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RECORRIDO FOTOGRÁFICO POR MARFIL

El recorrido inicia en el Templo del Agua y concluye en la Presa de Los Santos (Imagen 1) Iniciamos el recorrido en el lugar cercano a una de las haciendas de beneficio, Casas Blancas, como otras, en el Real de Marfil de Santiago que con el fin de llevar a cabo el culto religioso, se levanta una pequeña capilla, como es el caso del Templo del Señor del Agua, la historia nos habla de que en el siglo XVII, ahí se veneraba a Jesús Crucificado, una escultura conocida como Divino Redentor, a la que posteriormente se le conoce con el nombre de El Señor del Agua. A partir de la segunda mitad del siglo XX, se interviene re estructurando y ampliando la antigua capilla para el culto hasta la actualidad . Este templo se comunicaba con las haciendas de beneficio y el propio Guanajuato a través del Camino de abajo o calzada de Marfil, del cual se inicia la construcción en 1866, suspendiéndose labores por la aproximación de las fuerzas republicanas, retomándose los trabajos hasta 1871, llegando en el año de 1876 hasta la plaza de aquel mineral. En 1878 se construye el tramo inmediato a la Parroquia de abajo.

Se construyen primero el Templo de San José y Señor Santiago, cuya fecha de fundación se asegura anterior a 1615; siendo en el año de 1641, al practicar su visita pastoral el Obispo de Michoacán Fray Marcos Ramírez del Prado, quien acuerda la construcción de una nueva parroquia, terminando su construcción en 1657. El templo del Señor Santiago o parroquia de abajo fue retirado del culto a raíz de las terribles inundaciones de 1902 y 1905, y cuya fachada se encuentra ahora en la Universidad de Guanajuato desde 1947. Volviendo a las vías de comunicación, por el peligro que representaba el antiguo camino de abajo en temporada de lluvias, en el siglo XVIII se propuso la construcción de un nuevo camino, siendo hasta el siglo XX que se construye el Camino nuevo o camino de arriba, el cual se concluye en 1939 cuando se rectifica el trazado de la carretera asfaltada Guanajuato-Silao, se aprovechó uno de sus tramos, el que comprendía entre el crucero del ferrocarril y la antigua estación de Marfil.

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A la orilla del dicho camino se ubica el Templo de San José y Purísima Concepción, donde se encontraba anteriormente la capilla del Hospital de indios, dicho templo fue terminado el 2 de diciembre de 1757.

El 20 de marzo de 1874, se coloca el reloj del templo del Hospital en Marfil por empeño del señor cura D. Antonio Pompa, y se estrena un altar mayor el 2 de mayo de 1875.

Siguiendo el camino de arriba nos encontramos con la presa de los Santos o presa del Camino Nuevo, construida en el siglo XVIII la cual se compone de ocho pilares sobre los cuales se asientan esculturas de cantera rosa, donadas por las haciendas de beneficio a las que abastecía de agua.

Recorrido Fotografico Por Los Barrios De Tepetapa Y Pardo

El recorrido que haremos a manera de crónica es en el presente, sin embargo, nos haremos acompañar de las imágenes que fueron tomadas, la más antigua en 1880, o sea hace 134 años y la más reciente a mediados del siglo XX, es decir hace cerca de 65 años.

