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RESILIENCIA Y

La temporada de San Valentín es el momento de los angelitos en la oficina, júbilo, y expectativa por las nuevas metas. Pero esta temporada puede también tener un lado oscuro, e incluso particularmente doloroso para ciertas personas. Es este el escenario donde quedan al descubierto vacíos emocionales, sobre todo aquellos casos de duelos no resueltos y ataduras al pasado. Es San Valentín cuando muchos reciben bombardeos constantes y comentarios despectivos con relación a su apariencia física, imagen y estado civil.

Para muchas personas San Valentín es el momento de lucir una pareja, y de no hacerlo, estarías fuera de lo que se considera adecuado o “normal”, por lo que proceden a ejercer presión a través de preguntas indiscretas, comparaciones, e incluso amenazas como “si sigues así te quedaras jamona/solterón. Es también el momento en que muchos ex aparecen ofreciendo falsas esperanzas y promesas vacías, o peor aún, el momento de tener que ver como todo el mundo avanza en su vida amorosa y tú no.

No debemos subestimar ni pensar que son nimiedades, es válido reconocer lo difícil que puede llegar a ser esta temporada, validemos lo difícil que es sentirse solo, lo doloroso que es sentirse inadecuado o rezagado. Si, la verdad es que puede llegar a ser muy difícil.

Para atravesar sanamente esta situación, es importante que reconozcas y valides lo que estas sintiendo. A veces el dolor llega mucho después del golpe, no importa si tienes mucho tiempo en el mismo lugar o de si hay personas pasando por peores cosas, tienes derecho a defender como te sientes. Es necesario contar con una solida red de apoyo, que te brinde contención sin juzgarte, pero sobre todo es importante que empieces a practicar el amor propio. Se empático contigo mismo, satisface tus necesidades emocionales y físicas, ten un tiempo para disfrutar tu compañía, y permítete dejar atrás lo que te vincule al pasado.

Si estás pasando por un mal momento, tal vez puedas beneficiarte de recibir ayuda terapéutica. Está bien no estar bien, y no hay nada más difícil que estar emocionalmente roto y pretender que no lo estás. Ir a terapia es también un acto de amor propio.

Por Karem N. González, MA. Psicóloga clínica especializada

en

Psicología de la Salud y Terapia Familiar Sistémica

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