FACTUM - Revista Literaria No. 29

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FACTUM REVISTA LITERARIA

marzo, 2016. NO. 29.

Biografía: Simone de Beauvoir. Creación: Lou, Emilia Vidal, Eloy Andrés Gómez Motos, Dante Vázquez M., Zafiro Merlión, Silvia Alicia Balbuena, Joalberths De Agrela, Jonay Castro Casañas, Kim Bertran Canut, Jorge Pérez Baca, G. Lantigua, Jairo Marin Toro, Guzhtabo García, Fernando Bermúdez, Sabelina Grand, Chelo Ávila, Elena Fonfría Moreno, Martha Brenda Hernández Martínez, Rusvelt Nivia Castellanos, Harley Campos Zambrana y Fabian Luna. Artículo: Carlos Ortega Pardo. El Fragmento: Ignacio Manuel Altamirano.






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CONTENIDO biografía

Creación

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artículo 60 - 62

el fragmento 66 F A C T U m - Revista Literaria

libros 70 - 75 5


Presentación

Me siento más olvidado que nunca. Doy unos pasos y me detengo. Saboreo el olvido total en que he caído. Estoy entre dos ciudades: una me ignora, la otra ya no me conoce. — Jean-Paul Sartre.

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Biografía

Simone de Beauvoir Pensadora y novelista francesa, nació en París el 9 de enero de 1908 hija mayor de George Bretrand y de Françoise de Beauvoir, ambos miembros de familias burguesas con arraigadas creencias católicas. Su hermana menor se llamaba Helene. Representante del movimiento existencialista ateo y figura importante en la reivindicación de los derechos de la mujer, destacó desde temprana edad como una alumna brillante. En 1929, mientras estaba estudiando filosofía en la Universidad de la Sorbona, formó pareja sentimental con el escritor y filósofo Jean-Paul Sartre, con quien compartió pensamiento izquierdista. Se graduó en filosofía y hasta 1943 se dedicó a la docencia en los liceos de Marsella, Ruan y París. En 1943, año en el que abandonó la docencia para dedicarse a la escritura, colaborando junto a Sartre, A. Camus, y M. Merleau-Ponty, entre otros, en la revista Tiempos Modernos (Le Temps Modernes) cuyo primer número salió a la calle el 15 de octubre de 1945 y se transformó en un referente político y cultural del pensamiento francés de mitad del siglo XX. En su primera novela, La invitada (1943), trató los dilemas existencialistas de la libertad y la responsabilidad individual, que seguirán apareciendo en novelas posteriores como La sangre de los otros (1944) y Los mandarines (1954). Sus tesis existencialistas aparecen también en sus obras autobiográficas, entre las que destacan Memorias de una joven de buena familia (también conocida como Memorias de una joven formal) (1958) y Final de cuentas (1972). Entre sus ensayos destaca El segundo sexo (1949) el cual significó un punto de partida teórico para distintos grupos feministas, y se convirtió en una obra clásica del pensamiento contemporáneo. En él elaboró una historia sobre la condición social de la mujer y analizó las distintas características de la opresión masculina. Defendió el trabajo como la “única manera que garantiza a la mujer una libertad concreta”, pues gracias a él la mujer puede franquear “en gran parte la distancia que le separa del hombre”. Fundó con algunas feministas la Liga de los Derechos de la Mujer, que se propuso reaccionar con firmeza ante cualquier discriminación sexista, y preparó un número especial de Tiempos Modernos destinado a la discusión del tema. Publicó La vejez (1970), sobre el proceso de envejecimiento, en 1981 publicaría “La ceremonia del adiós” en la que se ofrece una controvertida visión de sus relaciones con el escritor Jean-Paul Sartre. Simone de Beauvoir falleció el 14 abril de 1986 en París.

Sus obras: La invitada. (1943) La sangre de los otros (1945) Todos los hombres son mortales (1946) Los mandarines (1954, Premio Goncourt) Las bellas imágenes (1966) La mujer rota (1968) Cuando predomina lo espiritual (1979) America al día (1948) El segundo sexo (1949) El pensamiento político de la derecha (1955) La larga marcha (Ensayo sobre China) (1957) La vejez (año 1970)

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“Los libros me salvaron de la desesperación; eso me ha persuadido de que la cultura es el más alto de los valores, y no logro considerar esta convicción con mirada crítica.” Simone de Beauvior F A C T U m - Revista Literaria

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Escribir... es mi castigo Una chica común estaba ahí sentada con aquel papel y bolígrafo en las manos, se daba cuenta que después de todas esas caídas que había sufrido se encontraba cansada de tener un alma oscura, un corazón roto; se daba cuenta que aquel chico se encariñaba con ella, una piedra que lo hacía caer, con aquella musa... Amante de lo roto. Miraba fijamente el papel de tal manera en que se podía descifrar en su actuar la importancia de este simple papel en su vida y las consecuencias que traerían en su monótona vida; por primera vez en demasiado tiempo, se estaba escuchando, a ella misma y sus ojo suplicaban por auxilio. Estaba decidida a dejar de ser aquella misa para convertirse en todo lo que él siempre había soñado; pronto termino de escribir aquella carta con una hermosa sonrisa y el miedo perdido en sus ojos, la guardo en un sobre y espero la llegada de aquel escritor, el tiempo pasó y él nunca llegó al día prometido. En ese momento ella sentía su corazón en aquel sobre, tenía el corazón en sus manos presintiendo que se trataba de una granada, una granada llena de lo que nunca dijo. Aquel sobre recibió un poco más de tinta plasmando las siguientes palabras: “Decidí decirte lo que nunca te dije, claramente en destiempo. Pero como tú ya sabes, siempre fui aquella musa que va demasiado tarde...” El sobre terminó en la basura y ella siguió con aquella sonrisa tan linda que todos conocían pero que nadie suponía que esquela dulce voz reflejaba a aquella chica rota por consecuencia de sentir su corazón en mil pedazo.

Lou, 20 años. México. Estudiante.

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Reactor nuclear sistema sinapsis como en los viejos tiempos sinrazón a pesar de las victorias técnicas impredecibles arriesgar la misión decisión de combate y vivir las consecuencias Miradas miradas telepáticas detalles y promesas lenguaje venganzas de herida abierta tirando dientes fuera candidatos al turno estelar orientando la compatibilidad 1 año y más… Así es esto del ROCK - dicen los que saben el error, el nombre, la obediencia el respeto, el problema… yo de mente a mente, si así, de mente a mente demente

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El camino Nos separan unos diez centímetros, un escaso volumen de aliento compartido. El tránsito es breve y, paradójicamente, eterno. Su risa pequeña toma otro camino, la mía se inventa una seriedad plana. Pretendo ignorar el conjuro de su voz mientras simulo un medido interés por sus palabras, pero hoy y ahora mi razón huyó bien lejos. Hoy y ahora soy esto, mis encarnados sentidos. El aire que su cuerpo desplaza, al pestañear, al abrir y cerrar la boca, cuando revolotean sus manos al hablar, o al acomodarse el pelo, ese aire es el camino. Desde su piel se lanza una horda de espíritus, esencias y átomos como dardos que llegan a mi nariz y continúan hasta la sangre. Allí se disipan como minúsculas anguilas que electrifican mi cuerpo al paso y se acuartelan en el corazón. Unos segundos bastan, y los millares de corpúsculos dormidos en la carne abren sus ojos al roce virtual. Y la miran expectantes. Miran, huelen, hablan, esperan. En este espacio mínimo, más ínfimo en mi sentir, llevamos dos diálogos. En uno ella habla, vaya a saber Dios sobre qué habla, y yo asiento con la cabeza o digo sí convenientemente. El otro, en cambio, es terreno de intenciones y suspiros peregrinos. Que tal vez sean sólo míos. Tan cerca de ella y tan lejos de mí como al principio. Entonces me pongo bíblico y cito, cuando pienso en los inicios, “y la tierra era caos y soledad”. No ha cambiado tanto, no, reconozco por anticipado. Su pequeña sonrisa sigue tomando otro camino, el de su propio anhelo. Y me siento inseguro, y dudo. Admito con resignación que hoy, ahora, no avanzaré por este camino. Porque el tramo más difícil –anhelado, inventado en los abismos del ser, urgido– seguirá siendo el no recorrido.

Emilia Vidal, 36 años. Mar del Plata, Argentina. Viviente (también bióloga y escritora).