Empezamos por recordar que en la época colonial, los cementerios por lo regular estaban asociados a los templos, por ejemplo, el cementerio adjunto al templo de Belen que estaba por lo que ahora es la calle de Mendizabal, el cementerio del templo de San Roque que al parecer hasta 1861 estaba frente a una gradería circular que se ubicaba en lo que ahora son las escalinatas de la entrada al templo; o el cementerio del templo de San Sebastián, que todavía existe como inmueble histórico, aunque sin uso; sin embargo, los panteones municipales se construyeron “fuera de la ciudad” hasta el siglo XIX, por ejemplo muy cerca del cerro Trozado en una calle diagonal se construyó el Panteón de Santa Paula, inaugurado en 1861, desde donde se puede observar, antes y ahora, una amplísima panorámica de la ciudad de Guanajuato; bajando del panteón se encuentra la emblemática calzada de Tepetapa uno de los primeros asentamientos de Guanajuato, donde cruza uno de los callejones que también lleva a la calzada del Panteón conocido como el callejón del Espejo, desde donde también se puede apreciar la ciudad de Guanajuato; justo en la parte superior del patio de la antigua estación de Ferrocarril en Tepetapa donde no podían faltar los tranvías de tracción animal de Guanajuato, que por cierto, debieron ser la atracción en las fiestas del primer centenario de la Independencia en 1910, aunque se habían instalado en Guanajuato desde finales del siglo XIX; cabe recordar que la estación de ferrocarril en Tepetapa fue inaugurado el 16 de septiembre 1908 para lo cual hubieron de construirse unos monumentales muros de contención de piedra y destruidos un considerable número de casas de los barrios de Tepetapa, Maromero, Pasamano y Ave María; mientras que en Marfil había llegado el ferrocarril el 21 de noviembre de 1882. Muy cerca de la antigua estación de ferrocarril se encuentra el callejón de Tamazuca, antiguamente escalonado, que al subir se puede observar una panorámica de la ciudad de Guanajuato destacando la Alhóndiga de Granaditas y el lugar donde antiguamente estaba la Hacienda de Flores, posteriormente la Central de Autobuses y ahora está la Comercial Mexicana; y muy cerca de Tamazuca, donde inicia la calzada se encuentra del Puente de Pardo o Puente de Tepetapa, que aunque inicia su construcción en 1830 como la salida al “camino de arriba” para llegar a Marfil, no se terminó su construcción sino hasta el 26 de diciembre de 1835.

Bajando por la calle conocida como Banqueta Alta llegamos a un Jardín y el Paseo de El Cantador donde probablemente en las primeras décadas del siglo XX se encontraba uno de los abastos municipal de carne; frente a la calle, se había construido la fuente del jardín El Cantador y un kiosco; se atribuye su nombre a un personaje llamado José Carpio, mejor conocido como “El Cantador” que a mediados del siglo XVIII se convirtió en propietario en una Zangarro en el predio que en el siglo XIX sería ocupado por un paseo y un parque, y es en 1854 cuando se inician los trabajos de la alameda del jardín y se terminan hasta 1861, mientras que en 1862 se coloca la fuente, en 1868 se construyeron cuatro glorietas y se entubó el agua que venía de la Presa de Pozuelos; por su parte, el diseño de las entradas al parque y su polígono se atribuyen al arquitecto Luis Long en 1896.

RECORRIDO VISUAL POR LOS BARRIOS DE SAN ROQUE, EL VENADO Y LA BOLA

Hemos llegado a la parte central del recorrido visual y entramos a la actual esquina de la avenida Juárez y calle 5 de mayo por donde circulaban en el pasado los carruajes del tranvía de tracción animal y nos encontramos dos momentos históricos continuos, el primero es la década de 1910, conservaban las edificaciones de mediana altura desde donde se podía observar la cúpula del Templo de Belén que es un inmueble colonial, que inició su construcción en 1735 por un religioso y arquitecto llamado José de la Cruz, frayle betlemita, orden que tuvo su última celebración en Guanajuato el 24 de diciembre de 1810; y el segundo momento histórico, en la década de 1920 cuando ya se había construido un alto edificio donde se encontraba el antiguo Cine Reforma en la planta baja y la Cigarrera Mexicana en la planta alta, que fue una construcción que contrastó con la arquitectura decimonónica existente alrededor de la Plaza Gavira, que dicho sea de paso, fue radicalmente modificada, en las primeras décadas del siglo XX; frente a la plaza se encuentra un acceso a la parte alta que es el callejón de las Ánimas custodiado por dos inmuebles históricos; unos pasos más adelante, nos encontramos con el monumental Mercado Hidalgo, que se construyó en 1909, se inauguró en 1910 como parte de los festejos porfiristas del primer centenario de la independencia y se puso al servicio del público guanajuatense en 1911, siendo el diseñador de la portada y pórtico de la entrada, el arquitecto del porfiriato, Antonio Rivas Mercado y construido por el arquitecto Ernesto Brunel; obviamente que para construirlo hubo de entubarse una buena parte del Rio Guanajuato, que es una antecedente de la calle subterránea, como se le conoce ahora, hubo de desaparecer la plaza de toros y muchas edificaciones antiguas que había en esos predios.

