Cita con Dios - Lo que todo cristiano debe saber (Septiembre 2015)

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Lo que todo Cristiano debe saber Septiembre 2015



Lo que todo Cristiano debe saber

Elías Betanzos • Septiembre 2015



Lo que todo Cristiano debe saber Pastor Elías Betanzos Septiembre 2015 es unapublicación mensual gratuita Ediciones Ginosko Año v Número 7 20,000 ejemplares. Versión digital en www.familiacap.org Centro

de

A labanza

y

P roclamación Reuniones dominicales: 8:30 y 10.30 am, 1:00 y 7:00 pm Martes: 7:00 pm Km. 6.5 Carretera Oaxaca-Tule (Deportivo Oaxaca) San Francisco Tutla Oaxaca de Juárez, Oax. Oficinas: Jazmines No. 909, Col. Reforma Oaxaca de Juárez, Oax. C.P. 68050. Tels: 01 (951) 5151733/ 01 (951)5184878 Si deseas anunciarte en esta publicación llama con Mario Mejía o Susana Lozano (951)1353675 / (951)1353676 susanloz@hotmail.com

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Mensaje Editorial Hay un solo Dios verdadero Debemos dar fruto ¿Dónde estoy? Establece metas Sólo en Cristo hay salvación Cuando somos débiles, somos fuertes Debemos alimentarnos de la Palabra de Dios Debemos hablar con Dios siempre Debemos caminar con Dios Debemos adorar a Dios Debemos dar testimonio de nuestra fe Jesucristo volverá Debemos perdonar a los demás Somos llamados a una vida santa Resucitaremos Somos ciudadanos del reino de Dios Tenemos que integrarnos a nuestra nueva familia Tenemos un aliado espiritual Somos administradores y no dueños Buscando la felicidad Perdona Tienes poder Utiliza tus dones Dios te ha dado lo que es bueno ¿Qué pide Dios de ti? Si confiesas tus pecados, Dios te perdona Renueva tu entendimiento Tus malas decisiones te hacen sufrir Dios no se olvida de ti Somos llamados a ser santos



Cita con Dios · la reunión a la que no puedes faltar

Lo que todo Cristiano debe saber

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lguien con mucha razón afirmó lo siguiente: “lo que usted ignora, lo puede lastimar”. Una declaración muy sabia y pertinente, sin duda alguna. Hay cosas que uno no puede dar por sentado ni asumir. Simple y llanamente las tenemos que saber. El apóstol Pablo en su carta a los Romanos dice que “…la fe es por el oír, y el oír, por la Palabra de Dios” (Romanos 10:17). ¿Qué quiere decir eso? Pues que la fe y el conocimiento son dos caras de la misma moneda y que van de la mano de manera constante. Así que, no existe el lugar a una “fe ciega” como muchos lo afirman, porque no se puede tener fe en algo que no se conoce. Una persona no puede creer en Jesucristo si nunca ha oído hablar de Él. La fe se basa en los hechos relativos de quién es Cristo y lo que ha hecho. Los hechos se encuentran en la Palabra de Dios y tales hechos deben ser escuchados. Lo que marca la diferencia en la vida de todo creyente siempre será conocer lo que debe hacer. Es más, es mucho más relevante saber lo que uno debe hacer que preocuparse por lo que no debe hacer, ya que todo crecimiento y madurez en la vida cristiana parte de tal convicción. La presente edición de los devocionales que vas a leer durante el presente mes trata de muchas verdades fundamentales que cada cristiano debe conocer. Son escritos claros y simples pero no por eso simplistas. Serán tanto para el nuevo creyente como para quienes parecen estar estancados en su caminar cristiano. La Biblia es antigua, pero no anticuada: siempre podremos sacar principios pertinentes y relevantes para la actualidad y nuestro día a día. Podemos concluir de manera efectiva, que entre más conocemos de Dios, nuestra fe aumenta, pero nunca olvidemos que este conocimiento que puede ser a través de su Palabra o experiencias personales, no es para nosotros solamente, sino que también el Señor desea que lo usemos como consuelo y ayuda para otros. Pastor Elías Betanzos Director General


Martes 1º de septiembre | Lectura del día: Deuteronomio 10:1-18 Hay un solo Dios verdadero Porque Jehová vuestro Dios es Dios de dioses y Señor de señores, Dios grande, poderoso y temible, que no hace acepción de personas, ni toma cohecho. Deuteronomio 10:17

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aría Elena recorrió muchos santuarios, hizo mandas, peregrinaciones, buscando sanidad para su hijo que tenía una enfermedad que para los médicos era incurable. Después de muchos esfuerzos sin éxito, alguien le dijo que cerca de su casa había una Iglesia cristiana y que allí oraban por los enfermos. Fue y pidió apoyo en su necesidad. El pastor y algunos hermanos de fe oraron por el joven enfermo y Dios le concedió, en poco tiempo, su sanidad. El mayor descubrimiento para María Elena fue que había un Dios verdadero que obra milagros y en el que ella podía poner toda su confianza. Desde el principio de los tiempos el ser humano se ha hecho ídolos, imágenes de diferentes metales para adorarlos, menospreciando al Dios verdadero. Lo que todo cristiano debe saber es que nuestra fe debe estar puesta en un solo Dios verdadero, sobre todo ahora que hay tantos dioses e ídolos, por fuera y dentro del corazón del ser humano. Dice 1 Crónicas 16:26: “Porque todos los dioses de los pueblos son ídolos; mas Jehová hizo los cielos.” La primera revelación que tenemos es la de un Dios creador de todo cuanto existe y conocemos. Pero no es un creador ausente de su creación, sino uno “que hace justicia al huérfano y a la viuda; que ama también al extranjero dándole pan y vestido.” (Deuteronomio 10:18). Si tan solo pensáramos de la Tierra con su capa de 80 kilómetros de nitrógeno y oxígeno sobre su superficie, que si tuviera menor tamaño, sería imposible que tuviera atmósfera como es el caso del planeta Mercurio o si fuera más grande, su atmósfera tendría hidrógeno libre como Júpiter; es el único planeta que tiene una mezcla adecuada de gases que dan sustento a las plantas, animales y seres humanos; viaja alrededor del sol a una velocidad cercana a los 107,000 kilómetros por hora y gira sobre su propio eje de manera perfecta, tendríamos, seguramente, una mayor gratitud a nuestro Creador y único Dios verdadero. Nunca bajes el ánimo ante cualquier cosa de la vida, ten en cuenta que las cosas están en continuo cambio.


Miércoles 2 de septiembre | Lectura del día: Gálatas 5:16-25 Debemos dar fruto Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu. Gálatas 5:25

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os creyentes que verdaderamente andan en el Espíritu irradian integridad. No esconden sus verdaderos sentimientos ni albergan intenciones egoístas, y tampoco tratarían de aprovecharse de los demás. Los creyentes llenos del Espíritu no fingen ser perfectos. En efecto, casi siempre ofrecen disculpas antes de ser confrontados por algún error. Seguros en su relación con el Señor y su valía en Él, son capaces de reaccionar rápidamente tan pronto se han dado cuenta y admiten su pecado o su error. Recuerdan que el Espíritu Santo los está santificando continuamente, y que los está transformando en la imagen de Cristo. Por lo tanto, no viven desanimados sino agradecidos porque la gracia de Dios siempre está disponible para ellos cuando tropiezan, y les está enseñando cómo elevarse por encima de sus propios apetitos y deseos carnales. El fruto que manifiestan no es simplemente una marca distintiva de la vida llena del Espíritu, sino que es la evidencia preeminente de una vida que está totalmente sometida a Jesucristo. El fruto del Espíritu no se produce cuando nos enfocamos en nosotros mismos, es un resultado de estar singularmente centrados en Cristo (Juan 15:5). Estas virtudes no son metas que podamos proponernos alcanzar, y su razón de ser tampoco es que podamos demostrar nuestra dedicación y determinación, porque nosotros no podemos producir fruto. Más bien, el Espíritu Santo es el productor y nosotros meramente somos los portadores. La cosecha que resulta de nuestro andar con Dios simplemente revela nuestra dependencia de Él y nuestra sensibilidad a sus indicaciones. Debes saber que es así como el fruto del Espíritu fluye de ti y atrae a otras personas a Dios. Nunca bajes el ánimo ante cualquier cosa de la vida, ten en cuenta que las cosas están en continuo cambio.

