FACTUM - Revista Literaria No. 30

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FACTUM REVISTA LITERARIA

mayo, 2016. NO. 30.

Biografía: Gabriela Mistral. Creación: Ismael Campos, Zambra, Fernando Bermúdez, Eloy Andrés Gómez Motos, Rosa María Bodas Pérez, Paola G. Lantigua, Jonay Castro Casañas, Kim Bertran Canut, Silvia Alicia Balbuena, Vanessa Acevedo V., Dante Vázquez M., Carlos Verdeguer, José Gregorio González Márquez, Gilberto Arvizu Morales, M. L. F., P. Carolina Solis, Fabián Luna y Rusvelt Nivia Castellanos. Artículo: Rita Bedia Lizcano y Carlos Ortega Pardo. El Fragmento: Mario Benedetti.






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CONTENIDO biografía

Creación

8-9

12 - 53

artículo 56 - 59

el fragmento 62 F A C T U m - Revista Literaria

libros 66 - 71 5


PresentaciĂłn

Cien veces la miraste, ninguna vez la viste — Gabriela Mistral.

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Biografía

Gabriela Mistral Poetisa y educadora chilena cuyo verdadero nombre era Lucila de María del Perpetuo Socorro Godoy Alcayata. Nació en Vicuña, Chile, el 7 de abril de 1889, hija de la modista Petronila Alcayaga, y del preceptor Juan Gerónimo Godoy, quien abandonó a su familia cuando su hija tenía apenas tres años. A los 15 años publicó sus primeros versos en la prensa local, y empezó a estudiar para maestra. En 1904 obtuvo el cargo de profesora ayudante de la Escuela de la Compañía Baja. En 1908 se desempeñó como maestra en la ciudad de Cantera, y luego, en los Cerillos. En 1910 logró el título de Profesora de Primaria, otorgado por el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile. Como poetisa, se dio a conocer en los Juegos Florales de Chile en 1914 con Los sonetos de la muerte, inspirados en un modesto empleado de ferrocarriles, Romelio Ureta, del que Mistral se enamoró en 1906 y que, por causas desconocidas, se suicidó al poco tiempo. Dichos sonetos fueron incorporados en 1922 a una colección más amplia de sus versos editada por el Instituto Hispánico de Nueva York bajo el título de Desolación. Ese mismo año viajó a México, a petición del gobierno de este país, con el fin de que colaborara en la reforma de la educación iniciada por José Vasconcelos. En México, fundó la escuela que lleva su nombre y colaboró en la organización de varias bibliotecas públicas, además de componer poemas para niños (Rondas de niños, 1923) por encargo del ministro de Instrucción Pública mexicano, y preparar textos didácticos como Lecturas para mujeres (1924). En 1924 viaja a Estados Unidos y a Italia, Suiza, España y Francia, donde estudió las escuelas y métodos educativos de esos lugares, y en 1926 fue nombrada secretaria del Instituto de Cooperación Intelectual de la Sociedad de Naciones. Entre 1933 y 1953 fue Cónsul de su país en varias ciudades, como, Madrid, Lisboa y Los Ángeles. No se casó nunca, pero logró satisfacer en parte su deseo de ser madre acogiendo a un sobrino, Juan Miguel Godoy. El cual,en 1945, moriría violentamente. Ese mismo año, en diciembre, Gabriela Mistral se convirtió en la primera latinoamericana en recibir el Primer Premio Nobel de Literatura En 1951 se le concede el Premio Nacional de Literatura en Chile. En 1954 publica Lagar, y en 1956 viaja a Chile invitada por el presidente Carlos Ibáñez. Siguió su carrera diplomática y con ella sus numerosos viajes hasta su fallecimiento, a causa del cáncer, en Nueva York, en 1957. El gobierno chileno decretó duelo oficial durante tres días y dispuso el traslado de sus restos a Montegrande.

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Biografía

“…hay besos que se dan con la mirada, hay besos que se dan con la memoria.”-

GABRIELA MISTRAL.

Sus obras:

-Desolación, 1922. -Lecturas para mujeres. Destinadas a la enseñanza del lenguaje, 1923. -Ternura. Canciones de niños: rondas, canciones de la tierra, estaciones, religiosas, otras canciones de cuna, 1924. -Nubes blancas: poesías, y La oración de la maestra, 1930. -Tala, 1938. -Antología, 1941. -Los sonetos de la muerte y otros poemas elegíacos, 1952. -Lagar, 1954. -Recados, contando a Chile, 1957.

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CREACIÓN

JOUSKA Lo mejor hubiera sido escribir. Pero estoy falto de experiencias que valgan la pena ser contadas y estoy hastiado de las analogías inquietantes de vidas que corresponden sólo a una imaginación que pretende sustituir con el ensueño la parte que le pertenece a la vida. El gato se cuela entre mis piernas igual que la luz del sol que vacila entre las nubes. Como si las nubes dijeran algo que valiera la pena. Tal vez valen la pena, deberías verlas desde mi ventana. Me gustaría ir a tu casa y saber cuánta ropa de color azul puedo contar tirada en el suelo. Tal vez a ella le gustaría que dijera eso. Tal vez le agrade la idea de un comediante. Sí; la comedia siempre mitiga todos los demás defectos que se agolpan como troncos de mierda en las rejillas de cara al mar. Debería escribir sobre eso y evitarme la pena de llamar a cada una de estas personas, que si bien no crea excusas para no verme, se valen de una vida estructurada en la anticipación de la soledad. No puedes… qué mal. Me hubiera gustado verte. Hace meses que no sé nada de ti. “Y serán otros tantos meses más.” Con honestidad no recuerdo ni de dónde conocí a esa mujer. Tal vez sacar la cabeza por la ventana sea suficiente. Con suerte el vecino peleó con su mujer después de descubrir que se estaba tirando al casero y que esas prórrogas a los pagos mensuales no eran exactamente una dádiva amistosa; probablemente sus hijos tratan de evitar que la golpee en el rostro como cuando la encontró con su amigo; probablemente por la ira y por los meses de no tomar una sola gota de alcohol el sujeto toma un sorbo largo como el Nilo y en un arranque de impotencia sujeta ese televisor viejo, y lo arroja con todo y antena de conejo; con suerte bailará en una de las rendijas y en un malabar ambicioso rodará lo suficiente como para golpearme el cráneo. Con suerte el perro del vecino ladra y se escucha algo además de mi cabeza. ¿Por qué no querría venir?, ¿me adelanté mucho?, ¿debí aplazar la ebullición de honestidad hasta que estuvieras cerca de mí, caminando por el parque con el gorjeo de los pájaros y con las cenizas del mundo flotando lejos de ahí? Sí, eso debiste hacer. Ahora es tarde. La verdad es que tampoco me gustabas. Lo supuse; pude ver mi rostro de idiota reflejado en los vidrios sucios de un bocho desde antes de que siquiera pudieras decir algo. Miré mi reflejo y dije ¿por qué aceptaría? Sí. El bocho viejo de Carlos sigue varado como un pequeño mastodonte que se perdió en la arena de la ciudad. No somos tan distintos.

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CREACIÓN

Sí, esa señora mira en mi frente el sudor de la abstinencia. Lo sabe. Odio a los borrachos. Mi marido era un borracho y se la pasaba metido en las cantinas. Era un buen hombre, pero he visto a muchos buenos hombres caer en las garras del alcohol. No, señora, en realidad es que no bebo tanto. Sólo me siento un poco solo. Cualquier cosa es pretexto. Eso decía mi marido. ¿Su marido murió? No, lo dijo justo en la mañana. En estos momentos debe estar en la cantina. Sí, en la cantina. Ojalá pudiera pagar en la cantina. No. La mano tiembla. Tiene miedo de encontrarse sola contra el viento; tiene la abstinencia de sí misma. La canción es buena. (Mono- are you there?) En esto estoy. Es como el sueño que tuve dormitando ayer. Quisiera disculparme contigo por todo lo malo que hice. Claro, te presento a mi novio. Mucho gusto. Ten, es un ejemplar de la novela que escribí. Vaya, ya publicaste y todo. Sí, tuve algo de suerte; resulta que un amigo es amigo del director de la editorial y le pasó mis textos. Probablemente el próximo año publique unos cuentos. Recuerdo uno de ellos; me matabas en él. Era parte de la historia. Muchas gracias por el libro, lo leeré en cuanto pueda. Sí, yo creo que era necesario darte uno; eres parte vital de la historia. No te presenté, él es mi ex novio, del que te conté. Mucho gusto. Yo ya me iba. Sí, yo estaba aquí celebrando con unos amigos. No los interrumpo más, que se diviertan y espero que podamos hablar después. Sí, claro. Que suerte lo de tu amigo. Tú no tienes amigos. No sé. Al fin la supere y empiezo a interesarme por alguien más y nada funciona. Es porque eres tonto. No. ¿Gordo? Tal vez. O es esa verruga en la frente. Seguramente es esa mierda. Siempre intenté quitármela y sólo resultó peor. Seguro son tus ojos pequeños y esa puta costumbre de morderte los labios. Tal vez es ese asqueroso cabello de telaraña. Sí, tal vez. De cualquier manera ella no quiere estar contigo. Ya le contaste del sueño de la novela. Tenía que contárselo. Debe saber que en mi pasado ya amé a alguien. ¿Para qué? Para que sepa que puedo volver a hacerlo. No estabas reparando tejados o matando ratones en la cocina. El amor no es eso. No es como coserte una insignia de boy scout. “He amado”. Sí, es patético. Eres deprimente. Debería salir y pensar en otras cosas. No sirve. La gente te mira y tú apenas sientes la presencia de alguien y ya pusiste esa cara. ¿Cuál? La de no me toques. Sientes la presión del mundo que te ignora y entonces lo arruinas. No puedo evitarlo.