Subiendo por la calle Mendizabal, donde habitualmente se instalaba en el pasado un mercado al aire libre, se llega a la calle de pocitos y 28 de septiembre de 1810, justo en ese lugar se encuentra la monumental Alhóndiga de Granaditaa que fue construida para sustituir la de la calle Alonso a finales del siglo XVIII y los primeros años del siglo XIX, que ahora es un símbolo de la revolución de Independencia; a unos pasos siguiendo por la calle de Positos hay una bifurcación que da al callejón de la Galarza que lleva hacia el templo y plaza de San Roque y poco antes se puede bajar por el callejón de Cañitos que da al jardín Reforma que tienen un pórtico de acceso escalonado por la avenida Juárez que en el pasado fue un mercado al aire libre lo mismo que la plaza de San Roque y la plaza de San Fernando que se puede llegar por el callejón Independencia o por el Callejón del Ramillete; y cerca de ahí de nuevo la avenida Juárez frente a la plaza de Los Ángeles desde donde se podía ver el antiguo comercio de la primera mitad del siglo XX, El Ancla de Oro, ahora convertido en un restaurante transnacional de comida rápida frente a la Casa Anita, a la entrada de la plaza de San Fernando; de la misma plaza de Los

Ángeles, pero en dirección contraria se encuentra uno de los callejones de la plaza de San Fernando, antigua calle Libertad, que hace esquina con la avenida Juárez. La plaza de Los Ángeles es también la referencia para una red de emblemáticos callejones empezando por el callejón del Beso que cruza con el callejón de Patrocinio que a su vez cruza en un sentido el callejón de San Cristóbal, que subiendo la cuesta lleva al callejón de Peñitas; bajando de nuevo, arriba del callejón del Venado está el emblemático callejón de Pajaritos que se conecta con el callejón de Calixto que justo te conduce a la parte superior de la subida de la Mula donde se puede ver una extraordinaria panorámica de la plaza de Los Ángeles.

RECORRIDO FOTOGRAFICO POR LOS BARRIOS DE LA PLAZA DE LA PAZ, POSITOS, LOS HOSPITALES, LA ALAMEDA, CARCAMANES, MEXIAMORA Y POTREROS

Desde el callejón de Calixto directamente o bajando por la avenida Juárez, se accede a la calle Alonso y pasando el callejón de La Luz llegamos al callejón de La Estrella desde donde se puede observar el emblemático templo de San Diego fundado por la orden de los franciscanos descalzos también conocidos como dieguinos, al amparo de San Pedro de Alcántara, construido en el siglo XVII, inundado en 1780 y reedificado en 1787; en esta calle de Alonso estuvo el Mesón de San Antonio como lugar de hospedaje y la antigua Alhóndiga, como era conocido el almacén de granos; y en el siglo XIX el estudio fotográfico de Vicente Contreras; subiendo por el callejón de la Estrella se llega a la plaza de La Paz donde se encuentran un considerable número de edificaciones, por ejemplo a la bajada de la plaza hacia el callejón de la Condesa se encuentra el palacio legislativo que antiguamente fue ocupada por el Marqués de San Clemente y Conde de Valenciana y en 1897 por las oficinas del Gobierno del Estado, que fue demolido e iniciado su construcción como ahora lo conocemos en 1900, por el arquitecto Luis Long, auxiliado por pintores, pavimentadores y ebanistas.

En la plaza de La Paz, antigua Plaza Mayor, como se le llamaba en el pasado, ahí se encuentra también la Parroquia o Basílica Colegiata de nuestra Señora de Guanajuato, concluida en 1679 y terminada su ampliación hasta el 10 de diciembre de 1878; en esta plaza Don Benito Juárez declaró a la ciudad de