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BREVE HISTORIA DEL MUNDO DE LA BASURA ELECTRÓNICA Como muchos y muchas saben, en el siglo XIX, y ya desde antes, las grandes potencias (fundamentalmente europeas, pero no exclusivamente) venían parasitando a los países preindustriales mediante la ocupación militar, o la simple y pura estafa, con el fin de acelerar aun más sus economías nacionales respectivas, pues el mundo era entonces un campo abonado para continuas guerras, y había que sufragarlas. Era la era del colonialismo. También, con el objetivo de tener una estabilidad social, se necesitaba (nuevamente mediante el engaño) ocupar a las masas en los diferentes trabajos, ocupaciones y empleos: Eran los tiempos del nacimiento de la fabricación en masa, para lo cual se necesitaban también materias primas, como por ejemplo los combustibles fósiles (que por entonces era el carbón) así como metales preciosos, así como casi todo para la fabricación textil, entre otras industrias. Para conseguirlas a buen precio, se explotaba mano de obra nativa en las colonias. Era el caso de muchas zonas de América, Asia y África. A mediados del siglo pasado los países del Tercer Mundo consiguieron deshacerse de la dependencia de carácter político, al menos estrictamente hablando, para pasar a formar, en gran medida y tras la Conferencia de Bandung (1955) un frente neutral frente a las luchas mantenidas por los bloques del Oeste y el Este (la Guerra Fría). Pero, económicamente, ambas superpotencias siguieron parasitando las economías de los países del Tercer Mundo. Sin embargo, la presencia de un enemigo que se creía capaz de eliminarles les hizo refrenarse en gran medida en sus pretensiones. No obstante, como digo, los abusos por ambos bandos continuaron, de forma que así se vio en Afganistán, Egipto, Cuba, Corea o Vietnam, entre otros lugares.

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¿Qué se ha sacado en claro de la Guerra Fría? Que el mundo capitalista extiende libremente sus tentáculos a países que hasta hace poco eran enemigos ideológicos, como China o Cuba. De esta forma, eso que llamamos capitalismo, y que se basa en la explotación del hombre por el hombre, así como de la mujer por la mujer, del hombre por la mujer y de la mujer por el hombre, se ha intentado, sin aparente éxito, desvincular de toda responsabilidad social en los últimos tiempos, en lo que se ha llamado “capitalismo neoliberal” (y que es mucho más que un “capitalismo de amiguetes”). Parece que, con todo, y a pesar de la derrota del comunismo (de Estado) en la Guerra Fría, las ideas de izquierdas (sobre todo socialistas, pero también anarquistas, comunistas y ecologistas de izquierdas) se resisten a pasar a la historia, e intentan hacer muchas de ellas del Estado moderno la casa de todos y todas sus ciudadanos, el último refugio de éstos. Y eso sólo desde el punto de vista político, ya que, desde el punto de vista económico, la guerra para la izquierda parece definitivamente perdida, y sólo aisladamente parecen viables las alternativas al capitalismo, con algunas experiencias de carácter comunitario y localista; los cuales, sin embargo se nos pretenden vender, por parte de liberales y conservadores de derechas, como simples sucedáneos residuales de los Ulbritch, Honnecker y incluso Stalin (habrase visto). Pero las alternativas de carácter comunitario (como por ejemplo ciertos modelos de origen danés, finlandés, israelí o suramericano, entre otras experiencias) han de suponer no un simple subterfugio, sino un cambio real en forma de políticas alternativas, a nivel mundial, al capitalismo. Y todo ello no solo en las formas, sino también en el fondo, en un continuo “ir más allá” en el que debería basarse toda utopía. Hasta la victoria siempre, por tanto.

Eloy Andrés Gómez Motos.

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Respeto Para Ángela Guerrero Sanz Entre la arboleda de la noche el mágico canto de la luna acariciaba el risueño broche de un hada recostada en su cuna. De pronto un vientecillo fantoche, sin mostrar delicadeza alguna, hizo gala de un negro reproche y hurtó la paz del hada angeluna. En tormenta se volvió el amante, en lágrima su inocente amada y en fugitivo el pillo arrogante. Duerme tranquila, brisa aperlada, te protegeré de aquel tunante. Duerme, duerme, mi luz azulada.

Dante Vázquez M. 35 años. México, D.F. Poeta.

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Me despierta el alba, quien me lo diría que tu hermoso rostro contemplar pudiera no, no eres fantasía, es mi realidad. Entre blancas sabanas a medio cubrir descansas el cuerpo delinean tus formas, las puedo admirar mientras tú mi amor ni cuentas te das. Despiertas en mí tantas emociones hay deseos locos de besar tu boca recorrer tus calles, pintar las caricias sentir que me abrazas, estrechas, asfixias... Suspiro profundo, se me ha hecho tarde tengo que marchar. Con mucho cuidado apago la luz grabo en el espejo la pequeña nota: “Cariño, observa tu espalda marcadas en rojo te deje mis huellas quiero agradecerte por las emociones de cada mañana, al contemplarte... desnudo entre mis sabanas blancas”.

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MOTEL DE PASO

La madera quemándose, desprendiéndose poco a poco, La chimenea arde, abrazando el calor proporcionado. Los amantes refugiados frente a ese espectáculo, envidian la serenidad de cada movimiento, De las caricias y los sonidos que salen como estruendos del fogón. Las miradas suelen evadir pensamientos ajenos al momento. La cabeza suele contener únicamente el despilfarro del deseo. No se haga tarde para comenzar la noche en la que se encuentren dos cuerpos desnudos en una cama alumbrada por la chimenea. No se haga tarde, el tiempo está contado, las ganas no, el tiempo ha pasado y hoy, el reencuentro con su amor será eterno. Como las llamas que no cesan, hasta tarde, que, para ellos será temprano.

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PLEGARIA FAVORITA

Ruego por un amor que sin ser pasajero me haga sentir en un buen viaje. Ruego por que llegue el día en el que la luz de mi sonrisa ilumine las sombras de mi vida. Ruego por tener entre mis brazos un regalo que lleve tu nombre. Ruego por ti, por un buen amante de cama y de compañía con cuerpo suculento que agonice con el mío por siempre. Es mucha mi plegaria, lo sé. No es urgente, pero, te lo ruego, escúchame bendito universo.

Zafiro Merlión. Oaxaca de Juárez, México. Escritora.

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Haikus de vivir y morir… Esplendor de sol resbala sobre tu piel. Fuego y ardor. Mirada de miel… Convoca tu dulzura mis apetitos. Sabor de sones me fundo en tus brasas me perpetúo. Frío de luna arde en tus mejillas. Rueda la noche. Rumor de agua despierta mis nostalgias. Ensoñaciones. Llora el trinar dormido en el risco de mis recuerdos. Cielos oscuros gritos enmudecidos. Muere mi alma.

Silvia Alicia Balbuena, 67 años. Rosario, Santa Fe, Argentina. Docente jubilada, escritora.

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Siento un calor que recorre mi cuerpo hirviente, vulcano con ganas de erosionar entre espacio & tiempo, tengo ganas de que llegue la noche & volarme a tu morada, abatirte los sueños & quedarme contigo. Tengo ganas de ser inmune a la distancia & tomarte a cada legua, tengo muchas ganas de quedarme perpetuo entre tu piel, ahí tatuado como los recuerdos que se marchan hasta el último aliento, tengo ganas de no pensarte ahora pero no puedo, ya eres una fiel mensajera de mi pluma, ya eres tertulia, eres musa, eres una luna llena que abate a mis labios en tiempo de abstinencia, ya eres un pensamiento intenso que canta & llora al mismo tiempo. Aunque a veces te pienso, muchas otras te siento como se siente el frio & el calor del clima, el de tu cuerpo, ahora te dejo ardiente entre mi pluma para sentirte al despertar, cada vez que te recuerdo, se me pinta una sonrisa, pero cuando te me haces kilómetros hay una silueta de tristeza que me abate & dejo de sonreír. La distancia es de mares & de playas, las leguas no van conmigo, son demasiado largas, bellas, pero largas, solo dejare mis ojos en cierre, dejare que la mañana sea mi próximo verano, dejare que te mermes en mi mente, así como la muerte nos merma con el tiempo, igual te llevo conmigo en mi último camino. “El amor es ciego, a veces sordo, es verbal, de tacto & el resto de su vida emocional”.

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Bajo el mar oculto Pensaba comenzar escribiendo: “A los hombres como yo nos gusta…”, pero la experiencia me ha enseñado que no hay hombres como yo. A mí me gusta lanzarme a las aguas profundas con los ojos abiertos, mover los brazos en forma circular e ir midiendo la inmensidad con tanta capacidad como me da el centro frío; muchos pensarán que me encanta plagiar clásicos de la literatura, mas… ¿no se trata de eso el proceso de crecimiento de cualquier artista? Dentro del mar cristalino todo puede verse de un color que me gusta: azul marino. Mis ojos buceadores allá abajo no son tan ciegos como cuando camino solo por el mundo al sucederme bienaventurado o desgraciado; en las profundidades es más fácil, allá nadie me juzga porque nadie hay, ni los peces, ni las sirenas, ni yo. Existe en ese cielo de moléculas pesadas sin gravedad un hombre que no soy yo, un hombre seguro… un dios que puede rasgar lo que respira cada vez que se ahoga. Sustancialmente me da por flotar o dejarme arrastrar por las corrientes. ¡Ay, que tranquilidad! No me dejes subir jamás, déjame nadar hacia la muerte. Mi espalda siente con el tiempo el calor, me da por subir la cabeza, caer en la realidad. ¿Cuál realidad si toda la vida es soñar? Yo… sueño que estoy aquí de estas prisiones cargado y soñé que en otro estado más lisonjero me vi. Ni que fuese Segismundo tantas veces en las tablas podré yo creerme aquel cuento. No soy prisionero de nadie más que de mí. Dime si es tan fácil vivir como aceptar la naturaleza de las cosas; no, porque los seres humanos no somos como las rosas y nos gusta complicar cada huella que dejamos. Alguna vez escribí un poema para antes de hacer el amor. Nadie lo ha leído; nadie lo leerá. Porque en una de mis expediciones submarinas oculto dejé el escrito en un barco pirata hundido, casi invisible. Tan bien salvaguardado está ese texto que en el mismo cofre donde se encuentra dejé mi corazón latiente para que nadie lo rompiera porque ya no aguanta remedios ni remiendos. ¿Oyes eso? ¿Qué? El corazón que delata que el amor no mata y que estoy vivo aunque ya no tengo corazón.