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CREACIÓN

Como aquel día en que todos fueron a beber y por primera vez los acompañaste y los atosigaste a todos con tu teoría de las ventajas del canibalismo. Realmente sabes como acercarte a la gente. Es imposible. Siempre encuentro algo en lo que aún formando parte de ellos me mantiene lejano; no es una virtud o un dote superior de inteligencia, aunque bien sé que mi sapiencia es el triunfo de algún ser supremo que no sabía que podía llegar a crear semejante vínculo de cuasi perfección mundana. Deja de hablar mierda. Sí, la verdad es que no me agrado para nada, pero no hay nada qué hacer. Piensas que a ese chico al que no le aprieta el cinturón cuando se sienta (el que se acerca a ella de manera tan fresca) ¿crees que le importa toda esa mierda de la que le hablas? En realidad deberías ser muy estúpido si supones que a ella le importa el sentido del arte de la escritura, de tus breves experiencias nimias reducidas a encuentros superfluos con el desencanto de los vicios, o que le importa leer tus poemas pusilánimes sacados de la basura de Cavafis. No, son de la basura de Hölderlin. Basura. Borracho otra vez. No, hoy no salí a beber. Se nota en tus ojos. Es sólo parte de la tristeza que se sale por donde puede. ¿Por qué estás triste? No lo sé. Tengo familia, dinero, amor… Salud. Creí que te dolían los riñones. Me duelen, pero no es para tanto. Qué bueno que regresaste a casa. Los niños y yo estábamos pensando en que comprar de cenar. Escuché que abrió una nueva pizzería a unas cuantas calles. A ellos les gustará la idea. A mí no tanto. Ayer comieron muchos vegetales. Déjalos pudrirse el estómago un rato. Está bien. Te extrañé. Yo te extrañé mucho más. El editor de la revista llamó y dijo que espera tus propuestas para mañana. Sí, me tiene las pelotas rosas con eso. Estaba pensando en que nos fuéramos de viaje. Me encantaría. Ya viste el cielo; está muy lindo. Las nubes viajan demasiado rápido.

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CREACIÓN

Tal vez sí intentan decir algo de alguna forma. Pero no intentan decir algo así como una predicción, sino más bien atinan el movimiento presente de nuestra mirada. Estás loco. Sólo por ti. Estabas loco antes, no quieras echarme la culpa. Sí. Honestamente desde hace rato que no me siento bien del todo, siento que estoy perdiendo la cabeza y no logro completar ideas que tengan un sentido concreto; algo que hable de mi maldita soberbia por hacerme sentir el hombre más talentoso del mundo. Tal vez estás dejando la soberbia para escribir más que con el ego. Es posible, pero me da miedo ser idiota. Deja de actuar como uno. Es fácil para ti porque eres perfecta y tu cabello siempre huele bien aunque esté a un metro de distancia, y tus manos nunca tienen una postura incorrecta; es fácil para ti porque eres y serás madre y el mundo gira en torno a la bendición de tu existir sin importar que en ocasiones ni siquiera puedas mirarme a pesar de cuán honesto he sido contigo; es fácil para ti porque no importa si yo dejo de verte, eres el centro del universo en el que los pensamientos giran y se aniquilan como pequeñas galaxias que no pueden ofrecer más que grumos de identidad; es fácil para ti decirlo porque no luchas día a día con tu autoestima y no pasas ni un solo segundo arreglando una imperfección infinita que con las costumbres negativas de la soledad vienen a acentuar las deficiencias psicofísicas de tu andar por el mundo. Creo que es fácil para ti porque siempre tendrás a alguien que esté contigo sin importar si realmente te ama, o sólo te utiliza. ¿Y eso cómo lo sabes? No sé. Estás borracho. Debería llamarla. Debería aterrizar. Creo que aún no estoy tan ebrio como para no recordar el número… 55871... -¿Diga?

Ismael Campos, México D.F. Filosofía.

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Repelente 2010-2011 Repelente -irritante- ápice repelente para… …un recalcitrante y resistente porfiado -servicio a la comunidad …que le dicen-.

Adamantia: ¿Qué tanto se puede des-trozar un papel? Si, lo encontré: * Papel membretado del motel aquel… -Y dice…Mis ganas de ti, insaciables, prefieren des-nud-arte que armar estos estúpidos nudos psicológicos. No se para que me pides una lista que no quiero hacer, Quincho por testigo. Y, aparte, pendejo de “lealtad inquebrantable” no pedida, que realmente son varias y varios. Espero no dejarte en una sub postura muy dura... – sí, eso después - pero ANTES vamos a dar una vuelta al cielo como en tu compilado mp3 de a $30 000 – desde 1994, N$30 - . En fin, pides tu dichosa lista, pues tu ya tienes la mía. Ni la voy a leer, léelo bien. Punto final. Contra mi voluntad, escribo. Según “indicaciones” tuyas, comienzo por lo “malo”, pides sea especifico, crítico, que no me preocupe y demás pavadas. Respuestas rápidas a preguntas estúpidas. – Sí, eso después Desde aquí son crápulas - desmesurado en la propensión - lo demás es lo de menos, no estoy a gusto escribiendo, estará tachado al terminar. – (No lo está) -. Omitir los pensamientos y encender el berrinche. Que te aguante tu familia con el perdón de Charles Darwin. De ser a ser, comienzo. ¿Por qué se te ocurrió que sería bueno comenzar por lo “más malo”?, repito: más malo y jodido. Retorica, flash backs de porno casero y videochats, grotesca payasa doble-moralina. Y… de acadia, serena, aunque de mascara biliar, para variar, antipática inn-“diferente”, obvio, grosera; automalnombrada “cruda desastrosa”, la peor del equipo. Funesta con mortal padecimiento: belicosa pendenciera (sinónimo característico beligerante), presentimiento en balde… al menos estas las cumples, aunque de capricho. Reinita: cielo azul sarcástica, cáustica de sub postura co-roída. - Pe u ere a pe o ese e - Contundente turística ReBelDe de “soup” gringo “mejicanizado”.

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CREACIÓN

Atractiva parienta - acompañante retozona y animista zurda- mañosa, aunque mejor dicho “Réplicasdecalidad” sexual… fallada…, cada vez más al despeñadero, por recurrencia y reversión a la forma con pseudo-principios sin fin. Cómo te gusta la pendejada vos. Sobre todo cuando te ganan los insensibles recursos, aprovecharse de la gente no debe ser deporte, genética flagrante atroz, conspicua. Sé que tus sentí-egos histriónicos saldrán afectados, solo disculpa la efusividad que aun con tus sentencias, provocas a mi locuaz, habladora, personalidad: execrable, horrible, abominable, exigente, incompetente, débil, irresponsable, desmenuzable, quebradiza, exagerada, voraz mente sin gracia, hambrienta, bruta empedernida, habitual, injusta de hueso colorado, resentida, envidiosa, desagradable, fastidiosa y molesta, árida, aburrida pueril de insidiosa intransigencia; zalamera arrogante, bebe drogante, en exceso incendiaria orgullosa sin compromisos, perniciosa nefasta y superficialmente atractiva. Eso sí, debo decirte que ganas el premio a lo que más me vale madres en el mundo, ni lo pienses porque realmente me vale madres, las teatreras denigrantes de tu poetariada artística, hablan tus amistadas influenciables, en manada. Corp-pulenta de trauma obesidad: tú aunque seas nada. El padre violador es más importante pero prefieres evitarte la pena… (¿Esoqué?Jazztazgrande), pero las obesas compañías tuyas, crasas errores que deberían concientizarse del espacio físico que ocupan… ni se inmutan, creadores de noticias, de malicia por el deporte de tergiversar y mejor oxidar. Chismes: Eficaz en producir un efecto que causa auto retardo deseado. La transmisión de información o instrucción moral, gordas lías, producen dilatorias tardanzas. Costumbres endémicas a forma que en ti prevalecen, peculiares de un área natural vendida. Quejarse de la desaliñada moda pasada, incierta, que tú misma te chuleas cuando creas. Gustativa del gusto de consumir Aquí quisiste poner tu firma, es la segunda vez, de hecho, para jurar que seguiría. - Ecuanimidad, aun, no desequilibrado, olvida todo y mejor placer. Insolencia natural de mi parte. Didáctica (qué dicen) no será esta experiencia abundante delicada. Mis razones tengo, heurísticas: (aprendizaje por ensayo y error o la resolución de problemas) Para ti, de tu propia boca, soy: reservado gárrulo, ProlIJA alegre, cándido hablador, inocente, jocoso de truhanerías… pero –aparte de tu mente- transparente, sensato, delicado, penetrante seductor, impúdico juguetón, discreción que solo es de dos. No del colectivo imaginario y su mismo persistente.