Guanajuato capital de la República en 1858; y también estuvo el estudio fotográfico de Vicente Contreras en el siglo XIX justo en la esquina del callejón de Los Zapateros, como se le llamaba al callejón del Estudiante; a un costado de este callejón se encontraba el antiguo Banco Nacional de México reedificado con portada neoclásica en 1896; frente a este callejón, se encontraba una fuente que en 1893 fue trasladada a la Plazuela del Baratillo sustituida por la estatua de La Paz en 1897, estatua que fue inaugurada por Don Porfirio Díaz hasta el 27 de octubre de 1903; hay que destacar que la Plaza Mayor en los siglos XVIII y XIX fue un gran mercado al aire libre, pero también el lugar donde vivían las familias pudientes de la época colonial y decimonónica como de los Marqueses de San Clemente, del Conde de Valenciana, del Conde de la Casa Rul, de los Condes Pérez Gálvez, de la familia Alamán, de la familia Chico, entre otras. Hay que subir el callejón del Estudiante, antigua calle de los Zapateros para llegar al callejón de Los Hospitales que conduce al emblemático cerro del Cuarto y a la calzada de Guadalupe.

Bajando por la calle Lascurain de Retana, antigua calle de Cereros se llega a la Plazuela de la Compañía y nos encontramos con el templo de la orden jesuita que inicia su construcción el 31 de Junio de 1747 por el arquitecto Don Felipe de Ureña, aunque desde 1703 venían siendo apoyados por los propietarios de las minas de Rayas y Peñafiel, sobre todo de doña Josefa Busto y Moya, quien desde el principio ofreció la donación para el Colegio Jesuita, pero también de Don Pedro Lascurain de Retana, rico minero de Guanajuato, Colegio que más tarde, en el siglo XIX funcionó como Colegio del Estado en la casona contigua al convento y al templo; pero que fue destruida a mediados del siglo XX, por una decisión de estado, que decide la edificación de un monumental inmueble donde se alojaría la Universidad de Guanajuato, que transformó radicalmente la imagen urbana colonial y decimonónica de la ciudad; habiendo sido fundada en la casona del Colegio del Estado durante el primer congreso universitario instalado el 16 de mayo de 1945; enseguida de la plazuela está el callejón de San José donde se encuentra el templo del mismo nombre inicialmente construido como capilla a principios del siglo XVIII , reconstruida en el siglo XIX cuando se concluye la reedificación y decoración el 19 de marzo de 1820; más arriba sigue el callejón de Carcamanes desde donde se puede ver una parte de la cúpula del

Templo de la Compañía; bajando hacia la Plazuela del Baratillo que en el pasado fue utilizado como una mercado al aire libre, originalmente sin la fuente, fue utilizado como punto de encuentro de calles y callejones; frente a ella a mediados del siglo XX se encontraba la emblemática cantina El Incendio, en la planta baja de una vieja casona muy concurrida en el pasado por guanajuatenses y estudiantes universitarios, sobre todo en los fines de semana; pero que fue destruida para construir un pasaje, otra vez, modificando radicalmente la imagen urbana decimonónica y colonial del lugar.

Muy cerca se encuentra el emblemático Jardín de la Unión que en la época colonial fue la plaza de San Diego, pero que en 1836 se plantaron los primeros árboles, en 1861 se construyó lo que ahora es el jardín, pero con calles laterales, reinaugurado el 16 de septiembre de 1883 con el emblemático kiosko, las bancas de fierro forjado y los faroles con luz eléctrica; en la esquina de una de las calle laterales se encuentra el edificio del antiguo Banco de Guanajuato inaugurado en 1912; hay que cruzar la calle de Alonso, pasar la Constancia y se llega a dos pintorescos callejones, el callejón de San Cayetano y el callejón Salto del Mono; regresando al Jardín de la Unión, a un costado del templo de San Diego se encuentra el monumental Teatro Juárez construido sobre todo para las élites y sectores medios guanajuatenses, un predio que en el pasado colonial perteneció a la Hacienda de Los Menores, una parte donada a orden de los dieguinos para la construcción del convento y la otra para la casa del capitán Don Juan de Sopeña, donde después estuvo la Casa de Moneda; más tarde, en el siglo XIX estuvo en ese lugar el Hotel Emporio, hasta que se construyó el Teatro Juárez por el arquitecto José Noriega (1873-1875) suspendida por casi 18 años y reiniciada su construcción por el arquitecto Antonio Rivas Mercado y el ingeniero Antonio Malo (1893-1897), concluido en los primeros años del siglo XX.

