1 minute read
de Amor Madre
Por: Dra. Laura Guadalupe Loeza Montero
CED PROF. 2190556 UAG
Advertisement
CED. ESP. 09269609 UNAM
Ahora conoceremos la historia de Rosario, una adolescente de 15 años a quien su mamá Rebeca ha tratado de darle todas las comodidades que su trabajo de obrera en una fábrica le ha permitido.
Rosario, ansiosa elegía frente al espejo la ropa que se pondría para salir con su novio Roberto, un joven de 25 años; cuando salían él siempre la elogiaba pues decía que se veía como una hermosa mujer. Rosario no le había hablado a su mamá del noviazgo, pues Rebeca estaba siempre trabajando y le pedía que no descuidara la escuela para que tuviera las oportunidades que ella no tuvo.
La vida de Rosario era relativamente relajada; cuando quería un par de zapatos o un vestido de moda, su mamá se esforzaba en comprárselo. Un día Rosario le comentó a su mamá que se sentía decaída y que necesitaba acudir al médico, su mamá la acompañó para realizarse chequeo general pensando que quizás tuviera necesidad de vitaminas. Acudieron con el Médico Familiar y Rosario le comentó que tenía algunos trastornos en su ciclo menstrual y que ella estaba segura de que se debía a la genética de su madre quien siempre había tenido ciclos irregulares. El médico al interrogarla le preguntó si ya había iniciado vida sexual a lo que Rebeca, de manera airada le contestó que esas preguntas no se debían realizar a una niña de 15 años. El médico cortésmente insistió pues los síntomas referían retraso menstrual, mareos, somnolencia y malestar estomacal matinal. Renuentes las 2 mujeres permitieron que se le ordenara a Rosario una prueba de embarazo además de otros exámenes de laboratorio.
Acudieron nuevamente con el médico para la valoración de los resultados de laboratorio y cuál fue la sorpresa de Rebeca al percatarse que la prueba de embarazo era positiva; en ningún momento habían hablado del inicio de vida sexual de Rosario, y ella siempre pensó que no habría consecuencias si se cuidaba al tener relaciones sexuales con su novio Roberto.
El novio al enterarse que serían padres desapareció y Rebeca tuvo que afrontar la responsabilidad de acompañar a Rosario por el camino de un embarazo adolescente no planeado y no deseado; comprendió que el amor no solo consiste en querer sino en enseñar al ser querido a ser responsable de cada uno de sus actos. Rebeca apoyó a Rosario para continuar estudiando una carrera técnica, pero sin quitarle la responsabilidad de atender personalmente a su bebé, y Rosario aprendió que todo se gana con esfuerzo y responsabilidad. La vida continuó su curso y afortunadamente el amor de Rebeca les dio fortaleza para salir adelante a las 3.
Me despido con una frase de Abraham Lincoln: “Todo lo que soy o espero ser se lo debo a la angelical solicitud de mi madre”.