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CREACIÓN No confundas ni malinterpretes como mentiroso/engañoso mi pretencioso texto, pues lo hice según tus desdeñosos requerimientos, simple adúltera traicionera, espontáneamente en caliente, límpida artificial. Meritoria de estas nocivas, incisivas, amenazadoras líneas. Malhumorado contemplativo perogrullesco, reflexiono precipitado estos mataderos impíos reversos; penetrante, picante, quiero ser generoso y no perjudicial, aunque otra vez corrompiendo mi jovial parsimonia, convirtiéndola en combustible para no caer en tu juego otra vez, como tradicionalmente gustas. Obtuso estúpido pensamiento penetrante, lo sé. Suspendido, indeciso, lesivo y mortal, comienzo la generalizada desagradable, embotadas observaciones de tu trivialidad. Perspicaz. El veloz favorable, ser ventajoso auspicioso o benevolente, pródigo. Traviesa atraviesas mi reflexión, sí, eso vendrá después. Aspereza estricta contra tu irrisoria ridiculez. Corriente inactiva, serpentina contenida en mi mente, controlada a mi fragante placer. En cambio, quejumbrosa irritable, lloriqueas por drogarte tanto, desaconsejable. Excitable en espasmos intermitentes, inflamatoria del frugal, llevo siempre las de ganar por salubre, evidente. Trémula, temblorosa tímida y sensible, semejante o parcial ante las empinadas, mis modas especial mente adaptadas a tu incoherente inquietud, túrgida. Ante el mal de tempestuosas, omnipresente y desmesuradamente afecto, cumplo del conyugue. Asemejo tener que ver con la creativa prolífica temple, como enrollado o artero ante la tentación, evocador. Estridencia y discordancia fecunda, hinchada. Taciturno, voluble, aromático, dado a términos, más des hecho que sano, lo nativo luminoso y brillante lo perdí en lo turbulento de la persistente sistematizada. ¿Que tiene? meticulosa pregunta. Discerniendo. ¿Qué hacer con vos, labia traviesa? Esclerótica, espasmódica, pendulosa y relativa con el atavío. Verde radiante, brillantemente inmaduro, distinto nervioso, en incisiva boca cerrada cero moscas. Agudo pensamiento, demasiado tarde.

Zambra. Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México. Promotor contracultural y músico.

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CREACIĂ“N

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CREACIÓN

Nuestros silencios Eran muy fuertes, sin rostro, eran mudos, inquietos, estaban perdidos en la obscuridad tersa de un sinfín de mentiras pegadas en nuestra historia. Siempre eran de distancias muy lejanas, con muertes constantes, adoloridas del rostro, sin paisajes, éramos un mar inhabitable lleno de tormenta, de brumas, de destrucción infinita, no recuerdo la calma en alguno de nuestros puertos, no recuerdo la ultima vez que sonreí en tus labios, no recuerdo tu nombre, no recuerdo nada de ti. El minutero de mi reloj aumenta su ritmo, mi corazón con él, todo es demasiado confuso, la poca luz que aún existe en mi, se apaga; estoy muriendo, mis ganas de salir, mis ganas de ser, se han perdido. Todo lo que algún día pudo existir en mi esta navegando en el limbo, sin retorno, ya eh pagado la cuota para el verdugo, no se que decir, o como podría manifestar su regreso, en el estás tu, & aunque la mayoría de los recuerdos son buenos, no quiero que griten más fuerte, nuestros silencios son el vivo ejemplo de que el coma viviente existe, por eso deseo que se mueran, que ni si quiera exista un grano de mostaza en mi memoria, perdona, en serio perdona, se que alguna vez te volveré a ver, & no recordare quien eres, serás nueva en mi vocabulario, tal vez pueda incluir un viaje al centro de tu corazón, o pueda que sólo desaparezcamos de nuestros mapas. Cada noche cierro los ojos & me pongo en blanco, a dibujar un campo de concentración, con explosivos por todas partes, resguardando mis más intimas memorias, no quiero que te infringes como espía, no quiero que te quedes grabada en alguno de mis episodios, mis sueños aún son míos, es lo único que no poseíste, creo firmemente que si lo hubieras hecho, mi muerte hubiera sido instantánea, no soy muy devoto de ella, pero la quiero, se que no importa donde corra, donde me esconda, ella tiene una hora, un día & el lugar perfecto para mi entrada triunfal a su colección de muertes anunciadas.

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Nuestros silencios fueron la culminación de lo nuestro, esas lucha constante de egos, de amores prohibidos, de miradas a otros cilicios, nosotros fuimos los culpables de nuestras guerras, no había paz en ninguna de nuestras estaciones, te veía en invierno flagelada, con frio, desnuda & con muerte en cada paso, callada, sigilosa, amante del dolor propio, vernácula & pudriente en tus primaveras, eras conserva que alcoholizaba la alcoba, mi sangre, & toda mis ganas de huir. Todo lo que veía era mudo, sin nada que expresar, los silencios gritaban cada vez más fuerte, eran explosivos, yo era un ente sin ganas que camina ya sin vida, en realidad no sabia que era, hoy reacciono poco a poco, salgo de ese coma profundo, a veces de te extraño, pero es difícil olvidar en lo que nos convertimos, éramos dos animales salvajes, en busca de poder absoluto, no, nos importo nada de lo que éramos, sólo nuestra destrucción, le temo a lo nuevo, a la luz, a todo margen de poesía, le temo al amor. Le temo a la vida & que me encuentre contigo, por ello esta noche mis recuerdos morirán conmigo. “El amor & la violencia van siempre de la mano, en cuerdas flojas paralelas, siempre un paso del otro, siempre con comas profundos, esperando despertar.”

Fernando Bermúdez, 25 años. Chiapas, Mexico. Escritor, Fotografo y Poeta.

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ODIO ANCESTRAL

Dice el refrán castizo que de aquellos barros, estos lodos. El poder del saber histórico puede llegar a ser terriblemente sugestivo. Así, con todo, hay muchos y muchas que creen que, si queremos que la sociedad avance, es inevitable que, al menos, las gentes conozcan su historia, para así evitar los errores (yo diría mejor los vicios) del pasado, entre otros aspectos. El odio hacia la burguesía, que Marx encarnó mejor que nadie, no nos ha de hacer olvidar que, quizás, ese odio fuese fundado. Leyendo su ya viejo “El Capital” (cuya primera edición es de 1867) uno puede llegar a hacerse a la idea del por qué de los antagonismos sociales e históricos: Mientras gran parte de la clase obrera, desde finales del siglo XVIII, en Inglaterra, vivía sólo por y para trabajar en las fábricas de los propietarios burgueses por unos miserables peniques al día (niños, mujeres y hombres indistintamente), dicha burguesía acaparadora ensayaba nuevas fórmulas teóricas y prácticas con las que exprimir aún más al pueblo llano y la mano de obra de carácter fundamentalmente obrero (a los que se les dio el nombre de proletarios).

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En España, este antagonismo, tan típico del proletariado urbano, se trasladaba (exceptuando, quizás, las zonas industriosas del País Vasco y Cataluña) al campo, en el cual el odio visceral entre el campesino miserable y el terrateniente pseudofeudal llegaba en muchas ocasiones a enfrentamientos encarnizados y/o armados, de forma que la organización sectaria de uno u otro bando, así como la lucha final que estaba por venir, determinarían la historia del país y la vida de futuras generaciones, como por ejemplo la mía. No estoy criminalizando esto el que la gente se organice, sino el hecho de que ciertas organizaciones, con el pretexto de defender los intereses inherentes a sus personasmiembros, se coloquen por encima de leyes como las que emanan de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, así como de otros derechos como el de vivir con dignidad que todo ser humano habría de tener. En este sentido, las leyes son bienvenidas, al menos por mí. Algo parecido pasa con las leyes morales de toda índole, ya seas un ferviente lector de Platón, de Kant, de Kropotkin o de Nietzsche (éste último pretendidamente amoral), por poner solo unos pocos ejemplos.

Eloy Andrés Gómez Motos.

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no hay paz No hay paz en nuestro andar. A cada paso, una garra te engancha, aprieta el tobillo y te ancla en el lugar donde penas y sufres. No hay paz en nuestro andar. Cuando desanclamos, creemos que ya todo ha terminado. Pero, ¡no! No hay paz en nuestro andar. Ligeros y alegres caminamos, sin saber que dos pasos más allá, volverá la calamidad. No hay paz en nuestro andar. Otra vez toca penar y sufrir, otra vez, nos hundimos en la miseria de la fatalidad. No hay paz en nuestro andar.