Pasando lo que fuera la calle Allende saliendo del jardín de la Unión se llega a la calle de Cantarranas, se sabe que a un costado se encontraba en el siglo XIX y la primera mitad del siglo XX el estudio fotográfico de Don Romualdo García y de sus hijos; y al fondo se observa la cúpula de la Santa Casa de Lotero, donde originalmente, en el siglo XVIII había una casona y después una capilla, hasta que se construyó el Templo que conocemos ahora, con el apoyo de de Don Agustín Godoy, que se estrena el 8 de septiembre de 1854; subiendo por un costado del teatro Principal o por el callejón del Hinojo se encuentra la Plazuela de Mexiamora donde encontramos la fuente a ssu alrededores otro entramado de callejones como el callejón de Tanganitos y el callejón del Infierno.

Bajando a la plaza del Ropero, unos pasos más adelante se encuentra el Callejón del Campanero, un lugar muy simbólico, pues era la entrada a la ciudad del viejo Guanajuato durante la época colonial ahora conocido como el callejón del Tecolote, por donde ingresaron los insurgentes en 1810; al final de la época colonial, ahí se encontraba la casa del Intendente Riaño y posteriormente de Don Mariano Vallejo, que se accedía por la loma del callejón del Campanero, todavía en 1844 el callejón era una loma que fue rebajada por primera vez en ese año y nuevamente en 1848 por lo que hubo de construir un puente de acceso como prolongación del callejón del Tecolote, pues la entrada de las casas del callejón quedaron arriba de la altura del paso peatonal; muy cerca de ahí se encuentra el Callejón de los Potreros desde donde se puede ver el Templo de San Francisco que había sido fundado desde el siglo XVIII por la orden de los franciscanos pero que en 1848 se realizó la mayor parte de su construcción;

Para continuar al Paseo de la presa de la Olla hay que regresarnos al callejón del Campanero, seguir por la calle Sangre de Cristo que nos lleva al Paseo Madero conocido como de las Embajadoras, donde se encuentra una escultura que aparece en las imágenes como Fuente de la Libertad, aunque todo hace indicar que no se trata de la estatua de la libertad sino de la estatua de una mujer que simboliza la Constitución de 1857, y que originalmente se encontraba en la glorieta del Paseo de la Presa.

RECORRIDO FOTOGRÁFICO POR LOS BARRIOS DE SAN JERÓNIMO, PASTITA Y LA PRESA

En embajadoras, hay una bifurcación de caminos, uno que lleva a la presa de la olla y otro que pasa por el cementerio y Templo de San Sebastián que conduce a la Calle de Puertecito, que es la entrada donde se encuentran todavía los vestigios del antiguo Acueducto de Pastita muy cercano al lugar que ahora están las oficinas de la Comisión Federal de Electricidad. Regresando hasta el Cambio, justo en el lugar donde en el pasado, los carruajes del tranvía de tracción animal hacían el Cambio hacia el barrio de Pastita o continuaba por el paseo de la Presa; ahí se encontraba una gran arco del antiguo acueducto de la Hacienda de San Agustín, y que en el siglo XIX fue la entrada al paseo de la Presa y a unos cuantos metros adelante existía una capilla doméstica llamada de Santa Gertrudis que ya desapareció, pero que debió haber estado atrás de un edificio escolar que se encuentra justo en la curva de la plazuela Luis Donaldo Colosio y a unos cuantos pasos, teniendo también como escenario el cerro de la Bufa se encontraba un antiguo puente de madera, para cruzar el rio que venía desde la presa de la olla como muchos de los que hubo en Guanajuato, incluyendo seguramente los que hubo sobre el cauce del rio en el barrio de Pastita.