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Jueves 3 de septiembre | Lectura del día: Mateo 12:22-37 ¿Dónde estoy? … Porque de la abundancia del corazón habla la boca. Mateo 12:34

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l idioma del hombre descubre de qué país procede, igualmente de qué clase de espíritu es. Si quieres saber dónde estás y adónde te diriges en la vida espiritual, escucha tus propias palabras. El corazón es la fuente, las palabras son los arroyos. Una fuente turbia y una corriente corrupta deben producir arroyos sucios y desagradables. Este pasaje nos dice que existen dos reinos, dos intereses, dos partidos, y las obras de cada uno; si yo pertenezco a uno, no puedo pertenecer al otro; pero aquellos que se colocan en oposición voluntaria al reino de la luz, proclaman abiertamente a que reino pertenecen. La palabra “tesoro” en el versículo 35 podría ser traducida como “depósito”, por tanto, cualquier cosa depositada en nuestra vida saldrá en forma de palabras. Las palabras son fuerzas poderosas que no sólo revelan nuestra condición espiritual, sino que también impactan la dinámica de nuestro futuro y el de los demás. ¿Dónde estamos? Nuestras palabras nos lo indican, especialmente las habladas cuando estamos bajo presión. ¿A dónde vamos? Como el timón de un barco, nuestras palabras dirigirán nuestro destino. Por lo tanto, ¿qué tenemos que hacer? Crea depósitos buenos al pensar y declarar radicalmente las verdades de Dios. ¿Cómo sabemos si estamos listos para un siguiente nivel en Dios? Es cuando nuestras palabras hablan permanentemente fe, esperanza y amor en el nivel en el que estamos ahora. Si cambiamos radicalmente nuestras palabras sobre Dios y sobre nosotros mismos, encontraremos un atajo a través de los desiertos de la vida. Mi boca es un instrumento poderoso para el reino de Dios. Nunca bajes el ánimo ante cualquier cosa de la vida, ten en cuenta que las cosas están en continuo cambio.


Viernes 4 de septiembre | Lectura del día: Filipenses 3:1-21 Establece metas Prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. Filipenses 3:14

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ablo sabía lo que significaba establecer metas que honren a Dios. Los versículos 8 al 11 describen no solamente dónde había estado Pablo sino también a dónde iba. Pablo entendió que le faltaba mucho por conocer acerca de Dios, así que estableció metas que le permitirían tanto a él como a los demás experimentar a Dios a niveles más profundos. ¿Cómo hizo Pablo para establecer estas metas y proceder a cumplirlas con tal determinación, que sacudió toda pasividad y complacencia con cada paso que daba? • Cree y medita en las promesas de Dios. Pablo tenía plena confianza y certidumbre que el Espíritu de Dios le daría el poder para vivir a la altura del potencial que Dios le había dado. • Ten un deseo consumado de alcanzar una meta concreta. Pablo tenía una serie de metas claramente definidas. • Ten el valor de intentarlo, así corras el riesgo de fracasar. Pablo no dejó que ni sus debilidades ni sus temores lo detuvieran. • Sé determinado. A pesar de la oposición, Pablo permaneció comprometido a hacer todo lo que Dios le dijera que fuese necesario. • Sé persistente. Pablo tenía días, como el resto de nosotros, cuando a duras penas avanzaba un par de milímetros. No siempre iremos a toda velocidad, habrá días en los que lo único que podremos hacer será empeñarnos en seguir la marcha. • Mantente firme en la fe. Aunque Pablo fue sometido a muchas pruebas, su fe permaneció firme porque no estaba basada en la capacidad humana. • Sé humilde. Deja a un lado el orgullo, reconoce que necesitas a Dios. • Suéltate del pasado. En el pasado no está Dios, así que si quieres seguir ahí estarás solo. Evalúa tus propias metas y pregúntale a Dios de qué manera ellas encajan en el gran proyecto de vida de conocerlo a Él. A medida que Él te revele Sus planes para este día, para este año y para esta vida en la Tierra, no dejes que nada ni nadie apague el entusiasmo que surja en tu interior. Nunca bajes el ánimo ante cualquier cosa de la vida, ten en cuenta que las cosas están en continuo cambio.

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Sábado 5 de septiembre | Lectura del día: Hechos 4:1-12 Sólo en Cristo hay salvación Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos. Hechos 4:12

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abía compartido la Palabra de Dios el Pastor Alejandro en una sesión pública de información de Alcohólicos Anónimos y se sentó, para esperar que un médico, un sacerdote y un abogado dieran su punto de vista acerca del alcoholismo. Terminó la reunión y rápidamente vino Francisco a preguntarle acerca de ese Cristo del cuál había compartido. Se concertó una cita en su casa para el siguiente día y en la sala de su modesta casa; Francisco y su esposa Rosalba recibieron a Cristo como su Salvador personal. Supieron que sólo en Cristo podemos ser salvos. Él se mantuvo fiel en la vida cristiana hasta su muerte. Ella aún vive. El ser humano ha probado encontrar salvación en los ídolos o por buenas obras, pero al final tiene que reconocer que “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12). En el interés de Dios de que el hombre fuera perdonado de sus pecados, les dio los diez mandamientos y no pudieron cumplirlos. Les preparó un sistema de ofrendas, que al final de cuentas el ser humano pervirtió y no logró el fin deseado. Luego les mandó a los profetas con un mensaje redentivo y no los aceptaron. Así que, al final, envió a su Hijo único para que pagara el precio de nuestra salvación. Cristo venció al pecado en la cruz del Calvario y a la muerte en la tumba que quedó vacía.Y como Él es un Cristo vivo, está sentado a la diestra del Padre celestial intercediendo por nosotros. Agradezcamos a nuestro Creador por su amor maravilloso, manifestado en su interés en darnos perdón de nuestros pecados y una nueva vida en Cristo Jesús. Agradezcamos que no solamente transforma nuestro presente, sino que nuestro futuro es de gozo, paz, armonía, regocijo y además, nos promete una vida eterna en los cielos, de donde esperamos la Segunda venida de nuestro Señor Jesucristo. Nunca bajes el ánimo ante cualquier cosa de la vida, ten en cuenta que las cosas están en continuo cambio.


Domingo 6 de septiembre | Lectura del día: 2 Corintios 12:1-10 Cuando somos débiles, somos fuertes Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. 2 Corintios 12:9

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inguno de nosotros puede escapar de las presiones de la vida. Vivimos en un mundo roto por el pecado, en donde habrá momentos en los que no tendremos el control de la situación. Sin embargo, sea cual sea tu situación, puedes confiar en este principio: “todo lo que te lleve a estar de rodillas en tu debilidad, te ofrece el mayor potencial para tu éxito personal y tu victoria espiritual”. Aunque Pablo pudo haber enumerado muchos logros personales, optó por contarles a sus oyentes lo que veía como la clave para experimentar una vida victoriosa, y que consistía en aceptar su debilidad para que la fortaleza de Cristo pudiera manifestarse plenamente en él (v. 9). No sabemos cuál fue la prueba que Pablo enfrentó y la cual llamó “un aguijón en mi carne” (v. 7). En el griego, la palabra “aguijón” se refiere a una estaca utilizada para torturar o clavar a un prisionero, es decir, se trataba de una aflicción nada agradable. Cuando Pablo sentía que ya no podía soportar los embates, Dios le aseguraba que Su gracia era suficiente para todo lo que enfrentara. La fortaleza que soporta las presiones y los golpes de esta vida viene sólo de una fuente: la presencia eterna de Dios que habita en nuestro ser. Lo que el mundo ve como fuerte en realidad no es más que nuestra debilidad envuelta en la gracia de Dios. Cuando aceptamos nuestras debilidades y el hecho de que no podemos manejar la vida por nuestra cuenta, Dios entra en acción. Él envía ánimo y un sentido de creatividad, ayudándonos a intentar nuevas avenidas que conducen a la esperanza y a nuevos comienzos. Deja que Él te fortalezca. Nunca bajes el ánimo ante cualquier cosa de la vida, ten en cuenta que las cosas están en continuo cambio.