Joalberths De Agrela, 21 años. Venezuela. Estudiante de Lengua y literatura.

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TE QUIERO Te quiero, aquí, en las orillas mansas de mis sueños donde mis sueños y tus sueños se toman de la mano, donde tu nombre y mi nombre se vuelven caricias, donde tu boca y mi boca se marchan abrazados. Te quiero, porque has regado de esperanza ese desierto que era mi vida, y porque mi amor no entiende de distancias, y porque sin ti mi mundo ya no gira. Te quiero, porque eres como una linda bahía, llena de cielos y de soles. Una linda bahía, donde tus besos y mis besos se acarician. Una linda bahía, allá en el sur de los corazones. Y por tu dulce melodía, que espanta a la melancolía sin pedir por favores.

Te quiero como esa dulce utopía bajo la luna que canta donde se multiplican los besos y los abrazos se agigantan. Y por tus recetas de optimismo y por tus excesos de osadía, te quiero para que el 14 de Febrero te quiera igual todavía y aunque el mundo se pare y nos hostigue la decrepitud del terreno Te querré sin hacer poesía ni hasta que la muerte nos separe sin embargo sin cómo y sin pero

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Así que ahórrense cantos y credos sacramentos o manuales Porque nuestro amor sigue siendo un rayo sincero y no menester de iglesias ni de agencias matrimoniales Y Porque de nada vale que se vacíe en ti mi voz cada nueve de Enero si no enuncia lo que enuncia mi corazón cuando te digo: Que Te Quiero.

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Literatura

Literatura: utopía de los mendigos de letras puras, amante esquiva de los poetas, copa de tinta y absenta sobre el lienzo y la pintura, ¡Literatura! ¡Literatura!. Amantes de relojes y cuerdas, sonetistas de usura y de mierda, revoluciones teñidas por rojas dunas ¡Literatura! ¡Literatura!. Semántica que crece como la hierba en la espesura, verbo vertido sobre las hojas secas de lunares runas, Diosa que el alcohol procura, ¡Literatura! ¡Literatura!. Veneno o miel de múltiple textura, un segundo cualquiera bajo cualquier piel desnuda; campo gravitatorio sobre la gravedad de su abreviatura, ¡Literatura! ¡Literatura!.

Jonay Castro Casañas, 36 años. Tenerife, Islas Canarias, España.

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BALa TATUADA Aletea, pequeña isla entre nubes anclada, rodeada de infinito y agua salada. A la madrugada, Justiniano el pescador se levanta del lecho. Da un beso a Consolación, la esposa que aún duerme. A la mujer del sueño le robó su noche. Bostezando, aparta la cortinilla del rústico pórtico de la ventana. Lleva sesenta Años haciendo el mismo gesto para divisar allá a lo lejos, en las rocas, el “faro De los santos”. Temeroso de que un día no esté. Ya se lo dice Consuelo: no seas Tonto,”Justi”, ¿quién se lo va a llevar? Y es verdad, él lo sabe… Pero sigue vigilando Por si acaso y así se queda más tranquilo, ¿no? Después pasa revista a la habitación De las niñas, ¡ja, las niñas! Soledad y Rocío vivían en la ciudad lo menos hacía veinte años. ¡Qué pocas cartas llegaban del sur! Tritón viene meneando el rabo -Qué viejo estás amigo, cómo pasa el tiempo. Recuerdo cuando eras un cachorro y ahora ya babeas y ni siquiera me oyes…y desde luego, nada de acompañarme a pescar, ¡qué lástima Tritón!-,le acaricia el pelaje rojizo. Recoge los aparejos de pesca, la red y el arpón. Entorna despacito la puerta y se acerca ansioso a las orillas decoradas de conchas, corales y piedras pinceladas que Brillan a la media Luna. Se coloca el chubasquero y las impermeables Katiuscas. Allí nace el silencio, un brote de lluvias de ecos vacíos con la huella del pájaro de alado espíritu. Justiniano muestra en el brazo una bala tatuada de una guerra de antaño, en la que perdió mucho. Desata a Andrómeda, la barca que le mece y se echa a la mar, escuchando la suave ola, el olor a brisa y observa lo que queda atrás, los tejados de pizarra de las casas de piedra que construyera su bisabuelo. El silencio… Lanza una piedra y cuenta los saltos. Hoy quiere amanecer lo más próximo al horizonte porque le han dicho en el mercadillo que existe un enorme banco de peces allí donde nadie ha llegado. Quizá sea una búsqueda inútil, pero él es terco, izará las velas si hace falta alejándose de la costa, guiado por el “faro de los Santos”. Espolvorea semillas de ilusión en la arena escamosa para que crezcan raíces en el cielo.

Kim Bertran Canut, 55 años. Barcelona, España. Escritor- Fotógrafo literario.

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ATRAPASUEÑOS Un círculo enredado y el canto de aves suicidas, lisonjas de ángeles entre nubes que dibujan el rostro de Dios, sudores de mi piel ilusiones perdidas pesadillas de abril, aves sin nido carnaval en escala de grises lágrimas del sol. ¿Para qué? ¿Para qué apresar los sueños que me nacen sin parar? Libres son. Libres como el canto de las sirenas como cuando crece una flor. ¿Por qué? ¿Por qué encerrarlos en la jaula que custodia Satanás? Volátiles van. Volátiles como las fugaces estrellas como la luna boreal. Traficante de esta carne propietario de mi vida mi deseo quema mi deseo arde mi deseo nace y se cría se enciende con el calor que me cobija mientras mis sueños ahogados en la calle y atrapados en tu prisión resisten la hiel infame triste el animal humano que castiga a las mariposas para premiar al león.

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Alas de fuego necesito para surcar el cielo en llamas llevar en mis cabellos las fantasías despojadas de mi frente y atravesar los siete firmamentos y el paraíso celeste y el infierno ardiente y volver… a la nada. Sean jubilosas sean indecentes sean libres del yugo que las atrapó vuelen redentoras por la tierra sean la espada de mi ausente voz. No duerman, quimeras en amuletos de telar Libertad ¡Libertad! que vaguen inquietas por el mundo que me exilió que este cielo no es eterno que mi alma se marchó.

Jorge Pérez Baca, 24 años. Perú. Periodista y poeta. www.jorgeperezbaca.blogspot.com

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Polvo en el Viento Con la cara contra el colchón estoy, cuando siento como mi cuerpo empieza a elevarse desafiando la gravedad. El terror en mi cara es una obra de arte. Me muevo frenéticamente, arañando el aire tratando de descender y volver a tocar la superficie del colchón. Pero mientras más lo intento más me elevo, ya casi a ras del techo. “Todo está bien”, me digo queriendo calmarme mediante el autoengaño. ¡Sabiendo que no está bien! Porque, ¿quién ha visto con sus ojos un cuerpo terrestre flotando en el aire como si nada? Pero el engaño va surtiendo efecto, como tantas veces, aunque temporalmente. Y es como si mientras más acepto mi nueva condición flotante más logro dominarla. ¡Es eso, lo sé! Tanto que quiero darle la espalda y negarlo. Que me desborda la cabeza de ideas ridículas y pensamientos inútiles cada noche. Es eso, lo presiento. Nada puede tener este efecto. Satura mi sistema haciéndome estallar. Ahora soy sólo millones de fragmentos flotantes. ¿Y ahora qué hago? ¿Me atrevo a romper más leyes y viajar en el espacio y el tiempo? Ahora soy sólo polvo, puedo hacer lo que quiera. Visito recuerdos en blanco y negro, incluso aquellos que quise y nunca viví. Soy libre de estar en todos los lugares que quiero al mismo tiempo, conocer paisajes que nunca vi, atardeceres que me perdí, momentos que me robaron... ¿Y qué si ahora soy sólo millones de átomos meciéndose en el viento? Ahora puedo rehacerme, el mismo cuerpo, cambiándolo todo por dentro. ¿Y qué si ahora soy sólo polvo? Era la única forma de aligerar mi carga, destruir estos sentimientos.