Todavía existen evidencias de casonas antiguas en el Paseo de la Presa como la que se encuentra en la subida del Molino, frente al antiguo hospital civil, ahora Escuela Normal, como muchas otras casonas, hasta llegar a la Glorieta del paseo de la Presa donde estuvo la llamada Fuente de la Libertad colocada en 1895, probablemente del escultor Jesús F. Contreras, que era el propietario de la Fundación Artística Mexicana, pero que fue sustituida por la monumental estatua del General Sostenes Rocha, frente al edificio del palacio de gobierno construido entre 1951 y 1953, con una arquitectura monumental, propia del símbolo del poder del estado; siguiendo por la calle Conde de Valenciana a lo largo del Parque Florencio Antillón, nos conduce a la Presa de la Olla donde se construyó la monumental Atalaya entre 1893 y 1895, que es una torre decorada que se convirtió en el símbolo de la presa, y que durante las festividades de la “apertura” se concentra la población en las calles laterales, en lo cerros y en el parque; una tradición que al parecer viene desde que se empezó a utilizar, por la necesidad de renovar el agua; dando vuelta a la presa; en el otro extremo la actual calle Marques de Rayas, en el pasado seguramente fue un camino de personas y de recuas que venía desde Calderones y del Cubo, con las cargas hacia la ciudad moderna del paseo de la Presa en el siglo XIX y primera mitad del siglo XX, y hacia la ciudad antigua de Guanajuato.

El paseo de la presa de la olla, podemos decir que desde una mirada histórica, urbana y arquitectónica, es la segunda ciudad de Guanajuato (la primera es la ciudad colonial y la tercera es la ciudad moderna del siglo XXI).

No debemos perder de vista que esta parte de la ciudad en el pasado era el inicio de un río que se conectaba con el que venía de Pastita que al juntarse en la gran cañada dio forma al río Guanajuato que tiene un segundo encuentro de dos ríos, uno que venía de las cañadas que ahora conocemos de San Javier y Cata, que juntas las aguas de estos cuatro caudales, además de innumerables caudales menores a lo largo de las laderas del río Guanajuato, nos llevan hasta Marfil y más allá.

Las primeras aguas, se retienen en la presa de la olla y en la presa de protección, la de San Renovato, aguas arriba, así que la construcción del paseo de la presa requirió en cada momento obras de urbanización en la canalización y suministro de agua; lo que la hace una historia muy peculiar: en un pasado lejano había un gran predio privado que se llamaba Rancho de la Olla y que posteriormente fue donado al Ayuntamiento; ahí se edificó la presa entre 1741 y 1749, y llenada por primera vez en 1747; en esa época, la población Guanajuatense anduvo entre 55 mil y 100 mil habitantes, si tomamos los rangos de varios autores, lo cual significa que Guanajuato no era un poblado ni una ciudad pequeña, y por lo tanto se presenta el problema del agua y de la sanidad, como un problema de salud pública.

A un costado de la presa se construyó una casa que sería por mucho tiempo la habitación del cuidador de la presa y que fue rehabilitada en 1827, utilizada después por los gobernantes en turno que acudían a la “Apertura de la Presa”. Es en 1795 cuando se construye la gran calzada de la presa de la Olla entre la antigua Hacienda de San Agustín en el barrio de San Sebastián hasta la Presa de la Olla, siguiendo el trazo de un camino existente desde épocas anteriores; donde transitarían con las carretas y mulas, los “aguadores urbanos” que nutrirían de agua a la población de Guanajuato, cuando todavía no se entubaba, por su parte, la llamada presa chica, que es la de San Renovato, se construyó como reserva en 1852; a finales del siglo XIX, en el mismo año que se construye la calzada, se edifica también la monumental Presa de la Esperanza, y el Ayuntamiento cancela el suministro de agua de la Presa de la Olla, coincidentemente el mismo año que se construye la Atalaya.

Camino abajo, en un lugar conocido como Rancho El Saucillo, cerca de lo que ahora son los callejones de Santa Gertrudis y El Saucillo, se edificó en 1866 un Hospicio de Niñas que alojó a los infantes que venían del hospicio de Belén, quedando bajo el auspicio de la orden religiosa Madres de la Caridad durante siete años.