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Lunes 7 de septiembre | Lectura del día: Mateo 4:1-11 Debemos alimentarnos de la Palabra de Dios Él respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. Mateo 4:4

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acinto y Antonio habían caminado por varias horas en la montaña. La comunidad a donde habían ido a predicar era de difícil acceso. Tomaron un poco de agua en un arroyo que encontraron junto al camino, hasta que llegando a una casa de indígenas, les vendieron algunas tortillas y un poco de comida. Descubrieron la importancia de tomar alimentos para nutrir su organismo. Su cuerpo comenzaba a experimentar la necesidad de tomar alimento sólido. Además del alimento material, necesitamos el alimento espiritual. Lo que todo creyente necesita conocer es que diariamente debe alimentarse de la Palabra de Dios. Las Sagradas Escrituras son nuestro sustento. Al Señor Jesús lo sostuvo y ayudó en los momentos de tentación; a nosotros nos da la fuerza para soportar las realidades y dificultades de la vida. Tenemos que reconocer que la Palabra de Dios da estabilidad a nuestra vida. En Mateo 7:24-27 nuestro Señor Jesucristo compara a quien se alimenta de la Biblia con un hombre prudente que construyó su casa sobre la roca. Cayeron las lluvias, crecieron los ríos y soplaron los vientos y azotaron aquella casa, pero la casa no se derrumbó porque estaba cimentada sobre la roca. Cuando construimos nuestra vida sobre Jesucristo y la Palabra de Dios, podemos enfrentar cualquier tormenta y seguir fuertes y estables. Nuestro Creador nos envía su palabra en tiempos de crisis, de desesperación, de peligros, de destrucción, y nos sana y nos libera, pero por encima de todo, obedecer la Palabra del Señor nos rescata de la condenación eterna. Demos gracias a Dios que nos dejó las Sagradas Escrituras que inspiran y estimulan nuestra fe, porque la fe viene por el oír la Palabra de Dios, que nos trae consuelo, paz, tranquilidad en los días de dolor, enfermedad y de angustia. Gracias al Señor que nos da la seguridad de que Su presencia está con nosotros en los momentos cuando más lo necesitamos. Más que pan para vivir, hay que alimentarnos cada día de la Palabra de Dios. La vida es como un espejo: te sonríe si la miras sonriendo.


Martes 8 de septiembre | Lectura del día: Filipenses 4:6-7 Debemos hablar con Dios siempre Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Filipenses 4:6

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uando Alejandro tocó fondo en el mundo del alcohol y de las drogas, se dio cuenta que su vida terminaría en la cárcel, en un hospital, en un centro de rehabilitación o en el panteón. En su angustia recordó que su madre cada noche oraba por él al lado de su cama mientras dormía. Intentó recordar cómo hacer una oración pidiendo perdón a Dios. Lo hizo a su manera, pero con el vivo deseo de cambiar su conducta; buscó una Iglesia cristiana y muy pronto aceptó a Cristo como su Salvador personal, quien trasformó su vida para bien. Todos los cristianos debemos saber que la oración es el medio a través del cual nos comunicamos con nuestro Padre celestial, por la fe y la intercesión de nuestro Seños Jesucristo, Como la respiración en el ser humano, la oración es vital en la experiencia de todo cristiano. Por medio de ella construimos y alimentamos nuestra fe en Dios; conocemos quién es y la manera cómo actúa en favor de nosotros. Es verdad que le conocemos por medio de las Sagradas Escrituras, pero necesitamos el elemento llamado oración. Ambos se complementan para tener una relación plena con nuestro Señor. El potencial de la oración está por encima del entendimiento humano. En nuestra comunión con Dios por medio de la oración, Él puede llegar a lo profundo de nuestro corazón y examinarlo, para modelar nuestra vida y afirmar nuestros pasos. Disfrutemos cada día de tomar tiempo en comunión con nuestro Señor en oración, para reflejar a los demás su imagen y dar testimonio de Él. Mantengamos una conversación continua e íntima con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo, ejercitando nuestra fe. Procuremos nutrir nuestro espíritu con el poder de la oración. El Señor Jesucristo le dio mucha importancia a la oración; habló de ella y es nuestro modelo de una persona de oración; Su ministerio comenzó y terminó con oración. Gracias por la promesa de que todo lo que pidiéramos en Su nombre, el Padre nos lo dará. La vida es como un espejo: te sonríe si la miras sonriendo.

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Miércoles 9 de septiembre | Lectura del día: Santiago 1:1-25 Debemos caminar con Dios Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace. Santiago 1:25

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uando el joven orador declamó el Salmo 23, el Salmo del Pastor, la audiencia se puso de pié, reconociendo la manera tan elocuente de haber presentado la poesía. Tocó el turno a un hombre de edad avanzada y, con humildad, de manera pausada, también declamó el Salmo 23 y la reacción de la audiencia fue distinta. Conforme progresaba la recitación corrieron lágrimas en las mejillas de muchos en el público y al final se hizo un absoluto silencio, roto por una ovación y aplausos interminables. ¿Qué había marcado la diferencia? Que el joven conocía el salmo del Pastor, mientras que el anciano conocía muy bien al Pastor del salmo, porque por años había caminado con Él. Todo creyente debe conocer que, “debemos ser hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.” (Santiago 1:22). Tenemos que saber que todo lo que aprendemos de la Palabra de Dios debemos aplicarlo a nuestra vida y ponerlo en práctica. Tenemos que saber que por nosotros mismos no podemos cumplir la voluntad de Dios. Por ello, Dios nos ha dado la ayuda del Espíritu Santo y no podemos escapar de la tensión y el conflicto de vivir como Cristo. Las razones fundamentales son que tenemos un enemigo de nuestra alma que siempre quiere estorbarnos, un mundo que va en sentido contrario a las enseñanzas de Cristo y nuestra humanidad que es tan finita, tan limitada, tan débil. Conservamos nuestra mente, nuestro juicio, nuestra consciencia, nuestros sentimientos, nuestros apetitos humanos, nuestras inclinaciones naturales, pero todo sujeto a Cristo. Todo sometido a Su voluntad. Por ello el apóstol Pablo testifica: “Ya no vivo yo. Cristo vive en mí”. Lo maravilloso de la vida cristiana es que aunque día a día tenemos bendiciones de parte de Dios, lo mejor está por venir. Tenemos la esperanza gloriosa de que viviremos por la eternidad con nuestro Salvador, disfrutando de la mansión que nos fue a preparar en el Cielo. La vida es como un espejo: te sonríe si la miras sonriendo.


Jueves 10 de septiembre | Lectura del día: Apocalipsis 4:1-11 Debemos adorar a Dios Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas. Apocalipsis 4:11

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a situación para Jonathan estaba cada vez más difícil. Falleció su mamá, bajaron las ventas de su negocio, su hijo se enfermó de gravedad y su fe fue afectada. Una tarde, después de mucho batallar, decidió que con su familia debían adorar a Dios, aunque las cosas no fueran tan bien como quisiera, y fue en la adoración donde encontró una oportunidad para alegrar su corazón, afirmarse y superar, poco a poco, la difícil prueba que le había llegado. Adorar significa rendir culto a alguien o a algo que se considera como divinidad o que está relacionado con ella. Una de las cosas que todo cristiano debe conocer es que tenemos un Dios Todopoderoso a quien adorar. Le adoramos con todo nuestro ser y una de las formas sencillas es alabándole con nuestros labios. La enseñanza de la Palabra de Dios es que la adoración del ser humano es exclusiva para su Creador. Nos dice: “Yo Jehová; este es mi nombre; y a otro no daré mi gloria, ni mi alabanza a esculturas”. (Isaías 42:8) y que “Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.” (Juan 4:24). Es decir, que le adoremos de corazón, con entendimiento, de buena voluntad, con amor y gozo, y conforme se nos revela en la Palabra de Dios, y no conforme a nuestros propios gustos. Es fácil que el ser humano adore a lo creado en lugar de glorificar al Creador. Aprovechemos la oportunidad de bendecir el nombre de nuestro Padre celestial por lo que Él es para nosotros y por todos los beneficios que diariamente recibimos de su mano. Es lo mínimo que le podemos dar, nuestra adoración. Nos da vida, alimento, vestido, techo, familia, sustento, protección, cuidado, lluvia, aire, sol, luna, calor, días de alegría y gozo. Nuestra lista personal se vuelve interminable de todo lo que Dios nos da, que lo menos que podemos hacer es adorarle con todo nuestro corazón. La vida es como un espejo: te sonríe si la miras sonriendo.

