Por una parte, se requieren más estudios sobre los procesos migratorios para ahondar con mayor precisión en las causas que propician la emigración de los trabajadores en las regiones de origen. Es pertinente estudiar tanto las historias exitosas y el papel de imitación de conductas que se genera entre los jóvenes para imitar a los amigos y parientes que "ya la hicieron", de los que se fueron al norte, de los que no tuvieron miedo de alcanzar el "sueño americano". En la explicación de las zonas o localidades de origen de la emigración internacional se pueden estudiar procesos de estancamiento económico, mediocres dinámicas de desarrollo local o regional, escasas inversiones productivas localizadas en el territorio, salarios bajos, insuficientes esfuerzos 46
para lograr verdaderos procesos de cambio social, escasas o equivocadas políticas públicas de los diversos niveles de gobierno, ausencia de proyectos de desarrollo regional, poca utilización de los potenciales de crecimiento por parte de los habitantes de la región, restringidas iniciativas empresariales, pocos procesos innovadores en el rubro económico que se traduce en limitada generación de nuevos productos y nuevos procesos. Por otra parte, desde el país de recepción es factible intentar comprender la forma en que se distribuyen y concentran espacialmente los trabajadores inmigrantes, las causas por las que se establecen en ciertas ciudades y regiones donde se aglomeran, las zonas de vivienda donde se asientan, el tipo de empleos que obtienen, las ramas económicas principales en que se insertan, los procesos de integración familiar que ocurren cuando el trabajador emigra con toda su familia nuclear, el proceso de integración de los hijos de los trabajadores emigrantes en la sociedad receptora, el proceso de aceptación y asimilación como ciudadanos del país receptor a los hijos de los emigrantes nacidos en el país de destino, las diversas formas legales que asume el inmigrante a lo largo del tiempo desde su inicial carácter de indocumentado, hasta las distintas formas de legalidad que asumen a lo largo de su experiencia inmigratoria por la vía de la apertura de programas de legalización de trabajadores migratorios promovidos desde el gobierno del país receptor o negociado con el gobierno del país de origen. Destacar el papel que juegan las redes sociales y las familias binacionales en el proceso inmigratorio, la función social que cumplen de proteger al migrante a lo largo de toda la ruta migratoria, el apoyo que le dan con los gastos, la recepción en sus comunidades de vida, la solidaridad que implica abrirle la puertas de sus casas, presentarlo al grupo de amigos, conseguirle los documentos básicos para iniciar su vida en la nueva sociedad, contactarlo con el mercado de trabajo a efecto de que consiga el empleo inicial que le permita empezar la nueva etapa laboral como trabajador internacional sin documentos legales en un país al que llegó cargado de sueños. Otro tipo de estudios que deben realizarse son los que se refieren a los aspectos culturales vinculados con el encuentro que se da entre la cultura del migrante con la cultura que predomina en la sociedad receptora. Se deben destacar la formación de nuevas formas de cultura producto de esta interacción, además de analizar los procesos discriminatorios que sufren los migrantes y sus familiares en el proceso de adaptación al nuevo espacio social que viven en el país receptor. Conclusiones Se puede afirmar que la emigración ha crecido en los países en desarrollo como producto de las desigualdades sociales existentes en el territorio, los limitados resultados de las políticas de generación de empleo, 47
el escaso trabajo efectivo de instituciones encargadas de promover la integración social, , la falta de promoción social, ausencia de programas de desarrollo local y regional con objetivos claros, recursos suficientes e instrumentos precisos de acción, la incapacidad para activar la inversión de los empresarios en las regiones atrasadas para aprovechar el potencial de crecimiento económico, la desconfianza y falta de cooperación entre los actores sociales, la desconfianza entre ellos y con las autoridades, la falta de capital social, el enfrentamiento y la división entre la organizaciones empresariales, los gobiernos locales, las agrupaciones de trabajadores, las organizaciones civiles y el sistema educativo; la ausencia de instituciones interesadas en ofrecer respuestas efectivas a las demandas de la población, la conducción inadecuada de los gobernantes que carecen de visión política y de preparación técnica para poder marcar el rumbo del éxito social de sus comunidades, los problemas burocráticos de la administración pública por el exceso de burocracia el uso ineficaz de los recursos humanos por parte de las instituciones públicas y la elevada corrupción existente. Este conjunto de factores pueden presentarse como algunas de las causas más importantes por las cuales se registra un bajo o nulo desarrollo económico regional incluyente que se tiene en los territorios de origen de la emigración lo que explica las razones por las que muchas personas deciden irse, con todos los riesgos que su decisión implica, fuera de su “terruño”, lejos de su región, de su familia y de sus amigos, para buscar las oportunidades que su país le niega.
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TRABAJO HORTÍCOLA y migración interna en Sinaloa
Foto: José Luis Camacho
Beatriz Eugenia Rodríguez Pérez∗ Algunos estudios sobre la problemática de los mercados laborales agrícolas y la migración interna en México, coinciden en señalar que se vive una etapa de profundización y diversificación del proceso migratorio ruralrural, en la cual se modifican ritmos, tipos y temporalidad (Corona, 1993; Sifuentes, 1994). Este panorama tiene sus antecedentes inmediatos en las transformaciones económicas y sociales producidas en el sector agrícola a partir de los años 80 que, en conjunto, profundiza la dependencia de las familias rurales al trabajo asalariado. Entre los cambios más significativos que reflejan el impacto de esta nueva fase de integración de la economía mexicana a la economía global, se encuentra el impulso de un nuevo modelo de desarrollo rural que privilegia la agricultura empresarial de exportación, cuya expansión obedece al desarrollo del mercado internacional competitivo1. Lo cual tiene ∗
Profesora e investigadora de la Universidad Autónoma de Sinaloa. Doctora en Antropología Social, egresada de CIESAS-Occidente. Obtuvo el Premio Nacional de Tesis de Doctorado en el año 2005. Responsable del Programa Universitario de Género de la Coordinación General de Investigación y Posgrado de la UAS. 1 Se trata en general de la agricultura de exportación, representada por frutas, hortalizas (frescas y congeladas) y flores (Marañón, 1997). Ello ha implicado diferentes procesos de reestructuración productiva, que conlleva nuevas formas de organizar la producción, 49
consecuencias directas sobre la composición, volumen, intensidad y dirección de los flujos migratorios de jornaleros. Expresión de este fenómeno es la creciente incorporación a las corrientes migratorias de indígenas, mujeres y niños. Durante años, la distinción que surge por las diferencias de género, edad y etnia, estuvieron ausentes de los estudios sobre jornaleros agrícolas; a lo más, el trabajo de las mujeres y niños se abordaban como un mecanismo que utiliza el jornalero para compensar el deterioro de su propio salario. Eso llevaba a analizar su participación sólo como complemento del trabajo de los hombres, e ignoraban que estos grupos se adscribían con una dinámica propia al mercado de trabajo (Lara, 1991:104). Los estudios pioneros en México sobre los mercados de trabajo rural se llevaron a cabo en la década de los ochenta (Lara, 1998:18). La primera investigadora que abordó el problema de los trabajadores agrícolas fue Luisa Paré (1981); su propuesta metodológica, ubicada en los procesos de proletarización, consiste en analizar la relación que mantienen los trabajadores con la producción campesina, por un lado, y con el trabajo asalariado, por el otro. Con base en ello, define una serie de situaciones que van del campesino al proletario, pasando por la condición de semiproletario. En la misma línea metodológica se publicaron los libros de Aguirre Beltrán y C. de Grammont (1982), Carton de Grammont (1986), Posadas (1985), Guerra y Rocha (1986) y Cisneros (1988). Estos estudios, al abordar a los jornaleros agrícolas, enfatizan el inminente proceso de proletarización del campesinado pobre o sin tierra. En ese tiempo, aparecieron también varios estudios sobre jornaleros agrícolas, en los cuales describen sus condiciones de vida y trabajo (Arizpe y Aranda, 1981; Roldán, 1982; Ronner, 1981). Después se publicó un libro que aborda la situación de segmentación étnica en la horticultura en San Quintín (Garduño, García y Morán, 1989), y en 1994, Carlota Botey dedica una investigación al trabajo infantil jornalero también en Baja California, al igual que Guerra (1998) en Sinaloa. Fue Enrique Astorga (1985) el primero en tener como objeto de estudio los mercados de trabajo rural. Destaca que la especialización de la demanda no sólo es geográfica sino social, ya que establece exigencias de edad, sexo, habilidades, horarios, residencia, etc. Bajo este enfoque, el trabajador agrícola se comporta como mercancía que responde a las leyes de oferta y demanda de acuerdo al cultivo y nivel tecnológico existente. C. de Grammont y Sara Lara (2000:131), sostienen que los mercados de trabajo rural son lugares donde oferentes y demandantes no se encuentran libremente, porque tanto una como la otra se transforman constantemente, no
comercialización y la fuerza de trabajo (Lara, 1996). 50
sólo por factores macro económicos y estructurales2, sino también por razones sociales y culturales. Del lado de las empresas, esta dinámica se genera por los procesos de modernización y de reestructuración productiva, donde la adopción de nuevas tecnologías3 hace que potencien sus capacidades para conseguir mano de obra de acuerdo a las necesidades. Conforme a Raynolds (1994:146), la empresa institucionaliza la flexibilidad en el volumen y diferenciación de los productos, en la administración y uso de los factores internos, y en las relaciones con otras firmas. El nuevo paradigma basado en la producción flexible se ha denominado posfordismo. Este tiene las siguientes características: producción descentralizada con distintos propietarios en diferentes lugares; mientras la producción es dispersa, los centros de poder, tanto en aspectos financieros como en las decisiones, se concentran cada vez más; desarrollo tecnológico que da origen a nuevas formas de comunicación, transportación y servicios colaterales, para poder organizar la red; desarrollo de instituciones supranacionales y, flexibilidad en las relaciones laborales (Bonanno, et al.,1994:18-20). En tanto, la oferta depende de una serie de factores económicos que provocan la expulsión de fuerza de trabajo de ciertas comunidades, mediada por elementos que regulan su acceso a dichos mercados, tales como la existencia de redes, contactos anteriores con el lugar receptor, falta de empleos en el lugar de origen, expectativas de superación y otras. A los mercados de trabajo rural se le conciben como espacios dinámicos donde se reproducen relaciones que segmentan a los trabajadores en un sinnúmero de categorías, siendo las principales: clase, etnia y género (Lara, 1998:22). El cultivo de tomate es un claro ejemplo de la existencia por un lado, de grupos empresariales con gran poder económico y político, y por otro lado, contingentes de migrantes, la mayoría indígena, que carecen de lo elemental para vivir. Las políticas neoliberales aplicadas en el medio rural mexicano desde hace ya cuatro sexenios, han restado competitividad a todo el sector agropecuario pero, en particular, al campesino productor de bienes de subsistencia. La eliminación de subsidios, de mecanismos de acopio, comercialización y crédito, el nuevo marco jurídico y la apertura comercial, lanzaron a los pequeños productores a competir en condiciones de extrema fragilidad que propiciaron pocas posibilidades de sobreviviencia (Barrón, 1997a). 2
Por ejemplo: procesos de globalización, nueva división internacional del trabajo, reestructuración de las empresas, entre otras. 3 Semillas de alto rendimiento, análisis de suelos y plantas, plasticultura, fertirrigación, producción bajo invernaderos, sistemas computarizados, hidroponía y demás. 51
Generalmente, hay espacios específicos de oferta y demanda para cada tipo de trabajador, que implican diferencias en las condiciones de empleo, sistemas de remuneración, niveles de ingreso, duración del trabajo, entre otros elementos. La evidencia empírica (C. de Grammont y Lara, 2000) muestra que, en términos globales, las actividades poco calificadas, y por lo mismo, con remuneraciones más bajas, concentran a trabajadores migrantes que son en su mayoría, indígenas. En cambio, en las actividades de mayor calificación predominan los trabajadores locales y asentados sobre los migrantes; en cuanto a su condición étnica, se puede generalizar que son trabajos dominados por mestizos4. En México se calcula que hay poco más de 3.4 millones de jornaleros agrícolas, que representan más de la mitad de los 5.7 millones del ramo en el país (Pronjag, 2000a). Aunque son generadores de riqueza, experimentan una marcada exclusión social: más del 72% vive exclusivamente de su mano de obra, valorada dependiendo de la zona y del cultivo, en 60 y hasta 80 pesos al día. En este trabajo identifico algunas propuestas que se han hecho para analizar a los asalariados agrícolas como grupo que participa de una dinámica de relaciones sociales al seno del mercado de trabajo hortícola. Asimismo, describo las condiciones de trabajo y vida de los jornaleros durante su estancia en los valles de Sinaloa. I. Categorías teóricas de los mercados de trabajo rural Algunos autores5 recurren a la teoría del mercado dual, para explicar procesos y características de los mercados de trabajo. Esta postura que originalmente fue desarrollada por Piore (en Carton de Grammont y Lara, 2000), y enriquecida por Llamas (1987), plantea lo siguiente: a) El mercado laboral se divide en dos segmentos: primario y secundario. En el sector primario se encuentran los trabajadores privilegiados, pues los empleos son mejor pagados, más estables y con mayor estatus. En tanto, el sector secundario, se caracteriza por elementos opuestos, comprende a todos los grupos marginados: niños, mujeres, indígenas, migrantes, así como empleos mal pagados e inestables. b) La dicotomía del mercado se explica por factores institucionales e históricos: tecnología, estructura ocupacional, costumbres y composición de la fuerza laboral. c) La movilidad de los trabajadores dentro del mercado es limitada y son, sobre todo los trabajadores del segmento secundario, los que se encuentran atrapados en él. 4
La diferenciación de indígenas y mestizos la hago tomando en cuenta idioma y autoadscripción a alguna etnia. 5 Mayor profundización en Carton de Grammont y Sara Lara, 2000:122-140. 52
d) Las características del capital humano que plantean los neoclásicos (años de escolaridad y adiestramiento) poca influencia tienen sobre los sueldos y puestos de trabajo, de manera que quienes se encuentran en el mercado secundario no es porque carezcan de calificaciones adecuadas, sino por dificultades que existen para acceder a mejores trabajos. Barrón (1997a) considera que forman parte de los mercados primarios las empresas modernas dedicadas a la horticultura, ya que tienen una división social del trabajo muy marcada. Sin embargo, C. de Grammont y Lara (2000) discrepan de esta postura en tanto que mujeres e indígenas laboran en condiciones de extrema precarización, que en el esquema dual no sería propia de estos mercados. De esa manera, los mercados de trabajo rural ofrecen un abanico de situaciones complejas que dificultan la aplicación mecánica de este enfoque, pues se encuentran grupos de trabajadores clasificados como calificados que ocupan los mejores puestos y cuentan con condiciones laborales aceptables frente aquellos que serían típicamente clasificados en el segmento secundario. Junto a ello, existe otra postura para el análisis de los mercados de trabajo que retoma la situación de flexibilidad. Carrillo y Hualde (1990), reconocen dos tipos de flexibilidad: cuantitativa y cualitativa; ambos se guían con la demanda, pero la primera refiere a cambios organizativos, que con frecuencia deriva en inestabilidad laboral y precarización del empleo. Mientras la segunda se refiere a cambios en las preferencias de los consumidores. El punto de partida de la flexibilidad, es que la mano de obra, dada sus características de calificación, es fácilmente sustituible y movilizable; pero, en la práctica la segmentación del mercado de trabajo rural lo impide, porque ni la mano de obra ni los puestos de trabajo son fácilmente intercambiables (Lara, 1998:120-121). Por su parte, la corriente segmentacionista aparece como una manera de clasificar a la fuerza de trabajo, y su aporte sustantivo se halla en la noción de estratos. Se plantea que en el sector primario se encuentran dos estratos: en el superior se ubican aquellos que cuentan con nivel educativo suficiente para aumentar sus posibilidades de desarrollo. Y el nivel inferior corresponde a trabajos calificados pero taylorizados6 y, por tanto, con pocas posibilidades de movilidad (De la Garza, 1993). 6
Término que hace referencia a Frederick W. Taylor (1880), ingeniero inglés que estudió a fondo la forma de elevar la productividad del trabajo. El paradigma taylorista se fundamenta en la división sucesiva del proceso de trabajo, sus tareas y obligaciones, hasta sus elementos más sencillo, apuntando a disminuir el tiempo requerido para desempeñar tales tareas a partir de una dosis de especialización y concentración absoluta (Vargas, et al., 2001:7-8) 53
Sengenberger (1988:349) plantea que las restricciones en la rotación de puestos y mano de obra con calificaciones iguales o comparables, da como resultado una segmentación horizontal; mientras, la segmentación vertical designa las desigualdades entre distintos tipos de trabajadores. Ambos casos se basan en una normatividad explícita o implícita, que impide que cierto tipo de trabajadores no puedan acceder a determinados puestos. Así la segmentación es solución a los problemas de mano de obra, teniendo en cuenta diferentes intereses de las empresas. La urgencia de entender las inequidades de género en los mercados de trabajo y explicarlas en sus nexos con el proceso de división familiar del trabajo, ha estimulado usar la noción de segregación social, que sirve para someter a análisis exhaustivo la estructura diferencial de oportunidades del mercado de trabajo (Pedrero, Rendón y Barrón, 1997; Oliveira, Ariza y Eternod, 1996). El concepto de segregación social se refiere a la delimitación de espacios diferenciados entre individuos o grupos a partir de atributos particulares. Varios autores destacan que esta distinción no es neutra, pues legitima esferas de autoridad y competencia, y determina un acceso desigual a los recursos sociales. Segregar es replegar a un espacio social para asegurar el mantenimiento de una distancia para institucionalizar una diferencia que ratifica a su vez un determinado orden social (Lara, 1998:97). Cuando el género es el criterio que norma la separación, son los atributos culturalmente construidos acerca de lo que es ser hombre o mujer, los que sirven para demarcar los límites de los espacios; los que corporeizan la asimetría social entre unos y otras (Reskin, 1984; Reskin y Hartman, 1986). II. La horticultura: mercado de trabajo segmentado El mercado de trabajo hortícola recurre con frecuencia a la flexibilidad cuantitativa que se expresa en prestaciones laborales escasas o nulas, inestabilidad laboral con horarios variables y eventualidad, o en términos salariales, en formas de pago a destajo, por tarea o producto. Los efectos que se producen tras la puesta en marcha de este tipo de flexibilidad son que las empresas administran y tratan a sus empleados con criterios jerárquicos: mano de obra local y migrante; indígena y no indígena; varones, mujeres y niños, la cual se establece sobre la minorización7 o discriminación de los grupos mencionados. 7
El concepto “minorización” ha sido utilizado por Sara Lara (1998:122), para dar cuenta de cómo las diferencias se convierten en estigmas de alteridad que suponen jerarquías y desigualdad entre los trabajadores. Es decir, se convierten en mecanismo de "naturalización" de las diferencias sociales a partir de las cuales se constituye un sistema de exclusión y dominación que se refuerza entre sí. 54
Las labores y puestos de trabajo que se caracterizan por ser mejor pagadas y calificadas, se ofrecen principalmente a la mano de obra local. Tales tareas son las relacionadas al riego, sistemas mecanizado, empaque y embalado del producto. Además, generalmente son los mestizos quienes se encargan de actividades básicas como preparación del terreno y manejo de maquinaria. En contraste, a los indígenas sólo se les responsabiliza de tareas manuales, entre las que destaca el trasplante, deshierbe, puesta de estacón, envarado e hilado y pizca del fruto. De esa forma, la condición migrante y étnica determina una distinción en cuanto a actividades que pueden acceder los migrantes. Más del 90% de la población indígena se ocupa en el corte de hortalizas, mientras sólo un poco más de la mitad de los jornaleros mestizos la realizan (Pronjag, 1999). Asimismo, en la distribución del trabajo, existen actividades donde prevalece una distinción de género. Las mujeres se encuentran al margen de actividades que demandan mayor fortaleza física como son regar, trabajar en las bombas, fertilizar, manejar el niño8, colocar estacón, reforzar y cortar alambre. La participación femenina es nula en labores que se realizan mecánicamente, como el manejo de tractores y aspersores. Actividades que sólo son realizadas por hombres, pese a que demandan una mínima capacitación y requieren poco esfuerzo físico. De este modo, la segregación hace posible el control social como mecanismo básico de estratificación genérica (Ariza y Oliveira, 1999). La situación que sufren las mujeres, así como indígenas, migrantes y niños (as), es típica de una segmentación vertical, porque la estigmatización que se hace de sus características físicas se convierte en mecanismo justificador de una estructura de empleo que los (as) condena a los peores puestos y trabajos más penosos (C. de Grammont y Lara, 2000:129); semejante a la situación que viven los migrantes indocumentados y negros en la unión americana. Así, las empresas hortícolas mantienen una división del trabajo marcada por razones de género, pues los hombres ocupan puestos que gozan de cierto reconocimiento y prestigio por considerarse calificados (por ejemplo: ingenieros, técnicos, mecánicos, tractoristas); mientras a las mujeres le asignan las peores tareas y reciben los ingresos más bajos9. Algunos autores hacen hincapié en las ventajas que ofrece esta mano de obra porque es barata. Sin embargo, no sólo es su costo lo que puede explicar la preferencia para contratar mujeres en estos cultivos, sino también porque ofrecen gran disponibilidad y flexibilidad para el trabajo10. Las 8
Instrumento grande y pesado en forma de martillo que sirve para enterrar la vara. Sobre todo tareas relacionadas a la siembra y cosecha de hortalizas. Véase más información en el apartado de proceso de trabajo. 10 La flexibilidad supone la implementación de mecanismos que permiten todas las formas posibles de adaptación del uso de la mano de obra, a las necesidades de los 9
55
mujeres aparecen como el sujeto social por excelencia para la implementación de todas las formas de trabajo flexible, porque no conocen otra forma de inserción en la economía. Y siguen combinando labor de campo o fábrica y hogar a lo largo del día. III. Las mujeres: fuerza de trabajo hortícola Las estadísticas de 1927 ya señalan la importancia del trabajo femenino e infantil, y la incidencia que adquieren desde entonces las migraciones de hombres, mujeres y niños que participan en la cosecha de tomate (Lara, 1998:160). Normalmente se aduce que fue la escasez de mano de obra masculina la que condujo a contratar mujeres en los empaques, pero cierto es que los agricultores buscaron asegurarse mano de obra que pudiera especializarse y calificarse en condiciones de gran disponibilidad de horario durante toda la temporada de cosecha. Las esposas y/o hijas de los empleados, eran consideradas como fuerza de trabajo local mucho más flexible que la masculina y migrante, quienes suelen regresar a sus pueblos, algunas veces, sin haber concluido la zafra. Para 1985, Astorga Lira nos habla de la existencia de 5.4 millones de jornaleros agrícolas, siendo alrededor de un tercio mujeres y niños. Asimismo, investigaciones como la de Arizpe (1980) y Barrón (1997a) han detectado importantes procesos de transformación en el perfil de las jornaleras. Mientras a principio de los setenta la mayor parte eran jóvenes solteras o mujeres que ya habían concluido su ciclo reproductivo, desde hace más de una década, tal como ocurre en otros sectores de la economía, se incorporan cada vez más mujeres unidas, aún en etapa reproductiva, jefas de familia y solteras con hijos. Por su parte, el Pronjag (2000a) estima que en el medio rural existen 4.7 millones de familias; poco más de un millón son jornaleros agrícolas, lo que representa 5.2 millones de personas. Del total de miembros de las familias de jornaleros trabajan 3.4 millones; de ellos cerca del millón son mujeres, y 39% son migrantes de ambos sexos (Cuadro 1).
procesos de trabajo. Es decir, empleo temporal, horarios discontinuos y salario por tarea o pieza (Lara, 1993). 56
CUADRO 1 POBLACIÓN JORNALERA EN MÉXICO TIPO
POBLACIÓN
TRABAJAN
Hombres adultos
2´550,000 (49%)
1´900,000 (56%)
Mujeres adultas
s.d.
600,000 (18%)
Jóvenes entre 15 y 17 años
550,000 (11%)
526,000 (15%)
Niños de 6 a 14 años
1´350,000 (26%)
374,000 (11%)
Menores de 6 años
750,000 (14%)
s.d
TOTAL
5´200,000
3,400.000
FUENTE: Pronjag-Sedesol, Mayo 2000.