G. Lantigua, 27. Santo Domingo República Dominicana. Escritora.

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POR AMOR A ROSANA “Un horrendo barquero cuida de estas aguas y de los ríos, Caronte, de suciedad terrible, a quien una larga canicie descuidada sobre el mentón, fijas llamas son sus ojos, sucio cuelga anudado de sus hombros, el manto. Él con su mano empuja una barca con la pértiga y gobierna las velas y transporta a los muertos en esquife herrumbroso, anciano ya, pero con la vejez cruda y verde de un dios”. Virgilio, Eneida.

El sol de los venados cubría el cañón del río Opón, tiñendo sus aguas de rojo y dorado, la algarabía de los micos a la hora de acostarse se escuchaba desde la carretera que lo bordea. El lento paso del camión cargado con acero hacía más lenta aquella hora final del día. Daniel conducía hacía ya muchas horas por aquel camino de soledad, esperando encontrar alguna persona que como él se atreviera a cruzar por aquellos lugares de pesadilla y abandono. En los últimos kilómetros, muy espaciadas, se podían ver las ruinas de una que otra casa abandonada que aún se mantenían en pie, resistiendo a la humedad y a las inclemencias del clima. Inútil resultaba tratar de sintonizar alguna emisora en la radio, pues aquellos parajes estaban tan lejos de cualquier vestigio de civilización, que lo mejor sería aferrarse a la idea de llegar, en algún momento a Puerto Parra. Abrió la guantera, apartó con delicadeza la foto de Rosana y su hijo, para tomar el último trago de aguardiente que quedaba en la botella y solo después de apurarlo logró ver entre un espejismo de polvo y calor, al final de la interminable recta del camino, el pequeño caserío construido al borde del río, una hilera de casuchas de madera con sus alares y pequeñas puertas al nivel de la carretera y sus cuartos soportados por postes sumergidos en el agua. Sobre la banca y contra el barranco un remedo de estación de gasolina, con un único surtidor cubierto por un techo de zinc en el que colgaba un desteñido letrero que alguna vez tuvo color: “Bomba Puerto Parra”. Al reparar en la pequeña explanada y con el último rayo de luz, Daniel pudo ver tirados en el piso, ocultos tras la chatarra de la maquinaria que alguna vez se usó para construir aquella carretera, que estaban apostados muchos hombres uniformados de policía, quienes sin reparar en el camión permanecían inmóviles con sus fusiles en el hombro y la mirada fija en el monte. ¡Deténgase ahí! fue la orden que escuchó, de un niño con voz de hombre que le gritó desde el patio. ¡Salga del camión ahora mismo!, agregó.

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Daniel advirtió que las órdenes provenían de un policía que le miraba fijamente detrás de una punto cincuenta. Se bajó del vehículo dejando la puerta abierta y corrió hasta él. Tírese acá en el piso si quiere vivir un rato más fue lo último que escuchó y luego alguien desde la manigua gritó: vamos a ver qué tan verracos son estos hijueputas. El primer disparo sonó como un cañón y los demás fueron descargas de fusil desde todas partes y en todas direcciones, las balas pegaban en la chatarra arrancando chispas al metal, la ametralladora punto cincuenta empezó a escupir fuego con un ruido ensordecedor en dirección al monte, buscando los cuerpos que se agazapaban por entre los troncos de los árboles y la maleza; en la noche se podía ver como el cañón se ponía al rojo vivo y entonces el niño policía debía cambiarlo por otro, era algo que hacía con la mano cubierta por un pedazo de cuero con una habilidad impresionante, sudaba y apretaba sus dientes para luego reiniciar la descarga. En la penumbra y la confusión Daniel logró pensar que si permanecía detrás de aquella máquina de muerte seguramente no viviría para contarlo. Decidió entonces arrastrarse con el pecho pegado al piso hasta la primera casa, cruzando la carretera, lo hizo, logró llegar hasta la puerta, la empujó y entró. Alguien desde adentro le grito: Venga conmigo, vamos al río. Un hombre que portaba una lámpara de aceite alzó una tabla del piso, lo tomó de la camisa e iluminó una larga escalera. Al descender se encontraron bajo la casa con una barcaza que flotaba en el agua, atada a uno de los postes que sostenían la construcción y allí se acomodaron. ¿Está herido?, le preguntó aquel hombre a Daniel. No, no señor no lo creo. ¿Y entonces, porqué tiene usted sangre en la camisa? Debió ser mientras me arrastraba por la carretera .Dijo Daniel. Los dos hombres se miraron fijamente mientras la lámpara iluminó sus rostros. El anciano, muy delgado, de ojos hundidos en su cara, de canoso cabello y barba blanca. Las balas silbaron

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por encima de sus cabezas cruzando sobre los techos, se podía oír que pegaban en el río. ¿Cómo se llama usted señor? Preguntó aquel hombre. Daniel, ¿y usted?. Me llaman Carón y no creo que sea por lo grande de mi cara. ¿Cree usted que salgamos con vida de esta noche? Dijo Daniel. Tal vez, pero ahora eso no importa, aun estamos vivos. ¿Cuénteme para qué vive usted? Aquella pregunta estalló como una bomba en la cabeza de Daniel, era demasiado el miedo como para detenerse a pensar en lo útil o inútil de la vida, además quién era aquel viejo, de ropas raídas y mugrientas, de una flacura extrema que se atrevía a cuestionar su existencia justo en ese momento. ¿Sabe? Dijo Carón. Antes que encuentre una respuesta le diré que aquellos hombres que están allí arriba viven para matarse, ¿no le parece una ironía?. Daniel remedó una sonrisa y entonces pensó que por insignificante que le pareciera su propia existencia, estaba muy lejos de lo que esos hombres consideraban importante. Y entonces atinó a decir: No lo sé Carón, solo quiero.... Abrazado de nuevo a mi Rosana, ver salir el sol entre los árboles Besar la frente de mi hijo en las mañanas Caminar sin prisa hasta mi cama No contar esta noche entre mis noches Y tal vez algún día morir sabiendo que la amaba. Las horas pasaron lentas y las voces de las armas se hicieron más escasas, ya los gritos y lamentos se hicieron tenues y casi no se escuchaban, los pájaros cantaron sus trinos y algún gallo anunciaba la mañana. Por fin Daniel, de la mano de Carón, pudo ver el sol en la pequeña ventana, no hubo despedida, solo un abrazo y unas gracias. Los cuerpos puestos en fila sobre la carretera, impedían el paso del camión, otra vez puesto en marcha. Otra orden se escuchó desde una lúgubre casa: ¿Qué espera chofer?, adelante. Y los huesos crujieron bajo las llantas.

Jairo Marin Toro, 58 años. Envigado, Colombia. Escritor y Filósofo.

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Y de repente, cuando caía la noche y de manera placida él repasaba sucedidos múltiples en el sillón, ella le contesto a todos los mensajes que él le había enviado entre todos aquellos días; de golpe y porrazo todas las preguntas habían obtenido respuesta, y lo que es más importante, el dictado del juicio era claro: PERDIDA DE TIEMPO. Mujer falta de cariño, aterrada por la soledad = Fragilidad y fácil estribillo. No obstante, le concedió o más bien se concedió otra oportunidad aquel hombre, y hasta quedo embelesado por las palabras de aquella muchacha, que lo emplazaban de manera directa a verlo en persona de nuevo. Sin embargo, cuando el hombre parecía casi tocar la punta del parnaso con la nariz, y oler las delicadas flores de los Dioses, Ana lo volvió a bajar de la nube con un martillazo de circunstancias. En ella pesaba aún la carga de un amorío fallecido apenas hacía un año. Y en nada, todo cambio; su verbo, su poca prisa, sus ganas de verlo; En definitiva, desapareció del Facebook y del whatsapp sin explicación alguna. Para ser del todo ciertos, tenemos que admitir que el hombre volvió a sufrir cuando creyó experimentar algo que nunca más se daría la ocasión de saborear ni vivir. Entonces, armado en la trinchera de los perros apaleados por sus dueños, y revistiéndose las magulladuras de sus entrañas con hilo de color negro, se dispuso a dictar sentencia en firme. Ana = PERDIDA DE TIEMPO. Mujer frágil enamorada aún de un tipo que se ríe de ella, que la utiliza pero (...); eso ya no es asunto de este perro mutilado ni de su jurado y mucho menos de su JUICIO. ¡¡Ciao Bella Ciao!!

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UN SECRETO

Cuando la depresión me asalta con tu rostro y usa la ausencia de tu magnifico par de tetas para aniquilarme. Cuando la desesperación de verme perdido en tu pubis y no poder salir de ese recuerdo en el que me enredo hasta ahorcarme plácidamente Acecinando tu ausencia a pajas y de tantas que hago termino siendo espantapájaros El mismo que se incendia y se consume a la primera chispa Esa que provocan tus labios cuando vienes y me dices ¿Puedes guardar un secreto?