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Viernes 11 de septiembre | Lectura del día: Isaías 61:1-7 Debemos dar testimonio de nuestra fe El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel. Isaías 61:1

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espués de que Juan Antonio aceptó a Cristo en su corazón, su vida cambió radicalmente. Se volvió un joven responsable en su trabajo, puntual, acomedido, dispuesto a obedecer lo que su jefe le mandara a hacer, amable con las personas, buen amigo y cordial en su trato con sus compañeros de labor. Dejó de decir las palabras obscenas que antes decía, su carácter cambió para bien. Sin palabras, con su vida, principió a dar testimonio de su fe, hasta que adquirió la habilidad que le permitió hablar de lo que Cristo había hecho en su vida y lo que podía hacer en la vida de otros. Todos los cristianos debemos saber que Dios nos dejó la Gran Comisión de hacer discípulos semejantes a Cristo y que esto comienza cuando damos testimonio de nuestra fe con nuestros labios. Teniendo al Espíritu Santo en nuestro corazón, lo que decimos cobra significado y valor. Con su unción, nuestra vida podrá brillar. Al dar testimonio a otras personas, tenemos la oportunidad de que los humildes comprendan el valor de la grandeza, los enfermos reconozcan el valor de la salud, los necesitados sepan del valor de la fe. Dios nos ha llamado a predicar a los que están abatidos y buscan solución y satisfacción, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los que están cautivos, apertura de la cárcel a los presos, a proclamar que en Cristo hay salvación y vida eterna. Pidamos a Dios que esta semana tengamos la oportunidad de dar testimonio a quienes van por la vida con miedos, inseguridades, vicios, vacíos emocionales y todo aquello que haya herido su corazón. Hagamos nuestra la preocupación del apóstol Pablo cuando se preguntó, “¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?” (Romanos 10:14). La vida es como un espejo: te sonríe si la miras sonriendo.


Sábado 12 de septiembre | Lectura del día: Hechos 1:1-11 Jesucristo volverá Los cuales también les dijeron:Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo. Hechos 1:11

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uando nuestro Señor Jesucristo ascendió a los cielos, después de su victoria sobre la muerte, después de haber dado evidencia suficiente de su resurrección, recibimos la promesa de su Segunda venida. No debe existir en ningún cristiano la mínima duda de que esta promesa, al igual que todas las demás que dio, se cumplirá. Dentro de las cosas notables de este hecho está el que “todo ojo le verá” y conociendo los medios de comunicación masiva actuales, esto es claramente posible. No solamente en Juan 14:1-4, sino siempre, nuestro Salvador amado estuvo hablando de que cuando se fuera, regresaría por su pueblo; los ángeles lo confirmaron al ascender, diciendo “Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo”. Las Sagradas Escrituras nos dicen que Jesús vendrá en una nube con poder y gran gloria, que todo ojo le verá, que será con voz de mando, con voz de arcángel, con trompeta de Dios, que los muertos en Cristo resucitarán primero, que los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estar siempre con el Señor, que se levantarán falsos Cristos y falsos profetas, que harán señales y prodigios, de tal manera que hasta los escogidos serán engañados. En cuanto al tiempo de Su venida, del día y de la hora, ni aun los ángeles lo saben; solamente nuestro Padre celestial sabe cuándo vendrá su Hijo a la Tierra. El consejo de la Palabra es a estar atentos, a velar, porque no sabemos a qué hora ha de venir; a estar preparados para ser tenidos por dignos de estar delante de nuestro Salvador Jesucristo. Demos gracias a Dios que su demora tiene como propósito que ninguno perezca, sino que todos vengan al arrepentimiento. Agradezcamos Su paciencia y amor, Su gracia y misericordia. Para los fieles será tiempo de recompensa y gozo. La vida es como un espejo: te sonríe si la miras sonriendo.

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Domingo 13 de septiembre | Lectura del día: Mateo 6:9-15 Debemos perdonar a los demás Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial. Mateo 6:14

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uando Yuliana le entregó a Cristo su corazón, que fue perdonada y su vida experimentó un giro de 180 grados, supo que tendría que hacer algunos ajustes a su nueva vida. En la primera persona que pensó fue en su madre, que no le dio cariño y que la corrió de su casa. Fue la acción más difícil de tomar, pero consideró que era necesario para sanar su corazón y dar paso a un futuro diferente. Cuando lo pudo hacer, aunque su mamá no aceptó sus palabras de buena gana, ella se sintió libre para continuar por la vida. Posiblemente por muchas razones, mencionaré sólo dos, uno de los temas más difíciles de tratar en una familia es el perdón, porque es más fácil provocar una herida que curarla y porque el orgullo es mayor que la humildad. Lo cierto es que cuesta perdonar. Una de las cosas que todo cristiano debe conocer es que, aunque cueste, Dios nos ha enviado al mundo a perdonar a todos los que nos hacen daño. Cuando sus discípulos le pidieron a nuestro Divino Maestro que les enseñara a orar, como lo había hecho Juan el bautista con los suyos, incluyó el deber de perdonar a los que nos ofenden. De hecho, nuestro Señor Jesucristo enseñó y nos dio ejemplo de cómo se debe perdonar cuando somos ofendidos. En la cruz del Calvario oró por quienes le crucificaban diciendo: “Padre, perdónales porque no saben lo que hacen” (Lucas 23:24). Con su sangre derramada inicia el ministerio de la reconciliación entre Dios y los hombres, y entre los seres humanos. Pidamos a Dios que nos ayude esta semana a entender que sin amor y sin humildad no hay perdón posible. Que el verdadero amor cubre multitud de faltas. Y que, el perdón es una decisión que personalmente tenemos que tomar, lo acepte el otro o no lo acepte. La bendición de perdonar, aunque sea difícil para nosotros, es requisito indispensable para que nosotros también seamos igualmente perdonados por nuestro Padre celestial. La vida es como un espejo: te sonríe si la miras sonriendo.


Lunes 14 de septiembre | Lectura del día: Pedro 1:1-16 Somos llamados a una vida santa Sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir. 1 Pedro 1:15

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atallaba Guillermo con una inclinación hacia el pecado que no podía controlar. Era cristiano, utilizaba los medios de gracia para crecer en su fe, oraba, leía diariamente las Escrituras, participaba en las actividades de la congregación, era líder en un ministerio; sin embargo, todavía era atraído por las cosas malas que antes hacía. Se dio cuenta que interiormente tenía una lucha entre su espíritu y su cuerpo. Necesitaba hacer una entera consagración y pedirle a Dios que purificara su corazón, ayudándole a tener victoria sobre el mal y el malo. Todo creyente debe saber que no sólo hemos sido llamados a ser salvos, sino también a ser santos; a permitir que el Espíritu Santo purifique nuestro ser interior y lo dote de poder espiritual; que lo llene con Su presencia y Su gracia. El mensaje de nuestro Señor Jesucristo va a la fuente de todas nuestras acciones externas, al corazón. Parece que escucho a un viejo profesor que decía: “El corazón del problema es el problema del corazón”. Él dijo: “Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.” (Mateo 5:8). No le interesó hablar de que son bienaventurados los de limpias acciones o de limpio lenguaje o los de limpias ceremonias o los de limpios vestidos o los de limpios alimentos. Quiso mejor limpiar el origen, la fuente de donde proceden los pensamientos, las palabras y las acciones pecaminosas. Él sabía que si el corazón era limpiado, toda la vida exterior lo sería también. La naturaleza interna debe ser regenerada divinamente. Demos gracias a Dios que hemos sido llamados a ser santos. No le tengamos temor al término, porque sólo significa ser sacados del pecado para vivir la vida cristiana, ser apartados del mal para hacer el bien, ser separados de hacer la voluntad del mundo, del mal o la nuestra, para hacer la voluntad de Dios. Afortunadamente la obra de purificación la hace el Espíritu Santo cuando nos entregamos completamente a Dios, llenándonos de poder espiritual. Tres cosas que no puedes recuperar de la vida: el momento que ya pasó, la palabra que ya se dijo y el tiempo que se perdió.