De acuerdo con la Encuesta Nacional a Jornaleros Migrantes efectuada por el Pronjag en 199811, en 10 estados demandantes de mano de obra se registró un índice de feminización de 50.79%; es decir, por cada 100 trabajadores hombres había 50 mujeres trabajadoras. Este porcentaje se comporta de manera diferente dependiendo de la zona agrícola; en el centro y norte de Sinaloa supera 75%, en el valle de Vizcaíno el 73% y en la Costa centro de Nayarit de 71% (Arroyo, 2001). Esto es así, debido a una política laboral que busca flexibilidad12 en diferentes sectores de la economía, y ve en las mujeres candidatas idóneas para este tipo de empleos por su cierta docilidad para aceptar trabajos precarios. 3.1 Jornaleras (os) agrícolas migrantes En Sinaloa los movimientos migratorios tienen que ver con la actividad agrícola. Cada temporada otoño-invierno, que comprende los meses de octubre a mayo, cerca de 150 mil jornaleros arriban al estado, contratados para la siembra, pizca y empaque de hortalizas. 11
La Encuesta Nacional a Jornaleros Migrantes 1998 fue diseñada para captar información de las características particulares de los jornaleros agrícolas migrantes y sus grupos familiares. Se determinó como el universo de aplicación a los albergues y asentamientos de población migrante atendidos por el Pronjag. 12 La flexibilidad significa según Lara (1993:54), utilizar la fuerza de trabajo en todas las fases de la cadena productiva desempeñando tareas diversas y en secuencia discontinua. 57
Mientras que la media nacional de jornaleros o peones del campo es de 8.7%, con relación a la población total ocupada, Sinaloa se ubica en el segundo lugar de las entidades donde un 14.2% son contratados; arriba de esta entidad sólo se encuentra Michoacán con un 23.4% (INEGI, 1999). Si comparamos estos datos con los reportados de la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica de 1992, nos damos cuenta que la media nacional creció ligeramente (8.5%) y Sinaloa disminuyó dos puntos porcentuales (16.3%), lo cual puede deberse a la apertura de campos de cultivos en otros estados de la República Mexicana. En promedio cada temporada 25 mil familias se dedican a actividades hortícolas en Sinaloa, siendo el 75% población migrante. Las entidades que aportan más jornaleros son: Guerrero (45.59%), Oaxaca (19.90%), Sinaloa (17.87%), Veracruz (7.07%) y otros (9.57%)13. Más del 60% de esta población, pertenece a grupos indígenas, siendo los principales Mixtecos de Guerrero y Oaxaca (43.71%), nahuatl de Guerrero (17.31%), zapotecos de Oaxaca (14.23%), tlapanecos de Veracruz (10.66%), triquis de Oaxaca (9.57%) y otros (4.52%)14. En las últimas tres temporadas, en promedio habitaron los albergues de jornaleros migrantes 35,235 (31.8%) hombres; 31,154 (28.2%) mujeres; 22,392 (20.2%) niños y 21,942 (19.8%) niñas. La mayoría de los jornaleros empiezan a llegar a los valles de Sinaloa pasadas las festividades del día de muertos (primero y dos de noviembre). Los meses de mayor demanda de mano de obra son de diciembre a marzo. El 59.6% de la población se alberga en el valle de Culiacán (Navolato, Culiacán y Mocorito) viviendo temporalmente en 115 campos agrícolas, también conocidos como albergues o campamentos. Le siguen en orden de importancia los valles ubicados en la zona norte, donde destaca Guasave y El Fuerte con el 22.3% (43 campos y cuarterías), y la zona sur ocupa un tercer lugar con un rápido crecimiento, sobre todo en el área de La Cruz de Elota y Escuinapa con un 18.1% (35 campos y cuarterías). En la temporada 2000-2001, de una población de 122,188 jornaleros agrícolas, 79,609 (65.2%) son migrantes. El resto 42,588 (34.8%) se encuentran asentados, es decir, tienen varios años viviendo en Sinaloa. Al término de la temporada el 76% de la población migrante regresa a su lugar de origen; aproximadamente un 3% se queda en los campos del estado y al término de dos o tres temporadas retornan a sus comunidades; mientras un 21% sigue la ruta a los campos agrícolas de Sonora, Baja California y Baja California Sur, preferentemente. 13
Han dejado de tener participación importante de trabajadores los estados de Durango, Zacatecas, Michoacán, Chihuahua y Guanajuato. En contraste, ha crecido Veracruz. 14 Información proporcionada por el Pronjag, temporada 2002-03. 58
En la última década, la crisis económica no sólo ha intensificado los flujos rurales, sino que ha incorporado a significativos sectores del medio urbano al trabajo jornalero, aumentando el tránsito urbano-rural. Tal es el caso de habitantes de las ciudades de Culiacán, Navolato y Guasave que se trasladan diariamente al corte de legumbres. Los municipios sinaloenses que más aportan mano de obra jornalera, en orden de importancia numérica, son Culiacán (5,163), Sinaloa de Leyva (4,537), Mocorito (2,888), Choix (2,801), Navolato (2,323), Guasave (1,352), Badiraguato (1,035) y otros (1,274) (Pronjag-Sinaloa, 2003). Es importante resaltar que cada temporada, son más los trabajadores locales o migrantes asentados15 que se incorporan a las labores hortícolas. Por ejemplo, el Pronjag reporta que de 137 albergues y 20 comunidades atendidas en la temporada 1998-99, al 2002 son 98 albergues y 35 comunidades. En ese tiempo, también se dio un cambio en el patrón de residencia de los migrantes. En 1989 el 66.7% de los trabajadores vivían en campamentos y el 33.3% en colonias. Doce años después, el 56.5 de los trabajadores agrícolas vivía en colonias y habían aparecido las cuarterías de renta como una opción de vivienda, las cuales albergaban poco más de una décima parte de esos trabajadores (Pronjag, 2003). De un total de 111,084 trabajadores atendidos en la temporada 19981999, el 74,782 son migrantes, mientras que al 2002 de 109,860 sólo son 60,199 debido al proceso de asentamiento. Situación que no es mayor por la existencia de mecanismos que desalientan la permanencia de dicha población; por ejemplo, la mayoría de los agricultores no permiten que al término de la zafra queden familias dentro de los albergues que son de su propiedad16, y pagan el retorno al lugar de origen. “Yo no sabía dónde era aquí. Una cuñada que ya había estado aquí le platicó a mi esposo y nos trajo. Es que allá se acaba el trabajo y por eso nos animamos y vinimos para acá” (Margarita, 34 años, triqui). No obstante, la encuesta Hogares de Jornaleros Migrantes en las Regiones Hortícolas de México17, elaborada y aplicada por la Unidad de Estudios sobre Migración y Empleo del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM bajo la responsabilidad de Hubert Carton de Grammon, reveló que el 24% de los campesinos que migran a zonas de trabajo hortícolas ya no 15
Se refiere a la estancia permanente de antiguos migrantes en zonas de atracción, ya sea por falta de recursos para regresar a su lugar de origen o porque deciden instalarse en lugares donde hay empleo la mayor parte del año (Pronjag, 1996:13). 16 Esto se da para proteger la propiedad privada, tener libertad de contratar a otros trabajadores y los exime de obligaciones laborales al utilizar sólo trabajo temporal. 17 Datos publicados en La Jornada, 9 de enero de 2003. 59
tienen casa en su pueblo natal y un 50% no tienen tierra, de ahí el aumento del asentamiento fuera de sus comunidades de origen. De los que no trabajan la tierra, 49% es porque no tienen dinero para hacerlo, y 20% no lo hacen porque son de mala calidad. La población que se asienta en Sinaloa, en un alto porcentaje se trasladó de sus lugares de origen por cuenta propia y declaran que no regresan porque no tienen recursos para pagar deudas con camioneteros y tenderos. Además, el salario en el campo de toda la familia es raquítico, pero les ofrece mayor seguridad que el azaroso cultivo temporalero de su lugar de origen, si es que tienen dónde sembrar. IV. Condiciones de trabajo en la horticultura sinaloense 4.1 Formas de contratación En los últimos años se han conformado estructuras organizativas para el reclutamiento de mano de obra en la producción hortícola. En estas estructuras intervienen distintos personajes, cuyas funciones de intermediación adquieren características que los distinguen. Kim Sánchez (2001:62) identifica la existencia de seis mecanismos de reclutamiento de jornaleros: el realizado por un representante directo de la empresa o enganchador; agentes independientes y caciques locales; mayordomos o cabos; autoridades locales en las comunidades de origen; en las zonas de trabajo por transportistas locales y aquél que realizan los representantes de algunos sindicatos agrícolas. Para el caso específico de la horticultura, C. de Grammont y Sara Lara (2000:132-133), el sistema de enganche, presenta por lo menos tres situaciones de acuerdo a la relación que se establece entre trabajadores y contratistas. La primera corresponde a pequeños contratistas que llevan gente de su pueblo a las empresas hortícolas. Actúan más como representantes de su comunidad que como intermediarios al servicio de las empresas, pues se mueven sobre la base de la reciprocidad y lealtad con sus paisanos. La segunda se refiere a grandes contratistas que mueven cientos, o hasta miles, de jornaleros y actúan como pequeños empresarios que surten de mano de obra a las empresas. Sus relaciones sociales con los migrantes son contractuales y a menudo de engaño. Finalmente, están los llamados camioneteros que son pequeños contratistas de mano de obra local. Ellos alojan a migrantes que viajan por cuenta propia y les consiguen trabajo, a cambio reciben una comisión de la empresa. Por eso, también en este caso, la relación entre camionetero y migrantes es de tipo contractual. En los dos primeros casos, las empresas cubren gastos de pasaje y alimentación, bajo compromiso de regresarlos a su lugar de origen, siempre 60
que cumplan con un mínimo de 120 días trabajados. Se calcula que un 80 u 85% de los jornaleros son contratados por esta vía (Arroyo, 1998). En la encuesta realizada, se identificaron alrededor de 40 enganchadores. Una tercera parte de ellos (14 contratistas) pertenecen al tipo uno, es decir, son intermediarios sociales; del tipo dos, se encontraron cinco y 21 camioneteros, que también fungen como líderes sindicales. “… Pues pasa en el radio que están contratando gente para venir a trabajar acá y dicen el día que se vayan a apuntar y nomás nos apuntamos. Dicen que hay agua, luz, cuartos, y que en el camino nos dan dos comidas, pero a veces si nos dan y a veces no. También nos dicen que pagan 80.00 pesos, pero puras mentiras, pues no lo hemos visto hasta ahorita. Nos hablan bonito y después no cumplen” (Rosa, 16 años, triqui). Eso ocasiona conflictos porque la gente se regresa o se va con otro agricultor una vez que se encuentran en Sinaloa y se dan cuenta que fueron engañados. “Venimos por contrato. Un señor nos trae y ese nos lleva sin tener que pagar, pero si nos queremos ir sin él, pues debemos pagar de nuestra bolsa. Nos prometieron 3 comidas en el camino y nomás nos dieron 2. Luego la protección en el campo, pero en veces no la tenemos. El médico es déspota, la doctora cuando quiere nos atiende. Una vez estaba yo gravísima y le mandé llamar y no me quiso ver. Para venir nos dicen que está muy bonito, pero nos echan mentiras. Nada más nos prometen muchas cosas y a la mera hora nada” (Guadalupe, 27 años, Oaxaca). Un problema que poco se trata es la piratería de mano de obra, práctica ilegal que ejercen contrabandistas o coyotes al convencer a trabajadores, al arribar a Sinaloa, que cambien de patrón, sin importarles el dinero invertido en su traslado. Esto provoca inseguridad en los empresarios y limitan las posibilidades de movimiento de los jornaleros, quienes no pueden salir si no cuentan con permiso, pues son llevados y traídos del campo al albergue. 4.1.1 Camioneteros En el caso de Sinaloa, se registra la existencia de una variante peculiar de intermediarios laborales conocidos como camioneteros (SARH, 1988; Pronjag, 1996a; Marañón, 2000). El sistema de contratación por este medio, consiste en el traslado diario de jornaleros a los campos agrícolas a cambio de percibir remuneración por parte de los agricultores. Se comportan como pequeños empresarios independientes que proveen de servicios laborales a las empresas hortícolas, encargándose en parte de administrar la fuerza de trabajo (Marañón, 2000:13-14). Cuando los trabajadores son locales los camioneteros acuden a ejidos y colonias aledañas, mientras que en el caso de migrantes los reclutan en terminales de transporte foráneo, o bien los traen desde su lugar de origen a través de otro enganchador-contratista. Es de notar que, en este último caso, 61
se introduce otro eslabón más de intermediación entre el trabajador y su fuente efectiva de empleo. El desarrollo de este sistema y su institucionalización ha dado lugar a la aparición de organizaciones conocidas como Alianzas o Uniones de Transportistas de Personal del Campo en Sinaloa. Se estima que existen alrededor de veinte gremios de este tipo en la entidad afiliadas a la CTM y CNC, que en la temporada 1994-1995 contaban con 2,358 afiliados, de los cuales la mayoría (89%) tenían un solo vehículo (Pronjag, 1996a). La manera de cooptar personal es ofreciendo cierto tipo de prestaciones que incluye vivienda (con galerones propios o rentados) y alimentación, por medio de créditos en tiendas cerca de donde habitan y algunos implementos (estufas de gas u hornillas), con el fin de asegurar su permanencia. Estos servicios no siempre se cumplen a cabalidad o en los términos inicialmente acordados. Los accidentes son frecuentes debido al sobrecupo, el mal estado de los vehículos, la falta de control por la autoridad y otros factores, hacen que este tipo de trabajadores pongan en riesgo diariamente su vida. Los camioneteros, además de proveer la mano de obra, se convierten en empleados de las empresas, pues con frecuencia asumen las funciones de mayordomos o capataces. La elevada rotación de los jornaleros en diferentes campos -dada la flexibilidad del trabajo favorece su dependencia a los camioneteros, mientras que los agricultores encuentran en este medio una forma conveniente para evadir sus responsabilidades patronales de contratación y traslado de personal. Así, todo parece indicar que al hacer posible la transferencia de los costos de reclutamiento, transporte, alojamiento y retención de la fuerza de trabajo, el capital cede al intermediario el poder para convertir esos costos en su propia recompensa económica, lo cual asegura su complicidad en el proceso de sobreexplotación de la fuerza de trabajo. 4.1.2 Otros mecanismos de contratación Los enganchadores han influido directamente en los lugares de origen de la mano de obra; sin embargo, también es cierto que la difusión de las oportunidades de trabajo funciona por sí sola, a través de los propios migrantes (Garduño, García y Morán, 1989:81). Gabriel Torres (1997:79-80) también ha apuntado que el reclutamiento planificado de trabajadores, se combinó con formas espontáneas de autoreclutamiento; en función de la relación privilegiada que se establecía entre enganchadores y líderes naturales de cuadrillas de jornaleros de un mismo lugar de procedencia. Pues en la medida que los intermediarios son vulnerables a las fluctuaciones del mercado laboral, deben apoyarse en redes de confianza y solidaridad de los trabajadores. 62
En algunos casos los jornaleros enganchados tienen distintas condiciones de trabajo y de pago respecto a los que llegan por su cuenta; los primeros tienen más estabilidad en el empleo, pero perciben el mismo salario durante todo el periodo; mientras que para los independientes, su ingreso aumenta o disminuye según la cantidad de trabajo realizado (Barrón y Juárez, 2000: 158-159). En suma, la vigencia del sistema de enganche en la horticultura sinaloense, se sustenta en la eficaz combinación de mecanismos económicos y extraeconómicos de gestión y control de la fuerza de trabajo que reportan enormes ventajas para la producción comercial (Sánchez, 2001:88); porque permite diluir las responsabilidades legales de los empleadores, alentar la competencia y atomización de los trabajadores, delegar en los intermediarios las labores de contención de conflictos abiertos o potenciales y favorecer el desdibujamiento de los conflictos de clase entre capital y trabajo. V. Formas organizativas de las (os) jornaleras migrantes A pesar de la importancia que a lo largo de los años adquiere el trabajo asalariado en el campo, no ha logrado consolidar organismos que actúen eficazmente en la defensa de sus derechos laborales. Con respecto a la intervención de organismos oficiales y de la sociedad en la migración de los jornaleros, tan sólo el 5% de los entrevistados dijeron conocer alguna instancia que se preocupe por el desplazamiento que realizan. Entre ellas está la Procuraduría Social de la Montaña en Guerrero, el Programa Nacional de Jornaleros Agrícolas de la Sedesol, el Instituto Nacional Indigenista, Comisión de Derechos Humanos y el Sindicato Nacional de Trabajadores del Campo de la CTM. Desde los años sesenta, la CNC y la CTM han venido compitiendo por la representatividad de los jornaleros agrícolas; la CNC, con el argumento del derecho a representarlos ya que éstos se emplean en el medio rural, área de su competencia. La CTM, por su parte, reclama para sí esta posibilidad, fundamentándolo en el carácter asalariado de dichos trabajadores. En los dos casos, el nivel de representatividad de los jornaleros es realmente reducido y ninguna de las dos centrales ha llegado a asumir genuinas demandas o reivindicaciones de los jornaleros que les aseguren una verdadera mejoría de sus condiciones de vida y de trabajo, sea en las zonas de atracción, en las de origen o durante el tránsito migratorio. Paradójicamente, aunque los jornaleros se contratan de manera libre, éstos están afiliados al sindicato porque son fácil presa de control político, así como por el manejo de las cuotas sindicales. Por otra parte, aunque las organizaciones independientes no se han consolidado dentro del sector jornalero, cuentan con varias instancias que promueven la movilización de los trabajadores del campo, tal es el caso de la Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos (CIOAC), 63
formada en 1975; la Central Campesina Independiente (CCI), creada en 1963; la Unión Nacional de Organizaciones Campesinas Autónomas (UNORCA); la Confederación Agrarista Mexicana (CAM), que surge en 1970; la Unión Nacional de Trabajadores Agrícolas (UNTA), que inicia en 1978, y la Central Campesina Cardenista (CCC) formada en 1988, entre otras. Hasta ahora es complejo comprender cómo algunas veces los jornaleros agrícolas pueden ser más activos de lo que parecen a primera vista, a pesar de la etiqueta de subordinación que prevalece en diferentes situaciones de trabajo (Torres, 1997:289). Algunos ejemplos son suficientes para dar cuenta de esa situación. El día 3 de enero del 2000, alrededor de las 08:30 horas, un grupo de 700 jornaleros arremetió con piedras y palos contra las instalaciones del empaque agrícola de Benjamín Bon Bustamante, amenazando con incendiarlas en protesta por el bajo salario que perciben. Además, demandaban mejor trato y un lugar digno donde vivir con sus familias. Hacía dos años, 18 de enero de 1998, que este problema también se había presentado en el mismo Campo Bamoa. En aquella ocasión, los jornaleros quebraron vidrios, quemaron algunas casas y apedrearon comercios. Sus demandas eran aumento salarial y mejores condiciones de vida. Pero lo que hizo que explotara la situación fue la larga espera para el pago del salario semanal, que a veces se prolongaba hasta 10 horas. Para evitar consecuencias más graves, la parte patronal accedió a incrementar el salario de sus trabajadores de 35 a 40 pesos. El mínimo general para la zona económica a la que pertenece Sinaloa era de 26 pesos en 1998. En el 2000 demandaban un salario de 80 pesos diarios, cuando el mínimo en la región era de 32, y la mayoría de los agricultores pagaban 52 pesos; cantidad que no se logró ni en el 2002, pues el salario fue de 60 pesos y el mínimo de 3818. Para diversos actores involucrados en la producción hortícola, esos actos violentos vienen a sumarse a otros brotes de inconformidad que se presentaron en temporadas anteriores. Según ellos, esto es aviso de lo que puede suceder cuando se conjugan la falta de atención a fondo de la problemática de los jornaleros y la intervención de gentes externas, manipuladora de los trabajadores. “El problema ahí está, y si esto lo observan agitadores profesionales, no es difícil arrastrar a los trabajadores a manifestaciones violentas, aún cuando estén recibiendo buena atención. Días antes de los brotes vandálicos se dio aviso a las autoridades de la presencia de agitadores profesionales, pero nadie hizo nada” (Administrador de la empresa). 18
La diferencia se dice que es debido a que se compactan las prestaciones (aguinaldo, prima vacacional y pago del séptimo día). 64
Se responsabiliza a los agitadores profesionales, ya que hay fundadas sospechas, por parte de las autoridades que se filtraron individuos con la consigna de agitar a los trabajadores y hacer que éstos se rebelasen contra sus patrones. Asimismo, el dirigente de la Confederación de Asociaciones Agrícolas del Estado de Sinaloa (CAADES), afirmó: “es gente externa a los intereses de los trabajadores agrícolas la que propició destrozos en el empaque, ya que la empresa está cumpliendo con todas las prestaciones legales que les corresponden”. En tanto, el Sindicato de Trabajadores del Campo y Asalariados de Guasave, lamentó los hechos y manifestó que el problema “lo ocasionó el grupo de jornaleros provenientes de diferentes estados del sur del país, los cuales vienen contratados como eventuales, por lo que no pertenecen a este sindicato”. No obstante, a los trabajadores se les descuenta cada semana 8 pesos (un peso diario) por concepto de cuota sindical19. Por su parte, el Presidente de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos (CEDH), al hacer acto de presencia en el lugar, reconoció que algunos de los derechos de los trabajadores le son negados. Luego de recorrer los albergues y buscar una entrevista con los representantes de la empresa hortícola, la cual fue negada, admitió que a simple vista las condiciones que encontró en las instalaciones son aceptables. Pero, los problemas, según él, tienen que ver con los mecanismos de contratación de jornaleros en sus lugares de origen, el pésimo transporte al lugar de trabajo y el establecimiento de tiendas de raya. Así las cosas, estas expresiones de rebeldía no son producto de una expresión espontánea, sino la explosión de una serie de sentimientos reprimidos como consecuencia de la violación de sus derechos desde el momento mismo en que son enganchados en sus comunidades, continúa en lugares insalubres donde habitan y es común en la jornada de trabajo.
19
La falta de representación gremial hizo que en esa misma temporada, los trabajadores del Campo Agrícola “El Pony” se fueran a paro laboral por demanda de incremento salarial y eliminación de la cuota sindical. 65
LOS ESTUDIOS DE FRONTERA
Foto: Colección del Ing. José Luis Rice
Juan Manuel MENDOZA
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Desde hace más de un siglo a los académicos les ha llamado la atención el estudio de las márgenes geográficas, las lejanías, lo inhóspito. De estos márgenes se pensó que no sólo se trataba de geografías particulares sino de laboratorios sociales donde podía nacer y desarrollarse una criatura social única. La frontera, como se le denominó a estos márgenes, fue desde un inicio motivo de controversia en cuanto a su definición, condiciones que debían tener su geografía y los procesos sociales que generaba. Los estudiosos de la frontera han tratado de responder a preguntas tales como si la condición de frontera crea relaciones y conductas sociales particulares que ameriten un estudio separado de lo que sucede en la geografía no fronteriza. Otras preguntas son: ¿qué tipo de relaciones y conductas genera?, ¿cómo influyen estas relaciones y conductas en la economía, la cultura y la sociedad?, ¿qué parecido tiene la situación de frontera con aquella que viven los migrantes que viajan de un país a otro? y ¿de qué manera las fronteras han dejado de ser cada vez menos explicadas por la geografía? ∗
Economista. Profesor e investigador de la maestría en Ciencias Sociales de la UAS. Candidato a doctor en “Borderlands History” por la Universidad de Texas de El Paso, Tx. 66
El objetivo de este trabajo es dar a conocer la evolución de la frontera como un campo de estudio. Explicar la manera como otros campos, como el chicano y el de inmigración, han establecido diálogos y discrepancias que les ha permitido avanzar en sus agendas de conocimiento. A diferencia del idioma español, el inglés tiene varias palabras para definir los límites territoriales y los espectros que lo rodean. En español la frontera es sinónimo de línea fronteriza o de margen. En inglés, por otra parte, borderland, frontier, boundary o border son palabras que se refieren a la temática fronteriza, pero tienen diferentes acepciones. Borderland es un área localizada sobre o cerca de la línea fronteriza o que abarca ambos lados de ésta. Se refiere también a una situación o condición indeterminada. Frontier es el margen, salvaje e inhabitada, en relación a una zona poblada; es un área subdesarrollada o campo por descubrir o investigar. Por otra parte, Boundary es una línea geográfica que divide y une una nación con otra. La definición de frontera en español está más cerca del concepto anglosajón de boundary o línea fronteriza. De acuerdo a Oscar Martínez un border es una línea que separa una nación de otra cuyas funciones son mantener a la gente en su propio espacio y prevenir, controlar o regular las interacciones entre ellos. Una borderland es una región que es adyacente al borde. 1 Para efectos de este ensayo, Borderland y frontera serán sinónimos. Aunque la discusión sobre frontera data cuando menos desde Rousseau, proseguida por A. Loria, Ralph W. Emerson y E. L. Godkin, el trabajo seminal en la conceptualización de la misma es de Frederick Jackson Turner, un joven historiador, quien en 1893 expuso en la reunión de la American Historical Association el trabajo “The Significance of the Frontier in the American Experience”. Y delineó las bases del supuesto excepcionalismo norteamericano. Definió a la frontera como un proceso, una condición (tierras vírgenes), y una geografía. Turner le quitó la connotación puramente geográfica al término que se tenía desde la colonia: simple zona limítrofe con otra nación. En cambio, otorgó a la frontera atributos, como la de ser fuente del carácter, fuente de la democracia y del espíritu de innovación e independencia estadounidenses. 2 1
Oscar J. Martínez, Boder People: Life and Society in the U.S.-México Borderlands (Tucson: University of Arizona Press, 1994), 5. La posición de Martínez ha sido muy polémica porque éste concibe que existe una sola frontera, de donde proviene la idea de Border People. Sin embargo, otros estudiosos consideran a la frontera geográfica como una propagadora de fronteras sociales por lo que esta idea de Martínez, de lo homogéneo de una frontera en un tiempo y en un espacio, se ve seriamente cuestionada. 2 Ver Frederick Jackson Turner, “The significance of the Frontier in American History”,en Richard W. Etulain (ed.), Does the Frontier Experience Make America Exceptional ? (Boston: Bedford/St. Martin’s, 1999). Este trabajo aparece como un reclamo nostálgico de parte de Turner ya que para 1890s, de acuerdo a la Comisión de Tierras de los Estados Unidos, ya se habían agotado las tierras públicas. Turner consideraba que al terminarse estas tierras se terminaba con ello la fuente del ser americano. Las evidencias prueban que no era tan cierto 67
A través de su tesis de la frontera, Turner se alejó de la teoría del origen, esa que mantenía que el éxito de los grupos humanos dependía de su origen Europeo. En cambio, le dio peso a las características puramente americanas al ligar el carácter emprendedor e innovador de los americanos al hecho de vivir en un constante empuje geográfico, en la frontera siempre. La frontera, para él fue la responsable de la creación de las instituciones, de la identidad cultural y de la democracia de Estados Unidos. De esta forma, el verdadero americano era aquel que vivía alejado de los centros políticoadministrativos y que por lo tanto era autosuficiente; el fronterizo era demócrata porque era la única opción que tenía para sobrevivir en la soledad de la lejanía; era inventor e innovador porque tenía que sobrevivir a como diera lugar. En términos culturales, la frontera turneriana fue definida como la línea de más rápida y efectiva americanización. Aquí era donde se lograba el melting pot. De acuerdo a Turner, la frontera promovió la formación de una nacionalidad única compuesta de rasgos escoceses, irlandeses y alemanes que se fundieron en una raza liberada.3 La cultura de esta raza fundida, estaba basada en el individualismo y en la independencia cuyo mayor enemigo era el localismo. Lo flotante era su característica principal. Los fronterizos priorizaron una organización basada en la familia; fueron antisociales y rechazaron el control de cualquier tipo. Al construir la llamada frontier melting theory, Turner se convirtió en un pilar en los estudios de inmigración. Esta teoría mantiene que en el crisol de la frontera los inmigrantes son americanizados, liberados y fusionados en una raza mixta. La frontera turneriana negaba cualquier reclamo futuro o presente de independencia étnica. Más tarde, los seguidores de Turner se interesaron en investigar qué pasaba en las comunidades campesinas de origen, cuáles eran los roles asumidos por las esposas de los ausentes y cómo los inmigrantes se convertían en americanos étnicos. En este sentido, los seguidores de Turner fueron pioneros en los estudios transnacionales de la inmigración hacia Estados Unidos. Aunque las ideas centrales de Turner aun sobreviven al debate, las críticas han sido desvastadoras. Se le ha criticado la ausencia de conflicto y violencia en la concepción de frontera, la sobreestimación turneriana de la frontera en la edificación del excepcionalismo americano, misma que deja fuera a otros factores estructurales como posibles variables explicativas, la exageración del individualismo que se le adjudica a los fronterizos, la que las condiciones de frontera, apuntadas por Turner, se hubiesen agotado. Otros creen que esta nostalgia turneriana era para justificar la expansión territorial de los Estados Unidos. 3 Como se puede apreciar la tesis de Turner fue excluyente y racista desde su inicio pues en el mito de su mezcla racial solo incluyó a blancos. 68
ausencia del estado como actor de frontera y la exclusión de minorías étnicas, raciales y sexuales como actores históricos de la frontera. Los críticos a la tesis turneriana han cuestionado también el etnocentrismo del planteamiento al negar la cultura del “otro”, pues detrás de la tesis está la idea de que la frontera es el punto de encuentro entre la civilización y el vacío pese a que se sabe no había tal tierras vacías o vírgenes. Estas críticas han provocado que el concepto de frontera se aleje o se acerque al ideal turneriano, pero sin desaparecer a la polémica. Complejizando a la frontera Los cambios que ha experimentado la conceptualización de la frontera se pueden dividir en dos grandes vertientes: una la seguida por aquellos que reclaman un espacio para el estudio del avance humano del oeste al este de lo que hoy es Estados Unidos, o sea el estudio de la frontera española y mexicana, y aquellos que se consideran herederos de Turner. Existen además otros enfoques académicos, que a la vez que reclaman un lugar propio en el debate de las ideas, hacen intersecciones con esas dos grandes vertientes. Desde los años 1910s Eugene Bolton y sus seguidores cuestionaron una de las omisiones más graves de Turner: la otra frontera, o la frontera que se creo en el avance humano de oeste al este. La escuela boltoniana cuestionó que Turner haya omitido a la frontera española y mexicana en su discusión del Borderlands Angloamericano; además Bolton y sus discípulos pusieron a prueba la tesis de Turner para el Suroeste americano y encontraron que ésta tenía más diferencias que coincidencias en comparación con las fronteras empujadas por los “Anglos”. En la frontera española y mexicana, la tierra libre no jugó un papel determinante como fuente de democracia; fue una frontera de más inclusión social, y las instituciones tales como la misión y el presidio jugaron un papel muy importante. En los 1960s, seguidores de la escuela boltoniana tales como John Francis Bannon, quien escribió The Spanish American Frontier: 1513-1821, plantearon que los españoles fueron los verdaderos hombres de frontera; el Anglo no fue el pionero en el borderlands ya que hubo una presencia europea previa. Bannon mantenía como tesis que la frontera Angloamericana no fue única y su función fue el de llevar la civilización al salvajismo, esto lo consiguió mejor la frontera española en América. Si los pioneros de la frontera Angloamericana enfrentaron precariedad y condiciones adversas de la naturaleza, esto no tiene comparación con la adversidad con la que enfrentaron los españoles. Uno de los más agudos seguidores de Bolton, a la vez que crítico a sus planteamientos, es David Weber quien reconceptualizó la frontera al escribir que ésta tiene al menos dos lados. Para Weber una frontera expansiva invariablemente coincide con la frontera de alguien más. Más que ver a ellas 69
como líneas, las fronteras parecen ser mejor entendidas como zonas de interacción entre dos diferentes culturas como lugares donde la cultura del invasor y la del invadido contienden uno con el otro y con su ambiente físico para producir una dinámica que es única en el tiempo y en el lugar. “Como tales, las fronteras representan tanto un lugar como un proceso, relacionados inextricablemente.”.4 Para Weber, los procesos que generan las fronteras, como el contacto y la fricción, producen transformaciones en la gente local y en las instituciones, lo cual da como resultado que se formen regiones transfronterizas, muy distintas de sus respectivas metrópolis. A pesar de sus simpatías hacia el pasado mexicano y español, Weber es en muchos sentidos un turneriano. Al igual que Turner, Weber cree que la frontera son procesos irrepetibles. Basándose en Eric Wolf, Weber afirma que la frontera presenta un dinamismo cultural y social único ya que “las poblaciones humanas construyen sus culturas en interacción con otras, no en la insolación.” 5 En resumen, Weber concibe a la frontera como una zona o proceso en donde ocurre la contención por la hegemonía debido al contacto de comunidades diversas. Esta contención se da sobretodo en el terreno económico y cultural. Por eso el análisis de la frontera, según Weber obliga al uso de categorías como acomodación, asimilación, aculturación y sincretismo. Una de las escuelas que continuaron los estudios del oeste con similitudes a como lo hizo Turner, mantiene vivo lo unique de la frontera, sin embargo consideran el avance hacia el oeste como una conquista, la cual implicó e implica en su legado, procesos de colonialismo, procesos de verdadera rapiña contra minorías de color y contra mujeres. Bajo esta perspectiva, los actores de este avance no fueron sólo hombres blancos, sino que detrás de esta historia existe la intencionalidad de esconder a los mexicanos, chinos, mujeres, indios e incluso a otros grupos blancos que no aparecen en las narrativas heroicas. La narrativa de estos estudiosos, conocidos como los New Western Historians y lidereados por Patricia Limerick, tiene más parecido a Billy the Kid, expositor del conflicto fronterizo, que a las historias románticas de jinetes de llanuras solitarias. La explicación contemporánea de la frontera por necesidad implica la inclusión de teorías y enfoques provenientes de varias disciplinas. Un pionero en unir los estudios de inmigración con los de frontera, por ejemplo, fue Carey McWilliams, quien en 1948, quizá en la tradición boltoniana del rescate de la herencia española-mexicana, descubrió que la historia era un continuo acontecer y que los excluidos mexicanos del suroeste gringo tenían una descendencia directa con los mexicanos conquistados en 1848. Contrario 4
David J. Weber, The Spanish Frontier in North America (New Haven: Yale University Press, 1992), 11.