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RECONOZCO TUS PASOS

RECONOZCO TUS PASOS cuando llegas volando Puedo percibir tu aroma a años luz de distancia Sé perfectamente de qué hablas cuando te quedas callada. Y a veces me sucede que al tenerte enfrente te confundo con la eternidad Pero luego de un parpadeo te reconozco Cuando ese sujeto que dice ser yo está a tu lado y te abraza como al fantasma que eres.

Guzhtabo García, 30 años. México, D.F. Profesor.

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Ella Puedo volver, puedo callar, puedo ser prudente & seguir, puedo marchar, puedo escapar, puedo ser nadie, puedo olvidar, puedo cabalgar sin parar, pero no puedo escapar de tus memorias, de la distancia que deletrea tu nombre, de esta cicatriz que rosa mi piel & declama prosa sobre tu instinto, sobre éstas ganas de tenerte & tu tan lejos de mis letras, de este insomnio que no me deja despertar. Te he dejado en mi cajón una hoja con recuerdos, mi corazón & un par de letras bañadas de ti, espero no te moleste que no me lleve lo que la distancia me hará respirar, intentare no respirar, para no olerte, intentare no oír, para no volverme cuerdo & regresar, intentare no mirar, para no volver de esta amnesia, intentare de mil maneras no volver, intentare no derramar lluvia sobre tus mares, intentare no despertar. Puede que el viaje sea largo, este barco zarpa en mil insomnios, sobre las cordilleras de tus manos, a millones de leguas de lo que fuimos, sobre mareas que calcinan mis recuerdos & me hacen prisionero de nuestros naufragios. Llorare camino hacia al mar, sobre el cielo teñido de azul, entre fronteras que gritan soledad, donde se divide la distancia entre mis labios & el ayer. ella siempre huía de espejismos, de los kilómetros que se hunden bajo la obscuridad, de la corriente que enseña el principio & el final, ella sueña con el viento, juega con el azar, ella era lluvia que corría por mi sangre, ella sueña tras el vendaval, va camino a casa, va camino a mi corazón, ella no sabe que ya no esta, ella siempre huye de la realidad, ella es mi realidad.

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Su marea me ha dejado la piel cuarteada, llena de arena, con miedos, le temo a su fantasma, a respirar sobre su piel, a levantarme por las noches gritando su nombre. Serán días marcados, serán días raros; apuntare mi dedo sobre un globo terráqueo & huiré lejos, algún lugar donde no hayan escuchado de ella, donde pueda enamorarme de la locura, de lo desconocido, seré valiente, no le temeré a la soledad, me volveré roca, polvo que se escurre entre los dedos, seré agua que corre por los ríos, que vive por los mares, seré la lluvia de sus ojos, seré valiente, seré muy fuerte cuando me abanique su dulzura, seré la sal que mate ésta maldita dulzura nuestra. Tallare entre nuestras ruinas, miles de espinas, un beso en el fondo, una historia en blanco, un manglar que vivirá sobre mi llanto, un lago grande que se torne rojo, como mi sangre, cubierto de hielo cómo mi corazón. Ahogado, sin vida, sin ilusiones, sin esperanza de amarte una vez más, tallare tu nombre para jamás nombrarlo de nuevo. “& yo, sólo soy una vieja canción, pegada en alguno de sus recuerdos.”

Fernando Bermúdez, 25 años. Chiapas, Mexico. Escritor, Fotografo y Poeta.


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NARCISSISTIC LOVE Tú no me amas. Amas lo que hay de ti en mí. Amas lo que crees ver en mí y lo que te gustaría que yo fuera. Porque a mi a mí no me ves, ni me has visto, ni quieres. Te aventurarías a conocerme y a amarme por quien soy. Y a ti te interesa conocerte y amarte a ti. Yo soy un espejo. Te Amo. Y cuando te enojas... No te enojas conmigo. Sí, es mi imagen a la que odias. Pero eres tu mismo. Yo, borrada. No existo. Y tu tampoco existes. Somos el uno para el otro. Yo también te borro y te niego. Y amo en ti lo que quiero amar en mí y en algún otro. Porque cuando empiezo a mirarte sin el filtro de mis ganas: Te miro y no quiero. Voy corriendo a ensuciar mis ojos para volver a ver como quiero verte, Como quiero verme... A medias, complaciente. Préstame tu imagen para amarme y odiarme en ella. Ten!... que yo te presto la mía.

Sabelina Grand, 29 años. México. Actriz.

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Despertar Es sabia la vida que al mover sus hilos nos hace despertar. Y comienzas a mirar el horizonte te haces conciente del tiempo transcurrido Aquél en que a tu barca se le propuso encallar. Te observas una tarde entre placidez de azules Ojos tristes Piel marchita El alma de sentir vacio Sin brillantez de esperanzas. -No más -No más -Te rebelas, te levantas. Ella, la vida como si escuchara tu grito de auxilio envía suave brisa, que golpea y acaricia. Y te empuja a soltar amarras hace flotar las velas comienzas a recoger ancla te dejas llevar por la marea, lentamente, con temor... de volver a ser olvidada, encallar. Por no saber amar de otra manera que no sea.... Con toda el alma.

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Anhelo

Te imagino cuando vuelvas temeroso de encontrar, indiferencia, vacio angustia veré en tus ojos... ¿Quizás voló la gaviota en busca de otro refugio? ¿No sabes tú que mis brazos te han esperado con ansiedad? ¿Que mis labios anhelantes se alimentaron con los besos que les diste en aquella última cita? No , no escucharas un reclamo Nada tienes que explicar. Estrecha fuerte mi cuerpo hasta sentirme morir Llévame a volar muy alto Revíveme con un beso Ròbame el alma, las fuerzas, el pensamiento Pero por Dios Nunca te vuelvas a ir. Con tu ausencia comprendí que sin tì de que me valió... Vivir.

Chelo Ávila. Puerto Rico. Profesora.

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LA SUERTE DE TENERNOS

A este mundo le faltan más “no te vayas” recitados en la nuca que hagan que mi piel se plantee suicidarse en algún sitio entre tu pecho, tus bragas y la cordura. Por faltar, a este mundo le falta libertad. La que no tiene el león que ruge para reinar en las afueras de mi ciudad; la que les falta a esos dos que se tienen que extrañar porque un paréntesis les impide amar(se); la que les falta a las musas para elegir a sus poetas; o la que le va quitando, poco a poco, la Noche al Sol a medida que se acerca el invierno. A este mundo le hacen falta más góndolas que paseen mis besos entre tus piernas. A este mundo, para mí, le faltan muchas cosas pero, por suerte, en el mío no faltas tú y eso es algo que me hace creer que la catástrofe esta noche dormirá en la calle; que las casualidades no existen pues he visto alinearse en tus caderas la esperanza, mi sonrisa y el futuro. Y eso sólo puede significar una cosa: que un día, en algún punto de esta infinidad en la que nos dimos tanto, alguien empezará su poema diciendo: “ A este mundo le hacen falta más amores como el suyo”.

Elena Fonfría Moreno, 25 años. La Vall d’Uixò, Castellón. Estudiante.

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Natalia

Zigzagueante, ágil, adherida a la oscuridad, ahí, en ese mismo sitió habita Natalia entre las sombras del puente. Duerme de día y las noches las hace suyas al despertar entre la neblina. El ocaso nace entre sus senos, y el corazón le late deprisa al sentir la calidez del sol. Su cabello desaliñado se cristaliza con el embrujo del agua del arroyo, sus ojos de cristal se someten cada día a observar a los transeúntes, su tez pálida contrasta con el celeste de sus labios. Camina despacito, de puntas, su pequeña falda de tul hace pequeños ruidos que acompañan la noche, sigue caminando entre penumbras tomada de la mano del pequeño suspiro helado de las personas que cruzan por ahí.

Martha Brenda Hernández Martínez, 38 años. México. Homeópata. Estudiante del taller de literatura Ellas Nandino en Cocula, Jal.

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Yo fui la que se ilusionó. ¡Va!. ¿Para qué recordar algo que ya dolió? Fue inútil vivir esperanzada, no fueron dos días y medio, fueron años, años enteros y la esperanza se extinguió. Por eso me voy amigo, tu amistad no es suficiente para mi. Te firmo mi desistimiento con lágrimas, y. En silencio, con las zapatillas en la mano, semidesnuda. . . Renuncio a ti.

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DECLARACIÓN ROJA

Muchas creaciones de esperanza, para el futuro majestuoso, auguro sea cada vez más lo fraternal contigo; te adoro sentimientos muy lindos, poetisa. Y esta noche, vuelvo a tu presencia artística; siempre que puedo estarlo en bien, perduro para ti, te canto con estos versos de armonía, lo sagrado, mi novia de la poesía, Ángeles. Muchas irisaciones de paz, por la nueva espiritualidad, se crecen los destinos de nuestras almas; te realzo entre las florescencias, poetisa.

Rusvelt Nivia Castellanos. Colombia. Poeta.