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Martes 15 de septiembre | Lectura del día: 1 Tesalonicenses 4:13-18 Resucitaremos Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. 1 Tesalonicenses 4:16

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ace poco tiempo asistí al funeral de una hermana fiel de una de nuestras iglesias. A diferencia de otros, no hubo llanto, dolor, ni gritos de angustia, solamente alabanzas, predicación de la Palabra de Dios y testimonios del buen ejemplo que esa esposa abnegada y madre buena dejó a su familia. Lo que sostuvo a esta familia en la paz y tranquilidad del Señor, fue la esperanza gloriosa de la resurrección de entre los muertos. A Marta, hermana de María y de Lázaro, “Le dijo Jesús:Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá”. (Juan 11:25). La resurrección de los muertos es un evento que debemos conocer todos los cristianos. El apóstol Pablo enfatiza que si no hay resurrección de muertos, Cristo tampoco resucitó y que la predicación y la fe se vuelven vanas. Desde el Antiguo Testamento, como en Isaías 26:19 y Daniel 12:2 como ejemplos, se habla de este evento para los creyentes en Cristo Jesús. En el Nuevo Testamento tenemos casos de resurrecciones como la de Lázaro, la hija del principal de la sinagoga llamado Jairo y el hijo de la viuda de Naín, que apuntan hacia el final de los tiempos y relacionado con la Segunda venida de Cristo. Agradezcamos a Dios el saber que no quedaremos en la tumba, que no es este nuestro destino final, que seremos levantados del poder de la muerte por medio de la resurrección, y esto ha de traer esperanza para quienes han caído en desaliento, tristeza y dolor. Juan escribió acerca de la resurrección de reyes y sacerdotes y de todos los seres humanos muertos, en Apocalipsis 20:5-6 diciendo, “Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años. Esta es la primera resurrección. Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años”. Tres cosas que no puedes recuperar de la vida: el momento que ya pasó, la palabra que ya se dijo y el tiempo que se perdió.


Miércoles 16 de septiembre | Lectura del día: Filipenses 3:13-21 Somos ciudadanos del reino de Dios Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo. Filipenses 3:20

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etuvieron a Segismundo en un retén de migración, en un viaje hacia la ciudad de México. Como no tenía identificación a la mano, le hicieron un largo interrogatorio y fue el conocimiento de su estado natal y de su país lo que hizo que las autoridades se convencieran de que era ciudadano mexicano. Cantó el himno nacional y la sandunga, mencionó las principales ciudades del estado, dijo los nombres de las actuales autoridades municipales, estatales y nacionales. Demostró su alto conocimiento del país del que es ciudadano. Al leer las Sagradas Escrituras nosotros conocemos que estamos de paso por este mundo, que realmente somos ciudadanos del Cielo, que somos personas diferentes en todo a los que nos rodean. Distintos a los ciudadanos del reino de este mundo. Los privilegios y responsabilidades como ciudadanos del reino de Dios, empiezan con la experiencia de aceptar a Jesucristo como el Rey de nuestra vida, como nuestro Salvador, como nuestro Señor. Nuestro objetivo es la transformación y perfección de nuestro carácter. Las normas de vida son muy elevadas con relación a este mundo. Encontramos los motivos correctos en el culto, en el servicio y en las relaciones humanas. Principiando en Mateo 5, el Sermón del Monte nos enseña cuáles deben ser las normas de conducta de un ciudadano del reino de los cielos: aplicamos la regla de oro, desarrollamos la obediencia y la autodisciplina, aceptamos nuestra dependencia total de Dios y reconocemos que somos pobres en espíritu. Pidamos a nuestro Creador que nos ayude a dar testimonio esta semana de que nuestra mirada está puesta en la eternidad, no en el tiempo, que estamos dispuestos a llorar por nuestras imperfecciones, que tenemos hambre y sed de justicia, que buscamos la misericordia y el tener un corazón limpio para poder ver a Dios cada día en todo lo que hacemos, que hemos sido llamados a ser pacificadores siempre, aunque ello signifique ser perseguidos por causa de nuestra fe en Cristo Jesús y a demostrar que, como hijos de Dios, somos diferentes y lo manifestamos en nuestra conducta cristiana. Tres cosas que no puedes recuperar de la vida: el momento que ya pasó, la palabra que ya se dijo y el tiempo que se perdió.

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Jueves 17 de septiembre | Lectura del día: Efesios 2:19 Tenemos que integrarnos a nuestra nueva familia Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios. Efesios 2:19

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l pasado 5 del mes de agosto, un temblor de magnitud de 6.3 en la escala de Richter, con epicentro a 14 kilómetros al Suroeste de Tonalá, Chiapas, despertó a la población a las 4:14 de la madrugada. Jaime, que cuidaba a su hermano Jorge, enfermo en el tercer piso del hospital, envió un mensaje para decir que el temblor se había sentido demasiado fuerte, pero que estaban bien todos. Fue interesante que muchos hermanos se enlazaron, por medio de mensajes en el WhatsApp, para comprobar que todas las familias de la Iglesia estuvieran bien. El interés de uno por el otro es una de los beneficios de pertenecer a la familia de Dios. Una vez que por medio de reconocer a Cristo como el perdonador de nuestros pecados y aceptarle como nuestro Salvador personal, necesitamos buscar una Iglesia, una congregación, un centro cristiano o una reunión en casa en donde comencemos a experimentar que somos parte de la familia de Dios a la que ahora pertenecemos, para que nuestra fe se desarrolle. Como dice Efesios 2:19 “Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios”. El plan de Dios al crearnos es que no estuviéramos solos, que viviéramos en comunidad, que formáramos una familia y así poder cumplir sus propósitos. La congregación es el salón de clases en donde aprendemos a amarnos unos a otros, a tener comunión verdadera, a tener propósitos, a desarrollar virtudes, principios y valores, a vivir las verdades del Evangelio, fortalecer nuestra fe, descubrir los talentos, a cumplir la misión de haber venido este mundo. El salmista escribió, “¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es Habitar los hermanos juntos en armonía!” (Salmos 133:1). El consejo del apóstol Pablo es, “Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo.” (Gálatas 6:2), “No dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre…” (Hebreos 10:25). Tres cosas que no puedes recuperar de la vida: el momento que ya pasó, la palabra que ya se dijo y el tiempo que se perdió.


Viernes 18 de septiembre | Lectura del día: Juan 7:37-44 Tenemos un aliado espiritual El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado. Juan 7:38-39

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lexander se encontró que, por alguna razón, no era victorioso sobre algunas prácticas pecaminosas, actitudes incorrectas y el carácter violento que tenía, hasta que su pastor le habló acerca de consagrar su vida a Cristo, entregarle todo su ser sin reservas y pedirle por la fe ser lleno del Espíritu Santo. Cuando lo hizo, Dios por medio del Espíritu Santo purificó su corazón y lo dotó de poder, que le permitió tener triunfo sobre el pecado y gozo en la vida cristiana. Después de recibir perdón de pecados, Dios nos llama a ser discípulos de Cristo, con la meta de llegar a ser santos, en toda nuestra manera de vivir como Él lo es. El Espíritu Santo es fuego consumidor que purifica el corazón humano, y es, a la vez, el poder espiritual que necesitamos para vivir la vida cristiana, para obedecer a nuestro Padre celestial. Cuando ascendió a los cielos, Jesucristo prometió a sus discípulos no dejarlos huérfanos, que les enviaría a un aliado espiritual que estaría con ellos para siempre. A nosotros también nos prometió que recibiríamos purificación del corazón y poder, para ser sus testigos. (Hechos 15:8-9, 1:8). El Espíritu Santo, a quien Dios llama también el Consolador, fue enviado para enseñarnos, para ayudarnos a entender lo que leemos de la Biblia, para recordarnos las enseñanzas de Cristo, para darnos fortaleza y ayuda en la lucha contra el pecado, el mundo, la carnalidad en la raza humana y el enemigo de nuestra alma. Agradezcamos a Dios porque tenemos al Espíritu Santo, sin el cual no hubiéramos venido a la consciencia del pecado, de la salvación y del juicio que pesaba sobre nosotros. Así como habita en la Iglesia y la dirige, está en nosotros porque somos “templo del Espíritu Santo” (1 Corintios 6:19), dirigiéndonos a toda buena obra en favor de otros y llenándonos de gozo y alegría. (Romanos 14:17). Tres cosas que no puedes recuperar de la vida: el momento que ya pasó, la palabra que ya se dijo y el tiempo que se perdió.