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Ibid., 13. 70
a la idea de frontera de Turner, escribió McWilliams, los inmigrantes mexicanos cruzan la frontera sin sentirla porque tienen toda una historia de contacto con la gente y con los lugares, porque es una misma cultura. Viajan por el borderlands con un sentimiento de continuidad. No existe un lazo más fuerte entre México y Estados Unidos que la unión orgánica y viviente de estas dos culturas, las cuales existen en la frontera. 6 El campo chicano nació en oposición a la escuela de Bolton que los negó como sujetos históricos. Recuérdese que Bolton no concibe la historia de los mexicanos del norte como un continuo, sino como una historia quebrada por la desaparición del poder europeo. Los primeros boltonianos negaron un vínculo entre el fantasioso pasado hispano y las generaciones de mexicanos que quedaron y que siguieron llegando a Estados Unidos. Lo vieron como dos partes sin conexión. Al negar el pasado histórico de los mexicanos, significaba que los mestizos o los inmigrantes eran extranjeros inferiores en una nueva tierra. Quizá influido por la eugenesia, Bolton celebró el ingenio de la frontera española, al tiempo que sugería que los híbridos mexicanos, mestizos y mulatos, eran viciosos y sin gobierno. 7 Por este motivo los chicanos fueron a rescatar su pasado indio en 1960. La promesa chicana fue crear una narrativa que otorgara poder, fuera relevante, e informara. Ellos pidieron ser encontrados en el medio del camino. Simplemente ganar el derecho de existencia consumió muchas décadas. Gran parte de las energías intelectuales de la escuela chicana ha sido la de combatir intelectualmente los estereotipos y las exclusiones creadas por los estudiosos de la frontera turneriana y boltoniana. Un concepto más reciente de frontera concibe que los límites no existen en abstracto, sino que son límites entre seres humanos. Las fronteras son de origen social, no geográfico. Una vez que exista el concepto de frontera la comunidad que lo concibió puede ligarlo a una configuración geográfica. Para esta definición, frontera implica aculturación, asimilación, la mezcla de razas, racismo, imperialismo y colonialismo. La frontera existe independientemente de la espacialidad de dos pueblos que viven divididos ya que a menudo los límites políticos son artificiales y no permanentes, y en muchos casos menos significativos que las fronteras etnoculturales. A veces se pueden terminar las fronteras políticas y no así las humanas. Según Alexandra Stern, la frontera se ha narrado como la imposición de una línea imaginaria en 1848-1853 entre México y Estados Unidos, sin embargo en los primeros cincuenta años esta línea se estuvo construyendo paso a paso en forma de relaciones étnicas, raciales y de poder al interior de 6
Carey McWilliams North From Mexico: The Spanish-Speaking People of the United States (Greenwood Press, 1948) 62 y 66. 7 Weber, The Spanish Frontier, 355. 71
los Estados Unidos a través del encuentro entre mexicanos, anglos y otros grupos en el suroeste americano. Estas relaciones alcanzaron concreciones en la segunda década del siglo XX cuando se acentuaron las relaciones de exclusión y se le dio una nueva definición a la nación americana, especialmente el asunto relacionado con la pertenencia a la nación de los diversos grupos étnicos y culturales. Para Stern, tanto los programas de medicalización como las políticas migratorias que se aplicaron en los inicios del siglo XX en la frontera de El Paso, Texas, llevaban un claro mensaje de hacer sentir a los mexicanos como alguien que no pertenecía a la nación americana, como alguien racialmente distinto ya que el tratamiento de medicalización de quienes llegaban de Europa vía Ellis Island era de un trato más digno. Estas son las verdaderas fronteras que se construyeron y que culminaron con la categorización de “mexicano” en el censo de 19308 Otro frontera social que se construyó a finales del siglo XIX y principios del XX fueron los programas de americanización, dirigidos a los inmigrantes de cualquier nacionalidad. En el caso de los mexicanos, nos relata George Sánchez, entre 1915-1929 las mujeres mexicanas fueron el blanco de estos programas. Aunque estos reformadores del progreso y pertenecientes al movimiento del evangelio social estaban lejos del racismo eugenésico (dado que ellos creían en la posibilidad de asimilación), les importaba el moldear cuerpos y conductas para efecto de producir seres útiles para la nación americana. A los inmigrantes mexicanos se les enseñó inglés, higiene, trabajos manuales y las ventajas de una nueva dieta que dejara atrás la tortilla de maíz. 9 Con todos estos avances el concepto de frontera ha adquirido nuevas connotaciones. Una de éstas es que la frontera, como un estado de indefinición, da poco lugar para la creación de identidades bipolares, por ejemplo mexicana y americana. La frontera a la vez que ofrece una precaria existencia por su independencia con el centro, representa un espacio de oportunidades para escalar socialmente. En las fronteras, de acuerdo a Peter Stern, viven los marginales, aquellos que no desean vivir un rol social fijo. En el pasado, estos marginales eran: esclavos negros, mestizos y mulatos que huían de la discriminación, indios desertores de misiones, soldados de presidio, itinerantes, vendedores ambulantes y ladrones de ganado. 10 Y en 8
Ver “Building, Boundaries, and Blood: Medicalization and Nation Building on the U.S. Mexico Border, 1910-1930,” American Historical Review, 79 (Feb. 1999): 41-81. Para la autora, la parte central en la construcción de las fronteras sociales aplicados a los inmigrantes mexicanos fue la elaboración de un discurso medico y de salud pública que justificaba la existencia de organismos patógenos y la cura de la misma a través del ultraje y la humillación. 9 Ver George Sánchez, “Go After Woman”, Series Papers 6, Stanford University, 1984. Un trabajo pionero en la explicación de cómo las fronteras se construyen inmigrantes mexicanas. 10 Peter Stern, “Marginals and Acculturation in Frontier Society” en Robert H. Jackson (ed.), New Views of Borderlands History (Santa Fe: University of New Mexico Press, 1998). 157. 72
estos confines geográficos, se moldean identidades que responden a las pretensiones de control del centro y que muestran la heterogeneidad al interior de un mismo grupo. El precedente de la identidad Californio eran los hijos del país, quienes pretendieron diferenciarse de los migrantes mexicanos a través de la posesión de tierra y de su origen ya que ellos se decían descendientes de los primeros pobladores blancos de California. 11 Los estudios que unen a la migración con frontera, por ejemplo algunos provenientes de estudios chicanos, conciben a la frontera como “un lugar vago e indeterminado creado por el residuo emocional de una línea geográfica innatural. Es un constante estado de transición. Lo prohibido y lo no permitido son sus habitantes. Los Atravesados viven aquí: los virolos, los perversos, las lesbianas, los problemáticos, los mongrel, los mulatos, los híbridos, los medio muertos: en resumen, aquellos que cruzan o se dirigen a los confines de lo “normal”.” La frontera, según la crítica literaria Gloria Anzaldúa, para los conquistados chicanos clarifica qué es lo seguro y qué es lo inseguro. Sobre todo, la frontera es un laboratorio para construir otredades, esa que sirve para diferenciar entre el “ellos” y “nosotros”. La frontera es donde emergen dos mundos, creando lo que Reagan llamó una frontline, una zona de guerra. Esta convergencia ha creado una cultura de choque, una cultura de frontera, un tercer país, un país cerrado. Ciertos enfoques amplían la noción de proceso fronterizo y lo hacen plural, por eso definen a la frontera como la existencia de seis procesos simultáneos, al menos para el caso de Norteamérica: cambio de especies, delimitación de fronteras, formación de estado, toma de tierra, creación de mercado y auto-conformación. El primer proceso se refiere al movimiento de organismos extraños hacia un ecosistema donde anteriormente estaban ausentes, es decir, semillas extranjeras, nuevos animales y microorganismos letales. La delimitación de fronteras se refiere a la creación de fronteras entre identidades étnicas, por ejemplo indios bautizados versus neófitos. Otro proceso es el de la formación del estado, en el cual el fronterizo es moldeado por el estado en un ser útil ante las nuevas circunstancias. Un cuarto proceso de frontera es la toma de tierra la cual priva a los nativos de este recurso, que a la vez implica violencia. La creación de la frontera está sustentada en la creación de mercado ya que los nativos llevan a cabo transacciones con quienes provocan los encuentros de frontera. Tomando ideas de otros estudiosos, el historiador Oscar Martínez propone una tipología compuesta de cuatro modelos de fronteras: frontera alienada, frontera coexistente, frontera interdependiente y frontera integrada. Cada una se diferencia en el tipo de interacción que tiene un país con otro y 11
Gloria Anzaldúa, Borderlands La Frontera: The New Mestiza (San Francisco: Aunt Lute Books, 1999), 25. 73
con sus miembros. En la frontera alienada: el intercambio interfronterizo es prácticamente nulo debido a condiciones extremas y desfavorables, por ejemplo, Israel-Palestina o México-Estados Unidos entre 1848 y 1880. En las fronteras coexistentes las naciones reducen los conflictos fronterizos a un nivel manejable, mientras en la frontera interdependiente prevalece cierta estabilidad y se da la complementariedad económica y social en la región basado en relaciones cordiales. Por último, en las fronteras integradas la estabilidad es fuerte y permanente, no existe restricción en el movimiento de personas y mercancías y los fronterizos se perciben como miembros de un mismo sistema social. Uno de los estudios más completos y con mayor grado de complejidad en el asunto de la frontera es el realizado por Pablo Vila en su análisis particular de la frontera México-Estados Unidos. Vila es un escéptico de la homogeneidad. Para él no existe la frontera sino fronteras; tampoco existe una cultura fronteriza ni un proceso único de hibridación, existen varias fronteras México-Estados Unidos y cada una de ellas ofrece la posibilidad de un proceso diferenciado de construcción identitaria. Vila escribe que del lado mexicano existe una identidad fronteriza, mientras que del lado americano no existe tal. Del lado mexicano existe la identidad porque desean presumir de su posición geográfica. Sin embargo esta categorización no se encuentra para los mexicanos que viven en la frontera con Guatemala. Por el lado de la frontera americana, no sólo no existe ningún prestigio en reclamar la cercanía con un país del tercer mundo como parte de la identidad americana, sino que los americanos basan su identidad en un sistema clasificatorio basado en la etnia más que en la región. Los habitantes de Juárez utilizan dos discursos para dar cuenta de sí mismos. Región y nación como anclaje primordial de las identidades. El norteño mexicano se asume independiente, trabajador, valiente, rebelde, autosuficiente, demócrata, igualitario y tolerante al éxito individual. Se creen blancos y en su pasado está la lucha contra los apaches que marcó para siempre una identidad regional. La lucha contra el indio es la misma que contra el chilango. “Así, no es raro que muchos juarenses claramente se diferencien de la herencia indígena que los chicanos reivindican.” La construcción de la identidad juarense-fronteriza la hace en referencia a los mexicanos del sur, a los chicanos y a los americanos. Según Vila, los fronterizos tienen críticas y convergencias con los chicanos. Mientras los chicanos parecen mezclar diversos sistemas clasificatorios para dar cuenta de sí mismos. Por último, Vila afirma que la frontera ofrece múltiples espejos donde uno puede reflejarse, y a través de los cuales ver a los otros. Por eso es diferente ser un chicano viviendo en El Paso, que uno viviendo en Chicago; la diferencia es que el primero tiene a México a la vista. El origen de su diferencia está presente, como un recordatorio permanente. Siempre tienen 74
que luchar con el sentido polisémico de su identidad ya que la misma puede ser entendida simultáneamente en términos étnicos y en términos nacionales. Los nuevos avances en los estudios de frontera nos recuerdan que las fronteras son quebradas y se reproducen por doquier. El género, la clase social, la raza, la etnicidad y otras divisiones sociales pueden crear, potenciar o paliar las fronteras sociales. Latinoamérica, especialmente México, carece de un enfoque y síntesis de frontera y las categorías antes se utilizan poco, sin embargo, para disgusto de estos académicos latinoamericanos (de nacimiento), raza sigue siendo el ordenador social más importante en la edificación de fronteras; al igual que lo ha sido para explicar la migración hacia los Estados Unidos.13 Con estas aportaciones, los estudios de frontera no sólo han constituido un campo floreciente, sino que sus investigaciones han hecho derrames importantes hacia la convergencia multidisciplinaria. Los estudios de Inmigración y Estudios Chicanos no son los únicos campos que han establecido un diálogo académico con los borderlanders, también los estudiosos del colonialismo e imperialismo desde hace décadas han explotado las ideas de Turner en la explicación de las expansiones territoriales norteamericanas. Los nuevos enfoques de género, raza y etnicidad polemizan con las grandes narrativas de la frontera y han contribuido a comprender mejor el campo. Derrames y diálogos del campo frontera El campo de frontera ha contribuido con el campo de inmigración en la concepción sobre el mexicano del norte. Los estudiosos de frontera han testificado que desde la colonia Novohispana se fue configurando una identidad mexicana norteña. Desde la Ciudad de México se tenía la idea de que el mexicano de frontera no era mexicano más que por nacimiento pues no tenía educación, imitaban las costumbres americanas y el idioma lo hablaban con ignorancia.14 Los mexicanos del norte en consecuencia, adoptaron identidades etnoterritoriales como Tejanos, Nuevomexicanos, Californianos y otros tantos, mismos que respondían a la embestida central por definirlos desde afuera. La interiorización del centro hacia los norteños Novohispanos y mexicanos, junto con la larga historia de la Leyenda Negra española, fueron la materia prima para que el imaginario colectivo Anglo estadounidense que avanzó hacia el Oeste, construyera una serie de estereotipos acerca de la 13 Esta afirmación se sustenta no sólo en la ausencia de la categoría en el vocabulario académico, sino en las sospechas que levanta el uso de esta categoría en el abordamientos de temas como la migración mexicana. 14 Pablo Vila, “Sistemas Clasificatorios y Narrativas Identitarias en Ciudad Juárez y El Paso” en Víctor Zúniga (Coord.), Voces de la Frontera (México: Universidad Autónoma de Nuevo León, 1998), 142.
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sociedad Novohispana y mexicana en general. Esos estereotipos han sobrevivido y se han potenciado hasta la actualidad. El mexicano de la colonia y el de México como nación independiente tiene, desde esta perspectiva, males congénitos como la de ser flojo, sin ambiciones, gregario, sexualmente agresivo, traicionero y machista. La mujer mexicana es ignorante, sumisa, sucia y sexualmente proclive a la lujuria. Aunque estos estereotipos han sido combatidos a través de resistencia y contestación, todavía los fenotipos traen marcado estos significados. El campo de inmigración ha convergido en este punto con los estudios de frontera en rehacer estas narrativas ofensivas. Los estudios de frontera han traído a colación la omisión turneriana del conflicto fronteriza. La negativa del conflicto y la violencia en la frontera tiene como propósito el negar agencia a sujetos conquistados; sobretodo tiene el objetivo de demostrar que toda nación que tiene contacto con una cultura superior termina rendida a sus pies y perteneciendo a ella. Tanto los estudios chicanos como las últimas tendencias en los estudios de frontera han tenido como tarea deconstruir y desmitificar estas “verdades”, por mucho tiempo tomadas por descontadas. Otra aportación de los estudios de frontera al campo de inmigración versa acerca de cómo las identidades étnicas y territoriales son construidas. Algunos estudiosos de la frontera mantienen que en parte las identidades son forjadas a través de las luchas entre los grupos sociales contendientes sobre quién tuvo acceso a la tierra y al derecho de ciudadanía. Así, por ejemplo, el ser Californio era distinto a ser Juareño. El primero era signo de que propietario de tierras y de otras riquezas; el segundo, era un indio sin recursos económicos. Por otro lado, con sus dificultades hasta 1930 al mexicano en Estados Unidos se le consideró como de raza blanca, sin embargo la puesta en duda de su derecho a la ciudadanía llevó a los oficiales del censo a crear la categoría de “mexicano” con el propósito de excluirlo simbólica y realmente. 15 Ya por décadas, los estudiosos de la migración y de la frontera han estado rebatiendo la idea de la homologación cultural ante el contacto de culturas asimétricas. La cultura se construye y moldea en la diferencia cuando de discriminación y opresión se trata. También ambos campos han pugnado por el abandono de los análisis bipolares y monolíticos a la hora de estudiar a los mexicanos del norte y a migrantes. Los mexicanos no existen en abstracto sino en parcelas que los dividen en clases sociales, género, raza, edad, tiempo de residencia y otras divisiones. Los procesos de cambio 15
Para una discusión más profunda ver: Lisbeth Hass, Conquests and Historical Identities in California, 1769-1936 (Berkeley: University of California Press, 1995). 76
cultural y económico han sido experimentados de manera diferente debido a estas parcelas que dividen. Lo anglo versus lo mexicano es otra falacia que ha sido combatida por estos dos campos, pues no solamente se concibe un espectro de relaciones más amplio de manifestaciones culturales en Estados Unidos sino que se acepta la posibilidad de negociación y acomodamiento entre grupos aparentemente opuestos. Cualquier grupo migrante tiene más de dos opciones a la hora de definir qué quiere ser. En el caso de los mexicanos existen más opciones que la de seguir siendo mexicano o transformarse en americano; ellos también son criaturas culturales y la mal llamada hibridez no es otra cosa que la definición legítima de lo que los grupos quieren y pueden ser, donde su lengua, tradiciones y comida no debe considerarse como bastardas sino tan válidas como cualquier otra. Conclusiones Por más de un siglo el estudio de frontera como un campo, entendido éste como el estudio de la gente que experimenta encuentros y procesos en geografías donde subsiste más de una cultura y donde convergen los dominios de más de un estado y una nación, ha experimentado fenómenos de inclusión de los actores históricos, expansión del área geográfica de estudio, nuevas preguntas, nuevas respuestas, nuevas metodologías, nuevas fuentes, búsqueda del todo y sus partes y persecución de objetividad. Ha sido cruzado por otras disciplinas que llenan y complementan lo que el campo no puede responder. Aunque la geografía importa muchísimo para efecto del estudio y conceptualización de las fronteras, cada vez más individuos y espacios experimentan condiciones y procesos de frontera aunque se viva a miles de kilómetros de una línea fronteriza. Esta conclusión refuerza la tesis de que las fronteras a la vez que están hechas de piedra y tierra están soportadas en una construcción social histórica que ha definido, no exento de resistencias y negociaciones, el lugar que se ocupa en las jerarquías sociales de todo tipo. La población de origen mexicano que vive en Estados Unidos, al igual que los chino-americanos y otras razas, no han podido sacudirse la frontera (geográfica) , esa que quizá nunca cruzaron porque la frontera los cruzó a ellos o porque vienen de muchas generaciones de inmigrantes. La frontera la traen en sus propios cuerpos que representa historias de colonialismo y despojo, por esta razón al llegar a una revisión de rutina en un aeropuerto de Estados Unidos, el oficial de inmigración tendrá dudas de su ciudadanía americana y le preguntará por su documentación. Esa es la frontera que le evita el cruce hacia una situación donde el colectivo racial y étnico se lo imagine como parte de la nación. El discurso del mundo global, ese que cree que las fronteras se transgreden porque un humilde pescador puede acceder a Google, puede palidecer ante esta realidad en donde lo que crece son las fronteras sociales que luego después pueden tomar la forma de muros. 77
INMIGRANTES EUROPEOS en Mazatlán: siglo XIX
Foto: Colección del Ing. José Luis Rice
Luis Antonio Martínez Peña∗ Apertura de Mazatlán El puerto de Mazatlán fue abierto al comercio de altura en 1824. Antes, había sido apenas una pequeña población de pescadores, ocasional y subrepticiamente visitada por embarcaciones mercantes extranjeras; éstas aprovechaban el escaso resguardo gubernamental que les facilitaba el alije ilegal de mercancías, y que luego distribuían comerciantes locales en las poblaciones de San Sebastián, San Ignacio, El Rosario, Copala, Pánuco, Guadalupe de los Reyes y Cosalá. Este comercio siempre fue desventajoso para la hacienda pública mexicana, pues la introducción clandestina de artículos extranjeros y la extracción de monedas y barras de plata y oro escapaban las más de las veces del imperio de la ley. En 1827 un agente inglés de apellido Bourne llegó a Sinaloa por el sur, cruzó el río de las Cañas o Bayona, que separaba al entonces estado de Sonora y Sinaloa del cantón de Tepic, perteneciente a Jalisco. Cuando este viajero llegó a El Rosario lo describió como primer pueblo minero de ∗
Economista. Realizó estudios de doctorado en la Universidad Autónoma de Zacatecas. Es miembro del cuerpo académico “Movimientos migratorios y desarrollo regional” 78
importancia en la parte sur del estado y escribió también que El Rosario cumplía funciones de depósito comercial para el puerto de Mazatlán. En apoyo al informe de Bourne, y a través del historiador Héctor R. Olea, sabemos que en el año de 1827 el real de minas de El Rosario contaba con una población de seis mil habitantes, y era uno de los asentamientos más populosos del escasamente poblado noroeste de México y, por su importancia, era sede de los poderes federales y de las operaciones comerciales que, aunadas a su ancestral vocación minera, le otorgaban el papel de una pequeña metrópoli regional.1 En su descripción, Bourne no deja de lado al pueblo de Mazatlán, que aunque estaba adquiriendo importancia como puerto, la población no pasaba de ser un conglomerado pintoresco de chozas de petate, cueros y hojas de palma habitadas por cargadores y pescadores, mientras los principales comerciantes que traficaban con el comercio de las Indias Orientales preferían como lugares de residencia las poblaciones de El Rosario o el presidio de Mazatlán (Villa Unión), donde las condiciones ambientales y el agua potable eran mejores que en el puerto.2 Sin embargo, el empuje económico proporcionado por el comercio y la navegación fueron incrementando la importancia del puerto no sólo como lugar de embarcadero, sino también y muy aceleradamente como un asentamiento humano permanente. En 1828 con la apertura de la Aduana Marítima la población incrementó su número e importancia. En apoyo a lo anterior encontramos que el 4 de enero 1832 adquiere reconocimiento por el congreso estatal con el nombre de Villa de los Costilla y el 2 de julio de 1837 se constituye el primer Ayuntamiento y desde siempre porta el nombre de ciudad y puerto de Mazatlán (Lugar de venados en antigua lengua náhuatl).3 Un lugar para toda la familia En 1844 Albert M. Gilliam al visitar Mazatlán apunta que la población alcanzaba ya los cinco mil habitantes, Para el año en que Gilliam visita el puerto la ciudad había dejado de ser aquel conglomerado de chozas que conociera Bourne en su viaje de 1827. Para el norteamericano es sorprendente encontrar en este lugar a personas provenientes de todos los rincones de la tierra y parecía: “…un lugar atractivo para todas las variedades de la familia humana. Creo que es difícil encontrar en ninguna otra parte un lugar con tal variedad de razas y lenguas.”4 1
Olea, Los Asentamientos Humanos en Sinaloa, pp. 177-179. Ward, México en 1827, p. 647. 3 Olea, p.141. 4 Glantz Viajes en México, Crónicas extranjeras, p.376 2
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Lo dicho por Gilliam en relación a la diversidad humana existente en la ciudad se documenta de manera fehaciente en los primeros censos de población llevados a cabo por órdenes del Ayuntamiento y en los registros de la población extranjera que periódicamente se realizaban. Es de reconocer que aunque el grupo de extranjeros nunca fue predominante en número, en cambio si lo fue en influencia económica, política y sociocultural. Su impacto en la conformación de una élite es profundo. Teniendo como resultado que el espacio (la ciudad y puerto de Mazatlán) fue creado al ritmo de sus intereses y necesidades. Lo cierto, y como lo veremos en las páginas siguientes, fue que los extranjeros por ellos, a través de sus descendientes o empleados fueron copando los niveles más elevados de las jerarquías empresariales en los foros de la vida política y social del puerto. Población y vocación comercial En el primer censo de población de 1841 se menciona la presencia de 115 habitantes de origen extranjero de un total de 3847 h. en este universo destacan los europeos que ocupan el 77 por ciento mientras que los asiáticos el 17 y un 6 por ciento los norteamericanos. Esta primera migración corresponde a la floreciente vocación mercantil que le imprimen las casas importadoras, encargadas de comercializar y distribuir al mayoreo artículos de consumo directo fabricados en Europa o Asia, a través de barcos que manejaban mercancía a consignación desde los puertos de Hamburgo, Bilbao y Liverpool. Dichas embarcaciones realizaban el largo viaje a través del Atlántico hasta el estrecho de Magallanes en Sudamérica para llegar al Océano Pacífico y costear el continente americano desde Valparaíso hasta Mazatlán, haciendo escala en los puertos del Callao, Guayaquil, Acapulco y Manzanillo. Las ventajas de dicha navegación y comercio se fincan en dos aspectos, una de ellas fue que el gobierno mexicano, para favorecer al comercio en la costa del Pacífico, fijó tarifas del 50 por ciento menores a las cobradas en Veracruz y los puertos habilitados del Golfo de México; la segunda lo constituye el desorden imperante en las costas mexicanas del Pacífico, siendo la corrupción de las autoridades civiles y militares lo que hacían posible el contrabando y otras formas de evasión al fisco. Entre las innumerables ocasiones de desorden político que se presentaron durante los dos primeros tercios del siglo XIX destaca la guerra de las distintas facciones políticas mexicanas por los puertos y los ingresos aduanales. En 1846, en un censo de casas comerciales de la ciudad levantado por el ayuntamiento para el cobro de alumbrado y aseo público, se mencionan los siguientes establecimientos cuyos propietarios eran europeos: 80
Cuadro 1 CASAS COMERCIALES 1846 Nombre del negocio
Propietarios
Nacionalidad
Mercería Lomer y Melchers
Julio Lomer
Alemanes
Almacén de Jecker Torre y Cía.
Eusebio Fernández.
suizos
Almacén de Mott Talbot y Cía
Thomas Mott y Carlos Talbot
Norteamericanos
Almacén de Kunhardt y Ewald
Teodoro Kunhardt
Alemanes
Almacén J. R. Möller
César Kuline
Alemanes
Almacén de Denghausen y Cía
Gerardo Denghausen
Alemanes
Almacén de Coocke y Kelly
Juan Nelly
Ingleses
Almacén Echeguren y C.
Martín Echeguren
Españoles
Tendejón de Cerisola
Pedro Cerisola
Genovés
Tendejón de Ferro
Antonio Ferro
Genovés
Tendejón de Camalichi
Pedro Camalichi
Genovés
Tendejón de Sotolichi
Tomás Sotoliche
Genovés
Tendejón de Walcke
Juan Walcke
Belga
Abarrotes de Marini
Santiago Marini
Genovés
Tendejón de Silva
Juan Silva
Portugués
Sastrería Wansong
José Wansong
Francés
Abarrotes de Francisco Rey
Francisco Rey
Francés
Fuente: Exp. S/n Caja correspondiente al año de 1846, Archivo Municipal de Mazatlán
81
Contrabando y progreso En dos ocasiones (1830 y 1837) el puerto fue clausurado a la navegación y el comercio local hizo fuertes gestiones ante el gobierno central para que se les diese la oportunidad de volver a comerciar desde esa plaza. La mayoría de los más firmes impulsores de estas gestiones fue el influyente grupo de comerciantes importadores. A partir de esa representación es como obtuvimos los datos del cuadro 2. Cuadro 2 Comerciantes extranjeros radicados en Mazatlán en 1837 NOMBRE COMPAÑÍA NACIONALIDAD John Parrot Mott y Talbott Norteamericanos Maximiliano Hayn Hayn y Cía Alemanes (Prusia) Juan N. Machado Machado y Yeoward Filipinos Francisco Altembach Altembach y Cía Alemanes Francisco Schober Almacén de Francisco Schober Alemanes Santiago Astengo Almacén de Santiago Astengo Españoles Antonio Ramón Vejel Almacén de Ramón Vejel Españoles Luis Vial Almacén de Luis Vial Franceses Fuente: solicitud del comercio a favor de la reapertura de Mazatlán, 21 de marzo de 1837. Archivo municipal de Mazatlán.