Rosa María Bodas Pérez, 58 años. Belvís de la Jara, Toledo. Escritora.

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CREACIĂ“N

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Serendipia Casi siempre coincidíamos en el café, no en el de la esquina que tenía música alta, conexión Wi-Fi y el ruido constante de la charla colectiva. No en ese café. Íbamos a aquel café oscuro, ajeno a la tecnología, donde a un volumen casi imperceptible sonaban esas canciones de la época en la que mis abuelos decidieron enamorarse. Por eso iba a ese café, en el que las únicas conversaciones eran para pedir lo que querías tomar o pagar la cuenta. Iba para olvidarme de mi y mis circunstancias, sumergirme en la tibieza dulce del café y flotar en las notas y letras de las canciones. Así era hasta ese primer día que lo vi. Ya ni siquiera recuerdo los temas de nuestra primera conversación, sólo sé que fueron muchos, saltamos de uno a otro, hablando por horas. Haciéndome olvidar que era hora de irme y que debía estar en otro lugar. Fue una conexión poderosa e instantánea y la encontré sin esperarla ni buscarla. No hay una etiqueta en la que encajáramos a la perfección, eramos más que amigos pero no eramos nada más. Todo y nada. Nunca concertamos una cita, solo nos encontrábamos. Nunca hablamos de sentimientos, aunque yo los tenía y sabía que él también. Y pienso que era mejor así, desde que ponemos ataduras surge el deseo de escapar. Eramos sólo dos, que abrían su mente al otro, contándose sus problemas, miedos y secretos, inconfesables al resto del mundo. Comunicándonos a veces con el roce furtivo de una mano o con miradas que iban cargándose peligrosamente de deseo. Siempre con el miedo de dar un paso en falso y arruinarlo todo.

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Existió siempre entre nosotros el acuerdo implícito de mantener la situación así, que la magia se limitara a existir dentro de las cuatro paredes del café. Dos islas separadas por el inmenso mar de una vieja mesa. Sin más expectativas que esos días en los que la similitud de nuestros horarios nos reunía, haciéndonos coincidir. Fue después de meses sin verlo que comprendí que quizá no volvería... Nuestro deseo de mantener todo simple nos frenó siempre de intercambiar teléfonos. Al final eso era lo que nos gustaba, la serendipia, esa sorpresa de encontrarnos sin esperarnos, de coincidir en los días que más nos necesitábamos. Era mi escape de lo cotidiano y aburrido de mi existencia. Me bastaba me llenaba, pero justo ahora yo quería algo más y se había ido. Y con un nombre sin apellido es poco lo que se puede encontrar. Sigo viviendo al café, perdiéndome como siempre en la música, con la única diferencia de que ahora las tazas se enfrían en mis manos, esperando que me sorprenda entrando por la puerta una vez más.

Paola G. Lantigua, 27 años. Santo Domingo, República Dominicana. Escritora.

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La vida La vida; La vida es cualquier pasillo de hospital cuando tu madre se encuentra en una de sus habitaciones. Es una sala de espera para moribundos, con carteles pegados en las paredes donde se te ruega que no estés en los pasillos, se te agradece tu silencio, se proclama el civismo y se disparan los hercios. Los enfermos se amontonan en habitaciones para dos personas, y en ese instante, cuando has visto lo que has visto, es cuando empiezas a sopesar la idea del suicidio; todo, cualquier cosa, antes de acabar en una de esas habitaciones. La vida es una mierda redundante, que te golpea con sus puños de realidades crudas e irreversibles, y no hay clavo, ni Dios ni musa número 1000 a los que encomendar tu alma para salvarte; para volverte muchísimo más tonto de lo que ya eres, y tener una familia de postal navideña, y coches, y cenas de etiqueta e hipotecas que te tornen ciego, mientras el tiempo avanza, y te diriges inexorablemente junto a la manada a la última estación.

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CREACIÓN

La verdad sobre Cristina

Entonces, y tras esperar unas 9.512 horas a que la tarifa plana Romeo de su merodeador acabara, y así poder entrar servidor en alguna escena de sus particularidades, me arremetió con un: “jooooo korso, aún tengo que lavarme el pelo, hacerme la manicura y dibujarme un reloj de cuco en la membrana del felpudo, y luego depilarme el bosque de Venus con cera de querubín o con las uñas de Eduardo manos tijeras”, quién sabe (...). Y bien, por mi parte, al escuchar aquella novedosa exclusiva desde la suavidad de su boca color vainilla o desde la concha de su p... madre, encendí un cigarrillo mientras meditaba sobre aquella explosión circunstancial de lugar. Acto seguido, y lejos de ingerir arsénico o arrojarme desde una 7ª planta al vacío, pensé en Romeo y en su tarifa plana, en sus pasados 40 tacos, en su tiempo al fin y al cabo... Después de todo, si alguien era capaz de aguantarla no merecía una simple oportunidad por su parte. Niet. Ese Hombre se merecía un puto premio Nobel a la perseverancia de mirar hacia las nubes y esperar que tras cualquier pañuelo, hoja, o bolsa del corte inglés que surcara el inmenso azul de sus días, se escapara un poco de miel, con el que poder endulzar aquella maravillosa pérdida de tiempo con nombre de mujer.

Jonay Castro Casañas, 36 años. Tenerife, Islas Canarias, España.

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A la lumbre de la torcida…

Se desmorona la lluvia melancólica (un blues en la armónica) sobre las cicatrices, piel prieta de jornadas opacas. Escribo letras negras por encima de un fondo oscuro, fuera de relieves y márgenes ¿por qué mis luces están en penumbra? hay ojos tristes en los balcones, ojos sin vida, mirada vacía, escondida bajo el sombrero… Y mis ropas sin color. Lánguidas canciones hablando de penas y susurrando desamores… Tangos (al acordeón) que son quebrantos. Inconsolable condena de silencio, lágrimas en la sombra del remordimiento más solitario… Página pálida de indiferencia, pluma desgarrada… Tintero vacío de inspiración (de nuevo) me siento en la austeridad más absoluta, perdido en la laguna de la catástrofe (al saxo)… Vegeto viendo crecer mis raíces en tierra sin abono… Y tú, al otro lado del río, escuchas mi tren alejarse… Raíles que viajando paralelos, jamás se juntarán…

Kim Bertran Canut, 55 años. Barcelona, España. Escritor- Fotógrafo literario.

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Fuimos

Porque vos y yo fuimos sabores. Sabor a fruta y a mar. A cielo y sol, a verde y ámbar. A licores y mermeladas, chocolates y cocos, fríos y ascuas. Porque saboreamos amaneceres y atardeceres, tristezas y añoranzas, alegrías y carcajadas. Porque tremolamos en miradas y caricias. En quietudes y en espasmos. En entregas y en distancias Porque al mirarnos y recorrernos, al adivinarnos y al tocarnos, fuimos la corriente del río que estanca la noche, titila las luces lejanas, prende la farola, recorta la luna, enciende el alma.

Silvia Alicia Balbuena, 67 años. Rosario de Santa Fe, Argentina. Docente jubilada y escritora

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Amorar Amorar suena a moras. Su sabor es inusual: a sueños, inmortalidad mezclados con azul y chocolate. Amorar son hermosos sueños perdidos, colores invisibles, silencios hechos melodías, resplandores de relámpagos consecutivos que no se desvanecen. Es el hoy, es el ahora, son insólitos viajes espaciales, es otro mundo, es un 20 en la tirada de salvación. Curiosidad infinita, como quien se pierde y no quiere regresar, sin conteos y en la nada etérea amorame. Amorame sin diccionario pero con más que significado. Amorame así, con palabras de más y amorame cuando el cielo se suicide.

Vanessa Acevedo V. Colombia. Estudiante.

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Lo que yo daría Lo que yo daría por sentirte cerca quedar atrapada entre tus pupilas dejando se hablen tu alma y la mía borrando temores y melancolías. Lo que yo daría por un breve roce de tus anchas manos sobre mis mejillas por un beso tierno, largo así robaría todas sus dulzuras. Lo que yo daría por ese silencio abrazados, después del ansiado vuelo Entre mil susurros, sin vanas promesas Atadas las almas, temblando los cuerpos ¡¡Lo daría todo, amor!! Todo... Mi tiempo por vivir,la risa,los sueños la infinidad de anhelos que celosa guardo Por sentirte, aunque solo sean breves horas... Atado a mi cuerpo.

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Arrullos de estrellas Para La nena de la librería

Cierra tus ojos, cielo, cierra tus ojos, llegó la noche. Shh, shh, respira: despacio, despacito, susurra el viento. Duerme, descansa, cobijaran tu ensueño las sombras claras. Relaja tu alma, onírica luciérnaga, calma te espera. Guarda silencio, cajita musical, un grillo canta. Quedo, quedito, palpita corazón, afuera llueve. Velita azul, adorno celestial, nacerás sueño.

Dante Vázquez M. 35 años. México, D. F. Poeta.