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Sábado 19 de septiembre | Lectura del día: 1 Corintios 4:1-6 Somos administradores y no dueños Así, pues, téngannos los hombres por servidores de Cristo, y administradores de los misterios de Dios. 1 Corintios 4:1

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ecientemente leí de un capataz que cuidaba el rancho con ganado de otra persona. Lo detuvieron las autoridades porque descubrieron que con cierta frecuencia vendía ganado que no era de su propiedad. Al darle una sentencia por abigeo, el juez le recordó que él solamente era administrador y no dueño de lo que estaba bajo su custodia y cuidado.Todos los creyentes en Cristo Jesús debemos saber que Dios es el dueño absoluto de todo. Dicen las Sagradas Escrituras: “De Jehová es la tierra y su plenitud; El mundo, y los que en él habitan.” (Salmos 24:1). “Mía es la plata, y mío es el oro, dice Jehová de los ejércitos.” (Hageo 2:8). “Porque mía es toda bestia del bosque, y los millares de animales en los collados. Conozco a todas las aves de los montes, y todo lo que se mueve en los campos me pertenece.” (Salmos 50:11-12). Y debemos saber que Él nos ha puesto para que seamos Sus administradores. Nos ha tenido confianza para que hagamos esa función y nos ha dotado de la suficiente capacidad, inteligencia y sabiduría para hacerlo (Salmos 8:4-8). Las áreas de administración que nuestro Creador nos ha confiado abarcan nuestro cuerpo, nuestra mente, nuestro espíritu, los bienes materiales, los recursos financieros, el tiempo, nuestras facultades intelectuales y afectivas, la familia, los dones, los talentos, las habilidades naturales que tenemos, todo en lo que podamos pensar es lo que nuestro Señor ha puesto en nuestras manos. La Palabra de Dios nos recomienda en Deuteronomio 8:11-18, “Cuídate de no olvidarte de Jehová tu Dios, para cumplir sus mandamientos, sus decretos y sus estatutos que yo te ordeno hoy; no suceda que comas y te sacies, y edifiques buenas casas en que habites, y tus vacas y tus ovejas se aumenten, y la plata y el oro se te multipliquen, y todo lo que tuvieres se aumente; y se enorgullezca tu corazón, y te olvides de Jehová tu Dios, que te sacó de tierra de Egipto, de casa de servidumbre…” Tres cosas que no puedes recuperar de la vida: el momento que ya pasó, la palabra que ya se dijo y el tiempo que se perdió.


Domingo 20 de septiembre | Lectura del día: Filipenses 2:1-21 Buscando la felicidad Cada uno debe velar no solo por sus propios intereses sino también por los intereses de los demás. Filipenses 2:4 (NVI)

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ablo utilizó el ejemplo de Cristo para reforzar su apelación al desinterés. Al igual que Cristo dejó la gloria celestial para bajar a la Tierra y morir, debemos estar dispuestos a mirar más allá de nuestros propios intereses por el bien de los demás. Si sólo piensas en ti mismo, vas a ser una persona muy miserable. Si realmente quieres ser feliz en la vida, tienes que preocuparte por las necesidades de quienes te rodean. Pablo pone a Timoteo como un ejemplo de esto en Filipenses 27 2:20-21: “No tengo a nadie más que, como él, se preocupe de veras por el bienestar • de ustedes, pues todos los demás buscan sus propios intereses y no los de Jesucristo.” 41 También en el versículo 2, pone de manifiesto cuatro motivos influyentes que como cristianos debemos conocer y poner en práctica: 1) que sintáis lo mismo (que sean todos de la misma mente), 2) teniendo el mismo amor (igualmente dispuestos a amar y a ser amados), 3) unánimes (buscando siempre la unidad), 4) sintiendo una misma cosa (tener empatía). La mayoría de las personas se preocupan por sus propios planes y no están velando por los intereses de los demás. La mayoría de la gente no se levanta por la mañana y su primer pensamiento es sobre cómo está alguien. Mucha gente está preocupada con sus propios problemas. ¡Y por eso mucha gente es infeliz con su propia vida! Si realmente quieres ser una persona feliz, tienes que cambiar tu enfoque. Tienes que cambiar tu enfoque de ti mismo hacia otras personas. Eso no es algo que viene naturalmente, así que es algo que tienes que aprender a hacer. ¿Qué puedes hacer hoy para cambiar tu enfoque para ayudar a esa persona?. Tres cosas que no puedes recuperar de la vida: el momento que ya pasó, la palabra que ya se dijo y el tiempo que se perdió.


Lunes 21 de septiembre | Lectura del día: Mateo 6:9-15 Perdona Pero si no perdonan a otros sus ofensas, tampoco su Padre les perdonará a ustedes las suyas. Mateo 6:15 (NVI)

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robablemente en estos momentos estés cargando con heridas profundas, las cuales has llevado durante meses, incluso años. Cuando piensas en esa persona que te lastimó, está todavía tan fresco como si hubiera sucedido ayer. El dolor sigue allí y todavía estás lleno de resentimiento. Dices, “¿Por qué debería perdonar a esa persona que me lastimó tanto? No te imaginas cuánto me ha dañado. ¿Por qué debería ofrecer gracia a esa persona?” Debes hacerlo por tres razones: Tienes que ser amable con los demás y perdonar a aquéllos que te han hecho daño porque Dios te ha dado gracia a ti. Nunca tendrás que perdonar a nadie más de lo que Jesucristo te ha perdonado a ti. Debes considerar que no siempre has recibido lo que te mereces. Dios te ha dado gracia. Ahora ten gracia con los demás. Necesitas perdonar a los demás porque la alternativa es la amargura. Los científicos nos dicen que el resentimiento es la emoción más insalubre que hay. Siempre te lastima más que a nadie. El resentimiento no va a cambiar el pasado, y no resolverá el problema. No te hace sentir mejor. De hecho, te hace sentir peor. “Asegúrense de que nadie deje de alcanzar la gracia de Dios; de que ninguna raíz amarga brote y cause dificultades y corrompa a muchos” (Hebreos 12:15). Necesitas mostrar gracia y perdonar a los demás porque Dios espera que lo hagas. Jesús dice que no podemos recibir lo que no estamos dispuestos a dar. Si dices: “Nunca podría perdonar a esa persona”, entonces espero que nunca peques. Si no tienes ganas de hacerlo, hazlo de todos modos, porque es lo correcto. La razón por la que a algunos de ustedes se les hace difícil perdonar, es porque no se sienten perdonados. Recibe el perdón de Dios y decide perdonar a quienes te han ofendido. No tienes que ser la mejor persona del mundo, solamente tienes que ser la mejor persona que puedas ser.


Martes 22 de septiembre | Lectura del día: Hechos 1:1-11 Tienes poder Pero cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán poder y serán mis testigos tanto en Jerusalén como en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra. Hechos 1:8 (NVI)

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sto es lo que hace diferente a la iglesia de cualquier otra institución, tenemos al Espíritu Santo.Telmex no tiene el Espíritu Santo. El gobierno no tiene el Espíritu Santo. Ninguna otra organización tiene el poder de Dios en ella. Dios no ha prometido Su espíritu para ayudar a alguien o a cualquier otra cosa, excepto a Su iglesia. Después de su muerte, Jesús se les apareció por cuarenta días, y les ordenó que no se alejaran de Jerusalén y que esperaran la promesa del Padre (Hechos 1:3-4). Él dijo, “tengo algunas cosas para que hagan, yo voy a regresar al cielo, pero no se atrevan a tratar de hacerlas hasta que tengan el poder en ustedes.” De la misma manera, es el Espíritu Santo quien va a darte la energía que necesitas para hacer lo que Él quiere que hagas. Jesús vuelve al cielo después de cuarenta días, y en los siguientes diez días, todo lo que hace la gente es esperar. Se reúnen y esperan y oran, esperan y oran, y esperan y oran, para que el Espíritu de Dios les dé el poder que ellos necesitan para la vida que Él quiere que vivan. Aquí está la conexión. La cantidad de energía espiritual que tienes en tu vida está en proporción directa a la cantidad de tiempo que pasas en oración. Mucha oración, mucho poder. Poca oración, poco poder. No hay oración, no hay poder. Si no oras, te garantizo que no vas a ver ningún milagro en tu vida. No vas a ver ningún poder sobrenatural en tu vida. No tienes la energía para hacer todo lo que Dios quiere que hagas. La oración es el punto de conexión. Es el punto donde obtienes el poder. No tienes que ser la mejor persona del mundo, solamente tienes que ser la mejor persona que puedas ser.