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JESUCRISTO I Eres el único hijo consustancial, que no ha sido engendrado por una madre, la aseidad y la eternidad, el supremo ejemplo de obediencia a tu Padre, de abnegación por la humanidad, tan rebelde y tan frágil, de desprendimiento y de humildad, infinitamente más que el más invaluable cáliz. II Eres la más preciosa adoración, el del sufrimiento más amargo, el modelo de la fe y de la oración, el máximo hacedor de milagros, la fuente de la tolerancia, de la paz y del perdón, la inspiración del amor, de la amistad, el consumador de todo don, el Rey de la vida, de la salud y de la prosperidad. III Eres la excepción de la muerte, el redentor del hombre y de la mujer, tu sangre les mereció el derecho de la salvación, tú no eres un crucifijo inerte, eres uno de los tres seres con omnipotente poder, un Dios que no hace acepción. IV No eres lo débil y lo pasivo, ni lo inferior, tú eres ánimo y fortaleza, asostienes y provees, eres más que la más grande historia del mundo, eres anterior, jamás existirá alguien que te supere. Tampoco eres un rostro feo y común, ni triste, no eres una imagen que se rompe, se desecha y se olvida, a cambio de nada todo diste, tú eres el protagonista de la Biblia. V No eres mito, ni ficción, tú eres una divina realidad, tú eres la palabra y la acción, eres quien más honra la divina voluntad. Tú no eres un amuleto, eres quien nos ha enseñado tanto en una cruz, tú eres la voz que levanta a los muertos, el mundo confirmará otra vez quién eres tú.

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VI Tú no eres un hombre cualquiera, tú eres el unigénito de Dios enviado por él, desde que tú naciste no es la misma la tierra, viniste por amor al ser del polvo, de hueso y piel. Tú no naciste como cualquier hombre, eres hijo de la luz y de la gracia, el ser con el más poderoso nombre, no te define la pobreza, ni la aristocracia. VII Tú eres el más sublime Maestro, trasciendes todo conocimiento y todo título, eres el representante de Dios, nos confirmaste que él es el Padre nuestro, siempre serás la persona con más discípulos, el único que predica sin pecado la Palabra, y que le añadió. VIII Tú no eres algo que fue, tu existencia es más que un inaudito ideal, nos heredaste el amor, la santidad y la fe, tu ejemplo y tu influencia trascenderán el final. Nos enseñaste durante tu crucifixión que lo primero y lo mejor es amar a Dios y obedecer su Palabra, que cada vida debe lograr la mejor intención después de sobreponerse a la tentación y al dolor, que tan vital como la sangre es el agua, que es más grande perdonar el odio y la calumnia, que son poderes también el respeto, la amabilidad, el agradecimiento, que ni la riqueza ni la alcurnia son más importantes, ni más duraderos, que los Mandamientos. IX Tú eres el Dios que viniste a servir y a salvar a la criatura ingrata y desobediente de carne y hueso, pero ningún ser humano te puede representar porque ninguno querría ni resistiría tu proceso, y todo hombre es mortal y pecador, de hecho, ni el hombre confía en el hombre, puede entibiarse y aun hacerse un traidor, y esto no es para que alguien se enoje, ni se asombre. Pero antes de todo esto, tú eres el camino, la verdad y la vida, quieres compartir con cada uno la perfección y la eternidad, pocos elegirán lo mejor, muchos se arrepentirán de lo opuesto,

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ahora es el tiempo de arrepentirse de la falta más indebida, y contrito y arrodillado pedirte sólo a ti el perdón y la oportunidad. X Eres tú a quien cada ser humano debe conocer, amar y compartir, porque somos creación de tus manos, y no quieres que sea nuestro fin el morir, y así como todo ojo te verá, eres a quien clamará como el Salvador toda boca, pero el arrepentimiento mundial no servirá, como nunca la humanidad se volverá loca… XI Eres el más grande varón, y a la vez amas como una abnegada madre, perdonas como un niño, eres el mejor líder, el invencible León, y aunque la humanidad te ladre, miras y tratas al pecador siempre con cariño. XII Eres el creador y el dueño de la naturaleza, el único en el universo y en el cielo al que le obedece, eres la sagrada fortaleza que se sacrifica, y al tercer día se restablece. Todo animal, y toda cosa, sabe que existes, respondes en todas partes, hay humanos que insisten en el ateísmo, y muchos más te comparten. XIII Eres el más escrito en el papel y en todas las demás superficies, también en el aire, en lo intangible, en lo espiritual, eres quien renueva y mejora todo corazón de babel, no quieres que ningún ser ni talento se desperdicie, sólo tú recibes, perdonas, bendices y sanas sin ritual. XIV Eres el ungidor del lenguaje; con humildad, gratitud y convicción te presento este Poema, que no es el único solemne homenaje que difundiré por el mundo, a pesar de todo problema.

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XV ¡Cómo quisiera haberte conocido personalmente, haberte seguido sabiendo quién eres, pero eres el Rey de mi corazón y de mi mente, y te predicaré siempre ante miles de hombres y de mujeres! ¡Cómo quisiera haber recibido en persona tu abrazo, que es el más ejemplar y el más poderoso, también tu perdón, tus consejos y tus promesas, pero tú escoges el mejor tiempo y camino para nuestros pasos, cada uno decide su fin, infernal, o glorioso, todo lo que nos heredaste es la mejor riqueza! También nos dejaste tu paz, pagaste con tu vida nuestros pecados, pero muchos optan mostrarse incapaz de reconocer que eres tú nuestro Salvador y Abogado, el invencible enemigo de la esclavitud, el benefactor de la libertad, eres tú quien nos concede la virtud de luchar contra espíritu y potestad, y así como era necesario tu sacrificio, es necesario el anticristo, será el opuesto absoluto de todo armisticio, ¡pero otra vez, y para siempre, serás tú el vencedor Jesucristo! 15-12-2015 - 22-1-2016

Harley Campos Zambrana, 40 años. Jinotepe, Nicaragua Abogado y Notario

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Pez

Frágil mirada Alborotada, Destornillador De la sociedad, Me empujan tus Risas , cada mañana Que me levantó. Abres la brecha Entre mentes estrechas. Habitante de mi Pensamiento ,pez de Agua dulce.

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CREACIÓN

Detonando

Debajo de los árboles Golpeas mi mirada, Guerra en nuestros Labios, se enciende La chispa , prendes Las brasas de tus Caricias, detonando la Realidad capitalista.

Fabián Luna. México.

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artículo

Revista de p

Por: Carlos Ortega Pardo, 32 añ

Hará un año, mes arriba mes abajo, que incurrieron en el desafuero de publicar un artículo donde detallaba mis propósitos para el 2015 recientemente clausurado. Por suerte para sus lectores, aquéllos distaban de lo que suele ser de uso —sin perjuicio de que por fin he dejado de fumar lo poco que fumaba y me he puesto en forma hasta el punto de, incluso, acabar un par o tres de carreras populares sin dar con mis huesos cianóticos en urgencias—. Eso era lo que quizá dotaba al escrito de cierto interés, temo que escasísimo de todos modos. Pese a lo cual, y sin ánimo de resultar pesado —aunque parezca lo contrario—, he creído conveniente hacer algo bastante desacostumbrado también, esto es, pasar revista a las resoluciones adoptadas entonces y comprobar su grado de cumplimiento. Pueden estar tranquilos, no los abrumaré con una avalancha de porcentajes como el despreciable politólogo que efectivamente soy. No se lo merecen, todavía. Venga, permítanme uno al menos, porque el vicio me puede y porque es bastante ilustrativo. 50% ¿Clavado? No creo, pero el redondeo alcista no se me ha ido de las manos, o no tanto como les suele ocurrir a nuestros políticos, sobre todo en campaña. La mitad de lo que me propuse, más los inesperados logros antedichos. No encuentro mejor reflejo del revelador guarismo que el progreso de la novela con que amenazaba un año atrás, en cuyo justo medio me encuentro ahora, si atendemos al detallado esquema argumental y de personajes que hice en su día y del que apenas si me he dejado desviar, tal como recomiendan las docenas de talleres de escritura creativa a los que jamás asistí ni asistiré y que de buena gana, si estuviese en mi mano el poder para ello, pondría fuera de la ley —cínico repugnante es algo que llaman a menudo, sí—. De modo que en un año cuento con estar en disposición de empezar a mover el manuscrito. Porque no tengo intención alguna de volver a firmar con la editorial que en 2014 lanzó mi primera novela —en rigor, novelita—. Hacer llegar una copia a un par de blogueras airadas con menos seguidores incluso que yo dista un tanto de lo que considero una campaña de promoción no ya eficaz sino presentable siquiera. Ya que te vas a quedar el 90% de los —cierto que magros, para qué negar la evidencia— beneficios generados por una obra, al menos ten la decencia de intentar venderla. O de simular que lo haces.

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propósitos

ños. Valencia, España. Profesor.