Aunque los comerciantes de Guadalajara que traficaban por los puertos de San Blas y Manzanillo y algunos dueños de obrajes textileros en Guadalajara y Aguascalientes siempre fueron enemigos del comercio mazatleco e impulsores del cierre de Mazatlán a la navegación de altura clamando serios perjuicios que les ocasionaban la introducción de mantas y otros textiles importados a precios rebajados; se les acusaba por la exportación de plata en pasta (sin pago de impuestos por acuñar) que se vendían en plazas europeas como Londres; así también denunciaban la corrupción imperante entre los funcionarios de la aduana marítima al servicio de los importadores; se decía que el crecimiento de una ciudad como Mazatlán que progresaba en construcción de grandes y hermosos edificios y la alta concurrencia de buques mercantes provocaban la ruina y el despoblamiento de pueblos cercanos como El Rosario y San Sebastián mismos que estaban a la mitad de población que tenían en 1824; los comerciantes de Guadalajara denunciaban que todos estos perjuicios sólo pueden ampararse en las practicas ilegales del contrabando en beneficio del “provecho injusto de ocho o diez casas de comercio” Todo esto escrito y firmado por el comercio de Guadalajara el 17 de agosto de 1837.6 Meses después las autoridades centralistas abrieron de nueva cuenta el puerto a la 6
Cole, Diccionario Biográfico e Histórico de Mazatlán, P. 240-241. 82
navegación de altura y el incidente pasó a segundo plano en perjuicio de los comerciantes tapatíos y los obrajeros de manta, zarapes y rebozos del país. En Mazatlán las prácticas de introducción ilegal de mercancías se venían realizando desde finales de la época colonial y a inicios de la vida independiente, con la apertura a la navegación de altura y con la firma inmediata de tratados comerciales con Inglaterra, Estados Unidos y Prusia. Esta práctica se intensificó y cobró carta de permanencia durante los primeros cincuenta años de vida independiente en lo que todo mundo coincide México vivió en un estado de anarquía y desorden al que contribuyeron asonadas militares y ambiciosos proyectos de anexión territorial emprendidos con éxito por los Estados Unidos de América y las fallida intervención de Francia. José María Luis Mora, contemporáneo de los acontecimientos acá señalados, ilustra en su obra México y sus revoluciones el lamentable estado que guardaban los ingresos por importación y el comportamiento venal de administradores y empleados aduanales, no solo de Mazatlán sino de todos los puertos y aduanas de México.6 En 1851 el ministro de Hacienda, don Manuel Payno, señala que en Mazatlán era tan común la conjugación de motines y pronunciamientos políticos en el que las fuerzas armadas de la plaza eran los principales protagonistas. Justo a la llegada de una o más embarcaciones y una vez que se ejecutaba el contrabando, terminaba el objeto del pronunciamiento revolucionario, y los facciosos huían o conseguían ser indultados.7 Así como lo cuenta Payno en 1851 es como sucede 20 años después, en noviembre de 1871 cuando el General Porfirio Díaz se pronunció con el Plan de La Noria en contra de la reelección del Presidente Benito Juárez. En Mazatlán las fuerzas militares de la plaza fueron favorables a Díaz y el pronunciamiento político coincidió con la temporada de arribo de las embarcaciones mercantiles, esta temporada comprendía los meses de noviembre y marzo. En medio del conflicto se llevó a cabo el alije de las embarcaciones Frederick Artwig de bandera alemana y de las embarcaciones americanas Idaho y Constitution que arribaron a puerto el 23 de enero de 1872. Aun y a pesar de que el gobierno federal había decretado el cierre del puerto, y al amparo de las fuerzas militares sublevadas y el pago de cierta cantidad de dinero impuesta por ellos, se descargaron mercancías destinadas a la casa comercial del español Joaquín de la Quintana y Compañía. En mayo de 1872 el general Sóstenes Rocha tomó la plaza y al realizar una junta con los principales comerciantes de la ciudad obligó a que “J. de la Quintana y Compañía” a través de los representantes José María González de Lopidana y Lino Arizqueta se comprometieran a 6 7
José María Luis Mora, México y sus revoluciones, T I, 395. Manuel Payno, México 1851. p-15. 83
pagar la tercera parte de la cantidad de $110,434 pesos, cifra global de los artículos que fueron introducidos y de plata que fuera exportada durante el tiempo de la rebelión. La medida impuesta por Rocha se aplicó también a la Casa Melchers quienes pagaron la cantidad de $29,917.59 pesos por introducción de efectos mercantiles de la barca Adelina y Marianne, la cual fondeó en el puerto el 7 de febrero de 1872. El extenso expediente sobre el caso de J. de la Quintana finaliza con la apelación de las penas impuestas por la Aduana y la intervención de la Suprema Corte de Justicia dictaminando a favor de la Hacienda pública federal. Al negarse a pagar la cantidad exigida de 36 mil pesos la casa comercial fue objeto de embargo de sus bienes y edificios por la suma de los 110 mil pesos demandados. 8 Redes de comercio e inmigración Las casas importadores fueron las piezas importantes en la conformación de las redes de comercialización e inmigración que desde Mazatlán se extendían por todo el noroeste de México, alcanzando lugares distantes como Parral y Zacatecas, donde llegaban sus agentes y abrían oficinas. Su papel como importadoras de artículos de consumo directo, textiles, mercería, herramientas, abarrotes, vinos y licores, las convirtieron en importantes proveedoras de insumos, crédito y avio para el trabajo de las minas y estancias ganaderas del interior. Mientras que en la ciudad de Mazatlán llevaban a cabo una agresiva concentración del suelo urbano disponible y de construcción de los edificios que albergaban sus almacenes y casa habitación. Al principio, la municipalidad impuso rígidas restricciones del comercio al menudeo, al que se consideraba como práctica exclusiva para los mexicanos, pero la presión ejercida por inmigrantes independientes a las importadoras, y con menos dinero que aquellas, fue en aumento y así fue como los italianos empiezan a dominar el comercio al menudeo a través de los tendejones. Estos italianos genoveses son, durante el periodo inicial de 8
Caja correspondiente al año de 1872 del juzgado 10 de lo civil, en el ramo de Juicio Ejecutivo Mercantil. Archivo de la Casa de la Cultura Jurídica de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en Mazatlán. Junto al expediente manuscrito se encuentra el impreso titulado Expediente relativo al cobro que por orden del supremo gobierno y en uso de la potestad económico coactiva hizo la Aduana Marítima de Mazatlán a los señores J. de la Quintana y Cia, por la suma de $ 110,434.09 que adeudaban a la hacienda pública por los derechos de importación y exportación causados durante el tiempo de Noviembre de 1871 a Abril de 1872 en que estuvo clausurado el puerto al comercio extranjero. Tipografía de Retes 1874. 84
1840 a 1867, los inmigrantes más proclives, junto a los españoles, a constituir familias casándose con mujeres mexicanas. Otro caso de independencia y de ejercicio individual de oficios y profesiones diversas lo constituye la gran colonia francesa, con sastres, fonderos, cocineros, plateros, carpinteros. Sin embargo, el rasgo predominante en esta época lo lleva la actividad comercial realizada por los europeos que se encontraba en manos de alemanes y españoles. En 1877 el licenciado Eustaquio Buelna, ex gobernador de Sinaloa, escribió en su Compendio Histórico, Geográfico y Estadístico de Sinaloa que los residentes extranjeros en Mazatlán no se ocupaban en las empresas mineras, ni en las labores agrícolas, afirmación que podemos corroborar en la tabla de oficios. Para Buelna y el grupo liberal la concepción que existía sobre el inmigrante ideal para el progreso del país choca ante la presencia de comerciantes y financieros que practicaban el contrabando, la usura y la concentración de tierras urbanas y rurales sin provecho inmediato. Otra de las quejas de Buelna tiene que ver con la residencia señalando que “…raros son los que se radican en el país y que forman en él una familia, pues era conducta habitual que la mayor parte, después de hecha su fortuna se retiran de la república, dejando por sucesores en el negocio a los socios a los dependientes o a los parientes que han traído de Europa.”9 Efectivamente, los extranjeros residentes en Mazatlán eran comerciantes y usureros por vocación, pero al paso del tiempo las actividades se irán diversificando y darán paso a la inversión en industria y minería. Por otro lado, es interesante saber que ante la escasez de europeos dedicados a la minería y la agricultura, se revela la presencia de marinos, herreros, carpinteros, cocineros, panaderos, sastres, personas y diversidad de oficios que difícilmente se podrían haber encontrado en otras partes del estado en el año de 1841 y que constituyen oficios propios del ámbito propiamente urbano. En el año de 1895 los oficios serán más reducidos, pero más concentrados en las labores comerciales y con un creciente número de trabajadores de comercio llamados dependientes y un buen número de ellos como marinos que se establecen en Mazatlán para ejercer su profesión en las costas del Golfo de California.
9
Buelna, p.104. 85
INMIGRACIÓN de estadounidenses jubilados en Mazatlán
Foto: Colección del Ing. José Luis Rice
Omar Lizárraga Morales∗ Introducción La mayoría de las investigaciones sobre migración internacional que se han llevado a cabo se refieren a la que se practica de los países del sur hacia los del norte o, si se quiere, de los países menos hacia los más desarrollados, para mejorar sus condiciones de vida. En estos tiempos de globalización, empero, se observa un fenómeno cada vez más creciente: los movimientos migratorios de los países del norte hacia los del sur. Muchas personas están dejando sus lugares de origen para irse a vivir, al menos por largas temporadas, a otras regiones ajenas a las de su nacimiento, donde se les ofrecen alternativas para satisfacer necesidades de diversa índole. Esta forma de migración tiene variados efectos sobre las sociedades receptoras: a) Económicos: en tanto que el poder adquisitivo es mayor que el de nativos, incrementan el precio de los bienes inmuebles, principalmente en algunas de las zonas urbanas; b) Socio-demográfico: Incorporación en el movimiento migratorio de mujeres y hombres mexicanos, por medio del matrimonio; ∗
Maestro en Ciencias. Miembro del cuerpo académico “Movimientos migratorios y desarrollo regional”. 86
c) Si bien es cierto que en la mayoría de los casos mantienen su cultura y estilo de vida estadounidense -formando una burbuja ambiental que los aísla de la sociedad mayoritaria- hay una tendencia a formarse un híbrido cultural de elementos anglosajones y mexicanos. La Migración Internacional de Retirados (MIR) es una derivación del turismo de masas característico de los tiempos actuales; se observa en los países altamente desarrollados, y lo practican quienes han cumplido la edad de 60 años, o con el tiempo de servicio prestado como trabajadores. Este fenómeno es generado por los procesos de globalización (movimientos de información, bienes, servicios y personas). Es de escaso tratamiento en cuanto a términos teóricos; algunos escritos hacen referencia, pero exclusivamente desde el punto de vista del turismo y sus beneficios, no como un fenómeno social que tiene repercusiones también sociales y culturales. Y ello llama particularmente la atención, toda vez que es un fenómeno creciente. El volumen de la migración en Estados Unidos que va acompañada de los índices de retirados es bastante alto, pues más de 380,000 personas cambian cada año de residencia en el interior del país para disfrutar de sus pensiones (Longino, 1982). Ante el potencial de pensionados estadounidenses en los próximos diez a quince años --generación que constituye el grueso de los llamados babyboomers (que nacieron entre los años 1946 y 1964)-- el futuro de la migración internacional de retirados será de interés tanto para gobiernos de los países de destino, como para inversionistas de ambos lados de la frontera y para los estudiosos del fenómeno. En América Latina destacan como lugares de destino Venezuela, Guatemala, Costa Rica, entre otros. México, por su parte, es lugar de residencia de aproximadamente 300,000 retirados estadounidenses (NAADIR). El Centro de Estudios Superiores en Turismo (CESTUR) identifica 21 comunidades de retirados, las cuales se ubican principalmente en las costas del Océano Pacifico y el Mar de Cortés. En este espacio, se señalan los corredores de Chapala- Ajijic y Puerto Vallarta-Nuevo Vallarta, en los estados de Jalisco y suroeste de Nayarit; Guanajuato-San Miguel de Allende, en el de Guanajuato; y Los Cabos-La Paz, en Baja California y Mazatlán, en Sinaloa, como los preferidos para los retirados estadounidenses. La inmigración de retirados estadounidenses se incrementó 84.3% entre los años 1990 al 2000 y en los principales destinos creció aún más, en Los Cabos creció 308%, en Ajijic 581% y en San Miguel de Allende 47% (Brooks, 2005). Pero, ¿por qué podemos considerar como migración al movimiento geográfico que realizan las personas de edades mayores una vez que han obtenido su retiro laboral? Si bien en términos generales no se puede considerar al turismo como movimiento migratorio, en el caso a que estamos haciendo referencia si los es: Entendemos como migración de retiro internacional al movimiento geográfico que realizan las personas jubiladas 87
por periodos que van de dos meses en adelante, traspasando los límites geográficos de su país de origen (Wiseman, 1980). En el caso de los movimientos que realizan los jubilados estadounidenses, lo consideramos movimiento migratorio, pues se cumple la característica de traspasar los límites geográficos de su país y de que lo hacen en promedio por más de seis meses, además que –y lo más importante- los estadounidenses que se están estableciendo en diversos lugares de México están adquiriendo propiedades e incluso en algunos casos, la nacionalidad mexicana. Según estudios del Centro de Estudios Superiores en Turismo (CESTUR), dependencia de la Secretaria de Turismo, “el valor real de los retirados internacionales en el 2001 se estimó en 1.04 millones de personas, con una derrama económica aproximada de 433.1 millones de dólares, lo cual representó el 3.62% de los ingresos totales captados por el turismo internacional en ese año” (Aragón, 2002). Inmigración de retirados estadounidenses en Mazatlán Durante el proceso de alzas y bajas del turismo en Mazatlán, una gran cantidad de estadounidenses que llegaron atraídos por los tiempos de auge, han decidido regresar a establecerse como inmigrantes. El puerto ha permanecido en el agrado de gran cantidad de ellos, gracias al clima, a sus paisajes y escenarios. Es común ahora verlos desplazarse por las calles del Centro Histórico y no sólo por las playas. La inmigración de retiro en Sinaloa es elevada. Según el instituto Nacional de Migración (INM) existen 8,100 extranjeros que habitan en Sinaloa, de esta cifra el 42.35% son estadounidenses (3,431 habitantes), de los cuales 96% habitan en Mazatlán o sea 3,294 esto, durante el año 2005. Los inmigrantes provenientes de Estados Unidos representan el 1.11% de la población total del municipio que es de trescientos ochenta mil quinientos nueve habitantes, de acuerdo al XII Censo de Población del 2005. Si bien esta cifra no es tan espectacular como las de los turistas tradicionales, sí lo es en importancia, toda vez que estos inmigrantes tienen un alto poder adquisitivo, que se derrama en la ciudad a través de sus adquisiciones de casas y terrenos y de sus hábitos de consumo en sus prolongadas estancias. Lo mismo porque año con año el Instituto Nacional de Migración, delegación en Mazatlán, entrega cada vez mayor número de cartas de residencia a ellos1. Las cifras de los retirados en el puerto tienden a incrementarse, sobre todo en los últimos tres años, como lo muestra la siguiente gráfica y son los periodos fríos del año los que prefieren para estar en Mazatlán. Ellos arriban 1
Datos obtenidos en INM otorgados por el Delegado Regional de Migración el Lic. Adolfo Rojo Montoya, el día 28 de junio del 2006. 88
desde noviembre y permanecen hasta el mes de Abril2. En la temporada de calor prefieren regresar a sus lugares de origen No es casual que muchos vengan al sur, pues su procedencia, según nuestra encuesta, es de estados de clima frío como Washington (18%), Oregon (4%), Nueva York (4%) o Illinois (4%). Sin embargo, la mayoría son provenientes de California (26%), que no es un estado muy frío. En este caso la influencia de migrar a México es por su relativa cercanía geográfica, al igual que Nuevo México (6%), Nevada (6%) y Texas (8%). ¿De que estado proviene? 30% 25% 20% 15% 10% 5% 0%
Cali Wa Te Ne Col Or Ne Ne Chi Mic Min Mis Bal Ida Ne Ha Ohi for shi xa w ora eg va w ca hig ne so tim ho w w a o
Serie1 26 18 8% 6% 4% 4% 4% 4% 4% 4% 4% 4% 2% 2% 2% 2% 2%
Origen de los estadounidenses retirados en Mazatlán
Cabe mencionar que los estados de donde provienen los inmigrantes retirados en Mazatlán, son las entidades de Estados Unidos que tienen mayor número de adultos mayores de 65 años. Por su cercanía geográfica con los estados que concentran mayor índice de adultos mayores en Estados Unidos, Mazatlán ha alcanzado ventajas económicas mediante este sector turístico. Como no es un destino turístico internacional de gran crecimiento, sigue dependiendo del arribo de estadounidenses de la tercera edad y ha ido ganándose la preferencia de un gran número de ellos. ¿Por qué emigran a Mazatlán? Para E.G. Brady (2005), que radica permanentemente en Mazatlán y casado por segundas nupcias con una mujer mazatleca, existen algunas razones por las que escogió a Mazatlán como lugar de retiro y nos las explica en un libro acerca de sus experiencias como inmigrante:
2
Entrevista a Dorothy Timmons; migrante rentista. El día 19 de Septiembre del 2005. 89
a) Es un puerto de la costa oeste de México. Los habitantes de la zona oeste de Estados Unidos, relacionan al área este de su país con Europa, y no les agradan los habitantes de Miami o New Jersey. Los de California, Washington, Colorado y Oregon, dice, son más relajados, simpáticos y de mente abierta. Además, por la ubicación de Mazatlán en el noroeste de México, es más barato el vuelo, que ir, por ejemplo, al Caribe. b) Es el único puerto de tamaño comparable al de Acapulco, que mantiene su cultura tradicional mexicana. c) Las guías de viajeros están llenas de información sobre este lugar, poniéndolo como un lugar barato y con muchos atractivos turísticos. d) Mazatlán sigue siendo un lugar con precios relativamente bajos, donde escuchar música de banda y asistir a fiestas es prácticamente gratis. e) Pero sobre todo, lo que más le gusta del puerto a Brady es su gente amigable. La gente mazatleca es todo lo contrario a las historias que comúnmente escuchan los estadounidenses que tuvieron malas experiencias en el sur de México. Las redes sociales de estadounidenses retirados en Mazatlán De acuerdo a una encuesta que aplicamos a 50 estadounidenses retirados que residen en Mazatlán (24 mujeres y 26 hombres), las redes sociales que se han creado por este segmento de inmigrantes, no son formadas por la previa migración de familiares, sino por amigos ya establecidos. La inexistencia de sus familiares en el destino se debe a la naturaleza de este tipo de migración. Debido a que no efectúan el movimiento migratorio con fines laborales, sus descendientes permanecen en Estados Unidos. Y considerando que el 52% de ellos tiene tres años o menos viviendo en Mazatlán y los que tienen más de siete años representan solo el 16%. En su mayoría (58%) viven en parejas, aunque el 40% viven solos y una parte menor (2%) vive con otro tipo de familiares. En nuestra encuesta encontramos que más de la mitad, el 54% de ellos, pertenece a una organización de compatriotas estadounidenses. Además de su función de integración social, las Asociaciones de inmigrantes retirados como clubes y grupos religiosos, desempeñan un importante papel de apoyo para los jubilados. Las redes sociales de estadounidenses que se han formado en Mazatlán se manifiestan en la conformación de Asociaciones y grupos que han convertido al movimiento migratorio Estados Unidos-México en un movimiento continuo y permanente. Algunas de las asociaciones que existen en Mazatlán son American Legion Post; Friends of Mexico;; The Vineyard; Familia; y Hands Across the Borders
90
Integración y Vida Cotidiana Los estadounidenses retirados en Mazatlán están integrados a la sociedad mazatleca, por esto entendemos que conforman una sociedad multiétnica en la que existe un ambiente multicultural de tolerancia mutua. En Mazatlán ellos coexisten en los mismos espacios geográficos que los mazatlecos, es ya común para habitantes de la colonia centro, del fraccionamiento Lomas de Mazatlán, Playa Sur, El Cid, Sábalo Country o del Toreo3, tener a uno o más estadounidenses como vecinos. En estas colonias residen como vecinos con otros de sus compatriotas y con los mazatlecos. También encontramos que en su mayoría, el 66% tienen casa propia. Los estadounidenses inmigrantes en Mazatlán tienen la suficiente libertad económica para vivir en estos sitios y la comunidad mayoritaria en estas zonas residenciales no reflejan medidas de discriminación. El deseo de integrarse culturalmente a la sociedad local, varía entre los retirados. Para muchos, la cultura es irrelevante e innecesaria, su deseo de vivir en Mazatlán se basa en aspiraciones individuales como gozar de un clima cálido y de los atractivos turísticos o bien, convivir con sus amigos estadounidenses. Éstos principalmente son inmigrantes independientes que no pertenecen a asociaciones o bien pertenecen a asociaciones exclusivas, como es el caso de American Legion o bien, inmigrantes temporales que visitan el puerto sólo durante los inviernos. Informantes, en la iglesia de The Vineyard confirman que hay muchos estadounidenses como Margaret, altamente educada, que tiende a vivir de manera individual, que intenta mantenerse fuera de las actividades comunitarias y del ruido de la ciudad y asiste a la iglesia en ocasiones esporádicas. Los estadounidenses están lejos de ser socialmente homogéneos ya que existen distintos grados de integración. Por un lado están los que no se mezclan con la sociedad local sino sólo con norteamericanos; sin embargo respetan la cultura local. Aunque la mayoría trata de integrarse a la sociedad mazatleca y tienen contacto con los mazatlecos mediante sus organizaciones. En la encuesta aplicada, encontramos que el 92% de los estadounidenses retirados tienen amigos mexicanos. En cuanto a su vida cotidiana, ellos desean conservar un estilo de vida semejante al de su país de origen. Este se caracteriza por un modo de vida con un alto índice de consumo y comodidad. Y no cabe duda que estos retirados mantienen un estilo de vida con un alto grado de comodidad, de esta manera lo conciben también nuestros entrevistados Las asociaciones de estadounidenses en Mazatlán suelen realizar actividades encaminadas a fortalecer el estilo de vida estadounidense. En las fechas festivas de su país de origen se relacionan entre sí, conviven con sus 3
Estos fraccionamientos son zonas residenciales que en general habitan personas de un nivel económico medio –alto de Mazatlán. 91
amistades y disfrutan de la compañía de otras personas que hablan su mismo idioma, que comparten sus mismas costumbres y estilos de vida. El Día de Acción de Gracias incluso es festejado por los estadounidenses de manera colectiva en el puerto desde hace ocho años. Cada año alrededor de 150 personas se reúnen con una misa y la cena del pavo en la explanada del muelle de la Marina Mazatlán. A esta celebración llegan parejas solas, otras con sus pequeños hijos o incluso con amistades de nacionalidad mexicana. En general, los inmigrantes retirados no han olvidado ni perdido sus propias pautas culturales; por el contrario, procuran conservarlas. Por medio de sus asociaciones, de sus reuniones, sus celebraciones, sus amistades y hábitos cotidianos, estos estadounidenses preservan su identidad estadounidense, formando por medio de éstas, una burbuja ambiental que los ayuda a mantener lazos y pautas culturales estadounidenses. En nuestra encuesta, la mayoría de los encuestados, afirman visitar una o dos veces al año su país natal. Además, mantienen comunicación con sus familiares y amigos en Estados Unidos mediante internet o teléfono casi todos los días.
¿Que tan a menudo visita Estados Unidos?
Nunca; 8%
Cada 2 años; 4%
1 vez al mes; 2% 1 vez al mes 2 veces al año; 42%
2 veces al año 1 vez al año Cada 2 años
1 vez al año; 44%
Nunca
92
¿Con qué frecuencia tiene comunicación con sus amigos y familiares de Estados Unidos?
1 vez al mes; 18%
2 veces al año; 0% Todos los dias; 42%
Todos los dias 1 o 2 veces a la semana 1 vez al mes
1 o 2 veces a la semana; 40%
2 veces al año
Los estadounidenses retirados en Mazatlán llevan una vida tranquila, con excepción de alguna enfermedad o incidentes como cuando son víctimas de robo o cuando algún acontecimiento suscitado en su país de origen los afecta directamente, como la pérdida de un pariente o amigo. En cuanto a distracciones, se limitan a convivir con los otros miembros de sus organizaciones. Se reúnen en sus casas para charlar y convivir. Algunos, como Jackie, gustan de la vida cultural que se vive en la plazuela Machado, ella asiste porque gusta de los eventos culturales o simplemente tomar un café en el área con sus amistades4. Los retirados estadounidenses que radican en el puerto, según la misma Jackie, evitan asistir a eventos o festivales masivos como el Carnaval; incluso durante Semana Santa, prefieren evadir los centros de reunión que se caracterizan por el alto número de personas en la zona dorada. Derrama económica Para conocer la derrama económica, se les preguntó en la encuesta sobre su ingreso mensual traído de Estados Unidos, la cantidad de gasto que hacen mensualmente incluyendo impuestos, consumo diario, recreación e incluso en ayuda doméstica. También se les cuestionó acerca del costo de sus viviendas y en su caso, el gasto de renta, para los que no tienen vivienda propia. Los resultados que encontramos son los siguientes: La mayoría de ellos son de clase media estadounidense, profesores, ingenieros civiles, vendedores o empleados del gobierno que reciben una 4
Entrevista a Jackie Peterson el día 25 de Febrero del año 2006. 93
pensión de entre 1,600 y 3,500 dólares al mes. Y son pocos los que tienen un ingreso mayor de 5,000 dólares mensuales. En cuanto al costo de sus viviendas, en el caso de los que tienen casa propia, los precios oscilan predominantemente entre 450 mil y 900 mil pesos, ellos representan el 89% de los encuestados. De esta muestra, el 33% tiene viviendas con valor entre 600 mil y 750 mil pesos. Considerando que gran parte de ellos vive en colonias de nivel socioeconómico medio, son pocos (7%) los que viven en casas con valor superior a los 900 mil pesos. Tomando en cuenta que en promedio, el 66% de los 3,294 estadounidenses retirados en el puerto tienen casa propia, es decir, 2,174 y de ellos alrededor del 58% comparte la vivienda con su cónyuge, y el 10% de los que viven solos tienen casa propia, nos da un total de 797 casas adquiridas por este grupo de inmigrantes. Si consideramos que el valor promedio de sus viviendas es de 700 mil pesos. El total de capital traído de Estados Unidos invertido en bienes inmuebles en el puerto de Mazatlán es alrededor de 697 millones, 900 mil pesos. Ahora bien, el 30% de los 3,294 estadounidenses pagan renta, es decir, 988 de ellos. Si de los que pagan alquiler, el 58% comparten la vivienda con su cónyuge y el 40% vive solo, nos da un total de 691 casas que son rentadas por estos estadounidenses. Si el promedio de costo de renta de las casas que habitan es de 2,500 pesos mensuales, como lo muestra la siguiente gráfica, entonces tenemos una derrama económica aproximada de 1,727,500 pesos al mes. Sí bien no todos los estadounidenses que pagan renta viven permanentemente en Mazatlán, pasan la mayor parte del año aquí, ya que el 86% del total de ellos viaja a Estados Unidos sólo una o dos veces al año. Ellos también tienen otros gastos por recreación, consumo, impuestos y ayudantes domésticos (en los casos que tienen ayudante). Estos gastos los calculamos de acuerdo a nuestra encuesta en un promedio de 15 mil pesos mensuales por persona. Si multiplicamos esa cantidad por los 3,294 estadounidenses, nos da la cantidad de 49 millones, 410 mil pesos al mes. Si sumamos la cantidad de dinero que gastan mensualmente por consumo cotidiano al monto que dejan mensualmente por alquiler de bienes inmuebles, tenemos una derrama económica de 51 millones 137 mil 500 pesos mensuales. Conclusiones La población de adultos mayores de Estados Unidos y del mundo esta creciendo drásticamente debido, principalmente, a la madurez de la generación de babyboomers, personas que nacieron en la época de la posguerra, es decir entre los años 1946 y 1964. Los integrantes de esta generación estarán en edad de jubilarse en los próximos años. En el caso de los estadounidenses, en tanto que cuentan con un alto poder adquisitivo, pueden tomar la decisión de cambiar de residencia incluso 94
internacionalmente, adquirir inmuebles en los lugares de destino y llevar una vida de comodidad sin tener que trabajar más. La migración de retiro es una etapa posterior a la actividad turística. La gran mayoría (95%) de estadounidenses que viven en Mazatlán, captados en nuestra encuesta, había visitado al menos una vez el puerto como turista. Estos manifestaron haber gustado del lugar para vivir y decidieron comprar viviendas y mudarse permanentemente una vez retirados. La legislación migratoria en 1960 que facilita el ingreso al país a los extranjeros bajo la condición de no dedicarse a actividades lucrativas y muchos estadounidenses que habían visitado el país como turistas tiempo atrás, decidieron mudarse ahora bajo la calidad de migrantes rentistas. Paralelamente a lo anterior, durante esos años sesenta, las pensiones de los retirados estadounidenses se devaluaron, los ingresos que recibían les eran insuficientes para continuar manteniendo en su país un nivel de vida confortable y la solidez de la economía mexicana en esa época intervino en la llegada de numerosos jubilados anglosajones. Mazatlán se encontraría entre los destinos preferidos. Los inmigrantes retirados estadounidenses establecidos, decidieron establecerse en este lugar, toda vez que ya tenían previos contactos con otros compatriotas, lo que habla de la importancia de las redes sociales. En Mazatlán se han desarrollado redes sociales transnacionales que están conformadas principalmente por amistades de sus lugares de origen, las que a su vez provocan el incremento permanente de la inmigración: existe, pues, una espiral creciente compuesta por redes sociales-migraciónredes sociales, generando un aumento de los inmigrantes estadounidenses. Los inmigrantes retirados en el puerto son anglosajones; un 58% vive en matrimonio y provienen, de manera destacada, de California, Washington, Texas, Nuevo Mexico, Colorado, Oregon y Nevada. Un 54% de inmigrantes estadounidenses retirados pertenecen a organizaciones formales en el puerto. Estas organizaciones sirven como puntos de contacto e información para nuevos interesados en establecerse en Mazatlán en las mismas condiciones: Les proveen de información suficiente para venir a México y otorgan asimismo, algunas veces, alojamiento. También sirven para contactar a personas que proporcionan bienes raíces, así como información para su movilización en el puerto. Los retirados se encuentran integrados a la sociedad local. Por esto entendemos que se desarrollan las dos culturas en un ambiente de respeto y tolerancia. Y aunque son pocos los que hablan el idioma español (14%), un gran número de ellos viven en los mismos vecindarios y mantienen lazos de amistad. A su vez, mantienen un estilo de vida estadounidense. Mantienen sus pautas culturales anglosajonas y las manifiestan en festividades y reuniones que principalmente llevan a cabo en sus asociaciones. Mantienen comunicación con sus amigos y familiares en Estados Unidos casi todos los 95
días mediante internet y teléfono y la mayoría de ellos (82%) visitan su país natal una o dos veces al año . La mayoría tiene muy buena opinión de Mazatlán (62%), llevan una vida tranquila y casi todos (99%) han recomendado o recomendarían a sus familiares y parientes de Estados Unidos a Mazatlán como lugar de retiro. Un comentario final: la inmigración estadounidense de retirados en México, en su conjunto, no ha sido hasta ahora lo suficientemente valorada en las perspectivas económica, social, política y cultural. De esta manera, en torno a ella aún hay mucho por investigar y analizar. Bibliografía Aragón Humberto et.al.(2002), “Estudio estratégico de viabilidad del segmento de turismo de retirados”, Centro de Estudios Superiores en Turismo (CESTUR) Brady, E.G. (2005). Married in Mazatlán. Mazatlán, Sin. publicado por The Pacific Pearl . Brooks, David (2005) La Jornada. 30 de junio del 2006, México. Boletín del Núcleo de Acopio, Análisis y Difusión sobre Iniciativas de Reforma de los sistemas de salud (NAADIR) No.12, abril del 2005. Domínguez, Karina (2005). Noroeste, Gente 2A, 27 de Noviembre. Longino, Charles (1982). Changing ages non.metropplitan migration patterns, 1970 to 1980. Journal of Gerontology,New York. Wiseman, Robert (1980). Why Older people move: Theorical Issues. NewYork,
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LA GESTA DE movimiento social
LOS
INDOCUMENTADOS:
un
nuevo
Foto: Colección del Ing. José Luis Rice
Arturo Santamaría Gómez
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Cuántos son y dónde trabajan. Según el Censo de 2000, habían 8.4 millones de inmigrantes indocumentados en los Estados Unidos. Para 2005 el Centro Hispánico PEW ya estimaba la cifra en unos 12 millones. Se calculaba que el 78% eran centro y sudamericanos; de éstos, 56% eran mexicanos. Los hispanos en su conjunto desde el 2000 se convirtieron en la minoría más grande, y el grupo étnico que crece con mayor rapidez. En 2006 son el 14.4% de la población, y se estima que serán el 25% en el 2050, además de serán mayoría Los Ángeles, Chicago, Miami y Nueva York. Los trabajadores inmigrantes indocumentados, de acuerdo al Pew Hispanic Center1, conforman 14% de los ∗
Doctor en Sociología. Miembro del SNI. Integrante del cuerpo académico “Movimientos migratorios y desarrollo regional”. Autor de varios libros sobre la problemática de los chicanos en EU. 1 Dice Jorge Durand, uno de los más reconocidos estudiosos de la emigración mexicana a Estados Unidos: “La iniciativa HR4437 se cocinó al calor de u contexto social y político antiinmigrante, xenófobo y nativista. Se creía que las condiciones estaban dadas para darle un golpe mortal a los migrantes indocumentados y sus grupos de apoyo. Ya se había logrado criminalizar a los que daban este soporte, 97
trabajadores de la construcción, 17% del personal que labora en la limpieza, 12% en restaurantes y 25% en la agricultura. La Propuesta de Ley HR 4437, aprobada el 16 de diciembre de 2005, fue el detonador que en la comunidad latina generó una movilización sin precedentes y una politización súbita y masiva*. La politización pasó de los grupos de activistas a las discusiones en las escuelas, los centros de trabajo y el seno del hogar. En una reacción inmediata a la decisión de los legisladores, las organizaciones de activistas latinos, de defensa de los inmigrantes y de los derechos humanos, se reunieron para planear las acciones con las que confrontarían la ofensiva antiinmigrante. A pocos días de iniciar el año, el 12 de enero líderes latinos se reunieron en la costa oeste para programar actividades conjuntas, mientras en la costa este se lanzaba un boicot a las bebidas alcohólicas durante el mes de febrero, como un ensayo de lo que se haría el 1 de mayo. En Los Ángeles un amplio abanico de grupos pro inmigrantes se dio cita en la histórica Placita Olvera para formular un plan de acción, y el 11 de febrero en Riverside, California, se llevó a cabo la primera Cumbre de Liderazgo Mexicano/Latino en donde alrededor de 500 líderes planearon la realización de marchas multitudinarias en California, Nevada, Illinois, Texas, Arizona y Nueva York. A partir de la primera marcha de Los Ángeles se perfilaron las características simbólicas que unirían a todo el movimiento: vestimenta blanca, banderas estadounidenses y mexicanas, y el pacifismo de los participantes. El lunes siguiente, 27 de marzo, el Comité Judicial del Senado presentó una propuesta alternativa a la ley HR4437, escrita por los legisladores Hagel y Martínez, que proponía una vía para que los inmigrantes indocumentados se hicieran de la ciudadanía, pero la propuesta fue rechazada por el pleno de la Cámara Alta. Sin embargo esos intentos de encontrar caminos alternativos a la propuesta de Sensenbrenner eran un indicador del poder de las movilizaciones. La primera etapa del movimiento se desplegó del 12 de enero, con la primera reunión de líderes latinos, al 1 de mayo, con las marchas en 250 ciudades y el primer boicot nacional en la historia de Estados Unidos. Una segunda, se empezó a activar ya no en las calles sino en los barrios, escuelas y centros laborales, pero solo se podrán conocer sus características una vez que se conozca la decisión final del Congreso estadounidense.