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Miércoles 23 de septiembre | Lectura del día: Hechos 2:1-42 Utiliza tus dones En efecto, la promesa es para ustedes, para sus hijos y para todos los extranjeros, es decir, para todos aquellos a quienes el Señor nuestro Dios quiera llamar. Hechos 2:39 (NVI)

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n tiempos bíblicos, no existía tal cosa como lo que estamos haciendo ahora, donde un hombre le habla a un grupo enorme. Eso no sucedía. No había audiencia. No había espectadores; sólo participantes. No había ningún consumidor cristiano que viniera a la iglesia, escuchara, fuera a casa y no hiciera nada acerca de eso. Todo el mundo era un colaborador. El público era un ejército. Los espectadores eran participantes. Cien por ciento de participación. Cada grupo de edad, cada raza, cada género, todas las etapas de la vida. Era multicultural, todos estaban involucrados. Cuando Pedro, lleno del Espíritu Santo se levanta, y en su mensaje cita al profeta Joel, él está diciendo: tus hijos e hijas van a proclamar Su mensaje, jóvenes y ancianos soñaran sueños y tendrán visiones. Hijos e hijas, jóvenes y ancianos, siervos y siervas. Pregunta: ¿a quién excluye? A nadie. Incluye a todo el mundo. Nunca eres demasiado viejo para ser usado por Dios. Nunca eres demasiado joven para ser usado por Dios. Tienes dones y habilidades y talentos que Dios ha puesto en ti. En estos tiempos tenemos que movilizar a cada persona, cada grupo de edad y cada género. Cada mujer se movilizará, al igual que cada hombre. Lo llamamos, cada miembro es un ministro. Tus hijos son ministros. Tu cónyuge es un ministro.Tú eres un ministro. No todos son un pastor, pero la Biblia dice que Dios llama todo el mundo. Así es cómo los primeros cristianos crecieron de ciento veinte personas a dominar el Imperio Romano en trescientos años. Sólo un pequeño grupo de personas. ¿Por qué? Porque todo el mundo estaba involucrado.Todo el mundo estaba incluido. Así que, usa tus dones para que hagas lo que Dios quiere hacer con tu vida para sus propósitos. No tienes que ser la mejor persona del mundo, solamente tienes que ser la mejor persona que puedas ser.


Jueves 24 de septiembre | Lectura del día: Miqueas 6:1-7 Dios te ha dado lo que es bueno ¿Con qué me presentaré ante Jehová, y adoraré al Dios Altísimo? ¿Me presentaré ante él con holocaustos, con becerros de un año? Miqueas 6:6

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l profeta Miqueas, un campesino pobre sin poder político ni realce sacerdotal, pero con un nombre que significa “Quién como Dios”, hará resonar sus palabras en medio de la triste y agobiante decadencia del pueblo de Israel. Su objetivo: desenmascarar la hipocresía y la injusticia social. Su mensaje nos confronta en tres aspectos: la justicia, la misericordia y la humillación. Como seres humanos, vivimos de forma desordenada y aun así deseamos recibir algo de parte del Señor. Es más, aún tenemos la osadía de presentarnos a Dios con ostento y prepotencia al afirmar que somos “cristianos”. El profeta pregunta ¿Con qué me presentaré ante Jehová, y adoraré al Dios Altísimo? Tal pregunta debería retumbar nuestros corazones y confrontar nuestro comportamiento y estilo de vida, y cuánto más sabiendo que como cristianos somos responsables de la justicia, misericordia y humildad ante Dios y el prójimo. Lastimosamente estamos viviendo tan solo una utopía cristiana. Si Dios te ha dado lo que es bueno, de seguro es para que lo disfrutes, pero la angustia y la vergüenza por causa de tu propio pecado no te están permitiendo disfrutar de tan grande salvación. ¿No crees que es tiempo ya de quitarte esa máscara de hipocresía y vergüenza, para que así Cristo haga de ti un nuevo ser? El ser cristiano trasciende, llevándonos a ser imitadores de Jesucristo; por lo tanto, no te vanaglories de tus logros, sé humilde ante el Señor. Mientras más te quebrantes a ti mismo, más pronto entenderás la vida en abundancia que Jesús te quiere dar. Y entendiendo a Miqueas, es tiempo de vivir haciendo justicia, la misma que tiene que ver con nuestro comportamiento adecuado en la vida, familia y estructura comunitaria. Solo entonces podremos observar las necesidades del prójimo y amar misericordia, en empatía con la tristeza, el dolor y angustia en responsabilidad social, este es el acto más especial de humillarnos en adoración ante Dios. No tienes que ser la mejor persona del mundo, solamente tienes que ser la mejor persona que puedas ser.

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Viernes 25 de septiembre | Lectura del día: Miqueas 6:8-16 ¿Qué pide Dios de ti? Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios Miqueas 6:8

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l Juez pide sentencia al acusado, pero antes de ello le dice que haga memoria de sus acciones y cómo han usado la misericordia de su Padre de forma inadecuada. Así confronta Miqueas a Israel, el grito resonante en los corazones de cada uno de los que escucharon: “y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios”. ¡Qué cuadro más emocionante y a la vez más confortativo para la vida de aquellas personas! Hacer justicia va más allá de un cumplimiento de leyes o normas. Es el grito en tu interior que hace de ti entender la vocación y propósito por el cual existes, es perdonar a aquellos que han hablado en tu contra, es vencer tus limitaciones al decirte a ti mismo soy hijo de Dios. La justicia en ti te revela lo que es malo y desagradable. Lo triste es que tú te das cuenta y percibes que esa realidad de maldad no sólo está afuera, sino está dentro de ti. Sabes bien que el primero en cambiar eres tú, sabes que el primero en ser juzgado por sus pasiones desordenadas eres tú, pero, eres el primero en juzgar, en apuntar con un dedo para acusar al marginado, al débil y así destruirlo inmisericordemente. No te importa el perdonar y menos el pedir perdón, deseas que Dios haga justicia con tus enemigos, pero tú no eres justo primeramente, ¿no crees que el primero en ser juzgado antes que los demás eres tú? Miqueas llama a Israel hacer el cambio, a mirar lo que han hecho mal y aprender a vivir y hacer justicia. Cuando entendemos tan grande responsabilidad emprenderemos el camino verdadero de redención. Mientras más humano seamos, más divino será nuestro reflejo. Emprende hoy mismo el cambio a ser y hacer justicia. No tienes que ser la mejor persona del mundo, solamente tienes que ser la mejor persona que puedas ser.


Sábado 26 de septiembre | Lectura del día: Salmos 32:1-7 Si confiesas tus pecados, Dios te perdona Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová;Y tú perdonaras la maldad de mi pecado. Salmos 32:5

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l Salmo 32 fue escrito como declaración de restauración y perdón. David es un hombre común y corriente y lleno de pecados como nosotros, pero él conoció el sufrimiento percibido como castigo y la alegría por la restauración dada por Dios. Cuando una persona guarda silencio ante su pecado su cuerpo sufre y su alma envejece (Salmos 32:3-4) y claramente podemos observar la destrucción de su vida, su familia y sus seres queridos, ya que el pecado afecta también su entorno. Dicho en otras palabras, si tú pecas no solo te afectas a ti, sino también a los que te rodean; pero cuando declaras tu pecado, recibes la gratitud y gozo del perdón de Dios (Salmos 32:5). ¿Acaso no hay más grande felicidad y gozo que recibir la restauración, benevolencia y perdón de tu Creador? Pues éste es el desafío que Dios nos muestra a través de David en este pasaje. La experiencia del perdón que David nos muestra, es la de un hombre que vive la dicha increíble del amor y misericordia de Dios. El perdón se trata realmente de una nueva realización de trasformación de vida, un cambio de mente y acción, no sólo de algo temporal sino de un proceso que se va construyendo diariamente. Como un artesano que toma el barro y poco a poco va formando una obra de arte, así es Dios con nosotros, cuando confesamos nuestros pecados: es fiel y justo para perdonarnos y lo mejor de todo librarnos de todo mal (1 Juan 1:9). Dios va construyendo en nosotros una nueva criatura, y va cambiando nuestra existencia. Cuando analizas tu vida, probablemente te encuentres que estás lleno de pecados que no has confesado, esos te han ido agobiando y produciendo miedo y dureza de corazón. Por esa causa cada día te sientes inferior, piensas que nunca estás a la altura, ni lograrás tus más grandes sueños. Si ello te ha llevado a quebrar tu relación con Dios, es tiempo de restaurarlo como lo hizo David. No tienes que ser la mejor persona del mundo, solamente tienes que ser la mejor persona que puedas ser.