Pero dejemos de lado los pequeños sinsabores y los cuasi bíblicos resentimientos inherentes al anonimato no deseado. Seamos constructivos, hablemos de libros. O mejor —el matiz viene al caso, no se crean—, de lecturas. Entre los ambiciosos objetivos que a ese respecto listara hace un año, recuerdo que se contaban los siete tomos de “En busca del tiempo perdido”, claro que, con la precaución explícita, dado lo abrumador de la empresa, de una probable ampliación del marco temporal destinado a la satisfacción de la misma. Excuso decir que, en efecto, así ha sido, pues me encuentro en pleno proceso de masticación —la densísima prosa de Proust, en la traducción de Pedro Salinas, bien merece la tentativa de sinestesia— de su segundo volumen, que lleva por título, tan decadente como hermoso, “A la sombra de las muchachas en flor”. Tengo todavía faena por delante, y para cuando acabe me espera, dedicándome desde la estantería toda suerte de invitadores guiños procaces, “El idiota”, de Dostoiesvi. Que no pare la fiesta. Entretanto he hecho un gozoso hallazgo, el de Jaime Gil de Biedma. Llego tarde, pero llego. Incansable animador de la “Gauche Divine” y voz imprescindible de las letras españolas de la segunda mitad del siglo XX, su poesía —elegantísima, melancólica sin renunciar a esa ironía de trazo fino que definiera al propio Gil de Biedma— se encuentra reunida en “Las personas del verbo”, apenas 180 páginas editadas por la ejemplar Seix Barral, ninguna de las cuales, por cierto, tiene el mínimo desperdicio. Según es mi sana costumbre cuando se trata de literatura de este tipo, me recreo en recitarla a voz en cuello mientras, cual fiera enjaulada, recorro arriba y abajo el exiguo espacio habitable de mi madriguera. Porque la sonoridad del género, a mi juicio, así lo requiere. Y, como apuntara en artículo anterior, para, en la medida de lo posible, jorobar al degenerado del vecino — ¿Qué de tan ineludible interés habrá en la televisión a las cuatro de la madrugada? Ya les confirmo yo que nada, bien he podido cerciorarme al volumen que la tiene puesta. Hijo de mil putas insomnes. A fin de enfriar los impulsos homicidas que los alucinados hábitos nocturnos del tipejo de al lado hacen emerger desde lo más hondo de mi cerebro reptiliano les voy a relatar el

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grato reencuentro acaecido hace pocas semanas con una figura ineludible de mi educación sentimental y que creía olvidada para siempre: Astérix el Galo. Nunca he sido consumidor de cómics, o no al modo enfebrecido que parece hoy exigirse en el mundillo; pero desde muy niño y hasta el inicio de la adolescencia, cuando me creí de pronto demasiado adulto para tebeos (¡Ay!), devoré fascinado las aventuras del astuto guerrero armoricano y su inseparable Obélix, tallador de menhires y brutalizador de legionarios romanos. Dos décadas después —mi colección se cortaba en “El mal trago de Obélix”, de 1996 precisamente—, y enterado del lanzamiento de “El papiro del César” coincidiendo con la campaña navideña, se reavivó mi interés por aquellos fieles compañeros de infancia. Además del flamante número último —esperemos que esto sólo de momento—, me hice con el inmediatamente anterior, “Astérix y los Pictos”, y con “El aniversario de Astérix y Obélix. El libro de oro”. Pese a que éste no es más que una boutade inofensiva y aquéllos no cuentan ya con el talento del jubilado Albert Uderzo —René Goscinny, encargado de los textos, impagables, y también creador de, por ejemplo, las maravillosas historias de “El pequeño Nicolás”, falleció súbita, prematuramente en 1977—, no ha habido una sola viñeta que no me haya iluminado el rostro, y sobre todo el alma, con una sonrisa franca y reminiscente. La encantadora aldea de los locos resiste todavía y siempre al invasor. Y por un rato he vuelto a ser un niño. No pueden hacerse una idea de la felicidad que me ha embargado.

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mencionados, brillantísimos “Cantos de Maldoror”. Sin embargo, el saldo del anhelado reencuentro con Lautréamont no ha sido del todo negativo. Así, el travieso coqueteo que se trae con el pensamiento de Pascal ha alimentado mi hasta hace bien poco muy relativo —por no admitir que inexistente— interés por un autor al que la “intelligentsia” ha venido relegando a un oscuro segundo plano, en tanto, supongo, azote del mecanicismo en que acaba por incurrir el cartesianismo triunfante. Sin paños calientes, Descartes es objeto de una benevolencia inopinada, disculpándosele incongruencias de bulto tales que el mencionado mecanicismo o su abracadabrante concepción de la glándula pineal como receptáculo del alma. Para saber más acerca de aquel “outsider” genial —no sólo osó refutar al enaltecido turenés con apenas catorce años sino que, entre otros hallazgos matemáticos (en esta disciplina sí le son reconocidos sus enormes méritos), inventó la “Pascalina”, primera calculadora de que se tiene noticia (hablamos de 1632, para que se hagan una idea de la talla del logro) a los diecinueve— me ha sido muy útil el volumen que Gonzalo Muñoz Barallobre le dedica en la colección “Descubrir la filosofía”, del diario “El País”, a la que me he referido en otras varias ocasiones. No sé si me atreveré con sus “Pensamientos”, ni cuánto me costaría —encontrarlos a la venta siquiera—, pero entre lo atisbado en el divulgativo librito de Muñoz Barallobre se intuye a un filósofo digno de mayor atención, aunque fuera sólo por su célebre sentencia, que parece rima de Bécquer —cierto que también, un poco, verso de Pablo Alborán—, “el corazón tiene razones que la razón no entiende”. Metido, como ando, en autores franceses —aunque, como en el caso de Pascal, sea por fans interpuestos (¿“Pascaliebers”?... discúlpenme semejante mamarrachada también)—, una mención a “El lugar de la estrella”, pobre —pero única posible, en nuestro idioma— traducción del mucho más ambiguo, y por ende sugestivo, “La place de l´étoile”, primera novela del nobel Modiano —valga la tosca aliteración—, publicada por Gallimard en aquel ya lejano 68 de “estudiantes con flequillo”, “dulce guerrilla urbana” y “niñas en minifalda”, y aquí incluida por Anagrama, junto a “La ronda nocturna” y “Los paseos de circunvalación”, en un solo tomo bajo el título, a mi juicio algo prosaico, de “Trilogía de la ocupación”. La chocarrería, antisemita y “celiniana”, que preside sus 130 páginas escasas habría levantado ampollas en estos sofocantes días nuestros de pacatería mal disfrazada de corrección política. Una lectura hilarante, en cualquier caso. Y, por cierto, Modiano es judío. Que nos crucifiquen.

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pesadilla Se abrió la puerta y surgiste del frio prematuro que asolaba noviembre. Cuervo azulado, centellando con tus pantalones negros de piel ajustados. Depositaste lentamente los largos guantes, después la bufanda, el sombrero, los lentes oscuros, a medida que avanzabas hacia mí en la penumbra. Te esperaba resignado en el sillón bajo un concentrado haz de luz torturante. Recordando la última vez. Sonreíste, como siempre, no pude corresponder tu música interna, sabía lo que me esperaba, sólo bajé la mirada para verte completa por última vez. Te acercaste a mi lado, delicadamente ajustaste la luz e introdujiste un hisopo cítrico en mi boca, me observaste de cerca, mi cara cansada, el terror contenido dentro, tus dedos suavizando mi ceño, decidí cerrar mis ojos y dejarte en libertad. Con pequeños toques diste indicaciones a mi cuerpo esclavo, inyectaste directo al hueso, gracias a tu destreza no sentí nada, sólo un líquido transparente que helado entraba en mis quijadas, tus dedos fríos sobre mi mejilla, tratando de mitigar la fina aguja. Tu aliento de menta cerca de mí. ¿Listo? -preguntaste- sólo asentí leve con la cabeza, los ojos cerrados, concentrado en una súplica para que acabaras cuanto antes. Empezó un jaloneo fortísimo, sentí cómo tratabas de extraer de mi mandíbula superior una parte de mi cuerpo que había crecido en mí, que estaba ahí desde siempre, perfecta. La lucha me hacía sentir como si fuera a moverse mi nariz de lugar. Cedías un poco solo para acumular más fuerza y seguir con la tortura. De pronto te separabas un poco y preguntabas que si había dolor, con mi dedo índice te indique que no, tratando de no mover un solo musculo de mi cuerpo, entregándome de nuevo al suplicio, tu cuerpo pegado al mío, un mechón de tus cabellos se libera y roza mi rostro abierto. No había dolor solo un maltrato aberrante, luchaste con todas las fuerzas de tu pequeño cuerpo, hasta que un crujido de mi hueso cedió, un pedazo cayó en mi lengua ensangrentado, parecía que se iba a ir por mi garganta, pero un movimiento rápido de tus pequeñas manos lo extrajo de mi boca, así fueron saliendo uno a uno pequeños huesos de mi encía, hasta el final. La sangre corría hacia mi estómago, hasta que pusiste una compresa en el hoyo dentro de mí, por el que podía sentir el aire, que penetraba por mis fosas nasales hacia mi esófago, el palpitar de mi cerebro al pensar.