cobijo, trabajo y asesoría. Y en esta partida se jugaron todo. Lo que no se calculó fue la reacción. La agresión despertó la conciencia adormecida, humillada, sometida y la gente se volcó a las calles”. Revista MX Sin Fronteras, Chicago, Ill., No.36. diciembre, 2006, pp.7-8. 2 Información reproducida en el diario Noroeste, Mazatlán, Sinaloa, 16 agosto, 2006, p.10ª. 98
Las movilizaciones de primavera enseñaron a las comunidades hispanas que tienen un poder colectivo y emergente. Después del 1 de mayo los trabajadores inmigrantes no regresarán fácilmente a las sombras, al margen de lo que decida el Congreso. Si el movimiento se desarrolla y gana confianza, la lucha por la legalización se ensamblará a otros problemas como los derechos de aprender y hablar su lengua materna, combatir el excluyente sistema de justicia, los sueldos miserables y la falta de seguro médico. El flanco anti-inmigrante y conservador del sistema político estadounidense estaba preocupado porque creó el contexto para que estallara este movimiento, y buscó desactivarlo. Pero no todos sus integrantes compartían las mismas estrategias para combatirlo. El debate sobre inmigración dividió al partido republicano, lo cual reflejaba la división entre aquellos que representan los intereses de las grandes corporaciones globales y la corriente más populista que depende de una base conservadora y nacionalista. Sin embargo, el conjunto de la derecha republicana calculaba que podía ganar votos al avivar sentimientos racistas, chovinistas y antiinmigrantes entre la población blanca. De todas maneras, los sectores empresariales que emplean a los indocumentados quieren asegurarse de que puedan obtener una inagotable fuerza de trabajo inmigrante barata. Estos sectores no tienen ninguna objeción al mantenimiento de un régimen de presión en contra de los inmigrantes. Quieren mantenerlos sin sindicatos y buenos sueldos, pero sienten que HR 4437 fue demasiado lejos. Por cuanto que la inmigración indocumentada está desbordando la capacidad del sistema económico para controlarla, porque crea el problema de una fuerza laboral muy inestable y movible (debido a la inseguridad jurídica de los trabajadores que pueden ser arrestados o deportados) el sistema político quiere asegurarse de que haya una fuerza laboral inmigrante barata, más estable y regularizada. Otro factor clave que incide en la división de la clase política gobernante en Estados Unidos es que los dos partidos están compitiendo por los votos de los latinos. Demócratas y Republicanos reconocen que sus votos serán más valiosos de ahora en adelante. Los demócratas esperaban aprovechar las movilizaciones de los inmigrantes para construir una nueva plataforma de votantes fieles con los latinos que apoyaron las marchas y que tienen residencia legal, meta que lograron en los años sesenta con el movimiento de derechos civiles y la comunidad afroamericana. El cálculo de los demócratas fue correcto: el 73 por ciento de los latinos sufragó por ellos en noviembre de 2006, a diferencia del 60 por ciento de la elección presidencial de 2004. La posible relación entre el voto favorable para el Partido Demócrata y las marchas de la primavera se explicaría 99
porque, según la encuesta de salida New Americans3, en Los Ángeles, ciudad que tuvo la movilización más grande, “uno de cada tres votantes encuestados participó o tuvo un familiar que participó en las marchas de marzo, o el boicoteo del 1 de mayo. 40 por ciento de los votantes primerizos fueron migrantes. 75 por ciento de los votantes, sin importar origen étnico, siguieron de cerca las movilizaciones”. En Texas, unos 100 mil ciudadanos participaron en unas elecciones por primera vez, y de esos el 90% fueron latinos. “El universo total de votantes tejanos – escribió la activista Marisela Ibarra- se elevó a 4 millones, 35 por cientos de ellos de origen latino”.4 Después de las enormes movilizaciones de primavera los ciudadanos latinos empezaron a manifestar un apoyo mayoritario a la regularización de indocumentados y un interés sin precedentes en participar en las elecciones de 2006. Una encuesta realizada Por la Coalición Política Latina5 poco antes de la gigantesca movilización nacional del 1 de mayo, demostró que el 77% de los latinos registrados "casi seguramente" votaría en las elecciones generales de noviembre de 2006, cuando se eligieran representantes del Congreso y escaños estatales y locales en todo Estados Unidos. No se alcanzó el 77, pero si el 73%. En California, el estado con más inmigrantes indocumentados y donde las movilizaciones fueron más constantes y numerosas, 86% dijo que seguramente votaría y otro 9% que probablemente lo haría. Aunado a lo anterior, ciudadanos sin registro para votar señalaron que estaban dispuestos a registrarse y votar por primera vez. Otro hallazgo del sondeo es que la propuesta inmigratoria del presidente George Bush no fue atractiva entre los votantes y ciudadanos latinos. Su imagen, que en 2004 era más favorable se desplomó, debilitando aún más al Partido Republicano entre la comunidad hispana, y en particular entre la mexico-americana. Este sondeo demostró que el 53% tenía una imagen desfavorable del Partido Republicano (contra el 33% con imagen favorable), pero más grave aún es que el 64% tenía una mala imagen de Bush, que alcanzó sólo el 30% de aprobación entre los hispanos. Solamente un 21% de los votantes latinos dijo que votaría por un candidato republicano en las próximas elecciones para el Congreso.
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Citada por Rafael Buitrago, “El Efecto Primavera”, Revista MX Sin Fronteras, Chicago, Ill., No.36, p.15. 4 Ibarra, Marisela, “Ayer marchamos, hoy votamos”, Revista MX Sin Fronteras, Ibid. p.17. 5 Citada por la periodista Pilar Marrero, La Opinión, Los Ángeles, Ca., 25 de mayo, 2006. 100
Antecedentes cercanos Este movimiento tenía una incubación de por lo menos dos décadas, si partimos de la legalización de miles de inmigrantes en 1986; o cuatro, si lo hacemos del Movimiento Chicano en los 60 cuando surgió el Sindicato de Trabajadores Agrícolas de California, donde la mayoría eran inmigrante. La primera gran expresión de descontento de los inmigrantes latinos posterior al Movimiento Chicano, en ese caso espontánea y sin dirección alguna, fue su participación en la rebelión angelina de South Central en 1992. En efecto, en la rebelión de principios de 1992, en los barrios de South Central, una zona donde se mezclaban en cuotas demográficas similares negros e inmigrantes mexicanos y que a inicios del siglo XXI ya era casi exclusivamente latinas, los actores más visibles de la revuelta popular fueron los negros, pero la participación de los latinos fue tan numerosa como la de la población afroamericana. Por ejemplo, de los primeros 5 mil 438 arrestados, entre el 30 de abril y el 4 de mayo, 2mil 22 eran negros, 568 blancos, 84 fueron clasificados como “otros” y 2 mil 764 eran latinos; de éstos según el Departamento de Inmigración y Naturalización, “La Migra”, 1,200 eran indocumentados. De los primeros 477 arrestados, en estimación de la misma policía migratoria, 362 eran mexicanos, 62 salvadoreños, 35 guatemaltecos, 14 hondureños, 2 jamaiquinos y el resto de otros países.6 El involucramiento en el conflicto también tuvo características diferentes según cada grupo étnico. Los latinos, por ejemplo, fueron detenidos por saquear más que por incendiar o destruir locales comerciales. En los tribunales respondieron que su participación obedecía a años de frustración y discriminación y no como una respuesta al veredicto judicial contra Rodney King, un hombre negro que había sido acusado de resistencia a la autoridad a pesar de ser brutalmente golpeado por la policía de Los Ángeles. Es decir, ya en 1992, vimos a indocumentados participar en las protestas y estallidos sociales de la zona metropolitana de Los Ángeles, que se convertiría en el principal centro de movilización de las manifestaciones en 2006. La revuelta de 1992 tuvo relieves delictivos y carecía de un objetivo social definido, pero a la vez exhibía una enorme carga de descontento social tanto de capas pobres nativas como de inmigrantes de origen latinoamericano. El lugar común, sostenido por numerosos investigadores sociales y periodistas, de que los inmigrantes y más particularmente los indocumentados no participaban en las organizaciones y movimientos sociales de Estados Unidos era falso, y lo demostraban más que los motines de 1991, la participación en numerosas luchas sindicales, vecinales, educativas y culturales a lo largo de varias décadas, pero que tenían. bajo perfil y expresión local. 6
Los Ángeles Times, 7/5/1992. 101
James Petras7 analiza esta incorporación subterránea a la sociedad estadounidense de manera muy aguda: “La primera oleada de inmigrantes, en los años ochenta, como epílogo del choque neoliberal y del terror militar, buscaba trabajo de cualquier tipo, en el anonimato e incluso en las peores condiciones; muchos de sus componentes disimularon su pasado militante pero no lo olvidaron. A medida que la afluencia de trabajadores inmigrantes aumentaba, en las principales ciudades de California, Texas, Arizona y Nuevo México se concentraban grandes cantidades de trabajadores latinoamericanos. Ello condujo a la creación de una densa red de clubes sociales, culturales y deportivos, y de organizaciones informales basadas en anteriores vínculos familiares, de barrio o regionales. Florecieron muchos pequeños negocios, aumentó el poder adquisitivo, aumentó también la asistencia de niños a escuelas en que los latinoamericanos ya eran mayoritarios, y numerosas estaciones de radio se dirigían a los trabajadores inmigrantes en su propia lengua. Pronto, el sentimiento de solidaridad creció por la simple fuerza del número, la facilidad de comunicación, la proximidad de otros trabajadores compatriotas, y por encima de todo de la experiencia común de una explotación no sujeta a regulación ni a moderación, en los peores y peor pagados empleos, todo lo cual iba acompañado de actitudes racistas por parte de empresarios, trabajadores blancos, policías y otras autoridades”. “La anterior militancia proveniente de la resistencia popular masiva a los escuadrones de la muerte en El Salvador, el gusto por la libertad y la dignidad adquirido durante el periodo sandinista en Nicaragua, los múltiples movimientos campesinos de México “salieron del armario” y hallaron nueva expresión social en el movimiento de masas de los trabajadores inmigrantes.” En el escenario de fondo de las históricas movilizaciones de marzo, abril y mayo de 2006 posaban décadas de organización silenciosa y paciente de los trabajadores indocumentados a través de sindicatos, clubes de oriundos, organizaciones de barrio, estudiantiles, religiosas, artísticas, políticas, empresariales, deportivas, etc. Quedan como precursores en la organización de los inmigrantes sin documentos, agrupaciones pioneras como el Centro de Acción Social Autónoma (CASA), los pequeños partidos de la izquierda estadounidense, los sindicatos de trabajadores agrícolas de Texas, Arizona y Ohio que dirigieron respectivamente Antonio Orendáin, Guadalupe Sánchez y Valdemar Velázquez, el Sindicato Internacional de Trabajadores de la Costura, que con Miguel Machuca , Cristina Vázquez y Tony Orea, partir de los años setenta del siglo XX dieron los primeros pasos
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Petras, James, “Mesoamérica llega a norteamérica: dialéctica del movimiento de trabajadores inmigrantes”, Rebelión, 27 de abril, 2006. 102
para agrupar y defender a los trabajadores indocumentados como un sector específico de las clases asalariadas de Estados Unidos8. Los trabajadores indocumentados constituidos en un sector con características propias dentro de las clases asalariadas estadounidenses, específicamente caracterizable y predominante en ciertas ramas de la economía y en ciertas regiones, en un proceso que concentra no más de cuarenta años, de manera ascendente aunque desigual, fue construyendo una experiencia propia dentro de los movimientos sociales norteamericanos. Las primeras luchas laborales que trascendieron en la opinión pública, en las que los trabajadores sin documentos eran el sector mayoritario o único dentro de un movimiento huelguístico, fueron las que encabezaron los sindicatos agrícolas de Texas y Arizona en 1975 y 1977, respectivamente.9 En años recientes, latinos e inmigrantes han estado a la vanguardia del movimiento sindical. Algunas de las más importantes batallas laborales en la pasada década, incluyendo la campaña de Justicia para los Janitors y la huelga de los trabajadores de almacenes en California, han sido lideradas por inmigrantes. En 2006, miles de trabajadores inmigrantes se están movilizando en la campaña de Hotel Workers Rising, que es una lucha para ganar sueldos decentes y beneficios y que está en contra de las megacorporaciones que dominan la industria hotelera. Esas luchas, poco conocidas y con escasa repercusión nacional fueron, sin embargo, experiencias significativas que junto a acciones prácticamente anónimas y otras solo conocidas a nivel local dieron pie a las grandes movilizaciones de los inmigrantes mexicanos y centroamericanos de 1994 contra la Preposición 187 que enarboló Pete Wilson en California. Ese año el electorado californiano aprobó una ley que afectaba severamente la situación de los inmigrantes, pero posteriormente Wilson, el autor intelectual de ella y principal promotor de su aceptación, así como otros políticos vinculados a él sufrieron derrotas electorales en las que el electorado hispano fue un factor central. En este contexto, los rasgos de las movilizaciones de los inmigrantes hispanos en la primavera de 2006: masividad, horizontalidad del liderazgo, continuidad, pluralidad nacional y social, transgeneracionalidad y simultaneidad geográfica del movimiento, que no tienen parangón alguno en Estados Unidos, merecen un análisis desglosado de ellas. La masividad. Los participantes en las marchas de la primavera de 2006, del 10 de abril al 1 de mayo, fueron 5, 058, 806 en una estimación alta; y de 3, 324, 8
Santamaría Gómez, Arturo, La Izquierda norteamericana y los trabajadores indocumentados, Ediciones de Cultura Popular, 1988, pp.195-208. 9 Santamaría Gómez, Arturo, Ibid. pp.195-208. 103
256, en una estimación baja. Y el número de poblaciones donde se manifestaron los inmigrantes fue de unas 250.10 A su vez, la mayoría de los inmigrantes mexicanos en particular y de latinos en general corresponde a la proporción que ellos tienen en el conjunto de los inmigrantes. Un estudio del Instituto de Políticas Públicas de California11 precisa que el 56 por ciento de los inmigrantes indocumentados son mexicanos, 24 por ciento de otros países de Latinoamérica, 10 por ciento de Asia, 6 por ciento de Europa y Canadá, y un 4 por ciento del resto de países. Este estudio concluye, en base en una encuesta estatal del PPIC, estadísticas del censo y del departamento de finanzas de California, que hay 10 millones de indocumentados en el país, que uno de cada 15 californianos no tiene documentos para residir legalmente y que uno de cada 25 trabajadores en el país es indocumentado. Las ciudades que marcaron la pauta en la masividad, iniciativa y creatividad de su organización fueron Chicago (750 mil manifestantes en la estimación alta y 400 en la baja, en la marcha del 1 de mayo) y Los Ángeles (700 mil manifestantes en la estimación alta y 400 mil en la baja, en las marchas del 10 de abril y del 1 de mayo), lo cual no se explicaría tan solo por la cantidad de inmigrantes latinoamericanos que ahí residen y en las áreas metropolitanas que las circundan, sino porque ahí se ubica la mayor cantidad de inmigrantes indocumentados procedentes de México y Centroamérica, quienes sumarían por lo menos el 80 por ciento de la población indocumentada establecida en Estados Unidos. En el mismo sentido, los inmigrantes de estas dos regiones latinoamericanas explicarían las inmensas movilizaciones de Dallas (500 mil la estimación alta y 350 la estimación baja), de Nueva York (300 mil la estimación alta y 100 mil la baja), la de Phoenix (250 mil la estimación alta y 100 mil la baja) y Washington D.C. (180 mil tanto en la estimación alta como en la baja), donde predominan los inmigrantes indocumentados mexicanos y centroamericanos. Es decir, las ciudades que vieron las manifestaciones más numerosas fueron aquellas donde habita un mayor número de inmigrantes indocumentados y donde se conjugaron la experiencia, creatividad y penetración de los nuevos y viejos liderazgos. Tan solo por el número de manifestantes y la cantidad de ciudades donde marcharon los inmigrantes y sus apoyadores, el movimiento de los trabajadores inmigrantes superó todo precedente histórico en Estados Unidos. La horizontalidad de los nuevos liderazgos. Precisamente de los años setenta, si solo hablamos de las dos metrópolis que marcaron la pauta del movimiento, provienen los promotores 10
Xochitl Bada, 15/5/2006 correo electrónico a Raúl Ross, dirigente de la CDPME. Citado por Araceli Martínez en “California: más y más inmigrantes”, La Opinión, Los Ángeles, California, 21, abril, 2006.