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Qué jodido eso de olvidar A ver cómo lo hago para lanzarte al olvido. No seguir esos caminos que pintas con tu aroma, en un baile a destiempo por tu pelo. No acompañar con mi corazón la cadencia de tus pisadas que te llevan quién sabe dónde. Dejar de buscarte en el reflejo de los escaparates donde expongo mis sentimientos esperando a que te detengas, poses tu mirada sobre ellos y los vistas sobre tu cuerpo. A ver cómo lo hago para lanzarte al olvido. Allí donde todo queda reducido a nada, aunque nada es todo lo que tuvimos. Qué jodido es esto de olvidar cuando no hay historias escritas en las líneas de nuestras manos que hablen de ti y de mi. Pero a ver cómo lo hago… si en las noches el insomnio se acompaña de tu imagen y en los días el sol no brilla tanto como lo haces tú. Que ya he empapado la almohada de tanto pensarte hasta ocupar todo el espacio que hay debajo de mi cama. Almacén eterno de sueños y realidades que no llegaron a nacer. Ya ves, y lo siento. Ni sé, ni quiero lanzarte al olvido. Me matan los celos por dentro sólo de pensar la suerte que tendría el olvido de estar contigo.

Carlos Verdeguer, 24 años. España. Estudiante.

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Es muy triste verlas así. Y ese cabronsín, se saca el condón y se lo come. Cuando lo vi dije-Al fin, algo normal.- Una mujer en sandalias, con aretes de huesos de durazno y falda hasta el suelo me dijo-No, está reciclando-con acento gringo. De repente el perro recibe más atención que yo. Come mejor que yo. Incluso las chicas quieren ver al perro que folla como humano y la tiene grande. La primera en percatarse fue la vecina inmaculada. Vaya que fue un bonito regalo este hijo de puta. Sin ofender a las feministas. -Óyeme bien. Escucha atentamente. Tu eres un perro. Eres un maldito perro y debes comportarte como un perro. No sé quién se dio a la tarea de humanizar a las mascotas, de velar por ellas como si fueran sus abuelas o sus hermanos sólo porque no toleraban la soledad de su habitación o porque son tan débiles que no aguanta un poco de sus pensamientos, si es que acaso alguno llega más allá de su maldita destreza humana. Tu no puedes vestir, ya tienes piel que te cubre. ¿Sabes porque vestimos nosotros? Porque la evolución nos hizo un impermeable que cubre nuestras tripas, nos sentimos desnudos, y conseguimos pieles. Si los cavernícolas hubieran vivido ahora, tendrían a greenpeace encima, pero los idiotas no sabrían distinguir entre civilización o reino animal. Y ¿sabes? Tú tampoco puedes. Debes cagarte donde quieras, y coger con quien quieras. Para ti no hay SIDA. Puedes morder cosas y rasguñar. Eres un perro-Y heme aquí discursando para un perro. El perro me miró atentamente sin moverse, sin hacer ruido. Se fue a su esquina y se hechó a dormir. Al día siguiente había una correa en mi cuello. Estaba atado a la pared. Intenté hablar pero me habían cortado las cuerdas bucales. Al menos no fueron las pelotas, pensé. Escuche una plática en mi habitación. El perro salió en dos patas, hablando con mi padre y mi abuela que estaban desnudos. Él iba parloteando. “La desnudez no es pecado amigos. Adán y Eva andaba así por todas partes. ¿Y que hizo Dios? les dio un paraíso. Desafortunadamente no todos pueden gozar de ese paraíso. Sé que es muy difícil comprender la situación, pero ayer comenzó a balbucear. Comenzó a decirme cosas. Estaba hablando profundamente con un perro. El perro equivocado, obviamente. Les pido que lo dejen quedarse. No hará mucho ruido y se estará quieto.” Mi padre y mi abuela asintieron y se sentaron a desayunar. El madito perro me miró como si riera y me dijo “Tienes la razón. Tienes toda la razón. Sólo soy un perro. Y tú, eres el gran lider, el rey de los animales, el sapiens, el hijo del simio hermano del chimpancé, y el orangután. Pero ¿Sabes? Para mí sólo eres un animal. Y quiero que sigas siendo un maldito animal, inútil.” Por primera vez en días extrañaba a mi novia. Y al fin pude comprender, que no fue un accidente; fue suicidio.

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Cruzo el territorio de la locura avanzo entre los durmientes de esta vía que me lleva a abandonar la nostalgia mientras destierro de mi corazón tu nombre

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CREACIĂ“N

Vierte en el cuenco de mis manos tu mirada para que se inmolen las heridas y desaparezcan las sombras Rompe las fronteras desplĂĄzame hasta tu piel usa un torbellino de mariposas que rodeen las Ă­nfimas ventanas por donde escapan mis caricias Reinventa mi voz cansada para que se prolongue en la oscuridad y despeje las noches de ausencia

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Te lego un manuscrito con la hora de las luciérnagas con mis huesos cansados de tantas persecuciones con las noches de abril amainando sortilegios Te lego mis manos de tristeza ahogadas de vino y revolución intrusas para la poesía imperturbables ante la muerte quebradas en trozos con un sino sin esperanza Te dejo mi osario para que lo ocultes de tu mirada para que esculpas en sus rumores los rasgos de la bohemía

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Busco en la anatomía de los herejes el lenguaje de los cirios celebro en silencio la presencia de tus frases esquivas no me obligo a reconocer coincidencias ni a escribir poemas líticos me expatrian por amar tu cordura me arrebatan sin piedad la voz de tus milagros A esta hora es inútil hablar con los grillos

José Gregorio González Márquez, 50 años. Mérida – Venezuela. Poeta y narrador.


CREACIÓN

NO PUEDE EXISTIR Quienquiera que seas dime que todo estará bien, no puedo hacerlo por mi cuenta recargado en este muro de días arrinconados, de noches de insomne vocación. Cuando las luces se apagan las cosas cambian de lugar, la llave para abrir cualquier puerta se extravía entre planes y resoluciones, y la ruina es un transeúnte despistado. ¿Acaso te miras al espejo para pensarlo más de una vez? ¿o vas a tientas y es cuando adviertes que sólo es un desfile de apariencias? Latidos que van y vienen, el alma se derrama, destila esperanzas que acusan un convencimiento propio: para fines prácticos, tú no fuiste materia —penetrante aroma tu presencia hecha de hidrógeno que congela el instinto— y nunca estuviste aquí —prosaico indicio de otro siglo

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que arde en medio de una exhalación, caos de tan solo unas horas. Ingenuo exilio por una escalera de caracol, pensamientos extraviados en una galería, flor de loto para el olvido, guardé mis impulsos en una maleta, y mi puño descargó contra la pared. La brisa golpea mi rostro y abrazo la niebla que me sitia, reconozco que no puede existir si lo dejas por ahí nada más: no quiero hallarme cuando decidas hacerlo trizas. Quienquiera que seas, el saldo es una residencia en el aire con bandera de desafío.

Gilberto Arvizu Morales, 41 años. San Luis de la Paz, Guanajuato, México. Poeta.

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La muerte Muere la flor Muere el día Muere la noche Muere la golondrina. Muere el alce Muere el humano Muere el camello Y también el gusano. Encapuchada La muerte, se lleva A banqueros, políticos Y delincuentes. Encapuchada No le interesa la Riqueza o la pobreza, Apedrea la razón, último suspiro Es su canción. En un instante Roba el viento, despoja Los dogmas, danza a cualquier Hora del día, te quita el Cansancio, te besa despacio.

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Corazón de hielo

A besos y versos hacia Su acto de presencia. Erizaba la piel de aquella Doncella , letra a letra. Encantada caminaba Por la cuerda floja de la Locura. Con su cabello suelto Desnuda por el día y por la noche. El la inmovilizaba con un beso, Se quedaba sin aliento, vivía, Lo amaba, lo necesitaba, Se enamoraba. Su alma de fuego se encendía Como la dinamita, su corazón De hielo se derretía.

Fabián Luna.

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balance

Cuando nos hablábamos de amor hace meses, pese a mi mala memoria recuerdo todas tus palabras dulces… Tus versos tan torpes, tu lírica tan mala. No, no naciste poeta y yo no me enamore de uno. Cambiaria a S. y a N., a cualquier poema merecedor de un premio por que regresaran tus palabras a enamorarme como en aquellas noches de abril, donde a oscuras solo existiamos los dos. Me quedo con tu poesía torpe, con tu carencia de palabras y tu exceso de miradas, con tus labios al tope de besos. Te elijo para tener sobre que escribir, sobre quien hablar y para tener una razón para ser cursi. Me quedo con tu hermoso y perfecto “Te quiero como no tienes idea”, no necesito poesía. Y regresa, porque no tuve tiempo de darme una idea.

M.L.F. México.

