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El escribir

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Memorias pasadas

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El escribir

Escribir es el acto más puro que un humano puede hacer. La palabra que se escribe, es algo que nos seguirá por el resto de nuestras vidas. Lo que escribamos va a ser nuestro fantasma y va a ser nuestra guía en el futuro, va a ser nuestro Félix Paz guiando nuestro crecimiento, como pasa en la novela la enmienda, Cada día que pasa debemos imprimir nuestro corazón en cada palabra y letra que decidamos revelar. Nunca se debe olvidar que: “Por la palabra nos hacemos libres, libres del momento de la circunstancia apremiante e instantánea”. El escribir es nuestro acto más puro, y también es nuestro acto de libertad cada día que decidimos tomar los riesgos de equilibrarnos entre palabras como Pablo Paz, lo hacía entre los árboles. Sin embargo, cabe preguntarse si el escribir siempre nos atará a la perdurabilidad o solo es un acto más de los humanos.

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Cuando se escribe, se deja nuestra voz enmarcada en un papel. Nuestra voz, siempre nos va a seguir en nuestra escritura, es así como todos podemos ser según Frank y Wall: “Un cantante de blues con el corazón desolado, un rapper desbordante de energía, un cantante de ópera que entona un himno, deja que tu voz se expanda y resuene” (Pág.:40). Dependiendo de nuestra voz, obtendremos la respuesta de qué tipo de escritura estamos haciendo y que texto vamos a tener como resultado. En esta vida y sobre todo en la escritura, todo puede ser como nos dice Jorge Enrique Adoum en su poema “Podría ser también”, en la breve antología poética, “Tal vez, también, una canción. Depende: un tango, un bolero, una nostalgia griega, algo impalpable, como un blues, inalcanzable como los muslos de esa muchacha de Venecia, que te mira desde el fondo de tu vaso.” La escritura acompañada de nuestra voz y de nuestra energía, claramente, puede guiar al escritor al recuerdo y no al olvido.

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Existen momentos en nuestra vida cotidiana, imposibles de olvidar y difíciles de recordar. Estos momentos, son básicamente, los sueños. Cuando ya es momento de despertar, muchas veces se está soñando cosas hermosas, pero que al despertar es imposible recordar. O viceversa, ocurre un sueño horrible que hace detener el dormir al instante, pero cuando se quiere recordar qué era, simplemente se borra todo. Pero, por qué no escribir los sueños, aunque muchas veces estos pueden ser sobrenaturales y llenos de fantasía, es como varios teóricos en la historia han afirmado, que los sueños nos representan. Puesto que, como Silvia Kohan, afirma: “Escribe cómo quisieras ser y descubre cómo eres” (Pág.:23). El escribir las fantasías que nuestros sueños nos van a transmitir, es perdurar en el tiempo momentos ue seremos incapaces de vivir, con personas que quizás ni siquiera podemos conocer.

Nuestras letras y nuestras palabras serán llevadas a la per- durabilidad, por su construcción y no por su retórica. Debemos dejar que nuestra voz tome un camino, en el que se encuentre a ella misma. Como presenta Kohan en su texto, que el arte de poder escribir sin limitaciones, ayudan a que podamos encontrar nuestra propia voz, a que se reacomoden los pensamientos y a que circulen con más claridad nuestras ideas. (Pág.: 24). Con esto, empieza a quedar claro, que el escribir no es solo un acto mecánico que el humano puede realizar, sino una conexión a la que muy pocos seres son capaces de llegar.

Se ha ido aprendiendo que la escritura, pase lo que pase, será la voz que nos seguirá para siempre, que cada poema, canción o carta que se haya escrito será siempre nuestro fantasma y será también nuestro guía. Es un hecho también, que la escritura hará de nosotros seres que perduren en el tiempo y en el camino de los demás. Porque: “A medida que escribas podrán entender lo que ha pasado, aclarar las razones de tus pensamientos y de mis sentimientos, sentirte más fortalecido y, en consecuencia, con menos angustia” (Kohan. Pág. 25). El escribir como nos muestra esta autora, se ha convertido ya en un “acto terapéutico”, que

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va a servir en la conexión que podemos llegar a establecer con todos nuestros pensamientos y sentimientos. Un ejemplo que se ha abordado en la literatura trabajada en clase, es cuando Pablo Paz, el protagonista de la enmienda, de Abdón Ubidia, empieza a leer varios libros y a no parar de escribir, porque en su soledad logra comprender que su oficio en el mundo era otro.

Finalmente, es momento de decir con escritura firme y con voz de un artista de rock. Que la escritura es el acto más puro de la humanidad, pero sobre todo es el único acto que será capaz de llevar el trabajo, los avances y la visión de generación en generación. Pero también, el escribir nos asegura una perdurabilidad en la historia, porque este ensayo, el de mis amigos, el de generaciones anteriores, serán palabras que nos van a seguir para siempre. No se puede huir de lo que una vez ya se escribió. No se puede huir de los sueños que nos levantan llenos de miedo. No se puede huir de la historia. Y gracias la perdurabilidad del escribir, no podremos huir de nuestras ideas, pensamientos y sentimientos, pero, sobre todo, no va- mos a huir de nuestro deseo insaciable de escribirlos.

José Cedeño

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