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y promotoras más experimentados y veteranos en la organización de las marchas de la primavera hispana de 2006: Angelina Corona, Armando Navarro, Nativo López, Juan José Gutiérrez, Javier Rodríguez, María Elena Durazo, Felipe Aguirre, etc. ( zona metropolitana de Los Ángeles), Emma Lozano, Omar López, José Artemio Arreola,, Jorge Mújica, Luís Pelayo (zona metropolitana de Chicago), etc. muchos de ellos son, en el caso de Los Ángeles, ex miembros de las organizaciones mencionadas, y en el de Chicago, con la excepción de Emma Lozano, inmigrantes mexicanos de las décadas de los setenta y ochenta con experiencia política y organizativa al sur de la frontera. Por otra parte, el movimiento de la primavera de 2006 por la legalización de la población inmigrante es parte de una etapa histórica en la que confluyen diferentes expresiones societarias de las comunidades latinoamericanas y más específicamente de las mexicanas. Su número, que influye notablemente para que el conjunto de la comunidad hispana, incluyendo por supuesto a los nacidos en Estados Unidos, se haya convertido en la primera minoría étnica de este país (42.5 millones en 2005) y el 4% de la población trabajadora de Estados Unidos; la distribución geográfica en el conjunto del territorio estadounidense (presentes en 51 estados de la Unión Americana) ; la expansión geométrica de sus medios de comunicación en español (por lo menos 112 periódicos diarios y semanales, 578 estaciones AM y FM de radio y 4 cadenas nacionales de televisión abierta y 3 por cable); el uso masivo de las nuevas tecnologías de comunicación (telefonía celular, 15 millones de usuarios de Internet), su participación en ramas dominantes del mundo laboral tanto del sector productivo como de los servicios tradicionales ( agricultura, construcción, confección de ropa, limpieza doméstica y de oficinas y hoteles, industria alimenticia y restaurantera, etc.); su predominio en los niveles educativos básicos e intermedios de varios sistemas escolares de las ciudades más pobladas de Estados Unidos; la importancia que tienen para la iglesia católica de Estados Unidos; y finalmente, aunque no al último, el creciente peso electoral de los hispanos nacidos y/o nacionalizados estadounidenses, todo ello amarra un tejido social muy complejo, diverso y desafiante que se hizo poderosamente visible en una coyuntura crítica. Dentro de los dirigentes más visibles del movimiento inmigrante sobresalen los de ascendencia mexicana, tanto los nacidos en Estados Unidos como los oriundos de México. Entre los lideres veteranos de la zona metropolitana de Los Ángeles destacan los mexicoamericanos y/o chicanos, es decir, ciudadanos de estadounidenses descendientes de mexicanos; sin embargo, en el impulso y organización de las marchas apareció un nuevo de tipo de líderes sin vinculación orgánica a organizaciones sociales. Estos nuevos líderes salieron de algunos de los programas más populares de la radio y la mayoría de ellos, salvo Renán Almendarez, “El Cucuy”, de origen 105
hondureño, nacieron en México. Cuatro de ellos desempeñaron un papel fundamental en el impulso de las marchas: Eddie Sotelo, “El Piolín”, Renán Almendárez, “El Cucuy”, Humberto Luna y Ricardo Sánchez “El Mandril”. Los personajes radiales más famosos del país como Eddie Sotelo, que transmite desde Los Ángeles y por la cadena nacional Univisión Radio (propietaria de 69 emisoras en el territorio) y Renán Almendarez (“El Cucuy de la mañana”) quien comunica mediante la cadena La Raza, con sede en Miami, intercalaban sus comentarios y entrevistas sobre inmigración con mensajes grabados de celebridades del deporte y el espectáculo como Oscar de la Hoya, José Luis Rodríguez (el Puma), Los Tigres del Norte y Ricardo Montaner, entre otros, invitando a apoyar a la marcha de los inmigrantes, usando como himno motivador y lema de las movilizaciones la canción “Agárrense de las manos” del cantante venezolano “el Puma” en los años 80. Otros locutores de la cadena radial Recuerdo 98.3, Paco “Pacorro” (Francisco Gálvez) y “La India Edelmira” (Isnarda Cervantes) no transmitieron su programa habitual de chistes y en su lugar difundieron música con la aclaratoria de que no realizarían su “show” habitual en solidaridad con los inmigrantes indocumentados. Otras emisoras recurrieron al discurso nacionalista, combinado con corridos, donde se recordaba a los estadounidenses que los estados del suroeste habían pertenecido a México en el siglo XIX. En Atlanta se conformó una organización de todas las emisoras que transmiten en español, que incluía tanto las que transmiten música hiphop como las de música cristiana. Lo mismo sucedió en otras ciudades importantes como Miami, Chicago, Nueva York, Dallas, Denver, San José, Los Ángeles, etc. A juzgar por los números, que en todos los casos superaron las expectativas de los organizadores, los manifestantes obtuvieron información sobre dónde, cuándo y cómo manifestarse a través de los medios de comunicación. Para algunas comunicadoras, como Elizabeth Jiménez, de Chicago, la organización de sus colegas se fue dando espontáneamente, pero en el caso de Los Ángeles “El Piolín” convocó con anticipación a otros diez conductores de radio para hablar de las marchas y lo mismo hizo “El Cucuy”. En 1994, cuando la sociedad se vio polarizada por la propuesta 187, la televisión en español se involucró con decisión convocando a la comunidad a participar e informando sobre el horario de las marchas, y lo mismo volvió a suceder en la primavera de 2006, pero ahora con la espectacularidad de las tumultuosas y constantes manifestaciones. Las radiodifusoras, televisoras y periódicos en español, al margen de la decisión personal de un amplio número de sus conductores y de la trayectoria comprometida de algunas empresas, como La Opinión, de Los Ángeles, en realidad respondieron a una lógica de mercado: casi la totalidad de sus audiencias y lectores son inmigrantes. Éstos y sus hijos son quienes constituyen el mercado de los medios en español. Los hispanos de segunda o tercera generación, salvo los radicados en poblaciones fronterizas, consumen 106
pocos medios escritos en español, y ven y escuchan más televisión y radio en inglés. Para las empresas de medios hispanos, la inmigración significa el crecimiento de su mercado y la reducción de inmigrantes se traduciría en la contracción e incluso en la desaparición de ese mercado. No es que los dueños de los medios hispanos sean militantes de las causas democráticas y populares sino que la defensa de los inmigrantes es la defensa de sus negocios. De cualquier manera, la televisión y la radio en español, como los transmisores por excelencia de la cultura de masas, fueron los principales vehículos organizativos y propagandistas de las movilizaciones de los inmigrantes hispanos. En este caso, la cultura transmitida por los medios electrónicos, generalmente denostada en los medios intelectuales, personificada en los conductores más conocidos de la radio en español, fue el vehículo más versátil y eficaz en la organización y propagandización de las movilizaciones más numerosas y sostenidas en la historia contemporánea de Estados Unidos, complementando, reproduciendo y consolidando la labor que a lo largo de muchos años habían realizado las organizaciones defensoras de los inmigrantes. En estas movilizaciones, no fue la música contestataria de los grupos culturales que se identifican con las clases proletarias la que contribuyó a estimular a los inmigrantes sino temas y estilos de autores de amplia propagandización comercial. La diversidad, abundancia y dispersión de las organizaciones identificadas o surgidas de las comunidades de inmigrantes a lo largo de las tres anteriores décadas, con una influencia local y o regional, y pocas con una estructura nacional, como los sindicatos, sentó las bases para un liderazgo confederado y descentralizado que se vio complementado e incluso rebasado en la capacidad de convocatoria por la influencia de los DJ´s de la radio en español y la espontaneidad de la movilización estudiantil. Otras características novedosas del movimiento inmigrantes es que el liderazgo de los DJ´s fue inorgánico y temporal; es decir, no formaba parte de ninguna estructura social o política y no continuó en la planeación y dirección de las posteriores etapas del movimiento. De hecho, para la convocatoria del Boicot del primero de mayo, se deslindó de él e incluso llamó a no secundarlo porque los propietarios de las estaciones de radio así lo exigieron. Sobre todo a partir de la participación de los estudiantes en el movimiento inmigrante, éste adquirió las características de un movimiento de redes, “capaces de expandirse sin límites”, dice Manuel Castells12, porque sin planificación y una enorme creatividad integraban nuevos “nodos” para comunicarse entre sí porque compartían “los mismos códigos de comunicación” (valores o metas de comunicación). La “morfología de las 12
Castells, Manuel, La Era de la Información,La Sociedad Red, Vol. 1, Siglo XXI Editores, 2002, p.507. 107
redes”, agrega Castells, “es una fuente de reorganización de las relaciones de poder”. La singularidad tecnológica del movimiento estudiantil pro inmigrante es que su principal forma de organización no fue Internet sino la telefonía celular; esto le dio una agilidad, flexibilidad y capacidad de movilización que no habían tenido otros movimientos. Y en efecto, construyeron un movimiento que se reprodujo prácticamente sin límites. Pluralidad nacional y social del movimiento. El periodista mexicano, Raúl Caballero, radicado en Dallas y director del Periódico La Estrella, al día siguiente de la gran marcha del 10 de marzo en Chicago, habló de la emergencia de la sociedad civil binacional en Estados Unidos, en referencia a las comunidades mexicanas que se movilizaron masivamente en Estados Unidos. En realidad, la binacionalidad a la que se refiere Caballero tiene que ver no tan solo con el nacimiento mexicano, centro y sudamericano de la gran mayoría de los manifestantes y su actuación en territorio de Estados Unidos, sino también a sus acciones transnacionales, que trascendieron las fronteras y buscaron el apoyo de actores políticos en México, Centro y Sudamérica. En una acción muy rápida, luego del éxito de la marcha del 10 de marzo, la cual fue el punto de ignición del movimiento, 26 dirigentes de la coalición nacional que inicialmente promovió las marchas, se dirigieron a México y a otros países latinos para buscar que líderes políticos, sindicales, religiosos y de los derechos humanos presionaran al gobierno de George Bush para que no apoyara la propuesta de ley HR4437 (Ley para la Protección Fronteriza, Antiterrorismo y Control de la Inmigración Indocumentada) y respaldara una reforma migratoria que incluyera la legalización de inmigrantes indocumentados.13 La perspectiva transnacional del movimiento inmigrante fue claramente delineada en la primera reunión preparatoria de las movilizaciones de primavera que se realizó en Riverside, California, en febrero de 2006, con la asistencia de unos 500 dirigentes y representantes de organizaciones y comunidades. A la vez que una delegación hispana cabildeaba en México y Centroamérica, otra hacía lo propio en Washington, D.C., donde se entrevistaba con legisladores y embajadores de países latinoamericanos. Si bien la presencia mexicana, centro y sudamericana en las movilizaciones fue la más visible, la cual corresponde a su peso en la inmigración, la participación de migrantes de Europa, África , Asia y Canadá fue considerable en ciudades como Chicago, Nueva York, Washington, San Francisco y Los Ángeles, para mencionar las principales. Contingentes de irlandeses, polacos, rusos, chinos, indios, coreanos, ucranianos, pakistaníes, etc., le dieron una mayor fortaleza al movimiento y demostraban su 13
La Opinión, Los Ángeles, Ca., 15/03/2006. 108
contenido multinacional. Abdul Malik Mujahid, clérigo musulmán establecido en Chicago, resumió con lucidez la conformación multinacional y trascendencia del movimiento14: “Los organizadores latinos han hecho un gran favor no tan solo así mismos sino al conjunto de los inmigrantes, así como a los mismos Estados Unidos, al ponerse de pié y decir que el sistema de inmigración se ha caído y necesita ser reparado. Lo que procede es que el resto de nosotros debemos unirnos”. En Chicago, Malik Mujahid afirmó que 7 mil musulmanes participarían en la marcha del 1º. de mayo y en Los Ángeles. Eun Sook Lee, dirigente coreano, revelaba que sólo en el sur de California vivían 50 mil coreanos. Chung-Wha Hong, líder chino, miembro de la Coalición Inmigrante de Nueva York, que agrupa a alrededor de 150 grupos, sintetizó con claridad la significación del movimiento: “La pregunta es si Estados Unidos continuará siendo o no lo que siempre ha sido: una nación de inmigrantes”. Las manifestaciones de simpatía y apoyo al movimiento inmigrante en América Latina fueron muy amplias en los medios de comunicación, pero no se tradujeron en acciones masivas, salvo las que tangencialmente se emprendieron en las marchas obreras del 1º. de mayo en gran parte de México, particularmente en las ciudades fronterizas del norte, y algunos países de Centroamérica. No obstante, fueron muy significativas porque por primera vez en la historia de la emigración latinoamericana a Estados Unidos ciudadanos de las ciudades más importantes de México, Centro y Sudamérica expresaron pública y simultáneamente su solidaridad con los migrantes. Leyendo la prensa electrónica de las comunidades de inmigrantes coreanos y chinos en Estados Unidos se colige que la importancia de esas marchas tuvo similar repercusión en países como Corea y Taiwán, y no es osado decir que lo mismo sucedió en todos aquellos países con una numerosa emigración al vecino norteño de México. La transgeneracionalidad del movimiento y los estudiantes Entre el 70 y 80% de los estudiantes de educación básica, secundaria y preparatoria públicas en California son hispanos y enfrentan una enorme cantidad de desafíos, tales como alta deserción, bajos ingresos familiares, escuelas en malas condiciones, etc. Hasta 2006, los estudiantes latinos tenían el porcentaje más bajo de terminación de bachillerato en Estados Unidos. Sólo el 56% de ellos culmina con ese nivel de estudios y solo el 12% de ellos obtienen buenas calificaciones. Una de las poderosas razones que influyen en su bajo desempeño escolar, además de las mencionadas, es la
14
Reportaje de Daniel B. Wood publicado en Christian Science Monitor, april 10, 2006. 109
inestabilidad del estatus migratorio en un amplio número de ellos, y el lento y accidentado aprendizaje del idioma inglés. No es gratuito, entonces, que los estudiantes hispanos de bachillerato hayan sido uno de los contingentes más numerosos y entusiastas de las movilizaciones de primavera. De hecho, éstos constituyeron un movimiento dentro del movimiento. Su demanda específica: exigir que se apruebe el proyecto de ley Dream Act (Ley del Sueño Americano), que les permitiría a un buen número de ellos asistir a la universidad terminando el bachillerato. Si bien la movilización del 12 de marzo en Chicago fue el punto de arranque e inspiración para la ola de marchas posteriores, la zona metropolitana de Los Ángeles fue el epicentro de las movilizaciones de estudiantes. A partir del 24 de marzo estallaron las manifestaciones estudiantiles espontáneas en el Este de Los Ángeles, emblema histórico de las comunidades mexicano-americanas, y en las ciudades de Huntigton Park, Bell y Southgate, donde la mayoría de sus habitantes son inmigrantes mexicanos. Las marchas de los jóvenes preparatorianos de esas ciudades contagiaron a otras regiones. La marcha del 24 fue el último ensayo previo a la primera gran manifestación angelina del 25 de marzo. El lunes 27 de marzo nuevamente tomaron las calles los estudiantes de los dos niveles de bachillerato, con el añadido de que al ser transmitidas por los noticieros locales y después retransmitidas en toda la Unión Americana potenciaron su movilización. Las autoridades escolares intentaron contener las marchas y manifestaciones estudiantiles en Southgate School y otros planteles pero sus compañeros de Bell, Huntington Park y Southeast presionaron con tal fuerza que rompieron el cerco. Posteriormente se les unirían estudiantes latinos y afroamericanos en Watts y South Central, así como de las escuelas de Dorsey, Locke y Manual Arts. Todos ellos se manifestaron en el City Hall, el edificio de gobierno del Condado de los Ángeles, y lograron que el alcalde Antonio Villaraygoza les expresara su apoyo, aunque días después, cuando continuaron las marchas, les pidió que no realizaran más paros ( Walk Outs). Con una continuidad no vista antes en ningún otro movimiento estudiantil estadounidense, a diario brotaban manifestaciones en todo el sur de California y posteriormente en varias regiones del país. En poco tiempo, los estudiantes californianos construyeron una organización estudiantil a la que llamaron Coalition to Defend Affirmative Action, Integration and Immigrant Rights, la cual en un balance interno presentan algunos de los objetivos y alcances de su movimiento. Aquí se reproduce parte de su análisis, respetando la sintaxis, las ortografía y el vocabulario de su propio español15: “La acción estudiantil no alto en Southgate. La marcha estudiantil siguieron hasta que llegó a las escuelas, que se ven como cárceles de South Central y Watts. Estudiantes latinos y afro-americanos, anticipando la 15
www.bamn.com/doc/2006/06501 110
marcha, esperaron fuera sus escuelas encarceladas para unirse con la procesión. Unidos, estudiantes latinos y afro-americanos marcharon al city hall. Grupos integrados de estudiantes de Dorsey, Locke, and Manual Arts se unieron a la marcha en City Hall. Estudiantes secundarios que habían hecho manifestaciones pero no podían marchar al centro de LA marcharon a sus propios centros gobernmentales. La marcha que comenzó una expresión latina de la lucha para los derechos de inmigrantes se hizo la voz de todo estudiante latino, afroamericano, asiático, y anglo que está harta de ser encerrados en las escuelas pobres, sobre-poblada, la mayoría latina y afro-americana del distrito escolar de Los Ángeles. Integrada y determinada, la marcha expresó el deseo de todas las personas en esta sociedad que han sido tratados como si fuesen nadie pero desea ser todo. Estudiantes de todo California y de todos los Estados Unidos, incluyendo Dallas, Houston, Detroit, New York, y Washington DC que vieron las noticias u oyeron las historias de las protestas fueron inspirados para actuar. En la semana siguiente, muchos de ellos hicieron walkouts y marcharon también. Comenzando con el alcalde de Los Angeles, Antonio Villaraigoza, y después con el Cardinal Roger Mahony del Archidiosis de LA, estudiantes han escuchado que las manifestaciones deben parar. Todos los principales y políticos, padres y padres de familia, nos han suplicado a nunca hacer ninguna manifestación en las preparatorias. Unos comentadores y maestros, que temen la acción de jóvenes, han dicho que muchos de nosotros no teníamos ninguna idea porque hicimos las manifestaciones en las preparatorias. Estas personas que se han proclamado líderes del movimiento o nunca sabieron o se olvidaron de como degradadas y demoralizadas son nuestras escuelas. No podemos permitir que nos paren nuestra luz brillante del deseo ser tratado con respeto y dignidad que brilla fuerte dentro de todo nosotros. Aún si no podemos expresar todas nuestras demandas con palabras, todos los que hicimos las manifestaciones en las preparatorias saben que estábamos luchando por la libertad. En esas horas que marchamos y luchamos juntos, muchos de nosotros nos sentimos libres por primera vez en nuestras vidas. Los extranjeros con quienes marchamos han bondado con nosotros para siempre, en una manera que muchos familiares que hemos conocido en nuestras vidas nunca podrán. Nuestros walkouts y reuniones hemos sido decisivos para ganar el progreso que hemos logrado. Hacer la historia es el mejor medio de aprender la historia. Los líderes jóvenes del nuevo movimiento para derechos civiles pueden aprender mucho usando las acciones que ya hemos tomado. Explicando y sistematizando las lecciones políticas que hemos aprendido nos ayudará a tomar el próximo piso adelante. El destino del nuevo movimiento para derechos civiles está en nuestras manos”. 111
Juan José Gutiérrez, integrante de la Coordinadora del Movimiento Latino USA, escribió en el periódico La Opinión, el 24 de marzo: “lo más trascendente de esta manifestación fue la presencia de los trabajadores indocumentados como protagonistas principales de su propio destino”. En efecto, lo notable y trascendental de las marchas de primavera es que los inmigrantes sin documentos fueron los actores principales de un movimiento de autodefensa en el que sus dirigentes más visibles no fueron indocumentados, pero en el que la masividad callejera, y el desafío al racismo al conservadurismo político de la derecha norteamericana fue obra de ellos. La dureza de la propuesta de ley de Sensenbrenner, que negaba toda posibilidad de integración legal a la sociedad norteamericana, galvanizó a la anteriormente masa amorfa de inmigrantes indocumentados. La masividad, constancia y extensión geográfica del movimiento sorprendió tanto a los observadores externos como a sus propios impulsores. Pocos imaginaban que los inmigrantes sin documentos iban a dejar las sombras y a convencerse de que su enorme presencia numérica en las estructuras laborales podía transformarse en una poderosa fuerza social y ética, y que la fragilidad de su estatus era el principal recurso de la legitimidad de su movimiento. Un ejemplo del país de las sombras en la que vivían los inmigrantes indocumentados, lo reseña el activista Javier Tapia16, cuando se refiere a la ciudad de Wisconsin, una vez que hace el balance de las marchas. “La población no latina, en el mejor de los casos veía a la comunidad migrante mexicana como los pobladores de un lugar donde podían disfrutar platillos típicos y saborear margaritas. En el peor de los casos, la comunidad mexicana era ignorada por los habitantes de Wisconsin. Las multitudes que participaron en las marchas crearon conciencia en la población de que algo no estaba bien, que algo afectaba a la población migrante”. Nadie esperaba tampoco que los inmigrantes indocumentados, además de articular otros movimientos sociales, podían constituirse en la punta de lanza de un nuevo movimiento por los derechos civiles en el amanecer de la era digital y global. Acompañaron a los indocumentados, en primer lugar, inmigrantes con residencia legal y ciudadanos de origen hispano. En segundo lugar, inmigrantes de Europa, Asia y África, así como activistas y simpatizantes de otros movimientos sociales de Estados Unidos. Una encuesta de ciudadanos latinos, entre ellos electores registrados y ciudadanos que aún no se han empadronado, reveló que por lo menos un 15% de latinos ciudadanos participaron en alguna marcha o lo hizo alguien de su familia. En California, el porcentaje de los que participaron fue ligeramente mayor al17%. Amén de los ciudadanos latinos que participaron en las marchas por solidaridad de 16
Tapia, Javier, “Las marchas si fueron útiles”, Revista MX Sin fronteras, diciembre, 2006, p.19. 112
grupo o étnica, un amplio número de ellos lo hizo porque son familiares, amigos, compañeros de estudio o trabajo de los indocumentados. Matt Barreto, investigador de ciencias políticas de la Universidad de Washington, citado en el diario La Opinión por la periodista Pilar Marrero17 apunta que en Estados Unidos hay nueve o diez millones de hispanos registrados para votar y si el 15% de ellos participó en alguna movilización, querría decir que hasta 1.5 millones de ciudadanos habrían estado involucrados de alguna manera en las actividades del movimiento de todo el país. Más de un 70% de inmigrantes latinos entrevistados por El Pulso Latino, de la firma García Research Associates, afirmaron que apoyarían el llamado al gran paro latino no asistiendo a sus trabajos, no comprando nada y no enviando a sus hijos a la escuela. La encuesta se realizó vía telefónica en las ciudades de Los Ángeles, Chicago, Nueva York, Houston y Miami y se entrevistó a 761 personas. En Chicago, un 71% de las personas dijeron que no irían a trabajar y el 95% respondió que no compraría nada. Fueron los más jóvenes, los inmigrantes con menos años y los de menor ingreso quienes apoyaron con mayor énfasis el boicot del primero de mayo. Otra característica significativa del movimiento inmigrante es que en las marchas participaron familias enteras; la suerte de miles de ellas depende de su situación legal. Algunas familias tienen miembros con residencia legal, otros son ciudadanos y otros indocumentados. La criminalización con que les amenazaba la propuesta de Sensenbrenner las impelió a actuar conjuntamente, a proteger la seguridad y la unidad familiar. El movimiento combinó las estructuras familiares, escolares, barriales, religiosas, empresariales, sindicales, deportivas, recreativas y mediáticas donde predominan los inmigrantes. Es por la complejidad de este tejido que el movimiento no fue clasista en sentido estricto, a pesar de que la inmensa mayoría de los indocumentados son asalariados. El movimiento se articuló con y recibió el apoyo de importantes sectores empresariales, como el agrícola, el restaurantero, los empacadores de carne y los medios de comunicación, urgidos de la mano de obra de los inmigrantes y de la importancia de su mercado. Fueron numerosas las empresas que durante la manifestación y boicot nacional del primero de mayo permitieron a los trabajadores ausentarse de sus centros de empleo. Al mismo tiempo, el boicot ganó el apoyo de dueños de pequeños negocios y aun algunas corporaciones grandes. El comentarista, Juan González describió, en el Daily News de Nueva York el 2 de mayo, una escena que se repitió en múltiples ciudade:. “Todo lo que usted tenía que hacer ayer era mirar a lo largo de la normalmente bulliciosa avenida San Nicolás, en Washington Heights, para saber que un asombroso evento estaba en camino”. Se trata de una comunidad de mayoría dominicana. 17
Marrero, Pilar, La Opinión, Los Ángeles, Ca., 25 de mayo, 2006. 113
González cita al dueño de una ferretería en el vecindario, quien cerró su tienda en apoyo a la protesta. “Virtualmente cada dueño de tienda a lo largo de la avenida San Nicolás, hizo la misma decisión, aunque eso significara perder los muy necesitados dólares por un día (…) En Broadway fue la misma historia.” Aun grandes corporaciones se vieron obligadas a apoyar el boicot. Tyson Foods, el más grande productor de carnes, cerró nueve de sus 15 plantas procesadoras de carne de res y puerco, a lo largo de Estados Unidos. Perdue Farms cerró seis de 14 plantas. Goya Foods suspendió las entregas de sus productos en cada estado a excepción de Florida, con 300 camiones que no salieron. La representante de Goya, Olga Luz, le dijo a la Prensa Asociada el primero de mayo, que la compañía quería “expresar solidaridad con los inmigrantes. Los dueños de negocios apoyaron el boicot por diferentes motivos. Algunos apoyaban la reforma migratoria de los “trabajadores huéspedes” que proponía el presidente Bush o alguna versión que otorgue la ciudadanía como una forma de regularizar la explotación de esta fuerza laboral. Otros fueron obligados a apoyar el boicot debido a la determinación de sus trabajadores o de sus clientes, y finalmente, inmigrantes dueños de pequeños negocios apoyaron el movimiento como una lucha democrática contra el racismo anti inmigrante y por los derechos de “su comunidad”. El papel de la iglesia. El obispo de Brooklyn, Nueva York, Nicholas Di Marzio, partía de una posición ética para explicar su apoyo al movimiento de los inmigrantes cuando señalaba que la realidad del sistema era inmoral porque mientras una parte de la sociedad estadounidense criticaba la presencia de los indocumentados, la Iglesia Católica reconocía lo arduo de su trabajo, las contribuciones a la economía estadounidense y lo más importante para ellos: su “espíritu cultural y religioso” que fortalecía a las comunidades locales. El Obispo de Orlando, Thomas Wenski, consideraba que la política migratoria de su país es obsoleta e injusta porque nos les ofrecía ninguna vía los inmigrantes para regularizar su situación a pesar de necesitar de su trabajo. “Ellos no están infraccionando la ley. La ley los está infraccionando”. El Cardenal de Los Ángeles, Roger Mahony, quien asumiera una de las posturas más firmes de apoyo al movimiento, a pesar de que no apoyara el boicot del primero de mayo, demandó una reforma migratoria integral que incluyera la plena legalización del conjunto de los inmigrantes. Mahony fue muy insistente en criticar que la propuesta de ley de Sensenbrenner no tan solo obstaculizaría la atención pastoral a los pobres sino que impondría penas a los católicos por hacer lo que su fe mes manda. En febrero, pocos días antes de las grandes movilizaciones, tácitamente llamó a la desobediencia civil en caso de que se promulgara definitivamente una ley de 114
inmigración injusta, como la aprobada por la Cámara Baja el 16 de diciembre de 2005. Otra de las voces más fuertes de la iglesia católica de Estados Unidos, el arzobispo de Washington, el cardenal Theodore McCarrick, llamó a derrotar al proyecto de ley HR 4437 porque “cambiaría fundamentalmente la herencia de Estados Unidos como una sociedad abierta, compasiva y que recibe a los inmigrantes”18. Javier Tapia19, ilustra el papel de las diferentes iglesias en Milwaukee, cuando señala que “muchos migrantes indocumentados que desconocían sus derechos laborales, ahora saben a dónde recurrir cuando son víctimas de maltrato y discriminación. Muchos migrantes ahora ven las iglesias católicas y luterana como centros donde pueden recibir diferentes tipos de ayuda aparte de la espiritual. Esto se debe a que muchos sacerdotes, pastores y monjas marcharon con ellos, pidiendo una reforma migratoria justa”. En Estados Unidos hay alrededor de 67 millones de católicos, que representan el 6% de los 1.100 millones de católicos del mundo. Respecto al conjunto de la población, el porcentaje ha permanecido firme en los últimas cuatro décadas, oscilando entre el 20 y 25% del total. Sin embargo, la cifra real de católicos puede ser de varios millones más, dado el alto índice de inmigración ilegal de hispanos − la mayoría mexicanos − que cada año ingresan a Estados Unidos. Esta corriente migratoria no hace cesado con el agregado de que los hispanos registran una tasa de natalidad más alta que los católicos anglosajones, afro-americanos o asiáticos. En sus comienzos y a lo largo de su historia hasta la década de 1930, la Iglesia Católica en Estados Unidos creció como una Iglesia de inmigrantes; pero la inmigración de ningún grupo nacional − ni siquiera de los irlandeses − fue tan intensa y masiva como la que procede de Latinoamérica. “El verdadero futuro de la Iglesia en Estados Unidos depende del trato que se proporcione a la población de inmigrantes hispanos”, dice John McCclosky20, historiador de la iglesia católica estadounidense. Los sindicatos y el movimiento Para Jorge Mújica, inmigrante mexicano y miembro de la Coalición 10 de Marzo de Chicago, "las masivas movilizaciones de los inmigrantes marcaron el principio de un movimiento obrero internacional que no sólo lucha por la legalización de sus papeles, sino también por mejores condiciones de trabajo, por saber cómo vamos a trabajar, sea de forma legal 18
“Justicia para los inmigrantes”, opiniones de la jerarquía católica estadounidense sobre el movimiento de los inmigrantes hispanos. www.solidaridad.net/noticias 19 Tapia, Javier, “Las marchas sí fueron útiles”, Revista MX Sin Fronteras, Chicago. Ill., diciembre, 2006, p.19. 20 John McCloskey, “Estados Unidos se prepara para la Nueva Evangelización”, www.catholicity.com/mccolskey/articles 115
o ilegal"21. Mújica haciendo una valoración extrema y apresurada de la lucha de los inmigrante consideraba que ya era "el gran primer movimiento revolucionario del siglo XXI; (y que era) la respuesta masiva a la globalización; la primera respuesta de los grupos organizados que se oponen a la globalización". Al margen de la caracterización histórica que hace Mújica del movimiento, lo cierto es que los sindicatos fueron un factor central en la exitosa movilización de los inmigrantes. El compromiso de la AFL-CIO, la principal central obrera de Estados Unidos, con la organización de los indocumentados no se inició en 2006 pero es muy reciente, a pesar de que algunas federaciones internacionales que la integran, como la ILGWU, empezaron su acercamiento a los trabajadores indocumentados en 1977. Para Mújica hubo dos factores que incidieron en la enorme manifestación del 1 de mayo en Chicago: primero) el apoyo de los sindicatos estadounidenses, con los cual se obtuvo que los empresarios se vieran obligados a ceder que los inmigrantes asistieran a las movilizaciones; segundo) convocar a todos los grupos inmigrantes que conviven en la ciudad, entre ellos los polacos, irlandeses, coreanos (se calcula que 25 por ciento de la población asiática es indocumentada), filipinos, chinos, indúes, entre muchos más. En efecto, en la ciudad que dio nacimiento a la fecha que celebra el movimiento obrero internacional, dirigentes de peso como Linda Chávez Thompson, Vicepresidenta de la AFL-CIO, participaron en la preparación y realización del paro nacional de los inmigrantes el 1 de mayo. La líder sindical le declaró a varios medios periodísticos: "Deberíamos reconocer a los trabajadores inmigrantes como miembros plenos de la sociedad, como residentes permanentes con sus derechos completos para que no puedan ser explotados por sus empleadores." Al día siguiente de que el Senado aprobó un proyecto de reforma migratoria la American Federation of Labor and Confederation of Industrial Organizations la rechazó porque a su juicio el plan aprobado prácticamente divide a la población indocumentada en “castas” sociales. John Sweeney, su principal dirigente, decía que el fraccionamiento de la población indocumentada provocaba que millones de trabajadores inmigrantes se verán forzados a la marginación en la sociedad estadounidense, haciéndolos vulnerables de explotación”. James Petras22, uno de los intelectuales de izquierda más reconocido, en un primer análisis del movimiento de los inmigrantes indocumentados llega a conclusiones sorprendentes y relevantes en un artículo escrito antes del 1 de mayo. Para Petras, el movimiento de primavera, en particular la marcha del 23 de abril en Los Ángeles, fue la manifestación más grande de la 21
Entrevista a Jorge Mújica, La Jornada, México, 7 de mayo de 2006. Petras, James, “Mesoamérica llega a norteamérica: dialéctica del movimiento de trabajadores inmigrantes”, Rebelión, 27 de abril, 2006.