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-¿Qué letras? ¿Qué dicen? No veo, dime. -La razón de por qué tu libertad es negada: tus desconfianzas, mentiras, vicios, miedos, violencia, odio celos, desconfianza a ti mismo, miedo a soñar. -Dime que dice aquella placa que está situada arriba de mí en la que las cadenas están soldadas. -Dice lo que tú solo decidiste sin importarte nada ni nadie: “ tus propios errores te hicieron perder el amor tus errores son los causantes de tu propio exterminio”. -Perder el amor… Yo sólo quería ser feliz, pues tú solo causaste lo contrario. Mírate como siempre pensando en ti, solo en ti. Egoísta. El silencio inundó el lugar, un frío fuerte y secó pegó en mi rostro, algo había pasado. -¿Qué pasa? ¿Qué me sucede? ¿Qué hago? Solo quiero vivir y amar, solo quiero ser feliz. -No pidas algo que ya no tiene sentido, ya no tienes que recordar, ya se ha ido. -Déjame, solo quiero luchar. -Pero ¿para qué? Ya has perdido. -Cállate ¿hasta cuando estaré aquí? ¡Déjame ir! -Siempre estarás así encadenado, entiende ni siquiera nadie sabe lo que te ha pasado ni familia, ni amigos, ni ella, nadie. Tú causaste que nadie ni siquiera se preocupara por nosotros. De repente la tristeza no dejaba de aumentar, más una pausa se creó no había nada más que yo limpio y sin cadenas ni heridas, libre. Mi rostro empezó a sonreír, una sonrisa de fe y de ilusiones y otra oportunidad. La única voz era la mía. No paraba de sonreír y dar gracias pero cuando pensé que todo había terminado mis ropas se desgarraban poco a poco, las heridas abrían, mi boca y pies sangraban, la luz se disminuía cada vez más, intente correr y escapar llegar a la luz cuando tropecé tan duro que la sangre empezó a escurrir por mi frente seguía encadenado otra vez mi libertad y mis ganas de vivir eran arrebatadas ¿Por qué? ¿Por qué? La risa pesada y burlona de nuevo, todo se ha: ido la ilusión se desvaneció y tu ríes, riendo solo dijo: -Ahora sabes que sentí cuando de la nada todo murió, todo se acabó. Has muerto amigo mío, ya no luches hemos muerto. De la nada un gran shock sentí voces retumbaban mis oídos pero me encontraba tan aturdido que no lograba entender nada, mis ojos empezaban a abrir, la luz era deslumbrante solo llegaba a ver borrosas siluetas; a mi alrededor todo se empezaba a aclarar. -¡Es un milagro! ¡Está vivo! -¡Felicidades doctor! Me situaba en un hospital, traté de moverme, ninguna atadura me lo impedía pero me sentía más encadenado que aquel calabozo, mi fuerza poco a poco volvía a mí. -Doctor se mueve, se mueve, no cayó en coma. Me sentí con fuerza suficiente para respirar, el aire recorría mis pulmones con una frescura inexplicable, vi mis brazos y arranqué los sueros violentamente; aparté a todos de mi, trataron de agarrarme, vi la puerta y no lo pensé dos veces corrí hasta alejarme de aquel sitio; quise ir a casa, todos estarían preocupados buscando, pensé pero cuando llegue me di cuenta que ni siquiera mi ausencia habían notado, corrí hasta no poder. Quería verla, quería amarla, quería abrasarla demostrarle que aquí seguía esperándola ,que quería estar a su lado; la vi a los lejos pero nada había pasado, todo seguía igual sus ojos expresaban enojo y desconfianza y ella que ya todo había olvidado, ya no era nada para ella; todo seguía igual nada había cambiado, seguía sintiendo esa gran presión pero mis pies y manos limpios estaban sin cadenas pero yo ahí las sentía, más fuertes que nunca. Intenté, llorar, gritar pero todo fue nulo, por fin había entendido lo que en mi propio calabozo, mi sentir me dijo estaba muerto, mi sentir había sido eliminado y esa voz, mis sentimientos el que nunca dejó de luchar por fin se rindió. El vacío inundaba mi cuerpo, un cuerpo que tan solo ya era algo vacío, solo roto y sin sentido el único recuerdo son estas cadenas que siguen conmigo, el sendero de este irónico camino, cadenas tan fuertes tan pesadas tan reales.

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EL TODO No todo es felicidad. Poco a poco las ganas se acaban, dejamos de querer, dejamos de admirar, dejamos de amar. No todo es felicidad, de pronto caes en la cama como un enfermo sin remedio, dando vueltas con el interior revuelto, miras el techo y pierdes relación con la tierra, tu mente viaja por lugares inhóspitos mientras que solo puedes pensar, ¡Qué pereza! No todo es felicidad, comes por comer y el plato sabe a soledad, a amargura, a desaliento. No todo es felicidad, miras a la calle por la ventana y ni la risa de los niños llena tu alma. ¡Qué tristeza! ¡Qué coraje! ¡Qué desilusión! No todo es felicidad, te cobijas en un mundo negro que parece un agujero en el cual no caben pláticas ni caricias ni susurros... Te tiras a llorar porque no todo es felicidad. ¡¡¡No todo es felicidad!!! Pero el todo no lo es todo.

P. Carolina Solis, 22 años. Comitán, México. QFB.

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CREACIÓN

Y decirle a la “maestra metiche”, que el “niño gandalla” no deja en paz a Susanita. Que ella diga: “es un momento difícil para ellos” y que “la nena” y “el pequeño” deben asimilar la separación. ¿Quién hablará con los niños? Que lo haga “la vieja amargada”, o “el hijo de puta de su papá”, “la arrugada de su madre”, “el bueno para nada” “la frígida”, “el impotente”, “aburrida”, “guango”, “¡Papá!”, “¡Mamá!” Para intentar eliminar un hogar, hay que dejar de pensar en él, en las habitaciones, en el sillón y el pequeño salón donde se ven los partidos, hay que omitir los saludos de los vecinos, evadir las preguntas de los niños, cambiar el nombre del contacto en el teléfono, ignorar el llanto; el tuyo, el del otro, el de ellos.

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EXCELSA

Tú, vive por siempre, Ángeles, lumínica del corazón, poetisa roja. Para mí, hermosa la felicidad, saber de tu milagroso amor, la más grande bondad, para ti. Te adoro, suspiros y fervores, Ángeles, romántica del alma, dama roja.

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CREACIÓN

COMO UN POETA PRIVILEGIADO

Yo moro aquí contigo, linda, dedicándote susurros de perfumes, suaves músicas para ti. Qué fluya lo grácil de la vida. Yo pinto aquí auras para ti, consentido en embelesos, me elevo contigo, Ángeles.

Rusvelt Nivia Castellanos.

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CREACIĂ“N

Luz en tu mirada

Noches oscuras Noches con luna Noches de viento En los tejados Me encuentro. Soledad asesinada Una luz en tu mirada Una mirada clavada Al fondo de la Calle desolada.

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CREACIÓN

Tacita

En un prístino envase, atrapada, Intocable, en un terreno cubierto De pavimento. Tacita, transitas entre multitudes De gente snob, tu y esos filantrópicos Pensamientos, navegando, en el Concreto. Pareces un fantasma, una ñecla En tanta lobreguez, la bruma Se esconde, se disfraza, se une A ti, ahora.... ¿Lo ves?

Fabián Luna-

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artículo

ANTÓNIMA

Por: Rita Be

En esta ocasión me dirijo a ustedes para hacer referencia y hablar de uno de aquellos autores que están en proceso de perfección. Que andan en búsqueda del conocimiento o la práctica que los lleve a consolidarse como escritores. Hablo de aquellos que en su afán de encontrar respuestas, satisfacción, así como el presentar un trabajo de calidad, acuden a talleres constantemente, rompen, reescriben, abandonan textos, los vuelven a leer, los rehacen y se enfrentan a la critica todo para mejorar su escritura. Hoy les comparto mi opinión sobre el trabajo de una diseñadora gráfica que, desde que cursaba sus estudios en la UANL, le atraía la idea de escribir. Una fuerza enigmática, la curiosidad o la fascinación por la lectura le condujeron a ese mundo donde la realidad y la ficción se conjugan. Fue en el 2011, cuando decide formar parte de uno cuya instrucción estaba a cargo de la escritora Lorena Sanmillan, con quien tomó un par de cursos y ello la llevó a participar en el Quinto Encuentro Internacional de Escritores Sanmillanos. Posteriormente es invitada por el maestro Eligio Coronado a Escritores en su Tinta. A partir de ese momento sigue buscando aquello que le satisfaga en su labor. Ha tomado otros talleres bajo la tutela de la gran Patricia Laurent Kullick, así como Óscar David López, entre otros. María Antonia Martínez Rivas o, como se le conoce en el ambiente literario, Antónima R. Tinez, es una cazadora de sonrisas. Vivaracha que mantiene un estilo narrativo ágil, lúdico y pícaro, pero también dentro de algunos de sus textos desarrolla crítica social. La obra de Antónima me hace recordar a Jorge Ibargüengoitia, aquel juego en sus personajes y la perspicacia de algunos. “S.O.S. Seguro Social. Las situaciones que he pasado en el Seguro Social, me han llegado a ocasionar severos trastornos emocionales. Si el gobierno diera servicios médicos de calidad, sería otro cantar, pero eso es un sueño guajiro. Cierto día fui con mis padres a visitar a un primo internado en un hospital privado, parecía un hotel cuatro estrellas. En un lugar así, ni se siente estar enfermo. Descansas, te apapachan, en pocas palabras, te dan un trato digno. Aunque de sobra sabemos que te va costar uno y la mitad del otro”.