El 8 de septiembre de 1870 se había iniciado la construcción de una capilla en el paseo de la Presa de la Olla, bajo la conducción de tres propietarios de casonas del lugar, entre los que se encontraba el presbítero Lucio Marmolejo, pero al parecer fue demolida en 1872 y reconstruida entre abril de 1873 y abril de 1875 por el gobierno del Estado, bajo la dirección del arquitecto José Noriega, tal como conocemos ahora el Templo de la Asunción con un reloj público en su torre que meses después se colocó; justo desde 1875 se construyeron los túneles de desagüe para terraplenar un extenso predio entre los dos caminos, que después se convirtió en el tercer parque arbolado de Guanajuato, el parque Florencio Antillón que fue diseñado por Froylán Jiménez, regidor y propietario de una de las casonas de la calzada de la Presa de la Olla, junto al Jardín Unión y el Parque del Cantador; sin embargo, en el Paseo de la Presa siguió quedando más adelante una parte descubierta del Rio, todavía muy larga que llegaba hasta lo que conocemos como Embajadoras; aunque en 1880 precisamente en este lugar conocido como El Cambio se ampliaron las calles donde cruzaba el acueducto que conducía de la noria de la Hacienda de San Agustín, convertido en un conflicto vial de carruajes de tracción animal que iban o venían a la Presa de la Olla y a Pastita.

A partir de 1883 el paseo de la Presa de la Olla inició la construcción de la ampliación de las banquetas, se concluyó con el desagüe de aguas negras hacia el túnel subterráneo que antes iba sobre el rio a cielo abierto, y se instaló el alumbrado público con aceite vegetal y petróleo; y más tarde, una obra ingenieril de grandes proporciones para la época fue el que realizó el ingeniero del porfiriato, Ponciano Aguilar, que construyó un túnel en lugar de mayor conflicto hidrourbano que conectó la antigua Hacienda de San Agustín con la Cañada del Coajín en una extensión de 1 mil 162 metros, que redujo el paso de las aguas que venían de la Presa de la olla y de Pastita.

El 27 de octubre de 1903, fue inaugurada la estatua de Miguel Hidalgo en el jardín que existe entre las presas de la Olla y de San Renovato, que fue elaborada en Italia, y que había permanecido almacenada en la ciudad de México por varios años, pues originalmente no tenía como destino a Guanajuato, finalmente, en 1909 se inaugura un moderno hospital en esta zona llamado Hospital Americano, en la conocida Casa de los Leones.

Sin detenernos en la construcción de las grandes casonas construidas por la clase política y la burguesía guanajuatense, que fueron muchas, este proceso de urbanización en la Presa y el Paseo de la Presa de la Olla, es el momento que más ilustra la modernización urbana integral que caracterizó al porfiriato en la ciudad de Guanajuato.

Recorrido Fotografico Panor Mico

DESDE EL CERROS DE SAN MIGUEL Y CAMINO A CATA

Cuando se construyó el primer tramo de la panorámica en la década de 1960 había la idea de que ese sería el límite de la ciudad; todo cambio desde entonces, pero el tramo del cerro de San Miguel tiene mucho significado histórico, pues fue en el pasado el camino de acceso a Guanajuato hasta lo que ahora es el callejón del Tecolote, pero también hasta la actual Calle de Sopeña. Quien pasaba por ese camino podía observar en toda su extensión la Villa de Santa Fe y Real de Minas primero y después una extraordinaria panorámica de la Ciudad de Guanajuato, uno de los puntos de observación era precisamente en las laderas del lugar donde actualmente se encuentra el monumento al Pípila, erguido más que con la antorcha en alto, con el puño en alto, esculpido y construido en la época cardenista, donde aún se puede leer la frase: “..todavía quedan muchas alhóndigas que incendiar…”, que al parecer fue motivo de una fuerte polémica con personajes ilustres pero también muy conservadores de Guanajuato.

En el otro extremo, entre la panorámica y el camino a Cata se encuentra un torreón semejante a los que existen en varios lugares de Guanajuato y que fueron durante el auge minero parte de las norias que se utilizaron para el suministro de agua a las haciendas de beneficio y la población, por ese camino pasaron alguna vez carruajes de tracción animal como tranvía a Cata por el camino hacia el Mineral y el Templo de Nuestro Señor de Villaseca; el mineral inició en la época colonial y forma parte de la Veta Madre que dio riqueza abundante a los españoles que colonizaron la región y posteriormente a las compañías extranjeras que la explotaron, como The Guanajuato Reduction and Mines Company; mientras que el templo a inicios del siglo XVIII era ya una capilla y al final de ese mismo siglo ya se estaba construyendo el templo como le conocemos ahora, aunque se dice que fue en 1825 cuando se estrena.

Esta fue una crónica en el orden en que aparecen las fotografías históricas y actuales en un recorrido visual que vale la pena recorrer.

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