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CREACIÓN

Me diste indicaciones precisas, que escuché ausente sin mirarte a los ojos. Te despediste con un leve roce en mi brazo, parecías preocupada. Al salir tu risa a lo lejos, hizo eco en mi cabeza, como una cascada. Me empastillé para no sentir antes del tiempo indicado. Mi cara paralizada, esperaba conciliar pronto el sueño, para olvidar la pesadilla inmediata. Lo logre un momento, hasta que una punzada dentro de mi cabeza empezó a palpitar. Tratando de atraer el sueño que se espanta a cada martilleo, más pastillas. Como recordatorio el hueco enorme en mi boca. El sueño huye, parvada levantando el vuelo. Despierto en mi cama helada en medio de la oscuridad. Tu imagen extraviada en el pasado, me guiña un ojo y se aleja. Siento como si me hubieran golpeado la cara, todavía paralizada. El alba lejana amenazaba con encontrarme con los ojos abiertos. Un largo día de trabajo me aguarda al clarear el cielo. Suena el despertador, demasiado tarde. Tengo hambre pero el temor de que el alimento se desvié por ese nuevo túnel a lugares insospechados, me hace claudicar. Tomo agua para saciar el rugido de mi estómago. El sabor metálico de mi propia sangre no me abandona, mi boca permanece cerrada ante el temor de una nueva hemorragia o que el sabor en mi lengua escape de mí. Salió el sol en la mañana desvelada, el dolor se despedaza ante el tráfico, se integra al apremio de la labor diaria. Ante el espejo, no hay hinchazón en mi cara, todo parece normal. En el interior me falta un pedazo, que suplico a mi propio ser en su inteligencia suprema logre completar para seguir adelante, como si nada hubiera pasado. Deseo volver a verte.

Adriana Flores Tanguma, 51 años. Monterrey, México. Arquitecto.

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fragmento

El Zarco Él era joven, no tenía mala figura: su color blanco impuro, sus ojos de ese color azul claro que el vulgo llama zarco, sus cabellos de un rubio pálido y su cuerpo esbelto y vigoroso, le daban una apariencia ventajosa; pero su ceño adusto, su lenguaje agresivo y brutal, su risa aguda y forzada, tal vez le había hecho poco simpático a las mujeres. Además, él no había encontrado una bastante hermosa a quien procurase ser agradable. Por fin, cansado de aquella vida de servidumbre, de vicio y de miseria, el Zarco se huyó de la hacienda en que estaba, llevándose algunos caballos para venderlos en la tierra fría. Como era de esperarse, fue perseguido; pero ya en este tiempo, al favor de la guerra civil, se había desatado en la tierra fría cercana a México una nube de bandidos que no tardo en invadir las ricas comarcas de la tierra caliente. El Zarco se afilió en ella inmediatamente, y desde luego, y como si no hubiera esperado más que esa oportunidad para revelarse en toda la plenitud de su perversidad, comenzó a distinguirse entre aquellos facinerosos por su intrepidez, por su crueldad y por su insaciable sed de rapiña. Era el año de 1861, y organizados los bandoleros en grandes partidas, perseguidos a veces por las tropas del gobierno, pero atraídos más bien por la riqueza de los distritos azucareros del sur de México y de Puebla, penetraron en ellos sembrando el terror en todas partes, como lo hemos visto. El Zarco era uno de los jefes más renombrados, y las noticias de sus infames proezas, de sus horribles venganzas en las haciendas en que había servido, de su fría crueldad y su valor temerario, le habían dado una fama espantosa.

Fragmento del libro: El Zarco. De: Ignacio Manuel Altamirano.

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entrevista

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libros La montaña del alma De: Gao Xingjian

Editorial: Del Bronce ISBN: 9788484530442 No. de páginas: 651 Lengua: ESPAÑOL

Una casualidad inicia esta novela: dos tazas de té entrechocan sobre la mesa de un compartimento de tren provocando el contacto entre dos desconocidos que han emprendido un largo viaje, poniendo al protagonista sobre la pista de una misteriosa montaña. Desde las primeras páginas, y con la misma facilidad con la que se reconoce un rostro en una fotografía, Xingjian hace un retrato amplio y profundo de China, de su filosofía, que tanto está marcando el sentido espiritual de Occidente, de su arte, de su gente, de sus costumbres, de sus pueblos, de su forma de vida.

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libros Cantos de vida y esperanza De: Rubén Dario

Editorial: CATEDRA ISBN: 9788420658605 No. de páginas: 264 Lengua: ESPAÑOL

CANTOS DE VIDA Y ESPERANZA, los cisnes y otros poemas representa la cima y síntesis de la obra lírica de Rubén Darío (1867-1916). En esta obra canónica, el poeta nicaragüense reorientó una escritura que, sin abandonar los mundos de «Azul» y «Prosas profanas» (L 5325), da espacio a la irrupción impetuosa de lo personal en su poesía: sentimientos de culpa y también gozosos, pesares y temores, atracción por el eros y anhelo de espiritualidad se unen a reflexiones sobre la cultura, la historia y la defensa de lo americano y lo hispánico, amenazado en la confluencia de los siglos XIX y XX por poderosas fuerzas como Estados Unidos. La edición del texto corre a cargo de José Carlos Rovira, quien proporciona de forma aparte al lector interesado un amplio comentario que recorre sentidos, contextos y situaciones que el tiempo ha podido distanciar, pero que siguen siendo poéticamente imprescindibles.

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libros La caída del rey

De: Johannes Jensen

Editorial: Nórdica ISBN: 9788493557874 No. de páginas: 328 Lengua: ESPAÑOL

La caída del rey es una maravillosa novela histórica sobre el reinado de Christian II, rey de Dinamarca y cuñado del emperador Carlos V. La narración de Jensen nos sitúa en la Europa de principios del convulso siglo XVI y nos cuenta, a través del personaje Mikkel Thøgersen, las ambiciones, las conspiraciones y las batallas que hicieron de Christian II el último monarca que gobernó la Unión de Kalmar, que incluía los tres reinos nórdicos (Dinamarca, Suecia y Noruega). En Suecia se le conoció con el triste nombre de Christian el Tirano, por el Baño de Sangre de Estocolmo con el que conquistó Suecia, pero que motivó el levantamiento de los suecos y su posterior expulsión del país. Tras ser derrotado en Noruega fue recluido en el castillo de Sønderborg, en Dinamarca.En esta obra Jensen pone de relieve lo que él consideraba como defectos característicos del pueblo danés: la irresolución y la falta de espontaneidad. Al mismo tiempo, el libro encierra las más hermosas descripciones de Dinamarca y sus gentes. El análisis psicológico de los personajes es realmente ejemplar.

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libros

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libros La vida es sueño De: Pedro Calderon de la Barca

Editorial: Bruño ISBN: 9788421632543 No. de páginas: 240 Lengua: ESPAÑOL

El rey Basilio va a tener un hijo. Pero un adivino le dice que ese nacimiento traerá el desastre al reino. En efecto, nada más nacer la madre muere, y el rey, asustado encierra a su hijo en una torre escondida entre montañas de forma que nadie sepa donde está. Solo Clotaldo, su ayo, conoce su paradero. Habiéndose quedado Basilio sin descendientes varones, decide hacer un pacto de matrimonio entre la infanta Estrella (de su corte) y Astolfo, duque de Moscovia, para disponer la sucesión al trono. Pero Basilio reflexiona sobre Segismundo y decide devolverlo a palacio para ver lo que sucede. Segismundo se muestra violento y desconsiderado con nobles, damas, criados, e incluso con su padre, el cual lo devuelve a la torre donde Clotaldo le convence de que todo lo sucedido había sido un sueño.La acción de Basilio hace que el Pueblo y los soldados descubran a Segismundo. Estos deciden apoyarlo y van a rescatarlo a la torre. Cuando llegan al rey, Segismundo es bueno con él. Decide actuar bien ya que si es un sueño, más tarde tendrá remordimientos. Llega a la conclusión de que nunca sabrá si lo que está viviendo es sueño o realidad.

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libros La señora Dalloway De: Virginia Woolf

Editorial: DEBOLSILLO

ISBN: 9788420407418 No. de páginas: 272 Lengua: ESPAÑOL

La señora Dalloway, la primera de las novelas con que Virginia Woolf revolucionó la narrativa de su tiempo, relata un día en la vida londinense de Clarissa, una dama de alta alcurnia casada con un diputado conservador y madre de una adolescente. La historia comienza una soleada mañana de 1923 y termina esa misma noche, cuando empiezan a retirarse los invitados de una fiesta que se celebra en la mansión de los Dalloway. Aunque en el curso del día acaece un hecho trágico -el suicidio de un joven que volvió de la guerra psíquicamente perturbado-, lo esencial de la obra estriba en que los sucesos están narrados desde la mente de los personajes, con un lenguaje capaz de dibujar los meandros y ritmos escurridizos de la conciencia y de expresar la condición de la mujer de un modo a la vez íntimo y objetivo.

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