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artículo

A R. TINEZ

edia Lizcano

Antónima nos hace degustar una prosa inteligente, actual, citadina y también un tanto campirana. “Instrucciones para abordar un camión. /Sea cual sea el motivo para que usted se vea en la necesidad de abordar un camión urbano, ya sea por jodido, por no traer en ese momento su coche, o porque de plano le gusta la mala vida. Siga este sencillo instructivo y le aseguramos éxito para su camino. /1. Ármese de aplomo y paciencia /2. Antes de salir, pronuncie el mantra de su preferencia, para sobrellevar el martirio que le espera. /6. Procure hacer memoria del léxico que tiene guardado para ocasiones especiales, entre más frases o palabras altisonantes mejor, ya que tal vez se verá en la necesidad de usarlas. Recientemente trae consigo un proyecto el cual va tomando forma, donde nos compartirá personajes divertidos, locuaces del ayer y hoy. Es interesante ver el crecimiento de los autores que surgen, así mismo público que les lea. No sólo por el hecho de consolidar una carrera literaria, sino por su entereza y persistencia. *Fragmentos de Antónima R. Tinez: https://www.facebook.com/antonimamartinez?ref=ts&fref=ts

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Ilustres nad

Por: Carlos Ortega Valencia, Esp En artículo anterior recuerdo haber reivindicado la obra de ciertos autores ―Céline, Jünger, D´Annunzio―, hoy denostados por motivos ajenos a la calidad de aquélla, meras consideraciones “ad hominem” y, por ende, profundamente falaces. Porque, permítanme insistir: igual que “lo cortés no quita lo valiente”, escribir con cierto gusto no conlleva, por necesidad, el ejercicio de una vida virtuosa. Además, la virtud tiene mucho de constructo social, de manera que buena parte de lo que resultaba inaceptable a las generaciones pretéritas es hoy el pan nuestro de cada día. Ni que decir tiene que el colaboracionismo de Céline, su antisemitismo confeso y filonazismo subyacente son repugnantes ahora y siempre, pero ello no resta un ápice de valor a maravillas como “Viaje al fin de la noche” o “Muerte a crédito”. Ejemplo palmario éste de la justicia de deslindar escritor y persona ―”tipejo”, habrá quien reponga, y con razón―, no escasean, de hecho, los casos en que la excelencia artística no se ha visto adornada con una santidad correlativa. En muchos de los cuales el alcoholismo, más o menos consuetudinario, juega un papel fundamental. La historia ―si bien no sólo de la literatura, sino de la humanidad toda― está plagada de borrachines ―y borrachuzos― geniales, desde Li Bai ―tradicionalmente conocido como Li Po―, poeta chino del siglo VIII de quien se cuenta que murió ahogado cuando, en el transcurso de una curda antológica, intentó abrazar el reflejo de la luna en el agua, hasta Jack Kerouac, que bebía para superar una timidez poco acorde con aquel porte suyo de galán del Hollywood clásico, hábito que, también a él, acabó por llevárselo a la tumba, aunque a guisa mucho más prosaica ―desangrado tras el estallido de una variz esofágica―. Con todo, una dipsomanía razonablemente llevada ―no hay por qué ponerse en plan Dylan Thomas― parece inherente al oficio, pues éste se acompaña de una cuota de soledad tan generosa como imperativa, y ya se sabe que nada marida mejor con el trago a deshora. Está probado que cuando uno sobrepasa el número de copas prescrito por los facultativos, tiende a sobrevalorar las capacidades propias ―ya hemos visto como la apreciación de Li Bai rayaba en lo astronómico―, lo cual quizá explique la belicosidad autodestructiva con que culminan tantas y tantas borracheras que, sin embargo, empezaran probablemente como inocentes reencuentros amicales. A ese respecto, varios son los grandes nombres de las letras que a la previsible condición de bebedor suman la de pendenciero impenitente. Caso de Bukowski, cuyos vagabundeos por los antros de la peor calaña en busca de gresca integran los mimbres de buena parte de su aportación al “realismo sucio”. O de Pushkin, arquetipo del romántico disoluto, muerto en duelo ―no era el primero en que se veía envuelto, “tanto va el cántaro a la fuente…”― a los 37 años, tras una vida de admirable disipación. De manera deliberada excluyo a Hemingway de esta relación por otra parte en absoluto sistemática. No obstante sus arduos y denodados esfuerzos por encarnar un personaje en la línea de los anteriores, no le alcanzaron más que para componer una figura artificiosa y, a lo sumo, fanfarrona.

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da ejemplares

a Pardo, 33 años. paña. Profesor Encontramos después una nómina igualmente nutrida de autores que gustan de platos más condimentados. Burroughs, conmilitón de Kerouac en la “Beat Generation”, dedica “Yonqui” a su conspicua adicción a la heroína. Su correspondencia con Ginsberg, otro crápula distinguido, a cuenta de las experiencias de ambos con la ayahuasca, constituye un desopilante hito epistolar. Hunter S. Thompson y su celebérrima “Miedo y asco en Las Vegas” tienen mucho de pose oportunista, aunque sigo creyéndomelos más que las forzadas imposturas de Hemingway. Más allá de la consabida afición de algunos a la inabarcable gama de “nefandas sustancias químicas”, encontramos a otros cuyo estilo de vida, a la sazón escandaloso, nos resultaría hoy, como afirmé al comienzo, “boutade” inofensiva, si acaso. Provocador profesional lo era Jean Lorrain, simbolista francés que enarbolara una homosexualidad ostentosa y hortera en un tiempo en que ésta era ―como poco― tabú y, en numerosas ocasiones, objeto de persecución judicial. Así le sucedió a Oscar Wilde, otro dandi a ultranza, aunque de inclinaciones bastante menos bizarras, quien hubo de cumplir dos años de trabajos forzados por “sodomía y grave indecencia” [sic]. Como no hay mal que por bien no venga, tan absurda condena dio por fruto dos obras maestras tales que “De Profundis” y “La balada de la cárcel de Reading”. Pero maldita la gracia, ¿no creen? Viendo cómo las gastaban las autoridades de la época no extraña que Proust, por ejemplo, se cuidase mucho de abandonar el sólido cobijo del armario. Es famoso, de hecho, el duelo que lo enfrentó al citado, hiperbólico Lorrain en la madrugada del 6 de febrero de 1897, con vistas a reparar los infundios que al respecto andaba este último propalando. Por cierto que ambos tiraron al suelo, ninguno querría acabar como Pushkin. “O tempora, O mores!”, que exclamara Cicerón en sus “Catilinarias”. No hace falta comulgar con el freudianismo ― ¿o es “freudismo”?― ultramontano para colegir que la represión no engendra sino toda suerte de variopintas perversiones, o lo que la pacata moral dominante tendría por tales. Sólo en el contexto de una estricta socialización victoriana puede entenderse el florilegio de escatologías contenido en las cartas de Joyce a su esposa Nora Barnacle. Vaya por delante que el “Ulises” no es una hoja parroquial precisamente, pero, comparadas, las cartas harían sonrojar a más de uno de aquellos paladines de la lubricidad convocados por el “Divino” Marqués de Sade a sus “120 jornadas de Sodoma”, eso sí, ciento veinticinco años antes. En fin, a sabiendas de que me dejo, seguro, decenas de ilustres en el tintero, no queda sino justificar que nadie es perfecto. Ni siquiera Cervantes, prócer de las letras patrias, el cuarto centenario de cuya muerte se celebra este 2016 con el estruendo institucional acostumbrado ―lo cual me reafirma en la creencia de que, en este país ingrato y envidioso, no hay mayor mérito que quitarse de en medio―, quien ideó el universalísimo “Quijote” durante su estancia en prisión por apropiación indebida en el desempeño de su labor como recaudador de impuestos. Como se ve, nuestro “Príncipe de los Ingenios” fue moderno incluso en la comisión del delito. La de epígonos, y no literarios, que le salen cada día por estos predios. Un ejemplo, vaya. Aunque, a diferencia de sus “Novelas”, y valga la redundancia, nada “ejemplar”.