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Domingo 27 de septiembre | Lectura del día: Salmos 32:8-11 Renueva tu entendimiento Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; sobre ti fijaré mis ojos. Salmos 32:8

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e invito a pensar en esta pregunta: ¿Realmente Dios tiene el control pleno de mi vida? Probablemente tu respuesta sea afirmativa; sin embargo, cuando uno medita sobre la trascendencia de la misma, quizás no estás siendo sincero del todo, ya que hay áreas que no deseamos que sean reveladas o que Dios tome el control de ellas. Qué interesante afirmación de parte del salmista. Si Dios es tu Guía, entonces será también tu Amo, tu Dueño, tu Señor. En todo lo que haces o te dispones a realizar, es necesario por tanto transformar tu manera de pensar y renovarla en el entendimiento que sólo Dios te quiere dar (Romanos 12:2), y tal renovación de nuestro entendimiento es el paso fundamental de todo cristiano. Dios desea transformar nuestra forma de pensar porque solo así nuestra manera de vivir será diferente. No hay duda de que el camino que nos traza Dios es perfecto. ¿Recuerdas cuando te despertaste y tu primer pensamiento fue adorarle a Dios? En ocasiones esto no ha sucedido, ya que cualquier otra preocupación del día ha invadido nuestra mente causando preocupación y por ende en lugar de “buscar primeramente el Reino de Dios y su justicia”, intentamos con nuestra fuerza y conocimiento solucionar lo que nos agobia, y cuando nos damos cuenta, aquella agonía aumenta y entramos en desesperación. Ello se debe a que en vez de buscar la ayuda de Dios simple y llanamente hemos seguido nuestros propios caminos. Recuerda, nuestro entendimiento está entenebrecido y no nos deja mirar lo que realmente nos lleva a la realización plena. David entendió claramente que si seguía su camino, este le llevaría a la muerte y destrucción, por ello nos dice que Dios es el único que nos hará entender el camino que debemos seguir. El Señor quiere guiar tu camino, así que, no le cierres las puertas de tu corazón, y permítele que entre en tu vida, te trasforme y guie tu ser. No tienes que ser la mejor persona del mundo, solamente tienes que ser la mejor persona que puedas ser.


Lunes 28 de septiembre | Lectura del día: Jeremías 31:27-34 Tus malas decisiones te hacen sufrir Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo Jeremías 31:33

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l profeta Jeremías, cuya fidelidad y continua intimidad con Dios, sellado por el sufrimiento, nos lleva a una de las más grandes revelaciones de Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón. Qué hermosa es la experiencia de vivir la dicha del perdón de Dios, pero aún mas es la de vivir la plenitud de su salvación, esto apreciado en el cuidado íntimo de Su amor. Dios nos ama en gran manera y no desea que ninguno de nosotros sufra, pero nosotros por tomar malas decisiones, por no permitir que Su Palabra abunde en nuestra mente y no sellar su ley en nuestro corazón, nos abandonamos a nuestra suerte, viviendo vidas desordenadas, abusando de nuestro libre albedrio, y como consecuencia, sufrimos. Dios quiere que el ser humano disfrute la vida abundante que Él le dio. Los israelitas se dejaron llevar por la avaricia y por su corazón duro no quisieron sellar en su vida la Palabra de Dios. Ello les produjo una vida llena de derrotas y desolaciones constantes. Jeremías es la voz que clama ¡basta ya! Arrepiéntete oh Israel, ¿hasta cuándo vas a seguir así? Misma expresión que deberíamos hacernos cada mañana al levantarnos y confrontar nuestra vida. Amado, es tiempo de escuchar la voz de Dios y vivir en comunión con Él. Empieza hoy reorganizando tu vida, lee, medita y escudriña la Palabra de Dios, clama en oración, que sea Él mismo que la grabe en tu mente y lo selle en tu corazón, anticípate a hacer la voluntad de Dios y ten por seguro que Él te mostrará cosas grandes y ocultas que aún no has experimentado, tal como afirmaría más adelante el mismo profeta Jeremías. No tienes que ser la mejor persona del mundo, solamente tienes que ser la mejor persona que puedas ser.

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Martes 29 de septiembre | Lectura del día: Lamentaciones 3:19-27 Dios no se olvida de ti Acuérdate de mí aflicción y de mi abatimiento, del ajenjo y de la hiel. Lamentaciones 3:19

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l pueblo de Judá estuvo bajo el yugo de Babilonia, y eso hizo que el profeta Jeremías estuviera afligido por lo que le había sobrevenido a su muy amada nación. Sin embargo, muchos de ellos no reconocieron su mal, y aun así esperaban salir de su aflicción. No estaban conscientes de que sólo cuando reconocieran que las cosas no estaban bien podrían sobrellevar el sufrimiento y tener esperanza de una redención. Tenemos un gran desafío por delante: reconocer que estamos pasando por problemas y dificultades, no negando nuestra realidad, recordar que lo que estamos viviendo hoy es real. No nos mintamos a nosotros mismos sobre nuestra realidad pensando o declarando que los que servimos a Dios no pasamos por aflicción. Jeremías clama a gran voz: “Acuérdate de mi aflicción y de mi abatimiento”. Sin duda que en esta frase se puede apreciar el sufrimiento vivido y la desesperación de un cambio, pero en ocasiones un abrazo o un “todo va a estar bien”, no es suficiente. A pesar de ello, siempre hay esperanza, por eso debemos saber que algo bueno siempre está por llegar porque nuestra esperanza está en Dios (Salmos 62:5) y que nuestro Todopoderoso es suficiente, Él es todo lo que necesitamos en medio de la aflicción. Jeremías trajo a su memoria la esperanza de lo que Dios había hecho. En este día que probablemente estés pasando momentos de angustia o quizá conoces de alguien que está viviendo sufrimientos, tengamos ánimo y confiemos, porque Dios tiene en mente algo especial con nosotros (Jeremías 29:11, 1 Corintios 2:9). Este periodo de sufrimiento permite que Dios pula y moldee tu vida. Por tanto, tengamos fe al punto que pueda ver en nosotros que somos creyentes determinados a confiar en Dios, caminando y viviendo nuestra vida con esperanza. Dios nos tomará con Su diestra y nos levantará de en medio de la angustia. No tienes que ser la mejor persona del mundo, solamente tienes que ser la mejor persona que puedas ser.


Miércoles 30 de septiembre | Lectura del día: 1 Pedro 1:13-16 Somos llamados a ser santos Sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir. 1 Pedro 1:15

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n las iglesias de las diferentes provincias del Imperio Romano, los cristianos que venían de una herencia pagana (adoración a varios dioses y estilos de vida desordenados), abandonaban sus prácticas para aceptar la fe cristiana. Sin embargo, algunos mantenían sus hábitos y prácticas aun siendo cristianos, por lo que el apóstol Pedro los confronta a tener un estilo de vida ejemplar en santidad. La pasión por Cristo es un referente constante de la vida de los apóstoles, pero su celo por una vida santa en crecimiento constante hacia la madurez era su objetivo, el mismo que deberíamos tener nosotros. La santidad tiene el significado de separado con un propósito especial; por ende, los que han aceptado a Cristo son separados para la construcción del Reino de Dios aquí y ahora en este mundo lleno de maldad. ¿Cómo podemos ser santos? ¿Acaso el pecado no nos limita y corrompe constantemente nuestro ser y nos seduce a codiciar, mentir, engañar, blasfemar, etc.? Como seres humanos, sí hacemos estas cosas, porque estamos en este mundo, pero hay algo que nos dirige hacia el camino de la santidad. En primer lugar, hemos de entender que la santidad no es algo innato en nosotros, pertenece a Dios y que, por ende, llegamos a ser santos porque Dios es santo. Pero ese privilegio se obtiene por la sangre preciosa de Jesús, ya que Él se ofreció a sí mismo para limpiar nuestras inmundicias y conciencias muertas (Hebreos 9:12). En segundo lugar, el estudio y conocimiento de la Palabra, porque la palabra de Dios santifica. Jesús pidió al Padre que nos “santifique con su verdad porque Su Palabra es verdad” (Juan 17:17). En tercer lugar, entendamos también que el Espíritu Santo también nos santifica (Juan 20:22). Permitamos que la sangre de Cristo nos limpie, estudiemos y vivamos la Palabra de Dios, y tengamos intimidad por medio de la oración para que seamos llenos del Espíritu Santo, porque “como Aquel que nos llamó es santo, seamos también nosotros santos en toda vuestra manera de vivir”. No tienes que ser la mejor persona del mundo, solamente tienes que ser la mejor persona que puedas ser.

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