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historia de EU. Y además afirma que nunca en sus 50 años de historia, la confederación estadounidense de sindicatos AFL-CIO ha sido capaz de movilizar siquiera una fracción de los trabajadores que ha convocado el movimiento de trabajadores inmigrantes. El surgimiento y auge del movimiento se enmarca en la experiencia histórica de los trabajadores inmigrantes (en su mayoría de México, América Central y el Caribe), en la experiencia de explotación y racismo a que se enfrentan hoy en EEUU, y en un futuro que les ofrece prisión, expulsiones y desahucios”. “El movimiento de trabajadores inmigrantes está comprometido en una lucha política independiente, dirigida contra los gobiernos locales, estatales y en particular contra el gobierno federal. El objetivo inmediato del movimiento es acabar con una legislación del Congreso de EEUU que persigue la criminalización de los trabajadores inmigrantes empleados y un “compromiso” que busca separar a los trabajadores recién llegados de los trabajadores llegados antes. La principal demanda de los trabajadores inmigrantes es la legalización de todos los trabajadores, antiguos y nuevos. La opción por métodos de acción directa es una respuesta a la falta de efectividad de las actividades legalistas y de cabildeo de las organizaciones “latinas” controladas por la clase media establecida, y el fracaso total de la confederación de sindicatos y sus afiliados para organizar a los trabajadores inmigrantes en sindicatos o siquiera formar organizaciones de solidaridad.” Petras clarifica varios aspectos de la lucha de los inmigrantes que en otro tipo de análisis menos clasistas quedaban difusos, pero tiende a sobrestimar la independencia del movimiento, sus objetivos y el carácter proletario del movimiento. No queda ninguna duda que la principal demanda del movimiento inmigrante es anular el proyecto de ley que pretende convertirlos en criminales y que su principal instrumento de lucha ha sido la movilización callejera, pero la afirmación de que las actividades legalistas y el cabildeo de las organizaciones latinas de clase media han sido infructuosas no se sostiene del todo. Como tampoco puede afirmarse que los esfuerzos de los sindicatos por organizar a los inmigrantes indocumentados ha sido un fracaso total. Ha habido experiencias recientes que hablan de esfuerzos exitosos de los sindicatos en la incorporación de los inmigrantes. Por ejemplo, en Houston, una de las ciudades donde la sindicalización es muy reducida debido a que ahí imperan leyes que dificultan en extremo la organización laboral, el SEIU ( Service Employees Internacional Union) agremió a 4,700 trabajadores de limpieza de edificios, como parte de una campaña nacional llamada Personal de Limpieza por la Justicia ( Janitors for Justice), la cual ha podido atraer a 225,000 trabajadores del sector en 29 ciudades a lo largo de veinte años. De 1.8 millones de agremiados en el SEIU, los inmigrantes constituyen dos terceras partes de ellos. Otros sindicatos que han logrado agremiar a los trabajadores inmigrantes son Unite-HERE (que reúne a los trabajadores de 117
hoteles y restaurantes, textiles y empleados industriales) y United Food and Comercial Workers (Trabajadores del Comercio y los Alimentos).23 Es cierto que la iniciativa de las marchas y del boicot nacional del 1 de mayo no fue tomada por los sindicatos, ni por las iglesias sino por los clubes de oriundos y otras organizaciones de inmigrantes, sin embargo, sin el apoyo organizativo, financiero y logístico de los sindicatos, así como de las iglesias y los medios de comunicación en español, las movilizaciones no hubiesen sido tan numerosas. Es decir, los inmigrantes han sido la propia vanguardia de su movimiento y han atraído a su alrededor a otros movimientos y organizaciones constituyendo una red social, pero la masividad del movimiento se explica por la convergencia de diferentes fuerzas. Lo extraordinario y relevante de este movimiento es que los inmigrantes indocumentados, el sector más desprotegido y explotado de las clases trabajadoras de Estados Unidos, se haya convertido en el actor que dinamice el movimiento sindical, el creador del movimiento social más importante de Estados Unidos desde la lucha por los derechos civiles y el único movimiento de los trabajadores del país en realizar un paro nacional en toda su historia. Pero este movimiento laboral no fue puro porque contó con el apoyo de importantes sectores empresariales, la iglesia católica y organizaciones políticas cercanas al Partido Demócrata, así como un dinámico y espontáneo movimiento estudiantil. El paro nacional o el boicot nacional del 1 de mayo, materializado y simbolizado por masivas movilizaciones en más de 250 poblaciones, se apoyó en la tradición laboral estadounidense del boicot, que fue utilizada exitosamente en los sesenta y setenta del siglo pasado por el Sindicato de Trabajadores Agrícolas dirigido por César Chávez, y también por el imaginario popular que se inspiró en la profética película llamado Un día sin mexicanos, película hoolywoodense del director mexicano, Sergio Arau. Un recurso de lucha de la clase obrera estadounidense inscrito en la memoria mexicano-americana desde los años 60 se enlazó a la imaginación inmigrante que creó un producto cinematográfico. La propuesta del boicot a productos estadounidenses no obtuvo el respaldo de la iglesia católica, ni de la mayoría de las organizaciones políticas hispanas y de los propietarios de los medios de comunicación electrónicos como tampoco de los conductores radiofónicos, como había sucedido durante las movilizaciones de marzo y abril. Salvo el respaldo de algunos empresarios, la movilización y el boicot nacional del 1 de mayo fueron obra de los trabajadores inmigrantes y los estudiantes de bachillerato del suroeste. Sólo en esta última fase de las movilizaciones tiene razón James Petras cuando afirma que fue la acción directa de los inmigrantes la que hizo posible el éxito del 1 de mayo. 23
Costantini, Meter ,“Inmigrantes revitalizan sindicatos”, IPS, 11/01/2006. 118
Después de casi dos meses de marchas, paros y propagandización intensiva, el movimiento inmigrante ingresó a la fase del cabildeo, la presión y le negociación políticas. "El movimiento callejero, masivo, contestatario en las calles ha tomado un segundo lugar en este momento", dijo Javier Rodríguez, uno de los dirigentes de la Coalición 25 de Marzo en la Reunión Regional de Organizaciones Inmigrantes que se celebró en Los Ángeles el 19 de junio de 2006, donde se planteó como objetivo eliminar en el Congreso la Ley del Senado Martínez-Hagel. Rodríguez planteó en esa reunión que la Coalición 25 de Marzo utilizará las mismas estrategias de 1982 y 1984: el cabildeo, la presión y la negociación política, las mismas que frenaron las leyes antiinmigrantes y dieron paso a la amnistía general. “El Segundo Gran Boicot” Al empezar 2007, los organismos defensores de los inmigrantes se plantearon el objetivo de emprender un nuevo boicot el 1 de mayo, al que llamaron “Segundo Gran Boicot” en demanda de una reforma migratoria “justa, progresista y lo más amplia posible”. Se buscaba con tal acción “movilizar a todo México y presionar en Estados Unidos para que nos ayuden a obtener una reforma justa y lo más amplia posible”, decía Javier Rodríguez, uno de los líderes de la Coalición 25 de marzo. El boicot tenía la pretensión de ser internacional y se centraría en empresas como Wall Mart. En principio, más de cien organizaciones en ambos lados de la frontera Estados Unidos-México se unirían al boicot, incluyendo grupos en Arizona, Texas, California, Colorado, Nuevo México, Oregon y del estado de Washington. La acción de la Coalición 25 de Marzo y por lo menos 100 organizaciones más sería paralela a la campaña nacional de cabildeo anunciada la primera semana de enero por la Asociación Americana de Abogados de Inmigración (AILA) y el Centro de Recursos Centroamericanos (CARECEN), para que el Congreso retomara y brindara una solución al tema migratorio. “La victoria del Partido Demócrata en las elecciones de noviembre -escribió el periodista Luís Macías--24 motivó a los grupos de derechos civiles y proinmigrantes a retomar el tema de la regularización de aproximadamente 12 millones de indocumentados. Los votantes, molestos y frustrados por la falta de progreso en la guerra en Irak, una serie de escándalos de corrupción en el Partido Republicano, los altos costos de la gasolina, la erosión de la clase media y baja popularidad del presidente George W. Bush llevaron al público a darle un giro demócrata al Congreso 110. De hecho, en la primera sesión del pleno del Senado, el demócrata Patrick Leahy, nuevo presidente del Comité Judicial, apeló a sus colegas para poner fin a lo que consideró una "política miope creada por el miedo y a reconocer la dignidad de las 24
Macías, Luís, “Respaldo a Boicot”, La Opinión, 8, enero, 2006. 119
personas cuyo trabajo contribuye a vigorizar a Estados Unidos". Según Javier Rodríguez, el movimiento de mayo será para motivar a todos los sectores del país que se oponen a las políticas del presidente George W. Bush, y manifestarse contra sectores del mismo Partido Demócrata que no quieren ser partícipes de una reforma migratoria "humana e incluyente, que no sea procorporativa, sino proinmigrante. "No se dará una reforma migratoria, a menos que volvamos a salir a las calles en megamarchas, organicemos paros nacionales y boicoteemos la economía de forma masiva como lo hicimos en 2006", decía el mismo Rodríguez. Antes, a pesar de que una manifestación y marcha convocada por organizaciones migrantes para el 7 de septiembre de 2006 en Washington, sólo logró concentrar a "varios miles" de participantes, por debajo de lo pronosticado por los líderes reunidos en el Congreso Latino Nacional, en Los Ángeles, descartaron que el movimiento fuera a desaparecer. John Trasviña, presidente del Fondo Mexicano Americano de Defensa Legal y Educación (MALDEF), acusó en esa reunión que "el Congreso no estaba haciendo nada sobre la migración y otros asuntos de mayor importancia para los latinos” y, por eso estaban ahí, realizando su propio congreso para darle forma a su agenda de política nacional. Trasviña, junto con líderes de organizaciones, coaliciones de defensa de derechos de migrantes, líderes migrantes comunitarios y laborales, y otros reunidos en Los Ángeles, decían no esperar más de los políticos de Washington. Justo, uno de los temas del congreso latino fue el de plantearse cómo consolidar el movimiento pro migrante y armar estrategias para derrotar una nueva ofensiva antimigrante. "Las movilizaciones son sólo parte de una estrategia", dijo Antonio González, presidente del Proyecto del Votante del Suroeste (SVREP), en entrevista con David Brooks de La Jornada. Antonio González, destacado líder latino, no consideraba que el movimiento masivo pro inmigrante hubiese llegado a su fin, al señalar que "por un lado continuarán las movilizaciones, pero también ya se está desarrollando una masiva movilización en el ámbito electoral, educativo y otros. Justo aquí en el Congreso se encuentra buena parte del liderazgo de todo esto que está definiendo las estrategias para el futuro próximo". Dolores Huerta, líder histórica y co fundadora con Cesar Chávez de la Unión de Jornaleros (UFW), apuntaba que el movimiento de defensa de los migrantes desarrollaba estrategias para proceder a una nueva fase: "justo están muchos de los líderes aquí (en Los Ángeles), no en Washington, discutiendo qué vamos a hacer" en los frentes de esta lucha.
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ESPECIAL EL ESTRUENDO DE LAS BALAS, las drogas y la literatura Gabriela Polit∗
Foto: Colección del Ing. José Luis Rice ∗
Ensayista oriunda de Ecuador. Investigadora sobre arte y violencia de la Universidad Estatal de Nueva York. Integrante de la Cátedra internacional UNESCO sobre drogas, del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM. 121
Las balas Mientras escribo este ensayo, escucho la grabación de la balacera con la que los narcos festejan el inicio del año nuevo –o, en su caso quizá- haber llegado al término del año con vida. Cuando llegué a Culiacán el 15 de enero, la prensa todavía reportaba declaraciones de las autoridades celebrando que aquel 31 de diciembre sólo hubo una muerte, la de una niña de dos años víctima del impacto de una bala perdida. Otro sector de la población manifestaba con perplejidad su asombro al no encontrar sentido a esa muerte y a la paradójica respuesta de alivio por parte de las autoridades.1 Como sonido de fondo en la grabación se escuchan los ladridos de los perros, algún ritmo de villancico y las interacciones comunes propias de alguna familia culichi• en la celebración de fin año. Siguen las balas. Lo que se vive en Culiacán condensa una serie de males propios de muchas sociedades, pero que en ella están magnificados. ¿La causa? Una paulatina y constante naturalización de ciertos modos de violencia que se han venido gestando desde hace varias décadas y que se generaron alrededor de antiguas prácticas de cultivo y contrabando de enervantes; fenómeno que desde hace más de treinta años conocemos como narcotráfico. La causan también los perversos discursos oficiales que de manera corrupta tratan de reducirlo a la condición de problema legal y por su puesto, la lógica de las prácticas del estado mexicano que responde a intereses particulares, sectarios y a presiones estadounidenses en el momento de tomar decisiones. Culiacán no es una ciudad bonita. La componen colonias de clases medias, medias bajas y pobres, en cuyas calles las casas humildes lindan con casas amuralladas, de horrorosos enrejados blancos, columnas dóricas, algunas con figuras de santos y vírgenes de casi un metro expuestas en las cocheras. También hay barrios más modernos y suntuosos en los que poco se puede ver de las mansiones tipo bunker donde viven los más pesados del negocio. El parque automotriz impresiona, Hummers, Grand Marquis, Jaguars con vidrios oscuros circulan en grandes cantidades. Muchos tienen placas estadounidenses y van con los estéreos en los que suena la música de banda (típico ritmo local), a todo volumen; sus conductores tienen la actitud altanera de que ceder el paso o respetar el tránsito es signo de estupidez o 1
La balacera de año nuevo, según reporta González, parece tener origen en prácticas rurales bastante comunes. Sinaloa no es el único lugar donde esto sucede. Miami es otro (gracias a Antonio Vera-León por la información). Sin embargo, es necesario comprender que el marco en el que toma lugar esta balacera está vinculada con la presencia de los narcos y una actitud laxa por parte de las autoridades. • Gentilicio para el originario de Culiacán. 122
debilidad, como en cualquier ciudad grande. Sólo que en Culiacán en esa interacción callejera hay más prepotencia de parte del agresor e infinito más temor por parte del agredido. Los códigos de los primeros se imponen. Todos sus habitantes tienen historias que contar: un primo lejano metido en el negocio, un abuelo que sembraba mota en el campo; un tío que años atrás pasó un cargamento para sacar a flote su tienda. Un amigo que llevó a su casa un compañero de infancia que ahora es matón a sueldo. Una empleada doméstica con parientes en la Sierra, entre los cuales uno era quien llevaba bolsas de dinero a cierto antiguo presidente. A casi a todos les ha tocado ver un cadáver tirado en la calle, envuelto en una cobija o simplemente en sometida postura boca abajo, resultado de un ‘saldo de cuentas’.2 El día antes de mi llegada, el presidente Felipe Calderón había mandado un impresionante contingente del ejército para combatir la siembra de drogas. La iniciativa del flamante gobierno había comenzado semanas atrás en Michoacán y Durango, y pese a la gran promoción que daba la prensa a la movilización armada hacia Sinaloa, los culichis la comentaban con ironía y hasta con sarcasmo. Nadie la tomó en serio. Muchos de mis amigos contaban que en esas redadas -que sirven para propaganda del gobierno- caen los pequeños productores y los campesinos que siembran por su cuenta. Todos afirman que a las grandes zonas de cultivo en las montañas de la Sierra Madre, no se atreve a entrar ni el ejército.3 En Culiacán se vive una situación extrema, y en ella, la ambigüedad propia de nuestra cultura ante la muerte, se experimenta con cierta vehemencia. Acaso como la del dentista que decide grabar la balacera de año nuevo para cambiar el código de ese sonido mortal, y enviarla por Internet a sus amigos. Ellos, que escucharon la balacera de primera mano, mientras apurados metían a sus hijos dentro de la casa y se escondían de las balas para no sumar el número de víctimas del destino perdido del plomo, tendrían como su amigo, una actitud distinta al escuchar ese sonido en la computadora. Como en una metáfora cruel, en el amplio registro que cubre la trayectoria de una bala real, a la de su sonido retenido en la grabación, muchos culichis buscan la explicación del drama que los azota. Llegué a Culiacán por un interés que nació en la literatura, no solamente por haber leído sobre la ciudad, sino porque creo necesario analizar la función que tienen los libros en sociedades tan violentas y en las que muchas veces, no resulta fácil determinar el lugar de las víctimas y el de 2
Para analizar los varios sentidos que tiene la muerte en el negocio, Lilian Paola Ovalle escribe un iluminador (y duro) trabajo en el que da cuenta del significado que tienen las muertes dependiendo de las características de los cadáveres. 3 En la semana que estuve en Culiacán y durante mi corto viaje a Mazatlán que está a unas dos horas en autobús, no había más soldados de los que vi en agosto, en la tarde de un viernes cualquiera en el centro de Bogotá. 123
los victimarios. ¿Cómo se escribe en un lugar donde tropezar con un cadáver en la calle es una experiencia no del todo fuera de lo común? ¿Donde un ciudadano cualquiera, en un gesto desesperado, graba el sonido de una balacera para tomar distancia de la violencia que lo rodea buscando quizá interpretarla? Esto, entiéndase, en el marco general de una democracia, en una nación que no está en guerra. ¿Qué lugar tiene la literatura en una sociedad que no se identifica con las noticias que la prensa oficial escribe sobre ella y en la que los periódicos irónicamente podrían ser considerados ficciones fundacionales?4 Mis preguntas apuntan a una preocupación por la ética, que debe entenderse como la imperante búsqueda de sentidos. La ética necesariamente marca un camino y no un fin; es el constante compromiso con lo que debe ser y, por lo tanto, no puede haber ética sin imaginación.5 En mi visita a Culiacán hablé con promotores culturales, artistas plásticos, escritores, periodistas, abogados, profesores universitarios, funcionarios públicos vinculados al quehacer cultural. A todos los ubiqué en y a través de DIFOCUR. Alrededor de este organismo estatal se articula gran parte de la labor cultural e intelectual en la ciudad y casi todos los artistas que viven en Culiacán y con los que charlé, están vinculados a ella como instructores o directores de talleres.6 En todas mis conversaciones abordé el tema del su trabajo en y desde la cultura frente al fenómeno del narcotráfico. Algunos resentían que el imaginario de Culiacán estuviese tan ligado a los narcos. La resistencia a la identificación de su territorio con el narcotráfico, tiene que ver con la connotación de esta palabra, que como bien apunta Luis Astorga, es un término universalizante que poco o nada dice del origen, de las tensiones, y de la lógica de las prácticas que en el territorio sinaloense, han estado vinculadas al tráfico de drogas ilegales (2004: 90). Para los intelectuales locales, el tema de la violencia del narcotráfico es algo que tiene que ver con la idiosincrasia local, la historia de la región, la posición del Estado mexicano frente a las presiones de los Estados Unidos, e incluso 4
Se puede leer al revés la propuesta de los especialistas del siglo XIX (Anderson 1981, Sommer, 1991) que definen la función de los periódicos como medios para imaginar comunidades. En este caso, sirven para borrarlas o al menos, desfigurarlas. 5 Las reflexiones en torno a la ética en este trabajo son fruto de las lecturas de Imanuel Levinas y Mark Alain Ouaknin, dos pensadores cuya preocupación teórica surge de sus estudios del Talmud y la definición de la lectura como un acto, por definición, siempre inconcluso. 6 La semana de mi visita Ronaldo González, Director General de DIFOCUR, estaba de viaje, por lo que no pude entrevistarlo. En el manuscrito de su libro, Sinaloa: Una sociedad demediada ofrece una visión histórica en la que muestra las complejidades del fortalecimiento de la cultura de la violencia en Sinaloa, en un amplio contexto en el que analiza la influencia de los movimientos sociales de izquierda: sindicatos, movimientos estudiantiles, agrarios (etc.) desde los años 50, sus propuestas, frustraciones y resultados. 124
la codificación de ciertos productos de la cultura popular ligados a estas formas del narco, y son los aspectos que los investigadores buscan reconstruir desde diversos ángulos (Astorga: 2004, 2005; González: 2007; Córdova: 2006). En la literatura, el término narcotráfico tiene la sospechosa connotación de convertirse en una variante simplista de la búsqueda estética, fórmula fácil para un éxito garantizado.7 Entre todas las historias que escuché, quizá la que me contó un reconocido escritor local que dirigió talleres de escritura en la prisión con jóvenes reclusos, sea la que mejor condense y articule una explicación a mi propia búsqueda. En los talleres la dinámica del trabajo con el lenguaje, me comentaba mi interlocutor, generó el espacio para que los muchachos dieran testimonio de su experiencia en el negocio, ya sea como criminales comunes, ladrones e incluso como asesinos. La crudeza con la que narraron sus experiencias, confesó, le tomó algún tiempo procesar. El anécdota muestra que en sus relatos los jóvenes articularon el testimonio que no rindieron ante la ley. El testimonio -como género literario no como discurso legal- hace evidente que la ficción supera la limitación de la ley cuando se trata de conocer ciertos conflictos humanos, en este caso los vinculados con el tráfico ilegal de drogas. La diferencia entre el discurso de la ley y la ficción, nos devuelve a una primordial preocupación por la ética. Cuando Giorgio Agamben analiza los juicios a los miembros de las SS al término de la Segunda Guerra Mundial, apunta que uno de los graves errores del discurso moderno, es identificar la justicia con la ética. El discurso legal que habla de la responsabilidad depende de un proceso, y el juicio que en él se emite es un fin en sí mismo (7- 21). Desde la ética, el concepto de responsabilidad nos excede porque tiene que ver con la búsqueda de sentidos. Estas reflexiones muestran por qué al contar su vida, los muchachos logran articular su testimonio en el horizonte de la creación. El discurso literario, en su afán por explorar la condición humana, es una búsqueda de sentido y por lo tanto, 7
Ciertos autores se sienten más cómodos con otra rúbrica impuesta desde la crítica, que tiene que ver con el contexto de producción literaria en el país y que a ellos los cataloga como productores de literatura norteña. En un análisis más amplio intento explorar cómo se constituye el campo literario local en ese cruce de literatura norteña/narcotráfico y compararlo a la producción literaria del centro (D.F.). Los registros en los que se inscriben las propuestas estéticas y su crítica, son expresiones del lugar que ocupa la preocupación por el tema del narcotráfico en el país, así como de los prejuicios regionales en torno al tema. Para un análisis de la literatura norteña ver Ramírez-Pimienta (2005) Lectores informados conocerán la edición de Letras Libres de octubre de 2005, que causó revuelo en torno a la discusión de la literatura del narcotráfico como un asunto del norte. La polémica que se generó a propósito del artículo “Balas de salva. Notas sobre el narco y la narrativa mexicana” de Rafael Lemus hizo que la revista alcanzara altísimos niveles de venta y que se nutrieran algunos número sucesivos con el candente debate. 125
convoca a una reflexión ética. La literatura es un discurso en el cual se articula un saber distinto en torno al tema del narcotráfico porque su horizonte es más amplio que el de la norma o la ley. Esto explica por qué después de mi viaje a Culiacán volví a mi punto de partida, los libros. Por su puesto el lugar de la mirada no era el mismo, tampoco la manera de articular mis preguntas. El trabajo que hice en Culiacán no se ciñe a la tarea etnográfica que permita una “descripción densa” del campo observado.8 Mi mirada gira en torno a la preocupación por lo literario, la metodología de mi investigación, por el tipo de observación y entrevistas que conduje, me permite elaborar un primer acercamiento a eso que Pierre Bourdieu llama el universo social de las ‘relaciones subjetivas’ entre los productores culturales y los escritores, en este caso de Culiacán.9 El eje de mi de búsqueda fue mirar cómo se posicionan mis interlocutores y cómo definen su trabajo respecto a la cultura o subcultura del narcotráfico. La resistencia de muchos escritores a que su obra sea catalogada como “literatura del narcotráfico”, obliga a tomar en cuenta cómo los autores de las obras que supuestamente componen este universo, se posicionan en él. Aunque algunos niegan rotundamente hacer literatura del narcotráfico, ha sido este membrete lo que les ha garantizado cierto éxito en editoriales locales y extranjeras. Desde la lectura crítica de ciertas obras, procuro mantener un diálogo activo con la dinámica del campo intelectual local, para dar cuenta de cómo el término narcotráfico sirve para estructurar cierta dinámica que aunque muchas obras tratan de desmantelar, la retroalimentan. En otras palabras, comprender al campo local permite elaborar la contraparte de mi pregunta: ¿Qué función tiene el narcotráfico en el momento de escribir libros? ¿Cómo condiciona el tema de la violencia del narco a la búsqueda literaria? Sinaloa entonces, es el lugar de creación y a la vez el lugar creado a través de las obras que tratan un fenómeno social que afecta a sus habitantes de manera directa. El término “narcotraficantes” (en plural), aparece por primera vez en 1956 en diarios locales. Aunque en esa época su uso es poco frecuente, es en décadas posteriores cuando se convierte en ese término universalizante que Luis Astorga critica en sus obras. Para comprender los matices y tensiones de la cultura vinculada al fenómeno, Astorga apunta la necesidad de revisar la memoria histórica de Sinaloa. Así lo han hecho algunos especialistas recientemente, y cuentan que Sinaloa en los 50 presenta una violencia con características propias de la vida rural: bandolerismo, prostitución 8
Para un trabajo de esta envergadura en el contexto sinaloense el trabajo de Nery Córdova es uno de los más ilustrativos: La narcocultura” simbología de la transgresión, el poder y la muerte. Sinaloa y la ‘leyenda negra” en proceso de publicación. 9 “How to Read and Autor” in Pascalian Meditations (88-92). 126
(González: 41). Poco a poco al final de esta década y en la siguiente aparecen formas de criminalidad y delincuencia propias de lo que ahora se identifica como la cultura del narco, sobre todo porque durante el sexenio de Leopoldo Sánchez Celis floreció el negocio (Nery Córdova: 134).10 En la literatura, el término narcotraficante aparece en 1962 cuando se publica el libro de A. Nacaveva. Diario de un narcotraficante es la primera de las tres obras que comento a continuación. Las otras dos, Tierra Blanca de Leonides Alfaro (1996), y La novela inconclusa de Bernardino Casablanca de César López Cuadras (1994), aunque publicadas en décadas posteriores, narran algunos acontecimientos que también toman lugar hacia finales de los 50 e inicios de los 60. De alguna manera, las obras se ubican en los albores de la cultura de violencia que ahora define a la sociedad sinaloense, y aunque muy disímiles entre sí, las tres novelas sirven para mostrar tres maneras específicas en las que la cultura del narco afecta, influye y se articula en la producción literaria local. Señalan también tres formas particulares de concebir la literatura y otorgar valor al libro. Cada una de estas propuestas narrativas requiere una mirada crítica que tome en cuenta el lugar que se le asigna al lector. El punto de partida de mi análisis es la configuración del libro dentro de cada narrativa. Analizo las escenas en las que aparece o se describe el libro como una entidad que toma cuerpo y sentido dentro de la escritura misma. El libro descrito se convierte en la clave para entender la posición de los autores ante la su obra, porque explica la puesta en marcha de la propia escritura. Sirve además, para mirar ese campo que se gesta alrededor del narcotráfico. Siguen las balas. Primer momento. La realidad. Diario de un narcotraficante es un clásico que contribuyó de manera significativa a los estudios de la cultura o la subcultura del narcotráfico. Su autor busca experimentar y dar cuenta de todas las etapas de la producción de la amapola, se mete en el negocio de la siembra, luego aprende el proceso químico para transformar la goma en morfina y en heroína, y finalmente cruza la frontera con un poco de mercancía. Nacaveva se integra por completo al grupo de contrabandistas, aprende su lenguaje, sus códigos y se entrega a sus valores como si fuera, en verdad, uno de ellos. El libro comienza con una advertencia del autor en la que explica su intención al escribirlo y da una clave de lectura. Este libro se debe leer, nos 10
En esta década empiezan a ser frecuentes las noticias sobre traficantes de opio. Ernesto Fonseca Carrillo, más tarde conocido como Don Neto, “hace su debut en las notas policiacas en 1955” (Astorga 2005: 93) Nery Córdova analiza también la importancia que tuvo el gobernador Leopoldo Sánche Célis en el fortalecimiento del negocio durante su sexenio en la década siguiente (1963-1968) (Op.cit) 127
dice, si a uno le gustan las emociones fuertes, no se debe leer si uno es un puritano: “Si en verdad te interesa saber los problemas sociales de los que estás rodeado, si no te escandalizas, puedes leerlo con confianza, nada hay de malo en ello”. Si en el intento de escribir este libro su autor casi pierde la vida y deja a sus hijos huérfanos; no importa insiste, “lo único interesante en este caso es que te agrade a ti, amable lector, que me acompañarás en una aventura desde las páginas de la presente obra. Si no te gusta, todo el esfuerzo, todo el riesgo, fue inútil, pero si te agrada, valió la pena; todo fue barato y no hay tiempo perdido” (7). Entonces, el libro en primera instancia constituye un medio de conocimiento, que además se puede leer con confianza porque pese a lo que se cuenta, nada malo hay en leerlo; la lectura aquí se concibe como un acto neutro. Líneas después, el autor dice que en el trayecto los lectores lo “acompañaremos” en su aventura. La lectura nos convierte en testigos -y acaso cómplices- de su aventura, que es la escritura. Pero el verdadero y último valor que el autor confiere a su libro es el de ser un objeto de agrado, de placer para el lector. La lectura entonces, es deleite y necesariamente implica una identificación con su narrador. Estos contradictorios requerimientos que el autor desarrolla en su advertencia tienen que ver también con el ambiguo género del libro. Nacaveva escribe un diario como lo haría un etnógrafo, y hace explícitas las veces en las que decide tomar parte de ciertos eventos con la única intención de tener material para su libro. Cuando insiste en explicar el proceso de recopilación de datos, es claro que el valor del diario no viene por la historia personal, sino por la intención de narrar a los otros. Al mismo tiempo, él no define su trabajo como el de un antropólogo, y la narrativa no tiene aspiraciones teóricas. Tampoco se puede decir que el libro es un testimonio, porque las experiencias de su autor son forzadas, es decir, él no es integrante auténtico del grupo, por eso lo observa. Como crónica periodística es un libro que no escapa a cierta fetichización de lo real ya que el título habla del libro como un diario, no una crónica o un reportaje. Indiscutiblemente esta obra es una de las primeras en interesarse por los matices en las prácticas de los hombres vinculados con el negocio: las rutinas de los campesinos de la sierra y su vulnerabilidad en los albores de lo que ahora concebimos como narcotráfico. Así como la descripción de las motivaciones y principios de algunos personajes que incurrían en el negocio como algo pasajero; los códigos de hombría y lealtad entre otros. Sin embargo, en todo momento se asume que la escritura se da desde dentro de la experiencia del narco, no desde afuera, “…para poder escribir necesito vivirlo, sólo así podré conocer la realidad” (23). Pese a los riesgos que implica escribirlo, el libro se presenta como el único objetivo de autor: “Al despertar son la siete de la mañana, ya no puedo dormir, los nervios quizá. ¿Será el cargo de conciencia? El consciente me dice que no me apure, que dentro de unas horas estaré rico, pero el subconsciente me 128