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CREACIÓN

pesadilla Se abrió la puerta y surgiste del frio prematuro que asolaba noviembre. Cuervo azulado, centellando con tus pantalones negros de piel ajustados. Depositaste lentamente los largos guantes, después la bufanda, el sombrero, los lentes oscuros, a medida que avanzabas hacia mí en la penumbra. Te esperaba resignado en el sillón bajo un concentrado haz de luz torturante. Recordando la última vez. Sonreíste, como siempre, no pude corresponder tu música interna, sabía lo que me esperaba, sólo bajé la mirada para verte completa por última vez. Te acercaste a mi lado, delicadamente ajustaste la luz e introdujiste un hisopo cítrico en mi boca, me observaste de cerca, mi cara cansada, el terror contenido dentro, tus dedos suavizando mi ceño, decidí cerrar mis ojos y dejarte en libertad. Con pequeños toques diste indicaciones a mi cuerpo esclavo, inyectaste directo al hueso, gracias a tu destreza no sentí nada, sólo un líquido transparente que helado entraba en mis quijadas, tus dedos fríos sobre mi mejilla, tratando de mitigar la fina aguja. Tu aliento de menta cerca de mí. ¿Listo? -preguntaste- sólo asentí leve con la cabeza, los ojos cerrados, concentrado en una súplica para que acabaras cuanto antes. Empezó un jaloneo fortísimo, sentí cómo tratabas de extraer de mi mandíbula superior una parte de mi cuerpo que había crecido en mí, que estaba ahí desde siempre, perfecta. La lucha me hacía sentir como si fuera a moverse mi nariz de lugar. Cedías un poco solo para acumular más fuerza y seguir con la tortura. De pronto te separabas un poco y preguntabas que si había dolor, con mi dedo índice te indique que no, tratando de no mover un solo musculo de mi cuerpo, entregándome de nuevo al suplicio, tu cuerpo pegado al mío, un mechón de tus cabellos se libera y roza mi rostro abierto. No había dolor solo un maltrato aberrante, luchaste con todas las fuerzas de tu pequeño cuerpo, hasta que un crujido de mi hueso cedió, un pedazo cayó en mi lengua ensangrentado, parecía que se iba a ir por mi garganta, pero un movimiento rápido de tus pequeñas manos lo extrajo de mi boca, así fueron saliendo uno a uno pequeños huesos de mi encía, hasta el final. La sangre corría hacia mi estómago, hasta que pusiste una compresa en el hoyo dentro de mí, por el que podía sentir el aire, que penetraba por mis fosas nasales hacia mi esófago, el palpitar de mi cerebro al pensar.

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CREACIÓN

Me diste indicaciones precisas, que escuché ausente sin mirarte a los ojos. Te despediste con un leve roce en mi brazo, parecías preocupada. Al salir tu risa a lo lejos, hizo eco en mi cabeza, como una cascada. Me empastillé para no sentir antes del tiempo indicado. Mi cara paralizada, esperaba conciliar pronto el sueño, para olvidar la pesadilla inmediata. Lo logre un momento, hasta que una punzada dentro de mi cabeza empezó a palpitar. Tratando de atraer el sueño que se espanta a cada martilleo, más pastillas. Como recordatorio el hueco enorme en mi boca. El sueño huye, parvada levantando el vuelo. Despierto en mi cama helada en medio de la oscuridad. Tu imagen extraviada en el pasado, me guiña un ojo y se aleja. Siento como si me hubieran golpeado la cara, todavía paralizada. El alba lejana amenazaba con encontrarme con los ojos abiertos. Un largo día de trabajo me aguarda al clarear el cielo. Suena el despertador, demasiado tarde. Tengo hambre pero el temor de que el alimento se desvié por ese nuevo túnel a lugares insospechados, me hace claudicar. Tomo agua para saciar el rugido de mi estómago. El sabor metálico de mi propia sangre no me abandona, mi boca permanece cerrada ante el temor de una nueva hemorragia o que el sabor en mi lengua escape de mí. Salió el sol en la mañana desvelada, el dolor se despedaza ante el tráfico, se integra al apremio de la labor diaria. Ante el espejo, no hay hinchazón en mi cara, todo parece normal. En el interior me falta un pedazo, que suplico a mi propio ser en su inteligencia suprema logre completar para seguir adelante, como si nada hubiera pasado. Deseo volver a verte.

Adriana Flores Tanguma, 51 años. Monterrey, México. Arquitecto.

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fragmento

“¿Por qué no he tomado ese bus que me llevaría a ti?” No creo que vengas, lo sé, sé que no vendrás. Sé que la distancia te hiere, sé que las noches son más frías, Sé que ya no estás. Creo saber todo de ti. Sé que el día de pronto se te hace noche: sé que sueñas con mi amor, pero no lo dices, sé que soy un idiota al esperarte, Pues sé que no vendrás. Te espero cuando miremos al cielo de noche: tu allá, yo aquí, añorando aquellos días en los que un beso marcó la despedida, Quizás por el resto de nuestras vidas.

Fragmento del poema: Espero. De: Mario Benedetti.

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entrevista

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libros El poeta que preferia ser nadie De: Jaime Fernández

Editorial: HERMIDA EDITORES ISBN: 9788494360626 No. de páginas: 210 Lengua: ESPAÑOL

Literatura y vida se mezclan en los diecinueve ensayos que componen el libro El poeta que prefería ser nadie, de Jaime Fernández, pero en modo alguno se agotan en sus páginas. Cada uno de ellos es un puente para cruzar a orillas donde explorar otras lecturas. Más que ofrecer respuestas, su autor sugiere ideas en torno a cuestiones que en algunos casos trascienden el mero hecho literario, como la necesidad de contar historias, el problemático antagonismo entre imagen y palabra, la oportunidad del hablar y del callar, “el descenso al mundo de los muertos y el regreso al hogar” –los dos temas fundamentales para el escritor, según Sándor Marai- o el compromiso con los libros que leemos.

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libros La utilidad de lo inútil De: Nuccio Ordine

Editorial: El Acantilado ISBN: 9788415689928 No. de páginas: 176 Lengua: ESPAÑOL

El oxímoron evocado por el título la utilidad de lo inútil merece una aclaración. La paradójica utilidad a la que me refiero no es la misma en cuyo nombre se consideran inútiles los saberes humanísticos y, más en general, todos los saberes que no producen beneficios. En una acepción muy distinta y mucho más amplia, he querido poner en el centro de mis reflexiones la idea de utilidad de aquellos saberes cuyo valor esencial es del todo ajeno a cualquier finalidad utilitarista. [...] Si dejamos morir lo gratuito, si renunciamos a la fuerza generadora de lo inútil, si escuchamos únicamente el mortífero canto de sirenas que nos impele a perseguir el beneficio, sólo seremos capaces de producir una colectividad enferma y sin memoria que, extraviada, acabará por perder el sentido de sí misma y de la vida. Y en ese momento, cuando la desertificación del espíritu nos haya ya agostado, será en verdad difícil imaginar que el ignorante homo sapiens pueda desempeñar todavía un papel en la tarea de hacer más humana la humanidad.

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libros Sobre la historia natural de la destruccion De: W. G. Sebald.

Editorial: ANAGRAMA ISBN: 9788433970169 No. de páginas: 160 Lengua: ESPAÑOL

Durante la Segunda Guerra Mundial, 131 ciudades y pueblos alemanes fueron tomados como objetivo de las bombas de las Aliados, y buen número de ellos resultaron arrasados casi por completo. A consecuacia de esos bombardeos murieron seicientos mil civiles alemanes: una cifra que duplica el número de las bajas de guerra sufridas en conjunto por los americanos. Siete millones y medio de alemanes quedaron sin hogar. Dado el asombroso alcance de la devastación, el autor se hace una pregunta: ¿por qué este tema ocupa tan escaso espacio en la memoria cultural de Alemania? En Sobre la historia natural de la destrucción, Sebald investiga a fondo este ominosos silencio, las consecuencias universales de la negación del pasado. Examina vuejas y piadosas interpretaciones que vienen de lejos y las sustituye por incómodas, pero necesarias, verdades. Da respuesta a las preguntas cruciales que se plantean cuando las comunidades deben sanar de las heridas que se ha autoinfligido, entre las que destaca el gran interrogante sobre quiénes tienen derecho a atribuirse el papel de víctima.

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libros

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libros El Señor Fox De: Helen Oyeyemi

Editorial: ACANTILADO ISBN: 9788415689584 No. de páginas: 296 Lengua: ESPAÑOL

El señor Fox es un escritor el cual volverá del revés el cuento de hadas tradicional, rompiendo las convenciones sobre los géneros literarios. El lector deberá suspender su incredulidad y dejarse llevar por la voz narradora para descubrir una historia de amor inusual y mágica que rezuma sentido del humor y encanto hasta el final.

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libros El último de la estirpe De: Fleur Jaeggy

Editorial: TUSQUETS EDITORES

ISBN: 9788499890951 No. de páginas: 192 Lengua: ESPAÑOL

Mientras que algunos relatos son bellísimos homenajes a Oliver Sacks, Joseph Brodsky e Ingeborg Bachmann, otros cuentos establecen un diálogo susurrado con animales o con objetos. Sin embargo, el grueso de la obra lo componen historias terribles contadas en apenas cuatro magistrales pinceladas, las suficientes para que la imaginación del lector recomponga el devenir de personajes perversos o trágicos, amenazadores o heridos, celosos o desvalidos. Y aunque la mayoría de los relatos transcurren en austeras habitaciones casi vacías, en otros la autora sale al exterior para convertirlo en un escenario apocalíptico.

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