recuerda que no voy a eso, que no es el dinero lo que me interesa, es mi libro, si fuera lo primero, estaría contento, pero no es así”. Dejemos de lado el cuestionamiento de corte epistemológico que cabe a esa manera de construir la realidad y leamos el texto como lo que es, un diario, cuyo interés no es introspectivo, sino todo lo contrario. Desde la literatura también se le puede reclamar al texto la obsesión con la experiencia para narrar la realidad. Siguiendo las ideas de Paul Virilio, se puede decir que Nacaveva, libre de todo compromiso ético o sentimental, pretende eliminar todos los obstáculos entre su libro y la realidad, entre la realidad y su lector (57). La seducción que siente Nacaveva por la experiencia como fundamento de su escritura, hace que él sufra una transformación que es la que determina el profundo sentido del libro. La transformación, anota el propio autor, es a nivel físico. “Ya no tengo ningún nerviosismo, como anoche. Me dirijo al lugar indicado, noto que todo lo hago con naturalidad, la nerviosidad de anoche no existe, en esta vida todo pasa, el dolor, el amor el miedo, a todo se acostumbra el cuerpo” (énfasis mío 37). La transformación del cuerpo, de la que necesita dar cuenta, es algo que reitera hacia el final de la historia, cuando es víctima de la tortura salvaje en manos de los Judiciales. Hay dos momentos que muestran la transformación de Nacavevaescritor, en Nacaveva-personaje. El primero es cuando, pese a que el Licenciado -maestro y amigo, quien le inicia en el negocio- le recomienda no confiar en nadie, menos aún en los hombres del mundillo, él decide meterse con esos malos amigos. En el momento de hacer una transacción a espaldas de su amigo –con la única intención de recopilar material para el libro-, sus compañeros se dan cuenta de que fueron traicionados por un contacto que les iba a proveer de mercancía. Entonces deciden vengarse del traidor. Cuando los amigos de Nacaveva hablan de asesinato, él reitera el propósito de conocer a fondo la realidad del mundo del contrabando para hacer su libro. Comprende que a estas alturas no puede dar señales equivocadas a sus compañeros del negocio porque sería una muestra de traición y decide llegar hasta las últimas consecuencias. Es así que toma parte en la emboscada que preparan para matar al traidor. En el lugar de la acción, pese a que el relato cuenta que él se queda en la retaguardia, fue también a él a quien le toca enfrentarse -cara a cara- con un hombre del bando contrario. Nacaveva está en situación de ventaja porque el enemigo está herido en el suelo, pero le perdona la vida haciendo sonar dos disparos que apunta a otra parte. Este episodio trivializa la violencia, por el gesto casi heroico del protagonista. Pero además, es una apología a la hombría del autor ya que antes sus amigos, ha mostrado la temeridad necesaria para matar. Esto lo consagra como hombre entre los hombres. El evento que confirma su valentía es también cuando se desvanece su condición de escritor. Recordemos los varios momentos en los que el autor 129
escribe sobre su propósito de escribir un libro, y de que sea un libro que describa todo.11 El libro -como el objetivo fundamental- llega a tener más importancia que la vida misma; la suya y la de los otros. La experiencia a la que –a estas alturas se entrega- según dice, con mucha naturalidad, elimina distancia respecto a lo que narra. Su cuerpo –transformado- se ha convertido en el lugar de la escritura. La muerte está naturalizada, como para los hombres del negocio que la confrontan con naturalidad como parte de su oficio.12 Aquí es donde el libro de Nacaveva demanda una lectura cuidadosa en la que se cuestione la función del libro y sus necesarias limitaciones. Después de este incidente los amigos de Nacaveva desaparecen, unos porque el sobreviviente los manda a matar, y otros porque se esconden del que ahora es su verdugo. Nacaveva se salva porque el pistolero encargado de acabar con su vida es el mismo hombre a quien él había perdonado la vida anteriormente. Pero no es esta experiencia lo que lo redime en la historia. La redención de escritor-personaje se da hacia el final, cuando decide hacer su última incursión en el negocio y pasar la frontera con 20 gramos de heroína y lo atrapan los gringos. Lo torturan y al ver que nada pueden sacar de él, lo deportan a Mexicali. Las autoridades mexicanas casi lo matan en la sala de torturas; El escritor describe en detalle la brutalidad con la que los tipos lo tratan. Después de decir que le duele el cerebro por la paliza recibida, escribe: “Me acordaré de todo lo que me ha ocurrido para mi libro” . Nuevamente se avala la violencia en una frase cuyo juego con la temporalidad funciona como un golpe de luz que nos devuelve a la realidad: Nacaveva experimentó todo esto con la única intención de escribir el libro que tenemos en la mano. Nacaveva sale en libertad cuando dos Judiciales de Culiacán lo identifican, ellos conocían la intrepidez de Nacaveva y su interés en hacer un libro, por el que además, manifiestan tener mucho interés. En última instancia, es también el libro lo que se convierte en su salvoconducto, lo que lo llevó a ser uno de los asesinos y lo que –a la vez- lo hace diferente de ellos. El libro se vuelve objeto de su propio predicamento porque la realidad traga, consume y hace víctima a su autor. Diario de un narcotraficante 11
En antropología son varios los momentos en los que se ha elaborado la pregunta del relativismo cultural y los límites del etnógrafo como observador participante cuando se enfrenta a situaciones extremas. Quizá el ejemplo que vale mencionar es la escena en la que se habla de la violación en In Search of Respect en la que su autor, Phillip Bourgeois, describe sus propios problemas como observador participante de la vida de los narcos en El Barrio, en Manhattan. 12 El tema de la naturalización de la muerte no elimina el miedo. Esta relación es algo que vale la pena explorar porque es una fisura en la que se muestra el lado humano de la experiencia en un oficio que demanda cierta deshumanización. Sobre esto algo nos cuentan los asesinos a los que entrevista Alonso Salazar en su libro No nacimos pa’semilla (1990) 130
muestra que la muerte –la propia y la de otros- es un evento que se torna natural en el proceso de la escritura. El libro lo ha justificado todo como se nos advirtió en un inicio, constituye un fin en sí mismo. El libro reproduce los vicios de esa cultura de violencia que se iba asentando e iba ocupando todos los espacios de la vida sinaloense a finales de los 50. El peligro es que el libro se proyecta para otra circulación, es una producción simbólica para un público que, si no reconoce la transformación de Nacaveva, también queda atrapado en la descripción de una realidad en la que el único valor posible, es la hombría de su autor. Siguen las balas Segundo momento. La enmienda. Me subo en el auto de Leonides Alfaro con rumbo a un restaurante junto la iglesia de la Lomita, desde donde se ve toda la ciudad. Mientras esperamos la comida y vemos el panorama desde una vista que favorece a Culiacán, Leonides me señala la cadena montañosa que se ve al fondo, la Sierra Madre. Hacia allá está el Triángulo del Diablo, me dice mientras algunas coloridas avionetas cruzan el cielo despejado. Comimos mariscos, la especialidad de la zona, y charlamos sobre su inicio en la actividad literaria. Leonides me cuenta que pese ser un gran lector, la escritura llegó más tarde en su vida. Trabajó y todavía trabaja en la empresa privada, como vendedor. De los escritores locales residentes en Sinaloa, él es quizá el único cuya profesión y actividad literaria no está de alguna manera vinculada con Difocur. Leonides no considera su obra como literatura del narcotráfico, pero fue una necesidad de denuncia de un hecho de violencia lo que lo llevó a escribir. Cuenta que en 1971, en un viaje de trabajo a Mazatlán, apenas llega a la zona del malecón, escuchó una balacera. Sonaban tan cerca los disparos, me dice, que por momentos creí que uno me había pegado, sentí muchísimo miedo porque pensé que hasta ahí llegaba. Esperó un momento escondido en el piso de su auto, hasta que escuchó el ruido de las sirenas y supo que podía levantarse. Entonces vio siete cadáveres en la acera, entre narcotraficantes y Judiciales, todo estaba lleno de sangre. Como en las películas, me cuenta. Fue ese acontecimiento que lo llenó de una profunda indignación, ¿por qué los sinaloenses tenían que presenciar este tipo de espectáculos? Sintió la necesidad de hacer algo, de denunciar lo que había visto. Entonces pensó escribir una carta a los periódicos, explicando cómo los ciudadanos comunes y corrientes como él, en un día de trabajo cualquiera estaban expuestos a este tipo de eventos. Pero después desistió de escribir en el periódico. Un relato corto que contara todos los aspectos de la vida, sería más efectivo. Comenzó a escribir y escribir y escribir en un cuaderno y llenó muchísimas páginas. El material daba para algo más largo que un cuento. Podía ser una novela. “La gente de la Sierra que tú ves ahí empezó a mudarse a la ciudad para comercializar la droga, vinieron a Culiacán y 131
vivían en una colonia que durante los años fue impenetrable. Es Tierra Blanca, ahora una colonia más entre las muchas de la ciudad, pero entonces, era conocida como la cuna de los narcos. Por eso el nombre de mi novela.” Tierra Blanca es la primera novela sobre el tema de Leonides Alfaro. Se publica en 1996, y desde entonces ha tenido cinco nuevas ediciones, la última hecha en España por la editorial Almuzara, que ha reeditado cuatro de sus novelas. La historia cuenta la vida de Gumersindo, un joven morador de la colonia Tierra Blanca, víctima de las injusticias de la vida -entre ellas que su padre fue muerto por los Judiciales al haber caído como chivo expiatorio de unos traficantes. Gumersindo es el mayor de una extensa familia, con una madre enferma. Con la muerte del padre el suyo es el único sustento familiar. Movido por la necesidad y con el deseo profundo de vengar a su padre, Gumersindo se mete en el negocio de la siembra y tráfico de drogas. Ante sus jefes, demuestra ser inteligente, valiente y fiel. Son varios los momentos en la lectura de Tierra Blanca en los que las lectoras no preguntamos si el mundo que describe Alfaro es el que él observa o el que él quisiera observar. El realismo del relato se traiciona por las constantes explicaciones que el autor da de los acontecimientos, de las decisiones que toman sus personajes y hasta de la fuerza del destino que los sacude. La novela de Alfaro no trasciende la realidad, la describe con la misma simpleza con la que un transeúnte narra los muertos con los que se encontró un día en la calle. Así la muerte de Gumersindo hacia el final, evoca una suerte de tragedia en la que se enfrentan las fuerzas opuestas del bien y del mal. La trampa de partir de la tragedia como paradigma narrativo, en este caso, es que la suerte de los personajes está dictaminada por un orden superior, que poco o nada tendrá que ver con el complejo entramado de sus circunstancias históricas. Quizá la mejor explicación al libro está en la misma novela, en una escena en que uno de los personajes se encuentra con un libro. Víctor García, jefe de Gumersindo y representante sinaloense de una organización dedicada a la siembra y contrabando, hace un viaje a México D.F. para rendir cuentas a su jefe sobre un atentado que sufrió su gente en Sinaloa. Describe una mansión en uno de las colonias más caras del D. F., donde se entrevista con algún representante del gobierno, porque aclara, cada sexenio es un hombre distinto, mostrando con demasiada transparencia que sus órdenes vienen del gobierno. Al término de su entrevista, se detiene en los estantes de la enorme biblioteca donde se había reunido con su jefe: …volvió sobre sus pasos y acercándose a los estantes tomó un libro que con letras doradas decía: Obras Completas de Moliére. Sorprendido constató que era auténtico, encuadernado en piel e impreso en papel cebolla. El deseo de poseer un ejemplar igual le hizo buscar la dirección de la casa editora y otra sorpresa lo asaltó: en la primera página encontró con letras góticas la siguiente leyenda: Edición especial para el Exmo. Señor Antonio Morales y 132
Beltrán, Madrid, España. “Vaya, no cabe duda, sigo siendo un palurdo, provinciano, jamás pude imaginar; ¿hágame el favor! Necesitaría ser el más estúpido de los presuntuosos para creérmela y pagar por una farsa como ésta”, se dijo sin preocuparse más;…(102) El libro de Alfaro que tenemos en las manos, se parece al que Mendoza encuentra en la biblioteca de su jefe, porque son muchas las escenas en las que las lectoras mantenemos la misma incredulidad que la de su personaje. Tierra Blanca es consecuente con la visión que tiene Alfaro de la literatura: un oficio redentor. Esta representación simbólica del mundo que lo rodea, no cabe duda, le ha ganado al autor cierto éxito.13 Cuando termina nuestra conversación, Alfaro me lleva a la librería “México”, una de las más grandes de Culiacán. En grandes postres que dan hacia la calle, se promocionan sus obras recién editadas en España: Tierra Blanca, La maldición de Malverde (2004), Las amapolas se tiñen de rojo (2006), por sus títulos, las fotos de sus portadas y los comentarios en las contratapas, es difícil concebir -pese a la negativa de Alfaro- que la suya no sea literatura del narcotráfico. Siguen las balas. Tercer momento. El libro imposible. A César López Cuadras lo conocí por azar, pese a ser de Sinaloa, vive en Guadalajara, donde es profesor universitario. Tuve la suerte de que estuviera de visita en Culiacán cuando yo estaba ahí. Me crucé con él y Elmer Mendoza en Difocur, epicentro de mis mejores encuentros14. Elmer nos llevó a un café donde César desayunó y yo bebí agua mientras hablamos de literatura. La edición de La novela inconclusa de Bernardino Casablanca (1993) está agotada, y para cuando tuvo lugar nuestro encuentro, yo todavía no la había leído. 13
Con Alfaro visité la capilla de Malverde, el Robin Hood local que es el santo de los narcos. Me llevó a ver el mercado Buelna, donde se venden dólares en el mercado negro. De ahí sale otro personaje inverosímil de la literatura del narcotráfico, pero cuya fama le ha ganado el prestigio de ser referente pintoresco de todos los culichis. Me refiero a la Teresa Mendoza, protagonista de La reina del sur, de Arturo Pérez Reverte. Esta novela, aunque también inverosímil, circula con éxito porque combina los elementos que resultan fáciles y hasta agradables para el lector. Resultado también del lenguaje periodístico tan seductor y preciso, propio de Pérez Reverte. En esta historia los personajes se meten en el negocio porque están marcados (también) por una tragedia y son protagonistas de una historia de amor imposible. A Alfaro le debo también la grabación de la balacera que da ritmo a mi escritura. 14 Elmer Mendoza es autor de Un asesino solitario (1999) El amante de Janis Joplins (2001). Para muchos, es el gran narrador del narcotráfico. Ver la introducción de Juan Villoro al libro de González, citado en este trabajo. 133
¿Dirías que haces literatura del narcotráfico? – le pregunto. Y César responde con un no enfático. Para él la cuestión del narcotráfico es un acontecimiento más, parte de la realidad en la que vive, pero no la más importante. Simplemente cuando escribes sobre lo que vives, es algo que está en el horizonte. Los personajes de sus novelas, dice, no son narcotraficantes, se dedican a eso como parte de su universo, son padres, esposos, hermanos. La literatura del narcotráfico ha producido una serie de clichés, dice, donde hay pistolas, policías, sangre, todos los ingredientes que gustan, entonces el tema se vuelve una excusa para agradar a las editoriales, al mercado. “La gente cree que la realidad supera a la ficción, pero la realidad no escribe novelas. La literatura no viene de lo real, viene de ti…” Las mismas palabras que César me dijo en ese café con una decoración muy Soho en el centro de Culiacán, las leí días después en su libro. Se las dice Truman Capote a su amigo Narciso Capistrán, los protagonistas de La novela inconclusa de Bernardino Casablanca. Narciso conoció a Capote en Nueva York, se hicieron amigos en un encuentro casual en las calles de la Gran Manzana y ahora Capote viene a visitar a Narciso para darle algunos consejos literarios. Narciso quiere escribir una novela sobre un asesinato acaecido meses atrás. La víctima es Bernardino Casablanca, tratante de blancas y hombre metido en toda suerte de negocios sucios, entre ellos, la venta de drogas. Pese a esto, le cuenta Narciso a Truman, Bernardino era un hombre bien puesto, con cierto prestigio entre la gente de Guasachi, población de Sinaloa cerca de Culiacán donde funcionaba su cantina. Pero también era un hombre que por su temperamento y por la naturaleza de sus negocios tenía más de un enemigo. En la novela la investigación de Narciso sobre el crimen -con la participación y complicidad de Capote-, incluye varios otros relatos. El de la vida de Bernardino desde su infancia hasta su muerte; el de algunas mujeres que trabajaban en su burdel y el de sus familias; el de la infidelidad de la esposa de Bernardino con su compadre y el de otros sospechosos del crimen. Estas narraciones hacen que la historia vaya y vuelva en el tiempo, desde los 50 cuando Bernardino era un niño, hasta los 1970, cuando es asesinado y Narciso trata de escribir su novela. Los varios relatos son un entramado complejo que dan cuenta de la sociedad sinaloense, sus pueblos, la cultura en las cantinas, los personajes pintorescos de la Sierra y que nos recuerda las descripciones de la criminalidad propia de Sinaloa en los 50 que leímos en el libro González (41). Las narraciones además, están intercaladas y mantienen agilidad en diálogos propios de la fauna del mundillo de bandoleros y prostitutas que retrata López Cuadras. Entre todos estos relatos, sobresale el de las andazas e investigaciones de Narciso y Truman, por que es éste el que les da sentido y cohesión a todos los demás. La conversación entre el aprendiz de escritor y su maestro configuran una escena cervantina en la que ellos son los personajes de una novela ya escrita y a la vez, autores de una novela inconclusa. Son los 134
protagonistas de nuestra lectura y agentes de una historia imposible de narrar; pero en sus diálogos se construye una teoría de la novela que tiene que ver con lo que significa escribir en una sociedad como la sinaloense. Así elabora el autor su definición de lo que es hacer literatura en Sinaloa. Narciso compara su trabajo de hacer la novela con el de Truman al escribir A sangre fría y le dice: Tú pudiste platicar con el fiscal encargado del caso, y él tuvo interés en atenderte y proporcionarte información valiosa; recurriste, además, a los archivos, donde se pormenorizaba el avance de los resultados de las investigaciones; tuviste también a los criminales en la cárcel, y te dedicaron, si se puede decir, todo el tiempo del mundo para contarte su desgraciada existencia. Ése es tu país; Guasachi es otra cosa. (120) Y con esta sentencia, Narciso no sólo dice que en la novela contará el crimen de otra manera, sino, sobre todo, que en Guasachi nunca se podrá escribir una novela como la de Capote. Narciso, por su puesto, no sólo se refiere a todos esos elementos que menciona y que tienen que ver con un sistema legal que –a diferencia del mexicano, funciona- y que le permiten a Capote tener acceso a los archivos y entrevistarse con el fiscal. Apunta más bien a uno de los elementos más ricos de la literatura, y es la necesidad de calar íntimamente los dramas particulares de los personajes, la densidad de la situación histórica que viven, las contradicciones sociales y sus singulares rasgos culturales. Lo que Levinas describe como la visión exterior expuesta como método (10), es lo que verdaderamente produce un texto con un valor que lo trasciende. En el logro de todas esas minúsculas escenas locales, está la originalidad de la novela. Durante la semana que dura la visita de Truman, los amigos visitan y hablan con algunos conocidos de la víctima, conversan con su hombre de confianza (a quien el autor lo llama ‘escudero’ con otra sugestiva referencia al Quijote), y reconstruyen a verdad de los hechos. “La realidad no fabrica novelas” le había dicho Truman a Narciso en uno de sus diálogos, a lo que éste le contesta que de ella se nutre el escritor (120). Aún así, el verdadero drama de Narciso es que la realidad lo engulle (como a Nacaveva). En su necesidad de conocer con precisión los hechos, Narciso descubre al autor del crimen y sus motivos. Pese a que Capote le insiste que deje a la verdad en paz y que no deje que la realidad lo decepcione. Después de la semana de estadía en la que además de hablar de literatura e investigar sobre el caso, Narciso y Truman se dedican a tomar y a consumir todo tipo de sustancias, los amigos deben despedirse. Truman debe regresar a su país y lo hace en el momento en que Narciso ha encontrado los elementos que hacían falta para reconstruir el crimen. Deja las piezas del caso ya resuelto a manera de notas para su novela en su escritorio y sale de su casa para despedir a Truman en el aeropuerto. Entonces Palemón, autor del crimen y jefe de la policía local, aprovechando la ausencia de Narciso se 135
mete en su casa y trasiga entre sus papeles. Encuentra las notas de la investigación y confirma las sospechas de que el aprendiz de escritor lo había descubierto. Si durante toda la novela López Cuadras ha insistido en explorar los límites del oficio de la escritura frente a la realidad que lo rodea, en el momento en que Palemón lee las notas de Narciso y las interpreta como pruebas de su crimen, el autor nos enfrenta a los lectores con la pregunta de sobre nuestra propia lectura. El corrupto jefe de policía no puede sustraerse a la realidad y creer, como le había dicho Narciso, que su interés era escribir una novela. Es Palemón a quien la realidad le parece que supera la ficción y por eso decide matar al posible escritor. Narciso, efectivamente, no regresa a casa, la gente de Palemón hace que la muerte lo sorprenda en un accidente en la carretera en su viaje de vuelta. Su novela sobre Bernardino Casablanca queda como trabajo inconcluso. El relato de López Cuadras en cambio, termina con el entierro, no el de Narciso, sino el de Bernardino. En su viaje de regreso, cansado por las noches de juerga y el peso enorme de la tarea que lo espera, Narciso divaga: ¿Cuál es el significado de los “hechos”, frente a los tormentos del alma? Todo esto no lo puede cubrir la nota roja, y para hacerlos material literario habría que situarse más allá tanto de la novela policiaca como del realismos radicales. Aquí no cabe más que la exploración de posibilidades de la condición humana, vampirizando la realidad con la imaginación “¿quién dijo esto?”, en desesperado intento por comprenderla. (286) El libro de César no sucumbe a la realidad como los anteriores, pero sí el de Narciso, de quien se nos dice antes de su muerte, “él quería ser escritor, no policía” (280). la que el libro que leemos es a la vez un libro no escrito. En esa propuesta se recrea uno de los dilemas de César que supera la realidad que narra, o mejor dicho, la abarca, porque López Cuadras crea una suerte de escena en el abismo en que parece atravesar cuando se habla de su obra como literatura del narcotráfico. Para muchos, me comentó el autor en nuestra charla, la sociedad sinaloense, por absurda y violenta parece superar toda posibilidad de ficción. Para un escritor como él, esa sentencia le niega toda la posibilidad de búsqueda de sentidos a través del lenguaje literario. Entonces López Cuadras lo contradice en un amago de relato policial donde el crimen que comete el policía contra el escritor, fue porque no cree en la literatura. Entonces su novela le confiere a la ficción el papel, no de reproducir la realidad, ni de enmendarla sino imaginarla, recrearla y ponerla al revés. Si para Palemón –representante de una ley inútil por corrupta, miembro de un estado inoperante- las notas de Narciso son la peligrosa evidencia de los hechos, para nosotras -lectoras de una novela cuya trama es la imposibilidad de su propia escritura- el libro confirma que en la literatura se fraguan historias cuyo último valor está en la búsqueda. La obra de arte cobra importancia en cuanto procura lo universal en la particularidad, en el 136
detalle del lenguaje, la caracterización casi caricaturesca de los personajes; en la lúdica precisión de sus diálogos. Ese micro-universo que la crítica llama atmósfera, y que tan acertadamente Levinas describe como la “(precisa) oscuridad de las imágenes” (10). En esta manera oblicua que López Cuadras narra la historia local, tan indefectiblemente marcada -hasta saturada diría yo- de prácticas culturales vinculadas al narcotráfico, es donde está la riqueza plástica de su obra, su ritmo y posibilidad de convertirla en materia literaria. La obra es un trabajo de hormiga que reconstruye el íntimo tejido humano de esa memoria histórica sinaloense que Astorga reclama como un elemento indispensable para comprender el fenómeno del narco actual. El espacio de memoria que se crea desde la literatura -a diferencia de la del discurso legal o el de las ciencias sociales- recupera la plasticidad de lo íntimo: sus ritmos y sus imágenes; y sólo por la precisión de esto último, se lo puede considerar un discurso de conocimiento. Habíamos charlado por casi dos horas cuando regresa Elmer al café con el manuscrito de una nueva novela de César bajo el brazo. César comenta con humor la ansiedad que le produce su encuentro con Elmer, a ver qué comenta su amigo. Me retiro pensando en el material de mi investigación, lo que no cabe en el papel: la imagen de los dos escritores en la mesa con una novela en el medio. Es como la representación plástica de la brecha entre el objeto de la creación y el proceso creativo; eso que es de uno y mucho más que uno. Una golosina para mi lectura que trata de mantener el equilibrio con un ojo en la obra, y otro en la trama social que la hace posible, la del campo literario que la sostiene y avala; en el discurso de las ciencias sociales que hablan de una realidad que la antecede y un mundo que le sucede. La literatura del narcotráfico no puede dejarse tragar por la realidad, porque deja de ser literatura. Así también la crítica no puede dejarse tragar por la obra, porque un libro que busca sentidos, requiere varias lecturas, una lectura final será siempre imposible. Coda. Cesan las balas. Silencio Una lectura rigurosa de este ensayo demanda la definición de la postura ética a la que exhorto a lo largo de estas páginas. Sin embargo, el intento mismo de llegar a definir la ética sería eliminar su posibilidad. La búsqueda de sentidos está vinculada con aquello que es indecible y que Agamben explica bien cuando diferencia a la ética de la justicia. El juicio es un fin en sí mismo; la ética es necesariamente un proceso, y “considera al mundo no por lo que es, sino por lo que tiene que ser” (Ouaknin: 166). Al ser el discurso literario una búsqueda interna para la representación del mundo exterior, se establece como propuesta que cuestiona incluso, un acercamiento fenomenológico a la realidad. Por eso la literatura se convierte en una (mi) materia preferida para indagar el mundo desde una preocupación 137
por lo que debe ser. Los filósofos vinculan la acción ética con el nacimiento, lo que alude a un mundo entero por descubrir (Arendt; Ouaknin, Levinas). Una novela que se gesta desde un compromiso determinado con esa realidad que narra, no se rige por la necesaria búsqueda en el lenguaje, y por lo tanto se constituye como un fin en sí mismo, a la manera que el discurso de la ley del que habla Agamben. La literatura no es la realidad, sino que nos muestra su parte no racional, sería más bien su sombra, como sugiere Levinas. La aporía del trabajo crítico, entonces, es estar constreñido a nombrar aquello que se constituye valioso por innombrable, pero sin búsqueda, la crítica carecería de discurso y desaparecería. El planteo que hace López Cuadras en su novela, de alguna manera se repite en estas palabras postreras de este trabajo. Esto es producto de la propuesta de lectura, y tiene que ver con la necesidad de inventar maneras de mirar, leer y relacionarse con el mundo no como es, sino como debería ser. En mi corta visita a confirmé que todo lo que se relaciona al narco: los códigos, la estética y las jerarquías, se establecen con un estilo singular que pondera lo masculino, muy propio de esa cultura. Incluso en su narrativa. Los autores que conocí eran todos varones, y aunque a veces capaces de problematizar la maniquea concepción que de la cultura local se crea a través del término narcotráfico, impresiona la ausencia de sensibilidad para cuestionar la condición de las mujeres, para explorar lo femenino. López Cuadras se acerca a retratar la desolación de ciertas mujeres con la esposa de Bernardino Casablanca. Hay un intento de convertirla en una suerte de Madame Bovary local, pero es tan marginal en el relato, que no pasa de ser un personaje secundario y poco desarrollado. Huye de la escena como huye la Susy, esa mujer a la que Bernardino engaña, hace su amante y que termina convirtiéndola en una prostituta más en su negocio. De ella, nos había dicho el autor, que es madre de un niño, pero del destino de ese hijo no se ocupa. Nacaveva, por su parte habla de su proyecto como un deseo personal de romper con la rutina del ámbito doméstico. Este gesto inicial es bastante narcisista, porque es una exaltación al valor de una búsqueda personal que en poco o en nada toma en cuenta el riesgo que esto representa para su familia: la orfandad de dos hijos pequeños y su quizá la soledad de la madre para criarlos. La naturalidad con la que el propio escritor habla de haber probado su hombría entre los miembros del negocio es una consecuencia del individualismo con el que decide sobre su vida, sin considerar a su familia. También por ese lado se lo traga la historia. Incluso cuando regresa de la cárcel, le pide a su esposa que lo deje solo con el Licenciado y su hermano, porque es con ellos con quienes quiere comentar lo ocurrido. El hecho de que el personaje de López Cuadras, también obsesionado con la realidad se llame Narciso, fue un guiño a mi lectura, atenta al problemático silencio que reina sobre lo femenino. 138
Es necesario aclarar que el reto de hablar sobre lo innombrable no significa la propuesta del silencio. Como bien advierte Virilio, el silencio legitima, permite, faculta (87). En la irrevocable evocación festiva de la valentía, la virilidad y la hombría de los personajes de estas novelas, la búsqueda del lenguaje se detiene cuando se trata de explorar lo femenino. Este es un silencio problemático, no sólo por cómplice, sino porque sugiere que hay un aspecto de la violencia que es natural. Bibliografía Agamben, Giorgio. Lo que queda de Auschwitz. El archivo y el testigo. Homo Sacer III. Pre-Textos. España: 2005. Alfaro Bedoya, Leonides. Tierra Blanca. México: Editorial Godesca, (5ta Ed.) 2004. Astorga Luis. Mitología del narcotraficante en México. México: Plaza & Janés, 2004. ---. El siglo de las drogas. México: Plaza y Janés, 2004. Bourdieu, Pierre. Pascalian Meditations. California: Stanford University Press, 2000. Córdova, Nery. La narcocultura”: simbología d ela transgresión, el poder y la muerte. Sinaloa y la ‘leyenda negra”, en proceso de edición. González, Rolando. Sinaloa, una sociedad demendiada. Ed. Juan PablosDifocur, 2007. López Cuadras, César. La novela inconclusa de Bernardino Casablanca. México: 1993. Nacaveva, A. Diario de un narcotraficante. México: Costa-Amic Editores S.A. (5ta Ed.), 2000. Ouaknin, Mark Alain. Elogio de la caricia. Madrid: Editorial Trotta, 2006. Ovalle, Lilian Paola. “Ajustes de cuentas. Sicarios y muertes en Baja California” en Arenas. Revista Sinaloense de Ciencias Sociales, Mazatlán, Sinaloa. No. 10. Virilio, Paul. El procedimiento del silencio. Buenos Aires: Espacios del Saber. Paidos, 2001.
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Esta revista se imprimió en el mes de Marzo del 2007 en Litográfica ROMACOLOR, Norte 27-A Num. 5440 Local 11, Col. Lindavista Vallejo. CP 07720. México D.F. Tel. 55-53685891. Mazg0321@yahoo.com.mx
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